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Todo intercambio es sinónimo de riqueza
Un diálogo con el traductor de la novela Trece pasos de Mo Yan
Por WANG BOWEN
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EL 11 de octubre de 2012, cuando el escritor chino Mo Yan se alegraba al recibir la noticia de que había ganado el Premio Nobel, dos ojos en el lejano continente europeo también estaban atentos a la concesión de este galardón. Ese español se llama Juan José Ciruela, quien después de enterarse de la noticia investigó un poco sobre la carrera literaria del nuevo Premio Nobel. Sin embargo, su relación con Mo Yan no acabaría ahí. Tres años después, se publicó la versión en español de la novela Trece pasos, con la traducción del propio Ciruela.
Traducción directa del chino
Al referirse a la traducción de la novela Trece pasos, Ciruela dice que fue un reto interesante. Tras la obtención del Premio Nobel, muchas obras de Mo Yan fueron introducidas a España, pero la mayoría de ellas habían sido traducidas primero al inglés y luego de ese idioma al español, por lo que mucha información original se perdía. Por eso, cuando la editorial española Kailas se puso en contacto con Juan José Ciruela para que tradujera Trece pasos directamente del chino, él aceptó inmediatamente, ya que también quería hacer una pequeña contribución a la difusión de la literatura china moderna, aunque esto le supusiese mayores dificultades, sobre todo porque le pedían que la traducción no tomara demasiado tiempo.
Trece pasos es una novela que utiliza el arte de lo absurdo para describir la situación de los intelectuales y la vida social en la China de la década de 1980. Adopta un tono irrealista, mezclado con una atmósfera de magia, de exageración y de monólogo interior. Para Ciruela, el proceso de traducción no fue siempre viento en popa.
“Encontré diversas dificultades, especialmente al principio de la tarea”, menciona el traductor en diálogo con China Hoy. “Esta novela, particularmente, necesita de un proceso de lectura previo en el que el traductor se acomode a la trama y a los personajes, dado que al principio resulta difícil introducirse en ese mundo, a veces irreal, que la novela plantea constantemente. Así que leí la novela primero en chino poniendo atención en todos esos detalles y en cómo se podría traducir todo eso de una forma que el lector español entendiera”.
Para Juan José Ciruela, el criterio más importante a la hora de traducir es la fidelidad al texto original. Es cierto que no siempre se puede ser estrictamente fiel, pero considera que el traductor no debe alejarse demasiado del texto. Por ejemplo, en el caso de la traducción de los culturemas, lo cual resulta bastante complicado por la diferencia cultural y la lejanía del español y el chino, Ciruela cree que estos siempre deben estar adecuados a la función que tienen concretamente en el texto, en cada caso y momento concreto.
Estrecha vinculación con China
El interés por el chino de Juan José Ciruela surgió cuando empezó a estudiar artes marciales en la universidad. Por el contacto con esa parte de la cultura china, decidió estudiar el idioma, a fin de conocer mejor la cultura y poderse comunicar correctamente. “Con el transcurso del tiempo, el estudio del chino me absorbió completamente y pasó a ser una parte muy importante de mi formación”, indica.
Cuando terminó sus estudios universitarios, decidió ir a China a continuar con su aprendizaje de la lengua y, gracias a una beca del Gobierno español, este deseo se hizo realidad.
“Llegué a China en 1987. En aquellos años, Beijing era una ciudad muy diferente a la que es hoy”, recuerda. “Viajé con un compañero, Juanjo Ibáñez, quien iba a estudiar medicina tradicional china. Nos fueron a recoger al aeropuerto y nos llevaron al Yuyan Xueyuan (la actual Universidad de Lenguas y Culturas de Beijing). Recuerdo atravesar la ciudad desde el aeropuerto por amplias avenidas sin apenas coches, con muchas bicicletas moviéndose por las calles; también los primeros días en el Yuyan Xueyuan, las primeras clases de chino, los primeros amigos extranjeros. En fin, cada día descubríamos algo nuevo y todo era apasionante y extraño”.
En 1990, Ciruela se apuntó al examen de la Embajada de España en China y obtuvo la primera plaza de traductor e intérprete oficial de chino, cargo que desempeñó hasta 2002. Apenas unas semanas después de tomar el puesto, se le encargó ser intérprete en la reunión entre el entonces embajador español Eugenio Bregolat y el entonces ministro de Relaciones Exteriores de China, Qian Qichen. Más tarde, en 1993, cuando Felipe González, por aquel tiempo presidente del Gobierno español, visitó China, Ciruela le acompañó en su encuentro con los dirigentes chinos.
Mayor interés en los españoles
En 2002, Juan José Ciruela regresó a España y empezó a enseñar chino en la Universidad de Granada.
En los españoles –señala– se nota un mayor interés por el idioma chino y por China. “China está hoy mucho más presente que hace 20 años. Hoy hay miles de estudiantes españoles de lengua china y decenas de centros donde se puede aprender chino, dentro y fuera de la universidad”, manifiesta. “Eso también plantea retos importantes porque cada vez los estudiantes están más preparados y con más ganas de irse a China a seguir estudiando”.
Por su especialidad, Ciruela lee mucho en chino, y ahora tiene una lista larga de novelas y ensayos en chino pendientes de leer. Sin embargo, para los que no saben el idioma chino, una de las mejores formas de conocer la cultura china y acercarse al país asiático es leer libros chinos traducidos al español.
En esta última década, cada vez más editoriales españolas se han dedicado a la publicación de libros chinos, contribuyendo así al intercambio cultural entre ambos países. “Es muy loable el esfuerzo que hacen algunas editoriales españolas por publicar libros chinos”, afirma Ciruela. “Cuanto más se traduzca y mejor se traduzca, más conocimiento mutuo tendremos de nuestras dos culturas”.
Además de seguir el intercambio en el ámbito de la literatura, donde se están haciendo muchos esfuerzos por traducir en las dos direcciones, Juan José Ciruela sugiere la publicación de otros tipos de libros que ayuden a conocer mejor China y su compleja realidad. “En mi opinión, es necesario contar con más estudios de todo tipo sobre la China actual para que el público lector español pueda informarse también y conocer mejor la realidad china. Creo que así se podrían evitar algunos malentendidos que todavía perviven en nuestra visión de China”, puntualiza. “Todo intercambio es sinónimo de riqueza”, resalta.
Por ahora, Juan José Ciruela no tiene un proyecto de traducción, aunque está abierto a recibir cualquier encargo en la materia. De hecho, acaba de traducir el Cha Jing, escrito por Lu Yu durante la dinastía Tang (618-907) y que es conocido como la enciclopedia sobre el té más completa de China e incluso del mundo. “Espero salga publicado en los próximos meses”, dice.