Futuro Economia del Mar

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EL FUTURO EN MONITOR R E F L E XI O N E S S O BRE LA E CO N O M Í A DE L M AR "En la vida sólo hay dos líquidos vitales: el agua y el dinero, y uno tiene que aprender a saber usar ambos con cautela". J. Cousteau

Para el común de las personas urbanas, al mencionarles la palabra mar, piensan en el esparcimiento y el descanso, en el disfrute que ofrece la vida marina para el citadino. Pero la fuerza del mar es indetenible y es y será mucho más que servicios turísticos. Las áreas costeras y el mar representan un gran proveedor de vida para el ser humano. Son proveedores de ecología, alimentación y medio de comunicación y transporte. El hombre no se detuvo ante el mar sino lo hizo su aliado. Entre las materias primas extraídas del mar se encuentran el petróleo, el gas, la sal y diversos materiales de construcción, a los que hay que agregar la extracción directa de energía. Estas áreas costeras y marinas también son el hábitat de una flora y una fauna que se explota intensamente desde hace milenios para la alimentación y en tiempos más recientes para la industria farmacéutica, la industria de la belleza y hasta para la artesanía. Hoy el comercio se mueve en el mar, la vida transcurre en las ciudades costeras y las naciones apuntalan su crecimiento económico y su desarrollo humano mediante modelos económicos que tienen en el mar a su principal centro de expansión. Hablar de la economía que se genera en el mar y alrededor del mar, requiere transitar varios subtemas de este asunto, como las ciudades-puertos, el comercio marítimo, el desarrollo portuario, la industria pesquera, la ecología de las áreas costeras y marinas, la riqueza del mundo submarino; el turismo de playa, el turismo submarino, la investigación y desarrollo que se realiza en el mar y todo el compendio de las políticas que están relacionadas con cada una de estas áreas. Mas en esta ocasión nos centraremos principalmente en comentar el mundo que se desarrollo en las áreas costeras y marinas, el de sus productos, y sus implicaciones para el desarrollo económico y social.

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CONTEXTO MUNDIAL DE LA ECONOMÍA DEL MAR El mar presenta una riqueza impresionante para el desarrollo económico. Sustancias minerales se explotan en fuentes oceánicas de todo el mundo. Estas sustancias son arena, grava y conchas, y minerales como el titanio, circonio, estaño, uranio y hierro; todos éstos se extraen de depósitos superficiales, mientras el carbón y el mineral de hierro se explotan debajo del suelo del mar como prolongación de los yacimientos terrestres; el azufre se extrae fundido en los depósitos del subsuelo marino, la sal, el magnesio y el bromo se extraen del agua de mar. Si fuera posible extraer económicamente todas las sustancias disueltas en el agua de mar, suministrarían un recurso inagotable para casi todas las necesidades humanas de minerales. Los océanos contienen 1,.370 millones de kilómetros cúbicos de agua de mar, y cada kilómetro cúbico contiene cerca de 40 millones de toneladas de sólidos disueltos. Se ha estimado que si fuera posible extraer todos los elementos contenidos en un sólo kilómetro cúbico de agua de mar, tendrían un valor superior a los mil millones de dólares. Hoy, sólo tres sustancias , la sal, el magnesio junto con sus compuestos, y el bromo, se extraen comercialmente del agua de mar. Del total de la producción mundial de estos materiales de todas las fuentes, el océano suministra un tercio de la sal, dos tercios del magnesio y la mitad del bromo. Pero la riqueza de la que queremos hablar hoy, es de la riqueza pesquera. La producción anual de pescado total casi se duplicó entre 1970 y 1999, pasando de 65 millones a 125 millones de toneladas. Este aumento fue el resultado de dos tendencias contrapuestas: crecimiento de la pesca seguido de una estabilización en los años noventa, y de un espectacular crecimiento de la acuicultura también en los noventa. El nivel de pesca de captura marina en proporción con la producción total ha declinado desde 1995, pasando de de 73% en 1995 a 64% para el 2001 Con el estancamiento en la pesca de captura, los aumentos totales de la producción de pesca provienen cada vez más de la producción de acuacultura. Por ahora hay pocos motivos para anticipar un cambio en esta tendencia. El aumento continuado de la producción mundial de pescado ha sido posible gracias al crecimiento de la acuicultura a razón del 10 por ciento anual durante los años noventa. La contribución de la acuicultura a la producción mundial de pescado se duplicó a lo largo del decenio, alcanzando el 26 por ciento en 1999. Hasta ahora, la acuicultura ha estado muy concentrada en Asia que representó el 89 % de la producción mundial en 1999. Se cultiva ahora una mayor diversidad de especies. Hasta mediados del siglo XX, la gama estaba limitada a ostras, mejillones, carpas, truchas y camarones. 3


De la Producción mundial de la pesca de captura marina, el océano Pacífico proporciona el 63%, seguido del Atlántico con el 27% y 10% del Índico. Los 10 productores principales de pesca marina de captura del mundo han mantenido en gran parte su clasificación desde 1995. China está clasificada primera, con cerca del 20%, seguida por Perú con un 10%. La pesca de Perú, mucha de ella anchoa peruana, está sujeta, sin embargo, a amplias fluctuaciones anuales. Otros de los productores de la lista de los 10 principales son Japón, Estados Unidos, Chile, Indonesia, la Federación Rusa, India, Tailandia y Noruega. La producción de los ocho productores principales del mundo en general ha permanecido estática o ha tendido a declinar. Los 10 productores principales representan alrededor del 65 por ciento del total de la producción de pesca marina. En el futuro previsible es improbable un cambio radical de la clasificación de los principales productores mundiales de pesca de captura. En América Latina y el Caribe, crece la acuicultura,. Para el año 2001 la producción total fue de 1,1 millones de toneladas métricas, con un valor de 3,900 millones de dólares, que representa el 2.9% y el 7.1% de la producción mundial por volumen y valor, respectivamente. En ese mismo año la acuicultura contribuyó con un 6.3% al volumen de producción pesquera de la región. La producción de cinco países hicieron el 84% de la producción: Chile con 51%, Brasil 19%, México 7%, Ecuador 6% y Perú, 1%. Dos tendencias principales marcan la evolución de la acuicultura en América Latina y el Caribe: la caída en la participación de Ecuador, que disminuyó de 49% en 1984 a 6% en el 2001, y el auge de Chile, que aumento su participación de 3% a 51% en el mismo período. A nivel mundial, el pescado proporciona del orden del 16 % de las proteínas de origen animal consumidas por el hombre y es una valiosa fuente de minerales y ácidos grasos esenciales. Además, los peces de mar y de agua dulce se están convirtiendo en un recurso deportivo cada vez más importante, tanto para usuarios activos como pescadores de caña, como para usuarios pasivos como turistas, buceadores y amantes de la naturaleza. En 1995 el 72 por ciento de la producción total se dirigía al consumo alimentario, para el 2000 la cifra se ubica en 77%, esperándose que aumente este incremento. El pescado representa ahora una media del 30 por ciento de las proteínas de origen animal consumidas en Asia, el 20 por ciento aproximadamente en África y del orden del 10 por ciento en América Latina y el Caribe. En 1999, el consumo medio mundial de pescado, crustáceos y moluscos alcanzó la cifra de 16,3 kg per cápita, un incremento superior al 70 por ciento respecto al nivel de 1961-63. Basta recordar que en 1950 el consumo de pescado a nivel mundial era de 6.5 kilogramos por persona.

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La demanda de productos pesqueros ha ido aumentando en Asia, debido en parte al crecimiento de la población y los ingresos. Japón es el país con el mayor consumo per cápita de la región ya que registra niveles históricos de unos 70 kg per cápita, lo que constituye aproximadamente el 10 por ciento de la demanda mundial de productos pesqueros. El consumo de pescado en España en el año 2003 se situó alrededor de 35.3 kilos por habitante y año, por encima de la cifra que se registra en la mayoría de países europeos, aunque muy por debajo de la cantidad consumida en Japón. En México es de 12.3 kilos. En definitiva la gente, en promedio, come ahora más pescado. Sin embargo se necesita un análisis más detallado para determinar quién come más pescado: personas con ingresos disponibles más altos o personas pobres por necesidad, porque el pescado podría ser la única fuente de proteínas de que disponen o que está dentro de su alcance financiero. Casi el 40 por ciento de toda la producción pesquera es ahora objeto de comercio internacional. Como consecuencia de esto, la pesca se considera cada vez más como un poderoso medio de generar divisas. Los ingresos brutos de los países en desarrollo procedentes de las exportaciones de pescado han crecido rápidamente pasando de 5, 200 millones de dólares en 1985 a 15, 600 millones en 1999, nivel que supera con mucho los ingresos de productos como el café, cacao, banano o caucho. La pesca es también una fuente importante de medios de vida. En los países desarrollados, el empleo en la pesca ha disminuido debido a mejoras de la productividad y al colapso de algunas pesquerías importantes. En contraste, la pesca en los países en desarrollo ha seguido aumentando. Más del 90 por ciento de las personas que trabajan a jornada completa en el sector pesquero a principios de los años noventa se encontraban en economías en transición o en desarrollo. En cuanto a las especies propiamente dichas, del 47 al 50 por ciento de las poblaciones de peces están plenamente explotadas y, por lo tanto, está produciendo volúmenes que han alcanzado o que están muy cerca de alcanzar sus límites máximos, sin que se espere que haya lugar para más expansión. De acuerdo al Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas, la productividad del Pacifico en América Latina y el Caribe, es mayor que la del Atlántico, por sus zonas de surgencia en mar abierto y corrientes profundas que arrastran nutrientes. Se debe principalmente por la pesca de organismos pelágicos (que viven en mar abierto) y pequeños organismos demersales (que viven en el fondo marino o cerca de él) El desarrollo de la industria pesquera y del comercio marítimo, así como el turismo de costas, inciden en los flujos migratorios que habitan en las costas. Por ejemplo, las zonas costeras y marinas constituyen en América Latina y el Caribe, fuerzas primordiales para la economía. En la región, 60 de las 77 mayores ciudades son costeras, y el 60% de la población vive a menos de 100 kilómetros de la costa. 5


Fenómenos como El Niño, tienen efectos importantes en el caso de la pesca, tanto en especies costeras como de mares profundos. El transporte marítimo se está convirtiendo en una fuente importante de contaminación marina y costera en América Latina y el Caribe. Entre 1970 y 2000 los cargamentos marítimos de la región aumentaron de 315,8 millones de toneladas a 704,9 millones de toneladas., La contaminación de nuestra mares, le debe mucho al petróleo. Pensemos en los gripos petroleros que abrió Sadam Huseim en un intento de dificultar el desembarco de las tropas norteamericanas. En las semanas siguientes se vertieron al golfo Pérsico entre 900,000 y 1,500,000 de toneladas de petróleo, en lo que, hasta la fecha, es la mayor marea negra de la historia. Para hacerse una idea de lo que supuso este vertido basta recordar que el Prestige, en las costas de Galicia, llevaba en sus tanques apenas 77,000 toneladas de fuel.

PROSPECTIVA DE LA ECONOMÍA DEL MAR Hay casi 150 ‘zonas muertas’ o carentes de oxígeno en los mares y océanos del mundo, como muestra un nuevo reporte del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Estas ‘zonas muertas’ están ligadas con un exceso de nutrientes, principalmente nitrógeno, que se originan de fertilizantes de uso agrícola, emisiones de vehículos y fábricas y desperdicios. Los niveles bajos de oxígeno en el agua hacen que sea difícil para los peces, las ostras y otras criaturas marinas sobrevivir como hábitat tan importantes como las camas de pastos marinos. Los expertos dicen que la cantidad y el tamaño de áreas desoxigenadas están creciendo con un número total detectado que crece cada década desde 1970. Existe una alerta de que estas áreas se convierten rápidamente en amenazas para las existencias de peces y que por lo tanto, para las personas quienes dependen de las pesca para comer y subsistir. A lo largo de los tres últimos decenios la producción mundial de pescado ha ido por delante del crecimiento de la población, con el resultado de que la cantidad de pescado disponible per cápita ha aumentado. La producción, el consumo total, la demanda para la alimentación y el consumo humano per cápita mundiales aumentarán durante los tres próximos decenios. Se espera que continúe aumentando el consumo de pescado per cápita. Si tuviese que determinarse solamente por el aumento de los ingresos y los cambios en las dietas, el consumo medio podría alcanzar un nivel tan alto como 22.5 kg per cápita en 2030. Combinado con el crecimiento de la población, esto supondría una demanda anual total de pescado de 186 millones de toneladas en 2030, casi el doble del nivel actual. Sin embargo, puesto que el suministro estará limitado probablemente por factores medioambientales, es más probable una demanda de entre 150 y 160 millones de toneladas o entre 19 y 20 kg per cápita. 6


A nivel mundial, los cambios en las pautas del consumo reflejan el crecimiento de la demanda de productos listos para cocinarlos o listos para el consumo. El aumento de la proporción de los alimentos de origen marino que se distribuyen a través de supermercados continúa facilitando una mayor penetración de tales productos en zonas alejadas de la mar. Las proyecciones indican que el consumo de pescado por persona aumentará en algunas zonas: Asia meridional (hasta casi un 60 por ciento), América Latina y el Caribe (hasta casi un 50 por ciento) y China (hasta más del 84 por ciento), regiones en que se registraría el mayor crecimiento. Sin embargo, podría estancarse o disminuir en otras zonas como: África (3 por ciento menos), Cercano Oriente en Asia (17 por ciento menos), Oceanía en desarrollo (8 por ciento menos), y los países de la ex URRS (4 por ciento menos). La utilización de pescado para usos distintos del consumo humano crecerá más lentamente que el suministro total, por lo que su proporción irá disminuyendo a lo largo del tiempo. Hacia el futuro, la producción mundial de la pesca de captura se estancará, mientras que aumentará la de la acuicultura, sin bien a una tasa inferior a la del pasado. En los países desarrollados, las pautas del consumo reflejarán la demanda y las importaciones de especies de costo/valor elevados. En los países en desarrollo, el flujo del comercio reflejará la exportación de especies de costo/valor elevados y la importación de especies de costo/valor bajos. Hay una tendencia creciente a comercializar pescado fresco para consumo humano. Esto es debido a que los costos para transportar el pescado fresco a los mercados están disminuyendo y a que los consumidores están dispuestos a pagar un sobreprecio por este producto. La demanda de harina y aceite de pescado seguirá creciendo rápidamente. Estos productos se utilizan para pastos del ganado y para la acuicultura y representan en la actualidad del orden de la cuarta parte de la producción mundial de pescado. La proporción de la pesca de captura, propiamente dicha, respecto a la producción mundial seguirá disminuyendo. Se ha estimado que la máxima producción marina sostenible es del orden de 100 millones de toneladas anuales. Sin embargo, esta cifra es superior a las capturas anuales de 80 a 85 millones de toneladas conseguidas durante los años novena, y para determinarla se ha supuesto que se utilizarán grandes cantidades de recursos acuáticos sub-explotados, hasta el momento, incluidos el krill, los peces mesopelágicos y los calamares oceánicos. Al igual que en los años noventa, la mayor parte de la escasez será cubierta por la acuicultura, que probablemente seguirá creciendo a una tasa anual del 5 al 7 por ciento, hasta 2015 al menos.

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Se domesticarán otras especies para acuicultura. En el caso del mero, el bacalao y el atún, capturados en grandes volúmenes en pesca, propiamente dicha, la producción de la acuicultura puede llegar a ser alta. Si se desarrolla pronto una tecnología comercialmente viable, la producción cultivada de bacalao en 2015 podría alcanzar la cifra de uno a dos millones de toneladas anuales. Desgraciadamente, la pesca inadecuada y las actividades de acuicultura no son las únicas amenazas a la biodiversidad acuática. Otras amenazas incluyen la contaminación, la pérdida de hábitat y la degradación del hábitat. Con frecuencia, dichas amenazas se combinan para agravar la presión sobre la biodiversidad. Para proteger la biodiversidad acuática será necesario eliminar toda la gama de amenazas que pesan sobre ella Generalmente el consumo de pescado en los países de ingresos más altos va en aumento, en parte por razones de salud. Hay temores reales de que si no mejora la ordenación general de las poblaciones de peces, los segmentos más pobres y económicamente más débiles de la población mundial enfrentarán un suministro cada vez menor de pescado y proteína. Los principales problemas ambientales que seguirán amenazando las áreas costeras y marinas de América Latina y el Caribe serán la contaminación y la degradación. La degradación que afecta a ecosistemas y especies, es consecuencia de la sobreexplotación de estos recursos y la conversión de habita naturales. Se prevé un agravamiento significativo de la degradación costera y marina como consecuencia del impacto climático. En particular, en el caso de América Latina y el Caribe, los habitantes del Caribe se sienten más vulnerables a este fenómeno, tanto por razones históricas, como por razones geográficas debido a que sus pequeños territorios insulares y extensos litorales están más indefensos ante un aumento en el nivel del mar y la frecuencia de eventos hidrometereológicos extremos.

PR ESEN TE Y TEN D EN C I A S EN M ÈX IC O El país cuenta con 11, 122.5 kilómetros de costas. Su mar territorial es una franja de doce millas náuticas de amplitud, medidas a partir de la línea de costa, y su zona económica exclusiva tiene una amplitud de 200 millas náuticas, abarcando una superficie de 3, 149, 920 km², incluyendo cerca de 358 km² de plataforma continental y 1.5 millones de km² de lagunas litorales. México, pese a sus 11,122 kilómetros de longitud de línea costera y sus 3,149,920 km2 de superficie marítima, ha desarrollado su comercio por vía terrestre, debido a que su principal socio comercial es Estados Unidos, debilitando con ello otras opciones de intercambio que le permitan posicionarse en las principales rutas de la red del transporte marítimo y multimodal mundial. 8


Para México, la importancia de sus zonas costeras no sólo radica en su magnitud (un poco más de 11 mil kilómetros de litoral), sino en la riqueza de sus recursos (la franja de mar correspondiente a la zona económica exclusiva tiene 3.1 millones de kilómetros cuadrados, lo que revela su potencial económico). Su relevancia también descansa en su ubicación estratégica tanto para potenciar el intercambio internacional, como para aprovechar las posibilidades que ofrece un poblamiento más equilibrado del territorio nacional. La riqueza de sus recursos costeros, sitúa a México en un lugar privilegiado a nivel mundial. Además, los yacimientos petrolíferos, la existencia de bahías apropiadas para el establecimiento de puertos, sus ecosistemas litorales y marinos para el desarrollo de la pesca, sus playas de arena y agua cálida para el turismo, y la disponibilidad de agua para la agricultura y los asentamientos humanos, constituyen factores importantes para el desarrollo del país. Por ello, las costas han sido consideradas como zonas con un inmenso potencial económico y como opción de poblamiento. Esta percepción se ha visto apoyada en los años recientes por la multiplicación de programas de inversión en la pesca, la industria y el turismo y en su cada vez mayor poder de atracción migratoria. Tanto el presente Plan Nacional de Desarrollo como los anteriores han señalado respecto a las regiones costeras del Pacífico y del Golfo de México, que es necesario consolidar su infraestructura vial y portuaria, turística e industrial, en especial la dedicada a la explotación y la comercialización de hidrocarburos y a productos de la pesca, que cuentan con la ventaja de su situación estratégica respecto al comercio exterior...mas poco se ha avanzado. El deterioro ambiental de las costas se presenta prácticamente en todo el país. En la mayoría de las cuencas hidrológicas del Golfo de México se han combinado los contaminantes de la industria petrolera y petroquímica con los que se generan en la actividad agropecuaria, forestal y agroindustrial, sobre todo de ingenios azucareros, beneficios de café y producción de agroquímicos, desechos urbanos y de la industria en general, lo que ha creado en algunas zonas de Campeche, Tabasco y Veracruz una situación de verdadera emergencia ambiental. De las 32 entidades federativas que conforman la república mexicana, 17 tienen litoral marítimo. De éstas, 11 colindan con el Océano Pacífico o el Mar de Cortés: Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas (73% de la longitud total del litoral marítimo del país); los otros seis estados limitan con el Golfo de México y el Mar Caribe: Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo .

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Si bien alrededor del 54 por ciento de la población mundial se ubica en las costas, el poblamiento de estas zonas en México es relativamente reciente. Las costas no representaron un lugar de asentamiento numeroso de la población en la época prehispánica; tampoco lo hicieron durante la ocupación española tanto por razones geográficas ligadas al clima y la salud, como debido al hecho de que los recursos minerales del interior constituían el principal interés en esa época. En relación con el potencial de las costas, se ha propuesto una serie de políticas para promover su desarrollo e incluso favorecer la migración hacia ellas. Algunos estudios realizados por CONAPO identificaron 44 microrregiones estratégicas para atraer o retener población, dentro de las cuales se han encontrado la zona costera Colima, Villa Hermosa, Hermosillo, Mazatlán y Zihuatanejo con el mayor potencial, y La Paz, Culiacán, Guaymas, Obregón, Salina Cruz y Chetumal con potencial medio. En las zonas eminentemente costeras destacan: Manzanillo-Acapulco-Salina CruzTapachula en el Pacífico; Matamoros-Ciudad Victoria-Veracruz-Coatzacoalcos en el Golfo; y Villahermosa-Campeche-Progreso-Mérida-Cancún en el Caribe, además del corredor de la costa del Pacífico norte hacia la frontera con Estados Unidos. Se ha podido establecer que la migración interna ha sido el principal determinante demográfico, más que las diferencias regionales en el crecimiento natural, de los cambios en la distribución geográfica de la población. Hay once ciudades en la zona costera que experimentaron altas tasas de crecimiento promedio anual de 1980 a 1990, con volúmenes de inmigrantes mayores a cien mil para Tijuana, entre diez a 50 mil en Ensenada, La Paz, Culiacán, Mazatlán, Puerto Vallarta, Lázaro Cárdenas, Cancún, Mérida, Ciudad del Carmen, Coatzacoalcos, Tampico y Matamoros. De las Áreas Naturales Protegidas (ANP) que existen en México (11.2 millones de hectáreas), los Parques Marinos Nacionales (6.2 mil hectáreas) representan 5.6 por ciento de esta superficie, y corresponden a playas y zonas marítimo-terrestres contiguas en las cuales se permiten los aprovechamientos y usos establecidos en la declaratoria correspondiente. México cuenta con 62 puertos pesqueros: 27 en el Pacífico y 35 en el Atlántico. La producción pesquera de México ha mostrado estabilidad en los últimos años presentando para el período 1990-2001 un promedio de 1,024,653 toneladas de peso vivo. De su total de producción, la mayoría sigue produciéndose por captura, mientras la acuicultura muestra leves señales de crecimiento.. En el Océano Pacífico, la mayor parte del esfuerzo industrial se concentra en la pesquería del camarón (46 por ciento), seguida de las del atún y las sardinas (44 por ciento). La pesquería de camarón del Atlántico es también importante (44 por ciento). No obstante, conviene señalar que, en comparación con la infraestructura del Pacífico, el 40 por ciento de las instalaciones portuarias del Golfo de México se destina a la flota artesanal. Además, no hay lugares específicos para los palangreros que se dedican a la 10


pesca del atún y las instalaciones portuarias restantes son utilizadas por embarcaciones de diversos tipos. México está por debajo del promedio mundial de consumo pesquero. El consumo de productos pesqueros se ubica en un per capita de 12.3 kilos, sin mostrar grandes tasas de crecimiento en los últimos diez años. Las tendencias no muestran que este promedio puede crecer significativamente. En el renglón comercial, la principal fuente de ingresos la constituye la explotación pesquera: pescado fresco, congelado y procesado para su envío a los mercados nacionales y extranjeros. No se ha desarrollo en el país, representativamente, la riqueza de otra parte del mundo marino: la flora. La actividad pesquera mueve otros importantes renglones vinculados a la exportación de nuestros mares como fábricas de hielo, astilleros, talleres mecánicos y refaccionarios. El movimiento marítimo y la pesca son considerados las principales fuentes generadoras de recursos. Según cifras oficiales, el sector de la pesca representa aproximadamente el 0,5 por ciento del PIB mexicano. No obstante, la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos y Pesca (SEMARNAP) reconoce que la cifra podría ser próxima al 1 por ciento si se tienen en cuenta varios niveles de industrialización y comercialización y no sólo el sector primario. De hecho, la importancia del sector pesquero en México es más regional que nacional. Hay algunas áreas donde la actividad pesquera es más importante desde el punto de vista económico y social, como en los estados de Sinaloa, Sonora y Veracruz. El pescado fresco ocupa el primer lugar en lo que se refiere a la disponibilidad de productos frescos para el consumo interno. Su parte representa cerca del 67 por ciento del total. Los productos en conserva y congelados se sitúan cada uno cerca del 12 por ciento. Los distintos aspectos mencionados ponen de relieve la necesidad de conocer con mayor profundidad los procesos de poblamiento, degradación ambiental y desarrollo económico de las zonas costeras, para evaluar la efectividad de las políticas que se están llevando a cabo y reorientar las mismas, considerando la sustentabilidad en toda su amplitud. También habría que señalar la necesidad de considerar las costas como subregiones de territorios más amplios, cuyo funcionamiento interrelacionado implica necesariamente políticas integradas. 31/03/2004

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