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Zona de diálogo
Algunas maneras de iluminar la “noche del diálogo”
Graduado en Economía y Ciencias políticas, desde 1990 formaba parte del grupo de diálogo con personas de convicciones no religiosas en Zagreb. Hombre del diálogo y fidelidad al patrimonio de Chiara Lubich, Faruk Redzepagic nació en Montenegro y creció junto a su abuelo, un sabio musulmán que dejó una impronta fundamental en su vida, educándolo en la fe y en la cultura islámica.
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Faruk murió el 29 de setiembre de 2010. Una vida para el diálogo. A continuación, un breve testimonio suyo acerca de su experiencia en el diálogo.
Aquello que ha permanecido en mi vida como un milagro increíble es el don de la fe, una cosa que simplemente no comprendo.
En cada amigo mío creyente encuentro un hombre infinitamente profundo, abierto y acogedor, pero que yo no comprendo. No comprendo la fe; puedo leer la literatura, entrar en la historia, hacer el análisis científico, conozco las metodologías, pero no comprendo al creyente. Tengo necesidad de ayuda para comprender a quien cree, que pone su vida en las manos de un Dios y dice: “Dios, me abandono a ti”. Entrega su vida, la cosa más preciosa que tiene, la única cosa que tiene, ¡no tiene nada más! La fe no puede explicar racionalmente si Dios existe o no. Es un don que el hombre reconoce, comprende y, siguiéndolo, avanza. A través de este don se desarrolla como músico, escultor, pintor, desarrolla su fe tornándose siempre más consciente.
Vivir según la propia convicción significa que, cuanto yo comprendo a mi
amigo creyente, él es para mí el valor más grande. Él es este valor, aquel hombre que piensa de ese modo, hace de ese modo, que yo no comprendo. Él es el valor más grande y cuando vive según la propia convicción, se me hace cercano. Se acerca a mí también por otro motivo: no se puede salvar a la humanidad con utopías, y nosotros debemos enfrentar desafíos terribles a los cuales puedo contraponerme si valoro mi fe, consciente de que la debo vivir.
Tengo necesidad de los católicos en sentido pleno, de los cristianos en sentido pleno, de los musulmanes en sentido pleno, conscientes de sí mismos y de la fe propia, convencidos de los propios principios morales, de la corrección de la propia visión, tengo necesidad de personas así para aliarme con ellas.
Lo que podemos hacer por nosotros mismos, como hombres, es luchar por esta fuerte idea moral, sabiendo que es el mayor valor para el hombre que está sentado frente a nosotros, que vive con nosotros, trabaja, piensa, es feo, hermoso, rico, pobre, sabe, no sabe, pero todo esto es ese hombre que es el valor absolutamente más grande.