Especial
Internacional
Psicología
Centenario Chiara Lubich Hombres nuevos
Un mundo con pandemia La política al centro de la escena
Tiempos de incertidumbre Parar, observar, seguir
Ciudad nueva años
URUGUAY | PARAGUAY Junio 2020 | Nº 6 | Año XL
Chiara Lubich y la Política África
Se vende. “Sin estrés, no caminamos” ¿O no? El psiquiatra brasileño Daniel Martins de Barros habla de la importancia y de la utilidad de las emociones “negativas”, como la ira, el miedo e, incluso, el asco
Sumario Nº 6 Junio 2020 Año XL
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Editorial Todos juntos
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Sociedad La pena privativa de la libertad y el empeoramiento de los encarcelados
Ciudad nueva Revista mensual internacional editada por el Movimiento de los Focolares
Mens sana Parar, observar, seguir
Propiedad de la Asociación Civil Ciudad Nueva
Cultura El príncipe y la virtud
Ciudad nueva en el mundo: 36 ediciones en 22 idiomas. Fundada en 1956 en Roma por Chiara Lubich, con la colaboración de Pasquale Foresi.
Sociedad Campo y ciudad en la geopolítica de la esperanza
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Agência Brasília
Administración y redacción - Uruguay: Pablo de María 1032 Montevideo Teléfono: 2412 2863 ciudadnueva@focolar.org.uy Administración y redacción - Paraguay Independencia Nacional 1076 Asunción Teléfono: (021) 45 13 68 ciudadnueva@focolar.org.uy
Entrevista “Sin estrés, no caminamos”
Presidente: Alejandro Poirier Director de redacción: Silvano Malini
Internacional La política al centro de la escena
Consejo de redacción: Nelson Benítez, María Sara Corbelle, Adela Giménez, Lidia Iglesias, Santiago Mampel, Eduardo Roland y Claudio Larrique
Zona de diálogo Algunas maneras de iluminar la “noche del diálogo” Cultura de la unidad La “doctrina de la tribulación”
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Eugen Bittner
Diagramación: Lía Nogueira Corrección: Delia Clariá y Eduardo Roland Redactor responsable: Dr. Raúl Gamarra Santa Cruz Pablo de María 1032, Montevideo
Palabra de vida Junio 2020 “El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió”
rgamarrasantacruz@gmail.com Registro M.E.C. Nº 1923 No contribuyente Imprime: Mastergraf srl - Gral. Pagola 1823 CP 11800 - Montevideo - Uruguay Depósito Legal: 360773
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Palabra vivida Tiempo y bienes a disposición
Los contenidos textuales pueden reproducirse total o parcialmente citando la fuente: Ciudad nueva. Este número se cerró el 27 de mayo de 2020.
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Vida sana El coronavirus despierta en nosotros lo humano
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Página treinta De cielo en cielo
Especial Hombres nuevos
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Iniciativas / Testimonios Concretos, cercanos, creativos y “sonrientes”
Paraguay: Colaboraciones y consultas: Tel.: (021) 451368 Cel.: (0991) 803616 cnpy2014@gmail.com
15 Vida en pareja 28 Arte & espectáculo
Ciudad nueva - Junio 2020
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También en:
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Editorial
Todos juntos El mundo se detuvo. Un virus invisible pero con un gran poder de propagación paralizó una máquina que venía trabajando a destajo, más de lo recomendable, y que estaba a punto de explotar. Era tal el nivel de exigencia que en el podio de objetivos, mucho más arriba que cualquier otra meta, estaban el dinero, la economía, la producción. Ni el riesgo de echar a perder la mismísima fuente de energía lograba frenar ese andar despiadado en el que ni los operarios se reconocían entre sí. El Covid-19 trabó todos los engranajes y el brusco freno provocó una tormenta de incertidumbre y miedo, generando preguntas nunca antes formuladas y, por tanto, la necesidad de respuestas jamás elaboradas. Tanto de las personas como de los Gobiernos, que deben tomar decisiones nunca fáciles y que han reflejado diferencias en el accionar de los países, más allá de que ninguno posea la certeza de que todas las medidas son correctas. Comenzó así la era de la creatividad para romper con lo establecido, para privilegiar la vida y la salud, ya que sin ellas no habrá ni dinero, ni economía, ni producción. Está claro que unas no son excluyentes de las otras, pero serán necesarias nuevas ideas, un nuevo paradigma, que componga un orden imprescindible para que el funcionamiento recupere equilibrio y armonía. Fue conmovedor ver al Papa Francisco, en una casi surrealista Plaza de San Pedro vacía en la lluviosa tarde del 27 de marzo pasado, elevando una plegaria universal para que se detenga la pandemia. En su reflexión sobre el Evangelio de ese día, expresó: “Al igual que a los discípulos, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesi-
Mick Haupt on Unsplash
tados de confortarnos mutuamente. En esta barca estamos todos..., y también nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino sólo juntos”. Ya quedó demostrado que una pandemia de este tipo no discrimina entre pobres, ricos, creyentes, no creyentes, jóvenes o ancianos, aunque sabemos que a estos últimos debemos cuidarlos y no descartarlos. En el “todos somos importantes y necesarios” de Bergoglio, comprendemos que los remos de la barca seguramente los tomarán las nuevas generaciones, pero la sabiduría de los “viejos” nos ayudará a marcar el camino. Es esperanzador el entusiasmo de los jóvenes, y no sólo el de ellos, para salir de su zona de confort, arremangándose y contagiando con el “virus” del amor recíproco a familiares, amigos, compañeros de estudio, etc. Entre otros aspectos, ellos nos enseñan –y hasta se demuestran a ellos mismos– que la virtualidad, a la cual muchas veces hemos mirado con desconfianza por quitarnos la posibilidad del contacto cara a cara, se ha convertido en un puente imprescindible para acompañar y sentirnos acompañados, para compartir la vida, los sueños. Dan cuenta de ello varias páginas de esta edición, que muestran también que todos, día a día, nos vamos reinventando en nuestras múltiples actividades. Son bocanadas de aire fresco que renuevan el espíritu. Son oportunidades que hasta el planeta está aprovechando para respirar, regalándoles a sus habitantes nuevos cielos estrellados a falta de
contaminación y el retorno de animales a sitios donde se vieron expulsados por la presencia del hombre. En esta edición hablamos también de los peligros que conlleva la nueva situación, y seguiremos hablando, en ediciones venideras, de cómo “sobrevivir” a ellos y adaptarnos de la forma más sana posible. En estos meses queremos estar con ustedes, queridos lectores, y por eso la presente edición corresponde solamente a junio: habrá otra en julio, contrariamente a años anteriores. No les llegará impresa, pues aún no se normalizaron los servicios de distribución, sino en forma digital. Por ello, y para poder acompañar a más personas, incluso yendo al encuentro de las crecientes limitaciones económicas, lo haremos gratuitamente. Confiamos plenamente en la Providencia, que se manifiesta también con el apoyo, en varios modos, de muchos que sostienen y se sienten parte de Ciudad nueva. Será así al menos hasta fin de año. La incertidumbre, de la que también nos hablamos en este número, no permite hacer pronósticos fidedignos sobre el futuro próximo. Aún no sabemos qué mundo nos espera después de esta crisis. Quizá sea una utopía creer que después de esta pandemia la humanidad será mejor. Puede ser momento de creer en las palabras de Eduardo Galeano y confiar en que a pesar de que la utopía se mueva como el horizonte, justamente nos “sirve para caminar”. Y hacia allá vamos. Juntos. Ciudad nueva - Junio 2020
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La columna de Gaspar Diálogo entre personas de diferentes convicciones
Acerca de
El éxito
Ahora que ha fallecido Marcos Mundstock, el afamado integrante de Les Luthiers, recordamos que, hace exactamente un año, hicimos una previa a nuestro cine debate mensual con éxitos del grupo humorístico argentino. Fue la previa para otro exitoso film que vimos juntos: Rapsodia bohemia, un biopic acerca del integrante de la banda Queen, Freddy Mercury, también fallecido, aunque hace ya más tiempo. Para los participantes de aquella tarde, la película también fue un éxito, ya que en el ranking de las votaciones obtuvo tan alta puntuación que lo sitúa en el octavo lugar en casi un centenar de películas. Y el debate se centró justamente en este tópico, el éxito. Recorramos algunas frases acerca de este aspecto, y entenderemos más sobre este concepto difícil de enmarcar, tan tironeado por factores tales como la calidad, lo comercial, lo masivo o la
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Ciudad nueva - Junio 2020
oportunidad. Podemos pensar que el éxito tiene que ver con la importancia de aprender todo lo que podamos de nuestras vivencias; como dirá Confucio: “El éxito depende de la preparación previa, y sin ella seguro que llega el fracaso”. O quizá que puede tomar un poco de tiempo, así como afirma Walt Disney: “Todos tus sueños se pueden convertir en realidad si tienes el coraje de perseguirlos”. Aunque es claro que, como asegura Benjamin Franklin,“Sin continuo crecimiento y perseverancia, palabras como mejora, logro y éxito no tienen significado”. Y, ciertamente, una clave es la voluntad de, para alcanzar el éxito: “El punto de partida de todo logro es el deseo” (Napoleon Hill). Siguiendo una cita del magnate Rockefeller, tendríamos lo que para muchos podría ser casi una oración: “No tengas miedo de renunciar a lo bue-
no para ir por lo grandioso”. Será necesario comprender las lógicas del medio a través del cual queremos progresar: “Tienes que aprender las reglas del juego y después jugar mejor que nadie” (Albert Einstein). Hay una constante invitación a no rendirse: “Muchos de los fracasos en la vida de las personas ocurren cuando no se dieron cuenta lo cerca que estaban del éxito cuando abandonaron” (Thomas A. Edison). El éxito de los fracasos suele ser el aprendizaje: “Desarrolla el éxito desde los fracasos. El desaliento y el fracaso son dos piedras seguras hacia el éxito” (Dale Carnegie). Es importante avanzar y dar siempre un poco más: “El éxito no es el final, el fracaso no es fatal; es el coraje de continuar lo que cuenta” (Winston Churchill). Los temores nos invaden y nos anulan y no permiten obtener el éxito: “Para poder triunfar, tu deseo de tener éxito debe ser mayor que tu miedo a fracasar” (Bill Cosby). Y tenemos que atrevernos a experimentar cosas nuevas porque, como sostiene Mark Twain,“Veinte años más tarde estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste que por las que hiciste”. Capaz que, como dice el diccionario, el éxito tenga que ver también con el resultado, en especial feliz, de una empresa o acción emprendida, o de un suceso.
grupogaspar@gmail.com
*Valoración: Cinedebate
(Cinedebate del 15/06/19) Próxima columna: “La amistad”.
(4,58)
Mens sana
Psicología Andrea Saporiti
Tiempos de incertidumbre:
Parar, observar, seguir
Steffen Wienberg Unsplash
Y de pronto el mundo se detuvo. Casi sin darnos cuenta, por primera vez en la historia de la humanidad, todo el planeta está atravesando la misma situación. Ya no importa en qué país, en qué ciudad, en qué lugar remoto de la tierra uno está. “Todos estamos en lo mismo”. La incertidumbre comenzó a aparecer en escena vestida de múltiples trajes, algunos conocidos y otros difíciles de comprender. Con ella trajo un sinfín de emociones que salieron al encuentro de cada uno de nosotros: miedos, angustia, asombro, dolor, y cada día aparece alguno nuevo, todos de la mano de la incertidumbre. ¿Qué significa esta palabra, que evocamos a cada instante? El diccionario de la Real Academia Española la define de esta manera: “Falta de seguridad, de confianza o de certeza sobre algo, especialmente cuando crea inquietud”. Las palabras tienen esa magia de contener en su significado el motivo por el cual las utilizamos o no. En este caso, nunca mejor empleadas. En los últimos tiempos, la velocidad en la que veníamos mostraba signos y síntomas cada vez más evidentes: el cambio climático, los incendios a grandes escalas, altos niveles de angustia y
ansiedad que ocupaban el ranking de los trastornos prevalentes en el mundo... Sin embargo, nuestra sordera no nos permitía escuchar y comprender que nos habíamos equivocado de camino. Seguíamos corriendo vaya Dios a saber dónde. Nos perdimos, dejamos de mirarnos, de empatizar, de ayudar y ayudarnos. Y un día, la vida nos dijo: “Ahora tienen que parar y reaprender, pensar, vuelvan a casa, hagan silencio, busquen en su interior”. Y de pronto nos encontramos todos en la misma situación, sin certezas, con un alto grado de inquietud e inseguridad. Las preguntas han cambiado y nos desafían a buscar nuevas respuestas en todas las dimensiones personales, familiares y laborales. Ante este panorama la primera pregunta que surge es: ¿por dónde empezar? La simpleza y la profundidad de las enseñanzas de Brother David (David Steindl-Rast), monje benedictino, nos invitan a una práctica que tiene tres pasos y que puede ayudarnos en estos tiempos: Parar-Observar-Seguir (“StopLook-Go”). El imprevisto muchas veces nos paraliza, y en esta situación todos hemos
tenido que parar, pero es importante que este parar sea consciente. Es decir, detenernos y comenzar por registrar qué emociones, sentimientos, me genera esta situación. Parar nos permite observar mi situación, la de mi entorno, la del mundo. Cuando uno para, puede ver con más claridad el paisaje, diferenciando objetos, colores, olores, sonidos. Y este quizá sea el primer desafío para comenzar a hacernos las preguntas esenciales, mirar lo cercano, lo que hay, darnos la oportunidad de volver a encontrarnos, con nosotros y con los otros. El ejercicio no es fácil, requiere de un tiempo de acomodación a la nueva situación. Todo sucede en simultáneo y corremos el riesgo de no ver con claridad. Calma. No se pueden cambiar los hábitos de un día para el otro. En este proceso pueden aparecer todas las emociones juntas. Compartámolas. Son parte del proceso. Nos tenemos que quedar en casa, y es importante que abramos nuevos espacios, organicemos rutinas que nos ayuden a ordenarnos. Espacios de ejercicios, de juego, de silencio, de oración, de descanso, de compartir con la familia y espacios para estar solos. Este es un tiempo único en la historia. Sin caer en negar la realidad que estamos viviendo, es una oportunidad para “volver a casa”. Ordenarla por dentro y por fuera, seamos pacientes, es un tiempo de siembra. Seguramente la cosecha se verá en una nueva época que aún no sabemos cuándo será. Este proceso interno de cada uno dará paso al tercer desafío: Seguir, con mayor claridad, con espíritu renovado, con el que comprendamos que nos necesitamos entre todos y que seremos, cada uno desde su lugar, protagonistas de un nuevo orden. *La autora es licenciada en Psicología. Magister en Familia y profesora en la Universidad Austral de Buenos Aires. Ciudad nueva - Junio 2020
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Cultura
Praxis política Gaspare Mura
El Príncipe y la virtud La actualidad del auténtico pensamiento de Maquiavelo en el crítico momento que atraviesa hoy la política en un reciente ensayo de un investigador italiano
Maquiavelo sigue siendo actual. Un reciente estudio del docente de filosofía política, Attilio Danese (All’ombra del Principe. La politica dalle origini a Machiavelli. Attualità e prospettive. Ed. Rubbettino) fue escrito pensando no sólo en los especialistas de la política, sino sobre todo en los jóvenes y en aquéllos que sienten “la necesidad de mantener ese ‘estrabismo’ sin el cual la política se ahoga en el populismo nihilista o se condena a la impotencia de la retórica de las buenas intenciones”. El “estrabismo” del que habla Danese se refiere a un dicho de Simone Weil, según el cual “para una buena política, se debería reconciliar a Sócrates con Maquiavelo”, o sea, armonizar los principios de la ética con la acción política. Danese traza una historia de la filosofía política a partir de los antiguos
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Egipto, China e Israel, pasando y deteniéndose en la Grecia clásica (Sócrates, Platón, Aristóteles, los líricos, los trágicos y los históricos hasta Aristófanes), para pasar luego a la práctica política de la Roma republicana y al imperio de Augusto. Diferenciándose de las usuales historias de filosofía política, el estudio incluye la renovación que la Iglesia de los primeros siglos y el pensamiento cristiano (de san Agustín a santo Tomás) han introducido en la reflexión sobre el valor de la política y su fin principal. Después de un trabajo comparado entre Maquiavelo y los utópicos de la época –santo Tomás Moro, Erasmo de Rotterdam, Giordano Bruno y Tomás Campanella- quienes indicaban como finalidad ético-social de la acción política la consecución del bien común y
del bien de la persona, el autor extiende tal finalidad también a los autores del Renacimiento y al mismo Maquiavelo. Y es aquí donde esta investigación manifiesta su originalidad. Danese plantea una pregunta muy actual: “¿Por qué hoy existe un estilo ‘gritado’ en la política, un estilo de propaganda continua y de promesas rimbombantes que se cumplen poco?”. La respuesta no puede ser comprensible sin recurrir justamente al pensamiento de Maquiavelo, al cual se atribuye el origen del pragmatismo político hoy dominante. Según Danese, Maquiavelo no es la figura que en la opinión común sería el principal responsable de la separación de la ética y de la política, sino más bien el último profeta del fundamento ético de la política.
Niccolò di Bernardo dei Machiavelli (éste es su nombre completo) nace en Florencia el 3 de mayo de 1469. En 1494 asiste con dolor a la entrada en Italia de Carlos VIII rey de Francia con armas y caballos, lo que marca el final de la independencia de las Comunas y de los Estados italianos. Los Medici son expulsados de Florencia, donde se proclama la República, en la cual Maquiavelo se convertirá en Secretario en 1498. Cuando la tradicional dinastía florentina regresa a su ciudad, en 1512, el autor de El Príncipe es arrestado y sentenciado a tortura y exiliado a una pequeña propiedad suya en San Casciano Val di Pesa, cerca de Florencia. Es de este período la célebre carta del 10 de diciembre de 1513 a Francesco Vettori, embajador en Roma ante el Papa León X, en la que narra su “conversación” con los grandes del pasado y anuncia que, inspirado por el ejemplo y la enseñanza de esos personajes, había compuesto la obra De Principatibus (luego conocido como El Príncipe). Su obra cumbre se centra en el tema de la “virtud” que el Príncipe debe poseer e inculcar en sus acciones y en el pueblo. Esto significa exonerar de una vez por todas a Maquiavelo de la acusación de “maquiavelismo”, sinónimo de una acción inspirada en el puro utilitarismo amoral. Para Maquiavelo, a quienes detentan la autoridad política es lícito perseguir el bien del Estado y de los ciudadanos
incluso si tuvieran que actuar con fuerza contra las organizaciones que se desvían de su deber. La célebre frase “el fin justifica los medios” no se encuentra en todas las obras de Maquiavelo. Por el contrario, surge de su obra el modelo de la Res Pública como ejemplo de “virtud” no sólo individual sino socio-política; “virtud” como acción del gobernante en favor del bien común. Finalmente, Danese no evita la confrontación con san Agustín, quien apreciaba las virtudes civiles que más tarde Maquiavelo elogiaría en la Res Pública. Agustín escribió en efecto que los grandes personajes romanos “eran ávidos de alabanza, desprendidos del dinero; su ambición era una gloria elevada y una fortuna adquirida honradamente”i e incluso que debido
a sus “cualidades morales, merecieron por parte del verdadero Dios -aún no adorado por ellos- la expansión de su imperio” ii Inspirándose en Maquiavelo y Agustín, Danese pone entonces en el centro de su interés de estudioso, la “virtud” como cualidad del hombre político y como alma de todo auténtico personalismo social y dialógico. * Exprofesor de Filosofía Política en las universidades de Chieti, de Teramo en Itam y en Auxilium de Roma. Co-fundador del Centro de Investigaciones Personalistas y de la revista cultural Prospettiva Persona. i
De civitate Dei contra paganos, libro V, capítulo 12. ii Ib.
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Sociedad
Producción de alimentos sostenible Geovanni Medeiros Costa (desde Brasil)* |
Campo y ciudad en la geopolítica de la esperanza En épocas de crisis aparece con mayor evidencia la vital necesidad del campo, de sus habitantes y de su trabajo en la producción de los alimentos que los citadinos consumen. Hace falta fortalecer la actividad agroganadera dirigida al consumo interno
Agência Brasília
La ciudad necesita del campo. Esto es evidente en estos meses de 2020. Para quienes viven en ciudades y actualmente se encuentran en condiciones de aislamiento físico impuesto por la pandemia, la comida se vuelve esencial y hace más sentido el vínculo entre salud y alimentación saludable. Es la diversidad de los alimentos, con su variedad nutricional, lo que caracteriza la opción por una alimentación saludable. El suministro de estos alimentos se encuentra naturalmente en la agricultura familiar y comunitaria, aliada por excelencia de la soberanía y de la seguridad alimentaria y nutricional de una nación, especialmente en situaciones de crisis como la que la humanidad pasa en este momento.
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La gran mayoría de los políticos, elegidos por la población urbana, termina prestando atención sólo a los problemas de la ciudad. Los alimentos, criados o cultivados por agricultores y agricultoras y ganaderos que trabajan con sus familias, se encuentran en la tierra, en el agua, en los bosques, en las comunidades indígenas, en las cooperativas campesinas y de pescadores, así como en los asentamientos tradicionales, están destinados principalmente a alimentar a sus
propias familias y comunidades, cumpliendo así una importante función social, raíz de la expresión “agricultura familiar y comunitaria”. Debido a que se trata de un modelo muy productivo y diverso, también alimenta a la población local y regional y abastece a los mercados públicos y ferias populares en prácticamente todos los municipios. En el caso de Brasil, aporta alrededor del 70% de los alimentos que llegan a nuestra mesa. Es un tipo de agricultura diferente al conocido como “agronegocio”, comercial o empresarial, más presente en los medios de comunicación, que generalmente se practica en grandes extensiones de tierra, con altas inversiones en mecanización, tecnología e insumos industrializados. Es distinto también porque se caracteriza por especializarse en pocos productos, como la soja, el trigo, el arroz, la caña, el ganado, y porque destina la mayor parte de lo que produce a la exportación. Quienes viven en la ciudad, pequeña o grande, sienten los efectos perversos que se dan cuando no hay políticas públicas para el campo, no sólo por la escasez de alimentos saludables en momentos severos de crisis, sino especialmente cuando las poblaciones campesinas son expulsadas y forzadas a abandonar sus tierras y a migrar a los centros urbanos, agrandando las periferias y causando a la postre consecuencias dramáticas, como el aumento de pobreza extrema, del hambre y de la violencia. Otra consecuencia es la desertificación del campo, provocada por la fal-
ta de personas para cuidar el territorio. Uno de los principales factores que expulsa a las familias del campo es el conflicto incesante sobre la propiedad de la tierra. Hablo del caso brasileño, que conozco más, pero sé que hay elementos en común con otros países de nuestra región. Los conflictos por la tierra ocurren en todas las regiones de Brasil, pero están más acentuados y reportados en la Amazonia. El interés por la explotación de los minerales, la madera, la energía hidroeléctrica, las grandes extensiones de tierra y los enormes volúmenes de agua potable, a menudo en nombre del “progreso”, provocan la disputa sobre los territorios con las comunidades instaladas en el lugar, las comunidades ribereñas y las comunidades indígenas. A esto se agrega la falta de políticas públicas apropiadas al contexto campesino. La gran mayoría de los políticos, elegidos por la población urbana, termina prestando atención sólo a los problemas de la ciudad. Se genera un círculo electoral vicioso que amplía la distancia entre la ciudad y el campo. La consecuencia es la hinchazón y el colapso de las periferias urbanas. A pesar de esto, en Brasil, es posible identificar una serie de buenas prácticas, programas y políticas públicas efectivas que contribuyeron decisivamente a la mejora de la calidad de vida de miles de familias de agricultores e hicieron posible su permanencia en el campo, como los programas de Adquisición de Alimentos, de Asistencia Técnica y Extensión Rural, Brasil Sin Miseria, Alimentación Escolar y Fortalecimiento de la Agricultura Familiar, además de los coordinados por la sociedad civil, como Un Millón de Cisternas y Una Tierra y Dos Aguas, entre muchos otros. Actualmente, todos ellos están experimentando grandes dificultades en su continuidad. También hay muchas iniciativas basadas en la solidaridad en América Latina y el Caribe, como las ferias de agricultura familiar y agroecológicas, los bancos comunitarios de semillas criollas, los programas de capacitación, de educación rural y de preservación del medioambiente, entre muchos otros.
Otávio Nogueira
Muchas de estas iniciativas son apoyadas por organizaciones y movimientos de la sociedad civil, universidades, instituciones religiosas, consultoras técnicas, instituciones gubernamentales, etc., entidades profundamente marcadas por la elección de la vida de muchas personas que se dedican o que incluso murieron entregándose a esas causas y a las personas afectadas. Ante esta realidad, el Instituto Universitario Sophia y el Programa Latinoamericano de Tierras (PLT) vienen apoyando desde hace un tiempo la iniciativa de crear una red de personas capaces de actuar en una visión de fraternidad, compuesta por representantes de organizaciones, movimientos e instituciones con experiencias significativas e integrales en torno al tema de la “Tierra”, en el contexto de América Latina y el Caribe. Entre el 25 y el 28 de febrero del presente año, en el Centro Mariápolis Alegría, en Tocancipá, Colombia, se celebró el Primer Encuentro Continental del Programa, titulado “Hacia una fraternidad posible”. En él, se reunieron 32 investigadores, profesionales, líderes y autoridades de 16 países (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, México, Nica-
ragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela). Susana Nuín, representante del PLT, destacó que uno de los principales avances de esta primera reunión, iniciada con la articulación de redes, es el espacio abierto a todos, independientemente de su credo o religión, alimentado con experiencias de carismas eclesiales, movimientos, organizaciones e instituciones y en diálogo con múltiples culturas y espiritualidades, lo que permite a todos “beber juntos del pozo de la fraternidad y de la unidad en la diversidad”. El intercambio dinámico de experiencias y vivencias que se dio durante la reunión inspiró el protagonismo de los participantes, quienes darán continuidad al evento a través de una plataforma de trabajo conjunto y compartiendo permanentemente acciones y experiencias locales con potencial motivador en el ámbito continental. Todas ellas están basadas en la “geopolítica de la esperanza” y en una fraternidad posible. * El autor es ingeniero agrónomo, magíster en producción vegetal, asesor técnico y extensionista rural. Fue presidente de Emater Paraíba Ciudad nueva - Junio 2020
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Sociedad
La inseguridad que genera el delito / 2 José Deym*
La pena privativa de la libertad y el empeoramiento de los encarcelados Por su casi nula eficacia, es evidente que la pena privativa de la libertad “está en plena crisis, a punto tal que no es descabellado discutir acerca de su sentido”
Si se examina a fondo la pena privativa de la libertad, puede comprobarse que, en realidad, es mucho más que eso, porque se ha convertido en algo que la trasciende, que es la pérdida de la dignidad del encarcelado, quien suele resentirse en la prisión, habitualmente debido a carencias originadas en problemas de superpoblación y deficiencias materiales, pero fundamentalmente debido al trato recibido. En un hospital, el enfermo puede estar en mejores o peores condicio-
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nes materiales o de confort, pero, por lo general, puede captar cierto esfuerzo del personal para ayudarlo a sobrellevar su enfermedad o a curarse. En cambio, en condiciones de detención, el preso es sólo un estorbo, alguien que no espera nada y de quien nada se espera. Sólo que cumpla con su tiempo de condena. Los presos carecen totalmente de consideración, excepto, quizás, de sus parientes y amigos y algunos voluntarios que los visitan, ayudan y consue-
lan. Para el resto de la población, en general, han dejado de ser personas. Son, simplemente, presos. Y no se los quiere ver, como si no existieran. Por ello, las condiciones de vida en las prisiones no se cuidan. Como si no tuviera sentido cuidarlas. La dignidad del preso no se concibe. Es como si fuera un ente despersonalizado. Y si lo es para sus guardias, para sus pares suele ser sólo un objeto de explotación. Si quiere obtener cierta dignidad –que es, en realidad, solamente una pseudo dig-
nidad– debe asumir algún rol de “duro”, lo cual implica, generalmente, pasar de ser explotado a ser explotador. Todo esto lleva al empeoramiento de las personas mientras permanecen en prisión y es causa de numerosas reincidencias, a tal punto que es común, entre los especialistas y también entre el público lego, usar como estribillo la frase: “Los delincuentes salen de la cárcel peor de lo que entraron”. En cuanto a la crisis de la reinserción social post carcelaria, la realidad suele ser tanto o más dura aún para quien termina su condena y recobra su libertad, ya que haber estado preso es un estigma terrible en nuestra sociedad y quien lo estuvo es alguien a rehuir. Teóricamente, haber cumplido su condena significa que el egresado ha pagado su deuda y es nuevamente un hombre no sólo libre sino limpio y normal, pero la sociedad no suele aceptar que haya “cumplido” ni que haya “pagado”. Es una persona que acarrea un estigma y, salvo casos de rara solidaridad, será denigrada y rechazada de por vida. Si no cuenta con recursos propios o familiares o amigos que puedan ofrecerle ayuda o contactos –es la situación de la mayoría de quienes egresan de prisión– es muy difícil que pueda acceder a un trabajo decoroso. Y esto acrecienta las probabilidades de reincidencia, que son notorias. Así, dado que es impensable generalizar la pena de muerte y hasta la de prisión perpetua, los períodos de encierro normalmente finalizan y cada vez que
Flickr Hugo Oviedo Pino Hugo Oviedo
alguien cumple su condena y sale de la cárcel, lejos de haberse reencauzado, es altamente probable que vuelva a delinquir. Para muchas personas esto es obvio, pero, a pesar de la obviedad, se insiste en seguir encarcelando. Y hasta parece que existiera un cierto alivio cuando alguien va a la cárcel. Esta paradoja no es del todo explica-
ble, pero lo único evidente, por ahora, es que la pena privativa de la libertad, por toda esta situación, está en plena crisis, a punto tal que no es descabellado discutir acerca de su sentido. *Doctor en Psicología Social, especialista en Criminología. Artículo originalmente publicado en la revista Criterio de Buenos Aires.
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Entrevista
El significado y el manejo de las emociones Emanuel Bomfim
“Sin estrés, no caminamos” El psiquiatra, columnista y escritor brasileño Daniel Martins de Barros habla de la importancia de las emociones “negativas”, como la ira, el miedo e, incluso, el asco
de las veces, no estás enfermo. Estás viviendo una emoción que es parte de la vida. Toda la idea del libro fue una búsqueda del porqué esas emociones existen. Porque fueron seleccionadas a lo largo de nuestra historia evolutiva. Porque están muy metidas en nuestro cerebro. ¿Qué nos están señalando? ¿Cuál era el objetivo inicial de que sintieras rabia, o miedo, por ejemplo? Con la investigación pude comprender no sólo por qué existen, sino cómo podemos utilizarlas en nuestra vida. Cómo la tristeza te puede ayudar, cuál es el lado bueno de sentir rabia… Bromeo con que es un libro de difusión científica con autoayuda.
-¿La psiquiatría salvará la medicina? Eliminaré ese punto de interrogación y guardaré esta frase para mí (risas). Voy a decir que es mía… -¿Pero no ha tenido una evolución importante? Sí, claro. Veinte años atrás, cuando le dije a mi madre que iba a estudiar psiquiatría, ella reaccionó: “¿En serio? ¿Estás seguro?”. Aunque aún existen preconceptos con la psiquiatría y con las enfermedades mentales, eso ha mejorado mucho. La gente percibe que la psiquiatría no es algo para locos. La psiquiatría trata de nuestras emociones, pensamientos, sentimientos, del raciocinio. Todo eso puede enfermar y puede ser tratado. -¿La gente está más angustiada, en la actualidad? Cuando leemos crónicas del pasado, vemos que la gente siempre está angustiada, con el temor de que algo esté por
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pasar. Y los datos sobre una supuesta epidemia de trastornos mentales son difíciles. No tenemos certeza de si están realmente aumentando o es que se están diagnosticando más que antes... Ahora bien, en todas las épocas en las que hubo grandes cambios y grandes avances, hubo más propensión a la angustia, porque no se sabía lo que vendría. Y hoy, con esta mega exposición y con esta invasión de la privacidad constantes, hay un poco de ese “contagio”. -Su libro (O lado bom do lado ruim) ¿propone encarar las emociones consideradas negativas de una manera más sincera? Existe mucho marketing en torno a la alegría y a la felicidad. Y cuando estás simplemente en estado neutro, comienzas a creer que estás con problemas. “Mmm…¿por qué no estoy feliz?”. Y peor: cuando estás triste, crees que estás enfermo. Puede ser, pero la mayoría
-¿Deberíamos tener una educación emocional en nuestras vidas? Por supuesto. Muchas veces tenemos un pobre vocabulario emocional. No sabemos nombrar muy bien lo que estamos sintiendo. Tuve un paciente que entró en el consultorio y me dijo que estaba nervioso. “¿Pero, nervioso cómo?”, le pregunté. “Ay, doctor, ¡así: muy nervioso!” me contestó. No consiguió explicarlo y fui “descascarando” con él lo que podía ser. Hasta hice un video en YouTube sobre eso. Porque podría ser ansiedad, rabia, irritación... Podrían ser muchas emociones. Esa pobreza de nuestro vocabulario emocional muchas veces dificulta tener autoconciencia. ¿Si no puedes darte cuenta de lo que estás sintiendo, cómo podrás actuar sobre la raíz del problema? Es un poco de pobreza de nuestro vocabulario emocional y un poco de la consecuencia de no querer escuchar. Hay estudios que muestran que cuanto menor es la capacidad de la persona de diferenciar las propias emociones, mayor es el riesgo de que tenga depresión e incluso comportamientos de auto mutilación. Es urgente.
-¿Dependiendo de cuán grande sea la euforia, la alegría puede causar tragedias? Ése es uno de los aspectos. Está el lado de la alegría impuesta: estar obligado a ser feliz. Eso es un peso considerable. Hay una foto en el libro que muestra como las personas sonríen en los anuarios de la secundaria en Estados Unidos a lo largo de la historia. Los investigadores hicieron compilaciones de millones y millones de fotos. En las décadas de 1910 y 1920, nadie sonreía. En los años 1950, comenzaron a mostrar una sonrisa; en los años 1960, esa sonrisa está un poco más marcada y en los años 2010, están con una sonrisa que parece una porción de sandía. Esa alegría impuesta termina siendo una carga también. Cito la canción Barato Total, de Gilberto Gil, que dice que “cuando estamos contentos, ni pensamos que lo estamos, ni siquiera queremos pensar. Queremos vivir”. La alegría tiene esa cosa medio impredecible, que puede ser peligrosa. -¿Es posible no ser ansiosos en el mundo de hoy? Lo que tenemos que evitar es que la ansiedad se vuelva una enfermedad. La ansiedad es como el apéndice: todos lo tenemos pero sólo en algunos puede dar problemas. La diferencia es que el apéndice se puede operar y sacar. La ansiedad se debe aprender a controlar. Ese miedo, esa ansiedad, para nosotros es una amenaza. Es una señal interna de alarma. Percibes ese mensaje y puedes pensar: ¿será tan así? ¿Ansiedad es lo mismo que miedo? En verdad, están cerca. Podemos considerar la ansiedad como un paraguas genérico en el que caben varias emociones: miedo, preocupación, aprehensión, terror... Son emociones que nos llevan hacia el futuro señalando cosas de las que debemos intentar huir. Sólo que cuando notas eso, comienza a caerte la ficha de que hay cosas que dan para huir, cosas que no dan para huir y cosas que están en nuestra cabeza. Hay una frase de Mark Twain que es sensacional: “Pasé por cosas terribles en esta vida. Algunas hasta pasaron de verdad”. Sólo que no-
sotros percibimos eso sólo si está conectado a nuestras propias emociones.
sumiendo, sacar la rabia hacia afuera no ayuda en nada.
-¿La ansiedad tiene un lado bueno también? Sí, por la actitud de preparación en que nos pone. Yo bromeo que el estrés es como el huevo: todo el mundo hablaba mal de él, y ahora hablan bien. El problema no es comer huevos, sino la cantidad que se ingiere. El estrés en sí, ayuda. Por ejemplo, en la secundaria, cuando yo estaba desanimado ante una prueba, me solía ir mal. Estaba estresado de más, me sentía atrapado. La cuestión es el punto de equilibrio del estrés. El desafío es percibir eso. El estrés tiene realmente esa capacidad de permitir que nos adaptemos, que nos preparemos a un determinado desafío. Sin estrés, no caminamos.
-Pero ¿la ira no genera estrés? Si estás sometido a injusticias y estás sintiendo ira, es lógico que estés estresado. Pero no es por tragarte la ira, sino por la situación. Debemos entrenar la asertividad. ¿Qué es? Es no reaccionar con pasividad ni tampoco con agresividad, sino en un punto medio.
-¿El enojo es bueno porque impone un límite? Exactamente. Algo que redescubrí con el libro es que la expresión de una emoción es una forma de comunicación, es un lenguaje. Entonces, cuando pones cara enojada, estás diciendo: “Cuidado… si vienes aquí, tendrás problemas”. El enojo es una emoción que viene desde los animales. Surge en disputas por el territorio, la comida, la reproducción, etc. Uno no ve a una gacela mostrando los dientes a un león, sino huyendo de él. La rabia está dentro de la misma especie. Es uno disputando contra el otro. No es para el predador y la presa sino es justamente eso: se está pasando un mensaje. La cólera indica cosas que no queremos que pasen o a las que queremos volver. -Eso de que hay que “sacar hacia afuera” lo que sentimos ¿tiene sentido? Ese es el mito más fuerte en nuestra vida psicológica. Sacar afuera el enojo no hace otra cosa que aumentarlo, porque de esa manera lo estamos expresando. El cerebro interpreta que la cosa está bien fea. Entonces, ¿se debe tragar la cólera? No. Como cualquier otra emoción, la ira viene y va. Si paras, respiras, cuentas hasta diez… Contar hasta diez es un viejo consejo que funciona muy bien. Re-
¿Y el asco, es una construcción social y cultural? La tristeza, la ira y el miedo están en mi día a día en el consultorio, pero el asco es más raro. Si pensamos en retrospectiva, nos damos cuenta de que el asco es algo aprendido. Cuando tenemos un hijo pequeño lo sabemos bien, porque el chiquito no tiene asco de nada. Vamos moldeando el comportamiento. El único asco original que tenemos es el de la comida podrida, y es un sentimiento muy defensivo. El resto lo vamos aprendiendo y eso va más allá de lo físico y de lo biológico, comienza a entrar en lo psicológico y hasta en el comportamiento. Lo que nos aleja de lo civilizado y nos aproxima a lo animal, es considerado asqueroso. Lo asqueroso es lo que está fuera de lugar. -Mucho se habla de una generación actual de jóvenes que no puede escuchar un “no” y no sabe manejar la frustración. ¿Qué opina al respecto? No me convencen las explicaciones generacionales. Se dice que el joven de hoy no sabe manejar la frustración… El joven nunca supo manejar la frustración. Ese es el “trabajo” del joven. Se dice: “el joven de hoy es inconsecuente”. Tal vez, si nosotros no hubiésemos sido inconsecuentes, ¡ellos ni siquiera hubiesen nacido! Los jóvenes de hoy no saben manejar la frustración como tampoco nosotros lo supimos. Creemos que fue diferente porque lo vemos con los lentes del hoy. ¿Es difícil manejar la frustración? Sí, pero ese es el trabajo del joven. Y quedémonos tranquilos: ellos van a envejecer y los jóvenes que vendrán después de ellos tendrán el mismo trabajo. Ciudad nueva - Junio 2020
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Otra mirada Infancia / Israel ��������������������������������������������������������������������������������
La importancia de contar cuentos La crisis de la pandemia en el mundo provocó acciones inusitadas. Una de ellas, viene de Israel, donde el presidente de la República, Reuven Rivlin (quien no cumple las funciones de jefe de gobierno), resolvió ofrecer su contribución de una manera sorprendente: contando historias infantiles, para entretener a los niños de su país de una manera sana. A través de las
redes sociales pudo demostrar que la fantasía y la cultura son buenos recursos para combatir el estado de estrés provocado por el confinamiento. El presidente argumentó que los padres “merecen un descanso” en sus tareas de cuidar a los hijos en este período difícil, y esa esa era la forma con la que él, personalmente, podía colaborar. .
Solidaridad / Brasil �����������������������������������������������������������������������������
Aplicación para fomentar la acción social de los jóvenes El joven Rafael Rodeiro se unió a sus amigos Carlos Menezes y João Moraes, entonces estudiantes universitarios, para crear Ribon, una pyme creadora de una APP que estimula a los millenials a asumir causas filantrópicas y sociales. “Los millenials no se identifican con el tipo de filantropía de las generaciones pasadas”, afirma Rodeiro. “Entendemos que, más que un deber, ayudar al prójimo tendría que ser un placer. Por eso creamos una experiencia distinta y pla-
centera de donación”, completa. Al descargar la APP el usuario tiene acceso a historias inspiradoras, tomadas de la prensa. Puede cliquear un botón debajo de la historia que más le guste y contribuir con el pago de 100 ribons (una moneda virtual). Este gesto ayuda a impulsar la campaña de divulgación y de recolección de fondos de iniciativas sociales activas localmente. Los sponsors hacen la “magia” de transformar ribons en dinero de verdad, destinado a las or-
ganizaciones listadas en la APP, que se encargan del trabajo social de campo. .
Derechos humanos / Amazonia �������������������������������������������������������������������
Sebastião Salgado pide proteger del covid-19 a los indígenas
El 3 de mayo, el célebre fotógrafo brasileño Sebastião Salgado y su esposa Lélia Wanick Salgado lanzaron, mediante un video, una petición en línea, firmada por estrellas como Brad Pitt,
Paul McCartney, Madonna y Juliette Binoche, para reclamar “medidas urgentes” a los poderes públicos con el fin de proteger a los indígenas de la pandemia en Brasil, el país más afectado de América Latina. “Los pueblos indígenas de Brasil corren el riesgo de ser devastados por el covid-19 si no se toman medidas urgentes para protegerlos”, dice la petición, firmada, al cierre de esta edición, por unas 250.000 personas. Debido a su aislamiento, estos pueblos no tienen defensas inmunológicas capaces de protegerlos de enfermedades provenientes de áreas fuera de sus
ecosistemas. Según Salgado, su situación es crítica, porque los territorios reconocidos como de uso exclusivo de las poblaciones autóctonas han sido invadidos ilegalmente por buscadores de oro, traficantes de madera o granjeros, que podrían ser portadores del coronavirus. En el vídeo,el artista llama al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, a los líderes del Congreso y a la justicia a poner fin a esas intrusiones y a “garantizar la protección” de los pueblos indígenas. Es posible firmar la petición en: bit.ly/3fdWQEx Fuente: Radio France Internationale (rfr.fr)
Francia ���������������������������������������������������������������������������������������
Gobierno da una segunda oportunidad a quién se equivoca al pagar impuestos Los franceses tienen derecho a equivocarse. Es el gobierno de Francia quien no sólo lo afirma, sino que también lo pone en práctica en las relaciones entre los contribuyentes y la administración fiscal. Este abordaje reconoce la buena intención de los usuarios (personas físicas o empresas), que pueden equivocarse en sus de-
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claraciones al fisco. Sus errores serán perdonados… pero toda recidiva recibirá una sanción. “Errar es humano”… pero sólo una vez. L’erreur est humaine, une fois seulement… Oups.gouv. fr (que se podría traducir como “¡ups!.gub.fr”) es el sitio donde los contribuyentes franceses pueden regularizar su situación fiscal..
Gebé y Doblevé
María y Raimundo Scotto
Vida en pareja
¿Por qué disculparse? A menudo me sucede que lastimo involuntariamente a mi marido con una palabra de más, un descuido involuntario. Entonces, él se cierra. Pero disculparme me parece una humillación innecesaria... R. P. En la vida cotidiana, podemos aprender a no ser superficiales, a comprender las emociones del otro y a entrar en su mundo, para vivir serenamente con el otro, con sus fragilidades y con las nuestras. A veces, el cónyuge no deja pasar ni siquiera las faltas más pequeñas porque en realidad necesita atención. Disculparnos cuando nos damos cuenta de nuestro el error es sencillo; es difícil hacerlo cuando nos sentimos inocentes. Sin embargo, a menudo pedir perdón es el único medio para volver a empezar entre ambos, porque la “lógica” del amor va más allá de la de quien quiere medir con una balanza
actos y responsabilidades. A veces, implica pedir perdón no tanto por lo que dijimos o por lo que hicimos, que ofendió, sin intención, al otro, sino más bien por la superficialidad, la fragilidad o el descuido de lo que nadie es inmune. Solo a través del perdón, donado o recibido, suceden cosas realmente nuevas. Cambiemos nuestros ojos con ojos de misericordia, que saben mirar con indulgencia las inevitables heridas que cada uno trae dentro de sí. Pedir perdón, entonces, no significa humillarse, no equivale a renunciar a nuestras razones, sino a ir más allá de lo que sucedió, tender la mano para socorrer a quien sufre por motivos a
veces ilógicas y desconocidos para nosotros. No nos bloqueemos, concentrándonos en los defectos y en las miserias del otro. Dejémonos más bien guiar por la misericordia y por la ternura.
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Internacional
Un mundo con pandemia Gustavo E. Clariá
La política al centro de la escena La crisis sin precedentes causada por el Covid-19 podría devolver a la política su rol de servicio a los ciudadanos, por encima del poder de la finanza y de la economía. Un horizonte no exento de peligros y desafíos
“The economy, stupid” (es la economía, estúpido) fue el caballo de batalla que llevó a Bill Clinton a la presidencia de Estados Unidos en 1993, ganándole a un George H.W. Bush que aún gozaba de alta popularidad entre la población estadounidense. Fue sin duda un lema eficaz, que permanece como símbolo del predominio de la economía sobre la política, con todas las consecuencias que están a la vista -en particular, la creciente concentración de la riqueza en pocas manos y el auge de la que el Papa Francisco llama “cultura del descarte”, con efectos devastadores sobre el planeta. En esos años 90, Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares,
lanzaba, con un acto profético, el Movimiento Políticos por la Unidad, y definía la política “el amor de los amores”. Lubich recuperaba la dimensión originaria de la política como “el arte de gobernar”, que precede y ordena a todas las demás dimensiones y exigencias humanas. Porque “la tarea del amor político”, repitió en varias oportunidades, “consiste en crear y preservar las condiciones para que florezcan todos los otros amores: el de los jóvenes que quieren formar una familia y necesitan trabajo y una casa; el amor de quien desea estudiar y necesita escuelas y libros; del empresario que necesita de créditos, rutas, ferrocarriles, reglas precisas...”1.
Governor-General of New Zealand
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“El amor de los amores”. ¡Qué lejos hemos estado, en todos estos decenios, de pensar y experimentar la política en su más alta dimensión de ordenadora y armonizadora de los sueños de la gente, para que cada uno pueda crecer y desarrollarse, con las necesidades básicas cubiertas. Sin embargo, en plena crisis causada por la pandemia que afecta gran parte del planeta, pareciera que la política estuviera recuperando su rol, dejando en segundo plano –en muchos casos– la inevitable crisis económica para poner en primer lugar el cuidado y la salud de la gente. Las primeras emergencias que la mayoría de los gobiernos han asumido en todo el mundo, también en nuestra región, fueron las sanitarias, bajo todos los puntos de vista: cuarentena obligatoria, cierre de fronteras, medidas de protección con inversiones orientadas a la adquisición de todo lo necesario para alistar centros de salud, hospitales, a la protección del personal sanitario, los insumos necesarios para toda la sociedad, y una atención especial hacia las franjas más vulnerables, o por edad o por situación de marginalidad. En una segunda fase llegaron las medidas económicas, digitadas ya no desde la economía sino desde la política. Son los gobiernos latinoamericanos, en su mayoría, los que están destinando millones de dólares para sostener a las familias que, por causa del aislamiento, carecen de ingresos. Son los gobiernos que se asumen o postergan el pago de los servicios; que sostienen a los trabajadores informales; que asumen parte de los salarios de las empresas privadas para evitar despidos; que ofrecen créditos a tasas cercanas al cero a monotributistas y trabajadores autónomos –en un esfuerzo conjunto entre Estado y bancos privados–, pero también créditos blandos para que las pequeñas y medias empresas puedan seguir produciendo. No se puede ocultar que hay también países en el continente que han priorizado la economía a la salud al grito que “el remedio puede ser peor que la enfermedad”, permitiendo a las empresas a reducir los salarios y/o las jornadas laborales. Pero se constata que los gobiernos que han mirado antes que nada a la
World Health Summit
Dos ejemplos, entre muchos, de buena gestión sanitaria de la crisis provocada por el Covid-19: la gobernadora general de Nueva Zelanda (primer ministro), Jacinda Ardern (foto en pág. 16), y el ministro de Salud y Seguridad Social de Paraguay, Julio Mazzoleni (en esta foto, a la izquierda).
gente y a sus necesidades han obtenido un alto grado de aprobación, acercando como nunca la política a la sociedad. Por el contrario, hay mucho malestar y fuertes protestas en los países que han puesto la economía por delante de la salvaguardia de la población y del ambiente. Según estos datos, ¿podemos hipotizar que nos encontramos asistiendo al retorno de la necesaria primacía equilibradora y moderadora de la política en la sociedad? Parecería que no es todo oro lo que brilla. Hay quien ve con desconfianza el modo en que los gobiernos nacionales han actuado frente a la emergencia. BBC Mundo, entre ellos, advierte que “el coronavirus parece hecho a medida para los gobiernos y políticos autoritarios que han proliferado en los últimos años... les podría servir para recortar libertades democráticas, dar renovados papeles a los militares, cerrar las fronteras a la migración y exaltar el nacionalismo frente a la cooperación entre países”2. A estas voces discordantes se unen las de grupos de ciudadanos, que crecen de día en día, y que exigen regresar a sus trabajos o mantenerlo, para evitar el peligro concreto de no poder sostener a la propia familia. También el peli-
gro de fuertes estallidos sociales por el crecimiento de la pobreza, podría estar a la vuelta de la esquina. Los próximos meses podrían ser cruciales para entender si la crisis ocasionada por la pandemia y las medidas que se tomaron y que se siguen tomando en la mayoría de los países del mundo han sido proporcionadas y guiadas libremente por los gobiernos nacionales para el bien de la gente, o si –en cambio– hemos asistido a una puesta en escena desproporcionada y más bien guiada por consideraciones de conveniencia geopolítica u otros fines. Podremos también saber si estos meses de aislamiento obligado marcarán o no un cambio de paradigma en todos los ámbitos de la vida de las personas. Un cambio positivo en el que la política logre, en modo autónomo y sin intereses ocultos, recuperar su dimensión de servicio del bien común, su función equilibradora del “arte de gobernar” y su definición más alta, la de “amor de los amores”. 1
Intervención en el Congreso “Mil ciudades para Europa”. Insbruck (Austria), 9 de noviembre de 2001. 2 BBC MundoNews: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52184947 Ciudad nueva - Junio 2020
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Zona de diálogo
Capítulo 30
Algunas maneras de iluminar la “noche del diálogo”
Venimos en una serie de notas sobre el tema de la verdad y la mentira. Afirmábamos que duele que a uno le mientan, pero a veces no es necesario decir toda la verdad, ya que también duele. Muchas personas utilizan la excusa de “es que yo soy muy sincera” y creen que así pueden ofender sin más. Aprender cuándo callarse la verdad y cuándo ocultarla no es fácil. Va a depender de la situación, de nuestro sistema de valores, nuestra cultura... Pero lo que sí podemos afirmar es que, a veces, una mentira es mejor que una verdad. No nos olvidemos que jugamos con las emociones y los sentimientos de las personas, por lo que hay que meditarlo bastante. Está claro que en las relaciones la confianza es el vínculo de unión más fuerte, y si lo traicionamos, puede que la relación se deteriore. Sin embargo, en algu-
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nos casos hay mentiras piadosas que se admiten: son pequeñas faltas a la verdad que tienen la única intención de mejorar la relación. Una buena pista para saber si debemos decir una mentira piadosa consiste en calibrar la repercusión puede va a tener. A veces, cuesta decir una verdad porque va a ofender a la otra persona, pero si va a ayudar a que esta se encuentre mejor o que tome una nueva perspectiva, la verdad será necesaria. Lo cierto es que vivir la sensación de ayudar a los demás puede ser muy beneficioso. Sin embargo, hay ciertas cosas que no van a servir de nada, solo harán daño, por lo que es entonces cuando se admiten las mentiras piadosas. En este tema hay opiniones muy variadas, desde quienes opinan que hay que decir siempre la verdad porque las mentiras piadosas solo llevan a grandes mentiras, hasta los que apoyan que una mentirita de vez en cuando no hace mal
sino todo lo contrario. Pero hasta el momento en que estemos en la situación de decir la verdad o no, no sabremos qué es lo que haríamos. En nuestra cultura la mentira está condenada, sin embargo socialmente se aceptan ciertas falsedades, que hacen que las relaciones de las personas mejoren. Por ejemplo, en los piropos. Estos elogios son un caso válido para no decir la verdad. A veces, un amigo o una amiga necesita un envión de autoestima, y el elogio le ayudará a que se sienta mejor. Se trata de halagar a alguien para que consiga encontrar la fuerza suficiente, sobre todo cuando tiene una autoestima baja. Del mismo modo, si un hijo se ha esforzado mucho en una tarea, aunque no le haya salido del todo bien, vale elogiarlo. Se trata de una forma de motivación que puede llevarle a mejorar la próxima vez. Otro caso es en los agradecimientos. Si alguien ha hecho un regalo y al destinatario no le gusta, hacerlo saber es un gesto que en nuestra sociedad es visto como mala educación. Cuando recibes un regalo de una persona tienes que agradecerlo, y decir en este caso tus verdaderos sentimientos puede resultar ofensivo y hasta tonto. Una situación donde habría que mentir, sería cuando alguien nos hace un favor. Puede que no hayamos conseguido lo que queríamos, que no haya hecho lo que exactamente le habíamos pedido o que el resultado no nos haya venido bien. Lo cierto es que ya que la otra persona se ha tomado las molestias, agradecerle y mentir será lo más educado según nuestra norma social.
Cultura de la unidad
Claves para la convivencia / 25 Jesús Morán
La “doctrina de la tribulación” En una sociedad sembrada de divisiones de toda clase, que contaminan la convivencia hasta hacerla irrespirable, es bueno tener presente, si queremos construir, en cambio, una cultura de comunión, la “doctrina de la tribulación” descripta por el Papa Francisco (en Cartas de la tribulación, Editorial Herder, 2019). Bergoglio la aplica, por supuesto, a la vida religiosa pero, a mi entender, tiene una valencia ética universal que la hace extensible al ámbito social. En síntesis, tal doctrina se basa en una serie de principios que podemos resumir como sigue:
La lógica del discernimiento, en oposición a la lógica del ensañamiento. Se trata de no dejarse involucrar por el clima de contraposición que frecuentemente da forma a nuestras conversaciones. No seguir la lógica del ensañamiento significa dejar que la verdad surja por sí sola, desenmascarando la actitud negativa del otro. De esto ya hemos hablado en capítulos anteriores. La lógica del humillarse para resistir el mal. Esto no significa sumisión, sino una resistencia activa, que renuncia a cualquier forma de arrogancia o imposición. La auto acusación como premisa para el proceso de discernimiento. Francisco lo explica en un magnífico texto: “No es raro encontrar en las comunidades religiosas, ya sean locales o provinciales, facciones que luchan por imponer la hegemonía de su pensamientos y de us preferencias. Esto sucede cuando se reemplaza la apertura caritativa a los demás por las ideas de cada uno. Ya no se defiende el todo de la familia sino la parte que me afecta. Ya no se adhiere a la unidad [...], sino al conflicto [...]. Quienes se autoacusan dejan espacio a la misericordia de Diosi”. Podríamos perfec-
tamente sustituir “comunidades religiosas” con “partidos políticos”, o con cualquier forma asociativa y comunitaria y encontrar la misma dinámica. La oposición a la psicología de élite. Así la expone Francisco en la carta a los obispos chilenos del 15 de mayo de 2018: “Nunca un individuo o un grupo ilustrado puede pretender ser la totalidad del Pueblo de Dios y menos aún creerse la voz auténtica de su interpretación. En este sentido debemos prestar atención a lo que me permito llamar ‘psicología de elite’ que puede traslaparse en nuestra manera de abordar las cuestiones. La psicología de elite o elitista termina generando dinámicas de división, separación, ‘círculos cerrados´ que desembocan en espiritualidades narcisistas y autoritarias”. Aquí también, el concepto de “pueblo de Dios” puede ser reemplazado por “nación” o, simplemente, por “pueblo”. Siempre han existido grupos elitistas que pensaron que tenían ideas y soluciones ilustradas, que no solo no resolvieron los problemas, sino que crearon otros más serios. Finalmente, la aceptación de los propios límites. De la Carta al pueblo de Dios que peregrina en Chile del 31 de mayo de 2018: “Aceptar los aciertos, así como los límites personales y comunitarios, lejos de ser una noticia más se vuelve el puntapié inicial de todo auténtico proceso de conversión y transformación”. Este principio es un duro ataque al narcisismo y al egocentrismo que encontramos dentro de nosotros y que nos impiden establecer relaciones serenas y constructivas con los demás. Por el contrario, no hay actitud más saludable que la conciencia de que necesitamos al otro, su punto de vista, su cultura, su experiencia. Con la “doctrina de la tribulación”, los jesuitas han superado momentos críticos en su larga y prolífica historia al servicio de Dios y del hombre. Una buena dosis de ella nos haría bien para enfrentar la crisis cultural de nuestro tiempo. i
J.M. Bergoglio/Francesco, Umiltà, la strada verso Dio, Ed. EMI, Bolonia, 2013. Ciudad nueva - Junio 2020
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Palabra de Vida
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“El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió”
(Mateo 10, 40)
El evangelio de Mateo narra en este capítulo la elección que Jesús realiza de los Doce, a quienes después envía a predicar su mensaje. Están nombrados uno por uno, señal de la relación personal que construyeron con el Maestro, al haberlo seguido desde el comienzo de su misión. Conocieron su estilo, su cercanía con los enfermos, con los pecadores y con los considerados endemoniados; todas personas descartadas, juzgadas de manera negativa y de las cuales había que guardar distancia. Solamente después de estos signos concretos del amor por su pueblo, Jesús mismo se prepara para anunciar que el Reino de Dios está cerca. Por lo tanto, los apóstoles son enviados por Jesús como sus “embajadores”, y es a él a quien recibirán a través de ellos. A menudo, grandes personajes de la Biblia, por la apertura del corazón fren-
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te a un huésped inesperado, reciben la visita de Dios mismo. También hoy, sobre todo en las culturas que preservan un fuerte sentido comunitario, el huésped es sagrado aún cuando sea un desconocido, y a él se le ofrece el mejor lugar. Jesús instruye a los Doce: deben ponerse en camino, sin calzado ni provisiones, con una sola túnica. Deben dejarse recibir como huéspedes, dispuestos a aceptar las atenciones de los demás, con humildad. Deben ofrecer gratuitamente cuidados y cercanía con los pobres y donar a todos la paz. Tal como Jesús, tendrán que ser pacientes frente a las incomprensiones y persecuciones, seguros de la asistencia del amor del Padre. De esta manera, quien tenga la suerte de encontrar a alguno de ellos podrá experimentar la ternura de Dios. Todos los cristianos tienen una misión
como discípulos: dar testimonio con mansedumbre, primero con la vida y después con las palabras, del amor de Dios que encontraron para que sea una gozosa realidad para muchos, para todos. Y dado que ellos fueron recibidos por Dios, a pesar de sus fragilidades, el primer testimonio es precisamente una bienvenida amorosa al hermano. En una sociedad a menudo signada por la búsqueda del éxito y de la autonomía egoísta, los cristianos están llamados a mostrar la belleza de la fraternidad, que reconoce la necesidad mutua de los unos y los otros, y activa la reciprocidad. Con respecto al recibimiento evangélico, así escribía Chiara Lubich: “Jesús fue la manifestación de la plenitud del amor del Padre celestial para con cada uno de nosotros y, en consecuencia, del amor que tendríamos que tener mutuamente. Tratemos entonces de vivir esta Palabra en nuestras familias, asociaciones, comunidades y grupos de trabajo eliminando nuestros juicios, discriminaciones, prevenciones, resentimientos e intolerancias hacia los demás prójimos, algo tan fácil y tan frecuente pero que resiente las relaciones humanas e impide el amor recíproco. Recibir al otro, al que es distinto, forma parte de la base del amor cristiano. Es su punto de partida, el primer escalón en la construcción de la civilización del amor, de la cultura de comunión a la que Jesús nos llama sobre todo hoy”. 1 Letizia Magri i
Cf. C. Lubich, Palabra de Vida, diciembre 1992.
Palabra vivida
Tiempo y bienes a disposición
Flickr Jeff Youngstrom
Estos momentos de cuarentena me dan tiempos que antes no tenía o no me hacía. Siempre estaba pensando en mi trabajo y en casi nada más. Pero por lo visto, no soy yo quien maneja mis tiempos. Y ahora que los tengo, los trato de aprovechar haciendo cosas en casa, viendo películas y jugando en familia, cosa que hacía muy poco. Comenzamos a trabajar un poco y un matrimonio de adultos mayores de nuestra comunidad, que no tienen hijos ni familia, me hizo un pedido (hacemos pastas frescas) y se lo llevé. Cuando llegué, me agradeció por habérselo llevado y me preguntó si tenía pan. Le dije que no, pero me ofrecí a comprárselo. Me cuesta mucho cuando algo me mueve de mi programa... así que fui lo más rápido que pude, para “no perder tiempo” y se lo alcancé. No sabían cómo agradecerme. Realmente me fui contento por ese pequeño acto y vi que nada me pasó por haber salido de mi programa. Al contrario, estaba muy feliz por haberlo hecho. Días después también les llevé otro pedido, y al pan se sumó una ayuda para desbloquear el celular con el cual siguen
el rosario y es el único medio que tienen para “salir”. El sábado pasado, ella tenía una conexión por zoom con unos amigos y me llamó para ver cómo hacía para conectarse. Estuvimos alrededor de una hora y media hablando porque le tenía que explicar como usar el whatsapp web para poder enseñarle a conectarse al zoom. Además, se le había desinstalado el whatsapp. Fue una alegría inmensa cuando les vi las caras en mi pantalla. Habíamos logrado lo que para mí era imposible. Omar Sapag (Alta Gracia, Argentina) En estos tiempos de Covid-19 que estamos viviendo, lo que más se resiente es el distanciamiento con los seres queridos y con los hermanos en la fe. Pero este distanciamiento hace surgir en uno un ingenio que no conocía. Uno de mis allegados pasaba dificultades en conseguir sus medicamentos que utiliza en forma permanente. Con otros amigos hicimos las gestiones para que pudiera obtenerlos. A los pocos días los conseguimos, pero quedaba la dificultad de que este compañero vive a 40 km de
Asunción y lo recolectado estaba allí en la capital. ¿Quién podría llevárselo? Providencialmente, un sobrino se ofreció a acercarle los medicamentos. Unos días después, la misma persona que había necesitado esos remedios, recibe una ayuda del gobierno para comprar artículos de limpieza y alimentos, pero se tropezaba con el inconveniente que la operadora de telefonía que era el canal de esa ayuda era la más complicada para poder realizar la operación de compra. De nuevo me puse en campaña para ver cómo ayudar al hermano en solucionar esa complicación. Hablamos con un amigo que trabaja en un la mayor cadena de supermercados del Paraguay y así pudimos conseguir que cerca de su casa pudiera retirar los productos. La verdad que esta pandemia también está sirviendo para ser creativos en cómo ayudar a los demás. Julio Giménez (Areguá, Paraguay) Cuando comenzó la cuarentena, nos encontrábamos a 50 km de Asunción, en una casita que tenemos para descansar. En esos días, mi aporte hacia los demás pasaba por rezar el rosario y por ser concreto ayudando en ollas populares de la zona junto a otras personas de buena voluntad. Tenemos una escuela y colegio en Lambaré, que en este momento lógicamente están cerrados. Nos enteramos que a una familia de Venezuela (papá, mamá y dos niñas) la habían desalojado justo estos días y que habían quedado en la calle. Desde lejos dimos instrucciones para que dispusieran de un aula, de los baños y de las duchas como vivienda provisoria hasta que pase todo esto y pueda hacerse algo más concreto por ellos. En fin, pequeños actos de amor de este tiempo. Juan De Dios Puerto (Lambaré, Paraguay) Ciudad nueva - Junio 2020
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Especial
Centenario Chiara Lubich 1920-2020 Vera Araújo (desde Brasil)*
Hombres nuevos Chiara Lubich nos hace una propuesta antropológica humanista: todo hombre, sea cual sea su estado de vida, puede vivir en armonía con la sociedad
La búsqueda de un nuevo humanismo es un desafío constante de la historia, entendiendo “nuevo” como más perfecto y encarnado en su sentido concreto. Ya muchas fueron las propuestas humanistas. La que es única es la de Jesús, el Verbo hecho carne que trae la vida divina a la humanidad sin destruirla, sino llevándola a la perfección. Él mismo se coloca como modelo y camino hacia una meta fascinante. Lo que el mensaje evangélico propone es un camino nuevo: el de ser amor para vivir el amor, para construir una “civilización del amor”. La afirmación del apóstol Pablo “ Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí”(Gálatas 2, 20) sigue siendo una provocación a los cristianos y, en el fondo, a todo ser humano.
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También Chiara, desde el inicio de su extraordinaria aventura espiritual y humana, comprendió esa verdad que es fundamento de una vida nueva. Ya en 1946, escribía a sus compañeras: “El alma debe tender a ser como sea posible otro Jesús… Ser Jesús en la tierra. Dar a Dios nuestra humanidad de modo que la use para hacer revivir en ella a su Hijo predilecto”. Chiara conocía bien la enseñanza de la Iglesia según la cual el bautismo y los otros sacramentos operan esa transformación. Sin embargo, sentía fuertemente que hace falta nuestra respuesta, nuestra correspondencia, nuestro compromiso. Ser otro Jesús le parecía que quería decir tener los pensamientos y la mente, los sentimientos, el corazón, la voluntad y las actitudes de Jesús. ¿Cómo adquirirlos? Siguiendo su estrella, sus pasos, es decir: poniendo en práctica sus enseñanzas. E hizo un descubrimiento -antiguo y al mismo tiempo actual-: habrá que vivir palabra por palabra del Evangelio para evangelizarse totalmente a sí mismos, hasta ser amor, es decir, convertirse en mujeres y hombres que aman. Una fórmula muy simple, válida para todos, universal: “Si amamos, somos otros Jesús”. Sin embargo, también ve-
mos a Jesús en todos, descubrimos a Jesús en todos. La mirada de Jesús en mí percibe e ilumina a Jesús en los demás. Entonces, Jesús en mí y Jesús en ti realizan la reciprocidad del amor. Nace, brota potente la comunidad en todas partes. Se toca, se ve un amor que, transformado en comunidad, construye, crea, modifica, se difunde. Es un nuevo camino comunitario, materializado por el amor. Durante años Chiara, sus compañeras y la primera comunidad de Trento trabajaban y “bebían” las palabras de amor del Evangelio. Un paréntesis para un recuerdo. Cuando conocí a Chiara, en 1959, en Fiera di Primiero (Italia), mi primera impresión fue fuerte y suave: una mujer completa, realizada, que establecía conmigo una relación profundísima y muy simple y, de ese modo, cambió mi joven existencia. En esa Mariápolis me parecía ver “brotar” lo que había soñado y buscado desde hacía mucho tiempo: una sociedad donde todo funcionaba, porque todos se amaban. Con el tiempo, Chiara fue formulando una pregunta. El amor es nuestra vida, pero la vida -y toda vida comunitaria- necesita reglas, leyes, un orden. ¿Puede ser el amor nuestra regla? Así surge la institución que Chiara percibió como una luz, y que era una inspiración. Su relato es tan simple que tiene el saber de un “descubrimiento” iluminado por la luz del carisma que Dios estaba infundiendo en ella. “El amor es luz, es como un rayo de luz que, cuando atraviesa una gota de agua, se fragmenta en un arco iris en que se pueden admirar los siete colores. Todos son colores de luz, que, a su vez, se desdoblan en infinitas gradacio-
nes. Y como el arco iris es rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta, el amor (la vida de Jesús) se tiñe de distintos colores, se expresa de muchos modos distintos”. Como los colores del arco iris son siete, la vida de la nueva comunidad se ordenó en siete aspectos, todos expresión de amor: el amor como comunión, espiritual y material; el amor que se difunde y se irradia; el amor cuya raíz está en Dios y se eleva a Él mediante la oración; el amor que cura, que cuida y, por eso, es salud, también física; el amor que congrega a las personas en asamblea, en comunidad, y crea el hogar; el amor como pensamiento y sabiduría, que conoce y penetra como la luz: el amor que hace de muchos uno, que hace la unidad. Esas expresiones de amor se convierten en la norma de vida de los que siguen a Chiara y de toda expresión y manifestación del Movimiento de los Focolares: las ciudadelas de testimonio, los Focolares, los centros de formación, la vida en las familias, los grandes congresos y las Mariápolis. En cualquier lugar del mundo, esos diferentes rostros del amor son el modelo organizacional de vida, y un modelo que también es capaz de penetrar en culturas diferentes. Cada persona experimenta que es posible combinar orden y libertad, creatividad y armonía, individualidad y comunidad. Cada persona es protagonista, es sujeto y, a su vez, está dispuesta a recibir y a perder. Con cuidado materno y sabiduría, Chiara siempre nos explicó, profundizó, iluminó y encarnó en las estructuras del Movimiento esos aspectos del amor, hasta que entrasen en nuestra carne. El humanismo que brota del carisma de la unidad y que tiende a la
máxima perfección Jesús-yo, Jesús-nosotros, Jesús-todos cumple en el individuo transformado en persona (que quiere decir, en Jesús) una especie de unificación interior y exterior. No lo fragmenta en momentos separados y divididos de su actividad. La persona vive una sola cosa: el amor, en sus diferentes expresiones, pues es amor cuando trabaja, cuando compra, cuando reza, cuando sufre, cuando come y cuando duerme, cuando está en familia o con los otros, cuando estudia y piensa, cuando comunica. Ya no hay separación entre vida pública y privada ni contraste entre relaciones anónimas y de amistad o familiares, pues todo se unifica al mirar a todos como “candidatos a la unidad” y a cada sociedad como “posibilidad de un mundo unido”. Es un orden que se adapta a la vida social y nacional, familiar y comunitaria y en la relación entre culturas y saberes. Se trata de un designio global de organización en que las partes, o los miembros, aunque distintos, se entrecruzan y se complementan para alcanzar un objetivo común. Así, cada miembro y cada parte es única, importante e insustituible, pero lo es solamente en relación de amor con los demás hasta formar la comunidad, la comunión. Cuando la comunión se rompe, cuando surgen las dificultades y el conflicto en las relaciones, siempre es el amor el único elemento que impulsa a recomenzar, que da confianza y cicatriza el trauma. En este caso es un amor más fuerte, porque está purificado por la dificultad. Imaginemos la administración de una ciudad donde la economía, las relaciones étnicas, la ética y los valores, la salud, el urbanismo y el arte, la cul-
tura y la educación, la comunicación y todo trabajan juntos, sin que ningún aspecto prevalezca sobre otro, sino más bien todos, por amor, se ponen al servicio el uno de los otros. También la autoridad sería un servicio de amor a toda la comunidad. El resultado sería el crecimiento humano de los miembros de la comunidad. También la ciudad en su conjunto se desarrollaría según su identidad, su fisonomía, su vocación específica. Así podría ser un don y expresión de una participación activa y constructiva en una comunidad más amplia para construir un fragmento de mundo unido. Imaginemos una fábrica, una empresa o cualquier otra estructura productiva donde cada individualidad trata de imponerse o predominar sobre las demás en una competición a veces dura y estresante. La organización según esos aspectos del amor armoniza las funciones, dispone a las personas a colaborar más que a competir, y cada aspecto de la comunidad laboral contribuye al proyecto común. Pensemos en la interacción entre saberes y culturas, donde cada disciplina desarrolla y profundiza diferentes temas, de acuerdo con su punto de vista, y entra en relación de amor con todas las demás para el bien de la persona y de la comunidad. No es una ilusión: ya estamos experimentando esto, y puede ser un aporte muy adecuado y válido para el hoy, para buscar la unidad en la distinción y la distinción en la unidad. *Socióloga y miembro del primer grupo del centros de estudios de los Focolares, Escuela Abá con sede en Rocca di Papa (Roma). Traducción del portugués gentileza de Cynthia Carolina Britos.
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Iniciativas / Testimonios
Jóvenes y adultos en acción ante las emergencias Recogido por la redacción
Concretos, cercanos, creativos y “sonrientes” Son incontables las iniciativas de personas y grupos que buscan aliviar las necesidades de un creciente número de ciudadanos. Mencionamos tan solo algunas, que llenan de esperanza e invitan a “contagiarse” la solidaridad
Voluntarios para ayudar con las compras o con otros menesteres (¡incluso en lancha!) a quienes no pueden salir de casa, como el #MarketChallenge del argentino Facundo Niizawa, inspirado en los cartelitos en los ascensores de los edificios en España y en Italia. Voluntarios “a distancia” que se ofrecen un “hombro” y un oído atento, para escuchar y conversar con quién lo desee, como los de aquiestoy.live. Jóvenes profesionales que crean APPs y páginas web de intermediación entre personas necesitadas y que quieren ayudar, como la que creó el joven paraguayo Marcelo Elizeche (AyudaPY ayudapy.org, muy completa y funcional) o que buscan reunir toda la información útil posible según la localidad y el tipo de necesidad. Es el caso de Espacio CoronavirusUy, creada por el uruguayo Javier Ramos. Nacida para ubicar las ollas populares, hoy por medio de ella los usuarios pueden publicar avisos, información y contactos acerca de cooperación virtual y técnica, tele ayuda psicológica, apren-
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dizaje y entretenimiento, delivery de medicamentos y alimentos, ofrecimiento de servicios u empleos, proyectos de innovación contra el Covid-19, denuncias públicas y ollas populares y donaciones. Parece que el refrán no miente: “la necesidad agudiza el ingenio”. Y solo mencionamos algunos ejemplos, porque la creatividad para ser solidarios parece no tener límites. Sobre todo (aunque no únicamente) en los jóvenes. Utilizan Instagram y WhatsApp (como los argentinos de @ayudandocuarentenaa). Por lo general, nacen de la idea de un joven que crea rápidamente un instrumento informático, lo comparte (más que nada en las redes sociales, por las limitaciones de las reuniones presenciales y de la circulación de personas), al que se le asocian otros jóvenes o adultos, y el instrumento se completa, se difunde y se perfecciona. Es que ¡también el entusiasmo es contagioso! Y, por supuesto, abundan las instancias de solidaridad “tradicionales”, como las ollas populares, las donaciones y las iniciativas para fomentarlas o ampliarlas. El paraguayo Tito Ruiz Díaz organiza, con un equipo de voluntarios, puestos de recolección de alimen-
tos fuera de varios supermercados de Lambaré (Gran Asunción). Posteriormente, cocinan y reparten un promedio de 300 platos diarios, ininterrumpidamente desde hace más de 70 días, al cierre de esta edición. Todo comenzó con el pedido de ayuda que unos vecinos dirigieron a Tito. “Nos dijimos que nadie, por lo menos en nuestro barrio, tendría que estar pasando hambre y necesidades”, comenta. Son ya centenares las ollas populares que funcionan “a pulmón” y en base al trabajo sacrificado, pero con la mejor onda y con la sonrisa de muchas mujeres y hombres paraguayos. No faltan tampoco en Uruguay donde, enseguida después del inicio de la emergencia sanitaria, jóvenes y adultos vinculados al Colegio Seminario de Montevideo organizaron una colecta para canastas de emergencia. Son muchos los empresarios que se desviven, de mil maneras, para desvincular el menor número posible de funcionarios y para no abandonar a los que no pudieron mantener. Y desde Junín (Argentina) nos llega la noticia de la familia Iriondo, dueña de una zapatería, que decidió regalar unos 150 pares de calzados. El mensaje que difundieron explica que les había quedado ese stock y que creían que “éste es el momento ideal para donarlo. Si te gustaría recibir un par, te indicamos como hacer. No tengas vergüenza, no es limosna lo que pedis, es un regalo que te hacemos”. Siguen las instrucciones correspondiente, y el mensaje concluye así: “Es un regalo. Pero te invitamos a que dejes una colaboración, la que creas, quieras
Taryn Elliott Pexels
o puedas, para ayudar a una familia de Junín que en estos momentos lo necesita más que nunca. Nos quedamos en casa, regalamos y ayudamos. Compartí este mensaje con tus vecinos. ¡Esperamos tu pedido! Un fuerte abrazo” Damos ahora la palabra a algunos entre tantos uruguayos y paraguayos (y a un mexicano) que, interpelados por la necesidad que tocaba a su puerta, respondieron con generosidad. Nos llegaron a través del grupo de Facebook Coronavirus en Positivo, iniciativa de Pablo Loyola, un cordobés miembro del Movimiento de los Focolares. El miedo no fue un obstáculo Un tío mío se empezó a sentir mal. Los síntomas podían indicar coronavirus. Fue a un hospital de Ciudad de México, donde decidieron internarlo de inmediato. Los familiares buscaron alojamiento en los hoteles cercanos, pero todo estaba cerrado. Agotaron sus posibilidades buscando algún estacionamiento para dormir en su camioneta, pero también estaban cerrados. Fue entonces cuando me hablaron. Yo había tenido días muy intensos pues acababa de terminar una gran obra y estaba viendo cómo haría con mis trabajadores, para que en esta cuarentena al menos tuvieran lo necesario. Me iba a sentar a descansar cuando me habló mi tía, con mucha pena. Me explicó la situación y me pidió si podía venir a casa. Añadió que si yo tenía miedo lo entendía y seguiría buscando. Obviamente le dije que sí al instante, pero tenía que conversarlo con mi esposa, con la que coincidimos que era como recibir
a Jesús que nos tocaba a la puerta, y que queríamos que ellos se sintieran amados, en familia. La experiencia fue muy linda, por más que estábamos muy asustados. No pude dormir bien tres noches pensando en las posibilidades de contagio, pues para ese momento, los doctores habían determinado que efectivamente se trataba de coronavirus. Como nuestra casa se encuentra lejos del hospital, prudentemente mi primo consiguió un departamento en alquiler y se mudaron. Afortunadamente después de seis días de internación mi tío fue dado de alta y todos pudieron regresar a su casa. Fue una experiencia muy linda, pues mi esposa y yo siempre estamos metidos en trabajo y está situación nos enfrentó al miedo, a la incertidumbre y a la adaptación, pero, si uno le da un enfoque humano y ve a Jesús en el otro, la lleva a otra dimensión, más enriquecedora en otros aspectos de la vida. David Martinez Tellez (México) No éramos vecinos muy unidos... En el complejo habitacional donde vivo somos muchos los mayores de edad que es mejor que nos quedemos en casa. No éramos muy unidos, como vecinos. Pero, de a poco, se fue generando un clima de familia, cuando algunos jóvenes comenzaron a ofrecerse para hacernos los mandados o cualquier tarea que necesitáramos. Hoy puedo decirte que en los 43 años que vivo aquí nunca habíamos vivido estos pequeños grandes gestos de solidaridad. Es realmente reconfortante. Ramón Perdomo (Uruguay)
Un golpe de amor A causa del coronavirus, recientemente perdí el trabajo. Era administrativo, y no me gustaba porque sentía que a veces se cobraban a los clientes montos muy elevados, que me parecerían injustos. Me despidieron porque, a raíz de las disposiciones del gobierno, la empresa estaba muy mal y hubo una reducción de personal. Me quedé un mes sin empleo hasta que tuve la oportunidad de trabajar en un hospital del Estado. Ahora trabajo en el hospital que es también sede del laboratorio central donde se procesan las muestras de los test del Covid-19. Estoy en el sector encargado de cargar los datos al sistema y de recibir a la gente. Es un trabajo un poco difícil, ya que la gente viene a retirar el resultado de su prueba de Covid-19 con paranoia, cansancio o, a veces con una actitud un poco fuerte. Hay días que me toca dar mucho amor, por el maltrato que recibo por parte de la gente que tiene miedo. Una noche vienen llegando dos motos de delivery. Pensamos que alguien había pedido comida, pero eran ellos que tuvieron ganas de amarnos, pues nos trajeron pizzas de regalo, en cajitas que decían “gracias por cuidarnos”, “son nuestros héroes”, “estamos con ustedes”, y demás mensajes bonitos. Fue como un shock positivo, muy bonito, que me mostró que, por más que la gente tenga miedo y sufra, también puede haber un “golpe” de amor tan fuerte en cosas pequeñas. No soy médico ni enfermero, pero fue muy bonito ver cómo la gente se solidariza hasta con las personas más pequeñas de los hospitales. Carlos Santacruz (Paraguay) Ciudad nueva - Junio 2020
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Vida sana
Consejos para la vida espiritual Leonardo Boff*
El coronavirus despierta en nosotros lo humano Algunos consejos espirituales del célebre teólogo y filósofo brasileño para la cuarentena y la fase que seguirá a ésta
La pandemia del coronavirus nos obliga a todos a pensar: ¿qué es lo que cuenta verdaderamente, la vida o los bienes materiales? ¿El individualismo de cada uno para sí, de espaldas a los demás, o la solidaridad de los unos con los otros? ¿Podemos seguir explotando, sin ninguna otra consideración, los bienes y servicios naturales para vivir cada vez mejor o podemos cuidar la naturaleza, la vitalidad de la Madre Tierra y el vivir bien, que es la armonía entre todos y con los seres de la naturaleza? ¿Ha servido para algo que los países
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amantes de la guerra acumulasen cada vez más armas de destrucción masiva, y ahora tienen que ponerse de rodillas ante un virus invisible evidenciando lo ineficaz que es todo ese aparato de muerte? ¿Podemos continuar con nuestro estilo de vida consumista, acumulando riqueza ilimitada en pocas manos a costa de millones de pobres y miserables? ¿Todavía tiene sentido que cada país afirme su soberanía, oponiéndose a la de los otros, cuando deberíamos tener una gobernanza global para resolver un pro-
blema global? ¿Por qué no hemos descubierto todavía la única Casa Común, la Madre Tierra, y nuestro deber de cuidarla para que todos podamos caber en ella, naturaleza incluida? Son preguntas que no pueden ser evitadas. Nadie tiene la respuesta. Una cosa, sin embargo, atribuida a Einstein, es cierta: “la visión de mundo que creó la crisis no puede ser la misma que nos saque de la crisis”. Tenemos forzosamente que cambiar. Lo peor sería que todo volviese a ser como antes, con la misma lógica consumista y especulativa, tal vez con más furia aún. Ahí sí, por no haber aprendido nada, la Tierra podría enviarnos otro virus que tal vez pudiera poner fin al desastrado proyecto humano. Pero podemos mirar la guerra que el coronavirus está produciendo en todo el planeta bajo otro ángulo, este positivo. El virus nos hace descubrir cuál es nuestra más profunda y auténtica naturaleza humana. Ella es ambigua, buena y mala. Aquí veremos la dimensión buena. En primer lugar, somos seres de relación. Somos, como he repetido innumerables veces, un nudo de relaciones totales en todas las direcciones. Por lo tanto, nadie es una isla. Tendemos puentes hacia todos los lados. En segundo lugar, como consecuencia, todos dependemos unos de otros. La comprensión africana Ubuntu lo expresa bien: “yo soy yo a través de ti”. Por tanto, todo individualismo, alma de la cultura del capital, es falso y antihumano. El coronavirus lo comprueba. La salud de uno depende de la salud del otro. Esta mutua dependencia asumida conscientemente
se llama solidaridad. En otro tiempo la solidaridad hizo que dejásemos el mundo de los antropoides y nos permitió ser humanos, conviviendo y ayudándonos. En estas semanas hemos visto gestos conmovedores de verdadera solidaridad, no dando solo lo que les sobra sino compartiendo lo que tienen. En tercer lugar, somos seres esencialmente de cuidado. Sin el cuidado, desde nuestra concepción y a lo largo de la vida, nadie podría subsistir. Tenemos que cuidar de todo: de nosotros mismos, de lo contrario podemos enfermar y morir; de los otros, que pueden salvarme o salvarlos yo a ellos; de la naturaleza, si no, se vuelve contra nosotros con virus dañinos, con sequías desastrosas, con inundaciones devastadoras, con eventos climáticos extremos; cuidado con la Madre Tierra para que continúe dándonos todo lo que necesitamos para vivir y para que todavía nos quiera sobre su suelo, siendo que, durante siglos, la hemos agredido sin piedad. Especialmente ahora bajo el ataque del coronavirus, todos debemos cuidarnos, cuidar a los más vulnerables, recluirnos en casa, mantener la distancia social y cuidar la infraestructura sanitaria sin la cual presenciaremos una catástrofe humanitaria de proporciones bíblicas. En cuarto lugar, descubrimos que todos debemos ser corresponsables, es decir, ser conscientes de las consecuencias benéficas o maléficas de nuestros actos. La vida y la muerte están en nuestras manos, vidas humanas, vida social, económica y cultural. No basta la responsabilidad del Estado o de algunos, debe ser de todos, porque todos estamos afectados y todos podemos afectar. Todos debemos aceptar el confinamiento. Finalmente, somos seres con espiritualidad. Descubrimos la fuerza del mundo espiritual que constituye nuestro Profundo, donde se elaboran los grandes sueños, se hacen las preguntas últimas sobre el significado de nuestra vida y donde sentimos que debe existir una Energía amorosa y poderosa que impregna todo, sostiene el cielo estrellado y nuestra propia vida, sobre la cual no tenemos todo el control. Podemos
abrirnos a Ella, acogerla, como en una apuesta, confiar en que Ella nos sostiene en la palma de su mano y que, a pesar de todas las contradicciones, garantiza un buen final para todo el universo, para nuestra historia sapiente y demente, y para cada uno de nosotros. Cultivando este mundo espiritual nos sentimos más fuertes, más cuidadores, más amorosos, en fin, más humanos. Sobre estos valores nos es concedido soñar y construir otro tipo de mun-
do, biocentrado, en el cual la economía, con otra racionalidad, sustenta una sociedad globalmente integrada, fortalecida más por alianzas afectivas que por pactos jurídicos. Será la sociedad del cuidado, de la gentileza y de la alegría de vivir. *Leonardo Boff es teólogo, filósofo y escritor. Artículo publicado en servicioskoinonia.org el 5 de abril de 2020, con traducción de María José Gavito Milano.
Consejos Dado que la cuarentena es un retiro forzado, haz como los religiosos y religiosas que deben hacer un retiro todos los años. Algunas sugerencias para la dimensión espiritual de la vida: 1. Toma tiempo para ti y haz revisión de tu vida. 2. ¿Cómo ha sido mi vida hasta ahora? 3. ¿De qué lado estoy? ¿Del de aquellos que están bien en la vida, o del lado de los que tienen alguna necesidad, de los que necesitan una palabra de consuelo, de quien es pobre y sufre? 4. ¿Cuál es mi opción fundamental? ¿Ser feliz por todos los medios? ¿Acumular bienes materiales? ¿Conseguir estatus social? ¿O ser bueno, comprensivo, dispuesto a ayudar y apoyar a quienes están en peor situación? 5. ¿Puedo tolerar los límites de los demás, a los aburridos, controlarme para no responder a las tonterías que escucho? ¿Puedo dejarlo pasar? 6. ¿Puedo perdonar de verdad, pasar página y no ser rehén de resentimientos y malos juicios? 7. ¿Puedo encontrar las palabras correctas cuando tengo que decir algunas verdades y llamar la atención sobre los errores o equivocaciones de otros que están relacionados conmigo? ¿O van directamente, agresivamente, humillando a la persona? 8. ¿Cuando me levanto por la mañana, rezo una oración con el pensa-
miento, pidiéndole a Dios que me proteja a mí, a mi familia y a aquellos con quienes vivo y trabajo? ¿Y por la noche, antes de ir a dormir, elevo mi mente a Dios, incluso sin palabras, para agradecer el día, por todo lo que ha sucedido y por estar vivo? 9. ¿Qué lugar ocupa Dios en mi vida? ¿Quieres intentar unos minutos de meditación pura, donde solo Dios y tú estén presentes, olvidando un poco el mundo? (Simplemente levanta la mente y ponte en silencio ante Él. He escrito un pequeño libro: Meditación de la luz: el camino de la simplicidad, un método que une Oriente y Occidente dejando que un rayo de luz de lo Alto penetre en todo tu cuerpo y en tus puntos de energía (chakras) y transfigure tu vida). Son suficientes unos minutos. 10. ¿Tienes el coraje de fomentar una actitud de entrega total a Dios, sabiendo que siempre estás en la palma de su mano? Todo lo que sucede proviene de su amor. La muerte es como un nacimiento y nadie ha visto su propio nacimiento. En la muerte, sin darnos cuenta, caeremos en los brazos de Dios Padre y Madre de infinita bondad y misericordia. No olvides nunca las palabras reconfortantes de la Primera Epístola de San Juan (3, 20): “Si tu corazón te acusa, debes saber que Dios es más grande que tu corazón”. Entonces, parte en paz bajo el manto de la infinita misericordia divina.
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Arte & Espectáculo
por Claudio Larrique
Cine �������������������������������������������������������������������������������������������������������������
Incompleta pero selecta opción de grandes films clásicos Toda antología (sea literaria, musical o cinematográfica) es de por sí arbitraria, porque depende del gusto o la memoria de su autor. Además, en este caso no podría ofrecerse más que un breve muestrario de películas. De lo contrario, necesitaríamos escribir un libro. Y ya hay suficientes, empezando por 1001 películas que hay que ver antes de morir. Cosa imposible de realizar, además de superflua. En ocasión de poder conocer o volver a ver grandes obras cinematográficas a través de múltiples formas, optamos ahora por presentar grandes directores y una obra en cada caso. Hay mayor presencia de europeos, que no por nada fueron los creadores del cine y los que supieron imponer el cine de autor. Imposible no iniciar este recorrido sino por el sueco Ingmar Bergman (Cuando huye el día o Fresas salvajes, según la traducción). Bergman es un agudo pensador, casi un filósofo y teólogo en el mundo de la pantalla. Entre los franceses elegiría a vuelo de pájaro a Jean Renoir (La gran ilusión), Robert Bresson (El proceso de Juana de Arco, en contrapunto con La pasión de Juana de Arco del danés Carl Theodor Dreyer) y en la nouvelle vague a Francois Truffaut (la autobiográfica Los cuatrocientos golpes). Sin olvidar tampoco a Eric Rhomer (El rayo verde). De Italia: Roberto Rosellini (Roma, ciudad abierta, con la inolvidable Anna Magnani), Vittorio De Sica (Ladrón de bicicletas), y Ermanno Olmi (El oficio de las armas, sobre el condotiero renacentista Juan de las Bandas Negras).
El proceso de Juana de Arco
Ladrón de bicicletas
La ventana indiscreta
Tiempos modernos
De España, vale la pena recordar al genial Luis Buñuel (Viridiana), a Luis García Berlanga (El verdugo), y a Carlos Saura (La prima Angélica). De Inglaterra, entre muchos, preferiría recomendar a Alfred Hichcock (La ventana indiscreta, con Grace Kelly y James Stewart). Se trata de un autor que trinfó en su país y en Estados Unidos y que Tuffaut consagró como maestro. De Estados Unidos, ¿cómo olvidar a John Huston y Dublineses, su última maravillosa obra que adapta un cuento de James Joyce, con la interpretación de su hija Anjelica Huston? Y ¿cómo no mencionar a John Ford (La diligencia, con John Wayne)? Tampoco se podrían cerrar estas breves líneas sin saludar al maestro japonés Akira Kurosawa (Dersu Uzala, deslumbrante por su amor a la naturaleza y su
canto a la amistad). O sin recurrir a Charles Chaplin (Tiempos modernos), Buster Keaton (La General) y Orson Welles (El ciudadano). De los admirados rusos, elijo dos films de cada uno de los tres citados: Sergei Eisenstein (El acorazado Potemkin e Iván el Terrible), Andrei Tarkovski (Andrei Rubliov y Nostalgia), Aleksandr Sokurov (Madre e hijo y El arca rusa). Claro que quedan muchísimos directores valiosos e infinidad de obras por citar. Se nos puede criticar por no haber mencionado a ningún argentino o latinoamericano; es verdad. No faltará la ocasión otra vez. Debo admitir que en algunos casos nos falló la memoria, en otros la voluntad. José María Poirier (Imprescindibles para cinéfilos)
Libro ������������������������������������������������������������������������������������������������������������
El presidente ha desaparecido Bill Clinton y James Patterson / Editorial Planeta / 592 páginas “La presidencia de Estados Unidos pende de un hilo. El presidente, Jonathan Duncan, está a punto de ser destituido y es presa fácil de los tiburones de Washington cuando, acorralado por la prensa, cuestionado por la opinión pública y sus propios colaboradores, se enfrenta al mayor ataque que Estados Unidos haya sufrido nunca. Sin nadie en quien confiar, el presidente Duncan deberá desaparecer para actuar en la sombra, aún a riesgo de que le consideren sospechoso y traidor”. Así presenta la editorial Planeta presenta El
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presidente ha desaparecido, el resultado de la colaboración de un exitoso escritor de policiales y un expresidente de Estados Unidos. Una novela que mantiene al lector en suspenso hasta el final e ilustra lo que significa sentarse en la oficina oval de la Casa Blanca y tener que tomar decisiones (a solas) que en un momento pueden cambiar el orden mundial. Una típica historia “hollywoodiense”, con algunas exageraciones y muchas superficialidades, pero agradable de leer. Gianni Abba (Muy bueno)
Señalamos
Música en tiempo de pandemia:
El regreso de Bob Dylan Una nueva sorpresa de Bob Dylan: “I Contain Multitudes” (contengo multitudes), es la segunda canción inédita lanzada en plena cuarentena por el Premio Nobel de Literatura, ícono nacional de la música de nuestro tiempo. La estrena después de “Murder Most Foul”, pieza monumental, de más de 17 minutos, que en marzo marcó su regreso a la grabación de nuevas canciones (en ese caso, una historia de Estados Unidos a partir de uno de los momentos más oscuros del siglo pasado, el asesinato del presidente J. F. Kennedy). Esta vez son 4 minutos y medio que terminan con una melodía que recuerda al nostálgico “Beyond the Horizon” de 2006: una confirmación para los fanáticos de que podría llegar un nuevo álbum de canciones originales -sería el primero desde 2012, año de estreno de Tempest-. Aclamada por la crítica, “Murder Most Foul” (la revista Rolling Stone elogió “el poder de ofrecer consuelo por medio de la música en estos tiempos difíciles”) y “I Contain Multitudes” son las primeras canciones originales de Dylan desde
ganó el Nobel y llegan después de tres álbumes de covers - Shadows in the Night (de 2015), Fallen Angels (2015) y Triplicate (2017). I Contain Multitudes cita en el título un verso de “Song of Myself ”, de Walt Whitman, uno de los mayores poetas estadounidenses. “Pinto panoramas, pinto desnudos”, canta Dylan, acompañado de las cuerdas de una guitarra acústica, de una eléctrica y de un violonchelo y sin percusiones. Y homenajea –de manera más o menos explicita- a David Bowie, a Edgar Allan Poe, al poeta irlandés Anthony Raftery y a William Blake. Entre las muchas comparaciones, algunas son sorprendentes: “Soy como Ana Frank e Indiana Jones y esos chicos malos británicos: los Rolling Stones”. La violencia y la muerte se infiltran en un mood íntimo y autocrítico: “Llevo cuatro pistolas y dos cuchillos grandes… duermo con la vida y la muerte en la misma cama”, canta el poeta de
“Blowin ‘in the Wind”, quien apagó 79 velitas el 24 de mayo y que, debido al coronavirus, tuvo que cancelar una gira en Japón y otros recitales ya programados en su país. Ansa (Excelente)
ahora, ponerse el traje, estar elegante y hacerlo igual”. “Las cosas no tienen que volver a la normalidad, tienen que volver a empezar y ser mejores, no me gusta la normalidad”, sostuvo el rosarino con énfasis, durante el encuentro virtual que duró cerca de una hora y media y en el que repasó más de una quincena de canciones. Fue el segundo concierto del músico durante la cuarentena. A diferencia del recital que ofreció el primer día de la cuarentena, casi dos meses antes, esta cita fue transmitida por la RAE para todo
el planeta en portugués, inglés, francés, italiano, alemán, chino y japonés. Además de la música, recordó algunos artistas que “se fueron” recientemente, como Sergio Denis (había muerto ese mismo día), Tom Lupo, Horacio Fontova y Marcos Mundstock. “Nos dejaron un mensaje de risa y de amor. Son todas almas nobilisimas”. Entre canciones y evocaciones, también recordó la grabación de las voces de “La rueda mágica” con Andrés Calamaro y Charly García. Páez, acompañado solo por su piano, interpretó un popurrí con “She’s mine”, “Cable a tierra”, “Tus regalos deberían de llegar”, “Tema de Piluso” y “El amor después del amor”, también recorrió las incansables “11 y 6”, “Tumbas de la gloria” y “Mariposa Tecknicolor”. El repertorio también contempló “Y dale alegría a mi corazón”, “Dar es dar”, “Yo vengo a ofrecer mi corazón” y “Entrance”, un tema sobre una “nena que estaba metida en la droga, y cuenta su ensoñación”, explicó Páez sobre la composición de 2006 y agregó: “No se la juzga. Es muy importante acompañar siempre”. mdzol.com (Aún con imperfecciones, auténtico e intenso)
#PáezEnAmérica El artista rosarino Fito Páez llenó la noche del 15 de mayo de clásicos de su trayectoria, le puso voz a otras canciones con menos tiempo de vida pertenecientes a La conquista del desierto y se dio tiempo para versionar a Bob Dylan, en una cita histórica desde su casa que fue transmitida por Facebook live y por varios canales de TV, en ocho idiomas, y fue visto por un número imposible de definir (ya que sigue estando online). En vivo por Facebook fueron cerca de 17.000 los espectadores. “Gracias por estar allí, por acompañarme, por entender que es un momento complicado y que hay que ayudarse. No hay otra manera. Los tacaños, los jodidos, se van a quedar afuera, excluidos”, manifestó el músico con emoción, en alusión a la coyuntura actual que atraviesa el mundo con la pandemia. En la misma línea, también reconoció a “todos los que están ayudando en la primerísima línea” y agregó: “Todos somos importantes, pero hay que agradecer. Uno pone a rodar un poco el mundo en estas condiciones tan aciagas y hay que cuidarse y cuidar al otro. Es lo que toca
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Mística / 8 Fabio Ciardi
De cielo en cielo
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Pasaron diez días de ese 16 de julio de 1949, cuando la contemplación había alcanzado una primera plenitud. En ese lapso, Chiara Lubich había “experimentado” al Padre, al Verbo, a María. Quedaba el Espíritu Santo. Por la tarde del 26 de julio, como de costumbre, Chiara entra en la penumbra de la iglesia de Tonadico y, junto a sus amigas, se detiene en silencio frente al altar. Allí es como si advirtiera el aliento de Jesús en el tabernáculo y desde allí siente en el rostro casi un soplo de aire, una brisa suave: el Espíritu Santo se hace presente y se manifiesta como una atmósfera de paraíso. Chiara no lo sabe, pero el Concilio de Florencia, en el año 1439, había definido al Espíritu Santo como “la respiración de Dios”. Muchos años después, Juan Pablo II dirá que “el Espíritu Santo es como ‘la respiración’ del Resucitado”. ¿Un viento suave? Pero es precisamente el nombre del Espíritu Santo en hebreo, ruach, en griego, pneuma. Para donarlo, el Se-
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Ciudad nueva - Junio 2020
ñor resucitado había soplado sobre sus discípulos (ver Juan 20, 22). Ese 26 de julio no hay reminiscencias bíblicas ni reflexiones teológicas. Simplemente existe la manifestación del Espíritu y la experiencia de su presencia, tan viva como para ser vista como una paloma que desde el tabernáculo vuela sobre las cabezas de las muchachas. A la mañana siguiente, el “viaje por el Paraíso” marca otra etapa. La contemplación de María, hermosísima y grandísima, acontecida días antes, lleva a Chiara a desear consagrarse a ella, junto con todo el grupo con el que comparte el camino. Se lo pide a Jesús Eucaristía inmediatamente después de la santa comunión. No es un simple acto devocional. Jesús transforma realmente a esas jóvenes -fusionadas en una sola Alma- en otra pequeña María, hasta el punto de que este sujeto colectivo, el Alma, advierte que posee “las carnes inmaculatizadas” en las
que está contenida María. ¿Inmaculatizadas? ¿No es demasiado audaz? Es simplemente el cumplimiento de la acción de Jesús Eucaristía y del Espíritu Santo, que comenzó con el bautismo, la meta a la que está llamado todo cristiano, como leemos en la Carta a los Efesios: el Padre “ha elegido... para que fuéramos santos e inmaculados en su presencia, por el amor” (Ef 1, 3-4). Si seguimos a María, “podemos esperar ser totalmente purificados del pecado y convertirnos nosotros también en ‘santos’ e ‘inmaculados’”, escribió san Juan Pablo II. Como de costumbre, la naturaleza acompaña este evento. Unos meses después, Chiara contará que ese día, subía con sus compañeras hacia la iglesia de San Vittore, “el sol caía perpendicularmente sobre mi cabeza, mientras en la iglesia, el sacerdote que acababa de darnos la comunión cantaba el Magnificat y las campanas sonaban a fiesta. Al salir de la iglesia vimos a Arcangela, la sacristana, cerrando la puerta del pequeño cementerio adyacente. Me pareció una señal de que la muerte había sido ‘inhibida’”. Inmaculada, el Alma ahora está totalmente constituida, lista para una inmersión nueva y más profunda en las realidades del Cielo. Al haber puesto en la base de su vida la unidad, Chiara y su grupo son Jesús que camina. Y Jesús-camino lleva el Alma a comprender nuevas experiencias. No es posible, en pocas páginas, seguir a Chiara en esta nueva etapa intensa de su viaje. Será una sucesión de “cuadros”, alrededor de 150, que ella llama “realidades”. Ve las verdades de la fe, pero las vive desde una perspectiva particular: desde el Uno, desde la Trinidad. Es una caminata “del cielo al cielo”, entrando en nuevas comprensiones del Reino de los cielos, porque la vida en el Paraíso no es inmovilidad, es un descubrimiento continuo. Es un preludio, un anticipo de la glorificación que nos espera cuando todos, “con el rostro descubierto reflejando la gloria del Señor como en un espejo, seremos transfigurados a su propia imagen con un esplendor cada vez más glorioso, por la acción del Señor, que es Espíritu”. (2 Cor 3, 18).
Un hecho en fotos
Flickr Marc Thiele
A fines de abril Wuhan y su provincia fueron liberadas del aislamiento y sus ciudadanos festejaron con júbilo la paulatina vuelta a la “normalidad”. Recibimos esas imágenes de China con alegría y esperanza. Pero aquí entre nosotros, probablemente por el mayor número de compatriotas que viven allá, nos “llegaron” más las noticias de la reapertura de las actividades en España e Italia, en mayo. Volvieron a abrir los locales comerciales, los templos, fábricas y oficinas, gimnasios, etc. “Jamás pensé que me iba a conmover ante un capuchino”, comentó un profesional italiano posteando una foto del día en que pudo saborear el primero en un bar después de la cuarentena. En Sicilia, un empleado público pagó un café de 80 centésimos con un billete de 50 euros. Dijo al mozo “quédense con el vuelto. Permanecieron cerrados 50 días. Es lo mínimo que puedo hacer”.