Nuestra ruinas

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F A U P Universidad Central FAUP Carlos Vera Paula Bustos JP Sommer Stefan Alcayaga Patrimonio III

Karen Lehmann

[NUESTRAS RUINAS, ELEFANTE BLANCO]


Introducción. El proyecto del que sería el hospital más grande y moderno de Sudamérica (84000m2) surge durante el gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva. El denominado Hospital del empleado, diseñado por Hernan Aubert, incluía además del establecimiento sanitario, una villa residencial para el personal médico. Durante el gobierno del presidente Salvador Allende es cuando el proyecto vuelve a tomar fuerza, iniciándose las obras de construcción en Marzo de 1971, estimando el tiempo de construcción en 45 meses, utilizando una mano de obra equivalente a 1000 obreros. No obstante, es 30 meses después, luego del golpe militar, cuando se detienen las obras, sin intenciones de reanudarlas. Argumentando altos costos operacionales y mala calidad arquitectónica. En 1999 el ministerio de vivienda vende el edificio a la inmobiliaria Mapocho S.A., sin embargo, tras el fracaso de la reutilización por parte de la empresa, es en 2013 cuando el edificio es vendido a la empresa Mega Centro quien propone un centro de negocios en el lugar.


Proyecto de reconversión del histórico Hospital Ochagavía: Estrategia de City marketing A lo largo de 40 años de abandono, el ex hospital Ochagavía ha sido utilizado para un sin fin de usos que responden a un determinado periodo histórico , sin embargo, tal parece que ninguna de las propuestas formales ha sido merecedor de tal ícono de lucha social, pues la carga política del lugar nunca fue soslayada por la concertación y por lo mismo hoy en día insertos en un modelo neoliberal, auspiciado por el gobierno, se proyecta en el símbolo que el régimen militar silenció, un nuevo polo de negocios. El proyecto de reciclaje a cargo de la empresa Red Megacentro, que reutilizará la infraestructura del edificio, para convertirlo en un centro logístico y empresarial “con altos estándares de calidad, seguridad y tecnología” irrumpe la lógica paradigmática con la que fue proyectado el edificio. En el acto se denota un desesperado gesto por borrar la historia e identidad del inmueble. Todo esto en un contexto de globalización, que ha favorecido gracias a la liberación económica y la baja intervención de los Estados en las economías nacionales, la movilidad de capitales internacionales, donde el proyecto se manifiesta como espacio que acoge tal actividad. De esta manera el hecho se manifiesta como una estrategia de competitividad urbana y city marketing con el fin de captar capitales externos.


Existen otros elefantes El Elefante Blanco de Ochagavia no es el único edificio cargado de este nombre, el simbolismo se ve representado inicialmente en argentina en 1923 en la "Ciudad Oculta" del barrio de Villa Lugano con un Hospital. El monumental erguido durante el mandato del presidente Juan Domingo Perón, Un líder militar marcado por el interés obrero, fue su principal deseo durante su periodo, el favorecer y mejorar la calidad de vida obrera. La obra fue edificada con presupuesto conseguido de colectas y apoyo económico del congreso nacional gracia a un líder socialista preocupado por la situación. El contexto en el cual se desarrolla el edificio, es dentro de esta denominada "Ciudad Oculta", un sector ocupado en un principio de manera ilícita por pobladores del sector más pobre de argentina, se vuelve el foco de interés para dirigentes socialistas y Para el actual mandatario. El edificio surge como una obra de interés social que apuntaba a convertirse en el hospital más grande de Sudamérica, la se concretiza de manera física pero nunca es inaugurada, el destino de este edificio será detenido por el golpe militar que azota al mandante en 1955, por un grupo de militares liderado por Eduardo Lonardi. La obra Surge Como ruina no es el tiempo la que la consolida sino el simbolismo que la encasilla. La obra al igual que el Hospital de Ochagavia surge como un monumento del interés social, que es golpeado como la sociedad de su época por movimientos militar, haciendo del símbolo social una ruina que se sostiene en el imaginario colectivo, donde el simbolismo mantiene erguido al edificio.


El Elefante no ha sido despertado. El Elefante duerme en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, y rodeado alrededor por un manto vecinal: para algunos pobladores es obvio y claro que por su forma y plasticidad podría catalogarse como un centro comercial, pero pierde su imaginario mercantil al observar su contexto inmediato, se observa a un costado una gran explanada de tierra, un terreno baldío, un terreno que por su magnitud y espacio, tubo en el tiempo más uso público que el mismo hospital, un terreno que gran parte del día adquiere la soledad que permite observar de un manera de extrañeza este elefante. Se observa la real magnitud del edificio mientras más alejado estas, y parado te encuentras, se aprecia de su totalidad y grandeza, nos cuesta comprender de que como se llego a la connotación de ruina, se cree que cierta forma al observar una ruina, se hace hincapié en su historia o en tener un análisis de ella, sino mas bien en vivir la historia al observar la ruina, en revivir las experiencias pasadas, Marc Auge ser refiera a la ruina de esta manera. "Contemplar unas ruinas no es hacer un viaje en la historia, sino vivir la experiencia del tiempo, del tiempo puro. En su vertiente pasada, la historia es demasiado rica, demasiado múltiple y demasiado profunda para reducirse al signo de piedra que ha escapado de ella, objeto perdido como los que recuperan los arqueólogos que rebuscan en sus cortes espacio-temporales."1. Salta inmediatamente la pregunta; si el edificio nunca fue habitado, ¿qué experiencias y relatos colectivos trae consigo? Es entonces el terreno que acompaña a este elefante, terreno que por cierto es parte del proyecto inicial, terreno que revivimos cada día y que nos permite apreciar con extrañeza este animal blanco, terreno que es el paisaje, la naturaleza, el habitad del mamífero puro, lugar que por tener más uso alberga muchos más pasados y experiencias que el mismo edificio que nunca abrió sus puertas. Es por esto que se destaca el siguiente fragmento de Auge. "Las ruinas añaden a la naturaleza algo que no es ya historia pero que sigue siendo temporal. No hay paisaje sin mirada, sin conciencia del paisaje. El paisaje de las ruinas, que no reproduce íntegramente ningún pasado y que, desde el punto de vista intelectual, hace alusión a múltiples pasados y es, en cierto modo, doblemente metonímico, propone a la mirada y a la conciencia la doble evidencia 1 AUGÉ, Marc: "El tiempo en ruinas" (Barcelona, Editorial Gedisa, 1993). p.45-­‐47.


de una función perdida y de una actualidad total aunque gratuita. Es un paisaje que impone a la naturaleza un signo temporal y, en respuesta, la naturaleza termina de eliminar su carácter histórico empujándolo hacia lo intemporal. El tiempo <puro> es ese tiempo sin historia del que únicamente puede tomar conciencia el individuo y del que puede obtener una fugaz intuición gracias al espectáculo de las ruinas."2 Circos, fiestas, pichangas etc., son experiencias que tienen como telón de fondo a esta ruina intemporal que nunca tuvo una atmosfera en fusión con un sujeto en su interior, el elefante duerme porque nunca fue despertado.

Elefante Blanco: La ruina. El elefante blanco es hoy en día considerado una ruina, pero no en su sentido convencional, pues su condición de vestigio fue alcanzada mucho antes de haberse construido en su totalidad. El edificio es claramente un icono de la unidad popular, responde a una iniciativa propia de un periodo histórico democrático de preocupación social. La lectura del cuerpo analizado se realiza desde su estado que lo define como una edificación derruida, un vestigio elemental de un olvidado monumento que se muestra como reflejo de la historia de nuestro país, desde sus particularidades sociales hasta sus eventos políticos más determinantes. Partiendo desde su denominación de “elefante” que representa el imaginario y el significado que la gente del lugar le asigna a la potente estructura, o a su ideario detrás de ella. Un mensaje con contenidos de fuerza, longevidad, poder, memoria y abundancia que luego de tantos años ha resistido. Y es ese el patrimonio que ha dejado su cuerpo en el inconsciente social. La ruina del edificio es la ruina de todas esas significaciones. “Los elefantes representan conexión social, dignidad y poder (culturas occidentales), en la cultura china, longevidad, en la cultura cristiana, paciencia, mientras que en los sueños: “es algo que se antepone a cualquier obstáculo que se enfrenta en nuestro camino”.

2 AUGÉ, Marc: "El tiempo en ruinas" (Barcelona, Editorial Gedisa, 1993). p.45-­‐47.


Intervención artística de “GALERÍA METROPOLITANA”. Octubre 2012.

Para lograr entender la relación del objeto arquitectónico con la ruina, primero debemos entender el concepto de patrimonio como una totalidad de valores vinculados a un acontecer, es decir, comprender el patrimonio como una atmosfera y un tiempo de una obra que toma su valor arquitectónico a partir de su forma plástica, simbolismo, forma de ser habitada o como en este caso excepcional, su forma de no ser habitada. Haciéndose presente en la obra, el tiempo entrópico definirá el nuevo monumento, pero en un tiempo negativizado, donde el futuro no es más que lo “obsoleto al revés”, es un tiempo que rechaza “la decadencia o evolución biológica”, es decir, un tiempo que rechaza las connotaciones de la historia basada en el progreso biológico (desgaste de este por el tiempo), Es aquí donde surge el Elefante Blanco, que ya no es la obra en ruinas por el tiempo, sino que es la ruina hecha por el significado, donde la materialización del monumento en ruinas surge como la respuesta de un sentir común en la vida de las personas transformado también en ruina, en donde el inmueble es la representación física de esta, la ruina yace en los habitantes, pues el edificio se habita por la mirada y es en ellos donde se realiza la construcción, dado que el imaginario y su significado se encuentra en los que la vivencia. Un abuelo vecino al edificio dice: “…con esta pierna menos…el hospital no está funcionando como yo no estoy funcionando”3 3


Es desde este planteamiento donde podemos decir que la atmosfera dejada por lo inconcluso de la construcción; la ruina como tal, es el patrimonio intangible que se encuentra hoy, y que estuvo durante 40 años en los inconscientes de los pobladores de Pedro Aguirre Cerda.

Desde un abandono arquitectónico, por un abandono social es que nace una desolación, una atmosfera fría que traspasa mas allá de los gruesos muros del Ochagavía, una atmosfera que se percibe desde el exterior como imagen del edificio y detona en la percepción emocional del sujeto que vivenció y vivencia el inmueble como decadencia de una ideología popular socialista en nuestro país. El elefante blanco es parte del patrimonio intangible4 que arrastra la historia de Chile, patrimonio de coartar los modos de vida derivados de los principios morales y éticos que definen los derechos en comunidad adecuados para el desarrollo necesario de lo propuesto por el socialismo. Podemos a la vez, diferenciar dos tipos de ruinas materiales; una que se crea de manera natural, que se construye antes de ser, que representan un buen imaginario, una nostalgia dado que ella delata un modo de vida, de cómo fue utilizado la construcción en su tiempo de vida. Mientras que la ruina del hospital Ochagavía es una ruina que no representa algo vivido, entonces su cualidad de ruina se construye en cuanto es paralizada la construcción del proyecto, es una ruina que nace ruina, que se constituye a sí misma.

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Patrimonio intangible: entendido en un sentido amplio como “el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo” y que, “mas allá de las artes y de las letras”, engloba los “modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores”.


La ruina como monumento El tema parte desde una crítica con el fin de dejar atrás la concepción modernista de Viollet le Duc, que se caracteriza por proponer una intervención del patrimonio segada e insuficiente, definida como restauración estilística. Entendiendo la concepción de restauración como la “modificación de la apariencia del monumento (que en nuestro caso sería la ruina del elefante blanco), como había llegado hasta nuestros días. Lo cual se deduce de las mismas palabras de Viollet le Duc: “restaurar un edificio no es conservarlo, repararlo o rehacerlo, es restablecerlo a un estado completo que puede no haber existido en un momento dado”5. Al tener esta concepción caeríamos en un error, dado que el cuerpo de la construcción y su estado guarda la esencia del mensaje que trasmite en el presente, y que fue configurado a través del tiempo, en definitiva, sería despojarlo de su alma. Ruskin agrega a esto: “La gloria más grande de un edificio no está en sus piedras, ni en su oro. Su gloria está en su edad, y en aquella profunda sensación de resonancia, de vigilancia severa, de condolencia misteriosa, incluso de aprobación o condenación, que sentimos en las paredes que han sido bañadas de largo por las ondas pasajeras de la humanidad”6. Pues la restauración en nuestro caso debería significar conservar la ruina, eso desde la perspectiva de la imposibilidad de restaurar algo que nunca fue terminado, no tendríamos nada que restaurar según la visión de Viollet le Duc, es por esta razón que la visión más contemporánea de Ruskin sobre patrimonio es más amplia y compleja, dado que con ella podemos reafirmar el concepto de restauración proponiendo a la propia ruina como patrimonio a restaurar, a conservar. Entonces una de las ideas más importantes es resinificar a la ruina como monumento, y su estado como una condición que entrega significados al hombre, al habitante de Santiago según su historia social y política, que el tiempo ha sabido decantar o corroborar la ruina del socialismo en Chile, por lo menos hasta hoy en día. Y es lo que precisamente el tiempo hace de la ruina, una categoría de monumento patrimonial, o por lo menos un carácter a rescatar como patrimonio, reconocer el valor de la antigüedad de la obra, terminada o no en su momento, pero que el tiempo se encarga de terminar o definir en este caso como ruina.

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VIOLLET LE DUC, 2006: p. 29 RUSKIN, 1989: p. 184.


Rielg señala: “desde el punto del valor de la antigüedad, la actividad humana no debe precisamente postular una conservación eterna de los monumentos creados en el pasado, pero continuamente buscar evidencia el ciclo de creación y destrucción, pues ese objetivo será alcanzara cuando los monumentos creados hoy en día sea substituidos por los futuros”7. La ruina es una concepción horizontal desplazada y atravesada por el tiempo que toda transformación material atestigua. Así, el edificio “Elefante Blanco” representa el encuentro entre un sujeto y un fragmento de un espacio construido alterado significativamente por las modificaciones de un capitalismo creciente. Es fundamental entender que todo espacio construido emana una 'contaminación' de la propia intervención humana, evocando una serie de procesos y cambios que finalmente parecen generar nuevas perspectivas de paisaje. A diferencia de lo que plantean algunos contemporáneos, esta esencia de cómo se configura nuestro mundo remarca un diálogo abierto e instintivo entre el ser humano y su ambiente, y la ruina es una huella, una marca legitima mas dentro de estos parámetros.

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RIELG, 2006: p. 71.


El estudio nos lleva a proponer trabajar con la ruina a través de dos tipos de intervención, una es la conservación de la ruina como tal, y la otra la construcción de una estructura arquitectónica que haga posible visitarlo y que ordene sus recorridos y flujos, pero teniendo como fin arquitectónico patrimonial el de consolidarla como tal, como ruina y exaltar su condición como portavoz de la historia y significados que en ella descansan. El concepto de intervención es tratar la ruina como se encontraba, sin pretender restaurar o recuperar su arquitectura original. Buscando en cuanto sea posible rescatar el ambiente, el aire y la espiritualidad de la construcción. En otras palabras, experimentar con el espacio y con el patrimonio arquitectónico natural dado en sus múltiples dimensiones, ya sea a través de la intervención directa en el entorno físico, el desplazamiento escultórico al ambiente expositivo (darle vida a la ruina)son acciones específicas para el registro fotográfico o la conversión de ese registro en manifestación alegórica de una transformación (y destrucción) de reminiscencias nostálgicas que se internaran en el subconsciente y el alma de la persona que lo habite.


Bibliografía •

Nivaldo Vieira de Andrade Junior. En: La ruina como monumento y su valoración por la arquitectura contemporánea, 2010. Salvador de Bahía. Universidad federal de Bahía, facultad de arquitectura Brasil.

Cabezas,C.(2013)"Proyecto de reconversión del histórico Hospital Ochagavía, el Elefante Blanco del sur de Santiago" Extraido el 10 de diciembre de 2013 desde http://www.plataformaarquitectura.cl/2013/05/21/proyecto-de-reconversiondel-historico-hospital-ochagavia-el-elefante-blanco-del-sur-de-santiago/

Wikipedia(2013)"Elefante Blanco (Villa Lugano)" Extraido el 10 de diciembre de 2013 desde http://es.wikipedia.org/wiki/Elefante_Blanco_(Villa_Lugano)

Wikipedia(2013)" Juan Domingo Perón" Extraido el 10 de diciembre de 2013 desde http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Domingo_Per%C3%B3n

Wikipedia(2013)"Ciudad Oculta" Extraido el 8 de diciembre de 2013 desde http://es.wikipedia.org/wiki/Ciudad_Oculta

Augé, M.(1993) "El tiempo en ruinas" Barcelona, Editorial Gedisa, p.4547.

Guerra ,S.,Verdejo, N.(2012)"Elefante Blanco" (proyecto Hospital Ochagavía). Pedro Aguirre Cerda, Santiago (Registro reunión 10 de Noviembre)" Extraido el 10 de diciembre de 2013 desde http://www.colectivometa.cl/2012/11/elefante-blanco-proyecto-hospital.html

Vieira, N.(2010)" La ruina como monumento y su valoración por la arquitectura contemporánea" Salvador de Bahía Universidad federal de Bahía, facultad de arquitectura Brasil.

Robert, S.(1967)“Un paseo por los monumentos de Passaic: nueva Yersey”. Editorial Gustavo Gili, España, Barcelona.


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