Diplomado Teórico en Tanatología
Módulo 2 Sesión 3
PÉRDIDAS Y DUELO EN LA EDAD ADULTA
Tanatóloga Claudia Bolaños González
La palabra adulto significa “crecer”, dicho sencillamente un adolescente es alguien que está creciendo y un adulto es alguien que ya creció, hablar de adultez es hablar de plenitud. Los años adultos tienen un gran potencial de desarrollo intelectual, emocional y físico. Los avances importantes ocurren durante la temprana edad adulta, a través de la edad media y a través de los últimos años de la vida adulta. Algunos rasgos de la personalidad madura son: la objetividad, autonomía, capacidad de reflexión, sentido del humor, armonía sexual, capacidad de entablar amistades profundas, manejo emocional, criterio, seguridad, manejarse por objetivos, libertad y manejo de la frustración. Las fases de la edad adulta son las siguientes:
Edad adulta temprana: entre los 20 y 40 años Edad adulta intermedia: entre los 40 y 65 años Edad adulta tardía: de los 65 años en adelante
En ésta sesión sólo abordaré la edad adulta temprana e intermedia. La edad adulta tardía la analizaremos en la sesión 4, en pérdidas y duelo en el anciano. En la edad adulta temprana, se pueden distinguir esquemáticamente algunos momentos cruciales en el desarrollo del ser humano. Es donde tiene las principales transiciones, esta etapa es catalogada por la sociedad como los años más importantes de toda la vida. Estas son:
La juventud con su entrada en la edad adulta. Tienen un potencial de desarrollo intelectual, social, profesional y físico.
Abandonan el hogar paterno. Inicio de la actividad laboral, formación de una pareja, el nacimiento de los hijos, que lleva a una resituación generacional y un aumento de la responsabilidad. Los momentos de cambios bruscos, de circunstancias laborales, cambios de residencia, cambio de relaciones. La crisis de la edad media de la vida que supone una reflexión, un replanteamiento.
CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS
Son capaces de asumir responsabilidades. Toman decisiones lógicas. Tienen empatía con los demás. Pueden enfrentar frustraciones. Tienen un sistema de valores bien desarrollados. Asumen compromisos a futuro.
En la edad adulta intermedia, el cuerpo manda señales de que no son tan jóvenes, agiles y fuertes como alguna vez lo fueron. Piensan cada vez más en cuantos años les quedan y como aprovecharlos mejor. A menudo esto sucede después de la muerte de ambos padres, ya que surge una nueva conciencia de ser la generación mayor, la siguiente en morir. Algunos momentos cruciales en ésta etapa son:
Tienen sentido de compromiso con futuro personal, familiar y ocupacional. Se delinean un camino por la vida. Obtienen más seguridad y se vuelven dueños de sí mismos. Luchan por logros progresivos y de superación
CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS
Tienen una combinación de madurez y experiencia. Adquieren una madurez de manera ascendente y descendente (es decir se tienen responsabilidades con padres ancianos e hijos adolescentes). Tienen un desarrollo completo de la moral (lo bueno y lo malo se van modificando de acuerdo a la experiencia).
El aprendizaje es significativo. (Esto significa que el aprendizaje en esta etapa de la vida, se da por propia convicción, persiguiendo gustos, aficiones, hobbies, habilidades, etc., por lo que se le da sentido y significado). Experimentan el nido vacío. Adquieren habilidad para manejar su vida y propiciar su propio desarrollo. Fin último: autorrealización, trascendencia.
CARACTERÍSTICAS BIOLÓGICAS
Cambios físicos metabólicos. Menopausia y andropausia. Enfermedades y sintomatologías que antes nunca habían tenido. Los años de la madurez consolidada en los que se inicia el declinar, acentuado a veces por las limitaciones, enfermedades, independencia de los hijos, nacimiento de una tercera generación y comienzo de las pérdidas geográficas.
No hay una forma de ver la muerte a cualquier edad. Los cambios típicos en las actitudes hacia la muerte dependen del desarrollo cognoscitivo y del momento normativo o no normativo del evento.
PÉRDIDAS A LAS QUE SE ENFRENTA UN ADULTO 1. Muerte de un ser querido. 2. Pérdida o cambio de trabajo. 3. Pérdida de la salud. 4. Pérdidas sociales: Viudez, divorcio, discriminación. 5. Pérdidas físicas: facultades, amputaciones. 6. Nido vacío. 7. Identidad. 8. Libertad. 9. Expectativas de todo tipo (hijos, trabajo). 10. Poder
11. Sueños
En ésta sesión abordaré el duelo por la muerte de un hijo y por divorcio.
PÉRDIDAS Y DUELO POR LA MUERTE DE UN HIJO
En ésta sección incluiré tres casos diferentes de padres que han perdido un hijo, por diferentes causas, estos nos ayudarán a ver como un duelo puede fluir o se puede complicar. El duelo es una de las experiencias inevitables en el trascurso de la vida. Sin embargo no tiene los mismos matices en todos los casos, es decir, tiene que ver con los múltiples factores que rodean a la pérdida. Cada persona lo vive de forma diferente, involucra sus emociones de acuerdo a su estilo y estrategias personales de afrontamiento. Uno de los eventos que causa gran conmoción emocional y hace intenso el duelo, es cuando fallece un hijo, la manera en que éste fallece y la edad que tenía pueden ser factores cruciales en la resolución del duelo. “Algunas veces, los padres tienen que presenciar la enfermedad o sufrimiento y la consecuente muerte de los hijos a quienes dieron la vida, y esos padres tienen que seguir viviendo”. (Nancy O’Connor 2007). Se considerada que la pérdida de un hijo es una de las muertes que causa un dolor devastador, catastrófico, es un sufrimiento intenso, inmenso. Quienes han pasado por tan dolorosa pérdida, más allá de la causa que la produjo (enfermedad, accidente, homicidio, suicidio), han comentado que la muerte de un hijo pone punto final a los proyectos, a los sueños que se tenían con él, que es un contrasentido de la vida ya que un padre no debe por ningún motivo sobrevivir a un hijo. La noticia recibida por la muerte de un hijo se puede considerar como una acometida mental y emocional, puede ser comparada con una explosión dentro del cuerpo, con descargas incontrolables de hormonas que circulan por la corriente sanguínea e ideas encontradas y confusas que laceran la mente condicionándola a un desgaste físico y psíquico extremo. Los padres desarrollan las peores fantasías de dolor y destrucción; incluso hasta en el sueño hay pesadillas en que se revive la escena del momento de la muerte. La manera como se haya recibido la noticia también incide en la reacción de los padres, hay casos en que están presentes cuando ocurre la muerte, pero por lo general la noticia es recibida a través de terceras personas. Mientras más directa y clara sea la forma de
comunicar la noticia, existe menos tendencia a negar el hecho y de este modo se evita la posibilidad de hacerse falsas esperanzas. Cuando la muerte de un hijo irrumpe de manera traumática e inesperada, aumenta el riesgo de complicaciones en el duelo. La pérdida será profundamente dolorosa, por lo que a los padres les costará mucho resignarse ante esta realidad. En los casos de inmersión, accidentes de tránsito, atropello, quemaduras o cualquier otro tipo de accidentes, el duelo adquiere una dimensión de índole más compleja, lo que dificulta poder asimilar el hecho, ya que las circunstancias de muerte son violentas. Cuando la muerte es por accidente, existe un patrón común en los padres, que es el de no tomar conciencia de lo ocurrido, ya que el impacto se los impide, esto acompañado de una rabia extrema contra quien provoco el accidente o contra quien resulte responsable. Se llega al límite de querer cobrar venganza. Esta pérdida es de las que pueden causar más remordimientos en los padres, ya que inevitablemente surgirá la culpa y de ahí las preguntas tales como ¿Debí hacer tal o cual cosa de otro modo?, ¿Debí darme cuenta de lo que podría pasar?, ¿Debí estar más alerta?, ¿Ha sido culpa mía?. Esto se presentará aunque los padres no hayan tenido nada que ver con el fallecimiento. PRIMER CASO: Antecedentes: Carlos de 54 años, divorciado, padre de 3 hijos, los cuales estaban bajo su custodia. La hija mayor Patricia fue a festejar su cumpleaños número 17 junto con cuatro amigos, al regreso tienen un accidente automovilístico causado por el exceso de velocidad y el consumo de alcohol, sólo sobrevive el conductor, el cual queda con daño neurológico, no recuerda el accidente y no se le informa sobre la muerte de sus amigos, además está resguardado totalmente por la familia, no permiten que ningún familiar de sus amigos se le acerque. Proceso de Carlos: ¿Qué sucede con Carlos? En medio del shock y el dolor, hace todos los trámites necesarios para el reconocimiento del cuerpo, se hace cargo de organizar el funeral en lo que llega su ex-esposa, la cual radica en el extranjero. Durante los ritos funerarios Carlos tiene una actitud de euforia, se la pasa hablando con los padres de los muchachos fallecidos, comentan todas las aventuras que tuvieron sus
hijos, los magnifican, alaban, ninguno como ellos, (esto es normal después de una muerte). Pasada la etapa de los ritos funerarios, velación, incineración, depósito de cenizas, misas, rosarios, etc., los familiares y amigos dejan de estar tan cerca, siguen con sus vidas. Es en ese momento, en su casa, a solas, cuando la realidad lo alcanza, Patricia, está muerta, no es un sueño, no va a regresar. Empieza generarse en él una enorme rabia hacia todo lo que le rodea, pero sobre todo hacia el sobreviviente del accidente, lo responsabiliza de la muerte de su hija, ya que no tomó las debidas precauciones por ser el conductor designado, cobra menor importancia el hecho de que se comprobó que todos venían en estado de ebriedad, Carlos sólo lo culpa a él y quiere vengarse, no llora, no escucha a nadie, a todos les dice que está bien, que no necesita ningún tipo de ayuda psicológica, nada más alejado de la realidad. Lo único que lo mantiene en el día a día es la rabia y el deseo de venganza. Se dedica a estar investigando como va evolucionando el chico que sobrevivió, se entera que pronto saldrá del hospital, no sabe que es lo que hará ni cómo lo hará, la única frase que dice es “si han llorado en mi casa, llorarán en la suya, para que vean lo que se siente”. Debo mencionar que existió otra mujer muy importante en la vida de Carlos, su pareja, ella logra un poco que él escuche, lo hace consiente de que por mucho que se vengue, nada le regresará a su hija, por el contrario dejará sin padre a dos muchachos que lo necesitan mucho, que también están sufriendo, perdieron a su hermana. Lo único que no puede lograr es que Carlos acepte la ayuda de un especialista que lo acompañe en su dolor. Carlos deja a un lado su deseo de venganza, sigue con su vida, se incorpora al trabajo, está al pendiente de todas las necesidades de sus hijos, se ocupa de muchas cosas, menos de él, de la rabia y el dolor que siente, estos están dentro de él, no lo trabaja y decide ignorarlos. Al pasar poco más de un año Carlos enferma, el diagnóstico “insuficiencia renal crónica”, la cual fue avanzando hasta necesitar un trasplante, esto es otra pérdida, la de la salud, las palabras de Carlos en ese momento fueron: “yo estoy bien, no pasa nada, buscaré un donador”. Carlos murió un día antes de realizarse el trasplante. Hoy descansa junto a Patricia. Alguien comentó, que él dejo de vivir el mismo día que Patricia murió.
El motivo por el que expuse éste caso, es porque en muchas ocasiones, nos olvidamos de nuestro propio dolor, dejamos de lado lo que se está sintiendo y es muy común ocuparse de otras personas o cosas antes de aceptar que se necesita ayuda, vivir con tanta rabia y dolor dentro, sólo deja a la larga estragos en la salud, incluso la muerte, recuerden que el cuerpo grita lo que el boca calla. Un duelo no elaborado nos puede llevar a tener una vida disfuncional, una vida vacía, sin sentido. Carlos perdió el sentido de su vida con la muerte de su hija, no acepto ni reconoció que no podía salir adelante solo, se negó cualquier posibilidad de ayuda. Reconocer y elaborar un duelo es solamente responsabilidad y decisión de quien ha tenido la pérdida, nadie lo puede hacer por él.
La muerte de un niño suele ser más traumática y trágica que la de un adulto, porque un niño es la última persona de la familia que se espera ver morir, el fallecimiento de cualquier niño representa la pérdida de futuros sueños y experiencias de las que aún no se han disfrutado. Debido a que la pérdida irrumpe tan sorpresivamente, el impacto y el aturdimiento invalidan la capacidad adaptativa, causando impedimentos en el funcionamiento de la persona por mucho más tiempo, como no ha habido una preparación previa para sumir la realidad, la muerte es vista como algo inexplicable, que destruye violentamente todas las expectativas puestas en el hijo. La experiencia muestra que cuando los padres pierden un hijo, siempre sienten que han perdido una parte de sí mismos, sin importar cuánto tiempo haya transcurrido y cuántos hijos más tengan. En todos los padres aparece la impotente añoranza, el pesar, la tristeza y el dolor que se pueden transformar en un duelo crónico y hasta patológico, ya que la frustración que provoca la muerte inesperada de un hijo deja a los padres sumidos en la más absoluta desesperanza, en la que parece que nada volverá a tener sentido. A veces la sociedad condena a los padres a no sanarse al creer que la pérdida de un hijo es una herida que nunca se curara, es un tremendo error, es un estigma social para los padres, que no les permite cumplir las tareas del duelo. Si bien es uno de los dolores más profundos del alma humana, tampoco puede ser una pena eterna. La vida nunca volverá a ser la misma para quien ha perdido un hijo, pero a su vez transcurrido el periodo inicial del duelo conviene que todo recupere una apariencia de
normalidad; esto rige para todos los familiares de todas las generaciones desde los más jóvenes hasta los más ancianos, de tal forma que los afligidos progenitores necesitan esa recuperación de la normalidad lo mismo que los demás. Se puede llevar un mejor duelo si entre ambos padres además de compartir éste proceso, se apoyan y consuelan mutuamente. Hay estudios que señalan, que se producen un 50% de divorcios en los matrimonios que han perdido un hijo, esto puede deberse a la falta de apoyo y contención entre los padres, y a conflictos previos a éste evento, entre otras cosas.
SEGUNDO CASO: Antecedentes: Este caso tiene ya muchos años, pero se los quiero compartir porque es un claro ejemplo de un duelo crónico, sin llegar a ser patológico, este tipo de duelo se los describí en la sesión uno; otro de los motivos por el cual se los narro es para que se den cuenta como la pérdida de un hijo afecta seriamente a toda una familia. Martha de 28 años, casada con Andrés (con problemas de alcoholismo), tienen tres hijos dos mujeres de 8 y 9 años y el más pequeño Alejandro, de 7 años, era un domingo de octubre cuando deciden ir a visitar a su suegra, Alejandro sube a jugar a la azotea con otros niños y cae de ella muriendo instantáneamente. Surge el caos, personas iban y venían, Martha lloraba y gritaba a lado de su hijo, alguien le avisa a Andrés que había ocurrido un accidente y su hijo estaba muerto. Las hijas sólo observaban lo que ocurría, pero nadie les hacía caso y mucho menos les explicaban nada. Como cito en el escrito de la sesión uno, Pérdidas y Duelo en el niño, los adultos creen que los niños no se dan cuenta de lo que pasa y no se preocupan de explicarles nada, no saben que de estas vivencias, y de cómo se manejan, dependerá que ellos aprendan a elaborar sus duelos satisfactoriamente en el futuro. Mucho se dijo que la muerte de Alejandro no fue un accidente, que fue consecuencia de un juego que se salió de control, ya que los niños con los que estaba eran mayores que él, que si se investigaba podría haber culpables y se podía ejercer acción penal en su contra, aun siendo menores de edad; Martha no quiso, en medio de su gran dolor pudo
decir, que nada le iba a devolver a su hijo, que ya bastante sufrimiento había en su familia, para que otras sufrieran también. Pasado todo el caos, se llevan a cabo los ritos funerarios, a los cuales les permiten asistir a las hermanas de Alejandro, sólo un momento, sin explicarles absolutamente nada, ellas sólo ven una caja pequeña blanca y una madre llorando, con esa imagen regresan a casa de la abuela, lugar donde fue el accidente, cabe mencionar que esa abuela nunca tuvo un acto de amor hacia ellas. Proceso de Martha: Una vez de vuelta en casa, todos los integrantes de la familia de Martha tratan de empezar hacer sus rutinas, las niñas a la escuela, Andrés al trabajo, ¿Y Martha?, en casa enfrentándose a la realidad, viviendo la ausencia de su hijo, cayendo en una profunda depresión, incluso atenta contra su vida en dos ocasione;, muchas personas estaban preocupados por ella, ya que además veían como su esposo caía más en el alcoholismo, la culpa lo consumía, nunca se supo de que sentía culpa, hasta el día de hoy no habla de eso. En medio de tanto dolor, Martha busca a personas que la puedan consolar, que le ayuden a entender porque se murió su hijo; sólo que si hoy en día existe mucha ignorancia en lo que se debe decir, en aquel entonces era peor, una de esas personas que contaba con toda su confianza, le dijo: “Olvídate de tú dolor, ese no es importante, tienes que hacerte cargo de tus hijas, ellas te necesitan”. Ella hizo caso de ese consejo, se olvidó de su dolor, lo guardo muy bien y con un enorme enojo siguió con su vida. Sacó adelante a sus dos hijas, ayudo a Andrés que entraba y salía constantemente de rehabilitación. Tuvo un acercamiento importante con sus padres, los acompaño en su vejez, logro volver a tener contacto con la familia de Andrés, de la cual se había alejado después del accidente, volvió a la casa donde fue el accidente. Recordaba a su hijo, le lloraba, se ponía triste, sentía enojo, culpa, pero siguió adelante. ¿Cómo está la familia hoy? A muchos años de la muerte de Alejandro, sus hermanas se casaron, tuvieron hijos, cada una a su manera pidió y busco ayuda para poder superar este acontecimiento que marco sus vidas; por supuesto tienen muchos problemas para elaborar los duelos que hoy en día enfrentan. Sin embargo son mujeres exitosas. Andrés logro rehabilitarse, el amor por su propia vida y el rol de abuelo le dieron las fuerzas que necesitaba, hoy tiene 20 años de no probar el alcohol.
Martha es una orgullosa abuela de tres nietos. ¿Y su dolor?, hoy pasándole la factura a su cuerpo, se volvió resistente a cualquier tipo de medicamento, necesita ayuda de un aparato para poder dormir, tiene problemas severos de úlceras varicosas, las cuales cuando se hacen llagas le causan un gran dolor, tiene problemas de tiroides y constantes alergias. Maneja un sentimiento de culpa por todo lo que puede sucederle a la familia. Este caso es un claro ejemplo de como un duelo mal elaborado puede llegar a minar tanto la salud, Martha decidió aceptar el consejo que le dieron, por supuesto este no fue dado de mala fe, pero si vino de alguien que no tenía idea de lo que estaba diciendo, Martha se sostuvo de esas palabras para salir adelante, el amor hacia su familia la impulso a seguir, pero se olvidó de la persona más importante, ella. Nadie debería atreverse a decirle a un padre que se olvide de su dolor, y ese padre no debería hacerlo, ya que por más que lo esconda, éste tarde o temprano buscará la forma de salir. No podemos negar u ocultar nuestro dolor, porque al hacerlo también estamos negando y ocultando nuestra pérdida.
CASO TRES: Antecedentes: Rosa de 48 años, casada, madre de dos hijos Jorge y Sebastián, viene a consulta por la muerte de Sebastián ocurrida hace un año por enfermedad, el diagnóstico: ostiosarcoma osteoblástico (tumor óseo maligno primario, que se presenta más comúnmente en los niños y adolescentes). Rosa hizo todo lo que estuvo en sus manos para salvar a Sebastián, no hubo tiempo de que elaborara un duelo anticipado, había que moverse y así lo hizo; recorrió hospitales, tratamientos médicos, que incluyeron de inicio la amputación de la pierna de su hijo, siguieron quimioterapias, radioterapias, más operaciones, fueron largas noches y largos días de acompañarlo, recibiendo sólo malas noticias. Tuvo que dejar encargado al hijo mayor, su esposo ayudaba cuando podía, pero realmente este largo camino lo transitaron sólo Sebastián y ella. Después de un año ya no se pudo hacer nada, su hijo falleció, libre de aparatos, en su casa y rodeado de su familia, tenía 7 años. Proceso de Rosa: Al morir Sebastián sintió que ya tenía mucho tiempo libre y a pesar de su cansancio, se dedicó a inscribirse en actividades que la mantenían muy ocupada y todavía más cansada. Tenía varios miedos, uno fue el tener que quedarse sola en casa, ya que eso
significaba ver la recámara de su hijo, ver sus cosas, la ropa, fotos, etc.; otro miedo era tener que empezar a tomar decisiones, como por ejemplo: repartir sus pertenencias, a donde llevar las medicinas, desechar los estudios médicos, etc. Por supuesto el cansancio se manifestó, tuvo que dejar algunas de las actividades, quedarse en casa y enfrentar sus miedos. Aquí lo que ayudo es que dentro de tantas actividades que se impuso, una era ir a una terapia individual para trabajar su duelo, es aquí donde ha podido hablar de lo que siente, de los sentimientos que la invaden. Rosa está profundamente triste, le surgen preguntas como: ¿Por qué tenía que vivir esto su hijo?, ¿Por qué tenía ella que sufrir semejante dolor?. También se hace presente el enojo, ¿Por qué su Sebastián?, con el que se identificaba, su cómplice. Este enojo se extiende hacia las personas que estuvieron a su alrededor, familia, amigos, incluso aquellas que organizaron las rifas, hicieron colectas y donaciones, para ayudar a cubrir una parte de los tratamientos; estas personas ya no están tanto como antes, ya no la llaman, no la buscan, para ella es imposible pensar cómo pudieron seguir con sus vidas, esto aunado a que su esposo e hijo sobreviviente no se muestran tan afectados como ella. Tiene la impresión que todos están en contra de ella y que todo lo que hacen es para afectarla y molestarla. Ha sido un camino largo, de subidas y bajadas, de llorar mucho, de enojarse mucho; hoy se da cuenta que todas las personas viven su duelo de diferente manera, que aquellas que estuvieron con ella cuando más las necesitaba, siguieron con su vida, no es que la hayan olvidado, es que tienen que seguir, por otro lado reconoce que su esposo e hijo también están sufriendo mucho, que amaron mucho a Sebastián, pero que encuentran en sus actividades un refugio, que recuerdan a Sebastián de diferente forma que ella; recordemos que, la elaboración del duelo es totalmente personal, cada quien usara sus herramientas y redes de apoyo para salir adelante. Algo que ha costado un poco más de trabajo es que se dé cuenta que las personas a su alrededor no están en su contra y que no se levantan por la mañana con la idea de molestarla, eso tiene que ver con que Rosa todavía está enojada por su pérdida, que podría estar usando esta situación para evadir el reconocimiento de ese enojo. Cuando aparece la culpa, que es muy normal que se presente, es porque ella siente que pudo haber hecho otras cosas más por su hijo, incluso se culpa de que ciertas decisiones no dieran los resultados que se esperaban, que pudo haber pasado más tiempo con su hijo que con las personas que organizaban las rifas y las donaciones.
Aquí cabe mencionar que la culpa se divide en dos tipos, la culpa real y la irreal. La real es aquella que surge por algo que la persona ha causado, por ejemplo: venir manejando imprudentemente, distraerse, atropellar a alguien y ese alguien fallezca o quede en mal estado, entonces la persona que causo el accidente siente culpa la cual es real, ya que sí tuvo que ver con ese accidente. Por otro lado la culpa irreal es aquella que la persona siente por no haber podido hacer nada para salvar o evitar la muerte o una situación de otra persona, simplemente porque no estaba en sus manos. La culpa que siente Rosa es totalmente irreal, ya que ella hizo y decidió con lo que tenía en ese momento lo mejor que pudo, todo basado en el bienestar y el amor hacia su hijo. Que si los resultados no fueron los esperados, eso no estaba en sus manos. A lo largo del tiempo que ha estado en terapia a Rosa todavía le cuesta trabajo quedarse en casa, pero en ese tiempo tuvo grandes avances, ya pudo ir donando poco a poco, algunas pertenencias de Sebastián, el cuarto de su hijo hoy es un estudio donde pasan momentos agradables en familia. El proceso de duelo de Rosa está fluyendo, incluso hoy en día da servicio comunitario en una asociación para niños con cáncer. Una pregunta muy frecuente en ella es, ¿Es normal que me lleve tanto tiempo este proceso?, ¿Es normal que me duela tanto después de dos años?. Yo le contesto con otra pregunta: ¿el dolor que hoy sientes al recordar a Sebastián en tan intenso como hace dos años? Ella dice no. Es así con el tiempo, trabajando tu dolor, agarrándote de los momentos felices que compartieron juntos, de tú familia, de tú vida, que la intensidad del dolor irá disminuyendo. ¿Cuánto tiempo te llevará el proceso?, que eso no te preocupe, llevará el tiempo que tú necesites.
Atreverse a vivir el duelo por la muerte de un hijo es una experiencia muy difícil pero a la vez gratificante, ya que no sólo se tiene que aceptar el hecho de que un hijo murió, que ya no se le verá más; es enfrentarse a eso dolor desgarrador que parece no tener final, enfrentar éste proceso es tan fuerte que muchos padres prefieren guardarlo y olvidarlo, como en los dos primeros casos que les narre, es respetable esa decisión, sólo que a la larga el dolor buscará la forma de manifestarse. En algunas ocasiones he escuchado preguntar a los pacientes: ¿Este dolor nunca pasará?, ¿Nunca volveré a sonreír, a disfrutar de la vida?, ¿Cuándo volverá a ser mi vida como antes?, ¿Cómo voy a poder vivir sin mí hijo?, ¿Cuánto tiempo voy a estar así?; son tantas sus preguntas, sus emociones, su dolor. Pero cuando un paciente asume y
reconoce la responsabilidad de su duelo, es cuando pide y busca ayuda, ya se dio cuenta que solo no puede, que necesita de alguien que lo acompañe en su proceso, que es hablando, enfrentado y haciéndose cargo de su dolor que encontrará las respuestas a sus preguntas, entenderá que el dolor no desaparece, baja de intensidad, que sí volverá a sonreír y a disfrutar de la vida, pero eso será cuando pueda darse cuenta de lo que sí tiene a su alrededor y de su capacidad para salir adelante, que su vida no volverá a ser la misma que antes, será diferente, pero el cómo vivirla será únicamente decisión y responsabilidad de ella/él, de las herramientas con las que cuente, familia, amigos, redes de apoyo, trabajo, etc. Pero sobretodo se percatará de que pudo seguir viviendo, que aprendió a vivir sin la presencia física de su hijo, pero que sus recuerdos e historias están en su corazón y que eso nada ni nadie se lo puede quitar, y que todo esto le llevará el tiempo que ella/él necesite. La experiencia me confirma que los padres en duelo lo que necesitan es, primero que nada ser escuchados sin ser juzgados, sentirse libres de expresar lo que están sintiendo, pero sobre todo un padre en duelo lo que necesita es tiempo, respuestas y saber que lo que están sintiendo es normal y que es parte de un proceso. Ante la experiencia de muerte de un hijo, sólo hay dos opciones: quedar siempre anclado en el dolor o decidirse a atravesarlo con la esperanza de renacer, buscando que esta muerte no sea inútil, que tenga un sentido. Aunque algunos autores ponen un tiempo de duración del duelo, eso varía, dependerá de la capacidad para elaborarlo de cada persona, del tipo de pérdida y del vínculo que se tuvo con el fallecido u objeto motivo de la pérdida. También cabe mencionar que no todas las pérdidas generan un proceso de duelo que precise de tratamiento, pero sí que cualquier pérdida puede generar un duelo patológico. Elaborar un duelo no es olvidar al fallecido, cómo olvidar a quien se ha amado tanto, es guardar dentro de nosotros las experiencias compartidas, el amor, es honrar su vida y la nuestra, es colocarlo en un lugar muy especial dentro de nosotros. Esto es lo gratificante del duelo. “El proceso de duelo permite buscar para tu ser querido el lugar que merece entre los tesoros de tu corazón. Es recordarle con ternura y sentir que el tiempo que compartiste con él o ella fue un gran regalo. Es entender con el corazón en la mano que el amor no se acaba con la muerte”. Jorge Bucay
PÉRDIDAS Y DUELO POR DIVORCIO
El divorcio es la causa más dolorosa después de la muerte, que genera un duelo, todos somos mortales y sabemos que vamos a morir. En cambio el divorcio es una decisión voluntaria. Nadie espera o está obligado a divorciarse, pues la mayoría de los matrimonios se forman con la intención de que duren toda la vida. La disolución del matrimonio es mayormente un fenómeno de la edad adulta temprana. El divorcio es más común ahora debido a los cambios socio culturales. Las mujeres son menos dependientes financieramente de sus maridos y desde ahí es menos probable que permanezca en malos matrimonios. Hay menos obstáculos legales, menos oposición religiosa. Las personas hoy en día esperan que sus compañeros enriquezcan su vida, les ayuden a desarrollar su potencial y sean compañeros amorosos y sexualmente apasionados. Cuando un matrimonio no alcanza sus expectativas, pocas personas consideran vergonzoso tratar de obtener el divorcio. En la actualidad, el matrimonio en la edad adulta es muy diferente de lo que era antes y muchos también terminan en divorcio, el cual ocurre como la culminación de un largo proceso de distanciamiento emocional. Muchos matrimonios observan que yo no es necesario permanecer unido por amor a los hijos. El divorcio se debe a expectativas poco realistas acerca del matrimonio. Para un adulto medio, la ruptura de su matrimonio puede ser traumática, porque se supone que estaban en la mejor etapa de su vida; el divorcio puede ser más difícil para la mujer, quien a cualquier edad sufre más los efectos negativos del divorcio que los hombres. Las personas que deciden divorciarse durante la adultez intermedia, se debe generalmente por abusos verbales, físicos y emocionales por parte de su pareja, también se encuentran con diferencias entre los valores y estilos de vida, infidelidad, abuso de alcohol, drogas o desamor. La mayoría de las personas de esta edad se pueden recuperar después de ésta ruptura, aunque en algunos casos las mujeres pueden sufrir depresión y mucho estrés.
REACCIONES ANTE EL DIVORCIO Si el matrimonio se caracterizó por ser estable y bueno va a dejar un dolor muy difícil de erradicar, ya que los recuerdos estarán siempre presentes en todos los miembros de la familia envuelta, y en el resto de la familia de la pareja. Si un matrimonio se caracterizó por ser inestable, con malos entendidos, discusiones, etc., terminarlo igual dejará mucho dolor y resentimiento por el hecho de haber confiado en alguien que no llenó las expectativas. En ambos casos si fue estable o no, el dolor es muy grande y este aumenta especialmente cuando hay niños involucrados. Un divorcio trae sentimientos de fracaso, culpa, hostilidad y auto-recriminación. El divorcio tiene muchos aspectos:
El emocional: Tiene que ver con el deterioro de la relación matrimonial El legal El económico El común a los padres: Tiene que ver con las necesidades de los niños Los comunales: Cambios de relaciones con gente e instituciones externas a la familia El psicológico: La necesidad del individuo de obtener de nuevo la autonomía personal.
Las personas divorciadas tienden a ser solitarias. Puede estar apartada de parientes políticos de los cuales ha sido muy cercana y de amigos que continúan viendo sólo al anterior compañero o cónyuge. Una persona divorciada enfrenta una gran cantidad de problemas prácticos como emocionales, como por ejemplo: cuidar de los niños, pagar las cuentas, hacer nuevos amigos, desarrollar nuevas relaciones románticas y sexuales, adquirir fuentes de apoyo social y llegar a acuerdos sobre la importancia psicológica del divorcio. El divorcio es un evento difícil y desafiante de la vida, no importa la edad en la que ocurra, pero el divorcio después de los 50 años presenta efectos psicológicos específicos. Conforme las relaciones terminan y cambian, las estructuras sociales que proporcionan apoyo y compañía a menudo evolucionan y las personas reconstruyen sus vidas. Divorciarse en la mediana edad y la edad adulta tardía brinda oportunidades de ajuste psicológico, pero también conflictos.
Un divorcio afecta todas las áreas de la vida de la persona:
Personal Emocional Parental Económica Familiar Social Trabajo Los aspectos prácticos de la vida diaria.
AREA PERSONAL Un divorcio afecta en la autoestima, ya sea hombre o mujer, se sienten rechazados y/o fracasados. Se sienten culpables por no haber podido establecer una mejor relación o haber evitado el divorcio. Con frecuencia la ex-pareja y otras personas en su entorno los culpan, les quieren decir lo que deberían haber hecho, lo que refuerza la baja autoestima. También un divorcio afecta en la identidad personal y familiar, parte de la auto-imagen es el rol que se ha jugado durante los años. Con el divorcio se deja de ser esposo (a), y se pierde la identidad de la familia unida, si estos roles eran importantes y se identificaban con ellos, al perderlos se sienten que pierden parte de su personalidad. Se pierde con el divorcio la forma de ver el mundo y el futuro; cuando el miedo, la angustia, enojo, depresión, son una constante en la vida diaria, los pensamientos se tornan negativos, extremistas, rígidos, depresivos. Este tipo de pensamientos hacen que se vean el presente y el futuro oscuros además de que se distorsiona todo lo que les rodea.
AREA EMOCIONAL Las consecuencias de un divorcio por lo general son devastadoras y de larga duración, sin tomar en cuenta la calidad de vida que se tuvo durante el matrimonio. Se ha comprobado que los hombres toman la iniciativa en la ruptura matrimonial en mayor parte cuando deciden apostar por otra relación, por otro estilo de vida sin compromisos amoroso. En cambio las mujeres suelen separarse como última alternativa ante una relación deteriorada o por escapar de una relación de discriminación y/o violencia.
Aunque tanto los hombres como las mujeres experimentan emociones similares en el fracaso matrimonial, las mujeres tienen una tendencia emocional a ajustarse mejor que los hombres. Ya que son las mujeres las que al reconocer que su matrimonio tiene problemas son capaces de iniciar el divorcio. Sin embargo no importa quién sea el que inicie los trámites, ambos experimentarán una mezcla de reacciones emocionales, en el caos que abarca el dolor, el miedo, la ansiedad, la culpa y la depresión, hasta la furia y el alivio. Cualquier persona que se divorcia, atraviesa por sentimientos muy intensos y encontrados; una sola emoción puede durar días o semanas, incluso estos sentimientos pueden cambiar constantemente el mismo día. Esta situación se da, aun en las personas que toman la decisión de divorciarse, ya sea por violencia intrafamiliar, infidelidad en la pareja, por un nuevo amor en su vida o simplemente uno de los dos ya no quiere seguir. Sin embargo cuando el divorcio es el resultado de largas crisis, conflictos o cuando una de las partes no quiere divorciarse, las emociones son más intensas y desgastantes. Las emociones que probablemente se pueden presentar están: tristeza o depresión por la relación que se ha terminado y las diferentes pérdidas que involucra el divorcio, como por ejemplo: sueños, expectativas, identidad, amigos, etc. En el caso de la mujer en proceso de separación se centran la pérdida de la autoestima, acompañado por un fuerte sentimiento de fracaso personal por la ruptura, en su falta de autonomía, especialmente en lo relacionado con las funciones que antes desarrollaba su pareja (en el área financiera, de ocio, mantenimiento de la casa, etc.), y en una dependencia emocional generalizada, esto la hace especialmente vulnerable a vivir la soledad de manera negativa. Otra emoción que se presenta es el enojo, éste puede ser con uno mismo o con la pareja, cuando es con la pareja es porque se le culpa de la ruptura y del daño que está causando a la familia. También se puede presentar culpa, deseos de venganza, alivio, confusión, temor y preocupación por el futuro, inseguridad respecto a la posibilidad de reconstruir una nueva vida, sentimientos de fracaso por no haber podido evitar los problemas o por no haber podido salvar el matrimonio, miedo a la soledad o a tomar decisiones equivocadas, remordimiento sobre todo por el dolor causado a otras personas (hijos, padres, etc.). Todos estos sentimientos son normales, la intensidad y duración tendrán que ver con las características de cada persona, de cada situación y de su forma de reaccionar.
AREA PARENTAL Algunos padres pueden llegar a sentir que cuando los hijos están con ellos, tienen que representar el rol de padre como de madre, algo que no tiene por qué suceder, pero al presentarse genera mayor tensión. Tienen que responsabilizarse de decisiones y aspectos de la disciplina de los hijos, que pueden ser nuevos y difíciles de llevar. También pueden sentirse manipulados por los hijos o sentir el temor de que estos no quieran estar con ellos. En alguna ocasión tendrán que aceptar decisiones y conductas de la ex-pareja, con las que no están de acuerdo, pero en las que ya no los toman en cuenta. Deben tener muy presente que el divorcio acaba con la relación como pareja, pero el contacto entre ambos y la toma de decisiones relacionadas con los hijos continua. Es muy común encontrar que algunos padres usan de intermediarios a los hijos, con tal de no tener ningún contacto entre ellos, así como también los usan de informantes para estar enterados de que es lo que está sucediendo con la ex-pareja, que hace, con quién sale, quién la/lo visita, etc. Este tipo de acciones inmaduras por parte de los padres, puede hacer sentir a los hijos que ellos no les interesan, que sólo los quieren ver para saber de papá o mamá. Otra situación que se presenta es el hecho de que papá o mamá hablen mal el uno del otro con los hijos es a lo que se le conoce como Alineación Parental. AREA ECONÓMICA Además de todas las penas del divorcio, es posible que se experimenten dificultades financieras, el divorcio no sólo es caro, sino que además la pareja por lo general debe mantener su estilo de vida con un salario. Si se es ama de casa, encontrar un empleo adecuado para abastecer a la familia es una carga adicional. Un divorcio generalmente implica cambios económicos importantes, cada uno de los miembros de la pareja va a tener los gastos propios de casa, comida, etc., además del mantenimiento de los hijos. Si la mujer no trabajaba fuera de casa, tendrá que depender de lo que el ex-marido le dé, y posiblemente al tener que salir a trabajar también dependerá de un sueldo que deberá aprender a administrar. Si el ex-esposo no le da lo suficiente para cubrir los gastos, o si su sueldo es insuficiente, la mujer tendrá que aprender a privarse de muchas cosas, incluso de algunas necesarias.
Cuando el hombre cubre todos los gastos de los hijos y le pasa pensión a la mujer, sus gastos aumentan de manera considerable y no siempre tiene los ingresos suficientes para vivir tranquilamente. Los niños también se enfrentan a cambios económicos que no siempre aceptan. AREA FAMILIAR Un divorcio afecta a todos los miembros de la familia cercana, en mayor o menor grado, pero son los hijos los que pueden salir más afectados por diferentes motivos; ellos pueden reaccionar agresivamente contra alguno o ambos padres, contra sus amigos y maestros, se pueden deprimir, bajar el rendimiento escolar y presentar problemas de conducta importantes. Si existía una buena relación con la familia política, muy probablemente dicha relación se termine o cambie. AREA SOCIAL Se reduce la cantidad de amigos o cambia la relación con ellos, en algunas ocasiones los amigos toman partido, lo que genera tensión o sentimientos de rechazo. Los amigos pueden querer involucrarse demasiado, aconsejar o incluso presionar sobre lo que la persona que se está divorciando debe hacer o sentir. Esta actitud aumenta el caos emocional. Lo ideal sería que estos amigos se mantuvieran al margen y respetaran las decisiones de la pareja. Ajustarse a ser soltero de nuevo puede influenciar a los hombres y a las mujeres de modos distintos. Experimentar la pérdida de la pareja puede hacer que el proceso de adaptación sea solitario. Los hombres suelen casarse otra vez más rápido y con más frecuencia que las mujeres. Los hombres se enfrentan más a la pérdida en cuanto a la intimidad, la participación parental y la interacción social, buscan llenar ese vacío y reemplazarlo con una situación a la que estén acostumbrados. Las mujeres solteras tienen una tendencia mayor a ser estigmatizadas en el lugar de trabajo que sus contrapartes masculinas, quienes con frecuencia, reciben empatía y asistencia. EN EL AREA DEL TRABAJO El caos emocional que se vive, puede afectar el desempeño y la motivación, así como causar problemas para concentrarse y/o tomar decisiones, hay irritabilidad o mucho enojo en la persona, esta puede tener problemas con los compañeros de trabajo, jefes, clientes, etc.
Si la mujer nunca ha trabajado fuera de casa, le será mucho más difícil adaptarse, ya que emocionalmente está más vulnerable. EN LA VIDA DIARIA Si la mujer no trabajaba fuera de casa y necesita hacerlo, dispone de menos tiempo para la casa y los niños, esto puede causar culpa. Necesitará aprender a organizar pagos, mantenimiento del coche u otras actividades de las que se ocupaba el marido. Esto le puede causar tensión o la sensación de no tener tiempo suficiente para todo. El hombre que no está acostumbrado a hacerse cargo de cuestiones de la casa o relacionadas con los hijos, tendrá que aprender a hacerlo, lo que puede ocasionarle estrés. Todo esto sucede en un momento en que la el hombre y la mujer están emocionalmente débiles y vulnerables. Aunque parezca difícil de inicio, el divorcio puede ser catalizador hacia el crecimiento personal. EFECTOS PSICOSOCIALES Aunque el divorcio no deseado crea sentimientos de depresión, ansiedad e ira, el cónyuge que tuvo la iniciativa siente una sensación de alivio al concluir una unión infeliz. La relación matrimonial no es lo único que se rompe durante el divorcio. La mayoría de las personas que se divorcian durante la mediana edad o más, también han establecido lazos profundamente con los hijastros de matrimonios segundos y terceros. La ruptura de estas relaciones crea un vacío en las personas divorciadas. Los adultos divorciados en la edad mediana y tardía de la vida, con frecuencia se vuelven más sociales y tratan de salir para llenar este vacío social.
LOS EFECTOS PARA LAS MUJERES EN COMPARACIÓN CON LOS HOMBRES
Las mujeres y los hombres experimentan los efectos psicológicos del divorcio de manera diferente. Las mujeres experimentan más ira, culpa, vergüenza, también son más
propensas a tener estrés adicional de la pobreza, porque las mujeres divorciadas de todas las edades suelen tener una disminución del 30% en su nivel de vida. Los hombres, aunque no enfrentan los mismos problemas financieros, luchan con la adaptación a la vida solitaria. Ellos no tienen el sistema de apoyo social que los ayude a hacer frente a los factores de estrés del divorcio que las mujeres suelen tener. El tiempo que transcurre desde que se produce la separación real hasta que deciden solicitar ayuda psicológica es una variable que indica la extrema dificultad que significa para muchas mujeres enfrentar ésta cambio tan traumático. Una mujer puede llevar varios años separada, sin embargo, puede seguir teniendo enganches emocionales hacia su ex-pareja o tener dificultades para desvincularse, o no poder poner límites adecuados a algunas personas implicadas en el contexto de la separación (ex-pareja, hijos, otros familiares, etc.). El proceso de duelo por divorcio debería empezar desde el momento en que se toma la decisión, pero por el contrario la pareja está demasiado ocupada en cómo se repartirán las cosas, o cómo será su vida en adelante, o en el peor de los casos en cómo se vengarán uno del otro, esto produce un desgaste emocional y físico adicional al ya de por sí difícil proceso de divorcio. El divorcio es un proceso largo, que no termina en el momento en que la pareja se separa o en el momento en el que se firman los papeles; éste termina, cuando la persona divorciada se recupera y logra dejar atrás la relación de pareja, con sus aspectos positivos y negativos. Si no se trabajan los sentimientos provocados por el divorcio: la culpa, el coraje, la tristeza, etc., si no por el contrario se alimentan, el tiempo de recuperación será muy largo.
REFERENCIAS Acero, P., Pulido, M., Pérez, B. (2007). Efectos emocionales, en padres que han perdido un hijo por accidente de tráfico, en el contexto colombiano. Umbral científico, 11, 111-127. Gamo, E., Pazos P. (2009). El duelo y las etapas de la vida. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, XXIX. 455-469. Fernández, Nestor. (2006). Características de desarrollo psicológico del adulto. Facultad de Psicología Universidad Nacional Autónoma de México Sitio web: www.e-continua.com Roccatagliata, S. (2006). Un hijo no puede morir. México. Debolsillo. Russek, S. Crecimiento y bienestar emocional, consecuencias del divorcio Sitio web: http://www.crecimiento-y-bienestar-emocional.com/terapia.html