Pérdidas y duelo en los ancianos

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Diplomado Teórico en Tanatología

Módulo 2 Sesión 4

PÉRDIDAS Y DUELO EN LOS ANCIANOS

Tanatóloga Claudia Bolaños González

Las pérdidas y la muerte son parte inevitables de la experiencia humana. Nuestra capacidad para afrontarlas se va elaborando lentamente desde la infancia, a lo largo de la adolescencia y en la madurez. En la última etapa de la vida, las pérdidas pueden ser más constantes, más persistentes; pero la experiencia permanece similar y nuestra capacidad de afrontar parece inalterada. La mayoría de las teorías acerca del duelo y las pérdidas enfatizan la importancia de aceptar la pérdida, establecer nuevos retos, y continuar con la vida. La edad adulta tardía, mejor conocida como vejez, es uno de los últimos ciclos de la vida a la cual algunas personas llegan. La vejez comienza a los 65 años aproximadamente y se caracteriza por un declive gradual del funcionamiento de todos los sistemas corporales. La etapa de la vejez o envejecimiento biológico (senescencia) es también conocida como senectud. Cronológicamente el viejo joven está dentro de los 65 y 74 años, generalmente es activo, vital y vigoroso, el viejo viejo está entre los 75 y 84 años y el viejo de edad avanzada está entre los 85 años y más. Sin embargo hay características semejantes que se presentan en los tres grupos, por lo que comúnmente se maneja esta etapa de la vejez comprendida entre los 65 y 100 años o más. El adulto mayor tendrá que ver con una serie de características tanto físicas y biológicas, que se verá reflejada en una vida activa y saludable, así como en lo social, afecta también por la situación socio-económica y cultural. La vejez es una etapa de la vida y el envejecimiento es un proceso que ocurre a lo largo de la vida. El envejecimiento es una pérdida progresiva de energía de adaptación del individuo al medio, que termina inexorablemente con la muerte. La vejez se expresa como una ausencia de juventud; se tiende a estudiarla sólo en término de pérdidas no subrayando los aspectos positivos ni enfocándola como una vejez productiva.


Cuando las personas afrontan los últimos años de vida, experimentan una progresiva conciencia de que algunas capacidades van declinando. Actividades que una vez fueron gratificantes se hacen progresivamente más difíciles. Proceso que resulta de la interacción de factores genéticos, influencia del medio ambiente y estilo de vida de una persona. Es la suma de todos los cambios que normalmente ocurren en un organismo con el paso del tiempo, conlleva un lento y progresivo deterioro del organismo y sus funciones. Es también una época privilegiada de aquella sabiduría que generalmente es fruto de la experiencia, porque “el tiempo es un gran maestro”. El envejecer es un proceso que dura toda la vida y que simplemente se hace evidente a medida que avanza la adultez, se vive la llamada crisis de la limitación, todo parece como algo monótono y se van desvaneciendo las ilusiones, se vive la decepción de aquellos de quienes se esperaba algo; se vive la fatiga y el cansancio. El hombre inicia una etapa fuerte de desapegos, mientras envejece, más intensifica el sentido de lo mudable, la impresión cada vez más rápida es que a cada instante se acaba algo. La vejez es un tiempo de despedidas y una etapa de reencuentro de uno mismo, examen de conciencia de la vida, aparece un debilitamiento de facultades volitivas (la facultad de decidir y ordenar la propia conducta), estas son: capacidad de relación, integración y adaptación al medio ambiente, igualmente existe depresión, melancolía, temores, principalmente a la muerte, mucha tristeza y aislamiento, en la mayoría de los casos la actividad económica ha cesado y los hijos han formado sus hogares. Es una etapa caracterizada por la acumulación de pérdidas tanto internas como externas. Los ancianos generalmente están más preparados para las pérdidas y mejor capacitados para afrontarlas que la gente joven. Ellos habrán experimentado una multitud de diferentes pérdidas y separaciones que ocurrieron durante su vida, desde el nacimiento y el destete, empezar la escuela, ir al trabajo, el matrimonio, abandonar el hogar, mudarse de casa, cambiar de trabajo, traumas de relaciones rotas, separaciones, divorcios, infertilidades, embarazos, los niños creciendo y marchándose, accidentes, desastres naturales, pérdida del trabajo, jubilación, enfermedades, hospitalizaciones, muerte de los padres, parejas, amigos, mascotas y en algunos casos pasan por la dura pérdida de un hijo o un nieto.


Todas estas experiencias son una parte integral del desarrollo personal. Además los ancianos habrán sobrevivido a la mayoría de su grupo de iguales y a muchas personas más jóvenes que ellos, aprendieron a enfrentar las pérdidas a su propia manera (algunas más satisfactorias que otras) y la experiencia les habrá enseñado que son capaces de afrontarlo de nuevo. CARACTERISTICAS GENERALES QUE SE PRESENTAN Características Biológicas:     

Insomnio. Demencia senil. Capacidad de aprendizaje más lenta. Memoria remota acentuada. Memoria reciente afectada.

Cambios corporales:    

Aumento de masa grasa. Reducción de masa muscular. Disminución de masa ósea. Pérdida parcial de capacidades sensoriales.

Características sociales:  

En algunas ocasiones es aislado. Dependencia.

Enfermedad:     

Pluripatologías, es decir que tiene una serie de enfermedades, simultáneas, crónicas e incurables (generalmente 3 o más). Polifarmacia, consumen una gran cantidad de medicamentos. Deterioro funcional y cognitivo. Aparición de confusión y desorientación. Problemas sociales: situación económica, ubicación y condiciones de la vivienda, ausencia de familiares y amigos, dificultad física para deambular.


Psicológicas:    

La posibilidad de la muerte se ve como la situación que arrebata la oportunidad de cosechar los frutos del esfuerzo de la vida. Reacción de negación y negociaciones, características de la adultez. Deseo de recuperar el tiempo perdido. Angustia por no conocer el futuro de la familia.

PÉRDIDAS QUE EXPERIMENTAN LOS ANCIANOS:    

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Pérdida de capacidad física: vista, oído, gusto, olfato, tacto, equilibrio, etc. Pérdida de memoria: olvidan su propio nombre, como hacer y decir cosas, tomar sus medicinas y donde dejaron las cosas. Pérdida de agilidad mental: Empiezan hacer algo, pero el motivo inicial se debilita, no se tiene la misma creatividad. Pérdida del trabajo (jubilación): La imagen que muchas personas tienen de sí mismas está más ligada al hacer que al ser. El trabajo da a la persona un papel y un punto de referencia social. Pérdidas de relaciones por muerte: pareja, familia, amistades, etc. Pérdidas de seguridad y economía.

En caso de que ingrese a un hospital o a una residencia, las pérdidas pueden ser:  

Pérdidas de la familiaridad: casa, costumbres, animal de compañía. Pérdida de la libertad: todas las actividades se concentran en un mismo lugar, siempre rodeados por las mismas personas. Cada cosa que se hace es objeto de observación, no siendo posible ocultarse. Pérdidas de la intimidad y dignidad: siendo uno más, pudiendo encontrarse en estrecha proximidad con otros cuya conducta le repele; habitación compartida en muchas ocasiones. La edad también supone ganancias, incluso en edades muy avanzadas.


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Responsabilidades costosas asumidas en la madurez se viven con más flexibilidad o pueden ser desechadas del todo. El proyecto o la realidad de la jubilación da más tiempo para disfrutar de hobbies y actividades de ocio, viviendo de los ingresos y pensiones ganados durante la vida de trabajo. La satisfacción de los nietos sin las presiones y responsabilidades de la paternidad. Un conjunto de conocimientos obtenidos, una sabiduría, fruto del aprendizaje que da la vida, del cumulo de experiencias vividas. Una visión más sosegada de la vida, de las batallas luchadas, ganadas y pérdidas, desafíos afrontados satisfactoriamente o en vano.

Pérdidas generales del anciano. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Jubilación. Autonomía. Viudez. Cambios fisiológicos. Menor reserva funcional. Menor adaptación a los cambios. Muerte de familiares y amigos.

LA SOLEDAD DEL ADULTO MAYOR La experiencia de la soledad, es la sensación de no tener el afecto deseado, lo cual produce sufrimiento, desolación, insatisfacción, angustia, etc. No es lo mismo estar solo que sentirse solo, todos pasan tiempo solos y les viene bien. A veces se desea estar solo porque ciertas cosas no pueden hacerse si no es así. Sentirse solo es algo más complejo, puede ocurrir que lo que se experimenta es más fuerte que estando en compañía. En éste sentido, la soledad se produce cuando hay insatisfacción, cuando las relaciones no son suficientes o no son como se esperaría que fueran.


Lo peor de la soledad es el aislamiento. Es como oír y no escuchar, se puede estar acompañado y no hacerse acompañamiento uno a otro, entonces se está aislado. Hay tres tipos de aislamiento y soledad más conocidos: La soledad física o habitacional. La soledad moral. El aislamiento social.

Al aislamiento se llega por diferentes factores que dependen de las siguientes variables: 1. Del comportamiento, tanto de los mayores, que pueden preferirlo a pagar el precio de la relación, como de las familias, que pueden delegar el cuidado a los servicios sociales. 2. Por factores sociales, que llevan al aislamiento por la imagen de la vejez como etapa improductiva y desvalorizadora. 3. Por factores especiales, siendo un fenómeno preponderante urbano.

4. Por factores psicológicos, especialmente el “Síndrome de Diógenes” o actitud de algunas persones mayores que les lleva aislarse voluntariamente y abandonarse en los autocuidados. 5. Por los factores de salud, que generan dependencia, discapacidad y miedo a salir del domicilio. Síndrome de Diógenes: Es un síndrome específico de la tercera edad, donde llegan a descuidar los hábitos de higiene y usos sociales, puede producirse por el simple aislamiento social que les lleva la falta de contacto con sus semejantes, o también puede ser producto de un problema psiquiátrico que lo desencadene, como depresión mayor o demencia. Una de sus características es el acumular cosas, incluso basura.


Se habla también del “Síndrome de la Soledad”, que es un estado psicológico que sucede a consecuencia de pérdidas en el sistema de soporte individual, disminución de las actividades dentro de la sociedad a la que pertenece y sensación de fracaso en la vida. La soledad de las mayores en una situación de vulnerabilidad y migración que viven un numeroso grupo de personas que difícilmente elevan el grito y exigirán la satisfacción de sus necesidades debido a la fragilidad en que se encuentran. Los mayores que se sienten solos no provocan una crisis social significativa como podría provocarla otros grupos porque tienen las suficientes fuerzas como para exigir sus derechos. Es importante tener en cuenta que en esta etapa del desarrollo las reacciones del duelo serán más sostenidas en el tiempo, esto debido a que el anciano tiene más dificultades para adaptarse a los cambios. La pérdida es el tema predominante en la vida emocional del anciano. Para el anciano la muerte no solo le pone término a la vida sino que ahora está más presente que nunca. El duelo en el anciano es similar a la del niño, debido a que en la senectud se produce una vuelta a la dependencia. Esto produce una disminución de la capacidad para el duelo. La dependencia que presenta el anciano lo lleva a desarrollar conductas no patológicas y adaptativas a la pérdida. También necesitan un sustituto que les rinde seguridad ya que la pérdida de la persona querida amenaza esta seguridad. No obstante, en otros casos no parece un intento de búsqueda de sustituto, presentándose conductas auto destructivas, en un aparente intento de reunión con la persona pérdida, sin mostrar signos de dolor por esta pérdida. El anciano en condición de dependencia, parecería estar más preparado para su propia muerte que la del objeto de su dependencia. La ancianidad presenta más dificultades para elaborar el duelo y tienden a reaccionar con manifestaciones somáticas. Los ancianos experimentan sentimientos contradictorios acerca de la idea de morir. El desgaste físico entre otros problemas y pérdidas de la vejez pueden disminuir su placer y su voluntad de vivir. Los ancianos que resuelven la crítica alternativa final de integridad frente a la desesperanza, logran la aceptación de lo que han hecho con su vida y de su muerte inminente. Una forma de lograr esta resolución es a través de una revisión de vida. Las


personas que sienten que sus vidas han sida significativas y que se han ajustado a sus pérdidas están mejor preparadas para enfrentar la muerte. El horizonte de la muerte se presenta más cercano en las pérdidas en ésta etapa, pese a todo la mayoría de las veces el duelo no se convierte en patológico. Los mecanismos de adaptación ante la multiplicidad de las pérdidas, favorecen con alguna frecuencia, cierta insensibilización o acomodación natural, tras un periodo de impacto inicial. Una conciencia madura o resignada de la inevitable condición de la vida es un factor positivo para la estabilidad psíquica en esta etapa. Una de las pérdidas más duras que se presentan en ésta etapa, es la viudez, ya que ésta va acompañada de la soledad, entendida como la crisis que se produce por la pérdida de personas queridas. Esta es una de las experiencias más duras a las cuales se va enfrentando el anciano, el hecho de perder al ser con quien se ha compartido una larga etapa de su vida. Es importante el papel que juegan los hijos en la situación, ya que ellos son quienes deben tratar de aliviar ésta situación, algo que a veces no sucede. La viudez añade características especiales ya que puede aumentar la soledad, sensación de desamparo, nerviosismo, insomnio, miedos y ansiedad, al mismo tiempo que las figuras de apoyo que la dependencia de éstas, las cuales pueden empezar a tener indicios de que se está atravesando por una depresión que puede desencadenar a corto o largo plazo en trastornos mayores. Un punto importante es el hecho de que debido a que el ciclo de la vida de los hombres es más corto, además de que suelen ser mayores que sus esposas, la situación de viudez es más normal entre las mujeres mayores, lo cual acarrea una serie de conflictos, no sólo por la muerte del cónyuge sino además por el hecho de tener que enfrentar ahora la vida solas. Si el marido ha sido la principal fuente de sustento ya sea económico, afectivo o de otra índole, su muerte suele implicar cambios en el nivel de vida. Incluso el despertarse adquiere otro significado, cuando se dan cuenta que a su lado ya no hay nadie. Las mujeres viudas aprenden a funcionar en su casa sin la presencia de su marido. Ellas además enfrentan numerosos estresores que desafían los recursos adaptativos. También tienen fuertes fluctuaciones en sus recursos financieros. La mayoría de las mujeres sienten que la muerte del esposo es una pérdida de apoyo emocional.


Por su parte los hombres viudos, tienden a sufrir una intensa depresión luego de la muerte de la esposa, lo cual se traduce en la búsqueda rápida de una nueva pareja para casarse o convivir. La persona viuda, entonces debe reconstruir una identidad cuyo elemento esencial pudo haber sido la persona casada durante la mayor parte de la vida adulta. Todo lo anterior nos lleva a concluir que en la medida que exista preparación para esta etapa y conciencia de que lo único seguro es la muerte, se tendrá elaborado un proyecto de vida, ajustando capacidades a necesidades, dándose la oportunidad de experimentar nuevas habilidades, practicarlas aumentará su autoestima. Relacionarse con personas de la misma edad, formar grupos de interés en común, sentir que hay algo más que hacer, participar de los logros de los hijos y nietos, trasmitiendo a las nuevas generaciones su experiencia, tradiciones e historia de vida.

MANEJO DE REACCIONES EMOCIONALES:

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Permitirles la expresión de sentimientos. Respetar los momentos de silencios, respetar y permitirles la expresión por medio del llanto. Mensajes congruentes (verbal y no verbal). No dar falsas esperanzas. Preguntar necesidades. Sugerir distracciones. Contacto físico y proximidad.


PÉRDIDAS INTERNAS Y EXTERNAS

Como ya había mencionado anteriormente, la vejez es una etapa caracterizada por la acumulación de pérdidas internas y externas. Un anciano es alguien que tiene muchas pérdidas ante sí. En la vejez los duelos por los parientes o amigos de la misma generación hacen perder una parte del pasado compartido. La muerte de los jóvenes se vive más en estas edades, en algunos casos la de los hijos, incluso de algún nieto que en algunos casos se habían criado o cuidado. La muerte de un familiar o de un amigo es un reto muy importante que deberán afrontar ya que no sólo genera un gran dolor y sentimiento de soledad sino que también pueden llegar a verse ellos reflejados, es decir confrontarse con su propia muerte. Ante esta etapa de muertes, el anciano pasará por etapas de rechazo, negación y confrontación hasta que finalmente aprenderán a vivir en ésta nueva realidad. El horizonte de muerte se vive más cercano en las pérdidas de esta etapa. El duelo en la vejez por pérdida de familiares pocas veces se convierte en patológico, ya que los mecanismos adaptativos ante tantas pérdidas, favorecen con alguna frecuencia, cierta insensibilización o acomodación natural, tras un periodo de impacto inicial. Una conciencia madura o resignada de lo inevitable y la condición de vida en un factor positivo para la estabilidad en esta etapa. En caso de que los sentimientos por el duelo se prolonguen sin ninguna mejoría, es importante que el adulto mayor reciba apoyo psicológico o tanatológico, para poder reiniciar una etapa en donde se considere el estado de salud emocional del paciente. La reconciliación de todas las experiencias que la vida le ha dado, permiten no sólo reafirmar la identidad del individuo sino que le brindará herramientas para afrontar estos duelos de una manera más sana y superadora. Es muy importante la ayuda de la familia, ya que un buen trabajo en el adulto mayor es validar que su vida ha valido la pena.


PÉRDIDAS Y DUELO POR JUBILACIÓN

El trabajo determina gran parte del pasado de las personas, del presente y del futuro, es decir lo que ha conseguido, lo que hace cada día y lo que quiere conseguir. La pérdida del trabajo con frecuencia hace que se tambaleen los cimientos de la identidad y los planes de vida. Pese a esto la sociedad estructura momentos en los que el adulto debe, en consideración con su estado de salud y capacidades, suspender la actividad laboral. A esto se le denomina jubilación. Inicialmente la jubilación podría verse como un periodo de descanso y crecimiento personal. La jubilación es entendida como un cese ocupacional, relacionado con la edad y los años de servicio en una institución, momento a partir del cual el adulto mayor asume un nuevo rol conservando un vínculo monetario con la institución (pensión). Cuando llega el momento de retirarse del trabajo, la persona mayor comienza un duelo en el que es frecuente que sienta ansiedad, culpa y tristeza. Esto se debe a que al dejar de trabajar siente que ya no es productivo para su familia. Hay que recordar que la sociedad suele estructurar su vida alrededor de la actividad laboral por lo que al final de esta etapa significa un cambio abrupto en el que surgen sentimientos de inquietud, preocupación, inhibición, pérdida de la autoestima, etc. No sólo se trata de una pérdida económica dada por la seguridad del salario, sino también de una pérdida emocional en la que se deja de frecuentar una red social significativa, por lo que se sugiere a las familias que ayuden a la persona adulta a comprender la jubilación como un tiempo gratificante donde puede hacer actividades alternativas que le brinden una rutina diaria por la cual levantarse cada día. La situación del cambio de vida laboral puede complicarse cuando no ocurre de manera natural, sino por causa de accidentes u otra razón que ocasiona un desprendimiento inesperado y repentino. En éste caso, las consecuencias van acompañadas de sensación de sub-valoración, baja autoestima y frustración. La pérdida del rol laboral, hace que la persona en su inactividad se sienta descontenta, insatisfecha, la finalización de una de las funciones primordiales que han mantenido su vida en ámbitos tan diferentes como la satisfacción laboral, contacto social, motivación, estabilidad económica, etc., lo dejan incapacitado de asumir el nuevo rol del jubilado y lo


sumergen en una limitación del comportamiento que hasta el momento había desempeñado.

LA JUBILACIÓN SUPONE PARA LAS PERSONAS.   

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Una etapa llena de cambios, los cuales implican temor. Dejar cosas en el camino para ganar otras. Pérdida del rol profesional, que en algunos casos conlleva a una pérdida de reconocimiento, despersonalización, desvalorización, problemas de autoestima, estrés emocional. Pérdida del poder adquisitivo. Cambios en la rutina diaria y modos de relación con la familia y en especial con la pareja, ya que existe un desconocimiento del modo de relacionarse de la familia en las tareas cotidianas, sensación de no encajar en el hogar. Pueden producirse cambios destacables en las relaciones interpersonales.

El proceso de jubilación también para la pareja representa cambios importantes, pérdidas, dudas, temores, deberá efectuar ajustes a la relación, actividades y roles. La cuestión es saber cómo emprender el camino que allí se inicia, tener un propósito de vida, metas y sueños viendo las ventajas del retiro y del hacerse mayor. Darse cuenta que la jubilación viene acompañada también de muchas situaciones positivas, como descansar, aprovechar el tiempo perdido, poder dedicarse a aquellas actividades que el trabajo y las responsabilidades no permitieron, viajar, estar con la familia, amigos, etc. La disponibilidad de tiempo y la desaparición de los antiguos roles, pueden propiciar la construcción de una nueva estructura familiar y social que a veces deteriora las relaciones ya que por un lado se está en riesgo de perder el nivel de autoridad que le permitía ser el proveedor constante del dinero, mientras por otro se limita el contacto social con aquellas personas que lo acompañaron durante su permanencia en la institución. La inestabilidad en el ingreso disipa la normal toma de decisiones que le permitían experimentar poder frente a los otros. El proceso de reorganización de la vida implica un significativo esfuerzo conductual y cognitivo. El recién jubilado inicia un proceso de satisfacción momentánea respecto a


algunas actividades que siempre quiso realizar y muy seguramente su trabajo no le había permitido. Sin embargo esas metas paulatinamente se cumplen y si no existe una nueva proyección, la vida adquiere un ritmo carente de exigencias, sin más preocupaciones que las pequeñas tareas del hogar en contraste con la resolución de problemas en el lugar del trabajo. Las prioridades cambian, de modo que la persona ya no piensa en lo que va a realizar, sino en el día a día y esta realidad cotidiana de estar en casa sin responsabilidades ni horarios establecidos, puede propiciar interpretaciones cercanas a la pérdida. Aparece el inconformismo, la sensación de incompetencia, choque emocional al verse a sí mismo inactivo y encontrar aspectos de su medio que antes desconocía por estar en el trabajo. Se experimentan emociones ambiguas, por un lado el temor a enfrentar la inactividad y por el otro, irritabilidad frente a la posibilidad de prórroga de la edad de la jubilación. En algunos casos se presenta enojo al perder el status como persona productiva, trabajador, proveedor, etc. Se dice que el pensionado ve afectada su valía personal por falta de reconocimiento propio y de otros al disminuir el poder adquisitivo debido a la irregularidad con la que empieza a recibir su salario. Por otra parte las reacciones psicológicas de la jubilación se relacionan con:  

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Sensación de inutilidad. Emociones ambiguas: por un lado están cansados, pero por otro temen a la posibilidad de que en su condición de jubilados no reciban el dinero con la regularidad que exigen sus obligaciones. Falta de recursos para el aprovechamiento y disfrute del tiempo libre. Debilitamiento de la red social de apoyo. Aburrimiento derivado del cambio de ritmo: pasar de tener que resolver problemas, correr en la oficina para entregar cosas, a mantenerse en calma en el hogar. Sensación de baja energía por inactividad. Tristeza y sentimiento de desesperanza asociados a la falta de proyectos. Autoeficacia disminuida. Problemas familiares por reestructuración de roles. Desesperanza, tristeza, culpa entre otras emociones disfuncionales.


Los factores que pueden complicar la elaboración de la pérdida del vínculo laboral, incluyen: 1. Tiempo de vinculación. 2. Tipo de relación contractual. 3. Relaciones laborales con sus superiores por ejemplo: si el trabajador recibía reconocimiento de sus jefes o era mantenido en su puesto para evitar el costo de su liquidación. 4. La existencia de pocos espacios sociales que convoquen a las personas jubiladas. 5. Dinámicas relacionadas donde el trabajo genera jerarquía y posibilidad de acceso a ciertos grupos sociales. Quien trabaja es más valorado que quien no trabaja. Es decir la actividad laboral va a ser utilizada como herramienta para interactuar con la sociedad. 6. Creencias culturales sobre la funcionalidad del adulto mayor. 7. Un estilo de afrontamiento excitativo de parte del pensionado. 8. Creencias en el jubilado asociadas al envejecimiento cronológico. 9. La expectativa de improductividad. 10. La rigidez conductual o incapacidad para cambiar y adaptarse a situaciones nuevas. 11. Status social que general la institución a la que se pertenece.


DUELO POR LA PÉRDIDA DE LA SALUD

Conforme se va envejeciendo, los cambios físicos se van haciendo cada vez más notorios y en muchas ocasiones la pérdida de la salud genera en el adulto mayor una dependencia física y la pérdida de la autonomía; se produce una disminución de las facultades físicas, agudeza visual y capacidad auditiva, generando sentimientos de enojo y tristeza ya que se pueden sentir inútiles ante la familia. También se produce un debilitamiento de la capacidad de respuesta y del procesamiento de información que los hace reacomodar sus hábitos de vida. En algunas ocasiones la pérdida de la salud condiciona el deterioro funcional con tendencia a la dependencia física y pérdida de autonomía. La alta prevalencia del deterioro cognoscitivo en la población mexicana, se relaciona de manera importante con enfermedades frecuentes en la vejez, tales como diabetes mellitus e hipertensión, lo que señala la importancia que tiene la identificación temprana de ambas condiciones en la población de adultos mayores. Los problemas de salud son una de las principales preocupaciones de la adultez mayor, que van de la mano con el deterioro físico al que se ven expuestos los ancianos. La enfermedad es percibida como un freno, el dolor que puede ponerle fin a la existencia, de ahí que se preocupen constantemente por sus dolencias y malestares, abogando por la salud de otros tiempos. Algunos adultos mayores suelen ponerle trabas a la intención de mantener un estilo de vida activo y productivo, propiciando el deterioro de sus capacidades físicas e intelectuales, por lo cual limitan el disfrute y recreación de su tiempo libre. En la tercera edad la actividad física e intelectual y el interés por el entorno van ligadas a través de las actividades de recreación que favorecen el bienestar y calidad de los individuos. Es importante saber que envejecer no equivale a enfermar, ni la vejez significa enfermedad. El envejecimiento implica una constante dialéctica de ganancias y pérdidas durante toda la vida.


REFERENCIAS Aragón, J. (2014). "El duelo". Instituto de psicoanálisis contemporáneo de buenos aires Sitio web: http://www.psicoplanet.com/temas/tema13/contenido.htm Carecic, M. (2014).“Proceso de duelo en el anciano”. Universidad de los Andes, Santiago de Chile. Sitio Web: http://www.psicologia-online.com/colaboradores/mcarevic/duelo.shtml Cruz, R. (2011). Retiro Laboral y ajuste a la jubilación de hombres y mujeres en la mediana edad. Actualidades Investigativas en educación. Vol. 11 (1). Pp. 1-28. Gamo, E., Medina, Pazos, P. (2009). El Duelo y las etapas de la vida. Asociación Española de Neuropsiquiatría. Vol. 29, Pp. 455-469. Urrutia, N., Villarraga, C. (2010). Una vejez emocionalmente inteligente: retos y desafíos. Sitio Web: http://www.eumed.net/rev/cccss/07/uavg.htm


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