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EL ROSARIO DE SATURNO |
Qe ha calumntado á Saturno diciendo bque tenía por costumbre comerse á sus hijos viejos. Si hubiera tenido un vicio tan infame los hubiera cam¡do inocentes y tiernos, antes de que -pasaran el sarampión. Hijos muertos de puro viejos ¡uf! ¿No les parece á ustedes bocado impuro y demasiado correoso, para un paladar acostimbrado á los manjares del Olimpo?
arbol, las estrellas del cielo, las fisonomías, las calabazas, etcétera.
Además, los indivíduos d cie no suelen destruirse entre alimenticias: Si es bien sabido que «perro no come perro», ¿cómo atribuir á todo un dios vicio tan despreciable en el que no incurre ni siquiera un can famélico.?
Malas lenguas dijeron en la antiguedad que el hombre era lobo del hombre (Zomo homini lupus), aunque es - posible que esto se huya dicho-en sentido metafórico; pero si resueltase wadadero eldicho, habrá. que convenir en que ese vicio constituye una excepción de la regla, como el de -los alacranes que se comen á su propia madre.
Eso de que Saturno se come á sus hijos los años cuando mueren, es una falsa imjutación, misma especon miras hecha como para cohonestar la antropofagia. ¡Ni los dioses se libran de algún zam zo de la maledicencia!
Tampoco mueren los Años, como se ha súpuesto. Pasín unos tras de otros como cangilcnes de noria, y reaparecen cuando les toca el turao de volver á pasar. De ahí los axiomes filosóficos de que «la histaria se repite,»y «no hay nada nuevo debajo del sol.»
La más propia personificación de Saturno (llamémosle Tiempo), según la teoria moderna, viene á ser un patriarca muy viejo en constante oración, provisto de un rosario de 365 cuentas, una de las cuales pasa por entre los dedos del anciano cada vez que la tierra hace una evolución cabal en torno del sol. Sucede á veces (de nueve en nueve años) que el Tiempo se descuida un poco, se duerme (quandogue bonus dormitat) y se queda con 11 cuenta entre los dedos, creyendo haberla dejado pasar. Después al cabo del año resulta una cuenta sobrante, y se arregla la dificultad Ilimañdo visiestos á estos años con est-ambote.
Sucede con las cuentas del rosario del Tiempo lo que con todas las obras d naturaleza: en un orden dado son unifo pero no idénticas, bien así como las hoj-s de un
Y per tropo variar Natura e bella Obsérvense bien las camándules del Tiempo y se notará, como en toda obra natura', que aun cuando soa parecidas en la forma -unas son lisas del todo y otras tienen alguna desigualdad en la superficie, unas son más aplanadas y otras más agudas, unas más angulosas y otras más esféricas, sin que por eso dejen de conservar entre sí lo que pudiéramos llamar un aire de familia. Por esa razón unas temporadas son más plácidas y otras más desapacibles, unas más benignas y otras más crueles; éstas de guerras, aquellas de paz, estotras de abundancia, esotras de penuria, según resulten las cuentas del rosario
No faltará quien objete que esta teoría contradice la 1:=v del progreso constante; pero no hay tal. La perfectibilidad humana sigue su curso. El Tiempo (antes Saturno) es un carcamal lleno de arrugas y callosidades, y sus manos son ásperas y duras como un papel de lija. Al pasar las cuentas por entre sus dedos se van puliendo y perfeccionando cada vez más
El roce de la mano tiene una acción admirable de pulimentación y de amansamienio, aunque se trate de animales ariscos y personas díscolas ó atrabiliarias. ¡Díganlo si no los políticos y los gobernantes, que sueler. ser diestros en el arte de pasar la mano.!
Y la acción continuada del sobo de los dedos sobre los rosarios es eficasísima, aún cuando losdedos sean blandos y satinados. El rosa. rio de una mujer septuagenaria suele ser un prodigio de pulimento, por más que las cuentas de aquél hayan sido formadas con leña de algún cedro del Líbano ó con os del Jordán. ¡Supóngase, pues, lo q alisará la dura mano del Tiempo en contínuo limar, desde la creación de las sociedades humanas.!
Efecto de ese pulir y suavizar sin tregua viene á ser lo que llamamos civilización, progreso de las costumbres, cultura, urbanidad y refinamiento.
Como lo que está más en contacto con los dedos del Tiempol es el medio ó la borriga de las cuentas, resulta que los extremos quedan siempre un poco más ásperos, por lo cual se dice que los extremos son viciosos; pero ya se irán suavizando, á medida que en los dedos del gran civilizador se formen por el uso con-