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Construyendo Puerto Rico

NUESTRA INFRAESTRUCTURA

CONSTRUYENDO PUERTO RICO

“Cuando invertimos en la infraestructura de nuestra Isla, invertimos en el futuro de Puerto Rico. Mejores carreteras y autopistas significa menos tiempo en el tapón y más tiempo con la familia y amistades; el acceso a un servicio de agua limpio y confiable representa salud para miles de puertorriqueños; y escuelas modernas propician una mejor educación para nuestros niños. De eso se trata este plan de inversión en Puerto Rico, de mejorar nuestra calidad de vida.”

Gobernador Luis G. Fortuño, 29 de abril de 2012

En la historia de Puerto Rico las grandes obras de infraestructura han sido parte esencial para promover el desarrollo económico y social de nuestra Isla. Estas obras, además de ser una importante fuente de empleo para miles de puertorriqueños, proveen un entorno de calidad para todos los puertorriqueños y garantizan la competitividad de Puerto Rico, a nivel mundial, como lugar seguro para hacer negocios.

Desafortunadamente la pasada administración abandonó su responsabilidad por la infraestructura de Puerto Rico. Descuidaron la salud fiscal de nuestras agencias y corporaciones públicas que, en conjunto con el sector privado, construyen y atienden nuestras grandes obras de infraestructura. Su falta de responsabilidad y atención detuvo la inversión pública y privada en nuevas obras, creando deficiencias en nuestros puertos, carreteras y sistemas de transportación. El estancamiento de nuestra infraestructura nos afectó a todos, impactando de manera negativa la calidad, servicio y costo de nuestra agua y energía.

El estado de abandono en que mantuvieron a nuestra infraestructura durante la Década Perdida presentaba grandes retos. Encontramos entidades públicas quebradas, con millonarios déficits operacionales en la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, la Autoridad de Energía Eléctrica, la Autoridad de Carreteras y Transportación y la Autoridad de los Puertos. Enfrentamos una burocracia en nuestro sistema de evaluación y otorgación de permisos y una falta de planificación urbana. Nuestros puertos aéreos y marítimos se habían quedado rezagados por falta de obra de modernización y mantenimiento. Nuestras calles y carreteras estaban completamente deterioradas y plagadas de deficiencias al no haberse planificado para los cambios demográficos en nuestra sociedad. La credibilidad de Puerto Rico como plaza para la inversión privada en infraestructura estaba lacerada por los intentos mal estructurados y fracasados del pasado.

Peor aún, la pasada administración aumentó el precio que cobraba a nuestra gente por la infraestructura básica incluyendo el agua, la energía y los peajes, sin darnos nada a cambio. Y como no se conformaron con aumentarlo todo mientras fueron gobierno, nos dejaron contratado un aumento futuro de 25 por ciento en la tarifa de agua que tendríamos que pagar todos los puertorriqueños.

A pesar del abandono en el que heredamos nuestra infraestructura, nos dimos a la tarea de reconstruir a Puerto Rico de manera responsable, comenzando por poner la casa en orden. Atendimos los problemas fiscales y gerenciales que arrastraban nuestras corporaciones públicas por años, porque el dinero del pueblo no es para mantener burocracias ineficientes. El dinero del pueblo de Puerto Rico es para construir obra. Buscamos restablecer la credibilidad de Puerto Rico para atraer inversión, estableciendo un marco legal confiable para alianzas público privadas que hoy día es reconocido mundialmente como modelo de innovación y buen gobierno. Encaminamos los primeros proyectos de energía renovable y alterna para romper con las costosas cadenas del petróleo. Los retos pudieron ser grandes pero nuestra voluntad y compromiso son mayores. Tomamos los pasos correctos, reactivamos los programas de mantenimiento y la construcción de nueva obra y seguiremos construyendo la infraestructura del Puerto Rico del siglo 21.

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