Revista de la Asociación de Mujeres Graduadas de la Universidad de Puerto Rico (julio 1941)

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El

'Ria los GJeombers

y las 6]3alsas

Por CIRO ALEGRIA

t . n al acaso. . . Tiran las Por donde el Marañón rompe las cordilleras en un voluntarioso afán de ce¡ se ~~o~ef.:mos.. anchos que cogen. las avance, la sierra peruana tiene una bra- ~;uª:;;;omo atragantándose-y se tJUSvura de puma acosado. Con ella en tor- tan Jos calzones de bayeta dpara uego . ºd s de Jos ma eros o esno, no es cosa de estar al descuido. piruetar cogi 0 b 11" das hasta salir Cuando el río carga, brama contra las quivarlos entre zi_im u 1 peñas invadiendo la amplitud de las pla- 0 perderse para siempre .. Los tremendos cielos mvernales deyas y cubriendo el pedrerío. Corre burbujeando, rugiendo en las torren~eras ! satan broncas torme~tas que desplo~a? recodos ondulando en los espacios ll...- Y muerden las pendientes de las, coi ~1nos, untuoso y ocre de limo _fec~ndo en. Íleras Y van a dar, ahondando aun mas cuyo acre hedor descubri; el mstmto ru- los 'pliegues de la tierra, a nuestro :¡\'.Yadas potencialidades germmales. Un ru- rañón. El río es un o.ere ?e n:m_ndos,. Los cholos de esta h1stona vivimos en mor profundo que palpita. en tod?s. los ámbitos, denuncia la creciente max1ma Calemar. Conocemos muchos valles que ocurre en febrero. Entonces uno más. formados allí dond7 Jos cerros han siente respeto hacia la correntada Y e~­ huído o han sido comidos p_or la cotiende su rugido como una advertencia rriente. pero no sabemos cuantos son personal. río arriba ni río abajo. Sabemos sí que Nosotros . Jos cholos del Marañón, es- todos son bellos y nos hablan con su ancuchamos ~u voz con el oído atento. cestral voz de querencia, que es fuerte No sabemos dónde nace ni donde mue- como la voz del río mismo. El sol rutila en Jos peñascos rojos que re este río que nos mataría si quisiéramos medirlo con nuestras balsas, pero forman Ja encañada y se alzan hasta ella nos habla claramente de su inmen- dar la impresión de estar hiriendo el sidad. toldo del cielo, pesadamente nublado a Las aguas pasan arrastrando paTiza- veces, a veces azul y ligero como un perdas que llegan de una orilla a la otra. cal. Al fondo se extiende el valle de Troncos que se contorsionan como cuer- Calemar y el río no lo corta sino que lo pos. ramas desnudas, chamiza y hasta de.i a a un lado para pasar lamiendo la piedras navegan en hacinamientos in- peñolería del frente. A este rincón formes, aprisionando todo I.o que hallan amurallado de rocas llegan dos caminea su paso. ¡Ay de la balsa que sea co- jos que blanauean por ellas haciendo pi- . gida por una palizada ! Se enredará en ruetas de bailarín borracho. Los caminos son angostos aquí ·porella hasta ser estrellada contra un recodo de peñas o sorbida por un remolino. aue los cristianos :v las bestias ·no neceiunto con el revolti.io de palos, como si sit:m más oara salvar las· ri.iosas montañas familiares cuyos escalones, recose tratara de una cosa inútil. Cuando los balseros las ven acercar- dos, abismos y desfiladeros son reconose negreando sobre la corriente, tiran cidos aún durante la noche por los sen4 de bajada por el río, bogando a matar- tidos baqueanos. Un camino es solase, para ir a recalar en cual_auier ~la­ mente una cinta que marca la ruta, y ya propicia. A veces no m!den bien hombre y animal la siguen imperturbaJa distancia, al sesgar, y son siempre co- blemente, entre un crujir de guijarros, gidos por uno de los extremos. Suce- ha:va sol, lluvia o sombra. El uno nace al lado del río, al "pie de de también que las han visto cuando ya están muy cerca, si es que los palos hú- las peñas del frente, aceza un rato por medos vienen a media agua, y enton- una cuesta amarilla donde crecen frondosos árboles de pate y se pierde en la

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