Liturgia Parroquial Ekklesiantificante

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Contenido Julio-Noviembre 2020

Ekklesiantificante Año V Edición 15 Julio-Noviembre 2020

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Presentación obispo

05 Editorial 06 La religión hoy 11

Evangelización y celebración de la eucaristia

teólogica de 13 Justificación la estructura de la misa

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Participación del pueblo reunido

iniciales 19 Ritos de la misa Eucología 23 Lamenor en la Misa

26 Liturgia eucarística cantos en 30 Los la misa

de la asamblea 34 Lugar participante vida de fe en 37 Latiempos de lucha

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Retos para los equipos de liturgia parroquial en el ministerio de acogida

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Santo Rosario

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Cenáculos Marianos

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Horas Santas de Tiempo Ordinario 2020

Comisión Diocesana para la Pastoral Litúrgica Arquidiócesis de Hermosillo COORDINADOR: Pbro. Isaac Urías Ibarra Dimensiones: Pbro. Luis Armando Gónzalez Torres Pbro. Marco Antonio Islas Félix Pbro. Pedro Moreno Valenzuela Pbro. Raúl E. Camarillo Blásquez Pbro. Erik Urias Ibarra EQUIPO DE LA DIMENSIÓN DE ANIMACIÓN Y FORMACIÓN: Comisión Diocesana Eloisa Fabrett para la Pastoral Litúrgica Socorrito Maya Jaime Heredia Tel. 2152696 Marianela González pastoralliturgicahillo@hotmail.com Rosaura Urquidez Ramoncita Serna Comisión de Liturgia Hillo Ana Silvia Valenzuela Diseño editorial: Arely Zagasta Diseñadora Gráfica Hugo Félix Yolanda Zubiate Otilia Villarreal Impreso por: Carmona Impresores Guadalupe German 01 800 228 2276 / 2676 Colaboradoras: Maria de los Ángeles Cota María Reneé Valenzuela Ekklesiantificante

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EDITORIAL

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omo Iglesia que peregrina por estas tierras de Sonora, México; hemos vivido el primer semestre del 2020, sumergidos en una gran crisis social.

obstante también sabemos que, la Liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su fuerza. (S.C. 10).

A la añeja crisis provocada por la violencia e inseguridad, padecida por nuestros pueblos, se han sumado la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia del COVID-19, sin embargo, como discípulos de Jesucristo, seguimos caminando y viviendo en clave de Pascua, es decir, muriendo y resucitando con Cristo.

Por lo anterior, después de haber vivido un período de tiempo sin la posibilidad de aisitir a los sacramentos de la Iglesia, en esta edición hemos considerado ayudar a redescubrir lo esencial del Sacramento del los sacramentos: La Eucaristía. En esta XV edición encontraremos una serie de artículos que nos hablan del significado y contenido de las partes de la misa mismos que podremos estudiar, virtual o presencialmente, para seguir formandonos y catequizar a los hermanos, y así obtener mayores frutos de nuestra participación en la celebración eucarística.

Confiamos, que la Gracia Divina, nos ayudará a levantarnos mas fuertes y renovados de estos signos de muerte que hoy padecemos, así podremos dejar nuestra huella eclesial en la historia, para gloria de Dios y en beneficio de las generaciones venideras. Como ya sabemos, La sagrada Liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia (S.C. 9), es decir que como Iglesia, estamos llamados a realizar un sin numero de actividades para evangelizar y transformar las realidades terrenas, ello, acorde al Reino de Dios inaugurado por el Cristo; no

En esta edición, hacemos eco de los Lineamientos generales para la reapertura al culto religioso en tiempo de pandemia, y de las Orientaciones litúrgicas para reanudar el culto religiosos en tiempo de pandemia, ambos dados por nuestros obispos mexicanos. Será muy importnate profundizarlos y compartirlos, entre todos los

miembros del Equipo de Liturgia Parroquial, especialmente entre quienes prestan o deseen prestar un Ministerio de Acogida, ya que serán estos, los más indicados para llevar a cabo algunos servicios como: Recepción, indicaciones, sanitización, acomodo de fieles, etc; ello durante las celebraciones litúrgicas mientras dure la pandemia. Agradecemos la “vocación” de cada uno de los agentes de pastoral litúrgica, que con esmero se capacitan para servir y garantizar el bienestar físico-espiritual de los fieles que acuden a nuestras celebraciones litúrgica. Así mismo, agradecemos a quienes por esta única ocasión, bajo el anonimato, nos apoyaron económicamente para ofrecer la edición de esta revista de formación y animación litúrgica a un precio menor para apoyar a nuestras comunidades. Ponemos en las manos de la Santísima Virgen María, estos materiales y sus objetivos, esperando que intersceda ante su Hijo, Jesucristo, por nosotros, su Iglesia. Ekklesiantificante

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LA RELIGIÓN HOY

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eflexionaremos algunos elementos del estado actual de la práctica religiosa, para ubicar algunas deformaciones que se van manifestando dentro y fuera de la práctica religiosa. Iniciaremos con una introducción al problema de la religión en nuestros tiempos. Cuando el ser humano asumió conciencia de la propia existencia, entre los primeros asuntos que se planteó fue el tema religioso. Emprender la búsqueda por respuestas a su existencia y ante el tema del mal, experimentado en su propia condición de fragilidad, pero:

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¿Qué es una religión? Entorno al concepto religión, son tres los términos que expresan el sentido de la palabra. Primeramente reelegire, que significa volver a elegir; relegere, volver a leer; religió, que significaría, religarse al misterio. Todos hacen referencia a regresar, a dónde se presume ha sido su origen. La religión cumpliría con la función de emprender una búsqueda por nuestros inicios, en dónde se alcance una respuesta ante el misterio que seguimos siendo los seres humanos y el mundo en el que estamos. La religión, pues, se ha de asumir como todo el esfuerzo que los seres humanos han realizado a través de los siglos, para buscar relacionarse con el Misterio Divino. De ahí que se puedan entender todo tipo de expresiones artísticas, místicas y rituales, para entrar en contacto con la realidad del misterio creador, ante quien se reconoce como el autor de nuestra existencia. En el judeo-cristianismo, como toda religión en la historia de la humanidad, está presente la búsqueda por el misterio divino – asumida como una espiritualidad básica-, sin embargo, al igual que otras religiones, se constituye como una religión Revelada, es decir, en la búsqueda del hombre por encontrar al Misterio Divino (entendida ésta búsqueda como un “salir de sí mismo”, pues en la imaginación o la razón lógica del hombre no está la realidad divina que se busca), se ve alcanzado por el propio Misterio Divino, pues es éste quien sale primero a su encuentro y le da a conocer no sólo su identidad divina, sino además sus propios proyectos para la humanidad.

entre nosotros. Así, la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, afirma la esperanza en que el problema del mal (pecado) en el mundo, no es el destino último del hombre, sino la vida en plenitud; de la cual comenzamos a participar en la vivencia de los valores del Reino de Dios, aguardando el final de los tiempos. Los Apóstoles impulsados por el Espíritu Santo, tras la resurrección de Jesús, salen a anunciar la Buena Noticia, no solo que Jesús ha resucitado y tiene vida para todos, sino que dan a conocer, mediante su predicación, que en la tarea diaria de vivir los valores del Reino de Dios con los demás1, comenzamos a participar de la vida plena que Cristo resucitado ha alcanzado. En sentido estricto se diría que en Pentecostés nace la Iglesia2, a quien se le ha confiado la tarea de cuidar que el mensaje de Cristo no sea distorsionado y enseñar a todos los hombres. Por ello, entorno a esta tarea encomendada se han realizado algunos Concilios a lo largo de los siglos, dejando tras de sí, toda una riqueza de reflexión, comprensión y enseñanza de los misterios cristianos. A esta doctrina también llamamos Tradición de la Iglesia, misma que nos sirve como referente para seguir profundizando en el misterio de Dios revelado.

Esta vivencia religiosa de buscar y ser encontrado por el Misterio Divino, lo experimenta el pueblo de Israel a través de su proceso histórico. La historia del Pueblo de Israel, que es la historia de la salvación de la humanidad, narra cómo ese Misterio poco a poco les da a conocer su propia Identidad e Intención, la cual adquiere rostro y lenguaje humano en la persona de Cristo, en quien el Misterio Divino -tan buscado a través de los siglos- se nos muestra.

Desde la mirada de fe, afirmamos que la persona de Cristo Jesús –Dios hecho hombre por el misterio de la Encarnación-, nos ayuda a comprender que la identidad de Dios es el Amor, la Misericordia; y su intención es que nos comprometamos en la construcción del reinado de Dios (amor y misericordia)

1 Por ejemplo las obras de misericordia: Mt 25, 3140. “Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve enfermo y encarcelado y me visitaste, estuve desnudo y me vestiste, era forastero y me hospedaste.”; otro ejemplo interesante es: Lc 10, 25-37. ¿Quién de estos crees que se comportó como prójimo? Hch 2,42-46. “…y veían como se amaban y se compartían…” 2 La Iglesia como sacramento de salvación, que continúa la obra iniciada por Cristo, la de ser servidora del Reino de Dios. Tal vez, sea adecuado referirse a la religión católica como institución formal, cuando Constantino en el año 331 d. C., oficializa el cristianismo como la religión imperial. Ekklesiantificante

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Religión y expresiones religiosas Con el correr de los años el Cristianismo ha ido institucionalizando y sistematizado, tanto sus formas de celebrar la fe, como los contenidos de su doctrina. Diversas expresiones religiosas, en unidad con el misterio de Dios revelado. Sin embargo, a través de los siglos y del encuentro del Evangelio con otras culturas, se desarrollan concepciones teológicas, espirituales y pastorales, que en algunos casos intentan responder a las exigencias y desafíos de su propia época; en otros, a mantener modelos teológico-pastorales, que aun cuando ya no responden, se estimulan porque conservan lo que se tiene. Tristemente, en la historia de la Iglesia hay pasajes de fuertes separaciones, tanto fuera, como dentro de la institución; por ejemplo, vistos desde fuera: Cisma con Oriente (1054), la Reforma Protestante (15171648), sectarismos actuales; observados desde dentro, posiciones teológicas polarizadas, comprensiones de la naturaleza y finalidad de la Iglesia antagónicas, espiritualidades desencarnadas de la realidad, ritos y cultos deformados y contradictorios respecto a sus verdaderos sentidos, relativización de algunos criterios morales, etc. Todas estas experiencias que hemos vivido como Iglesia, aunque han sido dolorosas, también han ayudado a purificar, madurar y recobrar la misión esencial que se nos ha confiado. Por ello, como en cada época de la historia de la Iglesia, debemos -nosotros los bautizados- situar algunos de los problemas y desafíos propios de nuestro tiempo. Con especial atención, evitar el conformarnos con condenarlos o evadirlos, pretendiendo que a fuerza de ignorarlos, estos serán resueltos espontáneamente; como si la gran solución fuera encerrarnos en una esfera de puritanismo idealizado de un cristianismo. Como en cada época, nuestra tarea es reconocer los problemas y desafíos, aprender de ellos y buscar en el Evangelio de Jesús y en el caminar de la Iglesia una ruta, para transitar con nuestros prójimos.

Retos y problemas para el cristianismo hoy en día En el marco externo a la vivencia de nuestro sentido religioso, comenzaremos por describir algunos de los desafíos que enfrentamos. En primer lugar, tenemos los efectos de una sociedad con mentalidad secular, la cual ha recluido todo lo religioso a la esfera privada sin voz ni voto, para opinar y gestionar sobre lo que compete a lo público. Esto ha venido a generar conflictos de conciencia religiosa, por 08 Julio-Noviembre 2020


ejemplo, una sociedad secular que está conformada por personas ateas, gnósticas, indiferentes, laicicistas, religiosos, etc., en ella se realizan modificaciones a la constitución, que van en contra de la conciencia moral de los creyentes, que también son ciudadanos, pero que se les ignora por concluir que sus reclamos vienen motivados por una concepción religiosa, y un Estado es laico, sin dejarse influenciar por los discursos religiosos. El gran desafío para el creyente de nuestros tiempos es ser parte de una sociedad en donde se vela por lo legal, pero sin moralidad. En segundo lugar, está el Post-secularismo, este se refiere a la sorpresa que se llevaron los paladines del secularismo (promotores de vaciar el sentido religioso de la sociedad y la conciencia de las personas), pues, al pretender sustituir el espíritu religioso de los seres humanos, por un humanismo ateo o gnóstico; atestiguamos un resurgimiento de la búsqueda por lo religioso en las sociedades actuales. Sin embargo, tal búsqueda por lo religioso, se emprende al margen de las instituciones religiosas, cada individuo se constituye así mismo como único referente para vivir su propia religión, es decir, en la etapa postsecular, cada individuo establece en su interior en quién creer, bajo que ritos habrá de relacionarse con su propia comprensión de la o las divinidades en las que crea; tanto la moral, como el dogma teológico quedan descartados. Por ello, no es de extrañar, como hoy en día la experiencia religiosa es un ejercicio individualista, a nivel de conciencia personal, desconectado de toda referencia al prójimo, nadie debe decirme en quien creer, ni cómo comportarme en nombre de una institución o tradición. En tercero, actualmente la mentalidad de nuestras sociedades está fundada bajo tres principios: Lo material está por encima de lo espiritual, esto al momento de vivir la práctica religiosa se visualiza en la dificultad que tienen las nuevas generaciones para reconocer la dimensión de lo sagrado, del Misterio de Dios, lo abstracto, lo trascendente. Para creer hay que demostrar con principios y datos duros, dados por las ciencias empíricas o en el halo de las sensaciones corporales (tenidas como la fuente más confiable de sus certezas). La libertad de cada individuo es superior a la colectividad; ciertamente hemos de ser libres para elegir nuestra opción de fe, creer es un acto de libertad. Sin embargo, actualmente, es común ver que se pretende un tipo de libertad, para retar lo convencional, la moral, las doctrinas, las tradiciones

culturales que han permitido el bien común. Bajo el slogan tú libertad termina donde inicia la libertad del otro o Eres libre de hacer lo que quieras, pero sin dañar a terceros, suena atractivo, pero al vivir en sociedad, la decisión que se toma siempre afecta a terceros, positiva o negativamente. El problema surge cuando no se logra observar con claridad la afectación que hacemos a la vida de otros. Por ejemplo, si una persona en nombre de su propia libertad decide fumar, alcoholizarse en exceso, comer desmedidamente, drogarse, prostituirse, etc., tarde o temprano quedará expuesta a comprometer su salud, y los recursos de otros serán empleados para paliar o curar las enfermedades que le ocasiona su derecho individual de ejercer su libertad, aunque no tome en cuenta lo social. Ante esto, queda más que retada nuestro ideal de vida comunitaria, en donde celebramos, estudiamos y nos comprometemos con nuestros prójimos. Lo práctico, lo placentero y lo útil es más deseable que el sacrificio y la renuncia; la eficacia y el rendimiento en los procesos es algo sumamente cotizado en nuestros tiempos, que todo sea fácil, rápido, mayor provecho por menor esfuerzo es algo que fascina a nuestras sociedades. Nadie está dispuesto a batallar inútilmente o a experimentar el dolor o cualquier tipo de sufrimiento, bajo ninguna circunstancia. Sin embargo, al momento de vivir la fe cristiana, cuánto pesan estas mentalidades. Frecuentemente, se buscan experiencias de Dios, que sean fáciles, sin esfuerzo, sin constancia y sin rumbo, evadiendo el dolor de revisar la propia historia de vida, duele reconocer los errores y fracasos, que son un buen camino para la conversión de vida profunda; se ordena la vida bajo el principio: “Lo estético se sobrepone a lo ético”, es decir, si una acción me hace sentir bien emocionalmente, por tanto, es buena y es verdadera. Se olvida que la vivencia de la caridad no se mide en parámetros de éxito y resultados cuantitativos, la vida cristiana está marcada por las palabras de Jesús, “aquel que quiera seguirme, renuncie a sí mismo, tome la cruz de cada día y sígame”, “esfuércense por entrar por la puerta angosta”. En el cuarto lugar, un desafío también apremiante es a dejar de ser vistos como una ONG de ayuda humanitaria, reducida de su ámbito espiritual, para ser considerada una institución más entre otras. Una institución que, dicho sea de paso, va siendo desautorizada y desplazada por las otras propuestas de ayuda y colaboración humanista.

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Finalmente, el quinto reto creciente en nuestros días es constatar que, la práctica religiosa se va volviendo un recurso terapéutico, para quienes buscan una especie de alivio a sus problemas y sufrimientos. Lamentablemente, reducen la vida religiosa a encontrar paz interior y sentirse bien consigo mismas. No debe sorprendernos que para muchas personas que conciben la práctica religiosa de este modo, la oración y el culto religioso solo sea de tipo catártico, es decir, para liberarse de las presiones, angustias, sufrimientos, etc., lejanamente, para situarse en presencia de lo sagrado.

Retos internos Primeramente, una profunda toma de conciencia del tiempo de post-cristiandad en el que vivimos actualmente. Esto significa, dejar de pensar que seguimos viviendo en un mundo unificado y configurado por el mensaje cristiano, la voz

de la Iglesia ya no es la única que suena, es una voz más entre otras. La finalidad del

modelo evangelizador de la cristiandad era la sacramentalización de las personas, el que una persona celebrara los sacramentos, era suficiente para convertirse católico, independientemente si viviera o no el Evangelio. Hoy en día, nosotros debemos repensar nuestros procesos de evangelización, el Documento de Aparecida (2007), nos propone un modelo de evangelización, a saber: Kerygma, conversión, discipulado y misión. Ser una Iglesia en salida, como nos ha propuesto el Papa Francisco. En segundo, la centralidad del laico en los procesos de la vida cristiana, tanto fuera como dentro del templo. “los laicos contribuyen de diversas maneras en las parroquias, como catequistas, educadores, animadores de actividades juveniles, guías de grupos y de comunidades. Por otro lado, los laicos, en sus diversas profesiones son testigos vivos del Evangelio; su vocación fundamental consiste en animar el orden temporal en todos sus múltiples aspectos”3

En tercero, recuperar el sentido auténtico de nuestras celebraciones litúrgicas, que sean un

verdadero culto a Dios, evitando las visiones mercantilistas y sensacionalistas de lo religioso, que deforman el sentido y fin propio de los ritos sacramentales. Celebraciones bien preparadas, propiciarán una mejor comprensión del misterio divino y forjarán una auténtica conciencia de compromiso social en la caridad con el hermano. En cuarto, hoy más que nunca laicos y sacerdotes,

debemos formarnos con profundidad en el conocimiento de nuestra fe. En una sociedad

de fácil acceso a un vasto campo de información, lamentablemente tenemos pocos criterios o referentes religiosos, para depurar contenidos. Reina el criterio de la post-verdad, en donde, lo importante no es la verdad de las cosas, sino lo que provocan las palabras, el efecto que se alcanza con una narrativa. Como consecuencia, si aprendemos mal el sentido de nuestra fe, seguramente, también viviremos a medias o de modo deformado nuestro compromiso de fe. Sin duda que hay otras urgencias al interior de la Iglesia, sin embargo, tanto estas como otras, dependen a mi juicio de dos criterios urgentes e imprescindibles. Volver a Jesús y convertirnos en servidores de su Reino. De nada servirán los cambios estructurales, proyecciones pastorales con métodos sofisticados, cuidados simbolismos y ritos litúrgicos; si no hay verdadero encuentro personal con Cristo que cambie la vida y que inspire el amor al prójimo.

Es urgente en nuestra Iglesia el superar las actitudes nefastas del clericalismo, en su lugar valoremos cada vez más el servicio y presencia del laicado.

3 Madrigal, S., El giro eclesiológico en la recepción del Vaticano II, Sal Terrae, España, 2017, Pp. 222-223.

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Pbro. Lic. Carlos Mario Jiménez Vargas Coordinador diocesano de pastoral profética Arquidiócesis de Hermosillo


EVANGELIZACIÓN Y CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTIA

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espués del Covid 19, nada será igual, ni las sociedades de este mundo, ni nuestra Iglesia católica, misma que navega en este primer siglo del tercer milenio. Apenas se comienzan a suscitar una serie de reflexiones para tratar de entender, explicar, al mismo tiempo que cuestionar o proponer una serie de viejas y nuevas dinámicas, relaciones o actitudes humano-cristianas, vistas desde el prisma de este nuevo escenario de vida post-pandemia. Hemos empezado a escuchar diversas reflexiones, en relación a cómo se vivió y cómo tendremos que vivir el Evangelio a partir de esta nueva situación humana. Algunos especialistas y/o pastores de nuestra Iglesia, han descrito que durante la crisis, floreció una vivencia extraordinaria del sacerdocio común de los fieles que no tuvieron acceso a los sacramentos, pero oraron intensamente unos por otros desde sus hogares, también se ha hablado del ejercicio de la caridad cristiana, desde casa, con vecinos y con otros hermanos alejados, ello mediante donaciones de dinero o alimentos; de igual modo, se habla también del surgimiento de nuevas formas originales de evangelización o catequesis entre propios y extraños a través de los dispositivos electrónicos, todo ello, a consecuencia del lapso de tiempo pasado en confinamiento domiciliario asumido por la mayoría de manera responsable y solidariamente. De lo anterior, resulta válido preguntarnos y reflexionar lo siguiente: ¿Podremos los católicos, en otra crisis que llegara a presentársenos, sustraernos de la acción litúrgica y conformarnos con una evangelización sostenida solamente por la Sagrada Escritura, la solidaridad humana y el ejercicio de la caridad? ¿Qué papel ocupa o debe ocupar la Liturgia en la vida de la fe? ¿Será indispensable, para los miembros de la Iglesia, la participación plena en la liturgia para responder al llamado de una vida cristiana auténtica? ¿Qué sentido tiene ir nuevamente misa a las iglesias?

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Para iluminar lo anterior, es oportuno considerar aquello que Sacrosanctum Concilium (SC) desde mediados del siglo pasado ya nos ha enseñado. En su capítulo I, que nos habla de la naturaleza de la sagrada liturgia y su importancia en la vida de la Iglesia, afirma que la Liturgia no es la única actividad de la Iglesia, revisemos el texto directamente: La sagrada Liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia, pues para que los hombres puedan llegar a la Liturgia es necesario que antes sean llamados a la fe y a la conversión: “¿Cómo invocarán a Aquel en quien no han creído? ¿O cómo creerán en El sin haber oído de Él? ¿Y cómo oirán si nadie les predica? ¿Y cómo predicarán si no son enviados?” (Rom., 10,14-15). Por eso, a los no creyentes la Iglesia proclama el mensaje de salvación para que todos los hombres conozcan al único Dios verdadero y a su enviado Jesucristo, y se conviertan de sus caminos haciendo penitencia. Y a los creyentes les debe predicar continuamente la fe y la penitencia, y debe prepararlos, además, para los Sacramentos, enseñarles a cumplir todo cuanto mandó Cristo y estimularlos a toda clase de obras de caridad, piedad y apostolado, para que se ponga de manifiesto que los fieles, sin ser de este mundo, son la luz del mundo y dan gloria al Padre delante de los hombres. (SC #9) Aunque resulta muy iluminador este número, surge, ineludiblemente una pregunta fundamental ¿cómo estamos evangelizando? Es decir, ¿cómo estamos suscitando procesos de conversión a Dios y sus consecuentes nuevas formas de vida cristiana? Habremos de responder con cabal honestidad, ya que de una genuina evangelización y su derivada vivencia de los valores del Reino, dependerá que sea o no posible la anhelada “participación plena” en la Sagrada Liturgia de Cristo y de su Iglesia. Es necesario voltear hacia el pasado para descubrir, cómo estaba la Iglesia evangelizando a sus hermanos en sus comunidades parroquiales, hasta antes de la emergencia sanitaria, ya que de esta actividad evangelizadora, se deducirá la cantidad y calidad, no solo de las oraciones y devociones realizadas por los fieles durante las celebraciones litúrgicas transmitidas vía internet o medio electrónicos de comunicación, sino también las acciones sociales y de inspiración cristiana, que se ofrecieron o no se ofrecieron, en medio de la crisis sanitaria, política y económica vivida recientemente en casi todos los países del mundo.

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Del mismo modo, tenemos que ver hacia el futuro, para considerar cuales deben ser los esfuerzos pastorales de evangelización y catequesis en las comunidades parroquiales, sólo así podremos contemplar y esperar, unos mejores escenarios futuros para las iglesias domesticas (familias) de nuestra Iglesia universal que peregrina en el mundo, todo ello ante un eventual nuevo confinamiento social domiciliario y su consecuente vivencia cristiana a que se nos llama, por el Bautismo que hemos recibido. Para finalizar, les invito a profundizar en la íntima conexión entre la evangelización de la Iglesia y la preparación (catequesis) para la celebración de los sacramentos. De ahora en adelante, será urgente promover la conciencia, en nosotros mismos y en los hermanos, de que es inseparable en la vida de la Iglesia las tres siguientes actividades: · Evangelización y catequesis ( kerigma o anuncio) · La vivencia del Reino (testimonio y conversión permanente) · La celebración de nuestra fe en la liturgia.

Para quienes hemos vivido intensamente esta crisis por la pandemia, de ahora en adelante, tendrá poco sentido acudir a misa, a cumplir el precepto dominical, sin sentirnos miembros de la Iglesia, comprometidos a evangelizar y dejar que nos evangelicen permanentemente los otros hermanos de una comunidad. Soñemos y luchemos para tener en nuestra Iglesia, unas aútenticas celebraciones eucarísticas y de los demás sacramentos, donde cada uno de los fieles que asisten y participan en ellas, escucharon anticipadamente el kerigma (se encontraron con Cristo vivo), iniciaron un auténtico proceso de conversión pero además comparten organizadamente su fe y caridad en pequeñas comunidades para poder iluminar al mundo, que se ve amenazado por las tinieblas del pecado y desamor. Pbro. Isaac Urías Ibarra Coordinador diocesano para la pastoral litúrgica Arquidiócesis de Hermosillo


JUSTIFICACIÓN TEÓLOGICA DE LA ESTRUCTURA DE LA MISA

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abiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo (Jn 13,1)

Para nosotros los católicos, discípulosmisioneros de Cristo, la Eucaristía es el modo más efectivo, más gozoso y personal/ comunitario, de estar unidos al Salvador y vivir nuestra inserción en su Cuerpo Místico que es la comunidad de los bautizados.

La Iglesia que participa de los misterios de Cristo, ofrece en el altar de la Cruz, el Sacrificio supremo de la Redención, por lo que mediante los diferentes ritos celebra, realiza y actualiza el Misterio de Su Pasión, Muerte y Resurrección, precisamente como afirma San Pablo: Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, proclamamos la muerte del Señor, hasta que vuelva (1Cor 11, 23-26).

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Vivir la Eucaristía (llamada comúnmente: Misa) cotidianamente a profundidad es, para el creyente el momento de entrar en relación con la misma fuente de la vida divina, tocarla, conocerla y recibirla, cuyo gesto supremo será comulgar/comerlo (que se expresa en un doble gesto: personal y comunitario), por lo que el que comulga se une al Él, vive en Él, y Él morará en quien le recibe; como peregrinos, hambrientos y sedientos, quien lo recibe se nutre de la vida divina que se da en cada Eucaristía. Por lo tanto, la vida cristiana se alimenta de la Eucaristía, y de ella emana toda trascendencia. Recordando y haciendo presente la Pascua del Señor, la Iglesia anticipa su pascua final en la gloria del Reino (Cfr. CIC 1340), mientras aguardamos la gloriosa venida de Jesucristo, cumplimos su mandato: “Hagan esto en memoria mía”.

En toda acción litúrgica se evidencia una comunicación entre Dios y los hombres y específicamente en el Eucaristía, se reconoce la acción Trinitaria de Dios, que se actualiza por medio del Espíritu Santo en el memorial del Señor en su Pasión y Resurrección, para la santificación del hombre-mundo, así como para la acción de la asamblea, que glorificando a Dios (Cfr. SC 5) -a través de los diferentes ministerios- celebra el memorial del Señor, y al mismo tiempo su fe se alimenta, se robustece y se expresa.

Así las primeras comunidades comienzan a estructurar el momento ritual, lo que nos hace afirmar que la estructura ritual como ahora la conocemos, no estaba ordenada así desde un principio, por lo que a lo largo de los siglos ha ido restructurándose, desde la celebración de la Última Cena hasta la última reestructuración marcada por la Constitución de la Sagrada Liturgia en 1963, fruto del Concilio Vaticano II1. No sin antes mencionar que a causa de la reforma protestante el foco central cambió radicalmente, ya que de ser una asamblea que busca el alimento de la Palabra y del Pan Eucarístico, pasó a ser una asamblea que fuertemente se convierte en una asamblea confesional, es decir, más que la comunión sacramental, importa la profesión de fe en la presencia real de Cristo en las especies eucarísticas del pan y del vino, dejando la comunión en un segundo plano. Importa la adoración eucarística, las procesiones, etc.

La aclamación: “Este es el misterio de la fe”, reclama la participación de los fieles y concentra todos los textos y los ritos expresando con mayor claridad lo que significa para que en lo posible, el pueblo cristiano pueda participar en ella por medio de una celebración plena, activa y comunitaria” (SC 21); y así participen “consciente y fructuosamente” (SC 11). Esta expresión ritual de la acción eucarística hunde sus raíces después de la resurrección y ascensión del Señor, cuando la comunidad naciente, realiza “en memoria suya” el memorial del Misterio Pascual, cuando comienzan a reunirse asiduamente para celebrar su presencia, escuchando la enseñanza de los apóstoles, participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones (cfr. Hch 2, 42). Esto mismo San Pablo lo transmitirá en 1Cor 11, 23-34. 14 Julio-Noviembre 2020

1 Cfr. Cristóbal Orellana, S.J., Parroquia y Liturgia, Buena Prensa, México 2011, 175-178.


A la luz de Sacrosanctum Concilium, la Constitución Conciliar sobre la Sagrada Liturgia, podemos decir que la consecución de los ritos en la liturgia de la Eucaristía se desarrolla en una estructura fundamental que se ha conservado a través de los siglos, ésta comprende dos grandes momentos que forman una unidad básica: - La Liturgia de la Palabra, antecedida por los ritos iniciales (la reunión, el canto de entrada, saludo, acto penitencial, Señor ten piedad, gloria -si lo prescribe el día- y la oración colecta), las lecturas tomadas de la Sagrada Escritura (primera lectura, Salmo, segunda lectura, -secuencia-según el día-, aclamación antes del evangelio, Evangelio) la homilía, la profesión de fe (si lo prescribe el día) y la oración universal (Cfr. IGMR 46-71). - La Liturgia Eucarística, con la presentación de los dones (pan y vino), oración sobre las ofrendas, Plegaria Eucarística (prefacio, santo, epíclesis, narración, anámnesis, oblación, intercesión, y doxología), rito de la comunión (Padre nuestro, rito de la paz, fracción del pan, comunión, oración después de la comunión) y los ritos conclusivos (avisos, bendición, despedida) (Cfr. IGMR 72-90). La Liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarística, están estrechamente unidas entre sí, constituyen un solo acto de culto, ya que en la Misa se dispone la mesa, tanto de la Palabra de Dios (el ambón), como del Cuerpo de Cristo (el altar). En la Liturgia de la Palabra, el pueblo reconoce la voz de Dios que le habla y lo escucha con veneración. La liturgia de la Palabra comprende “los escritos de los profetas”, es decir, el Antiguo Testamento; “las memorias de los Apóstoles”, es decir, sus cartas y los Evangelios; en este último reconocemos que es Cristo mismo quien habla, y quien a su vez explica las Escrituras (Cfr. Lc 24, 27; OLM. 11-37). Las lecturas, ordenadas y distribuidas durante el año litúrgico, presentan la economía de la salvación, reconociendo que la Palabra de Dios no cesa de recordar y prolongar su obra en el mundo (Cfr. OLM 58-91).

En la Liturgia Eucarística, los fieles reconocen la acción misma de Cristo en la última Cena, que es, el mismo Sacrificio de la cruz, y a la vez, la acción de la Iglesia que presenta la ofrenda como una oblación pura al Creador, y ahí los fieles encuentran el alimento del cristiano cuando lo recibe, lo venera y lo adora con fe (Cfr. IGMR 16-26). Este misterio de la Eucaristía, lo reconocemos como acción de Cristo en favor de la Iglesia, y como centro, fuente y culmen de la vida cristiana (cfr. SC 47; LG 11).

En nuestros días, la participación de los fieles en la celebración de la Eucaristía “Sacramento de los sacramentos”, no puede equivaler a una mera presencia, más o menos pasiva, sino que se debe valorar como un verdadero ejercicio de la fe y de la dignidad bautismal, que acreciente la unión con Cristo y su cuerpo místico, y esa unión, se realizará de manera admirable en una vida de rectitud y santidad, comprometiendo la vida toda a en la expresión máxima de la caridad y de la unidad con toda la Iglesia. Fuentes de consulta Biblia de América. Documentos del Concilio Vaticano II. Instrucción General del Misal Romano (IGMR). Ordenamiento de las lecturas de la Misa (OLM). Catecismo de la Iglesia Católica (CIC). Somelit, 2 actuosa partipatio, Buena Prensa, México 2018. CELAM, Manual de liturgia I, CEM, Santa Fé de Bogotá, Colombia 1999. Cristóbal Orellana, S.J., Parroquia y Liturgia, Buena Prensa, México 2011.

Pbro. Lic. Emanuel Vázquez Carrillo Coordinador diocesano para la pastoral litúrgica Diócesis de San Juan de los Lagos Ekklesiantificante

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PARTICIPACIÓN DEL PUEBLO REUNIDO

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eguramente todos, en alguna ocasión, hemos asistido a una función teatral o cinematográfica. Compramos las entradas, reservamos los asientos, y llegada la hora de la función nos sentamos a observar y disfrutar el trabajo de los “actores” de la obra. Sin embargo, ¿hemos tomado parte activa en dicha representación o simplemente hemos sido espectadores de la misma?

Al meditar en ello, pienso en algunas celebraciones litúrgicas de muchas de nuestras parroquias, especialmente en las mal llamadas ceremonias sabatinas como podrían ser los XV años, presentaciones de III años, aniversarios luctuosos, etc., y viene a mi mente el número 48 de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia “Sacrosanctum Concilium” que a la letra dice: “(…) la Iglesia procura con solícito cuidado que los fieles no asistan a este misterio de fe –la Eucaristía- como espectadores mudos o extraños, sino que, comprendiéndolo bien, mediante ritos y oraciones, participen consciente, piadosa y activamente en la acción sagrada (…)”1 créanme que cualquier parecido con la realidad, es auténticamente una fortuita coincidencia. 1 Pablo VI, Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia. Dic 4 de 1963. n. 48.

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Ya desde el inicio de la misma constitución, me refiero al número 14, nos dice que: El Sagrado Concilio afirma el deseo de la Santa Madre Iglesia de llevar a todos los fieles a la participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas, ya que esto constituye la primera y más necesaria fuente de la que los fieles beben el espíritu verdaderamente cristiano que los ha de llevar a vivir una vida auténticamente cristiana. La presente exposición se encuentra articulada por tres breves apartados. En el primero expondré lo referente al término participación y el sentido en el que es empleado por la ya citada constitución sobre la Sagrada Liturgia. En el segundo apartado expondré, de la mano del pensamiento de Joseph Ratzinger, la participación del pueblo santo de Dios en la liturgia de la Iglesia a través de las diversas oraciones contenidas en los libros litúrgicos y finalmente derivaremos en un brevísimo comentario sobre la participación activa de los fieles en las celebraciones vía “streaming” derivadas de la Pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 mejor conocido como COVID-19. El término participación en la Constitución Sacrosanctum Concilium El término participación proviene del latín participare (tomar parte en algo) y está compuesto por pars, partis (parte) y el verbo capere (tomar, agarrar). Como podemos observar se trata de un verbo en voz activa, que en el lenguaje litúrgico indica relación, comunicación, identificación o unidad.

La participación litúrgica tiene tres matices inseparables entre sí. El primero es la acción misma de participar, como una experiencia antropológica, que engloba a la persona en su totalidad, espiritual y corporal, recordando así la unidad de la persona humana que es “corpore et anima unus”. El segundo es el objeto mismo de la participación, es decir, aquello de lo que se participa, que en el caso particular de la liturgia, como bien sabemos, no es meramente la participación en ritos externos, sino sobre todo la celebración del misterio de nuestra propia salvación. Finalmente el tercer matiz de la participación litúrgica es la relación con las personas que toman parte en la celebración y su grado de participación dentro de la misma.

Para la Constitución Sacrosanctum Concilium, la participación es una acción que, como hemos expuesto anteriormente, implica a toda la persona, de forma que las actitudes interiores han de corresponder con los gestos o las acciones externas, de ahí que el verbo participar es calificado por el adjetivo consciente. Así, la participación dentro de la liturgia además de ser “activa” debe ser consciente, lo que implica el conocimiento y la aceptación del sentido de los símbolos, ritos, palabras y oraciones que son el entramado propio de la celebración litúrgica. Ahora bien, el hablar de participación nos debe conducir a reflexionar sobre dos grandes exigencias, la primera de ellas es que, la participación al ser una actividad humana requiere de presencia física que sea capaz de renunciar a particularismos de expresión para aceptar la universalidad de aquellos que son ofrecidos por la propia celebración y la segunda es que esta participación exige además una actitud comunitaria de forma que la eclesialidad resplandezca sobre lo privado e individual. La participación de los fieles a través de la oración litúrgica Habiendo hecho un brevísimo exordio sobre la participación litúrgica y sus principales características, tomemos la mano de Joseph Ratzinger para meditar sobre la expresión “actuosa participatio” (participación activa). Desde el pensamiento de este brillante teólogo, quien como sabemos se convertiría en el querido Benedicto XVI, hablar de participación activa nos puede llevar a caer en el extremo de pensar en un sentido demasiado exteriorista y olvidarnos que, la auténtica acción litúrgica es siempre una actuación de Dios a favor del hombre, quien gracias al misterio de la Encarnación se hace semejante a nosotros y por el bautismo nos injerta en la gran comunidad de los hijos de Dios, que es la Iglesia, cuerpo místico de Cristo. Por tanto, el término participación remite a una actitud fundamental en la que los cristianos están llamados a formar parte. La verdadera acción litúrgica o bien el acto litúrgico por excelencia es la oración, expresada por el conjunto de plegarias que, junto a la gran plegaria eucarística, constituye el núcleo de Ekklesiantificante

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la celebración misma. En efecto, en las oraciones contenidas en los diversos libros litúrgicos, la palabra humana se funde con la Palabra hecha carne y es elevada al amado Padre celestial. Así, el sacerdote se convierte en voz de otro que habla por él y obra a través de él. La actuación de Dios se verifica a través de la palabra de los hombres y por tanto cuando los cristianos somos llamados a participar en las acciones litúrgicas estamos siendo llamados a participar en la actuación misma de Dios. Por todo lo anteriormente expuesto, y empleando las mismas palabras de Joseph Ratzinger, “la auténtica formación litúrgica no puede consistir en aprender y ensayar acciones exteriores. Hay que adentrarse en la acción esencial que la propia liturgia propicia en orden a conceder espacio al poder de Dios, el cual quiere transfigurarnos a nosotros mismos y al mundo a través del evento litúrgico”.2 La participación litúrgicas en las celebraciones vía “streaming” La Pandemia mundial causada por el nuevo virus SARS-CoV-2, mejor conocido como COVID-19, ha hecho que muchas actividades ordinarias se conviertan en extraordinarias. Este es el caso de la participación de los fieles en la Santa Misa. Este nuevo virus, y su fácil contagio, ha conducido a las autoridades civiles y eclesiásticas a la implementación de algunas normas sanitarias para frenar la ola de contagios. Tal podría ser el ejemplo de la Jornada Nacional de Sana Distancia que imposibilita el participar físicamente en las diversas celebraciones litúrgicas, particularmente en la celebración eucarística, dando paso a la creatividad pastoral que ha conducido a innumerables obispos y sacerdotes a realizar la transmisión de esta celebración empleando los medios a su alcance, principalmente las redes sociales y plataformas de video como son Facebook Live y YouTube, haciendo así celebraciones “in streaming”. Pero si anteriormente hemos afirmado que la participación implica la presencia física de la asamblea celebrante, ¿cómo debería ser nuestra participación en estas peculiares celebraciones? Creo que esta es una pregunta que muchos se han realizado a lo largo de estos meses y que personalmente he constatado en el ejercicio de mi ministerio sacerdotal. He podido observar como innumerables fieles al participar de estas celebraciones a través de sus dispositivos digitales, se esfuerzan por ir redactando con frenesí 2 RATZINGER, Joseph. Introducción al espíritu de la liturgia. (Ed. San Pablo, Colombia, 2006) p. 146.

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las respuestas a las aclamaciones o cantos en los comentarios de las transmisiones, esto me ha llevado a cuestionarme ¿es esta la participación que pide el Sacrosanto Concilio? En primer lugar debemos de recordar que, como lo hemos expuesto anteriormente, los cristianos, en virtud de nuestro bautismo, somos el cuerpo místico de Cristo, linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido por Dios, (1 Pe, 2, 9). La liturgia al ser una obra del Cristo total nos engloba, a pesar de la distancia física, haciendo de cada una de esas celebraciones, presididas por sacerdotes legítimamente ordenados, auténticas celebraciones eclesiales y en las cuales estamos llamados a participar, no solo con nuestras acciones externas, que ciertamente son importantes y debemos llevarlas a cabo desde nuestros hogares, sino especialmente por medio de nuestra actitud de unión espiritual. Se trata de que se desaparezca la distinción entre la acción de Cristo y nuestra acción, fundiéndose en una sola que, a un mismo tiempo es la acción de Él y de su amada esposa la Iglesia. La peculiaridad de la liturgia eucarística consiste en que es Dios mismo el que actúa por medio del sacerdote y nos introduce en la acción Divina. Así que personalmente considero que antes de querer escribir en los comentarios la respuesta a cada una de las aclamaciones o cantos, es importante mantener una actitud de contemplación y unión espiritual con toda la Iglesia que celebra el gran misterio eucarístico. Quisiera terminar la exposición afirmando que la participación activa en las celebraciones litúrgicas exige mucho más que el simple ir y venir ritual con objetos sagrados o las respuestas externas. La auténtica participación exige un compromiso total en la vida cotidiana. La participación litúrgica no puede ser reducida a una actividad simplemente limitada al momento ritual, sino que debe comprometer al creyente en su existencia, comprometiéndose con la misión, el apostolado y el testimonio, solo así podremos hablar de una auténtica participación activa y consiente que derive en frutos de santidad.

Pbro. Lic. Jonathan Arellano Verdejo Maestro de Celebraciones Litúrgicas Diócesis de Ecatepec


RITOS INICIALES DE LA MISA

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a Institución general del Misal Romano (IGMR), en el capítulo III describe lo que son las partes de la Misa dividido en cuatro incisos: A) Ritos introductorios; B) Liturgia de la Palabra; C) Liturgia Eucarística; D) Ritos de conclusión. Aquí nos ocuparemos de los Ritos introductorios. La misma Institución nos dice: Los ritos que preceden a la Liturgia de la Palabra, es decir, el canto de entrada, el saludo, el acto penitencial, el Señor, ten piedad, el Gloria y la oración colecta, tienen el carácter de exordio, de introducción y de preparación. La finalidad de estos ritos es hacer que los fieles reunidos en la unidad construyan la comunión y se dispongan a oír como conviene la Palabra de Dios y a celebrar dignamente la Eucaristía. En algunas celebraciones, que se unen con la Misa, según la norma de los libros litúrgicos, se omiten los ritos iniciales o se realizan de manera peculiar (IGMR n. 46). Para todos aquellos que deseen entender de una manera sencilla y clara las partes de la celebración de la Eucaristía, los invito a leer las catequesis del Papa Francisco en audiencia general, sobre la santa Misa, “Esta serie de catequesis, que dirigirá la mirada hacia el «corazón» de la Iglesia, es decir la eucaristía. Es fundamental para nosotros cristianos comprender bien el valor y el significado de la Santa Misa, para vivir cada vez más plenamente nuestra relación con Dios” (13 de diciembre 2017).

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Pero profundicemos más sobre los Ritos iniciales o introductorios de la Misa. La comunidad que

se reúne en asamblea por la fe, debe ser consciente que al entrar en esta parte de la celebración es para despertar a la unidad de todos los que se han reunido. Cada una de las partes de estos ritos, actualizan la fe en la presencia del Señor en la asamblea. Esta fe que ya se vive en la vida cotidiana va a constituir el fundamento de lo que es celebrar el Acontecimiento que es Cristo. Esta fe ésta por encima de toda coincidencia que pueda existir entre los miembros reunidos. En la celebración desde un principio se nos deja claro que todos los miembros del pueblo de Dios que nos hemos reunido, en asamblea, hemos sido convocados por Dios como Iglesia. Esta asamblea es un grupo a la vez, unitario

y diverso es decir debe ser medio de unidad y ser capaz de recibir a cualquier persona a pesar de las diferencias existentes entre ellos, y esta asamblea al momento de reunirse debe de poner en manifiesto que en ella no hay distinción de sexo, origen, cultura y mucho menos distinción de algún partido político (cfr. Ga 3, 28; Ro 10, 12); Por eso los ritos introductorios de la Misa nos empieza a ayudar a comprender que lo único central en la celebración es el Misterio de Cristo, todo se concentra en él y esto es para superar sentimientos de los presentes que pudieran estar contrapuestos, pues lo que se esta compartiendo es la misma experiencia de fe y de oración, ya que es una asamblea carismática y jerárquica. Por eso esta parte de la celebración nos ayuda a todos los reunidos a prepararnos para escuchar con verdadera disposición interna la voz de Dios en su Palabra, y al mismo tiempo nos dispone a celebrar la segunda parte, que es la Liturgia Eucarística como sacramento de Unidad, por eso en estos ritos hay un acto penitencial que ayuda a superar todo aquello que nos divide cuando nos dejamos guiar por nuestra manera de pensar. Y así los ritos introductorios apuntan ya a un final de la celebración que nos compromete con Dios y con el hermano cuando se disuelve la asamblea.

Estos Ritos introductorios normalmente se inician con el canto y la procesión del sacerdote y demás ministros y concluyen con una oración, la primera oración presidencial. Las otras dos son; la oración sobre las ofrendas y oración después de la comunión. Ya el número 46 de la Institución General del Misal Romano, subraya cual es el objetivo de este momento de introducción: Unir a toda la asamblea en una misma fe, intención y actitud que se va expresar por medio del canto, los movimientos y las oraciones; A través del saludo del celebrante principal quedara patente la presencia de Cristo por medio de su Espíritu y que nos hace sentir de que todos somos miembros de una comunidad que nos une una misma fe, que somos el pueblo de los bautizados y que esta Iglesia local de la que forma parte, manifiesta ante los ojos del mundo a la Iglesia universal. Para ello es necesario reconocer nuestra condición de pecadores que nos lleve a esa necesidad de una conversión continua que se manifiesta sobre todo cuando nos reconciliamos con Dios y con el hermano. Por eso al momento de realizar el acto penitencial autentificamos ante el mundo que esta asamblea es una reunión fraterna, para que verdaderamente nuestra ofrenda por medio de Cristo sea sincera y llegue hasta el Padre. Los ritos introductorios nos han de llevar a pensar lo siguiente: ¿Quién es el que nos convoca? Algo de esto ya lo señalábamos más arriba. Somos convocados, no por el obispo o sacerdote, sino que somos convocados por Cristo, él es quien preside la celebración a través de la persona del sacerdote. En estos ritos a veces será necesario alguna monición que nos ayude a unir nuestra vida ordinaria con la misma celebración, por medio de esta monición se destacará, antes que nada, la tonalidad o carácter propio de la misma, según las circunstancias, el día o el tiempo. Para ello tendrá que preparar nuestro estado anímico para saber escuchar lo que Dios me quiere trasmitir por medio de su Palabra, saber acoger esa Palabra para empezarla a hacer vida desde nuestro corazón. Y esto sólo es posible a través de una fe viva y abierta siempre a la disponibilidad al mensaje de la Palabra. Estos ritos no son ajenos al gozo y a la alegría, pues la celebración Eucarística es una auténtica celebración festiva. De allí que desde un principio haya una participación de la asamblea por medio de los cantos y donde principalmente se destaca en algunas celebraciones el himno del Gloria. Estos ritos introductorios se cierran con la Oración colecta, en la cual se destaca que lo que estamos celebrando es un don de Dios, que como todos los dones de Dios es un don gratuito. Nos hace reconocer

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que es él quien realiza en nosotros las verdaderas disposiciones internas para participar dignamente en sus sagrados misterios de salvación, y que él va actualizar para todos nosotros. Esta oración expresa la índole de la celebración, según la fiesta o tiempo litúrgico que se celebra. Suele dirigirse al Padre, por medio de Cristo en el Espíritu Santo. Y a diferencia de la Oración sobre las ofrendas y la Oración después de la comunión siempre termina con la conclusión trinitaria, la más larga. Siempre será única.

Aspectos que se desprenden de los ritos iniciales: - Primeramente señalamos el silencio: La IGMR de la tercera edición, no habla de un simple silencio, sino señala un silencio sagrado. Se nos recomienda en algunas ocasiones guardar momentos de silencio sagrado, que nos ayude a interiorizar algunos ritos y personalizar la oración o extenderlo para la concentración del pensamiento. - El canto de entrada en este momento no debe perder su verdadero objetivo: abrir la celebración, acompañar la procesión de los ministros, fomentar la unión de la asamblea e introducir en el misterio del tiempo litúrgico o de la fiesta, Es por ello que este canto sea adecuado al momento celebrativo, al día y al tiempo litúrgico en el que se está celebrando. Debe ser un canto que acompañe a la procesión y que termine una vez que el presidente de la asamblea se haya instalado en la sede. - La Institución señala dos saludos: Primero al altar, que supone una inclinación profunda y luego el beso al altar mismo por parte de los ministros ordenados. Donde los días con grado de más solemnidad, se inciensa junto con la cruz, la única imagen litúrgica que se exige que haya en el presbiterio. De esta forma se resalta la relación que hay de lo que acontece en el altar y la Cruz con la imagen de Cristo crucificado, (cfr. IGMR n. 117), la cual no puede ser sustituida, ni por el Cristo resucitado, ni por imágenes en tela o posters, pues la imagen del crucificado en la cruz trae a las mentes de los fieles el recuerdo de la pasión salvífica del Señor (cfr. IGMR n. 308). - El altar ha de esta cubierto con manteles blancos (IGMR nn. 117 y 304). El Padre Aldazábal en su comentario a la Instrucción General del Misal Romano, dice algo interesante sobre el color de los manteles: “Tal vez habrá que conjugar esta norma con la mayor flexibilidad que admiten los nn. 346 y 390 cuando dicen que las Conferencias de los Obispos pueden hacer adaptaciones respecto a los colores, porque la sensibilidad de los colores varía según las culturas” (Aldazábal, Ordenación General del Misal Romano, tercera edición, comentario. Dossiers CPL, Barcelona 2005, p. 120). Y yo le agregaría algo más sobre el uso de los colores en la liturgia, lo que dice la Institución General del Misal Romano: “La diversidad de colores en las vestiduras sagradas pretende expresar con más eficacia, aun exteriormente, tanto el carácter propio de los misterios de la fe que se celebran, como el sentido progresivo de la vida cristiana en el transcurso del año litúrgico” (n. 345).

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- Además la Institución señala que se coloquen candelabros sobre el altar o cerca de él y no necesariamente han de ser dos, pueden ser más, cuatro o seis, especialmente en las Misas más solemnes y dominicales y si celebra el Obispo diocesano hasta siete. Los candelabros con sus velas encendidas tienen ese sentido de devoción, veneración y festivo que hay en toda celebración. - Todos los ritos introductorios han de realizarse desde la sede y no desde el altar (Cfr. IGMR n. 50); ya que el altar como el ambón son para que en ellos se realice una parte especifica de la celebración. La Institución General del Misal Romano, es muy clara al señalar cada uno de los lugares de la celebración y lo que en estos se ha de realizar: En el ambón se desarrolla la Liturgia de la Palabra (cfr. N 309); En el altar la Liturgia eucarística (cfr. n 296); Sede es el lugar de la presidencia (cfr. n. 310). - El Evangeliario: Cuando se habla de llevar el Evangeliario en la procesión, que se colocará sobre el altar hasta el momento de su lectura (cfr. IGMR n. 175), excluye explícitamente el leccionario, para dar al primero el relieve que se merece. Sería conveniente al menos en todas las comunidades parroquiales que tuvieran el Evangeliario, para las celebraciones más solemnes. - Algo sobre el saludo: Al respecto se nos

recuerda lo siguiente en la Instrucción REDEMPTIONIS SACRAMENTUM: “No se pueden cambiar los textos de la sagrada Liturgia” (59). Esto está fundamentado en la Constitución sobre la sagrada liturgia cuando nos dice: “La reglamentación de la sagrada liturgia es de la competencia exclusiva de la autoridad eclesiástica; ésta reside en la Sede Apostólica y, en la medida que determine la ley, en el Obispo. Por lo mismo, que nadie, aunque sea sacerdote, añada, quite o cambie cosa alguna por iniciativa propia en la liturgia” (n. 22). Muchos se preguntan: ¿Se puede cambiar el saludo de los ritos introductorios de la Misa, por un saludo secular? Teniendo en cuenta lo señalado por los documentos anteriores, sería un error grave el sustituir el saludo bíblico por un “buenos días” o “buenas noches”. Estos mismos documentos nos han hecho recordar lo siguiente: Se trata de una asamblea litúrgica, primer signo de la celebración. No es una reunión cualquiera, es una convocación por parte de Dios. Esta asamblea tiene un objetivo bien claro: La celebración del

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Misterio de Cristo, que se hace presente a través de diferentes signos rituales. Hay que entender que pasamos de lo ordinario a lo extraordinario, de realidades inmanentes a trascendentes. ¿Cuándo se suprimen los ritos introductorios de la Misa? En el caso de los ritos introductorios de la Misa, el misal es muy preciso cuando estos pueden ser sustituidos por un rito semejante o algún sacramental, por ejemplo: El Domingo de Ramos, cuando se realiza la procesión con las palmas. En la fiesta de la Presentación del Señor, cuando se hace la bendición y procesión de las velas. En la toma de posesión de un Obispo o de un párroco. En la misa del matrimonio. En la unión del Oficio Divino con la Misa. Pero nunca se han de suprimir por un canto o himno de acción de gracias ya que estos no tienen meramente un carácter ritual. Habría que buscar otro momento para ello, como por ejemplo canto de entrada o canto después de la comunión. (Cfr. IGMR 46). - Sobre el canto del Gloria. Ya el Padre Marcos Islas, en algunos artículos ha señalado la importancia de este canto y el modo de ser cantado. Señalamos aquí lo siguiente: No puede cambiarse por otro himno, ni modificar su letra para realizar una nueva composición, se canta o se recita. - Por último señalo aquí algo importante que ya los ritos iniciales motivan a que tengamos en cuenta. La Institución General del Misal Romano en el capítulo IV, señala las diversas formas de celebrar la Misa. En toda diócesis la Misa presidida por el Obispo ocupa el primer puesto, rodeado de su presbiterio, diáconos, ministros y pueblo (n. 112). Después habla de la Misa parroquial cuya comunidad reunida representa a la Iglesia universal establecida en el tiempo y lugar sobre todo el día domingo (n. 113). Y habla de la misa celebrada por determinadas comunidades como es una determinada comunidad religiosa. Pero algo muy importante que se señala en este capítulo se describe largamente (nn. 115-251) la “misa con el pueblo” que es la normal, mientras es más breve en lo que se diga sobre la misa con la participación de un solo ministro (nn. 252-272), Por lo tanto no existen las misas privadas, ni particulares. Solo las anteriormente señaladas y deberan realizarse siempre los ritos iniciales bajo las formas establecidas. Pbro. Pedro Moreno Valenzuela Maestro de Celebraciones Litúrgicas Arquidiócesis de Hermosillo


LA EUCOLOGÍA MENOR EN LA MISA

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a reforma litúrgica, auspiciada por el Concilio Vaticano II y expresada en la constitución sobre la Sagrada Liturgia Sacrosanctum Concilium, expresa el deseo del Movimiento Litúrgico de llevar a los fieles a una participación activa y consciente dentro de las diversas celebraciones litúrgicas. Esta participación, con estas notas características, es el resultado de un esfuerzo en conjunto entre los pastores y los fieles de profundizar en el auténtico sentido de los diversos ritos que entretejen el gran entramado de las celebraciones litúrgicas de la Iglesia. La Eucaristía, fuente y cumbre de la vida eclesial (cfr. Lumen Gentium, LG 11), contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, y todos los ministerios eclesiales y obras de apostolado han de ordenarse a ella. Esto supone que la celebración de la Eucaristía en la vida de los cristianos tiene un valor inigualable y la participación activa y concsiente dentro de ella es menester impostergable para el bien de la misma vida espiritual. Es por ello que a continuación presentaremos una mirada mistagógica a tres de las oraciones presidenciales dentro de la Santa Misa, me refiero concretamente a la oración colecta, la oración sobre las ofrendas y la oración después de la comunión. El método que emplearemos será partir del fenómeno visible a la luz de la Instrucción General del Misal Romano (IGMR) para comprender su auténtico sentido y llegar naturalmente a propuestas pastorales concretas que nos permitan una mejor participación en ellas.

Oración colecta

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La oración colecta es la primera de las oraciones con la que el presidente de la celebración se dirige a Dios. En las primeras comunidades cristianas no se tiene evidencia de su existencia sino hasta el siglo V. En tiempos de san Agustín, la eucaristía comienza con un saludo y se pasa a la escucha de las lecturas. El nombre con el que se le conoce a esta primera oración puede hacer referencia a la reunión de la comunidad (oratio ad collectam) o a la recolección de las intenciones que los fieles han expresado en silencio ante Dios tras la invitación por parte del presidente de la celebración. La IGMR nos enseña la forma en que esta oración debe llevarse a cabo: “En seguida, el sacerdote invita al pueblo a orar, y todos, juntamente con el sacerdote, guardan un momento de silencio para hacerse conscientes de que están en la presencia de Dios y puedan formular en su espíritu sus deseos. Entonces el sacerdote dice la oración que suele llamarse “colecta” y por la cual se expresa el carácter de la celebración”. (IGMR 54) Como podemos observar, esta oración está precedida por la invitación a orar, después de la cual hay que guardar unos instantes de silencio. Al respecto, la misma instrucción afirma que en las distintas celebraciones se debe de evitar toda forma de 24 Julio-Noviembre 2020

apresuramiento que impida el recogimiento por parte de la asamblea celebrante (cfr. IGMR 56). La razón de ser de este momento de silencio es que los fieles sean conscientes de estar en la presencia de Dios, el Padre amoroso, y poder expresar sus más profundas súplicas, recordando y haciendo nuestro el evangelio de Lucas 13, 11. Según una antigua tradición en la Iglesia, esta oración se dirige regularmente al Padre por Cristo en el Espíritu Santo, concluyendo con la terminación larga con sus respectivas variantes. La estructura de estas oraciones es clásica: A la invocación con el nombre de Dios le sigue una ampliación que expresa el tono de la fiesta o de alguna iniciativa salvadora de Dios para pasar a la expresión de la súplica y concluir con la doxología. Se trata de una oración genérica, que, cabe resaltar, no debe ser fusionada con otras colectas. Para tener una mejor experiencia celebrativa y lograr una mejor participación en ella, el presidente de la celebración ha de dejar un prudente espacio de tiempo para poder orar después de la invitación “oremos”, y la comunidad deberá de entrar en un auténtico recogimiento, que expresará en la audición de la oración presidencial concluyendo su participación en ella con la aclamación “Amén”.


Oración sobre las ofrendas Algo en lo que debemos caer en cuenta es que, cada procesión, en la misa, termina con una oración presidencial, así la procesión de entrada concluye con la oración colecta, la presentación de dones concluye con la oración sobre las ofrendas y la procesión de la comunión concluye con la poscomunión. La oración sobre las ofrendas es con la que se concluye todo el rito ofertatorial. La IGMR afirma: “Depositadas las ofrendas y concluidos los ritos que las acompañan, con la invitación a orar junto con el sacerdote, y con la oración sobre las ofrendas, se concluye la preparación de los dones y se prepara la Plegaria Eucarística (…). (Cfr. IGMR 77) Al respecto podríamos afirmar que el sentido general de la oración sobre las ofrendas es el de presentar a Dios los dones, que el mismo nos concede, a fin de que los santifique con la fuerza de su Espíritu. Además, esta oración adelanta, en cierto sentido, el contenido de la epíclesis de la plegaria eucarística. Al igual que en la oración colecta, la participación de los fieles en esta oración se manifiesta en primer lugar con una actitud de atenta escucha al contenido de la oración misma y después con la aclamación “Amén”, con la que hará suya esta oración presidencial.

Oración después de la Comunión La IGMR 89 a la letra dice: “Para terminar la súplica del pueblo de Dios y también para concluir todo el rito de la Comunión, el sacerdote dice la oración después de la Comunión, en la que se suplican los frutos del misterio celebrado”. (IGMR 89) Es muy encomiable que después de la recepción del Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo en la Comunión, exista un momento de reposo y de oración, por parte de los fieles y del mismo presidente de la celebración, que se convertirá en un auténtico momento de recogimiento espiritual en el que se podría cantar un himno, un salmo o un canto de alabanza (cfr. IGMR 88). Este momento breve de interiorización del misterio celebrado podría considerarse como una prolongación contemplativa del misterio celebrado. Este momento, de gran riqueza espiritual, ha de concluirse con la poscomunión, en la que el sacerdote, en nombre de toda la comunidad reunida, suplica al eterno y buen Padre Dios los frutos que se desprenden del misterio que se ha celebrado. La oración después de la comunión concluye siempre con la terminación corta y la asamblea de los fieles la hace suya con la aclamación “Amén”. Como hemos podido observar, el conocimiento y la profundización en los diversos ritos litúrgicos ha de llevar a los fieles a una participación cada vez más activa y consiente, y una participación con estas características debe ser auténticamente fructuosa en la vida espiritual de los bautizados.

Pbro. Lic. Jonathan Arellano Verdejo Maestro de celebraciones litúrgicas Diócesis de Ecatepec

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LITURGIA EUCARÍSTICA

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n la celebración de la Eucaristía después de haber participado en la Liturgia de la Palabra, entramos a la Liturgia Eucarística que cumple y celebra el mandato del Señor “Hagan esto en memoria mía” que se ha plasmado en la tradición Apostólica, los sacramentarios, los diversos ritos litúrgicos y actualmente en el Misal Romano, para nosotros que somos de rito latino. Es una gallardía entrar en el Misterio que nos devela tan bella oración. Esta tiene una estructura, desde la Iglesia primitiva, que nos plasma toda la historia de salvación donde Cristo es el centro de la misma historia. Les presento de un groso modo las partes de la Liturgia Eucarística que nos permitirán disfrutar más conscientemente lo que celebramos cada vez que somos congregados en torno al Altar, que es Cristo mismo víctima, sacerdote y altar. La liturgia Eucarística consta de tres partes: La preparación y presentación de los dones, la consagración de los mismos y la distribución de los dones sagrados. Iremos desglosando cada parte del Canon Romano o plegaría I. (plegaria que casi no es usada en las misas, por ser la más larga, pero que es rica en antigüedad y signifcado teológico) En el Canon apreciaremos varios elementos que no se encuentran en las otras plegarias eucarísticas, siendo así que los elementos esenciales los podemos encontrar en todas las plegarias eucarísticas como: La epíclesis, la anamnesis, la narración de las palabras de la institución de la Eucaristía, las intercesiones y la doxología. Entremos pues a cada parte de la estructura de la liturgia eucarística.

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A) Preparación y presentación de los dones Los ritos que comprenden la preparación y presentación de los dones son los siguientes: Preparación y presentación del pan y del vino con agua, una oración secreta del ministro, la incensación, el lavatorio de las manos, una invitación a orar a la que responde el pueblo, y la oración sobre las ofrendas. En los orígenes, la preparación de los dones carecía de significado ritual, pues consistía en poner sobre el altar pan, y vino y agua una vez terminada la Liturgia de la Palabra y antes de la Plegaria Eucarística (Cfr. San Justino). La Tradición Apostólica dirá, unas décadas después, que los dones son presentados por los diáconos. En el siglo II los fieles llevaban los dones a un lugar oportuno para que los diáconos los llevaran al altar al inicio de la plegaria eucarística. En el siglo IV se incluye a esta procesión del pan y del vino las ofrendas de los fieles para socorrer las necesidades de la Iglesia, del clero y de los pobres. A los inicios del siglo VIII el pan deja de ser pan común y comienza a ser pan ácimo, esta acción se generalizó en el siglo XI. A principios del siglo XI se empezó a ofrecer dinero junto con los dones y desaparecieron las ofrendas en especies. Enseguida desaparece la procesión ofertorial y sólo se mantiene la colecta del dinero al inicio de la plegaria eucarística y las limosnas que se ofrendaban por las intenciones particulares al inicio de la misa. Se advierte que la reciente reforma litúrgica ha retornado a los orígenes en la nomenclatura, ya que emplea la expresión presentación de las ofrendas y no la de ofertorio. También es un retorno a las fuentes la recomendación de que sean los mismos fieles quienes presenten pan y vino, llevándolos de un lugar adecuado de la iglesia; sin embargo no se excluye la ofrenda de otros dones, en dinero o en especie para fines caritativos. El rito tiene un carácter bautismal, eucarístico, antropológico y social.

celebración. El sentido antropológico se desprende del hecho de que la presentación de los dones es la contribución material inmediata de los fieles a la celebración eucarística, contribución que quiere ser signo externo del ofrecimiento interior de cada fiel. Finalmente el carácter social se advierte en la cualidad de las ofrendas, que no sólo son individuales sino también ofrenda de toda la Iglesia, bellamente significada en la naturaleza del pan y del vino, hechos de muchos granos de trigo y de muchas uvas.

La Plegaria Eucarística Es una acción de gracias y de santificación. El sacerdote invita al pueblo a elevar su corazón hacia Dios, y se lo asocia a su propia oración que él dirige en nombre de toda la comunidad, por Jesucristo a Dios Padre. El sentido de esta oración es que toda la congregación entera, de los fieles se una con Cristo en el reconocimiento de las maravillas de Dios y en la oblación del sacrificio. Es una magna acción de gracias por toda la obra de salvación cuyo culmen es la reactualización del sacrificio de Cristo mediante la conversión del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre del Señor. La plegaria eucarística es la oración sacerdotal y presidencial por excelencia. Los fieles participan activamente por la escucha atenta y respetuosa, por las aclamaciones y respuestas previstas en los ritos, por el ofrecimiento de la Víctima unidos a Cristo-Sacerdote, por el ofrecimiento de sí mismo juntamente con Cristo y por el Amén con que se cierra esta oración. La tradición apostólica contiene el primer texto anafórico (plegaría) totalmente cristiano y no judío. En el siglo III y IV se perfila el esquema de la anáfora actual: el diálogo introductorio, la acción de gracias al Padre, referencias a la historia de la salvación – especialmente al misterio pascual- con alabanzas, relato de la institución, la anamnesis, la epíclesis, las intercesiones por los vivos y difuntos y la doxología final.

El sentido bautismal aparece en el hecho de estar reservado a los bautizados en comunión con la Iglesia. El Eucarístico es el más claro y acentuado, pues los dones se representan para ser consagrados y después ser distribuidos a los fieles, de tal modo que presentación-consagración-distribución del Cuerpo y la Sangre de Cristo en que los dones han sido transubstanciados, son tres momentos de una misma

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El Canon romano tiene los siguientes elementos: A) El prefacio. Consta de cuatro partes: El diálogo, el protocolo inicial que es una acción de gracias dirigida al Padre, en la que se menciona frecuentemente la mediación de Cristo. El cuerpo es la parte central y más importante, y explicita los motivos de la acción de gracias. El escatológico sirve de transición al Santo (en él se invoca a la Iglesia peregrina para dar gracias). La naturaleza del prefacio descrita en la IGMR dice: “Es una acción de gracias (…) en la que el sacerdote, en nombre de todo el pueblo santo, glorifica a Dios Padre y le da gracias por toda la obra de la salvación o por algunos aspectos particulares, según la diversidad del día, fiestas o tiempo” (n. 55,a). B) Sanctus-Benedictus (El Santo). Es continuación del prefacio, consta de dos partes: Sanctus y el Benedictus. El trisagio del santo tiene origen sinagogal de allí pasó a la liturgia cristiana oriental en el siglo IV y después a la occidental. El Santo es una aclamación solemne que la Iglesia terrestre dirige al Padre como conclusión de la acción de gracias del prefacio. Unida a la Iglesia celeste, la Iglesia peregrina participa ya, aunque en primicias, de la liturgia celestial, cantando al Señor un himno de gloria. El benendictus (bendito el que viene…) ya se conoce como parte del sanctus en el siglo VII en la liturgia romana. Tiene su origen en textos bíblicos como Ez. 3, 12, Sal 117 y Mt. 21, 9. Con el Sanctus-Benedictus los fieles están preparados para la epifanía que tendrá lugar enseguida y dispuestos a acoger al Mesías, que se hará de nuevo presente entre los hombres en el pan y el vino. C) Te igitur (Te pedimos Padre…) Esta unido al prefacio y expresa la idea de ofrecimiento de las ofrendas por medio de Jesucristo. Cristo ofrece al Padre el sacrificio de sí mismo, que por su pureza salva a los pecadores y los fieles se ofrecen así mismos de modo incruento en actitud de absoluta obediencia al Padre. 28 Julio-Noviembre 2020

D) Súplicas intercesoras. En Roma, a finales del siglo V, comenzaron a incorporarse al Canon, las oraciones intercesoras en un doble bloque: uno anterior y otro posterior al relato de la institución. El primero está formado por: La súplica por la Iglesia universal, el Papa, el obispo de la Iglesia local y el episcopado universal, el memento de vivos es el leer el nombre de los oferentes dentro de los sagrados misterios, en el primero que se introdujo en el canon queda muy resaltado el sacerdocio común de los fieles que ofrecen el sacrificio, y el comunicante que nació de la prolongación del memento, pretende reforzar su petición gracias al contenido. La Iglesia presente no está sola, pertenece al gran pueblo de los redimidos. E) Epíclesis. El canon tiene una preconsecratoria y otra posconsecratoria. La primera invoca la acción del Espíritu Santo sobre el pan y el vino, para que se conviertan en el cuerpo y la sangre del Señor. La imposición de manos del sacerdote y la signación que el sacerdote hace sobre el pan y el vino nos hablan de esto que acontece. Esa invocación del Espíritu, su presencia y su acción santificadora en la consagración de las ofrendas es semejante a la que tuvo lugar en la encarnación, donde estuvo presente y actuante y fue fuente de consagración respecto a la humanidad asumida. Es por ello que la eucaristía es prolongación y, en cierto sentido, actualización de la Encarnación. F) Relato de la institución. En el canon romano como en el resto de las plegarias, el relato de la institución y las palabras consecratorias ocupan el lugar central. En el relato consecratorio aparece la idea de sacrificio, su universalidad, su carácter salvífico, de alianza, de memorial y la comunión en la participación en la Víctima sacrificada. La elevación de la Hostia y del Cáliz son una presentación para que los fieles los adoren. La OGMR dice que: “con palabras y gestos de


Cristo se reactualiza aquella última cena en la que el mismo Señor instituyó el sacramento de su Pasión y Resurrección, cuando bajo las especies de pan y vino, dio a los Apóstoles, en forma de comida y bebida, su Cuerpo y su Sangre, y les mandó perpetuar el mismo misterio” (n. 55-d).

o el presbítero no es una acción privada y personal, sino acción de toda la Iglesia, la cual, unida a Cristo-Cabeza, en cuyo nombre actúa el ministro, ofrece con Él el sacrificio Redentor.

G) Anámnesis y oblación. Las oraciones que siguen tienen por finalidad explicar el misterio realizado y hacer que la Eucaristía aparezca de nuevo como acción de la Iglesia. La anámnesis recuerda el Misterio Pascual de la Muerte-Resurrección-Ascensión de Cristo. La oblación que la Iglesia ofrece es la Hostia Santa, pura e inmaculada; a saber el sacrificio de Cristo y los sacrificios del A.T. la oblación de la Víctima y pide a Dios la aceptación de la ofrenda. H) Epíclesis de comunión. Esta es una segunda que tiene el Canon. Es el ofrecimiento de la Víctima e implora la acción de Dios para que la comunión sea eficaz para los que reciban la victima consagrada y ofrecida. I) Intercesiones. El segundo bloque de plegarias intercesoras del Canon se encuentra en el memento de difuntos y en la petición por nosotros pecadores. Se leen los nombres de los difuntos cristianos en voz alta. En la súplica se tiene en cuenta al clero por intercesión de los santos. Y la invocación de los santos tiene esta finalidad. J) La Doxología final. El ministro eleva la patena y el cáliz, es una verdadera elevación que presenta al Padre la gran Víctima Inmolada: Cristo. K) Amén. San Justino nos habla de este gran amén que el pueblo realiza para adherirse a toda la Plegaria Eucarística. Así se manifiesta que la Eucaristía presidida por el Obispo

Esperamos que esta explicación de las partes de la Liturgia Eucarística nos ayude a unir el corazón a los ritos litúrgicos para que cada vez que celebremos la Santa Misa seamos una oblación al Padre por Jesucristo en el Espíritu Santo y vivamos como el Cuerpo Místico de Cristo siendo un solo pueblo, bajo un solo Pastor. Pbro. Leonardo García Aviña Maestro de celebraciones litúrgicas Diócesis de Ciudad Juárez

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LOS CANTOS EN LA MISA

H

ola hermanos y hermanas, en este tiempo ordinario, los saludo una vez más deseando que en nuestras celebraciones eucarísticas litúrgicas, en el ministerio de la música y el canto litúrgico, continuemos viviendo la alegría de Jesús resucitado en la fuerza de su Espíritu Santo, y de alabar al Padre con un canto nuevo y una vida transformada en Él. Hoy quisiera compartir la importancia del canto y la música litúrgica en nuestras celebraciones eucarísticas; reflexionando si conocemos el papel de los cantos, si tenemos formado un criterio para escogerlos a conciencia, y sobre todo, si en nuestro ministerio, hemos experimentado el encuentro con Cristo que nos haga compartir la Buena Nueva con la asamblea; y que con la misma asamblea, participando de la celebración, vivamos todos juntos, los frutos de una verdadera vida cristiana.

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Dios nos ha concedido un don al servicio de nuestras comunidades parroquiales. ¿Lo utilizo como Él nos lo pide? ¿Nos formamos, preparamos y oramos para realizar con dignidad la misión por Él encomendada? ¿Nuestros cantos son realmente litúrgicos y escogidos para que la asamblea participe en la fiesta eucarística, o son para amenizar el ambiente, o únicamente para que vayan y nos escuchen? Creo que son varios cuestionamientos a meditar para que nuestra celebración no quede en un simple “ya cumplimos”. Hoy te propongo conocer en serio y no en serie, para vivir la experiencia y saborear de manera muy general, las partes de la misa, y no quedarnos con la expresión de: “Qué canto sigue”?.. ¿Y ahora, cuál sigue”?


Para empezar, es la fe que nos ha llevado a dar este servicio con alegría en nuestra parroquia y nos lleva a ser discípulos y misioneros de Jesús resucitado que actúa en nosotros en la fuerza de su Espíritu para empujarnos, guiarnos y alimentarnos y así vivir en una comunión fraterna, solidaria respondiendo a la nueva evangelización que exigen los tiempos actuales. Cada una de las partes de la misa nos guía a que una vez terminada nuestra celebración vayamos con gozo a vivir la experiencia de compartir lo que escuchamos y aprendimos la experiencia del encuentro con Cristo, con los hermanos. Debemos estar enterados de que cada celebración eucarística es compuesta por: Los ritos iniciales, Liturgia de la Palabra, Liturgia Eucarística, y ritos conclusivos. Y cada una de ellas tiene su propio sentido y su finalidad. Por lo tanto también nuestros cantos deben responder a dicha finalidad. Te confieso, que mi intención no es darte todo un tratado litúrgico y teológico de ellas. Sino despertar el interés para que, con pasión, profundicemos más y más en el conocimiento y la riqueza de nuestras celebraciones y empezar a interesarnos en tantísimos documentos que nos habla de nuestro ministerio empezando por la Sagrada Escritura y los documentos del Magisterio de la Iglesia, así como en los libros

litúrgicos. (Te recomiendo, para empezar, IGMR No. 39-41. Tu sacerdote te puede orientar)

Los ritos iniciales. Los cantos en los ritos iniciales son: Canto procesional de entrada (IGMR 47); Kyrie, (IGMR 52); y el himno del Gloria. (IGMR 53) Finalidad: introducirnos a la misma celebración. Nos ayuda a sentirnos asamblea, comunidad unida por el E. S. y no un grupo de individuos anónimos. Es decir, que los fieles reunidos en comunidad, vayan preparando sus corazones a la escucha de la Palabra de Dios. Nos dice San Pablo en Ef 4, 5–6: “Un solo cuerpo y un mismo espíritu, pues ustedes han sido llamados a una misma vocación y una misma esperanza. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo,”. Es el mismo Señor, quien nos llama y nos reúne. Somos parte de esa asamblea, y por lo tanto, el ministerio que desempeñamos es para que también nuestro canto pertenezca a ella, y la haga participar. (No sólo al coro). Es por esta razón que, desde los ritos iniciales de nuestra celebración eucarística, no se debe de privar a la asamblea la posibilidad de cantar, y así participar, no sólo con respuestas y gestos corporales, sino también con un corazón que alaba a Dios cantando.

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No permitamos, que nuestras asambleas sean grupos de personas aisladas unas de otras en la que cada uno de culto a Dios sin referencia a los demás, sin formar una comunidad viva.

Liturgia de la Palabra. La Liturgia de la Palabra es un diálogo entre Dios y su pueblo. “En las lecturas se dispone la mesa de la palabra de Dios a los fieles “(IGMR 57); de ahí la importancia de la participación activa de la Asamblea, que expresa su respuesta al Dios que se le manifiesta. Los cantos de la liturgia de la Palabra son: el Salmo responsorial y la aclamación del Aleluya. El salmo responsorial tiene gran importancia en la liturgia, pues, “fomenta la meditación de la Palabra de Dios” (IGMR 61). El tema del salmo responsorial exige un tratado aparte. Sólo apuntamos que el salmo fue creado para ser cantado, y no sólo proclamado. Es como si hubieras creado una canción y te concretaras a decir la letra o texto, sin la melodía. El salmo nació para ser cantado. El Aleluya, es el otro canto que aparece en la liturgia de la Palabra. ¡Es la misma Palabra de Cristo que ha 32 Julio-Noviembre 2020

resucitado! Con este canto, “la asamblea acoge y saluda al Señor que le va hablar en el Evangelio, y profesa su fe con su canto.” (IGMR 62). Bien sabemos que durante el tiempo de cuaresma, el Aleluya, se suple por las palabras. “Honor y Gloria a ti, Señor Jesús”. Es bueno que éste canto, en su melodía manifieste claramente los diferentes tiempos litúrgicos, y no estar entonando siempre el mismo.

Liturgia Eucarística. La Liturgia de la Eucaristía es la parte más importante de toda la misa, puesto que en ella tiene lugar el Memorial del Señor. Se inicia con una procesión de ofrendas con el pan, el vino y el agua, que son los elementos que Cristo nuestro Señor, utilizó y que más tarde se convertirán en su Cuerpo y en su Sangre. El canto tiene las mismas indicaciones del canto de entrada; es procesional. Y puede ser un canto o una música instrumental apropiada. Una indicación más: Cantar un canto mariano (por ejemplo: Ave María que está muy de moda, especialmente cuando en la celebración cantan corales o coros con cierta capacidad técnica) será muy bonito, pero no tiene sentido litúrgico alguno.


Otro elemento que conforma la plegaria eucarística es el Prefacio. Es una acción de gracias dirigida al Padre y es por Jesucristo, su Hijo amado. Jesucristo es el motivo principal de acción de gracias, del que brotan todos los demás motivos que luego el prefacio desarrolla. Ante esto, la respuesta solamente puede ser una aclamación gozosa a Dios Padre, que ha enviado a su Hijo. Esa aclamación toma cuerpo en el Santo, el cual se une la Iglesia terrenal con la Iglesia celestial. (IGMR 78-79). Este canto tiene un texto fijo que nunca se debe cambiar, como suele suceder. Otro canto que puede ser es el Padre Nuestro. Y que de igual manera, nunca debe ser cambiado en su texto. Pero sí debe ser entonado por toda la asamblea. El canto del Cordero de Dios, es para acompañar el momento de la fracción del pan. ¡La fracción del pan es un gesto de Cristo!, ahí la importancia de resaltar este momento con el canto en forma de letanía. Cristo es el cordero inmolado por nosotros en la cruz. Si la fracción se prolonga, no hay problema en cantar de nuevo o prolongar el Cordero de Dios, acabando siempre con la respuesta “danos la paz”. (IGMR 83). No olvides que una cosa es el rito de la paz, y otra la fracción del pan. Por último el canto de comunión. Es tercer canto procesional de nuestra celebración eucarística. El canto de comunión, al igual que el canto de entrada, suple a la antífona. También te habrás preguntado:

¿Cuándo comienza el canto de comunión? Comienza la comunión: en el momento en el que el sacerdote comulga. Después de la mostración de las Sagradas Especies –“Este es el cordero de Dios…”– puede empezar directamente el canto de comunión. (IGMR 86). Otra recomendación es que escojas el canto de comunión o de entrada basado en la antífona, más que en las lecturas.

Los ritos conclusivos. El Misal Romano (IGMR), no contempla un canto final o de “salida” después de las palabras litúrgicas de despedida. Se ha acostumbrado un canto mariano o similar, y, muchos coros, cuando preparan los cantos de la misa, lo incluyen de alguna manera, como si fuera obligatorio. No está mal, pero el Misal Romano, nunca habla de este canto, y lo que se sobrentiende es que mientras el sacerdote y los ministros se retiran, puede sonar, incluso, música instrumental. Concluyo con este artículo, no sin antes invitarte a que leas algunos aspectos para coros parroquiales en https//www.facebook.com/DimusliHermosillo/ y nos envíes tus dudas y comentarios al correo electrónico: dimensionmusicasagrada@gmail. com Y también los exhorto a que lean la riqueza que nos presenta la IGMR (Institución General del Misal Romano), y conocer más de nuestra liturgia para que a través del ministerio que Dios nos ha concedido, vivamos el gozo de compartir, con nuestros hermanos, lo que celebramos en cada Eucaristía.

Fraternalmente Pbro. Marco Antonio Islas Félix. Coordinador diocesano de música litúrgica Arquidiócesis de Hermosillo Ekklesiantificante

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LUGAR DE LA ASAMBLEA PARTICIPANTE 1. VALOR TEÓLOGICO DE LA ASAMBLEA El Concilio Vaticano II, en la Constitución Sacrosanctum Concilium nos describe cuatro modos de presencias de Cristo en el mundo: En las especies eucarísticas, en el ministro ordenado, en su Palabra, y en la comunidad que se reúne y ora1. Los tiempos de contingencia por el coronavirus nos han hecho reflexionar y volver a valorar la presencia de Cristo en su Palabra y en la comunidad, de modo especial en las iglesias domésticas, debido a la incapacidad de entrar en contacto con los sacramentos y los sacerdotes. Esto nos ha recordado las palabras de Jesús: “Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos” (Mt., 18,20), y de igual manera nos han traído a la mente las primeras comunidades cristianas, reunidas en casas, y el gran valor que le otorgaban a la Asamblea reunida para celebrar la fe. Es por ello que resulta conveniente reafirmar nuestra fe en el valor teológico de la Asamblea, ya que Cristo se hace presente en ella como “linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas” (I Pe 2). 1

Cfr. SC 7

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2. LA PARTICIPACIÓN ACTIVA La teología del Concilio Vaticano II nos ha impulsado a promover la participación activa de los fieles en las celebraciones litúrgicas, invitándonos a que «los cristianos no asistan a este misterio de fe como extraños y mudos espectadores, sino que comprendiéndolo bien a través de los ritos y oraciones, participen conscientes, piadosa y activamente en la acción sagrada, sean instruidos con la palabra de Dios, se fortalezcan en la mesa del Cuerpo del Señor, den gracias a Dios, aprendan a ofrecerse a sí mismos al ofrecer la hostia inmaculada no sólo por manos del sacerdote, sino juntamente con él»2.

de los espacios celebrativos: «Los presbíteros, los diáconos y los fieles laicos comprendan siempre más profundamente el genuino sentido de los ritos y de los textos litúrgicos y, de esta manera, alcancen una activa y fructuosa celebración de la Eucaristía. Para el mismo fin vigile celosamente que sea cada vez mayor la dignidad de dichas celebraciones, para lo cual servirá muchísimo que promueva la belleza del lugar sagrado, de la música y del arte»4.

Ésta ha sido, sin duda, una gran aportación por parte del Concilio, y a la vez un gran reto: el lograr que el pueblo cristiano se involucre y comprenda cada vez más el misterio que se celebra en la liturgia. La Asamblea reunida, con sus aclamaciones y respuestas en las oraciones de la Eucaristía, hacen evidente que ésta es una acción de toda la comunidad3. En otro momento nos invita el Documento a procurar la formación en liturgia, y a la vez, a buscar la belleza 2 3

SC 48 Cfr. IGMR 35.

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IGMR 22. Ekklesiantificante

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3. EL ESPACIO DE LA ASAMBLEA

abanico o anfiteatro, cada una con su simbolismo…

La Institución General del Misal Romano dedica su Capítulo V a la “Disposición y ornato de las iglesias para la celebración de la Eucaristía”. Al inicio afirma que «las iglesias, y demás lugares [de culto], sean aptos para la realización de la acción sagrada y para que se obtenga una participación activa de los fieles. Los mismos edificios sagrados y los objetos destinados al culto divino sean, en verdad, dignos y bellos, signos y símbolos de las realidades celestiales»5.

El reto sigue abierto, pero requiere siempre que regresemos a las bases teológicas, para que el espacio pueda siempre reflejar nuestra fe en la presencia de Cristo en la Asamblea reunida para la celebración.

Esa belleza y decoro, si bien han de procurarse de modo especial en el presbiterio (lugar del altar, sede y ambón), también han de estar presentes en la nave (lugar de la Asamblea), puesto que ahí está también presente Cristo, como ya hemos afirmado. El Capítulo V continúa dándonos indicaciones concretas para una correcta disposición del espacio de la Asamblea:

*BONUS: EL ATRIO También es importante recuperar la importancia del atrio, como espacio de encuentro y de fraternización, antes y después de la celebración. Lo más común es que no exista, que la banqueta, a la intemperie, sea el espacio de encuentro, resultando en ocasiones insuficiente y molesto... Eso ocasiona que los fieles se retiren inmediatamente al terminar, perdiendo ese kairós, esos momentos de gracia. ¿La propuesta? Proveer a nuestras iglesias de atrios amplios y techados. Para reflexionar también…

§ Una conveniente comodidad en el espacio para los fieles (n. 293). § Una disposición general del templo que manifieste el orden jerárquico, dando realce al presbiterio, pero a la vez expresando la unidad de toda la Asamblea reunida. Evitar sensación de división. (n. 294). § Cuidar la visibilidad. Que los fieles puedan ver y seguir “de corazón” las celebraciones (n. 311). § Contar con bancas o sillas para el pueblo. Evitar reservar asientos a personas particulares. Que las posturas corporales puedan ser asumidas con facilidad (n. 311). § Cuidar la acústica. Que la Asamblea pueda escuchar claramente la celebración, con medios técnicos si es necesario. (n. 311) Estas indicaciones nos siguen impulsando a repensar el espacio de la Asamblea. No podemos limitarnos a repetir esquemas del pasado, donde las limitaciones constructivas no siempre favorecían la visibilidad, la acústica, ni el sentido de unidad. Tampoco se pronuncia el Concilio por un único esquema de diseño de la nave: se han hecho iglesias rectangulares, en planta de cruz, circulares, octagonales, en forma de 5

IGMR 288.

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Pbro. Arq. Raúl Eduardo Camarillo Blásquez Coordinador diocesano de arte sacro Arquidiócesis de Hermosillo


LA VIDA DE FE EN TIEMPOS DE LUCHA

E

ste artículo se inspira en los hechos actuales que vivimos entorno a la pandemia del Covid-19 y cómo acontecimientos como estos marcan la historia, pero en especial la vida de fe. La idea principal es hacer un paralelo entre el pasado y el presente, rescatando algunos sucesos de la historia nacional que han cambiado la experiencia de fe, el fortalecimiento de la comunión y todo esto cómo se ha concretado en el servicio a los hermanos. La Iglesia a través de la historia, cuando ha sufrido diferentes embates, siempre ha impulsado diferentes caminos por los cuales va construyendo la comunión y participación de todos sus fieles. Empecemos por un vistazo a la historia de la Iglesia en México, el acontecimiento de la Guerra Cristera (entre muchos otros), es fundante para percibir la fuerza de la devoción de nuestro pueblo.

Los Cristeros, fue un movimiento armado de 1926 a 1929. Combatió la política laica del presidente Plutarco Elías Calles y por su sucesor, Emilio Portes Gil, en cuyo mandato se puso fin al conflicto religioso. La denominada “Guerra Cristera”, estalló en agosto de 1926, principalmente en los estados de Jalisco, Nayarit, Guanajuato, Michoacán y Zacatecas. El origen de este levantamiento fueron las medidas adoptadas por el gobierno de Calles, encaminadas a disminuir las actividades educativas de la Iglesia y, sobre todo, a eliminar por completo el culto religioso. El ejército cristero estuvo compuesto básicamente por peones y aparceros rurales (los descartados), dirigidos por antiguos militares revolucionarios, ex partidarios algunos de ellos de Pancho Villa, Emiliano Zapata y participaron también algunos sacerdotes.

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La vida Religiosa en el Campo de Batalla A pesar de todas estas dificultadas el fervor del pueblo no disminuyó, sino todo lo contrario. Algunos soldados hacían capillas, de varas y de zacate. También los sacerdotes hacían sus casas ahí junto a los campamentos cristeros, esto con el fin de llevar los sacramentos a los incansables guerreros de Dios. Todos los días escuchaban la Santa Misa y, por las tardes rezaban el rosario y cantaban algunas alabanzas. La multitud de aquellos soldados ayunaban en especial los miércoles y viernes, junto a sus esposas e hijos, esto como signo de comunión entre los hermanos guerreros. Se procuraba guardar la abstinencia de carne los viernes. Aquellos que afrontaban la batalla, recibían los sacramentos por lo menos una vez al mes, antes del combate, cuando había posibilidad se reunían, después de la exhortación del sacerdote procurando alentarlos y motivarles, se ponían de rodillas, hacían un acto de contrición y el Padre capellán, con las manos extendidas pronunciaba la fórmula de la absolución sacramental y después recibían la Eucaristía. La Eucaristía es “fuente y culmen de toda la vida cristiana” (LG 11). “Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua” (PO 5). El Catecismo de la Iglesia Católica en su número 1324, nos da este recordatorio de la centralidad de la Eucaristía. Es innegable que la historia de nuestros antepasados tan conmovedora, valiente y llena de esperanza tenía como centro, antes de salir a la batalla, al mismo Cristo; hombres y mujeres que llegaron a levantar la voz y brazo de la justicia para seguir viviendo su fe. Esta es una experiencia eclesial de un pueblo unido, que tiene clara su misión de anunciar el Evangelio, también hoy nosotros hemos trabajado en misión para generar comunidades renovadas en su pastoral y fe.

Afortunadamente hoy, en días del Covid-19, también tenemos estos guerreros de Cristo, hombres y mujeres que han levantado no capillas de varas, ni de zacate, sino capillas familiares (iglesia domestica), ha salido a la batalla pero a las redes sociales para llevar esperanza, si, esa misma esperanza de poder volver a vivir libremente su fe, alimentarse de los sacramentos y volver abrir las puertas de las Iglesias. Desde el confinamiento hemos 38 Julio-Noviembre 2020

aprendido a revalorar la vida, la comunidad, el amor, la familia, la amistad. Hoy más que nunca, nos unimos a los obispos afirmando: “La esperanza en Jesús Resucitado es nuestra certeza y nuestro camino, recordando que, a lo largo de esa historia nuestro pueblo ha sabido sobreponerse a momentos difíciles de donde ha salido fortalecido” (Cfr. PGP 168). Aquella era una batalla contra un enemigo que arrebataba la fe por fuerza de violencia, este enemigo (Covid-19), lo hace silenciosamente en la invisibilidad de la cercanía. Qué paradoja, los dos buscaban separarnos. Pero nos hemos estado levantando, las oraciones familiares, los rosarios y misas virtuales, han sostenido y fortalecido la fe. Esta pandemia nos ha ayudado a promover e impulsar desde nuestras casas la practica devota y entregada de la oración, enriqueciéndola de maneras creativas y nuevas. Por tanto, estas dos experiencias narradas, son de esas oportunidades únicas que se dan para aprender del pasado y mejorar el presente. Es la hora de cuestionar nuestras maneras de hacer pastoral, de cómo es nuestro servicio y de cómo nos relacionamos en las comunidades. La corresponsabilidad de obispos y sacerdotes en el cuidado de la vida parroquial y en el acompañamiento de su pueblo. De nuevo volverán las peregrinaciones a los santuarios y llevaremos nuestros exvotos (ofrendas, las cuales nos relatan historias que son verdaderas manifestaciones y testimonio de fe, de gratitud y amor que se le profesa, tanto a Dios, como a la Santísima Virgen María y a los Santos), retomaremos la vida cotidiana y entonces, habremos resucitado a esta etapa de la historia, donde la acción del Espíritu nos conducirá a nuevos senderos. Así como aquellos Cristeros de hace casi un siglo y los creyentes que hoy están en sus Iglesias domesticas hemos aprendido que las cosas que, se pensaba eran indispensables, ya no lo serán; saborear lo que tenemos y que siempre hay tiempo; Sobre todo que el momento es hoy para vivirlo en la fe, en la gratitud, en la esperanza y en el amor a Cristo y los hermanos.

Pbro. Luis Armando González Torres Coordinador diocesano de piedad popular Arquidiócesis de Hermosillo


Retos para los equipos de liturgia parroquial en el ministerio de acogida En años recientes, como organismo al servicio de la pastoral liturgica, hemos insistido mediante algunos cursos, en la necesidad de integrar a los equipos de liturgia parroquial el denominado “ministerio de acogida”, sin embargo hoy se vuelve indispensable tenerlo, ello ante los retos que esta pandemia nos presenta como Iglesia. A continuación presentamos una lista de actividades que serán imperativas para celebrar nuestra fe, en iglesias, con caridad cristiana y responsabilidad social:

ANTES de la Misa. Definición de parámetros a. Realizar indicaciones claras y concretas para colocarlas en lugares visibles. b. Reservar si es posible un espacio u horario especial para la población en riesgo. c. Mantener las iglesias abiertas para favorecer la ventilación y evitar contacto con puertas. d. Distancia mínima de 1.5 metros entre asistentes. Bancas espaciadas. e. Si es posible, marcar con etiqueta de color, el lugar donde debe sentarse cada persona.

Control del acceso a. Verificar que todos lleven equipo de protección (cubrebocas, guantes, caretas, etc), de no ser así proporcionarlo. b. Ayudar a sanitizar las manos de las personas con gel antibacterial. c. Sanitizar frecuentemente las áreas susceptibles de ser tocadas: bancas, mesas, perillas, baños, etc. d. En zonas urbanas, si es posible, medir la temperatura de las personas que están por entrar a Misa. e. Quienes reciben en la puerta, deben conocer e identificar los síntomas del Covid 19, para con prudencia y caridad evitar su ingreso a quien los presente. f. Ayudar en el acomodo de las personas al momento de ingresar a la iglesia. Ekklesiantificante

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DURANTE la Misa a. Se desaconseja el uso hoja dominical. b. Se recomienda que la colecta se realice después del rito de la comunión.

Comunión a. Ayudar a continuar omitiendo el intercambio del signo de la paz. b. Ayudar a mantener la sana distancia durante la procesión para comulgar. c. Ofrecer “GEL” a los fieles, previo a recibir la Comunión en la mano. d. Ofrecer a los ministros que distribuyen la Comunión (sacerdote y laicos), cubrebocas, guantes y/o desinfectante para manos, momentos antes de prestar sus servicio.

DESPUÉS de la Misa a. Cuidar diligentemente el orden al salir, evitar aglomeraciones (se recomienda que se entre por una puerta y se salga por otra). b. Colocar dentro y fuera de la iglesia depósitos visibles para desechar guantes o cubrebocas. c. Agradecer a cada asistente por su colaboración con estas medidas.

Estas actividades están basadas en las orientaciones proporcionadas por la Conferencia del Episcopado Mexicano y Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica. 40 Julio-Noviembre 2020


Santo Rosario ORACIONES INICIALES La Señal de la Cruz Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Acto de contrición Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa de todo corazón de haber pecado, porque he merecido el infierno y perdido el cielo, y sobre todo, porque te ofendí a Ti, que eres bondad infinita, a quien amo sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, enmendarme y alejarme de las ocasiones de pecar, confesarme y cumplir la penitencia. Confío me perdonarás por tu infinita misericordia. Amén. ¡Abre Señor mis labios y mi boca proclamará tu alabanza ! -Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Jaculatorias -Por tu pura Concepción, oh Soberana Princesa. una muy grande pureza te pedimos de corazón. ************ - María, Madre de gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora. ************** ¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén.

Ekklesiantificante

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Misterios Gozosos (Lunes y sábados)

PRIMER MISTERIO: La Encarnación del Hijo de Dios Lectura: “Dijo María: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra” (Lc 1,38) Reflexión: El “sí” de María. Aquella jovencita de Nazaret no podía imaginarse que Dios la había elegido como Madre del Salvador. Por eso se sorprende del anuncio del ángel, que viene a decirle cuál es su vocación, lo que Dios espera de ella. Y María dice “sí”, un sí que va a cambiar la historia, porque en ese momento el Hijo de Dios se encarna en sus entrañas purísimas y empieza la redención. Enséñanos Madre Nuestra, a decir siempre que “sí” a Dios.

Ofrecimiento: POR ESTE MISTERIO, PEDIMOS A MARÍA SANTÍSIMA LA HUMILDAD PARA SIEMPRE SEGUIR CRECIENDO EN LA FE Y EN EL SERVICIO, JUNTO A NUESTROS HERMANOS Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jaculatoria CANTO

SEGUNDO MISTERIO: La Visitación de nuestra Señora a su prima Isabel

Lectura: “María fue presurosa a la región montañosa, a una ciudad de Judá... y saludó a Isabel” (Lc. 1,39) Reflexión: María siempre está dispuesta a servir. Cuando María se entera de que su prima Isabel la necesita, porque es ya mayor y está esperando un hijo, no lo duda un momento, se pone en camino para prestarle su ayuda. No repara en que está lejos, en que tiene que cruzar los montes, porque las dificultades quedan allanadas por el amor. Y acude donde sabe que la necesitan. Señora y Madre nuestra, que aprendamos de ti a estar siempre disponible para servir a los demás. 42 Julio-Noviembre 2020

Ofrecimiento: POR ESTE MISTERIO, PEDIMOS A MARÍA SANTÍSIMA LA VERDADERA CARIDAD CRISTIANA, EL AMOR, ACEPTACIÓN Y COMPRENSIÓN DE NUESTROS COMPAÑEROS Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jaculatoria CANTO


TERCER MISTERIO: El nacimiento del Hijo de Dios en el portal de Belén

Lectura: “María dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en su pesebre” (Lc. 2,7) Reflexión: María da a luz al Salvador. Los hombres le cierran las puertas al Hijo de Dios, que va a nacer en un portal, en pobreza extrema. María no se queja, sabe que lleva en sus entrañas la salvación del mundo, y acepta con gozo, humildemente, la voluntad de Dios. Y en una noche fría se deja calentar por el cariño de José y el calor de unos animales. Madre del Salvador, dile al Señor de nuestra parte que también queremos que nazca en nuestro pobre corazón.

Ofrecimiento: POR ESTE MISTERIO, PEDIMOS A MARÍA SANTÍSIMA EL DESPRENDIMIENTO DE TODO LO TERRENO PARA QUE NUESTRO ESPÍRITU Y SERVICIO ASPIRE A LOS DONES DE DIOS Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jaculatoria CANTO

CUARTO MISTERIO: La presentación de Jesús en el Templo

Lectura: “María y José llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al señor, como está escrito en la Ley del Señor” (Lc. 2,23) Reflexión: Toda pura es María. María es Inmaculada, no hay en ella mancha alguna de pecado, porque Dios ha querido llenarla de todas las gracias. Ella, que es Virgen y Madre, se acerca al templo para su purificación: no le importa someterse a las leyes de los hombres, que no tenían vigencia para ella. Y en su humildad quiere mostrarnos el valor de la pureza. Madre purísima, enséñanos a vivir teniéndote a ti como modelo, dejando de lado las insinuaciones vacías del mundo.

Ofrecimiento: POR ESTE MISTERIO, PEDIMOS A MARÍA SANTÍSIMA LA VIRTUD DE LA OBEDIENCIA A LOS MANDAMIENTOS DE DIOS POR AMOR Y NO POR CUMPLIMIENTO Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jaculatoria CANTO

Ekklesiantificante

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QUINTO MISTERIO: El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo

Lectura: “Al no encontrar María y José a Jesús, se volvieron a Jerusalén en su busca... le encontraron en el templo” (Lc. 2,45) Reflexión: María acepta los planes de Dios. ¡Qué desasosiego el de María y José que no encuentran al niño Dios! Ellos, como nosotros en algunas ocasiones, perdemos de vista a Dios: ellos sin culpa por su parte, y sin embargo nosotros lo perdemos porque nos buscamos a nosotros mismos y vamos a lo nuestro. Que aprendamos de ti, María a buscar sin descanso al Señor, y aceptar sus planes, sabiendo dejar de lado los nuestros.

Ofrecimiento: POR ESTE MISTERIO, PIDAMOS A MARÍA SANTÍSIMA LA RESIGNACIÓN CRISTIANA ANTE LA VOLUNTAD DIVINA Y EL GOZO DE ENCONTRAR A JESUS Y ESCUCHAR SU PALABRA Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria.. Jaculatoria CANTO

Misterios Dolorosos (Martes y viernes)

PRIMER MISTERIO: La oración en el Huerto Lectura: “Padre, si es posible aparta de Mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad sino la tuya” (Lc. 22,42) Reflexión: ¡Cuánto hemos de agradecer al Señor su sacrificio voluntario para librarnos del pecado y de la muerte eterna! En nuestra vida puede haber momentos de profundo dolor, en que cueste aceptar la voluntad de Dios, con tentaciones de desaliento. La imagen de la agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos nos enseña a abrazar la Voluntad de Dios, sin poner obstáculo alguno ni condiciones, aunque por momentos pidamos ser librados, con tal de que así pudiésemos identificarnos con la voluntad de Dios. Debe ser una oración perseverante, cuando nos cueste descubrir la voluntad de Dios en los acontecimientos de nuestra 44 Julio-Noviembre 2020

vida personal y en los de la historia de la Iglesia que quizá no entendemos. Podemos entonces rezar con frecuencia a modo de jaculatoria: “Quiero lo que quieres, quiero porque quieres, quiero como lo quieres, quiero hasta que quieras” Ofrecimiento: POR ESTE MISTERIO, PEDIMOS A MARÍA SANTÍSIMA, APRENDER A ORAR, ESPECILAMENTE POR LOS MÁS NECESITADOS. Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jaculatoria CANTO


SEGUNDO MISTERIO: La flagelación de Jesús atado a la columna

Lectura: “Pilato tomó a Jesús y mandó azotarle” (Jn. 19,1) Reflexión: Nosotros también golpeamos a Jesús. Cada vez que pecamos, cada vez que lo ignoramos cada vez que seguimos nuestros ídolos, y cada vez que no respondemos a su amor, le estamos golpeando. A pesar de todo no nos deja de amar, Muy al contrario, busca nuestra mirada con la suya, esa mirada compasiva, clemente, cariñosa, para mover nuestro corazón. “Tapándole el rostro le decían: ¿Quién te golpeo? ¿No nos suena esta actitud? ¿No nos pasa a veces que nosotros también le tapamos el rostro a Jesús? Cuantas veces tiramos la piedra y escondemos la mano. Cuantas veces vivimos una doble vida. Cuantas veces disimulamos delante de Dios. Cuantas veces

intentamos engañarle como si El no conociera a fondo nuestra intimidad. No queremos “perder la buena imagen” y le damos a Dios largas explicaciones que ni siquiera nosotros nos creemos. Y es una lástima, Porque si le tapamos el rostro a Jesús, ¡nos estamos perdiendo su mirada! “Señor que busquemos tu rostro con sinceridad de corazón”. Ofrecimiento: POR ESTE MISTERIO, PEDIMOS A MARIA SANTISIMA LA PUREZA DEL CORAZÓN PARA SER FIEL EN EL SEGUIMIENTO A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria.. Jaculatoria CANTO

TERCER MISTERIO: La coronación de espinas

Lectura: “Trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza a Jesús, y le vistieron un manto de púrpura” (Mt. 27,28) Reflexión: Sí. Rey de las espinas, el Rey del amor, de la Misericordia, el Rey de los corazones. Reinará siempre teniendo como escabel de sus pies a todos sus enemigos. Los que alguna vez le retaron, le insultaron, se burlaron, caerán mudos de espanto a sus pies. Rey de mártires, de confesores, de vírgenes…de los mejores hombres y mujeres que han existido. Rey de miles de niños y niñas que demostraron ser más valientes que muchos adultos. Rey de innumerables convertidos: transformados de asesinos y ladrones y perversos en santos. Rey de los más difíciles. La mitad de sus mejores súbditos fueron primero grandísimos sinvergüenzas. Se pasaron del otro bando al de Cristo.

Tuvieron tiempo para pensarlo, y optaron por Él. Cada hombre cuenta con ese Amor divino durante toda la vida. Todavía el último día uno puede exclamar: “¡Oh Divino y bendito dolor, sálvame!” Y siempre escuchará la misma respuesta: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Ofrecimiento: POR ESTE MISTERIO, PEDIMOS A MARÍA SANTÍSIMA, LA FORTALEZA DE CORAZÓN NECESARIA PARA VIVIR LO QUE NO COMPRENDEMOS Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jaculatoria CANTO Ekklesiantificante

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CUARTO MISTERIO: Jesús con la cruz a cuestas camino del Calvario Lectura: “Tomaron, pues, a Jesús, y Él, cargando su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario” (Jn. 19,1) Reflexión: Jesús caminaba con el gran peso de la Cruz que portaba todos nuestros pecados y su gran amor por nosotros fortalecía cada uno de sus pasos. ¿Cuándo porto mi cruz, la llevo con amor o me quejo, me amargo, me entristezco? ¿Qué hago me detengo y no continúo? ¿Me entrego y no lucho por llevarla con el mismo amor que Jesús la llevo por mí? ¿Cuándo el peso de mi cruz me hace caer, volteo a buscar el consuelo de mi madre del Cielo, así como lo hizo Jesús con María? ¿Dejo caer mi cabeza exhausta en los brazos de mi Madre Santa, así como lo hizo Jesús

con María? ¿Dejo que mis mejillas reciban las caricias de las manos inmaculadas de mi Madre del Cielo, así como lo hizo Jesús con María? ¿Me levanto después de cada caída y continúo aceptando en cada paso la Divina voluntad? Ofrecimiento: POR ESTE MISTERIO, PIDAMOS A MARIA SANTISIMA APRENDER ACEPTAR Y AMAR NUESTRA CRUZ CON PACIENCIA. Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jaculatoria CANTO

QUINTO MISTERIO: La crucifixión y muerte de Jesús

Lectura: “Jesús clamó con gran voz ‘Padre, en tus manos entrego mi Espíritu’, e inclinando la cabeza, murió” (Lc. 23,46) Reflexión: Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre, “consintiendo amorosamente en la inmolación de la víctima que Ella misma había engendrado; y finalmente, fue dada por el mismo Cristo agonizante en la cruz, como madre al discípulo con estas palaras: “Madre, he ahí a tu hijo”, llegando a ser, de esta manera, “la Madre de los hombres, especialmente de los fieles”. Como quisiera Señor estar siempre a tus pies en la Cruz como lo hizo tu Madre, cuanto quisiera ser obediente como lo fue Juan. ¿Por qué me cuesta tanto Señor seguir tus mandatos? ¿Por qué? 46 Julio-Noviembre 2020

Señor Jesús, cuanto me arrepiento de las veces que te he faltado cuando te he puesto en el último lugar de la lista de mis cosas por hacer y a veces incluso ni siquiera te incluyo. Ofrecimiento: POR ESTE MISTERIO, PEDIMOS A MARÍA SANTÍSIMA TRASPASADA POR LA ESPADA DEL DOLOR, LLEGAR AL ULTIMO MOMENTO DE NUESTRA VIDA HABIENDO CUMPLIDO NUESTRA MISIÓN EN LA TIERRA. Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria.. Jaculatoria CANTO


Misterios Gloriosos (Miércoles y domingo)

PRIMER MISTERIO: La Resurrección del Hijo de Dios

Lectura: “No teman, sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí, ha resucitado, como lo había dicho” (Mt. 28,6)

largo de los evangelios. La Resurrección de Jesús es su confirmación. Vivamos, pues, junto con María, la alegría y el orgullo de ser discípulos del Señor Jesús.

Reflexión:

Ofrecimiento:

El triunfo de Jesús: Es el primer día de la semana y las mujeres quieren hacer el último servicio al Señor: ungir su cuerpo. Y se encuentran con algo más de lo que podían esperar: el sepulcro vacío. Cristo ha vencido a la muerte y queda así culminada la redención. Ser cristiano es, primeramente, creer que Jesucristo es verdaderamente el Hijo de Dios. Es una afirmación constante, desde el principio y a lo

POR ESTE MISTERIO, PIDAMOS A MARIA SANTISIMA RESUCITAR COMO CRISTO POR MEDIO DE UNA SINCERA CONFESION Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jaculatoria CANTO

SEGUNDO MISTERIO: La Ascensión del Señor al cielo

Lectura: “Este mismo Jesús, que les ha sido llevado, vendrá del mismo modo del que le han visto subir al cielo” (Hech. 1,11) Reflexión: La llamada al apostolado: Jesús ha estado con sus discípulos cuarenta días para darles la alegría de su compañía, y las últimas instrucciones. Pero llega el momento de la despedida, es el momento de actuar, de llevar el mensaje de Cristo por todos los rincones del mundo. Virgen María, que sepamos estar muy llenos de Dios, y que sintamos la urgente responsabilidad de prender con el fuego de su amor a todos los que encontremos en nuestro camino.

Ofrecimiento: POR ESTE MISTERIO, PIDAMOS A MARIA SANTISIMA ASCENDER DIARIAMENTE NUESTRA VIDA ESPIRITUAL. Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jaculatoria CANTO

Ekklesiantificante

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TERCER MISTERIO: La venida del Espíritu Santo

Lectura bíblica: “Quedaron todos llenos del Espíritu Santo” (Hech. 2,4) Reflexión: Es así como nace la Iglesia, para hacer presente a Dios en medio de los hombres a lo largo de toda la historia. La alegría del Evangelio que llena la vida de la comunidad de los discípulos es una alegría misionera. La sienten llenos de admiración los primeros que se convierten al escuchar predicar a los Apóstoles «cada uno en su propia lengua» (Hch 2,6) en Pentecostés. Esa alegría es un signo de que el Evangelio ha sido anunciado y está dando fruto. Pero siempre tiene la dinámica del éxodo y del don, del salir de sí, del caminar y sembrar siempre de nuevo, siempre más allá. El Señor dice: «Vayamos a otra parte, a predicar

también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido» (Mc 1,38). Cuando está sembrada la semilla en un lugar, ya no se detiene para explicar mejor o para hacer más signos allí, sino que el Espíritu lo mueve a salir hacia otros pueblos. Ofrecimiento: POR ESTE MISTERIO, PIDAMOS A MARIA SANTISIMA QUE EL ESPÍRITU SANTO NOS ILUMINE, PARA CUMPLIR SIEMPRE LA VOLUNTAD DE DIOS. Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jaculatoria CANTO

CUARTO MISTERIO: La Asunción de María al cielo

Lectura: “¿Quién es aquella que viene, hermosa como la aurora, bella como la luna, resplandeciente como el sol?” (Ct. 6,10) Reflexión: La Santísima Virgen es asunta al Cielo, es decir es llevada en cuerpo y alma al Reino Celestial. Podemos imaginar el amor que Jesús pudo sentir hacia su madre, su relación íntima con Ella, pues compartieron juntos el mismo techo por 30 años. Su madre siempre lo siguió, hasta verlo sufrir y morir en la Cruz, allí estaba Ella, rendida a sus pies, con un dolor inmenso, pero aceptando la Voluntad de Dios en el Plan de Salvación. El misterio de la Asunción nos hace familiar el pensamiento de la muerte, de nuestra muerte, y es una invitación al abandono confiado. Nos familiariza y hace amigos de la idea de que el Señor estará presente 48 Julio-Noviembre 2020

en nuestra agonía, como querríamos que estuviese, para tomar Él en sus manos nuestra alma inmortal. Ofrecimiento: POR ESTE MISTERIO, PIDAMOS A MARÍA SANTÍSIMA QUE NOS ENSEÑE A DAR EL SÍ A DIOS EN LAS CIRCUNSTANCIAS DE CADA DÍA Y PODAMOS COMPARTIR CON ELLA LA GLORIA CELESTIAL. Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria.. Jaculatoria CANTO


QUINTO MISTERIO: La coronación de la virgen María Lectura: “Y apareció en el cielo una gran señal: una Mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza” (Ap. 12,1) Reflexión: María es figura de esa Iglesia nueva, gloriosa. Pero, sobre todo, es para nosotros un modelo admirable. Ella no se enorgullece de ser la Madre de Dios. Ella cría a su Hijo lo mejor que puede, acepta las pruebas con valentía, guarda la fe y la esperanza, cuenta con el amor de Dios. La esperanza del cielo. Tú, María has sido creada por Dios como la más excelsa de las criaturas, y ahora el Señor no ha querido que tú, su Madre Santísima, conocieras la corrupción del sepulcro, por eso te abre las puertas del cielo. Eres así nuestra esperanza más firme, porque nos muestras un

anticipo de lo que será nuestra resurrección gloriosa. Que tengamos en nuestro corazón esos anhelos de cielo para estar, junto a ti, contemplando el rostro de Dios. Pidámosle a ella que nos contagie de su fe y su coraje. Ofrecimiento: POR ESTE MISTERIO, PIDAMOS A MARIA SANTISIMA, MADRE NUESTRA QUE NOS ASISTA EN LA HORA DE LA MUERTE. Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jaculatoria CANTO

Misterios Luminosos (Jueves)

PRIMER MISTERIO: El Bautismo en el Jordán Lectura: “Por entonces vino Jesús de Galilea al Jordán, para encontrar a Juan y para que éste lo bautizara.” (Mt. 3,13-17). Reflexión: Misterio de luz es ante todo el Bautismo en el Jordán. En él, mientras Cristo, como inocente que se hace ‘pecado’ por nosotros entra en el agua del río, el cielo se abre y la voz del Padre lo proclama Hijo predilecto y el Espíritu desciende sobre Él para investirlo de la misión que le espera. Así en virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (cf. Mt 28,19). Cada uno de

los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador. Todos estamos llamados a crecer como evangelizadores, a ofrecer a los demás el testimonio explícito del amor salvífico del Señor, que más allá de nuestras imperfecciones nos ofrece su cercanía, su Palabra, su fuerza, y le da un sentido a nuestra vida. Tu corazón sabe que no es lo mismo la vida sin Él; entonces eso que has descubierto, eso que te ayuda a vivir y que te da una esperanza, eso es lo que necesitas comunicar a los otros. Nuestra imperfección no debe ser una excusa; al contrario, la misión es un estímulo constante para no quedarse en la mediocridad y para seguir creciendo. El testimonio de fe que todo cristiano Ekklesiantificante

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está llamado a ofrecer implica decir como san Pablo: «No es que lo tenga ya conseguido o que ya sea perfecto, sino que continúo mi carrera [...] y me lanzo a lo que está por delante» (Flp 3,12-13).

SANTÍSIMA VIVIR NUESTRO BAUTISMO CON FIDELIDAD A JESÚS.

Ofrecimiento:

Jaculatoria

POR ESTE MISTERIO, PEDIMOS A MARÍA

CANTO

Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria.

SEGUNDO MISTERIO: Las bodas de Caná

Lectura: “Tres días más tarde se celebraba una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí...” (Jn. 2,11). Reflexión: ¿Qué pasó en las bodas de Caná? Justo en pleno festejo, se acaba el vino y María, con el más delicado sentido femenino, percibe la situación de aflicción e interviene. Se dirige a Jesús, y le hace notar la carencia y pide una solución. Le dice: “No tienen vino…” María, que sepamos acudir a ti en todo momento, porque sabemos que eres siempre el atajo que nos conduce a Dios.

Ofrecimiento: Padre Eterno, al ofrecerte este misterio, rezamos en agradecimiento por revelarnos el poder de tu Hijo Nuestro Señor Jesucristo. Tal como Jesús transformó el agua en vino, rezamos para QUE SEAMOS TRANSFORMADOS POR TU LUZ A TRAVÉS DE LA INTERCESIÓN DE LA VIRGEN MARÍA. Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jaculatoria CANTO

TERCER MISTERIO: El anuncio del Reino de Dios Lectura: “Después de que tomaron preso a Juan, Jesús fue a Galilea, y empezó a proclamar la Buena Nueva de Dios.” (Mc. 4, 14-15).

adherirnos a una persona, a Él, a Jesucristo. Que estemos receptivos, Señor a dejar que cales en nosotros, y a llevarte a los demás.

Reflexión:

Ofrecimiento:

“He venido a proclamar la buena nueva, el Evangelio”. Con el comienzo de su vida pública el que va a ser Redentor del hombre mostrará, con hechos y con palabras el mensaje de salvación para todo el mundo. Jesús, que hace nuevas todas las cosas ha venido para ofrecernos la Palabra definitiva de Dios, que es Él mismo. El mensaje que proclama es algo más que seguir unas normas o mandamientos determinados, es vivir su vida en nuestra vida, es

POR ESTE MISTERIO, PEDIMOS A MARÍA SANTÍSIMA ARREPENTIMIENTO Y CONVERSIÓN.

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Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jaculatoria CANTO


CUARTO MISTERIO: La Transfiguración

Lectura: “Jesús les dijo; En verdad se los digo, algunos de los que están aquí presentes no conocerán la muerte, sin que ya hayan visto el Reino de Dios viniendo con poder” (Mc. 9,1-10). Reflexión: El Señor sube al monte Tabor con sus íntimos, Pedro, Santiago y Juan, y se transfigura delante de ellos. La ley y los profetas (toda la historia del Pueblo de Israel) quieren avalar la presencia de Cristo en el mundo y se muestra la gloria de todo un Dios que ha querido hacerse hombre para llevar al hombre a Dios. Estamos llamados a la contemplación, a esa unión íntima con

Dios que nos lleve a hacernos una misma cosa con Él. Que a través de la oración viva contigo, Señor, esa intimidad de amor a la que me has invitado. Ofrecimiento: POR ESTE MISTERIO, PEDIMOS A MARÍA SANTÍSIMA RECONOCER EN NUESTROS HERMANOS EL ROSTRO DE JESÚS. Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jaculatoria CANTO

QUINTO MISTERIO: La instauración de la Eucaristía

Lectura: “El primer día de la fiesta en que se comen los panes sin levadura, cuando se sacrifica el cordero Pascual, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quiere que vayamos a preparar la cena de Pascua?” (Mc. 14, 12-25).

nosotros alimento de vida. Que te recibamos, Señor, como mereces, con el alma limpia, sin sombra de pecado, y para ello que seamos asiduos en recibirte.

Reflexión:

POR ESTE MISTERIO, PEDIMOS A MARÍA SANTÍSIMA SER DIGNOS DEPOSITARIOS DEL CUERPO Y SANGRE DE JESÚS.

La Última Cena es el momento de la despedida. El Señor que ha estado con los suyos dándole de todo lo suyo, ahora quiere darse plenamente y se ofrece como holocausto, se ofrece como alimento. Es el preludio, el prólogo de su entrega en la cruz. En la Santa Misa se renueva este sacrificio del Calvario, es el Sagrado Banquete. Esto es mi Cuerpo, ésta es mi Sangre. Y el Señor nos vuelve a atraer hacia Sí, para ser para

Ofrecimiento:

Padre nuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jaculatoria CANTO

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AL TERMINAR LOS MISTERIOS DEL DIA -Oh soberano santuario, Sagrario del Verbo Eterno Líbranos Virgen del infierno, a los que rezamos tu Rosario -Emperatriz poderosa, de los mortales consuelo Ábrenos, Señora, el cielo con una muerte dichosa, y danos pureza de alma, tu que eres tan poderosa, Dios te salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen purísima antes del parto, en tus manos encomiendo mi fe para que la ilumines, llena eres de gracia ... Dios te salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen purísima en el parto, en tus manos encomiendo mi esperanza para que la alientes, llena de gracia ...

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Dios te salve, María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo. Virgen purísima después del parto, en tus manos encomiendo mi caridad para que la inflames, llena eres de gracia ... Dios te salve, María Santísima, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin mancha del pecado original: Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suplicamos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las Divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amen.


LETANÍAS

Colaboradora de Cristo Redentor.

Señor ten piedad de nosotros.

Imagen clara de la Iglesia.

Cristo ten piedad de nosotros.

Dichosa porque creíste.

Señor ten piedad de nosotros.

Dichosa porque esperaste.

Cristo óyenos.

Dichosa porque amaste.

Cristo escúchanos.

Madre de la Iglesia.

Padre celestial, que eres Dios.

Madre de la unidad.

Ten piedad de nosotros

Madre de las misiones.

Hijo redentor del mundo, que eres Dios.

Madre de los sacerdotes.

Ten piedad de nosotros

Madre de la vida consagrada.

Espíritu Santo, que eres Dios.

Madre de la familia.

Ten piedad de nosotros

Madre de todos los hombres.

Santísima Trinidad que eres un solo Dios.

Madre dolorosa.

Ten piedad de nosotros

Madre de misericordia.

Santa María.

Ruega por nosotros

Madre de corazón inmaculado.

Santa Madre de Dios.

Madre del amor hermoso.

Santa Virgen de las vírgenes.

Mediadora de todas las gracias.

Hija predilecta del Padre.

Resplandor de la fe.

Madre de Jesús, el Hijo de Dios.

Vida y esperanza nuestra.

Templo del Espíritu Santo. Mujer llena de gracia. Mujer pobre y humilde. Mujer bendita entre todas. Virgen purísima. Virgen siempre orante. Virgen y Madre. Primicia de la redención. Honor de la humanidad. Gloria del pueblo de Dios. Esclava del Señor. Modelo de esposa y madre. Fiel discípula de Jesús.

Artífice de la paz. Estrella del mar. Estrella de la Evangelización. Camino de los peregrinos. Refugio de los pecadores. Consuelo de los afligidos. Auxiliadora de los moribundos. Alivio de los difuntos. Alegría del cielo. Sierva del Señor. Reina asunta al cielo. Reina de los ángeles. Reina de todos los santos. Ekklesiantificante

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Reina de la creación.

2. ¡Oh María, Madre mía, oh consuelo del mortal,

Reina y Señora nuestra.

amparadme

Reina del santo Rosario.

Con el Ángel de María las grandezas celebrad,

Reina de la familia.

transportados de alegría sus finezas publicad.

Reina de la paz.

Quien a Ti ferviente clama halla alivio en el pesar,

María de Guadalupe, Patrona de América Latina

pues tu nombre luz derrama, gozo y bálsamo sin par.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor.

Pues te llamo con fe viva, muestra, oh Madre, tu bondad; a mí vuelve compasiva, esos ojos de piedad.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, óyenos Señor. Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad y misericordia de nosotros. Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios, no desprecies las oraciones que te hacemos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Jesucristo Nuestro Señor. Amén. Oremos: Te rogamos, Señor, que infundas en nuestros corazones tu gracia para que, así como por el anuncio del Ángel conocimos la encarnación de Jesucristo tu Hijo, así por su Pasión y Cruz seamos conducidos a la gloria de la Resurrección. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén. El Señor Todopoderoso nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén. CANTOS PROPUESTOS: 1. Junto a ti María, como un niño quiero estar, tómame en tus brazos guíame en mi caminar. Quiero que me eduques, que me enseñes a rezar, hazme transparente, lléname de paz. **Madre, Madre Madre, Madre, (Bis) Gracias Madre mía por llevarnos a Jesús, haznos más humildes tan sencillos como tú. Gracias Madre mía por abrir tu corazón, porque nos congregas y nos das tu amor. 54 Julio-Noviembre 2020

y guiadme a la Patria

Celestial!

3. Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás; contigo por el camino, Santa María va. *Ven con nosotros al caminar, Santa María, ven /2


Cenáculos Marianos Estos cenáculos nos sirven para reflexionar en la Santísima Virgen María, como madre de la Iglesia e intercesora, pero como toda oración cristiana van dirigidas a Dios. En su estructura encontramos oraciones litúrgicas del misal romano, incluso prefacios. ¿Qué es un cenáculo? Es una pequeña comunidad que comparte la fe, es una experiencia tan antigua como la misma Iglesia. En el antiguo Testamento vemos que la vida de fe se centraba más en ambientes hogareños, más que en grandes reuniones litúrgicas. Los primeros seguidores de Cristo se reunían en el templo para dar gracias y culto a Dios litúrgicamente, pero al poco tiempo se fueron reuniendo en casas para la fracción del Pan (Eucaristía), para asimilar las enseñanzas de los Apóstoles, para orar y alimentar la vida de fe (Véase Hech. 2). En los países donde la Iglesia aún es perseguida, los cenáculos siguen siendo las células básicas para compartir la fe. En los cenáculos los creyentes perseveran comprendiendo el don de la Fe, se alimentan de la oración comunitaria, construyen lazos de ayuda mutua y suscitan la fe entre quienes los rodean. Recordemos que Jesús instituyó la santa Eucaristía en compañía de sus discípulos, en un cenáculo o lugar apropiado para comer y compartir; allí les enseñó a lavarse los pies unos a otros como señal de servicio mutuo y humilde. Los designó para continuar su obra redentora en aquella noche de Pascua, y fue allí donde, en Pentecostés, recibieron el Espíritu Santo que les infundió poder para difundir el Evangelio o Buena Nueva de Dios al mundo.

Con estos cenáculos tendremos oportunidad en las comunidades, reunidas en casas, para conversar y profundizar en la fe católica, para compartir las alegrías y sus luchas al intentar responder a Dios en la vida. Son más que un simple grupo de estudio u oración, son un medio para experimentar la presencia salvadora del Señor Jesús en medio de sus discípulos.

Además, quien coordina debe promover una adecuada convivencia, para vivir la ayuda mutua, la reconciliación y la sanación. En general, quien coordina promueve unas relaciones humanas de respeto y crecimiento en cada uno de los miembros del grupo. Quien coordina debe evitar que uno solo acapare la palabra, por el contrario, debe ayudar para que todos participen por igual.

¿Cómo funcionan?

Un director espiritual

Con un espíritu de Iglesia

Para evitar conflictos y asegurar el progreso, mediante evaluaciones periódicas, quienes forman parte de los cenáculos, deberán buscar al sacerdote, de preferencia el responsable de su parroquia, quien podrá visitarles, cuando sea posible para evaluar y retroalimentar la vida de los cenáculos, así como celebrar la misa o celebrar sacramentos para enriquecimiento espiritual de los miembros del cenáculo.

Para mantener viva la experiencia de Dios en estos cenáculos, es necesaria la participación de sus miembros en los sacramentos (Eucaristía dominical, Reconciliación sacramental). Con una casa Se busca que los cenáculos se compongan de un mínimo de 3 y un máximo de 9 personas, mismas que se esfuerzan por ir viviendo lo que Dios nos va descubriendo en el caminar. Para ello se requiere un espacio adecuado para orar, reflexionar y compartir con las menores distracciones posibles. A partir de la crisis derivada por el COVID-19, podemos pensar en cenáculos virtuales que funcionan muy bien entre cristianos para sostenerse en la emergencia mediante la oración. Con un coordinador (a) Será necesario además que un miembro laico sea quien coordine y anime a la oración, estudio y convivencia. Quien coordina, es el primero en promover una sana espiritualidad evitando fanatismos, sectarismos o desviaciones doctrinales entre los miembros del cenáculo.

Formato de tiempos ü 15 minutos para cantos, alabanzas e invocación al Espíritu Santo. Oración de acción de gracias a Dios (NO DE PETICIONES) ü 30-40 minutos para lectura y reflexión (LECTURA, MEDITACIÓN, ORACIÓN, LECTURA REFLEXIÓN) ü 15 minutos para compartir, hacer compromisos y convivencia. ü 5 minutos para hacer una oración de petición final.

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Primer Cenáculo: MARÍA REINA

lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. Guía: Mi corazón se regocija por el Señor, mi poder se exalta por Dios; mi boca se ríe de mis enemigos, porque gozo con tu salvación. Se rompen los arcos de tus valientes, mientras los cobardes se ciñen de valor; los hartos se contratan por el pan, mientras los hambrientos engordan; la mujer estéril da a luz siete hijos, mientras la madre de muchos queda baldía.

I. En el nombre de Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Monición: La liturgia de la Iglesia celebra “El corazón Inmaculado de María” el sábado siguiente al segundo domingo después de pentecostés. Guía: Hermanos cantemos juntos al Señor: Dios está aquí; El amor de Dios es maravilloso; algún otro canto que todos puedan cantar. También alabamos a María con un canto mariano que todos conozcan. Monición: Esta fiesta nos invita a penetrar en lo más íntimo del alma de la Santísima Virgen María, madre de Jesús, a fin de participar de su entrega a Dios. Por la humildad con que recibió al Señor, que hizo en ella su morada, la santísima Virgen es la imagen de la Iglesia, templo del Espíritu Santo y modelo de todos los cristianos. Todos: Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu y se renovará la faz de la Tierra. Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por ese mismo Espíritu, sepamos reconocer siempre las cosas que son rectas y gozar siempre de tus divino consuelo. Te 56 Julio-Noviembre 2020

El Señor da la muerte y la vida, hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza, humilla y enaltece. Él levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para hacer que se siente entre príncipes y que herede un trono de gloria. (1 Sam 2, 1-10) Ahora demos gracias a Dios espontáneamente por todos sus beneficios, siempre tenemos todos muchas cosas por las cuales dar gracias a Dios, los invito a ser agradecidos. Al terminar cada invocación todos diremos: Te damos gracias Señor.

Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: “Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.” Él les contestó: “¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre?”

Daremos un tiempo para que todos participen.

Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.

Guía: Dios nuestro, tú que has preparado en el corazón de la Virgen María, una digna morada al Espíritu Santo, haz que nosotros, por intercesión de la Virgen, lleguemos a ser templos dignos de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.

Todos: Amén II. Escuchemos la palabra de Dios (Lucas 2, 41-55) Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.

Su madre conservaba todo esto en su corazón. III. Escuchemos ahora una explicación: Vamos a hacer un pequeño análisis de lo que era la familia en tiempo de Jesús. Solo así estaremos en condiciones de comprender lo que nos dice el evangelio. En aquel tiempo no existía la familia nuclear, formada por el padre la madre y los hijos. En su lugar


encontramos el clan o familia patriarcal. El control absoluto pertenecía al varón más anciano. Todos los demás miembros: hijos, hermanos, tíos, primos, esclavos formaban una unidad sociológica. Este modelo ha persistido en toda el área mediterránea durante miles de años. Cuando un miembro varón se casaba, la esposa entraba a formar parte de su familia, olvidándose de la suya propia. La ceremonia principal de la boda consistía en conducir a la novia desde la casa de su padre a la casa del novio (aquí “casa” tiene el significado de clan). Todos los miembros de la familia, formaban una unidad de producción y de consumo. Pero la riqueza básica del clan era el honor. Sus miembros estaban obligados a mantenerlo por encima de todo. La vergüenza de un miembro era la vergüenza de toda la familia. Por eso el deber primero de todos y de cada uno, era mantener el estatus social limpio de toda sospecha. No era sólo una cuestión social, sino también económica. Las relaciones económicas eran inconcebibles al margen de la honorabilidad y el prestigio familiar. Era vital para el clan que ningún miembro se desmandara y malograra el bienestar de toda la familia. Esto no quiere decir que no tuvieran los esposos relaciones especiales entre ellos y con los hijos. Incluso podían tener su casa propia, pero nunca gozaban de independencia. El relato evangélico que acabamos de leer, está escrito decenas de años después de los hechos; se trata de un episodio que revela un Jesús que empieza a tomar contacto con la realidad desde su propia perspectiva. Justo a los doce años empezaban a ser personas, a tomar sus propias decisiones y a ser responsables de sus propios actos. Sentado en medio de los doctores.

Los doctores no tienen ningún inconveniente en admitirle en el “foro de debate”. Tiene ya su propio criterio y lo manifiesta. Sus padres no entienden nada. No es difícil imaginar que sus padres no lo comprendieran. La verdad es que fue, para casi todos los que le conocieron incomprensible la calidad humana del que se llamaría a sí mismo hijo de hombre. Lucas está preparando lo que va a significar toda la vida pública, adelantando una postura que no es de niño, sino de persona responsable y autónoma. Sigue el texto diciendo: siguió bajo su autoridad, pero ya ha dejado claro que su misión va más allá de los intereses de su clan. La última referencia es también una llamada a madurar permanentemente en nuestra fe. Dice el texto que Jesús crecía en estatura en sabiduría y en gracia ante Dios y los hombres. Debemos buscar la ejemplaridad de la familia de Nazaret donde realmente está, huyendo de toda idealización que lo único que consigue es meternos en un ambiente irreal que no conduce a ninguna parte. Sus relaciones, aunque se hayan desarrollado en un marco familiar distinto del nuestro, pueden servirnos como ejemplo a nosotros, en nuestro propio modelo de familia.

IV. Hagamos eco de la Palabra de Dios en nuestros corazones (meditatio): * “Cada año por la fiesta da Pascua”. Estas palabras nos ayudan a definir mejor el contexto espiritual en el que el texto se desarrolla, y de este modo se convierten, para nosotros, en la puerta de entrada en el misterio, en

el encuentro con el Señor y con su obra de gracia y de misericordia sobre nosotros. Junto a María y José, junto a Jesús, también nosotros podemos vivir el don de una nueva Pascua, de un “paso”, una superación, un movimiento espiritual que nos lleva “a la otra parte”, a más allá de. El paso es claro y fuerte; lo intuimos siguiendo a la Virgen María en esta experiencia suya con el Hijo Jesús. Es el paso de la calle al corazón, de la dispersión a la interioridad, de la angustia a la pacificación. A nosotros nos queda ponernos en camino, descender también en el camino y unirnos a la caravana, a la comitiva de los peregrinos que están saliendo hacia Jerusalén para la celebración de la fiesta de Pascua. * “Iban”. Este es sólo el primero de una larga serie de verbos de movimiento, que se suceden a lo largo de los versos de este texto. Quizá puede ayudarnos el fijarlos con un poco de atención: “salieron”; “volvían”; “comitiva” (del latín cum-ire: “caminar juntos”); “viaje”; “volvieron”; “bajó con ellos”; “vino”. En paralelo con este gran movimiento físico, hay también un profundo movimiento espiritual, caracterizado por el verbo “buscar”, expresado de modo repetido: “se pusieron a buscarlo”; “se volvieron en su busca”; “angustiados te buscábamos”; “¿por qué me buscaban?”. Esto nos hace comprender que el viaje, el verdadero recorrido al que esta Palabra del Señor nos invita, no es un viaje físico sino espiritual; es un viaje de búsqueda de Jesús, de su presencia en nuestra vida. Es esta la dirección en la que debemos movernos, junto con María y José.

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* “Se pusieron a buscarlo”. Una vez que hemos determinado el núcleo central del texto, su mensaje fundamental, es importante que nos abramos a una comprensión más profunda de esta realidad. También porque Lucas usa dos verbos diferentes para expresar la “búsqueda”: el primero – anazitéoen los vv. 44 y 45, que indica una búsqueda esmerada, repetida, atenta, como de quien pasa revista a algo, de abajo a arriba; y el segundo- zitéo- en los vv. 48 y 49, que indica la búsqueda de algo que se ha perdido y que se quiere encontrar. Jesús es el objeto de todo este movimiento profundo e interior del ser; es el objeto del deseo, del anhelo del corazón... * “angustiados”. Resulta muy hermoso ver cómo María abre su corazón delante de Jesús, contándole todo lo que ha visto, todo lo que ha sentido dentro de sí. Ella no teme desnudarse ante su Hijo, no teme contarle sus sentimientos y la experiencia que le ha marcado en lo profundo. Pero ¿qué es la angustia, este dolor que ha visitado a María y a José en la búsqueda de Jesús, que se había perdido? El término que encontramos viene usado sólo cuatro veces en todo el Nuevo Testamento y siempre por Lucas. Lo encontramos en boca del rico Epulón, que lo repite hablando de sí, ahora en el infierno, lejos de Dios, cuando dice: “Sufro terriblemente” (Lc 16, 24-25). Y después vuelve en los Hechos de los Apóstoles, cuando Lucas narra la partida de Pablo de Éfeso y nos presenta el dolor de aquella separación: “sabían que no volverían a verlo más” (Hech 20, 38). Por tanto, la angustia que prueba a María nace precisamente de la separación, de la ausencia, de la lejanía de Jesús. Cuando él no está, desciende la angustia a nuestro corazón. Volverlo a encontrar es el 58 Julio-Noviembre 2020

único modo posible de recuperar la alegría de vivir. * “guardaba todas estas cosas en su corazón”. María no comprende la palabra de Jesús, el misterio de su vida y de su misión y por esto calla, acoge, crea espacio, desciende al corazón. Este es el verdadero recorrido de crecimiento en la fe y en la relación con el Señor. Todavía Lucas nos ofrece un verbo muy hermoso y significativo, un compuesto del verbo “custodiar”diá-tiréo, que quiere decir literalmente “custodiar a través de”. Es decir, la operación espiritual que María realiza dentro de sí y que nos entrega, como don precioso, como herencia buena para nuestra relación con el Señor, es aquella que nos conduce en un recorrido intenso, profundo, que no se para en la superficie o a la mitad, que no se vuelve hacia atrás sino que va hasta el fondo. María nos toma de la mano y nos guía a través de todo nuestro corazón, todos sus sentimientos, su experiencia. Y ahí, en el secreto de nosotros mismos, en nuestro interior, aprenderemos a encontrar al Señor Jesús, al que quizá habíamos perdido. V. Dispongámonos para una breve oración: Mi corazón exulta en el Señor, mi salvador. Mi corazón se regocija por el Señor, mi poder se exalta por Dios; mi boca se ríe de mis enemigos, porque gozo con tu salvación. Se rompen los arcos de los valientes, mientras los cobardes se ciñen de valor. Los hartos se contratan por el pan, mientras los hambrientos engordan;

la mujer estéril da a luz siete hijos, mientras la madre de muchos queda baldía. El Señor da la muerte y la vida, hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza, humilla y enaltece. Él levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para hacer que se siente entre príncipes y que herede un trono de gloria. (1 Samuel 2, 1-8) VI. Preguntas para compartir entre todos Damos tiempo para ir compartiendo algunas de las preguntas * Esta Palabra del Señor, en su simplicidad, es también muy clara, muy directa. La invitación a salir, a tomar parte en la fiesta de Pascua está dirigida también a nosotros. ¿Nos decidimos, entonces, a levantarnos, a ponernos en movimiento, a afrontar el tramo de camino que el Señor pone delante de nosotros? Y más: ¿Aceptamos entrar a formar parte de la comitiva de aquellos que han optado en su corazón por el santo viaje? * ¿Sentimos como nuestra la experiencia de la búsqueda del Señor? ¿O bien no nos parece importante, no sentimos la falta, nos parece poder hacerlo todo sin ayuda? ¿Nos hemos percatado en nuestra vida alguna vez de haber perdido al Señor, de haberlo dejado lejos, de haberlo olvidado? * La angustia, de la que habla María, ¿ha sido alguna vez nuestra compañera de viaje, presencia triste en nuestra jornada, o en periodos largos de nuestra vida? Quizá sí. Descubrir, gracias a esta Palabra, que la angustia viene provocada por la ausencia del Señor, por la pérdida de él, ¿nos es de ayuda, nos ofrece


una luz, una clave de lectura para mi vida? * ¿La vida del corazón, que María traza con tanta claridad ante nosotros, hoy, ¿nos parece que se puede recorrer? ¿Deseamos empeñarnos en este desafío, con nosotros mismos, con el ambiente que nos circunda, quizá con quien vive más cerca de nosotros? ¿Estamos dispuesto a profundizar para aprender a “custodiar a través de”, es decir, ir hasta el fondo, de nosotros mismo? ¿Para nostros el Señor y la relación con él es muy importante, muy involucradora? ¿Es él, sí o no, el Amigo precioso, la Presencia más querida a la que quiero abrir de par en par mi corazón...? VII. Oración final Para finalizar pidamos a Dios lo que necesitamos para vivir de acuerdo a su Palabra. Todos: Te rogamos, Señor, por la intercesión de la Madre de tu Hijo, que no solo nos gloriemos de su gracia, sino que experimentemos también un continuo aumento de Salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Espontáneamente podemos pedir al Señor sobre nuestras necesidades personales. Guía: Finalizamos con la oración del Señor: Padrenuestro… En el nombre del Padre, del Hijo… Amén

Segundo Cenáculo:

ASUNCIÓN DE MARÍA

I. En el nombre de Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Monición: Es la patrona de nuestra arquidiócesis. Alegrémonos en el Señor y alabemos al Hijo de Dios, junto con los ángeles, al celebrar la Asunción al cielo de nuestra Madre, la Virgen María Guía: Hermanos cantemos juntos al Señor: Dios está aquí; El amor de Dios es maravilloso; algún otro canto que todos puedan cantar. También alabamos a María con un canto mariano que todos conozcan. Monición: La Inmaculada Madre de Dios, la siempre Virgen María, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo, al terminar su vida mortal. Con estas palabras define el Papa Pio XII el dogma de la Asunción de la Santísima Virgen. Siendo una consecuencia de la maternidad divina, la Asunción de nuestra Señora constituye para todos los seres humanos una prenda de esperanza y una promesa de resurrección Todos: Espíritu Santo, tenemos necesidad de ti, el único que continuamente modela en nosotros la figura y la forma de Jesús. Y nos dirigimos a ti, María, Madre de

Jesús y de la Iglesia, que has vivido la presencia desbordante del Espíritu Santo, que has experimentado la potencia de su fuerza en ti, que las has visto obrar en tu Hijo Jesús desde el seno materno, abre nuestro corazón y nuestra mente para que seamos dóciles a la escucha de la Palabra de Dios. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu y se renovará la faz de la Tierra. Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por ese mismo Espíritu, sepamos reconocer siempre las cosas que son rectas y gozar siempre de tu divino consuelo. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. Guía: Porque ha sido elevada al cielo la Virgen Madre de Dios, anticipo e imagen de la perfección que alcanzará tu Iglesia, garantía de consuelo y esperanza para tu pueblo, todavía peregrino en la tierra. Con razón no permitiste, Señor, que conociera la corrupción del sepulcro aquella que, de un modo inefable, dio vida en su seno y carne de su carne a tu Hijo, autor de toda vida. Ahora demos gracias a Dios espontáneamente por todos sus beneficios, siempre tenemos todos muchas cosas por las cuales dar gracias a Dios, los invito a ser agradecidos. Al terminar cada invocación todos diremos: Te damos gracias Señor. Daremos un tiempo para que todos participen. Guía: Dios todopoderoso y eterno, que elevaste a la gloria celestial en cuerpo y alma a la inmaculada Virgen María, madre de tu Hijo, concédenos tender siempre hacia Ekklesiantificante

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los bienes eternos, para que merezcamos participar de su misma gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

descendencia, para siempre”. María permaneció con Isabel unos tres meses, y luego regresó a su casa.

Todos: Amén

III. Escuchemos ahora una breve explicación: II. Escuchemos la palabra de Dios (Lucas 1, 39-56) En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”. Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre, y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen. Ha hecho sentir el poder de su brazo: dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose de su misericordia, viene en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su 60 Julio-Noviembre 2020

En la primera parte del evangelio de hoy resuenan las palabras de Isabel, “Bendita tú entre las mujeres”, precedidas por un movimiento especial. María deja Nazaret, situada al norte de la Palestina, para dirigirse al sur, a casi ciento cincuenta kilómetros, a una localidad que la tradición identifica con la actual Ain Karen, poco lejana de Jerusalén. El moverse físico muestra la sensibilidad interior de María, que no está cerrada para contemplar de modo privado e intimista el misterio de la divina maternidad que se encierra en ella, sino que es lanzada sobre el sendero de la caridad. Ella se mueve para llevar ayuda a su anciana prima. El dirigirse de María a Isabel es acentuado por el añadido “de prisa” que San Ambrosio interpreta así: “María se puso de prisa en camino hacia la montaña, no porque fuese incrédula a la profecía o incierta del anuncio o dudase de la prueba, sino porque estaba contenta de la promesa y deseosa de cumplir devotamente un servicio, con el ánimo que le venía del íntimo gozo…La gracia del Espíritu Santo no comporta lentitud”. Sin embargo, sabemos que el verdadero motivo del viaje no está indicado, pero se figura a través de las informaciones tomadas del contexto. El ángel había comunicado a María la preñez de Isabel, ya en el sexto mes (cfr. v.37). Además el hecho de que ella se quedase tres meses (cfr. v.56), justo el tiempo que faltaba para nacer el niño, permite creer que María quería llevar ayuda a su prima. María corre y va a donde

le llama la urgencia de una ayuda, de una necesidad, demostrando, así, una finísima sensibilidad y concreta disponibilidad. Junto con María, llevado en su seno, Jesús se mueve con la Madre. De aquí es fácil deducir el valor cristológico del episodio de la visita de María a la prima: la atención cae sobre todo en Jesús. A primera vista parecería una escena concentrada en las dos mujeres, en realidad, lo que importa para el evangelista es el prodigio presente en sus dos respectivas concepciones. La movilización de María, tiende, en el fondo, a que las dos mujeres se encuentren. Apenas María entra en casa y saluda a Isabel, el pequeño Juan da un salto. Según algunos el salto no es comparable con el acomodarse del feto, experimentado por las mujeres que están encinta. Lucas usa un verbo griego particular que significa propiamente “saltar”. Queriendo interpretar el verbo, un poco más libremente, se le puede traducir por “danzar”, excluyendo así la acepción de un fenómeno sólo físico. Algunos piensan que esta “danza”, se pudiera considerar como una especie de “homenaje” que Juan rinde a Jesús, inaugurando, aunque todavía no nacido, aquel comportamiento de respeto y de subordinación que caracterizará toda su vida: “Después de mí viene uno que es más fuerte que yo y al cuál no soy digno de desatar las correas de sus sandalias” (Mc 1,7). Un día el mismo Juan testimoniará: “Quien tiene a la esposa es el esposo; pero el amigo del esposo que está presente y lo escucha, salta de gozo a la voz del esposo, pues así este mi gozo es cumplido. Él debe crecer y yo por el contrario disminuir” (Jn 3,2930). Así lo comenta san Ambrosio: “Isabel oyó antes la voz, pero Juan percibió antes la gracia”. Una confirmación de esta interpretación la encontramos en las mismas


palabras de Isabel que, tomando en el v. 44 el mismo verbo ya usado en el v. 41, precisa: “Ha saltado de gozo en mi seno” . Lucas, con estos detalles particulares, ha querido evocar el prodigio verificado en la intimidad de Nazaret. Sólo ahora, gracias al diálogo con una interlocutora, el misterio de la divina maternidad deja su secreto y su dimensión individual, para llegar a convertirse en un hecho conocido, objeto de aprecio y de alabanza. Las palabras de Isabel “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿A qué debo que la madre de mi Señor venga a mí?” (vv. 4243). Con una expresión semítica que equivale a un superlativo (“entre las mujeres”), el evangelista quiere atraer la atención del lector sobre la función de María: ser la “Madre del Señor”. Y por tanto a ella se le reserva una bendición (“bendita tú”) y dichosa beatitud. ¿En qué consiste esta última? Expresa la adhesión de María a la voluntad divina. María no es sólo la destinataria de un diseño arcano que la hace bendita, sino persona que sabe aceptar y adherirse a la voluntad de Dios. María es una criatura que cree, porque se ha fiado de una palabra desnuda y que ella la ha revestido con un “sí” de amor. Ahora Isabel le reconoce este servicio de amor, identificándola “bendita como madre y dichosa como creyente”. Mientras tanto, Juan percibe la presencia de su Señor y salta, expresando con este movimiento interior el gozo que brota de aquel contacto salvífico. De tal suceso se hará intérprete María en el canto del Magnificat.

IV . Hagamos eco de la Palabra de Dios en nuestros corazones: María, mujer que sabe gozar, que sabe alegrarse, que se deja invadir por la plena consolación del Espíritu Santo, enséñanos a orar para que podamos también nosotros descubrir la fuente del gozo. En la casa de Isabel, tu prima, sintiéndote acogida y comprendida en tu íntimo secreto, prorrumpiste en un himno de alabanza del corazón, hablando de Dios, de ti en relación con Él y de la inaudita aventura ya comenzada de ser madre de Cristo y de todos nosotros, pueblo santo de Dios. Enséñanos a dar un ritmo de esperanza y gritos de gozos a nuestras plegarias, a veces estropeada por amargos lloros y mezcladas de tristeza casi obligatoriamente. El Evangelio nos habla de ti, María, y de Isabel; ambas custodiaban en el corazón algo, que no osaban o no querían manifestar a nadie. Cada una de ustedes se sintió sin embargo comprendida por la otra en aquel día de la visitación y tuvieron palabras y plegarias de fiesta. Su encuentro se convirtió en liturgia de acción de gracias y de alabanza al Dios inefable. Tú, mujer del gozo profundo, cantaste el Magnificat, sobrecogida y asombrada por todo lo que el Señor estaba obrando en la humilde sierva. Magnificat es el grito, la explosión de gozo, que resuena dentro de cada uno de nosotros, cuando se siente comprendido y acogido. La Virgen María, templo del Espíritu Santo, ha acogido con fe la Palabra del Señor y se ha entregado completamente al poder del Amor. Por este motivo se ha convertido en imagen de la interioridad, o sea toda recogida bajo la mirada de

Dios y abandonada a la potencia del Altísimo. María no habla de sí misma, para que todo en ella pueda hablar de las maravillas del Señor en su vida.

V. Dispongámonos para una breve oración: Hijas de reyes salen a tu encuentro. De pie, a tu derecha, está la reina, enjoyada con oro de Ofir. Escucha, hija, mira y pon atención: olvida a tu pueblo y la casa paterna; el rey está prendado de tu belleza; ríndele homenaje, porque él es tu Señor. Entre alegría y regocijo van entrando en el palacio real. A cambio de tus padres, tendrás hijos, que nombrarás príncipes por toda la tierra. (Salmo 44)

VI. Preguntas para compartir entre todos Damos tiempo para ir compartiendo algunas de las preguntas - Es nuestra oración ante todo, la simple expresión de un sentimiento o celebración y reconocimiento de la acción de Dios? - María es presentada como la creyente en la Palabra del Señor. ¿Cuánto tiempo dedicamos a escuchar la Palabra de Dios? - ¿Nuestra oración se alimenta de la Biblia, como ha hecho María? ¿Nuestras devociones acostumbradas son oraciones incoloras e insípidas? ¿Estamos convencidos de que, volver a la plegaria bíblica es fuente segura, de un alimento sólido, escogido por María misma?

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- ¿Estamos en la lógica del cántico del Magnificat, que exalta el gozo del dar, de perder para encontrar, de la donación y entrega en Dios, de la dicha por la gratuidad Divina?

Tercer Cenáculo: MARÍA REINA

VII. Oración final

lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. Guía: Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor y no acude a los idólatras, que se extravían con engaños. Sacrificios y ofrendas no quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por la culpa, así que dije: “Aquí estoy”.

Para finalizar pidamos a Dios lo que necesitamos para vivir de acuerdo a su Palabra.

En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón.

Todos: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava.

I. En el nombre de Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Monición: La Iglesia celebra, en su liturgia, como Memoria el Reinado de María el día 22 de agosto: “De pie a tu derecha está la Reina, vestida de oro y brocado.”

Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.

Guía: Hermanos cantemos juntos al Señor: Dios está aquí; El amor de Dios es maravilloso; algún otro canto que todos puedan cantar. También alabamos a María con un canto mariano que todos conozcan.

Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Monición: En cuerpo y alma gloriosa, la Virgen María aparece en la Asunción como el logro supremo de la redención. Pero ella, que es toda hermosa, es la Madre de Aquel “cuyo Reino no tendrá fin”. Por este motivo, desde hace muchos siglos, el pueblo cristiano la aclama por Reina suya, soberana y medianera de la gracia.

Guía: Dios nuestro, que constituiste Madre y Reina nuestra a la Madre de tu Hijo, concédenos en tu voluntad que, apoyados en su intercesión, alcancemos la gloria de tus hijos en el reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo.

Todos: Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu y se renovará la faz de la Tierra. Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por ese mismo Espíritu, sepamos reconocer siempre las cosas que son rectas y gozar siempre de tu divino consuelo. Te

II. Escuchemos la palabra de Dios (Lucas 1, 26-38)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen. Espontáneamente podemos pedir al Señor sobre nuestras necesidades personales. Finalizamos con la oración del Señor: Padrenuestro… En el nombre del Padre, del Hijo… Amén

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He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor. (Salmo 39) Ahora demos gracias a Dios espontáneamente por todos sus beneficios, siempre tenemos todos muchas cosas por las cuales dar gracias a Dios, los invito a ser agradecidos. Al terminar cada invocación todos diremos: Te damos gracias Señor. Daremos un tiempo para que todos participen.

Todos: Amén

Al sexto mes envió Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y, entrando, le dijo: «Alégrate, llena


de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande, se le llamará Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y se le llamará Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez y este es ya el sexto mes de la que se decía que era estéril, porque no hay nada imposible para Dios.» Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel, dejándola, se fue.

III. Escuchemos ahora una breve explicación: • El texto que meditamos en el evangelio describe la visita del ángel a María (Lc 1,26-38). La Palabra de Dios llega a María no a través de un texto bíblico, sino a través de una experiencia profunda de Dios, manifestada en la visita del ángel. Así también acontece con la visita del ángel. En el AT, muchas veces, el ángel de Dios es Dios mismo. Fue gracias a rumiar la Palabra escrita de Dios en la Biblia, que María fue capaz de percibir la Palabra viva de Dios en la visita del Ángel. Así también acontece con la visita de Dios en nuestras vidas. Las visitas de Dios son frecuentes. Pero porque

no rumiamos la Palabra escrita de Dios en la Biblia, no percibimos la visita de Dios en nuestras vidas. La visita de Dios es tan presente y tan continua que, muchas veces, no la percibimos y por ello perdemos una gran oportunidad de vivir en paz y en alegría. • Lucas 1,26-27: La Palabra entra en la vida. Lucas presenta a las personas y los lugares: una virgen llamada María, prometida a un hombre, llamado José, de la casa de David. Nazaret, una pequeña ciudad en Galilea. Galilea era periferia. El centro era Judea y Jerusalén. El ángel Gabriel es el enviado de Dios para esta virgen que moraba en la periferia. El nombre Gabriel significa Dios es fuerte. El nombre María significa amada por Yavé o Yavé es mi Señor. La historia de la visita de Dios a María comienza con una expresión: “En el sexto mes”. Se trata del “sexto mes” de embarazo de Isabel, parienta de María, una mujer ya avanzada en edad, precisando ayuda. La necesidad concreta de Isabel es el trasfondo de todo este episodio. Se encuentra al comienzo (Lc 1,26) y al final (Lc 1,36.39). • Lucas 1,28-29: La reacción de María. Fue en el Templo que el ángel se apareció a Zacarías. A María le aparece en su casa. La Palabra de Dios alcanza a María en el ambiente de vida de cada día. El ángel dice: “¡Alégrate! ¡Llena de gracia! ¡El Señor está contigo!” Palabras semejantes ya habían sido dichas a Moisés (Ex 3,12), a Jeremías (Jr 1,8), a Jedeón (Jz 6,12), a Ruth (Rt 2,4) y a muchos otros. Abren el horizonte para la misión que estas personas del Antiguo Testamento debían realizar al servicio del pueblo de Dios. Intrigada con el saludo, María trata de conocer el significado. Es realista, usa la cabeza. Quiere

entender. No acepta cualquier aparición o inspiración. • Lucas 1,30-33: La explicación del ángel. “¡No temas, María!” Este es siempre el primer saludo de Dios al ser humano: ¡No temas! Enseguida, el ángel recuerda las grandes promesas del pasado que se realizarán a través del hijo que va a nacer en María. Ese hijo debe recibir el nombre de Jesús. Será llamado Hijo del Altísimo, y en él se realizará, finalmente, el Reino de Dios prometido a David, que todos estaban esperando ansiosamente. Esta es la explicación que el ángel da a María para que no quede asustada. • Lucas 1,34: Nueva pregunta de María. María tiene conciencia de la misión importante que está recibiendo, pero permanece realista. No se deja embalar por la grandeza de la oferta y mira su condición: “¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?” Ella analiza la oferta a partir de los criterios que nosotros, los seres humanos, tenemos a nuestra disposición. Pues, humanamente hablando, no era posible que aquella oferta de la Palabra de Dios se realizara en aquel momento. • Lucas 1,35-37: Nueva explicación del ángel. “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y se le llamará Hijo de Dios”. El Espíritu Santo, presente en la Palabra de Dios desde el día de la Creación (Génesis 1,2), consigue realizar cosas que parecen imposibles. Por esto, el Santo que va a nacer de María, será llamado Hijo de Dios. Cuando hoy la Palabra de Dios es acogida por los pobres sin estudio, algo nuevo acontece ¡por la fuerza del Espíritu Santo! Algo tan nuevo y tan sorprendente como que un hijo nace de una virgen o como que un hijo nace a Isabel, una mujer Ekklesiantificante

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avanzada en edad, de la que todo el mundo decía que no podía tener hijos. Y el ángel añade: “Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez y este es ya el sexto mes”. • Lucas 1,38: La entrega de María. La respuesta del ángel aclara todo para María. Ella se entrega a lo que Dios le está pidiendo: “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu Palabra”. Maria usa para sí el título de Sierva, empleada del Señor. El título viene de Isaías, quien presenta la misión del pueblo no como un privilegio, sino como un servicio a los otros pueblos (Is 42,19; 49,3-6). Más tarde, Jesús, el hijo que estaba siendo engendrado en aquel momento, definirá su misión: “¡No he venido para ser servido, sino para servir!” (Mt 20,28). ¡Aprendió de su Madre! • Lucas 1,39: La forma que María encuentra para servir. La Palabra de Dios llega y hace que María se olvide de sí para servir a los demás. Ella deja el lugar donde estaba y va hacia Judea, a más de cuatro días de camino, para ayudar a su prima Isabel. María empieza a servir y a cumplir su misión a favor del pueblo de Dios. IV . Hagamos eco de la Palabra de Dios en nuestros corazones: La voluntad de Dios es la ley suprema que establece la verdadera pertenencia a Él. María instaura un vínculo de parentesco con Jesús antes aún de darle a luz: se convierte en discípula y madre de su Hijo en el momento en que acoge las palabras del Ángel y dice: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Este ““hágase” no es sólo aceptación, sino también apertura confiada al futuro. ¡Este “hágase” es esperanza! 64 Julio-Noviembre 2020

María es la madre de la esperanza, la imagen más expresiva de la esperanza cristiana. Toda su vida es un conjunto de actitudes de esperanza, comenzando por el “sí” en el momento de la anunciación. María no sabía cómo podría llegar a ser madre, pero confió totalmente. María contestó: Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. ¿Cuántas veces nos ha sorprendido el Señor con alguna propuesta extraña? ¿Cuál suele ser nuestra respuesta? ¿Nos dejamos sorprender por El o estamos a la defensiva? ¿Le tenemos miedo o sentimos disponibilidad? Interiorizamos la respuesta de María: «Hágase en mí según tu palabra», la vamos respirando para que se haga parte de nuestra vida y de nuestra forma de ser o responder a Dios. Vamos recorriendo parte de nuestra vida o de nuestra persona y le vamos respondiendo a Dios igual que María... hágase... Como comunidad o familia protestamos ante los designios de Dios o los cambios en la vida cotidiana? ¿Tenemos la actitud de María, de hacer la voluntad del Padre o nos quejamos y protestamos, dándonos pena y reclamando la compasión de los demás? Oramos en comunidad o en familia, compartiendo aquellas veces que nos ha sido difícil aceptar a Dios y sus cambios de planes, o lo que rechazamos en estos momentos de nuestra historia personal o comunitaria y familiar.

V. Dispongámonos para una breve oración:

Esperar bien despiertos, pero no desvelados. Esperar caminando, pero no adelantándonos. Esperar embarazados, pero no adueñándonos. Esperar gestando, no abortando. Esperar acogiendo, no reteniendo. Esperar dándonos, no reclamando. Esperar compartiendo y disfrutando. Esperar anhelando, pero mecidos en su regazo. Esperar mirando a lo alto, pero con los pies asentados. Esperar refrescándonos en tus manantiales vivos y claros. Esperar encarnados y ya naciendo a tu Reino. Esperar con el Evangelio en la mano. Esperar con los que vienen y con los que se van. Esperar disfrutando lo que se nos ha dado. Esperar viviendo y amándonos. VI. Preguntas para compartir entre todos Damos tiempo para ir compartiendo algunas de las preguntas

Al querer reflexionar hoy sobre el cuadro evangélico de la anunciación, mi primer sentimiento es un deseo de permanecer en silencio. Porque siento miedo de hablar, igual que Moisés tenía miedo de mirar la zarza ardiendo. Al principio se acercó con curiosidad –como escribe un Padre


de la Iglesia: «curiosius desideras introire»–, pero luego se cubrió el rostro con la ropa por miedo a ver a Dios. Es el mismo sentimiento que tengo yo ahora, pues la anunciación es como una zarza ardiendo: está todo en este misterio. María, háblanos tú, porque nosotros no sabemos hablar de ti. Por eso, háblanos tú a nosotros. Nosotros intuimos que el misterio de la anunciación está unido al de la cruz: el uno explica al otro, uno es raíz del otro. Tú, que vives junto a la cruz la muerte de tu Hijo y el amor infinito del Padre por el hombre, enséñanos a comprender las raíces misteriosas de este amor, a penetrar en tu «sí» a la voluntad del Padre, de quien todo procede, a quien todo vuelve y al que todo nos lleva. María se dejó guiar por la fe. Ésta la llevó a creer a pesar que parecía imposible lo anunciado. El Misterio se encarnó en ella de la manera más radical que se podía imaginar. Sin certezas humanas, ella supo acoger confiadamente la palabra de Dios. María también supo esperar, ¿cómo vivió María aquellos meses, y las últimas semanas en la espera de su Hijo? Sólo por medio de la oración y de la unión con Dios podemos hacernos una pálida idea de lo que ella vivió en su interior. También María vivió con intensidad ese acontecimiento que transformó toda su existencia de manera radical. Ella dijo “Sí” y engendró físicamente al Hijo de Dios, al que ya había concebido desde la fe. Estas son experiencias que contrastan con nuestro mundo materialista. Por ello, como cristianos, ¿cómo no centrar más nuestra vida al contemplar este Misterio inefable? ¿Cómo no dar el anuncio de la

alegría de la Navidad a todos los que no han experimentado ese Dios-Amor?• ¿Cómo percibes la visita de Dios en tu vida? ¿Has sido visitado/a alguna vez? ¿Fuiste ya una visita de Dios en la vida de los otros, sobre todo de los pobres? ¿Cómo este texto te ayuda a descubrir las visitas de Dios en tu vida?

Finalizamos con la oración del Señor: Padrenuestro… En el nombre del Padre, del Hijo… Amén

Cuarto Cenáculo:

NATIVIDAD DE MARÍA

• La Palabra de Dios se encarnó en María. ¿Cómo la Palabra de Dios está tomando carne en mi vida personal y en la vida de la comunidad? VII. Oración final Para finalizar pidamos a Dios lo que necesitamos para vivir de acuerdo a su Palabra. Todos: Pidamos trabajando y profetizando. Pidamos sufriendo, pero enamorándonos. Pidamos pregonando lo que nos has dado. Pidamos con las entrañas listas para la acogida. Pidamos, para que no pases de largo. Pidamos con mucho gozo y osadía. Pidamos con humildad atentos a toda brisa. Pidamos que el Espíritu fecunde nuestra vida, Pidamos el milagro de tu presencia viva. Porque esperamos tu encarnación definitiva en esta tierra. ¡Esperáramos, como María! Espontáneamente podemos pedir al Señor sobre nuestras necesidades personales.

I. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Monición: La liturgia de la Iglesia celebra como Fiesta la Natividad de la Santísima Virgen María el día 08 de septiembre. Celebremos con júbilo el nacimiento de la santísima Virgen María, de quien nació el sol de justicia, Cristo, nuestro Señor. Guía: Hermanos cantemos juntos al Señor: Dios está aquí; El amor de Dios es maravilloso; algún otro canto que todos puedan cantar. También alabamos a María con un canto mariano que todos conozcan. Monición: Aun antes del nacimiento del Bautista, el de la Virgen María es un anuncio del nacimiento de Jesús, el preludio de la Buena Nueva. La llegada de esta niña al hogar de Joaquín y Ana significa para el mundo la verdadera esperanza y la aurora de la salvación. Todos: Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu y se renovará la faz de la Tierra. Ekklesiantificante

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Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por ese mismo Espíritu, sepamos reconocer siempre las cosas que son rectas y gozar siempre de tu divino consuelo. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. Guía: Confío, Señor, en tu lealtad, mi corazón se alegra con tu salvación. Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho, tocaré mi música en honor del Dios altísimo. Ahora demos gracias a Dios espontáneamente por todos sus beneficios, siempre tenemos todos muchas cosas por las cuales dar gracias a Dios, los invito a ser agradecidos. Al terminar cada invocación todos diremos: Te damos gracias Señor. Daremos un tiempo para que todos participen. Guía: Concede, Señor, a tus siervos el don de la gracia celestial, para que, a cuantos hemos recibido las primicias de la salvación por la maternidad de la Virgen María, la fiesta de su nacimiento nos traiga un aumento de paz. Por nuestro Señor Jesucristo. Todos: Amén II. Escuchemos la palabra de Dios (Mateo 1,1-16.18-23) Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán: Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos, Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrón, Esrón engendró a Arán, Arán engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, Salmón 66 Julio-Noviembre 2020

engendró, de Rahab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a Obed, Obed engendró a Jesé, Jesé engendró al rey David. David engendró, de la mujer de Urías, a Salomón, Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Abiá, Abiá engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón engendró a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando la deportación a Babilonia. Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Ajín, Ajín engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. El origen de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, que era justo, pero no quería infamarla, resolvió repudiarla en privado. Así lo tenía planeado, cuando el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» Todo esto sucedió para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta: Ved

que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros». III. Escuchemos ahora una breve explicación: • El evangelio nos presenta la genealogía o el carnét de identidad de Jesús. Por medio de una lista de nombres de los antepasados, el evangelista cuenta a las comunidades quién es Jesús y cómo Dios actúa de forma sorprendente para cumplir en él su promesa. Nuestros carnéts de identidad llevan nuestro nombre y el nombre de nuestro país. Algunas personas, para decir quiénes son, recuerdan también todos los nombres de los antepasados de la familia. Otras se avergüenzan de algunos de ellos, y se esconden detrás de apariencias que engañan. El carnét de identidad de Jesús tiene muchos nombres. En la lista de estos nombres hay una gran novedad. En aquel tiempo, las genealogías traían a menudo los nombres de hombres. Por esto extraña el que Mateo coloque a cinco mujeres entre los antepasados de Jesús: Tamar, Raab, Ruth, la mujer de Urías y María. ¿Por qué escogió exactamente a estas cinco mujeres y no a otras? Esta es la pregunta que el evangelio de Mateo deja en nuestra cabeza. • Mateo 1,1-17: La larga lista de nombres – el comienzo y el final de la genealogía. En el comienzo y en el final de la genealogía, Mateo deja claro cuál es la identidad de Jesús: él es el Mesías, hijo de David e hijo de Abrahán. Como descendiente de David, Jesús es la respuesta de Dios a las expectativas del pueblo judío (2 Sam 7,12-16). Como descendente de Abrahán, es una fuente de bendición y de esperanza, para todas


las naciones de la tierra (Gén 12, 13). Así, tanto los judíos como los paganos que formaban parte de las comunidades de Siria y de Palestina, en la época de Mateo, ambos podían ver sus esperanzas realizadas en Jesús. Al elaborar la lista de los antepasados de Jesús, Mateo adoptó un esquema de 3 x 14 generaciones (Mt 1,17). El número 3 es el número de la divinidad. El número 14 es dos veces 7, que es el número de la perfección. En aquel tiempo, era común interpretar o calcular la acción de Dios a través de números y fechas. Por medio de estos cálculos simbólicos, Mateo revela la presencia de Dios a lo largo de generaciones y expresa la convicción de las comunidades: Jesús apareció en el templo establecido por Dios. Con su llegada la historia alcanza su pleno cumplimiento. • El mensaje de las cinco mujeres citadas en la genealogía. Jesús es la respuesta de Dios a las expectativas tanto de judíos como de paganos, sí, pero lo es de una forma totalmente sorprendente. En las historias de las cuatro mujeres del AT, citadas en la genealogía, existe algo anormal. Las cuatro eran extranjeras, concibieron a sus hijos fuera de los patrones normales del comportamiento de la época y no satisficieron las exigencias de las leyes de la pureza en el tiempo de Jesús. Tamar, una cananea, viuda, se vistió de prostituta para obligar a Judá a que fuera fiel a la ley y a darle un hijo (Gén 38,1-30). Raab, una cananea, prostituta de Jericó, hizo alianza con los israelitas. Los ayudó a entrar en la Tierra Prometida y profesó su fe en Dios libertador del Éxodo (Js 2,1-21). Betsabé, una hitita, mujer de Urías, fue seducida, violentada y fue puesta encinta por el rey David, que, además de esto, mandó matar a su marido (2 Sam 11,1-27). Rut,

una moabita, viuda pobre, optó por quedar con Noemí y adhirió al Pueblo de Dios (Rut 1,16-18). Aconsejada por la suegra Noemí, Rut imitó a Tamar y pasó la noche en la era, junto a Booz, forzándolo a que observara la ley y a que le diera un hijo. De la relación entre los dos nació Obed, el abuelo del rey David (Rut 3,1-15; 4,13-17). Estas cuatro mujeres cuestionan los patrones de comportamiento impuestos por la sociedad patriarcal. Asimismo, sus iniciativas poco convencionales darán continuidad al linaje de Jesús y traerán la salvación de Dios para todo el pueblo. Fue a través de ellas que Dios realizó su plan y envió al Mesías prometido. ¡Realmente, la manera de actuar de Dios sorprende y hace pensar! Al final, el lector o la lectora queda con una pregunta: ¿Y María? ¿Existe también en ella alguna irregularidad? ¿Cuál?” La respuesta nos la da la historia de San José que sigue en el texto (Mt 1,1823). • Mateo 1,18-23: San José era justo. La irregularidad en María es que ella quedó embarazada antes de convivir con José, su esposo prometido, que era un hombre justo. Jesús dice: “Si vuestra justicia no es mayor que la justicia de los fariseos y de los escribas, no vais a poder entrar en el Reino de los cielos”. Si José hubiese sido justo según la justicia de los fariseos, hubiera tenido que denunciar a María y ella hubiera sido apedreada. Jesús hubiera muerto. Gracias a la verdadera justicia de José, Jesús pudo nacer. IV. Hagamos eco de la Palabra de Dios en nuestros corazones: Según la liturgia, fue en el mes de septiembre que, hace más de veinte siglos, vino al mundo la Mujer destinada a ser Madre del

Divino Salvador. Al recordar este nacimiento, venturoso entre todos para el género humano, lo invitamos a meditarlo en breve reflexión. El nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo representó una honra incomparable para toda la humanidad. Guardadas las proporciones, también la venida de la Santísima Virgen al mundo dotó de particular nobleza al género humano. Fue Ella la creatura más perfecta hasta entonces nacida, concebida sin pecado original, a quien le fue dada, desde el primer instante de su ser, una superabundancia de gracias. De esta manera se comprende, la afirmación de que María Santísima está para Nuestro Señor, así como la luna para el sol: Ella representa la suave y amena luminosidad de la luna, y Él, la omnipotente y deslumbrante claridad del sol. Hay sin duda, inmensa belleza en el despuntar del día del fulgurante astro. No obstante, en ciertas ocasiones, el aparecimiento de la luna tiene su encanto también, su poesía y su grandeza. La natividad de Nuestra Señora fue, para toda la humanidad, como un magnífico nacer de la luna: sol de las sombras, sol del reposo, sol de las largas meditaciones y de los extensos ejercicios del espíritu... El cumpleaños del padre o de la madre son siempre un motivo de alegría que reúne a toda la familia para celebrarlo. Cada uno deja sus ocupaciones y trata de hacer feliz al festejado. Este signo externo trata de reflejar un sentimiento más profundo como es la gratitud y el amor. A nuestros padres debemos la vida. Ellos fueron el instrumento de Dios para concebirnos. Hoy celebramos el cumpleaños de nuestra madre del cielo, la Santísima Virgen María. Ekklesiantificante

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Conscientes del papel tan importante que desempeña María en la vida de cada uno de nosotros, como hijos devotos festejamos hoy su nacimiento. Este acontecimiento constituye una etapa fundamental para la Familia de Nazaret, cuna de nuestra redención; un acontecimiento que nos concierne a todos, porque cada uno de los dones que Dios le concedió a ella, nuestra Madre, se lo concedió pensando también en cada uno de nosotros, sus hijos. Por eso, con inmensa gratitud, pidamos a María, Madre del Verbo encarnado y Madre nuestra, que proteja a todas las madres terrenas: a aquellas que, junto con su marido, educan a sus hijos en un ambiente familiar armonioso; y a aquellas que, por muchas razones, tienen que afrontar solas una tarea tan ardua. Que todas realicen con entrega y fidelidad su servicio diario en la familia, en la Iglesia y en la sociedad. Que la Virgen sea para todos apoyo, consuelo y esperanza. V. Dispongámonos para una breve oración: Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava; por eso, desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso. Santo es su nombre, y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de 68 Julio-Noviembre 2020

bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia – como había anunciado a nuestros padres– en favor de Abrahán y su linaje por los siglos VI. Preguntas para compartir entre todos Damos tiempo para ir compartiendo algunas de las preguntas Celebrar la Natividad de María es, en un sentido muy humano, celebrar su fiesta de cumpleaños. ¡Y cuanto nos gusta celebrar el cumpleaños de los que queremos! María nació como todos nosotros: es el fruto del amor entre un hombre y una mujer. Vivió con su familia y como cualquier chica de su tiempo, soñaba con casarse un día y formar su propia familia.

supo decir SÍ y que, por tanto, se convirtió en la madre, no sólo de Jesús, sino de toda la humanidad. VII. Oración final Para finalizar pidamos a Dios lo que necesitamos para vivir de acuerdo a su Palabra. Todos: Gloria a Dios en las alturas, la voluntad de Dios se ha cumplido: Dios se ha hecho hombre en Jesucristo. Dios se ha hecho hombre a través de María. Del árbol de Jesé crece un renuevo, un tierno brote florece en delicada rosa. Sobre ella descansan el espíritu y la gracia de Dios.

Habría sido una vida completamente normal, anónima, si no hubiese aceptado plena y libremente la voluntad de su Señor. María - elegida por Dios para ser la madre de su Hijo, encarnado para la salvación de la humanidad - acoge esta proposición, sin antes cuestionar - que es propio de la naturaleza humana - pero profundamente abierta al camino que el Padre deseaba mostrarle.

El misterio del nacimiento de Dios en el corazón y en el alma de los seres humanos está escondido y permanece como a puerta cerrada.

Por todo esto, celebrar la Natividad de María es celebrar un hecho fundamental en la Historia de la Salvación. Elemento esencial de esta historia, María se convierte en vínculo de conexión entre la Trinidad y la humanidad. En su cuerpo, preparado por Dios libre de pecado, Jesús viene al mundo y cumple su misterio salvífico.

El espíritu y la bendición de Dios vienen sobre esta casa,

Que la Fiesta de la Natividad de María nos haga conscientes de esta historia tan especial, contemplando con ojos agradecidos aquella que

Si nos abrimos a la presencia de Jesucristo, nos regala su gracia en abundancia. Nuestro camino lleva hacia la Iglesia y, más allá de ella, a Dios, que está presente en su querido Hijo.

sólidamente fundada y construida sobre piedras eternas. Espontáneamente pedimos al Señor sobre nuestras necesidades. Finalizamos con la oración del Señor: Padrenuestro… En el nombre del Padre, del Hijo… Amén


Quinto Cenáculo:

PRESENTACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

I. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Monición: La liturgia de la Iglesia celebra como Memoria la Presentación de la Santísima Virgen María el día 21 de noviembre. Dijo María: mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. Guía: Hermanos cantemos juntos al Señor: Dios está aquí; El amor de Dios es maravilloso; algún otro canto que todos puedan cantar. También alabamos a María con un canto mariano que todos conozcan. Monición: Más importante que los relatos antiguos de la Presentación de la Virgen María en el Templo, celebramos la entrega que de sí misma hizo la Santísima Virgen al Señor, en el umbral de su vida consciente. Todos los cristianos podemos encontrar en María santísima el modelo de una vida consagrada a hacer la voluntad de Dios. Todos: Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu y se renovará la faz de la Tierra.

Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por ese mismo Espíritu, sepamos reconocer siempre las cosas que son rectas y gozar siempre de tu divino consuelo. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. Guía: Canta de gozo y regocíjate, Jerusalén, pues vengo a vivir en medio de ti, dice el Señor. Muchas naciones se unirán al Señor en aquel día; ellas también serán mi pueblo y yo habitaré en medio de ti y sabrás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ti. El Señor tomará nuevamente a Judá como su propiedad personal en la tierra santa y Jerusalén volverá a ser la ciudad elegida”. ¡Que todos guarden silencio ante el Señor, pues él se levanta ya de su santa morada! Ahora demos gracias a Dios espontáneamente por todos sus beneficios, siempre tenemos todos muchas cosas por las cuales dar gracias a Dios, los invito a ser agradecidos. Al terminar cada invocación todos diremos: Te damos gracias Señor. Daremos un tiempo para que todos participen. Guía: Concede, Señor, al celebrar la gloriosa memoria de la santísima Virgen María, que por su intercesión también nosotros logremos recibir la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo. Todos: Amén II. Escuchemos la palabra de Dios (Mateo 12, 46-50) En aquel tiempo, Jesús estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus parientes se acercaron y trataban de hablar con él. Alguien le dijo entonces a Jesús:

“Oye, ahí fuera están tu madre y tus hermanos, y quieren hablar contigo”. Pero él respondió al que se lo decía: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?”. Y señalando con la mano a sus discípulos, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumple la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”. III. Escuchemos ahora una breve explicación: La familia de Jesús. Los parientes llegan a la casa donde se encuentra Jesús. Probablemente venían de Nazaret. De allí hasta Cafarnaún hay unos 40 km. Su madre estaba con él. No entran, pero envían un recado: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte.» La reacción de Jesús es firme: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre de los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.» Para entender bien el significado de esta respuesta conviene mirar la situación de la familia en el tiempo de Jesús. • En el antiguo Israel, el clan, es decir la gran familia (la comunidad) era la base de la convivencia social. Era la protección de las familias y de las personas, la garantía de la posesión de la tierra, el cauce principal de la tradición, la defensa de la identidad. Era la manera concreta que la gente de la época tenía de encarnar el amor de Dios en el amor al prójimo. Defender el clan era lo mismo que defender la Alianza. Ekklesiantificante

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• En Galilea, en el tiempo de Jesús, a causa del sistema implantado durante los largos gobiernos de Herodes Magno (37 aC a 4 aC) y de su hijo Herodes Antipas (4 aC a 39 dC), el clan (la comunidad) se estaba debilitando. Había que pagar impuestos tanto al gobierno como al Templo, la deuda pública crecía, dominaba la mentalidad individualista de la ideología helena, había frecuentes amenazas de represión violenta de parte de los romanos, la obligación de acoger a los soldados y de hospedarles, los problemas cada vez mayores de supervivencia, todo esto llevaba a las familias a encerrarse en sus propias necesidades. Esta cerrazón se veía reforzada por la religión de la época. Por ejemplo, quienes dedicaban su herencia al Templo, podían dejar a sus padres sin ayuda. Esto debilitaba el cuarto mandamiento que era el gozne del clan (Mc 7,8-13). Además de esto, la observancia de las normas de pureza era factor de marginalización para mucha gente: mujeres, niños, samaritanos, extranjeros, leprosos, endemoniados, publicanos, enfermos, mutilados, paralíticos. • Y así, la preocupación por los problemas de la propia familia impedía que las personas se unieran en comunidad. Ahora, para que el Reino de Dios pudiera manifestarse en la convivencia comunitaria de la gente, las personas tenían que superar los límites estrechos de la pequeña familia y abrirse, nuevamente, para la gran familia, para la Comunidad. Jesús nos da el ejemplo. Cuando su familia trató de apoderarse de él, reaccionó y alargó la familia: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre de los cielos, ése es mi hermano, 70 Julio-Noviembre 2020

mi hermana y mi madre.» Creó comunidad. • Jesús pedía lo mismo a todos los que querían seguirlo. Las familias no podían encerrarse en sí mismas. Los excluidos y los marginados debían ser acogidos dentro de la convivencia y, así, sentirse acogidos por Dios (cf. Lc 14,12-14). Este era el camino para alcanzar el objetivo de la Ley que decía: “No debe de haber pobres en medio de ti” (Dt 15,4). Como los grandes profetas del pasado, Jesús procura reforzar la vida comunitaria en las aldeas de Galilea. El retoma el sentido profundo del clan, de la familia, de la comunidad, como expresión de la encarnación del amor de Dios en el amor hacia el prójimo. IV. Hagamos eco de la Palabra de Dios en nuestros corazones: Llamados a la obediencia: Ser hijo es aprender a vivir en el ámbito de la familia. En la familia se enseña a observar hábitos que forjen el carácter: perdonar, servir, ayudar, soportar. De forma natural los hijos obedecen a sus padres. Es la forma en que se transmite de generación en generación una herencia invariable de conocimientos. La obediencia al padre es hábito que da seguridad en el niño que está formando su carácter. Y si esto se da en la familia como núcleo social, ¡qué decir de la familia de Dios! También en ella somos llamados a la obediencia, porque la voluntad del Padre celestial es perfecta. Jesús afirmó que la familia de su Padre está formada por aquellos que acatan su voluntad. Ya lo había enseñado cuando guió a los discípulos en la oración del Padre nuestro “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10).

Acatar la voluntad del Padre y la voluntad de Jesús es una y la misma cosa. En Cristo hemos conocido al Padre, en el Hijo, obedecemos al mismo Padre. Obedecer al hijo es obedecer al Padre. Oír a Cristo es comprometerse a acatar su voluntad (Mateo 7:24) Hay una profunda razón en todo ello, sólo el Hijo conoce al Padre y solamente él es quién lo revela (Mateo 11:27) La voluntad del Padre es que creamos en el Hijo y sigamos sus pisadas. La fe que se despliega en obediencia es un camino que transitamos tomados de la mano de Jesús. Por ello, la obediencia es estilo de vida, porque la respuesta de fe se verifica en el acatamiento de su voluntad. Hay que ubicarse como familia de Dios: El Apóstol San Pablo señala en su Carta a los Efesios (2:14-22) que somos hijos para que seamos templo santo, morada de Dios en el Espíritu. La fe y la obediencia son puerta de entrada a este espacio de vida. Sus implicaciones éticas son claras, ¡qué decir de la dimensión de eternidad¡ Así es que si tú has creído, perteneces a la familia de Dios, has sido llamado a acatar Su Voluntad y a vivirla con todo gozo en cada espacio de tu vida. Muchas veces situamos nuestra comunión con Jesús en grados de pertenencia que pueden ser verificados y controlados por la función visible que cada uno ocupa. De esa forma buscamos establecer medidas visibles capaces de determinar nuestra cercanía o lejanía con el Maestro. Situación relevante dentro del contexto eclesial o la pertenencia visible a un movimiento o a una asociación, por ejemplo, son tomados como señal manifiesta


de estar plenamente integrados al ámbito de la familia de Jesús.

Tú, fuente sellada, hija del Amor; tú, el alba más bella, del más bello sol.

Jesús nos llama a rectificar esa forma de pensar. Los lazos que establecen la verdadera relación de parentesco deben ser buscados en un plano distinto de los mencionados. Dichos lazos sólo pueden derivar de nuestro compromiso total con el querer del Padre.

Sé tú siempre niña, sé tú siempre don, sé como esta niña con aire de flor, agua más que el río, fuego más que el sol. Amén.

La pertenencia a la realidad eclesial no puede ser buscada en signos exteriores, por más importantes que ellos sean. Ella es ante todo el espacio donde se realiza el misterio de la comunión entre el Padre, el Hijo y el Espíritu. Nuestra cercanía o alejamiento de Jesús deben buscarse en el grado de compromiso con este misterio de comunión querido por Dios desde la eternidad. Los auténticos indicadores de la pertenencia a la familia de Jesús sólo pueden surgir de una vida dispuesta a la realización de este proyecto divino. Frente a él no podemos quedarnos “afuera” si queremos como los discípulos ser designados como miembros de su familia. La disponibilidad de María frente a la Palabra y el designio divino nos indican el grado máximo que debemos aspirar en el servicio de la Palabra divina. V. Dispongámonos para una breve oración: Ésta era una niña con aire de flor, agua más que el río, fuego más que el sol. Vivía en el templo del rey Salomón, oyendo en los salmos ecos de otra voz. El Viento es contigo, contigo el León, contigo el Lucero, contigo el Amor.

VI. Preguntas para compartir entre todos Damos tiempo para ir compartiendo algunas de las preguntas La Presentación de Nuestra Señora suele confundirse a veces con la Presentación del Niño Jesús en el Templo. La presentación de Nuestra Señora no se narra en los evangelios. Es una tradición piadosa muy antigua, que ha tenido amplia repercusión en toda la Iglesia universal. Dice esta tradición que Joaquín y Ana, piadosos israelitas, después de varios años de matrimonio, habían llegado a una avanzada edad sin lograr descendencia. Sobre ellos pesaba el terrible oprobio de la esterilidad, que para los israelitas era doblemente doloroso, porque significaba la exclusión de la familia de las promesas del Señor, tanto más cuanto, como en el caso de Joaquín y Ana, se trataba de personas que pertenecían a la casa de David, de la que, en su día había de nacer el Mesías. En su angustia, Ana hizo una oración fervorosa, prometiendo al Señor ofrecerle el fruto de sus entrañas si se dignaba concederle descendencia. El nacimiento de la Santísima Virgen fue el resultado de esta oración y esta promesa. Joaquín y Ana, fieles a su voto, presentaron a la Niña en el templo a la edad de tres años, y allí permaneció en compañía de otras doncellas y piadosas mujeres, hasta sus desposorios con San José, dedicada a la oración y al servicio del templo. Varias

referencias bíblicas parecen aludir a la existencia de una comunidad femenina dentro del recinto sagrado. El Antiguo Testamento habla de “las mujeres que velaban en la entrada del tabernáculo de la reunión”, aunque no se sabe cuál era su misión ni si vivían ciertamente dentro de la casa de Dios. Por otra parte, San Lucas dice en su evangelio que la profetisa Ana “no se apartaba del templo, sirviendo con ayunos y oraciones de noche y día”. Que había habitaciones en el templo para los sacerdotes, las personas consagradas y los servidores del mismo. Sin embargo, no tenemos ninguna referencia bíblica de que hubiera nunca niñas en el templo de Jerusalén. Los datos sobre la presentación de Nuestra Señora se incorporaron a la tradición cristiana a través de los evangelios apócrifos, que a su vez deben apoyarse en un relato más antiguo. A partir del siglo V los Santos Padres hacen referencia a este acontecimiento, y después los teólogos, santos y oradores sagrados lo han comentado de muchas maneras. El pueblo cristiano pronto hizo suya esta fiesta. La presentación de María a los tres años”, es un obsequio al concepto más general y teológicamente seguro de la “oblación” o “consagración” de la Santísima Virgen a Dios, porque ella, como ninguna otra criatura humana, estaba totalmente dedicada al Señor”. Esto es ciertamente lo más importante y lo que es necesario destacar en esta fiesta: la consagración de la Virgen al Señor desde su infancia. Debe ser también la fiesta de todos los cristianos, porque ninguno, si quiere serlo de veras, podrá escaparse a la obligación de presentarse ante Dios humildemente y ponerse en sus manos para que Él disponga de su vida libremente. Ekklesiantificante

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La Presentación de Nuestra Señora es la fiesta de la entrega voluntaria a Dios, es la fiesta de los que aspiran de verdad a renunciar a su voluntad para hacer solamente la del Señor. VII. Oración final Para finalizar pidamos a Dios lo que necesitamos para vivir de acuerdo a su Palabra. Todos: Alabemos al Señor en su templo, alabemos al Señor en su augusto firmamento. Alabémoslo por sus obras magníficas, alabémoslo por su inmensa grandeza. Alabémoslo tocando trompetas, alabémoslo con arpas y cítaras. Alabémoslo con tambores y danzas, alabémoslo con cuerdas y flautas. Alabémoslo con platillos sonoros, alabémoslo con platillos vibrantes. Que todo ser viviente alabe al Señor. Espontáneamente pedimos al Señor sobre nuestras necesidades. Finalizamos con la oración del Señor: Padrenuestro… En el nombre del Padre, del Hijo… Amén

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Horas Santas de Tiempo Ordinario 2020

Junio EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO CANTO ESTACIONES EUCARÍSTICAS V/. En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado, R/. El corazón amoroso de Jesús Sacramentado. “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.1 Yo Creo en Jesús Sacramentado PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA. Esta hora santa de adoración es un espacio de tiempo que voluntariamente le damos al Señor para que Él actúe en nuestros corazones y los vaya transformando y uniendo más al suyo. Es dejar que Dios sea Dios. Es dejar que Dios transforme nuestro corazón y nos haga sensibles a las penas del amigo, a las necesidades familiares, a los problemas de quienes viven cerca o lejos, a los sufrimientos de Jesús en el Calvario. Yo espero en Jesús Sacramentado PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA. Adorar es contemplar a Jesús para parecernos a Él, es acercarnos a su corazón. Un corazón lleno de amor al Padre y a los hombres, un corazón que vino no por los justos, sino por los pecadores. Un corazón que siente pena profunda al ver a tantos mujeres y 1 Papa Francisco (2013). Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Núm 1.

hombres perdidos, abandonados, solos, como ovejas que deambulan sin pastor (cf. Mt 9, 36). Adorar es ser contemplado por Jesús, es dejar que Él pose su mirada en nosotros, es adentrarnos en el misterio de Getsemaní, es anticipar lo que haremos en el cielo noche y día. Yo amo a Jesús Sacramentado PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA. CANTO ORACIÓN INTRODUCTORIA Señor, que la virtud medicinal de este sacramento nos cure por tu bondad de nuestras maldades y nos haga avanzar por el camino recto.2 SILENCIO CONTEMPLATIVO PALABRA DE DIOS Del santo Evangelio según san Juan: 3, 16-18. Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él. El que cree en él no será condenado; pero el que no cree ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios. SILENCIO CONTEMPLATIVO REFLEXIÓN Si deseamos expresar cómo es el amor de Dios, no encontramos palabras para lograrlo a cabalidad; 2 Misal romano, Oración después de la comunión del domingo X del tiempo ordinario.

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su amor supera nuestro vocabulario. Podemos decir, como en el libro del Éxodo, que “Dios es misericordioso y clemente, tardo a la cólera, rico en amor y fidelidad” (Ex. 34,6). O, como San Pablo, podemos exclamar que ese amor supera todas las dimensiones, y que nada nos puede separar de él. Ese amor que Dios nos tiene es gratuito, pues Dios nos ama antes de que nosotros le amemos a él.

PROPÓSITO

María posee un carisma especial para acercarnos al Padre, sabe abrirnos su corazón. En toda familia es la madre la que ayuda a los hijos a conocer a su padre. Igual sucede en la Familia de Dios: María nos regala una especial sensibilidad de hijos. Esta nos permite descubrir el verdadero rostro del Padre tal como resplandece reflejado en Jesús Buen Pastor. María nos lleva a su Hijo amado, quien es el centro sacramental, ya que es Jesucristo-Eucaristía. Es el mismo Dios omnipotente que se hace hombre, que se encarna; que es tan humilde, que ha querido venir Él mismo en medio de sus creaturas, y ha querido hacerlo por medio de su Madre, María. Jesucristo quiere entregarse totalmente a cada uno de nosotros, con su cuerpo y su sangre, es el pan sagrado que se comparte en cada Eucaristía, centro de la “casita sagrada” de Santa María de Guadalupe; es el pan que alimenta y da la vida, es la sangre que se derrama para limpiar todo pecado; simplemente porque nos ama.

Oremos juntos a Cristo Eucaristía buscando una renovación integral de México, ya que tenemos la certeza de que Dios siempre escucha nuestras plegarias, que vuelve su rostro hacia nuestras miserias, ve nuestras opresiones y esclavitudes.

Hoy vivimos situaciones que nos han rebasado en mucho y que son un verdadero calvario para personas, familias y comunidades enteras, es una espiral de dolor a la que por el momento no se le ve fin. Muchos pueblos en nuestro país experimentan constantemente la inseguridad, el miedo, el abandono de sus hogares y una completa orfandad por parte de quienes tienen la obligación de proteger sus vidas y cuidar sus bienes. Precisamente por estos hechos con frecuencia tenemos ideas equivocadas acerca de Dios. Algunos piensan que Dios no se preocupa del mundo que creó, pues parece vivir alejado de nuestras realidades. Otros se imaginan que Dios es un juez severo, que lleva estricta cuenta de nuestras culpas para castigarnos aquí en la tierra o cuando muramos. Otros piensan que Dios existe y es bueno, pero que sólo debemos acudir a Él cuando tenemos problemas insolubles, y que ya resueltos, podemos olvidarlo por completo y hay otros que niegan la existencia de Dios. El aporte de la Iglesia en el mundo actual es enorme. Nuestro dolor y nuestra vergüenza por los pecados de algunos miembros de la Iglesia, y por los propios, no deben hacer olvidar cuántos cristianos dan la vida por amor: ayudan a tanta gente.3 3 Papa Francisco (2013). Exhortación Apostólica Evangelii

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Reflexionar: ¿Cómo has experimentado el amor de Dios en tu vida? Actuar: realizar en el prójimo el Amor de Dios. SILENCIO REFLEXIVO PRECES

Todos: Haznos constructores de paz. · Por los gobernantes que han permitido que la violencia se incrementara en nuestra patria. · Por la violencia que se vive dentro de muchas familias, por nuestras omisiones y por acostumbrarnos a vivir en un mundo violento y alejado de Ti. · Por nuestra indiferencia al dolor de tantas víctimas de los secuestros, de los robos, de los fraudes y del abuso contra los Derechos Humanos. · Por la sangre de los niños que han sido abortados y por la sangre de las personas que han sido asesinadas. · Por la pérdida de la vida social, de la convivencia armónica y pacífica y por la pérdida de la vida de fe solidaria. · Por todos los signos de violencia, que van acabando poco a poco con la vida comunitaria. · Por los enfermos de esta pandemia, para que recobren la salud. Señor Jesús, que, como discípulos misioneros tuyos, ciudadanos responsables, sepamos ser promotores de justicia y de paz, para que, en Ti, nuestro pueblo tenga vida digna. Amén. ORACIÓN CONCLUSIVA Padre bondadoso, que en tu Hijo Jesucristo Redentor del Mundo y por medio de la fuerza de tu Santo Espíritu, has mostrado al mundo tu proyecto salvador, concede a este pueblo tuyo, a quién has puesto bajo la amorosa mirada de Santa María de Gaudium. N. 76.


Guadalupe, emprender su camino de fe con un renovado entusiasmo y una sólida esperanza. En estos momentos de nuestra vida, descubrimos la luz gloriosa de Jesucristo Redentor y experimentamos el amor maternal de nuestra Morenita de Guadalupe. Concede a nuestra Iglesia en México acoger con fe esta intuición divina que ha nacido de tu corazón, para que juntos podamos avanzar por los caminos de tu Reino con una nueva luz. Amén.4

Bendita sea su gloriosa Asunción.

ORACIÓN POR LOS SACERDOTES

Del santo Evangelio según san Mateo: 9, 36-10,8.

Señor y Dios nuestro, que para gobernar a tu pueblo te sirves del ministerio de los sacerdotes, concédeles perseverar en el cumplimiento de tu voluntad, para que, en su ministerio y en su vida, puedan buscar siempre tu gloria en Cristo.5

En aquel tiempo, al ver Jesús a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”. Después, llamando a sus doce discípulos, les dio el poder para expulsar a los espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias. Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero de todos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el cananeo, y Judas Iscariote, que fue el traidor. A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: “No vayan a tierra de paganos ni entren en ciudades de samaritanos. Vayan más bien en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos. Curen a los leprosos y demás enfermos; resuciten a los muertos y echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente”.

PADRE NUESTRO V/. Les diste el pan del cielo R/. Que encierra en sí todo deleite. BENDICIÓN Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión; te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Bendito sea Dios. Bendito sea tu santo Nombre. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. Bendito sea el Nombre de Jesús. Bendito sea su Sacratísimo Corazón. Bendita sea su preciosísima Sangre. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. Bendito sea el Espíritu Santo Consolador. Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima. Bendita sea su santa e Inmaculada Concepción. 4 5

Plan Global de Pastoral 2013-2033, n.195.

Misal Romano, Oración colecta de la Misa por los sacerdotes.

Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo Esposo. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

SEGUNDA SEMANA EVANGELIO

REFLEXIÓN Jesús se nos presenta bondadoso, amable y tiene compasión de nosotros. Nos compara con las ovejas. Las ovejas son blancas, dóciles y mansas. Por eso decimos “manso como un cordero…”. Jesús ve en nosotros ovejas, no por considerarnos inferiores, sino porque Él se considera nuestro pastor. El Señor es mi pastor nada me falta (salmo 22). La evangelización esta esencialmente conectada con la proclamación del Evangelio, a quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado. Muchos de ellos buscan a Dios secretamente, movidos por la nostalgia de su rostro, aun en países de antigua tradición cristiana. Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien Ekklesiantificante

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impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable. La Iglesia no crece por proselitismo sino “por atracción”. Juan Pablo II nos invitó a reconocer que “es necesario mantener viva la solicitud por el anuncio” a los que están alejados de Cristo “porque ésta es la tarea primordial de la Iglesia”. La actividad misionera “representa aún hoy en día el mayor desafío para la Iglesia” y “la causa misionera debe ser la primera”. ¿Qué sucedería si nos tomáramos realmente en serio esas palabras? Simplemente reconoceríamos que la salida misionera es el paradigma de toda la obra de la Iglesia. En esta línea, los Obispos latinoamericanos afirmaron que ya “no podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos” y que falta pasar “de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera”. Esta tarea sigue siendo la fuente de las mayores alegrías para la Iglesia: “Habrá más gozo en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse” (Lc 15,7). La evangelización obedece al mandado misionero de Jesús: “Id y haced que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que os he mandado” (Mt 28, 19-20). En estos versículos se presenta el momento en el cual el Resucitado envía a los suyos a predicar el Evangelio en todo tiempo y por todas partes, de manera que la fe en Él se difunda en cada rincón de la tierra.6 PROPÓSITO Reflexionar el número seis de la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia: “Por esta razón, así como Cristo fue enviado por el Padre, Él a su vez, envió a los Apóstoles llenos del Espíritu Santo. No sólo los envió a predicar el Evangelio a toda criatura (cfr. Mc 16,15) y a anunciar que el Hijo de Dios, con su Muerte y Resurrección, nos libró del poder de Satanás (cfr. Hch 26,18) y de la muerte, y nos condujo al reino del Padre, sino también a realizar la obra de salvación que proclamaban, mediante el sacrificio y los sacramentos, en torno a los cuales gira toda la vida litúrgica.7

6 Papa Francisco (2013). Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, n. 14,15 y 19.

7 Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada

Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n.6.

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TERCERA SEMANA EVANGELIO Del santo Evangelio según san Mateo: 10, 26-33. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día, y lo que les digo al oído, pregónenlo desde las azoteas. No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo. ¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todo los pájaros del mundo. A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos; pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos. REFLEXIÓN En este Evangelio Jesús proclama que no tengamos miedo. ¡No tengan miedo! Podría ser una de las grandes enseñanzas evangélicas de Jesús. Sin embargo, el miedo es algo cotidiano y muy humano. Algo que nos suele ocurrir. Todos sufrimos esta realidad. Por más fe, convicción y opción fundamental que hayamos hecho, hay una parte del corazón que teme, que tiene miedo, que guarda algún resquicio de temor. Hay millones de pobres que siguen clamando por lo necesario para comer dignamente, para tener una educación de calidad, una vivienda digna, un trabajo estable con salario suficiente y una seguridad social que les haga vivir sin angustias su vida de cada día. Es necesario reconocer que, en diferente medida, todos los ciudadanos somos responsables de esta situación que vivimos. Es innegable que hay personas que tienen una responsabilidad más grande sobre esto, porque se han aprovechado de cargos públicos, políticos o influencias inmorales para enriquecerse escandalosamente, dejando en pobreza y bajo condiciones inhumanas a un gran número de ciudadanos. Los mexicanos como sociedad en su conjunto, no hemos sabido involucrarnos responsablemente en el destino de nuestro país y hemos dejado muchas veces en manos deshonestas y


gentes sin escrúpulos, el desarrollo de nuestra patria. No tener miedo no es la inconsciencia de salir a hacer lo que se nos dé la gana. No tener miedo es hacer uso de nuestra libertad para arriesgar la vida por el Bien Común, renunciar a nuestra zona de confort y luchar junto a los demás para construir todos los días, una patria más justa y más fraterna. Sabemos y creemos que Jesús es uno con nosotros, que se hizo Pueblo y caminando nuestros caminos de humanidad puede entendernos y encontrar en su corazón, descanso, oasis para el alma y el corazón. PROPÓSITO Reflexionar los números 183 y 184 de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium: “Una auténtica fe siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo. La tierra es nuestra casa común y todos somos hermanos. Todos los cristianos, también los Pastores, están llamados a preocuparse por la construcción de un mundo mejor”.8

CUARTA SEMANA EVANGELIO Del santo Evangelio según san Mateo: 10, 37-42. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que salve su vida la perderá y el que la pierda por mí, la salvará. Quien los recibe a ustedes me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado. El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa del profeta; el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo. Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa. REFLEXIÓN Jesús nos pide un lugar especial en nuestras vidas, más importante que el de nuestros seres queridos. Ser un discípulo/a no es un aspecto marginal en mi vida, es central. Es ser verdadero discípulo de Jesús, tomar mi cruz y seguirlo. Al mismo tiempo, Jesús nos asegura que incluso el más pequeño gesto de misericordia para con los necesitados, no será ignorado. Las promesas de Jesús se extienden más allá de dar limosna a un mendigo, a los que 8 Papa Francisco (2013). Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, n. 183 y 184.

trabajan para otros en miles de lugares que no vemos, por ejemplo, empleados municipales, policías, enfermeros/as, ingenieros, científicos, barredores de calles y parientes de familias. Vivimos en una sociedad compleja, pero el mismo cuidado y generosidad se encuentra en todos los aspectos de la vida, dondequiera que las personas se entregan al servicio de los demás. Jesús, el evangelizador por excelencia y el Evangelio en persona, se identifica especialmente con los más pequeños (cf. Mt 25,40). Esto nos recuerda que todos los cristianos estamos llamados a cuidar a los más frágiles de la tierra: los sin techo, los toxicodependientes, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos cada vez más solos y abandonados, los migrantes9, quienes son objeto de las diversas formas de trata de personas. En este camino de consolidación como país han existido muchas mujeres y hombres que han ofrendado su vida para construir una patria justa y generosa para todos, se han fortalecido sus instituciones y hemos avanzado en un marco jurídico que va dando seguridad a sus ciudadanos, aunque algunas leyes no han dado los resultados esperados. María se entregó a la raíz, a la sabiduría y a la autoridad del pueblo mexicano. Ella se entregó para recordarnos que también con Ella, en su inmaculado vientre, está el mismo Dios y Señor Jesús, así que, por medio de Ella, Jesús se entregó hasta el fondo del corazón humano. Agradezcamos al Señor, las oportunidades que tenemos cada día de entregarnos a Él a través del servicio al prójimo. Pidámosle que nuestro corazón sea sensible a las necesidades de los demás y esto nos lleve a la acción de dar desinteresadamente. PROPÓSITO Reflexionar el número 10 de la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia: “la Liturgia misma impulsa a los fieles a que, saciados “con los sacramentos pascuales”, sean “concordes en la piedad”; ruega a Dios que “conserven en su vida lo que recibieron en la fe”, y la renovación de la Alianza del Señor con los hombres en la Eucaristía enciende y arrastra a los fieles a la apremiante caridad de Cristo.10

9 Papa Francisco (2013). Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Núm 209 y 210.

10 Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n.10.

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Horas Santas de

Julio EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO CANTO ESTACIONES EUCARÍSTICAS V/. En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado, R/. El corazón amoroso de Jesús Sacramentado Señor eres nuestra fortaleza, nuestra causa, nuestra motivación, nuestra paz, nuestra serenidad, nuestra luz, nuestro todo. Estás cercano en quien se ha destrozado la vida con decisiones equivocadas y en quien se siente fuera de juego. En quien ha tirado la toalla y en quien no consigue salir delante de su agujero.

ardiente. Toma nuestros pies, hazlos incansables. Toma nuestros ojos, hazlos transparentes. Toma nuestras horas tristes, hazlas novedad. Yo amo a Jesús Sacramentado PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA. CANTO ORACIÓN INTRODUCTORIA Meditamos, Señor, los dones de tu amor, en medio de tu templo. Tu alabanza llega hasta los confines de la tierra como tu fama. Tu diestra está llena de justicia.11 SILENCIO CONTEMPLATIVO PALABRA DE DIOS

Yo creo en Jesús Sacramentado

Del santo Evangelio según san Mateo: 11, 25-30.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA.

En aquel tiempo, Jesús exclamó: ¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien. El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera.

Ayúdanos a hacer silencio, Señor, queremos escuchar tu voz. Toma nuestra mano, guíanos al desierto, que nos encontremos a solas, tú y nosotros. Necesitamos contemplar tu rostro, nos hace falta la calidez de tu voz, callar para que hables tú. Nos ponemos en tus manos, queremos revisar nuestra vida, descubrir qué tenemos que cambiar y afianzar lo que está bien. Yo espero en Jesús Sacramentado PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA. Te entregamos Señor nuestra vida, hazla fecunda. Te entregamos nuestra voluntad, hazla idéntica a la tuya. Caminaremos a pie descalzo, con el único gozo de saber que eres nuestro tesoro. Toma nuestras manos, hazlas acogedoras. Toma nuestro corazón, hazlo 78 Julio-Noviembre 2020

SILENCIO CONTEMPLATIVO 11

Misal Romano, Antífona de entrada de la Misa del XIV domingo del tiempo ordinario.


REFLEXIÓN Cuando el Señor hace referencia a lo pequeño, es hablar de humildad, de sabios, pero humildes, no de grandes acontecimientos majestuosos, no de soberbia, no de arrogancia, si no del amor puro que nace del Padre y el Hijo quien nos ha enseñado y revelado lo que verdaderamente significa estar en comunión. Definitivamente, Jesús no hacía milagros para “ganar votos” para ganar elecciones, ni se aprovechó de su popularidad entre la gente para hacerse propaganda política y ocupar los mejores puestos. Él no conocía, sin duda, el oportunismo interesado, ni sabía mucho de eso que nosotros llamamos “técnicas de publicidad y de imagen”. El Señor Jesús es manso y humilde; ello no significa que se resignó al desprecio y al maltrato, o que fue miedoso, por el contrario, es portador de paz, de la profunda paz que nace de la convicción, de la fe, de la esperanza, de la caridad, del deseo profundo de Dios y la total confianza en Él. Jesús se abandonó a cumplir la Voluntad de Dios Padre, esto es el Amor y la Misericordia mismos. Cuando el ser humano, hace lo que le propone el Señor, descubre que su yugo es suave y su carga ligera. Todo ser humano está invitado a eso y así alcanzará en su interior la verdadera y única paz y felicidad en la vida. Señor no importan las persecuciones. Tú nos llenas de paz porque tu yugo es llevadero y tu carga ligera. Nos advertiste que seríamos perseguidos porque también te persiguieron a Ti y te condenaron a muerte por calumnias. Llamaste “bienaventurados a los perseguidos”, y contigo tenemos asegurada la victoria y el triunfo definitivo. PROPÓSITO Reflexionar el número 2 de la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia: “La Liturgia robustece también admirablemente sus fuerzas para predicar a Cristo y presenta así la Iglesia, a los que están fuera, como signo levantado en medio de las naciones (cfr. Is 11,12), para que, bajo de él, se congreguen en la unidad los hijos de Dios que están dispersos (cfr. Jn 11,52), hasta que haya un solo rebaño y un solo pastor (cfr. Jn 10,16)”.12 SILENCIO REFLEXIVO

· Te pedimos por todos los que aún no tienen el don de la fe; haz que lleguen a conocerte, Jesús, como el único camino de la Vida Eterna. · Te pedimos por los que rigen los pueblos, para que, con un gobierno justo, preparen los caminos del reino; que, como tú, promuevan la justicia y la paz para todos los hombres. · Te pedimos por tantos hermanos nuestros que sufren por la enfermedad especialmente de Covid 19, la pobreza, la falta de trabajo, pedimos con insistencia que los ayudes y a nosotros danos generosidad para ayudarlos según nuestras fuerzas. · Te pedimos por los atropellos constantes hacia la dignidad de la mujer, reflejada en miles de muertes, la situación de tantas madres solteras que luchan por sacar adelante a su familia, la explotación, la trata de menores y la desaparición de un importante número de mujeres. · Te pedimos por nosotros, aquí reunidos, ante el bendito Tabernáculo. Mantén en nuestras mentes la luz y el fuego en nuestros corazones, para que seamos tuyos en todo y para siempre. Señor, te pedimos nos hagas conocerte cada vez más, para amarte cada vez más también, y para llenarnos de dicha al confesarte con ardor: “¡Hijo de Dios, Cristo Jesús, Señor! Amén. ORACIÓN CONCLUSIVA Señor, que nos has colmado con tantas gracias, concédenos alcanzar los dones de la salvación y que nunca dejemos de alabarte.13 Tenemos que reconocer que los efectos de esta nueva época han llegado y dañado también la vida de los presbíteros y obispos, por eso te pedimos, por intercesión de nuestra Madre, la Virgen de Guadalupe:

PRECES

Cuídalos

Junto a Jesús al caer de la tarde, y llenos de fe, y de ilusión al sentir tan presente su divina Persona, le decimos: Guárdanos, Señor, fieles a tu gracia y tu amor.

Fortalécelos

12 Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada

Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n.2.

Cólmalos de amor Intercede por cada uno de ellos: 13 Misal romano, Oración después de la comunión del domingo XIV del tiempo ordinario.

Ekklesiantificante

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Por quienes sufren

SEGUNDA SEMANA

Por quienes están enfermos

EVANGELIO

Por quienes se sienten solos

Del santo Evangelio según san Mateo: 13,1-23.

Por quienes han perdido la alegría de su vocación

Un día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del mar. Se reunió en torno suyo tanta gente, que él se vio obligado a subir a una barca, donde se sentó, mientras la gente permanecía en la orilla. Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo: “Una vez salió un sembrador a sembrar, y al ir arrojando la semilla, unos granos cayeron a lo largo del camino; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; pero cuando subió el sol, los brotes se marchitaron, y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron entre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros treinta. El que tenga oídos, que oiga”. Después se le acercaron sus discípulos y le preguntaron: ¿Por qué les hablas en parábolas?”. Él les respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los cielos, pero a ellos no. Al que tiene, se le dará más y nadará en la abundancia; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple aquella profecía de Isaías que dice: Oirán una y otra vez y no entenderán; mirarán y volverán a mirar, pero no verán; porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón. Porque no quieren convertirse ni que yo los salve. Pero, dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron. Escuchen, pues, ustedes, lo que significa la parábola del sembrador. A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino. Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas la sofocan y queda sin fruto. En cambio, lo

Por quienes aman servir a Cristo y conducir almas hacia Él Sé para cada uno: Madre, Amiga, Reina Estrella, Custodia de sus vidas Amén PADRE NUESTRO V/. Les diste el pan del cielo R/. Que encierra en sí todo deleite. BENDICIÓN Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión; te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Bendito sea Dios. Bendito sea tu santo Nombre. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. Bendito sea el Nombre de Jesús. Bendito sea su Sacratísimo Corazón. Bendita sea su preciosísima Sangre. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. Bendito sea el Espíritu Santo Consolador. Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima. Bendita sea su santa e Inmaculada Concepción. Bendita sea su gloriosa Asunción. Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo Esposo. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos. 80 Julio-Noviembre 2020


sembrado en tierra buena representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto: unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta”. REFLEXIÓN Cristo se pone a la orilla del lago de nuestra vida y quiere entrar con su barca, no como extraño, sino como amigo que trae la paz. Y ¿de qué forma? Por su palabra y su presencia. Así como Dios alimentó a los israelitas en el desierto, también Cristo quiere darse como alimento a nuestras almas. Todo el Evangelio se centra en nuestro primer alimento vital, que es esta semilla lanzada a nuestra alma en particular. Pero el sembrador es el protagonista de la escena y no nuestro pobre terreno, con sus espinas y piedras, porque si miramos bien, no podemos trabajar la tierra sin la ayuda de Dios. Si nos creemos el centro de la escena, estaremos equivocados; pero si entendemos nuestro papel de colaboración con la obra de Dios, entonces hemos atinado en nuestra relación con Él. ¿Qué tienen que ver con nuestra vida estas semillas? Todo. Sencillamente todo. En ellas está nuestra realización personal, y la verdadera autenticidad como cristianos. Las semillas son la palabra de Dios, lo dijo Cristo; pero no sólo son la palabra de Dios sino cualquier regalo que nos hace. Lo interesante es qué hacemos con estas semillas. La sagrada liturgia es ese regalo de Dios que nos da cada día, sin embargo, es necesario que nos acerquemos con recta disposición de ánimo, poner el alma en consonancia con la voz y colaborar con la gracia divina, para no recibirla en vano.14 Como lo decía S.S Benedicto XVI en su viaje a Fátima el 13 de mayo de 2010: “Verdaderamente, los tiempos en que vivimos exigen una nueva fuerza misionera en los cristianos, llamados a formar un laicado maduro, identificado con la Iglesia, solidario con la compleja transformación del mundo. Se necesitan auténticos testigos de Jesucristo, especialmente en aquellos ambientes humanos donde el silencio de la fe es más amplio y profundo: entre los políticos, intelectuales, profesionales de los medios de comunicación, que profesan y promueven una propuesta mono cultural, desdeñando la dimensión religiosa y contemplativa de la vida. En dichos ámbitos, hay muchos creyentes que se avergüenzan y dan una mano al secularismo, que levanta barreras a la inspiración cristiana.

14 Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n.11.

PROPÓSITO Reflexionar la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium los números 264 al 267: “El verdadero misionero sabe que nunca dejará de ser discípulo, sabe que Jesús camina con él. Unidos a Jesús, buscamos lo que Él busca, amamos lo que Él ama. En definitiva, lo que buscamos es la gloria del Padre”.15 Actuar: ¡Sal a sembrar!

TERCERA SEMANA EVANGELIO Del santo Evangelio según san Mateo: 13, 24-43. En aquel tiempo, Jesús propuso esta parábola a la muchedumbre: “El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras los trabajadores dormían, llegó un enemigo del dueño, sembró cizaña entre el trigo y se marchó. Cuando crecieron las plantas y se empezaba a formar la espiga, apareció también la cizaña. Entonces los trabajadores fueron a decirle al amo: “Señor, ¿qué no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, salió esta cizaña? El amo les respondió: “De seguro lo hizo un enemigo mío. Ellos le dijeron: ¿Quieres que vayamos a arrancarla? Pero él les contestó: “No. No sea que, al arrancar la cizaña, arranquen también el trigo. Dejen que crezcan justos hasta el tiempo de la cosecha y, cuando llegue la cosecha, diré a los segadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en gavillas para quemarla, y luego almacenen el trigo en mi granero”. Luego les propuso esta otra parábola: “El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que un hombre siembra en un huerto. Ciertamente es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece, llegará a ser más grande que las hortalizas y se convierte en un arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen su nido en las ramas”. Les dijo también otra parábola: “El Reino de los cielos se parece a un poco de levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la masa acabo por fermentar”. Jesús decía a la muchedumbre todas estas cosas con parábolas, y sin parábolas nada les decía, para que se cumpliera lo que dijo el profeta: Abriré mi boca y les hablaré con parábolas; anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo. Luego despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo”. 15 Papa Francisco (2013). Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, nn. 264-267.

Ekklesiantificante

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Jesús les contestó: “El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre, el campo es el mundo, la buena semilla son los ciudadanos del Reino, la cizaña son los partidarios del maligno, el enemigo que la siembra es el diablo, el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederá al fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y los arrojen en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga”. REFLEXIÓN Nos empeñamos en hacer separaciones, buenos y malos, creyente e increyentes, sin embargo, el Evangelio lo deja bien claro, tenemos que vivir juntos, compartir, coexistir. Nos creemos mejores los que practicamos la fe cada domingo y, eso no es así. Practiquemos o no, todos tenemos cada día el deber de ser mejores, hacernos la vida más fácil y, eso repercutirá en bien de todos. El practicar la fe en comunidad es el deseo de compartir con otras personas que quieren vivir al estilo de Jesús y esto es alimento para nuestro espíritu. Pero también debemos estar abiertos a trabajar y relacionarnos con los que piensan de forma distinta a nosotros, porque esa es la mejor forma de amar a Dios. Tanto en la sociedad como en las comunidades y en nuestra vida personal y familiar, todo está mezclado: cualidades buenas e incoherencias, límites y fallos. En nuestras comunidades se reúnen personas de diversos orígenes, cada una con su historia, con su vivencia, con su opinión, con sus anhelos, con sus diferencias. Hay personas que no saben convivir con las diferencias. Quieren ser juez de los demás. Piensan que sólo ellas están en lo cierto, y que los demás se equivocan. La parábola del trigo y la cizaña ayuda a no caer en la tentación de querer excluir de la comunidad a los que no piensan como nosotros. Semilla y cizaña crecen y viven juntas, por ello nadie es mejor que los demás, sólo Dios sabe quién es semilla y quien cizaña y, sólo Él como sembrador puede separar y segar si lo cree necesario. María de Guadalupe es la mujer que une en armonía las razas culturales y religiosas, los que desgraciadamente, están constantemente peleando, llenas de discordias, separadas y en guerra, en Ella, son unidad, armonía y amor. Además, en su nombre está la misión de Ella, Ella no es la luz, no es el agua, es Jesucristo la Luz por excelencia y el Agua viva. 82 Julio-Noviembre 2020

Así que en su nombre se encuentra la misión de conducirnos como “estrella de evangelización” a su amado Hijo. Es el “hagan todo lo que él les diga…” PROPÓSITO Reflexionar el número dos de la constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia: “La Liturgia robustece también admirablemente sus fuerzas para predicar a Cristo y presenta así a la Iglesia, a los que están fuera, como signo levantado en medio de las naciones (cfr. Is 11, 12), para que, bajo de él, se congreguen en la unidad los hijos de Dios que están dispersos (cfr. Jn 11,52), hasta que haya un solo rebaño y un solo pastor (cfr. Jn 10,16)”.16

CUARTA SEMANA EVANGELIO Del santo Evangelio según san Mateo: 13, 44-52. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo. El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra. También se parece el Reino de los cielos a la red que los pescadores echan en el mar y recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a la orilla de la playa y se sientan a recoger los pescados; ponen los buenos en canastos y tiran los malos. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. ¿Han entendido todo esto? Ellos le contestaron: “Sí”. Entonces él les dijo: “Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas. REFLEXIÓN El Reino de Dios es nuestro tesoro más preciado. Tener puesta la mirada en cosas terrenales, nos desvían de las riquezas celestiales, las cuales son eternas. En toda esta transformación de pensamiento y de vida, la religión ha sufrido también un fuerte impacto: llegada y proliferación de nuevas espiritualidades a países de honda tradición cristiana, transformación radical 16 Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n.2.


en la forma de asumir la fe de los creyentes, pérdida del fervor original, desprecio por las instituciones, ambiente relativista e individualista, escándalos y anti testimonios al interior de las Iglesias, falta de un sentido de pertenencia y un secularismo que ha reducido la fe al ámbito de lo privado y de lo íntimo. Dentro de este fenómeno religioso, la violencia ha alcanzado niveles preocupantes y dolorosos para el mundo entero. El fanatismo y el fundamentalismo religioso encuentran razones para sacrificar miles de vidas sobre el altar de la intolerancia, a tal grado que los ataques a la libertad religiosa, generan nuevas formas de persecución, alcanzando en algunos países niveles alarmantes de odio y violencia. Por ello, Santa María de Guadalupe, tomando las cosas buenas y verdaderas sembradas en todo ser humano y en toda cultura, las lleva a la plenitud. Ella toma solamente lo bueno y verdadero, las “semillas del Verbo” y esto lo lleva a la plenitud en su Hijo Jesucristo, Él quien es el camino, la verdad y la vida. Por ello, Santa María de Guadalupe es la madre de Dios, pero también madre nuestra y así se ha inculturado en todo corazón, como en este Continente Americano. María nos entrega a Jesús, el tesoro preciado, si comenzamos a valorarlo por lo que significa realmente para nuestras vidas, no estaremos tan preocupados como los que no conocen a Dios. La verdadera riqueza es Dios. PROPÓSITO Reflexionar el número ocho de la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia: “En la liturgia terrena preguntamos y tomamos parte en aquella liturgia celestial, que se celebra en la ciudad de Jerusalén, hacia la cual nos dirigimos como peregrinos, y donde Cristo está sentado a la diestra de Dios como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero, cantamos al Señor el himno de la gloria con todo el ejército celestial; venerando la memoria de los santos esperamos tener parte con ellos y gozar de su compañía; aguardamos al Salvador, Nuestro Señor Jesucristo, hasta que se manifieste Él, nuestra vida, y nosotros nos manifestemos también gloriosos con Él”.17

17 Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n.8.

Ekklesiantificante

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Horas Santas de

Agosto EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO

desbordante al dar la vida, al gastarse en tu servicio.

CANTO

Yo amo a Jesús Sacramentado

ESTACIONES EUCARÍSTICAS

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA

V/. En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado,

CANTO

R/. El corazón amoroso de Jesús Sacramentado Este es el momento para decirle a Jesucristo: “Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores”. ¡Nos hace tanto bien volver a Él cuando nos hemos perdido!18

ORACIÓN INTRODUCTORIA Yo soy el pan de vida, dice el Señor. Quien venga a mí no tendrá hambre, y quien crea en mí no tendrá sed (Jn 6,35).20 SILENCIO CONTEMPLATIVO PALABRA DE DIOS Del santo Evangelio según san Mateo: 14, 13-21

18 Papa Francisco (2013). Exhortación Apostólica Evangelii

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, subió a una barca y se dirigió a un lugar apartado y solitario. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Cuando Jesús desembarcó, vio aquella muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como ya se hacía tarde, se acercaron sus discípulos a decirle: “Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Despide a la gente para que vayan a los caseríos y compren algo de comer”. Pero Jesús les replicó: “No hace falta que vayan. Denles ustedes de comer”. Ellos le contestaron: “No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados”. Él les dijo: “Tráiganmelos”. Luego mandó que la gente se sentara sobre el pasto. Tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse, y con

19 Papa Francisco (2013). Exhortación Apostólica Evangelii

20 Misal romano, Antífona de la comunión del domingo XVII del

Yo creo en Jesús Sacramentado PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA La Eucaristía, si bien constituye la plenitud de la vida sacramental, no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles.19 Yo espero en Jesús Sacramentado PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA Toma nuestra familia, hazla tuya. Toma nuestros pecados. Toma nuestras faltas de amor, nuestras eternas omisiones, nuestras permanentes desilusiones, nuestras horas de amargura. Camina, Señor, con nosotros. Acércate a nuestras pisadas. Haznos nuevos en la adoración, alegría en la entrega, gozo Gaudium, n.3.

Gaudium, n.47.

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tiempo ordinario.


los pedazos que habían sobrado se llenaron doce canastos. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños. SILENCIO CONTEMPLATIVO REFLEXIÓN De Jesús, que distribuye los panes, aprenden los discípulos el valor del compartir. Es un gesto simbólico que contiene un hecho real que va más allá del episodio mismo y se proyecta hacia el futuro: el don de nuestra eucaristía diaria, en la que revivimos aquel gesto del pan partido. El individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que debilita el desarrollo y la estabilidad de los vínculos entre las personas, y que desnaturaliza los vínculos familiares. La acción pastoral debe mostrar mejor todavía que la relación con nuestro Padre exige y alienta una comunión que sane, promueva y afiance los vínculos interpersonales. Mientras en el mundo, especialmente en algunos países, reaparecen diversas formas de guerras y enfrentamientos, los cristianos insistimos en nuestra propuesta de reconocer al otro, de sanar heridas, de construir puentes, de estrechar lazos y de ayudarnos “mutuamente a llevar las cargas” (Ga 6, 2). Por otra parte, hoy surgen muchas formas de asociación para la defensa de derechos y para la consecución de nobles objetivos. Así se manifiesta una sed de participación de numerosos ciudadanos que quieres ser constructores del desarrollo social y cultural.21 Ante las necesidades de nuestro prójimo no podemos decir: “que lo solucionen sus familiares”, “que los ricos les den que para eso tienen más”, “que lo arreglen los gobiernos”, sino que es competencia de todos, cada uno según su poder, pero todos sin excepción, podemos contribuir para que el mundo sea cada vez más equitativo, más solidario y, sobre todo, no haya estas diferencias tan enormes: unos tiramos la comida a los contenedores, mientras otros mueren porque no tienen nada que llevarse a la boca. PROPÓSITO Reflexión: ¿Sabes dar gracias al Señor por el don diario del pan? ¿Sabes compartir tus bienes con los demás, especialmente con los pobres? Oración: Te suplicamos, Señor, que quienes recibimos de tu generosidad el alimento celestial, alcancemos tanta fuerza y esperanza para el trabajo, 21 Papa Francisco (2013). Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, n.67.

que podamos remediar eficazmente nuestras necesidades y las de nuestros hermanos.22 SILENCIO REFLEXIVO PRECES Al Dios que tanto nos ama, le dirigimos nuestras súplicas, diciéndole: “Ayúdanos, estamos en tus manos, Padre”. · Que a cuantos celebramos la eucaristía dominical se nos desapegue el corazón de las riquezas y seamos austeros y sencillos. · Que vivamos atentos a las necesidades de los hermanos y estar dispuestos a brindarles nuestra ayuda, especialmente ahora que por la pandemia se han perdido los trabajos. · Que seamos generosos, sin miedos ni desconfianzas de los hermanos. · Que los que tienen más poder y capacidad de decisión, sean cada día más sensibles a la desigualdad social y trabajen para mejorarla. · Que los cristianos seamos un punto fuerte de transformación a la hora de hacer un mundo más fraterno y humanos. Mueve el corazón de políticos y autoridades de nuestra patria, para que en su labor vean siempre a las personas que les necesitan. Buen Padre Dios, tú que conoces nuestras buenas intenciones y nuestra mala memoria, acoge nuestras súplicas y haznos más generosos cada día, amén. ORACIÓN CONCLUSIVA Señor Jesús creemos que estás presente en la Eucaristía y recurrimos a ti, por intercesión de tu Madre, quien nos enseña a dar el Sí a tu amor y a la Misión. Virgen y Madre María, tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida en la profundidad de tu humilde fe, totalmente entregada al Eterno, ayúdanos a decir nuestro “sí” ante la urgencia, más imperiosa que nunca, de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús. Tú, llena de la presencia de Cristo, llevaste la alegría a Juan el Bautista, haciéndolo exultar en el 22 Misal romano, Oración después de la comunión en la Misa en el tiempo de hambre o por los que padecen hambre.

Ekklesiantificante

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seno de su madre. Tú, estremecida de gozo, cantaste las maravillas del Señor. Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida, que vence a la muerte. Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz. Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños, ruega por nosotros. Amén. Aleluya.23 V/. Les diste el pan del cielo R/. Que encierra en sí todo deleite. PADRE NUESTRO BENDICIÓN. Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión; te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Bendito sea Dios. Bendito sea tu santo Nombre. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. Bendito sea el Nombre de Jesús. Bendito sea su Sacratísimo Corazón. Bendita sea su preciosísima Sangre. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. Bendito sea el Espíritu Santo Consolador. Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima. Bendita sea su santa e Inmaculada Concepción. Bendita sea su gloriosa Asunción. Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo Esposo. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos. 23 Papa Francisco (2013). Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, n.288.

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SEGUNDA SEMANA EVANGELIO Del santo Evangelio según san Mateo: 14, 22-33. En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí. Entre tanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: “¡Es un fantasma! Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: “Tranquilícense y no teman. Soy yo”. Entonces le dijo Pedro: “Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua”. Jesús le contestó: “Ven”. Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró el miedo, comenzó a hundirse y gritó: “¡Sálvame, Señor!”. Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”. En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús, diciendo: “Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios”. REFLEXIÓN Cuando los problemas aparecen es como este escenario de la barca y los apóstoles, que no tiene estabilidad, nos sentimos solos, los murmullos, los pensamientos nos llegan como los vientos, por todos lados y tal es nuestra confusión que todo lo vemos negro y todo esto nos lleva al “Miedo total”, a la pérdida de “Nuestra Confianza” “Nuestra Fe”, estos son nuestros fantasmas, que los vemos porque los hemos creado y a veces son tan grandes como se los permitamos; y siempre tarde que temprano sentimos ese “Tranquilícense, soy yo; no teman” y entonces la calma, los rayos de luz y la esperanza empiezan a aparecer, pero estamos tan nerviosos y titubeantes que nuestros primeros pasos a la estabilidad se hunden y es cuando nos sale con la poca fuerza y fe decir “Señor, sálvame”. Recordemos las palabras de la Virgen de Guadalupe a San Juan Diego: La Señora del Cielo le aseguró: “Que ninguna otra cosa te aflija, te perturbe; que no te apriete con pena de la enfermedad de tu tío, porque de ella no morirá por ahora. Ten por cierto que ya está bueno”. Y efectivamente, en ese preciso


momento María Santísima se encontró con el tío Juan Bernardino dándole la salud y entregándole su nombre completo “Santa María de Guadalupe”, con este signo de entregar su nombre completo al anciano, raíz, sabiduría y autoridad indígena. Ella se entrega a la raíz, a la sabiduría y a la autoridad del pueblo como de hecho es lo que representa al anciano, Ella se entregó, pero recordemos que también con Ella, en su inmaculado vientre, está el mismo Dios y Señor Jesús, así que, por medio de Ella, Jesús se entregó hasta el fondo del corazón humano. PROPÓSITO Reflexionar el número 7 de la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia: Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica. Está presente en el sacrificio de la Misa, sea en la persona del ministro, “ofreciéndose ahora por ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se ofreció en la cruz”, sea sobre todo bajo las especies eucarísticas. 24

TERCERA SEMANA EVANGELIO Del santo Evangelio según san Mateo: 15, 21-28. En aquel tiempo, Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea le salió al encuentro y se puso a gritar: “Señor, hijo de David, ten compasión de mí. Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio”. Jesús no le contestó una sola palabra; pero los discípulos se acercaron y le rogaban: “Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros”. Él les contestó: “Yo no he sido enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel”. Ella se acercó entonces a Jesús y, postrada ante él, le dijo: “¡Señor, ayúdame”! Él le respondió: “No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos”. Pero ella replicó: “Es cierto, Señor; pero también los perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Entonces Jesús le respondió: “Mujer. ¡Qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas”. Y en aquel mismo instante quedó curada su hija. REFLEXIÓN Cuántas angustias y necesidades experimentamos en la vida. El dolor nos visita, los problemas abundan, las tristezas nos sofocan. ¡Ten compasión de mí, Señor! Es el grito del alma a un Dios que siente lejano. 24 Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n.7.

Sin duda, buscamos una respuesta inmediata. Y nos desalentamos si no llega. ¡Cuántas veces pedimos y, quizás, sin resultado! ¿Por qué Dios no nos escucha? Nos desconcertamos, llegamos a dudar de Dios y hasta nos desesperamos. ¿No será que Dios nos pone a prueba? ¿Hasta cuándo resiste nuestra fe? Una persona que había sufrido, una persona que imploraba compasión, una que a muchos seguramente había molestado ya, era una mujer despreciada, pero no vencida: pues no descansaba y no descansaría hasta alcanzar la bendición de Dios para su hija a quien tanto amaba. Hasta tal punto llega el amor de una madre, hasta el punto de olvidar su propia imagen, olvidar el “qué dirán” con tan sólo conseguir aquello que sus hijos necesitan y que sin duda llegaría más lejos si fuese necesario. Y, finalmente, una mujer así conmovió un corazón. Qué sensibilidad de Cristo, que supo acoger los comentarios de sus apóstoles que, aun andando en pos de la “misión”, se quejaron por un alma que sufría. El corazón de Jesús terminó de engrandecer a la mujer y encumbrar su fe hasta que incluso le otorgó su gracia. Desde un principio la mujer ha tenido un papel importante en la historia de salvación, lo vemos en María, en quien la preparación de Dios a su pueblo alcanza su culmen en Ella, la escogida para ser la Madre del Redentor. La misericordia y amor de Dios llega para quedarse en nuestra tierra mexicana a través de la Virgen de Guadalupe, quien en su seno materno alberga a nuestro Salvador, siendo esto el inicio de una verdadera conversión. Con todo, vemos con tristeza que aún los rasgos más dolorosos de la pobreza, la desigualdad y la violencia, tienen rostro de mujer, y existe todavía un largo camino con esfuerzos que tendrán que redoblarse para darle el lugar que le corresponde. PROPÓSITO Reflexionar el número 7 de la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia: Cristo está presente con su fuerza en los Sacramentos, de modo que, cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza. Está presente en su palabra, pues cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es Él quien habla. Está presente, por último, cuando la Iglesia suplica y canta salmos, el mismo que prometió: “Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos” (Mt 18,20).25 25 Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n.7.

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CUARTA SEMANA EVANGELIO

felicidad eterna. Y gracias a la fe Pedro y Pablo encontraron la fuerza para llevar a término su misión en la tierra.

Del santo Evangelio según san Mateo: 16, 13-20.

PROPÓSITO

En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?”. Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”. Luego les preguntó: Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Simón Pedro tomó la palabra y dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”. Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías”.

Reflexionar el número 7 de la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia: realmente, en esta obra tan grande por la que Dios es perfectamente glorificado y los hombres santificados, Cristo asocia siempre consigo a su amadísima Esposa la Iglesia, que invoca a su Señor y por Él tributa culto al Padre Eterno.

REFLEXIÓN La fidelidad de Dios es eterna y ha mantenido su promesa y su alianza de generación en generación, independientemente de las infidelidades, rebeldías, traiciones e idolatrías de su pueblo. La alianza encuentra su pleno cumplimiento en Cristo y en la fundación de su Iglesia. Cristo sella el inicio de la nueva alianza al fundar su iglesia sobre los Apóstoles con Pedro como fundamento visible en la tierra: el Papa. El Papa Francisco, nos ha recordado el perfil de los pastores de nuestro tiempo, que seguirán teniendo como prototipo la figura de Jesús Buen Pastor: tenemos necesidad de uno que nos vigile desde lo alto; tenemos necesidad de uno que nos mire con la amplitud del corazón de Dios; no nos sirve un mánager, un administrador delegado de una empresa, y ni siquiera uno que esté en el nivel de nuestras poquedades o pequeñas pretensiones. Nos sirve uno que sepa elevarse a la altura de la mirada de Dios sobre nosotros para guiarnos hacia Él. Sólo en la mirada de Dios está el futuro para nosotros. El don de la fe se lo dona el Padre a Pedro no por mérito de Pedro ni por sus cualidades personales –era pescadorsino por su propia bondad de Dios. Es el don más precioso, el de reconocer a Dios como Mesías, como la auténtica luz que guiará nuestros pasos hacia la 88 Julio-Noviembre 2020

Recemos un padre nuestro y un ave maría por el Papa Francisco, pidiendo a Dios lo ilumine y lo fortalezca en su misión.

QUINTA SEMANA EVANGELIO Del santo Evangelio según san Mateo: 16, 21-27. En aquel tiempo, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitado al tercer día. Pedro se llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: “No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti”. Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: “¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!”. Luego Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¡Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla? Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras”. REFLEXIÓN Hay dos maneras muy diferentes de orientar la vida: una conduce a la salvación; la otra, a la perdición. Jesús invita a todos a seguir el camino que parece más duro y menos atractivo, pues conduce al ser humano a la salvación definitiva. El primer camino consiste en aferrarse a la vida viviendo exclusivamente para uno mismo: hacer del propio “yo” la razón última y el objetivo supremo de la existencia. Este modo de vivir, buscando siempre la propia ganancia o ventaja,


conduce al ser humano a la perdición. El segundo camino consiste en saber perder viviendo como Jesús, abiertos al objetivo último del proyecto humanizador del Padre: saber renunciar a la propia seguridad o ganancia, buscando no solo el propio bien, sino también el de los demás. Este modo generoso de vivir conduce al ser humano a su salvación. Pidámosle al Señor en este tiempo, que realmente podamos cargar la cruz de nuestra vida para poder seguirlo. Primero, necesitamos renunciar a nosotros mismos para aceptar el plan de Dios, ese plan que nos conduce a la verdadera vida, vida en plenitud. Es Jesús mismo quien nos propone un camino a la Salvación, pero para eso tenemos que asumir la cruz. Un dolor que Jesús le da un nuevo sentido desde la cruz. María estuvo de pie contemplando a su Hijo muy amado clavado en la cruz, si alguien entendía de sacrificios que le habían atravesado el corazón y el alma, era Ella, pero que ahora el verdadero Dios y Señor era el Único y Eterno Sacrificio, por ellos, no más sacrificios humanos, Jesús el Hijo de Dios era el sacerdote, víctima y altar. Él, es el Dios misericordioso y lleno de amor, asumía en Él y en esa cruz el ser víctima, sacerdocio y altar. Por eso: ¡no más sacrificios humanos, Jesús era el único y eterno sacrificio, cordero degollado, Pascua Eterna! PROPÓSITO Reflexionar el número 7 de la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia: se considera la Liturgia como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro.26

26 Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n.7.

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Horas Santas de

Septiembre EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO CANTO ESTACIONES EUCARÍSTICAS

puede ayudarnos a sentirnos pueblo e identificarnos con el pueblo. Ella nos invita a contemplar, creer, vivir y anuncia el misterio de la Redención realizado por Jesús.

V/. En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado,

Yo amo a Jesús Sacramentado

R/. El corazón amoroso de Jesús Sacramentado

CANTO

Las grandes transformaciones que se experimentan en el momento presente se realizan entre la multiplicidad de un matiz de colores y luces para la humanidad y nos ponen en estado de alerta para descubrir el paso del Señor en ella. Nuestro compromiso desde ser, discernir, comprender y acompañar a quienes sufren los estragos de estos nuevos fenómenos. Yo creo en Jesús Sacramentado

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA ORACIÓN INTRODUCTORIA Señor Dios, de quien nos viene la redención y a quien debemos la filiación adoptiva, protege con bondad a los hijos que tanto amas, para que todos los que creemos en Cristo obtengamos la verdadera libertad y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.27

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA

SILENCIO CONTEMPLATIVO

La Iglesia no es ajena o extraña a la sociedad en la que se encuentra inmersa. Esta nueva época exige acompañar a cada persona y renovar con valentía nuestro profetismo evangélico, anunciando con fuerza el valor inestimable de la persona, denunciando todo lo que se opone a su plena realización y discerniendo a la luz del Evangelio esta nueva realidad, para encarnar la experiencia de la misericordia, de la comunión y la solidaridad en esta nueva época.

PALABRA DE DIOS

Yo espero en Jesús Sacramentado PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA Creemos que la Iglesia en México necesita sentarse a los pies de la Virgen Madre para alentar la esperanza de ser un solo pueblo. La restauración de nuestra responsabilidad necesita de su corazón materno. Ella 90 Julio-Noviembre 2020

Del santo Evangelio según san Mateo: 18, 15-20. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad; y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como un pagano o de un publicano. Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo. Yo les aseguro también 27 Misal romano, Oración colecta del domingo XXIII del tiempo ordinario.


que, si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos”. SILENCIO CONTEMPLATIVO REFLEXIÓN El Señor nos pide que en comunidad acompañemos a quienes se equivocan para que no se pierdan. Es necesario ante todo evitar el clamor de la crónica y los chismes en la comunidad. Esto es lo primero que hay que evitar. “Ve, amonéstalo, tú y él solos”. La actitud es de delicadeza, prudencia, humildad, atención hacia quien cometió una culpa, evitando las palabras que puedan herir y lastimar al prójimo. Corregir al prójimo es también estar atentos en no faltar o equivocarnos en aquello mismo que los corregimos. Debemos hacerlo primero con el propio testimonio de vida y ejemplo de virtud, y después también podremos hacerlo con la palabra y el consejo. Tengamos presente el sabio proverbio popular de que “las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra”. Las personas – sobre todo los niños, los adolescentes y los jóvenes – se dejan persuadir con mayor facilidad cuando ven un buen ejemplo que cuando escuchan una palabra de corrección o una llamada al orden. Al corregir hemos de ser benévolos y respetuosos con las personas, sin humillarlas ni avergonzarlas, mucho menos en público. Haciendo eco de las palabras de Benedicto XVI que nos llevan al centro del Evangelio: No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva. Sólo gracias al encuentro – o reencuentrocon el amor de Dios, que se convierte en feliz amistad, somos rescatados de nuestra conciencia aislada, de la autorreferencialidad y de nuestro egoísmo como único referente. Llegamos a ser plenamente humanos cuando somos más que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero.28

PROPÓSITO Reflexionar el número 3 de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium: Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque “nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor”.29 SILENCIO REFLEXIVO PRECES Ofrecemos al Señor nuestras necesidades, preocupaciones y tareas, junto a las de nuestros hermanos y el mundo en general, diciendo: “Haznos generosos, Señor”. · Para que experimentemos en nuestra vida que el que da, recibe y que ni un vaso de agua quedará sin recompensa. · Para que no tranquilicemos nuestras conciencias con pequeñas limosnas que calman nuestra inquietud, sino que realmente nos comprometamos de forma constante y eficaz con alguna causa solidaria. · Para que seamos sencillos y no presumamos de nuestras buenas obras, pero, al mismo tiempo sepamos hablar de ti y de los hermanos, para contagiar solidaridad. · Para que todos los que viven a nuestro lado no se queden sin nuestro compartir, acogimiento y consejo como una verdadera comunidad. · Para que nuestra Iglesia sea núcleo de unión, de dinamismo social y de encuentro y transformación de las injusticias.

Somos conscientes que es fundamental descubrir que ante esta realidad que nos desafía y cuestiona, a todos nos toca recomenzar desde Cristo. Partir de este encuentro personal y transformador de cada creyente con Jesús en su vida, que abre un auténtico proceso de conversión, comunión y solidaridad.

Buen Padre Dios, recoge todos nuestros buenos deseos y sueños de construir tu Reino, la gran familia que tú has soñado y que deseamos ser. Amén.

28 Papa Francisco (2013). Exhortación Apostólica Evangelii

29 Papa Francisco (2013). Exhortación Apostólica Evangelii

Gaudium, n.8.

ORACIÓN CONCLUSIVA Señor Dios, que enviaste al mundo a manera de levadura la fuerza del Evangelio, concede a tus fieles Gaudium, n.3.

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que llamaste a vivir en el mundo en medio de las ocupaciones seculares, que, fervorosos en tu espíritu cristiano, por medio de las tareas terrenales que desempeñan, colaboren sin cesar en la instauración de tu Reino. Por nuestro Señor Jesucristo.30 ORACIÓN POR LOS SACERDOTES Señor Dios nuestro, que, para regir a tu pueblo, has querido servirte del ministerio de los sacerdotes, concédeles perseverar al servicio de tu voluntad para que, en su ministerio y en su vida, busquen solamente tu gloria.31 PADRE NUESTRO V/. Les diste el pan del cielo R/. Que encierra en sí todo deleite. BENDICIÓN. Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión; te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Bendito sea Dios. Bendito sea tu santo Nombre. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. Bendito sea el Nombre de Jesús. Bendito sea su Sacratísimo Corazón. Bendita sea su preciosísima Sangre. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. Bendito sea el Espíritu Santo Consolador. Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima. Bendita sea su santa e Inmaculada Concepción. Bendita sea su gloriosa Asunción. Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo Esposo. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos. 30 Misla Romano misa por los laicos 31 Misal Romano, Oración colecta de la Misa por los sacerdotes. 92 Julio-Noviembre 2020

SEGUNDA SEMANA EVANGELIO Del santo Evangelio según san Mateo: 18, 21-35. En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces? Jesús le contestó: “No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”. Entonces Jesús les dijo: El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le debía muchos millones. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo: Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo. El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda. Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: “Págame lo que me debes”. El compañero se le arrodilló y le rogaba: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda. Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contar al rey lo sucedido. Entonces el Señor lo llamó y le dijo: “Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero como yo tuve compasión de ti? Y el Señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía. Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano. REFLEXIÓN Dios nos ofrece su misericordia para que también nosotros podamos ser misericordiosos con los demás. El perdón es una característica del amor perfecto de Dios a los hombres. Pero Él necesita de nosotros para que su misericordia llegue a la gente. Quiere que nosotros seamos instrumentos de su perdón. Solamente así podemos ser sus apóstoles y llevar su amor al mundo. Dios nos necesita y nos llama a esta misión maravillosa: ser instrumentos de su amor y de su perdón. Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar? Con esta respuesta Jesús no nos dice que perdonar sea fácil, sino que es un requisito absolutamente indispensable para nuestra vida. Podríamos decir que


es un mandamiento, porque nos dice ¡perdona! De otra forma el corazón se encuentra como una ciudad asediada por el enemigo, la caridad rodeada por el odio y el progreso espiritual sumergido en un pozo profundo. Odiando, matamos nuestra alma. El deseo de venganza significa que se quiere superar al otro en hacer el mal y esto en vez de sanar la situación la empeora. Pidamos a Cristo la gracia de contar con un corazón como el suyo que sepa amar y perdonar a pesar de las grandes o pequeñas dificultades de la vida. PROPÓSITO Reflexionar el número 3 de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium: Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia. Aquel que nos invitó a perdonar “setenta veces siete” (Mt 18,22) nos da ejemplo: Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría.32

TERCERA SEMANA EVANGELIO Del santo Evangelio según san Mateo: 20, 1-16. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo”. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo. Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía a otros que estaban en la plaza y les dijo: “¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar? Ellos le respondieron: “Porque nadie nos ha contratado”. Él les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña”. Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador: “llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros”. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno. Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también

ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole: “Esos que llegaron al último sólo trabajaron una hora, y, sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor”. Pero él respondió a uno de ellos: “Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno? De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos. REFLEXIÓN Es necesario ver cuánta necesidad hay en el mundo. No sólo en las misiones; también en nuestra ciudad, en nuestra parroquia, quizás también en nuestra propia familia. Porque a unos les falta el pan y a otros el alimento espiritual, que es la palabra de Dios. ¡Qué importa la edad o los medios que tengamos! Cada uno tiene una vocación muy concreta que Dios le ha regalado, una misión insustituible. ¿Cuál es la mía? Mi primera misión es la de ser cristiano, por algo estoy bautizado. Y un cristiano lo es en la medida que da testimonio con su vida. Necesitamos reencontrarnos con el Dios de Jesucristo, necesitamos volver al Evangelio. Porque solamente desde allí podemos comprender quiénes somos y a qué estamos llamados como Iglesia Redimida. La llamada crisis antropológico-cultural nos pide replantear nuestros esquemas de evangelización para el ser humano concreto a quien estamos llamados a servir; para recuperar una sana visión del ser humano, hemos de hacerlo desde la contemplación del misterio de Cristo Redentor. Encontrarnos con el Dios de Jesucristo nos permitirá contemplar en Él una imagen de hombre que reconozca la bondad original con la que fuimos creados, en libertad y para el bien. Pero también, nos permitirá contemplar nuestro ser fracturado interiormente, nuestras dificultades para mantener el equilibrio interior, los conflictos interpersonales, el pecado humano que hoy tiene múltiples manifestaciones y la ambigüedad radical de la vida humana que tiene rostro de crisis de esperanza. Cristo necesita nuestras manos y pies para servir a los demás. Ir al encuentro de aquellos hermanos que nos necesitan.

32 Papa Francisco (2013). Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, n.3.

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PROPÓSITO Reflexionar el número 9 de la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia: “a los creyentes se les debe predicar continuamente la fe y la penitencia, y se debe prepararlos, además, para los Sacramentos, enseñarles a cumplir todo cuanto mandó Cristo (cfr. Mt 28,20) y estimularlos a toda clase de obras de caridad, piedad y apostolado, para que se ponga de manifiesto que los fieles, sin ser de este mundo, son la luz del mundo y dan gloria al Padre delante de los hombres”33.

CUARTA SEMANA EVANGELIO Del santo Evangelio según san mateo: 21, 28-32 En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “¿Qué opinan de esto? Un hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó: “Hijo, ve a trabajar hoy en la viña”. Él le contestó: “Ya voy, señor”, pero no fue. El padre se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Éste le respondió: “No quiero ir”, pero se arrepintió y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?”. Ellos le respondieron: “El segundo”. Entonces Jesús les dijo: “Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios. Porque vino a ustedes Juan, predicó el camino de la justicia y no le creyeron; ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en él”.

con Dios, quien siempre es el primero en tomar esta iniciativa; haciendo realidad un cambio Santa María de Guadalupe, Estrella de la Evangelización, apenas a diez años después de la conquista, retoma lo bueno de los indígenas y lo bueno de los españoles, dos culturas profundamente religiosas y profundamente distintas, en un choque violento y cruento; es ella, la Madre de Dios que se manifiesta como portadora del Amor, sagrario inmaculado de Dios y, cuya voluntad claramente la sabemos por medio de san Juan Diego, y esta era: que le edificara un templo para dar en él ese Amor que es el Hijo de Dios a todo ser humano; templo que debería contar con la aprobación de la cabeza de la Iglesia, el obispo de México. PROPÓSITO Reflexionar el número 10 de la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia: “es necesario que los fieles se acerquen a la sagrada liturgia con recta disposición de ánimo, pongan su alma en consonancia con su voz y colaboren con la gracia divina, para no recibirla en vano.”34

REFLEXIÓN Cuando abrimos el corazón en la verdad de nuestros pecados, es el lugar privilegiado del encuentro con Jesucristo. La virgen de Guadalupe quiere que se construya esa “casita sagrada”, ese templo, esa iglesia, ese hogar del Dios omnipotente, como dice Ella: “para manifestarlo a Él, ensalzarlo a Él, ofrecerlo a Él”. Sí, efectivamente. Ella pide su “casita sagrada” pero en donde coloca como su centro y razón de ser al único Dios, Señor de la vida y de la salvación, el Señor de la misericordia; es decir, María nos lleva a su Hijo amado. Una de las más claras manifestaciones de que en realidad se trata de un Acontecimiento Salvífico es la conversión del corazón, es el mover a un verdadero arrepentimiento de todo ser humano, y esta conversión se da desde lo más profundo del alma, del espíritu y la razón, es un encuentro profundo 33 Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n.9.

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34 Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n.10.


Horas Santas de

Octubre EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO

Yo amo a Jesús Sacramentado

CANTO

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA

ESTACIONES EUCARÍSTICAS

CANTO

V/. En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado,

ORACIÓN INTRODUCTORIA

R/. El corazón amoroso de Jesús Sacramentado Soberano Jesús Sacramentado: ¡Qué dicha la nuestra de estar en tu presencia postrados a tus pies! ¡Qué bondad la tuya, admitirnos como custodios de tu presencia sacramental en esta hora santa! ¡Qué dignación tan grande, permitir que unamos nuestras plegarias a las del infinito mérito que brotan de tus labios, siempre abiertos para rogar por nosotros! Yo creo en Jesús Sacramentado PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA Invocando tu Santo nombre, tomaremos el cáliz de la salvación, que es hacer en la tierra tu santísima voluntad; aunque nos cueste tribulación, contradicción, persecuciones, pobreza y hasta la misma vida. El ara de la cruz y el ara del altar son la montaña del sacrificio, donde por tus sacratísimas manos ofreceremos al Padre celestial, a Ti mismo, víctima agradable y acción de gracias infinita. Yo espero en Jesús Sacramentado PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA “Enseñen a todos los pueblos a cumplir lo que les he mandado, dice el Señor. Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (cfr. Mt 28,20)35. 35 Misal romano, Antífona de la comunión de la Misa por la

Dios nuestro, que quieres que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, mira la abundancia de tu mies y dígnate enviarle trabajadores, para que tu Evangelio sea anunciado a toda creatura y tu pueblo, congregado por la palabra de vida y sostenido con la fuerza de los sacramentos, avance por el camino de la salvación y de la caridad.36 SILENCIO CONTEMPLATIVO PALABRA DE DIOS Del santo Evangelio según san Mateo: 21, 33-43 En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: “Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego lo alquiló a unos viñadores y se fue de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo. Por último, le mandó a su propio hijo, pensando: “A mi hijo lo respetarán”. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: “Este evangelización de los pueblos

36 Misal romano, Oración colecta de la Misa por la evangelización de los pueblos.

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es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia”. Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron. Ahora díganme: cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?”. Ellos le respondieron: “Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo”. Entonces Jesús les dijo: “¿No han leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable? Por esta razón les dijo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos”. SILENCIO CONTEMPLATIVO REFLEXIÓN Preocupa el arribo de esta nueva cultura que desdibuja y mutila la figura humana, y es aquí donde se encuentra el corazón de la profunda transformación que se está dando y lo que nosotros identificamos y llamamos como el núcleo cultural fundamental: ¡la negación de la primacía del ser humano! Es decir, nos encontramos ante una profunda crisis antropológicocultural.37 En múltiples intervenciones el Papa Francisco ha identificado claramente este fenómeno humano y lo ha llamado “cultura del descarte”. Esta realidad genera en su raíz una eliminación de las personas: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son “explotados” sino desechos, “sobrantes”. La Iglesia es hoy, en el pensamiento del Papa Francisco, un hospital de campaña con muchos heridos que debe atender. Jesucristo sabe que las soluciones que el mundo nos ofrece no son las más acertadas. Él quiere ayudarnos y para eso nos pide que creamos en él y que nos aferremos a Él como un hijo se aferra en la cintura de su padre cuando siente temor. Sepamos poner todas nuestras preocupaciones en sus manos y a vivir nuestra vida dándonos a nuestros seres queridos. Cumpliendo con nuestros deberes habituales, para que nuestra vida sea plena. PROPÓSITO Hoy le pediremos a Cristo la gracia de seguirlo y le pediremos fuerzas para cargar con valentía nuestra cruz de cada día. 37 Papa Francisco (2013). Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, n. 55.

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SILENCIO REFLEXIVO PRECES Unidos a toda la comunidad de cristianos del mundo entero, presentamos al Señor nuestras necesidades diciendo: “Danos un espíritu misionero” · Para que el Evangelio sea anunciado y acogido en toda la tierra. · Para que Jesucristo sea conocido y amado por todos los hombres. · Para que la Iglesia crezca y se renueve sin cesar. · Para que todos los hombres descubran que son hijos de Dios. · Para que todos los hombres alcancen la salvación y puedan vivir como hermanos. · Para que crezca en todo el mundo la paz. · Para que todas las naciones alcancen el gozo de la unidad. · Para que las familias crezcan en el verdadero amor. · Para que surjan nuevas vocaciones misioneras. · Para que todos los cristianos seamos testigos creíbles del amor de Dios. · Para que los enfermos sean aliviados en su dolor. Señor, acoge nuestras intenciones y haznos más tuyos cada día, más hermanos y más misioneros de la Alegría del Evangelio. Amén. ORACIÓN CONCLUSIVA Señor, Dios, cuya misericordia es incalculable e infinito el tesoro de tu bondad, aumenta benigno la fe del pueblo a ti consagrado, para que todos comprendan con verdadera claridad con cuánto amor fueron creados, con qué sangre redimidos y con qué Espíritu reengendrados. Por nuestro Señor Jesucristo.38 PADRE NUESTRO 38 Misal Romano, misa de la Divina Misericordia.


V/. Les diste el pan del cielo R/. Que encierra en sí todo deleite. BENDICIÓN. Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión; te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Bendito sea Dios. Bendito sea tu santo Nombre. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. Bendito sea el Nombre de Jesús. Bendito sea su Sacratísimo Corazón. Bendita sea su preciosísima Sangre. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. Bendito sea el Espíritu Santo Consolador. Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima. Bendita sea su santa e Inmaculada Concepción. Bendita sea su gloriosa Asunción. Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo Esposo. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

SEGUNDA SEMANA EVANGELIO Del santo Evangelio según san Mateo: 22, 1-14. En aquel tiempo, volvió Jesús a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: “El Reino de los cielos es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que llamaran a los invitados, pero éstos no quisieron ir. Envió de nuevo a otros criados que les dijeran: “Tengo preparado el banquete; he hecho matar mis terneras y los otros animales gordos; todo está listo. Vengan a la boda. Pero los invitados no hicieron caso. Uno se fue a su

campo, otro a su negocio y los demás se les echaron encima a los criados, los insultaron y los mataron. Entonces el rey se llenó de cólera y mandó sus tropas, que dieron muerte a aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego les dijo a sus criados: “La boda está preparada: pero los que habían sido invitados no fueron dignos. Salgan, pues, a los cruces de los caminos y conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren”. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala del banquete se llenó de convidados. Cuando el rey entró a saludar a los convidados, vio entre ellos a un hombre que no iba vestido con traje de fiesta y le preguntó: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?. Aquel hombre se quedó callado. Entonces el rey dijo a los criados: “Átenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación”. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos. REFLEXIÓN Jesús está preparando un banquete para todos nosotros y quiere que todos participemos de él. Continuamente nos está invitando al banquete del reino de los cielos, a vivir y disfrutar de la vida junto a Él. Para ello no obliga, ni presiona, sólo invita; tampoco excluye a nadie, y a todos saciará. Somos nosotros los que ponemos excusas y nos hacemos los duros de oído. Si no asistimos es porque no caemos en la cuenta de la gran ternura que encontraremos en el banquete. Los que acudimos cada domingo a la Eucaristía, deberíamos esforzarnos en asistir al banquete, descubrir la grandeza de su amor y compartirlo; en cambio excluimos, ponemos leyes y normas por delante y seguimos el juego de una sociedad cada vez más laicista y alejada de Dios. Tomemos buena nota: la mesa de Dios es mesa compartida, abierta, llena de amor, de paz, de misericordia. Es el banquete de la fraternidad, y todos, absolutamente todos, estamos invitados. No lo despreciemos. ¿Cuáles son los motivos que hoy limitan la participación de muchas personas en la sociedad y en la iglesia? ¿Qué pasa con el hombre sin traje de boda? Esta parte de la historia pretende realzar que nosotros necesitamos llenar nuestras vidas con acciones de amor. No es una vista anticipada del castigo eterno, porque Dios nos ama a todos, aun cuando no sea recíproco.

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PROPÓSITO Reflexionar el número 10 de la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia: “de la Liturgia, sobre todo de la Eucaristía, mana hacia nosotros la gracia como de su fuente y se obtiene con la máxima eficacia aquella santificación de los hombres en Cristo y aquella glorificación de Dios, a la cual las demás obras de la Iglesia tienden como a su fin”.39

TERCERA SEMANA EVANGELIO Del santo Evangelio según san Mateo: 22, 15-21. En aquel tiempo, se reunieron los fariseos para la manera de hacer caer a Jesús con preguntas insidiosas, en algo de que pudieran acusarlo. Le enviaron, pues, a algunos de sus secuaces, junto con algunos del partido de Herodes, para que le dijeran: “Maestro, sabemos que eres sincero y enseñas con verdad el camino de Dios, y que nada te arredra, porque no buscas el favor de nadie. Dinos, pues, qué piensas: ¿Es lícito o no pagar el tributo al César?”. Conociendo Jesús la malicia de sus intenciones, les contestó: “Hipócritas, ¿por qué tratan de sorprenderme? Enséñenme la moneda del tributo”. Ellos le presentaron una moneda. Jesús les preguntó: “¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Le respondieron: “Del César”. Y Jesús concluyó: “Den, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. REFLEXIÓN “Cristo el más grande de la Historia”, es porque en toda la historia de la Humanidad jamás ha habido nadie como Cristo. De niño asusta a un rey: Herodes. De joven deja admirados a los Doctores en el Templo. De mayor curó a ciegos y leprosos, y resucitó muertos. Pudo ser rico y se hizo pobre: nació en una cuadra, murió en una cruz y fue enterrado en una tumba prestada. No escribió ningún libro, pero no hay en el mundo ninguna biblioteca donde quepan todos los libros que se han escrito sobre Él. No fue político, pero jamás en la historia ha habido un hombre que haya tenido tantos discipulos. Ser buen ciudadano y servir a Dios no es una contradicción, porque Dios trabaja a través de los sistemas humanos y las instituciones, para construir la comunidad final del amor. Dios me necesita para 39 Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n.10.

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ayudarlo a construir buenas relaciones, donde quiera que sea que nos encontremos. Una moneda tiene dos caras: una identifica a la autoridad que la crea y la otra se refiere a la historia o a la cultura. Nosotros estamos hechos a imagen de Dios, marcados con el carácter de Dios. Damos valor a las personas entre las cuales vivimos a medida que testificamos la presencia y vida de Dios. PROPÓSITO Reflexionar el número 10 de la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia: “la liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia, y al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su fuerza. Pues los trabajos apostólicos se ordenan a que, una vez hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo, todos se reúnen para alabar a Dios en medio de la Iglesia, participen en el sacrificio y coman la cena del Señor.

CUARTA SEMANA EVANGELIO Del santo Evangelio según san Mateo: 22, 34-40. En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?”. Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas. REFLEXIÓN En este pasaje evangélico vemos con claridad la primacía de estos dos mandamientos sobre todos los demás. Pero, ¿por qué Cristo hace hincapié en ello? Porque como decía san Agustín “Ama y has lo que quieras”. El amor bien entendido engloba todo. A través de él se cumple en plenitud toda la ley. Cabe mencionar que hoy en día parece que no tenemos claro el concepto del amor. Pues realizamos muchos actos egoístas escudándonos tras la bandera del “amor”. Es decir, confundimos pasión y afecto, con el verdadero amor de donación. Es por ello que nunca una acción moral y fuera de la ley de Dios podrá ser justificada, diciendo que la hemos realizado por amor. Y que mejor manera de entrar en la escuela del amor siguiendo el ejemplo de una gran maestra,


la Santísima Virgen María. Ella supo vivir el amor de donación incluso a su propio hijo por amor a los hombres. En el Acontecimiento Guadalupano salvífico se manifiesta, de manera patente, la intervención de Dios en una evangelización conducida por María para una verdadera conversión, como se expresa en el trozo del Evangelio de San Juan (Jn 2, 5): cuando, en las bodas de Caná, María, la Madre de Dios, dirige con certeza y seguridad al ser humano: “hagan todo lo que Él les diga”. Y se toman de esas enormes jarras de agua que servían para las purificaciones y esta agua es transformada en el mejor de los vinos, todo esto evoca la Eucaristía en donde el vino se transforma en la sangre de aquel que ha tenido y sigue teniendo misericordia por nosotros, Jesucristo Eucaristía. “Hagan todo lo que Él les diga”, estas palabras muy significativas en donde podemos darnos cuenta que es Ella quien nos lleva a su Hijo Misericordioso, Eucaristía. Esta es una maravillosa historia de donde surge la evangelización para todo el Continente Americano y más allá de sus fronteras, bajo la dirección y cauce de la Iglesia Católica. PROPÓSITO Reflexionar el número 23 de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium: “La comunidad evangelizadora experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en el amor (cf. 1 Jn 4,10); y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos. Vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva”.40

40 Papa Francisco (2013). Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, n. 23.

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Horas Santas de

Noviembre

CANTO

de María tu Madre, que atesoraba en su corazón tus gestos y tus palabras, para meditarlos y hacerlos vida. Ayúdanos a mantenernos vigilantes y atentos como Ella en esta hora de adoración.

ESTACIONES EUCARÍSTICAS

Yo amo a Jesús Sacramentado

V/. En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado,

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA

EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO

R/. El corazón amoroso de Jesús Sacramentado Creemos, Señor, que Tú eres el camino único que conduce al Padre. Pero son muchos los hombres, hermanos nuestros, que andan perdidos sin saber que han sido creados por Dios y para Dios. Ignoran que Tú nos has rescatado con el precio de tu Sangre. No atinan a dar sentido a su vida, y no aspiran a ocupar el lugar que Tú les tienes preparado en tu gloria. Por nosotros, los creyentes, y por los que no te conocen, venimos a rogarte, Señor.

CANTO ORACIÓN INTRODUCTORIA Dios omnipotente y misericordioso, aparta de nosotros todos los males, para que, con el alma y el cuerpo bien dispuestos, podamos con libertad de espíritu cumplir lo que es de tu agrado.41 SILENCIO CONTEMPLATIVO PALABRA DE DIOS

Yo creo en Jesús Sacramentado

Del santo Evangelio según san Mateo: 5, 1-12.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA

En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, y les dijo: “Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamarán hijos de Dios. Dichosos los

Te queremos escuchar hoy con la atención de María de Betania; con la fe de los doce Apóstoles, con el amor

41 Misal romano, Oración colecta del domingo XXXII del tiempo

Venimos a adorarte, Jesús, porque eres el Hijo de Dios, Uno con el Padre y el Espíritu Santo. Vives desde siempre y para siempre. Posees la plenitud de la gracia y eres la Sabiduría y la Verdad. Junto con el Padre creaste todas las cosas y te ha sido dado todo el poder en el cielo y en la tierra. Eres digno de adoración, gloria y alabanza por siempre. Yo espero en Jesús Sacramentado

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ordinario.


perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos. SILENCIO CONTEMPLATIVO REFLEXIÓN Nuestro Señor Jesucristo, en su camino de Redención, ha venido para que el hombre tenga vida y la tenga en abundancia (cfr. Jn 10,10). Son muchas las limitaciones y los atropellos que se cometen en contra de la vida humana y hay situaciones dolorosas en nuestro país que imposibilitan que mucha gente viva con el mínimo de consideración humana y que se le reconozca su dignidad, impidiendo que esa vida plena que Cristo ha venido a traer, se haga realidad en ellos. En el centro de esta realidad se encuentra la fuerza del Reino de Dios, que como cristianos nos lleva a construir las bases de una sociedad donde se reconozca, se valore y se construya integralmente la dignidad de la persona. Cuando hablamos de una tarea y compromiso de la Iglesia por la paz, no sólo pensamos en los actos de violencia contra la vida humana y todas las injusticias que la provocan, sino que queremos poner en el centro de nuestra vida a Jesús y su Reino de Vida para que crezca y se establezca, pues la paz es una tarea y un compromiso para todas las personas, que ha de ser acogida en la vida de cada día. La necesidad inaplazable por construir una paz firme y duradera en nuestro país, reclama que la Iglesia pueda sentarse a la mesa con muchos otros invitados: organizaciones ciudadanas, confesiones religiosas, autoridades civiles, entidades educativas, sectores políticos y medios de comunicación, entre otros, para que juntos, y aportando lo que les es propio a cada uno, podamos reconstruir el tejido social de nuestro país. Creemos que es urgente trabajar por la paz de nuestros pueblos y llegar a compromisos concretos. Como sociedad mexicana es necesario combatir todas aquellas situaciones de corrupción, impunidad e ilegalidad que generan violencia y restablecer las condiciones de justicia, igualdad y solidaridad que construyen la paz. PROPÓSITO Testimoniar este Evangelio, viviéndolo en la sencillez y cotidianidad de nuestra vida profesional y familiar. SILENCIO REFLEXIVO

PRECES Señor Jesús, como la multitud de gente que te seguía, nosotros también tenemos necesidades y desconfianzas que hoy te presentamos, diciendo: “Aumenta nuestra fe”. · Para que sepamos abandonar los miedos y las dudas, y cada día vivamos confiados en ti que nos proteges y acompañas. · Para que seamos personas de labios puros, que hablan bien de los demás y frenemos nuestra opinión frente a las críticas y rumores. · Para que todas las familias, grupos y comunidades de nuestro país cuenten contigo, Señor, para promover siempre el bien común y la mejora de nuestro mundo. · Para que la Iglesia sea un espacio donde aprendamos a curarnos los miedos, las inseguridades y las dudas y cada día nos enseñe a vivir más confiados en tu Amor. · Para que este mundo que vive adorando a varios dioses, sienta tu presencia en su corazón y para que el testimonio de tu gente, que ama como tú, le lleve a encontrarte. Te presentamos nuestras peticiones, para que juntos, las vayamos haciendo realidad. Amén. ORACIÓN CONCLUSIVA Padre bondadoso, que en tu Hijo Jesucristo Redentor del Mundo y por medio de la fuerza de tu Santo Espíritu, has mostrado al mundo tu proyecto salvador, concede a este pueblo tuyo, a quién has puesto bajo la amorosa mirada de Santa María de Guadalupe, emprender su camino de fe con un renovado entusiasmo y una sólida esperanza. En estos momentos de nuestra vida, descubrimos la luz gloriosa de Jesucristo Redentor y experimentamos el amor maternal de nuestra Morenita de Guadalupe. Concede a nuestra Iglesia en México acoger con fe esta intuición divina que ha nacido de tu corazón, para que juntos podamos avanzar por los caminos de tu Reino con una nueva luz. Amén.42 ORACIÓN POR LOS SACERDOTES Señor Dios nuestro, que, para regir a tu pueblo, has querido servirte del ministerio de los sacerdotes, 42 Plan Global de Pastoral 2031-2033, n.195. Ekklesiantificante

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concédeles perseverar al servicio de tu voluntad para que, en su ministerio y en su vida, busquen solamente tu gloria.43 PADRE NUESTRO V/. Les diste el pan del cielo R/. Que encierra en sí todo deleite. BENDICIÓN. Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión; te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Bendito sea Dios. Bendito sea tu santo Nombre. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. Bendito sea el Nombre de Jesús. Bendito sea su Sacratísimo Corazón. Bendita sea su preciosísima Sangre. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. Bendito sea el Espíritu Santo Consolador. Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima. Bendita sea su santa e Inmaculada Concepción. Bendita sea su gloriosa Asunción. Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo Esposo. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

SEGUNDA SEMANA EVANGELIO Del santo Evangelio según san Mateo: 25, 1-13. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos es semejante a aquellas diez jóvenes, que, tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran 43 Misal Romano, Oración colecta de la Misa por los sacerdotes.

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descuidadas y cinco, previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó un grito: ¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro! Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar las lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: “Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando”. Las previsoras les contestaron: “No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo. Mientras aquéllas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron: “Señor, señor, ábrenos”. Pero él les respondió: “Yo les aseguro que no las conozco”. Estén, pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora”. REFLEXIÓN La tercera década del tercer milenio de la Redención, tiene providencialmente un peculiar significado para nuestra nación mexicana, pues apenas pocos años después de la llegada del Evangelio a estas tierras, en el año de 1531, Santa María de Guadalupe hizo resonar en sus palabras, la bondad y novedad del anuncio cristiano, que tristemente había sido lastimada por la espada de la conquista. De esta forma, el Señor nos llama a poner atención en los signos de los tiempos, en la vida de las comunidades y en el sentir de cada persona, porque el pueblo mexicano está herido por una guerra fratricida, ajena al deseo materno que el Padre de Cristo ha manifestado en el mensaje de Guadalupe. ¿Cómo estamos edificando la “casita” de consuelo, la familia de esos reyes que hacen prevalecer la justicia y la paz? Es pues preciso reconocer, que hemos robado la esperanza de nuestros más pequeños y hemos descuidado el fundamento de nuestra sociedad: la familia. Nos preguntamos si el Tepeyac y sus moradores, México y sus habitantes, ¿gozan del consuelo de una sociedad más justa y pacífica? Más aún, podemos cuestionarnos si, como Iglesia ¿somos “esa casita”, construida con dinámicas sociales y alternativas económicas humanizadoras, ajenas al sistema liberal de corrupción y explotación de los más empobrecidos? La vida lleva su rumbo sin preguntar, le damos la Luz de Cristo y comienza a brillar, pero para que nunca se apague se necesita alimentarla con obras de caridad.


PROPÓSITO Reflexionar el número 14 de la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia: La santa madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a aquella participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas que exige la naturaleza de la liturgia misma y a la cual tiene derecho y obligación, en virtud del bautismo, el pueblo cristiano, “linaje escogido sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido”. 44

TERCERA SEMANA EVANGELIO Del santo Evangelio según san Mateo: 25, 14-30. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco millones; a otros, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue. El que recibió cinco millones fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un millón hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores. Se acercó el que había recibido cinco millones y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco millones me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado”. Su señor le dijo: “Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte de la alegría de tu señor”. Se acercó luego el que había recibido dos millones y le dijo: “Señor, dos millones me dejaste; aquí tiene otros dos, que con ellos he ganado”. Su señor le dijo: “Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor”. Finalmente se acercó el que había recibido un millón y le dijo: “Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu millón bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. El señor le respondió: “Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco para que, a mi regreso, lo recibiera yo con intereses? Quítenle el millón y dénselo al que tiene 44 Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada

Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n.14.

diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene. Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí serás el llanto y la desesperación”. REFLEXIÓN Los talentos no sólo representan las pertenencias materiales. Los talentos son también cualidades que Dios nos ha dado a cada uno. La parábola de los Talentos orienta sobre cómo hacer para que el Reino pueda crecer. En realidad, los talentos, son el amor, el servicio, el compartir. Es todo aquello que hace crecer la comunidad y revela la presencia de Dios. Aquel que se encierra en sí mismo con miedo a perder lo poco que tiene, va a perder hasta lo poco que tiene. Pero la persona que no piensa en sí y se entrega a los demás, va a crecer y recibir de forma inesperada, todo aquello que entregó y mucho más. “Pierde la vida quien quiere asegurarla, la gana quien tiene el valor de perderla”. Los talentos no son un derecho. Son un regalo que tu amor me hace. Generalmente un regalo se recibe para usarlo, ponerlo en acción, compartirlo. No lo recibo para guardarlo sin destapar y mantenerlo ajeno a mi vida. Esto fue lo que hizo aquel siervo del Evangelio. No se detuvo a valorar la confianza que le había dado su señor, ni lo valioso del único talento que poseía, ni lo mucho que podía ganar con él. Simplemente recibió y escondió, desenterró y entregó. Danos la gracia, Señor, de poner a trabajar los regalos, los talentos que nos has dado. Que no temamos arriesgar los talentos que nos has regalado para así hacerlos multiplicar. Danos la confianza necesaria para poner toda nuestra vida al ruedo y así crecer en nuestra plenitud personal y en la extensión de tu Reino. PROPÓSITO Reflexionar el número 10 de la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia: la Liturgia misma impulsa a los fieles a que, saciados “con los sacramentos pascuales”, sean “concordes en la piedad”; ruega a Dios que “conserven en su vida lo que recibieron en la fe”, y la renovación de la Alianza del Señor con los hombres en la Eucaristía enciende y arrastra a los fieles a la apremiante caridad de Cristo. 45

45 Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n.10.

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CUARTA SEMANA EVANGELIO Del santo Evangelio según san Mateo: 25, 31-46. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme”. Los justos le contestarán entonces: “Señor, cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver? Y el rey les dirá: “Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron”. Entonces dirán también a los de la izquierda: “Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron. Entonces ellos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos? Y él les replicará: “Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellas más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo”. Entonces irán estos al castigo eterno y los justos a la vida eterna”. REFLEXIÓN Jesús nos recuerda cuál es la esencia de su mensaje: la caridad. La caridad no como mera filantropía, sino como verdadero amor a Dios que vive realmente en mi prójimo. Jesús nos lo dice clarísimo “a mí me lo hiciste”, y además con ejemplos prácticos. Esta caridad brota naturalmente del amor a Dios. Si amo a Dios no puedo dejar de amar a mi hermano. Los enemigos de Cristo y de su Iglesia han logrado desfigurar la verdadera esencia y raíz 104 Julio-Noviembre 2020

del cristianismo. Algunos creen que el cristianismo consiste sólo en rezos y posturas piadosas. Esto, indudablemente, tiene su valor y es un medio válido para vivir la fe, pero no es lo único ni lo esencial. Reconocernos que ser Iglesia Pueblo, trae consigo la necesidad de ajustar y actualizar nuestros conceptos teológicos y asumirlos en sus consecuencias prácticas, tanto personalmente, como al interior de la vida de nuestras comunidades cristianas. Actitudes de individualismo, celos pastorales, pretensiones principescas, arrogancia, soberbia y comportamientos que contradicen una vida de comunión y participación, ya no tienen lugar en la vida de la Iglesia Pueblo. Una experiencia de pueblo que se enriquece, se fortalece y encuentra su identidad bajo el regazo maternal de nuestra Madre de Guadalupe, que nos rescató del aislamiento y nos congregó con especial predilección para formar un pueblo, el Pueblo de México. Quienes queramos proclamar el Evangelio a gentes diversas de nosotros mismos, debemos hacer el esfuerzo al evangelizar a los gentiles: exponer y compartir nuestra Fe a partir de los acontecimientos y sentimientos de los otros, “las semillas del Verbo”, no sólo de los nuestros, obteniendo así ambos un doble enriquecimiento, pues ninguno tendría que renunciar a valores y tradiciones culturales, y todos los valores que dignifiquen al ser humano, para adoptar los del otro, sino uno y otro adoptar, asimilar y depurar los de los dos. Y en esta inculturación, esta maravillosa adaptación del Evangelio, ocurrió cuando menos podría esperarse, cuando nuestra patria mestiza se debatía en atroces dolores de un parto que amenazaba culminar en aborto, como aconteció en otras partes, donde la población indígena quedó exterminada, pues no se veía posibilidad alguna de acuerdo entre pueblos tan diversos: cuando indios y españoles se veían con miedo y rencor, deformada su perspectiva por una total incomprensión mutua, ya que las culturas de ambos era humanamente incompatibles. PROPÓSITO Reflexionar el número 24 de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium: La evangelización gozosa se vuelve belleza en la liturgia en medio de la exigencia diaria de extender el bien. La iglesia evangeliza y se evangeliza a sí misma con la belleza de la liturgia, la cual también es celebración de la actividad evangelizadora y fuente de un renovado impulso donativo.46 46 Papa Francisco (2013). Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, n. 24.




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