LA MISIÓN
INVISIBLE
Redactado por: Carlos Alberto Moreno Chaparro. Estudiante del programa.
PUNTOS DE VISTA
Jaime Díaz Burgos o como yo siempre lo conocí, Jaime, fue la persona a la que acompañé en “un día como”, vigilante de la urbanización “Las Colinas” y con tan solo 35 años de edad, me enseñó más de lo que yo pude haber pensado. Tuve la fortuna, que en un inicio pensé que era una desventaja, de haberlo acompañado en el turno nocturno, en cierto modo a esa hora experimenté mejor lo que es ser un vigilante. Me dio curiosidad conmigo mismo el cómo no encontré en abundancia las clásicas historias de terror, que claro, no hicieron falta, pero no eran tantas como pensé, por ejemplo, Jaime me comentó que un compañero de trabajo vio como una bruja se posó sobre un árbol aledaño para después esta posarse sobre la caceta y empezar a aruñar la teja dejando al compañero de Jaime en shock por casi 3 días.
En fin, no fue necesario escuchar historias de terror para sentir miedo. “Cada que salgo a dar la ronda, no sé si volveré a la caceta” esta era la frase que constantemente escuchaba decir a Jaime, fuera que estuviéramos charlando cerca a la caceta, o en la misma ronda; cuando escuché una anécdota que me contó Jaime, fue suficiente para sentir escalofríos cada que dábamos la ronda. La anécdota ya había ocurrido hace tiempo, resulta que a él le habían encargado vigilar una construcción, y eso hizo, pero en una ocasión, el entró y antes de encender su linterna sintió como un ladrillo se estrellaba con su cara, causándole una ruptura de ceja, en eso, 2 sujetos lograron salir corriendo mientras Jaime logró someter a uno en el suelo, después, los otros 2 sujetos regresaron por el tercero, así que Jaime, al
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