3 minute read

Lo que no se nombra, no existe

Redactado por: Johanna Marcela Rozo Enciso Docente del programa

MIRADOR DE PAMPLONA

Advertisement

Abordaremos en este artículo cómo hacer uso correcto del lenguaje incluyente y por qué éste no es un capricho de los movimientos feministas. Debemos iniciar por reconocer que el feminismo como movimiento social se inició en Francia en el siglo XIX, aunque existen movimientos en diferentes épocas y lugares del mundo, unos más radicales que otros, que tienen en común reivindicar los derechos de la mujer.

Este movimiento ha ganado grandes batallas en temas de igualdad y equidad y ha ganado derechos también para los hombres y para el movimiento LGTBI (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales, intersexuales). Sin embargo, todavía hoy se escuchan las afrentas contra el movimiento que van desde insultos, chistes de mal gusto que exaltan el micro machismo hasta la utilización de la desafortunada palabra “feminazi” lo que nos indica que como sociedad todavía nos hace falta mucho trabajo para generar empatía.

En este sentido, el lenguaje inclusivo o no sexista ha sido víctima del mal uso promovido incluso por dirigentes y medios de comunicación, ha sido también objeto de burla, de los chistes y la propagación de que el lenguaje incluyente es ilógico. El primer paso es entender que el lenguaje incluyente no pretende faltar a la gramática, el buen uso del idioma no es contrario al lenguaje incluyente o al lenguaje no sexista. Por ejemplo, la palabra “todes” no es incluyente y falta a la gramática lo correcto es “todos”; también ocurre con “persones” por personas, “seras humanas” por seres humanos, “lenguaja” por lenguaje entre otros barbarismos.

Eulalia Lledó, doctora en filología románica de la Universidad de Barcelona y especialista en investigación sobre sexismo y lengua, define el lenguaje incluyente así: “Es toda expresión verbal o escrita que utiliza preferiblemente vocabulario neutro, o bien, hace evidente el masculino y el femenino. También evita generalizaciones del masculino para situaciones o actividades donde aparecen mujeres y hombres”.

Y aunque el lenguaje no sexista es cuestión de empatía, también es un asunto gramatical, por ejemplo, tratar de no utilizar el masculino genérico y por el contrario pensar en una pluralidad del lenguaje. Veamos algunos ejemplos:

Todos los funcionarios de la administración Incorrecto Todo el personal de la administración Correcto Los estudiantes Incorrecto La población estudiantil, el estudiantado Correcto Los jóvenes Incorrecto La juventud, la población juvenil. Correcto Los derechos del hombre Incorrecto Los derechos humanos, los derechos de la humanidad, los derechos de las personas Correcto

Otras formas de ser incluyente sin falta a la gramática son: “El que suscribe” mejor decir “quien suscribe”, “aquellos que vinieron a clase” mejor “quienes vinieron a clase” y por supuesto evitar el uso de palabras que se asocian con insultos sobre todo en el campo sexual, esas definiciones que se encuentran aprobadas por la RAE, Real Academia Española, dejan muy mal paradas a las mujeres, como podemos ver a continuación: Zorro: hombre astuto y aventurero, Zorra: prostituta; Perro: mejor amigo del hombre, Perra: prostituta y así podrimos seguir con muchas más palabras.

Otra muestra de ese lenguaje sexista es el famoso piropo, además de ser parte de los vulgarismos, es una irrupción en el espacio de la mujer. La mayoría de mujeres se sienten incómodas e invadidas en su espacio personal cuando le dicen piropos en la calle, así aparentemente sea con buena intención. Los piropos en muchos países ya son considerados acoso callejero y los calificativos de mi reina, preciosa, mami, nena o bebé son muy recurrentes en el trato cotidiano, estos disminuyen a la mujer, intente no usarlos con sus amigas, compañeras de trabajo o compañeras de estudios.

En la encuesta realizada por investigadores de la Universidad Abierta Interamericana (UAI) con base a 1.567 entrevistas a hombres y mujeres mayores de 18 años de todo el país, el 98% de las mujeres rechaza los piropos por considerarlos acoso sexual callejero.

Esta teoría del lenguaje quiere hacer un cambio en la sociedad dándole la importancia del uso del idioma en nuestra cotidianidad, las palabras son un reflejo de lo que somos, el idioma por sí solo no es machista, el uso del idioma lo que demuestra es la forma en que nos vemos dentro de la sociedad. Esta discusión permite que tanto mujeres como hombres evitemos los micro machismos, avanzando en el lenguaje podemos avanzar en la igualdad. La mujer históricamente ha estado escondida en el lenguaje y es momento de surgir desde la apropiación de un lenguaje más empático e incluyente por que recuerden: ¡lo que no se nombra no existe!

This article is from: