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La exclusión masculina

Redactado por: Valentina Gómez Gaviria Estudiante del programa

TALENTOS

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En Colombia, hablar de violencia sigue siendo un tema que motiva la censura e incrementa el morbo y aún más cuando se trata de violencia intrafamiliar hacia los hombres. Durante años, se mantuvo la creencia de que el género masculino debía mantener un hogar, no podía ser débil y debía ser respetado ante la sociedad, creando un ambiente de marginación en ambos sexos que no se hizo evidente sino hasta la década de los 90. Una de las razones por las cuales no se habla de violencia masculina propiciada por parte de sus parejas se centra en la falta de conciencia y el todavía machismo arraigado que hay entre la sociedad colombiana.

A inicios de 2017, dos mujeres rociaron de gasolina y prendieron fuego a sus parejas en el Chocó ocasionándoles graves heridas e incluso la muerte a uno de ellos, este suceso, antes de generar indignación y controversia sacó a relucir comentarios que justificaban y se burlaban de lo sucedido porque las víctimas “no fueron lo suficientemente hombres”. En 2015 Medicina legal afirmó que 27 hombres murieron mientras que 6.315 fueron heridos de gravedad por sus parejas y exparejas sentimentales, generalmente en el entorno familiar. En la actualidad las cifras se han incrementado alarmantemente lo que provoca una leve preocupación, leve porque, aunque es un problema al que debe hacérsele seguimiento, se denuncia cada vez menos, por el simple hecho de que, las víctimas sienten vergüenza de su situación. Elizabeth Guío, abogada experta en familia de la Universidad Nacional señaló para el diario El Tiempo del 6 de febrero de 2017, que no existe una ley que proteja exclusivamente a los hombres porque no existen casos que demuestren que un hombre fue asesinado sólo por pertenecer a este género, mientras que en las mujeres sí ocurre de esta manera.

Pintura Bengalí, mujer golpeando a un hombre (1875).

El hecho de que sean las mujeres las víctimas más notorias desvía de alguna manera el foco de la violencia hacia los hombres, porque se les limitan las posibilidades de denunciar mientras continúa interiorizándose el pensamiento patriarcal de que es el hombre quien debe poner límites y no dejarse lastimar, por ningún motivo, en una relación. Las penas imputadas a las mujeres maltratadoras también son pasadas por alto, en uno de los casos mencionado anteriormente ocurrido en el Chocó, a la mujer que asesinó a su expareja sólo se le dictaminó medida de aseguramiento y el caso fue archivado.

La gravedad del asunto impulsa a crear un debate interesante sobre la equidad de género y las nuevas corrientes que se han originado para reivindicar los derechos y la dignidad humana; sin embargo, son los prejuicios las primeras causas de división de la justicia, los que han implementado la creencia de que esta debe ser sólo para unos cuantos. Este tema en realidad no es nuevo, los grandes movimientos actuales acompañados de la crisis han visibilizado un poco más la problemática.

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