1 minute read
La desconexión unilateral de Gaza ¿un error histórico?
He estado pensando mucho estos días sobre el significado y las implicaciones del nuevo ascenso de Binyamín Netanyahu al gobierno israelí, esta vez respaldado por una coalición de partidos que defienden posturas que se pueden considerar de “extrema derecha”. Esto a causa del resultado de los comicios del pasado mes de noviembre, la quinta vez en tan solo cuatro años que Israel convoca a elecciones. El triunfo de Netanyahu y su actual coalición se definió por un estrecho margen.
Es un hecho que, desde hace algunos años, en el mundo entero hemos estado viendo una serie de posiciones políticas que en otros momentos se habrían calificado como radicales. Pero no por ello me resulta menos preocupante lo que he podido leer en los medios de comunicación sobre algunas de las nuevas políticas que este nuevo gobierno israelí quiere promover; como por ejemplo, cambios a la Ley de Retorno, que harían sus criterios más restrictivos (modificaciones que, por cierto, han sido criticadas por distintas organizaciones sionistas mundiales); o la reforma judicial, que centraría un mayor poder en el Ejecutivo, socavando los equilibrios del sistema democrático; entre otras.
Advertisement
Todo esto me llevó a desempolvar un viejo recuerdo de una experiencia que viví en mi viaje a Israel, en el verano del 2005, tras concluir la Secundaria.