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etcétera

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Fue una toma de decisiones que se hizo de manera unilateral, sin escuchar a la contraparte externa, los palestinos. Pero aún más preocupante, me parece, fue que se decidió sin escuchar ni dialogar seriamente con la contraparte interna, con los israelíes que pensaban diferente.

Sin embargo, el plan unilateral de retirada de Gaza tuvo consecuencias que siguen siendo presentes y tangibles el día de hoy. Algunas de éstas son, por supuesto, el dominio de Hamas en esa región, la constante vulnerabilidad de las poblaciones del sur de Israel ante los cohetes y misiles que son disparados desde Gaza, y la popularización de la idea de que no se podrá conseguir la paz con los palestinos mediante la entrega de territorio. Estos hechos sin duda han contribuido a una mayor radicalización de la sociedad israelí, particularmente hacia sectores de la derecha. La evidencia de esto está en los paupérrimos resultados obtenidos en las últimas elecciones por HaAvodá, el Partido Laborista de ese país, que había sido, durante décadas, el representante histórico de la izquierda moderada israelí.

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En la historia, como en la vida misma, el hubiera no existe. Pero aun así resulta interesante analizar si la desconexión unilateral de Gaza fue en efecto un error histórico, sabiendo lo que hoy sabemos.

Personalmente, considero que el error más grande radicó en cómo se desarrolló ese proceso. Fue una toma de decisiones que se hizo de manera unilateral, sin escuchar a la contraparte externa, los palestinos. Pero aún más preocupante, me parece, fue que se decidió sin escuchar ni dialogar seriamente con la contraparte interna, con los israelíes que pensaban diferente.

Ya pasaron más de 17 años de ese suceso. Es difícil suponer qué escenario hubiera ocurrido si las cosas se hubieran dado de otra forma.

Pero, como dice el refrán: más vale tarde que nunca. No se trata de que ninguna de las partes sacrifique o pierda sus ideales, sino todo lo contrario; se trata de la posibilidad de establecer un diálogo real acerca del futuro del Estado Judío, de lograr una visión compartida entre los diversos sectores que lo componen. Una visión basada en los principios fundacionales de Israel, y también en las experiencias históricas en las que se privilegió la unidad nacional. Tal vez, y sólo tal vez, así se pueda combatir la polarización que estamos viendo hoy en Israel.

No podemos cambiar el pasado, pero sí podemos tirarle a un mejor futuro desde el presente.

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