VIENTO DEL SUR de Tomás Serle

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VIENTO DEL SUR Tomรกs Serle


© del texto y selección de imágenes Tomás Serle Edición taller contar la propia historia Santiago de Chile / Buenos Aires, Argentina 2021


VIENTO DEL SUR Tomรกs Serle



Lo que buscas te estรก buscando. Rumi


EL COMIENZO

Fines de los años 70 en el Sur de Chile, región de La Araucanía.

Un grupo de adolescentes de entre 15 y 16 años se pasea por los pasillos del antiguo Gran Hotel, en un lugar de especial belleza, frente a un gran lago.

A espaldas del hotel uno de los más imponentes y activos volcanes de Chile con su forma casi perfecta.

El hotel cuenta con grandes salones, salas de juego, lugares para bailar, sala de cine, piscina.

El grupo lo constituyen alrededor de 30 a 40 adolescentes. En ese grupo se encuentra Martín.

Tiene 15 años y es su primer verano lejos de la familia, lejos de Santiago. Primer verano de libertad total.


El pueblo donde se encuentran es pequeño y con un estilo suizo de cuento.

Hay una hosteria llamada “Hosteria La Suiza”. Resulta difícil describir la experiencia de comer sus pasteles, en especial su famoso pastel de mil hojas.

El entorno está constituido por bosques nativos: avellano, palo santo, coigüe, roble, lenga, araucaria, laurel, canelo, y un sinnúmero más.

También hay ríos caudalosos para pescar, con sectores de corriente alta. Se pueden

bajar en balsa o rafting. Desde el pueblo se puede acceder en auto a las termas de aguas calientes y cascadas.

Martín aloja con sus amigos en una casa arrendada por un amigo del colegio. La casa

antigua y grande, alojan en una especie de sótano. No les importa la incomodidad, mientras haya comida, techo y libertad.

Todos los días son una aventura: conocer nuevos lugares, gente, juegos, no existe

la rutina. Se come cuando hay hambre, se duerme si hay sueño. El resto es sana diversión. Lo más atrevido es ir a una discothéque cercana al hotel y quizás darse un beso. También bailar apretado.


EL ENCUENTRO

En uno de los salones del hotel se realiza una fiesta. Aparece otro grupo de amigos, junto a otros amigos de amigos. Entre ellos está María, quien de inmediato llama la

atención de Martín. Cruzan sus miradas pero queda en eso pues solo pasan por ahí esa noche. Hay una sensación nueva, agradable de ese encuentro. Esta sensación permanecerá.

También llegan dos amigos del colegio, Chalo y Juan que siempre han sido más

inquietos en la búsqueda de nuevas sensaciones, al igual que Martín. Vienen del

campo de una amiga en común, cuyos primos ya experimentan con drogas y alcohol. Así pasa ese verano. Es un mes mágico que cambiará muchas cosas: nuevos amigos, toneladas de experiencias.



EL REGRESO

Comienzan las clases. MartĂ­n y sus amigos siguen juntĂĄndose con sus nuevas

amistades de variados grupos de distintos colegios. Llevan una activa vida social: paseos en bicicleta, idas al Burger King, Pollo Stop, fiestas.


Igual que sucede desde siempre, Martín tiene problemas crónicos de conducta, que

ocasionan visitas recurrentes de su madre al colegio. Ya el primer día de clases en primero básico fue expulsado junto a Andrés, por desordenados. Andrés y Martín seguirían siendo amigos.

Después de haber estado 8 años en un mismo curso en el que tenía varios buenos amigos, Martín es cambiado a un nuevo curso donde no conoce a nadie. Es duro al principio, pero encuentra allí a Lucas y a Matías, que serán dos grandes amigos.

Martín tiene un exceso de libertad del cual se vanagloria. Es el sexto de siete hermanos. Los padres no dan abasto y no les queda más que confiar, callejea todo el día con sus amigos de barrio y no se nota mucho su ausencia.


LUCAS

Se hace muy amigo de Lucas, llegado desde Argentina. Se sientan juntos en clase. Con solo trece años, Lucas vive solo en un departamento, pues decidió venir a

estudiar a Chile mientras su familia permanece en Argentina. Al revés de lo que

cabe esperar, es muy responsable. Tiene buenas notas y lleva muy bien las cuentas pues el presupuesto le alcanza para lo justo.

Martín se aloja algunos fines de semana con Lucas, no tiene problemas de permiso pues en su casa lo consideran una buena influencia.


MARÍA Martín y María se siguen viendo en Santiago.

Hay un cambio de objetos en una pista de patinaje: una pulsera y una cadena. Es una tormenta de sensaciones agradables, el comienzo de algo.

Empieza a surgir un sentimiento que Martín desconoce, aquello que disuelve todos

los temores y enredos. En los años venideros se dará cuenta de que lo que siente es amor.

El pololeo tarda en concretarse. No es hasta más tarde que un día, Martín y dos

amigos invitan a tres amigas al cine para declararse (tal vez así lo deciden por miedo). Se declaran y todos terminan pololeando.

El pololeo consiste en:

• ir en micro a la casa de María alguna vez a la semana • hablar por teléfono

• juntarse fines de semana

Pero es poco comprometido en el sentido de estar juntos en todos lados. María es tímida, hogareña, sencilla.

A Martín le gusta más la parafernalia y también hacer su vida aparte con amigos.


LOS AMIGOS

Entre las actividades que Martín realiza con sus amigos está ir al campo de Lucas

cerca de Santiago, donde montan a caballo, juegan a los cowboys y donde también ocurren las primeras borracheras.


Ese año también llegan las malas influencias: junto a Chalo y Juan, prueba la marihuana. Sucede en una plaza, escondidos detrás de unas piedras. Los ataques de risa duran horas.

Ya con 16 años el pololeo pierde su intensidad. Para Martín, María siempre está disponible. La percibe como algo tan seguro que empieza a descuidarla.


EL INTERCAMBIO

Llega el verano y Martín lucha para ir de intercambio a USA, el sueño de todos. Varios de sus amigos lo hicieron, entre ellos Lucas y Matías.

Su casa está ubicada en Mount Kisko a una hora aproximada en tren de Manhattan.

La estación de trenes está a 100 metros.

En su afán por la aventura, cada vez que puede Martín baja y toma el tren a Manhattan, que tanta veces ha visto en las películas.

Lo hace solo y a escondidas pues está absolutamente prohibido.


En uno de esos viajes llega tarde a tomar el tren de regreso. Ya no hay trenes directos a Mount Kisko, hay que tomar uno a White Plains y de ahí conectar, pero

no es seguro. Cuando llega a la estación de White Plains está asustado y perdido,

desesperado y por buenas razones, pues además de tener que resolver la vuelta a casa, esa misma noche habrá una reunión de los padres americanos con sus hijos chilenos. No tiene cómo avisar.

En eso aparece un señor que lo reconoce como uno de los alumnos de intercambio, él mismo tenía a un chileno en su casa. Lo ayuda a volver. Martín tiene miedo de lo que pueda suceder.

Evalúan enviarlo de vuelta a Chile, pero al final se toma la decisión de cambiarlo de casa, a una nueva, lejos de la estación.

El cambio es para mejor pues no tenía la mejor relación con su antigua hermana,

su nueva hermana es mucho mas afín y tiene la oportunidad de ir a fiestas gringas, por más que a lo alumnos de intercambio se los intenta mantener alejados de estas.

Durante este tiempo Martín se escribe con María. Bienvenidas son las cartas. Martín no sabe que ha estado en peligro de perderla. Se entera de que la han estado

persiguiendo, casi con éxito. Es difícil mantener la relación desde lejos, y están a punto de terminar pero al regresar se juntan nuevamente.


LA VUELTA A CASA

Al regreso del intercambio se cuentan anécdotas, una divertida es la de Matías que se convirtió a una variante del cristianismo, lo bañaron en una piscina para

su bautizo. Muy entusiasmado se lo cuenta al rector del colegio que es un cura católico. Su inocencia le cuesta caro y tiene como consecuencia la prohibición de los intercambios.

El pololeo se vuelve rutinario, a Martín cada vez le atrae más salir con los amigos, muchas veces sin María. Empieza a juntarse con Juan y con Chalo, junto a ellos comienza a consumir de forma habitual alcohol y marihuana. También se junta con amigos de otros ámbitos más sanos, que lo mantienen en cierto equilibrio.


LA RUPTURA

Cuando lleva cerca de un año y medio de pololeo pasa lo que tenía que pasar: un día María le dice que mejor no seguir pololeando.

A esa altura Martín prefiere salir los fines de semana a divertirse con amigos, ya no se ven mucho, entonces parece un paso sensato y razonable. Esta situación tendrá consecuencias graves.

Más que valorar lo perdido, con el tiempo Martín se da cuenta de que se le ha partido el corazón. Está enamorado, no hay otra palabra para describir su sentir y su comportamiento. Intenta reconquistarla, se pone torpe, no atina.

Al perder algo que parecía tan seguro pierde la seguridad en sí mismo.


TIEMPOS OSCUROS

Ya terminado el colegio, Martín no tiene claridad sobre qué estudiar. Entra a

Economía pero sin ningún interés. Falta a clases, se junta con algunos compañeros a fumar marihuana, hábito cada vez más popular. Paulatinamente su mundo se restringe a quienes están en esa onda. Algunos son sus antiguos compañeros de colegio, otros los que conoció en la universidad. Comienza a deteriorarse cada vez más la vida familiar, los estudios y la salud mental.


EL ÚLTIMO INTENTO

Para los 18 años hace una fiesta a la que llegan muchos invitados y no invitados. Es un caos.

Sus padres no están, y al enterarse la gente, todo se desenfrena. Toman en la calle, las motos paran rueda, la música a todo dar. Es una tremenda fiesta con todos los ingredientes.

Martín invita a María, quiere hacer un nuevo intento de volver. Están bailando

lentos con la luz apagada cuando el padre de María llega a buscarla. Se la lleva de un ala al ver la situación.

A María la vuelve a ver en dos oportunidades más. Luego nunca más.


EL ACCIDENTE

Al poco tiempo de obtener documentos para manejar es detenido por manejar contra el tránsito y ebrio, no lo encarcelan por un milagro. La cosa se está empezando a salir de madre.

Un día se juntan donde Matías. Están Lilo, Andrés, Chalo, Juan y Raúl, como otras

veces. Toman, fuman yerba, escuchan música, un panorama recurrente. Muchas veces salen solo a escuchar música y a dar vueltas en auto.

Ese día había lloviznado y se les ocurre ir haciendo carrera. Martín no es para nada un conductor experimentado.

Decide pasar a otro auto en una curva en una maniobra sumamente arriesgada. El cemento está resbaladizo, van muy rápido, viene un auto de frente y al esquivarlo el

auto de Martín comienza a dar vueltas. En esas vueltas transcurren milisegundos de una oscuridad y una relajación totales. Martín está totalmente entregado hasta que llega el golpe.


Choca contra un poste de luz que tiene una caja de distribución, es como despertar con fuegos artificiales por todos lados. El poste ha caído sobre el auto y están rodeados por chisporroteos de los cortocircuitos entre los cables. Inmediatamente

Martín se baja. Matías, que va a su lado, cae desplomado al piso al querer bajar. Lilo, que va atrás, está en shock.

En el otro auto que maneja Raúl deciden llevar a Lilo al hospital. Martín va con

ellos, dejando a Matías con Andrés y Chalo a la espera de la ambulancia. A Martín

prácticamente no le ha pasado nada, pudo amortiguar el golpe y solo tiene una herida en la pera.

Al llegar a la posta está la policía y Martín no tiene más remedio que entregarse. El policía que lo detiene le dice que las consecuencias serán graves y le indica con

mucha saña lo que va a sucederle. No solamente ha detectado el aliento a alcohol

sino que hay heridos graves, lo cual significa un buen tiempo en la cárcel. Toma notas con detalles de lo ocurrido. Lo hace con cierta crueldad.

Suena el teléfono. Le dice a Martín que lo vendrán a buscar para llevarlo a otra comisaría. Al llegar allí se encuentra con el padre de Lilo y un tío de Matías.

El padre de Lilo, que es marino (son tiempos de un gobierno militar), consigue que

en el acta del accidente se registre que Martín iba manejando solo y había perdido el control del vehículo. Es tal la pesadilla que ni siquiera da tiempo para valorar ese gesto que lo libra de la cárcel.

Luego van donde se encuentra internado Matías.

En el camino, el padre de Lilo y el tío de Matías le preguntan a Martín si es que

han tomado. Martín solo atina a decir: unas cervezas. Al llegar al hospital Matías

está siendo trasladado a cirugía lleno de aparatos y el doctor reporta que está ebrio y drogado.

Hasta ahí llega la mentira. Luego llevan a Martín a su casa. Sus padres, ya enterados, toman entre otras medidas: no tendrá auto por dos años. Martín se agarra la cabeza sentado en la escalera de la entrada.

Las cosas no pueden estar peor.


MARÍA EN EL HOSPITAL

La penúltima vez que ve María es en en hospital durante una visita a Matías. No hay nada que decir. No tiene cómo impresionarla para bien, es al revés.

Luego del accidente hay algunos cambios. Matías mejora sus estudios, pues al igual que todos, los ha descuidado.

Sin auto, Martín se hace experto para posicionar un lugar en el de aquellos que manejan. Continúan las fiestas, dar vueltas en auto, muchas veces acompañados

de alcohol y marihuana. Se hace muy amigo de Tano, Ismael y otro lote que ya no

son del colegio. El grupo social al que adhiere Martín en esos días es muy amplio. Significa muchas fiestas, conocer muchos lugares y gente, idas a la playa en grupo. Cada vez es menos sano.


ESTUDIOS Y DEPRESIÓN Confundido y sin claridad vocacional, decide cambiar de carrera pensando que así

le volverá el entusiasmo. Da nuevamente la prueba de admisión, le va bastante bien y entra a estudiar Ingeniería civil.

Esa universidad en particular es de tendencia muy de izquierda. La política no es

tema para Martín pero le resulta muy difícil estudiar: paros y protestas están a la orden del día.

El entusiasmo no llega, en su lugar viene una crisis vocacional. No sabe qué hacer. Por otro lado continúa con los excesos. Fumar marihuana es un pasaje directo a un mundo oscuro, de pensamientos negativos hacia sí mismo, hacia la vida. Cae en una depresión.


GOLPE DE TIMÓN

Su amigo Matías se encuentra en una situación similar y deciden que tienen que hacer algo.

Con 20 años recién cumplidos Martín toma la decisión de apartarse de todo lo que involucre excesos. Comienza a oír esa voz interior que no había sido escuchada.

Es un cambio no menor, pues significa alejarse de los “amigos” (quienes a su vez no entienden) y de los lugares que frecuentan.

Otro factor que influye en esta importante decisión es la literatura. Martín había

cultivado esta afición, había pasado de las novelas, libros de espionaje y best sellers a leer autores más profundos como Hesse, Goethe, Dostoievski, Balzac, abarcando psicología, filosofía y también autores más esotéricos como Gurdjieff.


Estas lecturas le generan un sentir profundo de algo más. Se adentra en el universo de la espiritualidad.

Esta sinergia le da a Martín fuerza y razones profundas para salir de ese encierro que lo había limitado y lo tenía en la oscuridad.

Fue así que al poco tiempo comienza a frecuentar distintos tipos de gente, vuelve a la familia, al interés por estudiar.

Siente una nueva libertad, distinta a las anteriores. La vida se empieza a mostrar en colores.



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