Suplemento Cultural

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VIERNES CULTURAL

Viernes, No. 8, noviembre 23 de 2018

VIERNES CULTURAL DOS AUTORAS PORTUGUESAS. La poeta Ana Luísa Amaral y la narradora Alexandra Lucas Coelho se darán cita en Guadalajara. Nos acercamos a la singularidad de sus propuestas literarias. PÁGS. 18 Y 20.

ROSTROS DE LA SAUDADE LA FERIA DEL LIBRO MÁS IMPORTANTE DE LENGUA ESPAÑOLA

POETA ESENCIALISTA, la uruguaya Ida Vitale recibe el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances. En abril recibirá el Premio Cervantes. Minerva Margarita Villarreal se adentra en los versos de esta autora superior de la lengua. PÁG. 21.

Fotos: Cortesía de la FIL de Guadalajara

TIENE A PORTUGAL COMO PAÍS INVITADO. DE LA DELEGACIÓN DE ESCRITORES LUSÓFONOS QUE ESTARÁN PRESENTES EN GUADALAJARA, ¿QUIÉNES SOBRAN, QUIÉNES FALTAN? PÁG. 19


VIERNES CULTURAL

18. ContraRéplica. Viernes 23 de noviembre de 2018

PREMIO FIL DE LITERATURA (ANTES RULFO)

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Nicanor Parra

Juan José Arreola

Eliseo Diego

Juan Ramón Ribeyro

Nélida Piñón

Augusto Monterroso

Juan Marsé

Olga Orozco

Sergio Pitol

Juan Gelman

Juan García Ponce

Cintio Vitier

Rubem Fonseca

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

A

na Luísa Amaral (Lisboa, 1956), desde su primer libro de poemas, publicado en 1990, Minha Senhora de Quê, empezó a destacarse por su obra a la vez rigurosa y llena de propuestas osadas, que toca temas de la tradición poética occidental con gran soltura pero abarcando también lo cotidiano e incluso lo social. Es una obra que no se repite nunca sino plantea, siempre arriesgando, caminos donde la intensidad poética surge a veces en medio de una oscuridad aparente que, mirada con fijeza, entrega al lector atento las claves para dilucidarla. El conjunto de su obra abarca poesía, novela, teatro, ensayos académicos y literarios y traducciones de poetas de lengua inglesa. Ha escrito hasta la fecha alrededor de 15 títulos de poesía, el más reciente de los cuales, E todavía, fue publicado en 2015 por la editorial Assírio & Alvim.

BLANCA LUZ PULIDO

DESDE LA

OSCURIDAD

▶▶Sobre su libro de poemas

Su tesis de doctorado, en la Universidad de Oporto, fue sobre la obra de Emily Dickinson. Y en la portada de Escuro se reproduce un dibujo de William Blake, El guardián, donde se ve a un hombre en el acto de traspasar el umbral de una puerta, llevando en la mano una especie de linterna encendida, cuyos rayos trazan un claroscuro que se extiende alrededor del espacio abarcado por el dibujo. Las fuertes sugerencias de esa imagen apuntan hacia un aspecto central: esa luz con que la poeta intenta penetrar en la oscuridad del mundo es la de la palabra, la de los poemas, mediante los cuales elabora una serie de revisitaciones, de homenajes, parábolas y visiones de la historia de Occidente, centrada en reinvenciones de momentos o personajes clave en la historia de Portugal. Oscuro es un título singular en la obra de la autora, pues muchos de sus poemas se podrían considerar como versos de un poema mayor que los contiene (el libro todo) y, por lo tanto, su significación singular debe ser comprendida en el contexto en que se encuentran. La lectura de varios de ellos requiere de un cierto conocimiento de figuras históri-

Ana Luísa Amaral

Una de las figuras mayores en el panorama de la poesía portuguesa contemporánea es la lisboeta Ana Luísa Amaral, quien se hallará presente en la edición 32 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara como parte de la delegación literaria enviada desde el país de la saudade. PREMIOS Y HOMENAJES EN LA FIL GUADALAJARA ·Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances ·Homenaje al Mérito Editorial ·Homenaje al Bibliófilo José Luis Martínez ·Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz

PREMIOS EN COLABORACIÓN

·Premio Nacional de Librería ·Premio de Literaturas indígenas de América ·Premio Ciudad y Naturaleza José Emilio Pacheco ·Catálogo Iberoamérica Ilustra

·Homenaje al Bibliotecario ·Homenaje ArpaFIL ·Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez ·Homenaje de Caricatura La Catrina

·Premio Las Américas ·Premio LIPP La Brasserie ·Reto por los libros ·Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil

Foto Cortesía de la FIL de Guadalajara

Oscuro (Escuro, 2014, publicado en versión bilingüe por la UANL, 2017), Eduardo Lourenço ha dicho que, como precursores e intercesores del viaje poético que propone en sus páginas, podemos contar desde Homero a Camões hasta Pessoa, pasando por poetas de la tradición inglesa y norteamericana, que mucho interesa a Amaral.

co-mítico-literarias de Portugal, y se encuentran relacionadas con los poemas de Mensaje, de Fernando Pessoa, con quien Ana Luísa Amaral establece un diálogo poético en Oscuro. Hay, además, dos poemas del libro donde claramente se habla de la figura de este poeta, que nos dan una interpretación profunda de la creación de los heterónimos. Son los dos poemas sobre el “Drama en gente” pessoano: “Fingieron todos / todos me fingieron / y por tradición me dieron / fingimiento.” En el último poema de Oscuro, “Drama en gente: la otra habla”, esa “otra” del título hace referencia tanto al habla como a la poeta: así, “la otra habla”, me comentó la autora en una comunicación personal, significa, simultáneamente, otra como sustantivo (otra, sustantivo indefinido, es decir, otra mujer, otra poeta que habla en el poema) y otra como adjetivo calificativo del sustantivo habla. “La otra habla” sería así, en un binomio de sentidos indisociables, otra voz, otra poeta, otra mujer. El habla de lo otro y de la otra, simultáneamente, vistas desde una luz nueva. Una luz que ilumina lo que estaba en sombras. No por nada este poema es el que cierra el libro, y en él se menciona “el fuego que sustenta / estas voces”, que son las voces de la poesía, de la palabra que es capaz de viajar en el tiempo y entregarnos, transformadas, el habla de personajes que gozan de salud plena en la historia y el imaginario portugués: Don Dinís, la reina Santa Isabel, Don Sebastián (el rey que se perdió en la niebla), Pedro e Inés, Mariana Alcoforado, entre otros. Todos ellos, protagonistas de diversos poemas del libro. De nuevo en palabras de Eduardo Lourenço (en su artículo “Obscura luz”, Colóquio: Letras, 2014), los poemas de Oscuro revelan “una poesía que hace del tiempo y de los tiempos su laberinto, sin otra salida que la de un regreso de la memoria a una infancia para siempre perdida, e inmortal en el recuerdo”. Memoria íntima e histórica se vuelven aquí una y la misma, pues las figuras, los personajes que la poeta toca, vuelven a vivir en sus palabras. Incluso Europa, la misma que aparece en un poema de Mensaje (“Yace Europa, los codos en el suelo: / Yace de Oriente a Occidente, mirando”…) nos mira de soslayo mientras aparece, expuesta y frágil, rendida en el poema de Amaral. Ana Luísa Amaral realiza un viaje sorprendente en Oscuro, desde lo íntimo personal hasta la intimidad de la historia. Se lo permiten el don de la palabra, el rigor de su búsqueda y una visión que nos ayuda a transitar desde la oscuridad cerrada a los presagios de la luz más pura, la que habita en los terrenos de la imaginación.


VIERNES CULTURAL Viernes 23 de noviembre de 2018. ContraRéplica. 19

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Juan Goytisolo

Tomás Segovia

Carlos Monsiváis

Fernando del Paso

António Lobo Antunes

Rafael Cadenas

Margo Glantz

Fernando Vallejo

Alfredo Bryce Echenique

Yves Bonnefoy

Claudio Magris

Norman Manea

Emmanuel Carrère

Ida Vitale

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2016

2017

2018

Foto Cortesía de la FIL de Guadalajara

ALMA DELIA MIRANDA AGUILAR

MÁS ALLÁ DE LAS FERIAS

C

Gonçalo M. Tavares

Portugal, como país invitado, trae a la FIL de Guadalajara una nutrida representación, que permitirá conocer la obra de autores vivos de distintos perfiles. Pero, ¿qué falta para que la literatura portuguesa se difunde más ampliamente en Latinoamérica? ¿Qué ha quedado fuera de la cita en Guadalajara?

omo jefa de la carrera de Letras Portuguesas de la UNAM, me dio mucho gusto saber que Portugal sería el país homenajeado en la FIL 2018; sin embargo, a la emoción siguió el escepticismo, porque me pregunto cuál es el impacto real de estas actividades, por más importantes que sean, para la difusión de la literatura de un país. Vuelvo atrás 21 años para explicarme mejor: era 1997 y una semana de octubre me fui con mis ahorros, mi juventud y mis ilusiones a la Feria del Libro de Frankfurt. Portugal era el invitado de honor. El país homenajeado desembarcó en la ciudad con “40 autores, 20 espectáculos de teatro, música y danza, 50 películas, 15 exposiciones y 100 editoriales portuguesas” según rezaba el cartel promocional. José Cardoso Pires, Lobo Antunes y Saramago eran las plumas más destacadas que llegaban a Alemania. Ningún autor de lengua portuguesa había ganado un Nobel aunque Saramago y Lobo Antunes se disputaban ya la candidatura y un año después

PAÍSES O REGIONES INVITADOS

el autor de Memorial del convento se haría acreedor al galardón más codiciado de las letras.

▶▶Veintiún años más tarde, Portugal

llega a la FIL de Guadalajara, la segunda feria del libro más importante del mundo. Saramago y Cardoso Pires han muerto sin que el último alcanzara una mayor proyección internacional a la medida de su genio, el gran Lobo Antunes es ya mayor y la obra que más ha conquistado resonancia fuera de Portugal es la de Gonçalo M. Tavares.

Por ser ya de edad muy avanzada, no vendrán ni

Agustina Bessa-Luís (quien le aportó a la literatura de su país un clásico del siglo pasado, la novela La sibila), ni el pensador más importante del XX, Eduardo Lourenço, a quien su país le debe textos tan fundamentales como El laberinto de la saudade, obra desconocida en México y recientemente traducida en la Universidad de los Andes.

1993 Colombia 1994 Nuevo México-USA 1995 Venezuela 1996 Canadá 1997 Argentina

1998 Puerto Rico 1999 Chile 2000 España 2001 Brasil 2002 Cuba

El joven autor a quien se promovía en Frankfurt como la gran promesa literaria de su tiempo hoy no forma parte de la lista de invitados, en la que hay nuevas promesas que reciben los mismos epítetos que se le atribuían a aquel. Entonces, como ahora, forman parte de la comitiva el poeta y político Manuel Alegre, el poeta Nuno Júdice, las narradoras Teolinda Gersão y Lídia Jorge, el caboverdiano Germano Almeida y dos de los autores africanos que son referencia desde entonces: el mozambiqueño Mia Couto y el angoleño José Eduardo Agualusa. En esta oportunidad se añade a los últimos nombres el de Ondjaki. Pero no vienen otros autores fundamentales como Pepetela, Luandino Vieira o Paulina Chiziane. De alguna manera, las cosas se han movido poco. Pessoa y Saramago siguen siendo nombres de referencia. Las ediciones de bolsillo de la obra del Nobel colaboran para que se le continúe leyendo de manera dinámica y extendida; mientras que las novelas de Lobo Antunes son menos asequibles porque las

2003 Quebec 2004 Cataluña 2005 Perú 2006 Andalucía 2007 Colombia

2008 Italia 2009 Los Ángeles 2010 Castilla y León 2011 Alemania 2012 Chile

ediciones son más costosas. El elemento económico, aunado a que la suya es una literatura densa, de ritmo poético, recursos sofisticados y con estrecho contacto con la historia de Portugal, lo vuelve una lectura más desafiante y menos popular, aunque conserve lectores incondicionales. La batalla está prácticamente perdida para todos los autores difuntos que no alcanzaron el brillo fuera de Portugal, pero que gozaron y gozan del respeto y admiración de sus pares. Las ferias internacionales como la FIL son para los autores vivos o para los muertos y consagrados, ¿pero qué pueden esperar obras como las de Raul Brandão, Manuel António Pina, Almeida Faria, Herberto Helder, Al Berto, Mário Cesariny, Maria Judite de Carvalho o Maria Gabriela Llansol? A lo sumo, y con mucha suerte, traducciones en revistas y suplementos. A propósito de la FIL, Portugal lanzó un programa especial para editoriales latinoamericanas con el objetivo de fomentar la traducción al español de autores portugueses. La convocatoria estuvo abierta a las editoriales latinoamericanas, pero la mayor parte son más bien pequeñas, con lo cual la distribución se vuelve un problema. Además, se tradujo lo que ya estaba listo o lo que se pudo. Es decir, se trató de un programa que limitó mucho una planeación y esto lo digo a pesar de haber sido beneficiada. En lo personal, me habría gustado más que se rescatara, por ejemplo, Ambas as mãos sobre o corpo, de Maria Teresa Horta o la Trilogia lusitana, de Almeida Faria, incluso las Novas cartas portuguesas en lugar de al menos un par de libros cuya traducción sólo se puede atribuir a conveniencias políticas o personales pero no literarias. No dudo que la organización de la feria se sustente sobre todo en las buenas intenciones, pero también intervienen elementos como las voluntades personales, las simpatías y antipatías de grupo, el poder. Hay una literatura portuguesa más allá de las ferias, más allá de los políticos del momento, más allá de los gustos, compromisos y voluntades. Esa es la literatura que los buenos editores deberían darse a la tarea de buscar.

2013 Israel 2014 Argentina 2015 Reino Unido 2016 América Latina 2017 Madrid


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20. ContraRéplica. Viernes 23 de noviembre de 2018

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WILSON ALVES-BEZERRA

LA MIRADA

Fotos: Cortesía de la FIL de Guadalajara

GLOBAL Mezcla de ensayo y ficción, los libros de la escritora portuguesa Alexandra Lucas Coelho, quien estará presente en la FIL de Guadalajara, despliegan una mirada compleja sobre el viaje y la otredad latinoamericana.

E

l escritor argentino Cesar Aira, en un artículo llamado “Exotismo” (1993) discute el papel de la mirada en la fundación de los relatos: muestra cómo las Cartas persas, de Montesquieu, en las que el autor crea dos protagonistas persas en Francia, sirven para discutir algunas costumbres europeas como si fueran vistas por extranjeros. Con ese dispositivo ficcional de la mirada extranjera, según Aira, surge la posición de la novela moderna: la del persa en Francia. De ese modo de mirar derivan otras construcciones: el francés en Persia, que engendra la literatura de viaje, en todas sus posibilidades, además del persa profesional, que ofrece a quien quiera una Persia persa. La mirada extranjera es fundamental para las letras latinoamericanas. Más allá del carácter documental de las crónicas de la Conquista, a lo largo del siglo XX, escritores latinoamericanos comprendieron la importancia de apropiarse del discurso de los colonizadores para concebir una literatura propia. En Brasil, el caso paradigmático es el del vanguardista Oswald de Andrade, quien hizo poemas con collages de textos coloniales, apropiándose irónicamente de esos discursos, en su libro Pau Brasil (1925). El cubano Alejo Carpentier, que en el prólogo a El reino de este mundo (1949) quiere desmarcarse del surrealismo francés, termina por peligrosamente identificar a lo latinoamericano con el objeto de la mirada europea: “¿Pero qué es la historia de América toda sino una crónica de lo real-maravilloso?”. Si Andrade creara una máquina persa de devorar franceses, Carpentier, con su formulación, termina por afirmar como legítimo su exotismo persa. Hay más, como Cien años de soledad (1967), de García Márquez, donde se maneja de modo irónico y preciso las miradas locales y foráneas, fundando una América imaginaria (basada en his-

toria, deseo y mito) para la alegría de lectores de allá y acá. El peruano José María Arguedas, por su parte, en Los ríos profundos (1958) promueve una muestra del conflicto sin resolución entre la oralidad andina y la escritura occidental, fundando un relato en el que persas y franceses jamás podrán entenderse, por sus códigos absolutamente incomunicables.

▶▶En este primero cuarto de siglo XXI,

el tema de la mirada sigue vigente y se puede discutir a partir de otra voz que llega al continente americano y presenta, en otra clave, esa fascinación mutua que produce el encuentro entre mundos distintos. Me refiero a la portuguesa Alexandra Lucas Coelho, una de las escritoras presentes a la Feria de Libro de Guadalajara. Coelho viene construyendo una obra (periodística y literaria) basada en la diferencia cultural. La autora, que ya había vivido y escrito sobre Medio Oriente, actuó como corresponsal del diario lusitano Público en México y Brasil y produjo, a partir de esas dos experiencias, los libros Viva México (2010) y Vai, Brasil (2013).

Sus crónicas y reportajes (producidos en un mundo en el que todo ya ha sido catalogado, descrito y fotografiado) producen la mirada de un sujeto global, ni persa ni francés, que se mueve entre los mundos, críticamente. Un ejemplo paradigmático es una de sus crónicas sobre las Olimpiadas de Rio, en 2016. En un año en que toda la prensa del mundo estaba con sus ojos vueltos hacia Rio de Janeiro, la autora critica la ausencia de comentarios estadounidenses e ingleses sobre la crisis que llevó al impeachment de la presidente Dilma Rousseff, el exceso de críticas a

Alexandra Lucas Coelho

la organización de las olimpiadas y la condescendencia con la que se trató al nadador Lochte, protagonista de un escándalo etílico-sexual en una estación de servicios, en la que simuló haber sido víctima de un robo por la policía carioca. Mientras tanto, los titulares en The New York Times habían sido sobre la falta de sabor de una tradicional galleta vendida en las playas cariocas, el Biscoito Globo: “Porque resulta claro que el problema no son las historias negativas, sino la arrogancia que ocurre en la mitad superior del planeta, cuando del Brasil se trata. En relación a sabores: la diáfana galleta Globo no es insípida, sino sólo una de las muchas razones por las que vivir en Brasil es bueno aun siendo una mierda”. Pues es esa mirada (que se niega a la trampa del exotismo brasileño y, a la vez, subraya su singularidad) que Coelho lleva a su, hasta ahora, más ambicioso proyecto, la novela sobre Brasil, Deus-Dará (2016). El libro narra siete días en la vida de siete personajes, brasileños y portugueses. Además del paisaje exuberante de Rio de Janeiro están la historia y el pasado colonial que une a los dos países, que se manifiesta a cada detalle. Bajo esta clave, lo exótico puede ser portugués, africano, indígena o brasileño, con lo que la ingeniosa narración logra crear una máquina de moler nacionalidades y, a la vez, desnaturalizar paisajes, nombres e historias. Al principio, al describir las formas lujuriantes del monte llamado Corcovado, el narrador piensa en la elección del

primer cronista portugués, Pero Vaz de Caminha, para nombrar a las nativas del Nuevo Mundo (utilizó el término “moça” y no “rapariga”, el primero es corriente en Brasil, el segundo en Portugal). Luego llega al presente de la narración: “En la favela, toda ‘moça’ es ‘mina’”, término que sin ser respetuoso tampoco es despectivo. En seguida, una charla entre dos hombres lo interrumpe: “Mira a la ‘putinha’ esta”. La “putinha”, queda claro al lector, es una “menina”, una niña. En el modo como se nombra al joven cuerpo femenino se desvelan las relaciones de género, clase social y etnia en Brasil. Al ampliar estas distinciones a las relaciones entre brasileños y portugueses, el libro de Coelho postula la naturaleza de su narrador: “el narrador será transatlántico o no será”. Un desafío tremendo a los traductores mexicanos. Al rechazar la posición del persa como la del francés, el narrador de Alexandra Lucas Coelho se identifica a distintos puntos de vista, como en un despliegue del narrador de García Márquez en Cien años de soledad. El lugar fuerte de anclaje de su voz es el conocimiento; así llama la atención del lector la vasta bibliografía sobre el Brasil que figura al final de su novela. La narrativa de Coelho, que mezcla el registro del ensayo al de la ficción, merece ser examinada con atención, al inaugurar una forma de ficción global que no ignora la historia ni la lucha de clases.


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Olga Orozco, Eduardo Lizalde, entre otros, mantienen este latigazo de electricidad en sus poemas. Las características de la poesía de Ida Vitale son el acierto y la contundencia en la brevedad, la imagen atesorada tan nítidamente que revela secreta y silenciosa, sin aspavientos ni pretensiones, sometida al cerco del misterio: no justa ni precisa: expresión a secas. Ida tiene una inteligencia cosmogónica y una fina y aguda sensibilidad. Con ambas viaja haciendo trayectos con el microscopio, que le heredó una tía a la que nunca conoció, hacia las “membranas mínimas”, hacia el latido del corazón de un pájaro, hacia la intimidad más pura, más honda, donde el umbral suele abrirse y la transportación es una fuga hacia el encuentro.

MINERVA MARGARITA VILLARREAL

ACLIMATACIÓN

AL VERBO La poeta uruguaya Ida Vitale recibirá mañana el máximo galardón que otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara: el Premio de Literatura en Lenguas Romances. A esta distinción se sumará en abril próximo el Premio Cervantes, el Nobel de las letras hispánicas. Una trayectoria brillantísima se ve recompensada con honores del más justo merecimiento.

La poeta Ida Vitale

desengaños de un carnaval privilegiado por la abundancia; nuestra poeta permaneció en su camino desbrozando una brecha, fiel a ese momento anterior de la poesía hispanoamericana al que pertenece, y en el cual

el surrealismo ejerció una gran influencia. La imaginación de estos poetas exploró la realidad onírica que restalló en el poema haciendo un milagro de la fugacidad. Gonzalo Rojas, Jorge Eduardo Eielson, Blanca Varela,

▶▶Sus encuentros son

Fotos: Cortesía de la FIL de Guadalajara

Primero te retraes,/ te agostas,/ pierdes alma en lo seco,/ en lo que no comprendes,/ intentas llegar al agua de la vida,/ alumbrar una membrana mínima,/ una hoja pequeña./ No soñar flores”. Qué significa este detenerse ante la embestida de “lo que no comprendes”. ¿Por qué “lo que no comprendes” te despoja? ¿Quedas en un aturdimiento? ¿Es un vértigo? ¿Un blanco? ¿Se detiene y te absorbe? ¿Por qué “lo que no comprendes” puede abultarse y crecer hasta llegar a despojarte? ¿Qué significa perder “alma en lo seco”? ¿Por qué me retraigo, por qué me disminuyo ahí, en ese rincón, que puede ser un llano, donde a bocanadas el vacío avanza para tragarme? ¿Es una disolución? Me voy empequeñeciendo y me acuclillo y hundo. Me voy deshaciendo pero estoy aquí. En este desmembramiento. En este deslumbramiento invadido de sombra. Previo a que ocurra el poema. ¿Se me va el alma en esto? La verdad, sí. Rumia que rumia el lenguaje ante las emociones que lo invaden y no encajan, porque no encuentran nombre, no llego al “agua de la vida”. Y la clave no está en “soñar flores”, sino en someter al inconsciente para que no sucumba ante lo fácil. ¿Se puede someter al inconsciente? ¿Acaso logra uno controlar un sueño o desviarlo o evitar un recuerdo o pensar decir algo y decir otra cosa? Pero en esa zona la clave está en sólo aspirar a dar luz a lo que apenas percibimos. Sumergirte en el asombro. El umbral adonde entras trastocada. Y no hay vuelta de este trance estático. Hay un poema, una “sobrevida”. Veamos cómo nombra Ida Vitale el alumbramiento. Lo expone sin decirlo. Evidencia ese territorio donde encontrarse es perderse. No lo ve: lo padece, lo contempla. Se somete. Allí muchas fuerzas en ebullición potencian una nueva realidad. “El aire te sofoca./ Sientes la arena/ reinar en la mañana,/ morir lo verde,/ subir árido oro”. ¿Podría haber mayor nitidez en la revelación de un presente entrampado en el progreso que ejecuta a la naturaleza y nos empeña en la aridez del oro? Este final de estrofa es apabullante, tanto en su música como en su síntesis: esgrime y desnuda. Doce sílabas dispuestas a desmantelar y evidenciar: “morir lo verde/ subir árido oro”. Mientras la desmesura invadía la neobarroca realidad de América Latina en su poesía y la acumulación, el agregado, la perífrasis y la serialidad permitían desplegar el fragmento como un todo y a su vez, ese todo potenciaba un fragmento de una totalidad más amplia, siempre disponiendo del lenguaje, sus aliteraciones y paronomasias como espejos de continuidades y desdoblamientos, de

extraordinarios, ocurren, como el poema, en su persona física. No sabemos si es llamada por un ave o es capaz de atraer a un ave, el caso es que un colibrí se ha posado en su mano, y no una vez. Cuenta con un oído donde la sobrenaturaleza le participa, por ejemplo, una voz, otra, ajena, que está allí para dictarle. E Ida no se rinde. Tiene pacto con la vida y es capaz de dejarse tomar por el misterio, esa zona, ese aliento, ese umbral que puede llegar a subyugarnos.

Su poesía es inquietante, no irrumpe con el relámpago de un vértigo iluminado, ni con la sonoridad galopante del arrebato; es sosegada, directa y, sin embargo, trémula. En ella guarda la llave de la revelación, y por momentos entramos en un universo que nos atraviesa. “Pero, aun sin ella saberlo,/ desde algún borde/ una voz compadece, te moja/ breve, dichosamente,/ como cuando rozas/ una rama de pino baja,/ ya concluida la lluvia”. ¿Podríamos pedir más? Y sin embargo, la contundencia es un broche de oro místico, como el ángel que atravesó con su dardo candente el pecho de Teresa de Jesús: “Entonces, contra lo sordo/ te levantas en música,/ contra lo ardido, manas”. (Poema citado: “Aclimatación”, en: Ida Vitale: Sobrevida. Antología poética. Selección y prólogo de Minerva Margarita Villarreal. Era, México, 2015. Y Editorial Esdrújula, Granada, España, 2016).


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HORAS DE OCIO SYLVIA AGUILAR ZÉLENY

ESCRITURA

DESATADA

El asesino tímido de Clara Usón (Barcelona, 1961) es difícil de definir. ¿Es una novela que ficcionaliza a personas y momentos reales? ¿Es un memoir en el cual la autora nos habla de su vida? ¿Es un ensayo sobre la vida y su desencanto, la muerte y su encanto? Digamos que este libro, ganador del Premio Sor Juana de la FIL de Guadalajara, es todo esto y más.

E

sta obra nos remite a la España de la Transición, la España del despertar, esa “época en que el futuro parecía también joven y nuevo, no una mera prolongación de años tristes que se arrastraban y olían a polvo y encierro”, nos dice Clara Usón. Es en este escenario que vemos, por un lado, el reto de la joven Clara al crecer un poco a regañadientes en el marco de una familia delineada por el franquismo; y por otro, el misterio que rodea la muerte de la joven actriz Sandra Mozarovski, supuesta amante del rey Juan Carlos. Con estos elementos el lector, aún sin abrir este libro, se puede imaginar páginas llenas de intriga, pasión, tragedia y sí, pero hay mucho, mucho más. El asesino tímido va del retrato individual al pesar colectivo en un ejercicio que es ficción, memoria y ensayo al mismo tiempo. Esta apuesta de género, por cierto, recuerda un poco a lo hecho ya por autoras como Marta Sanz en Clavícula, Nona Fernández en La dimensión desconocida (ganadora también del Sor Juana pero en 2017) y en Chilean Electric, María Gaínza en El nervio óptico, o Selva Almada en Chicas muertas. Clara Usón, al hablar de la escritura, admite: “Me repugnan las normas, no creo, por ejemplo, en la UNIDAD de la novela, pienso, como Cervantes, que la novela es «escritura desatada» y que en ella cabe todo, incluso el desorden, si tiene un propósito”. Esta pareciera ser la premisa: aunque sí hay unidad, ésta se trenza desatada toda vez que Usón logra

establecer vínculos entre su vida, la de Sandra y la de (créalo o no) la del filósofo austrobritánico Ludwig Wittgenstein. Tres disímiles personajes unidos por un mismo deseo: la rebelión. Rebelión, sí.

▶▶Rebelión es la que

demuestra la joven Sandra Mozarovski cuando decide convertirse en actriz justo en la época del destape. Entre los 14 y los 19 años, esta chica protagonizó películas de horror que rozaban con el erotismo (o al revés) y en las que la actriz una y otra vez mostró, sutil y no, su cuerpo desnudo. Usón relata con minuciosidad hemerográfica el entorno de la actriz e, incluso, establece un paralelismo entre ella y Sandra, puesto que ambas lucharon por lo que querían, y ambas terminaron precipitándose hacia la nada.

Rebelión es también la de Wittgenstein que, heredero de una familia rica, opta por dedicarse al estudio y convertirse en uno de los filósofos más controversiales del siglo XX. El filósofo llegó incluso a retractarse de sus primeros

estudios; como cuando dijo que “los límites del mundo son los límites del lenguaje”, para más tarde admitir que “el lenguaje no es de fiar”. Clara Usón comparte en El asesino tímido episodios de su propia juventud: sus dilemas personales, los ires y venires de una vida y su caer en los excesos. Explorar la vida toda es claramente, en la joven Usón, también una rebeldía, un romper las reglas: “Mis contemporáneos y yo estábamos convencidos de que nuestras vidas serían mejores, más prósperas, más libres que las de nuestros padres, de quienes renegábamos, de los que nos avergonzábamos, como si fuera su culpa haber crecido y vivido bajo la dictadura”. El romper con las reglas, sin embargo, implica la muerte en Mozarovski, la

soledad en Wittgenstein y el remordimiento en Usón: “Me he acostumbrado a ser una sombra empeñada en afanosos juegos de sombras con los que intento detener el flujo de una vida que es impura, imprevisible, absurda, y mezcla cosas dispares, junta personas que no tienen nada que ver unas con otras, mi madre y yo, por ejemplo; mi madre hubiera merecido otra hija, yo habría preferido otra madre, al principio, después no, cuando ya era demasiado tarde”. Pero hay otra rebelión en la escritora, tanto o más interesante, su rebeldía ante la forma literaria le permite llevar a cabo una “escritura desatada” y así, cual rompecabezas, a la vida de estos tres personajes se une un indagar en los temas que importan: la vida, la muerte, el yo. Wittgenstein decía que en la guerra se podía aprender mucho sobre la naturaleza humana y sobre el sentido de la vida; Usón pareciera decirnos que de la escritura, también. “Las novelas que escribo son las rocas que empujo monte arriba, y cuando las termino, compruebo una vez más que no responden a las expectativas que había concebido, que de nuevo he fracasado y no tengo más remedio que volver a empezar”. Clara Usón explora la vida de tres personas que son todas las personas y, recargándose en citas de filósofos y escritores, películas, canciones y tantos otros fenómenos culturales y recuerdos, construye y discrepa sobre eso que llamamos vida. La autora “junta personas que no tienen nada que ver unas con otras” en un intento por comprender la (¿o su?) condición humana para admitir, y permitirnos asumir que los recuerdos no son sino ficciones que nos contamos sobre nuestro pasado.

Clara Usón, El asesino tímido Madrid, Seix Barral, 2018


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HORAS DE OCIO PARA EL LIBRERO

MANUEL RUI

SOBRE UN COMBA Y OTROS CUENTOS

BERNARDO GOMES DE BRITO

HISTORIA TRÁGICO-MARÍTIMA

Xalapa, Universidad Veracruzana, 2018 • Las literaturas africanas de lengua portuguesa siguen siendo poco conocidas en México. Esta antología permite al lector adentrarse al periodo previo de la Independencia de Angola en 1975 y los primeros años de la guerra civil. La traducción fue realizada por seis especialistas.

Xalapa, Universidad Veracruzana, 2018

Con prólogo de José Saramago y epílogo de Antonio Tabucchi, esta compilación de cuatro crónicas de naufragios portugueses de la época de exploración y conquista aparece en lengua castellana en traducción de Alma Delia Miranda Aguilar. Se relatan aquí episodios compilados por Gomes de Brito que llevan a los lectores a las sabanas de Mozambique, los asentamientos de Sudamérica y el Caribe y a todo un periplo por el Atlántico y el Índico. Un clásico lusófono que por fin circulará en México.

NUNO JÚDICE

MEDITACIÓN ENTRE RUINAS México, Textofilia, 2018 • Escrito originalmente en 1994, este libro de poesía es publicado en edición bilingüe, con traducción de Blanca Luz Pulido. Nuno Júdice es de uno de los poetas más renombrados de la escena literaria portuguesa contemporánea.

QUÉ MIRAR CARLOS MÉRIDA, RETRATO ESCRITO

Esta muestra recorre la trayectoria del artista desde 1915 hasta su muerte en 1984. El eje de esta exhibición lo dan sus archivos, manuscritos y mecanoescritos de su autobiografía inédita. Son más de 300 piezas entre obras plástica, impresos y publicaciones. • Museo Nacional de Arte, CDMX • Hasta el 17 de marzo de 2019

EL MECHERO, O LA RESISTENCIA DEL ENTIERRO

• Esta pieza teatral está inspirada en la vida de cinco personas en el mercado de La Merced. Esta creación de Los Plebes Teatro fue resultado de una investigación sobre los problemas de los habitantes. • Teatro El Milagro, colonia Juárez, Ciudad de México • Martes y miércoles, 20:30 hrs., hasta el 12 de diciembre

AL OÍDO BEAT MY DISTANCE, DE ANEMONE • Anemone se formó cuando la canadiense Chloé Soldevilla conoció a Zachary Irving en un concierto. Con otros integrantes, la banda ha preparado su álbum debut, Beat My Distance, una experiencia musical comunitaria, propia de quienes se plantean como una agrupación que provocará una catarsis emocional en quienes escuchen sus nueve canciones.

Concierto

LAS BODAS DE FÍGARO, DE MOZART

NAVE ESPACIAL, DE RUZZI • La artista y productora presenta su primer disco como solista, en el que además incluye colaboraciones con músicos de Chile y México. Este álbum de larga duración incluye diez temas grabados den dos países durante tres años. Es un collage sonoro y muy amplio de vivencias, influencias e historias.

• Esta ópera bufa en cuatro actos, con música de Mozart sobre un libreto en italiano de Lorenzo da Ponte, está basada en la famosa pieza de Beaumarchais. Con las interpretaciones de Denis Sedov, Armando Piña, Narine Yeghian y Letitia Vitelaru, esta comedia de enredos tendrá como director concertador a Srba Dinic. • Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México • Domingo 25 de noviembre, 17 hrs.


VIERNES CULTURAL

24. ContraRéplica. Viernes 23 de noviembre de 2018 JULIETA GARCÍA GONZÁLEZ “Tener buen aspecto y vestirse bien es algo esencial. Buscarle un propósito a la vida no lo es”, dijo Oscar Wilde. En 1890, Wilde hizo que uno de sus personajes más célebres luciera la elegancia que empataba con un físico mejorado por el tiempo. Dorian Gray era, como el genio que lo creó, un dandi que vistió con elegancia hasta la muerte. La mirada punzante e incisiva de Wilde habría sido incapaz de pasar por alto los atuendos de las personas. Le fascinaba la apariencia porque podía leer en ella a las personas como una quiromántica lee el destino en la palma de una mano.

contrareplica.mx

PIEZAS SUELTAS

MODA Y FANTASÍA

centrales para el rococó y nodales para la revolución francesa: la ropa de los ricos era señal de poderío, el guiño de quienes todo lo tienen para los que no. Una industria potente creció alrededor de la corte, pero los atuendos se usaban y reusaban una y otra vez. Durante el verano, los criados llevaban reconfigurado lo que los cortesanos habían desechado en la primavera. Cada diez días se publicaban revistas de moda que buscaban descubrirle a la plebe lo que la reina usaba (eran en su mayoría fantasías imposibles). La huracanada moda de esa época jugó un papel fundamental en la economía francesa. Marie-Jeanne Bertin, conocida como “Rose”, fue nombrada por María Antonieta “Ministra de la Moda”, con un presupuesto a su cargo, y hay registros de que toda la manufactura que rodeaba la vestimenta gozó por entonces de cabal salud. La fábrica de textiles de un tal Christophe-Philippe Oberkampf reportó, en 1774, tener empleados a 900 trabajadores. Lo rebuscado, complejo y desquiciado de los atuendos franceses del siglo XVIII tuvo, al menos en parte, una raíz económica y un comentario social.

▶▶En Inglaterra, en 1877,

unos años antes de la publicación de El retrato de Dorian Gray, se publicaba Cómo vestirse bien por un chelín al día escrito por “Sylvia”. En él, se detallaban algunas tácticas para estar siempre a la moda y verse bien. La autora sin apellido sentenció: “La pobreza debe, por encima de todo lo demás, evadir la apariencia de pobreza”.

Por entonces, la ropa cabía en un armario alto, más o menos angosto. Las prendas se remendaban y cuidaban hasta la desesperación; los utensilios domésticos para zurcir, detallar, cortar, bordar, lavar y rejuvenecer la ropa llegaron casi intactos hasta bien entrado el siglo XX. En La señora Dalloway (1925), Virginia Woolf se detiene en los cuidados que Clarissa Dalloway, una mujer de buenos recursos, le dedica al atuendo que usará en la cena a la que ha convocado en su casa: un vestido de seda verde que merece cuidados que sólo ella puede otorgarle. La prenda se ha roto en un punto, la falda está rasgada. Así que decide usar “sedas, tijeras, (…) dedal” para ponerle remedio y usarlo frente a sus amigos y admiradores, frente al espejo mismo de su pasado. Es la posguerra, el valor de las cosas ha cambiado. ROPA RÁPIDA. El fin de semana pasado México dio la bienvenida al “Buen Fin”, esa feria de descuentos que trata de emular al llamado Viernes Negro que se celebra cada año después del día de Acción de Gracias en Estados Unidos. ¿A qué dedican los mexicanos sus pesos ese fin de semana? Sobre todo, a ropa y electrónicos, igual que en el país vecino. Si bien aparecen por ahí la ocasional parrilla, una sierra de disco, un viaje o alguna chinería, casi todo se destina a prendas de vestir y aparatos. Hoy, Estados Unidos se prepara

El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde. Ilustración de Frank Venice para gastar unos 90 mil millones de dólares (cuando en México superamos la modesta cifra de 100 mil millones de pesos hace unos días). ¿Qué significa esto en prendas de vestir? Aunque es difícil saberlo con precisión, es posible pensar en un aproximado. En 2016, Greenpeace publicó un estudio llamado “Timeout for Fast Fashion” (“Tiempo fuera para la moda rápida”); en él, asevera que la industria de la moda pasó de vender un billón de dólares en 2002 a vender casi dos en 2015. En 2014 se produjeron más de 100 mil millones de prendas, mientras que una persona promedio hoy compra 60 por ciento más ropa y la mantiene la mitad del tiempo que hace quince años. Hay más de cuatro millones de toneladas de ropa desechada circulando por el mundo y, según Greenpeace, casi ninguna de estas prendas se volverá a usar.

VÉRTIGO FRANCÉS. “¿Cuál es el primer cuidado de la reina del rococó cuando se despierta por las mañanas en su palacio de Versalles? ¿Las noticias de la ciudad y del Estado? ¿Las cartas de los embajadores, el saber si han vencido a los ejércitos o si se le ha declarado la guerra a Inglaterra? En modo alguno […] María Antonieta tiene que decidir qué traje desea ponerse aquel día, elección dificultosa y rica en responsabilidades porque para cada día están prescritos doce nuevos trajes de gala, doce vestidos de fantasía, doce trajes de ceremonia, sin contar los otros cientos que son adquiridos todos los años”, escribió Stefan Zweig en María Antonieta (1932), su biografía sobre la reina austro-francesa. Antonia Fraser, en María Antonieta: la última reina, le dedicó más atención y empatía tanto a la princesa niña como a las razones por las que sus atuendos fueron

ÚLTIMO DESTINO. Hoy casi todos tienen acceso a la “moda rápida”, diseñada como caramelos desechables. Cuando se la arroja a la basura empieza su segunda vida. Se la vuelve a usar, pero poco. Más tarde viaja a su destino que está, casi siempre, en los barrios más pobres de Haití. Ahí se la muele y pica, se convierte en hilos o en telas para uso industrial. Una buena parte de las corbatas y los abrigos muere para siempre: blusas, faldas y pantalones yacen como flores marchitas bajo tierra que pudo ser fértil. Tal vez valga aún la fantasía de la modista Sylvia: vestirnos bien nos hará parecer otros, mejores. A falta de plumas y alas, de escamas coloridas, encontramos sentido en lo que nos cubre y lo deseamos cada vez con más vehemencia. Y tal vez el comentario social más relevante, ese que habla de nuestro destino colectivo, se me escape ahora… @julietaga

DIRECTORIO Viernes Cultural, suplemento de Contra Réplica

•Director general:

Rubén Cortés •Jefa de redacción: Claudina Domingo •Consejo editorial: Francisco González Crussí, Enrique Florescano, Elsa Cross, Silvia Molina, Eduardo Langagne, Carmen Boullosa, Tedi López Mills, Geney Beltrán Félix.


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