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Luisa Futoransky
Escritora argentina. Desde 1981 reside en París. En Francia, durante diez años, fue conferencista en el Centro Pompidou de París y también, durante una década, periodista en la agencia de prensa AFP. Actualmente tiene a su cargo la edición en español de la revista trimestral Patrimonio Mundial de la UNESCO y realiza traducciones al español para El Correo de la Unesco. Ha sido becaria de la Guggenheim Foundation, Estados Unidos. y nombrada Chevalier des Arts et Lettres en Francia. Algunos de sus más recientes títulos incuyen: Humus...humus. Poesía (Editorial Leviatán, Buenos Aires, Argentina, 2021) y Los años argentinos 1963-1972. (Editorial Leviatán, Buenos Aires, Argentina, 2019). La edición, a cargo de Mariano Rolando, reúne cuatro volúmenes de poesía publicados en dicha década.
Arte Poética
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Mezclar sin que se formen grumos suave, con paciencia pero con uno que otro golpe enérgico indispensable para llegar a puerto y por milagro despertar -otra vezhoy sin ayer
Tener en cuenta que cortada la nata ahuyenta agriando el todo sin remedio
El poema primer hervor flor de sal velo más tenue de rocío y fulgor último de un arcoiris a a punto de desafallecer anida miel anida espanto y machacona la cadencia remota del danzón
Ortodoxia
las tierras ortodoxas son de mucho disfraz y sombrero alto llamado kukulión olor a incienso íconos dorados estepas para ululares carniceros de lobos y de vientos coros con voces cavernosas pascuas nevadas oficiadas por popes y patriarcas con energía a revender
grandes padres para pueblos pobres sin olvidar los promontorios soleados al sur grandes lagos esmeralda y rasguido de balalaikas tañidas por muchachones calzados con sonoras botas carmesí
ah las tierras ortodoxas de knut y de mujik de kolima, putin y chernobil
inédito, 2021
Luces que a lo lejos
Si Ud se fue durante cuarenta años, la mitad de su vida, no hay vuelta posible. Huyeron las orillas, las arenas, las veredas. A los parasoles los barrió el viento. El nuevo país envejece con uno y adopta nuestros propios tics. Arraigo, desarraigo son palabras huecas. La realidad está en los huesos, las mareas y las lápidas.
inédito, 2022
Al Garete
En medio de la nada, pero cerca del cementerio, una cabina telefónica blanca con su teléfono antiguo de discado, negro. La gente la llama, el teléfono del viento. La donó un viejo y la dejó tal cual en su propiedad que hizo pública. Allí acuden los inconsolables de Otsuchi-cho, cerca de Fukushima para hablar con los que les faltan después del tsunami. Miles son los que pasaron por allí confiando logros, carencias, pidiendo ayuda y consejo. Si es que vienen, si es que tantos vuelven es que alguien responde al teléfono.
(Para recordar los 10 años del terremoto y tsunami de magnitud 9, 1 que provocó el accidente nuclear de Fukushima, Japón el 11 de marzo de 2011. En mi blog: lfutoransky.org)