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Música de Carrilera

Por Ofelia Peláez

En los años 40 del siglo XX en Colombia aún no se fabricaban discos, entonces en Medellín había dos empresarios que los importaban cuando eran de 78 rpm pues todavía no se conocía el long-play, de vinilo, que lo creó la Casa

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Columbia en 1948. Eran los hermanos Ramírez Johns representantes de la Casa Columbia, y los señores De

Bedout, de la Casa Víctor. Los discos venían en barco, algunos de México y otros de Camden, en Estados

Unidos.

Los encargados de esas importaciones tenían vendedores que los portaban en sus maletines para la venta. Estos empleados se conocieron como paqueteros. Fue en la época grandiosa del Ferrocarril de Antioquia, cuyo recorrido era de Medellín hasta Puerto Berrío; las estaciones tenían un encanto único, las bancas en el corredor del frente, el inmenso reloj,

Caratula de Lp grabado por Joaquín Bedoya Foto. Revista Porro y Folclor

un surtidor de agua y la infaltable fonda o cantina; también había muchas bodegas y casas de gamonales.

A esos establecimientos de las estaciones llevaban los paqueteros los discos de 78 rpm, que por lo general eran corridos y rancheras. De ese grupo de artistas, que fueron muchos, se recuerdan a las Hermanas Padilla, Chicho y Margarita, Los Madrugadores, Pepe y Chavela, Ray y Laurita, Lydia Mendoza y una larga lista de canciones que en México llamaban música campirana. Pero los barcos eran asaltados para robar material para los pertrechos de los combatientes en la Segunda Guerra Mundial y los importadores nuestros decidieron traer música del sur del continente, Chile y Argentina. Así nos llegaron, entre otros, Los Trovadores de Cuyo, el Conjunto América, los Hermanos Cáceres… A esta cantidad música se le empezó a llamar, un tanto despectivamente, música de carrilera, por lo del tren.

Una pequeña reseña del Ferrocarril de Antioquia que fue hecho con la dirección del ingeniero cubano Francisco Javier Cisneros. De Medellín hasta Santiago eran 17 estaciones; ahí los pasajeros descendían del tren y tenían que subir a pie, a caballo o en algunos vehículos al alto de La Quiebra y bajar a la estación de El Limón para recorrer otras 22 estaciones y llegar a Puerto Berrío. Todavía no se había hecho el túnel, que fue obra de Alejandro López y se terminó en 1929. El túnel tiene 3.7 kilómetros y fue una verdadera obra maestra de la ingeniería. A solicitud de López, sus restos reposan a la entrada del túnel en la estación de Santiago. Antioquia, una de las más grandes hazañas de este discos en este país; la palabra carrilera fue cayendo en desuso y en los traganíqueles y emisoras el predominio fue la música campesina, la parrandera paisa…

En Medellín había una estación de radio llamada La Voz de las Américas, propiedad del señor José Nicholls Vallejo que impulsaba esta clase de música, dirigida al campesinado. Este señor también era propietario de unos laboratorios y fundó un programa al que llamó Guasquilandia. En ese programa complacía los pedidos musicales que le hacían los campesinos para lo que debían enviarle una caja de alguno de los productos de su laboratorio. ¿De dónde viene el nombre del programa? Resulta que los campesinos utilizan para amarrar sus productos como quesitos, tamales y sal, unas guascas que sacan de las matas de plátano. Como ya la palabra carrilera había caído en desuso, a esta música se le empezó a llamar música guasca.

Fueron pasando los años, nació otro género al que llamaron música de despecho y en la actualidad se le dice música popular. Lo curioso es que todos estos movimientos, llámense como se llamen, a excepción de la música que venía de Suramérica, son rancheras y corridos mexicanos, acompañados de mariachis.

Es una paradoja que los campesinos, los recolectores de café y agricultores, han escuchado por años la música del sur de continente y sobre todo, la de México que llegó con los discos de 78 rpm y además con el impulso que le dio el cine de ese país. Y la llamada música andina, (bambuco, pasillo, guabina y otros) ha sido citadina, hecha por Caratula del Lp grabado por Joaquín Bedoya compositores de la ciudad, músicos, Foto. Revista Porro y Folclor poetas e intérpretes; son cantos bucólicos inspirados en el arroyito, la Y llegó el llamado progreso y el fin del Ferrocarril de al campo. departamento; tan meritoria, que la relojería suiza de La llamada música parrandera o campesina jamás entonces sacó una serie de relojes y cronómetros con la tenía vulgaridades; se caracterizó por una picaresca marca Ferrocarril de Antioquia. Entonces ya no viajaban muy bien lograda. Es bueno que las cosas evolucionen, los paqueteros, sino que las ventas eran en algunos que surjan nuevas voces y nuevos compositores, pero almacenes de esta ciudad y además ya se fabricaban sin caer en la procacidad. montaña, los trapiches, en fin, todo lo concerniente

Ofelia Peláez. Conferencista sobre bolero y música popular, jurado en varios festivales nacionales, escritora de varios libros entre los que se destaca: Alfredo Sadel, cuenta mi alma. Su historia, sus anécdotas, su discografía y fotografías inéditas, Invitada al programa El rinconcito de los recuerdos, de Radio Reloj – Q’hubo Radio, Caracol Medellín

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