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La inclusión del porro en la sociedad del Caribe colombiano

Por Edgardo J. Esquivia Cueter

José Pianeta Pitalúa Foto. Cortesía Luis Carlos Lorduy Vergara

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Nuestro porro, como otros géneros musicales autóctonos de la costa Caribe colombiana entre esos la cumbia, el fandango, la puya y el chandé, podríamos decir que hace 100 años no era bien recibido en eventos sociales, clubes, hoteles, bares y lugares destinados a diferentes reuniones de la llamada, en ese entonces, “clase alta” o aristocrática. Solo se podía escuchar nuestra música en parrandas, fiestas callejeras, fandangos de pueblos y festividades similares.

En 1889 el cienagadorense José Fortunato Sáez

Agámez fundó la Banda San José de Ciénaga de Oro, muy reconocida en la época y solicitada en Cartagena,

Barranquilla, Montería, Lorica, Sincelejo, Magangué,

San Marcos, Ayapel y otras poblaciones. En esta población nació un 19 de marzo el trombonista y polifacético compositor José Pianeta Pitalúa (1900- 1974), quien, desde muy joven ingresó a la Banda San

José, dirigida por el maestro Sáez.

Pianeta Pitalúa, gran músico y habilidoso trombonista, que tuvo en el campo de la música tradicional su mayor fortaleza, pasó, unos años más tarde en Cartagena a ser el mejor impulsor del porro y la música tradicional caribeña. Los inicios musicales de Pianeta Pitalúa en Cartagena se remontan a su participación en la Jazz Band Lorduy, primera Jazz Band en Colombia fundada en 1923 por Francisco Lorduy. Fue un 20 de enero de 1926 que Pianeta Pitalúa fue solicitado por Francisco Lorduy para integrarse a su jazz band. En Cartagena participó de manera alternativa en la Banda Bolívar del profesor Ramón Epifanio Puello (1879 – 1962), de gran actividad musical en la ciudad.

En 1928 Pianeta Pitalúa organizó su orquesta Buenos Aires; montó canciones de la Jazz Band y temas del folclor para actuar por muchos años en el SalónBar Pullman (barrio Manga) y en diferentes clubes cartageneros.

En 1929 nació la radio La Voz de Barranquilla, como una puerta para permitir las intervenciones radiales de orquestas locales como: La Orquesta Voz de Barranquilla, Orquesta Biava, Orquesta Sosa entre otras, todas con obras foráneas.

Para esta época (1929) acontece un hecho muy importante para el folclor colombiano: Camacho y Cano, Ladislao Orozco y Adolfo Mejía viajan a Nueva York, contratados para grabar música folclórica

colombiana. Logran grabar 88 obras para la Brunswick Records, la Columbia Récords y la RCA Víctor Records. A Camacho y Cano le graban el porro Óyeme Lorenza (conjunto del español radicado en Cuba Juan Pulido), convirtiéndose en el primer porro llevado al vinilo en el mundo, abriendo un nuevo horizonte para nuestra música. Estas obras se posicionaron en México, Centro América, Cuba, España y otros países, convirtiéndose en éxitos y, abriendo un espacio en el exterior y conquistando poco a poco el gusto por el Caribe colombiano

En los años veinte, la música raizal del caribe colombiano, no gozaba del favor de las clases altas barranquilleras, cartageneras, cienagueras y samarias, quienes eran grandes admiradoras de los figurines musicales de Europa, de Cuba, México y Norteamérica no solo por copiar la moda sino, porque eran comunidades nacidas de una inmigración extranjera.

Jazz Band Lorduy fundada en 1923 por Francisco Lorduy Foto. Cortesía Luis Carlos Lorduy Vergara

En 1930 Pianeta Pitalúa disuelvió su orquesta Buenos Aires. De Barranquilla trae algunos músicos, e incluye a los hermanos Lorduy fundando la GRAN ORQUESTA A No.1 DE CARTAGENA replicando y ampliando la matriz orquestal de la Jazz Band Lorduy. En adelante, la Orquesta A No. 1 se convirtió en la más apreciada por los cartageneros llevando con gran éxito su música a Montería, Barranquilla, Santa Marta, otros sitios de la región y del país. Hace lo conveniente y, realizó los arreglos para todas sus composiciones de tipo tradicional y, fue el primero en vestir de formalismo al porro logrando que esta música autóctona costeña comenzara a escucharse en los clubes, eventos, colegios y espacios sociales cerrados de Barranquilla, Cartagena, Montería y otras ciudades de la costa. Pianeta Pitalúa especializó su orquesta en música criolla, grabando desde 1933 porros, fandangos, cumbias, cambiones, chandes, macumbas y otros ritmos populares. En este momento la Heroica es el semillero de agrupaciones musicales pero que sólo interpretaban: jazz, pasillo, danzón, danza, blues, habanera, fox trot, one step, bambuco, charleston, vals, mazurca, polca y tango, entre otros.

Las primeras obras de Pianeta Pitalúa fueron grabadas en Estados Unidos por el sello Columbia (1930) por una orquesta internacional; las partituras se enviaron por intermedio del representante de la disquera en Cartagena. Se convirtió en el primer compositor en grabar sus obras, que en su época tuvieron efectiva demanda, como: Dicen que el sapo muerde” -porro, “Toma Tú”-fandango, “Cinco años -porro y otras más. Por años la Orquesta A No. 1, fue la predilecta del Hotel Caribe, Club La Popa, Club Naval de Castillo Grande, Club Unión, Club Guanipas. Fueron inolvidables sus actuaciones en las fiestas novembrinas en el Club Cartagena, acompañando las fiestas de coronación. Fue la

orquesta preferida en el Club Anglo Americano de Barranquilla, a donde viajaban los fines de semana a acompañar los eventos bailables de ese club.

La Inclusión a la Orquesta A No.1 de músicos altamente reconocidos de la talla de Lucho Bermúdez en 1931 (como director artístico), Joaquín Marrugo, Clímaco Sarmiento, Edrulfo Polo, Santos Pérez y Crescencio Salcedo, entre muchos más, le confirió altura y mejor nivel a la orquesta.

El genio musical Lucho Bermúdez (1912 – 1994) le inserta otro motor a la proliferación del porro quien para esta época comienza a escribir sus propios porros y al interpretarlos les da una suave cadencia, con estilo propio con influencia de Jazz vistiendo de “frac” al porro. Todos estos músicos de alto turmequé, al cumplir sus ciclos en la Orquesta A No. 1, formaron sus propias agrupaciones o, migraron a otras organizaciones musicales, continuando con la emancipación de nuestra música y la propagación del porro y sus hermanos musicales. Lucho Bermúdez pasa a dirigir también la Orquesta de Emisoras Fuentes y funda en Cartagena su propia agrupación la Orquesta del Caribe en la que maestro Pianeta Pitalúa pasa a tocar con él, pero manteniendo su Orquesta A No.1.

Con el nacimiento de la disquera Fuentes en Cartagena en 1934, se yergue una esperanza y un nuevo horizonte para la música costeña y del país. Iniciaron las grabaciones y se consolidó la necesidad de grabar también la música regional que comenzó a aflorar y a cautivar seguidores. La emisora también funda la Orquesta Emisora Fuentes, dirigida por Lucho Bermúdez, la que también se atribuye la directriz de la propagación de los ritmos folclóricos regionales.

En 1934 fue grabada en sello Fuentes Cartagena con buena aceptación en el público, la primera versión del porro La vaca vieja, del trompetista Joaquín Marrugo por la Orquesta A No.1 de José Pianeta Pitalúa bajo la dirección de Luis E. Bermúdez A., tal como lo registra el disco Fuentes N° 2001 A de 78 rpm. A partir de aquí empiezan las grabaciones de porros como: Momposina (1935), “El vaquero” (grabada también por la Sonora Matancera), “Conejo cogió... conejo pelao” (1943) bajo el sello Odeón prensado en Argentina, “A la carga” (1948) en Argentina y muchos más.

José María Deogracia Fortunato Sáez Agámez “El Negro Sáez”. Foto. tomada del libro Estampas de Ciénaga de Oro escrito por Manuel H. Pretelt Mendoza, y restaurada por Xhantie Marie Esquivia

Se hace obligatorio, hacer un reconocimiento a Emisoras Fuentes de Cartagena (nacida en 1933) quien impulsó y privilegió en esta década a la música vernácula. Sin embargo, por efecto del Carnaval de Barranquilla la influencia sonera de Cuba empezó a sentirse con fuerza en las fiestas, lo que se constituyó en un buen augurio para la música vernácula costeña. Mas con el nacimiento de la radio, en la luminosa y extrovertida Arenosa, en toda la amplitud del término, sus gentes entusiastas son prestas a acoger lo nuevo y, por afinidad se relacionan más con la música de Cuba, de Santo Domingo, de Puerto Rico, de Panamá y de Venezuela. Pero a la vez se da lugar, a las presentaciones radiales de las primeras orquestas barranquilleras, las cuales dejaron filtrar ocasionalmente, un porro en su repertorio: la Orquesta Sosa, Orquesta Blanco y Negro, la Emisora Atlántico Jazz Band, la Orquesta de Guido Perla, entre otras.

Continuando con la ruta emancipadora del porro de la Orquesta A No.1, es importante destacar que en 1942 grabó una serie de discos el sello fonográfico RCA Víctor, patrocinados por el almacén J. Glottman de Bogotá. El periódico El Tiempo, mensualmente mostraba los éxitos y, los porros y fandangos de esta orquesta, los cuales siempre encabezaban esos listados.

Para la década de 1940 las Jazz Band de Barranquilla, y orquestas de las radiodifusoras con asiento en la ciudad, ya confluían en el vértice de la cultura musical regional, puesto que marcaban las tendencias con los aires dominantes del Caribe, en los cuales el porro colombiano había adquirido un papel descollante en la emulación con el son cubano; es el caso de la Orquesta de la Emisora Atlántico Jazz Band.

Edgardo J. Esquivia Cueter. Defensor y gestor cultural; historiador, investigador y escritor sobre música, tradiciones y costumbres culturales

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