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William Álvarez, el gestor, el humanista, el poeta

Por José Alonso Franco Londoño

“La muerte nos roza a veces los cabellos, nos despeina y no entra. ¿La detendrá quizás algún gran pensamiento? ¿O acaso pensamos algo mayor que el pensamiento mismo?” Roberto Juarroz

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Los inicios del gestor cultural

Escribir sobre William Álvarez Vélez es hacer referencia de un ser humano integro, un líder, un gestor cultural, un amante de la poesía, un luchador incansable por recuperar la memoria de la ciudad que muchas veces pretenden olvidarla… es adentrarse en lo más profundo de quien dedicó su vida a transformar la sociedad.

William nace en las entrañas de una de las familias fundadoras del barrio Santa Rosa de Lima, donde aprendió al lado de su madre Mercedes Vélez, el principio de servir y la pasión por trabajar por los demás y ser parte de la solución. Desde muy pequeño hizo parte del movimiento juvenil de la Iglesia. Allí al lado de amigos incondicionales como Bernardo Pérez, Francisco Duque, Jorge Pabón, Jorge Zea y otros tantos comenzó la labor de cambiar la vida de muchas personas que estaban en condiciones de vulnerabilidad y aportarle al cambio social.

Su labor comunitaria estaba ligada no solo desde la religión, sino también desde la cultura, el arte y la academia que de manera permanente incluían

William Álvarez Vélez, biblioteca Comfenalco Guayabal Foto. Juan Rafael Fernández

actividades como fiestas patronales, verbenas artísticas, chocolatadas, tomas artísticas y tertulias poéticas. Al lado de grandes líderes, en la década de los ochentas creó un movimiento cultural de gran impacto: realizaban eventos, actividades y acciones comunitarias que transformaron el territorio. Desde el grupo juvenil, el Comité Cultural La Cometa y los grupos religiosos, dieron apertura y fundación de la gran obra del barrio: La biblioteca Popular Santa Rosa de Lima, junto con Bernardo Pérez, jóvenes del grupo juvenil Juenca y líderes de la Iglesia; William participó de la fundación de la biblioteca como un espacio para la lectura, consulta, encuentro, recreación, entretenimiento de niños, jóvenes y adultos que en ese entonces no tenían lugares para el encuentro con los libros.

“Con el impuso y la coordinación de Bernardo Pérez y jóvenes pertenecientes al grupo juvenil Santa Rosa de Lima, Francisco Duque, William Álvarez, Jorge Zea, Jorge Pabón, Walter Jaramillo y Consuelo Atehortúa; comienzan el proceso de creación y fundación de una biblioteca para el barrio…”

William Álvarez Vélez Foto. Juan Rafael Fernández

Su energía, deseo, ganas y testarudez por servirle a la comunidad lo llevan a trabajar en manos del movimiento social, cultural, religioso y comunitario a crear espacios de participación. Allí nace la idea fundar el Festival del Porro, como espacio de encuentro, de recuperación, difusión y creación en torno a la cultura y el arte popular de Medellín y Colombia. Como director de la biblioteca generó espacios como los encuentros poéticos, la Caja Viajera patrocinada desde la Biblioteca Pública Piloto y la hora del cuento, encuentro y lectura para niños y jóvenes del barrio Santa Rosa de Lima.

La poesía y la memoria, nacen desde la universidad

El liderazgo ejercido desde el barrio a través de su trabajo comunitario, social y cultural, su ímpetu para formarse como profesional y poner los conocimientos al servicio de las comunidades, lo llevan a ingresar a la Universidad de Antioquia a estudiar Bibliotecología, como respuesta al ideal intelectual de un hombre que amaba las letras y la poesía. Desde la academia impulsa acciones comunitarias enfocadas a la formación de nuevos ciudadanos. Para eso la Biblioteca Santa Rosa de Lima es el escenario predilecto para seguir su labor y poner al servicio del barrio sus conocimientos, lo que implica la generación de actividades como festivales, tertulias poéticas, encuentros artísticos, lecturas de cuentos para niños, fortalecimiento de la biblioteca como espacio de lectura y consulta para estudiantes, formación de líderes y recuperación de la memoria del barrio.

La implementación de su accionar intelectual y profesional le permite ingresar a Comfenalco, para ejercer desde las bibliotecas sus ideas y propuestas culturales, Al referirse a la importancia y el papel que jugó William Álvarez como gestor cultural y director de las bibliotecas de Guayabal y Belén, el

Coordinador Biblioteca en Comfenalco Antioquia, Juan Rafael Fernández (2020), manifiesta: “Conocí a William Álvarez en 1988, trabajando por las bibliotecas populares en la ciudad y en la Comuna 13. Luego nos encontramos como compañeros en la Escuela de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, donde recuerdo de él su gusto por el jazz y la poesía de Roberto Juarroz... Fue coordinador de la Biblioteca Comfenalco Guayabal y luego coordinador del Parque Biblioteca Belén. Lideró el proyecto Piel de la Memoria, una propuesta de compromiso ciudadano y de gran arraigo comunitario en el Barrio de la Santísima Trinidad o Barrio Antioquia, lideró también el traslado de esa Biblioteca al parque principal del barrio Belén y luego el proyecto por Comfenalco y el Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín para la creación del Parque Biblioteca Belén, propuesta en la cual me permitió participar. Fue un gestor de largo aliento, muy cercano a la comunidad, generoso, de una gran sensibilidad social, como lo recuerdan muchos líderes de Guayabal y Belén”.

Su inmensa actividad y trabajo incansables por servirle a la comunidad desde su quehacer profesional, lo llevó a generar acciones claves con las personas; su ímpetu gestó actividades en las bibliotecas de Guayabal y Belén, como escenarios de formación, creación y de encuentro entre los libros y la sociedad, porque para él las bibliotecas eran espacios abiertos para todas las personas. Siempre recibía al usuario o habitante del barrio con una sonrisa para invitarlo a leer, escribir o escuchar un cuento o poesía en sus tertulias o verbenas artísticas que realizaba de manera permanente.

Su amor por recuperar la memoria cultural de los pueblos y descubrir que somos parte de la historia, los hechos, las acciones, las relaciones y del mundo ancestral, lo llevaron a realizar desde la biblioteca Guayabal para el barrio Antioquia un proyecto quijotesco y único para esa época: unir a quienes se enfrentaban y ponían barreras invisibles entre sectores (los actores armados que generaban violencia, desplazamiento y muerte en el barrio), para recuperar el tejido social, mediante el diálogo, el encuentro y la cultura. Desde allí emprendió la labor de recuperar fragmentos de experiencia para aliviar el dolor y el odio surgido por la guerra y el conflicto en el que se enfrentaban y cuyos muertos los estaba colocando la población civil.

En relación con el proyecto Arte Público La Piel de la Memoria Barrio Antioquia: Pasado, presente y futuro, Hoyos (2001)1, se refiere de la manera siguiente:

“…La idea de estos procesos fue provocar esos relatos oscuros, para compartirlos con otros y así exorcizarlos en el recuerdo individual y colectivo y generar elementos de una reconstrucción social con esperanza de futuro… El proyecto La Piel de la Memoria nación como un elemento de apoyo a un pacto de no agresión entre los combos del

Barrio Antioquia que mantenían en vilo la vida de sus pobladores… La Piel de la Memoria es una experiencia de vida que grabó en muchos, especialmente en habitantes del Barrio Antioquia, recuerdos indelebles, aunque el paso del tiempo quiera sepultarlos en la lejanía, o los lugares muten”.

Piel de la Memoria se atrevió a unir en el diálogo a víctimas y victimarios para que pudieran mirarse a los ojos, recuperar esa memoria, la verdad y la recopilación de hechos y sucesos de dolor, basado en los recuerdos dolorosos y significativos del pasado para evitar que el odio se perpetuara en las mentes de los habitantes del Barrio Antioquia y no seguir alimentando la venganza; apuntarle a construir el tejido social. Fue un espacio de reflexión que contribuyó a la convivencia comunitaria y las experiencias de quienes vivieron el conflicto armado. Desde este proyecto William vio la oportunidad de implementar y desarrollar actividades en todos los lugares de la ciudad para demostrar que el arte es el medio para transformar los territorios; con lectura

1 La Piel de la Memoria. Barrio Antioquia: Pasado, presente y futuro. Fue un trabajo investigativo sobre la memoria del barrio Trinidad o Barrio

Antioquia, emprendida por varias instituciones de la ciudad. de poemas; actividades culturales en los barrios de influencia de la biblioteca Comfenalco Guayabal y luego en Belén, abrió espacios para el encuentro, el diálogo y convivencia entre actores comunitarios y sociales.

La formación universitaria en bibliotecología estaba atravesada por su convicción social, con lecturas de poemas mostraba que el diálogo y la concertación entre lo público, lo privado y comunitario era el camino perfecto para hacer cambios en las comunidades; no había para él desacuerdo, ni discusiones, ni dificultades, todo se podía mediar y construirse por la palabra y el compromiso.

Francisco Duque (2020), un líder y amigo señala que: “William, el gestor cultural incansable, el líder comunal excepcional, un ser humano que trabajaba inagotablemente en la solución de conflictos”. Tal afirmación la ratifica Fernández (2020): “Aportó significativamente a los procesos sociales de las comunidades en Belén y Guayabal. Fue un líder cercano que unió a las comunidades en el desarrollo social, educativo y cultural”.

La pérdida del ser humano íntegro

“Cada uno tiene su pedazo de tiempo y su pedazo de espacio, su fragmento de vida y su fragmento de muerte. Pero a veces los pedazos se cambian y alguien vive con la vida de otro o alguien muere con la muerte de otro”.

Quizás esa mañana se levantó como siempre lo hacía, a cumplir sus labores en la biblioteca de Belén. Allí lo esperaban sus compañeros de Comfenalco, los líderes, los lectores, los poetas, trabajadores, amigos… para saludarlo, darle un abrazo, practicar unas cuantas palabras, planear el día. Allí lo esperaba su silla y escritorio para leer un poema de Roberto Juarroz. Pero el silencio, ese que tanto pregonaba en las reuniones, fiestas, encuentros, eventos o actividades cuando alguien levantaba su voz o gritaba, solo atinaba: “Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio: no lo digas”. Pero este silencio fue mucho más profundo, más eterno, más doloroso, más cruel… porque detuvo las miradas, las palabras, el corazón y los abrazos.

La violencia, esa que tanto trató de acabar para que no fuera parte de la vida de los ciudadanos de Medellín, lo arrancó de este mundo, como caminante que viajaba en las estelas del mar, como cometa del

universo, como canto que eterniza el silencio, como el sol que calienta el frío de la muerte, porque “el silencio que queda entre dos palabras, no es el mismo silencio que envuelve una cabeza cuando cae”.

La muerte viajó por la ciudad como flecha lanzada por criminales que callan la música que divierte al pueblo y dejó un vacío que inundó las calles y opacó las mañanas del barrio, esa mañana del 30 de junio de 2010, las notas de los poemas de Roberto Juarroz fueron derramadas en las frías calles de la ciudad, como presagio de una ausencia, que como proyectil emprendería un viaje sin retorno.

“El hombre pierde la vida y otras cosas, se ensucia con cualquier crecimiento, no aprenderá nunca a vestirse y es un inexplicable ensayo de la muerte”.

Al final comprendimos que William era de otro planeta, de otra galaxia, de otra vida… No nos pertenecía. Su pensamiento fue tan grande que nos dejó sus huellas marcadas en nuestros corazones. Porque al final somos polvo que volvemos a nuestra madre tierra y ella nos acoge porque hacemos parte de sus entrañas. El camino de William Álvarez estará siempre presente, porque:

“perdimos primero que todo a un amigo, a un hermano, a aquel que caminaba con nosotros, que impulsaba las mejores acciones y los mejores proyectos para cada uno de sus seres cercanos.

Perdimos al hombre conciliador, que creía que el respeto y la tolerancia primaban en las relaciones sociales. Perdimos al líder cultural que a pesar de los inconvenientes y trabas, buscaba soluciones, aquel que no se daba por vencido hasta no concluir su tarea”.

Al conmemorar un año más de su partida, la pérdida, el vil asesinato de William Álvarez, se hace este homenaje a la piel de la memoria de los barrios, de la cultura, de quien dejó un legado, una historia, un proyecto, un poema, un sueño… “un bibliotecario con alma de poeta, un líder que se echó al hombro las necesidades de las comunidades, un amigo que dejó semillas en el camino para que muchos continuáramos su labor y la generosidad de su amistad, que encendió el corazón de todos los que estuvimos a su lado”. Finalmente, dejaremos la huella profunda de quien creyó en la cultura, nos iluminó para trabajar por el arte y la cultura popular; por insistir en recoger y recuperar la memoria de los barrios; por invitarnos a trabajar desde el ser y la generosidad… Nos dejó una huella en lo más profundo de nuestras vidas.

“Si la muerte viene y pregunta por mí haga el favor de decirle que vuelva mañana que todavía no he cancelado mis deudas ni he terminado un poema ni me he despedido de nadie ni he ordenado mi ropa para el viaje ni he llevado a su destino el encargo ajeno ni he echado llave en mis gavetas ni he dicho lo que debía decir a los amigos ni he sentido el olor de la rosa que no ha nacido ni he desenterrado mis raíces ni he escrito una carta pendiente que si siquiera me he lavado las manos ni he conocido un hijo ni he emprendido caminatas en países desconocidos ni conozco los siete velos del mar ni la canción del marino”2 .

Referencia bibliográfica

DUQUE, Francisco Javier. Entrevista realizada por José Alonso Franco

Londoño, 22 de septiembre de 2020 FERNÁNDEZ, juan Rafael, Coordinador Biblioteca en Comfenalco Antioquia, entrevista realizada a por José Alonso Franco Londoño. 1 de octubre de 2020. FRANCO LONDOÑO, José Alonso. Historia de la Iglesia Santa Rosa de Lima. 50 años de evangelización. Editorial Trama. 1ª edición. 2007 HOYOS AGUDELO, Mauricio. La Piel de la Memoria: Barrio Antioquia: Pasado, presente y futuro. Corporación Región, Agencia Española de Cooperación

Internacional, Secretaría de Educación y Cultura de Medellín, Comfenalco

Antioquia. 1ª Edición 2001 REVISTA PORRO Y FOLCLOR. Corporación Recreando. Edición No. 8.

Diciembre de 2010

2 Poesía: Si la Muerte. Miguel Huezo Mixco

José Alonso Franco Londoño. Docente, investigador y director de la revista Porro y Folclor, gestor cultural

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