Revista Porro y Folclor No. 21

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RESCATANDO LA CULTURA Y EL FOLCLOR DE COLOMBIA

EDICIÓN 21 -JUNIO DE 2017

Porro y Folclor no se hace responsable de las opiniones y conceptos emitido por los autores. No compromete los criterios de los editores. Todos sus artículos pueden ser reproducido por otros medios impreso, siempre y cuando se cite su precedencia.

1 Contenido Editorial 2 La danza del porro: Eje principal del Festival del Porro de Medellín 3 Hay que enseñarles a escuchar porro a los bailadores 7 El Festival del Porro marcado, una apuesta a la vida 13 Paso firme y buen ritmo: Crece la Corporación Festival del Porro 16 25 años del Festival de Porro de Medellín 19 Festival del Porro en “EL COCO” año 1993 24
Medellín, Colombia

Editorial ¡QUE VIVA EL PORRO!

En esta edición 21 de la Revista Porro y Folclor estamos haciendo un homenaje a los 25 años del Festival del Porro de Medellín, por su aporte en mantener vivo este ritmo que llegó a Medellín para convertirse en un referente cultural de sus habitantes; también destacar, señalar y resaltar la labor que cada año sus organizadores han dado para mantener activa la llama de la tradición del Caribe colombiano. Son 25 años de una ardua tarea de difundir el baile, la danza, la música y las costumbres de una cultura que nació en las sabanas de Córdoba, Sucre y Bolívar y que por años se fue extendiendo por todo el Caribe hasta llegar a la ciudad de Medellín para quedarse en los barrios de Enciso, El Coco, La Loma, Manrique… como parte de las rumbas, bailes y fiestas de sus habitantes.

A los organizadores del Festival del Porro de Medellín nuestras felicitaciones por esos 25 años, a quienes iniciaron esta idea de convertir el porro en un referente cultural para la ciudad, por destacar y proyectar la cultura de una región colombiana que aún la mantiene viva en sus festivales. Por este motivo, el Festival debe ser un evento de y para la ciudad, donde tenga cabida las diversas manifestaciones del porro, donde esté presente la gaita, la cumbia, el bullerengue, los bailes cantaos, las décimas y los cantos de vaquerías, alternando con los ritmos orquestales que por años han puesto a bailar, gozar y rumbear a los habitantes de Medellín.

Sea pues, está la ocasión para señalar la importancia de mantener un Festival que hace homenaje al porro, donde en un dialogo de saberes se encuentran investigadores, bailadores, danzarines, músicos, creadores y gestores, para darle cuerpo, vida y alma a un ritmo que por años ha estado presente en la cultura paisa.

El porro llego como una ola de las sabanas del Caribe a las montañas antioqueñas, que descrito por Hernán Darío Usquiano la cultura costeña llega a Medellín montada en “… bus imaginario que empieza a hacer su recorrido desde el Piñón Magdalena, pasa por Sabanagrande, por Barranquilla recogiendo gente y se encuentra con los Hermanos Martelos, a Gabriel Romero, en Carmen de Bolívar a Lucho Bermúdez, en Magangué a Rodolfo Aicardí y Armando Hernández. Ese bus para y recoge a los Corraleros de Majagual y en la última parada, en Planeta Rica, está esperando Jairo Paternina, pues ya de San Marcos venían con los Hermanos Piña. Todos estos costeños se instalaron en Medellín en los barrios el Pedregal, la Floresta, Guayabal y Campo Valdés y se reunieron en una gran sede por el sector de la Iglesia Jesús de Nazaret, donde se instalaron, finalmente, Jairo Paternina, los Piña, Lucho Campillo, encontrándose con Jairo Grisales, Fruko, los Hermanos Jiménez, Gustavo Quintero y pum, hacen una década entre los años 60 y 70… Entonces Medellín era una ciudad musical” 1

Finalmente, agregamos que hoy ese está instalado en El Coco, en la Floresta, en la Comuna 13, recorriendo la historia, la memoria de una cultura, una tradición oral y ancestral que por décadas fue cultivada, desarrollada y difundida por indígenas, negros y mulatos, cuando mezclaron sus culturas para darle vida al porro, la cumbia, la gaita, al bullerengue, a los bailes cantaos… que están presentes en los pueblos del Caribe y en Medellín. Que sean 25 años y muchos más, para seguir gritando a ritmo de guapirreo:

¡Que viva el porro!

La danza del porro: Eje principal del Festival del Porro de Medellín

Por: José Alonso Franco L

Este año la Corporación Festival del Porro de Medellín celebra los 25 años del Festival que se realiza en la ciudad de Medellín, específicamente en el barrio Santa Rosa de Lima, El Coco, Comuna 13; es por ello, que se hace este escrito para hacer un balance general de cómo está hoy la danza y el baile dentro de las actividades que desarrolla la Corporación antes, durante y posterior al Festival.

El escrito pretende generar una discusión y un llamado de atención no solo a los organizadores del Festival del Porro, sino a profesores, bailarines, danzantes, investigadores y amantes del folclor de nuestro país para seguir manteniendo vivo la tradición cultural de los pueblos.

La danza del porro, ¿una invitada más del Festival del Porro de Medellín?

Iniciare esta disertación con la pregunta: ¿la danza del porro está presente en los tablados del Festival del Porro de Medellín?

Al abordar este tema se debe empezar por la esencia del Festival del Porro y sus orígenes, allí está quizás en parte la respuesta, y es precisamente que

desde sus inicios los organizadores e impulsadores colocaron como elemento clave y primordial para ser presentada en los tablados del Festival la danza folclórica del porro, la cumbia, la gaita, la puya, el fandango y demás expresiones del Caribe colombiano.

Si bien el Festival del Porro se hace en un barrio de Medellín (Santa Rosa de Lima, El Coco, Comuna 13, Zona Centro occidental) y cuya presencia está enmarcada por el baile de salón, paseado, marcado, cachaco o paisa, la danza del porro debe cumplir un papel clave en la realización y el desarrollo del Festival. Tan importante es la danza del porro para los organizadores que uno de sus objetivos dice: “Realizar el Festival del Porro como un evento de ciudad, que difunda y proyecte las diferentes modalidades del porro, convirtiéndose en un escenario de encuentro multicultural y generacional”1 .

Para el Festival del Porro de Medellín, la danza debe ser un elemento dinamizador, potencializador y educador para los asistentes del evento, ya que permite el dialogo entre el porro palitiao y tapao, que luego paso a las orquestas, que hizo su tránsito en las ciudades de Colombia; pues no se puede bailar un porro sin antes entender su danza.

1 http://festiporromed.blogspot.com.co

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1 Entrevista a Hernán Darío Usquiano. Director de la Vejoteca de Telemedellín. Alonso Franco L. 2 de abril de 2017 Pareja de baile. Festival del Porro. Fotos: Cortesía, Corporación Festival del Porro

El baile marcado y la danza, dos formas de gozar el porro

Para los investigadores, docentes, danzarines y bailarines el problema no es quien es más importante dentro del desarrollo del Festival del Porro de Medellín, la clave está en mostrar los orígenes del porro y cómo llego a la ciudad para transformarse y hacer parte de las noches de rumbas, bailes, fiestas y tablados de los habitantes de los barrios. Lo anterior lo confirma Carlos Tapias, ex-docente de la EPA e investigador sobre el porro marcado, cuando opina que: “El Festival debe apropiarse de la música del porro folclórico y el porro de salón… se le ha dado más difusión al porro citadino o marcado, que al folclórico; yo pienso que el porro [el Festival] debe volver a retomar lo que en un principio tenía como objetivo y era la difusión de la música de esa zona del país, empezando por el porro; la idea era difundir las danzas de los Festivales de Córdoba”

Es por ello que la danza folclórica debe estar presente en los tablados del Festival como parte

fundamental e importante de su programación; no puede ser marginal o casualidad presentar grupos folclóricos que muestren el porro, la cumbia, el fandango, la puya y la gaita; su presencia debe estar acompañada de conjuntos de gaitas y tambores, bandas pelayeras y cantos de bullerengue que inviten a los asistentes a danzar con velas para entonar sones que viajan desde la costa para internarse en las montañas y las calles de los barrios de Medellín.

La ejecución de los movimientos de caderas, los pasos suaves, la fluidez de los danzantes, el coqueteo del hombre hacia la mujer, el lirismo y la emoción que irradia los sonidos de las bandas representan para el Festival del Porro una magia que se traslada desde el Sinú hacia el Valle de Aburra; eso es la danza del porro debe enmarcar los inicios de cada evento, es el preámbulo del espectáculo popular y callejero que se toma el barrio Santa Rosa de Lima para convertidos luego en pasos de porro marcado, paseado y acrobático que los niños, jóvenes y adultos lo mezclan para darle color y vida a la fiesta lúdica, artística y social del Festival.

El programa de danzas y Festival del Porro2 debe fomentar, generar, enriquecer y estimular lo folclórico generando acciones formativas que le enseñen a los participantes la transformación artística, musical y dancística del porro, y como se entrelazan en un mismo escenario la cumbia, la gaita, la puya y el fandango con los pasos que marcan la ejecución del baile y las estructuras de movimientos de cuerpos que hacen figuras mezclando el tango, el pasodoble, el fox, la salsa y la rumba.

interpretativo de base popular y representación simbólica de la realidad de los negros, indios y mulatos del Caribe; no puede imponerse sobre los bailes suaves, rítmicos, paseados y de creación artística gestados por los campesinos antioqueños y por los habitantes de las barriadas de Medellín que en las noches de rumbas callejeras de los años 60, 70 y 80, que manifestaban con fuerza, amor y sentido familiar sus goces y sentimientos.

La rueda de fandango: una construcción colectiva y educativa

“El Festival del Porro se ha convertido en una expresión social, en un medio que aglutina las prácticas creativas y artísticas; lo autóctono y tradicional de la cultura del país. El Festival es un espacio para mostrar y confrontar las tendencias expresivas del porro” (Franco. 2002. Pág. 14).

Para los organizadores del Festival del Porro está la tarea de hacer realidad lo anterior, de darle el espacio que se merece la danza del porro dentro de los tablados y la rueda de fandango; de mostrar en su versión original la cumbia, la gaita, el bullerengue, la puya y el fandango como un reconocimiento a la tradición del país, porque la presencia de grupos folclórico de danza no solo de la ciudad sino de muchas partes del Caribe es necesario y vital para ver los diferentes matices de doce y disfrute que hay sobre estos ritmos.

Las orquestas que marcan los ritmos del porro hecho por Lucho Bermúdez, Pacho Galán, Edmundo Arias suenan haciendo bailar y gozar a quienes asisten al Festival, porque los cantos orquestales deben estar complementados por el sonido de una flauta de millo, una gaita, trompetas, saxofones, trombones, o gritos de vaquería, o decimas o cantos de negros que expresan la tradición y la memoria de una baile que se estableció gracias a las expresiones y los ritmos construidos por juglares de las sabanas de Sucre, Córdoba y Bolívar.

El baile del porro con expresiones de contorsionismo, malabares y acrobacia, acompañadas de sensuales vestuarios no pueden reemplazar la danza del porro que expresa emoción, sentimiento, lirismo… un arte

2 Así está definido en el Acuerdo Municipal No. 028 de 1998, donde se institucionaliza el Festival del Porro de Medellín.

La rueda del fandango requiere de la participación de los impulsadores del Festival y del público, es necesario la creación de las condiciones técnicas y artísticas para serlo posible en las calles de Santa Rosa de Lima; pero esto debe de ir acompañado de una enseñanza y sensibilización sobre la rueda. Enrique Álvarez integrante del grupo Folclórico Guayaquil opina que para realizar una rueda de fandango hay que estudiarlo y hacerlo visible:

“… la rueda del fandango es de lo tradicional, se debe de invitar a estudiar antes del Festival a los grupos interesados de generar esa rueda; eso debe de ser con mucha antelación, para generar una agenda con los grupos folclóricos para que esa rueda se pueda dar y genere un impacto social… porque no van a tener el gusto si no se estudia y solamente se hace como muestra de espectáculo; es una invitación a estudiar la danza desde lo tradicional con antelación y planeación” En este mismo sentido, Ximena Zapata danzarina y profesora de danza folclórica sostiene que “… lo primero es invitar a un grupo que muestre como

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Grupo de danza Folcórica. Festival del Porro. Fotos: Cortesía, Corporación Festival del Porro Pareja de danza folclórica. Festival del Porro. Fotos: Cortesía. Corporación Festival del Porro

se hace una rueda de fandango, eso es educación y lo hagan todos los días… [lo segundo] Es invitar a un grupo de música que toque un fandango y se haga una coreografía alrededor de los músicos, es educar desde la práctica, para que ellos vean”

La motivación de la rueda de fandango o de cumbia surge del deseo, el entusiasmo y la ganas de quienes organizan el Festival del Porro, porque en el fandango está la expresión sublime, máxima y emocional de la fiesta callejera, de las Corralejas, de los Festivales del Caribe; la transformación social parte de transmitirle al público, al espectador, al asistente que el contexto cultural de la costa norte está presente en las calles de Medellín; el toque personal de quienes hacen el Festival está en saber interpretar las motivaciones, los ánimos y el entusiasmo de quienes desean disfrutar de la danza a través de la rueda.

El Festival del Porro debe ser el escenario de encuentro, dialogo, intercambio y enseñanza para quienes asisten a sus eventos, generar las condiciones para el disfrute del baile y la danza, así la función social, cultural, educativa y artística del Festival pueda cumplirse y se convierta en el escenario para ver, disfrutar, gozar y entender que el porro es solo uno, simplemente es porque los paisas le cambiamos de vestuario y le dimos el nombre de porro cachaco, paisa, marcado, de salón o pasiado.

Los retos del Festival del Porro.

La invitación es darle a la danza folclórica, a los conjuntos de pitos y tambores y a las bandas pelayeras la importancia que se merecen dentro de la programación del Festival del Porro; es la necesidad de educar y enseñar sobre los orígenes del porro palitiao y tapao. Por eso el surgimiento del porro marcado en Medellín no es más que una transformación social de un ritmo que paso de las bandas a los formatos orquestales para llegar a las ciudades y sus habitantes y así poder disfrutar de sus ritmos, composición e interpretaciones creativas.

La mezcla en el escenario de la danza y el baile son importante en la medida que hace ver que el porro es solo uno; además de mostrar que los ritmos como la cumbia, la gaita, la puya, el fandango y el mapalé no son lo mismo y deben ser disfrutados

e interpretados de manera diferente por los bailadores de porro; la formación musical de quienes bailan es clave para preservar, mantener y difundir los ritmos del Caribe colombiano; para Álvarez (2017) todo parte de tener una formación desde las academias, allí hay que enseñarle a los bailarines a saber diferenciar los ritmos y saberlos interpretar: “… En resumen las academias deben de entrar en ese discurso de que lo que yo hago tiene que saber que es, no puedo bailar un porro marcado sabiendo que lo que está sonando es una cumbia o una gaita… hay que determinar que lo que se está bailando es porro y no otra de las versiones … y todas las ejecutamos desde los citadinos con tacones y lentejuelas, generando un espectáculo que engaña al público y por supuesto este público, que lo ve desde lo recreativo, va a decir que lo que se está bailando es un porro siendo otra cosa; en conclusión las academias deben de conceptualizar a los bailarines para que muestran lo que es un porro marcado”

Finalmente, para el logro de uno de los objetivos del Festival del Porro está en la realización de la rueda del fandango o de la cumbia, porque allí es donde se ejecuta los movimientos del danzante, es la magia, la emoción, el placer y la inspiración de los sentimientos de quienes participan en ella. Entender que el Festival se ha ganado un espacio en la ciudad, un reconocimiento y un nombre; o como dice Arturo Vahos, director de la Corporación Canchimalo, refiriéndose al Festival que: “Es una fiesta, es un desborde de felicidad, es un espacio donde hay una dinámica económica y cultural, es un sitio de encuentro… El Festival del Porro es toda una cultura viva comunitaria…”.

Referencias Bibliográficas

Acuerdo Municipal No. 28 de 1998. Gaceta Oficial. Consejo de Medellín. Año XII. Agosto de 1999.

Entrevista realizada a Arturo Vahos. 6 de abril de 2017, por Alonso

Franco L

Entrevista realizada a Carlos Tapias. 9 de marzo de 2017, por Alonso

Franco L

Entrevista realizada a Ximena Zapata. 15 de marzo de 2017, por

Alonso Franco L

Entrevista realizada a Enrique Álvarez. 8 de abril de 2017, por Alonso

Franco L

Franco L, José Alonso. 10 años del Festival del Porro de Medellín. Revista Porro y Folclor Edición No. 1. De 2002. Página 14 http://festiporromed.blogspot.com.co

Hay que enseñarles a escuchar porro a los bailadores

Las danzas tradicionales del porro, la cumbia, la puya, la gaita, el fandango y el mapalé tienen formas de interpretarse y de bailarse de acuerdo con la composición rítmica, la sonoridad y el acento. Esto lo sabe hacer y marcar un danzarín cuando sale al escenario o quien la baila en las fiestas cotidianas.

Los festivales de danzas que se celebran en el Caribe es el resultado de un proceso sociocultural de los habitantes de los pueblos que por años han practicado su cultura. La historia de la danza recoge tradiciones, costumbres e idiosincrasia de estos pueblos. Por eso el cuerpo, el lenguaje y el movimiento alimentan la creatividad de quienes la ejecutan.

Las técnicas de montaje de coreografías en la danza se expresan en pasos y movimientos que le muestran al espectador los orígenes, evolución y desarrollo de esta manifestación pluricultural de base ancestral. Para Tapias (sf) la danza es una expresión del gesto, simbólica, emocional, de variaciones rítmicas de cuerpo y de un toque personal, porque “… la danza como arte natural y primordial por excelencia, tiene un valor universal, porque expresa un sentimiento, un estado del alma; la danza siempre ha sido expresión por sí misma y solo el sentimiento estético de los ejecutantes, así como el contenido psíquico y pasional en la ejecución le puede dar significancia a la danza…”

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José Alonso Franco Londoño: Docente investigador y director de la Revista Porro y Folclor. Pareja de baile Festival del Porro. Fotos: Cortesía, Corporación Festival del Porro

Los cambios que sufren las danzas es el resultado de las transformaciones culturales y sociales que tienen los pueblos, pero jamás pueden olvidarse de sus orígenes y su estructura coreográfica, porque la variación de los movimientos y las combinaciones de pasos es el resultado de la necesidad de adaptarse a esas transformaciones propias del territorio. La apropiación que hace un pueblo de sus danzas le llevan a utilizarlas de acuerdo con el espacio, el disfrute y la recreación que genera un entorno. “Es muy bonito llegar a entender que la cultura, las expresiones populares, no las rescata un pueblo, sino que las va alimentando y recreando a través de su historia; que la gente se va haciendo consciente, o que inconscientemente se va olvidando de eso, porque existen dos posibilidades: la generación de hoy, los jóvenes van a recibir esa tradición y van a echarla para adelante; o van a olvidarla; depende de qué ideas o valores tengan en su mente, en sus prácticas” (Londoño. 2010. p. 27).

Orígenes de la danza del porro

Sobre los orígenes de la danza del porro hay varias versiones para lo cual haremos una referencia general sobre este tema. Nos servirá para sustentar la variación que sufrió cuando llegó a Medellín en los formatos orquestales. Los intérpretes cambiaron dichos formatos para crear otros movimientos y pasos que se ajustarán a los ritmos y tonadas de las orquestas.

Los antecedentes de la danza del porro proceden de las danzas la calenda, la chika y la yuka como lo afirma Tapias (2002. Pág. 5) cuando sostiene: “… el origen del porro se basa en la cultura restrafricana descendiente del dehomeyano, yorubas y bantúes que con sus cultos de Vudú, practicado por los franconhatianos que tuvieron algunos asentamientos en Guantánamo al oriente de Cuba”. Estas danzas influyeron en la formación de ritmos negros como el bullerengue, el baile macho, baile andé o aporreao, la puya, le fandango, el mapalé, la cumbia y el porro viejo (Valencia. Sf).

Para Valencia (sf) los ritmos y tonadas negras como el bullerengue, el baile macho, el baile Andé, el fandango y la puya, tienen una misma temática, melodía, rítmica y plástica que con el tiempo posibilitaron la creación del porro, en especial el baile Andé o Aporreao. En este sentido Ocampo (sf) argumenta que “el porro es otra de las danzas que presentan supervivencia africana. Este baile originalmente lo bailaban los negros en torno de los tambores de forma truncada y monomembranofonos llamados “porros” …”

Los orígenes del ritmo del porro inicialmente fue indígena; luego tuvo la influencia negra: posteriormente recibió aportes con instrumentos metálicos. Le dio la base a dos clases de porro: el palitiado y el tapao. “El porro Tapao es aquel donde el tambor mayor golpea persistentemente, y la persona que interpreta este instrumento “tapa” con la palma de la mano el parche contrario al que golpea la porra” (Franco. 2010. Pág 27). En relación con el palitiado, llamado pelayero (por sus orígenes), no posee letra y es interpretado por las bandas de viento y tiene una estructura musical cíclica.

Ambos porros son incomparables rítmica y melódicamente; los movimientos de cadera y pasos dados por el danzarín expresan una acción coreográfica donde sus bailes son diferentes, para Tapias (2002) “El porro palitiao o pelayero es de

interpretación libre y emotiva, espontánea y rural interpretado dancísticamente como una simple y llana declaración de amor… el porro tapao o sabanero, exige más cuidado en la interpretación puesto que debe seguir una partitura de arreglo fijo y determinantes, es urbano…” (Tapias. 2002. Pág 5)

El porro tapao, sabanero por su composición rítmica posibilitó ser interpretados por las orquestas, transformado o modificado por Lucho Bermúdez, Pacho Galán y todos aquellos que se inscribieron en la escuela atlanticense; ese porro fue el que llegó a Medellín en la década de 50, con Disco Fuentes, y el fortalecimiento de la radio, los discos en vinilo, los clubes sociales y demás espacios que ayudaron a que los antioqueños pudieran deleitarse con la música costeña.

El porro marcado: ¿evolución o transformación?

La apropiación del porro que hacen los habitantes de Medellín se ajustó a las condiciones rítmicas y a las tonadas creadas por las orquestas costeñas y ”paisas” en la décadas de los años 60, 70 y 80. El apogeo de sitios de encuentro en Medellín, Girardota, Caldas e Itagüí1, permitió el gran boom no solo musical sino de lo que se llamó la rumba paisa. En relación con esto, Franco (2010. Pág. 83), sostiene que: “el legado de las orquestas costeñas y sus artistas, posibilitó que en la capital se formaran agrupaciones de música tropical o simplemente transformaran los grupos de guitarra a los ritmos costeño. Hacia principios de los años 60 en adelante se da una especie de revolución de la música bailable en Medellín…”

El porro pasiado y marcado o paisa2, mezclado con pasos de salsa, guaracha, tango, sones, milonga y rumbas generaron un estilo de bailar las canciones interpretadas por las orquestas de Lucho Bermúdez, Pacho Galán, Edmundo Arias, Los Corraleros de Majagual, Pedro Laza y sus Pelayero y La Sonora Cordobesa, que junto con las orquestas creadas y fundadas en

1 Sitios donde los habitantes de Medellín y el Área Metropolitana iban a rumbiar y a divertirse: La Tonchela, el Pandequeso, Nenqueteba, El Balcón de Medellín, El Patio, El Temel, El Venado. Pensilvania. El Club Miraflores, El tambo de Aná, entre otros. Dato extraído del Libro: Que Viva el Porro: Historia, desarrollo y actualidad del porro en Medellín. José Alonso Franco L. Medellín. 2010.

2 Para Carlos y Antonio Tapias el porro en Antioquia tuvo sus cambios, los primeros bailes de porro fueron el porro paisa (de origen campesino), luego el porro marcado (baile ajustado a los formatos orquestales), de ahí paso al porro show (porro de academia) y actualmente se denomina porro espectáculo o acrobático.

Medellín como los Golden Boy, Los Hispanos, Los Graduados, El Combo de las Estrellas, el Combo Dilido3, generaron un movimiento musical en la cuidad. La rumba paisa con la influencia costeña y de la escuela atlanticense, generó un fenómeno de masificación, difusión y apropiación de los ritmos caribeños en los barrios.

Esa masificación de la rumba en los barrios se realizó gracias a las fiestas familiares y populares; a los estaderos, tablados, sitios de fiesta, bares, hoteles y demás lugares donde se concentraban los habitantes para escuchar un porro, una cumbia, una gaita… Esto generó un estilo propio de la cultura “paisa”. Allí el porro marcado y pasiado

3 Además de estas orquestas paisas se pueden nombrar otras como: Los Claves, Los Éxitos, El Conjunto Miramar, Los Black Stars, Los ídolos, La Italian Jazz.

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Fiesta del porro, Festival del Porro de Medellín. Fotos: Cortesía, Corporación Festival del Porro Pareja de porro. Festival del Porro. Fotos: Cortesía Corporación Festival del Porro

era el deleite de quienes lo ejecutaban con sus movimientos o pasos, acompañados por las tonadas y sones de las orquestas. “El porro paisa es un nombre que le han dado algunos directores de grupo de danzas para distinguirlo, pero es lo mismo. Es un porro tomado de Buitrago, tocado con guitarra y al cual se le acomodaron los pasos que hace en la costa, pero ampliado con otros movimientos de cadera que no lo tienen el porro palitiado; es lo que llaman porro paisa…” (Carlos Tapias referenciado por Franco. 2010. Pág 91)

El cambio del porro pasiado y marcado a vueltas y acrobacias es solo un ajuste coreográfico que realizan las academias de baile para llevar la rumba callejera a los espectáculos, donde mezclan pasos de ritmos diferentes como la salsa, el tango, la guaracha, el pasodoble, con estructuras de vueltas, así sacan el porro de su esencia: la calle. En relación con esto y a la pérdida del porro como elemento primordial de los bailes en las familias y en las fiestas, Ximena Zapata (2017) danzarina y profesora, manifiesta su gran preocupación por el cambio que ha tenido el baile del porro en los últimos años y sobre todo de parte de las academias de bailes: “…lastimosamente las academias, las han acartonado, entonces uno dice dónde está el sabor, están demasiado técnico, ¿dónde está el porro paseado?; El porro de los señores, de donde viene el porro, demasiado técnico, demasiado mostronos, con una falda cortica para que les vea las nalga, eso no es el porro… porque la gente al ver esa manada de vuelta y la minifalda, ese porro es muy difícil, porque eso es lo que ven aquí; pero si la gente, las academias y Comfenalco les explican el porro paseado, el porro tranquilo, sería otra cosa…”

El baile de porro de vueltas y vueltas exige ritmos acelerados, ligeros y rápidos donde la diferencia entre una cumbia, una gaita y un porro poco o nada se marca. El coreógrafo enseña pasos y movimientos que terminan con acrobacias que complican su aprendizaje. Walter Grajales (2017) profesor de baile e investigador sobre el porro marcado, opina que el porro pasiado ha evolucionado en los últimos años en Medellín; al respecto manifiesta: “… tenemos que saber escuchar y saber diferenciar que es una cumbia, una gaita y un porro, como la gente no saber qué es eso y le dicen porro más lento… estamos avanzando tanto que se ha olvidado el porro que los maestros nos enseñaron, cosas sencillas que se pueden modificar si con el tiempo… pero hay

que saberlo enseñar y saberlo evolucionar, no a la “guachapanga”4 …”; finalmente, para él los cambios que ha tenido el porro ha llevado a que el bailarín se vuelva robotizado, demasiado técnico y no disfrute ni goce el baile en el escenario.

En relación con lo anterior, Miryam Suaza (2017) Investigadora y docente de la Universidad de Antioquia sostiene: “… el porro marcado de hoy no es el de los años 60, 70 y 80, indudablemente se ha transformado y en alguna medida se ha exagerado, porque es lastimoso ir a un evento de concurso de porro marcado y ver más una dinámica de vueltas y figuras, con pasos en caminadas acompañadas de figuras acrobáticas muy retomadas de la salsa cabaret y de otras manifestaciones como el tango abierto y de escenario; yo pensaría que hay que hacer reflexiones en ese sentido de que el porro marcado permanezca como baile social y popular… porque pienso que no podemos ser ajeno a las transformaciones de las dinámicas contemporáneas, no se nos olvide de donde vienen, la raíz y sobre todo la riqueza en la música colombiana, que se está desconociendo hoy”

Con este estilo de bailar sólo buscan es la espectacularidad donde el porro es poco creativo, de baja variedad en sus pasos, sin popularidad y lo distancia de los barrios para convertirse más en un producto para la muestra y el deleite de quien lo observa. Arturo Vahos (2017), director de la Corporación Canchimalos de Medellín hace referencia a la necesidad de formar y enseñarle a los bailarines de las academias sobre como bailar el porro con el fin de que sepan diferenciarlo de la cumbia y de la gaita, “… esa evolución ha hecho que la gente se aleje un poco porque el porro de salón lo volvieron de escenario y el porro de la calle lo están tratando de volver porro de salón, pero la gente que baila el porro marcado, el cachaco, si diferencia, cuando ellos bailan es muy distintos cuando lo hacen en su casa o cuando están en una Viejoteca… uno ve que la gente no entiende o no saben la diferencia de las cumbias, porque muchas veces ponen una cumbia y bailan un porro, baila un porro y está sonando es una gaita, es hacer esa diferencia. Ve grupo profesionales en el escenario que tienen todos los movimientos de cumbia, pero está sonando es una gaita y viceversa… Yo creo que lo que hace falta es la investigación, que la gente se documente sobre lo que está haciendo y como lo está haciendo, sobre todo los formadores,

4 Esta es una palabra que se utiliza para decir que se está haciendo las cosas a los empujones, apresuradamente.

porque lo que van a bailar lo hacen así, y mucho más si es una tradición de su barrio”.

porro, pero sobre todo, enfatizar que el porro, la cumbia y la gaita sus ritmos y sus tonadas son diferentes y por lo tanto los movimientos y pasos jamás pueden ser iguales. “…Las coreografías montadas para mostrar un espectáculo, bien sea en un salón, celebración popular, fiestas o evento artístico hacia que las parejas no diferenciaran los ritmos musicales. Para ellas, y se da en la actualidad, es igual bailar un porro, una cumbia o una gaita. Sus coreografías están construidas desde el esquema de pasos rápidos, vueltas, giros, cruces de piernas, caídas y muchos tipos de desplazamiento, que caracterizaba al bailador de academia” (Franco. 2010. Pág. 96).

¿El Festival es el escenario para enseñar porro?

La Corporación Festival del Porro que incluye el porro marcado como elemento primordial y fundamental dentro del Festival, debe generar y crear acciones pedagógicas para mostrar y educar a los asistentes sobre el baile del porro como historia y tradición. El distanciamiento entre el bailador de la calle y el bailarin del tablado parte de la falta de espacios de diálogo y de un hilo conductor que accione lo artístico de las coreografías callejeras y del espectáculo creado y construido por los grupos de baile o las escuelas.

Los cambios del baile del porro es una clara muestra de una transformación que está viviendo en Medellín, pero el arraigo y la tradición de su cultura jamás pueden olvidarse. El Festival del Porro debe ser el espacio para el intercambio de experiencia, de acciones pedagógicas, de difusión y proyección de las expresiones del

Para investigadores, docentes, coreógrafos, danzarines, bailadores y gestores culturales de la ciudad la difusión, la enseñanza y la proyección del porro marcado y la danza no comienza ni termina en el Festival, simplemente este debe ser un escenario, igual que hay otros, para mostrar, proyectar y difundir las tendencias del porro marcado, pasiado que existen, porque para Enrique Álvarez (2017) danzarín e integrante del grupo Guayaquil el objetivo del Festival del Porro es: “... la promoción de un público nuevo, un público juvenil e infantil que ame la tradición o que ame lo popular del espectáculo de academia... Que le permite a la ciudad disfrutar de un fenómeno cultural particular de Medellín” Este mismo sentido Miryam Suaza investigadora de la Universidad de Antioquia piensa que “Lo más importante es visibilizar el porro marcado, yo propendería más por hacer festivales, donde se muestren más las escuelas, donde se miren los estilos y se puedan hacer reflexiones al respecto, que interesante convocar a los jóvenes y mostrar los estilos de porro marcado y como ha pasado por las diferentes generaciones y ellos como se sienten con esa apropiación…” y concluye que el Festival debe ser “un evento de carácter recreativo, cultural y social que convoca a la comunidad de Medellín alrededor de una manifestación tradicional como es el porro y una manifestación que es en Medellín como es el porro marcado; es una oportunidad de conectarnos alrededor de la cultura del porro”

La difusión y la conservación del porro como danza y baile, el disfrute de la música y la investigación de los orígenes, cambios y transformaciones que ha sufrido, debe ser una tarea permanente de los integrantes de la Corporación Festival del Porro de Medellín, pero debe partir de un proceso permanente y continuo durante el año donde

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Rumba callejera en el Festival del Porro. Fotos: Cortesía, Corporación Festival del Porro

se incluyan las academias, las universidades, docentes, bailarines e investigadores para mirar cómo está hoy el porro en Medellín, para Grajales (2017) la función de la Corporación es “preservar y difundir el porro marcado en Medellín, haciendo talleres, fomentar esos talleres de formación, musicalidad; quieres aprender porro marcado sabiendo llevar bien la música de porro marcado… con los mismos bailarines promover y hacer talleres y una conferencia…”; para Eliana de León directora del grupo Cefoarte de Medellín, el Festival del Porro debe publicitarse y difundirse más, ser un escenario para la generación de enseñanza de la danza folclórica como eje primordial de su programación, “… yo tenía una idea diferente del Festival del Porro, como buena costeña me hablan de porro y yo me voy a Córdoba, a la Sabana de Sucre, pero cuando me hablan de porro marcado ya trasciende, estamos hablando en otro lenguaje, estamos hablando de otra cosa en ritmos… me preguntaría: ¿es el festival del porro o el festival del porro marcado?. Yo nunca lo he tenido claro, pienso que lo que se trató de hacer en un momento fue retomar el porro marcado que se bailaba en algunos barrios: en Manrique, Santa Rosa de Lima, y que a partir de esa necesidad de hacer un Festival, que realmente incluya el porro tradicional, autóctono de toda la región colombiana… pero yo si he tenido ese interrogante ¿es un Festival de Porro marcado o es un Festival del Porro?”

La clave está en que el Festival del Porro debe ser un espacio de diálogo, de proyección y de muestra de las variedades de porro que hoy están presentes en la vida y la memoria de los pueblos y habitantes de Medellín, y por eso no se puede pasarse por alto su origen y su historia de una cultura que nació, creció y se desarrolló en las Sabanas de Córdoba, Sucre y Bolívar; que llegó a Medellín para entrar a las casas, a los barrios, a los bares, a los estaderos, a los clubes sociales, a los hoteles y a las parrandas callejeras para ser disfrutado por los bailadores; porque no debe confundir un porro con una cumbia, una gaita o una puya, son ritmos diferentes, movimientos corporales y expresiones de sentimiento y realidades diversas.

El Festival del Porro marcado, una apuesta a la vida

Que viva el porro. Festival del Porro. Fotos: Cortesía, Corporación Festival del Porro

Referencias Bibliográficas

Franco Londoño, Jose Alonso. ¡Que Viva el Porro!. Historia, Desarrollo y Actualización del Porro en Medellín. Editorial Diseño y Letras. Medellín. 2010

Londoño Fernández, María Eugenia. Para construir una consciencia colectiva y musical del porro. Entrevista realizada por Alonso Franco Londoño. Revista Porro y Folclor. Edición No. 8. Medellín. Diciembre de 2010

Tapias, Carlos Londoño. El Porro Marcado. Revista Porro y Folclor No. 1. Medellín, julio de 2002.

Valencia Salgado, Guillermo. El Porro Sinuano. Revista Embera. Sin más datos.

Entrevistas:

Arturo Vahos. Entrevista realizada por Alonso Franco L. 6 de abril de 2017

Carlos Tapias. Entrevista realizada por Alonso Franco L. 9 de marzo de 2017

Eliana De León. Entrevista realizada por Alonso Franco L. 22 De marzo de 2017

Enrique Álvarez. Entrevista realizada por Alonso Franco L. 8 de abril de 2017

Miryam Suaza. Entrevista realizada por Alonso Franco L. 29 de marzo de 2017

Ximena Zapata. Entrevista realizada por Alonso Franco L. 15 de marzo de 2017

Walter Ovidio Grajales Ospina. Entrevista realizada por Alonso Franco L. 24 de marzo de 2017

José Alonso Franco Londoño: Docente investigador y director de la Revista Porro y Folclor.

Para entender un poco lo que pensamos los pelayeros sobre el Festival del Porro Marcado, o Festival del Porro de Medellín, teoricemos un poco sobre el tema para, de esa manera, pisar un terreno más firme. La palabra fiesta viene del latín festa que significa reunión para expresión de alegría. “Es un conjunto de actos y diversiones que se organizan para regocijo público con motivo de un acontecimiento conmemorativo” (Ocampo 1985. P. 32). Ocampo define la fiesta como “… una reunión conmemorativa de carácter colectivo, en

la cual se expresa alegría, diversión, ceremonia ritual y alborozo popular” (Ocampo 1985. P. 32). Las fiestas no son nuevas, ni son el producto de la vagancia y la pereza de los pueblos. Son muy antiguas y hacen parte de los orígenes de la humanidad y consultan con los intereses más profundos del ser humano. “La necesidad festiva está presente en la actividad de todas las sociedades humanas y se expresa a través de celebraciones rituales y acontecimientos conmemorativos que se organizan para regocijo público” (Pizano. 2004, Pp. 20)

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Cuadro en homenaje a la Cultura del Caribe. Foto: archivo, revista Porro y Folclor

En torno de las fiestas hay un imaginario que corresponde con la historia y tradiciones de los pueblos. No son, en manera alguna, expresiones carentes de sentido. No es éste el espacio para un detenido estudio de las fiestas pero son expresiones tan queridas por los pueblos, que en un momento determinado adquieren un carácter casi sagrado y tienen que ver con la vida misma. “Las fiestas son construcciones míticas simbólicas en las que se manifiestan las creencias, mitos, concepciones de la vida y del mundo y los imaginarios colectivos y están asociadas a algunas etapas del ciclo vital, de la economía, de las creencias religiosas, de la política y de otras motivaciones humanas. Se transmiten por tradición y son originales y propias de una sociedad, en un espacio y un tiempo determinado” (Pizano. 2004, Pp. 20)

Un Festival del Porro en San Pelayo (1977) tiene unos antecedentes, el Festival del Río en Montería (1969) y las piquerias de bailes cantaos del siglo XIX en el Caribe Colombiano, que por supuesto, también existieron en San Pelayo y Montería.

El fandango actual, con música de bandas al centro, bailado en rueda, en sentido contrario a las agujas del reloj, tiene en el lumbalú y en el bullerengue, sus antecedentes, que registramos en los fandangos “paseaos” de “chuchurubí y la Ceiba, en Montería, “Pelusa y Tomate” en San Pelayo, “Remolino y Cascajal” en Lorica, Rabisa y Las Flores en Cereté. En los fandangos paseaos de Montería y San Pelayo, como en los cantos de lumbalú y bullerengue, los protagonistas eran mujeres: En Montería: Elena Marchena y Sabina Gutiérrez; en San Pelayo: Damiana Lagares y Ana Teodora Padilla. Ellas hacen parte

de la tradición según la cual son las mujeres las protagonistas, versificadoras de los bailes “cantaos”, prácticas que de paso, tienen unos auténticos mitos de la cultura popular: Lucia Ochoa y Candelaria Vacunare. Los hombres tienen un papel importante pero secundario: Son los tamborileros. Ellas son las cantadoras, es decir, ágiles improvisadoras de versos, generalmente con rima. En aquella época como en la actual, en el fandango es la mujer la que juega un papel principal. Por eso cuando se habla de fandango se reconoce a María Varilla y “Pola Vette”. Nunca o casi nunca se destaca tanto a un hombre como bailador de fandango. Solo cuando la bailadora lo reconoce y califica de “bueno”, entonces se sabe de un hombre bailador de fandango.

El fandango esconde en su coreografía y su música actuales, una historia mágico religiosa que expresa la presencia de la cultura Afro portuguesa y Euro americana. El instrumental metálico silencia la palabra, dejando únicamente expresiones exclamativas y emotivas como el guapirreo. En lo musical persiste una estructura de preguntas y respuestas y secciones completas de improvisaciones estrictamente musical. Entre tanto, en lo coreográfico como ya se dijo, el espíritu de los ancestros se apropia de los cuerpos danzantes, transformándolos en seres espirituales, incorpóreos, que hacen de esta danza colectiva un baile de dioses, una danza de seres sobrenaturales en la que se confunden, al calor de las espermas, los dioses y los hombres; los vivos y los muertos, los hombres y las mujeres; pero en la que reina la mujer hecha movimiento, ritmo, plástica, estética, sensibilidad, sexo, magia y religión; la mujer tiene pues la capacidad de convocar a la más multitudinaria de las danzas, el fandango; por eso, ella es la reina con el nombre de Candelaria Vacunare, Maria Varilla o “Pola Vette”, para que vengan los dioses, los ancestros y los músicos. Llenen la plaza con dos, tres ruedas de fandango con espacio para todos, que siga la fiesta, la eterna fiesta de vivos y muertos, que gire la rueda del fandango como la noria del tiempo en un vórtice que embriaga para liberar al hombre de las preocupaciones, para festejar la cosecha, el cumpleaños; conmemorar el patrono del pueblo, el regreso, el encuentro, el amor, la familia, la amistad; en fin, el fandango es la vida, la vida es un fandango y quien no lo baila es un pendejo. Por eso en el Caribe se vive la vida en el bullerengue, el pajarito, la tuna, el brincao, el zambapalo, el mapalé, el son corrido, la tambora, el berroche,

la guacherna, el chandé y el fandango. No hay pueblo que no tenga, por lo menos una vez al año su noche de fandango y generalmente son dos o tres noches de baile, mientras en las escuelas los maestros de danza organizan grupos de jóvenes que aprenden los secretos de la tradición y los coreógrafos y estudiosos de folclor, consultan a los ancianos del pueblo para que no se pierda la tradición. Hay una conciencia de la necesidad de fortalecer los lazos de unidad social mediante la música y la danza que nos llega desde los orígenes. Música y Danza que deben tener como escenario principal la calle, el parque, el espacio abierto, libre como la vida, porque la música y la danza no pueden ser pensadas en abstractos, al margen de un contexto social. Nada será más dañino para esa tradición que embalsamar grupos musicales y danzantes para mostrarlos en una tarima como fósiles en vitrina de museo. Eso carece de vida y por tanto de emociones. Es una tradición, como se ha dicho, afroeuroamericana que se fue agotando a fines del siglo XIX para evolucionar a expresiones nuevas que convirtieron a la región sinuanosabanera, hoy cordobesasucreña, en el escenario de nuevas manifestaciones que convirtieron a la música de bandas de viento y al porro, por culpa de las corralejas y los fandangos, en nuevos protagonistas de una cultura centenaria. Esa fue la razón para que surgiera, en la década de los setenta, una serie de fiestas con un sentido que se conectaba con la tradición centenaria del Caribe Colombiano que durante los años treinta del siglo veinte se tomó al interior, a través de artistas y agrupaciones musicales. Era impensable, pero Lucho Bermúdez, Pacho Galán, Edmundo Arias y la empresa del disco, convirtieron a Medellín y Bogotá, en ciudades porreras con el auge del Porro, durante los años cuarenta y cincuenta del siglo XX. El surgimiento del Festival del Porro de San Pelayo, creó condiciones para que los porreros de Medellín, enamorados en los clubes, mitificaran en sus amores, el género, fabricándole un templo del Porro. Esos mismos, se vinieron para San Pelayo desde el Primer Festival en 1977, e iniciaran, continuaran la construcción de un imaginario, porrero que se convirtió en una estrategia, tabla salvadora en el mar de conflictos de la ciudad de Medellín de los años ochenta. Enciso, sector el Coco, sus muchachos y adultos, inventaron un Festival, como parte de un movimiento cultural, por la vida, la paz y la democracia local, con la mirada protectora de los sabios de la ciudad, entre

quienes recordamos con mucho cariño y no, sin que se nos haga un nudo en la garganta, al buen “Chucho” Mejía.

Se construyó un puente muy largo de San Pelayo a Medellín, por donde iban y venían, la música, la danza y la esperanza permanente para contribuir a derrotar la muerte. Nunca tuvimos en San Pelayo un asomo de desconfianza, más, si, un poco de dudas con relación a la empresa que Alonso y Fanny, nos comentaban. Cómo han crecido, fortalecido, y nos han ayudado a preservar este género que en vez de pelayero, se transformó, para bien de la diversidad cultural colombiana en lo que denominaron, el porro marcado. Extraños movimientos estos de la tradición y la historia en la que se mezclan el tango con el porro, como para ratificar la ausencia de leyes, o más como presencia del azar, por cuanto los paisas de Santa Rosa de Osos nos prestaron a Alejandro Ramírez Cárdenas, para darnos con una monteriana, Lorenza Ayazo, a Alejandro Ramírez Ayazo, el Padre del Porro. El Festival del Porro Marcado de Medellín está reclamando la parte que le corresponde en esta historia bellísima que merece ser contada en un tiempo más largo que en los cuatro minutos que puede durar un porro pelayero.

Referencias Bibliográficas

Javier Ocampo López: Las Fiestas y el Folclor en Colombia. Citado por Olga Pizano Mallarino y otros, Convenio Andrés Bello, 2004, Pág. 20. Olga Pizano Mallarino y otros: Convenio Andrés Bello, 2004, Pág. 20.

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Ocampo López, Javier: Las Fiestas y el Folclor en Colombia. El Áncora Editores, Bogotá, 1985, Pág. 32. foto homanej a la danza del Porro.
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Fotos: Foto: archivo, revista Porro y Folclor Fotos: Foto: archivo, revista Porro y Folclor William Fortcih Díaz: licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad de Córdoba (1978); cofundador del Festival Nacional del Porro de San Pelayo Córdoba

Paso firme y buen ritmo: Crece la Corporación Festival del Porro

Para hablar de la Corporación Festival del Porro se debe mencionar su evento insignia, el Festival del Porro de Medellín, que desde sus inicios y a punta de gaitas, clarinetes y tambores sobrepasó los límites geográficos, al dejar de ser un encuentro barrial para convertirse en un evento de ciudad con proyección nacional, tanto así que el Concejo de Medellín lo reglamentó bajo el Acuerdo Municipal 028 de 1998. ¡Hoy, vigente!

Este crecimiento retó a sus fundadores a mejorar año tras año la parte artística y con ella la selección de los músicos y bailarines y, en especial, los procesos educativos porqué la formación de públicos fue, es y será uno de los objetivos misionales del Festival del Porro que promueve y proyecta las diferentes modalidades del porro1, que permite la multiculturalidad y el diálogo generacional.

Objetivos que los creadores del Festival quisieron mantener vivos en el tiempo por lo que decidieron crear una organización que les permitiera consolidar y fortalecer los diversos procesos que cada año emprendían. Así nació en

1 Porro es un ritmo musical que tuvo su origen en el Caribe colombiano. Es un ritmo cadencioso, fiestero que propicia el baile en parejas. Debido a la apropiación y arreglos musicales realizados a este ritmo, hoy se puede hablar de dos modalidades: porro folclórico interpretado por bandas pelayeras (tapao y palitiaos y el porro marcado que es interpretado por orquestas.

2002, la Corporación Festival del Porro, Entidad Sin Ánimo de Lucro que bajo la batuta de Fanny Pabón Restrepo y Alonso Franco L. comenzó a posicionarse en la Comuna 13 y en Medellín como una organización para el fomento y desarrollo artístico y cultural del porro.

Desde entonces, la Corporación ha estado activa, de puertas abiertas a la comunidad, creando y posibilitando procesos que den como resultado la construcción de memoria colectiva y conservación del patrimonio, esto desde tres líneas de trabajo: formación, investigación, y asesoría y realización de eventos artísticos.

De acuerdo con Fanny Pabón Restrepo, presidenta de la Corporación Festival del Porro, esta entidad es el resultado “de un sueño conjunto, del trabajo en equipo, del gusto, el amor y el intercambio de saberes sobre el porro y otros ritmos colombianos”. Agrega que: “es un sueño que se ha ido transformando con base en las dinámicas socioculturales”.

La Corporación hoy tiene una escuela, esta no solo promueve la apropiación, conocimiento y práctica del porro en sus diferentes modalidades, sino también de otros bailes y ritmos como la cumbia, las gaitas, el bullerengue, la salsa, la bachata, el merengue, entre otros; que permiten un acercamiento a las tradiciones y costumbres de comunidades, pueblos, países.

“El único baile que no enseñamos es el reguetón”, señaló Pabón Restrepo, quien asegura que pese a la fuerza que ha tomado, no va en la misma dirección de los propósitos de la Corporación, los cuales buscan formar públicos críticos, amantes y conocedores de la música, la danza y el baile.

Para avanzar en ese propósito, se tiene proyectado en el mediano plazo ofrecer una técnica, avalada por los entidades gubernamentales correspondientes, que permita consolidar aún más la escuela Festival del Porro; por la que han pasado unos 3.000 alumnos2, y que tan solo en el primer semestre de 2017 cuenta con cerca de 100 estudiantes entre niños, jóvenes y adultos, quienes conforman los grupos infantil, inicial, avanzado y proyección de la Corporación.

A pasos de ciudad, nos enorgullece

A portar a la reconstrucción y construcción de memoria colectiva y conservación del patrimonio cultural, que es una de los objetivos misiones de la Corporación, se ha liderado y participado en diferentes proyectos de investigación, entre los

2 Estudiantes entre los 6 y los 70 años de edad han hecho parte de la escuela Festival del Porro. En su mayoría han sido residentes de la Comuna 13 y barrios aledaños.

que se encuentra: “A pasos de ciudad”3 que en su primera edición tuvo como hilo conductor el baile de salón desde la década de los 40 hasta finales de los 80, trabajo que permite vislumbrar las relaciones de poder, amor y desapego de esa época. Este proyecto de investigación contó con el aval del programa Vigías del Patrimonio Cultural de Medellín.

La segunda edición de esta investigación se enfocó en la historia de Guayaquil, especialmente a lo que sucedió entre 1960 y 1990. Una zona que era el punto de encuentro y esparcimiento de los habitantes y visitantes de Medellín, quienes encontraban allí además de mujeres y licor, salones para bailar y socializar con otros bajo la excusa de la música.

Más que eventos…

Paralelamente a la formación de públicos, la Corporación incursionó en el mundo de los eventos a través de asesorías, acompañamiento y ejecución de los mismos, participando en licitaciones públicas y en actividades con empresas privadas. Es así como ha hecho presencia durante varios años en El Desfile de Mitos y Leyendas, Feria de las Flores, corredores artísticos y culturales en las comunas 4, 5, 7, 11, 14, 13 de Medellín.

La Corporación ha participado de ferias y festivales en Antioquia y Colombia como: el Festival Nacional del Porro de San Pelayo, Córdoba, que este año llega a su edición número XLI; El Festival

3 A pasos de ciudad es una revista que se socializa con los diferentes públicos de la Corporación Festival del Porro a través de un montaje artístico, en el que el protagonista es el baile.

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Pareja de danza Corporación Festival del Porro. Fotos: Cortesía, Corporación Festival del Porro Alexis Carcamo. Grupo de Gaitas y Tambores Canto Arena. Fotos: Cortesía, Corporación Festival del Porro
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Fotos:

Nacional de Gaitas de Ovejas Sucre, donde obtuvo el segundo puesto en la categoría de Danzas. Además, hizo parte del Mundial de salsa World Latín Dance Cup, realizado en la ciudad de Miami en el 2014, donde obtuvo el campeonato de la modalidad Rueda Casino.

Lo anterior ha ayudado a fortalecer la línea estratégica del baile de la Corporación para elevar su trabajo creativo; además de obtener ingresos que apalanquen otros proyectos y procesos creativos y artísticos innatos al quehacer de la entidad.

Alcázares; al Centro Cultural Los Alcázares, la Parroquia Santa Rosa de Lima, donde nace la idea del Festival del Porro. Además, a los bailarines, maestros, colaboradores y defensores, enamorados y promotores del porro y el folclor, a quienes invitamos a levantar su voz para decir ¡Qué viva el porro!, como expresión cultural y orgullo nacional.

Retos que son motivos

Finalmente, pero no menos importante quedan por mencionar los retos de la Corporación Festival del Porro, que debe fortalecerse financieramente, la consecución de una sede propia que se convierta en un punto de encuentro para la creación y el fortalecimiento de experiencias artísticas, la difusión y la proyección del porro.

Una sede a la que puedan llegar los líderes culturales de la ciudad a porponer, pensar, actuar y llenar de melodías, historias y personajes a Medellín, cuna de artistas, músicos, actores y soñadores, quienes ven en el arte una ruta para la construcción de tejido social y la anhelada paz.

25 años del Festival de Porro de Medellín

Una historia llena de aliados

La historia de la Corporación Festival del Porro no estaría llena de logros y retos superados sin el apoyo y respaldo de instituciones, entidades y empresas que creen en el poder transformador de la cultura, el arte y el trabajo con comunidades.

Por eso, cuando se celebran 25 años del Festival del Porro y 15 de la Corporación, los miembros de su Junta Directiva le dicen ¡Gracias! A La Alcaldía de Medellín, Concejo Municipal, Ministerio de Cultura, Gobernación de Antioquia, y a las empresas privadas que año tras año se han sumado a las diferentes actividades que realizamos.

También agradecemos a las Corporaciones

Recreando y Canto Arena, las cuales han ayudado a construir una entidad sólida, estable y en continuo crecimiento; a la Red Cultural Expresarte, a la JAL Comuna 13 y a las JAC Santa Rosa de Lima y

El año 1993 marca un hito en el barrio Santa Rosa de Lima, El Coco, pues allí, en un rincón de la cuidad nace lo que hoy es El Festival del Porro; en plena calle donde en épocas anteriores era el sitio de pasos para los sainetes que bajaban de La Loma para llegar al barrio Robledo, el paso obligado para los habitantes de El Coco, epicentro de rumbas y encuentros familiares, el tránsito de vehículos o mulas que iban a las misas o procesiones

de semana Santa a la iglesia de Robledo… si lugar donde varios líderes se unen para darle vida, color, sabor, ritmo, música y alegría a un fenómeno socio-cultural que vivían los barrios de Medellín: El Porro

“El primer Festival del Porro es una obra de la Comunidad, dela creatividad cultural juvenil. Es un acto que dotará de experiencia para futuras actividades organizativa, en la cual llamamos

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Pareja Infantil de Porro. Festival del Porro. Fotos: Cortesía, Corporación Festival del Porro Los primeros Integrantes de la Corporación Festival de Porro. Fotos: Cortesía, Corporación Festival del Porro Logo de la Corporación Festival del Porro de Medellín
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Omaira Bustamante Restrepo:

a la participación y colaboración de toda la comunidad. Así para que en el futuro pueda decirse: aquí se unieron los hombre, trajeron sus alas en la mirada y volaron en la risa…”1

El Coco epicentro de la rumba paisa

Con los sabores y el baile gestados desde Enciso, Manrique, La Loma, La Toma, Guayabal y El Coco, en Medellín las rumbas familiares estaban acompañadas de los ritmos interpretados por las orquestas de Lucho Bermúdez, Pacho Galán, Edmundo Arias, Los Corraleros de Majagual, la Sonora Cordobesa, Pedro Laza y Sus Pelayeros, junto con ellas alternaban orquestas paisas como Los Graduados, El Combo de las Estrellas, El Combo Dilido, Los Hispanos… que en las noches y los fines de semanas a paso de porro pasiado gozaban sus habitantes

Con la marca de un baile gestado en las entrañas de las calles de Medellín, el porro costeño fue transformado en pasos citadinos para darle una característica propia, mezclado con rumba paisa, bote, guaracha, salsa le dan cuerpo y vida a un ritmo que llego a la ciudad a través de los ferrocarriles, la radio, el LP y Discos Fuentes para quedarse en las barriadas de la ciudad, en los bares, clubes sociales, sitios de rumbas, estaderos, en Guayaquil, hoteles y demás espacios de encuentro de fiestas donde se reunían sus habitantes a gozar.

En este ambiente musical y de rumba el porro, y gracias a los eventos que desde Enciso se gestaban como porro vías, tablados, encuentros de bailadores y fiestas callejeras, en El Coco se gestaba la idea de darle al porro el sitial, el lugar que se merecía, una evento de encuentro para bailadores, investigadores, músicos y amantes de este ritmo; era recoger esa tradición de sus habitantes y colocarlo en un escenario de dialogo entre bailadores.

Acompañados por los grupos de cuerda de Lito Zapata, Gilberto Saraz, los Hermanos Isaza, Julio “Pollo” Álvarez y la orquesta de Fernando Pabón2, los organizadores se dan a la tarea de crear un sueño, el Festival del Porro de Medellín; una gesta que está acompañada desde la Escuela Popular

1 Texto Extraído del primer volante editado para la realización del Primer Festival del Porro. 15 de mayo de 1993. Editado por los organizadores del Festival.

2 Estos eran los conjuntos de cuerda y orquesta que habían en el barrio El Coco.

de Arte EPA, con los maestros Jesús Mejía Ossa “Chucho”, Carlos Tapias, Antonio Tapias y Oscar Vahos, se le va dando cuerpo a la fiesta callejera para tomarse el barrio y poner a gozar a ritmos de porro, gaitas y cumbias interpretados por grupos de chirimías, LP’s, danzas folclóricas que mostraban los orígenes del porro y los bailes callejeros.

del Porro, que ahora tenía alma, vida, cuerpo y movimiento. Los organizadores en cabeza de Julián Pulgarin, Carlos Rivas, Francisco Pulgarin, Alonso Franco L, Fanny Pabón y William Álvarez4 , daban los primeros pasos para convertir el Festival en un referente musical y dancístico para la ciudad.

El Festival del Porro: Expresión social y artística del porro.

Los primeros Festivales no fueron fáciles, habían que trasegar en un mar de dificultades que incluía la financiación, la sostenibilidad, lo organizativo, la formación y la investigación, eran retos que sus organizadores tenían en frente, junto con ellos la poca crebilidad de la administración pública frente a la importancia de que la ciudad tuviera un Festival del Porro, su apuesta era poca, sin embargo con los avatares de políticas públicas que van en contravía de las necesidades, pensamientos e ideas de los líderes, el Festival sigue realizándose en este sector de Medellín.

del Porro de San Pelayo Córdoba llegan los sones y el bullicio de la fiesta callejera de Medellín, esto permite construir un puente cultural y artístico, un dialogo y un intercambio de saberes entre Medellín y San Pelayo, llegan maestros como William Fortich, Margarita Cantero, Álvaro Castellano, Chico Páez, Chicho Cantero, Luis Alberto Pertuz, Sari Pastrana y Pablo Carvajal, acompañados de bandas como María Varilla, San Juan de San Pelayo y la Madera; Los Gaiteros de San Pelayo, el grupo de danza Catalina, ballet folclórico Uyá y una serie de organizaciones que muestran lo más rico y variado del porro palitiao y tapao construido por los habitantes de las Sabanas de Sucre, Bolívar y Córdoba.

El primer encuentro de la fiesta callejera fue tomada por los habitantes que entre porros, gaitas y cumbias gozaban niños, jóvenes, adultos y adultos mayores; sus inicios con comparsas, juegos, fiestas, goces y rumbas los habitantes le daban vida a un evento que nace de las entrañas de sus pobladores y de su idiosincrasia, era recoger un legado histórico de las familias Álvarez, Vélez, Monsalve, Pabón, Pulgarin, Paniagua3, toda una tradición que desde años anteriores lo hacían acompañados por la banda Paniagua del barrio La Loma.

El primer paso hacia la conquista de una cultura porrera que estaba en la vida de los habitantes de Medellín, un sueño hecho realidad, un espacio de encuentro y disfrute popular eso era Festival

3 Familias que fundaron el barrio El Coco, que luego fue nombrado como Santa Rosa de Lima.

Con el acompañamiento de maestros, investigadores, bailadores, gestores culturales, la empresa privada, concejales, las organizaciones barriales y sociales y las entidades culturales de Medellín, los organizadores continúan con la tarea de seguir trabajando por mantener vivo el Festival del Porro; sus labores llegan a la administración municipal la cual avala la creación del Acuerdo donde se institucionaliza el Programa de danzas y Festival del Porro en la ciudad de Medellín5, que si bien le da un impulso económico y un apoyo estatal, se requiere de otras opciones: la formación artística, la investigación y la proyección del festival a otros escenarios locales, departamentales y nacionales.

A medida que van pasando los años el Festival del Porro toma mayor acogida y se va convirtiendo en un evento de encuentro para bailadores, investigadores y habitantes de Medellín para disfrutar, gozar y rumbiar en torno al porro; con el impulso del evento nacen nuevos retos, así se crea la Corporación Festival del Porro para darle una orientación de convertir en Festival de ciudad.

A oídos de los organizadores del Festival Nacional

4 Estos fueron

iniciadores del Festival del Porro de Medellín, que dieron la idea y la estructura para realizar el evento en el barrio El Coco.

5 Acuerdo Municipal 028 de 1998, donde se Institucionaliza el Festival del Porro de Medellín.

Durante 25 años el Festival del Porro de Medellín, se ha convertido en un referente cultural, artístico y musical, porque han pasado las diferentes expresiones del porro, la gaita, la cumbia y la puya, con la presencia de grandes exponentes del folclor de Colombia como Toto la Momposina, Petrona Martínez y Juancho Nieves. Junto con ellos han estado orquestas como El Combo de la Estrellas, El Tropicombo, El Combo Dilido, El Combo que Nota, los Graduados, además de maestros como Gustavo “El Loco” Quintero, Abram Núñez, Doris Salas, Gabriel Romero, Fernandito Pabón y Oscar Velásquez que han mostrado todo su sabor, goce y sabiduría.

El Festival del Porro en sus años de realización ha permitido construir un camino por mantener vivo el legado histórico y la tradición musical y dancística no solo del barrio Santa Rosa de Lima sino de la ciudad. El Festival debe ser un evento incluyente

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los primeros Banda Marco Fidel Suarez. Fotos: Foto: archivo, revista Porro y Folclor Grupo de Gaitas y Tambores Canto Arena. Fotos: Foto cortesía, Corporación Festival del Porro

donde haga presencia el porro marcado, la danza y la música interpretada por bandas pelayeras y orquestadas; ese es el escenario de difusión, fomento, cultivador e impulsor este ritmo, ya que por los cambios socio-culturales de un mundo globalizado quiere desconocer, acabar y arruinar las culturas ancestrales, milenarias de origen popular y comunitaria.

25 años más de porro…

Los retos del Festival del Porro de Medellín y sus organizadores son muchos, en palabra de Enrique Álvarez danzarín e integrante del grupo Guayaquil “El Festival del Porro debe existir, pero hay que hacerles cambios, y esos cambios tiene que ser con la promoción de un público nuevo, un público juvenil e infantil que ame la tradición… porque no nos podemos quedar enamorados de la ejecución de los adultos cuando nos vamos convirtiendo en algo mayores y la tradición no permanece y se genera otras culturas cada vez más rápidos”.

La existencia misma del Festival del Porro es en sí es un hecho grande e importante, pero hay que trascender más allá, de ser un evento de y para la ciudad, donde la muestra del porro en sus diferentes modalidades estén en permanente dialogo, un sitio de encuentro para el disfrute del porro, donde la ciudad lo conozca y lo pueda defender, en este sentido Eliana de León directora de CEFOARTE, sostiene: “… no debemos dejar que el Festival se acabe, debemos fortalecerlo; al contrario, hay que mejorarlo, cómo me la juego para que el Festival siga siendo un Festival de y para la ciudad”. Pero, ¿cómo lograrlo?, en palabras de Yeisme Romero músico y director de la Corporación Canto Arena de Medellín, la clave está en los organizadores, “Cuando algo se vuelve un ícono, un símbolo en un territorio, uno tiene que salir a defenderlo y a buscar cómo se sostiene… pero yo creo que el Festival debe continuar por muchos años y no caer en lo que muchos festivales se han convertido en llegar al punto de la comodidad, se quedaron conformistas, que tenían todo a la mano y cuando empezaron las dificultades no sabían

cómo aminorar las dificultades, entonces el Festival [del Porro] es para mucho tiempo y que ojalá las directivas no entren en esta dinámica”

miren no solo los repertorios coreográficos sino los diferentes eventos, para retomar de ahí lo que se pueda adaptar al medio, porque no es lo mismo un festival en la costa que tiene una costumbre y un tiempo determinado a este Festival que tiene otras condiciones”.

El compromiso está en la Corporación Festival del Porro por hacer del Festival un acto festivo, un encuentro de generaciones, una acción pedagógica en torno a las formas de expresión del porro (marcado, pasiado, palitiao, tapao), en un escenario para el disfrute, el gozo, la rumba y la fiesta; en promover, difundir y proyectar la danza, la música y el baile del porro, es cumplir su principio misional “… El Festival del Porro de la ciudad de Medellín es el escenario, para seguir cultivando, promoviendo y recreando el porro moderno, un porro que no quiere morir y que hoy sigue vivo en los barrios de Medellín”

¿Cómo mantener el Festival del Porro vivo y sea de ciudad?, para Toni Tapias, ex-docente e integrante del grupo de danza Hojarasca el objetivo del Festival está en “enfatizar más en rescatar las raíces y buscar un método de desmenuzar los pasos, movimiento por movimiento para que la gente pueda racionalizar los pasos y luego lo pueda hacer a gusto no mecanizado, para que lo haga tal como él lo siente sin perder la esencia del paso… su función deber ser pedagógica en torno al porro, para rescatar lo que es el porro, que la gente lo disfrute…” En este mismo sentido piensa Carlos Tapias danzarín e integrante del grupo Hojarasca, “El Festival debe apropiarse del porro folclórico y el porro de salón… yo pienso que el porro [Festival] debe volver a retomar lo que en un principio tenía como objetivo y era la difusión de la música de esa zona del país empezando por el porro, el cual tomo como abanderado…” y más adelante enfatiza en la importancia de la investigación como elemento importante para los organizadores del Festival “Pues yo pienso que un festival de esta categoría y con los años que tiene, la investigación debe ser constante, porque estos eventos no se pueden anquilosar, evolucionar y en la medida que investiguen y

Finalmente está en que los próximos años esté presente en los tablados la expresión viva de un porro construido, hecho e interpretado por bandas pelayeras, conjuntos de millos, cantaoras, conjuntos de gaitas, cantos palenqueros… acompañados por grupos de danzas folclóricas que van bailando en las noches con velas que invitan a disfrutar de una rueda de fandango a ritmo de un porro, una puya, una gaita, una cumbia o un fandango.

Referencias Bibliográficas

Franco Londoño, José Alonso. ¡Que viva! El Porro. Historia, desarrollo y actualidad del porro en Medellín. Editorial Diseños y Letra. Medellín. 2010.

Franco Londoño, José Alonso. Festival del Porro de Medellín. 20 años. ¡Qué viva el Porro!. Revista Porro y Folclor. Edición No. 10 Junio de 2012.

http//www.festiporromed.blogspot.com

Entrevistas.

Carlos Tapias L. Entrevista realizada por Alonso Franco L. 9 de marzo de 2017

Eliana De León. Entrevista realizada por Alonso Franco L. 22 de marzo de 2017

Toni Tapias. Entrevista realizada por Alonso Franco L. 13 de mayo de 2017

Yeisme Romero F. Entrevista realizada por Alonso Franco L. 4 de abril de 2017

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Fernando Pabón. Festival del Porro. Fotos: Cortesía, Corporación Festival del Porro Gustavo “El Loco” Quintero y los Graduados. Fotos: Cortesía, Corporación Festival del Porro José Alonso Franco Londoño: Docente investigador y director de la Revista Porro y Folclor.

Festival del Porro en “El Coco” año 1993

Parecía una quijotada cuando Alonso Franco L y Fanny Pabón R integrantes de teatro y las danzas respectivamente, y un grupo de personas pertenecientes a la biblioteca de la iglesia Santa Rosa de Lima, llegaron a la Escuela Popular de Arte EPA con la propuesta de realizar un festival a nivel de ciudad en su barrio “El Coco”.

Como buenos Quijotes Jesús Mejía y Carlos Tapias nos unimos a la idea; “Chucho” en la parte folclórico-ideológica de la nacionalidad e identidad cultural, su bandera pedagógica, y yo en lo mejor que se hacer y que aún me sigue gustando, la danza y el baile. Porque fue con el baile del porro inicialmente y luego con las danzas de la Costa Atlántica con que empezamos a motivar a los jóvenes y adultos mayores del barrio para venderles la idea de un festival a nivel de ciudad.

La gestión de estos líderes después de mover muchos contactos lograron venderles la idea a John Bazurto Concejal de Medellín que presenta la propuesta al Concejo de la Ciudad1, la cual

1 Se hace referencia al Acuerdo Municipal No. 028 de 1998, donde

es aprobada y así el Festival logra su estabilidad económica para poder subsistir en el medio para bien y provecho de toda la comunidad Medellinense.

Porque con sus errores y aciertos el Festival se posesionó y hoy al cumplir su mayoría de edad, 25 años, requisito indispensable para que un hecho se consideré folclórico o dicho de otro modo, para que una comunidad reconozca un hecho cultural como suyo, el FESTIVAL DEL PORRO en Santa Rosa de Lima, la Floresta, tiene un reconocimiento a nivel nacional.

A través de sus 25 años el FESTIVAL DEL PORRO a unido dos cultural porque ha proporcionado a través de los sabedores y hacedores de la cultural Sinuana; desde los historiadores entre los más destacados Wiliam Fortich, Marcos Vega Seña, Oscar López, Guillermo Valencia, etc., bandas musicales de las de mayor renombre en el Festival Nacional del Porro en San Pelayo Córdoba y Cantadoras de renombre como “Toto” La Momposina y Petrona Martínez, para se Institucionaliza el Programa de danzas y Festival del Porro en la ciudad de Medellín.

que Medellín reconozca y disfrute como suya la cultura Pelayera en toda su extensión músicodancística.

Decir cuál es el grado de asimilación de dicha cultura por el paisa, sería el resultado de una indagación científica que dé cuenta hasta qué punto el porro ha influido en el que hacer del ciudadano común y corriente de Medellín y de acuerdo a ese resultado replantear los objetivos del Festival, si es del caso o evaluar si el Festival ha servido para reafirmar la forma de bailar del paisa la música caribeña a la cual se le han dado los nombres de: Porro marcado, clásico, de academia, moderno, popular, show, etc., y el cual también hay que reconocerlo e incluirlo en el repertorio dancístico tradicional del paisa, porque también hace más de una generación se pervive en nuestra cultura. No podría yo juzgar sin hacer hecho un estudio científico del aporte que El FESTIVAL DEL PORRO en MEDELLIN, le ha aportado a la ciudadanía,

pero si me atrevo a asegurar que el Festival tiene el reconocimiento de los amantes del porro y año tras año se espera con expectativa la programación para disfrutar hasta el cansancio del Festival del Porro.

Si bien es cierto que la programación artística de tarima es importante, porque da la oportunidad a muchos artistas de mostrar su trabajo, se hace necesario intensificar la oportunidad que el pueblo goce y se extrovierta en la calle donde ocurre lo lúdico-social , hilo conductor de la transmisión de la herencia cultural de la identidad colombiana y como dice Wiliam Fortisch Co-fundador del Festival Nacional del Porro en San Pelayo, Córdoba “Hay una conciencia de la necesidad de fortalecer los lazos de unidad social mediante la música y la danza que nos llega desde los orígenes. Música y danza que deben tener como escenario principal, la calle, el parque, el espacio abierto, libre como la vida, porque la música y la danza no pueden ser pensadas en abstractos, al margen de un contexto social”.

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Por. Carlos Tapias Pareja infantil de baile de Porro. Fotos: Cortesía, Corporación Festival del Porro Banda Pelayera 14 de Septiembre de Caucasia Antioquia. Fotos: cortesía, Corporación Festival del Porro Carlos Tapias Londoño: Datos. Ex-profesor de la EPA. Investigador e integrante de la Corporación Ccultural Hojarasca

Jesús Mería Ossa:

Chucho es la expresión o la voz de la rebeldía. La voz de la rebeldía porque enseño a no ser conforme con la tristeza, ni con la opresión, ni con el egoísmo, sino que por el contrario con optimismo buscar un mundo mejor. Chucho siempre tenía en la mochila un cargamento de sueños, realidades, de críticas y de oportunidades para repartirle a todo el que se encontrara, tenía voces de aliento, documentos críticos, libros, historias, anécdotas... Él era EL INDIO MAYOR, porque tenía toda esa

recopilación, ese ancestro en la memoria, la sabiduría, el saber acercarse a todo tipo de persona, sin mayor interés solo con el interés de fomentar, sembrar, impulsar, apoyar… Es la LUZ PRESENTE siempre en el movimiento social, en el movimiento popular y en el movimiento cultural, siempre estaba BRILLANDO donde llegaba y donde se le veía”1

El día 21 de mayo de 2017, nos dejó el gran maestro, el investigador, el folclorólogo, el productor de saberes, el indio Mayor de una gran tribu que le aprendió a amarlo, a seguirlo, a escucharlo, a acompañarlo y aprenderle toda una sabiduría popular. Chucho Mejía un defensor, amante, escritor, orador, cultivador y constructor de la cultura popular, ancestral, indígena, afro y comunitaria se fue en cuerpo y alma, pero su pensamiento será la guía que ilumine nuestras acciones culturales, artísticas y populares.

La revista Porro y Folclor le rinde un homenaje a Chucho que partió para siempre dejándonos toda su sabiduría y conocimientos; por eso escribimos parte del escrito que le hicimos en la Edición No. 20 de la revista2, que hoy tiene vigencia, como parte de lo que “Chucho” nos dejó en su legado.

“Si algo ha caracterizado Jesús Mejía Ossa es su compromiso con las causas libertarias. Su ética y su temple, en ese sentido, deben ser ejemplo en estos tiempos, en que los compromisos y la palabra empeñada, así como la vida, no valen nada.

En Chucho, como cariñosamente lo llaman sus amigos y allegados, se conjugan varios elementos que de por sí darían para muchas palabras. Si hablamos de Jesús el maestro, necesariamente tocamos una de sus facetas más interesante, pues la vocación innata con la que la ejerce es ejemplo, paradigma y referente, para quienes apenas nos asomamos a la difícil pero apasionante tarea de enseñar. Expone una serie de cualidades, en las cuales la paciencia es una sus virtudes proverbiales. A ella agregamos una alta dosis de comprensión, solidaridad y mística. Varias generaciones le deben el entendimiento del mundo, sus fenómenos, sus contradicciones y comprender cómo la condición humana ha sido la protagonista de lo que tenemos hoy.

Si hablamos de Jesús el político, encontramos en él a un ser que con ética y valentía ha asumido la defensa de los derechos de aquellas comunidades invisibles, desposeídas o despojadas. Nunca ha renunciado a decir, en su verbo urticante, lo que piensa del atropello cultural, de las acciones contrarias al respeto de los pueblos a su emancipación y autodeterminación para escoger libremente su propio destino. Los indígenas, los negros, los campesinos, los trabajadores de la

2 Texto escrito por Marcos Vega Seña. Lo puede encontrar de manera completa en la Revista Porro y Folclor No. 20 de noviembre de 2016.

cultura, los sindicalistas, y en fin los que luchan por causas sociales, han contado, en forma desinteresada, con su adhesión y apoyo. Jesús no ha claudicado, no ha renunciado a sus ideas, no ha cedido ni un ápice, no se ha dejado envolver por los cantos de sirena del capitalismo rampante y su voz se ha levantado, a veces solitaria, para increpar a la barbarie y al absurdo desangre de este país y del planeta en general, amenazado por los carniceros, a los que le han dado patente de corzo los pusilánimes gobiernos occidentales para que destruyan y masacren sin un átomo de remordimiento.

Pero sin duda, la faceta más emocionante de Jesús, es la del ilustrado. Como el personaje del sabio catalán de “Cien años de soledad”, Jesús no mezquina su sabiduría para repartirla y compartirla. Su profundo conocimiento de todos los aspectos de la humanidad, hacen de él una biblioteca andante, pero con la complementariedad de su calidez humana, sencillez y buen tino para acercarte datos y más datos, libros y más libros, autores y más autores.

Su amor y dedicación por el arte llamado popular es uno de los elementos que ha distinguido a Jesús en el ámbito del conocimiento, donde es respetado y acatado. Su defensa por el folclor, lo terrígeno, lo propio, por lo de acá, hacen de su trabajo un apasionante ejemplo para aquellos, que aún siguen, como en los tiempos de los españoles, engañados con los deslumbrantes espejitos de la bobería y la cursilería.

La lucha libertaria lo ha llevado a ser un trotamundos, recorriendo, con la pasión y la paciencia de quien no espera nada a cambio, los escarpados caminos y laberintos del país, donde su voz se ha escuchado, como el bálsamo de esperanza, de que no todo está perdido. Eso lo retrata en una dimensión insoslayable, que lo hace ancestral, pero a la vez posmoderno, pues Jesús es de aquí, pero también es de allá; es de la tierra, pero también es un ciudadano de todos los mundos; conjura el tiempo y lo sempiterno, como errante que llega donde lo necesitan… … Afirma que la cultura colombiana existe y es vital, pero está enajenada por los medios de desinformación y por quienes practican el vicio para degenerar la creatividad popular. 63 años de guerra contra las diversas comunidades y contra el ecodesarrollo, vienen ejerciendo tres ejércitos en una trampa mortal por acabar lo

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1 Palabras de Oscar Zuluaga sobre Jesús Mejía Ossa. Entrevista realizada por Alonso Franco L. 21 de mayo de 2017. Pareja Infantil de Porro. Festival del Porro. Fotos: Cortesía, Corporación Festival del Porro
“Chucho”
“Un Guía… una biblioteca andante”

poco que nos queda de dignidad: el oficial de la oligarquía, el narcotráfico y el insurgente: “en un plato de trigo comieron tres tristes tigres... y se atragantaron” “Los grandes países nos quieren descolombianizar, quien nos descolombianizare, nos desnarizaorejará y se irá”, dice Jesús en su humor cítrico, pero refrescante.

Jesús habla de que tiene lista una publicación relacionada con la taxonomía de nuestro folclor. Pero, como siempre, esta clase de proyectos necesitan dolientes para llevarse a cabo. Y en estos momentos, en que las preocupaciones de los grupos culturales y de las entidades a su cargo, andan en otras órbitas, es difícil que alguien o alguna institución se le mida a este proyecto, interesante, primero por venir de quien viene, y segundo, por su contenido, que consigna un legado para que la memoria del olvido no nos coge y terminemos desnarizados y desorejados…”3

Chucho Mejía4

“vocero permanente de la rebeldía”

! Albricias¡ , dijo mil veces,

El Maestro Chucho Mejía

Voz vital de rebeldía

Dador de dones y preces.

Ahora se va y amanecen

Para siempre en las conciencias, Artes, folclores y ciencias, Sus enseñanzas de amor

Sus luchas contra el dolor

Y sus ricas experiencias.

Por allá A los 17

Era maestro de escuela

Y ya tenía la espuela De legendario jinete.

Nunca marchaba al garete

Pues claro tuvo su rumbo Y no anduvo dando tumbos

Sino, de forma sencilla

Esparciendo la semilla

Fraterna De nuevos mundos.

El “Ciudadano del mundo”

Fue fundador de tertulias

Para vencer las abulias

Del conformismo profundo. En sus enseñanzas me hundo Buscando la claridad De la solidaridad

De “Los pobres de la tierra” Que luchan contra la guerra Y construyen la hermandad.

Fundador de periodismos, Grupos, universidades, Colectivos comunales, Institutos de optimismo…

Sindicalista en sí mismo, Folclorista en corazón

Sembrador de la ilusión De los nuevos horizontes, En las Ciudades y montes Chucho es el “Indio Mayor”.

Chucho Mejía no irá

En viajes de anonimato

Porque hace ya mucho rato Su memoria brillará.

Y Nunca se ocultará

Su amor por el socialismo

Y su fe en el optimismo Hará que en la dura brega Afincados en su entrega Dejemos el egoísmo.

“Yolanda, siempre Yolanda”

Compañera del camino

En su vivir peregrino

Le brindó amor y lavanda. Yolanda, siempre Yolanda Ahora lo está despidiendo Pero nos sigue ofreciendo Las sendas de sus virtudes. En medio de multitudes

Su amor seguirá creciendo.

Rescatando la Cultura y el Folclor de Colombia 28 Calle 41 No. 101A - 35 Tel.: 252 1967 info@recreando.com.co www.recreando.com.co Calle 41 No. 101A - 35 Tel.: 252 1967 info@recreando.com.co www.recreando.com.co
Orquesta Informes: Centro Musical Trio America Cra: 70 No. 46B - 38 Tel.: 436 3733 / 436 3734 / 313 371 3097
Oscar Velásquez 3 Es parte de un homenaje que la revista le hizo a Chucho Mejía. 4 Décimas en saludo y despedida Oscar Manuel. Zuluaga Uribe, El Juglar.
La diferencia está en el brillo de los ojos de nuestros asociados “LA DIFERENCIA ESTÁ EN QUE AQUÍ DE VERDAD SENTIMOS QUE QUIEREN AYUDARNOS, Y NO CONVENCERNOS PARA ENDEUDARNOS” BIENVIVIR cooperativizando para el Línea Confiable 444 1020• www.confiar.coop 9 7 7 2 2 4 8 4 6 4 0 0 5 ISSN 2248 - 4647
Adriana Aguirre G. Asociada desde 2013

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