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Canciones colombianas en italiano

Por Ofelia Peláez

Existe un trabajo musical titulado Smeraldi musicali di Colombia que por la belleza de su contenido vale la pena contar cómo se logró esta producción.

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En 1952 llegó a vivir en Colombia el italiano Vittorio Mastromatteo Pastoreli, nacido en Turín en 1919, que participó en la Segunda Guerra Mundial y fue hecho prisionero en Alemania. Al http://unradio.unal.edu.co/uploads/pics/lnc-022416.jpg regreso a su país se doctoró en Derecho. Cuando era Cónsul de Colombia en Génova, Jaime Sanín Echeverri entusiasmó a Pastoreli a venir a este país; llegó a Medellín a dictar clases de italiano y en 1953 se trasladó a Bogotá.

Se sorprendió y se enamoró de la belleza de nuestra música y alrededor de 1966 tuvo la idea de grabar algunas canciones colombianas en italiano; tocó muchas puertas y no obtuvo respuesta. Entonces con algunos amigos creó una empresa cultural llamada Kosmos y produjo un álbum con 10 temas interpretados por artistas de renombre como Alba del Castillo, Julio César Alzate, Henry Castro, René Gamboa y el italiano Salvatore Castagna; con maestros que hacían parte de la Orquesta Sinfónica, de la Banda Nacional y de la orquesta de Lucho Bermúdez. junto a la versión en japonés hecha unos días antes en Bogotá por el cantante Yoshiro Hiroishi, nos animó para empezar la realización de nuestra inquietud sentimental y musical”.

Tomado de las notas del álbum “Cómo nació este álbum: aquí decimos solamente que unos de estos mensajes sonoros nos han parecido verdaderamente bellos y dignos de ser conocidos en Italia, como lo han sido en otros países: mas hemos pensado que para poder ser apreciados debidamente también en su letra emotiva o típica y penetrar en el corazón de los italianos, tenían que escucharse en el idioma del bel canto; así habría sido removido el obstáculo de la barrera idiomática. Espumas gana la Palma de Oro en Hollywood en 1966, versión italiana con fines culturales, que se impuso sobre composiciones de ocho países participantes; y este alto reconocimiento obtenido en el exterior,

El álbum trae un folleto grande en español e italiano, con la biografía de todos los cantantes y compositores; explicaciones sobre la geografía de Colombia; descripción de cada uno de los ritmos e instrumentos y hermosas fotografías de los protagonistas y de paisajes como la Catedral de Sal de Zipaquirá, las Piedras de Facatativá y Cartagena. Lo diez temas son:

1. Plegaria al sol. Carlos Vieco - Germán Isaza. Alba del Castillo

2. Cartagena. Adolfo Mejía – Leonidas Otálora. Julio César Alzate

3. Serenata de amor. Jaime R. Echavarría. Salvatore Castagna

4. Noches de Cartagena. Jaime R. Echavarría. Alba del Castillo

5. Danza negra. Lucho Bermúdez. Henry Castro

6. Playa. Rafael Campo Miranda. Henry Castro

7. Fantasía tropical. Lucho Bermúdez. Alba del Castillo

8. Bésame morenita. Álvaro Dalmar. René Gamboa

9. Espumas. JorgeVillamil. Salvatore Castagna

10. El llanero. Jorge Camargo Spolidore. Julio César Alzate

Es extraordinario escuchar, en un idioma tan bello como el italiano, canciones llaneras, porros estupendos y las obras de Jaime R. Echavarría; y sobre todo, en las voces más importantes que había en el país cuando se hizo esta producción.

Este es un trabajo extraordinario, un esfuerzo enorme que hizo un grupo de personas liderado por Vittorio Pastorelli, un homenaje a la canción colombiana y un reconocimiento a sus compositores e intérpretes.

Ofelia Peláez. Conferencista sobre bolero y música popular, jurado en varios festivales nacionales, escritora de varios libros entre los que se destaca: Alfredo Sadel, cuenta mi alma. Su historia, sus anécdotas, su discografía y fotografías inéditas, Invitada al programa El rinconcito de los recuerdos, de Radio Reloj – Q’hubo Radio, Caracol Medellín

Vallenatos en guitarra: Ciénaga y Codazzi, dos referentes magistrales

La música vallenata ejecutada con guitarra ha tenido un proceso evolutivo grande y de gran calado en el ámbito musical colombiano y ha trascendido más de lo imaginado. Prueba de ello lo podemos observar en esa incontenible ola de nuevos compositores, que han hallado en sus guitarras, el instrumento apropiado para darle el toque suave, alegre, romántico o parrandero a sus respectivas creaciones.

Si nos remontamos varias décadas atrás y hacemos un recorrido por todo el territorio, donde este instrumento de cuerdas se asentó y tuvo gran acogida, para la ejecución de los aires populares, que ya cobraban fuerza, podemos afirmar que paralelo con el uso del acordeón, la guitarra fue apetecida en muchos círculos sociales y el formato que se impuso inicialmente fue el de tríos, en los cuales, por lo general el guacharaquero hacía las veces de cantante y dos guitarristas o, en ocasiones, se utilizaba guitarra y requinto.

Este formato se fortaleció a mediados del siglo XX y fue usual que en fiestas o parrandas familiares se escucharan paseos, merengues o sones, pero de igual modo, ritmos del interior como bambucos, pasillos o los de extranjero como boleros y rancheras.

Mención especial, entre los músicos más destacados de ese entonces, es la del cienaguero Guillermo Buitrago, quien se tornó en un referente de expresión muy popular, pues con su picante y originalidad, amén de sus propias composiciones, hizo famosas también las de destacados compositores como Emiliano Zuleta Baquero, Tobías Enrique Pumarejo, Rafael Escalona y muchos más.

Con la muerte prematura de este destacado intérprete, entró en escena otra notable agrupación, como fue la del cienaguero Julio Bovea, que al lado del atanquero Alberto Fernández y de Ángel Fontanilla, cruzaron fronteras para que la música vallenata, en especial las obras de Rafael Escalona, fuesen conocidas en países como México, Cuba, Argentina y en Latinoamérica en general.

En la Región Caribe se multiplicó el número de autores y de cantantes de música vallenata, dando origen a estilos bien variados, como Julio Erazo de Guamal (Magdalena), Carlos Huertas en Distracción (Guajira), los tres famosos amigos de Leandro Díaz en San Diego (Cesar), de donde surgió el tema “Tres Guitarras Sandieganas” (Hugo Araújo, Juan Calderón y Antonio Brahim).

No obstante, habiéndose el acordeón posicionado como eje central de la música vallenata, negar el sabor que le da una guitarra a una fiesta, concierto o parranda resulta inconcebible. Es en ella donde hoy se apoyan los grandes compositores, para construir hermosas melodías que posteriormente son plasmadas en múltiples obras.

Puede afirmarse que un acordeón al lado de su amante compañera, la guitarra, adquiere un mayor valor. Por ello en cada festival que esté establecido, se está tratando de incorporar el uso del instrumento de cuerda, al cual me refiero, por ser amigos inseparables.

Dos fortines para la guitarra

Un aplauso grande para quienes tuvieron la feliz idea de darle vida a la guitarra, como elemento indispensable en la construcción de una música cada vez más fuerte y de larga vida, como se viene desarrollando en poblaciones intermedias como Ciénaga (Magdalena) y Codazzi (Cesar).

Ciénaga ha sido y continúa siendo un fortín de la música vallenata con guitarra y motivo de orgullo es que allí haya nacido Guillermo Buitrago, el rey de las festividades en el mes de diciembre.

A pesar de los embates de los emporios comerciales, a quienes solo les interesa cómo llenar sus bolsillos y para ello promueven figuras de corto vuelo, que les garanticen sus propósitos mezquinos, por encima de esos valores que nos tratan de imponer, hay vallenato para lejos.

Un auténtico renacer se ha venido presentando con la música vallenata en guitarra, originando agrupaciones de gran calidad, tales como los Hermanos Carrascal en la ciudad de Valledupar, al igual que el Trío de Oro, o sea los Hijos de Sergio Moya Molina. Sin embargo, es preciso anotar cómo este género tomó fuerza en el interior de todo el país, por ser ritmos alegres y contagiosos y en lugares como los Santanderes, Boyacá, Cundinamarca, Tolima, Huila, Antioquia y el Eje Cafetero es común encontrar a muy buenos intérpretes de estos aires tropicales.

Paralelo al festival de Ciénaga, cada año Codazzi se ha convertido en otro epicentro del vallenato en guitarra, no menos importante, con lo cual se está estimulando a las nuevas generaciones, para que se conviertan en los continuadores de una tradición, es decir, defensores de la identidad cultural e inmaterial de la Región Caribe.

Los momentos de Meneses

Pasemos a Codazzi, donde el amor que allí se profesa a la música vallenata con guitarra ha adquirido niveles muy altos, tal como se desprende de la continuidad de dicho evento, verdadero semillero de artistas de calidad.

Si hacemos una revisión de los grandes compositores de hoy en día, observamos cómo muchos de ellos se han convertido en las fuentes que proveen de temas a los conjuntos o agrupaciones más notables, y no son avezados acordeonistas pero si ejecutan con propiedad la guitarra.

Casos podríamos citar en cantidad, pero voy a referirme por hoy, al médico Fernando Meneses, un exitoso galeno, pero igualmente un gran compositor, que ha sabido unir su inspiración con su talento para ejecutar la guitarra.

El médico ginecólogo, Fernando Meneses, desde muy joven, no desperdiciaba instantes para cantar canciones de su padrino Julio Erazo, que fue su guía para iniciarlo en el campo de las composiciones, pero en cuanto a sus contenidos siempre estuvo presente el poeta chileno Pablo Neruda, a quien le profesaba admiración, y desde ese entonces, ya se intuía en él, un futuro compositor, dada su pasión por la lectura, ante todo por los poemas del amor.

Sus composiciones iniciales las hizo por mediación de Lisandro Meza, a través de un grupo llamado “Los Primos de la Hoz” y continuó posteriormente con Nelson Henríquez. No obstante, fue más adelante cuando su musa inspiradora salió a la luz en toda su plenitud. Su primera canción, grabada por el Binomio de Oro y cantada por Rafael Orozco en el año 1976, se constituyó en su auténtica plataforma de lanzamiento: Momentos de amor

Fue tal el impacto que tuvo esta canción, que se constituyó en un hito de renovación, por esa estructura melódica donde la lírica entra a jugar un papel clave y se reafirma una “nueva era” que ya había iniciado Gustavo Gutiérrez y que tiene su prolongación en Fernando Meneses, Rosendo Romero y otros más, abriendo paso a un estilo que se ha consolidado con el transcurso del tiempo, y al que se le denomina hoy como “Romanza”, que procura ser reconocido como un quinto aire dentro de la música vallenata.

Las canciones que ha compuesto Fernando Meneses pasan de 350, de las cuales no han sido grabadas sino la mitad de ellas, que constituyen un tesoro para su autor. Muchas agrupaciones se han nutrido con éxito de sus composiciones, como Diomedes Díaz, Carlos Vives, Silvio Brito, Jorge Oñate, Alfredo Gutiérrez, los Hermanos Zuleta, Los Diablitos, Yolandita…

Simultáneamente con el ejercicio de su profesión, aún transita por ese sendero que el mismo inauguró, con la lírica que brota de su inspiración, en la cual se describen sus vivencias con tal naturalidad, que todo el que lo oye, se transporta a esa realidad. Esas son las canciones que perduran, que el público acoge y las guarda en su corazón resistiendo el paso de los años, y no como algo desechable.

Como varón que vive y siente lo que plasma en notas musicales, suele con frecuencia departir con sus amistades, ejecutando su guitarra y entonando sus canciones o simplemente acompañado de un buen conjunto de acordeón, de este eminente cantautor, orgullo de nuestra tierra Caribe y sus músicas.

Su nombre lleva a letras que a lo largo de tres décadas han puesto a soñar, a llorar y a cantar a más de un enamorado. Temas como "Momentos de amor, Relicario de besos y Muere una flor" hacen parte de la lista de 350 temas vallenatos compuestos por él, de los cuales más de 100 han sido grabados en voces como la de Carlos Vives, Jorge Oñate, Los Betos, Diomedes Díaz, Jorge Celedón, Otto Serge, Los Diablitos y Nelson Enríquez, entre otros.

Aunque en la actualidad su guitarra sigue siendo la amiga que le ayuda a componer canciones, está siempre a su mano y de este modo poder disfrutar con sus amigos en reuniones familiares. A sus allegados les comenta, como todos los temas que compone, tienen como temática el amor y el romance. Sin embargo, es de anotar que en sus inicios, no compuso temas vallenatos. Primero hizo poemas (cerca de sesenta sonetos), se inclinó posteriormente por el bolero y terminó finalmente dedicado al vallenato.

Fue uno de los cofundadores del Binomio de Oro, con Rafael Orozco e Israel Romero, quienes le interpretaban sus canciones, tal como él las deseaba. La inmortal voz de Rafael Orozco, hizo eco en el mundo entero con sus letras. Según su propio decir, “la música que él hace, lo estabiliza y le alegra la vida”. Por eso saca sus ratos para tocar la guitarra y aprovechar lo que compone, con ese estilo innato.

Entre sus composiciones más reconocidas, tenemos:

Momentos de amor Canasta de ensueños

Reconozco que te amo Relicario de besos

Mi mejor canción Después del amor

Cómo nace una ilusión

Muere una flor

Arrepentimiento

Se está muriendo un amor

Mi pedazo de cielo Si se mueren mis canciones

Quise manchar tu alma

Me gustas porque sí y escritor de temas sobre folclor de todas las regiones de Colombia, pero con énfasis en la región Caribe. Comentarista en varios programas de radio en Cali y director del programa Colombia esta es tu música en Sabrosa Stéreo de Ocaña

Gutierrez.

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