Revista Porro y Folclor No. 36

Page 7

1 Edición N° 36 / Marzo de 2023
Rubén Darío Salcedo

El proceso para que la energía eléctrica salga de una hidroeléctrica y llegue hasta una casa, a cientos de kilómetros de distancia, tiene un complejo entramado de actores que participan y garantizan la prestación del servicio. Aquí le explicamos la trastienda de uno de los servicios públicos esenciales.

Así funciona el mercado energético en Colombia

Actividades tan cotidianas como encender un televisor o cargar un teléfono celular son posibles gracias al funcionamiento de un complejo negocio en el que empresas de servicios públicos y actores autorizados por el Gobierno Nacional transan para establecer el volumen de compra y las tarifas de la energía.

Para comenzar a explicar ese mercados hay que sentar las bases del esquema en el que se compra y vende la energía eléctrica en Colombia. Lo primero es que son, por lo menos, cinco tipos de agentes: generadores, transmisores, distribuidores, comercializadores y consumidores.

Los generadores son los encargados de producir por medio de fuentes de energía como las centrales hidroeléctricas (como Guatapé o Hidroituango), termoeléctricas o eólicas; los transmisores son los encargados de transportar, en largas distancias, la energía desde las fuentes de generación hasta las subestaciones, a través de redes que operan a altas tensiones; los distribuidores llevan la energía hasta el consumidor final a través de las redes y los comercializadores se encargan de la venta a los usuarios.

En el mercado de energía en Colombia hay otro actor clave: la CREG (Comisión de Regulación de Energía y Gas).

En Colombia es la entidad que regula los mercados de transmisión y distribución, así como el precio en el que se vende la energía a los consumidores pequeños como los hogares. El resto de las interacciones se realizan en condiciones de mercado, es decir, regido por leyes de oferta y demanda.

Diego León González Ochoa, ingeniero civil con 27 años de experiencia en empresas del sector eléctrico como

ISA, XM e Isagén, explica que tal y como se negocia hasta la fecha hay que diferenciar dos modelos de compra y venta de energía que son distintos: el de los pequeños consumidores (hogares y pequeños locales comerciales) y el mercado mayorista que está enfocado en las grandes industrias. También agregó que hay que tener en cuenta que un mercado como el colombiano depende en buena medida de las temporadas de lluvias:

“También hay que tener en cuenta cómo varía la oferta de generación que está influida, en gran medida, en función de la hidrología porque en el país cerca del 70 % de la energía se genera a través de las hidroeléctricas. Cuando hay altas lluvias hay alta probabilidad de generar energía a través del agua y puede haber una gran oferta. Por el contrario, la oferta disminuye cuando hay sequía y los embalses están más secos”, señala González.

El experto explica, sin embargo, que no siempre los precios de la energía disminuyen para el usuario final porque las empresas tienen que planear la capacidad de generar energía en los meses siguientes cuando se avecinen tiempos de sequía o de menos lluvias.

El anuncio de Gobierno nacional

El jueves 26 de enero, el presidente Gustavo Petro informó, vía Twitter, que en beneficio de los consumidores retomaría las funciones de control y la administración de servicios públicos que el Gobierno Nacional había delegado en las comisiones reguladoras desde 1994. Aún no es claro el impacto que tendría este anuncio en el costo de las tarifas de energía eléctrica que pagan los colombianos y eso cómo afecta las funciones delegadas a la CREG.

Porro y Folclor es una publicación de la Corporación Artística y Cultural Recreando Año 21/ Edición 36/ Marzo de 2023

Director

José Alonso Franco Londoño

Comité editorial

Astrid Álvarez Muñoz

Yeisme Romero Fuenmayor

Alba Mery Vergara F

Luis Fernando Avendaño

Marcos Vega Seña

Alonso Franco Londoño

Colaboradores

Marcos Vega Seña

Ofelia Peláez

Fabio Casas Arango

Edgardo José Esquivia C

Discos Fuentes

Fotografía cortesía

Revista Porro y Folclor

Juan José Arango

Edgardo José Esquivia C Licenciado Wilfrido Mendoza

Corrección de texto

Mario Valencia

Marcos Vega Seña

Ofelia Peláez

Gerencia

Astrid Álvarez Muñoz

Diseño y diagramación

Juan Fernando Criales M.

Portada

Maestro Rubén Darío Salcedo, dibujo realizado por Inés Patricia Duarte Peñaloza Composición por Juan Fernando Criales

Impresión La Patria

Oficina en Medellín

Carrera 96 No. 47 A 71 revistaporroyfolclor@gmail.com www.recreando.com.co

ISSN. 2248-4647

Porro y Folclor no se hace responsable de las opiniones y conceptos emititido por los autores. No compromete los criterios de los editores Todos sus artítículos pueden ser reproducido por otros medios impreso, siempre y cuando se cite su precedencia.

Medellín, Colombia

Contenido

Editorial   2

El iNGrESo dE la Sal Sa CUBaNa a ColoMBia , dE la MaNo dEl Porro 3

ÉPoC a iNolVidaBlE dE la MúSiC a EN MEdEllÍN   6

loS dUr ÁN, UNa diNa StÍa MUSiC al Para rato  10

rUBÉN darÍo SalCEdo, SUS aMorES

Y SU FiESta S EN CorralEJa S   14

la S traVESÍa S dE UN PaYa So

rECorrE la S C allES dE MEdEllÍN  18

CiÉNaGa dE oro:

CUNa dE GraNdES MúSiCoS   23

1
Foto. EPM

A más de 20 años de acontecimientos que tristemente perduran en los recuerdos de los habitantes de la ciudad y, especialmente, de la Comuna 13, la resistencia y la resiliencia de este territorio siguen su tránsito y devenir desde escribir la memoria de la cultura popular. Develar su riqueza, su pluralidad y su heterogeneidad ha sido la meta de la Revista Porro y Folclor. Desde sus páginas se ha potencializado la cultura popular como ese “lugar desde el cual pensar el aquí y el ahora” de nuestra sociedad, en palabras de Jesús Martín Barbero.

En sus páginas los lectores encuentran diversos temas, personajes y escenarios que han construido una resistencia cuyo eje es la supervivencia de nuestra cultura, asfixiada por los grandes consorcios del entretenimiento y una aporofobia a todo lo que huela a pueblo por parte de las élites, e incluso, desde los mismos organismos estatales. En ese sentido, la Revista trabaja las dimensiones comunicativas que propuso Barbero para entender la complejidad de la cultura popular en medio de la globalización aplastante que los medios tradicionales perpetúan en el desconocimiento del valor intelectual de las expresiones culturales propias.

La primera dimensión, según el autor, es la recuperación de la historia. “Una historia de los procesos culturales en cuanto articuladores de las prácticas comunicativas con los movimientos sociales”. En atención a ese llamado, en el presente número se ofrecen trabajos como el Ingreso de la salsa cubana a Colombia de manos del porro, o la Época inolvidable de la música en Medellín, por mencionar dos ejemplos.

La segunda dimensión comunicativa es comprender la complejidad en que se mueve la cultura popular, desde “la complicidad y seducción”, pensadas en “la relación entre lo popular y lo masivo”. Aquí la Revista devela escritos de memoria de personajes como la dinastía de los Durán, familia que se ha encargado de darle una mirada refrescante, fiestera y renovadora a la música de acordeón. También el caso de la seducción masiva que produce las canciones de Rubén Darío Salcedo Ruiz. O la vibrante proliferación de músicos que ha parido un territorio como Ciénaga de Oro, en el departamento de Córdoba.

La última dimensión tiene que ver con los usos populares de lo masivo, pues según Barbero, “no sólo hay complicidad, también hay resistencia, muchas formas de resistencia, de lucha y de protesta popular”, en que se convierten las expresiones culturales en los territorios. Esa resistencia ha sido el sustrato de la supervivencia en la Comuna 13, a la cual, ampliamente han contribuido los escritores, investigadores, gestores y comunidades organizadas. Aquí se suscribe el trabajo de las travesías de un payaso por las calles de la ciudad como muestra de resistencia, de dignidad y de recuperación de la calle como escenario natural del arte callejero. En esencia, “la cuestión cultural emerge hoy como clave insoslayable” de acuerdo con Barbero, pues estamos en la época de resistencia de las identidades culturales, donde la lucha es por la supervivencia de quiénes somos, qué queremos y para dónde vamos en materia cultural.

La orgullosa Arenosa del mar Caribe, Puerta de Oro de Colombia, es por donde se dio el ingreso de la gran mayoría de avances tecnológicos; fue pionera en adelantos, como su himno recita... “da su voz y su músculo al progreso un gran ejemplo a seguir, por el resto de ciudades de Colombia”. La música no es un aspecto aislado del contexto anterior: por Barranquilla hizo ingreso casi toda la música del exterior y lo que se “pegaba en Barranquilla”; tenía el sello indeleble de “pegarse” en todo el Caribe y en la mayor parte del país. Muchos grupos musicales de otros lares del planeta, llegaron primero a cumplir sus compromisos a “Curramba”; aunque sin desconocer que también la Ciudad Amurallada fue lúcida por ser, asimismo, la primera anfitriona de grupos musicales foráneos, de gran reconocimiento internacional.

Una de esas agrupaciones musicales es la emblemática Sonora Matancera de Cuba. Según Guinness Records, es la orquesta más antigua del planeta; según ellos, se fundó el 12 de enero de 1924, en Matanzas (Cuba), por iniciativa de Valentín Cané, que tocaba el tres, en la propia sala de su casa, con el nombre de Tuna Liberal.

Por el rescate de la Cultura y el Folclor de Colombia 2 3
Editorial
El ingreso de la salsa cubana a Colombia, de la mano del porro
Las dimensiones comunicativas de la resistencia en la cultura popular
Celia Cruz y La Sonora Matancera Foto. Wikipedia

Se dice que a partir de los años 1953 - 1954 la Sonora Matancera llegó por primera vez y en dos ocasiones más a Barranquilla, con sus icónicos cantantes Daniel Santos, Nelson Pinedo, Celio González, Carlos Argentino Torres y Celia Cruz. Uno de los compromisos musicales los cumplió con el hasta hoy distinguido Hotel El Prado y el Coliseo Cubierto.

de azúcar. La planta comenzó su producción, en el segundo semestre de 1930 y con ello, se dio inicio a las exportaciones a Estados Unidos, Europa y Centroamérica.

Hacienda Berástegui, epicentro musical Sin embargo, a sabiendas de toda la música salsa que llegó por Barranquilla y Cartagena, hay un aspecto concerniente al tema que es resaltable pero casi desconocido. En el año 1924 en la población de Ciénaga de Oro, Córdoba, en la mejor hacienda del país llamada Berástegui (cuyo nombre fue asignado más adelante al poblado que se originó en el centro de la hacienda), sus dueños el general Francisco Burgos Rubio, Manuel Burgos Rubio y Carlos Vellojín Burgos, amalgamaban la idea de construir el primer y más grande Ingenio de refinería de Azúcar de Colombia y Sur América. La hacienda con 12.000 hectáreas, 6.000 cabezas de ganado, producción de frutales, aceite, licores y otros productos agrícolas, se había convertido en el motor de desarrollo, progreso e ingresos del Caribe colombiano, desde 1897 hasta 1954. En 1929 después de comprar maquinaria, equipos, materiales y contratar ingenieros y técnicos en Estados Unidos y Cuba, se inició la construcción del Ingenio y Refinería de Berástegui con capacidad instalada para producir 5.000 Toneladas anuales

Durante el tiempo que estuvo funcionando la refinería, recibió constantemente asesoría de técnicos e ingenieros de México, Rusia, Brasil, Estados Unidos, Inglaterra, Argentina, Uruguay pero especialmente de cubanos. La llegada frecuente de ingenieros y técnicos cubanos, generó una aculturación, donde la influencia de algunas costumbres y del característico son cubano, marcaron una tendencia con la interpretación de las guitarras hasta el punto que en esta zona se originó y se institucionalizó el acompañamiento del porro con guitarra. También como consecuencia de esta influencia, sobreviene el nacimiento de grupos de guitarras cuyos dos formatos principales de su inventario musical consistían en porros, boleros y sones cubanos. Encontramos de esta corriente a músicos reconocidos como Filiberto González

Macea, Pablito Flórez Camargo, Lucy González Bedoya, Tayron Flórez Causil, Manuel Antonio González, Francy Usta Castaño, Arnulfo Durango

Usta, Tony González Macea y Bartolo Vidal, entre otros.

Viene entonces el son cubano a formar parte de la cultura de esta pequeña región, incubando entre sus habitantes un gusto adicional por este ritmo isleño. Esta herencia de los cubanos llegados al Ingenio, se sella con broche de oro con la presencia en la hacienda Berástegui de la mismísima Celia Cruz con la Sonora Matancera en agosto de 1950. Era la primera vez que esta agrupación y la legendaria cantante, visitaban a Colombia. En esa visita se disfrutó de siete días de fiesta, en los cuales la agrupación cubana tuvo la oportunidad de amenizar dos noches. Los directivos de la hacienda y sus distinguidos invitados, disfrutaron de los sets musicales con los que ya estaban acostumbrados a escuchar. Cabe anotar que, para la época, la talentosa joven Celia Cruz no era muy reconocida en el mundo musical.

La influencia fue mutua pues la Sonora matancera incluye entre sus grabaciones música colombiana, especialmente porros cumbias y vallenatos. Micaela, porro del barranquillero Luis Carlos Meyer, fue la primera obra colombiana grabada por la Sonora en homenaje a nuestra música, seguida después en la década de los 50 con El ermitaño, de Rafael Escalona; Momposina y El vaquero (porros) de José Barros; Lamento náufrago (porro) de Rafael Campo Miranda, Me voy pa’ La Habana (Porroson) del barranquillero José María Peñaranda; El pregón del enyucao (pregón) del cartagenero Antonio Saladén, El mochilón o Alumbra luna (guaracha-porro) de Efraín Orozco Araújo; Ay cosita linda (merecumbé) de Pacho Galán; Mi barquito marinero (porro) de Juan Bautista Galán; y Entre palmeras (porro) de Rafael Campo Miranda. Más de veinte obras del Caribe colombiano fueron grabadas en su mayoría en la voz de nuestro crédito, del barrio Robolo de Barranquilla, Nelson Pinedo (Napoleón Pinedo Fedullo).

En 1880 llegaron a Puerto Colombia cubanos para trabajar en la construcción del Muelle de Puerto Colombia; de seguro no serían todos músicos, pero trajeron con ellos su música. Con el nacimiento de la radio en Barraquilla el 8 de diciembre de 1929 se abrieron las puertas al sonido de la música cubana. En esta época también, se empezaron a traer a Barranquilla discos de música cubana, además se alcanzaba a escuchar en la costa, los ritmos isleños por la emisora de Cuba LC fundada en 1922. También llegaron para la época algunos grupos cubanos como sucedió con El Trío Matamoros en 1934. Sin embargo, en la región sinuana el escenario fue diferente, porque se creó una corriente y una tendencia de grupos de guitarras para el porro y el son cubano, influenciados por la cultura de los isleños llegados a la zona. A pesar de lo anterior podemos concluir que la salsa cubana ingresó a Colombia también por Ciénaga de Oro (Córdoba) y de la mano de nuestro porro caribe.

EDGARDO JOSÉ ESQUIVIA CUETER

Por el rescate de la Cultura y el Folclor de Colombia 4 5
Invitación baile con la Sonora Matancera Barranquilla 1953-54 Foto. Elkin Nuñez Casa del Ingeniero Berástegui Foto. Edgardo José Esquivia C Filiberto González Macea Foto. Edgardo José Esquivia C Defensor y Gestor Cultural; historiador, investigador y escritor sobre música,tradiciones y costumbres culturales. Músico, guitarrista, bajista y compositor musical

Época inolvidable de la música en Medellín

Colombia es un país de regiones y por eso es rico en ritmos musicales. Esas regiones son: la costa Caribe, la del Pacífico, la región andina y los Llanos Orientales. Con la llegada de los conquistadores se conocieron ritmos europeos e instrumentos musicales y sumado a esto los pobladores tenían sus propios cantos. Luego con la llegada de los negros de África, esa maravillosa mezcla de blancos, indígenas y negros, surgió la cultura en el país.

Y así fueron avanzando los años; a principios del siglo XX llegaron las grabaciones acústica, luego con la llegada de la energía eléctrica, se empezó a disfrutar de la radio. Cadenas que emitían a través de la onda corta, eran escuchadas en los hogares, emisoras especialmente de Argentina, Cuba y México. De este último país llegaban los programas de la prestigiosa XEW fundada en 1930 por Emilio Azcárraga. Los discos a 78 rpm llegaban de Estados Unidos, Argentina y México.

Por esas décadas varios artistas de Colombia fueron al exterior a llevar la música, como lo hicieron Ángel María Camacho y Cano, Esthercita Forero, Sarita Herrera y los Hermanos Hernández, oriundos de Aguadas, por quienes cantaron en la Casa Blanca. En Nueva York se dieron muchos encuentros de artistas en la casa de la señora Rosita Herrera de Rocha.

En Medellín había varios distribuidores de discos. Eran los señores Ramírez Johns y los De Bedout, que además de tener sus vendedores a los que llamaban paqueteros, tenían sus almacenes en el centro de la ciudad. Medellín empezó a utilizar el Ferrocarril de Antioquia, obra dirigida por el cubano Francisco Javier Cisneros, que para cruzar el alto de La Quiebra era necesario hacer trasbordo; iba de Medellín a Puerto Berrío; luego el ingeniero Alejandro López hizo el Túnel de la Quiebra. Los vendedores de discos –paqueteros– iban con sus maletines de estación en en estación, dejaban estos productos en las fondas que no faltaban. Eran discos llegados especialmente de México (Hermanas Padilla, Chicho y Margarita, Los Madrugadores, Lidia Mendoza), al estallar la Segunda Guerra Mundial, los barcos que traían el material eran asaltados y entonces, se empezó a traer música del sur del continente (Los Trovadores de Cuyo, Los Hermanos Cáceres, El Conjunto América, Valente y Cáceres, Peronet e Izurieta).

Empezó a llamarse música de carrilera, que al acabarse el ferrocarril, pasó a denominarse música guasca, de campesinos, y debe recordarse que las guascas salen de las matas de plátano y con ellas se amarran productos como tamales y quesitos. También surgió el género denominado música parrandera paisa, hecha sobre todo, por compositores humildes, pero que dejó temas tan inolvidables como Los gotereros.

El papel de la radio Medellín se convirtió en el epicentro de la música en Colombia, pues acá se fundaron emisoras como La Voz de Antioquia, luego integrada a Caracol; La Voz de Medellín, que pasó a ser parte de RCN, Radio Libertad y otras. Estas tres emisoras

tenían radioteatro, donde se presentaban los artistas nacionales y los extranjeros que venían de gira. En Medellín se dio un caso muy particular. Estaban dirigiendo las orquestas de las emisoras maestros tan connotados como el italiano Pietro Mascheroni, el maestro Peñaloza, el maestro Arriola y uno muy recordado que fue el español José María Tena y se tuvo el Jazz Nicolás. Resulta que el maestro Tena escuchaba en la onda corta la XEW y cuando en el Distrito Federal estrenaban una obra, él la transcribía en el papel pautado y su esposa copiaba la letra en taquigrafía. De modo que uno o dos días después esa obra la estrenaban en las emisoras de Medellín, hasta el punto de que cuando venían algunos cantantes mexicanos, se llevaban la sorpresa de que acá ya era famosa determinada obra.

En Colombia todavía no se hacían discos. Las grabaciones se enviaban principalmente a Argentina; allá grababan por una cara lo que se les mandaba, música andina, y ellos, arbitrariamente, le ponían por el respaldo un tango. Esos discos de 78 rpm llegaban a Medellín a los pianos traganíquel del bohemio barrio de Guayaquil y a los establecimientos del centro de la ciudad. Este fue uno de los motivos

Por el rescate de la Cultura y el Folclor de Colombia 6 7
music technology, retro old nostalgia Foto. pxhere.com Empresa Discos Fuentes. Toño Fuentes Foto. cortesía Disco Fuentes

del porqué en esta ciudad ha gustado tanto el tango. De esa época fue la grabación del dueto de Ospina y Martínez, que se formó en 1929 y estuvo hasta 1944; en ocasiones los acompañaba Juan Abarca, excelente pianista y ejecutante del acordeón. De ese dueto fue Un recuerdo de amor, de Federico Buitrago y qué locura, se oía por todas partes, éxito total. El dueto estaba integrado por Manuel Ospina Londoño, de Rionegro, quien era bombero; y Samuel Martínez, de Medellín. Otro hecho notorio fue que en 1910 viajó a Estados Unidos la Lira Antioqueña, que grabó una versión instrumental del Himno de Colombia.

El auge de la música andina colombiana

Se inició una ola de amor por la música andina, empezaron los tríos y las serenatas. En Medellín existieron unos lugares de reunión de estos artistas a donde iban a esperar que los buscaran para llevar una serenata. Fueron El Escorial y El Crillón, y en la carrera Carabobo existió el Restaurante Latino que además, era una pensión, donde se alojaban los artistas que llegaban de otras ciudades. Surgieron las obras de maestros como Manuel Ruiz “Blumen”, Pelón Santamarta, sobre todo, ese grandioso compositor Carlos Vieco. Duetos como Obdulio y Julián, Espinosa y Bedoya, Dueto de Antaño, Gómez y Villegas, Dueto Tiscayá, los Hermanos Cortés. Y un poco después, los llegados de otras regiones del país como Garzón y Collazos y los Hermanos Martínez, porque la mayoría de las grabaciones se hacían en Medellín.

Para los bailadores; existió en esta ciudad un lugar maravilloso. Era el Bosque de la Independencia, hoy Jardín Botánico, a donde iban las parejas a bailar. También estaba en la Plazuela Nutibara el Jardín Pilsen y en las afueras

de Medellín, en las carreteras, había bailaderos como el llamado Primavera, hacia Fredonia; otro llamado El Pandequeso, debajo del puente de la autopista, en Envigado; y Nemqueteba, en la autopista hacia Copacabana. En varios de estos lugares, además de que las parejas podían bailar, se hacían concursos.

Cadenas y la RCA Víctor

Se dieron dos acontecimientos que hicieron que en esta ciudad se creara un ambiente musical y fue la llegada de la Cadena Kresto y los trabajos que se hacían en la grabadora portátil Victor. Acá se fundaron las más importantes empresas discográficas como Codiscos, Discos Victoria, Discos Fuentes y Sonolux, que contó con la extraordinaria labor de Hernán Restrepo Duque.

La música de otras regiones del país, por supuesto, cundió el ambiente de Medellín: la rumba criolla de Emilio Sierra y Milciades

Garavito, Julio Torres, y el inacabable Guillermo Buitrago. Los trabajos hechos en Argentina por muchos personajes que fueron a ese país: Lucho Bermúdez con Matilde Díaz, Efraín

Orozco Morales, Bob Toledo, Berenice Chávez, Carlos Julio Ramírez y Jorge Monsalve “Marfil”; y llegaron a Colombia las grabaciones de la Orquesta de Eduardo Armani. Vale la pena

aclarar que el maestro Armani jamás vino a Colombia.

Cuando se dio el mandato de Gustavo Rojas Pinilla, 1953 - 57, prohibió la importación de discos y también que artistas extranjeros visitaran al país. Las estaciones de radio eran obligadas a difundir música clásica toda la mañana de los domingos.

Esto motivó que la industria discográfica diera empuje a los artistas nacionales como Víctor H.

Ayala, Alberto

Osorio, Alberto Granados, Jairo

Villa, Jorge Ochoa, Gustavo López, Lucho Ramírez, Raúl López, Lucho Vásquez y Chepito Giraldo, y voces femeninas como Dione Restrepo, Ligia Mayo, Lucía Herrón y Maruja

Yepes. Acá hubo unas familias que dieron grandes duetos como las hermanas Araque, las Rendón y las Bustamante, que acompañaron a muchos vocalistas y también las grabaciones dirigidas por el maestro Julio García para Los Diplomáticos y también para la serie de Cuerdas que lloran.

Por los cantares de Colombia

Por estar en Medellín las grandes empresas discográficas, vinieron a vivir acá músicos extranjeros como Pietro Mascheroni (italiano), José María Tena (español), y de Colombia, Carlos Vieco, Manuel J. Bernal, Antonio María Peñaloza, Edmundo Arias, Oriol Rangel, Jorge Camargo Spolidore y la presencia de Pacho Galán, Juancho Vargas, Guillermo González A. y Jaime Llano González. También estaban dos músicos de grandes quilates, Gonzalo Vidal, que puso la música al Himno Antioqueño, y el

maestro español Jesús Arriola. Y un personaje maravilloso que fue el maestro Luis Uribe Bueno, director artístico de Sonolux. Se creó una agrupación llamada Cantares de Colombia, bajo la iniciativa de Jorge Ochoa y Gustavo López, que grabó ocho discos de larga duración.

Empezaron a conocerse las obras de Jaime R. Echavarría. (1923 - 2010) y cuando vino el doctor Alfonso Ortiz Tirado le grabó la criolla Serenata de amor acompañado por el Grupo Amerindia: Antonio “Silga” Ríos, Lito Paniagua, Francisco Bedoya y Antonio Villa. El tenor mexicano llevó al disco varias canciones colombianas, además de que visitaba con mucha frecuencia esta ciudad.

Se establecieron también el maestro europeo Butikofer en la Hostería Guadalajara; el italiano Pino Barati y el venezolano Lorenzo Herrera. Llegó la argentina Tita Duval y puso un cabaret de lujo llamado El Tambo de Aná, donde se presentaban artistas nacionales y extranjeros; y dos argentinas que tomaron residencia acá, fueron Lita Nelson y Gladys Viera. Permanecían largas temporadas Carlos Argentino Torres, Eduardo Lanz y Juan Legido. Hasta el poeta español Manuel Benítez Carrasco se estableció acá.

Un caso especial es sobre el cantante chileno Pepe Aguirre, que vino a presentarse y fue tanto el amor por esta ciudad que se quedó a vivir acá, envió por sus pertenecías a Chile y acá falleció.

OFELIA PELÁEZ. Conferencista sobre bolero y música popular, jurado en varios festivales nacionales, escritora de varios libros entre los que se destaca: Alfredo Sadel, cuenta mi alma. Su historia, sus anécdotas, su discografía y fotografías inéditas, Invitada al programa El rinconcito de los recuerdos, de Radio Reloj – Q’hubo Radio, Caracol Medellín

Por el rescate de la Cultura y el Folclor de Colombia 8 9
Discos RCA Victor Foto. httpses.wikipedia.org
Lp Guayacan orquesta, llegó la hora de la verdad Foto. musicaparacamaleones.com.co

Los Durán, una dinastía musical para rato

Por los campos, por las orillas del río Cauca; por las sabanas de Córdoba, Sucre, Bolívar; por las vertientes y caminos de la alta Costa Atlántica, a la temperatura de más 30 grados centígrados, se escuchan los cantares de uno de los juglares que más influyó en el desarrollo de la música de acordeón, así la oficialidad se niegue a reconocer en Miguel Durán Olaya una figura descollante en el universo de la música. Pionero, no solo de un estilo inconfundible, fiestero y jacarandoso, sino que también fue un gran creativo que revolucionó los formatos melódicos de la música de Francisco El Hombre y dejó un legado que por muchos años perdurará en la memoria colectiva y en la fiesta multitudinaria de una comunidad.

La prolífera producción musical de Durán Olaya sobrepasa los 60 trabajos de larga duración que grabó a lo largo de su vida musical. Nacido al ritmo melódico de las brisas del río Cauca, vino al mundo en el corregimiento de Rio Viejo, jurisdicción de Caucasia, Antioquia, en 1937 y desde los 18 años, así como las aguas caucanas, la música empezó a correr por sus venas y su inspiración, para cantarle a las masas populares, saltó fronteras y se esparció como el viento sabanero de sus orígenes.

Hoy se encuentra en el Olimpo musical, pues después de sobrevivir a los golpes duros de la vida, como la canción que interpreta Farid Ortiz, nos dejó y se marchó al más allá a interpretarle a los ángeles sus cuitas, sus dichos, su picardía y la alegría que imprimía a sus ritmos y a sus letras. El 29 de septiembre de 2022 marcó la fecha del inicio de su leyenda musical y la perpetuación de su memoria con sus versos y melodías. La tuchinera, La morrocoya, La pesca milagrosa y Noches frías son algunos de los temas más recordados del Pollo Caucano, como se le conocía en la escena musical del Caribe. Cada vez que suena una de sus canciones es difícil sustraerse al baile, a la alegría, a la nostalgia del campo y a la lírica de sus canciones.

Uno de sus hijos, José Luis, artista también, explica la vida musical de su padre: “bueno, mi papá se labró su camino solo, aunque no fue fácil sus inicios pero con la ayuda de Dios y la continuidad de ejercer lo que le gustaba, logró ser un gran exponente de la música sabanera, a pesar de tantas críticas que recibió de sus colegas; tanto así que por más de media década le cantó a su fanaticada y su música es reconocida hoy en día a nivel nacional e internacional…”, explica el cantante y acordeonero.

Si algo reconoce el ámbito musical de la Costa es la revolución musical que Durán Olaya inició con su acordeón. Y eso lo corrobora José Luis cuando afirma que “este estilo es el más representativo de la sabana y aunque, a sus 85 años fallece, sigue vigente porque su música no ha dejado de sonar y que se coronó Rey Sabanero en el

año 1980. Desde que se hable de Miguel Durán, el Pollo Caucano, se habla de una leyenda que por más de 65 años le cantó a su fanaticada”, considera uno de los llamados a continuar con su legado.

Miguel Durán Jr., a la diestra del padre

El mes de septiembre marca una historia de nostalgia y de triste recordación para la familia Durán. El 3 de ese mes, pero de 2020, Miguel Durán Jr., un juglar que estaba en la cresta de su fama, a los 49 años, e hijo de Durán Olaya y continuador de su legado, sucumbe tras luchar fuertemente contra la muerte. Su padre recibió ese golpe con estoicismo y afianzado a la vida. El destino le había deparado una dura prueba más. Allí en su residencia del barrio Argelia, en Sincelejo (Sucre), donde residía hacía algunos años, asimiló otro dolor, pues había perdido a varios familiares.

José Luis, al referirse al trabajo de su hermano, expresa que Durán Jr. “es la continuidad de ese

Por el rescate de la Cultura y el Folclor de Colombia 10 11
Miguel Durán, El Pollo Caucano Foto. httpsprimeralinea.com Miguel Duran Jr Foto www.elvallenato.com.

trabajo que realizó mi padre Miguel, pero un poco más moderno y con un estilo poco más rápido que el de su padre. A pesar de que a los 49 años falleció, logró encajar bien en las sabanas sucreñas y ocupar primeros lugares en la capital mundial del vallenato como lo es en Valledupar, con el tema El Bolsillo Pelao…”

Desde los tiempos de Consuelo Araújo, Noguera, la llamada Cacica Vallenata, se ha querido establecer una diferencia “radical” entre la música de acordeón de las sabanas de Sucre, Córdoba, Bolívar y de la zona “costeña” de Antioquia, con la música de los intérpretes del Cesar y La Guajira. Es una división absurda porque es el mismo vallenato con diferentes matices por razones culturales.

Al respecto, José Luis hace una acotación interesante a propósito del arrasador éxito de su hermano Miguel. Según él, en Valledupar le dieron el título de Rey de la Sabana. “También logró grabar varios programas con Jorge Barón en el Show de las Estrellas y su fama se extendió

más todavía. Miguel Durán Jr. también fue un baluarte importante para la sabana, porque la gente humilde campesina se vio reflejada en estos dos grandes artistas: Miguel Durán, padre y Miguel Durán Jr. hijo. A pesar de que no están con nosotros hoy en día, su música suena con más fuerza en un catálogo de mucha música entre padre e hijo, donde hay un sin número de éxitos y un siglo de música sabanera de la buena”, acota José Luis.

De grata recordación son los temas de Miguel Jr., como su famosa Camisa rayá (tema del cual Alfredo Gutiérrez hizo una versión), La llevo tatuada, El pobre Miguel, El acetaminofén y La Pandemia, uno de sus últimos de sus temas que dejó en el ámbito musical.

José Luis, heredero de la dinastía Durán

Para algunos expertos, la herencia musical de los Durán se remonta a su pariente más visible y juglar perfecto de la música vallenata:

Gilberto Alejandro Durán Díaz. Para el artista y acordeonero, Gonzalo García Orozco, el popular Chalo, esa dinastía proviene de El Paso, Cesar, pues la madre de Alejandro Durán, Juana Francisca Díaz Villarreal, era una mujer afrodescendiente, natural de Becerril, Cesar.

“En el municipio de El Paso, en esa región que comprende La Loma, Potrerillo, Cuatro Vientos, allí nace lo que hoy en día se le llama el son (vallenato), que es esa cadencia melancólica, a veces triste, que lo marca el bajo del acordeón. El precursor y quien le dio identidad al son fue el maestro Alejandro Durán Díaz. Entonces es fundamental, preponderante y relevante el aporte de la familia Durán, como intérpretes, como acordeonistas, como juglares y como compositores. Son fundamentales para la identidad del vallenato de hoy en día”, explica García Orozco.

Para el gestor cultural y trabajador de la Cultura en el municipio de Sahagún, Córdoba, y motor del Encuentro Internacional de Cuentería Encuéntemonos, Elber Julio Cruz, la importancia de la dinastía Durán en la música del Caribe,

“consiste en que ellos perduraron en el tiempo con el legado de una escuela, como es la Escuela de la Música de Acordeón de la Sabana, común a los departamentos de Córdoba y Sucre e incluso, parte de Antioquia, el bajo Cauca y parte del departamento de Bolívar, en la cual se incluyen grandes exponentes como Enrique Díaz y el mismo Alejandro Durán. Gracias a ellos ese legado es escuela y no se perdió; perduró en el tiempo y logró llegar hasta las presentes generaciones. Durante mucho tiempo la sostuvieron y otro de los aspectos que hace importante su legado es la gran aceptación que esta música tiene dentro de las capas populares de esas regiones”.

Para Julio Cruz, la dinastía de los Durán se proyecta con nuevos exponentes de la música de acordeón. Trae a colación que “actualmente se está gestando un movimiento por exponentes relativamente jóvenes, que no alcanzan los 35 años, que está recuperando este movimiento musical, como es el caso de Pacho Ortiz, de Montería; José Díaz, también de Montería; Jaime Díaz, hijo del juglar Enrique Díaz (el de la Caja Negra), que vienen promoviendo esta escuela musical con excelentes resultados. Además, llevaron alegría, animaron los festejos populares en esta parte del país y contribuyeron a perdurar en el tiempo el legado de grandes juglares del acordeón en la sabana”, destaca el gestor cultural.

Eslabón entre el legado y el presente

José Luis Durán Benítez es consciente del papel que debe cumplir con el legado musical que dejan los “Migueles”. “Vengo trabajando en este arte musical hace 18 años, donde he grabado éxitos como Ahí está la hembra, No me vuelvo a enamorar, Le pasó lo mismo, Me mata el dolor y Campesina de la sabana, entre otros”, afirma el artista.

Confiesa que “después del fallecimiento de mi hermano recibo un sinnúmero de mensajes de apoyo para continuar este legado de canciones

que dejó mi hermano Miguel y en el cual venimos trabajando después de su fallecimiento, logrando calar y seguir llevando esa buena música a todos esos grandes seguidores de Miguel Durán Jr., explica José Luis.

Cabe destacar que la dinastía Durán pertenece a la escuela juglaresca en que el acordeonista es el mismo cantante a la vez, pues en la década de los 70, siglo XX, aparece la figura del cantante. José Luis seguirá esa tradición. Afirma que “al momento de la partida de nuestro padre, los mismos seguidores, ahora más los de mi padre, ponen su confianza en José Luis Durán para seguir alegrando sus corazones, aunque no es fácil por todo lo que ha pasado nuestra familia. Gracias a Jehová Dios y a esos seguidores tanto de mi padre y de mi hermano, que ven en José Luis seguir ese gran legado, que estamos ejerciendo como agrupación vigente y al lado de mi hermano mayor Ever Durán, quien también tiene su propia agrupación”, afirma el novel artista.

Concluye con la afirmación: “somos los herederos de esta dinastía, al igual que la tercera generación como lo es mi hija Luisa Fernando Durán y mis sobrinos Melissa Pater Durán, Sebastián Aguas Durán, Leonardo Pater Durán, Jesús David y mis hijos Luis Miguel, José Luis Durán Jr. Se viene trabajando con la orientación de José Luis Durán para mantener vivo este folclor de la música sabanera que con este gran semillero sé que seguirán este gran estilo de la música de los Durán”, afirma José Luis.

Como los lectores pueden concluir, la dinastía musical de Miguel Durán Olaya y de Miguel Durán Benítez tendrá cuerda para rato y, lo mejor, instaura la alegría y el goce en las sabanas y para que siga la parranda.

Por el rescate de la Cultura y el Folclor de Colombia 12 13
José Luis Durán Foto. Familia Durán MARCOS FIDEL VEGA SEÑA Comunicador social, periodista y magister en educación de la Universidad de Antioquia

Rubén Darío Salcedo, sus amores y sus fiestas en Corralejas

La vereda El Porvenir, en el municipio de Tuchín, es un paraíso natural. Allí habita la comunidad de la cultura Zenú, padres intelectuales y verdaderos poseedores del conocimiento ancestral sobre la fabricación del sombrero vueltiao. En ese enclave, durante las tradicionales fiestas dedicadas a esta y a otras artesanías de Colombia, conocí a la Elena Salcedo Mendoza, la inspiradora de la canción Ay, Elena, del maestro Rubén Darío Salcedo Ruiz. Ella le contó a la Revista que su padre sería objeto de un homenaje en Sincelejo, capital de Sucre y cuna de otra las canciones de Salcedo: Fiesta en Corralejas. Gracias a su diligencia, pudimos conversar con el maestro sobre su obra cumbre y recordada en todos los tiempos.

Al preguntarle al maestro sobre la historia de Fiesta en corraleja, este es su relato: “Recuerdo yo, que eran los años 60 y yo trabajaba con Alfredo Gutiérrez. Recorríamos el país cantando. Y Alfredo me ponía a cantar muchas canciones, boleros, rancheras… Entonces yo me di cuenta de que en las correrías que hacía con Alfredo no tenía una canción especial para mi pueblo. Entonces fue cuando me puse a hacer Fiesta en corraleja”.

Además de la orfandad musical de uno de los festejos más tradicionales y polémicos del Caribe, también es un homenaje a esa construcción rústica como escenario donde se parapetan los aficionados para ver la corrida. Al respecto el compositor rememora:

“Recuerdo yo que una tarde unos señores tenían alrededor como seis bateas llenas de agua con bejuco malibú. Sacaban el bejuco, lo aporreaban e iban amarrando la corraleja. Porque los que hacían la corraleja eran campesinos. Y los que hacían los palcos eran ebanistas, eruditos. De manera que hay algo allí muy concertivo que yo pude apreciar. Y en verdad ellos tomaban ñeque (licor artesanal de fabricación aborigen). Con ñeque iban amarrando e iban entonando cantos de vaquería”.

Esos escenarios, que edifican en la mayoría de los departamentos de la zona caribeña colombiana, fue la inspiración de Rubén Darío. Especialmente los festejos de Sincelejo en honor al Dulce Nombre de Jesús, del 20 de enero, fiesta religiosa de la capital de Sucre, hicieron famosas a las corralejas de Sincelejo.

“Me di cuenta pues –continúa Salcedo con su relato– que esa tarde estaba bien avanzada ya la corraleja. Yo dije… yo me decía para mí esto va a ser algo, y ahí se me sale la primera línea: Ya viene el 20 de enero. Bueno, yo vi que amarraban, gutureaban, tomaban alegremente y yo me fui para la casa”.

La casa fue el refugio donde surgió el resto de la música y letra de Fiesta en corrraleja.

“Yo tenía como 16 años -dice Salcedo- Entonces yo cogí la guitarra; yo tocaba guitarra, medio tocaba la guitarra… La guitarra tiene un punteo, donde el músico se inspira, tocando, punteando la música… Entonces tarareaba do, re, mi, fa, sol, la, si, do…Tiene un, como se dice, una caída, una cadencia, una cadencia bastante empírica. A los cuatro días entoné la canción que yo hice. Así [tararea], “ya viene, ya viene la corraleja”, así fue como hice yo la canción Fiesta en corraleja”.

Esteban Salcedo y su caballo piquetero

Esteban Salcedo es el padre de Rubén Darío. Como buen costeño se crió entre fincas ganaderas, fiestas patronales y fiestas de toros.

Montaba su caballo e iniciaba el recorrido por el ruedo de la corraleja, generalmente de un piso arenoso y árido, que, al paso iracundo de un toro bravo, se levanta la polvareda. Ese episodio también hace parte de la canción insigne de Salcedo.

“Mi papá asomaba mucho por ir con su caballo. Él montaba un caballo penco, viejo blanco. No era ni

garrochero. Como pelado, pues, me fascinaba ver a mi papá en un caballo piquetero. Antes estaba esa palabra de moda, piquetero, de pique… Es la fiesta de la costa más alegre de Colombia. Allá va Esteban Salcedo en su caballo piquetero…

Los destinos de una canción

Además de homenajear a su padre, también es un homenaje a Sincelejo. Se la dedicó a esa ciudad.

“Recuerdo yo que grabábamos en Codiscos, en Medellín. Ese día Alfredo Gutiérrez grabó cuatro Long Play. Antes se decían long play . Entonces grabó los Long Play Alfredo Gutiérrez y los Caporales en Magdalena, Alfredo Gutiérrez y Los Rebeldes del Acordeón, Alfredo Gutiérrez, Violines Vallenatos, Alfredo Gutiérrez y sus Salsas, cantando Lucho Pérez. Cuando terminamos de grabar, le dije yo a Alfredo… recuerdo que yo quería cantar una canción en inglés. No, no. Será para la próxima. Bueno, voy a hablar con el doctor Álvaro Arango. Dijo Alfredo, yo lo llamó. El doctor Álvaro Arango era accionista mayor de Codiscos”.

Ese momento es clave porque fue cuando se decidió el destino de la canción más popular para las fiestas de toros.

“Le dijo, doctor, Rubén se encuentra un poquito ofendido porque él quería cantar una canción alegre y se dio cuenta de que no la metimos y

Por el rescate de la Cultura y el Folclor de Colombia 14 15
Caratura de Fiestas en Corralejas Maestro Rubén Darío Salcedo Dibujo. Inés Patricia Duarte Peñaloza

ya terminamos los cuatro long play . Y el doctor Álvaro Arango le dijo: Alfredo, tráigame a Rubén para cantar. Yo era artista exclusivo de Codiscos, para cantar, tocar y componer las canciones únicas y exclusivamente para Alfredo Gutiérrez y para los grupos que grababan en Codiscos. Cuando yo llego a la oficina del doctor Álvaro Arango, dijo: “¿cuál es la canción que tú tienes por ahí que me dijo Alfredo? Esta que tengo aquí doctor. Cántela para ver, y le canto: Ya viene el 20 de enero la fiesta de Sincelejo, los palcos engalanaos, la gente espera el ganado Esa sí es la fiesta buena, la fiesta en corraleja…

Se quedó rascándose la cabeza y le dijo a Alfredo: “Recoge los chécheres y vamos a grabar esa canción”. Alfredo le dijo: “Pero es que ya no cabe en ninguno de los... No, la soltamos aparte”. Alfredo y el trompetista, que era exclusivo de la orquesta de este señor de acá de Barranquilla, Pacho Galán, Alfredo y él hicieron los arreglos. Ya, entonces, yo la canté. Había unas caiditas malas que yo le hacía y se dio de cuenta y llegaron los cubanos y dijeron: “Puede quedar así”. Las dejaron así. De esta manera se inmortalizó Fiesta en corraleja.

De acuerdo con el relato de Rubén Darío Salcedo Ruiz, pasaron cuatro meses después de esos acontecimientos y Codiscos la puso a circular en Bogotá.

Y la canción se pega… Después la echan para Manizales y eso fue la misma puya y el doctor Álvaro Arango llamó a Alfredo y se lo dijo: “¡Alfredo, estamos pegaos!” Alfredo se asustó y dijo ¿con qué canción? El doctor Álvaro dijo: ¡Con Fiesta en Corraleja! Pero, yo la solté en un 78 rpm y de respaldo de un porro de Aniceto Molina y que es Garabatos… Bueno, y esa es la historia de Fiesta en corraleja”.

Aclaraciones sobre autoría de Anhelos

Rubén Darío Salcedo Ruiz es autor de múltiples canciones. Las más recordadas fueron inmortalizadas en la voz y el acordeón de Alfredo Gutiérrez Vital. Uno de esos temas es el inolvidable Anhelos. En la historia de esta canción hay coautoría, según lo explica el compositor.

““Le cuento la historia, brevemente. Cuando estuvimos en Panamá, Osvaldo Ayala le canta a Alfredo Anhelos. Pero con un modo de cantarlo venezolano… Bueno Alfredo la grabó porque le gustó. Cuando llegamos acá a Colombia, me llamó Alfredo como a los dos meses: “Rubén ven acá…” “¿qué pasa Alfredito?” Me dijo: “esta canción quiero que tú la acomodes a tu pasebol (mezcla de paseo y bolero). Si tienes que quitarle letra, pero todo a tu estilo”. Bueno, yo principio a trabajar Anhelos. Y entonces se la canté al Alfredo: Anhelos tengo de verte vida mía… Es un pasebol, que es un ritmo inventado por mí; es un híbrido entre paseo y bolero, y entonces dice: correctamente así era que yo quería (sic). Dice Alfredo: “Yo tengo ahí la mi pluma está ahí. Sí, vamos a salir los tres”. Sale Osvaldo Ayala autor de la música; sale mi persona, autor de la letra y sale Alfredo Gutiérrez como autor, cantante y arreglista. Así está en Codiscos, tres autores. Esos contratos no aparecen a la luz, son internos…”

Aidé La Colegiala

Un buen porcentaje de las canciones de compositores de la talla de Salcedo Ruiz son productos de lances amorosos, bien sean correspondidos o no. Según el relato de Salcedo, conoció a una dama de nombre Aidé Núñez: Cuando yo le dije a Alfredo: Alfredo: estoy enamorado de una muchacha que se llama Aidé Núñez y a quien le saqué esta canción La colegiala, canción bonita, y quiero que me acompañes para que tú sirvas de testigo como juez de que yo la voy a pedir”. Entonces fue Alfredo Gutiérrez, Babucha, que tocaba la guacharaca y Carmelo Barraza. Eran las ocho de la noche y yo le dije a Alfredo: “Ahí es. Ven y que nos saquen de ahí a la muchacha”. Llegó alguien, la cogió y la abrazó, un señor ahí, la besó y le alborotó el cabello, y eso se abrazaron y se besaron muchas veces… Y dice Alfredo: “eh, eh, esta caminada mía de allá de la Carauta hasta aquí vale plata; eso son mentiras tuyas Rubén”. Entró y le metió una trompada a quien estaba acariciándola.

El relato culmina cuando los músicos se van de la escena y el hombre, quien recibió el puñetazo, le recrimina a Aidé sus amoríos con músicos, porque son unos “perruchos”.

El corazón de acero de Eliasib y la ternura de Elena

El maestro Salcedo Ruiz se casó con Eliasib Mendoza Chamorro, con quien tiene 6 hijos, entre ellos, Elena. Ambas mujeres son protagonistas en las letras de las canciones del compositor. Eliasib inspiró su canción Corazón de Acero y, su hija, Ay Elena. El maestro cuenta: “En aquella época Elena, quien es la hija mía, parecía una virgencita, con esos cacheticos tan bonitos y me quedaba mirando así con unos ojitos de bebecita. Esa canción es para ti, mija. Se la hice a la hija mía. Sí. Ella dice, pero por allá dice que me quieres, que no me quieres que entonces, ¿cómo así? ¿Cómo así que la canción presenta declaraciones de amor? Lo demás es ficticio.

Los motivos por los cuales, el compositor le dedicó la canción Corazón de acero a su esposa Ealiasib, los explica de la siguiente manera: “Yo pasaba por ahí, como andaba con mi acordeoncito, a ella no le gustaba eso y mi papá no era gustoso” (no aprobaba la relación). “Aquí no le quieren -cuenta- músicos parranderos, ¡vaya con su música otra parte!, me decía a mí. Ella se echaba a reír. Le decía, mira esa canción que te hice; lleva unos tesoros, ¿cómo va a hacer eso? ¡Sí! Los tesoros del rey Salomón. A ella le fascinó tanto y se la canto, y es bonita y tú, si te casas conmigo tú me das esos tesoros; todos esos tesoros son para ti, mija linda, que el compositor tiene buena parla, es un seductor…”

¿Entonces por qué el Corazón de acero?

“Porque cuando yo pasaba, ella se escondía y yo pensaba:

Tienes que tener el Corazón de acero, porque no te das cuenta el desprecio que me haces como sabes que te quiero te burla de mis pesares si tu corazón

es fierro yo forjare a conquistarte pero en ti está aquel proverbio, que de un bien, pagas con mal. Corazón de acero ¿por qué eres así?

Tenes sangre de indio guerrero pero te quiero a ti”

Rubén Darío Salcedo Ruiz, compositor insigne, seguirá cantándole a sus amores y a su región. Su obra musical, en conjunto, es un patrimonio que los colombianos debemos valorar para comprender los cimientos de nuestra cultura mestiza, sustrato del poder y del orgullo de ser colombianos con sangre mestiza en el corazón.

Por el rescate de la Cultura y el Folclor de Colombia 16 17
MARCOS FIDEL VEGA SEÑA Comunicador social, periodista y magister en educación de la Universidad de Antioquia Rubén Darío Salcedo Foto Lic. Wilfrido Mendoza

Las travesías de un payaso recorre las calles de Medellín

El arte itinerante hace presencia en los barrios de Medellín a través del circo popular, que se toma los espacios públicos en las comunas de la ciudad, para brindar una programación variada: acrobacia, magia, malabares y payasos; cada personaje expresa con su cuerpo, la música, los cantos y las palabras de las destrezas aprendidas por años de ensayos y superación personal.

El arte circense, que tiene su historia en los imperios de Roma y Grecia, hoy se toma a los barrios de Medellín para llevar los espectáculos que deleiten y divierten a niños, jóvenes, adultos y adultos mayores. En cada espacio la expresión coreográfica y creativa está presente en el escenario de las carpas populares; es un diálogo permanente entre actor y espectador, donde los sueños, la imaginación y la ilusión construyen una historia llena de personajes fantásticos y surrealistas, que van saliendo desde una caja mágica.

La capacidad de sorprender, la destreza de inventar y crear, la facilidad de hacer reír y el ingenio de expresar con su cuerpo, cara y boca son cualidades artísticas que la tiene Pedro Antonio López Loaiza, el payaso “Picardía”; un personaje que viaja por las calles, rincones, colegios y plazas públicas de Medellín llevando sus montajes circenses que aprendió desde hace más de 66 años en su tierra natal Pereira y hoy le brinda con amor a niños, jóvenes, adultos y adultos mayores que se acercan a verlo.

El niño picardía sacado de un circo

Para Pedro Antonio López su vida siempre gira alrededor de un circo, desde los 8 años se escapaba de su casa, para colarse en los circos que iban a Pereira a mostrar sus trabajos teatrales, danzarines, musicales y creativos; como niño inquieto, a escondidas de los dueños del circo se colaba para ver los espectáculos, soñaba que algún día estaría en una carpa para mostrarle al público todas sus cualidades.

Sus andanzas por las calles, tras los circos y el espectáculo callejero de los payasos, malabaristas, acróbatas, contorsionistas y equilibristas, era permanente; no bajaba las manos ni el ánimo de aprender algún número del circo y ser parte de los integrantes de ellos Su tiempo estaba dedicado a visitar cualquier espectáculo circense y colarse para verlos actuar y aprender de manera empírica. Era insistente y persistente con su sueño de que algún día, en el ruedo, los espectadores aclamarían su nombre y los aplausos sería el mejor pago.

“Desde muy pequeño me han gustado los circos; cuando un circo iba a Pereira lo primero que hacía era meterme debajo de los alambrados, y luego me sacaban y yo volvía a entrar, pero me volvían a sacar; luchaba y luchaba, eso me pasaba en los circos pequeños y los grandes. Hasta que un día cualquiera llego el Circo Egred Hermanos a Pereira… Yo miraba sus trabajos, pero ellos me sacaban de la carpa; hasta que un día cualquiera los artistas vieron el ánimo y el deseo hacia el circo; un argentino, muy grande, que realizaba un trabajo de meterse a una caja pequeña, hasta yo

me quedaba sorprendido de su trabajo, me llamó y me dijo: ‘Yo veo el deseo tuyo de aprender, que te sacan y sigues insistiendo, pero no te dejan’, le respondí: yo quiero aprender, quiero trabajar, pero no me dejan. Entonces me dijo: ‘Yo voy a hablar con el dueño, te puedes quedar acá y nos ayudas con los mandados y nos colabora con los artistas y te damos una propina ‘[…]”.

Su sueño fue posible, la obstinación y la perseverancia dieron los frutos de aprender a manejar los aparatos de malabares, acrobacia y equilibrio, dedicando días enteros en cualquier circo que le abriera sus puertas o en la casa ensayaba para aprender los manejos de todos los instrumentos del circo.

“Pero gracias a la constancia aprendí malabares, trapecio, equilibrio, la cuerda, doble trapecio americano, así aprendí varios números y me dediqué a recorrer el país con circos pequeños. Me ha gustado el circo pequeño porque hay mucha unión familiar, mientras que en los circos grandes cada quien, por su lado, porque es muy contado el artista que te brinda la amistad”. Eran tal sus sueños que lo llevó a embarcarse en un viaje sin regreso, pues su idea era viajar por todos los rincones del país en un circo, ingresó a varias carpas para realizar los espectáculos circenses que iba puliendo; el ideal estaba mejorar con el fin de que le permitiera montar sus propios actos y crear su empresa.

“[…] Yo salí de Pereira en el año 1980, estuve andando por todo el departamento de Risaralda, por el Quindío, La Pintada, Fredonia, Andes, Bolombolo, por todo el Suroeste. Con un circo pequeño que se llamaba Continental Circus […]”

En Medellín monta su carpa

El periplo por varios pueblos y ciudades del país lo ilusionaron para radicarse en Medellín y desarrollar su idea de montar un circo que viajara por todos los barrios, calles y colegios de la ciudad. “Picardía” tenía muy claro que es a través de la pedagogía del amor, la risa y el abrazo como se puede cambiar la vida de muchos niños que sufren de violencia o maltrato en sus familias.

Pedro fue insistente en hacer realidad su sueño, crear su empresa de show que fuera tan

Por el rescate de la Cultura y el Folclor de Colombia 18 19
Pedro Antonio López Loaiza, El payaso “Picardía” Foto. Juan José Arango
“Mientras en el mundo existan circos, los payasos serán eternos”

asequible para todas las personas de los barrios; así que deja de trabajar en los circos y empaca maletas para instalarse en Medellín.

Un aventurero del arte y las fiestas, con su mochila a cuestas y unas cuantas mudas de ropa, una cuchara, cuerdas y elementos sencillos de su espectáculo de payaso, malabares, acrobacia y equilibrio, acompañados de la ilusión, alegría y felicidad de ser el principal actor de su propia historia, donde la risa esté siempre presente.

Sus viajes por Antioquia lo instalaron primero en Itagüí, donde lo acogieron para darle la mano y mostrar sus conocimientos y sabiduría en el arte circenses; en las noches, luego de hacer oficios en un billar, se pintaba la cara y se transformaba en el payaso “Picardía”, entre malabares, acrobacia, show de cuentos y palabras divertían a los asistentes y espectadores. El pago la sonrisa de los participantes y al finalizar unas cuantas monedas que le servían para el alimento y para sus pagos personales; pero la mayor riqueza estaba en saber que su show estaba ayudando a olvidar por un rato los problemas o penas de muchas personas.

Como artista callejero y sin límites de espacio se instaló en Medellín, en un pequeño hotel, en una pieza estrecha, montó su oficina para ofrecerle su show artístico de Payaso “Picardía”:

“Me ubiqué en residencia El Líbano, cerca del Parque de San Antonio; viví mucho tiempo, puse una sede en el apartamento, ahí conocí a la madre de mis hijos […] realizaba maromas, a la esposa la distinguí en el Circo de Bebé, ella era bailarina y yo payaso malabarista y equilibrista en el circo del Capitán Martínez que era de un argentino, un circo teatro. Trabajábamos en los barrios de Medellín y en Bello”.

“Picardía” le daba fuerza e impulso a su show circenses, no bajaba la guardia, las fuerzas y la vitalidad eran el alimento para no desfallecer, en la calle, el espacio público, los colegios, escuelas y alguno que otro circo popular que se instalaba en Medellín se convertían en el

motivo suficiente para mostrar sus habilidades artísticas.

Los fines de semana era permanente los trabajos en piñatas, cumpleaños, primeras comuniones, fiestas familiares y tablados artísticos en los barrios de Medellín, Bello e IItagüí; Payaso Picardía Show, con un atuendo colorido, la cara pintada, los elementos de acrobacia y los malabares, viajaban de lugar en lugar; su show lo armaba rápido, los espectadores esperaban una sorpresa, cualquier novedad generaba una sonrisa o sorpresa, al finalizar los aplausos eran el mejor pago y satisfacción personal.

La calle escenario del show

Cuando no estaba realizando su show circense en un evento familiar, social o comunitario, “Picardía” se tomaba las calles del barrio El Congolo, en Bello, y luego en la Ciudadela Nuevo Occidente en Medellín, para montar su circo; alrededor se sentaban niños, niñas, adultos y adultos mayores para divertirse gracias a sus travesuras.

El espectáculo callejero estaba montado para convertir el espacio público en un gran escenario para las artes circenses; gratis y con el pago de los aplausos y darle un rato de imaginación a los niños de los barrios era el mejor regalo que recibía “Picardía”.

“En las calles y plazas de las ciudades los diferentes grupos sociales que nunca comerían juntos, comparten a fuerza del tránsito un espacio común donde confluyen las experiencias que su entorno les proporciona, tal es el caso de los espectáculos públicos. Basta una pequeña área para que, de un momento a otro, inicie de la nada una algarabía sembrada por un actor callejero. Se transforma el simple lugar en un proscenio en el que se convocan las emociones humanas […] El circo aparece de un momento a otro en nuestros pueblos o barrios, con grandes construcciones dignas de un arquitecto de lo irreal […] el payaso vive y hace reír a pesar de sus penas con lágrimas en congelada caída. Es un lugar que por prodigioso nos lanza de lleno a la verdad” (Zamorano. 2012. Pp 11)

En sus recorridos por mostrarse ofrecía su trabajo en las Instituciones educativas de Medellín; algunas le abrían sus puertas y con un pago mínimo los estudiantes disfrutaban de una muestra creativa de magia, acrobacia, malabares, cuentos, mentiras y equilibrio de Picardía Show.

El sueño que desde niño tuvo en su natal Pereira lo estaba cumpliendo; rodeado de otros personajes, viajaba de barrio en barrio, no importa si era de noche o de día, con sol o lluvia; en la calle montaba su show de circo popular, comunitario y social; en el mentón de su cara ubicaba una inmensa escalera para mostrar el poder de equilibrio de “Picardía”, luego los cuentos, los malabares con la cuchara pequeña y los aros para terminar con las cuerdas del payaso “Picardía”.

“Desde muy pequeño, desde los 10 años, aprendí equilibrio con elementos pequeños, porque eso no lo hace cualquier persona, el que sabe; yo le aprendí el número de la cuchara pequeña en equilibrio a un señor Charles del Circo Nueva Ola, que era de Medellín”.

“Picardía” con el gesto y el lenguaje corporal les roba las miradas a los espectadores los lleva a un éxtasis emocional de fantasía e ilusión, mezclando actos mágicos del circo de realismo cómico y pintoresco, y finaliza con un acto festivo que se dibuja en su cara colorida.

Vivir para el arte y el circo

Las fiestas callejeras entre risas, cuentos y el juego, llevan su espectáculo a niveles de incredibilidad; en la escena los elementos del circo ubicados de manera estratégica, le dan una ritualidad teatral basada en la broma y la creatividad del actor circense, por ello el telón del circo para “Picardía” nunca se cerrará porque continuará en las calles, parques, plazas, colegios, escuelas y sitios abiertos de los barrios de Medellín; en cualquier lugar de la ciudad mostrará su show. A sus 71 años tiene las energías, las ganas, el deseo y la picardía

Por el rescate de la Cultura y el Folclor de Colombia 20 21
Payaso “Picardía” en el XVI Carnaval de la 13 Foto. Juan José Arango

del aquel niño que miró en un circo cuando su papá lo llevó y le dijo: Vos sos una picardía’, el pequeño se reía, a mí me causó curiosidad ese nombre y de ahí me puse picardía”.

Para Pedro Antonio López, el payaso “Picardía”, el circo, el espectáculo callejero y el arte teatral es su vida, el sentir, la fuerza y la vitalidad que le corre por las venas y lo hace ser persona; nunca se ve por fuera de un circo sin público y guardando en el baúl de los recuerdos sus elementos circenses.

Ha dejado semillas en Medellín y muchos de ellos recorren las calles mostrando lo aprendido, incluyendo su hizo Elkin Antonio López “Picardín” el cual realiza las labores del arte circense al lado de su padre.

Su mirada se pierde en el horizonte para viajar a través del tiempo y hacer un recorrido que lo lleva a su pueblo natal Pereira, donde salió a un viaje sin regreso que le dio la oportunidad de

aprender el arte circense, hoy vive con su familia en la Ciudadela Nuevo Occidente de Medellín.

Cuando se le pregunta hasta cuando seguirá trabajando responde con la misma humildad que tiene: “Hasta que Dios me diga no más”.

Referencias bibliográficas

• Franco, José Alonso. Entrevista a Pedro Antonio López Loaiza, el payaso “Picardía”. 2023

• Zamorano Navarro, Beatriz; Socorro Merlín; Francisca Miranda Silva; Andrés Reséndiz Rodea; Luz María Robles Dávila; Miguel Ángel Vásquez Meléndez y Sofía Irene Velarde Cruz. Fronteras circenses. Antecedentes, desarrollo y arte del circo. México. 2012

Ciénaga de Oro: cuna de grandes músicos

Ciénaga de Oro es un municipio colombiano, ubicado en el departamento de Córdoba, la subregión del Medio Sinú. Los primeros pobladores fueron los aborígenes del Cacique Panaguá, descendientes de los indios Caribes, quienes entraron por el río Sinú. Buscaron las partes más altas y se establecieron en las orillas o faldas de los cerros en lo que hoy es Ciénaga de Oro. Formando allí un conglomerado humano que tenía sus propios medios de subsistencia y su propia economía. Además de la agricultura, la caza y la pesca, el oro se encontraba en vetas y aluviones al sur del municipio.

Toda esa comunidad aborigen laboriosa, agrícola, pesquera, de economía fuerte, de abundancia en alimentos y sobre todo rica en oro, fue diezmada grandemente con la llegada de los españoles a la zona. Según algunos investigadores e historiadores, los españoles le colocaron el nombre de Ciénaga de Oro por la gran cantidad de metal encontrado allí. El gentilicio de los nacidos en Ciénaga de Oro es orenses.

Por el rescate de la Cultura y el Folclor de Colombia 22 23
Orquesta Juvenil Cienaga Oro, Antolin Lenes Foto. httpsmonteriaweb.tripod.com JOSÉ ALONSO FRANCO LONDOÑO Director de la Revista Porro y Folclor, gestor cultural y docente investigador Payaso “Picardía”, presentación en el XVI Carnaval de la 13 Foto. Juan José Arango

Cultura popular de Ciénaga y primeros músicos

La de Ciénaga de Oro es una cultura musical popular que históricamente, ha estado representada en una larga lista de hechos, personajes y circunstancias que la engrandecen ante el país: el aporte de Pablo Flórez Camargo, autor de una larga lista de temas encabezados por La aventurera y Los sabores del porro; Lucy Inés González Bedoya, (La cieguita), con discapacidad total visual, que se destacó cantando temas como El polvorete, Sonia y Tabaquera; Antolín Lenes, músico, compositor y director de orquesta, autor del famosísimo porro Roberto Ruiz, grabado por La Sonora Cordobesa, por Pedro Laza y sus Pelayeros y por la Billo’s Caracas Boys; José Fortunato Sáenz, Filiberto González, músico y compositor descendiente de un músico cubano; La Orquesta Panaguá, y rematamos con Miguel Emiro Naranjo Montes, músico, trompetista, y director de la Banda 19 de Marzo de Laguneta.

En Ciénaga de Oro nacieron otros importantes personajes de la política, la historia, las leyes, el periodismo y la poesía, entre otros. En el presente artículo solo nos referiremos a los grandes personajes de la música. Veamos:

Antolín Lenes

Nació en Ciénaga de Oro el 5 de marzo de 1924 y falleció en Montería el 27 de abril de 1976, cuando contaba 52 años de edad. Se desprende de lo anterior, que estamos celebrando los 95 años de un gran sonido legendario. Desde muy joven creó diferentes agrupaciones musicales, entre las que se cuentan El Combo Los Galleros, Antolín Lenes y sus Muchachos, La Orquesta Juvenil, Gaiteros de Antolín, La Sonora Cienaguera y El Combo Orense, gratamente recordado por sus temas grabados como La tabaquera –de Carlos Suaza–, La aventurera –de Pablo Flórez– y su número, estrella Roberto Ruiz ubicado dentro de los 10 mejores porros

del país. Parte del gran éxito del Combo Orense fue la vinculación de la invidente Lucy González como vocalista. Más adelante hablaremos de ella.

Por invitación de Simón Mendoza, director de la famosa Sonora Cordobesa, creada en 1953, Antolín viajó a Montería para integrarse como clarinetista de la orquesta. De la Sonora Cordobesa hicieron parte además, de Antolín, otros destacados músicos como Ignacio Pertuz, Abraham Núñez, Pedro Salcedo, Enrique Bonfante; y contó con vocalistas como Rogelio

“El Indio” Chávez, Crescencio Camacho, El Medio Turco Amín, Nono Narváez y Carlos Gómez. El grupo tenía saxos, clarinetes, bajo, trompetas y piano. La variedad de su repertorio y la solvencia artística y técnica de cada uno de los integrantes, fue determinante para dejar un gran legado para los amantes de la música tropical y ritmos caribeños. También pasaron por la Cordobesa, el maestro del bombardino Rosendo Martínez, y el rey del trabalenguas, Eliseo Herrera. Entre los temas musicales

importantes de la Sonora Cordobesa en las que participó Antolín, están El breu (porro), Bocahico sinuano (porro), Tumba cuchara (mapalé), La calle 13 (porro). Estos temas fueron vocalizados por “El indio” Chávez. También fueron grandes éxitos de la Sonora Cordobesa, La mafafa y el Pájaro picón picón interpretados por Eliseo Herrera; y el Medio Turco Amín popularizó el porro Roberto Ruiz, cuyo compositor es Antolín Lenes. Miremos la letra de Roberto Ruiz:

“Si quieres una cerveza / Un trago de vino / y otro de anís / por eso no te preocupes / que eso lo paga / Roberto Ruiz /. (Bis). Es el trago que me gusta a mí / es el trago que yo tengo aquí /. Por eso no te preocupes / que eso lo paga / Roberto Ruiz/”.

Antolín Lenes fue un hombre simpático, agradable al hablar, servicial y muy apreciado en su natal Ciénaga de Oro. Tuvo una gran producción musical, tanto en discos de 78 rpm, como en LP. Grabó más de 300 temas en todo su deambular musical.

Antolín Lenes está considerado por los estudiosos e investigadores de la música costeña, como uno de los grandes juglares, al lado de Cico Barón, Alejo Durán, Clímaco Sarmiento, Catalino Parra, Leandro Díaz, Andrés Landeros, Toño Fernández y Tobías Enrique Pumarejo, entre otros. Desafortunadamente Antolín nos abandonó con escasos 52 años. Se encontraba en la mejor etapa de su producción musical.

Lucy Inés González Bedoya o Lucy González: Nació en Ciénaga de Oro, departamento de Córdoba, el 14 de septiembre de 1933, en una casa de techo de paja que se conserva igual, y murió en el mismo municipio el 10 de octubre de 1994. Cuando falleció contaba 61 años de edad. Es considerada la más grande vocalista de ritmos tropicales que ha dado Córdoba. Lucy nació invidente o ciega de ambos ojos, pero se hizo visible gracias a su voz y centenares de canciones que grabó. En una tertulia en Barranquilla se recordaba cómo, desde 1958

hasta mediados de los años setenta, cada año Lucy González visitaba Valledupar en la época de Carnaval. No se volvieron a realizar debido a la fuerza que había tomado el Festival de la Leyenda Vallenata. Cada vez que Lucy llegaba a Valledupar era recibida por su amiga Sonia Cotes, quien había sido reina, y le servía de guía y de lazarillo. Sonia es uno de los temas, junto a La tabaquera, La aventurera, El polvorete y La ceiba por los que más se recuerda a Lucy González, la “Cieguita”. Leamos la letra del tema Sonia, dedicado a Sonia Cotes:

“Conocí una rosa allá en Valledupar / Rosa perfumada, perfumó mi andar / Llevo su recuerdo, vivo en obsesión / Sonia bella. Flor de inspiración.

Siento el ritmo alegre de tu risa bella / Recuerdos me quedan de tu tierra buena / Siendo jardinero regaría la rosa / Rosa tú, bella Sonia, flor del Magdalena.

Si regreso al Valle, te buscaré cantando / Cantándote Sonia, te vivo soñando / Soñando contigo esas cosas buenas / Cosas que son bellas como el Magdalena.

Por el rescate de la Cultura y el Folclor de Colombia 24 25
Antolin y su combo orense, fiesta y cumbia Foto. www.radionacional.co

La aventurera es una de las canciones más conocidas del maestro Pablo Flórez Camargo, quien a principios de los años setenta, conformó un grupo con Lucy González, Antolín Lenes y “El indio” Chávez, para dar a conocer los porros que grabara la Sonora Cienaguera. Lucy, con su hermano Manuel Antonio y su prima Cruz del Carmen, conformó también un inolvidable trío de ciegos. Manuel Antonio era acordeonero y compuso el merengue El polvorete, interpretado por Lucy y que cogió gran fama a principios de los años setenta. Lucy en una entrevista manifestó: “la luz de mis ojos no se limita a Ciénaga de Oro, también a las sabanas del Sinú y a toda la costa Caribe”. A Lucy no se puede aplicar lo que dijo Borges que murió ciego y había dicho “la ceguera es una forma de soledad”, Lucy siempre estuvo acompañada y rodeada de grandes músicos y familiares. Rafael Oñate, un gran conocedor del folclor costeño dijo, que fue “Lucy la primera voz femenina del Vallenato”.

Lucy desde muy pequeña se interesó por la música, y a los 13 años de edad ya cantaba con la agrupación Combo Los Galleros, dirigido por Antolín Lenes, quien además era cuñado de ésta. A partir del canto con el Combo Gallero, Lucy inició su trasegar musical con varios conjuntos y grupos de la región, como La Orquesta Sonora Panaguá de Jhony Sáenz y la Orquesta Juvenil, El Combo Orense de Antolín Lenes, la Orquesta de Pello Torres y en el Conjunto de Lucho Campillo Hernández. La historia de la gran cantante Lucy González fue llevada a la televisión, gracias a un canal nacional, novela titulada La luz de mis ojos. Hace 30 años se fue para otros confines Lucy González, quien no se pudo recuperar de una penosa enfermedad. A su sepelio asistieron no solo sus paisanos, sino personas de otras regiones, para darle el último adiós a quien fue una de las grandes folcloristas de la costa norte. Como legado musical nos dejó cantidad de hermosas piezas grabadas que han sido el deleite de propios y extraños. Para la posteridad, más de 200 grabaciones, todas de magnífica factura. En el Volumen 3 de los 14 Cañonazos Bailables se incluyó La Ceiba. El polvorete lo grabó Los Reales Orenses, para discos Sonosago Estéreo.

Pablo José Florez Camargo

Nació en Ciénaga de Oro el 27 de junio de 1926 y falleció en Montería el 14 de diciembre de 2011. Su paso por la tierra fue de 85 años. Pablo Flórez o Pablito como se le conoce fue una de las grandes glorias de la composición en Colombia. Como cantautor grabó muchas de sus propias composiciones. Era cantante de voz fina; tocaba el güiro a las mil maravillas y fue uno de los grandes juglares que tuvo la Costa. Sus composiciones lo eran sobre su tierra, sus mujeres, sobre acontecimientos diarios, sobre sucesos de sus amigos, sobre la naturaleza y sobre las fiestas, entre otros. Se inspiraba en el pueblo. En vida recibió muchas condecoraciones, a pesar de haber vivido en medio de una gran pobreza. Ha sido motivo de estudio de investigadores de la música folclórica colombiana. La Universidad de Córdoba sacó

una serie de interesantes libros, entre ellos uno sobre Pablito, llamado Grandes juglares, Pablo Flórez Camargo, escrito en 2020 por Julio Castillo Gómez. Algunos investigadores de su obra autoral, lo ubican a la altura de Rafael Escalona. No obstante haber compuesto centenares de canciones entre porros, valses, tangos, rancheras y boleros, le dieron gran realce las piezas La aventurera y Los sabores del porro, temas que le han dado la vuelta al mundo. Miremos la letra de Los sabores del porro:

“Mi porro me sabe a todo / lo bueno de mi región / me sabe a caña me sabe a toro / me sabe a fiesta me sabe a ron /. Me sabe a piña me sabe a mango / me sabe a leche esperá en corrá / me sabe a china esparascá en fandango / y ají con huevo en machucá /. Mi porro me sabe / a bollo poloco / esmigao en celele / y a mingui con coco. Me sabe a queso bien amasao / con panela e’coco de Colomboy / también me sabe a viuda de pescao / con caisón ripiao un ranchón / Mi porro me sabe a frutas / a mamey patilla o taja e’ melón / también me sabe yuca harinosa azá / mojá en asiento de chicharrón / A totumo e’guarapo / con hielo y limón / bajo un higo sato / sentao en un cajón”.

Permítame amable lector, que sea el mismo Pablo Flórez, quien nos cuente su vida, en entrevista dada al periodista Carlos A. Pulgarín el 1 de diciembre de 1998.

-“Yo nací en estas calles de Ciénaga de Oro (Córdoba), en un barrio que se llama La Quebrada del Dividivi. Ahí transcurrieron mis primeros días jugueteando con todos los muchachos de la época”; sostiene el maestro.

-Maestro, ¿de dónde nace su afición por la música?

“Mi papá fue integrante de la Banda San José. Creo que fue la primera banda que hubo en el Sinú y la que tocó el primer fandango en Montería. Mi padre, que era mecánico, entonces, me hizo un redoblante y yo tocaba en las carreras de caballos de palo de mis amiguitos o en las fiestas en corralejas que de niños organizábamos como parte de nuestros juegos; de eso hace ya unos 60 años”

-¿Y después que pasó?

Entonces fui notado (visto) por un acordeonista de Ciénaga de Oro, hermano de Lucy González, que todos recuerdan por su tema El polvorete, Manuel Antonio González. Recuerdo que me dijo yo voy a hablar con su papá a ver si él deja que cuando yo esté tocando me acompañe con las maracas, porque tú tienes buena voz y medida para la música. Así comenzó mi vida musical. Luego pasé a la Orquesta de los Hermanos Sáenz a tocar batería, instrumento en el que me fue muy bien, pues fui baterista de la Disquera Fuentes en Medellín”.

-¿Cuáles fueron los primeros temas que grabó?

“Con Antonio Jiménez grabamos, bajo el sello Codiscos, temas como Vaca prieta, La ceiba, Sonia, Betty y otras canciones, en las cuales yo incluí La aventurera, uno de mis grandes éxitos. Pero ya antes me había dado a conocer en Fuentes con piezas como Juan Almanza y el Negro Mestra. Pero, paradójicamente, mi primera composición no fue un porro sino un bolero titulado Tan lejos de ti”.

Por el rescate de la Cultura y el Folclor de Colombia 26 27
Pablo Flóres Foto. Fernando Mercado Carátula, El Polvorete. Los Reales Orenses

-¿A qué le canta, en qué se inspira para escribir sus temas musicales?

“Yo me considero un pescador de momentos. Mi obra musical es variada, no tengo temas específicos. Por ejemplo, ahorita que llegaste tú a entrevistarme se me ocurrió que ese puede ser el pie para una composición. En general, cuento historias de mi pueblo, de amores idos, de amores presentes, de árboles, mis cerros, naturaleza”.

-¿Proyectos a la vista en la vida del maestro?

“En el momento estoy muy contento con la aceptación y vigencia que tiene mi obra musical. Ahorita estoy muy satisfecho porque Totó la Momposina me está grabando varios temas, entre ellos Los sabores del porro, con una casa disquera de Inglaterra. Y me propusieron que hiciera dos CD para llevarlos y lanzarlos personalmente”.

-¿Cómo le ha ido económicamente con las regalías?

“Esa ha sido una cosa muy pequeña, pero hay algo más importante en el mundo del disco y es la grabación porque es en ese momento que la música comienza a tener valor. Esa propaganda que nos dan los discos mundialmente, es un trabajo que uno mismo no lo puede hacer. Artista que no grabe no camina, se queda en el anonimato”.

-¿Un momento duro en la vida del maestro?

“Han pasado muchos momentos duros, pero existen ciertas cosas que duelen. Hace dos años se me murió una hija, la que más me quería –aunque ellas me quieren todas–, era la menor. Murió porque un médico le hizo un diagnóstico equivocado. Aun a su madre y a mí nos duele mucho como el primer día.”

-¿Y los momentos alegres?

“Esos sí son muy frecuentes por las admiradoras, las muchachas. A pesar de que tú me ves aquí como gallo cansado, yo me levanto, canto y no vayas a creer, todavía levanto a las gallinas”.

-¿Hay muchas mujeres en su vida?

“Hombre, sí. Pero la principal es mi esposa, Marcelina Causil, que fue mi amor desde niña y no me he podido separar del lado de ella” .

La música del maestro Pablo Flórez la han grabado Alfredo Gutiérrez, la Orquesta de

Juancho Torres, Totó la Momposina, Miguel Durán y Gabriel Romero, entre otros. Según el maestro Flórez sus composiciones superan varios centenares de temas. Grabó con Fuentes, Sonolux, Codiscos. Y otros sellos costeños.

Pablo Flórez no olvidó nunca la buena época al lado de Antolín Lenes y de la cieguita Lucy González. Dijo a un periódico caribeño El Heraldo; “Fue una época maravillosa. Recorríamos los pueblos de la Costa llevando nuestra música, y el público nos quería. A veces nos pagaban con ron y comida, y nosotros aceptábamos. Eran lindos aquellos tiempos. De Lucy guardo gratos recuerdos. Lo que Dios no le dio en vista se lo multiplicó en talento y bondad. A Antolín le debo mucho. Fue muy importante para mi vida de músico. Formé parte de sus agrupaciones, excelente músico y amigo”. Manifestó en entrevista en el año 1998.

Referencias bibliográficas

• La Discoteca del Siglo. Historia musical Discos Fuentes. Primera Edición 1999. Editor: Discos Fuentes. Medellín, Colombia.

• Colombia Musical: Una historia, una empresa. Ofelia Peláez y Luis Felipe Jaramillo. Editado por Discos Fuentes. Primera Edición 1996. Medellín, Colombia.

• Oñate Martínez, Julio. El ABC del Vallenato. Prisa Ediciones. 2013.- Bogotá, Colombia. Pág. 474

• Castillo Gómez, Julio. Grandes Juglares Pablo Flórez Camargo. Universidad de Córdoba. 2020. Montería-Córdoba.

En marzo, el mes del agua, exploramos algunas iniciativas regionales que buscan proteger las fuentes hídricas y generar conciencia sobre la importancia de consumir y gestionar el agua de manera (más) responsable.

Razones para entender que la gobernanza del agua nos importa a todos

Este 22 de marzo se cumplen 30 años desde que se conmemora el Día Mundial del Agua. Una fecha para pensar el acceso y los cuidados del agua como un asunto que nos involucra a todos los ciudadanos. ¿Cómo ayudar?, ¿qué iniciativas públicas son relevantes?

En Medellín y el resto del Valle de Aburrá está Cuenca Verde, una corporación creada hace nueve años por EPM, la Alcaldía de Medellín, Cornare y el Área Metropolitana, junto a varias empresas privadas. Esta iniciativa permite articular esfuerzos para cuidar mejor el agua que usamos todos los días. Los programas van desde guardacuencas que monitorean los nacimientos de agua hasta beneficios a familias campesinas que cuidan los bosques.

Felipe Guerrero, director de Cuenca Verde, explica que, además de sumar esfuerzos y centralizar recursos, las alianzas por el cuidado del agua son claves porque concentran múltiples visiones del territorio y la construcción conjunta de soluciones:

“La gestión integral del agua y la biodiversidad implica acciones concretas como acuerdos voluntarios con campesinos para proteger bosques que le aportan seguridad hídrica a toda la región. Este es un programa muy importante porque demuestra acciones en campo de protección y de restauración de bosques, y ahora también tiene un componente de prácticas y producción sostenible en armonía con el medio ambiente”.

Dos datos de Maria del Pilar Restrepo Mesa, jefe de la Unidad de Conservación del Agua EPM, sirven para entender la magnitud del proyecto: desde 2013 han logrado 566 acuerdos de conservación en el departamento que suman 6.286 hectáreas con acciones de conservación o restauración. Por cuenta de estas acciones, a la fecha hay más de 880 nacimientos de agua protegidos, lo que aporta a la seguridad hídrica de más de cinco millones de personas.

Asunto de corresponsabilidad

El Ministerio de Ambiente explica la gobernanza del agua como “la capacidad de organización y respuesta que tienen los actores del territorio para actuar en función de la Gestión Integral del Recurso Hídrico” y también para gestionar los conflictos alrededor del agua.

Mateo Vásquez Restrepo, coordinador del Programa Integral Red Agua (PIRAGUA) de Corantioquia, valora que en Colombia se replique el concepto de gobernanza del agua porque permite que se generen espacios de reflexión entre comunidades e instituciones que muchas veces hacen parte de distintas jurisdicciones y que tienen alcances diferentes:

“Para el cuidado común del agua hay programas de ciencia ciudadana que dan una visión más amplia de cómo cuidar, preservar y mitigar el uso del agua y por supuesto articularse a las políticas nacionales del Ministerio de Ambiente en diálogo con las autoridades ambientales. Hay redes de voluntarios que aportan información en tiempo real sobre los cuerpos de agua y redes de monitoreo”.

Para Guerrero, de Cuenca Verde, más allá de hacer un uso racional, es clave una ciudadanía informada que pueda exigirle a las instituciones soluciones frente a los problemas:

“Es relevante el conocimiento de las cuencas hidrográficas, tanto donde vivimos como aquellas que nos abastecen de agua y que están por fuera del Valle de Aburrá. Un aporte importante como ciudadanos es partir del conocimiento de nuestros recursos: cómo están distribuidos en el territorio, de los problemas presentes y de las diferentes formas de optimizar su aprovechamiento para el buen uso colectivo”.

Por el rescate de la Cultura y el Folclor de Colombia 28
Foto. EPM Foto. EPM
FABIO CASAS ARANGO Musicólogo e investigador musical. Socio de la Corporación Sonora Matancera de Antioquia. Conferenciante de temas musicales – Productor de programas de radio.

Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.