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La troupe Samsonite de Francisco Font
Escribe: María Alexandra Arana Blas1
La troupe Samsonite de Francisco Font-Acevedo es una novela que presenta una estética de lo grotesco, la cual se materializa en la pobreza, la suciedad y la enfermedad que rodea a los personajes. Estas los construirán como sujetos marginados en una sociedad donde prima el acceso al capital y lo aséptico. Sin embargo, los personajes no aspiran a estos y, por el contrario, vemos cómo lo asimilan. Así, los protagonistas—Xenia, Mirko y Tanya—se consideran parte de la troupe de un circo, referencia que no es gratuita, pues estos exhibían, a finales del siglo XIX e inicios del XX, freaks o cuerpos abyectos, los cuales salían de la norma y generaban entretenimiento y repulsión al público.
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Los protagonistas se adaptarán a esta pobreza y la suciedad que atrae. Vemos de esa manera la descripción de los lugares donde vive la troupe: espacios pequeños, invadidos por insectos y atiborrados de objetos que les son inútiles. Se trata de una vida nómada donde la decadencia, la falta de higiene y las enfermedades los seguirán. Sobre la falta de higiene, recordemos la descripción de Xenia como alguien con los pies siempre sucios cuando era una niña, las relaciones sexuales que mantiene Mirko en la Playa Nuclear, de donde siempre regresa apestando a algas podridas, y la descripción de la suciedad de los múltiples pretendientes de Tanya. En cuanto a las enfermedades, estas son la expresión de lo grotesco en el cuerpo. Ello lo vemos a través de descripciones hiperbólicas: Gradva, con una piel gris de tanto fumar y un lunar verde en el rostro; doña Hilda, quien tiene el cuerpo hinchado, y huele a alcohol y orina; la Moñosa, quien es descrita como sucia, andrajosa, incestuosa, y que probablemente sufre de una enfermedad mental; Dally, quien es megalómana y ello la conduce a la cleptomanía; Hibachi (el “forzudo”), quien es musculoso pero a la vez borracho y agresivo; Padilla (el “hombre-sapo”), quien es un hombre gordo y mayor que gusta del sometimiento de sus parejas sexuales; Maxi, quien, pese a su apariencia irreprochable en la calle, gusta de exhibir sus mocos en la casa; y Rafo (el “hombre-garrapata”), quien tiene una hernia, y que gusta de humillar a Gradva y experimentar sexualmente con ella. Con estas descripciones la novela buscaría crear, a nivel narrativo, una sensación de extrañeza y asco que encontraremos, también, a través de la fluctuación de la consciencia.1 Estudiante de doctorado en el programa de Hispanic Languages & Literatures en la Universidad de Pittsburgh, y docente de español. Sus investigaciones de pregrado (PUCP) ganaron el Premio a la Investigación Académica en el 2012 y el premio PADET 2016. Sus investigaciones giran en torno al género, la sexualidad y las culturas LGBTIQA+; la cultura juvenil, la cultura pop, la cultura de chicas y la cultura de fans; y los estudios transpacíficos. Publicó en medios digitales e impresos como El Camaleón, la revista Sugoi, Crónicas de la Diversidad, entre otros. Finalmente, publicó el 2022 el libro “En el jardín de lirios. El amor entre mujeres en la cultura pop asiática”.
Sobre esta, los primeros capítulos nos muestran cómo las voces de Xenia, Mirko y Tanya—quienes se ven obligados a dormir en un mismo espacio e incluso en un mismo colchón—se confunden entre sí. Esto da al lector la sensación de estar ante un solo ser, un “asterisco de carne de tres cabezas” (2016, p. 30) que ha perdido su forma humana y que es un freak más dentro del circo que es la novela. De igual manera, la obra crea este efecto de extrañeza y asco a través de las referencias sexuales, como cuando Gradva y Xenia van a vivir a casa de Maxi. A él se lo describe como un personaje cortés, pero con una sonrisa morbosa; con una nariz siempre tupida y que expulsa de ella fluidos blancos, los cuales pega toda la casa y disfruta que otros vean. Estas características, sumadas al vacío narrativo que genera un salto temporal entre la llegada de Xenia y Gradva a la casa, y su salida luego de un año (2016, p. 103) dan al lector una sensación de estar ante algo siniestro, especialmente porque abre la duda de si Xenia fue abusada sexualmente.
Se trata, entonces, una novela donde vemos el crecimiento de los personajes, quienes, entrada la adultez, abandonan la vida nómada. Con ello, la narración va perdiendo sus elementos grotescos, como la aparente normalidad con la que se describe a Nadia —persona con quien vive Tanya durante su embarazo— o el trabajo de Xenia en la Municipalidad. El único de la troupe que opta por seguir una vida errante es Mirko. De él se sugiere, gracias a Lina, que podría seguir la vida de artista, con lo cual la novela propone que hay una variedad de cuerpos abyectos, entre los cuales ubican también se ubican los artistas.
LA TROUPE SAMSONITE Autor: Francisco Font Acevedo. Editorial: Folium. Año: 2016. Páginas: 198
1 Estudiante de doctorado en el programa de Hispanic Languages & Literatures en la Universidad de Pittsburgh, y docente de español. Sus investigaciones de pregrado (PUCP) ganaron el Premio a la Investigación Académica en el 2012 y el premio PADET 2016. Sus investigaciones giran en torno al género, la sexualidad y las culturas LGBTIQA+; la cultura juvenil, la cultura pop, la cultura de chicas y la cultura de fans; y los estudios transpacíficos. Publicó en medios digitales e impresos como El Camaleón, la revista Sugoi, Crónicas de la Diversidad, entre otros. Finalmente, publicó el 2022 el libro “En el jardín de lirios. El amor entre mujeres en la cultura pop asiática”.