Crónicas de la Diversidad N° 27 JULIO 2022

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Eres lo que brilla en la oscuridad de ti mismx LA MARIKONA DEL PUEBLO escribe: RAGGS1

Lima es una cárcel, o mejor, un cuarto oscuro clausurado con candados encadenados en la puerta. Lima es una habitación tapeada sin luz ante los ojos de lo público donde el recurso es huir si lo que quieres es volar en tu mariposeo buscón del nefando placer. ¿Quién es esa kabrita que huyó hace un año del centro del laberinto, del «mundo fachada», en medio de una pandemia? Es la Alda, marikona limeña, «paloma hambrienta y juguetona», mudada al cusqueño Pisac; ancestral pueblito que la reconoció de inmediato con todos sus amaneramientos y su profundo ulular femenino homosexual liberados durante cinco meses en esas alturas andinas por donde se encaminan casi la totalidad de los 17 pequeños relatos/textos que La Alda comenzó a escribir desde la honestidad de la catarsis en el perfil de IG @destenidailusa, y que luego continuó desarrollando en el taller de fanzinerxs intensxs «v3ng4nz4 n p4p31», del colectivo Rosa Rabiosa; conforme a sus vivencias y experiencias, aventuras, desilusiones, amores dramas y melodramas en la ciudad imperial, abordados con la ternura, sarcasmo y violencia que bien reconocemos las disidencias sexuales y de género en nuestro país como herramientas para transformar en fiesta y vida los golpes discriminadores institucionales y sociales, y de las aflicciones de la búsqueda personal y de la vida amorosa. En las primeras páginas encontramos a la marikona devenida pájara acompañada de su bandada de «raritas», «underground» de «Rupaul», que solo quieren «vivir y volar hasta donde nos lleve el mal», como nos dice en «Nosotras». Al parecer, ese vivir y volar afectado le es objetado por el ordinario cisgenerismo masculino del chico que usaba «Converse como fetiche sexual», rechazo que quizás la empuja a salir de la jaula capitalina y extender sus «alas encogidas». Entonces parece que la ausencia del enamoramiento, más que del amor en sí, insufla el corazón roto de la narradora en los siguientes episodios/relatos. Esas idas y venidas de los amores, como el de aquellos brazos donde encontraba «calma y ansiedad» (en «Tanto, tanto, tanto»), se apoderan y conducen su vida por juergas, afters, drogas, alcohol, malas

Alda Bernaola / La Alda Dibujos: Stefania Polo Diagramación: Estado de Limbo Autoedición, Lima, 2022, 48 pp

decisiones, consejos de amigxs grindr, la celebración de la identidad y el cuerpo marika («velluda, jorobada, con barba y panza prominente»); además de los constantes vacíos existenciales y sentimentales, descritos con honesta y altísima sensibilidad; simpleza y fluidez que permiten empatizar con las tribulaciones de La Alda, si es que no llegamos a reconocernos en ellas, y que la llevaron a aprender a defenderse sola en una especie de epifanía que emerge en el tercer texto del conjunto, llamado «En el valle». Muestra de lo anterior son «Camino a Puputi», «Ves que la ternura nos persigue?», «La marikona del pueblo», «Y todes me miran», «Desaparecer», «Pétalos”; viñetas de la vida de la protagonista, relatos que nos dice son todos reales —porque «odio ficcionalizar la realidad»—, como nos confiesa en «Lobo vestido de cordero», donde además resuelve su relación tóxica con la reconciliación, no con el otrx, con el amante, sino consigo mismx, y que reafirma en la página siguiente en «Buenos días». Sin embargo, la marikona es contradicción en esencia —«temblor y furia»— y, al pensar en su transcendencia en «Mía muerte», retoma la utopista a la pasión transitoria, al paliativo placebo para la tristeza del desamor; es decir, retorna a la cacería homosexual. En el cuento homoerótico «La chica del maizal», La Alda se levanta al albañil del pueblo con un: «Te has dado cuenta que soy marikona, no?», en una triunfante despedida del Cusco antes de su regreso a la conocida jaula de la capital, como se nos revela en el texto final, «Amorxs», donde, si bien más sabia, aleccionada y curtida —o quizás precisamente por eso—, la encontramos resignada en la ansiedad de pensarse solo un marikón (ahora de alguna esquina de barrio) que se sostiene en el vaivén de la puerta giratoria del amor de caricias y besos cínicos, porque «quiero estar bien maricón», «escuchar a Tokisha en alta voz mientras estoy stona y camino» «en la performance que es vivir y ser así: yo misma» («La marikona del pueblo»), hasta entender que transformarse es aprender a ser lo que brilla en la oscuridad de uno mismo. / /

Rafael García-Godos Salazar (Lima, 1979). Es autor de No importa borrar (1999), VIRUSPOP/RAGGS (2004), Eto (2005) y Queridolucía (2007). En 2005, por su experimentación con el diseño y la plástica, obtuvo el premio Poema-Objeto Oquendo de Amat, de la Municipalidad Metropolitana de Lima. Fue reconocido dos años consecutivos (2006 y 2007) con el premio Dorian Arts a la poesía de diversidad sexual. Sus textos aparecen en revistas y publicaciones impresas y digitales de Perú, México, Chile, Argentina y Ecuador. El 2021 publicó el poemario Reality Nuggets (Perverso Editorial) que tuvo el premio de Crónicas de la Diversidad por el libro LTGB+ del año. 1

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