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Arcoíris nocturno

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Geoglifos

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ARCOÍRIS NOCTURNO

Robert Blum y Michael Lacher vuelan bajo la luz de la superluna en pleno invierno Fotos: Adi Geisegger Texto: Matt Warren

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Fotos: Adi Geisegger

Durante una noche helada de enero, mientras la superluna teñía las laderas del Nebelhorn (2224m), en el sur de Alemania, de un plateado espeluznante, un grupo de personas en el refugio Propst Haus observaron un OVNI. Pero mientras que las luces brillantes que se deslizaban parecían evidencia de algún tipo de inteligencia extraterrestre, eran de hecho obra de un hombre con un gran sueño

Adi Geisegger ha estado planificando este momento desde hace meses - su misión era capturar el deporte que ama desde otro punto de vista y fotografiar parapentes volando de noche de forma tal que reflejara la gracia y libertad de sus movimientos.

Sin embargo, lograrlo era extremadamente complejo. De hecho, había tantos obstáculos que superar, tantas variables que había que tomar en cuenta, que tomar las fotos de la superficie de esa superluna habría sido más fácil.

Primero, necesitaba las condiciones adecuadas - y no es fácil conseguirlas. La alta montaña no es lugar para hacer ladera de noche en parapente, sobretodo cuando es invierno y el termómetro ha caído a frígidos -12C. Generalmente, las condiciones se tornan catabáticas de noche y el aire frío desciende por la montaña hacia el valle como un río.

“Aún así, el Nebelhorn parecía buen lugar”, dijo Adi. “El triángulo más lago en Alemania (287km) se hizo desde aquí y fue mi amigo Robert Blum quien lo hizo. Conoce muy bien la montaña y estuvo de acuerdo en volar para las fotos con otro piloto, Michael Lacher”.

El teleférico del Nebelhorn y el despegue en Zeigersattel

NEBELHORN Michael Lacher y Robert Blum saludan al sol la mañana siguiente

57“Así que, teníamos la experiencia pero también necesitábamos las alas adecuadas. Calculamos que usar dos bandas - escogimos la Omega X-Alps de Advance - sería posible hacer dinámica con 10km/h de viento. Fue de gran ayuda porque no íbamos a volar con condiciones fuertes”.

“De todas formas, tuvimos que esperar por el clima adecuado”. Otra complicación fue que estas condiciones tan raras tendrían que alinearse con la luna casi llena. Después de todo, los pilotos tendrían que poder ver lo que hacían.

Pero otro detalle era el equipo. Adi pensaba que su fiel Nikon Z7 sería la cámara ideal, pero el problema más importante era iluminar la escena. La superluna de enero más grande de lo normal (la luna se encuentra más cerca de la tierra de lo habitual) proporcionaría luz de fondo, pero también haría falta luces.

De hecho, finalmente decidió usar luces con diez veces más potencia (1.100 varios/segundo) que las que el flash de la cámara.

Todo el equipo de iluminación, junto a los trípodes, baterías de las cámaras y lentes, pesaban 35kg - y, además del equipo de vuelo, había que transportarlo todo hasta la cima del Nebelhorn. El teleférico sube gran parte de la montaña, pero incluso así había que subir 200m por la montaña helada hasta el lugar ideal para volar.

“Después tendría que pensar en un plan para capturar la escena”, explica Adi. “Para poder capturar el paisaje de fondo de noche haría falta usar larga exposición, lo que me permitiría hacer cosas elegantes con la luz - en lenguaje fotográfico: ‘pintar con la luz’.

“Así que se me ocurrió usar luces LED en las velas. Instalé 320 LED en el borde de fuga de cada vela, esperando que los pilotos pudieran hacer wingovers y que con la larga exposición dejaran una estela de luz”.

El problema era entonces cómo conservar las estelas de luz creadas por las LED con larga exposición y capturar los parapentes enfocados.

“Para lograrlo, configuré una larga exposición para capturar las LED y después usé una ráfaga el flash potente para iluminar los parapentes justo al final de la exposición. De esa forma, obtenía lo mejor de ambos mundos”.

Pero incluso con todas las variables alineadas, Adi todavía tuvo que enfrentarse con la tarea de capturar las fotos perfectas - todo dentro de una ventana pequeña para trabajar. “Los pilotos tienen muchísimo crédito”, cuenta.

“Aterrizaron después de un rato y dijeron que no podían volar más porque tenían demasiado frío en las manos. Pero les mostré algunas de las primeras fotos y dijeron: ‘¡¿Qué?! ¡Está bien, vamos a volar más!’ Después de eso fue difícil detenerlos”.

“Además, teníamos poca batería en las LED: Tuvimos que usar pilas muy pequeñas para que no afectaran la vela, pero ello implicaba que solo duraban poco tiempo”.

“De hecho, cada pila daba apenas nueve minutos de luz. Llevamos pilas adicionales, pero el frío hizo que se descargaran, así que terminamos teniendo apenas 11 minutos de pila en las luces de cada ala. No había mucho margen de error”.

Sin embargo, pesar de todo, los dioses del vuelo nos sonrieron. Casi en el medio de la foto principal se ve una estrella brillante que es de hecho el planeta Venus. “No podría quererse más”, dice Adi, aparte de un lugar para calentarse. “Afortunadamente hasta eso tuvimos”, cuenta. “Fuimos al refugio y nos recibió muy bien el gerente Matthias Geiger, que también es piloto de parapente”.

“La gente en el refugio vio las luces en el cielo y pensaron que eran OVNIs. Creo que se sintieron aliviados cuando descubrieron que solo eran tres personas normales con un proyecto muy extraño. Y cuando les mostré las imágenes, se quedaron impresionados”. Así que, la próxima vez que veas un OVNI en las montañas, tranquilo, seguro es Adi con frío y la cabeza llena de sueños.

adigeisegger.com

OBRA ILUMINADA A la luz de la luna llena se le sumaron luces potentes y 320 LED en el borde de fuga de cada vela

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