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Al trabajo a pie

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DESPEGUE

DESPEGUE

Foto: Marcus King

Al Trabajo a Pie

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Artoosh Ghafourian salió de Irán para empezar una nueva vida como piloto biplaza en la famosa zona de Oludeniz, Turquía. Ed Ewing se lo encontró en Austria.

“Fui el primer piloto no turco que recibió una licencia para volar en Oludeniz”, cuenta sonriente Artoosh Ghafourian con una mirada que destella a través de sus lentes. “Y sigo siendo el único piloto no turco que tiene licencia de biplaza profesional en Oludeniz!” dice entre risas mientras nos damos codazos y desaparece entre la muchedumbre de la Stubai Cup.

La Stubai Cup es uno de los festivales de vuelo más grandes del calendario europeo de parapente y se llevó a cabo justo antes de que estallara verdaderamente la pandemia del coronavirus. Conocí a Artoosh el segundo día, que había viento fuerte y hacía frío y los fabricantes dejaron de prestar alas. Sobre nosotros, había unos cuantos pilotos que se atrevieron a volar, estáticos contra el viento. En tierra, el barro había empezado a descongelarse y chapoteábamos por los puestos de los fabricantes entre tiendas inflables y chaquetas coloridas. En el puesto de Sky Paragliders, vi a Artoosh esquivando gente como si fuera una libélula. ¿Ese es Artoosh? Le pregunté a alguien del equipo Sky. ¿Puedo hablar con el?

“Ven, siéntate”, dijo Artoosh, mientras nos llevaba a dos sillas de campaña cuando finalmente llamamos su atención. “Me da gusto hablar”.

Es piloto de prueba de Sky Paragliders y ha trabajado para Gin Gliders. Además, tiene una empresa exitosa de biplazas y cursos SIV y de acro en Oludeniz. Vuela distancia, es campeón turco de acro y siempre está ocupado en las redes sociales, subiendo videos y fotos de su vida en Oludeniz. Le pregunté cómo empezó a volar.

Volando en la duna con viento fuerte con la nueva Zoe

Foto: Sky Paragliders

“Empecé a volar en Irán. Tengo 29 años y empecé a volar parapente en el año 2000, cuando tenía nueve años”.

¿En qué parte de Irán? “Nací en Irán, en el noreste, cerca del mar Caspio, en [una ciudad llamada] Gorgan. Se parece a Austria porque hay muchas montañas, montañas verdes. Es un buen lugar para volar. Podía volar sobre todas las colinas”.

Su padre, explicó, era montañista. “Así que iba a escalar con él. Un día, vimos un parapente y quise probar. Así que, de alguna forma sucedió. Al principio, no tuve un buen instructor porque en 2000 el parapente no era muy conocido en Irán, por lo que no era tan seguro como ahora”.

Cuando tenía 14 años, volaba todos los días y aprendía acro solo viendo videos en línea bajo la tutela de un nuevo instructor, Alireza Esna Ashari. “Empecé a volar muy fácil. Cuando era joven, me interesaba mucho viajar, ver más pilotos, y poco a poco me convertí en mejor piloto. Me interesaba el acro, así que empecé a hacer acro”.

Desde luego, volar en Irán es bastante difícil para los pilotos occidentales, pero hay mucha actividad en torno a los vuelos de distancia y en verano, se suben vuelos larguísimos en línea. Los Zagros, una cordillera que se extiende 1600km y se alza hasta 4000m parece un lugar salvaje para volar.

“Hay dos cordilleras grandes”, explica Artoosh. “Una de estas empieza en el norte y la otra, en el oeste y se extiende hacia el sur. En el norte, puede haber mucha nieve pero si vas al sur el día estará soleado y harán 35 grados, habrá condiciones térmicas y se puede hacer distancia”.

El centro del país es plano, “como un desierto”, y es donde los pilotos consiguen alturas increíbles. “Se puede subir muy alto, sobretodo en primavera. Quizás has oído de pilotos que han subido a 7000m”.

Sí, le digo, suena loco. “Sí, es loco”, sonríe para luego agregar, “Mi récord de altura en Irán es de 6100m”.

Los pilotos extranjeros que quieran vivir esa locura, añade, es importante que contacten a los locales para planificar el viaje. Irán es Irán y las reglas son “un poco estrictas”.

Es por ello que sugiere volar mejor en Turquía. “Es mucho más fácil, barato y también, hay muy buenas condiciones de vuelo en Oludeniz”.

Artoosh salió de Irán cuando tenía 20 años, pero no fue por voluntad propia. “Para serte sincero. Primero llegué como refugiado porque no nací en una familia musulmana”. Artoosh es miembro de la fe bahaí, una minoría religiosa perseguida en Irán, por lo que se fue a Turquía junto a su hermana en 2012. A los baha’is en Irán se les niega el acceso a la educación superior, no pueden trabajar para el estado incluyendo para el servicio civil ni en educación. Se les persigue y discrimina, generalmente de forma violenta, según la ONU.

Artoosh prueba el nuevo biplaza Metis 4 en casa en Oludeniz, Turquía.

Foto: Sky Paragliders

Por no tener pasaporte - “el gobierno me quitó el pasaporte” - ambos caminaron “15 horas desde la montaña” para cruzar la frontera hacia Turquía.

Una vez ahí, Artoosh pidió asilo político y con el apoyo de la comunidad bahaí iba rumbo a otro país, quizás Alemania o Canadá. Pero en cambio, el amor intervino.

“En Turquía, primero me mudé a Denizli. Ahí conocí a mi esposa y nos casamos”. Su esposa es la excampeona turca de parapente y piloto de la Copa del Mundo de Parapente Ayse Bayrak. “Ha participado en muchas competencias y tiene muchos podios en la PWC”, dice con orgullo.

Oludeniz es el lugar de vuelo en biplaza más congestionado del mundo con 350 pilotos profesionales. Cada piloto hace 1000 vuelos por temporada de abril a octubre

Foto: Sky Paragliders

“Después de casarnos, mi esposa no quería que nos mudáramos a otro país, así que cancelé el caso de refugiado y me hice ciudadano turco. Me gusta la cultura, es muy cercana a la mía”.

¿Qué hay de la comida? “¡Me encanta! Es la mejor, hace que te quedes”.

Artoosh tomó el apellido de su esposa y su nombre turco es Artun Bayrak, y se mudaron a Oludeniz. Ahora tienen una hija, “tiene casi cinco años”.

Gracias a sus habilidades, “no fue tan difícil” obtener una licencia para trabajar haciendo biplazas en Oludeniz. Ahora tiene una escuela de parapente. “Mi nombre comercial es Bayrak Paragliding”.

Cuando llegó a Turquía, Artoosh tenía planeado ir a la universidad y había sido aceptado para estudiar literatura persa en la universidad de Istambul, pero al mismo tiempo empezó a prosperar su “escuela y negocio de biplazas”. Entonces, terminó haciendo literalmente cientos de biplazas al año en uno de las mejores zonas de vuelo en biplaza. Ha hecho más de 6000 biplazas.

“Antes no teníamos límites”, cuenta. “Así que hacíamos unos siete u ocho vuelos diarios. Ahora solo podemos hacer máximo cinco”.

Sin embargo, ahora hace menos biplazas, a medida que se han expandido otros aspectos de su negocio. “En 2018 hice 1030 biplazas y el año pasado apenas 320”. En cambio, se concentra en los cursos SIV y de acro y en llevar su escuela.

“Tenemos tres instructores. Dos de ellos dan los cursos de principiantes y trabajan en equipo para asistir a los pilotos novatos e intermedios, después yo les doy el curso SIV. Hago cursos SIV y de acro en abril, mayo, septiembre y octubre”.

También trabaja como piloto de prueba y es un revendedor activo. “Estoy contento donde estoy ahora. Viajo a Europa todos los meses. Trabajo como piloto de prueba para Sky Paragliders. También trabajé para Gin Gliders dos años”.

Abrió una nueva línea de producción de arneses en Turquía asociado con Sky. “Tenemos nuestra propia marca, pero trabajamos con Sky Paragliders, ellos producen los arneses”.

Trabajar con Sky es como “ser parte de una familia”, cuenta. “¡Estoy muy contento de trabajar con Sky! Siento que soy de la familia. Estoy muy contento con mi jefa, es muy amable y mente abierta. Las ventas en Turquía están aumentando y al mismo tiempo tenemos a Irán. Irán es un mercado muy difícil de llegarle desde Europa, así que Turquía es un buen lugar en cuanto a logística”.

Encuentra a Artoosh en línea en instagram.com/artooshgh

Foto: AG

Turquía tiene una población de unos 2000 pilotos activos y unos 500 pilotos comerciales. Trescientos cincuenta de ellos están en Oludeniz - “el lugar más congestionado de vuelos biplaza en el mundo”.

Cada piloto hace “más de 1000” vuelos cada temporada y hay “demasiado trabajo. Estamos sobrecargados”. Vuelan sin parar y seguramente se congestionará más una vez terminen el nuevo teleférico hasta la cumbre de Babadaga, la montaña de 1800m sobre el complejo playero de Oludeniz. Llevará a los turistas a la cima en minutos, en vez de la larga subida en auto detrás de la montaña.

“Todavía no tenemos teleférico”, cuenta Artoosh, “pero para mí como piloto comercial, creo que seguirá siendo más fácil subir en auto porque podemos cambiar de despegue más fácil. Hay cinco despegues en Oludeniz y a veces en agosto cuando las condiciones están muy estables, hace falta cambiar de despegue”.

Tanta actividad ha hecho que Artoosh tenga poco tiempo para competir, aunque lo ha intentado. “Llegué a Turquía en 2012 y participé en mi primera competencia de distancia en 2014. Terminé de quinto. Fue fácil, ¡solo tuve que seguir a mi esposa!”

En 2018, participó en el primer campeonato de acro en Turquía y ganó. El acro es, dice, “mi zona de confort”. Le encanta el acro. “Me da una sensación de libertad. Es como si bailara con el ala. Me siento muy cómodo volando acro”. Nuevamente, no compite en la Copa del Mundo de Acro por su trabajo. “¡Mi calendario está lleno!”

Ahora tiene una buena vida. Viaja, vuela, tiene su propia empresa y una familia. Sky acaba de lanzar el Metis 4, un biplaza en el que participó mucho y está ansioso de escuchar los comentarios de los pilotos. “Creo que es un buen biplaza comercial. Es seguro y tiene buen rendimiento”.

A pesar de las restricciones de viaje, de las aerolíneas y el coronavirus, tiene muchas ganas de recibir a más gente en su hogar de adopción en Oludeniz a finales de año o el año que viene. Pero tiene un mensaje para quienes viajen a Turquía. “Me gustaría ver a la gente volar más seguro”, dice. “Veo a mucha gente de todo el mundo y a veces no son buenos en seguridad. Las condiciones pueden no ser seguras, estar nublado o está demasiado fuerte o lloviendo, y les digo: ‘Muchachos, es un pasatiempo, las montañas siempre estarán ahí, estas condiciones no son buenas. Volemos con seguridad!’”

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