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DISTANCIAMIENTO SOCIAL RADICAL

EL CAPI

GAVIN MCCLURG

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DISTANCIAMIENTO SOCIAL RADICAL

TERRITORIO DE OSOS En lo profundo de las montañas Pioneer, Idaho

Foto: Gavin McClurg

El coronavirus sacó del aire a la mayoría de nosotros esta primavera y fue más doloroso cuando se cancelaron competencias a nivel mundial hasta septiembre. Supongo que era de esperarse ya que es difícil respetar las reglas de distanciamiento social con cientos de pilotos que necesitan transporte y recogida, pero igual dolió.

El coronavirus también crea un problema logístico para hacer distancia en lugares en los que generalmente regresamos a dedo, con Uber, o para los afortunados, en transporte público. Es una lástima, pero en gran parte nuestro deporte tiene distanciamiento social, solo hay que adaptarse a esta nueva realidad y cambiar.

Te cuento una historia previa al Covid para ambientarnos. En 2013, un grupo de pilotos nos reunimos para intentar un vuelo vivac de 800km (500 millas) en EEUU por Utah hasta Jackson Hole, Wyoming. También fue un proyecto para hacer un video y el título 500 Miles to Nowhere (500 millas a ninguna parte) dice el éxito que tuvimos. Creo que el vuelo más largo fue de menos de 30km y lo más lejos que llegamos fue “a ninguna parte”. El clima estuvo atroz y prácticamente todo lo que intentamos fue un fracaso.

Al final, logramos hacer las tomas para la película, pero nos quedamos con ganas de volar más y principalmente paseamos nuestros equipos pesados una semana. Uno de los pilotos, Matt Beechinor y yo regresamos a Sun Valley y casi una semana después, agarramos equipos minimalistas para vivac y caminamos a uno de los despegues bajos a final del día a ver si podíamos al menos volar y acampar. Era otoño y el aire era nítido y limpio, el cielo era de un azul profundo impresionante y las montañas estaban llenas de colores otoñales.

En 1937, unos esquiadores austriacos expertos construyeron una cabaña de esquí en una cordillera llamada Pioneer que se alza hacia el este del pueblo. La cabaña “Pionera” se encuentra a unos 2850m bajo algunas de las montañas más majestuosas de Idaho y está bien mantenida y cuidada por varias personas de nuestro club de vuelo para usarla en aventuras de esquí. A vista de pájaro, está a menos de 20km del despegue, pero que yo sepa nadie le ha llegado volando. Generalmente, cuando volamos en Sun Valley y apuntamos al este, intentamos hacer grandes vuelos. Las montañas Pioneer son hermosas pero también son malvadas y fuertes y no nos gusta adentrarnos sin suficiente altura. Sé de muy pocos aterrizajes de montaña en esa zona.

Matt y otros pilotos despegamos después de las 5pm y nos dimos cuenta que funcionaba y estaba inusualmente suave. En poco tiempo estábamos tocando cumulitos perfectos a más de 4800m. Después de un par de transiciones cortas estábamos sobre la columna vertebral de las Pioneer con la planicie del río Snake que se extendía hasta el desierto al sur, la cordillera Big Lost a 70km al este (hogar de la impresionante King Mountain y el pico más alto de Idaho, el monte Borah) y un mar de álamos rojos y dorados. Era magnífico y fácil. No acelerábamos ni intentábamos llegar a ningún sitio, simplemente intentábamos hacer más que deambular y apreciar lo impresionante de nuestro hogar. Mientras se ponía el sol, Matt y yo íbamos volando a pocos metros de paredes escarpadas jugando a seguirnos en aire suave como la seda por terreno enorme y riendo como niños en navidad. Si San Nicolás pudiera traerme esto una vez al año, moriría feliz.

Con las últimas luces del día, seguí a Matt de regreso al pueblo, al que llegábamos fácilmente en un planeo. Pero después, empezó a hacer barrena. Seguíamos en lo profundo de las Pioneers. ¿Adónde iba? Y después lo vi. Justo abajo estaba la cabaña, que tiene pintado en el techo “Mientras más alto estés, más alto llegas” en blanco.

Aterrizamos en una pradera a pocos pasos de la cabaña, hicimos una fogata y pasamos una de las mejores noches de mi vida bajo las estrellas hablando de vuelo. A la mañana siguiente, despegamos a pocos pasos de la cabaña, remontamos hasta 3600m y regresamos volando a los autos, para cerrar con broche de oro. Una aventura fuera de este mundo, nada arriesgada pero muy gratificante y aprobada bajo la normativa de distanciamiento social (antes de que existiera).

El Coronavirus hace que la logística sea difícil, que las competencias sean imposibles y que el futuro sea incierto, pero siguen habiendo retos y algunos de ellos pueden estar más cerca de casa de lo que crees. ¿Extrañas competir? Juega al director de competencia y arma una manga en triángulo con tus amigos la próxima vez que vayas a volar. ¿Has pensado en hacer vivac? ¡Es el momento!

“Divertirse localmente” es mejor para el planeta, para el bolsillo y es más fácil, punto. Podemos seguir retándonos con aventuras impresionantes y seguir agradeciendo todo lo que nos da el deporte, así que salgamos y divirtámonos!

EN LÍNEA

¡Hicimos un video divertido de esta aventura! Velo en vimeo.com/74426637

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