Revista La Ronda - otoño 2015

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Año 8 :: Mayo-Junio de 2015

REVISTA DE DISTRIBUCIÓN GRATUITA DE LA ESCUELA WALDORF CUARTO CRECIENTE Gral. M. Güemes 1747/49 Florida . Jardín: 4791-3904 . Primaria: 4795-6700 y 4797-5140 . www.cuartocreciente.edu.ar



Editorial La revista La Ronda es un emprendimiento de la Comunidad Educativa Cuarto Creciente. Somos un grupo de padres y maestros que conformamos la Comisión de Difusión de nuestra escuela, convocados por un espíritu renovador, de alianza y crecimiento con nuestra comunidad. La comunidad reúne. Emprende. Comprende y confía. Siempre es un desafío construir en comunidad. Pero acaso ¿no es éste desafío una de las tareas que más ennoblece el corazón del hombre? Maestros, padres, niños y nuestros amigos del barrio: vecinos, artesanos, comerciantes, emprendedores, fundaciones. Latimos todos en el ritmo de nuestro acontecer. La Ronda se suma vibrando en este ritmo, tomados de la mano de nuestra escuela. Para sonreír juntos. Para llenarnos de ilusiones y esperanzas. Para crecer y construir entre todos, un futuro posible. Un mundo mejor. En este número los invitamos al camino del Otoño: Lleno de hojas de colores, recorremos la época que marca el paso del caluroso verano, al frío invierno. El otoño nos ofrece algo muy especial. Nos convoca al valor; al coraje; a preparar nuestras fuerzas para atravesar con valentía aquello que debamos transitar. Pero no estamos solos en esta travesía, nos asisten las fuerzas de Micael: quien nos entrega el hierro. La fuerza que nos sirve para no bandearnos a los lados y poder recorrer el camino del medio. Esperamos que disfruten del otoño y de la lectura de nuestra revista. La hemos hecho con ganas, con alegría, y mucho, pero mucho amor.

Índice Época del Valor en Cuarto Creciente . . . . . . . . . . . . . . . .2 La importancia de la Rítmica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .7 La ronda en el Jardín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8 Cuarto Creciente en Sabe la Tierra . . . . . . . . . . . . . . . . .11 Acto por el Día de la Memoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .12 Antroposofía: Miedos en la infancia y la adolescencia . 16 Antroposofía: Las fuerzas de la imitación . . . . . . . . . .24 Mentes Coloridas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .26 Cuentos Nivel Inicial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .32 Cuento Primer Ciclo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .34 Cuentos Segundo Ciclo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .36 Labores Nivel Inicial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .40 Labores Primer Ciclo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .41 Labores Segundo Ciclo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .42 Recetas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .43 Asociación Civil Luna Nueva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .45 Comisiones de Trabajo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .45

Hicimos esta revista: Inés Clément, María Beatriz González y Luciana Vicente. Agradecemos a los maestros que colaboraron con la redacción de notas, a las acuarelas de María Beatriz González, a Andrea Genovés por sus fotografías, a las niñas Catalina Porfiri y Lourdes Márquez por la sección "Mentes Coloridas" y a todos los que de una forma u otra pusieron su granito de arena para realizar esta revista. La tapa es un pizarrón de la escuela sobre acuarela de Violeta Taís Muggeri. Si quiere sumarse a la comisión de difusión, colaborar vendiendo publicidad para esta revista o simplementecomentarnos algo sobre la misma, no dude en comunicarse con: larondarevista@cuartocreciente.edu.ar

Muchas gracias!


ÉPOCA DE MICAEL EN CUARTO CRECIENTE

del Valor en Nuestra Escuela

La Época

Nota basada en nuestra edición de agosto 2012.

Ya sea en el Jardín o en la Escuela Primaria, es una preocupación de todo maestro que abrace esta mirada pedagógica, que los niños hagan su experiencia educativa en consonancia con los ritmos de expansión / contracción, exhalación / inhalación, apertura y recogimiento que marcan la experiencia vital del ser humano, en la búsqueda de una experiencia pedagógica integral, salutífera, que los nutra en toda su complejidad, abarcando su pensar, su sentir y su voluntad. Esta verdadera línea rítmica, este “hilo conductor” de la metodología de la pedagogía, puede seguirse, por ejemplo, a nivel de cada día con sus momentos de expansión y de recogimiento marcados por la clase principal, las clases especiales, los momentos de esparcimiento y socialización, etc. Pero también se puede recorrer este dorado hilo repleto de ritmo y sentido: en el año y su sucesión de estaciones que marcan momentos diferentes de la vida de la naturaleza y, por lo tanto, del niño y del hombre que hacen sus experiencias vitales en ella. Nuestra mirada pedagógica aspira, especialmente, a que el paso por “la escuela” sea, en fin, una experiencia vital completa, una experiencia formativa en el más profundo sentido de la palabra, no reductible ni reducida a un solo aspecto del desarrollo del niño, por importante y “demandado” que este pueda ser. A través de las estaciones, la Tierra y lo hombres viven momentos existenciales distinguibles. Así, por ejemplo, como durante el Verano predominan los sentidos externos, la vida “hacia afuera”, las flores y frutos, la exteriorización, la exhalación o expansión, un movimiento complementario puede verse a partir de la llegada del Otoño. A partir del fin del verano, la Tierra y los hombres que en ella viven (y los niños, claro está), direccionan su atención y energías a las raíces, a los procesos invisibles a la mirada superficial, a aquello que late y teje debajo de la tierra, dentro de hogares cálidos, en lo profundo de nuestra vida anímica. A poco de haber comenzado el año escolar, nos encontramos Tierra y hombres, unidos en esta tendencia a la contracción, a la inhalación y direccionamiento de las energías hacia el interior de nosotros. En nuestro hemisferio, es en esta época en que vivimos la Fiesta del Valor. En consonancia con los ritmos naturales, volcamos nuestra mirada interna a esos espacios que rehúyen miradas su-

perficiales, a fin de encontrar nuestra luz interna, nuestro calor y valor que nos permitan enfrentar los desafíos de ser humanos en esta época del mundo, que nos permitan enfrentar nuestros propios dragones y dar un paso más en el difícil camino de hacernos señores de nosotros mismos para poder entregar, a su tiempo, nuestros mejores frutos a un mundo, un afuera, cada vez más necesitados de gestos que revelen lo bueno, lo bello, lo verdadero. En la mitología judeocristiana una figura arquetípica expresa este llamado a ser valientes en este camino: el Arcángel Micael, asociado con la voluntad y el valor; muchas veces representado por el caballero que, montado en su caballo blanco, vence al poderoso dragón con su espada.

Fiesta del valor en el Jardín de niños “Esperamos los mejores frutos del niño, cuando se enfrente a cada una de las pruebas que con valentía atravesará en este día especial.” La jornada comienza con un breve momento de juego libre hasta que todos los niños hayan llegado al Jardín, luego se les cuenta una pequeña narración sobre el viaje que están apunto de emprender y el gran coraje que deben tener estos caballeros para superar las pruebas y vencer finalmente al dragón que espera en su oscura cueva. En cada prueba, la maestra acompañará a cada niño y tendrá cuidado de no exigirle lo que aun no pueda. Asimismo, tendrá el cuidado de exigir al niño que sí puede e incentivarlo a pasar la prueba; pues de eso se trata el Valor.

La prueba del agua

En medio de las montañas habrá que cruzar un puente elevado sobre un revoltoso riachuelo e imponentes lagos a los costados.


ÉPOCA DE MICAEL EN CUARTO CRECIENTE

La prueba del túnel

Al descender, habrá que arrastrarse, como gusanos, para poder atravesarpor un túnel muy bajo.

La prueba de las montañas

Caminar sobre el filo de tres montañas, con mucho cuidado de no caer...

La prueba del abismo

Cruzar paso a paso con mucho equilibrio a través de una cuerda tendida en el abismo. La prueba de trepar Escalar una montaña hasta llegar a la cima para poder tocar la campana, mientras se divisa a lo lejos la gran cueva del dragón. La prueba del fuego A lo lejos, la cueva los espera; para poder llegar habrá que atravesar el camino del fuego con grandes llamas que arden a ambos lados. La cueva del dragón Al fin en la puerta de la cueva, es su oportunidad de salvar las cosaechas que el dragón está destruyendo con el fuego que sale de su boca. Con una espada de luz que es entregada por los maestros en la puerta de la cueva, cada niño entra y vence al dragón. Coronación Al salir, cada niño recibe su corona como regalo por el coraje del día. Se los nombra príncipes y princesas. Banquete Después de la coronación los niños vuelven a la sala para disfrutar de un merecido banquete. Se realiza la ronda de la época y se lavan las manos. En el banquete disfrutan los frutos secos que cada niño trajo para compartir y algunos manjares preparados en la sala el día anterior. Luego y como final del día, ven el cuento “Una Historia de Micael” representado en un teatro de mesa. Se los despide felicitando a cada uno por su gran valor.

YO DE GRANDE, YO DE GRANDE SERÉ GRANDE COMO EL MUNDO, SERÉ UN CABALLERO Y UN HÉROE TAMBIÉN. SERÉ FUERTE, SERÉ FUERTE, TAN FUERTE, COMO UN TORO Y VENCERÉ EN EL BOSQUE AL TEMIBLE DRAGÓN Y LA TIERRA Y LA NOCHE Y LAS ESTRELLAS SON MÍAS Y TAMBIÉN PARA EL HÉROE LA CORONA DEL SOL


EPOCA DE MICAEL EN CUARTO CRECIENTE

Fiesta del Valor en el Primer Ciclo de Primaria En la fiesta los chicos se enfrentan, desde un principio y a cada paso, con un nuevo desafío, siempre desbordante de significado a través de imágenes de contenido arquetípico. Para los más pequeños, la aventura fue vivir, una vez más la tan querida ronda de la valentía, sólo que ahora recreada en una puesta en escena que abarcaba gran parte de la escuela.

La sucesión de imágenes vueltas desafíos escenificados, inicia con el niño entrando con altanería al bosque oscuro. Pero pronto, entre los obstáculos, se siente perdido en medio de un tenebroso pantano. Claro: luego encuentra la iluminación a través de un rayito de luz. Entonces, sus ojos y oídos van corriendo las pesadas cortinas del temor, permitiéndole oír el canto de los pájaros. Sólo así puede encontrar a aquél enérgico animal que únicamente nos sirve si podemos señorearlo con firme presencia y marcado coraje, lejos tanto de la altanería como del paralizante temor. En el camino, al galope, da con un trovador que lo desafía a detenerse y a escuchar con atención. Le señala entonces el camino hacia la ciudad, donde habita la princesa capturada por el dragón. Los chicos le entregan un tesoro del camino al trovador, superando la inspira-

ción adversa de un gnomo hechizado que obraba en ellos para que lo conservaran para sí mismos. Pero para lograr rescatar a la princesa es necesaria, también, la empatía con el acontecimiento ¡La princesa había sido capturada! Con el sentimiento de este peso, de esta tristeza, atraviesan la ciudad y todo lo que ella ofrece a los sentidos y, finalmente, logran llegar al templo. Allí es donde el sabio les entrega su espada y les recuerda las palabras con las que únicamente ellos pueden vencer al dragón. Finalmente, los niños se enfrentan a la última prueba, que consiste en cruzar al otro lado de un túnel oscuro y profundo, en cuyo fondo se encuentra el obstáculo más difícil, la prueba más escalofriante: el dragón. El temible adversario en su cueva, con su fuerte respiración de trueno intenta, amenazante, inspirarles el temor para les impida seguir adelante. Pero entonces… ¿cómo lograrlo? ¡Es tan difícil superar esta prueba! En verdad, ningún ser humano podría lograrlo si se recluye en sí mismo ¿En qué consiste esa sensación del “solo no puedo”? ¿Qué nos trae como posibilidad? ¿Qué camino quiere mostrarnos? ¿Qué vino a enseñarnos? ¿Quién se yergue a nuestro lado con luminosa presencia para ayudarnos, en las experiencias más desoladoras, a superar el miedo u otros adversarios como el odio o la incertidumbre? ¿Qué es aquello que aparece cuando sentimos que hemos llegado al límite de nuestras humanas fuerzas? Cada uno puede llevarse estas reflexiones a modo, también, de otro tesoro hallado en el camino. Pero los chicos superarán esta última prueba y al final del recorrido (que les ha traído una renovada conciencia de sí mismos) un merecido banquete los aguardará: la abundancia del valor triunfando sobre la oscuridad.


EPOCA DE MICAEL EN CUARTO CRECIENTE

Fiesta del Valor en el

Segundo Ciclo de Primaria

Para los más grandes el desafío es distinto, se lespresentanpruebasque deberán superar en grupo; y no enfrentan ya al dragón en su cueva, porque los chicos más grandes están más cerca de entender que, en verdad, lo están enfrentando en cada prueba que atraviesan. La prueba de equilibrio es siempre, para ellos, más exigente: necesitan estar bien centrados, porque en el caso de ir hacia los extremos corren el riesgo de caer al pantano. El camino del justo medio, el más difícil, será la solución. Luego atraviesan la prueba de los sentidos, en la cual degustan y huelen una gran variedad de alimentos y condimentos. Para continuar, podrán trepar esquivando telarañas, corriendo el peligro de hacer sonar los cascabeles de las redes. De aparecer la araña gigante y picar a algún integrante del grupo, se necesitaría buscar el antídoto, de sabor bastante amargo. Otra posible prueba es la de atravesar un puente colgante en movimiento, realizar saltos y animarse a subir a la tirolesa desde la altura, para luego entregarse a la caída y bajar hacia el otro lado del patio. Una vez superada esta prueba, el equipo debe entrar al laberinto y llegar al templo. Para estar listos se necesita hacer mucho silencio. Dentro, el laberinto es oscuro; sólo una luz se adivina al final. El grupo debe llegar hasta el templo y tomar nota del mensaje que allí se encuentra escrito. Para salir deben atravesar un túnel asfixiante, habiendo tomado nota del mensaje para descifrarlo luego.

A continuación, un camino de números los desafía a tomar el camino correcto o, si fallan, volver a empezar. Para esto, necesitan estar en condiciones de poner en juego sus conocimientos matemáticos y ¡un buen trabajo en equipo! Finalmente, el equipo se reúne a descifrar el mensaje del laberinto que reza así: “En el silencio vive la fuerza” Los grupos que terminan las pruebas reciben su cuadernillo de la Fiesta y comienzan a completarlo. También reciben, claro, el merecido banquete por haber logrado vencer “sus dragones”.

Para los más grandes, enfrentar al dragón significa poner aún más capacidades en juego: luz en el pensar, paz en el sentir y rectitud en el obrar. A modo de cierre, se reúnen los tres grados del ciclo superior y cuada uno muestra lo que preparó para la ocasión: batalla con espada y escudo, euritmia, manejo de bastones con poesía, danzas, música, etc.


LA VIDA EN LA ESCUELA

La importancia de la

rítmica

Los chicos llegan a la escuela temprano, y desde el primer momento tienen tiempo para el encuentro y la conversación. Comparten con compañeros y docentes aquello que les sucedió el fin de semana, o en el viaje a la escuela, o los juegos que hacen en casa, lo que aprenden fuera de la escuela, algunas veces traen un libro para mostrar o algún objeto que despertó su interés, mientras que otros niños comienzan ya a jugar hasta que llega el momento en que los maestros llaman para hacer la fila. Para entrar al aula el docente saluda uno por uno a los chicos. Una vez adentro es el momento de reunirse, de aunar fuerza, de mirarse unos a otros, y así poner en marcha la voluntad del grupo.

Comienza entonces la clase con un verso matinal elegido por el maestro al que éste puede agregarle gestos que permiten un mayor acceso a los niños; los niños ven lo que escuchan. A su vez, al recitar el verso cada mañana, los chicos guiados por el docente, aprenden a respirar, aproximándose cada día a mejorar la entonación, la métrica, el volumen, el intercambio entre la palabra y el silencio, y la musicalidad del texto. Luego el maestro, de acuerdo a los propósitos de la época que esté traba-

jando, comienza a generar un clima, un escenario generado muchas veces con poemas, versos, rimas, adivinanzas, canciones, que recrea con movimientos, ritmos y gestos de acuerdo a los contenidos que se estén profundizando. De esta manera expresamos con más recursos aquello que sería limitado sólo en lo verbal. Si por ejemplo el grupo está profundizando en las matemáticas, en la parte rítmica el docente incluye las tablas de multiplicar, enriquecida por imágenes, ritmos y desafíos motores que apuntan a desarrollar la emotividad y la voluntad junto al intelecto. Si el grupo está profundizando en un tema específico de la gramática, el docente recopilará y recreará, o bien inventará un poema con los gestos, ritmos y desafíos motores necesarios para por ejemplo presentar las preposiciones. En otro caso, con musicalidad y juegos rítmicos de manos y pies, podrá enriquecer la ejercitación por ejemplo, de la conjugación de verbos. Este espacio que los docentes favorecen, lo concebimos como una plataforma, una propuesta en la cual los chicos se desenvolverán, pero por sobre todo, en la que también pondrán de manifiesto elementos de su subjetividad, mostrando dificultades, progresos y aportes; todos elementos para la evaluación del educador. A su vez, en cada época, comienza un nuevo proceso en el que los niños avanzarán afrontando desafíos e incorporando nuevos conocimientos de una manera más viva. La parte rítmica cobra una dimen-


sión nueva con cada docente, con cada grupo de niños, que responden cada día, de maneras diversas, incluso frente a un mismo poema. El grupo de niños dialoga así con la propuesta del docente, y éste observa, evalúa y reformula su propuesta, de manera que siempre hay un ingrediente nuevo, un nuevo desafío, que surge de acuerdo al cómo se desenvuelven los niños. A su vez el docente dentro de la parte rítmica puede favorecer la práctica continua en la ejecución de un instrumento musical. Un instrumento de viento como la flauta, no solo beneficia la oxigenación y el correcto intercambio del aire en el sentido de la respiración, sino que también requiere la motricidad de los niños, y los desafía a dominar su postura y sus movimientos hasta en los dedos de las manos. A su vez, las canciones que el maestro presenta, en un trabajo conjunto con el profesor de música, tienen también un sentido emotivo e intelectual para el estudiante, ya que se relacionan con los contenidos que se estén profundizando en la época. Al recitar juntos un poema, o al cantar una canción, también se comparte entre todos una misma actividad, al mismo tiempo. Es este además un trabajo de importancia social, porque los niños “hacen juntos, recitan juntos y cantan juntos”. Como dice una de las canciones que los chicos entonan: “No existe oscuridad, cuando hay alguien con quien cantar” Así dejamos ver que todos los contenidos incluso aquellos que requie-

ren un fuerte esfuerzo de intelectualización, son acompañados en la parte rítmica por imágenes, poemas, versos y canciones creadas, o recopiladas por el docente para lograr significancia, y favorecer que más niños accedan al contenido. Y como vemos, el docente a su vez asume el desafío de crear gestos y movimientos para que ese contenido llegue a atravesar a los niños por medio de la voluntad activa, involucrándolos hasta las manos y los pies. Los niños, si es la propuesta del docente, se encuentran en una ronda, imitan, saltan, se agachan, reproducen ritmos, cantan, bailan, tocan instrumentos y participan así de una espacio que desde la primera hora de la mañana es artístico y que busca educar al ser humano más allá del unilateral desarrollo de la inteligencia, uniendo los contenidos curriculares a la vivencia, la emotividad y el hacer.

Así, educamos no sólo en lo necesario para la vida física e intelectual, sino también en lo que las exigencias de nuestro tiempo nos piden; educamos el sentimiento, la voluntad y el aspecto anímico/espiritual, a través del arte, brindando un espacio para que rítmicamente se plantee a los niños la posibilidad de un

ordenamiento, en donde hallarán las posibilidades de desarrollar sus propias fuerzas; físicas y anímico/espirituales. A lo largo de los años de la primaria la parte rítmica lógicamente sufre una metamorfosis que acompaña la del grupo. El educador conoce esta metamorfosis y la observa cada año y cada día. Este es el elemento que el docente digamos “lee”, y con el que enriquece y modifica su propuesta, planteando así, por ejemplo un trabajo en ronda, en filas, por equipos, o parejas, de acuerdo a lo que el docente lea que los chicos ponen de manifiesto y considere necesitan. A su vez, el rol que el docente ocupa en la parte rítmica también se metamorfosea con los años, ya que los chicos asumen crecientemente mayor protagonismo en la creación y el desenvolvimiento cada vez más autónomo en este espacio. Es a raíz de estos fundamentos que los maestros no sólo conocemos, sino que vivimos junto a los chicos la importancia de la parte rítmica. Martín Ferguson y Emilio Baratti Maestros de la Escuela Cuarto Creciente.


PEDAGOGÍA

La ronda en el jardín de niños

Cuarto Creciente

La ronda es la primera actividad que se lleva adelante en el ritmo diario de nuestro jardín. Ya sea en el turno mañana o turno tarde. Es el momento del saludo. Es muy importante, ya que en esta rítmica las maestras plasman a través de canciones, narraciones, rimas, juegos, los contenidos de la época que se están trabajando en la sala. Los niños vivencian los mismos a través del movimiento. La ronda como lo dice la palabra es un movimiento circular en sentido de las agujas del reloj porque en este sentido calma, tranquiliza y genera calor. En el sentido contrario a las agujas del reloj moviliza. Antiguamente las rondas o juegos eran algo natural en los niños, esto se vio limitado por la mecanización de los juguetes.

Al niño, al ser un imitador nato, ésta mecanización afecta profundamente sin poder evitarse. Por eso el educador debe trabajar de manera que el escolar pueda imitar movimientos que por su origen puedan arrancar las fuerzas formativas del lenguaje y de la música, para contrarrestar estos movimientos mecanizados. Este trabajo ayuda al niño a desplegar nuevamente su imaginación en el movimiento animado manteniendo un ritmo plasmado en nuestras épocas (de tres a cuatro semanas). El niño de jardín está concentrado en la construcción de su cuerpo físico. Debemos trabajar a través

de la imitación rítmicamente, hábitos que le permitirán al niño entrar en la vida ensoñadamente. Todo aprendizaje inducido (explicaciones, recapitulaciones) desde fuera despojará al niño de la calma y energía que necesita para la construcción del cuerpo como vehículo físico del desenvolvimiento anímico – espiritual y lo llevará a construcciones intelectuales, que enfrían su vida anímica. Para preparar una ronda hay que tener en cuenta los gestos, la imitación, las polaridades, canciones con las que el docente se relacione bien. Se deben acompañar estas canciones con entusiasmo y los gestos tienen que ser correctos (saltar como un sapo y no como algo parecido). Es importante observar cómo desarrolla el movimiento cada animal, ej. La mariposa, los pájaros. Los ges-


tos que elegimos deben estar domi-

lo narrado y lo cantado.

gitud: ancho – angosto y de matices:

nados por el docente. No es conve-

La ronda, es una de las activida-

claro – oscuro. A través de los mis-

niente poner muchos movimientos

des principales del día y en el 1º

mos generamos estímulos en la mo-

porque se agobia al niño. Se le da

septenio el ritmo es para el niño

tricidad gruesa y fina. Las nociones

importancia al lenguaje, tono de

uno de los ejes que colabora con su

de lateralidad y espacialidad, que

voz, ritmo, modulación. El canto. En

comprensión del mundo. Este rit-

son las bases que estructuran lo que

cuanto a la música hay que elegir

mo lo acompañamos desde lo más

el niño necesitará para su ingreso a

canciones frescas, sueltas y ligeras

grande a lo más pequeño, desde el

la escuela primaria.

para que no pierda la alegría. Cada

paso por las estaciones en el año al

Una ronda suele tener una aper-

niño logra su propia forma. Cuanto

ritmo mensual, al ritmo semanal y

tura, un cierre y para que sea un

más grande es el niño más grande

más pequeño el ritmo del día.

mundo conocido para el niño, una

son sus movimientos, específicos y dominados. El más pequeño en ocasiones acompaña con el sentido de la vista. Los niños a través del movimiento comprenden procesos y puede llevarlos al juego. Juegan a

El ritmo diario lo vemos como una respiración que requiere momentos de concentración (inspirar) y expansión (exhalar).

que son viento, hojas. Hay que ob-

estructura, que se repite. Por ej. Siempre empezamos con una misma canción y siempre cerramos con otra misma canción. Ximena I. Correa y Lorena SchierlohMaestras del Jardín

servar que sucede con la tierra en

Tiene que ser rica en gama de

otoño por ej. Hay que observar la

narración, de movimientos: pies –

naturaleza. La lluvia, relámpagos,

manos, de ritmos: rápido – lento, en

diferentes oficios del hombre. Usar

cuanto al tono de voz: alta – baja, de

versos con mucha acción. Combinar

tamaño: grande – pequeño, de lon-



Campaña

la

x

CASA PROPIA en Sabe la Tierra - Florida

Desde la Asociación Civil Luna Nueva, asociación de padres y maestros que enmarca legal y administrativamente el accionar de la Escuela Waldorf Cuarto Creciente, se decidió durante el año 2014 comprar el edificio donde funciona nuestra Escuela Primaria desde hace ya muchos años. En esta casa, antigua fábrica situada en la calle Güemes 1747, Florida, vive nuestra historia; aquí nació nuestra escuela primaria, germinada en la luminosa semilla de nuestro jardín de niños. Esta fábrica, que juntos fuimos transformando en escuela; con cada jornada de encuentros, en cada acto en el patio, bajo la acogedora sombra de la morera. Este sueño que mano con mano fuimos plasmando y haciendo crecer, hasta lograr que fuera reconocida y llamada “escuela”. Bajo sus techos hemos visto crecer tantos niños, han pasado tantas familias, tantas cosas, tanta vida. Esta, nuestra casa, que hasta hoy alquilamos para habitar, nos lleva al umbral de hacerla verdaderamente nuestra. Nos lleva a dar un paso como comunidad. Ir por la casa propia es un gran desafío, y como cualquier otro desafío, debe anidar en el corazón para encontrar su fuerza de concreción. Esa fuerza está en la reunión, porque muchos haciendo un poco, hacemos mucho. Como símbolo de esta iniciativa surgió la idea de vender “ladrillitos” que representan cada uno una parte de nuestra Escuela, para construir con ellos los cimientos de nuestro sueño. En la Feria de Productos orgánicos Sabe la Tierra - Florida, nos han brindado un espacio para dar a conocer nuestro proyecto, que agradecemos de corazón. Desde diciembre de 2014 tenemos un Stand atendido por padres y madres de la Escuela. Esto nos permite tener una llegada directa a los vecinos de Vte López. Dar a conocer nuestra Escuela, promoviendo los principios y valores de la Pedagogía Waldorf, que guían nuestra Institución. Participar en Sabe la Tierra nos permite difundir el proyecto “x la casa propia” y las distintas maneras de colaborar con el mismo. En el puesto podrán obtener su “ladrillito” sumando de esta manera $50 a nuestra campaña. Estamos todos los sábados de 10 a 17 hs, en Av San Martín y la vía, a 100 mts de la Estación Florida del Tren Mitre. Podés Seguir la campaña a través del fb: Escuela Cuarto Creciente x la Casa Propia y sumar a tus contactos. Los invitamos a que nos acompañen a hacer realidad el sueño de esta comunidad de padres y maestros.

¡Muchas Gracias! Asociación Civil Luna Nueva Escuela Waldorf Cuarto Creciente


ACTO CONMEMORATIVO EN C.CRECIENTE

DÍA DE LA MEMORIA, LA VERDAD Y LA JUSTICIA. Soltamos las palabras

“Siempre hay que entretejer lo uno con lo otro; en ello consiste la vida.”

(R. Steiner, El estudio del Hombre)

La memoria es un entramado complejo. Recordar, según Rudolf Steiner, es volver a pasar por el corazón; algo muy diferente al mero hecho de repetir conceptos y definiciones literales de los hechos. Recordar es recuperar, a través del puente que nos da la capacidad de relacionar, un tejido de conceptos que dan forma al recuerdo, a la memoria. El estudio de la Historia abordado desde la intención de comprender los procesos que han dado forma a nuestro presente, el ejercicio de la memoria colectiva, nos permiten la capacidad de decidir, comprendiendo que toda acción tiene su correspondiente consecuencia colectiva. ¿Qué es recordar? ¿Cómo se debe recordar? Convertirse en un ciudadano activo dentro de la comunidad es una tarea que solemos realizar de manera inconsciente. Somos parte de variados entramados sociales, pero no nos comprendemos como actores en su total dimensión. Tomamos decisiones diariamente sin demasiada conciencia del impacto que tienen en nuestras redes. El diario vivir y su demanda de velocidad no nos permiten el buen ejercicio de la memoria. El impulso anula el ejercicio voluntarioso del recuerdo. Teniendo en cuenta todo lo expresado, ¿cómo sería ejercitar la memoria, en este caso, colectiva? ¿Cómo es recordar un día, un suceso, un hecho histórico, del que no hemos

sido parte, pero que forma parte de nuestra Historia? Buscando un recuerdo para recordar: La palabra prohibida. Rudolf Steiner habla del espíritu de la lengua, de la fuerza que anida en la palabra cuando la palabra dice, cuando es verdadera, cuando estamos presentes en ella. Verbo. La palabra es creadora de realidad. ¿Qué sucede cuando un estado prohíbe la palabra? ¿Tiene alguien derecho a prohibirnos la palabra? Para averiguarlo, para comprender de qué hablamos cuando hablamos de suspensión de las garantías constitucionales de un Estado, nos fuimos a hurgar entre las palabras de tres cuentos para niños que la última dictadura militar prohibió. El maestro Martín trajo dos jaulas como imagen, y poniendo el cuerpo para aprender, nos pusimos en los zapatos de quien por aquellos días decidía qué cosas podían decirse por escrito y qué cosas no. Durante una semana anduvimos por los cuentos “El pueblo que no quería ser gris”, de Beatriz Doumerc, “La Ultrabomba”, de Mario Lodi y “La planta de Bartolo” de Laura Devetach, secuestrando palabras peligrosas, enjaulando palabras sospechosas. Persiguiendo palabras, llegamos hasta las canciones, y vimos que cuando ya no alcanzó con prohibir las palabras escritas, empezaron a prohibir las voces. Porque el miedo


no tiene límite cuando se desata, y todo se vuelve sombrío, sospechoso, peligroso y oscuro para quien siembra esa semilla y ve al mundo desde esa mirada. ¿Y ahora, qué? Luego de casi quedar mudos, de tantas palabras prohibidas, en 6º llegamos a la conclusión que lo peligrosísimo de la palabra es que con ellas se pueden construir puentes. Puentes que nos comuniquen con los otros. Redes.

Y las redes son mucho más difíciles de romper que las hebras solitarias...

Entonces elegimos las mejores palabras para atravesar abismos, piedras, ríos, cocodrilos, desiertos, y llegar hasta los otros. El día de la conmemoración colectiva del Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, en el patio de la escuela, junto a las familias, hicimos una suelta de palabras. Los niños y niñas de 5º y 6º grado leyeron en voz alta, pronunciaron todas las palabras. Y abriendo las jaulas, soltaron como palomas las palabras prohibidas, que los papás pegaron por todas las paredes de la escuela. Porque acallar las voces es matar una parte de la verdad. La

verdad tiene múltiples voces que la construyen, y se confronta con acciones para remediarla, jamás silenciando el poder de las palabras. El revolucionario acto de recordar. Qué es recordar Para qué recordar, cómo recordar, de qué manera. La memoria – la memoria RAM Los pueblos y la memoria – la historia El trabajo con quinto y sexto.

Llenen mi boca de arena si quieren callar mi voz. De nada sirve la pena. La flecha vuela en el aire para llenarse de sol. Han de romper mi guitarra para que no cante yo, yo no me aflijo por eso. La flecha vuela a en el aire para llenarse de sol. Sin amor, rodeado, de olvido, solitario el corazón, yo no he de bajar los brazos. La flecha vuela en el aire para llenarse de sol. Si me quitaran los ojos, lo mismo he de verlo yo con los ojos de mi hermano, donde la flecha cayó después de volar volando para llenarse de sol Atahualpa Yupanqui.




ANTROPOSOFÍA

Los MIEDOS en la

infancia y la adolescencia Fuente: Thomas Fuchs –Georg Soldner

La expresión “ANGST” (miedo en alemán) etimológicamente se remonta al angere latín = comprimir, angustus = angosto, estrecho. El temeroso siente estrechez. ¿Por qué? ¿Dónde? ¿De qué manera experimenta la estrechez? En la edad infantil los miedos son muy frecuentes, dado que el niño constantemente tiene que expandir el horizonte de sus experiencias, con lo cual a menudo está expuesto a lo ajeno, lo temible.

El miedo es un hecho anímico, una “experiencia fundamental” por todos conocida, cuya cualidad anímica alumbra mediante la introspección. Así y todo no existe el miedo que no se exprese simultáneamente con una alteración del sistema rítmico: la respiración, el comportamiento del pulso y la presión sanguínea: de las eliminaciones, por ejemplo en diarrea, sudor, necesidad de orinar. El miedo modifica la vigilancia: su expresión puede ser: estar alerta, trastorno del sueño, cansancio y trastornos de la concentración. El miedo es una cuestión psicosomática. A menudo es percibido a modo de una estrechez en el cuerpo, como un sentirse arrojado sobre la estrechez del cuerpo.

Lo anímico se atasca en el cuerpo. Allí tiene lugar el encuentro entre la vivencia del miedo con la vivencia del dolor.

Los niños temerosos a menudo sienten dolor, sin que para ello somáticamente pueda ser hallado un desencadenante. El miedo acrecienta la vivencia del dolor. Siempre pueden ser hallados, dos momentos determinantes del miedo: la estrechez, a modo de estancamiento de lo anímico en el cuerpo propio (¡el miedo se percibe en el propio cuerpo!) y por el toro lado, el desamparo en el mundo a causa de la pérdida de la familiaridad portante, mediante la ampliación del horizonte propio de las experiencias. Las “formas básicas del miedo” en la edad infantil muestran que en el hombre el miedo adquiere un carácter más fundamental que en el animal. El animal crece internándose a su círculo de vida, el cual se torna cada vez más conocido para él, en medida cada vez mayor se asemeja a sus padres, y así será. El hombre empero, activamente se aleja de su círculo de vida original. La evolución humana está instalada de manera tal que cuestionar la inserción al acontecer natural (en el cual el animal vive anímicamente), así como a los propios padres y consanguíneos, implica la dinámica decisiva en el desarrollo de la conciencia, del horizonte espiritual, del pensamiento propio. Lo cual conduce a la real individualización del ser humano; la facultad de pensar de diferente manera, de decidir y de actuar de modo diferente que sus antepasados y congéneres. Romper viejos puentes hacia el mundo y emprender nuevos caminos. De esta manera el mismo yo del hombre atrae la vivencia anímica del miedo. Todo niño muestra


ANTROPOSOFÍA

este acontecer en su evolución. De esta manera se presenta “el miedo de los ocho meses”: el “extrañamiento”, cuando el niño con la apropiación de los dientes comienza a desprenderse de la simbiosis del lactante. En esa época, por vez primera, se evidencia anímicamente la propia corporeidad (esquema corporal), delimitado de la madre: se genera el “espacio físico”, en el cuál se aloja la angostura. Simultáneamente se genera la diferenciación frente al mundo. La individualidad de los padres - familiar al niño - es diferenciada de otras personas “ajenas”, que en su movimiento anímico-físico, no guardan correspondencia directa con el niño. La conciencia, el sentido con respecto a la existencia de la individualidad del yo despierta a partir de esta vivencia de contraste. A medida que el niño va tomando mayor conocimiento de la individualidad ajena, puede establecer correspondencia con la misma, anímica y físicamente, va desapareciendo el miedo. Del yo también parte el impulso de la erección del propio cuerpo, desde la postura horizontal-cuadrúpeda, a la lábil vertical humana. Este proceso ubica al niño en una posición que genera miedo. Miedo de caer, miedo de soltar la mano materna y realizar los primero pasos independientes. Al introducirse el niño al miedo, al poder articular su vertical en el espacio, al alcanzar un nuevo equilibrio desaparece su miedo. Frente a este trasfondo se torna más comprensible su miedo frente a la oscuridad: frente al sentirse solo del niño pequeño (miedo de la separación): un importante paso evolutivo es aprender a vivir separado de la envoltura amparadora directa de la vivencia del contacto con el cuerpo materno en el mundo, Tocarse y tranquilizarse a sí mismo, aprender a confiar. La separación de mayor profundidad es el conciliar el sueño. Todo miedo de separación puede conducir al trastorno del poder dormirse. Con el abandono del amparo hogareño y

el despertar de la conciencia, el niño toma conciencia del entorno, de la naturaleza.

Este despertar con respecto a un medio circundante de mayor amplitud, nuevamente está relacionado con la vivencia de lo inquietante, intranquilizante: miedo referido al mundo circundante. El acceso a una nueva comunidad ya no familiar (Jardín de infantes/ Escuela) está relacionado con miedos de socialización. En el segundo septenio, esenciales fuentes del miedo aun son los compañeros desconocidos de la misma edad (compañeros en el aula, en la calle) y las autoridades (por ejemplo maestros). En lo anímico y en lo físico el niño tiene que conquistar su lugar, su rol, tomar conocimiento del mundo circundante. Él mismo, de modo creciente, se convierte en el horizonte social determinante, una evolución que abarca a todo el segundo septenio. A la edad de aproximadamente nueve años en la mitad de la infancia aparece la vivencia de un límite, consciente tan solo a modo de un sueño que ahora se traspone. Y cuyo paso empero, constituye la pérdida irreversible de un mundo ya conocido.

Al transponer interiormente al “Rubicón”, el rio-limite de este mundo por vez primera lleva a cabo la profunda experiencia de la soledad en la comunidad.


ANTROPOSOFÍA

Se experimenta irreversiblemente diferente en lo anímico, pero asimismo, diferente en relación a los demás. En lo subconsciente este hecho está acompañado por una nueva intervención, más profunda: la de la individualidad en lo corporal, que llega hasta el ámbito volitivo del metabolismo y de los miembros. Para el hombre esto se evidencia en una reducción máxima de la aceleración del crecimiento: aumenta el nivel de azúcar en la sangre y el contenido de hemoglobina en la sangre y la polarización sexual comienza a desarrollarse físicamente. El niño amplía hacia adentro la toma de posesión de su propio cuerpo. De un modo profundizado, le imprime su ser-propio, desprendiéndose también en ese sentido de los padres. De las fuerzas que originalmente aportó la herencia. Alrededor del 9º año de vida, anímicamente aparece por vez primera una conciencia de la muerte, del límite temporario del cuerpo: “los miedos reales”, con respecto a la enfermedad y muerte por un lado, por el otro frente a guerras, hambrunas y catástrofes ambientales.

Con la pubertad aparece el miedo de maduración. El joven pierde su morada corporal-infantil, desarrolla en medida muy diversa miedos referidos a lo esquemático corporal. El omnipresente perfeccionismo de las sociedades occidentales de al-

canzar un máximo rendimiento agudiza estos temores: aumentan las operaciones cosméticas, trastornos alimentarios y depresiones. La saludable auto-identificación con la corporeidad propia, es un desafío para todos los púberes de esta época. Si el adolescente logra establecer y profundizar vínculos: para con la corporeidad nueva, cambiada y los impulsos y las necesidades relacionados con ella. Vínculos hacia los jóvenes de la misma edad, del mismo sexo, con lo cuales puede ser formado un espacio donde impere la confianza, para aprender a elaborar las respectivas vivencias compartidas y también los miedos. Para poder establecer finalmente una relación hacia los jóvenes del otro sexo. Tendrá lugar un desconocido “sentirse –ajeno” y una ausencia de familiaridad y a su vez, el impulso elemental de superar estos sentimientos, física y anímicamente, para entrar en una relación de correspondencia nueva, hasta entonces desconocida. El miedo que con todo esto se vincula puede ser superado a través del “ARTE DE AMAR”. Mediante una facultad de nueva adquisición: física, anímica y espiritual. La no-superación de este miedo puede tener como consecuencia desarrollos erróneos perdurables, neuróticos (en el sentido de un miedo persistente, basado sobre la incapacidad de establecer puentes hacia otro ser). Con la juventud, la separación existencial del hogar paterno, a los 18-19 años, se toma conciencia de la posibilidad y la misión de una configuración individual propia del futuro. Aparece el miedo existencial. La vivencia experimentada a los 9 años -sumida en sensación de sueño-, ahora se apodera del joven con toda su envergadura: miedo al fracaso en la vida y en las relaciones sociales, miedo frente

a la enfermedad y la muerte. Miedo frente al rechazo y el sentirse aislado dentro de la propia corporeidad, que se torna insoportable. ¿Qué proceso empero, supera al miedo?: el reconocer al otro. El reconocimiento que a lo otro, lo ajeno, desconocido, le otorga un nombre: aquí se encuentra el primer paso. Positivamente el miedo podrá ser dominado recién cuando se logra entrar en una correspondencia anímica-corporal. Una comprensión del otro, o bien pasar en principio por una situación temible y dominarla (el elemento arquetípico del desarrollo cultural humano: la prueba del valor). Tal como por ejemplo en la flauta mágica, lo realizan Pomina y Tamino. El psiquiatra para niños y jóvenes, Matthias Wildermuth, califica esta disolución del desarrollo del miedo del niño y del joven, que se corresponde con la vivencia de Tamino en el mundo de Sarastro, con las siguientes palabras auxiliadoras: “La última escala donde el miedo realmente se convierte en una de las ayudas magnánimas, sería entonces la reverencia, el profundo respeto. Vale decir: vivenciar aquello que debo hacer interiormente no tan solo como una tarea, sino vivenciar en lo más intimo de mi yo, que en el mundo exterior, en aquello que se encuentra fuera de mí existe algo grandioso a lo cual sólo puedo aproximarme con humildad.

Donde se torna posible esta humildad, esa reverencia: desciende el miedo. El respeto frente al “otro”, adquiere el carácter de un reconocimiento de su individualidad espiritual”.



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ANTROPOSOFÍA

La Imitación en el Primer

Septenio

A través de la capacidad imitativa, “todo el cuerpo del niño se adapta a cada finura de aquello que se percibe y participa”.

Ejecuta de manera inteligente lo sensorialmente vivenciado. Así, todo movimiento del nuevo aprendizaje, cada nueva destreza, se fija a modo de memoria corporal. Esta memoria corporal, también es señalada como recuerdo muy especial, dado que mediante todo aquello que por la imitación se incorpora en el niño, genera un fino hábito interior, y aquello que de allí emana al cabo del cambio dentario, se convierte en un hábito anímico, que luego es memoria. Aquí podemos formularnos la pregunta: ¿Por qué se le requiere un esfuerzo tan enorme al niño pequeño? ¿Por qué los niños no pueden llegar al mundo caminando, hablando y pensando? Al nacer físicamente, el niño trae consigo a la tierra su destino, en su cuerpo actúa su “yo”, aun de manera inconsciente. A su vez, este “yo” también inconscientemente, construye su correspondiente casa, la cual más adelante puede ocupar. En los siete primeros años tenemos un cuerpo que nos entregan la naturaleza exterior y los padres. Es un modelo. Frente a ese cuerpo, con nuestro alma nos hallamos como el artista frente a un modelo, al que tiene que imitar… el cuerpo creado por nosotros mismos, lo tenemos recién al cabo de siete años.

A su llegada a la tierra, el niño se encuentra con la

libertad de configurar, con la ayuda de otras personas su cuerpo, de manera tal como lo necesita. Quiere hacer él mismo.

El niño es un ser volitivo, A más tardar la voluntad se ha apoderado del cuerpo con la erección. No se trata empero de una voluntad consciente, guiada por la razón, a lo sumo podemos hablar de una forma primitiva de la voluntad. A esa edad aun vive plenamente en la acción y el niño aprende principalmente a través de actividades, a través de la imitación reiterada de un ejemplo activo. El niño percibe junto al adulto todas las formas del movimiento, así como también el paso erguido se aprenden por imitación, no existe una capacidad innata al respecto. Cada uno de estos procesos, es a su vez un proceso volitivo, que requiere el esfuerzo del niño.

En su alma vive un indomable impulso de revivenciar interiormente aquello que afuera está viendo con referencia a ademanes. De esta manera se produce una conexión interior con aquello que está percibiendo. Esa percepción profunda conduce a la imitación, que a su vez en cada niño tiene un carácter diferente. Con la ayuda de la voluntad infantil, se imita aquello que acontece en su entorno. Para que empero en el niño se despierte la curiosidad, es necesaria la


presencia de algo o alguien, un entorno viviente en movimiento. El significado, la importancia del gesto, del ademán, para el niño No tenemos que tomar en consideración la curiosidad, sino algo diferente: que el niño de manera natural se fusiona con usted mismo, que usted vive dentro del niño. El niño pequeño aun es un saco, un “Plumpsack”, que no tiene curiosidad, sobre el cual tenemos que ejercer impresión por el hecho de aquello que somos nosotros mismos. Esto cobra validez sobre todo para los dos y medio primeros años, con anterioridad al despertar de la conciencia del yo. En ese espacio, el desarrollo del niño tiene lugar sobre todo mediante los gestos que le sirven de ejemplo.

El niño llega a este mundo con una confianza primordial y aguarda justificadamente que sus personas de referencia se encuentren a disposición a modo de ejemplo. Mediante estos ejemplos, aprende a posesionarse de su cuerpo, vivenciando al mismo tiempo una socialización.

Nuestra primera comunicación o encuentro

inter-humano no necesariamente tiene lugar a través del habla. Cada emoción, sentimientos y deseos, se expresan a través de nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo está incapacitado a la no-comunicación – también a un “no-hacer-”, es expresión. Samy Molcho, un maestro de la pantomima, dice: “en algunas miradas exentas de palabra nos damos cuenta de ello: allí esa mirada, un gira de la cabeza, un gesto conmovedor, un además de rechazo, dicen más que mil palabras”. Habla del lenguaje del cuerpo, siempre existente. El niño plenamente es órgano sensorial, en su interior vivencia cada gesto, cada movimiento, con el significado moral, de modo tal que en el caso de un padre iracundo, el niño vivencia lo iracundo. Y el niño vivencia en los movimientos más sutiles que realiza la persona en su medio circundante, los pensamientos que tiene la persona. Interiormente el niño aun no comprende nada de estos sentimientos, pero vivencia como moral aquello que se presenta a su vista. El gesto entra hasta su corporeidad, vale decir, llega hasta su organización sanguínea y en oportunidad de una frecuente reiteración, se convierte en expresión dentro de la circulación sanguínea del niño. Enfermedades

que se manifiestan recién en la edad adulta, pueden tener su origen en la infancia. Esto cobra validez asimismo para todo el anabolismo orgánico, en ese septenio. Vemos así que la educación tiene un efecto sanador, o un efecto enfermante. Cada impulso anímico deja sus huellas en el niño y transpone todo el ser del niño pequeño. “Cada influencia, cada gesto del mundo circundante tiene un efecto plasmador en el niño”. Del mismo modo como el agua refleja arboles, montañas y nubes, el alma del niño recepciona todo aquello que lo rodea. El gesto es lo primero con lo que se encuentra el niño y hacia ello se orienta, entregándose con todo el cuerpo. El niño asimila estos gestos sin tener conciencia de ello, puesto que tiene el impulso interior de imitar todos los movimientos. “Tenemos que tener en claro que en realidad también la acción común del hablar es un especie de mímica. Solo que los gestos no se producen mediante – digamos – los brazos, las manos y otros miembros del organismo, sino que el gesto se forma mediante la corriente del aire respiratoria”. -Rudolf Steiner, “Euritmia – la revelación del lenguaje del alma” -Aquí casi tenemos la impresión de que lo invisible, es visible para el niño. Siempre obramos efectos sobre el niño, por un lado a través de aquello que hacemos, y por el otro, mucho a través de aquello que somos. Aquello que decimos, se convierte en elemen-


tos de segundo rango, dado que el niño se relaciona con aquello que en su entorno se siente, se piensa y se trata de emprender. Las expectativas de los niños.

Con total desprendimiento, con incondicional confianza, una profundísima confianza primaria, el niño llega a este mundo, comparable a la más profunda entrega religiosa. Aguarda una aceptación incondicional y seguridad por parte de las personas de su referencia. Quiere sentirse amparado, seguro y aceptado. Su postura fundamental es: el hombre, el mundo es bueno. Una postura básica profundamente moral. La envoltura etérica, Durante el cambio dental, la envoltura etérica abandona al cuerpo etérico y hasta la madurez sexual, existe tan solo la envoltura astral. Todo desarrollo subyace a directivas. En el crecimiento de las plantas, al cabo de las hojas, se desarrollan los pimpollos, luego las flores y recién entonces el fruto. El crecimiento acontece en planos prefijados. Para acceder al plano siguiente, tiene que desaparecer el paso previo, o dicho de otra manera, tiene que transformarse para el plano siguiente. Se crea espacio para lo nuevo. También la evolución humana se encuentra supeditada a leyes. El velo etérico es creado por la madre o por personas que rodean al niño: como en el entorno del niño se actúa con plenitud de sentido, o bien se trabaja de esa manera, ese accionar promueve en el niño, que volitivamente imite las actividades. Inicialmente aun se trata de una real participación: “actúa”, y al percibir en el adulto esas actividades plenas de sentido acompañadas por

una postura anímica acorde, entonces al niño se le abre la posibilidad de asumir la misma actividad como su “modelo”. Eso puede acontecer en el caso de todos los trabajos necesarios, como limpiar la mesa, barrer, lavar las manos, regar las flores… La acción del adulto tiene que estar plenamente en esa actividad, y no tiene que ser tomada como medida pedagógica. El niño puede descubrir sus experiencias en el mundo, únicamente vivenciando esa libertad. Esa acción del adulto, la tenemos que tomar con la necesaria amplitud, con todos los valores morales y demás valores.

El adulto transpone la acción al medio circundante del niño, lo imprime y vitaliza con su postura interior, sus convicciones y su modo de pensar, en qué estado anímico fundamental se encuentra la madre al estar trabajando? Qué relaciones tiene hacia el mundo? Qué costumbres tiene? Esto es lo etérico, aquello que forma para el niño la envoltura etérica, que crea ambiente para el niño. Del mismo modo como el accionar del adulto configura al cuerpo etérico, también nutren las imágenes de los cuentos. Estas imágenes profundamente morales dejan una impresión en el cuerpo del niño. Cuando comienza el cambio dentario, el libre cuerpo de vida trabaja en el hombre. Se liberan fuerzas que ya no se requieren para el crecimiento corporal y que ahora pueden estar al servicio de lo interior, lo anímico. Ahora se liberan las fuerzas para las concepciones activas, propias, memorias, pensamientos e inclinaciones.





REVISTA DE INVIERNO


NOTA ANTROPOLOGÍA



Cuentos para JardĂ­n y Primaria


El hombrecillo de Otoño Ocurrió en un día caluroso de Septiembre que el viento del Este, sin darse cuenta, llevaba en su abrigo de viento un pequeño hombrecillo consigo. Su melena era roja como el fuego, y su barba también. Llevaba un abriguito de mil colores. Los gnomos y los elfos le llamaban "El hombrecillo del otoño". Nadie sabía de dónde venía, pero la aparición del hombrecillo desencadenaba siempre grandes preparativos de viaje. A su llegada, todos se preparaban para marchar al interior de la tierra. Era divertido observar al hombrecillo de otoño, agarrado a los pliegues del abrigo del viento. Miraba con ojitos alegres y negros a su alrededor. Cuando el viento del Este pasó por encima de una zarzamora silvestre, el hombrecito dio un brinco y saltó encima de una hoja de la zarzamora. Suavemente la acarició con sus pequeñísimos dedos toscos y lentamente el verde se transformó en un rojo profundo. Al lado del arbusto estaba una lagartija tomando el sol y de placer se rió a la manera de la lagartija, viendo el maravilloso cambio, y la zarzamora misma pareció disfrutar de la pintura encantadora del hombrecillo de otoño porque gustosa le alargó sus ramas a las manecillas toscas del ser multicolor. Pronto brillaron muchas ramas de un rojo profundo, algunas sólo tenían puntitos y manchas amarillas en el verde de las hojas, pero esto no bastaba al hombrecillo. Ágilmente saltó a un arce que crecía al lado de la zarzamora en una pendiente. Hoja tras hoja tocaba el hombrecillo y transformaba


el color de las hojas a un amarillo reluciente. Todo el árbol se alegró de su nuevo esplendor y los rayos del sol bailaron entre las ramas e iluminaron el árbol de oro. Así, el hombrecito brincó de arbusto en arbusto, de árbol en árbol y transformó el bosque entero. A veces saltaba a la cima de un árbol y lo teñía color oro. A veces susurraba a las hojas verdes: -Vendré más tarde con vosotras, no os pongáis tristes. Las hojas se movían con viento, conocían al hombrecillo y sabían que iba a mantener su palabra. Así durante muchos días se dedicó a su divertido juego De vez en cuando, el otoño miraba a través de los árboles y observaba sonriente a su fiel ayudante. Pero pronto llegó Noviembre y trajo consigo nieblas, lluvias y frío. Desapareció el esplendor. Las hojas marrones caían en silencio al suelo. Todos los animales se escondieron en sus madrigueras y escondites protegidos. Los pájaros se ocultaron en sus nidos. Ayer aún, un cuervo viejo había visto al hombrecillo de otoño, -pero hoy había desaparecido-. ¿Adonde había ido? Nadie lo sabe. Sin embargo, el año próximo vendrá de nuevo.


EL AGUA

DE LA VIDA

Hubo una vez un rey que enfermó gravemente. No había nada que le aliviara ni calmara su dolor. Después de mucho deliberar, los sabios decidieron que sólo podría curarle el agua de la vida, tan difícil de encontrar que no se conocía a nadie que lo hubiera logrado. Este rey tenía tres hijos, el mayor de los cuales decidió partir en busca de la exótica medicina. -Sin duda, si logro que mejore, mi padre me premiará generosamente.- Pensaba. Pues le importaba más el oro que la salud de su padre. En su camino encontró a un pequeño hombrecillo que le preguntó su destino. -¿Qué ha de importarte eso a ti?, ¡Enano! Déjame seguir mi camino. El duende, ofendido por el maleducado príncipe, utilizó sus poderes para desviarle hacia una garganta en las montañas que cada vez se estrechaba más, hasta que ni el caballo pudo dar la vuelta, y allí quedó atrapado. Viendo que su hermano no volvía, el mediano decidió ir en busca de la medicina para su padre: -"Toda la recompensa será para mí."-

Pensaba ambiciosamente. No llevaba mucho recorrido, cuando el duende se le apareció preguntando a dónde iba: -¡Qué te importará a ti! Apartate de mi camino, ¡Enano! El duende se hizo a un lado, no sin antes maldecirle para que acabara en la misma trampa que el mayor, atrapado en un paso de las montañas que cada vez se hizo más estrecho, hasta que caballo y jinete quedaron inmovilizados. Al pasar los días y no tener noticias, el menor de los hijos del rey decidió ir en busca de sus hermanos y el agua milagrosa para sanar a su padre. Cabalgando, encontró al hombrecillo que también a él le preguntó su destino: -Mi padre está muy enfermo, busco el agua de la vida, que es la única cura para él. -¿Sabes ya a dónde debes dirigirte para encontrarla? – Volvió a preguntar el enano. -Aún no, ¿me podrías ayudar, duendecillo? -Has resultado ser amable y humilde,


y mereces mi favor. Toma esta varilla y estos dos panes y dirígete hacia el castillo encantado. Toca la cancela tres veces con la vara, y arroja un pan a cada una de las dos bestias que intentarán comerte. Busca entonces la fuente del agua de la vida tan rápido como puedas, pues si dan las doce, y sigues en el interior del castillo, ya nunca más podrás salir. – Añadió el enanito. A lomos de su caballo, pasados varios días, llegó el príncipe al castillo encantado. Tocó tres veces la cancela con la vara mágica, amansó a las bestias con los panes y llegó a una estancia donde había una preciosa muchacha: - ¡Por fin se ha roto el hechizo! En agradecimiento, me casaré contigo si vuelves dentro de un año. Contento por el ofrecimiento, el muchacho buscó rápidamente la fuente de la que manaba el agua de la vida. Llenó un frasco con ella y salió del castillo antes de las doce. De vuelta a palacio, se encontró de nuevo con el duende, a


CUENTOS

quien relató su experiencia y pidió: - Mis hermanos partieron hace tiempo, y no les he vuelto a ver. ¿No sabrías dónde puedo encontrarles? - Están atrapados por la avaricia y el egoísmo, pero tu bondad les hará libres. Vuelve a casa y por el camino los encontrarás. Pero ¡cuídate de ellos! Tal como había anunciado el duende, el menor encontró a sus dos hermanos antes de llegar al castillo del rey. Los tres fueron a ver a su padre, quien después de tomar el agua de la vida se recuperó por completo. Incluso pareció rejuvenecer. El menor de los hermanos le relató entonces su compromiso con la princesa, y su padre, orgulloso, le dio su más sincera bendición para la boda. Así pues, cerca de la fecha pactada, el menor de los príncipes se dispuso a partir en busca de su amada. Ésta, esperando ansiosa en el castillo, ordenó extender una carretera de oro, desde su palacio hasta el camino, para dar la bienvenida a su futuro esposo: - Dejad pasar a aquel que venga por el centro de la carretera,- dijo a los guardianes. Cualquier otro será un impostor.- Advirtió. Y marchó a hacer los preparativos. Efectivamente, los dos hermanos

mayores, envidiosos, tramaron por separado llegar antes que él y presentarse a la princesa como sus libertadores: - Suplantaré a mi hermano y desposaré a la princesaPensaba cada uno de ellos. El primero en llegar fue el hermano mayor, que al ver la carretera de oro pensó que la estropearía si la pisaba, y dando un rodeo, se presentó a los guardas de la puerta, por la derecha, como el rescatador de la princesa. Mas éstos, obedientes le negaron el paso. El hermano mediano llegó después, pero apartó al caballo de la carretera por miedo a estropearla, y tomó el camino de la izquierda hasta los guardias, que tampoco le dejaron entrar. Por último llegó el hermano menor, que ni siquiera notó cuando el caballo comenzó a caminar por la carretera de oro, pues iba tan absorto en sus pensamientos sobre la princesa que se podría decir que flotaba. Al llegar a la puerta, le abrieron enseguida, y allí estaba la princesa esperándole con los brazos abiertos, llena de alegría y reconociéndole como su salvador. Los esponsales duraron varios días, y trajeron mucha felicidad a la pareja, que invitó también al padre, que nunca volvió a enfermar.


LAS TRES PRINCESAS DE LA

MONTAÑA AZUL

En un lugar muy remoto y en tiempos más remotos aún, había un rey y una reina que vivían desconsolados por no tener descendencia. Un día en que desde la terraza de su palacio el Rey contemplaba melancólicamente las verdes praderas de su imperio, acertó a pasar una viejita mendiga, que acercándose con cautela le pidió una limosna. Dióle el Rey una moneda de oro, lo que provocó el agradecimiento de la anciana, que observando su aire preocupado, le preguntó qué pena lo afligía. -¿Para qué quieres saberlo? respondió el Rey. Nada puedes hacer por remediar mi tristeza. -¡Quién sabe! - contestó la mendiga -. Basta a veces un gesto para atraer la buena suerte. -Y agregó: Adivino que Vuestra Majestad está triste porque no tiene un heredero a quien dejar su reino. Pero yo le digo que no hay razón para desesperar. - Y como el Rey la mirara con sorpresa, la vieja aseguró: -La Reina tendrá tres hijas. Las tres serán bellas y buenas. Pero si antes de cumplir los quince años salen del castillo, un torbellino de nieve las arrebatará y arrastrará al país de donde no se vuelve. Dicho lo cual, desapareció, y el Rey se quedó preguntándose, entre alegre e inquieto, si sería un hada la anciana que con tanto aplomo le predecía el porvenir. La predicción, sin embargo, resultó cierta, pues ese mismo año la Reina tuvo una niñita. Al año siguiente nació otra, y el próximo una tercera. El Rey era feliz, pero el augurio de la mendiga estaba siempre presente en su espíritu, y para evitar todo peligro a las princesitas se habían dado órdenes severas prohibiendo que salieran, y en la puerta del palacio un soldado respondía de ello con su vida. Las niñas eran obedientes y juiciosas, aunque a duras penas soportaban dicha consigna, que les parecía demasiado cruel. Así marchaban las cosas cuando un día de primavera el Rey y la Reina debieron salir para recibir a un príncipe extranjero. Las tres desdichadas jóvenes vieron partir las carrozas y oyeron por largo rato los pífanos y tambores del cortejo, que se alejaba

en la felicidad del luminoso día. La tentación fue tan grande que las niñas decidieron conmover al soldado e inducirlo a que les abriera la puerta, a fin de poder salir un momento. Tanto lloraron y gimieron que por fin el hombre, enternecido, consintió en dejarlas pasar, pero con la condición de que estarían en el jardín sólo un momento. Así lo prometieron, asegurándole que era imposible que nevara en un día de primavera tan hermoso. Levantó el soldado la alabarda, y las tres niñas, tomadas de la mano, se precipitaron al jardín resueltas a divertirse a gusto. Pisaban el césped con sus piececitos , y ligeras y alegres como pájaros saltaban de aquí para allí cortando flores al pasar. Cuando advirtieron las señas del soldado pidiéndoles que entraran y se disponían a hacerlo , por desgracia vieron una rosa tan espléndida que se distrajeron. En el preciso momento en que, alborozadas, se disponían a cortarla, el cielo se obscureció de repente, empezó a soplar el viento y se desencadenó una tormenta de nieve. Trataron de correr, al tiempo que una plegaria acudía a sus labios; pero era tarde, y el soldado vió espantado cómo eran levantadas por el remolino y desaparecían entre los blancos copos esas tiernas rositas víctimas del vendaval. Es de imaginar la consternación de los reyes al llegar al castillo. La Reina lloraba sin consuelo, y el Rey hizo anunciar desde el púlpito que aquel que le devolviera a sus hijas sería dueño de la mitad del reino y podría casarse con una de ellas. Llegaban los caballeros tentados por la recompensa, mas se iban y no volvían, tras haber fracasado en la empresa. Cuando ya se perdía toda esperanza, se presentaron un capitán y un teniente, que dijeron estaban dispuestos a tentar la aventura. Inspiraron confianza al Rey, que los equipó magníficamente y despidiólos con toda clase de recomendaciones. Acababan de irse cuando llegó un soldado raso, quien le contó al Rey el extraño sueño que había tenido tres noches seguidas. - He visto en sueños a tres reinas que hilaban en ruecas de oro y me pedían que buscara a las princesas. Este joven se llamaba Osvaldo. El atribulado padre no dudó de la intervención de las hadas, las divinas hilanderas, y la fe renació en su corazón. Osvaldo nada pedía, y se contentó con agua y algunos víveres para los primeros días. Tocado con un gorro de piel y un grueso bastón en la mano, se despidió del Rey, que le deseó buen viaje y buena suerte. Llevaba Osvaldo todo un día de marcha cuando se encontró con el capitán y el teniente, muy bien montados. Saludó el soldado, y el capitán, después de contestarle, le preguntó adónde se dirigía. - Voy en busca de las princesas que arrebató el huracán. - Entonces podemos seguir juntos, pues si nosotros no encontramos a las princesas, menos las encontraréis vos - dijo el oficial.


Como Osvaldo era un espíritu simple y respetuoso de la disciplina, se sometió a lo que más que una proposición era una orden. A poco andar llegaron a un sitio en que se bifurcaban los caminos, y los caballeros fueron de opinión de continuar por el que parecía mejor, pero el soldado trató de inducirlos a seguir el que menos halagos ofrecía. Puso tanto fervor en sus palabras que los otros accedieron a complacerlo, aunque debieron bajar de sus cabalgaduras, tan tortuoso y lleno de escollos aparecía. Por fin llegaron a un río. Dirigiéronse a un puente colgante para tratar de ganar la otra orilla, pero lo encontraron custodiado por un gran oso, tan feroz que amenazaba devorarlos. - ¡Ved adónde nos habéis conducido! - dijo el capitán, aterrado. Osvaldo, sin inmutarse, abrió la mochila, sacó de ella un trozo de ciervo y se lo arrojó a la fiera. Se lanzó ésta sobre la presa, franqueando así la entrada del puente, por el que pasaron los tres hombres. Continuaron avanzando por un camino bordeado de árboles que los condujo a la entrada de una casa tan hermosa como extraña , ya que si bien la puerta estaba abierta nadie parecía vivir en ella , pues no había fuego en la cocina ni manjares ni bebidas sobre la mesa , a pesar de hallarse perfectamente tendida. Por suerte, al soldado le quedaban aún ciertas provisiones, con las que aplacaron su gran hambre y sed. Luego acostáronse en cómodas camas y se quedaron profundamente dormidos. Al otro día, como nadie apareciera, el soldado y el teniente resolvieron cazar algo, mientras el capitán montaba guardia en la casa. Como se dijo se hizo. Pero cuando, ya de regreso, los cazadores se preparaban a saborear las numerosas piezas cobradas, como no encontraron al capitán, a quien llamaban alegremente, les asaltó la sospecha de que algo había ocurrido. Y la sospecha se confirmó al encontrar al capitán caído y con la cara cubierta de sangre. Vuelto en sí por los cuidados de sus compañeros, les contó que un perverso hombrecillo, medio jorobado, se le había acercado para pedirle una limosna, y luego, aprovechando de su distracción al buscar una moneda, lo golpeó sin, misericordia. Tamaña felonía indignó al soldado, que anunció: - ¡Mañana seré yo quien se quede, y el maldito enano llevará su merecido! Al día siguiente salieron a cazar el capitán y el teniente, recomendando al soldado que se cuidara. En cuanto Osvaldo quedó solo, apareció renqueando el personaje. Saludó al soldado y le pidió una limosna, desviando hipócritamente su aviesa mirada. - No tengo dinero, buen hombre - contestó Osvaldo - ; pero agregó - os invito a comer conmigo esta yunta de faisanes. Mientras lo pelo, podríais ayudarme trayéndome un poco de leña para asarlos. Os mostraré dónde está y cómo se la corta. Condujo al viejo al cobertizo, tomó un hacha que allí había y con un golpe en un grueso leño hizo una muesca en la que metió una cuña. - Inclinaos bien - dijo - , para ver cómo debéis hacer. Obedeció el enano rezongando un poco, aunque sin desconfiar. Cuando Osvaldo vio que su larga barba entraba en la incisión, retiró la cuña, y el brujo quedó sujeto al leño. - Y ahora - lo intimó, amenazándolo con el hacha - me diréis dónde están las princesas a las que llevó el torbellino de nieve. El viejo, muerto de miedo, se apresuró a contestar. - Mirando al Este, encontraréis una altísima montaña, tan azul que parece tallada en zafiro. Subid a la cumbre, hasta llegar a un cuadrado de verde césped en cuyo centro hay una losa.

Levantadla y veréis la boca del abismo. Debéis descender, y en sus profundidades encontraréis el sitio donde se hallan las princesas. Os advierto que no creo que podáis soportar las pruebas del agua y del fuego por las que tendréis que pasar. Y ahora, soltadme, ¡por favor! Satisfecho, el valiente joven dejó en libertad al enano, que huyó dando alaridos. Cuando el capitán y el teniente se enteraron del éxito del soldado, lo felicitaron calurosamente, y de común acuerdo se dirigieron en busca de la montaña, no sin antes recoger un gran cesto lleno de cuerdas que encontraron en la cocina. Vieron la montaña, cuyo brillo casi los cegaba; se acercaron a ella y trataron de orientarse para escalarla. Lo consiguieron con bastante trabajo, pero sin perder su optimismo, y por fin se encontraron en la cúspide, en donde, en medio de un cuadrado de césped, vieron la losa. La retiraron, y a sus ojos apareció la aterradora boca del precipicio. Osvaldo, a quien las hadas habían protegido de inequívoca manera, reclamó para sí el derecho de realizar la peligrosa hazaña, por lo que dijo a sus compañeros, avergonzados: - ¡Ya os tocará el turno, si no vuelvo! Prepararon el cesto atándole las cuerdas, y el soldado se metió resueltamente en él, recomendando a sus compañeros que lo izaran rápidamente si veían agitarse la soga. Todavía lejos del fondo, lo empapó una lluvia helada que hizo tiritar, y casi sin transición fue abrasado por una bocanada de aire tan caliente que se diría estaba en la boca de un horno. De repente un golpe contra el suelo le hizo comprender que tocaba fondo. Lo rodeaba profunda obscuridad, y sólo un pálido resplandor se vislumbraba a lo lejos. Bajó como pudo del cesto y caminó a tientas hacia aquel resplandor que cada vez parecía alejarse más. Siguiendo el túnel, encontró una abertura en la roca, y entonces fue como asistir al nacimiento del mundo. El país que se extendía a su vista era de una belleza inefable. Los rayos del sol y la niebla que se levantaba de los valles pintaban el paisaje con toda la gama de los azules, pasando del tenue azul del pecho de la paloma al intenso azul de la cola del pavo real. ¡Y eran azules las aves y las nubes del cielo! Y la montaña resplandecía como tallada en turquesa y lapislázuli. En sinfonía en azul aparecieron las princesas, que corrieron hacia él y le contaron que habían tenido un sueño tres noches seguidas. Habían visto tres reinas hilando en sus ruecas de oro, que enviaban un soldado con el uniforme de su país a que las rescatara. Ese soldado había vencido en la casa del bosque al enano de la montaña azul, que por ello había perdido su poder, y furioso había huido. - Te rogamos que nos lleves a nuestra casa - le dijeron. Una vez más el valiente soldado debió vencerse. Y esta vez fue para librarse de la seducción del país de la montaña azul, del maravilloso país que ocultaba con su belleza las malas artes del enano de la montaña. Se acercaron a la boca del antro, y por turno fueron izados en el canasto por el capitán y el teniente, que los felicitaban. Emprendieron el viaje de regreso, y una vez en su patria, con el feliz consentimiento de los reyes, las princesas tomaron por esposos al capitán, al teniente y al soldado, a quien las hadas habían otorgado los dones del valor, la lealtad y la modestia. Cuéntase que fueron muy felices, tuvieron muchos hijos y vivieron largos años; pero el soldado a veces suspiraba recordando el maravilloso país de la montaña azul.


Labores para JardĂ­n y Primaria


LABORES

Guirnaldas de lana

Necesitarás: + Lanas de varios colores. + Tijeras. + Pegamento blanco. + Agua. + Recipiente. + Bandeja para muffins (opcional).

Cortá tiras de lana de varios tamaños, considerá que la longitud mínima debe ser de unos 30 cm. Hay que ser cuidadosos porque la lana puede ser un poco difícil de cortar para los más pequeños. En un recipiente, mezcla un poco de agua con pegamento blanco; la idea es disminuir el espesor del pegamento pero que no quede muy líquida la mezcla. Introduce cada tira de lana en la mezcla de pegamento y exprime el exceso. La idea es formar “círculos” enrollando la lana sobre sí misma de diversas formas. No es necesario que sean perfectos, la idea es ir colocando la tira de lana al azar; puedes ayudarte usando una bandeja para muffins para que se formen los “ovillos”. Cuando todas las piezas estén listas (probablemente tendrás piezas de varios tamaños), corta una tira de lana del largo deseado para la guirnalda, e introduce las piezas de lana; puedes colocar un punto de pegamento en cada pieza para evitar que se muevan en la guirnalda. YA pueden disfrutar de esta nueva decoración.


Origami Cabeza de Perro 1) Cortá un pedazo cuadrado de papel: 2) Doblá por una de las diagonales. Te quedará un triángulo. 3) Ubicalo colocando la base que has plegado hacia arriba. Será la parte superior de la cabeza. 4) Plegá ambos vértices de la base superior hacia abajo, sobre la figura, para formar las orejas. 5) Plegá el vértice inferior hacia arriba, para formar el hocico. 6) La figura de cabeza de cachorro ya está terminada! 7) Sólo resta dibujar y pintar los ojos y el hocico.

Cisne 1) Cortá un pedazo cuadrado de papel. 2) Plegalo al medio formando un triángulo. 3) Doblá las puntas hacia el frente formando triángulos más angostos. 4) Girá el modelo y doblá las puntas hacia adentro. 5) Doblá la mitad hacia el frente. 6) Doblá las puntas hacia atrás 7) Doblar a la mitad y llevá la cabeza hacia adelante y fijar el pico. Listo!


LABORES

Botitas de Lana Necesitás: 16 cuadraditos de 10x10 cm tejidos en punto Santa Clara que luego se cosen según el modelo. Armado: Primero hay que coser 6 cuadraditos en una tira, sobre la mesa los numeramos del 1 al 6. Podes pincharle un papelito con un alfiler! En el cuadradito Nro. 2 cosemos un cuadradito hacia la derecha(sería el Nro. 7). En el cuadradito Nro. 6 cosemos otro cuadradito pero hacia la izquierda (le ponemos Nro. 8). Se hacen las dos pantuflas exactamente iguales.

Para coserlo: 1) Cosemos la letra A (uniendo el lado inferior del 8 con el lado izquierdo del 5) 2) Cosemos la letra B (uniendo el lado izquierdo del 8 con el lado superior del 7) 3) Cosemos la letra C, que une el lado superior del 8,que acabo de coser, con el lado derecho del 3.) 4) Luego la letra D, uniendo el lado superior del 6 con el lado derecho del 4. 5) Seguimos con la letra E, uniendo el lado derecho del 6 con el lado derecho del 5. Esta es la puntera de la botita! 6) Ahora cosemos la letra F, que une el lado izquierdo del 3 con el lado izquierdo del 2. Este es el talón! 7) Finalmente cosemos la letra G, uniendo el lado izquiero del 4 con el lado izquierdo del 1. Si se te complica mucho, mirá el modelo de la pantufla hecha. Y probá antes de unirlas con la lana, podés pedirle ayuda a las maestras o a una mamá que teja ;)


COSAS RICAS PARA EL

RECETAS

OTOÑO

BUDÍN DE ZANAHORIAS Y AVENA INGREDIENTES PARA UN MOLDE BUDINERO 3 HUEVOS (LAS YEMAS SEPARADAS) 120 G DE AZÚCAR ORGÁNICA 150 G DE ZANAHORIA RALLADA 150 G DE HARINA INTEGRAL 100 G DE COPOS DE AVENA 2 NARANJAS (SU JUGO Y SU RALLADURA) 8 CUCHARADAS SOPERAS DE ACEITE DE OLIVA VIRGEN 1 CUCHARADA DE CANELA EN POLVO 1 SOBRE DE LEVADURA EN POLVO 100 G DE PASAS (OPCIONAL)

PREPARARACIÓN:

ENCENDER EL HORNO A 100 ºC PONER EN UN CUENCO LAS YEMAS Y EL AZÚCAR, MEZCLAR MUY BIEN HASTA QUE QUEDE BLANQUECINO. AÑADIR EL ACEITE, LA ZANAHORIA RALLADA, EL JUGO DE NARANJA Y SU RALLADURA, SEGUIR MEZCLANDO BIEN, AÑADIR LA CANELA, LA HARINA, LOS COPOS DE AVENA Y LA LEVADURA, MEZCLAR TODO, RESERVAR. MONTAR LAS CLARAS DE HUEVO A PUNTO DE NIEVE CON UN PELLIZCO DE SAL, AGREGAR A LA MASA CON MOVIMIENTOS ENVOLVENTES DE ABAJO A ARRIBA. UNTAR CON ACEITE DE OLIVA UN MOLDE BUDINERO, ECHAR EL PREPARADO DENTRO Y LLEVAR AL HORNO PREVIAMENTE CALENTADO A 100 ºC HASTA QUE AL PINCHAR CON UN PALILLO ÉSTE SALGA LIMPIO. NOTA: SE PUEDE AÑADIR UN POCO MÁS DE AZÚCAR YA QUE CON LA CANTIDAD INDICADA APENAS ESTÁ DULCE. Y SE PUEDE CAMBIAR LA AVENA POR NUECES TROZADAS.

BARRAS DE CEREAL CASERAS. INGREDIENTES: GRANOLA PREPARADA A GUSTO y 4 CUCHARADAS DE MIEL} PARA HACER LA GRANOLA BÁSICA: AVENA ARROLADA, ½ KG. NUECES PICADAS, 1 CUCHARADA SEMILLAS DE LINO, 1 CUCHARADA SEMILLAS DE GIRASOL, 1 CUCHARADA SEMILLAS DE SÉSAMO, 1 CUCHARADA COCO RALLADO, 50 GRS. (A GUSTO) MIEL, 4 CUCHARADAS PREPARACIÓN DE LA GRANOLA: EN UNA CACEROLA LIMPIA COLOCAR LA AVENA Y TOSTARLA A FUEGO MEDIO APROXIMADAMENTE 7 MINUTOS, REVOLVIENDO CON CUCHARA DE MADERA. TAMBIÉN SE PUEDE TOSTAR EN EL HORNO, TENIENDO CUIDADO DE NO QUEMARLA. AGREGAR LAS NUECES PICADAS Y LAS SEMILLAS A LA PREPARACIÓN Y TOSTAR DURANTE 3 MINUTOS MÁS. RETIRAR DEL FUEGO E INCORPORARLE EL COCO RALLADO Y MOVER PARA QUE SE INTEGRE. PREPARACIÓN DE LA BARRITA DE CEREAL: UNA VEZ TERMINADA LA PREPARACIÓN DE GRANOLA, VERTER EN UNA CACEROLA Ó SARTÉN LAS 4 CUCHARADAS DE MIEL Y CALENTAR A FUEGO MEDIO. CUANDO LA MIEL TOMA COLOR CARAMELO, APAGAR E INCORPORARLE LA GRANOLA MEZCLANDO EN FORMA ENVOLVENTE. VERTER LA PREPARACIÓN EN UNA PLACA PREVIAMENTE ACEITADA, APLASTAR CON UNA ESPÁTULA Y DEJAR ENFRIAR. UNA VEZ FRÍA, CORTAR EN PORCIONES Y A DISFRUTAR!!!


COMISIONES DE TRABAJO EN NUESTRA ESCUELA

LAS COMISIONES SON EQUIPOS DE TRABAJO QUE REQUIEREN LA AYUDA DE TODOS AQUELLOS QUIENES, INSPIRADOS EN LA VIDA COTIDIANA DE LA ESCUELA, QUIERAN CONTRIBUIR A CONSTRUIR UN MEJOR ESPACIO. ¡ESTÁN TODOS INVITADOS A PARTICIPAR Y SUMAR VOLUNTADES! QUIENES DESEEN SUMARSE PUEDEN PONERSE EN CONTACTO CON LOS REFERENTES DE CADA COMISIÓN. Eventos: andrezzaprates@yahoo.com.ar Tienda: sandravillar@arnet.com.ar Aportes: adgranja@yahoo.com.ar Mantenimiento cobramotos@hotmail.com Revisora de cuentas: egamulin@acacoop.com.ar Secundario: obranatura@yahoo.com.ar Difusión: difusion@cuartocreciente.edu.ar Revista La Ronda: larondarevista@cuartocreciente.edu.ar Stand Sabe la Tierra: marianacragno@yahoo.com.ar Recursos (Casa Propia) casapropia@cuartocreciente.edu.ar

Los niños saben que un charco que aparece de repente en el camino no es un obstáculo. Ellos reconocen en él un precioso y divertido juguete que el universo les ofrece para jugar con la física, la química y las leyes naturales.


Nuestra Escuela La escuela Cuarto Creciente nació en el año 1992 bajo el capullo del Jardín de Infantes. En el año 1998 nos mudamos al edificio de la calle Güemes, donde hoy funcionamos. En el año 2005, junto con el inicio de la escuela primaria, creamos la Asociación Civil Luna Nueva: persona jurídica responsable civil, legal y administrativa de la escuela. Año tras año, fuimos creciendo. Sembrando semillas. Albergando nuevas esperanzas. Luego de 23 años, sentimos, creemos, damos vida al proyecto día a día. Como en una espiral de formas concéntricas, nos movemos. Avanzamos. En el centro de la espiral: nuestra escuela -el espacio de encuentro donde se desarrolla el sentir, el pensar y el hacer- el acto pedagógico donde se despliegan las fuerza vitales del niño- llama viva de nuestra misión. A su alrededor los maestros: encargados de velar este impulso creador. Despliegan y construyen. Plasman la propuesta pedagógica de nuestra escuela. Luego los padres, en acto con nuestra presencia: garantía de confianza y respeto hacia la autoridad amada que construyen nuestros niños. Vinculando el acontecer cotidiano al sustento material -única base de fortalecimiento económica de nuestra escuela, a través del aporte mensual. Finalmente La Asociación Civil y la Comisión Directiva: el manto que recubre. El abrigo que da forma legal e institucional a nuestro impulso. Gracias a los maestros y a todos los que trabajan en nuestra escuela, que cada día se entregan con amor a su labor. Gracias a los padres que suman sus fuerzas, ganas y energías. Esto que construimos juntos, con amor, es lo que perdurará. Todos aquellos padres y maestros que así lo deseen, pueden ser miembros activos de la Asociación Civil Luna Nueva. Vénganse; que queremos contar con tod@s.

¡¡¡ Los esperamos!!!



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