Revista Espiritu Guerrero Nro. 25

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La Flor del Taichi C

ontinuamos indagando sobre los Grandes Artistas Marciales del mundo. Para ello entrevistamos cada vez a más Maestros y Maestras del mundo de las Artes Marciales y sus diferentes estilos. Esta vez Espíritu Guerrero cuenta con la presencia de Flor Amaloa Ávila Blanco, delegada de la Federación Internacional Shou Rou Jing para Ecuador, quien se desarrolla en el ámbito marcial desde hace muchos años. Es una mujer con un carácter fuerte, que enseña Taichi a niños, adolescentes, adultos y personas de la tercera edad. Lleva su estilo a todos los puntos necesarios para garantizar el mejoramiento de la salud, el balance y el equilibrio. La presente entrevista tiene como premisa conocer los inicios de esta figura en la práctica de las artes marciales, qué la impulsó a mantenerse en ese tipo de disciplina y cómo afronta cada competición. ¿Desde cuándo practica artes marciales y qué estilos la distinguen? Inicié en 1980, a mis 19 años, con el Kung Fu. Entré en el Gimnasio Tak, en el Paraíso, Caracas, Venezuela. Al inicio exploré el Kung-Fu, Shaolin, Manti, Estilo Yan, WuShu, Pakua, Xin Yi, Chen, Taichi Tradicional y Moderno. ¿Por qué Taichi? Uff… Largo de contar. Bueno, mi maestro

de Wushu me sugirió hacer Taichi, dado a que según se exigía en las artes marciales o el Kung fu . Es decir, trabajar lo externo e interno. Debido a ciertas lesiones corporales (gajes del oficio), comencé a dedicarme al Taichi aumentando mis conocimientos y destrezas. Lo que facilitó mi recuperación. En el Taichi no es preciso un alto nivel de capacidad física, excesiva fuerza muscular o una resistencia especial. Muchos deportes modernos, incluyendo los Sistemas de Artes Marciales externos, excluyen a personas que no poseen ciertas dotes físicas y el rendimiento del practicante está limitado en el tiempo, ya sea por la edad o por el deterioro de sus capacidades. Contrario a ello, la práctica de Taichi aumenta la destreza en el arte a través del tiempo, y puede realizarse durante toda la vida; es por eso que se conoce como la gimnasia de la eterna juventud. ¿Cuánto aporta ese estilo a la salud y el desarrollo corporal? La práctica regular de Taichi nos permite reconocer los desequilibrios internos. Aprendemos a reencontrar nuestro propio centro, la tranquilidad y la calma. Así mismo, posibilita la exploración y reconocimiento de todo nuestro potencial. Equilibra la salud física, emocional y espiritual, aspectos importantes en nuestro desarrollo y crecimiento personal y social. ¿Qué filosofía se adopta en ese estilo?


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