8 minute read

Claudio Zuchovicki: “Lo que hay que hacer es no asustarse, sino aprender a cambiar a tiempo

INTRODUCCIÓN

“Lo que hay que hacer es no asustarse, sino aprender a cambiar a tiempo”

Advertisement

CLAUDIO ZUCHOVICKI P lacer de saludarlos amigos lectores, y de recibirlos en este espacio otra vez. Ya que ninguno de todos nosotros, y cuando digo ninguno significa “nadie”, va a poder modificar el pasado ¿por qué entonces no nos ocupa mos de cambiar nuestro futuro? Es obvio que, si no hacemos nada o seguimos igual, estamos condenados al fracaso y en nombre de una mejor distribución estamos generando una sociedad donde los ricos son menos ricos, las clases medias tienen cada vez más limitaciones y van entrando a la clase baja, y las clases bajas cada vez se encuentran más cerca de la indigencia. Los necesitados de asistencia cada vez son más y la plata para asistirlos cada vez vale menos.

Lo primero que nos debemos preguntar es: ¿Te gusta vivir en una sociedad en la que el fin justifica los medios? Aunque haya un buen fundamento ideológico, ¿se justifica avasallar las libertades individuales y la propiedad privada? ¿Se justifica no respetar la división de poderes? Para mí, rotundamente “NO” y es lo que creo que debemos modificar en pos de futuro menos desigual.

Mark Twain decía que cuando baja la marea, recién ahí, nos damos cuenta de quién se baña desnudo. Bajó la marea y a nosotros nos encontró flojos de papeles. La pandemia desnuda nuestras deficiencias en la administración del gasto público. Dilapidamos las altas recaudaciones por la fuerte presión fiscal en un gasto público que no se destinó al sistema de salud y esto nos obliga a tener la mayor cuarentena del mundo, que tampoco fue a la educación, y esto nos lleva a tener una mayor desigualdad de oportunidades para nuestros jóvenes; y tampoco a la seguridad, obligando a los ciudadanos a gastar parte de sus recursos en su protección, educación y medicina privada. Tenemos el mayor gasto público de la historia y el mayor nivel de pobreza puesto que la recaudación va a los bolsillos de los intermediarios de la “distribución”.

Tenemos que entender que, si se quiere un Estado presente, se necesitan contribuyentes constantes. Si los ahogamos, sólo queda la emisión para asistir, y la sobredosis de esa herramienta hace que los pesos no tengan valor. A este ritmo, solo hacemos que los contribuyentes se conviertan en nuevos asistidos. Una de las mentes brillantes argentinas, es para mí Marcos Aguinis. En su libro “El atroz encanto de ser argentino” describe en forma irónica (lo voy a sintetizar como lo entendí o al menos quise entender) a un norteamericano como a un ser muy mediocre, a dos norteamericanos juntos como capaces de emprender un buen negocio y a tres norteamericanos juntos como capaces de generar una gran corporación. Sin embargo, describe a un argentino como un ser brillante, a dos argentinos juntos como capaces de fundir un buen negocio que ellos mismos crearon y a tres argentinos juntos como una “asociación ilícita”.

Y en su libro trata de desmenuzar por qué somos tan buenos individualmente y nos destacamos en cualquier lugar del mundo, pero luego fallamos colectivamente.

Amigo lector, si tiene algo de tiempo, le recomiendo

dejar de leer esta nota ya, e ir a leer, “La rebelión de Atlas” de Ayn Rand, hágame caso. Si usted se dedica a la política, léalo dos veces porque puede ser anticipatorio si no cambiamos a tiempo.

Les dejo tres reflexiones de Rand que escribió hace 60 años y que siguen vigentes, para motivarlos a leerla:

1“Apruébense leyes que nadie pueda observar, que es imposible hacer cumplir, que no pueden interpretarse de manera objetiva, e inmediatamente habréis creado una nación de transgresores”

2“El dinero es tu medio de supervivencia. ¿Has conseguido tu dinero mediante fraude? ¿comerciando con los vicios o la estupidez de los hombres? ¿sirviendo a necios, en la esperanza de conseguir más de lo que merece tu habilidad? Si es así, entonces, todas las cosas que compres no se convertirán en un tributo hacia ti, sino en un reproche; no un logro, sino un recordatorio de vergüenza.”

3La más famosa y actual de sus reflexiones: “Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá, afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada.“

Yo, mientras tanto, voy a utilizar el gran recurso del inolvidable Cacho Castaña en su canción “septiembre de 1988”, resulta que se me cayó el mate en esta nota y tengo que empezarla de nuevo, y ahora sí hablemos de futuro. Lo que pasó, pasó y no lo podemos modificar.

Antes de seguir necesito aclarar que soy uno de los que se equivocó en los últimos tiempos por confundir lo que quiero que pase, con lo que puede pasar. Lo aclaro por miedo a repetir el mismo error: cuando los mercados discuten con la economía real, generalmente, es porque el mercado está basado en expectativas sobre el futuro, mira para adelante. La economía real es un reflejo solo de lo que arrastramos del pasado y del presente.

Actualmente existe un divorcio entre los mercados y la economía real. Los primeros, a pesar de las caídas de los últimos días, están cerca del máximo histórico y la economía real en unos de sus peores momentos en la historia.

Si esto es así, ¿por qué festejan los mercados?

EE. UU. vive un caos en sus calles y esta semana el S&P batió récords. Incluso el Ibovespa no para de subir y la divisa brasileña de apreciarse. Hace algunas semanas, la noticia era el derrumbe del precio del petróleo, hoy éste, silenciosamente, llegó a los 40 dólares el barril. Ensayo respuestas: Una visión negativa sería pensar que el mercado solo rebotó y nos está dando una última oportunidad de vender todo a buen precio ante el riesgo de una mayor inestabilidad política global.

Pero también puedo tener una visión positiva basada en que:

1No habrá un día después de la pandemia. Esto no termina un 12 de septiembre del 2020, ni el 3 de marzo del 2021. Ni siquiera cuando aparezca una vacuna. Les recuerdo que hoy existe una vacuna contra la gripe y sin embargo por su causa hay numerosas muertes al año. Esto va a pasar de a poco, en la medida en que perdamos el miedo y sobre capacidad instalada para atendernos ante el posible contagio. La buena noticia es que, en muchos países, esto ya está pasando.

2Estados Unidos y la Comunidad Europea entendieron que esto es una crisis de oferta. Al frenarse la producción de golpe, las empresas empiezan a colapsar y despiden a sus empleados, terminan creando una crisis de demanda por pérdida de ingresos. Pero deciden asistir a sus economías emitiendo cifras récord de dinero, por ejemplo: cada desempleado norteamericano cobra 1300 dólares mensuales de subsidio. La buena noticia es que el

INTRODUCCIÓN

americano decidió ahorrar la mitad de ese dinero, es decir, postergar el consumo. Entonces cuando se pierda el miedo, volverá el trabajo y la capacidad de compra. Lo paradójico es que la mayoría ahorró en acciones, por eso suben, y luego se dará lo contrario, mejorará la economía real y bajarán los mercados.

3La capacidad instalada y la posibilidad de producir está intacta, no se destruyeron las rutas, puertos o maquinarias. La capacidad de recuperar la oferta está intacta y esto lo demuestra China hoy. Amigos, los mercados pueden estar viendo que el 2020 será el peor año de la economía global, pero el 2021 será el de mayor recuperación de la historia. Y el mercado compra futuro, no pasado.

Cuando el miedo pase, la demanda y la oferta vuelvan a retomar ritmo, crecerá la demanda de materias primas. Bingo para nuestro país, mejores precios para nuestras exportaciones y bajo costo del dinero global, casi tenemos garantizada la tasa “0” hasta el 2022.

Por favor, no la arruinemos, el mundo juega a favor, aprovechemos este momento para arreglar la deuda y darle espacio al sector privado a que vuelva a crecer.

Si uno ve que la gran recuperación de los precios vino por el sector del conocimiento, apostemos rápido ahí y no trabemos la única ley aprobada unánimemente en el Congreso.

Usemos el tiempo para darle un horizonte más cierto al sector productivo, con un régimen fiscal más soportable y menos burocrático, una relación laboral que ayude a incluir y no a castigar al que da empleo formal y un gasto público más eficiente, que no supere el 35% del PBI, más educación, menos asesores de asesores y sobreprecios en las compras.

Una moneda que sea moneda, hoy el peso es una cuasimoneda, no sirve para ahorrar, el que ahorró en pesos perdió la mitad de su poder adquisitivo. Para eso sinceremos los valores. El dólar no vale 65. Si tenemos que poner traba tras traba para el importador o cepo al comprador, es que eése no es el valor. Si tenemos que poner más límites para el que quiere comprar los 200 dólares cuyo precio es 90 con el impuesto país, significa señores que el dólar en Argentina vale más de 90. Ni 125 ni 65. La transparencia es un buen negocio, a la larga suma inversiones.

Como digo siempre generemos una economía donde el que invierte, produce y se juega por nuestro país, sea el protagonista y no el administrador de los recursos públicos de turno.

This article is from: