el llano infinito poemas
gabriela yocco
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a la generaciĂłn rota y sus sobrevivientes
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I
y nos apartaron de nuestras mujeres y de nuestros niños y así desnudos nos arrojaron a la llanura a esta llanura semejante a un lienzo de sal y nuestras frentes quedaron amarradas a la tierra esa amante que no se puede penetrar
y no hubo explicación alguna sólo la ropa al desmoronarse –nuestra desnudez esquiva mostrando sus resquiciosy las puertas vomitándonos sobre la tierra desierta
aún se oyen las voces plañideras de nuestras mujeres y el llanto de nuestros niños
pero nadie asoma a las altas almenas cuando apenas osamos levantar un poco la frene para intuir el cielo
somos los desterrados cuya culpa ha sido olvidada desde antes del destierro una estirpe de hombre con la carne expuesta al sol
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y el llano siempre lluvia inmóvil de azufre sobre la planicie recordándonos el paraíso perdido ese lugar tras las puertas donde todo era manso y crecían los árboles hacia la plata de la luna ahora somos los desterrados un cuerpo solo hecho de mil cuerpos como una hidra gigantesca que se pudriera al sol
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II
el sol cae como un líquido ardiente cae sobre nuestras frentes inclinadas cae sobre nuestros cuerpos sin nombre
sí
nuestros nombres perdidos
en la líquida caída del sol
antes éramos hombres con su palabra con el designio de la carta marcado en cada sílaba ahora somos esto que se arrastra que aguarda frente a las puertas
¿quién asegura que no es un juego de dioses aburridos? ¿quién asegura que la llanura no es más que la invención de los antiguos?
nuestras mujeres gritan desde las almenas un sonido que pretende figurarnos pero el sonido gira y gira y no es más que una rabiosa espiral que nada dice
estamos sin nombre arrojados somos estas frentes este único cuerpo lapidado por el sol
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III
primero fue la lluvia de cometas que los ancianos profetizaban con voz de campana rota
después la luminosidad en los ojos ese estallido de ceguera puntual
y después aún el destierro y el llanto de niños y mujeres y el olvido de los nombres como último castigo el más terrible
y ahora es la llanura y las puertas cerradas esa mandíbula impasible de un animal de sangre
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IV
el silencio es un perro rapaz que merodea la llanura a veces nos arranca la lengua y se baña en sangre de palabras mutiladas
el silencio cómplice de las puertas cerradas audaz como un mercenario del odio corrompe el aire con su aliento
maldito él entre todos los habitantes de la llanura maldito perro que se burla con su enorme quijada negra maldito perro de babas como hilachas del infierno que algún día acuchillaremos con la frente levantada y la voz como un puñal encendido
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V
hemos aprendido a encontrarnos las manos como pulpos de esterilla
como salvajes arañas
hemos encontrado nuestras manos sobre la tierra reseca
y nuestras manos son prolongación de la tierra cuarteada piel de lobo sexagenario y nuestras manos así unidas sobre la tierra así aferradas unas a otras devuelven la dignidad que nos arrebataron
¡somos hombres y tenemos manos! manos con dedos largos y delgadísimos manos con uñas largas y clavadas en la greda
con nuestras manos unidas con cada uña y cada falange escribiremos sobre la llanura nuestra historia para robarle el cetro a dios y partírselo en los ojos
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VI
juntamos nuestras manos como quien abraza un cรกliz de luz juntamos nuestras frentes para ver el sol en su estatura juntamos nuestras manos para encontrar la entereza de nuestros nombres
y hallamos la llanura con su sabor a pรกjaro muerto
pero ahora ahora que ha sonado la hora de las revelaciones ahora cabalgaremos en fabulosos potros azules para ir contra la muralla y perforarla con el espolรณn desnudo de la furia
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VII
despertaremos de esta oscura letanía algún día brillante como los ojos de las bellas mujeres algún día las puertas pronunciarán la palabra y seremos bienvenidos nuevamente
despertaremos las frentes y los brazos tomaremos los andrajos como quien acuna a un niño y tornaremos a las puertas y a los jardines violentos de colibríes
algún día volveremos este exilio inmóvil será sólo una piedra más entre las piedras negras que ocupan la memoria
entre tanto la llanura habita nuestra frente como una gran sábana de sangre
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VIII
hay entonces dos castas estamos fuera de los muros y no es libertad sino un insomnio de cardúmenes sombríos
desde dentro nos llaman las voces de los maestros nombre por nombre pronuncian la sentencia para que no la olvidemos
¿por qué nuestras manos arrancan ahora la hierba con el dolor del odio si antes movían cuerpos suaves de mujeres espléndidas como estatuas de mármol? ¿por qué esta llanura nos corrompe los pies para que nunca más seamos los andantes
los danzarines del agua?
el pecado es un secreto soberbio que habita tras las puertas
mientras tanto masticamos nuestro dolor y nuestro exilio como un pan rancio o un ave pequeña que muriera de tanta oscuridad
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IX
como aluvión en desbandada crecerá la lluvia desde la planicie lluvia de hombres que han sido expulsados por el mandato de siniestros oráculos lluvia de manos de hombre todos de toda frente
contra la lluvia nada pueden las murallas y nada puede hacernos el líquido ardiente de las almenas
la lluvia curará todo como cura una madre a su cachorro
la lluvia vendrá con su palabra de perfil de hechicera desnuda para liberarnos para liberarse
la lluvia vendrá a lavar la ignominia las malas palomas de plumas con esquirlas
vendrá la lluvia y tendrá ojos de trasluz tendrá ojos de asonada para que levantemos para siempre la frente de la tierra
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X
cuando la pantera de la noche desciende sobre la planicie todas nuestras voces se alzan sobre los escombros y cantan una letanía que se rompe entre los escombros que esparce la noche
cuando la tigresa del mediodía desciende sobre la planicie todas nuestras voces se alzan sobre los escombros y el mediodía se estrella contra la llanura como una mujer violada
cuando la crisálida de la mañana se abre sobre nosotros le cantamos la canción de la buenaventura y la mañana se compadece de nuestra frente como una doncella que seca el sudor del guerrero al fin de su peor batalla
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XI
el llano que nos ronda nos alumbrará las manos como antorchas y bajo ese sol plantaremos la bandera del hombre infinito
no somos los portadores de la verdad como una certeza de fuego no nos ceñimos la coraza de hiel de los verdugos pero sí somos los que levantaremos la tierra desde nuestra frente agobiada como a una mujer semejante a ellas que nos esperan detrás de las murallas
y ¿qué será de ellas y de nuestros hijos y de nuestros caballos rumorosos?
vendrán con nosotros para hacer del llano un pueblo un pueblo sin magia ni destilaciones de jugos misteriosos
vendrán con nosotros a fundar la nueva casa la casa de los iguales ante el semblante demacrado de los señores
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