LUJO & Life Style
“BLENDING IS AN ART” En el mundo del whisky, el consumidor otorga el reconocimiento a figuras que crean mezclas destacadas, elevándolos casi al estatus de estrellas de rock. Este es el caso de Colin Scott, el nombre detrás de la marca Chivas Regal. DANIEL PANEDAS Vicepresidente de Grupo Cerca
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u pasión por trabajar en la industria del whisky la heredó de su padre y a la vez de su abuelo, por lo que su familia lleva casi un siglo dedicándose a este arte. Colin es un personaje singular, tiene la risa a flor de piel y los ojos siempre delatan lo que piensa. Para entender quién es él, basta con decir que es el Master Blender de Chivas Brothers desde hace 25 años y que lleva 40 años en la empresa. Además, es el hombre que firma la botella del inigualable Chivas 18, su máxima creación según él mismo, y también es quien recreó el Chivas 25. Nadie se imagina que un embajador de una marca tan prestigiosa pudiera ser un personaje serio y poco amigable, pero después de varias vueltas al mundo entero en representación de Chivas, a Colin Scott se le nota que verdaderamente sigue disfrutando lo que hace, que no es ni más ni menos que explicar el proceso creativo y la historia misma detrás de la bebida más noble que el hombre puede disfrutar. La primera charla fue en el restaurante La Cassina en Santo Domingo, donde
compartí una memorable cena junto a Colin y Juan Carlos González, director de Pernod Ricard en República Dominicana. Como amante del whisky, representó una oportunidad única de hablar mano a mano con una leyenda. Cenamos con vino, y en la sobremesa fuimos experimentando con diferentes whiskys, entre ellos uno que me recomendó Colin especialmente de acuerdo a mis gustos, el Glenlivet 15 años. Al margen de eso, tomar Chivas 18, luego de una exquisita cena, en compañía del hombre cuya firma está en la botella, fue un honor que pocas veces se obtiene. Antes de despedirnos, su contagiosa risa se escuchó en todo el lugar, cuando al hablar de la llegada de Cristóbal Colón a Santo Domingo, le hiciera la comparación de que tomar Chivas con él, era similar a que Colón, en persona, te enseñara las carabelas por dentro. Y de verdad fue eso lo que sentí. GUardIÁn de la CalIdad
La segunda charla fue durante un almuerzo en el restaurant Le Club, en Altos de Chavón en Casa de Campo, con una
Si no se hubiera dedicado a esta industria, le hubiera gustado ser piloto de combate y cuando no toma whisky, prefiere el vino o también una buena caipirinha. 96
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impresionante vista sobre el río Chavón y el campo de golf Dye Fore, como telón de fondo. La charla fue muy divertida y en un tono más personal. A los 39 años Colin se convirtió en Master Blender de Chivas y se autodefine como el guardián de la calidad. En eso consiste su trabajo, en garantizar la experiencia, asegurando el mismo carácter en cada mezcla, año tras año. Para Scott, “las recetas cambian pero la experiencia siempre debe ser la misma. Así, se trabaja con whiskys que fueron destilados hace muchos años y que van cambiando sus características con el tiempo, la clave es utilizarlos en el momento justo de su evolución y saber cómo reaccionarán con el resto, no olvidemos que cada blend se compone de 40 ó 50 whiskys de diferentes edades y regiones de Escocia”. Algo así como un rompecabezas gigante al que se le agrega la dimensión de que el paso del tiempo cambia las piezas.
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“No importa la cantidad de whiskys que tenga una partida, el propósito es que la mezcla tenga consistencia, que se acoplen para sonar como una orquesta de sabores”. Colin Scott, Master Blender de Chivas Brothers
De izq. a der.: Juan Carlos González, director Pernod Ricard, R.D.; Colin Scott, Chivas Brothers y Daniel Panedas, Grupo Cerca.
Digamos que se toma el pasado para crear el presente y además se trabaja pensando en el futuro. Siempre buscando, probando y descubriendo, lo que usará hoy y lo que va añejando. “Hoy trabajamos para la nueva generación de Master Blenders, asegurando que cuenten con toda la materia prima necesaria”. Su equipo es bastante pequeño, solo lo acompañan seis personas y es posible que de allí salga su heredero en algún momento. Hoy en día la tecnología ha cambiado muchas cosas, pero la forma de destilar el whisky escocés sigue siendo la misma. “Trabajamos con la naturaleza, con el espíritu que viene de la tierra, el scotch es 100% natural”. La personalidad, el carácter o el balance en un whisky pueden ser conceptos abstractos, pero en la mente de Colin tienen un significado diferente. “No importa la cantidad de whiskys que tenga una partida, el único propósito es que la mezcla tenga la misma consistencia, que
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se acoplen para sonar como una orquesta de sabores” afirma. Un mundo paralelo
El mundo del whisky a escala global tiene muchos participantes y un par de gigantes que pelean a muerte por cada punto de mercado, pero al nivel de Colin es como un mundo paralelo, donde no hay competencia sino colaboración. “Es usual compartir información y datos, si me falta un whisky de determinadas características lo puedo pedir, así como comparto mis hallazgos por si otros los necesitan. Todos trabajamos para un mismo producto que es el Scotch Whisky”. Su gran preocupación ahora es asegurar los insumos para el futuro, por eso Chivas sigue abriendo o comprando destilerías acorde a la predicción de la demanda para los próximos 20 años. Independientemente de cuanto se estime, él y su equipo garantizarán la misma calidad.
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Colin tiene tres hijas y ninguna continuará su tradición, hoy viven en lugares tan diferentes como Londres, Edimburgo o Nueva Zelanda, mientras que él lo hace cerca de Glasgow. Si no se hubiera dedicado a esta industria, le hubiera gustado ser piloto de combate y cuando no toma whisky, prefiere el vino o también una buena caipirinha. Si tuviera que elegir un whisky para el resto de su vida, se quedaría con el Chivas 18 sin dudarlo, por su riqueza de sabores. Me deja la sensación inequívoca de ser una persona recta, de valores innegociables y que realmente siente orgulloso de su trabajo. Más que una entrevista, fue una charla de amigos o mejor dicho, una clase magistral. Antes de despedirnos, le pregunto si su tarea entra en el campo de la ciencia o del arte, se ríe, me hace una guiñada y me regala el titular de esta nota; “Blending is an art”. Está todo dicho.
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