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El nuevo
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Cayman inspiración deportiva
La ciudad de Malmö en verano es hermosa. Días casi interminables, un clima perfecto, parques llenos de gente que realizan actividades al aire libre y bicicletas por todas partes. Se respira calidad de vida. Ubicada en el suroeste de Suecia, Porsche la eligió para presentar su nuevo modelo, y hasta allí volamos para volver a comprobar que todo lo que se refiere a esta marca, suele exceder siempre las expectativas. Y este caso no fue la excepción. Por: Daniel Panedas (texto y fotos).
Con el 718 Cayman, Porsche prosigue el cambio de generación de los deportivos con motor central. El Roadster y el Coupe se acercan técnica y ópticamente bajo la denominación conjunta de 718. Así, por ejemplo, el 718 Cayman y el 718 Boxster tienen por primera vez motores con la misma potencia. El motor bóxer sobrealimentado de cuatro cilindros tiene una potencia de 300 CV en el 718 Cayman, con su cilindrada de dos litros. El 718 Cayman S presenta una potencia de 350 CV, con una cilindrada de 2,5 litros. Con la introducción de estos motores, el 718 Cayman con PDK y paquete Sport Chrono acelera en 4,7 segundos de 0 a 100 km/h. Un 718 Cayman S con el mismo equipamiento los alcanza en 4,2 segundos. Las velocidades máximas de los modelos 718 Cayman y 718 Cayman S son de 275 km/h y 285 km/h, respectivamente. Con su nuevo chasis completamente readaptado, el Coupe con motor central es más que nunca un ejemplo de conducción dinámica. Los biplaza pueden equiparse de forma opcional con el sistema Porsche Active Suspension Management (PASM).
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El diseño de la nueva gama de modelos también se ha perfeccionado: todo es nuevo a excepción de la tapa del maletero, el techo y el parabrisas. También se ofrece de serie el sistema Porsche Communication Management (PCM) de la última generación, que incluye una moderna pantalla táctil. Los módulos Connect, la navegación y Connect Plus pueden adquirirse de forma opcional. Con el fin de seguir aumentando la precisión y la estabilidad transversal de las prestaciones de conducción, los ingenieros perfeccionaron por completo el chasis del 718 Cayman. Los amortiguadores de vibraciones hidráulicos modificados y el mayor grado de dureza de los estabilizadores y de los resortes reducen, en la medida de lo posible, los movimientos de inclinación al mismo tiempo que aumenta el confort. La adaptación incrementa la solidez y mejora la amortiguación en carreteras con grandes y pequeños desniveles. Además, se optimizó la rigidez del eje trasero. Las ruedas traseras, media pulgada más anchas, aumentan el potencial de la fuerza lateral y contribuyen, junto con los neumáticos de nuevo diseño, a mayor estabilidad en las curvas. EL PASADO Y EL PRESENTE DE UN GANADOR Los diseñadores se valieron, una vez más, de la historia de Porsche como rica fuente de inspiración. Como antepasados del 718 Cayman pueden mencionarse autos de carreras con motor central como el 550 Coupe de 1953, el 718 GTR Coupe de 1962 o el 904 Carrera GTS de 1963, cuyas formas y proporciones típicas de la marca siguen presentes en este nuevo modelo. Pero también la historia más reciente ha tenido su influencia en el diseño, como el deportivo de alto rendimiento Carrera GT construido desde 2004 hasta 2006. Todos estos vehículos heredaron la genética de la que se alimentan los diseños de Porsche. Las tensas proporciones del 718 Cayman, las llamativas entradas de aire del frontal y el lateral, así como la baja silueta subrayan el mayor dinamismo del modelo. El frontal muestra un diseño claramente más distinguido, el cual ofrece un aspecto más ancho y agresivo. Este efecto se refuerza con los estrechos grupos ópti-
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cos traseros, situados por encima de las entradas de aire laterales, que integran las luces de posición y los intermitentes. El nuevo concepto de motores turbo se refleja en el exterior a través de las entradas de aire de refrigeración frontales, notablemente más grandes. El frontal del 718 Cayman se completa con los nuevos faros principales bi-xenón con luz de conducción LED integrada. La nueva zaga ofrece un aspecto mucho más ancho debido al listón decorativo de color negro brillante con el emblema Porsche integrado entre los faros traseros. Los grupos ópticos traseros se caracterizan por la técnica tridimensional de la pieza interior, que puede visualizarse a través del vidrio claro. En el puesto de mando del 718 Cayman, el conductor encontrará el ambiente típico de Porsche, refinado a través de nuevos elementos. En el centro del interior perfeccionado se ubica el nuevo sistema de serie Porsche Communication Management (PCM), con preinstalación para el teléfono móvil, interfaces de audio y un potente sistema de sonido Sound Package Plus con ocho altavoces. El área superior perfeccionada del salpicadero refleja, con sus sublimes rejillas de aire, el marcado diseño tridimensional del exterior. El nuevo PCM ofrece todo un abanico de posibilidades de personalización. Y, con este fin, se puede ampliar con módulos opcionales. El módulo Connect incluye una superficie de apoyo para conectar el teléfono inteligente con la antena exterior sin utilizar cables, un conector USB para iPod en la consola central y las aplicaciones Apple CarPlay con control por voz y Porsche Car Connect. Vivir el Porsche 718
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CAYMAN Pero si bien los aspectos técnicos son fundamentales, los emocionales que se generan son aún mayores. Es el estilo de vida Porsche, difícil de transmitir dentro del marco de las palabras. Es algo que se vive. Y así lo hicimos en este viaje, que vale la pena contar. El itinerario tuvo como primera escala Dresde, en Alemania. En esta hermosa ciudad nos reunimos con otros periodistas especializados llegados desde distintas partes del mundo. Solamente hubo seis cupos para América Latina y tuvimos la suerte de poder contar con uno de ellos. Desde esta ciudad volamos en un chárter de Porsche hasta Malmö y de allí a registrarnos en el hotel para cenar en el piso 26 con una vista del 360 grados mientras el sol se resistía a esconderse hasta
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cerca de las once de la noche. El delicioso menú, el lugar, la vista, el ambiente… todo indicaba que ya estábamos en el universo Porsche. Al día siguiente, luego del desayuno ligero, nos asignaron los autos y nos explicaron la dinámica de la prueba. Los GPS ya tenían el circuito a donde debíamos llegar y podíamos elegir la ruta para hacerlo. La más larga, obviamente la que elegí, era de dos horas quince minutos, y combinaba carreteras regionales y angostos caminos locales, con suaves ondulaciones ideales para probar el comportamiento del auto en aceleración, frenadas, estabilidad y conducir en Sport y Sport Plus, para luego llevarlo nuevamente a los modos de confort. Toda una experiencia sensorial completa.
Disfruté cada momento de conducción, porque estas máquinas están hechas para eso. Un auto es una herramienta para llevarlo de un lugar a otro, un Porsche es para conducirlo sin importar a dónde vaya.
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EL CIRCUITO Una vez en la pista y luego de la presentación técnica, llegó el momento de la máxima adrenalina: salir al circuito. El trazado era muy técnico, sumamente trabado, sin posibilidades de aceleración por lo corto de la recta principal, donde apenas podíamos llegar a los 180 km/h; sin embargo, era extenuante en términos de atención, pues la más mínima distracción, cualquier radio de giro mal tomado o frenada tardía, podía dejar a los conductores en una situación muy incómoda, al perder totalmente la posibilidad de obtener la potencia de salida necesaria. Me costó encontrar el ritmo adecuado para girar, ya que era del tipo de circuitos que es necesario conocer de memoria para poder saber qué es exactamente lo que viene a la salida de curva. Pasado el almuerzo, volvimos a tomar los autos, esta vez, elegí un modelo S de color anaranjado. Volví a Malmö por el camino corto y como tenía tiempo libre, decidí que sería lindo pasar el resto de la tarde en Dinamarca.
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El delicioso menú, el lugar, la vista, el ambiente… todo indicaba que ya estábamos en el universo Porsche. AL OTRO LADO DEL ESTRECHO El magnífico puente que une estos dos países nórdicos tiene 21 kilómetros sobre un estrecho desbordado de pequeños veleros. La entrada a Dinamarca es a través de varios kilómetros de túnel, con una arquitectura de un efecto visual increíble. Copenhague es una ciudad rica en historia, pero con un presente de modernidad notable. El delicado cuidado por el urbanismo se hace presente en todas partes. Todo se mueve en un formato casi rítmico, todo fluye como si hubiese música de fondo. Es verano, hace calor, las bicicletas se multiplican, la gente no tiene prisa. Se me hace imposible que uno pueda sentir estrés en un lugar así. Con mi Cayman recorro despacio las calles del centro envuelto en la atmósfera de árboles y parques que me rodean. Los niños señalan el auto a mi paso con cara de asombro, todo pasa casi en cámara lenta, nada está fuera de su lugar, no hay policía, no hay gritos, no hay humo. Todo es sano, exageradamente normal. Es obvio que esta ciudad tiene otro rostro, con un invierno cruel de noches largas y frío permanente, pero la cara que yo vi de Copenhague es para enamorarse a primera vista. Después de un breve paseo a pie por el puerto deportivo, con sus bares sobre terrazas y sus millones de flores, volví a mi Porsche para regresar a Suecia. Una tarde cualquiera.
Disfruté cada momento de conducción, porque estas máquinas están hechas para eso. Un auto es una herramienta para llevarlo de un lugar a otro, un Porsche es para conducirlo sin importar a dónde vaya. De regreso en Suecia, apenas cruzar el puente, viví una situación interesante en un control de policía: no llevaba mi pasaporte, era un uruguayo con una licencia de conducir guatemalteca, en la frontera entre Dinamarca y Suecia y, además, con un auto alemán sin papeles. Luego de explicarles la situación y la razón de mi presencia en esas pruebas, pude irme, no sin antes prometer que no volvería a cruzar ese puente sin pasaporte. La llegada al hotel no fue el final de la jornada. Más tarde cenamos en el centro histórico de la ciudad, entre paseos peatonales con pequeños restaurantes y calles impregnadas de historia. Incluso nos dio tiempo de caminar hasta la parte moderna, a los pies de su edificio ícono, el Torso, del arquitecto español Santiago Calatrava. El 718 Cayman no es el 911, eso está claro, pero esta versión es contundentemente buena, supera las expectativas de todos los que estuvimos en la prueba, y toda la experiencia fue inolvidable, como cada vez que me sumerjo en el universo Porsche.