Revista Paula, domingo 10 de noviembre del 2019

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SOCIEDAD

despuĂŠs del estallido








MODA

| Los elegidos

Por Belén Muñoz Fotos Alejandra González Vestido, Basement en Falabella, $26.990.

Cartera, Hush Puppies, $39.990.

Zapatos, Amphora, $49.990.

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Cartera, Tricot, $12.990. Collar, HyM, $5.990. Zapatillas, Keds en Hush Puppies, $54.990. Aros, H&M, $8.990. Cintillo, Tricot, $1.490.

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BELLEZA

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| Lo que tienes que probar


Cuidados esenciales del color Por Constanza Espinoza • Ilustración Paula Pizarro

La decoloración hace que el pelo pierda un 70% de sus proteínas, por lo que se debilita, adelgaza y sus puntas se abren. Para evitar dañarlo más, el estilista Juan José Sandoval dice que es esencial usar buenos productos como decolorantes con efecto protector y combinarlos con cremas, mascarillas y serums hidratantes las semanas posteriores al tratamiento. “El pelo decolorado se debilita, seca y oxida más rápido, por eso es bueno aplicar productos específicos que lo mantengan hidratado. Otra cosa importante es tomar al menos dos litros de agua al día, ya que es su mayor componente”.

LAS SUGERENCIAS DEL ESPECIALISTA JUAN JOSÉ SANDOVAL

“No lavarlo todos los días, porque al hacerlo se barren los pigmentos de color con mayor rapidez. Además, como el pelo demora 24 horas en secarse por completo, lavarlo a diario lo tendrá constantemente húmedo y eso lo debilita”.

“Usar semanalmente champú violeta o ‘silver’ evita que el pelo se oxide en quienes usan tinturas más claras que su color natural”.

Mascarilla Nutritiva, Too Cool For School en DBS, $12.990. Elixir Ultime Huile Originale, Kérastase. $35.900. Essential Haircare Nounou, Davines en Pichara, $9.990.

“Retocar la tintura es muy importante. Quienes quieran un color rubio desde la raíz deben hacerlo cada dos meses; quienes prefieren mantener la raíz natural, cada 4 o 5, y los pelos con pigmentación naranja (negros y castaños oscuros), cada dos”.

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TIEMPO LIBRE

El cuesco es la mejor parte de la palta Texto Emiliana Pariente • Foto Juan Pablo Sierra • Producción Magdalena Mendía

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La palta es de los alimentos más sabrosos y completos que existen, pero muy pocas veces se le da énfasis a su semilla. Esta, que se puede hervir, rallar o machucar, es rica en fibra soluble y contiene el 70% de sus aminoácidos, volviéndola clave en la prevención de enfermedades cardiovasculares y reducción del colesterol. A principios de año un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Pensilvania publicó un estudio en la revista Advances in Food Technology en el que plantean que la semilla de la palta contiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que pueden usarse con fines farmacéuticos. Así, se le dio visibilidad a esto que suele ser desechado, y se comprobó que, contrario a lo que se pensaba, ahí reside la mayor cantidad de sus aminoácidos. Esta super semilla, rica en nutrientes, ayuda a reparar los tejidos y células deteriorados, evita la acumulación de toxinas, alivia dolores estomacales y ayuda al tránsito intestinal. Álvaro Pineda, arquitecto y fundador de Sr. Compost, que fomenta la revalorización de residuos orgánicos, explica: “Se le puede dar un uso, personal o para el medioambiente, al 100% de la materia orgánica”. Considerando las cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, que establecen que un tercio de la producción de alimentos en el mundo termina en la basura, recomendamos algunos usos para no botar el cuesco:

• PARA EL JARDÍN: El cuesco de la palta se demora entre seis y ocho meses en ablandarse –si lo dejamos reposar envuelto en hojas secas se puede demorar menos–. En su estado blando, en el que adquiere una textura similar a la del puré, es un excelente alimento y fertilizante para la tierra.

• EXFOLIANTE PARA EL CUERPO: Debido a sus

propiedades antioxidantes y grasas naturales, al rallarlo y mezclarlo con aceite de oliva y azúcar rubia, el cuesco de la palta puede ser un increíble exfoliante para la piel.

Para la temporada de resfríos El cuesco contiene una alta cantidad de flavonol, componente con actividad antiinflamatoria y antialérgica que fortalece el sistema inmunológico. Su uso alivia los problemas respiratorios.

1.

• DE CONDIMENTO: La

Rallar el equivalente a una cuchara sopera.

manera más fácil de consumir los nutrientes del cuesco es aplicándolo a una receta. Al rallarlo, se puede usar como condimento para ensaladas –la cáscara tiene un leve sabor amargo–, entregando una dosis de fibra soluble que ayuda en el transito intestinal y la indigestión.

2.

Dejar secando en una bolsa de papel por 24 horas, hasta que parezca aserrín.

• PARA EL PELO: Las grasas naturales del cuesco sirven para el brillo y la sedosidad del pelo, además de ser un apoyo en la batalla contra la caspa. Lo mejor es machucar el cuesco y mezclarlo con el champú de uso diario.

3.

Preparar una infusión con agua hervida y miel.

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TIEMPO LIBRE

Qué - Cómo - Cuándo

Para ver y aprender La mente es la última entrega de la miniserie documental de Netflix En pocas palabras. Al igual que en las temporadas pasadas, esta producción intenta explicar de manera simple y breve distintos temas de interés. Si antes exploró temáticas como la monogamia, los tatuajes o la brecha salarial, esta vez se adentra en el misterioso mundo del cerebro. ¿Por qué soñamos? ¿Cómo funcionan los recuerdos? ¿Qué sucede cuando se toman alucinógenos? ¿Cómo se logra una consciencia plena? ¿Por qué sufrimos de ansiedad? Cada una de esas preguntas se intenta desenmarañar en un capítulo de 15 o 20 minutos con expertos y testimonios de personas normales, hilados por la voz de Emma Stone. Es un buen acercamiento para temas que muchas veces no indagamos por su complejidad o lejanía, pero que aquí, de manera bastante didáctica, lo ponen en palabras simples y al alcance de todos.

Fin de año saludable

Soñando en collages En su cuenta de Instagram Dreaming in collages comparte collages de distintos autores de todo el mundo. Se trata de un interesante recorrido visual para los amantes de esta técnica artística que consiste en juntar, adherir o superponer en una sola superficie imágenes, fragmentos o materiales de diferentes tipos. En las casi dos mil publicaciones destacan por igual trabajos análogos o digitales con inspiraciones modernas y vintages. @dreamingincollages

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Para los interesados en nutrición viva, Belén Dussaubat, chef de raw food y creadora del sitio Chirimoya Alegre, dictará varios talleres este fin de año. El sábado 23 y el domingo 24 de noviembre hará un curso intensivo de alimentación consciente basada en plantas, alcalinización y depuración con frutas, verduras, legumbres y semillas, que complementará con recetas de zumos, leches vegetales, almuerzos y postres. También, el 14 y el 19 de diciembre, enseñará recetas con ingredientes 100% vegetales y naturales para una Navidad saludable. Inscripciones y preguntas en info@chirimoyalegre.cl.


Para escuchar

Para probar Inaugurado hace solo dos meses, Indian Box es un restaurante de comida india 100% vegano. “En los restoranes de India es muy difícil comer un curry de pollo como se venden acá, y nuestra apuesta es fiel a la cocina tradicional: sin lácteos ni carnes”, dice Bhavan Dadlani, uno de los dueños del local de Providencia. Imperdibles son sus currys, como el dal makhani, un guiso de lentejas negras y frijoles rojos en salsa de tomate y crema de castañas de cajú que también se prepara en el local ($8.990). Vale la pena acompañarlo de una porción de dhaniya naan, tradicional pan con semillas de sésamo y cilantro ($1.900). Ojo con su menú de almuerzo, que incluye ensalada, fondo, arroz basmati, chapati y jugo natural por solo $5.490. Av. Santa Isabel 1265, Providencia. Indianbox.com.

Ya es costumbre para muchos corredores aficionados: la clásica selfie grupal o personal después de un entrenamiento, para compartir en redes sociales o para enviarla al club de running y declarar la tarea como cumplida. De ahí viene el nombre del podcast Run selfie repeat, de la maratonista estadounidense Kelly Roberts, que hace poco logró su mejor marca en el maratón de Chicago. Se trata de un contenido muy útil para todo tipo de atletas, independiente del nivel que tengan, pues Kelly aborda temas como el famoso muro mental, la alimentación, frustraciones y las distintas emociones con las que cualquier runner se puede enfrentar en sus entrenamientos y carreras. Los capítulos duran entre 20 y 45 minutos y son ideales para acompañar trotes suaves o para motivarse con la idea de salir a hacer deporte. Run selfie repeat se puede escuchar en Spotify.


GUÍA

| Aprender para no depender

Cocinar para ahorrar Por Constanza Espinoza • Ilustración Violeta Cereceda

Seamos honestas, ¿cuántas veces este año hemos tenido que botar comida del refrigerador o la despensa porque se echó a perder? El estresante estilo de vida actual, los extensos horarios laborales y la falta de tiempo suelen ser las razones por las que muchas veces, en vez de cocinar, recurrimos a restaurantes o aplicaciones móviles de delivery y olvidamos lo que guardamos en nuestra cocina. El último estudio “Chile Come Sano”, realizado por GFK Adimark y Jumbo –y publicado en septiembre pasado– reveló que el número de chilenos que considera difícil alimentarse saludablemente alcanza un 69%, y que el alto precio de ese tipo de comida sigue siendo el primer obstáculo que advierten para hacerlo.

LO QUE SUGIEREN LOS EXPERTOS EN TORNO A LA COCINA Y EL AHORRO:

1. Comprar ‘bien’ Es fundamental tener una despensa equilibrada en la que no falten esenciales como sal, aceite, fideos, legumbres y arroz, además de verduras y frutas frescas de la temporada compradas en ferias o vegas.

2. Planificar las comidas Tener un menú semanal evitará la compra excesiva y el riesgo de que se estropeen o caduquen los alimentos.

3.Cocinar más Preparar más raciones de comida permite congelar lo que no consumimos y dejarlo para otra ocasión.

El 95% de los chilenos piensa que botar comida acumulada en el refrigerador es una práctica normal.

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Encuentra tres recetas para cocinar en casa en Paula.cl

3.700 millones de kilos de comida bota Chile anualmente, de acuerdo a cifras del Ministerio de Agricultura. Según un estudio realizado por la Universidad de Talca, cada persona podría ahorrar hasta 200 mil pesos al año si no desperdiciara alimentos. estudio cuánto alimento desperdician los chilenos realizado por la universidad de talca en 2011.

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El último estudio Chile Come Sano reveló que el hábito de cocinar en casa creció de un 18% a un 25% en tres años.

En medio de esta tendencia por cocinar en casa nació el denominado ‘batch cooking’, método que consiste en cocinar en grandes cantidades para optimizar el tiempo de preparación de los alimentos sin sacrificar su sabor ni calidad nutricional. La nutricionista integrativa Andrea Pacheco, quien dicta talleres de batch cooking con temáticas vegetarianas y veganas, aconseja elegir uno o dos

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BENEFICIOS DEL BATCH COOKING: • Disfrutarás comiendo más saluda-

ble y optimizarás tu tiempo. • Ahorrarás dinero. • Ayudarás al medio ambiente, ya que el desperdicio de comida es una problemática mundial. • Olvidarás el concepto dieta, ya que tendrás mejores hábitos. • Menos tiempo en la cocina, más tiempo para ti y tu familia.

días de la semana y dedicarle entre tres y cuatro horas a la cocina, para así el resto de los días solo usar unos pocos minutos para preparar cada comida. El próximo taller será el sábado 16 de noviembre en Casa Fen junto a Nazira Docmac (nutricionista y experta en alimentación vegana). Más información en su cuenta de Instagram: @nutriberry.cl.


LA NUTRICIONISTA ANDREA PACHECO RECOMIENDA:

1. Preparar

2.Disponer

3.Tener envases

recetas básicas

de verduras

de vidrio

Bases para desayuno, colaciones, cereales –idealmente integrales como quínoa o arroz–, legumbres, aliños y salsas.

Para cocer y usar en sopas, guisos, budines o como complemento de las recetas básicas.

Para almacenar las verduras frescas picadas y trozadas. Se deben guardar sin lavar y envueltas en papel aluminio para evitar que se humedezcan.

Planificar un menú semanal y organizar una lista de compras es fundamental. Cualquier tipo de alimentación es posible con el método del batch cooking. 21


REPORTAJE

Después del

estallido Por Consuelo Lomas, Emiliana Pariente y Ariel Richards • Ilustración Sofía Valenzuela

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Existe un temor primitivo en nuestro subconsciente por los mundos que están bajo tierra, desde las cavernas hasta nuestro propio interior. Lo subterráneo representa lo que está oculto, el espacio de lo desconocido. En la mitología clásica las bestias se esconden en las profundidades, y, como dijo Platón, sólo en la superficie nos espera el conocimiento. Con un salto sobre un torniquete. Así fue cómo, hace unas semanas, un estudiante inició el proceso de transformación más intenso que ha vivido nuestro país desde la vuelta a la democracia. Es sabido que el impulso de ese salto, tal como sus consecuencias, no respondía únicamente al alza del pasaje del metro. Pero que esta revolución haya comenzado en el sistema de transporte subterráneo no es casual, ya que los estallidos sociales no ocurren de un momento a otro: su fuerza se acumula a lo largo del tiempo y la mayoría de las veces son justamente de abajo hacia arriba. La erupción de las demandas ciudadanas por igualdad, justicia y transparencia vinieron desde lo subterráneo y surgieron con fuerza hacia la superficie. Estas consignas por igualdad social nos hicieron sentir, en mayor o menor medida, parte de algo más grande. Pero incorporar estas premisas como parte de nuestro discurso puede ser una distracción a la necesidad de tomar acciones políticas y colectivas inmediatas. En algún nivel todas hemos sido parte de lo que ha ocurrido en nuestro país desde el viernes 18 de octubre. Todas nos hicimos conscientes de una realidad más allá de nuestro ámbito individual. De hecho, según una encuesta realizada durante el 22 y 24 de octubre por la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Católica de Temuco, el 94% de los consultados está a favor de

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las demandas sociales exigidas en la calle, mientras que solo un 2% está en contra. Pero ¿qué viene después del estallido? Las crisis vuelven visible lo invisible y nos ubican súbitamente en una posición de cuestionamiento personal en relación al otro. Y es que no hay revolución que no surja desde el interior, así como no hay estallido exterior que no repercuta a nivel personal. La psicóloga clínica Evelyn Hadad explica que, tanto a nivel individual como colectivo, lo que estamos viviendo es un proceso en el que recién nos encontramos en las fases iniciales de un camino más largo. “Vivimos en una cultura de gratificación inmediata; a menos que la legislación cambie al día siguiente tendemos a pensar que la protesta ha fracasado. Evidentemente esta reconstrucción también tiene ciertas fases. No es un proceso rápido ni inmediato, porque las personas a nivel psicológico y emocional no operamos así”, aclara la especialista. ¿Pero cuánto tiempo hay que esperar para materializar lo que en un comienzo corre el riesgo de quedarse solamente en un fervor efímero? “Si la toma de conciencia no va acompañada de acciones concretas sostenidas en el tiempo, termina siendo sólo una sensación. Las acciones las vamos a tener que pensar cada uno de nosotros. Porque estamos llamados a revisar y luego actuar consecuentemente”, dice el filósofo Eduardo Fermandois. En un proceso individual los plazos dependen de cada persona, sin embargo “al hablar de un proceso social como el que vivimos, donde hay miles de personas implicadas, no se puede precisar el tiempo. Casi parece una lucha entre quienes se cansan y quienes logran aguantar”, agrega Hadad.


“Vivimos en una cultura de gratificación inmediata; a menos que la legislación cambie al día siguiente tendemos a pensar que la protesta ha fracasado. dice evelyn hadad

La pregunta que subyace es cómo generar desde adentro un cambio profundo capaz de desestabilizar el sistema que se busca cambiar. “La doctrina neoliberal no sólo se ha implantado en el ámbito económico, sino que sobre todo ha calado hondo en la mente de las personas, incluso en aquellas que se ven perjudicadas”, dice Fermandois. “Se trata, en el fondo, de una manera de organizar nuestras vidas, de ver a los demás, a la naturaleza y a nosotros mismos. Es, en definitiva, una forma de vida. Una forma de vida profundamente injusta para la inmensa mayoría, y una forma de vida, además, profundamente estúpida en la medida en que no nos hace más felices. Tomar conciencia de esto último quizá sea la tarea más desafiante que tenemos por delante”. Lo que al parecer se está dando es que están confluyendo múltiples maneras de luchar contra un sistema imperante, pero desde el entendimiento que somos actores claves de ese sistema. “Hay una manera de luchar que es desde el estallido y tiene que ver con la efervescencia e inmediatez. Se podría decir que esta forma es menos crítica y se enfoca en las demandas que están en explosión, como la desigualdad material y falta de reconocimiento. Y hay otra lucha que es más procesual, menos visible, pero que lleva mucho tiempo gestándose. Esta lucha tiene una carga ideológica fuerte y busca cambios estructurales”, explica el investigador del CEDER de la Universidad de Los Lagos, Juan Pablo Paredes. Según Paredes, esto es propio de todos los movimientos sociales, los que en una primera instancia suelen nacer desde un desencanto con la política tradicional, pero en una segunda etapa, de manera orgánica, tienden a recurrir a nuevas maneras de

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“Hay una manera de luchar que es desde el estallido y tiene que ver con la efervescencia e inmediatez. Ésta se enfoca en demandas como la desigualdad material y falta de reconocimiento. Y hay otra lucha que es menos visible, pero que lleva mucho tiempo gestándose. Esta lucha tiene una carga ideológica fuerte y busca cambios estructurales. Hoy ambas confluyen”. dice juan pablo Paredes.


hacer política, de formas autoconvocadas y desde lo colectivo. Esto se evidencia con las iniciativas que se han dado estos días, tales como las asambleas ciudadanas, cabildos abiertos, e incluso la apropiación de espacios públicos en pos de instancias reflexivas. “Lo que está pasando es que se volvió a hacer política en el sentido griego: desde la auto organización. Se están dando formas sub políticas de crear vínculos en torno a problemáticas que antes se abordaban de manera individual. Esto reconfigura la sociedad civil, que en Chile había quedado invisibilizada después de la dictadura”.

Los especialistas concuerdan que es posible que la sociedad vuelva a su cauce anterior y que cada día sea, en los actos, más o menos lo mismo que era antes del estallido. Sin embargo, el sociólogo de la Universidad de Chile, Manuel Canales, afirma que si bien se puede volver, no será de la misma manera. “Quizás el consumo actual, o la promesa de tener más, ya no va a brillar tanto ni va a ser nuestra principal aspiración. Creo que se podría volver en superficie a la supuesta normalidad, pero ninguna sociedad es la misma después de que ha sido analizada, deconstruida y des imaginada”.

El viernes 18 de octubre Santiago pasó en pocas horas de ser una capital supuestamente funcional a una ciudad paralizada por protestas. Se volvió visible en la calle lo que antes estaba bajo la superficie. Miles de personas salieron a manifestarse mientras se empezaban a configurar las demandas paralelas al incremento del pasaje del metro. Este remezón social, que inició con el alza de $30 en el pasaje, dio paso a una toma de consciencia colectiva. Hadad explica que una vez que hemos tomado consciencia “somos capaces de sanarnos, de identificar lo que no nos gusta, lo que nos hace daño. Y esa es la manera de avanzar hacia lo que queremos. El primer paso tiene que ver con abrir los ojos desde una zona más íntima y profunda; un segundo paso requiere observar lo que está pasando afuera y el último paso, que es el más complejo, es cuando se está en condiciones de cuestionar las barreras, las defensas, los prejuicios y las actitudes que te dicen erróneamente que es mejor aguantar que cambiar, porque el cambio no es tan fácil”.

“La toma de conciencia nunca se acaba”, agrega Fermandois. “Forma parte de un proceso que, como sujetos proactivos, hemos de continuar extendiendo y cultivando mediante acciones concretas. Me parece correcto apuntar a un asunto de actitud, que nunca se reduce a una suma de opiniones. Cuando hablamos de una actitud frente a una materia, situación o persona, no nos referimos únicamente a creencias u opiniones que alguien mantiene de un modo explícito y argumentado; se trata de algo menos nítido en su perfil, pero más gravitante en sus efectos. Modificamos fácilmente una opinión cuando se nos presentan evidencias que la desmienten, pero cambiar de actitud es algo mucho más profundo e integral, y un par de evidencias o razones nunca resultarán suficientes. Uno no cambia de actitud como se cambia de ropa, y por eso adoptar una perspectiva distinta tiene siempre algo de conversión. Ese es ahora el desafío”.

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REPORTAJE

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Mamá desobediente Por Catalina Infante • Ilustración Violeta Cereceda

Estoy en un café escribiendo este artículo y siento culpa. Mi hijo de 10 meses está en la casa jugando con mi nana y no conmigo. Vengo de una reunión de trabajo donde todos hablaron de cosas que yo no sé; influencers de Instagram, libros que no he leído, series que no me suenan, noticias de las que nunca me enteré. Pienso que hasta hace poco más de un año yo era de esas persona enchufada en el mundo, persiguiendo metas que cumplía de manera enajenada, recibiendo correos y WhatsApps con invitaciones a cosas a las que corría para asistir. Pero ahora no me entero de nada. Es lo que pasa con la maternidad; te saca

del mundo. De todas formas, recuerdo el vacío detrás de esa euforia y me dan ganas de quedarme en mi casa cuidando a mi hijo para siempre. Esa culpa de no estar todo el tiempo con mi hijo pero sentirme ahogada cuando paso el día entero con él se llama ambivalencia. Y, creo, es la palabra que mejor define la maternidad. No lo digo yo, sino Esther Vivas, periodista española y autora del libro Mamá desobediente, que a pocos meses de su publicación ya ha agotado tres ediciones. Lo leo por las noches, a pequeños sorbos, mientras mi hijo duerme. Y es que no solo ha puesto en palabras todas las cosas confusas que pasan dentro de mí desde que soy

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madre, también les ha dado una explicación histórica y cultural a esos dos fantasmas que me persiguen a diario; el de la madre perfecta y abnegada versus la mujer independiente y exitosa que las hace todas. Como dice Esther, dos modelos de corte patriarcal y capitalista que encajan en el sistema y que se espera cumplamos indistintamente. Una maternidad inalcanzable cuyo resultado no es más que mucha frustración y más ansiedad. Le escribo a Esther con la excusa de estar redactando este artículo sobre su libro, pero también porque es una madre feminista con la que siento que necesito conversar. Cuando una habla de maternidad, en general la gente lo asocia a una esfera doméstica y aburrida que solo interesa a las madres. En la medida en que se da un auge del feminismo, empezamos a sacar algunas cosas del armario de la experiencia materna. Las madres están empezando a hablar en primera persona, ya no son los expertos los que definen la maternidad. Estamos descubriendo una maternidad real para vivirla con menos culpa. Por lo mismo, cada vez la maternidad va a ser un tema que va a interesar a sectores más a amplios, más allá de lo privado. En el ámbito cultural la maternidad está saliendo de la sección de autoayuda. ¿Qué significa ser una madre desobediente? Una madre desobediente es una madre que desobedece a la maternidad impuesta. Ese ideal de madre abnegada, de ángel del hogar que tiene como finalidad última en su vida cuidar de los hijos y también del marido. Por otro lado, desobedece a la maternidad neoliberal. Actualmente las madres ya no tienen que ser las madres abnegadas de siempre, sino también esa superwoman que llega a todo y que está ciento por ciento disponible para el mercado del trabajo. La madre desobediente se reivindica como sujeto activo con capacidad de decisión, reivindica poder decidir sobre su cuerpo, sobre su embarazo, su parto, su posparto. Se empodera a través de su cuerpo para poder vivir estas experiencias a su manera.

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¿Cómo te las arreglas en la vida cotidiana para ser una madre desobediente? No es fácil. Las madres en general hacemos lo que podemos en nuestra crianza, porque a menudo viene muy condicionada por el contexto económico en el que nos encontramos. Las contradicciones que vive una madre de clase media acomodada no son las mismas que una mujer de la clase trabajadora. Ese contexto está asociado al mercado de trabajo, que es hostil con la maternidad. En mi caso particular pasa por compartir las tareas del hogar con mi pareja y por tener un trabajo que me permita en buena medida tener tiempo para mi hijo. Tenemos a la madre perfecta y abnegada versus la superwoman exitosa. En tu libro dices que ambos son modelos patriarcales y capitalistas. ¿Cuál es el origen y el sentido de estos dos modelos de mujer que se nos contraponen? Desde los años 80 el modelo de maternidad ha sufrido una intensificación neoliberal, que es lo que algunas autoras anglosajonas llaman el “nuevo mamismo”. Ya no tenemos que ser madres sacrificadas, sino también supermamás que llegan a todo, que cuidan de los hijos y que además son profesionales de éxito y tienen un cuerpo perfecto. Y esto es una gran mentira, porque la buena madre no existe. Es un ideal inasumible que hace que las mujeres carguemos con altas dosis de culpa, porque nunca somos la madre perfecta. He aquí el reto; que las mujeres podamos vivir la experiencia materna al margen de estas imposiciones. ¿Podría la maternidad ser distinta en otros modelos económicos? Para que otra maternidad sea posible, otro modelo de sociedad es necesario. Para poder vivir una maternidad plena primero necesitamos que nos permitan ser madres cuándo y cómo deseamos. Esto cada vez es más difícil porque la precarización del mercado laboral y de nuestras vidas hace que tengamos que posponer tener hijos hasta una edad que muchas veces choca con


“La buena madre no existe. Es un ideal inasumible que hace que las mujeres carguemos con altas dosis de culpa, porque nunca llegamos a todo, nunca somos la madre perfecta� dice esther vivas

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las dificultades biológicas. Vivir una maternidad plena además implica poder conciliarla con el mercado del trabajo. Cuando una mujer queda embarazada puede tener dificultades para mantener ese lugar de trabajo. Su embarazo es visto como un problema, como una carga. En ese sentido, el modelo actual es antagónico. ¿Cuáles serían los cambios políticos que se necesitan para poder vivir esa maternidad plena? Se deben crear políticas que permitan que las mujeres puedan tener hijos cuando deseen. Si no tienes un trabajo estable y bien remunerado te replanteas el tener hijos y terminas posponiéndolo. Se necesitan además políticas que acaben con las desigualdades, que permitan tener una vivienda y mejorar el acceso al mercado del trabajo. Esto es fundamental para poder ser madres y padres. Por otro lado, reducir la jornada de trabajo para dedicar tiempo a la vida personal, para estar con nuestros hijos. Cuando se abordan estas cuestiones siempre se ve la maternidad como una carga, y por el contrario, es una experiencia fundamental para la reproducción de los individuos. Por otra parte, en el ámbito de la salud a la madre se le da un trato infantilizador, paternalista, como si la mujer no supiese en relación a su proceso. Se le considera como una paciente, como una mujer enferma. La madre debe tener el derecho pleno sobre su embarazo, parto y posparto, y a menudo estos derechos son vulnerados. Cuando quedé embarazada leí un ensayo de la escritora chilena Lina Meruane, Contra los hijo s. El libro propone que esta nueva maternidad ha devuelto a las mujeres a la casa y por lo tanto estamos retrocediendo en las conquistas feministas. ¿Puede ser que las nuevas formas de crianza, enfocadas en el apego, la lactancia, el parto natural y la crianza respetuosa nos están sacando del mundo público y devolviéndonos al ámbito de lo doméstico? Cuando planteo una maternidad feminista o desobediente no implica un repliegue de la mujer en el hogar o quedarnos en casa, sino reivindicar el valor

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social, político, histórico y económico que tiene y que le ha sido negado. No tiene nada que ver con la maternidad patriarcal que nos devuelve al hogar. Si hablamos de modelos de crianza vinculados al apego, es cierto que sus orígenes vienen en general de sectores conservadores. Pero las nuevas maternidades feministas, incluso ecologistas, que reivindican darles valor a criar, a la lactancia materna, al parto natural, no son modelos que nos devuelven al hogar. Al contrario, son modelos que reivindican su carácter político. La leche de fórmula no nos hace más libres. La maternidad parece ser un tema incómodo para el feminismo. La lucha se ha centrado más en evitar que sea un destino biológico obligado para la mujer, y se ha olvidado de las madres. ¿Es difícil ser madre y ser feminista? ¿Qué cabida tienen las madres en los feminismos de hoy? La maternidad siempre ha sido un tema incómodo para los movimientos feministas. Se entiende, porque la segunda ola en los 70 se rebela ante la maternidad como destino biológico único para las mujeres y le da libertad de decidir sobre su cuerpo. Sin embargo, se cae en un discurso antimaternal. El carácter biológico de la maternidad ha incomodado a ciertos sectores del feminismo y de las ciencias sociales, porque parece que ese carácter implica aceptar los discursos de la maternidad como destino único. Pero eso no es así. La maternidad tiene un carácter cultural, sí, pero también biológico que debe ser reconocido y valorado. Somos las mujeres las que nos quedamos embarazadas, no se trata de tener una visión romántica de estos procesos, pero sí darles el valor social y económico que tienen. La maternidad es biocultural y es una parte esencial en la vida de muchas mujeres, y reivindicar la maternidad me parece profundamente progresista. Actualmente hay una nueva generación de feministas que hemos crecido en un contexto en que la maternidad ya no es un destino único, podemos decidir, aun cuando todavía existen ciertos estigmas, si decides no ser madre. La maternidad debe ser leída como un campo en disputa y un territorio de derechos por ganar.



COCINA

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Más recetas para armar tablas en Paula.cl

Conversar para conectar Textos Francisca Urroz • Producción Paula Cocina Recetas Isidora y Pilar Kraemer, socias de Clementina Fotografías Alejandra González

Espárragos asados “Acción y efecto de hablar familiarmente una o varias personas con otra u otras”. Así define la RAE una conversación. Y es que verbalizar lo que nos pasa después de cualquier tipo de crisis es una terapia natural. “Somos animales sociales, de manadas. Nos calmamos cuando estamos en grupo y conversamos de lo que está pasando. Conversar nos permite construir un relato y validar esa experiencia”, dice Francisca Melis, psicóloga de Clínica Las Condes. También nos permite escuchar las opiniones, impresiones y comprender al otro. Melis agrega que los alimentos sanan y unen. “Los ritos en torno a la comida favorecen el contacto emocional, y para quienes les gusta cocinar, hacerlo puede ser terapéutico”, dice. Por eso presentamos nueve recetas de tablas de picoteo para dialogar en torno a ellas de manera suelta, sin formalidades. Se trata de preparaciones veganas, aperitivos para los amantes de los quesos y otras para endulzar los días.

Receta vegana

(Para 6 personas) Tiempo de preparación: 10 min. Tiempo de cocción: 30 min. • • • • • •

500 g de espárragos Aceite de oliva Ralladura de limón Tomillo Sésamo tostado Sal y pimienta

1. Lavar los espárragos y cortarles el tallo. Poner en una bandeja de horno y condimentar con sal, pimienta, tomillo, aceite de oliva y ralladura de limón. 2. Hornearlos a 200 ºC hasta que estén cocidos y dorados. Espolvorear con sésamo y servir.

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Papas y camotes asados Receta vegana

(Para 6 personas) Tiempo de preparación: 15 min. Tiempo de cocción: 1,5 hora • 2 papas • 2 camotes amarillos • 2 camotes rosados • Aceite de oliva • Merquén • Sal y pimienta 1. Cortar las papas en bastones, condimentar con sal, pimienta, merquén y rociar con aceite de oliva. 2. Ponerlos sobre una lámina de silicona y hornear a 200 ºC entre 1 hora y 1:30 h.

“Somos animales sociales, de manadas. Nos calmamos cuando estamos en grupo y conversamos de lo que está pasando”. francisca melis, psicóloga de clínica las condes.

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Zapallo italiano apanado Receta vegana (15 a 20 unidades) Tiempo de preparación: 20 min. Tiempo de cocción: 15 min. • • • • • •

1 zapallo italiano 5 cucharadas de harina de garbanzos H taza de agua 1 taza de pan rallado Sal y pimienta Aceite para freír u hornear

Para acompañar opcional • Mostaza o salsa de sriracha

1. Cortar el zapallo italiano en láminas de 0,5 cm aprox. de grosor. Condimentar con sal y pimienta. 2. En un bol poner la harina de garbanzos y revolver con agua hasta que se diluya. Pasar las láminas del zapallo italiano por la mezcla de harina de garbanzos y luego por pan rallado. Dejar en una bandeja 3. Se pueden hacer fritos u horneados. Para freír, calentar el aceite en una olla y cuando esté caliente freír hasta que se doren. Para hornearlos, poner en una lata de horno con una lámina de silicona, rociar con aceite de oliva y hornear a 220 ºC por 15 a 20 minutos o hasta que estén bien dorados.

Dip de habas y menta Receta vegana (Para 6 personas) Tiempo de preparación: 30 min. • • • •

300 gramos de habas peladas 1 cebollín G taza de vino blanco Hojas de menta fresca (2 ramitas aprox.) • Sal, pimienta, aceite de oliva 1. Cortar el cebollín en rodajas y saltear en una sartén con aceite de oliva. Agregar sal, pimienta y vino blanco. Cuando se evapore, agregar las habas y dejarlas cocer (si es necesario agregar un poco de agua). 2. Una vez listas, sacar del fuego y enfriar. Ponerlas en un bol para moler junto a las hojas de menta y con la pimer moler hasta que quede un puré homogéneo. 3. Rectificar los aliños y decorar con semillas.

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Después del reciente estallido social, rabia, inseguridad y tristeza fueron los sentimientos y emociones más nombrados entre los chilenos. encuesta pulso ciudadano: crisis en chile. presentada por activa research el 24 de octubre

Dip de salmón y brócoli

Camarones y curry verde

(Para 6 personas) Tiempo de preparación: 30 min. Tiempo de cocción: 20 min.

(Para 6 personas) Tiempo de preparación: 20 min.

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250 g de salmón fresco 1 tallo de brócoli cocido 1 yogur griego J manzana roja rallada Ralladura de limón Eneldo Sal, pimienta y aceite de sésamo

1. Poner el salmón en una fuente de horno, condimentar con sal, pimienta, aceite de oliva y ralladura de limón. Hornear a 200C° por 15 a 20 minutos o hasta que esté cocido. Dejar enfriar. 2. En un bol poner el salmón desmenuzado, agregar el tallo de brócoli cortado chico, la manzana rallada y el yogur. Revolver bien y condimentar con sal, pimienta, aceite de sésamo y eneldo. Opcional: agregar un poco de jugo de limón. 3. Servir frío con tostadas.

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• 500 g de camarones cocidos (pueden ser congelados, previamente descongelados) • 1 palta • 1 yogur natural griego • 1 cucharadita de pasta de curry verde • H cucharadita de curry en polvo • Aceite de oliva • 1 cebollín • Aceite de oliva • Jugo de un limón • Sal y pimienta

1. Cortar el cebollín en rodajas y poner en un bol. Agregar los camarones, la palta en cubos, yogurt natural, curry en polvo y curry verde. Revolver bien. 2. Condimentar con sal, pimienta, aceite de oliva y jugo de limón a gusto. Reposar 30 minutos refrigerado por lo menos antes de servir.


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Placas de chocolate Tiempo de preparación: 15 min. • Chocolate amargo, blanco o dulce (200 g aprox.) • Frutos secos, semillas, o mantequillas de frutos secos 1. Derretir el chocolate elegido a baño María, cuando esté bien derretido esparcir sobre una lámina de silicona o papel mantequilla, espolvorear encima las semillas o frutos secos. Si se usa mantequilla de fruto seco, debe incorporarse un poco. 2. Enfriar y partir con la mano.

Las tablas pueden usarse como aperitivo o como comida principal, según la cantidad de preparaciones que se incorporen. No se ensucia de más y son fáciles de armar. 40


Merengues de sabores

Trufas Receta vegana

(30 unidades pequeñas) Tiempo de preparación: 25 min. Tiempo de cocción: 45 min. • • • •

3 claras 150 g de azúcar granulada 50 g de azúcar flor Sabor: nueces molidas, canela, cacao, avellana, coco rallado, (aprox. taza de cada fruto seco y 1 cucharada de especies)

1. En un bol limpio poner las claras y azúcar granulada. Llevar sobre una olla a baño María, batiendo hasta que se disuelvan los cristales, sacar del fuego y terminar de batir con batidora eléctrica hasta que el merengue esté bien firme y fría la mezcla (se puede hacer a mano, pero es harto trabajo). 2. Mezclar a mano con el sabor elegido, incorporando poco apoco para no bajarlo, y poner con una cuchara sobre una lámina de silicona para hornear. Hornear a 125 ºC (máximo de temperatura) por 45 minutos o hasta que estén duros por fuera. Si sube mucho la temperatura del horno se puede mantener la puerta abierta unos minutos. Sacar y enfriar bien. Duran entre 3 y 4 días.

(Para 26 unidades) Tiempo de preparación: 20 min. Tiempo de cocción: 10 min. • • • • • •

220 gramos de chocolate amargo H taza de crema de coco 1 cucharada de aceite de coco Vainilla Canela en polvo Cacao amargo para cubrir

1. En una olla calentar la crema y el aceite de coco, cuando esté a punto de hervir agregar el chocolate y revolver hasta que se disuelva (fuera del fuego). 2. Agregar la vainilla y la canela. Revolver y enfriar hasta que se endurezca (puede ser en el refrigerador). Una vez dura, hacer bolitas y pasar por cacao. Guardadas herméticamente pueden durar hasta 1 semana.

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COCINA

La pera Por Bernardita Ortiz • Producción Dominga Sivori Foto Alejandra González.

Esta fruta, originaria de Asia, viene de la familia de las rosáceas (la misma de las manzanas y las cerezas) y además de su particular forma se caracteriza por ser un alimento muy hidratante. Si bien los especialistas recomiendan comerla en invierno, porque es cuando está más fresca, se dice que “la pera nunca espera”. En estos días en que la temperatura empieza a subir y se anuncian las primeras olas de calor de la temporada es una buena idea rescatarla. Las peras son dulces y de una consistencia harinosa que se deshace en el paladar. Como se trata de una fruta carnosa, una porción por día ayuda a mejorar el proceso digestivo y nos puede aportar hasta el 20% de fibra que necesitamos a diario. Su consumo frecuente facilita el paso de los alimentos por el tracto intestinal y por su alto contenido de calcio facilita el crecimiento óseo de los tejidos y del sistema nervioso de los niños. En las personas mayores, por su lado, depura el organismo y contribuye a descalcificar las arterias.

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¿Cómo más se puede ocupar en la cocina? La pera sirve para hacer compotas, licores, néctar e incluyo mayonesa. También se puede comer cocida, asada o al natural. María José Narea, nutricionista de la Universidad Mayor, explica que en sus distintas preparaciones tiene distintos beneficios. “Al natural nos aportan fibras insolubles, que sirven para mantener un colon sano, mientras que cuando están cocidas, a pesar de que pierdan sus vitaminas, son muy beneficiosas para personas con problemas gastrointestinales, como vómitos o derivados, ya que ayudan a la rehidratación y a recuperar el potasio que se pierde”.

¿Cómo elegir una buena pera? Aunque tienen cáscaras de colores y tamaños distintos que pueden ser sinónimos de su madurez, el secreto no está a la vista sino en el tacto. Si al presionar la base del tallo con el pulgar la fruta cede levemente, significa que está madura. En cambio si se resiste un poco, hay que dejarla reposar todavía algunos días más. Solo hay un poco de espera.


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LECTORAS

| Hablemos de amor

Fui yo la que regaló anillo Por Natalia Stipo en conversación con Victoria Misito

onocí a Simón el primer semestre de la universidad. Él era mi profesor de epistemología. Éramos un curso de unas cincuenta personas y en ese tiempo yo pololeaba con otro. Para todos él era como el ‘profe mino’, porque era superjoven. Tenía 27 años. A mí también me encantaba, pero siempre lo vi como algo platónico.

pasó todos los rollos del mundo. Incluso una vez me preguntó si estaba segura de que él no fuese casado. Me morí de la risa y le expliqué que había sido yo la que había tomado la iniciativa. Cuando nos fuimos a vivir juntos fue complicado. A él ya lo amaban en mi familia, pero encontraban que era muy pronto. Pero yo sabía que tenía que seguir mi intuición. Y estaba en lo correcto.

Justo en ese periodo terminé mi relación de tres años y quise por primera vez vivir la soltería. Salí a carretear un montón. En una de esas salidas busqué a Simón por Facebook. Estaba con una amiga, superborrachas en su casa, y le escribimos un mensaje. Le pregunté si le interesaba tomarse unos vinos conmigo. Mi amiga apretó enter y se envió. Me quería morir. Nunca habíamos hablado ni cruzado miradas. Pensaba que me iba a encontrar una sicópata. Al día siguiente me respondió: “Señorita, eso sería superpoco ético. Espero que no me vuelva a preguntar algo así”. ¡Señorita! No lo podía creer. No quería ir a clases, me daba demasiada vergüenza. Pasé de ser la matea que se sentaba en primera fila a ser la de la última para camuflarme entre mis compañeros.

Todo fluyó de una manera increíble. Empezamos a tener una dinámica muy buena, muy sana. Lo que formamos como pareja me dio el espacio para aprender no solo a amar más a Simón, sino también a mí misma. Yo venía de relaciones muy dependientes, pero él me dio toda la libertad del mundo para ser. Para conocerme y valorarme. Eso es el amor para mí.

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Terminó el semestre –no hablamos nunca– y me escribió, ahora él, por Facebook. Quería saber si seguía en pie la invitación. Ahí salimos y no nos separamos más. A los ocho meses de pololeo ya estábamos planeando irnos a vivir juntos. Al principio fue un poco extraño para mi familia. Mi papá, que en esa época era muy conservador, le hacía ruido la idea de que saliera con ‘el profesor’, y obviamente se

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Simón nunca ha sido muy partidario del matrimonio. Consideraba que no era necesario tener que demostrar ante el Estado que uno ama a una persona. Yo estaba de acuerdo, pero igual había ciertas cosas que sí me gustaban. Encontraba que era práctico y también lindo celebrarlo. Él me decía que si era importante para mí, también lo era para él. Los dos sabíamos que en algún momento iba a pasar, pero me tincaba que todo iba a ser muy fome. Como un trámite, y no quería eso. Así que decidí tomar las riendas de la situación y pedirle matrimonio yo. Creo que uno no puede esperar a que el otro haga las cosas que a uno le gustaría que pasaran. Si para mí era importante vivir una pedida de matrimonio romántica, la iba a hacer, nada me lo impedía.


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Justo su familia nos había invitado a Francia a visitarlos, porque Simón nació allá, así que pensé ‘ya, esta es la mía, le voy a pedir matrimonio en Paris’. Les conté a mis amigas y familia. Mis papás se quisieron sumar al viaje, con la excusa de que irían a buscar a mi hermana que llevaba viajando un año por el mundo. Cuando ya teníamos todo organizado empezó el drama del anillo. ¿Cómo consigues las medidas del dedo de un hombre que nunca en su vida se ha puesto un accesorio? Me puse a planear ideas como loca para lograrlo. Lo primero que se nos ocurrió con mis amigas fue emborracharlo en un carrete y tomarle las medidas disimuladamente. La Paloma, una compañera de la universidad, lideró la estrategia. Empezó a alegar por lo gordas que eran sus manos. Agarró una serpentina y se midió el dedo. Lo decía todo superfuerte para que Simón se diera cuenta, pero él estaba lo más instalado conversando con otra persona. Hasta que se le ocurrió mirarla y comentarle que él también las tenía gordas, así que quería comparar las medidas. Agarró su dedo, pasó la serpentina por debajo, la cruzó, e hizo un nudo. Listo, la misión estaba cumplida. Cuando ya tenía las medidas en mi poder guardé la serpentina en el bolsillo. Pero obviamente lo olvidé. Metí el pantalón a la lavadora y el papel se deshizo. Me quería matar. Tenía que pensar en otro plan. Días después, mientras estábamos acostados viendo tele en la pieza, se me ocurrió hacer figuritas con una servilleta. Hice flores, caballitos, tratando de ser lo más piola posible. Le pedí que me pasara su mano y le hice como un diamante. Y le dije: ¡Mira, un anillo de compromiso! Él lo encontró tan tierno, que decidió quedárselo. Simón tiene como el mal de Diógenes y guarda todo lo que considera especial en una cajita que está en su velador. Ahora yo lo quería matar a él. Al otro día esperé que se fuera a trabajar, desamarré el papel rápido y lo medí. Por fin pude entregar las medidas.

Cuando llegamos a París estuvimos turisteando en el barrio donde él había nacido, que es muy cerca del Moulin Rouge y Montmartre, y acordamos ir al mirador al día siguiente. Supuestamente en ese lugar nos íbamos a encontrar con mi familia, pero era todo una farsa para poder pedirle matrimonio con la vista a la ciudad. Íbamos camino para allá, pero nos perdimos y le pedimos ayuda a un señor. Él nos recomendó irnos por otro camino, porque era más romántico. Lo sentí como una señal. Había un parque precioso y nos instalamos ahí. Se puso a lloviznar, lo que para mí fue increíble, porque todos los turistas desaparecieron. Nos sentamos en un banquito y obviamente me quedé en blanco. Tenía todo un discurso preparado, pero se me olvidó por completo. Estaba demasiado nerviosa, me tiritaba todo. Justo Simón sacó una cajetilla que nos habíamos comprado en Grecia y comentó lo linda que era. Aproveché ese momento y le respondí que yo tenía una que era todavía más linda. Cuando la saqué del bolsillo se dio cuenta de inmediato. Para molestarme, me decía que no entendía. Los dos estábamos muertos de la risa. Hasta que le pregunté si se quería casar conmigo, y dijo que sí. Ahora llevamos cinco meses casados y no me deja de llamar la atención la reacción de algunas personas frente a mi iniciativa. Muchos me preguntaron dónde estaba mi anillo, pese a que les expliqué que había sido yo la que pidió matrimonio. Creo que sintieron que era como una humorada porque lo hizo una mujer. Algunos esperaban que Simón formalizara la situación, regalándome él uno después. Ese pensamiento es algo que no logro entender. Mi relación es muy equitativa, no existen los roles de género, y esa es una de las razones por las que amo estar con él. Natalia Stipo tiene 25 años y está terminando su carrera de arte. Actualmente se dedica a hacer clases de yoga e ilustraciones.

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LECTORAS

| Hablemos de maternidad

La homosexualidad de mis hijos Por Ximena Moreno en conversación con Manuela Jobet

oy mamá de cuatro. Dos hombres y dos mujeres. Nunca sospeché que mis dos hijos eran homosexuales. Los dos tuvieron pololas de harto tiempo y los vi felices con ellas. Primero nos contó el mayor, que en ese minuto tenía 25 años y vivía en Buenos Aires. Un día nos dijo a mí y a su papá que quería hablar con nosotros. En ese minuto pensé que nos diría que su polola estaba esperando guagua o que se quería cambiar de carrera. Estando los tres sentados en la pieza, nos leyó una carta preciosa que nos había escrito. Ahí nos explicaba lo que sentía, lo que le pasaba, desde cuándo le pasaba y que era algo que ya no podía seguir escondiendo. Y nos contaba que era gay. Ciertamente fue un dolor gigante y lo único que hice fue llorar y abrazarlo. Me acuerdo que en esa conversación lo que más nos recalcaba era que seguía siendo el mismo de antes. Eso no lo procesé en el minuto, pero después me di cuenta de que efectivamente es así.

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Él lo tenía tan asumido, que nos dijo que les contáramos a las personas que necesitáramos contarles. Yo soy de hartas amigas, y para mí una cosa tan importante como esa no era para esconderla. Uno esconde lo malo, lo feo. Y mi hijo no tenía nada de lo uno ni de lo otro. Seguía siendo el hombre amoroso y exquisito de siempre. A la única persona que no le conté fue a mi mamá, que en ese minuto tenía más de 80 años, era viejita.

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Pero si lo pienso ahora, sabiendo cómo era ella, estoy convencida de que no hubiese puesto ningún problema. De eso me arrepiento mucho. Soy una mujer de mucha fe y nunca me tomé esto como algo que Dios me estaba mandando. Me lo tomé como que así es la vida. No fue fácil. Se sufre, se llora, hay que dejar de lado las expectativas, pero me ha ayudado el hecho de mantener la cabeza en alto y no esconderme. En esto había dos posibilidades: una era que me tirara en la cama, me tapara con la sábana y llorara eternamente; la otra era pararme y ver qué podía hacer. Por eso me metí en la PADIS (Pastoral de la Diversidad Sexual, al alero de la Comunidad de Vida Cristiana), donde siempre llega gente de fe que tiene hijos homosexuales y que no sabe qué hacer. La educación de la PADIS me ayudó a enfrentar el tema, a conocer ese mundo para así derribar los mitos y sensaciones que tenía antes con el tema gay. Ahí aprendí también que la vida no termina en mí, ni siquiera en mis hijos y mis nietas, que termina más allá. Por eso he ido tejiendo redes, porque cuando lo comparto la gente se da cuenta de que la homosexualidad no debe ser condenada ni juzgada. Me gusta contar mi realidad con los dolores y las alegrías. Creo que cacarear lo bueno nos hace bien a todos. En la PADIS vi también que en muchas familias hay más de un homosexual. Yo juraba que iba a ser la única en el mundo, pero pasa más de lo que uno cree.


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Tres meses después de la conversación con mi hijo mayor decidí partir a verlo a Buenos Aires. Quería conocer a su pareja, verlos a los dos en su mundo. Antes de partir estaba un poco nerviosa porque no sabía cómo iba a ser ese momento. Pero todo fue dándose naturalmente. El día que llegué los abracé a los dos y salimos a comer. Viajar había sido una decisión que tomé con un amor infinito de mamá, y darme cuenta de que eran felices fue muy gratificante. Lo único que finalmente importaba. Tres años después, también en enero, mi hijo menor, que en ese minuto también tenía 25 años, nos contó lo mismo y de la misma forma. Veníamos de vuelta de la playa y nos dijo que quería conversar con nosotros. Tampoco me lo esperaba. Ahí nos dijo que cuando su hermano mayor nos había contado, él había descubierto lo que le pasaba. Sus hermanos le dijeron que por ningún motivo nos contara porque nos íbamos a morir del corazón. Solo pensé en lo terrible que debió haber sido ese proceso para él, pero me dijo que no, que sus amigos y sus hermanos lo contuvieron y que él sabía que para nosotros iba a ser muy difícil. Que era mejor esperar. Me pidió que nunca me sintiera culpable porque él sabía que era eso lo que había que hacer en ese momento. Nos abrazamos, lloramos y todo nos parecía hasta un poco tragicómico. Me acuerdo que al día siguiente le conté a una cuñada y pensó que estaba bromeando. Al año de contarnos se fue a estudiar a Estados Unidos con su pareja. Y quise ir a verlos. Ir a quedarme en su casa me daba nervios. El mismo día que llegué, fuimos al cumpleaños de uno de sus amigos en el parque. Estuve toda la tarde observando su mundo, un mundo lindo. Lo que sí me preocupaba

era la noche, qué me iba a pasar cuando llegara el minuto de que ellos se fueran a su pieza y yo a la mía. Y de nuevo no me pasó nada. Creo que estaba tan entregada y contenta con lo que veía, que lo demás era un pelo de la cola. Mis dos hijos hicieron el Acuerdo de Unión Civil. El mayor hace tres años. Fue una fiesta maravillosa y nos propusimos con mis hijas que fuera un día precioso. Así como ellas se habían casado y desde el día uno hablamos de qué se iban a poner, nos preocupamos de lo mismo. Lo primero que hicimos fue buscarles vestidos a mis nietas para que todas fueran iguales. Fue una manera de hacerlo sentir el hombre más feliz ese día. Y creo que se sintió más querido de lo que se sentía siempre. Un año después lo hizo mi segundo hijo. Esta vez fue una celebración más íntima, mis cinco nietas otra vez se vistieron iguales para celebrar a su tío. Fue todo en un ambiente familiar, con sus amigos, y a ellos dos los vi radiantes. Una vez uno de mis hijos me dijo que le cargaba la intolerancia de los homosexuales con los heterosexuales que no entienden, así como le cargan los heterosexuales que discriminan. Y eso me quedó muy grabado. Si bien entiendo que hay gente a la que le cuesta aceptar la diversidad, que se les hace difícil, hablo del tema porque me gusta que las personas sepan que tener hijos homosexuales no es algo de qué avergonzarse. Todo lo contrario. Tengo dos hijos maravillosos y una familia que ha decidido crear una dinámica en la que todos los temas se hablan en voz alta. Ese es mi mayor orgullo. Ximena Moreno (70) tiene 4 hijos y es terapeuta familiar.

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ORÁCULO

Activa tus ojos y oídos internos Texto Ariel Richards • Ilustración Gertrudis Shaw

Lee: La historia de mi vida (1903), un texto autobiográfico de Helen que aborda sus reflexiones sobre la discapacidad. Aprende: A expresar tus ideas claramente. Mira: El Helen Keller Tribute Channel en YouTube, donde hay extraordinarios registros audiovisuales de esta mujer leyendo, expresándose y hasta bailando. Valores: Paciencia, perseverancia, trabajo y creatividad.

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Esta semana, con la Luna en Acuario, el Oráculo ha seleccionado una carta pionera que nos enseña a abrirnos paso ante lo adverso. Se trata de la escritora y activista política Helen Keller, quien perdió la visión y la audición durante su infancia y se las tuvo que ingeniar para ver y hacerse oír. Fue la primera sordo-ciega en obtener un título universitario en Estados Unidos, y ocupó su lugar de privilegio social y económico para defender los derechos de la mujer y de las personas con discapacidades. Pero no siempre fue empática y generosa. Cuando perdió dos de sus sentidos se transformó en una niña irritable, vanidosa y furiosa. Fue tras su amistad con su joven profesora Anne Sullivan, quien le enseñó a comunicarse con gestos, que descubrió cómo darles cauce a sus deseos, frustraciones y sentimientos. El Oráculo nos llama a que sea cual sea la situación siempre podemos cerrar los ojos y volver a distinguir nuestro entorno y nuestras emociones. Para esto, los astros nos invitan a utilizar nuestros ojos y oídos internos. Estos nos vinculan con un conocimiento sereno que viene de adentro. Es que cuando se trata de la intuición, a diferencia de la razón, trabajamos de forma más asociativa. No por nada Helen se convirtió en una gran oradora, capaz de inspirar a multitudes.




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