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Técnicas de documentación
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las piezas de patrimonio desplazadas o retiradas en el plano general del yacimiento. Además resalta la importancia que tienen los apuntes sobre el trabajo de campo, los planos, los dibujos, las secciones, las fotografías o los registros en cualquier otro medio.
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Todas las fases de planificación, ejecución y evaluación tienen que documentarse y evaluarse para determinar su relevancia y eficacia. Por eso se hace tanto hincapié en la importancia de documentar bien toda la información del proyecto.
Técnicas de documentación
En cuanto finaliza la recogida y documentación de la información inicial y se toma la decisión de emprender la actividad arqueológica conforme al plan del proyecto, los arqueólogos comienzan el trabajo de campo. En esta fase del proyecto se empleará una gran variedad de equipamiento y tecnología.
© A. Rey / UNESCO. Estudiantes del Curso de la UNESCO en Técnicas Avanzadas de Registro de Patrimonio Cultural Subacuático, en Guanabo, Cuba, 2012. Este programa buscó la capacitación de las habilidades necesarias para ayudar en la protección y documentación del patrimonio cultural subacuático en la Región de América Latina y el Caribe. En la fotografía vemos dos estudiantes practicando técnicas de registro en seco antes de ponerlas en práctica bajo el agua. © Robert Moskovic´. Excavación de fosas de prueba con la ayuda de una cuadrícula rígida en el lago de Hutovo Blato, cerca de Čapljina, Croacia. La excavación de fosas de prueba es una técnica empleada con frecuencia en la exploración de yacimientos muy extensos. Consiste en cavar fosas de prueba (de 1,5 x 1,5 m, idealmente) espaciadas de forma regular conforme a una cuadrícula que puede tener 50 m de lado. Los detalles específicos dependerán de las características del yacimiento y deben acordarse previamente con el arqueólogo responsable de la planificación. Los métodos y normas de trabajo son los empleados para las excavaciones de prueba, como se ha señalado anteriormente. El yacimiento de la foto se descubrió en los años setenta, pero el rescate arqueológico sistemático y minucioso no comenzó hasta hace poco. De momento se han encontrado en el yacimiento toneladas de fragmentos de ánfora (del tipo Lamboglia 2, del siglo I a. C.), una hacha de bronce prehistórica y más de 200 tapones de ánfora. Aún no se sabe si los objetos proceden de un naufragio o si se trata de un puerto sumergido. En tiempos del Imperio Romano el lago Hutovo era de la ruta de navegación del río Neretva que llegaba hasta el centro comercial romano de Narona. Bajo el estrato cultural de origen romano se ha encontrado un estrato prehistórico con restos de cerámica cetinos de principios de la Edad del Bronce.
© Museo Nacional de Arqueología Subacuática ARQUA. Cuadrícula de exploración empleada durante la excavación de los lingotes de plomo del pecio del Mazarrón II, España. A menudo se emplean cuadrículas de tamaños diversos para trazar el plano del yacimiento, medirlo y ubicar cada uno de sus objetos. Puede ser de aluminio u otros materiales.
© Tasmanian Parks and Wildlife Service. Dibujo de un fragmento de cabo hallado en un pecio y de su composición. El objetivo fundamental de la documentación al principio del trabajo de campo es obtener una descripción completa, clara y fiel del yacimiento y de todas las operaciones y observaciones de campo, incluida la excavación o la técnica empleada para el registro de la información. Lo más eficiente y económico suele ser establecer un programa de documentación por fases que se corresponda con las fases del plan del proyecto. De este modo se puede cerrar el proyecto después de cada fase y reevaluar la viabilidad y utilidad de la siguiente, así como ajustar los métodos que se vayan a emplear.
Las técnicas empleadas para la documentación arqueológica deben servirse de los medios más eficaces, inocuos, eficientes y económicos para obtener la información requerida. Parecerá una perogrullada, pero en el trabajo arqueológico subacuático este principio debe tenerse siempre muy presente. Documentar eficazmente la excavación es esencial para tener un inventario detallado y exhaustivo de los yacimientos, de sus características y del patrimonio que contienen. A todos los
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La ley de Murphy
Las operaciones arqueológicas se cuentan entre las actividades subacuáticas más intensas que existen. Gran parte del trabajo es manual. Al planificar la eficiencia se debe tratar de compensar la infausta “ley de Murphy”: si algo puede salir mal, saldrá mal. Los aparatos tecnológicos, ya sean bombas, motores, cámaras o equipos de exploración y medición que no sean reglas y cintas métricas, requieren un uso y un mantenimiento cuidadosos y tienen tendencia a estropearse siempre en el peor momento. Para compensar esta ley hay que tener siempre a mano equipos complementarios. Los más comunes suelen ser herramientas sencillas e infalibles: lápices, pizarras plásticas, cintas, cuerdas, reglas y demás. Es decir, el método conocido en inglés como KISS: “Keep It Simple, Stupid!” (“¡hazlo fácil, atontado!”). En muchos sentidos, es una solución razonable. Y en yacimientos alejados pero de poca profundidad un arqueólogo subacuático debería ser capaz de obtener resultados empleando los métodos más sencillos.
Sin embargo, esta perspectiva se ha convertido a veces en una especie de credo. En las investigaciones con equipos mixtos de profesionales y voluntarios, es comprensible que abunden los voluntarios para las actividades de buceo y falten para cualquier otra actividad de mantenimiento de equipos no personales. Para muchos voluntarios el buceo es la principal motivación, con lo que aumentar la eficiencia y reducir las horas de inmersión no es un objetivo muy estimulante. El resultado es que las operaciones se suelen alargar innecesariamente. En algunos casos pueden seguir siendo más o menos eficientes; en otros supone una verdadera pérdida de tiempo. Durante el cuál los arqueólogos, en particular, podrían estar trabajando en otra parte. Por tanto, es esencial asignar las funciones de forma clara. También cabe la opción de distribuir por turnos el buceo, el mantenimiento y el resto de actividades.
© J. Auer. El arqueólogo Thijs Maarleveld registra datos en un ordenador. El uso de ordenadores puede ser complicado a bordo de una embarcación pequeña o con las manos mojadas. Un papel impermeable y un bolígrafo son la forma más sencilla y segura de registrar los datos (de forma provisional) en condiciones difíciles.
© Parks Canada. Cuadrante de exploración, Red Bay, Canadá. Durante la exploración subacuática del puerto de Red Bay se descubrieron 3 galeones vascos y varias embarcaciones menores, testimonios magníficamente conservados de la arquitectura naval del siglo XVI. Las técnicas de documentación empleadas en Red Bay fueron ejemplares. Dieron para construir la réplica de uno de los navíos naufragados y publicar un informe en 5 tomos sobre la exploración. Documentación
© Parks Canada. Mapa batimétrico del yacimiento 24M, Red Bay, Canadá. La exploración batimétrica es una de las técnicas geofísicas más comunes de la arqueología subacuática. Desarrollada inicialmente con fines militares y comerciales, se emplea hoy para reconocer el terreno y explorar yacimientos arqueológicos subacuáticos. Los resultados de estas exploraciones por cuadrantes pueden acotarse y presentarse en planos y mapas bidimensionales. Es decir, los resultados de una exploración batimétrica pueden acotarse para obtener mapas batimétricos como el de la imagen, con cotas de profundidad que muestran la topografía del lecho marino sobre el que, en este caso, yace el pecio de un ballenero vasco del siglo XVI.
© Wessex Archaeology. Registro arqueológico a bordo de un barco. El equipo de abordo registra la trayectoria de un buzo que está explorando un pecio. El casco del buzo envía imágenes de vídeo al equipo de apoyo para que puedan ver lo mismo que él. © INAH / SAS. Arqueólogos del Vicerrectorado de Arqueología Subacuática de México del INAH registran el fragmento de un pecio moderno cerca de Ciudad del Carmen, Campeche, México.