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PolĂ­tica

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Minería, una cuestión de Estado

La minería en el Famatina

Por Mario Capello*

Por Ricardo Alonso*

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a minería impacta fuertemente en un lugar muy pequeño: donde están las labores de extracción, tratamiento y depósito de minerales no valiosos. Pero de ninguna manera tiene permitido alterar los valores naturales del agua, del aire o del suelo que circunda a una mina; ni le está permitido perjudicar los componentes bióticos del ecosistema del lugar. En la década del ’90, nuestro país sancionó una moderna legislación minera. Invariabilidad tributaria, regalías y un riguroso abordaje del impacto ambiental fueron el resultado del consenso entre los diferentes actores políticos. Política de Estado es aquella en la que no importa quién esté en el gobierno. Implica que la tarea que inició uno, la continúe otro de distinto signo. Supone, además, que toda modificación se discuta y acuerde; y que nadie haga con ella una bandera electoral. A la lamentable simpleza de la dirigencia nacional en general, debemos sumarle la increíble confusión cuando hablamos sobre la cuestión minera. Valen como ejemplos el grosero uso de los términos: impacto ambiental –como sinónimo de contaminación– y estabilidad fiscal –como equivalente de exenciones impositivas. Las actividades del hombre impactan en el ambiente. La construcción de una calle, de un barrio y la circulación vehicular producen modificaciones en el medio ambiente, impactándolo de diferentes maneras. Pero sólo un perturbado, frente al impacto definitivo que produce la construcción de un barrio, puede decirnos que ese barrio nos ha contaminado. A través de relatos tan breves como delirantes, muchos compatriotas compraron el cuento de que la minería no paga impuestos y sólo deja “míseras regalías”. La minería paga todos los impuestos, no tiene subsidios, liquida retenciones a las exportaciones que no existen en ningún país productor del mundo y paga regalías que le pertenecen a las provincias. Podemos debatir sobre cuestiones fiscales nacionales, provinciales y municipales, ponernos de acuerdo o tener miradas diferentes. Pero debemos coincidir en promover la mejor y más capacitada agencia para realizar los múltiples controles que se requieren en materia de seguridad, explotación racional del recurso y protección ambiental en el desarrollo de los proyectos. La minería en el país debe ser política de Estado. La ciencia refuta la preocupación simulada de políticos a los que no les importa atemorizar, porque en su escala de valores sólo valen los votos. * Secretario del Colegio Argentino de Ingenieros de Minas (CADIM)

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os cerros del Famatina han sido motivo de explotación minera desde la época prehispánica. Los primeros en obtener metales fueron los indígenas y luego se produjo la invasión del imperio Inca que llevó oro y plata al Cuzco. Los españoles trabajaron sus vetas, también los jesuitas y después los aragoneses. Llegada la época republicana, Rivadavia consiguió créditos para su explotación. Fue el caudillo Facundo Quiroga, quién mandó acuñar monedas de oro y plata con los metales del cerro que, con altibajos, se explotó en los últimos cinco siglos. No es un misterio que el Famatina ha sido un centro minero histórico; ni que miles de familias de La Rioja han estado vinculadas directa o indirectamente con la minería. Simplemente porque trabajar el cerro daba algo de oro de las vetas o de los aluviones como ocurre en la zona de la mina "El Oro", o plata nativa como en la mina del "Cerro Negro" y esto contribuía a la riqueza de la zona de Famatina y Chilecito. Las organizaciones ambientalistas, la mayoría foráneas, a través de la mentira, movilizaron con argumentos que no resisten el más mínimo análisis científico. El Famatina es un cerro con vetas minerales y con una zona más amplia de mineralización diseminada. Los trabajos que hay que hacer son los de exploración. No es lo mismo explorar que explotar. La exploración puede llevar diez o más años, se pueden gastar decenas de millones de dólares, y finalmente llegar a la conclusión que el depósito mineral no tiene ni la cantidad ni la calidad de los metales que se necesitan para que se transforme en un yacimiento. Si tuviera valor, hay que ver si conviene su explotación subterránea o a cielo abierto. Tampoco se sabe, hasta que no se hagan complejos ensayos metalúrgicos, si las menas o mineral económico debe ser tratado con cianuro (como en las minas de San Juan) o simplemente transformarlo en un lodo fangoso inerte como se hace en Alumbrera. Del otro lado de La Rioja, a la misma latitud, en Chile, decenas de minas trabajan a cielo abierto, con o sin cianuro, y que conviven pacíficamente con las demás actividades económicas y productivas. ¿Por qué en Chile sí y en Argentina no?

*Doctor en Ciencias Geológicas (UNSa-CONICET)


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Madre de todas las Industrias

En 2008 el Campo, ahora la Minería

Por Julio Ríos Gómez*

Por Julio Villalonga*

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e mira a la minería, y en especial el de Famatina, como si fuera un River – Boca o un enfrentamiento total. Y ese no es el tema, hay varios ejes importantes. Uno es el económico. En La Rioja, por ejemplo, hay quienes tienen miedo a la minería, miedo impuesto por sectores a los que no les interesa que la minería llegue a trabajar porque, por ejemplo, paga mejores salarios que actividades tradicionales y encarece la mano de obra local. La minería tiene un nivel de estandarización tecnológica de gran nivel. Ya dejamos atrás los años ‘50 y ‘60, donde se dejó algunos pasivos ambientales. Ninguna empresa hoy va a contaminar, porque si no, no podrían recibir el apoyo y el financiamiento internacional para poner en marcha un proyecto. Se confunde contaminación con impacto. Toda actividad del hombre produce un impacto, pero no es contaminación. En la exploración no hay ningún riesgo de contaminación porque no se utilizan elementos químicos. Y en el tema del cianuro, en el mundo se usa para la minería sólo el 6 y 7%, el resto va a la industria del plástico, la galvanoplastia, la industria química. En lo que hace al manejo del agua, en la minería actual, por el sistema cerrado que se usa, se carga una vez, se va reciclando y sólo se incorpora un porcentaje del 15% de esa cantidad cuando la mina está trabajando a pleno. En San Juan, bajo riego directo y pozos, hay 180 mil hectáreas y los proyectos mineros usan el 0,9% de esa agua. En la minería del oro, por la legislación argentina, el 52% de lo que va a producir la mina se va en impuestos. Veladero -que se puso en marcha en 2005 en San Juan-, hasta ahora aportó en impuestos totales cerca de US$ 163 millones. Apenas el 1,45% de los impuestos nacionales va para San Juan en concepto de coparticipación federal. El resto va a la Nación a mantener el conurbano de Buenos Aires. La minería va a cambiar la materia económica y eso genera miedos y temores, porque quieren que exista el manejo discrecional que favorece a otras zonas y no justamente a las zonas cordilleranas. Siempre dependimos de los recursos de la zona de la Pampa Húmeda y ahora podemos agregar a la minería. *Presidente del GEMERA

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a discusión sobre las condiciones en que debe desarrollarse la industria minera en Argentina merece un debate profundo, pero hay sectores que no quieren darlo. La cuestión es que la Argentina debe seguir su propio perfil productivo, en el que la minería debe cumplir su papel, y una política de Estado en esta línea no puede ser zamarreada por oportunistas políticos o sociales. El respeto del medio ambiente debe ser la precondición para cualquier proyecto, junto con la sustentabilidad y la licencia social. Cualquier industria que contamine debe ser denunciada y sancionada. Mucho se ha escrito acerca del consumo de agua que requiere los proyectos mineros. Un reciente informe advierte que este sector utiliza un 2% del agua de uso industrial, la industria en general utiliza el 17% y la agricultura el 70%. El resto es para consumo humano. No hay denuncias del uso abusivo del agua por parte del sector agropecuario, de las terminales automotrices o de las curtiembres, que tienen décadas de producción sucia sobre sus espaldas pero aceitados equipos de lobby. Los ambientalistas sostienen que ni el Estado nacional y, muchos menos, algunos estados provinciales, controlan la actividad. Si la Administración central no cumple como debe con el ejercicio de su poder de policía, existen diversos y eficientes mecanismos para llenar ese vacío. En el terreno político, está claro que existe una alianza táctica entre los sectores que denuncian cualquier emprendimiento minero y la prensa opositora. Nadie entre los ambientalistas explica por qué el país debiera darle la espalda a un sector productivo como el minero. Salvando las distancias, la minería está siendo usada hoy como fue usado el campo en2008, como un pretexto para “pulir” al Gobierno nacional. El que no vea eso, se está haciendo el distraído, por decirlo de un modo elegante. Todo indica que el gobierno avanzará con la incorporación de la industria minera al esquema productivo nacional en condiciones distintas, con una mayor presencia del Estado. *Director de Gaceta Mercantil


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Segura y Sustentable

Minería para Todos Por Daniel Bosque*

Por Damián Altgelt*

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uchas cosas se dicen sobre la minería, a partir de Famatina, pero se conoce poco realmente sobre sus normas ambientales, controles y el verdadero impacto que tiene en la naturaleza. Esta industria ha desarrollado tecnologías modernas que se aplican en Argentina. Los mayores productores de minerales son países altamente desarrollados como Australia, Canadá y Estados Unidos. Y aquí, como en todas partes del mundo, existen estándares internacionales y controles, tanto nacionales como provinciales, municipales, de las comunidades e incluso de ONGs; códigos internacionales, normas IRAM, ISO, etc. Las empresas tienen estudios de impacto ambiental que regulan los distintos aspectos productivos, así como una legislación medioambiental especial (Ley 24.585). La minería tiene un impacto y el sector trabaja en los aspectos de prevención, uso racional, controles cruzados, mitigación y remediación. Contrariamente a lo que se cree, la minería usa muy poca agua. Un yacimiento puede usar apenas el 0,1% del cauce de un río y la cantidad de agua utilizada está estrictamente controlada y debidamente autorizada. Puede llegar a usar la misma cantidad de agua que una finca de olivares de 700 has. El cianuro, que se utiliza con estrictas normas de seguridad en sistemas cerrados de máximo control, está presente en la naturaleza y es utilizado por numerosas industrias, y en contacto con la luz o el aire se descompone rápidamente, dado que es biodegradable. La minería argentina exporta más de US$ 4.000 millones y tiene un potencial enorme. Pensemos que Chile, con quien compartimos características geológicas, exporta más de US$ 50.000 millones. Podemos multiplicar por diez nuestras exportaciones. Estamos generando riquezas para el país y ponemos en valor nuestros recursos naturales. Más del 70% de los ingresos facturados quedan aquí a través de impuestos, sueldos y proveedores nacionales; es un error creer que todo se va al exterior. Las inversiones actuales para 11 proyectos que entrarán en operaciones en los próximos cuatro años superan los US$ 20.000 millones. Debemos dialogar más y encontrar soluciones que respondan a los pedidos y reclamos de todas las partes. *Gerente General de la CAEM

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a escalada del conflicto minero, junto a las irresponsables posiciones de algunas fuerzas políticas (principalmente el radicalismo), ha ido más allá de los deseos del gobierno, que lo que menos quería era otro frente de batalla en momentos en que concentraba fuerzas versus Moyano, por Malvinas y en el difícil cuadro del sector externo timoneado por Guillermo Moreno. El efecto Famatina fue capitalizado rápidamente por la izquierda (Bonasso, Solanas y compañía) y por Clarín y otros medios defenestrados por el poder. De La Rioja a Catamarca pasó la llamativa movida para detener la operación de la principal mina del país, que no arrancó hoy sino hace 15 años y que es generadora de fuertes divisas y del 47% de los tributos catamarqueños. Y para impedir la virtual prolongación minera a corporizarse en el rico yacimiento de cobre de Agua Rica. Pero como toda crisis es oportunidad, la Casa Rosada y los gobiernos provinciales con intereses en la minería terminaron lanzando la Organización Federal de Estados Mineros (OFEMI), en una rápida reacción que arrancó en los mandatarios provinciales y luego interceptada por la Nación, que invitó a los gobernadores a diseñar el futuro en términos de minería mixta: más protagonismo del Estado y repensar y acordar con las mineras otro reparto de la renta que genera el sector. El ministro Julio De Vido ha prometido para este mes de marzo un "Acuerdo Federal Minero". Esta "Minería para Todos", tendría como una de las herramientas importantes las empresas mixtas. La intención de la Nación y las provincias es atrapar más renta minera pero lo que no está claro es quien se quedará con la plusvalía que surja del nuevo escenario. Y un new deal con la minería extranjera. Qué me das, qué te doy. Las empresas mineras, que hace un lustro veían la receta mixta como poco menos que inaceptable, hoy están dispuestas a conversar un "afecto societatis" que garantice legitimidad social y política a cambio de ceder parte del negocio. Si el gobierno nacional admite que la minería es estratégica y vital para el país, deberá ser consecuente en desarmar las protestas antiminería atravesadas por la política. Predecir qué viene ahora en la minería argentina no es sencillo. Los empresarios mineros prefieren mantenerse lejos de los cabildeos de los gobernadores y la Nación. Presienten que funcionarios y legisladores querrán facturarles los salvavidas que les echen para sacarlos del atolladero social. *Director de Mining Press

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Las plagas de Egipto

Famatina Por Roberto Lavagna*

Por Daniel Meilán*

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a Argentina, hasta la década del 90, había cometido el gran error de no desarrollar su minería, siendo que esta actividad era y es, estratégicamente necesaria para el crecimiento productivo y de infraestructura, especialmente de las regiones más despobladas e infradesarrolladas de nuestro territorio. Este sector requiere de un constante financiamiento de riesgo, para que prospectos mineros finalicen en negocios productivos. A principio de la década mencionada, el gobierno nacional y las provincias definieron un modelo consensuado que, en solo 15 años ha multiplicado por 10 el valor de la producción. El modelo se basa en promover la asistencia de capital internacional de riesgo, debido a la inexistencia de aportes de capital privado nacional. El éxito de la Política Minera Argentina expresado en los incrementos de las inversiones, en la creciente demanda de mano de obra directa e indirecta, con salarios competitivos, en la generación de obras de infraestructura ejecutadas y con proyección futura real, en los aportes al erario público Nacional, Provincial y Municipal, entre otros indicadores, se vieron contrarrestados por ataques irracionales de grupos antimineros. Estos grupos fundamentalistas atacan al sector minero, desprestigiándolo y haciéndolo responsable hasta de las "Plagas de Egipto". Los medios de comunicación, discrecionalmente, se manifiestan en contra de la actividad, por el hecho de oponerse al discurso oficial. El empresariado minero extranjero, ha impulsado una campaña de difusión, algo tardía, sobre los beneficios de la industria minera y deberá incrementarse utilizando las mismas herramientas y modalidades usadas por los depredadores de la actividad. Sólo el sector gremial ha mantenido una posición responsable, en defensa del desarrollo productivo minero y sustentable. Sólo una Política de Estado, claramente definida, en cuya decisión sean parte El Estado - La Empresa - La Comunidad, conmoverá definitivamente la voluntad participativa de la sociedad toda y no solo de grupos formados con preconceptos antimineros. *Geólogo

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na de las maneras más frecuentes que tiene nuestra sociedad y nuestra política es plantear los temas o los problemas de manera incorrecta. Esto es lo que está pasando en Famatina. Igual que ocurrió con Gualeguaychú se empieza por tomar partido, generar escándalo y luego del fracaso intentar eludir las responsabilidades. Fue "gobierno+parte de la población" en el caso de Entre Ríos y es hoy "gobierno+empresa minera" en el caso de Famatina. ¿Por qué no empezar por respondernos algunas preguntas básicas?: 1) ¿puede un país con una de las cordilleras más importantes del mundo y que necesita crecer, ignorar el enorme potencial de la minería?: NO 2) ¿puede un país dejar que estos bienes no renovables sean explotados sin una política que garantice regalías importantes para el país y para la región en las que están ubicados los yacimientos (el caso San Juan da un mal ejemplo)?: NO 3) ¿puede un país ignorar que debe exigir "eslabonamientos" hacia delante y hacia atrás de manera de explotar no sólo los minerales sino también crear valor agregado y empleo adicional?: NO 4) ¿puede un país delegar en organismos o distritos de menor tamaño y responsabilidad el control de las políticas de explotación que tienen fuertes impactos medio ambientales?:NO 5) ¿debe un país tener un órgano único y permanente de muy alto nivel científico (ej. un comité de tres expertos, uno nacional y dos internacionales) que sea el encargado de analizar para cualquier proyecto minero los impactos medioambientales?: SI 6) ¿deben los resultados de este Comité ser públicos y analizados en el Congreso de la Nación como en audiencias integradas por representaciones reconocidas para evitar comportamientos politiqueros y generar escándalos?: SI Es posible combinar una explotación económica con la mejor política medio-ambiental existente en el mundo para cada tipo de proyecto.

*Economista

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Descargo Minero Por Florencia Mazzinghi*

Prohibirla sería un Absurdo Por Alfredo Leuco*

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a megaminería es el eslabón más antipático de la cadena productiva, el más agresivo, el que requiere más controles, pero es absolutamente tan necesario como todos los que le siguen para que el amplísimo universo de bienes que consumimos todos sea una realidad. Prácticamente cada cosa que nos gusta tener, que deseamos que alguna vez tengan los que con menos oportunidades quedaron marginados y no las tienen, son posibles gracias a la minería. Los mineros que nos hacen la gauchada de sacar los metales de la tierra quieren seguir trabajando, quieren hacerlo cada vez mejor, enmendar errores pasados, lidiar con los presentes, prevenir los del futuro. Una industria mítica y madre de todas las demás, que bien aprovechada favorece el crecimiento de regiones postergadas, le da empleo y capacitación a la cantidad considerable de personas que demandan los proyectos grandes, desarrolla y multiplica proveedores locales, optimiza la productividad de las economías marginales a través de programas sustentables. Hay estudios que equiparan el uso de agua del proyecto minero más grande de la Argentina con el uso que requiere el riego de 800 has de olivos. Sólo en Catamarca y La Rioja hay unas 40.000 has de olivos plantadas. En casi seis días de riego para los olivares se consume el agua que utiliza la mina más grande durante todo un año. Exijamos un control estricto del cumplimiento de la ley ambiental para la minería ya vigente, discutamos si el sistema de coparticipación no termina favoreciendo al estado nacional, que se lleva la tajada más gruesa de los impuestos que paga la minería, en detrimento de los estados provinciales; consideremos la figura del canon minero que utiliza Perú y que beneficia en mayor medida a las regiones dueñas de los recursos, miremos con lupa qué hacen los intendentes en los municipios con el dinero de las regalías que reciben.

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o pregunto: ¿Minería sin veneno es posible? Por supuesto que es posible, así lo es en Chile, en Brasil. Prohibir la minería sería un verdadero absurdo porque dejaría, entre otras cosas, a las provincias más pobres de la Argentina sin uno de sus principales recursos, sin la posibilidad de que tengan acceso a grandes sumas de dinero que le permitan llevar adelante un desarrollo como corresponde y conservar una importante cantidad de puestos de trabajo. Permitir que no utilicen la última tecnología, los mecanismos más importantes vinculados al cuidado del medio ambiente, sería un suicidio. Estamos en condiciones de hacerlo bien, de hacer un verdadero equilibrio entre esa necesidad social de que los pueblos del interior puedan ir desarrollándose productivamente con la posibilidad de tener un medio ambiente sustentable, con controles sumamente rigurosos. Lejos de la voracidad salvaje de los empresarios, que a veces no tienen ningún límite a la hora de llevarse el dinero, y también lejos de los fundamentalismos de algún tipo de ambientalismo que desde Palermo Hollywood quiere decidir la vida de la gente que vive en Andalgalá. Me manifiesto a favor de la licencia social y de los mecanismos políticos de participación de aquellos que van a ser beneficiados o perjudicados por esa minería. Se puede usar la consulta popular, luego de un proceso previo de información y debate. Lograr ese equilibrio es responsabilidad de todos, también de los periodistas y, por eso, uno de los humildes granos de arena que uno quiere aportar es generar el debate y que escuchemos los argumentos de todos para conseguir lo que todos queremos, que es una Argentina con más justicia social, absolutamente sustentable y con respeto por el medio ambiente. Los que están demás son los piquetes, los contrapiquetes. No podemos permitir la represión salvaje y feroz a la gente que se manifiesta y protesta. En la mayoría de los casos donde hay dilemas en democracia, sólo se solucionan con más democracia, con menos chicanas y autoritarismo.

*Periodista *Periodista

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Minería en Río Negro

Un debate inmaduro e hipócrita

Por Roberto Tronelli*

Por Marita Ahumada*

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eguir escuchando el batir de las voces sobre las calamidades que se ciernen sobre nuestra provincia luego de la aprobación de la ley que regula la aprobación de los proyectos mineros de alto impacto, mediante un Consejo en el que se encuentran representados sectores de gravitación en el espectro social y gubernamental, es casi una ofensa al sentido común de las personas. Se cree que no existen tecnologías seguras que permitan el uso de sustancias tóxicas, por ejemplo el cianuro, sin producir contaminación ambiental: Si, existen las tecnologías adecuadas. Que el Estado es incapaz de desarrollar un poder de policía adecuado que evite los impactos negativos y por ende la contaminación: Las autorizaciones sobre los estudios de impacto y aplicación de tecnologías apropiadas provendrán del recientemente creado Consejo Provincial de Evaluación Ambiental Minera (Co.PEAM). El Estado tiene toda la posibilidad de ejercer el poder de policía conformando un cuerpo técnico con la capacidad e idoneidad suficiente. Que las grandes explotaciones mineras consumen grandes cantidades de agua: En Río Negro existe el Código de Aguas que rige el uso tanto de las aguas superficiales como las subterráneas. El Departamento Provincial de Aguas, luego de estudiar el caso, autoriza o no a extraer tanta cantidad de agua, por tanto tiempo. Rechazan a la gran minería, puesto que destruye los cerros y produce impacto visual negativo: Los impactos visuales son positivos o negativos según sea el mensaje que envía al observador, nada tiene que ver con la forma, el color o el tamaño. Que toda nuestra riqueza se la llevan grandes corporaciones y no nos dejan nada: En minería las inversiones son millonarias y conllevan un riesgo elevado en las primeras etapas. Si hay yacimiento viene la etapa de inversión para la construcción que es 20 veces mayor. Dicen que las experiencias en la provincia han sido nefastas: en Río Negro no ha habido ni hay ninguna operación minera en la que se use cianuro. * Delegado del Colegio Argentino de Ingenieros de Minas (CADIM)

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a minería es una actividad lícita, avalada por cada ciudadano argentino que usa sus productos. Es una necesidad creciente en nuestra matriz de desarrollo. Existe un Código Minero, una Ley de Inversiones Mineras y una Ley para la Protección Ambiental minera. ¿Qué falta? Especificaciones de procedimientos en cada provincia para hacer los estudios ambientales, controlar las actividades en sus fases de prospección, exploración y operación y una ley de cierre de mina. En muchas provincias además hace falta una ley de regalías (que permita una mejor distribución de la renta minera). Es hipócrita pensarnos sin minería. ¿Qué falta? Falta instruirnos, falta material didáctico del Estado Argentino y de las empresas que desean operar para que la gente comprenda por qué se hace, cómo se hace y para qué sirve la minería. La minería ha posibilitado y posibilitaría el desarrollo de amplias zonas remotas de nuestro suelo. Por primera vez en muchos años se plantean debates completamente necesarios. Es un debate complejo, como producir alimentos versus producir biocombustibles, pero negarnos lisa y llanamente nos enfrenta. Esta industria como ninguna otra ha permitido que los estados provinciales se formen, capaciten y generen policías ambientales mineras que era potestad única de las áreas naturales. En ese mismo sentido han desarrollado empresas provinciales de energía y mineras que puedan asociarse a inversores y definir áreas de reserva para decidir sobre la concesión de áreas mineras. Es escaso el desarrollo de empresarios mineros argentinos para afrontar el desafío a largo plazo que ofrece un proyecto minero, así como su financiación y el capital de riesgo que significa esta industria. No nos extrañan las actitudes xenófobas a inversionistas extranjeros. Queremos cambiar el debate SI o NO a la Minería, a pensar Como queremos hacer minería en nuestro territorio. Superemos este paso. Por favor Estado, comencemos a difundir y enseñar cómo se hace minería hoy en día y como convendría practicarla, tanto como la agricultura o cualquier otra actividad o servicio. Saquemos el estigma que evitan políticos y dirigentes. *Geóloga

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Minería. Una discusión que debe dar el país

Privilegiar la comunicación Por Germán Stocker*

Por Aldo Antonio Bonalumi*

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a larga experiencia en la actividad, y la dilatada lucha que algunos ciudadanos ofrecen contra la actividad minera, dictan reflexiones: 1°) La ciudadanía que está contra la minería sabe cuáles son sus beneficios y cómo impactaron los minerales en el desarrollo de la historia. No está mal difundir todos estos beneficios, pero es una aspirina suministrada a un paciente que padece una enfermedad más seria. 2°) Sólo el derrame sobre las comunidades mineras de los beneficios económicos que deja la actividad y la demostración que la minería es sustentable, hará que esta lucha comience a detener la pendiente negativa. 3°) El apoyo político que ha dado la Presidente de la Nación hacia la actividad, deberá ser interpretado con altura, y haciendo jugar a la ciencia como pilar trasmisor de las verdades que el conflicto necesita aclarar. 4°) Se podrá difundir, ejemplificar o definir estrategias, lo que no se podrá será convencer a los ciudadanos disgustados con la actividad si no se actúa profesionalmente y con actitudes inapelables, pues quien primero demuestre que el “contrincante” miente, engaña o tergiversa, será a quien adopte el pueblo. 5°) Para cumplir con el punto 4°, será imprescindible aclarar todo, comenzando por las empresas. Comencemos a pensar que una Declaración de Impacto Ambiental otorgada, si bien es legal, parece que no es suficiente, habrá que comenzar a pensar el por qué. 6°) Todas estas herramientas harán que la señora Presidente de la Nación pueda explicar y aplicar su Política Minera con certezas inapelables, sin que pueda caer en desaciertos. Si se logra habremos recién comenzado. 7°) Si las empresas cumplen con el 100% de las leyes vigentes, habrá minería en paz, si no lo hacen, deberán ir a otra parte. Hay que informar y ser implacable con quienes tienen que controlar, al que no cumple se le acaba el negocio, sea productor o funcionario. La primera actitud saludable de las mineras deberá ser la autocrítica. La minería: ¿está verdaderamente haciendo bien las cosas, tanto en la mina como en las oficinas gubernamentales, que le conceden el derecho? Sólo poniendo la minería en la Agenda Nacional, veremos reverdecer lentamente esta discusión. *Profesor Titular de Petrología. Universidad Nacional de Córdoba

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a minería es una actividad lícita y toda crítica o cuestionamiento de buena fe tiene que aceptarse. Es innegable que toda actividad que realiza el ser humano tenga un impacto en el medio ambiente. Lo que se debe definir es cómo encararlo y reducirlo al mínimo, mediante la prevención y la participación ciudadana que nos permitirá obtener la licencia social para poder operar. La actividad minera cuenta una ley específica de medio ambiente y los estándares de seguridad en la actividad superan la media de cualquier otra industria. La comunidad circundante a un proyecto obtiene beneficios económicos directos. En Puerto San Julián, en Santa Cruz, los cambios han sido notorios. La minería ha sido históricamente una industria cerrada, en donde las prioridades estaban signadas entre otras cosas por la producción. Se podría inferir que el desconocimiento es natural, porque es una industria moderna. Se requiere de gente capacitada para explicar y mostrar, desde la humildad y sencillez, los beneficios de la minería para poder generar consenso. Es cierta la poca predisposición que tienen las organizaciones ambientalistas para sentarse a hablar con el sector minero y el poco espacio que brindan algunos medios de comunicación para hacer escuchar nuestra verdad. El empresario argentino no es un empresario de riesgo a largo plazo, razón por la cual la gran mayoría de los emprendimientos mineros del país tienen su preponderancia accionaria en manos extranjeras. El Estado tiene que avanzar más en la formación y participación de asociaciones como las de Fomicruz y AngloGold Ashanti, quienes en conjunto gerencian a Cerro Vanguardia. Hacen falta más canales de comunicación que nos permitan estar más activos; más instrumentos de comunicación como folletos, manuales y libros dirigidos a toda la población, mayor presencia en medios online y redes sociales y por sobre todas las cosas centros de información desde donde se desarrollen políticas públicas orientadas a nuestra actividad. *Responsable de Comunicación de Cerro Vanguardia


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La Minería desde la Constitución

Una nueva Ley para zanjar conflictos

Por Pablo Cuenca Tagle*

Por Carlos Reboratti*

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ucho se dijo acerca de la explotación minera y sus consecuencias, pero el debate ha obviado un elemento esencial: qué dicen la Constitución y las leyes. Convivimos dentro de un Estado de derecho y esto implica reglas que se imponen a todos para garantizar la paz social. Qué dice el Derecho en materia de ambiente. El artículo 41 de la Constitución incluye la cláusula ambiental, que consagra el derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer a las generaciones futuras. En otras palabras, incorpora la idea de desarrollo sustentable. El artículo 42 distribuye las competencias en materia ambiental entre Nación y provincias, a través de la facultad que tiene el Gobierno federal de dictar normas que contengan presupuestos mínimos de protección ambiental. Y las provincias, las necesarias para complementarlas. Así, el gobierno federal dicta normas que contienen un piso de protección ambiental, aplicable a todo el territorio, pues el daño ecológico no reconoce jurisdicciones, y las provincias complementan esta norma para hacerla aplicable a la realidad local, sin poder perforar el piso mínimo, pero sí ampliándolo. Este modelo de ley general de presupuestos mínimos fue implementado por la Ley General del Ambiente 25.675, que fija los objetivos y principios de la política ambiental nacional, determina la competencia de los tribunales provinciales y crea el Consejo Federal de Medio Ambiente (Cofema), en el cual las provincias deberían articular políticas con la Nación en la problemática ambiental. El artículo 12 establece que toda actividad susceptible de degradar de manera significativa el ambiente, alguno de sus componentes o afectar la calidad de vida de la población, estará sujeta a un procedimiento de evaluación de impacto ambiental, previo a su ejecución. Por último, la Constitución contiene el derecho de toda persona a ser consultada y a participar en obras o actividades que se relacionen con la preservación del ambiente. La mediación es el mecanismo más conveniente para solucionar conflictos. La norma constitucional y las leyes reglamentarias contienen el camino a seguir: federalismo ambiental de concertación, amplia participación de la sociedad civil y responsabilidad del Estado y las empresas en la explotación de los recursos naturales. *Profesor de Derecho Público Provincial y Municipal de la UNC.

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n forma recurrente aparece en los medios la información sobre conflictos generados por la instalación de empresas de minería a cielo abierto, corporizados en la reacción de grupos locales que se oponen recurriendo a varias formas de protesta, incluyendo el cierre de caminos. Para el lector ajeno a este tipo de temas, seguramente le parece difícil entender cómo un grupo de vecinos se opone a una actividad económica, sobre todo cuando se trata de lugares que han sido marginados del desarrollo y el crecimiento económico. El tema es muy complejo y muestra la tensión entre distintos sectores de la sociedad generada por su visión sobre los efectos positivos y negativos de dicha actividad extractiva. Al conocerse un proyecto de explotación, e influenciados por los grupos ambientalistas más radicalizados y activos del país que potencian la natural inquietud de los pobladores por los efectos que la minería podría tener en el ambiente, algunos sectores de la sociedad local se movilizan para detenerlo. Ante esto las compañías responden diciendo que el proyecto es totalmente seguro desde el punto de vista ambiental, que generará puestos de trabajo y efectos muy positivos en la economía local. Se podría pensar que estos conflictos se deberían resolver mediante una consulta popular. ¿Pero ésta se debería referir sólo a la población local o a la de toda la provincia? Los casos donde existió un referéndum local siempre el resultado fue opuesto a la mina. Pero en las elecciones o reelecciones de gobernadores que mostraron su apoyo a la minería, ganaron por amplia mayoría. Ante este dilema que parece tan difícil zanjar, la solución posible es la formulación de una nueva ley de minería que determine claramente la forma de resguardar y delimitar los intereses locales e incluya la formulación de mecanismos de resolución de conflictos. *Geógrafo (UBA / CONICET)


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Más Información sobre la Minería Por Dr. Raúl Fernández*

Joaquín V. González y la Industria Minera Por Rogelio Alaniz*

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s importante que la gente esté preocupada por el lugar o entorno en donde vive. Claro que deberán aguantar a los que vienen de otros lados con su lema “No a la mina”. La gente debe tener la máxima información posible sobre la minería. Los medios de comunicación no aportan nada a ello o lo peor, aportan “verdades a medias”; en casos debe ser porque no saben del tema y en otros, porque no conviene a sus intereses. En minería hay tres etapas básicas. Prospección (búsqueda), exploración y explotación (producción). Durante la prospección sólo se buscan áreas interesantes para realizar una exploración; esa exploración estudiará alguna de esas áreas y si es exitosa hallará un yacimiento que puede explotarse. He visto en internet que grupos “No a la mina” ya tienen la cantidad de onzas de oro que hay en el Famatina; es curioso, porque todavía no se descubrió ningún yacimiento (ni siquiera comenzó la exploración). El mineral hallado puede estar cerca de la superficie o situado en profundidad, lo cual condicionará el tipo de explotación: a cielo abierto o subterráneo. La minería no tiene como objetivo contaminar el ambiente. Actualmente se desarrolla con procedimientos muy estrictos para evitar los impactos negativos. La ley 24.585 es el marco jurídico ambiental y puede ser mejorada, pero es una norma muy completa. Su cumplimiento debe ser controlado por el estado y la sociedad. El cianuro es un producto altamente tóxico. Del total que se produce en el mundo, la minería consume alrededor del 15 %. La industria minera utiliza agua por la que paga un canon a la provincia correspondiente; el volumen que utiliza depende de las condiciones climáticas de la región donde se emplaza, debido a la evaporación. Una buena parte del agua que utiliza la minería es de reciclado del propio proceso de tratamiento de minerales; pero el agua que se evapora por las condiciones climáticas debe ser repuesta. *Geólogo. Profesor de Geología de Minas UNLP. Investigador de la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires.

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e gustaría que alguien explique por qué lo que no se puede hacer en el Famatina se puede hacer en Chile. Hasta ahora se conoce la oposición total y absoluta a la explotación minera a partir de un conjunto de consignas destinadas a aterrorizar a la población. ¿Como en Gualeguaychú? Como en Gualeguaychú. Tanto en un lado como en el otro se le ha dicho a la gente que va a morir envenenada, que respirar o tomar agua serán actividades mortales. Esto significa terrorismo verbal. "El Famatina no se toca" parece ser la consigna de quienes suponen que han encontrado la clave para oponerse al gobierno u oponerse al capitalismo en general. El Famatina se ha tocado, se lo está tocando y es muy probable que lo sigan tocando. Y está bien que así sea. El hombre que más se preocupó por desarrollar la minería y legislar con un criterio progresista, fue Joaquín V. González. Fue el primer docente que dictó una cátedra en al UBA sobre legislación minera. Según el autor de "Mis montañas", la minería necesita de las demás industrias y, muy en particular, de la agricultura. "Si se quiere hacer verdadera industria de explotación de minas, hay que colocar alguna vez estos estudios en su propia región, en su propio medio, para formar el verdadero espíritu del minero. Y es necesario, cueste lo que cueste, hacerlo en la república para satisfacer las necesidades de estas industrias que son las grandes reservas que tenemos para el porvenir". El que así escribía, no opinaba como un forastero o un turista. Tampoco era un depredador o alguien interesado en envenenar a sus semejantes. Y nadie, ni sus enemigos más feroces, se animaron a acusarlo de comisionista de las empresas mineras. Para quienes no lo conocen, bueno es saber que estamos hablando del hombre que proyectó el primer Código de Trabajo en la Argentina, fue el político que, junto con Roque Sáenz Peña, mejor entendió la necesidad de promover una profunda reforma electoral. La Rioja, a través de Joaquín V. González, le demostró a la Nación que su tierra no solo promueve personajes como Beder Herrera o la "Comadreja de Anillaco". *Profesor de Historia de la Universidad Nacional del Litoral

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El Gran Debate

Ey Paisano Por Juan Carlos Andrada*

El Debate que Faltaba Por Sebastián Saharrea*

H

ace no mucho tiempo, un famoso artista visitó Radio Unión y, en una suerte de confesión, se jactó de haber erigido su carrera y haber hecho mucho dinero a partir de su verborrágico discurso de protesta. ¿Quién es? Ya le digo. De todas formas, y afortunadamente, esta anécdota introductoria tiene un límite aceptable en Catamarca. Cuando algún artista aparece por estos lares pagamos para escucharlo, cantar. Sin embargo, cuando regresa a protestar sobre una realidad que conoce poco y nada (como la minería), aunque actúe gratis, la gente no lo acompaña. El pueblo catamarqueño en general no respaldó protesta alguna en contra de la minería. Pocos ambientalistas locales (la mayoría foráneos) en cortes de ruta, una fiscal con serias confusiones ideológicas y funcionarios provinciales de meros espectadores. Pero los artistas no tienen por qué saber que el sector minero trabaja sistemáticamente en aspectos de prevención, mitigación y remediación relacionados con el medio ambiente. Si les sirve, como catamarqueños les comentamos que aquí no se secó ningún río ni se murió nadie por contaminación. Cómo hombre del interior, tiene idea estimado amigo Raly Barrionuevo, del daño que le está causando a las provincias, como la nuestra, que no tienen muchas posibilidades de subsistir y cuya geografía está compuesta en su mayoría por montañas. ¡Ey Paisano! Imagino vendrá después a Catamarca (la invitación es para todos los integrantes del elenco “anti”) a realizar peñas y festivales solidarios por los desafortunados sin trabajo. Realmente preocupante es que mientras un grupo de ambientalistas corta rutas sin ningún fundamente científico que lo justifique, los nuevos funcionarios provinciales ni siquiera disimularon la pereza oficial. Parece que ya entraron cansados. Terrible contraste con el discurso y las acciones de la gobernadora Lucía Corpacci (FPV) y la dinámica que intenta imprimirle a su gestión. Esto me da pie para ingresar al tema del criterio con qué actúan los fiscales que intervienen en los cortes de ruta. *Periodista del diario La Unión de Catamarca

D

esde que la minería comenzó a pasar de promesa a hechos concretos –sí, en los ’90-, padeció una evidente crisis comunicacional surgida desde su naturaleza: cómo presentar una actividad novedosa y ajena a la matriz productiva de un país esencialmente agrícola. No hubo plan sino arrebatos, y las consecuencias son la que hoy se ven: por ráfagas, las objeciones ambientalistas han despeinado fuerte a la actividad, con coletazos que castigaron a San Juan hasta estigmatizarla como el eje del mal. Famatina, el emprendimiento riojano que reverdeció la militancia y podría servir para un esperado debate nacional que frene las cataratas de groserías que llegan desde los medios centrales. Habrá varios obstáculos que sortear: - El primero, que el escenario de ese debate sean los medios “federales”. El principal foco de resistencia a la actividad minera son los conglomerados urbanos alejados de los emprendimientos. - El segundo es la capacidad de movilización militante de las organizaciones ambientalistas. Cuesta encontrar ONG globales contra explotaciones mineras europeas, australianas o norteamericanas. Latinoamérica parece más fértil a estos reclamos. Esos no deberían ser motivos para esquivar el debate, sino para aprovechar la ocasión y limar ese diferencial de información. Con algunas fortalezas evidentes también. - El principal reaseguro de la actividad minera en el país es ni más ni menos que la presidenta Cristina Kirchner. - El otro reaseguro es más sencillo: simplemente, que la gente ha avalado con su voto a la actividad minera en octubre pasado, y quienes se llenan la boca con floridas acepciones de la democracia deberían acatarla. - Y el último escenario a tener en cuenta para este (¿inminente?) debate es lo que ocurre puertas adentro de las organizaciones políticas. Porque ni el oficialismo ni la oposición exhiben una mirada unificada sino, más bien, suele ser uno de los asuntos que dividen. Si el viento acompaña, será esta una ocasión para discutir sobre minería en serio y sin prejuicios. Y si no, será otra oportunidad perdida.

*Periodista. Director de Tiempo de San Juan

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