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La Voz del Inspector

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Peregrinar de los valores a las virtudes

El Proyecto Orgánico Inspectorial (POI), de la Inspectoría de las Antillas, está sostenido en seis valores fundamentales: espiritualidad, acompañamiento, comunión, fraternidad, compromiso y testimonio. Ellos son como los pilares que sostienen el gran puente que une educandos y educadores, carisma salesiano e Iglesia católica, comunidad salesiana e Inspectoría, salesianos y Familia Salesiana.

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El Boletín salesiano, esta vez, también destaca una serie de valores contenidos en el POI: La familia como cenáculo donde se crece, se forma y se aprende a amar y a fraternizar. Asimismo, es el sistema familiar quien acoge en su seno, con un compromiso renovado el gran misterio de la Navidad.

En esta ocasión, propongo y reto a las comunidades educativas y a cada uno de sus miembros, a cultivar los valores como medio para alcanzar las virtudes.

Sostienen Francisco Alarcos y José Béjar, en su libro “De los valores a las virtudes”, que, por lo regular, en el lenguaje popular, se confunde “valor” con “virtud”, incluso lo emplean como sinónimos. Por ello, conviene clarificar su significado. Los valores son cualidades, deseadas o deseables por su bondad, que la inteligencia del individuo conoce y acepta como algo bueno para él como persona y, por tanto, “valorado” como positivo y necesario para la vida. Los valores están orientados al crecimiento personal y se basan en un convencimiento intelectual y en el deseo afectivo. Los valores son, en primer lugar, cualidades pertenecientes a lo real, nunca ideas sin soporte en la realidad. ¿Cuál es tu escala de valores preponderante?

Las virtudes, en cambio, son hábitos buenos que nos llevan a hacer el bien. Son disposiciones estables “constantes”, como afirma el Diccionario de la Real Academia de la Lengua: “La virtud es una disposición constante del alma para las acciones conforme a la ley moral”. Para Max Scheler “La virtud es la fuerza, vivida inmediatamente, de hacer algo debido”. Es, pues, la dimensión práctica del valor. Esta vivencia constante y repetitiva de un valor ocasiona la virtud, que llamamos hábitos en los seres humanos. El hábito hace que las acciones se realicen de modo fácil y natural, conformando una segunda naturaleza. Decía Aristóteles, “Se hace uno justo practicando la justicia; sabio, cultivando la sabiduría; valiente, ejerciendo el valor”. Ejemplos de hábitos: hablar bien de los demás, rendir cuentas, decir la verdad.

Lo decía Aristóteles, “La virtud es un medio entre dos vicios”. Así, la generosidad se encuentra entre la avaricia y el despilfarro. La valentía entre la temeridad y la cobardía. La tolerancia se encuentra entre la dictadura y la anarquía. El trabajo entre la pereza y el trabajólico. ¿Cuáles son tus virtudes predominantes?

Cuando el hábito les otorga estas mismas cualidades a las acciones malas, se denominan vicios. Estos se instalan en las personas con los mismos procedimientos que las virtudes (repetición de actos, conductas estables, segunda naturaleza), solo que, en el ámbito negativo, el de la maldad: el vicio del tabaco, del alcohol, de la pereza, la ira, la envidia, el rencor, la mentira. Los valores humanos se viven desde la racionalidad, mientras que, para las virtudes cristianas, además de la razón, es necesaria la fe, la ayuda del Señor, ya que el hombre por sus propias fuerzas no las puede alcanzar. El objetivo de una vida virtuosa, para los cristianos, es llegar a ser semejantes a Jesús. En fin, para ser “buenas personas”, necesitamos cultivar los valores, y para ser buenos cristianos necesitamos, además, convertir los valores en virtudes, llenar nuestras vidas, tanto de las virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza, templanza) como teologales (fe, esperanza, cridad). El buen cristiano de Don Bosco no se puede quedar en los valores, ha de dar el salto a las virtudes. La educación salesiana no se queda a medio camino (valores) ha de conducir a la meta última, las virtudes. Hoy necesitamos hombre y mujeres virtuosos y creativos.

Los valores son la base del edificio humano, que permitirán continuar construyendo el edificio cristiano con las virtudes que hayamos decidido practicar para asemejarnos a Jesús. En fin, podemos decir que los valores y las virtudes son cosas “distintas” pero no “distantes”. Por ello, no se han de tomar como antagónicos, de manera excluyente o disyuntiva (unos u otros), sino de manera complementaria y conjuntiva (unos y otros). La vida virtuosa consiste en llevar una existencia responsable y consecuente con uno mismo y con los demás, fomentando el propio autodesarrollo y el ejercicio continuado para lograr una personalidad moralmente formada y equilibrada. La meta consiste en peregrinar hacia un estilo de vida virtuoso para volver a Jesús y que amanezca en cada uno la Palabra para estar donde nadie quiere estar.

3Iglesia Pino Pellegrino, boletín SaleSiano italiano traDucción: P. Ángel Soto, SDbVerbos Especiales

Son tres verbos muy preciosos. Dejarlos perder sería un desastre humanitario. Apreciemos toda la fuerza que encierran.

ABRAZAR

Para curar hoy a la humanidad tocada, destrozada, hay quien apuesta por la TERAPIA DE LA BELLEZA (¨La belleza salvará al mundo¨; hay quien busca la TERAPIA DEL GOZO Y LA ALEGRIA (¨La risa salvará al mundo¨) y hay quien cree en la TERAPIA DEL TRABAJO (¨Un esfuerzo de más salvará al mundo¨).

Nosotros creemos en la TERAPIA DEL ABRAZO: ¨La ternura nos salvará¨.

Tenemos que admitirlo: nos hemos equivocado! Desde hace más de quinientos años hemos pensado que nos bastaba el cerebro con sus ideas muy claras como lo quería el gran filósofo Descartes. Qué error! Y de tarjeta roja!.

El cerebro no basta: es necesario el calor humano. La técnica no es suficiente: se necesita la piedad, la simpatía, la compasión. Ser pequeños o adultos no importa: basta ser hombres para tener necesidad de amor!

El gran escritor italiano Giacomo Leopardi sintió la necesidad de desahogarse con su propio hermano:¨Mee importa poco la fama, quiéreme! Por amor de Dios, quiéreme, ámame! Tengo necesidad de amor.¨

En un asilo de ancianos una señora de edad le ruega al voluntario que ofrece servicio en el centro: ¨Acaríciame¨. El voluntario la abraza, la besa y se detiene a hablar con ella, quien también era ciega. Desde ese momento la busca cada día y le hace compañía. La señora a cada momento le repite: ¨Dios te bendiga¨. El voluntqario le agarra las manos, la bendice como si fuese la mano de Dios.

Los expertos están convencidos que un infante privado de caricias casi seguramente será un adulto ansioso , indeciso, preocupado, inseguro e intranquilo.

Un niñito le pasó a la profesora una hoja en la que ayudado por la abuela le había escrito ¨su receta de la vida¨: ¨Para sobrevivir necesitamos cuatro abrazos al día, ocho abrazos al día para tirar hacia adelante, doce para crecer¨. No es exagerado, un abrazo de cinco segundos expresa más que una hora hablando. El abrazo es la mejor lactancia psicológica para crecer como seres humanos. Quien es indiferente no da nada. Quien abraza, lo das todo: amor, estima, seguridad, ternura, fuerza. El abrazo le da sabor humano a la vida. UNA PALABRA SE OLVIDA, UN ABRAZO NUNCA!

LLORAR

Las lagrimas ayudan a comprender tanto lo débil que es el ser humano como lo bueno que es su corazón. No es deshonroso el llorar. En la antigüedad los héroes griegos lloraban frecuentemente más que una adolescente hoy día., lloraron los apóstoles y también Jesús de Nazaret ( Lc 19,41-42; Jn 1,35). El hijo del emperador romano Marco Aurelio de nombre Commodo cuando era todavía un joven se puso a llorar por la muerte de un esclavo a quien le tenía gran aprecio. Los cortesanos trataban de consolarlo, pero Marco Aurelio les dijo: ¨Dejen que mi hijo sea un hombre antes de ser un emperador¨. Esto es verdadera sabiduría.

El llanto es silencioso pero habla más que cualquier otra palabra pues dice que uno es manso, cercano, humano. Es una cátedra que da enseñanza de humanidad. El poeta francés decía: ¨Lo que el ser humano puede dar mejor después de su propia sangre es una lágrima.¨

ESCUCHAR

¨Saber hablar es un don de muchos; saber callar es sabiduría de pocos, saber escuchar es generosidad de poquísimos.¨ Es muy difícil negar la verdad de estas expresiones del escritor italiano Salvaneschi, ¨saber escuchar es generosidad de poquísimas¨. También por esto crece la desertificación humana.

La escucha es una reserva de Valores.

Escuchar a alguien es reconocer que tiene importancia para nosotros, que merece que lo tomemos en cuenta, es demostrarle que estamos dispuestos a darle una mano, es un anticipo de confianza.

Escuchar no es solamente oír. OIR es un asunto de acústica(también los animales oyen);ESCUCHAR en cambio es dejar que las palabras del otro penetren en nosotros en profundidad y resuenen dentro con toda su fuerza.

ESCUCHAR es un arte. *Escuchamos al reloj sin mirarlo *Escuchamos con ojos acogedores que hacen entender al que habla que para nosotros es lo más importante. *Escuchamos con simpatía aunque no estemos de acuerdo. *Escuchamos sin interrupciones a cada momento y sin hacer juicios de inmediato.

Si la escucha se hace de esa manera, regalaremos a nuestro interlocutor una experiencia humana extraordinaria tan satisfactoria que llegará incluso a ser indispensable. Esta fábula lo prueba sin dudas.

Hace muchos años vivían en China dos amigos. Uno era muy bueno tocando el arpa y el otro muy bueno escuchándolo. Cuando uno tocaba y cantaba una canción que hablaba, por ejemplo, de las montañas, el otro decía inmediatamente ¨veo la montaña como si estuviese delante de mis ojos¨. Cuando el primero tocaba sobre un arroyo quien escuchaba decía extasiado: ¨Siento el agua correr entre las piedras¨. Pero un día muy triste el que escuchaba se enfermó y murió. El primer amigo desde ese momento cortó las cuerdas del arpa y no tocó jamás.

Así es: SOLAMENTE EXISTIMOS SI ALGUIEN NOS ESCUCHA.

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