cumplimos 8 años
Número 49 Marzo 2021
Feminismos vs. Matriarcados
Revista
No. 49. Marzo 2021
Es un proyecto de la Catarsis Literaria
Editada en Matamoros, Tamaulipas. Revista de Circulación Mensual. Dirigida por: Adán Echeverría. Edición: Larissa Calderón. Revisión y Corrección: Ángel Augusto Uicab Colaboraciones a romeodianaluz@gmail.com Consejo Editorial: Javier Paredes Chí, Cristina Leirana, Blanca Vázquez, Roberto Cardozo, Rocío Prieto Valdivia, Mario Pineda Quintal y J.R. Spinoza.
Contenido
Prostitución en tiempos de pandemia Alicia Leonor 4 Espantapájaros J.R. Spinoza 5 Veinte años Paty Rubio 7 Relatos Nery Tamay Borges 9 La princesa y el solista Rusvelt Nivia Castellanos 11 La noche que cambió nuestras vidas Carlos Rubio A. 15 La suite Amiie Aguirre 17 Ámsterdam en una botella Mónica Martínez M. 21 Tuum y el rescate de la montaña arcoíris Mónica Martínez 22 Somos Leodan Morales 24 Viaje a través del árbol Carlos Cristian Italiano 25 Negar el patriarcado Rocío Prieto Valdivia 75 Minificciones Javier Paredes Chí 76 Mi noche triste Jesús Fuentes 78 El Marcapasos José Chairez 80 Sobre Manuel Calero Cristina Leirana 82 Derechos del lector Adán Echeverría 84 Ni yo ni mi mamá Juan Rogelio 86
Introspecciones del Erizo Javier Paredes Chí 87 Un modo para todo Nancy Yáñez Corrales 88 Demersales en A Mayor Sofía Garduño Buentello Interés superior Larissa Calderón 92 El mono-grafo Jorge Daniel Ferrera Montalvo F es de Fantástico. J.R. Spinoza. 96 Bajo el barandal. Rocío Prieto Valdivia. 98 Mi punto de risa. Roberto Cardozo 100 La Niña TodoMePasa dice: Jéssica de la Portilla Montaño 102 Incipit. Blanca Vázquez 104 Desvaríos de la freaky neurosis. Gema E. Cerón Bracamonte Nos vemos en el slam. Mario E. Pineda Quintal 108
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Editorial
Feminismos y machismos
Estamos viviendo momentos de cambio, de extraordinarios movimientos sociales y de una vertiginosa revolución tecnológica que ha hecho que podamos verter opiniones; nos vivimos entre mujeres y hombres y cada vez nos acercamos más a comprender que aún dentro de las diferencias biológicas, somos seres humanos que reclamamos equidad en los diferentes espacios de la vida. Hoy un fuerte reclamo de justicia ha invadido a nuestro país, las mujeres han salido con voz firme para exigir que aquellos quienes ejecutan las leyes o bien, quienes dirigen nuestro territorio reconozcan en qué han fallado a la población de mujeres que piden cuentas sobre las desapariciones, feminicidios y ultrajes a lo largo y ancho del territorio mexicano. Una marea violeta ha inundado las miradas y aunque muchos, ciegos y sordos la han querido obviar, ésta se encuentra más presente que nunca. ¿En qué momento la palabra feminismo se está enfrentando con el machismo? Nunca, ambos vocablos mantienen un significado distante; el feminismo es un movimiento social que ha confluido en teorías y procesos de análisis de aquellos momentos invisibilizados de las mujeres a través de la historia; se ha resuelto crear mecanismos de investigación para que se reconozcan las brechas de género y como tal se sabe que no hay un solo feminismo, sino son muchos los feminismos que han recorrido el planeta; el machismo es una ideología que se ha cimentado en la cultura patriarcal y que ha creído que son solo los hombres quienes han construido en esta existencia. Reconocemos la labor de las múltiples colectivas de mujeres, pero también creemos importante mencionar que no todas las mujeres coinciden con este trabajo que se ha venido realizando, y ellas también se adhieren al pacto patriarcal y se benefician de aquellos resabios que hombres o las prácticas de éstos les han enseñado. El año que nos ha devorado la pandemia y éste que aún no nos aleja de la COVID, nos ha mostrado lo más cruel y lo más efímero de la humanidad, también nos ha dicho que las mujeres se seguirán organizando y que los hombres tendrán que hacer trabajo de introspección para trabajar sus masculinidades.
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Prostitución en tiempos de pandemia Alicia Leonor Prostitución, (del latín prostituío, ‐ónis). 1. Acción y efecto de prostituir o prostituirse. 2. Actividad a la que se dedica la persona que mantiene relaciones sexuales con otras personas, a cambio de dinero.
La prostitución depende de muchas personas, hombres y mujeres de diferentes estatus sociales, pero desde siempre ha afectado más directamente a la clase social más baja. Por generaciones hemos escuchado que la prostitución es el oficio más antiguo del mundo, pero desde mi punto de vista, yo considero que es el oficio que responde a la demanda más antigua del mundo: La de un individuo que desea acceder al cuerpo de otro individuo, y lo logra a cambio de un precio. Les cuento cómo llego mi interés por este tema. Voy por la tercera semana en casa, aislada; porque el maldito bicho traspasó las barreras de mi cuerpo, y no me está pagando ni un maldito peso. En los momentos que me da tregua, aprovecho para leer. Escojo algún libro de los muchos que tengo pendientes. Alternando mi lectura con las noticias de diferentes diarios. Llamó mi atención un reportaje que publicó EL PAÍS, titulado: “Sexo con mascarilla y rastreo de clientes”. Expone el caso de una chica masajista erótica en Berlín, de lo que el coronavirus ha supuesto para ella, y también para miles de prostitutas, en Alemania: una ruina. Habla de cómo al no haber viajes de trabajo, tampoco hay hombres de negocios, ni turistas dispuestos a pagar.
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También explica que la mayoría de las prostitutas han parado de trabajar, pero quienes no tienen otra fuente de ingresos han seguido, aunque a un ritmo mucho menor, fuera de los burdeles y a menudo a precios muy bajos. Algunos clientes, según cuentan las trabajadoras, piden incluso “descuento-corona” (en un país de primer mundo). Otro reportaje que llamó mi atención es el presentado por CNN CHILE. De cómo las trabajadoras sexuales de Chile, se adaptan a las pantallas, con video llamadas, fotografías eróticas y videos. Porque las medidas de confinamiento por el COVID-19 les redujo a cero sus ingresos, y las trabajadoras sexuales mayores, que desconocen las redes, son capacitadas por otra generación de jóvenes de clase media que financian sus estudios vendiendo sexo en línea. Aunado a esto, las trabajadoras sexuales en Chile, cuentan con el apoyo de la Fundación Margen que les brinda apoyo social, legal y emocional. Así como estos reportajes presentados por estas cadenas informativas, existen muchos en la red. Y me hizo voltear a buscar, cómo se vive la prostitución en tiempos de pandemia en México. Me encontré un reportaje de EL HERALDO DE JUÁREZ, y su titular nos resume todo con su cita: "Con cigarro y agua soportan la pandemia las sexoservidoras en México".
Espantapájaros ¿Quieres saber cómo terminé aquí? Fue a causa de los cuervos. ¡Vaya que son inteligentes! ¡No! ¡No me pongas esa cara! Esto sucedió antes de que nacieras… ¡Ven, pósate sobre mi hombro! Te contaré la historia. ¿Dónde estaba? Ah, sí… ¡Ustedes son muy listos! Una vez vi un documental acerca de una parvada como la tuya que imitaba el aullido de los lobos. ¿El motivo? Conseguir que un lobo real llegara a la zona y capturara a la presa. Lo que terminaba sucediendo. Luego de comer, el cánido dejaba un banquete para las aves. Los cuervos son omnívoros y oportunistas, comen de todo y, por eso, al llegar al rancho del abuelo Hermes, no me sorprendió que intentaran comerse el maíz. Lo que me pareció increíble fue que un viejo y descolorido espantapájaros los mantuviera a raya. Digo, se supone que son tan inteligentes como para recordar rostros y hacer funerales a sus muertos. ¿Acaso, no se dan cuenta que aquel muñeco clavado en la tierra no puede hacerles ningún daño? Eso pregunté un día al abuelo mientras veía por la ventana cómo uno de ustedes descendía en diagonal y frenó en el último momento, a pocos centímetros del espantapájaros. Las plumas negras se encresparon y pareció detener el viento. El cuervo hizo una elegante maniobra y dio media vuelta hasta posarse en un deshojado algarrobo, el más cercano al maizal y ahí se quedó… —Tal vez no sean tan listos, no creas todo lo que dicen en la televisión. Una cosa sí te digo, en ocasiones aparece uno muerto. Cuando eso sucede, los demás se reúnen alrededor del árbol, como si le estuvieran haciendo un velorio. —¿Y por qué se mueren? ¿Tienen algún depredador por los alrededores? —Ya te lo dije, chico, no son tan listos. Quien sí parece muy listo es el abuelo Hermes. Agricultor de maíz, tiene un rancho muy grande y tres camionetas: una para trabajo forzado,
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otra para ir a la ciudad y una muy lujosa que rentaba para las fiestas de las quinceañeras y las novias del pueblo. Habían pasado seis meses desde la muerte de mis padres, cinco desde que me había mudado con mi abuelo. De hecho, pasé un mes en el orfanato —un lugar donde viven los niños que no tienen familia—. Al parecer, el anciano tuvo que hacer mucho papeleo para poder tener mi custodia, una custodia es… bueno, no importa, la cosa es que el abuelo tiene dinero, mucho dinero. Su casa es del tamaño de ocho casas de la ciudad y su televisor es más grande que una puerta. Un televisor es… bueno, no es tan importante, el punto es que vive bien. Era natural pensar que quería compartir su riqueza con su único familiar vivo. Antes de esto, me gustaba vivir en el rancho. En primer lugar, el abuelo no creía en la escuela, así que no me obligaba a ir. Inclusive, llegué a pensar que en un futuro me heredaría sus bienes, así que aprendía con gusto las labores del campo. Por la mañana revisaba las gallinas y tomaba algunos huevos frescos para el almuerzo. Después ordeñaba a Gertrudis, le ataba las patas, luego arrimaba un banquito y un par de baldes de metal. Por último, enjuagaba sus ubres y bombeaba. La primera vez me dio mucho asco, pero con el tiempo se hizo algo automático. El abuelo preparaba el almuerzo, casi siempre eran huevos con frijoles, aunque de vez en cuando desayunábamos cereal. Decía que debía comer bien para crecer muy alto y fuerte. Acostumbraba darme una segunda ración que aceptaba con gusto. Por la tarde podía jugar videojuegos o escuchar música en mi habitación. A veces, el abuelo se iba y me quedaba solo en la casa. No me daba miedo. A las seis
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era hora de recoger leña y se me había asignado, como parte de mis deberes, llenar dos carretas cada segundo día. Lo único que me molestaba un poco era la hora de dormir, el viejo era muy estricto con eso. A las 8:12 pm, momento en que caía la noche, debía estar en mi habitación y no bajar hasta el día siguiente. No había justificación alguna porque mi cuarto tenía baño, así que no necesitaba nada de abajo. La noche en que todo esto me pasó, yo estaba recostado en mi cama, con mi mano entre las piernas, pensando en Dove Cameron, cuando algo chocó contra mi ventana. Me levanté de golpe y corrí hacia ella. Un ave negra se aproximaba al suelo y justo antes de tocarlo, desapareció. Me tallé los ojos y miré nuevamente, no había error, el cuervo chocó con mi ventana, cayó y se esfumó, como si se lo hubiera tragado el mismo viento. Salí de mi habitación descalzo, poniendo especial cuidado de no hacer ruido al bajar las escaleras. Cuando estuve en el recibidor, tomé la llave del portallavero y abrí la puerta. La cerré lo más despacio que pude. El suelo estaba cubierto por una especie de niebla color negro que no dejaba ver el pasto. Apenas bajé el escalón que separaba la casa del patio, perdí los colores. Todo el mundo era blanco y negro. Temeroso, volví a subir. Debí haber entrado en la casa, debí haber subido las escaleras y debí hacer como si no hubiese visto nada, pero no fue lo que hice. Volví a bajar. Caminé por ese mundo sin color. Pronto me di cuenta que tampoco había sonido, no escuchaba el viento, ni el trinar de los grillos. Sólo… graznidos. Sobre mí, volaba una parvada de cuervos. Descendieron y, coordinados, volaron a mi lado, hasta llegar al espantapájaros. No parecían tenerle miedo. Incluso algunos se posaron en sus brazos. Me acerqué para verlos mejor. Descubrí que el maizal había desaparecido. No había nada, salvo la casa, los cuervos y el espantapájaros. —¡Hola! —¿Quién ha dicho eso? —Soy yo —el espantapájaros acababa de mover su boca. —¿Tú…? —Mi nombre es Atlas, ¿quién eres tú? 6
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—Soy Pirítoo. —Es un extraño nombre, ¿acaso tus padres no te querían? —Mis padres murieron. —Lo siento mucho —dijo y noté que había sinceridad en la disculpa del espantapájaros, quien no podía mover los brazos, pero agachó la cabeza un poco. —Ahora vivo con el abuelo Hermes. —Ese no es tu abuelo, ni siquiera es un hombre. —¿A qué te refieres? —¡Libérame y te lo diré! —¿Liberarte? —Desata mis manos y pies. Obedecí. El espantapájaros bajó de la cruz. Me sonrió y comenzó a desvanecerse. —¡Corre! —viré. Un demonio gordo y gris, con garras en manos y pies, estaba junto a la casa. Corrí, corrí por última vez con todas mis fuerzas. —Pero te alcanzó. —Sí, me alcanzó. —¿Qué te hizo después? —Bueno, esa es una historia para otra ocasión. Amanecerá pronto. ¿Recuerdas qué pasa cuando amanece? El pequeño Hugin abandonó mi hombro y voló hacia el algarrobo. —Algún día traerá otro niño y necesitaré tu ayuda.
Veinte años
Paty Rubio
Romina sentía un nudo de nervios en el estómago, faltaban escasos treinta minutos para que su Alma llegara. ¿Cómo se vería después de tantos años? Hacía veinte años que no se veían, pero ella nunca la dejó de amar. Cuando Alma la llamó le dijo que ella tampoco había dejado de amarla. En rápida sucesión, llegaron los recuerdos de ambas mientras se esmeraba en su arreglo. Se sabía dueña de una gran belleza, herencia genética de su familia, la edad no la marcó. Aún tenía un cuerpo espigado, de miembros largos y delgados como los de una gacela, su cabello, aunque ya pintaba algunas hebras de plata continuaba siendo oscuro, largo y sedoso. Sus ojos eran grandes y tenían el color de la noche sin luna, custodiados por largas, espesas y rizadas pestañas; nunca ocupó poner ningún menjurje como mascara de pestañas. Unos labios carnosos que sólo cubría con un poco de cera natural para mantenerlos humectados. Fue tal su apuro y preocupación por verse bella para Alma, que se distrajo buscando la ropa que usaría. Dentro de su excitación por el deseo de volver a ver a su Alma pasaron algunas horas y Romina se olvidó de tomar la medicación para controlar su cardiopatía. Cuando por fin al mirarse al espejo, éste le devolvió una imagen aceptable, Romina fue a la sala a sentarse en su sillón favorito para esperar los últimos minutos antes de la llegada de su Alma. Se acomodó en el sillón que siempre le resultó reconfortante y cerró los ojos. Minutos después, el timbre de la puerta se dejó escuchar una y otra y otra vez más. Pero Romina ya no lo escuchó. En la sala permanecía su cuerpo inerte y en la mesita de centro dos copas vacías y un tinto que ya no pudo degustar.
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Relatos Fantasma ¿Recuerdas las semillas que me regalaste un día…? Se han transformado en hermosas plantas, que se adaptaron perfecto al clima, iluminación y hoy se encuentran grandes y floridas; por el contrario, el rosal en maceta que fuera recordatorio de nuestros primeros treinta días juntos, ¡Murió igual que nuestro vínculo lo hiciera…! Lo extraño es que a ninguno de los dos, los descuide respecto a riego, plaguicida o amor. Es indudable que a veces quisiera platicar sobre las plantas y que juntos las viéramos florecer, pero ese anhelo es imposible, debido a que decidiste ya no estar aquí, incluso antes de que tomara la iniciativa, ¡Debido a tus devaneos descarados…! Quizá como una manera de aliviar mi pena, me prometí no extrañarte ni desear que volvieras, pero esta semana he faltado a mi compromiso conmigo misma, ¡Pues a ratos te he anhelado…! Y tal vez te parezca cómico o hasta algo estúpido, pues vanamente enmascaro a mi corazón, la existencia en mi universo la menor evidencia de tu rostro, voz o aroma. Finjo que son mínimos los detalles que por instante evoco, debido a que no sé exactamente por culpa de cuál de los dos, ¡Terminamos siendo más que extraños…! Y es que pese a mis esfuerzos sobrehumanos, no obtengo respuesta certera, ¿Del por qué estoy sin ti…? A veces quisiera llamar y contarte infinidad de detalles o quizás hasta reírnos o jugar como lo hacíamos antes. Muchas veces he deseado volver a la noche en la que nos conocimos y hacerte solo un amigo, tal vez de esa forma seguirías aquí, ¿Aunque quién puede aseverar tal cosa…? Es bien sabido que la vida misma, suele distanciarnos de quiénes no comulgamos con los mismos ideales o desviamos el rumbo destinado, y es que los sucesos que nos vimos precisados a vivir juntos, me demostraron que nuestros caminos estaban diametralmente bifurcados. Por mi parte, siempre he estado, estoy y estaré, ¡Deseosa de amar e intentar tragar el mundo de un solo bocado…! En cambio tú, quizá nunca decidiste caminar a mi costado, ¡Por lo mismo te
Nery Tamay Borges soltaste de mi mano…!. Pese a todo ello, lo más correcto hubiera sido una despedida amistosa y en paz, con un abrazo, beso o lágrimas de mi parte, para así sellar el enclaustramiento de un ciclo. Entre todos tus defectos, tuviste la virtud de descubrir y aconsejarme, respecto a lo que soy física, mental o moralmente y qué en realidad merezco. La razón siempre te asistió, cuando referías que mi enfoque debía estar en lo importante y después de tu repentina partida, ¡Descubrí que esa soy yo…! Hoy sé que cuento con un gran potencial, seguridad y cualidades, que debido a mi pasada sumisión ante ti, se habían escondido tras nebulosas mentiras plagadas de sombras. Es probable que en la actualidad, solo seas el esqueleto de un fantasma que busca abrigo en mi armario o el espíritu de un supuesto amor, ¡Víctima del óbito…! Pese a todo, sería tonto intentar negar que algunas de tus palabras o frases, no hacen eco en mi subconsciente, que tus besos y caricias no han dejado huella en mi piel o que ha sido difícil, desanclar totalmente mi existencia de la tuya. Sin embargo, tengo fe en que el tiempo me ayude a sanar, para que más temprano que tarde sonría con alegría sincera, baile en la arena blanca en brazos del sol y la luna, permitiéndole al agua turquesa del mar, ser el bálsamo plagado de magia que te suelte de mí, llevándote al abismo total del olvido, donde mi corazón y mente, nunca encuentren el menor rastro de tu amor traicionero, que un día asesinó con vileza mi ilusión y con cuyas lágrimas amargas, se regaron cultivos multicolores, donde hoy brotan flores de dulces aromas, que opacan o aniquilan el deambular efímero e incorpóreo, de un amor que fue nunca debiendo ser, de un rayo de luz que tuvo su origen en el centro de la penumbra y de una sonrisa que partió del dolor profundo. Lenta y hasta dolorosamente, la verdad y sobre todo la sinceridad, el paródico ser que un día fuera centro de mi existencia, ¡Suave como la brisa se convierte en simple espectro…!
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Primera juventud. Ella parecía ajustarse al mundo con tanta naturalidad, que si hubiera actuado de otra manera, habría perdido la fresca lozanía y hasta el atractivo, que todos descubríamos en su rostro larguirucho de grandes ojos. Siempre nos pareció extraña, pues andaba entre nosotros con pasos firmes, sin prejuicios y vestía ropas tan escasas, ¡Cómo lo era en ese entonces su pena…! Supongo que sabía, que al doblar la espalda sobre una flor, un niño desvalido o un perro abandonado, la blusa se abría con tanto descaro sobre la libertad de sus pechos, ¡Que el mismo aire se incendiaba…! El ansia precoz de vivir que contenía su alma, la embellecían tanto o más que su cabello enmarañado. Siempre observamos en su mirada, una ráfaga refulgente semejante a la luz de una estrella, todo el tiempo parecía estar enamorada del día, pues a la menor provocación, ¡Su risa estallaba en brillos multicolores…! Del agua porque cantaba en silencio igual que lo hace un arroyo en calma y del aire que le susurraba al oído, secretos que los demás jamás entendimos, en resumen todo en aquel tiempo, ¡Parecía procurarle placer…! Todo parecía marchar en perfecto orden, hasta aquella tarde que sin darnos cuenta, unos ojos traicioneros la llevaron lejos y todos los que con su ausencia, descubrimos que la extrañábamos, ¡Quedamos doloridos y desconcertados…! Con el paso de los meses, nos enteramos que tuvo novio y que tiempo más tarde, como herida paloma se liberó, ¡En un cielo que no era el nuestro…! Las lenguas viperinas esparcían rumores, como lo hace el oleaje marino con nuestros anhelos, alguien comentó que ya no andaba sola, pues en apariencia un hijo pendía de su mano y su sonrisa se había apagado para siempre, que sus pasos eran cansinos y su cabello enmarañado, ya no brillaba al sol como antes. Aquella blusa escotada, ahora ya no tanto, ocultaba las huellas de las batallas y sus ojos, semejaban el escenario de un camposanto abandonado. Seguramente que ella, también extrañaría los viejos tiempos. Según se decía, ahora con un retoño del brazo y la vida marchita, intentaba reembarcarse en el mundo que estuvo a sus pies, En mi juvenil inocencia me cuestioné, ¿Qué le faltaría para lograrlo…? Quizá nuestra admiración furtiva, el tímido deseo de robarle un beso o la simple fantasía, de ser el centro de nuestra atención. La confusión me invadió y muchas veces me pregunté, ¿Si ella valoró lo que dejaba atrás y al final no supo retornar…? La inexperiencia de la pubertad o la ira contra el destino, me nublaron el entendimiento haciéndome naufragar, en un océano de sentimientos confusos. Para ese entonces, yo era más ingenuo de lo que hubiese deseado y por otras razones que prefiero callar, tardé algunos meses en darme cuenta, que aquella chica de la que no puedo siquiera recordar el nombre, ¡Fue lo más puro y fresco de mi primera juventud…!
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La princesa y el solista
Rusvelt Nivia Castellanos Cuando se dio cuenta de que la naturaleza de un hombre cualquiera saciaría su deseo, sintió compasión. Extraña compasión, que se dirigía a quien fuera que fuese el escogido. Ya que competía al hombre sucumbir ante las propuestas, sin derecho a rechazarla. Nélida Piñón
Era todavía de día sobre el cielo espejado. La mujer, sola entonces, estaba a su hora inmediata, recostada contra la pared pedregosa del gran castillo medieval; precisamente se sabía ubicada, junto a la torre más alta del bastión, que daba de frente contra las montañas y demás praderas doradas del imperio ciertamente suyo. Ella, por lo regular, se hacía por allí sola, tras cada tarde sospechosa y maga; mientras su vida sin vigor no sentía nada más que una aplacada soledad, acompañada en su silencio del ser profundo. Había algunas veces, además, cuando ella iba y veía inesperadamente uno que otro aleteo de muchos dragones grisáceos, ellos todos lindos, bailando sucesivamente por entre el edén purificado de la eternidad. Así hecha, toda esta belleza natural en la medida que su propio pensamiento de muchacha volvía bajo los recuerdos de su gallardo prometido, visto para otro tiempo inacabado, bajo la otra realidad de los mundos. La mujer por lo tanto comprendía, durante cada segundo vívido; algún cercano deseo y algún extraño presente, previsto en brazos acogidos, hacia su enamorado lejano. Estas ilusiones sucedían como causa de la belleza ancestral y la ternura irresistible suya, habida siempre en la profundidad de su alma celestial. Una sola alma en pureza, cuya hermosura venía abrazada en sueños, hacía ese hombre encariñado y suyo. Era él, por cierto, apenas un jovencito, quien había de ser suyo, quizá en algún día de primavera; hecho de solas nubes traslúcidas en otro espacio amoroso. Había, sin embargo, adentro de esta princesa, mucho temor de miedo, recorriendo por sobre su cuerpo de mujer sufriente. En tiempo, todos estos sentimientos de horror perturbaban su intimidad de a poco, durante sus noches luminosas. Ella
descubría además sus sensaciones de perturbación; apenas figuraba ese noviazgo, concertado en su más áulica evocación de concierto. La princesa, sin aviso alguno desde su amor, desnudaba enseguida hacia su memoria, los presentimientos más vertiginosos del recuerdo inmortal. Desde allí ella veía perdido a su ilustre artista. Pasaban las sórdidas escenas en una habitación de absoluta extrañeza. Luego se sucedía un solo extraño ahogamiento, sufrido a su novio solitario; pero aquí, sin llegar a saberse nunca, la causa de esta tragedia, real y desgarrada. Ahora entonces, tras este dolor reiterado, la princesa, siempre con su vestido azul, iba dejando suceder, dicha ilusión asombrosa, hacia otra imaginación evanescente, igual, una vez culminada su poesía negra, ella procuraba transfigurar estos últimos segundos desgraciados, sobre otros mejores acontecimientos, ellos, más tolerantes, más lindos, menos horrendos. La mujer, sola meditando y sola cavilando, transfiguraba sus nociones al compás de cada instante pasajero; presenciado de entre una frescura de su largo aposento, hecho en frescuras aireadas. Era además una estancia claramente rodeada de alfombras turcas y persas con sus colores intensos. Había, asimismo, muchos murales, dibujados en formas de mosaicos sagrados, hacia donde se esclarecían las figuras de Jesucristo y San Francisco de Asís, prefiguradas en una misma hermosura. Y así, fue cierto todo lo demás de su destino; esta princesa de figura clásica trataba de mirar, mientras tanto, hacia el comienzo del
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atardecer, ahora bañado en estrellas solamente. No hacía sino mirar ella, cada cielo, desde la torre florida en lilas y tulipanes. Contemplaba un universo de muchas nebulosas incomprensibles a su conciencia. Y ella, pese a todo, queriendo estar siempre, cerca de su solo romance, se esforzaba por inventarlo entre los pensamientos de sus creaciones solitarias, otra vez, insospechadas; otra vez, insondables. Pero luego había algo de lamentos en su ser agónico, algo de sinsabor en su alma. Así que arrancaba ya una rosa blanca de las tantas que había alrededor suyo. Al rato dejaba que cayera al lago del castillo pedregoso. Era un lago opacado hacia donde iba muriendo la flor. Las aguas estaban figuradas un poco más allá de las torres principales. Su rostro femenino, enseguida esbozaba una mueca de rabia. De hecho, parecía entrever una caída amorosa, ante sus recuerdos alejados; sentía, asimismo, ella, que era un recuerdo procedente de otros lados inesperados. La princesa, en su única eternidad, era además una rubia fascinante de ojos azules; era de una belleza romántica. Ahora así tan bella, ella, apenas estuvo más relajada, volvió a su aposento, entre algunos sollozos agotados. Cruzaba, ya algún pasillo de esculturas antiguas con reyes imperiales. En sucesión, se acercaba a la puerta de cortinas fúnebres lentamente. Unos segundos después, volvió de un lado al otro lugar encerrado, esta vez, sin saber qué hacer en vida, sin su pretendiente, si adorarlo más o sí dejarlo, hasta el fin del nunca jamás. Esta misma mujer apasionada ojeaba, entonces decepcionada, las alturas del techo curvado de arriba suyo. Mas de repaso, tras un solo movimiento impensado, recomenzó sus otras imaginaciones, iban siendo dedicadas a su honorable caballero; un hombre de rostro sumiso, quien parecía ser suyo tiernamente. De todos modos, hubo que aclarar el resto del abrazo sagrado de ellos. El novio solo era suyo en unas escasas ocasiones de acortado espejismo, incluso antes de haberlo visto de cerca, sabía que no era suyo plenamente. Eso pensaba ella quedando algo decepcionada. Además, mucho antes de haberlo encontrado, lo supo extraño, para su propia creación. Aunque, mal o bien, era un ser existente, 12
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para toda esta confusión de inspiraciones esperanzadas; otra vez, bañadas en su luz angelical. Luego se fue haciendo otra ilusión de curiosos anhelos repetitivos. La princesa, por lo tanto, se veía girando sobre sí misma en unos giros de piruetas. Extendía los brazos para un solo acto de pasión reunida. Dejaba arrastrar ya su esencia, hacia lo profundo del espacio, lugar en donde permanecía su otra parte, sin saber aún en donde estaba vivo precisamente. Ya por entre los rincones de la misma inspiración suya, ella fue y develó, sin sorpresa ninguna, pero junto a su cierta dulzura, alguna silueta sombreada, alguna figura varonil. La descubrió bajo la caída de una llovizna. Era la lluvia color de plata. Recaía poco luminosa sobre unos árboles rojos. Tendía a ser restallante para ese atardecer fantástico. Las gotas de agua rodeaban además todo este plano existencial. Después sorprendía al hombre, sin lugar a dudas, curiosamente descubierto, igual que a su elegido; antes bien, clarificado por una tersura de piel oscura, más que por la mirada altiva, sincera a su gracia permanente. En cuanto al resto, su artista lejano, tenía el cabello negro, algo liso y bien arreglado para su preferencia de princesa. Así lo descifraba ella en su ceremonia espiritual. Al mismo tiempo se encantaba junto a sus cavilaciones increíbles. Desde luego sabía de su devoción creadora con la sobria música. Él era todo un solista de otra época indecible; sufrida en sus tiempos de nostalgias, quizá incomprendidas a su pobreza de hombre encarnado; igual, pese a todo, seguían muy contiguas sus almas embelesadas. Aunque había cierta felicidad, había en ellos otros días de lástima, sucedía así de mal, porque las otras almas semejantes no eran capaces de demostrar sus sentimientos sinceramente. Y claro, por la causa de estas inclemencias rutinarias, la princesa enseguida caía rendida ante la voz ligeramente escuchada, ante la sonrisa seductora que él iba y dedicaba a los otros seres semejantes. El enamorado incansable, por su parte, proseguía los caminos de sus ayeres fracasados. Andaba solo por los callejones de una ciudad vanguardista. Miraba hacia los rascacielos del
centro urbano por donde iba transitando. Era bien conocida esta metrópolis por muchos extranjeros. Estaba preciosamente ideada de entre un fulgor azulado de libélulas y lámparas públicas. Pero era claro todo el resto vivido, eran obvios sus pensamientos sublimes. Dicho artista iba sin un rumbo preciso. Llevaba su guitarra acústica en la mano izquierda. Bajo una noche, acababa de salir del concierto que había realizado hace unas horas en el teatro más concurrido del centro cotidiano. Ahora, él cruzaba una cantidad de hombres y mujeres de ropas elegantes con miradas cortesanas. Los miraba de reojo y enseguida aligeraba su paso anhelante en desconcierto. Luego se aproximaba a su pequeño departamento en donde se sentía algo feliz. Era famoso con su arte y su voz dulce. Era conocido por mucha gente famosa. Pero como todo no podía ser completo en su mundo, por allá lejos, había brotado en su interioridad, otra depresiva sensación de melancolía. Estaba mal engendrado, bajo su desgracia impensada; durante los años de infancia, ella, taciturna, ella, poco irrecuperable a sus días del ayer, entre los juegos inocentes ya perdidos. Además, como si fuera mucha tragedia, su mujer suya, no se aparecía por ningún lado del destino incierto y realmente suyo. Vagaba su sin rumbo extrañamente serpenteando por entre las sobradas apariencias y escasas alegrías. Tal artista, eso sí, intentaba descifrar a su princesa del encanto. La buscaba linda en cada mirada insistente; ubicándola en los rostros femeninos, que procuraba entre sus cantos trasegados. Pero nada de señales esperanzadas en rubores confiables. Nada de ese amor idílico del amor. No encontraba a la pureza de la esencia suya, atrás de ninguna pretendiente empalagosa; tampoco comprendía quién era la preciosa del apego constante, ella con su juventud hechizada y su misericordia inacabada. Por cierto, no había dudas para la princesa suya. Desde su claridad inmaculada, ella, sí lo había descubierto, entre las muchas almas perdidas, que seguían existentes en los otros universos procreados. La chiquilla, además presentía un ocaso poético. Estaba encendido a sus abrazos en los que ellos estarían, por fin juntos, hasta siempre, ellos
reunidos, luego de tantos siglos, sufridos otra vez en desconsuelo. Ahora bien, la princesa, entre una armonía de amor dedicado, hacia su artista, por fin cesó de girar calmadamente, durante un solo instante estrellado en cielos bien concertados a cada infinitud. Al rato de haber pensado, cuándo volvería al más allá ella; sola salió de su alcoba, dirigiéndose hacia el salón principal del castillo. Se fue con algo de ansiedad en su corazón. Bajó las escaleras de mármol oriental. Aún no cerraba sus ojos clarividentes. Estaba sola en el castillo del reino. Luego llegó a donde quería estar sin mucha demora. Caminó un poco más bajo el mudo crepúsculo. Hacia lo relajado, dejó reposar su delgado cuerpo, sobre los sillones sedosos, así, ellos de coloraciones blancas. Una vez allá, esperó hasta donde toda esa magia se haría en la noche; una noche de auroras, rodeada de muchos astros fugaces. Y ella lo seguía amando a él lejanamente junto a su confianza devota. Ella, por lo tanto, presentía ese maravilloso abrazo, aunado a su gran amor sincero, confiado desde sus otras verdades inhóspitas. Quedaban además unos escasos segundos para hacerse el final del crepúsculo insospechado. La mujer seguía esperando confiada a su tranquilidad aplacada. Luego entonces fue precisa la otra realidad. Todo se oscureció en ella, tras su muerte natural. La linda, murió de un solo ataque al corazón inesperadamente. Falleció de dolor y por amor a su hombre. Fue el resultado de su otro romance latente. Aquí, hubo en efecto otra muerte, fue la muerte de su esposo distante, quien se supo ya en otro espacio indistinto, algo confabulado en los misteriosos tiempos. Y al final sin final, ellos dos se encontraron en otro mundo, ambos se abrazaron en sus linduras, sin nada de esa soledad, mal evocada atrás del tiempo. A lo distinto, hubo en estas dos almas fundidas, un ahora y un hasta siempre, hasta el sinfín de sus inmortalidades.
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La noche que cambió nuestras vidas Carlos Rubio A. Gracias a Dios que es viernes, así se titula una canción de la década de los 70's, para ser más preciso, de 1978, plena época de la música disco. Ese día estábamos en la casa de mi tía Conchita, en la colonia Unidad Modelo y como era costumbre, íbamos a salir a una fiesta, de ahí el haber empezado con Gracias a Dios que es viernes. En este caso, la tertulia sería en el departamento de nuestro primo Antonio, más conocido en el ámbito familiar como “El Pollo”. No me pregunten por qué causa, motivo y razón, se le dio ese apodo. Nos preparamos como era costumbre, bañados y peinados. Llegamos por la noche al lugar designado. La fiesta era porque nuestro primo Pollo se iba de México, emigraba y no de mojado, al otro lado de la tortilla, por eso decidimos hacer su despedida y no de soltero. Se iba a las hamburguesas y hot dogs, al “inglis” con acento capitalino. Dejaba tierras aztecas. La música llenó el departamento y las volutas de humo a cigarrillos de cantina inundaron el depa. Las bebidas circularon en todos sentidos y sabores, como una ofrenda al Dios Baco. Estábamos Arturo, Fernando, Eridany, Gerardo, Nacho (hermano de la novia de Arturo), yo y, por supuesto, el festejado; entre más primos y amigos. A una hora determinada mi primo Fernando se tenía que ir, y Arturo se prestó para llevarlo a la estación del metro más cercana. Después de un rato, oímos un claxon insistente bajo la ventana del departamento. Al asomarnos vimos que era Arturo quien nos llamaba con gritos y decía que bajáramos. ¡Lo habían tratado de asaltar y robar! Eso alertó el avispero de zánganos y salimos, en pro de la ayuda solicitada. Nos subimos al carro de Arturo que era un Renault R8, como el mío, Eridany, Gerardo, Nacho y yo soltando tantas preguntas cómo podíamos. ¿Quién fue? ¿Dónde fue? ¿Cuántos son? El carro se lleno de adrenalina, con sabor a furia que se podía inhalar. Esa hormona nubló nuestra capacidad de
raciocinio, no calculamos las consecuencias que podría haber. Solo bullía en nuestra mente encontrar al grupo que atentó contra nuestro primo. Todos envalentonados iniciamos la búsqueda en el laberinto de calles aledañas al depa. Circulamos por la Avenida Baja California de la colonia Roma Sur, cuando al llegar al cruce con la Avenida Insurgentes, Arturo nos dijo señalando con un grito: —¡Ahí van, son esos que van cruzando la avenida! Instintivamente quienes íbamos en los asientos de atrás, tomamos unos palos y varillas, con las cuales atorábamos una parte de las ventanas deslizantes de las puertas traseras. Recuerdo que alcancé a ver un grupo de varios jóvenes y una muchacha. Pasamos el semáforo del cruce y a través de las ventanas sacamos la mano blandiendo los palos y varillas. El factor sorpresa fue determinante, aunado a la adrenalina ingerida en el ambiente del carro, nos dio la ventaja de una horda de cinco Neandertales contra seis, siete u ocho Homo sapiens, que no se habían dado cuenta de que ellos rebasaban en número y altura. Reaccionaron y corrieron en desbandada a los cuatro puntos cardinales, perdiéndose en las semioscuras calles. Nos bajamos del carro y cada quien corrió tras su presa, Arturo, Gerardo, Eridany y Nacho. Mi mente me lleva de la mano a esa noche y el recuerdo surge con fuerza, aún impregnado de la ceguera irracional de lo que podía haber pasado. Recuerdo que me bajé como energúmeno, blandiendo una varilla de metal. Me enfrenté a un rezagado más grande que yo y traté de dar un golpe con todas mis fuerzas, pero ¡fallé! y la varilla se me escurrió de la mano como mantequilla y fue a dar a varios metros más hasta caer en un carril de la avenida Insurgentes. marzo 2021
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¡Tuve suerte, sí, mucha suerte! Una fuerza superior a mi coraje sin fundamento; y digo que sin fundamento ya que en verdad ignoro si trataron de asaltar a Arturo o sólo fue un malentendido, que así interpretó mi primo. Mi golpe no fue certero, de lo contrario no estaría contando esto. El fulano salió corriendo como alma en pena en día de muertos a la esquina contraria, para ser recibido por un palazo, propinado por Nacho, en la cabeza a la altura de la mollera. Corrimos hacia él, que azotó cual grande era, pero esta vez intervino una fuerza superior a todos nosotros y no fue espiritual. Sí, en efecto, estábamos a punto de seguir dándole una madrina con padrino y ahijados, cuando de la nada se materializó, cuál truco de magia de circo, un carro de San Judas, sí ¡de judiciales! Y con pistola en mano nos ordenaron parar. Nacho soltó el palo y casi se lo aventó al agente judicial, estos hablaron a una patrulla de policía y subieron a Arturo, Nacho y Gerardo. Mientras Eridany corrió y corrió como Forrest Gump, y se llevó el carro de Arturo y no se detuvo hasta llegar al lado oscuro de la luna. Mis primos Arturo y Gerardo estaban arriba de la patrulla y yo afuera tratando de tranquilizar la cosa, ¡cuando de repente! alguien que no recuerdo, dijo apuntando hacia mí con su dedo índice: —También él estuvo en la pelea —o sea, yo. No lo negué, simplemente me subí a otra patrulla sin resiliencia (no me tachen de neoliberal por usar esta palabra). Las patrullas llegaron a la delegación, que, si mal no recuerdo, estaba en la avenida Obrero Mundial y nos presentaron ante el ministerio público, quien en su papel de representante de la sociedad y del interés público, inició su trabajo con un interrogatorio bajo estos principios de decir ¿la verdad? ¿toda la verdad? y ¿nada más que la verdad?... Fuimos pasando de uno en uno a declarar: Arturo, Nacho y yo, a Gerardo, por ser menor de edad, lo llevaron al Consejo Tutelar de Menores, donde le pusieron un uniforme de mezclilla; mi primo odió la mezclilla por un tiempo, por lógicas razones. Ya habiendo declarado la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad, nos pasaron a un cuarto sin rejas, junto a la barra de atención y, para 16
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¡sorpresa de todos!, llegó el descalabrado, con un parche en la cabeza. El paso de las horas cambia a todos, nos fuimos conociendo con el agredido al grado de platicar sobre lo acontecido en un ambiente sin hostilidad. El hecho de la pelea se regó como flatulencia en el agua y empezaron a desfilar a vernos nuestros padres, primos y amigos de poco en poco… en bola... y a todas horas... sin cita previa. Nos sentimos como animales en un zoológico. Se promovieron influencias políticas y los turnos de ministerios públicos se echaban la bolita, como si fuera un partido de fútbol con una pelota de fuego, hasta que nos dejaron salir, sin cargo alguno. ¿Cuánto tiempo estuvimos ahí? ¡Entramos en la madrugada del sábado y salimos el lunes por la mañana! Esa noche, las estrellas del cielo se alinearon para no dejarnos caer en un acto del cual arrepentirnos de por vida: el no haber acertado mi golpe, el que llegaran los judiciales, en que el agredido salió con un descalabro leve y no descerebrado. Ya que, de lo contrario a esto, podrían haber sido lesiones que tardaran más de quince días en sanar y poner en peligro la vida y más circunstancias legales que nos habría costado llevar a nuestras espaldas una losa, como el Pípila. Después de este hecho, ¡nunca de los nunca! volvimos a pisar una delegación. Esa vivencia cambió en nuestra conducta, la dejamos atrás y aprendimos de ella. Arturo, Gerardo y yo superamos el hecho de no volver a participar o pelear. La ceguera irracional trae consecuencias graves.
La suite
Amiie Aguirre
Fragmento de Diario de Desorden Mental Las luces se encienden automáticamente cuando entro en la habitación. Dejo el bolso en un sillón que hay a la entrada y doy una vuelta por la estancia, descubriendo la cama más grande que he visto nunca. Sábanas blancas estiradas. Ni una sola arruga. Frente a ella hay un espejo de cuerpo entero en el que busco mi reflejo inseguro y compruebo mentalmente que llevo todo lo que me has pedido. Moño informal, hecho. Falda de tubo, hecho. Stiletto, hecho. Todo en orden o eso me parece sentir hasta que oigo cómo se abre la puerta. Me quedo inmóvil y un escalofrío me recorre de norte a sur. Sé que te estás acercando por el sonido de los tacones contra el suelo de madera. Con cada uno de tus pasos, mi corazón late más y más rápido. Cuando llegas frente a mí, me robas el aliento: tú también te has arreglado para la ocasión. No recordaba que una torera de mezquilla te favoreciera tanto ni que esos zapatos ingleses estilizaran tu cuerpo de esta manera. Trasteo en mi mente con la intención de dar con alguna frase que rompa el silencio y la tensión, pero antes de poder encontrarla tu cuerpo me empuja hacia el espejo. Noto tu busto contra el mío y, de pronto, llevas los dedos a los botones de tu chaqueta y te deshaces de ambos. Tus pechos quedan a la vista. Alargo la mano por acto reflejo, inundada por una fuerte necesidad de tocar tu piel. Pero atrapas mi muñeca, desabrochas tus pantalones y la diriges a aquella zona recién descubierta. En lugar de encontrarme con la tela cálida de tu bikini, me tropiezo con la suavidad de tu sexo y la humedad que lo baña. Dejo ir un gemido que queda atrapado por tus labios y noto en ellos el sabor fuerte del espresso que sé que acabas de tomarte en la cafetería del hotel. Te imagino ahí mientras acompañas mi mano en esos movimientos circulares que tanto deseas. Unos segundos después me obligas a alejarme
del calor de tu intimidad, todavía guiando mis movimientos. Mis dedos encuentran tu boca sin previo aviso, aunque tú tenías calculado hasta el más mínimo movimiento. Te pruebas en ellos y veo cómo cierras los ojos recreándote en el morbo de la situación. Disfrutas del control, aquí y sólo aquí, porque ambas sabemos que cuando abandonemos esta suite ya lo habrás perdido. —¿Las llevas puestas? —dices tras liberar mis dedos, cerca de mis labios. Tu aliento me hace temblar por dentro y, por un momento, me siento desfallecer. La cuarta condición. Estoy tan nerviosa que casi me había olvidado. —Sí. Frunces el ceño ligeramente, pero esbozas una sonrisa socarrona que hace preguntarme qué estás pensando. Deseo con tanta fuerza saber qué ronda por tu cabeza que, presa de la curiosidad y sin pensarlo siquiera, atrapo tus labios con los míos y te sumerjo, bien hondo, en un beso profundo desde el inicio. —No te creo… Me empujas hacia la cama de un movimiento brusco y caigo sobre un colchón demasiado mullido. No esperas a que me haga a la nueva posición: te sientas a mi lado y, con suma urgencia, enrollas mi falda hacia arriba, dejándola descansar en mis caderas. Te deshaces de mi pantaleta con el mismo desdén y te abres paso entre mis piernas. Me gustaría poder decir que vas en dirección a mi placer, pero en lugar de eso buscas mi entrada para asegurarte de que ese hilo de silicona sobresale. «Te lo dije». Por si no fuera suficiente, introduces dos de tus dedos en mi interior, y empujas un poco más las bolas chinas. Chocan la una con la otra. Noto ese pequeño zumbido que provoca que me arquee de forma salvaje. Reaccionas a mi marzo 2021
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movimiento reflejo y, a los pocos segundos, te tengo sobre mí. El peso de tu cuerpo sobre el mío me hace sentir cuánto me deseas… Te desabrochas los pantalones y haces que desaparezcan de la escena. Lo mismo ocurre con tu chaqueta poco después. Durante unos instantes siento que mi vista se vuelve borrosa mientras trato de observar tu cuerpo. Estás demasiado cerca y, aun así, demasiado lejos. Lames mi escote, que nace en el último botón abrochado de la camisa blanca, y sigues hacia arriba. Tu lengua está ahora en mi cuello, suave y ardiente. En mi mandíbula, deleitándose. En mi mejilla, y un mordisco. En mi oído: —Echo de menos tu sabor —me confiesas. —Y yo —digo bajito, como si esta declaración fuera a cambiarlo todo. En efecto, lo hace. Pone todo del revés. Gateas y te recolocas sobre mí, en esa posición en la que encajamos, incluso con la falda enrollada en mi cintura y los stiletto aún puestos. Mis piernas se separan tan pronto como siento tu índice delineando mi intimidad en sentido ascendente. Cuando quiero darme cuenta, nos descubro a punto de sacar la artillería pesada. Tu boca en mi sexo, tu sexo en mi boca. Con el tiempo, nos hemos olvidado de tomárnoslo con calma, de ir despacio, y no estoy segura de que sea algo malo. El primer lametón, lento y preciso, sobre mi clítoris lo confirma y me estremezco. Hago lo mismo en el tuyo, reprimiendo un suspiro cuando te degusto. Empezamos un juego por ver quién logra que la otra alcance antes el orgasmo y decido no andarme con rodeos: introduzco dos de mis dedos de golpe en tu interior. Sólo cuando te oigo abandonar mi entrepierna para gemir interpreto que te has hecho a la invasión y comienzo a moverlos, entrando y saliendo de ti. De forma paulatina, transformo mis lamidas suaves en otras más contundentes y agresivas, de arriba abajo. Noto cómo mueves las caderas en busca de mi boca, haciéndome sentir dueña de tu placer. Lo tengo en mis manos, te tengo en mis manos. Me detengo un momento para sentir esa falsa sensación de control. Haces lo mismo y dejas de estimular mi centro. Gruño contra la piel de tu 18
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muslo, obligada a seguir para que tú sigas, y arqueo los dedos dentro de ti. Golpeo tu clítoris con mi lengua en pequeños toquecitos, hasta que alcanzas tu ansiado orgasmo. Tus gemidos funcionan como catalizador y mi placer crece exponencialmente. Mientras te estremeces entera, tu lengua sigue al pie del cañón, hasta que lo logro yo también. Siento mis músculos abrazando las bolas chinas en mi interior y los espasmos, cada vez que vuelven a chocar entre ellas. El cansancio, la falta de sueño y el estrés han merecido la pena si esta es la recompensa. Respiro hondo porque prácticamente había estado conteniendo la respiración desde que has entrado por la puerta. La batalla silenciosa que hemos librado llega a su fin cuando abandonas esa posición y te tumbas a mi lado. Ladeo la cabeza para encontrarme de frente la imagen tan poderosa de tu pecho desnudo que sube y baja, tratando de recuperar el aliento. Me alzo un poco hasta coincidir con tus ojos y encuentro una mirada un poco menos dura, pero aún autoritaria. Y, de repente, cambia por completo a una ligeramente avergonzada cuando suena la alarma de mi móvil. Sin pensarlo dos veces, me levanto de la cama, me bajo la falda y me pongo las pantaletas… cuando las encuentro en la esquina de la suite. —¿Ya te vas? Asiento desde el baño, retocándome el moño frente al espejo y me lavo la cara. Te pones de lado y me miras desde el colchón, en silencio. —Nos vemos en el aeropuerto —te digo—. Terminal 2, no llegues tarde. Ignoro el hormigueo en mi intimidad, el temblor de mis piernas, la humedad de mi ropa interior y salgo de la habitación con el bolso en la mano. Al mismo tiempo que cruzo el umbral de la puerta, siento de nuevo la autoridad y el control. Mi obediencia se queda en la suite, contigo, y volvemos a ser quienes somos siempre. Tú, la azafata; yo, la piloto.
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Amsterdam en una botella Hoy pregunté a los pájaros que caminan en una pata, y al pasto brillante que me despide. ¿Que son las fronteras del alma? Sombras invisibles que empañan las vías del tren. Sonidos metálicos tocando las puertas de tu cabeza. No hay respuesta, el canal está saturado. Por fin, el viaje tan esperado para mirar los campos de tulipanes en Amsterdam. Una huida bien merecida. Mi novio me dejó, mi mejor amigo ha muerto, acabo de cumplir cuarenta, y el mar no deja de decirme adiós. Vendí todos mis muebles, cerré el jardín de rosas amarillas, tiré mi teléfono a la bañera y me fui. Nada que perder, excepto la tristeza de mis ojos. La estación de trenes casi vacía, solo algunos hombres de negocios con la cabeza baja y una mujer con abrigo de pieles y un gran sombrero Yo, parada ahí con mi maleta azul , donde mi padre escondía sus monedas de oro cuando viajábamos juntos (cuando cierro los ojos, y recuerdo que robaba esas monedas cada vez que viajábamos, una luz muy brillante sale del cierre de la maleta y me hace recordar a mi padre y llorar.) El primer pensamiento que me vino a la mente cuando subí al tren fue: jamás volveré a enamorarme. Solo deseo que mi cabello vuele libre, y mis frágiles huesos se restauren de aquel triste líquido que los roe y no los deja crecer. Soy Odette y mis manos están vacías, he roto al fin las botellas que contienen las memorias del sureste, de ese mar cansado de mí. Siempre en busca de la sombra perfecta, abro el portal de la sabiduría al abrochar el cinturón de seguridad. Recuerdo esa noche cuando dormía con la ventana abierta, las golondrinas entraron, perdí la razón. El tren sigue su marcha, yo miro los campos de tulipanes y mi fe se restaura, me pierdo en sus colores. Recargo mi cabeza en la ventana, y caigo en un sueño profundo. Sueño con el agua de mi
Mónica Martínez M. bañera cuando era niña, y como jugaba con los peces, mientras las algas crecían de las plantas de mis pies y un conejo blanco corría en el jardín de noche.. Despierto, tomo con fuerza el marco de la ventana del tren, como si quisiera aferrarme al pasado. He dormido un buen rato y estamos a punto de llegar. Me pongo mi gorro y guantes, aunque estamos en Abril pero hace bastante frío. La casa de Rembrandt duerme sobre el ombligo de la guerra, observa de noche los puentes solitarios. La nieve cae como un elegante testigo. Los camiones que venden arenque crudo abren a las 5am para el desayuno de las bicicletas congeladas. Miro duendes esconderse por los canales, buscando el reloj que un día tiré a la basura, cuando creía que el tiempo estaba muerto, pero siento el pasado descansando en mi maleta. Las puertas del museo Rijks están cerradas, me siento en el piso, fumando. Un duende con pantaloncillos color rojo se acerca, me extiende su pequeña mano y me da mi reloj perdido, sin manecillas, después desaparece por una pequeña puerta junto a la del museo. Las puertas son invisibles. Las puertas dicen la verdad. Todos somos puertas, agujeros ambiguos. La frontera desaparece, se desvanece.
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Tuum y el rescate de la montaña arcoiris Es de noche, la luna de octubre ilumina el lago cubierto por la niebla. Detrás del lago se levanta una formación de rocas y prismas donde las grietas que las separan sirven de refugio para las aves. En una de esas grietas habita Tuum, el pájaro negro; sus plumas son largas y azuladas y en la punta de su cola tiene una mancha color dorado que resplandece con el sol. Todos los días al caer la noche, Tuum escuchaba un fuerte sonido, un eco que llenaba el cielo, los árboles y el lago; y se preguntaba de donde venía ese lamento que le erizaba las plumas. Un día espero que se metiera el sol y voló siguiendo el eco de aquel misterioso sonido; voló a lo largo de la cordillera de gigantescos pinos que se erguían escondiéndose en la neblina. El sabía de la existencia de una montaña mágica pero nunca había volado hasta ella; otros pájaros decían que no era un lugar muy seguro pues ahí habitaba una especie de aves con piernas que no eran para nada amigables. Tuum se acercaba volando con rapidez siguiendo el eco hasta percibirlo más claro y cercano: era la deidad de la montaña arcoiris . La sacudida de la tierra por un sismo había expulsado la gran obsidiana arcoiris que giraba en la punta de la montaña manteniendo con vida a todas las plantas, animales y geodas que habitaban ahí. La vida en ese valle se estaba oscureciendo, secando, perdiendo vitalidad, mientras la obsidiana dadora de vida giraba en el piso como un remolino, buscando regresar a la cima de la montaña. Algunos de los pájaros con piernas de los que le habían hablado a Tuum estaban merodeando alrededor de la obsidiana con antorchas de fuego, querían poseerla para recargar de vida sus decadentes cuerpos. Tuum observaba desde la punta de un pino; el llanto de la montaña era cada vez más ensordecedor, esperaba una señal, algo que le diera el valor para rescatar la piedra, que era muy pesada y no podría hacerlo solo.
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La luna estaba ya en su punto más alto, los lamentos de la montaña se transformaron en un arrullo que murmuraba el nombre de “Tuum”. Él, sorprendido al escuchar su nombre, sintió una descarga de energía, y en ese momento recordó que cuando sus padres le enseñaron a volar, le hablaron del valor de ser ave y del poder de sus plumas azuladas, un poder ancestral que Tuum había olvidado, viviendo tanto tiempo como un pájaro ermitaño. Ese recuerdo le dio valor. De repente, la luna envió un rayo tan luminoso e intenso, que los pájaros que merodeaban la piedra se alejaron velozmente. Se formó un aura luminosa envolviendo la obsidiana mientras la montaña seguía murmurando el nombre de Tuum. Él tomó vuelo, entrando en el circulo luminoso que la luna había formado, se paro a unos centímetros por encima de la obsidiana. Para su sorpresa la piedra comenzó a elevarse, suspendida en el aire con las patas de Tuum como un imán, llevándola lentamente hacia la cima de la montaña. Era como si flotara en una dimensión nebulosa de tiempo; sus alas se abrieron cobijando la hermosa obsidiana que emanaba destellos arcoiris clarificando poco a poco la oscuridad que había secuestrado a ese valle. En el curso de aquella ascención, Tuum pudo mirar una serie ininterrumpida de cilindros de obsidiana de unos treinta metros de alto y quedó encantado por su brillo y la manera en que estaban tallados. Al llegar a la cima de la montaña, Tuum depositó la obsidiana ahí y esta tomó su antiguo lugar, comenzando a girar, iluminando por completo el valle que, junto con la luz de la luna volvía feliz y encantado a recuperar la vida de todos sus habitantes. Tuum, voló hacia la punta del pino, se quedó quieto ahí, contento y lleno de una energía nueva y desconocida.
La montaña de nuevo suspiró su nombre: ella y todos los habitantes del valle arcoiris estaban felices y muy agradecidos con Tuum por haber ayudado a devolver la vida y la luz. Ella pidió a Tuum que se quedara a vivir ahí, para ser el protector de la obsidiana arcoiris y en agradecimiento lo dejó elegir un cilindro de obsidiana de los que tanto le habían gustado. Tuum aceptó feliz; celebrando con todos los habitantes del valle.
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Somos
Leodan Morales
Nos amamos a partir de la vista ajena. Cada baño público, alberga el nicho de nuestros placeres. Piernas entrelazadas que se camuflan, aparentan sostener un sólo ente, cuando somos dos bailando al ritmo del placer y del pecado. Nos amamos a partir del riesgo de ser descubiertos. Somos dos cuerpos diluidos en el caldo del fetiche, dos demonios habitando los mismos círculos del infierno. Retamos al dios voyerista que todo lo observa. ¿Acaso se masturba mientras expulsamos nuestros orgasmos? Nos amamos a partir de la otredad vigilante. Individuos amantes de la periferia, excitados a través de las pupilas, eyaculan por el iris oscuro de los parpadeos. Nos observan recorrernos el uno al otro, alimentados del placer que se multiplica a través de sus ojos y regresa a nosotros. Nos amamos a partir de la advertencia de los anónimos. Si acaso la moral punitiva se acerca con sus aires de tortura, desencriptamos los símbolos del lenguaje marginado y escapamos. Nos amamos invadiendo el espacio público, al calor de la masa humana que infecta los vagones del metro. Tantas pieles friccionándose una con otra, nos llevan al orgasmo multitudinario. Somos la orgía de lo banal y cotidiano. Nos amamos bajo la oscuridad de cualquier esquina, al ritmo del viento de noviembre que acaricia nuestras carnes floreciendo en el pavimento. Somos los pícaros fantasmas que abandonan condones en todos lados. Nos amamos cuando son otros los labios los que nos besan, cuando son seis pares de manos las que recorren la espalda, cuando son incontables piernas las que se trenzan en nudos de carne ácida, palpitante y caliente. Nadamos en el cálido sudor de lo incorrecto. Nos amamos al escaparnos de nosotros mismos, al transformarnos en masa humana y ser todo en la orgía infinita. Somos manifiesto de la parafilia. Somos el amor extraño. Somos lo marginado, lo vulgar, lo sucio y lo mal visto. Somos.
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Viaje a través del árbol
Carlos Cristian Italiano
No sé si es porque voy a dejar este país, porque no hay ya nada que me una a él y porque mi espíritu está ya en otra parte; pero es lo cierto que me parece que nunca lo había visto tan claramente como ahora. Y lo encuentro más mezquino aún que de costumbre, más viejo, más falto de sangre y de savia; me doy cuenta de su antigüedad antediluviana, de su momificación de tantos siglos, que va a acabar bien pronto su grotesca y lastimosa bufonería al contacto de las novedades de Occidente. Pierre Loti- Madame Chrysantheme; Francia, 1.888 El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquél que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse pare de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio. Italo Calvino- Las ciudades invisibles; Italia, 1.972
A partir de ese momento surgió un Siddharta con un yo más profundo, más concentrado; y fue precisamente en el instante en el que el mundo de su alrededor se fundía, cuando se encontró solo como una estrella en el firmamento, al experimentar frío y desaliento. Siddharta percibía; había sido el último estremecimiento del despertar, la última contracción del parto. Y de pronto, volvió a caminar, echó a andar rápidamente, con impaciencia; ya no se dirigía a su casa, ni iba hacia su padre, ni marchaba hacia atrás. Hermann Hesse- Siddharta; Alemania, 1.922
I. PRÓLOGO Desde la perspectiva que escribo: región sur del continente americano; desde el país que escribo (Argentina): de predominio (desde la época de la colonia) de población de origen europeo; en esa inmensa madeja de ideas y pensamientos que hoy constituyen, podríamos decir, su cosmovisión (esa especie de pecera donde hay un medio ambiente apropiado para construir un devenir); esa madeja inmensa, pues, ese gran ovillo acumulado en el tiempo, va teniendo a su vez varios orígenes, los que van determinando, con el tiempo, su entramado, sin saber de dónde proviene cada uno. El dominante en el contacto con los demás, en tal maraña gestada, es la mirada positivista, que como una aplastante bota ha servido para situarnos en el mundo. Un hilo de lana, tal vez, una raíz también. Una raíz profunda que alimenta un gran árbol pero donde el agua que lo alimenta pasa por ella. Y el árbol, que no sabe ni le preocupa por dónde viene esa agua, se deja alimentar, y así sus flores y sus frutos, y su crecimiento mismo, son guiados por la mirada originada en esa raíz, en ese origen del ovillo también, de tal modo que es un árbol que no ha logrado todas sus potencialidades, es decir: comenzar a reconocer las otras
raíces que lo alimentan y le dan su ser. Y reconocer los tales frutos que dependen de tal raíz, tan oculto está su origen. La búsqueda de tales raíces puede ser complicada, pues desde el vamos el individuo que así actúa marcha a contracorriente de los demás: incomoda, por lo tanto, su marcha. Pero no deja de ser una actividad apasionante. En el caso de este libro trataremos de reconocer una de esas raíces, la de la mirada positivista, y al árbol lo asimilaremos a la historia de la República Argentina. Haremos una mirada, también, hacia el racismo y quizá lleguemos a descubrirlo en nuestro acontecer cotidiano, junto a un fascismo invisibilizado, una mirada inesperada en un tramado inesperado, impregnando con sus fluidos el crecimiento de esa imaginaria rama destinataria de nuestra cultura y tal vez a las demás. Reconociendo una de aquellas podremos, de alguna manera, reconocer la existencia de las otras en esa inmensidad de frutos de quien también ha llegado a la copa, y ha podido ver todas. Esto lo estoy escribiendo a priori. No sé lo que me espera. Y si me acompaña no sabremos lo que nos espera. Luego sólo nos restaría saber si aquél árbol que ha logrado reconocerse (o aquél ovillo que de pronto se encuentra libre), habiendo cortado todos
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sus orígenes, puede entrar a caminar por la tierra en que ha emergido (o el ovillo entrar a rodar), proclamando su identidad y su capacidad de interrelacionarse: una nueva y futurística construcción de los espacios; un proceso experimental, doloroso también, pero que lo considero inevitable por quienes habitan desde la perspectiva que escribo. Por eso lo hago. II.INTRODUCCIÓN 1. Como si de una microscópica nave espacial se tratara, quisiera recorrer la savia que se genera desde la raíz y llega a la copa. La savia de la violencia que genera competitividad, la savia del amor que genera utopías, la savia de la naturaleza, que genera sabiduría. Toda ella se entremezcla y es posible que esté presente en todas las manifestaciones que dé nuestro árbol de la nacionalidad. Por eso busco en su raíz, y en este caso la exploración se enfocará en el germen del positivismo, en la raíz por la que ingresó a nuestro árbol y en los frutos que le corresponden, cómo nos influencia, aun inadvertidamente, en nuestra vida cotidiana, contaminando de manera aparentemente ingenua la naturaleza de los otros frutos, con sus ideas de progreso, de civilización, de intolerancia, de discriminación, de racismo y hasta de (tal vez) solapado fascismo (tal vez solapado). Pido permiso entonces para aventurarme en tal viaje. Apresto mi maquinaria y pongo atentos mis sentidos. Pero no me gustaría estar solo. La trayectoria será difícil, habrá posibilidad de averías y sin la capacidad de los acompañantes la cosa podría ponerse seria. Reduzcamos nuestro tamaño. Seamos un nadie en la historia para que no sepan que los estamos observando. Porque es por la historia por la que vamos a transitar, buscando esa raíz que se encarnó en viejos héroes que hilvanaron sus voces, en el tiempo, postergando, anulando, imponiendo ideas que no permiten el total florecimiento del árbol de nuestra identidad, de nuestra nacionalidad. En un estado plurinacional como el que vivimos, a no dudarlo para quien recorre el país, atraviesa sus manifestaciones un pensar insidioso y solapado, capaz de dividirnos entre hermanos. 2. Si bien el pensamiento positivista corresponde a un tiempo y un lugar determinados, donde resultan importantes las palabras: siglo XIX, Francia, burguesía, expansionismo francés, nacionalismos, modernidad, Estado Nacional, patriarcado, formación de naciones estado latinoamericanas, influencia europea política, económica y cultural, división internacional del trabajo,
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libre cambio, progreso, educación, control, intentaremos no sólo mostrar esta gestación, como construcción de nuestra civilización, sino como la base de pensamiento que hace naufragar las nuevas ideas, las grandes transformaciones ideológicas que, por pensamiento o por hábito, no logran florecer a pesar de ocurrir en sangre nueva. Como elementos ideológicos nacidos del positivismo podemos considerar, además de lo dicho, al evolucionismo, al empirismo y la competitividad, al progreso indefinido y al orden (tanto universal como social). III. Rostros y rastros de la época feudal. En este tiempo solicitó don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien –si es que este título se `puede dar al que es pobre-, pero de muy poca sal en la mollera. En resolución, tanto le dijo, tanto le persuadió y prometió, que el pobre villano se determinó de salirse con él y servirle de escudero. Decíale, entre otras cosas, don Quijote que se dispusiese a ir con él de buena gana, porque tal vez le pudiese suceder aventura que ganase, en quítame allá esas pajas, alguna ínsula y lo dejase a él como gobernador della. Con estas promesas y otras tales, Sancho Panza, que así se llamaba el labrador, dejó su mujer y hijos y asentó por escudero de su vecino. (1) Y he aquí una inicial diferencia con el pensamiento actual. Diferencia que, después de tanto tiempo transcurrido hasta el presente, dificulta que podamos entender, después de cinco siglos, a ese poblador lejano de la vieja Europa: no son las ideologías sino las circunstancias las que provocan sus acciones. Distinto el móvil, distinta la respuesta y la relación sujeto-objeto, en apariencia tan sencilla, sufre un primer quiebre. (Hago aquí una primera digresión. Cuántas veces se ha utilizado la frase ¡Andá a trabajar!, por ejemplo, en vez de tocar la guitarra, de manifestar en la calle, de andar viajando con mochila al hombro; cuántas veces se ha etiquetado ¡éste niño es malo! porque reacciona a las circunstancias, a los malos momentos, en vez de atenerse a lo estipulado, a “las costumbres”. Probablemente estemos repitiendo cosas viejas que nos alejan de los demás, ¡y barremos el pasado debajo de la alfombra! Que se ocupen otros, decimos). No es menos importante nuestra relación con otras actividades artísticas: la música, las letras, las artes plásticas, especialmente. El/la artista puede relacionar al pueblo con lo filosófico y lo científico y si subestima la capacidad artística en el otro, subestima su
cultura o, si se quiere, su pensamiento: subestima su historia y es un modo muy sencillo de avasallarlo. Si se quiere considera diferente al “pueblo” y hay un nuevo quiebre en la comunicación sujeto-objeto (o más propiamente sujeto-sujeto).(No es precisamente un cosmopolita quien cree reconocer las diferencias, que pueden ser sólo manifestación de distinta vivencia cultural: me imagino a un joven rockero que es incapaz de disfrutar de una monótona melodía mapuche en la soledad estrellada de la pampa, o a un “fanático” de la música clásica que, creyéndose universal, detesta la expresión cuartetera por ser poco artística. Otra digresión ¡y otro quiebre del relato!) Como el tema que nos interesa es la raíz positivista (que llegará más tarde) y su ubicación en nuestro pensar actual, voy a reproducir a un filósofo leído en el Renacimiento, a las puertas de la Modernidad. Más tarde, en el decurso de las ideas, éste pensamiento dominará a su modo, bien o mal, la fantasía popular (es fácil reconocerlo). De la brevedad de la vida.- La mayor parte de los hombres, ¡oh Paulino! se queja de la naturaleza, culpándola de que nos haya criado para edad tan corta, y que el espacio que nos concedió de vida corra tan veloz que llegan a ser muy pocos los que no se les acaba en medio de las prevenciones para pasarla. Y no es sólo la turba del imprudente vulgo la que se lamenta de este opinado mal; también su efecto ha dejado quejas en excelentes varones, habiendo dado motivo a la ordinaria sentencia de los médicos, “que siendo corta la vida, es largo y difícil el arte”. De esto también se originó la queja –indigna de varón sabio- que Aristóteles exhaló: que siendo la edad de algunos animales tan larga, que en unos llega a cinco siglos, y en otros a diez, sea tan corta y limitada la del hombre, criado con tan superiores cosas. El tiempo que tenemos no es corto; pero perdiendo mucho de él hacemos que lo sea, y la vida es suficientemente larga para ejecutar en ella cosas grandes si las ejecutáramos bien. Pero, al que se la pasa en ocios y en deleites y no la ocupa en loables ejercicios, cuando llega el último trance conocemos que se le fue, sin que él haya entendido que caminaba. . (2) Más allá de la aceptación o el rechazo de este pensamiento, aquí bien podemos encontrar la raicilla del así-debe-ser, que reconocemos en la formación de los frutos y las flores del árbol de nuestra identidad. El concepto de las jerarquías de género considero que también transcurre por esta raíz, que fluye por ella desde mucho antes, puesto que, dicho de otra manera, el
predominio de las actividades masculinas (esa especie de división del trabajo pre-capitalista), esa situación hegemónica, ya estaba presente en el imaginario de la Roma Imperial, como vimos. …mas Adán la rechazó con aspereza, diciendo:…“¡Oh! ¿Por qué Dios, sabio Hacedor, que pobló los altos cielos de espíritus varoniles, introdujo en la tierra este ser nuevo, este bello defecto de la naturaleza, y no llenó el mundo de hombres, como lo está el cielo de ángeles, sin necesidad de mujer alguna? ¿Por qué no halló otro medio de perpetuar la raza humana? No hubiera dado lugar a esta desventura, ni a las muchas que de ellas han de originarse: que la tierra experimentará innumerables males por los artificios de la mujer y por la íntima unión por su sexo; pues o no hallará el hombre ninguna que le convenga, sino la que más desdichas y desaciertos le ocasione,… …No así me abandones, Adán: el cielo es testigo del sincero amor y respeto que te profesa mi corazón…Apiádate de mis ruegos; abrazada estoy a tus rodillas; no me prives de lo único que es mi vida, de tus miradas, de tu protección, de tus consejos;…Si tú me abandonas, ¿de quién he de esperar auxilio ni dónde podré vivir?...Partícipes ambos de esta común afrenta, unámonos también en el odio contra el enemigo que nos ha impuesto nuestra sentencia, contra esa cruel serpiente… (3) En este punto me atrevo a pensar en una “genética del idioma”, cargada de conceptos y significaciones que van permaneciendo, que hasta nos condicionan, a pesar de los cambios y cruzamientos experimentados. Uno de aquellos conceptos ya estaría presente en la Inglaterra de Francis Bacon, que tuvo la genialidad de, poéticamente hablando, atraparlo al pasar como a una mosca, y convertirlo en teoría: el concepto de lo definitivo: la observación de los hechos, la experimentación, el progreso, sólo son posibles ante la evidencia de que la naturaleza es inmutable y, por lo tanto, accesible a nuestros sentidos, a la experiencia, y así llega a ser verificable, clasificable, modificable. Es, finalmente, Lo definitivo; en pocas palabras, Las Leyes de la Naturaleza son accesibles a nuestros sentidos. Gracias a ello se han hecho evidentes. Idea y concepto que ha aprendido a persistir en nuestras cabezas como un seguro logro de nuestra humanidad y de nuestra edad adulta en la Tierra.
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Las turbulencias empíricas, provocadas por Bacon y otros pensadores, como Thomas Hobbes, impulsarán un método de conocimiento y dominio de la naturaleza que nos acompañarán, en este viaje, hasta nuestros días. Sin embargo, también han surgido, en esa época, pensadores que buscaron alternativas más inclusivas (¿cómo salir de las construcciones que hicimos; será conveniente hacerlo?…): Así que la tierra no está en el centro [del universo], no más que cualquier otro mundo; y no existen puntos en el espacio que pudiesen formar polos definidos y determinados para nuestra tierra, de igual manera que ésta no forma un polo definido y determinado para ningún otro punto del éter o del espacio del mundo; y esto es cierto para todos los demás cuerpos [del universo]. Desde puntos de vista diferentes todos pueden ser mirados como centros o como puntos de la circunferencia, como polos o como cénit, y así sucesivamente. Así pues, la tierra no es el centro del universo; sólo es central en relación a nuestro propio espacio circundante. […] Una vez que se supone un cuerpo de tamaño infinito, se renuncia a atribuirle un centro o una periferia… (4) Si bien este rastreo de pensares no es exhaustivo, pienso que es provechoso: rastreando formas de pensar repetidas de generación en generación, tan repetidas que desaparece ese rastro histórico-cultural, ya presentes en el legendario período feudal, y que ha venido a anclar por estas tierras amerindias, en lo que hoy sólo queda a la vista la persona leyendo su diario o sus redes sociales, imaginando, proyectando, sin pensar que su pasado lo está condicionando. Hay veces, por ejemplo, que algo beneficioso o positivo, termina ninguneándose (como se dice hoy día), relegada por la idea de que debe ser “superior” la persona que lo emita o por no relegar la propia persona (que nadie venga a embarrarme la cancha). Lo vemos día a día (vernos en ese espejo, ¿nos permitirá transformar, en vez de ser un continuador de viejos esquemas mentales?) …no sabría que desconocido interés les hace estar mal dispuestos no tanto a las cosas descubiertas cuanto hacia al autor, y al no poder negar aquellas cosas las ocultan, bajo un continuo silencio y desviando el pensamiento hacia otras fantasías, airados por aquello que a otros ha calmado y tranquilizado… y tal vez desconcertados por la reconocida verdad de otras proposiciones afirmadas por mí y desconfiando ya de tener otra defensa,…, se han decidido a proteger las
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falacias de sus discursos en una fingida religión y con la autoridad de las Sagradas Escrituras por refutar con razonamientos no entendidos ni conocidos. (5) Finalmente, René Descartes. Fue contemporáneo de Francis Bacon, Galileo Galilei, Thomas Hobbes y Lope de Vega. Sí, es evidente que han pasado el tiempo…y las costumbres. Dice Ana María Llamazares, a propósito de su legado filosófico: …otra consecuencia bastante trascendental… ha sido la instauración de la lógica aristotélica de la no contradicción como uno de los patrones más profundos de la manera de pensar típicamente occidental y moderna.” Sin tener dotes personales de antropólogo ni filósofo, comento también algunas bases filosóficas de este pensador -de origen francés-. Para él: el alma existe y Dios existe. El alma tiene la propiedad de ser pensante, y dirige desde su sitial (la glándula pineal) el pensamiento y las acciones del ser humano. Ella nunca se equivoca; y para demostrar el pensamiento verdadero que transmite, la duda permanente viene en ayuda de modo de filtrar aquellos que son de origen fantástico. Esta sería la motivación de crear su método de pensar. Por lo tanto, supone, NO HAY contradicción si se lo sigue. Originalmente lo describió para su uso personal, pero en-pasados los siglos participó del flujo del pensamiento popular como otra verdad incuestionable. (¿Quizá por eso de la AUTORIDAD y la EDUCACIÓN hegemónicas?) El riego del pensar así, creo, es que, al haber eliminado la contradicción en uno (aparentemente), es EL OTRO el que demuestra su existencia. Señoras y señores: la contradicción es el OTRO. Cuando un policía ataca con saña una manifestación popular, cuando un cabo (como en mi época de joven) se pone entre los ojos a un conscripto del interior, cuando por motivos económicos uno se diferencia de sus pares, cuando el prójimo actúa inexplicablemente “como ignorante”, cuando se viste distinto a la norma, cuando nos MUESTRA su diferencia —sólo por dar algunas comparaciones— el OTRO está mostrando la contradicción de mi CLARIDAD, de mi SEGURIDAD y lo ambiguo de mi “pensamiento cartesiano”: no estoy equivocado; no me muestres mi contradicción, que me ha costado mucho todo esto. (Está en cada uno; pero tal vez logremos percibir, si nos animamos a intentarlo, no una contradicción en el OTRO sino ALGO del otro que nos falta a nosotros):
…en lugar de ese gran número de preceptos de que la lógica está compuesta, creí que tendría suficiente con los cuatro siguientes: no aceptar cosa alguna que no la conociese evidentemente; dividir cada una de las dificultades que examinase en tantas partes como fuera posible; conducir ordenadamente mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y fáciles de conocer, ascendiendo poco a poco hacia el conocimiento de los más complejos, suponiendo un orden hasta en los que no lo aparenten; y por último hacer en todas partes enumeraciones tan completas de lo que estuviese seguro de no omitir nada… (6) Este pensar de Descartes probablemente fue un cambio tan importante, como necesario fue el cambio copernicano de las órbitas celestes que puso en su lugar al Sol. Tan necesario como propio para el momento que se estaba viviendo (hoy creo que no es el método para aprehender la realidad: conocerla para modificarla cuando no está en nosotros comprenderla del todo, es también una contradicción -o un error- que muchos no quieren ver). …. De esta manera hemos hecho un repaso ideológico del pensamiento de fines del período feudal hasta el comienzo del Renacimiento europeo. Un viaje de siglos en la gran y constante transformación de la Humanidad. ¡Y piensen que únicamente estamos recorriendo una raíz europea (con su propio tronco, su propia historia y sus propios frutos)!. Insisto en la imagen de la navecilla en que viajamos, capaz de ver ciertas cosas y de no ver otras, pues estamos buscando en este texto el germen del positivismo, que desde aquellas tierras ha llegado a estas costas, y su presencia en la cotidianeidad de quienes, especialmente, estamos pisando este suelo que hoy se llama argentino. En qué nos beneficia y en qué nos limita. Nave que, con sus turbulencias y colisiones, ha ingresado en esa raicilla que nos pone en ese camino.
recorre… Para seguir avanzando antes deberíamos recordar un hecho que viene muy del pasado, cuando el grupo humano (o los grupos humanos) de nómade pasó a sedentario. El conocimiento del mundo que fue adquiriendo le permitió domesticar plantas y animales y a medida que fueron incrementando nombres, adjetivos y ejecutando conversaciones su inteligencia se reorientó: las ocupaciones domésticas debieron acomodarse al nuevo vecindario. Esta inteligencia no implica que uno sabe lo que va a hacer. En cada región cada grupo humano reconoció la necesidad y posibilidad de cambiar sus hábitos de vida prefigurando situaciones distintas. En algunos lugares la transición al sedentarismo pudo ser parcial y lento de meter en la cabeza; otras veces el cambio de actitud pudo ser más rotundo. En otras, la probable relación de igualdad (artilugio que parece no existir en nuestra sociedad actual, en donde nadie avanza en el casillero de este juego si no avanzamos todos) pudo mantenerse, a pesar de las diferenciaciones que este nuevo modo de vida implicaba; o bien, quizá a causa de ellas, ser sustituida por las jerarquías, donde el que avanza (y progresa y tiene riqueza), es un grupito del montón, y donde el otro montón, más grande, tenga más pobreza que el grupo anterior (sea lo que sea lo que signifique la pobreza para todos ellos).Estas primeras pequeñas fronteras que emergen aún hoy desde nuestro interior ante las situaciones más cotidianas. Soluciones variadas habrá, incluso mixtas. La idea en este largo viaje es aventurarnos a los resultados de una de estas posibilidades… Ni tan mala ni tan buena, en el sentido de que trataremos, al tocarme hacer de guía, de observar y no de juzgar; de que lo que veremos no será más que un árbol en el bosque de las soluciones. No nos preocuparemos de las fechas exactas sino el devenir de un pensamiento que tardó siglos en manifestarse.
IV. Rostros y rastros de la época moderna. I. Entonces, visto como la Razón dirige la conciencia humana y parece brillar, pulida, reluciente, en todo acto de voluntad del ser humano. Pero…¿cómo superar tantas turbulencias que aparecen y no quieren que avancemos, las de tanas mentes funcionando por sí mismas? Nuestra máquina viajera sube y baja y queda a la deriva arrastrada por el torrente. Pero le sobra energía y avanza. Quiere ver el fruto que produce la savia que
II. Acaparando el rol de guía, voy a “tirarles” dos conceptos a los que podrían darle uso mientras nos aventuramos en este largo recorrido: 1- las sociedades o grupos humanos hoy día dominantes, y sus personajes históricamente más sobresalientes, son aquellas que vivencian al resto del mundo, a las cosas en general y al otro en particular con la letra O: blanco o negro, bueno o malo, día o noche, alegría o tristeza, ellos o nosotros, todo esto con su
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etcétera y ante cualquier combinación va la letra O invariablemente . La O es oposición; la Naturaleza, a la que hay que vencer, un recurso. Pido a quienes quieran continuar este viaje no refugiarse en esta conducta pues le limitaría en su capacidad de apreciar, como corresponden, las imágenes que aparezcan. Luego, siempre tendrán tiempo. Más bien para este viaje yo invito a usar el concepto de la letra Y: blanco y negro, bueno y malo, día y noche, alegría y tristeza, etcétera, más próximo a una realidad, que en su continuum, va presentando cierta capacidad de metamorfosis. 2-otro concepto que puede ser útil, se me ocurre, es el de los prejuicios: positivos y negativos. A los negativos ya los conocemos y le hemos dado suficiente lugar en nuestros pensamientos (sucio, degenerado y otros). Preferimos admirar los prejuicios positivos, formas de valorar aquellos que pueden reforzar nuestra manera de pensar (limpio, higiénico, altruista). Aún estos conceptos o prejuicios positivos, que nos posicionan para juzgar causas ajenas, aconsejo retirarlos por lo que dure este viaje, pues lo que nos va a interesar es observar el devenir de las cosas, sin tomar partido, sin pretender frenar, desviar o acelerar nada. Pues como escribió Tzvetan Todorov en Nosotros y los otros: el prejuicio es la parte inconsciente de la ideología de una sociedad. El aparato del conocimiento no puede captar perfectamente la cuestión, porque también forma parte de ella… Sólo aconsejo que nos acompañe una emoción: la duda, la desvalorizada duda, que nos puede hacer cuestionar quienes somos y quienes podríamos llegar a ser. Sólo por este viaje lo pido, para estar más atentos a lo que viene (Dudo luego existo aunque sea por un rato). III. Lo que viene, aunque cambiemos a veces de siglo, es el siglo XVIII, el siglo de la Modernidad, el siglo de las Luces, de la Enciclopedia, de la construcción del saber absoluto, según el registro europeo; siglo en donde la Razón y el Pragmatismo se difunden, por las buenas o por las malas dentro y fuera del Viejo Continente. La Razón se convierte en fuerza y por algún mecanismo de convivencia fue adoptada como una forma de Poder. Intentaremos describir algo de estos grandes temas de la época, temas emblemáticos, conductas incorporadas que pasarán al siglo siguiente. Estos temas son: Nacionalismo/Ciencia/Evolución/Progreso/Capitalismo / Antropocentrismo/ Patriarcado/Racismo. Estos, pienso, son los arrolladores temas que se continuarán en el siglo que sigue, pisoteando vidas y
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miradas diferentes, profundizando nuevas formas de control y de poder(¡Las ideas humanitarias retroceden temerosas corriente abajo o se filtran en la savia donde corren utopías, que la razón niega a su vez, porque la razón niega hasta al humanismo!): (Si hay cosas importantes que obviemos en este viaje, por supuesto eso no es inconveniente para hacerlo, pues hay mucha tarea que dejo a cargo de otros guías y viajeros…) El NACIONALISMO: promueve la invariabilidad del mundo en que vivimos (lo cual es distinto que ser ciudadano del mundo, donde hasta se puede disfrutar de las diferencias). Se identifica por la adhesión a símbolos, costumbres y tradiciones delimitaciones definidas pero que pueden variar en el tiempo-, mecanismos de control y, fundamental, un idioma en común. Los mecanismos de control pueden alterar las relaciones entre los integrantes de la NACIÓN, entre sí, entre ellos y el Estado y de todos ellos con los recién llegados de “fuera”. De ahí en más, de acuerdo a estos comportamientos, quedan determinadas las minorías, los que se “salen del libreto”. Otra vez lo definitivo y el aprendizaje de las jerarquías que vienen cabalgando en el pensamiento desde siglos anteriores. Sabemos que el sentimiento NACIONAL precede a la formación de los Estados. Pero es la formación del Estado el que profundiza el nacionalismo, le da sus límites, hasta echar raíces el patriotismo y, más todavía, en su forma radical, el nazismo y el fascismo. Bajo la Monarquía o por el sentimiento popular, pero casi siempre a través de la fuerza y la oposición, luego de que los Imperios pasaran a ser pequeños y, desmembrados, cada Reino controlando, vigilando, castigando, buscó el modo de convertirse en EstadoNación, limitando fronteras, y hacia su interior justificando la homogeneidad. Un estado de poder que organice rápidamente el país, invisibilizando minorías, como habrá ocurrido tanto en Europa como en Nuestra América. Un sistema político y educativo cultural que busca homogeneizar opiniones organizando, ordenando; pensamiento que ha pasado a ser un modo de ver que algún grupo humano habrá entendido que es su modo de convivir y que lo obliga a expandirse cuando su interior lo requiere.
De este modo, hay dos formas ideales de ordenar una Nación: hacia adentro, tratando de confrontar las múltiples propuestas hasta que prevalezca una. Podría decirse que se busca un orden cultural, pues sólo se atiende a la simbología y al pensamiento único, con que han sabido educarnos, como las varas que encajan perfectamente en el atado y que le dan (aparentemente) fuerza (¿pueden ver esta corriente, que atravesando aún sus raíces, se dirige a las flores del gran árbol de la historia?). O bien hacia afuera, diferenciando fronteras y espíritus frente a las otras naciones (un pasado propio, una lengua común, una geografía que define), donde el orden ya está; sólo falta la constitución política. Excluyendo del mismo modo y de diferentes maneras…avanzando muchas veces, incansablemente en el tiempo, cuando se quiere hacer prevalecer la cultura propia (que implica un sistema económico propio, claro está) frente a los demás (un sentimiento de superioridad se ha apoderado de estas almas). Sin embargo, estas formas se imbrican, como que no hay una única fórmula en esta tumultuosa tarea de organizarse. Habemus ejemplos históricos de estas opciones (pero: ¿por qué no, de estas miradas para organizar las naciones no se puede llegar a dar, en cualquiera de las dos, formas extremas que aunque no lleguen a llamarse nazismo o fascismo, por ser propio de ciertas regiones y circunstancias, sean rígidas y etnocentristas?). Ha sido la violencia, en última instancia, la gran formadora de las naciones, donde el vencedor puede decidir la vida o la muerte del vencido (Sin prejuzgar bondad o maldad en esto: ¿seguimos juzgando y pretendiendo los mismos derechos frente a los demás, diariamente, en lo cotidiano, como si nuestro guerrear, aún innecesariamente no tuviese fin, y a estas alturas ya debiera haberse detenido??). Aún más: el surgimiento de las naciones, soberanas y gobernadas a través del fervor y la decisión popular NUNCA dejaron de contener un deseo imperialista, aunque sea de expansión (¿será por tanta brasa que se fue echando a la historia humana a partir del desarrollo de ciertos grupos “primitivos”?); lucha de pueblos y culturas contra estados centralistas con ansias de poder económico. Identidad colectiva o identidad política como forjadores de nacionalidad y por lo tanto definición de ideas minoritarias y qué hacer frente a ellas. El devenir del siglo seguirá entramando, tratará de obviar diferencias… ¡en qué remolino nos hemos metido! (y el riesgo es hacerlo).
IV. Desde la invención de la imprenta, los libros pasaron a ser los grandes divulgadores de ideas. En las ciudades se contaba con escuelas que al alfabetizar dieron acceso a los mismos; también, poco a poco, se crearon bibliotecas, con acceso gratuito a la lectura. De este modo se propagaron por el continente. También fueron ordenadores y cuestionadores de ideas. Y por algún avatar de la historia, también cuestionadores del orden imperante en el momento. Dios ya no iluminaba a la monarquía sino a los más brillantes hijos de la burguesía. Ahora, sólo se requerían dos cualidades: PENSAR y OPINAR; apuntaladas por una tercera: DOMINAR (presencia invariable cuando en verdad se cree que se opina). En Francia, Montesquieu, en 1.748, dio a conocer su libro: El espíritu de las leyes. En él, la reciente división de poderes elaborada en Inglaterra; pues la existencia de leyes limita el poder que lleva al despotismo. Tanto la Monarquía como la República son mejor controladas por la existencia de ellas. El equilibrio entre poderes. En estas condiciones, como explica Todorov (1.939-2017), la legalidad garantiza el derecho a la libertad. Y dice también:…el espíritu de una nación es, al mismo tiempo, el reflejo de esta estructura en la mentalidad de los habitantes…donde Montesquieu nos enseña que… no hay que desobedecer las leyes; los hijos se deben someter a los padres; el bien responderá al bien; el mal a mal….y si bien Montesquieu no es conocido por muchos, estas palabras sí que resonarán en cada uno de nosotros como si fuesen propias: en este largo camino que estamos recorriendo las hemos internalizado (y es interesante la advertencia de este autor, cuando habla de Montesquieu:…¿Qué es un abuso de poder?...es, simplemente, el uso no compartido del poder). Y, como dice Todorov, también es hora de recordar que todos los juicios son relativos: a una época, a un lugar, a un contexto (y los que venimos después, en esta seguidilla de sucesos, ¿somos más libres o menos libres luego de que se acumularan las nuevas ideas antes de nuestro nacimiento?). Jean- Jacques Rousseau había afirmado (como otros antes que él) que lo que se está dando en este progreso social incesante es el alejamiento “del hombre” (como entonces se nombraba al género humano) de la “felicidad natural”, o mito del Buen Salvaje. Lejano personaje arquetípico que se deja
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manejar por sus instintos y emociones y no por las trampas del racionalismo, la especulación, y la existencia de la propiedad privada; que se contenta con lo necesario, impugna las jerarquías, es libre, solidario y, por supuesto, feliz (aunque intentáramos agregar a estas palabras la palabra amor, o amorosidad, llegaríamos demasiado tarde para hacer de la Revolución Francesa un verdadero acto fraterno).Pero a la vez no pretende un regreso a la vida “salvaje”. Rousseau “va por más” y quiere superar el infierno corrupto de la civilización, a través del arte, la ciencia y las leyes, que la lleve a un estado tal donde se pueda ser: civilizado- y- feliz. Si postulamos que del salvaje se pasa al bárbaro y del bárbaro al civilizado, postulamos entonces que no hay marcha atrás -diría un convencido de la civilización: no volver al “taparrabo ni la pluma”)-. Solamente se trata de una reacción filosófica frente a una sociedad frustrante y opresora. La vida en Naturaleza relegada a un pasado que se pierde en la noche de los tiempos, ha dejado de ser un punto de referencia útil para el hombre civilizado, que en su marcha hacia el progreso ha alcanzado ya el punto del imposible retomo, ante él sólo cabe la nostalgia de la sencillez perdida… (7). En definitiva, Rousseau es el Hijo de una Nación orgullosa de sus leyes, de su idioma, de su civilización, de su futuro y de su gloria. El siglo del Iluminismo francés va a desembocar en la Revolución Francesa. Sin embargo no va a desembocar en una sociedad feliz. Habrá que dar un paso más; seguir apostando algo más que al razonamiento puro, dar un paso más a la igualdad. En la raíz del árbol hay un falso remanso donde nos hemos metido. Un reflejo hace que nos veamos a nosotros mismos queriendo seguir una corriente ilusoria, inexistente. Los viajeros estamos tan confundidos que no sabemos por dónde va el camino. De pronto un nuevo remolino nos hace marchar y entre tumbos ascendemos hacia donde estaría el tronco. Mientras nos alejamos, escuchamos el lamento de Rousseau: “Para encontrar las mejores reglas de sociedad que convengan a las naciones, sería menester una inteligencia superior, que viese todas las pasiones de los hombres sin estar sujeta a ellas; que no tuviese ninguna relación con nuestra naturaleza y que la conociese a fondo; cuya dicha no dependiese de nosotros, y que sin embargo quisiese ocuparse en la nuestra; en fin que procurándose para futuros tiempos una lejana gloria, pudiese trabajar en un siglo y
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disfrutar en otro. Sería necesario que hubiese dioses para poder dar leyes a los hombres… (8) (¿¡estaría extrañando a Descartes todavía!?) …y que a lo lejos, un contemporáneo suyo, Diderot, responde: “Gritemos incesantemente que se han asociado la vergüenza, el castigo y la ignominia a actos que en sí mismos son inocentes”... (9) Quiero detenerme un minuto en este recorrido literario para hacer una aclaración: estamos tratando en este texto la evolución ideológica y su internalización en el individuo y comunidad. La misma estuvo a cargo de la fracción “pensante” de la misma, los más acomodados económicamente y los más propensos a la escritura. No obstante, la fuerza vital siempre ha correspondido a las “masas”, dicho en términos genéricos (como la contundente acción de la Toma de la Bastilla). Al final del siglo XVIII, en Francia se podía contar, además del campesinado, la clase burguesa pobre y la clase burguesa rica, la aristocracia y el clero (estos el Primer y Segundo Estado), de cuya fuerza como movimiento popular hay que contar para que sucedan cambios revolucionarios y definitivos. Para más lectura sobre este punto referirse a HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA, de Piotr Kropotkin. CIENCIA: la ciencia es la hija de la Razón, su consecuencia natural, que en cada mente gesta la idea de la seguridad; de encontrar las llaves de la realidad, de la estabilidad y el orden; de comenzar el camino del Progreso y, también su consecuencia natural, de lograr la felicidad para el género humano (aunque, siendo realistas también, los otros órdenes mentales –patriarcado, evolución, racialismo, por ej. delimitaban en la práctica la definición “género humano”). La ciencia trae, pues, aparejada la noción de Progreso. Habiendo transitado un agitado siglo XVII, con figuras tan claves como René Descartes (15961.650), Galileo Galilei (1.564-1.642), Isaac Newton (1.643-1727) y antes que él Francis Bacon (1.5611.626), extrañamente todos cabalgando el cambio de mirada entre siglos, pareciera que el verdadero y rotundo cambio fue: cuando la ciencia no sólo se ocupó del microcosmos y del macrocosmos, sino también del mesocosmos, o sea el mundo que conocemos, nuestra experiencia habitual, nuestro mundo de la calle; fue cuando la ciencia incursionó en la tecnología; cuando los cambios en la vida diaria se hicieron palpables. Es
más, me atrevería a decir que ésta, la tecnología, fue la responsable de la masificación, como pensamiento y como cultura. La revolución industrial cambió el mapa de la economía, generó cambios demográficos (migración a las ciudades), generó nuevas formas de explotación, cambios en la forma de vida de la población en su conjunto y fue el motor, a la larga, de la pretendida vía de progreso y felicidad para todo ser humano, futuro mediante, a través de ser oportuno, práctico y paciente, pues “ya va a fructificar mediante el esfuerzo”. (¿será por ello que se ha dicho: no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista?). Inicialmente apoyada en máquinas de vapor, la industria produjo telares, la mejora de la producción de hierro, luego vinieron los barcos a vapor, el tren y tantos adelantos, que condujeron a la necesidad de los trabajadores en mejorar las relaciones de producción; si era menester, entonces, ampliar la oferta, una razón más, entonces, para ampliar el mercado. Se hizo necesario para bien de este sistema, definir los estados, organizarlos; y expandir, finalmente, el alcance de lo producido. Que esto provocó nuevos conflictos, entre los países europeos que alcanzaron la industrialización y su plan de conquistas de mercados, es algo que veremos luego o, en fin, que se puede hurgar en los libros de historia. Que esto causa agitación a nuestra precaria embarcación, aparentemente estancada entre remolinos y remansos generados en esta época, es algo que invito a meditar pues, a partir de todo esto es que la raíz por donde transitamos pasa a engrosarse con tantas raicillas que, al fin, nos arrastra hacia adelante, superando la fuerza de nuestros motores. Aprovechemos en lo posible de echar miradas oportunas para reconocer qué pasaba en este importante siglo y a observar cómo va modelando todo lo que viene. Ante s de hacer una ojeada a lo que sigue, no sea cosa que nuestra máquina se desprenda de la arenilla que pisa y siga camino, quisiera recordar que alguna vez existió el enciclopedismo, y fue en ésta época. Pero por algún lado ha de seguir su camino pues todavía, en nuestro árbol vistoso, algunas flores le pertenecen. Si no, ¿por qué no reproducir estas palabras de Gramsci que encontré en Internet?: La cultura es cosa muy distinta. Es organización, disciplina del yo interior, apoderamiento de la personalidad propia, conquista de superior conciencia por la cual se llega a comprender el valor histórico que uno tiene, su función en la vida, sus derechos y sus deberes, Pero todo eso no puede ocurrir por evolución espontánea, por acciones y reacciones independientes de la voluntad de cada cual, como ocurre
en la naturaleza vegetal y animal, en la cual cada individuo se selecciona y específica sus propios órganos inconscientemente, por la ley fatal de las cosas. El hombre es sobre todo espíritu, o sea, creación histórica, y no naturaleza. EVOLUCION: y no es necesario esperar a Darwin para hablar de evolución. Era, evidentemente, un tema que circulaba al día en todos los estratos sociales del continente. ¿Qué insinuaba la teoría del Buen Salvaje, sino de que la civilización francesa e inglesa principalmente, tanto en caracteres físicos, idiomas, leyes, cultura, habían llegado al maximum de la humanidad y desde esa cúspide poder ver realizada la evolución? O sea que el siglo XVIII fue el testigo de que un determinado grupo humano había logrado atravesar una época de oscurantismo y de barbarie para, con ese impulso, ser la avanzada de los seres humanos y también sus benefactores. La teoría social precedió a la biológica en el tema de la evolución. En resumidas cuentas, a esta evolución se le pone el nombre de reinado de la Razón, justificando de ese modo la existencia del esclavismo como una institución necesaria ante la evidencia de la superioridad racial y civilizatoria (o sea, sólo aplicable a los pueblos bárbaros, los que no eran europeos). Cualquier semejanza con opiniones vigentes en la actualidad será porque el diablillo de ese siglo en alguna parte de nuestras mentes aún existe. El conde de Buffon sostenía, mediante la hipótesis del transformismo, que a través del tiempo, todo podía progresar o degenerar, por ejemplo el “hombre”; puede deducirse por una frase de él, a donde pueden conducirnos estas disquisiciones: “El tal orangután es un bruto muy singular que el hombre no puede ver sin contemplarse a sí mismo y convencerse, al mismo tiempo, de que su forma externa no constituye la parte esencial de su propia naturaleza". (Una opinión lleva a la otra, pero al precursor de la antropología no le importó. Si él sólo ha sido fiel a su época, puede opinarse; pero sabemos hasta dónde, hilvanando pensamientos, se puede llegar)… (9) PROGRESO: por ejemplo, Buffon postulaba la degeneración del ser humano y por lo tanto de la civilización y las culturas…
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Pero… ¡nuestra nave se ha vuelto a trabar!, no podremos seguir adelante. Se ha metido en un terreno arcilloso, ¡diantres! y como es puntiaguda, se ha incrustado. Pero esto nos ayuda a ver un poco más el terreno, la savia que sube. De pronto nos vemos, ahí afuera, en un reflejo. Somos nosotros y no; estamos en la ventanilla de la nave, mirando extasiados. Pasan delante nuestros sentimientos y percepciones que creíamos sólo nuestros. Dice Buffon, por ejemplo, que la cultura europea, la francesa sobre todo, ha llegado a la cúspide de la evolución humana. Los otros pueblos, en especial lo más lejanos, lo han logrado muy poco o han retrocedido y hoy son bárbaros. La misión del francés, del inglés, es socorrerlos y es menester que no sigan degenerando, que algún día puedan parecerse a ellos, lo más que podrían aspirar: su mismo trabajo, su mismo alimento, su mismo idioma; sus mismos horarios, sus mismos deseos. La Razón ha ganado la partida; todos los hombres son capaces de razonar y quienes han llegado primero en este juego son los europeos…Pensar que la razón, más que la imaginación, nos aleja del error es uno de los legados fundamentales de los iluministas… (10). Vamos, pues, por la vía del Progreso. El progreso nos librará del sufrimiento y así, el “hombre”, libre en su propio destino, logrará la Felicidad… y hemos visto a nuestros abuelos europeos, los que todavía no arribaban a América (sí, allí estaban), cuando todavía circulaban por la savia que formaba la vida de ese continente. ¿Serían, como dice Z. Bauman, futuros desechos humanos de este gran Paraíso Terrenal?:…Desde los albores de la modernidad, cada generación sucesiva ha dejado sus náufragos abandonados en el vacío social: las «víctimas colaterales» del progreso. Mientras que muchos se las arreglaban para subirse al acelerado vehículo y disfrutaban a fondo el viaje, muchos otros —menos taimados, diestros, inteligentes, musculosos o aventureros— se quedaban rezagados o se les obstaculizaba la entrada al abarrotado carruaje si no quedaban aplastados bajo sus ruedas. En el vehículo del progreso, el número de asientos y plazas de pie no bastaba por lo general para acomodar a todos los pasajeros potenciales y la admisión era en todo momento selectiva; tal vez por ello resultaba dulce para tantos el sueño de sumarse a la expedición. El progreso se anunciaba bajo el eslogan de más felicidad para más gente; pero quizás aquello en lo que consistía en última instancia el progreso, el distintivo de la era moderna, era en el hecho de que se necesitaba cada vez menos
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gente en movimiento, acelerando y ascendiendo hasta esas cotas que antaño habrían requerido una muchedumbre harto más nutrida para negociar, invadir y conquistar… (11) En fin, están ahí, delante de nosotros, allá afuera en la savia que parece antigua: progresar, ordenar, clasificar, controlar… y es el orden, en fin de cuenta, lo que garantiza el progreso. Generar un sistema donde todos estos sueños ocurran: el capitalismo se hizo necesario. CAPITALISMO: o sea que el capitalismo no sólo es el uso de la moneda y la asignación de valores, sino que es ese orden que segura el uso del capital monetario. Es así, y aún hoy que, en consecuencia…Pareciera que el destino casi inevitable de la mayoría de los seres humanos sigue siendo la aplicación del 80% de sus energías vitales a desarrollar su trabajo para otros, a cambio de una suma de dinero que permita sostener la rueda existencial en movimiento… (12) El siglo XVIII comenzó con un predominio de población rural. En el burgo, la actividad de subsistencia principal era la artesanía, la producción industrial de aquella época que permitía, en líneas generales, la comodidad del trabajo en domicilio, la actividad controlada por la propia familia, sus propios tiempos y contingencias, su control sobre el dinero ganado con la mercancía producida. En el campo, podría tenerse la satisfacción de tierra propia (que nadie disputaba), o debía asalariarse para un terrateniente, sacando de este trabajo su subsistencia. Ambas formas de vida, tanto en lugares relativamente cerrados (burgo), como abiertos (campo) convivían sin molestarse e intercambiando sus productos. Para detalles históricos ver, por favor a los autores correspondientes. La agricultura había permitido a la sociedad tomar carácter sedentario y había sido el motor de su desarrollo. Pero un invento en la ciudad vino a perturbar esta situación. En la ciudad, además de los gremios trabajadores, existían intelectuales, inventores y científicos, filósofos y otra serie de simples mortales encargados de encontrar maneras de liberarse del yugo de la naturaleza y de la divinidad, y por qué no del clero y la aristocracia, para encontrar por sí mismos, y en una especie de estado glorioso, otros rumbos, intelectuales o económicos, por donde evolucionar (considerados estos como una forma de hacerlo) a la humanidad: al Hombre (este sería pues, el concepto de
Libertad vigente en aquella época). Uno de estos mortales fue James Watt. Nació en 1.736, en la localidad de Greenock, ciudad portuaria al oeste de Escocia. Otros contemporáneos suyos fueron Francisco de Goya, William Blake y van Beethoven, y por supuesto, el “disparador” de este cambio en las urbes de la Revolución Industrial. Dicen que la idea de la máquina de vapor le ocurrió preparándose un té: al ver que el vapor en la pava levantaba la tapa si él le oprimía el pico (un tipo curioso y con tiempo para serlo. Parece que las dos cosas son útiles). Esto trajo consigo una serie de inventos que al ponerlos en práctica logró, por un lado en el campo, la necesidad de menor mano de obra y su consecuente migración forzada a las ciudades; y por el otro, en las ciudades, la creación de fábricas que desarmaron la antigua estructura de trabajo familiar, y que además reforzó su personal de quienes carecían de sustento, tanto los de los artesanos que perdían el trabajo como de los campesinos recién llegados. Curiosamente estos pasaron a ser los primeros obreros no calificados de la historia; término irónico, pues su labor de toda la vida era otra. Porque las fábricas, como sabemos, abaratan los costos, aumenta la producción y necesita un circuito de distribución que requiere de poder y orden sobre el terreno que transite y, por supuesto, requiere del trabajo humano. Las tensiones de la historia convirtieron a Francia en un tampón temporario de la distribución en el continente de la industria inglesa. Hasta Waterloo, victoria del Reino Unido contra Napoleón. Por lo tanto, se crearon Bancos, se mejoraron los transportes, florecieron las ciudades (no todos sus ciudadanos), fluyeron adelantos y progreso; no fue un adelanto sólo económico, por supuesto, sino que ese progreso también incluyó otras áreas (como salud, seguridad, educación y ciencias) como un todo en las mejoras (sin el paquete completo no creo que podamos entender al capitalismo como un modo de vida que influye recíprocamente con lo social. Quizá sea una pregunta ingenua para un economista, pero la digo; ¿Será por eso que lo económico influye tanto en las decisiones de otras áreas?). Y quizá podamos ver al desarrollo histórico desde este punto de vista: el mercantilismo inglés derrotó a los deseos franceses de Libertad, Igualdad, Fraternidad, que nacían del pensamiento Iluminista y era exigido por las masas; para entregarle a cambio industria, mercado, migraciones forzadas y explotación.
E impuso un orden. Fuera de él nada, dentro de él todo es posible. Otra vez: sin él, nada. Es algo que hemos asumido durante nuestro crecimiento. No está mal que lo hayamos aceptado, lo que creo que hace falta es que lo interpelemos. Interpelar: exigir explicaciones sobre un asunto. Me detengo un instante porque algunos de nuestros pasajeros están teniendo síntomas de locura (como quedar con la mirada fija, como perdida; como sacarse la ropa indecentemente). Intentaremos sacar la nave de este atascadero y darle uno cachetazos a los afectados puesto que no hemos traído los necesarios remedios. Tenemos que actuar rápido, los demás pueden seguir mirando, mientras tanto, pero, bajo su propia responsabilidad. Les rogamos a quienes lo hagan que procedan evitando juzgar, ¡pues en ese caso pueden caer en la red del desequilibrio!: sólo observen. ANTROPOCENTRISMO: Quienes dudaron de la centralidad de la tierra en el sistema solar sonrieron satisfechos cuando la centralidad estuvo a cargo del Sol. Un alivio para la raza humana, que ahora podía ser el “centro” de la tierra. La raza humana tenía ahora Orden, Evolución, Progreso y, como los rayos del Sol, debían propagarlos a todos los rincones del planeta. Si la libertad, es decir, la capacidad de ejercer la voluntad, es un rasgo distintivo de la especie humana, la libertad ya estaba determinada de antemano. Tanto la idea de antropocentrismo, de progreso y orden, de evolución y las otras registradas, fueron determinando la posición del “hombre” sobre el planeta, ordenando su ubicación en el universo, a partir de una cultura con una mirada superior. Y así podría llamarse esta Ley: a partir de ahora. A partir de ahora esto es el Orden, esto es el Progreso, esta es la Moral. La cultura europea debía alcanzar todos los confines del globo, e imperar, por supuesto sobre el salvaje y el bárbaro; y mientras tanto, la naturaleza, ciencia mediante, le entregaría sus secretos para luego dominarla y hacer de ella lo que “el hombre” quiera: algo así pretendía Buffon (1.707-1.788), padre de la historia natural y precursor de la teoría de la evolución. Esta nueva mirada puede considerarse un progreso, desde que se buscaba una razón aplicada y desde entonces dirige los pasos de nuestra sociedad, cualquiera sea y donde sea, y cada paso que damos está matizada por este precepto (palabras que nos definen hoy en
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día: recursos humanos, recursos naturales, civilización). El mundo ya no se explicará por la fe sino por la razón, y ésta había logrado recuperar una frase de la antigua Grecia: “el hombre es la medida de todas las cosas”. De ahí que un mundo por fin política y económicamente controlado fue funcional, y aún lo es, a este pensamiento. Es difícil separar al antropocentrismo de las consecuencias del antropocentrismo. Pero ellas están allá arriba, en el esperado fruto, en la esperada flor de este imaginario árbol que estamos transitando; y llegando a él, cada uno podrá sacar sus propias conclusiones (lo que yo veo es que, sumado a las otras ideas ejes que estamos considerando, el efecto, a la postre, no va a ser bueno, en el sentido que al controlar conductas no solemos poner en consideración las consecuencias de nuestros actos). Las cosas se han puesto más serias: a las bajas provocadas por la locura repentina (algo para que piensen después los sicólogos o los agentes transgeneracionales), a la navecilla ahora se le ha dado por titilar sus luces de modo que parece por apagarse, tanto adentro como afuera, que sería lo peor. Afuera todo está oscuro y la savia por donde ascendemos suele aparecerse como bancos de neblina que recorren la raíz. Si quedamos a oscuras sólo escucharemos ruidos siniestros, parecidos a llantos y a cañoneos. Haré un último intento como para retroceder la nave y soltarla del fango, que es el nombre que le pongo al cuerpo donde encallamos. A veces me parece que estoy conduciendo un obsoleto submarino de la segunda guerra. No es que esté volviéndome loco, no; como responsable pondré lo máximo de mí para que no suceda. Pero lo cierto es que en adelante tendremos visiones más difíciles. Por ejemplo ahora vamos a hablar de… EL PATRIARCADO: para que toda la estructura comentada previamente exista, el patriarcado, como dice Rita Segato es central. Dicho de otro modo, todo lo antes comentado no tendría sentido sino está acompañado por el concepto de patriarcado. Para que este modo de pensamiento exista, subsista y se justifique, requiere profundizar la jerarquía, la autoridad y el control, reforzándolas al nivel de paradigmas, interiorizándolas en cada individuo (hombre o mujer), de manera de no poder escapar a su influjo, gracias, a la educación familiar, social e institucional (de modo que siempre aparezca-en un imaginario cambio del mar al río- el mismo cuerpo
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flotante llevado por distintas aguas). En líneas generales el hombre tiene el poder, la mujer se subordina; y aunque los roles puedan estar invertidos o no existir, el orden, como nutriente general del sistema, es este: poder y sumisión. En esta perpetuación se evidencia el éxito del sistema. Yo diría que el error no es de quien domina sino de quien sostiene el sistema, lo cual es otra manera de limitar la posibilidad de pensar. Si vamos a dar crédito a lo que vemos en este viaje, en donde tantas raíces confluyen en un sólo tronco, no se puede ser “antipatriarcal” y participar del sistema capitalista, que es individualista, explotador y básicamente violento. Aunque se opine que no se puede “escapar” del sistema, por lo menos sí podemos alejarnos de su modo de pensar o de “ver”. Dice Gerda Lerner: “el sistema de pensamiento patriarcal está tan imbuido en nuestros procesos mentales que no podremos sacárnoslo de encima hasta que no seamos antes conscientes de ello…” (13):nos enseña, pues, que debemos sumar miradas y no ser parciales(¡vaya problema, no nos han adiestrado para eso!). En el origen fue la división sexual del trabajo. Una posible transformación de este hecho: la maternidad obligada (y salvadora) de los primeros tiempos del ser humano se transformó, en ciertos lugares, en algo que hoy conocemos como división de géneros, de funciones y, en fin, en patriarcado; cuando, en esos lares y mediante el incremento poblacional, se fue relegando tal función a un sólo sexo y a un rincón (la vivienda). Este sistema fue funcional a una forma de desarrollo: la que catalogamos como “occidental” (eficiente Revolución Industrial mediante) y que dio autoridad, tanto en la sociedad como en el hogar, y tanto política como económicamente al hombre, sobre una función natural e ineludible, como lo es cuidar a los hijos, que de haber sido compartida, hubiera alterado el progreso en ciernes. Vemos, pues, en esta mirada, que el capitalismo y el patriarcado marcharon, necesitados unos del otro, juntos hacia la gloria. Como si de una maldición bíblica se tratase, amar a uno es amar al otro; ambos marchan imbricados (este proceso dio lugar, como infaltable consecuencia, a los distintos grados de dependencia entre “géneros” y que se permitieran, como costumbre, cuestionadoras formas de accionar, como ser la violencia sexual, política o económica). En resumidas cuentas, la función original de la maternidad/paternidad, dio paso a la primera forma de explotación y de propiedad privada, a favor
del hombre, que el antiguo patriarcado vislumbró con el surgimiento del poder civilizatorio europeo de este siglo, y que se consolidó a nivel jurídico, social, cultural. La descendencia quedaba asegurada, y la mujer, dueña de la continuidad de la vida, atada inconscientemente al papel de patrimonio (donde la falta de elección, proceso indisolublemente humano y vital, es notoria. Bueno sería pensar, en el fondo, en una esclavitud de ambos sexos entregada al progreso; pero, en fin, es una esclavitud diferente y asimétrica). Un motor mental más atado al carro del progreso; una mirada más que fue necesario profundizar en este siglo XVIII (véase que, respetando el viaje, no nos proponemos hablar de otras culturas). Pienso, quizá como corolario de lo dicho, que la mentada subordinación femenina no implica nada más que la continuidad del sistema capitalista; que este sistema, con la necesidad de fuerza de trabajo, con la necesidad de subsistir a partir de un adoctrinamiento social y su división sexual de las tareas, no permite la igualdad entre los sexos. Tan sólo éste podrá ocurrir, desde mi visión personal, y a pesar de todas las medidas a las que muchos adherimos para que esto ocurra, con un cambio de sistema no originado en la mirada de la civilización originada en la historia europea. Considero de ejemplo suficiente el destino de Olimpia de Guges, guillotinada por defender el derecho de las mujeres en plena efervescencia de la revolución francesa, con su lema de Libertad, Igualdad, Fraternidad. Y si esta Francia no era aún capitalista vale, como para otras épocas, como un mecanismo de afinidad ideológica que estaba en marcha de serlo (¿el viejo adagio, en este caso, de que el orden de los factores no altera el resultado?).sin desmerecer el largo camino hacia el capitalismo, también hay un largo camino a la idea patriarcal, es así que Gerda Lerner, también ha escrito, a propósito de un pasaje de la antigua Mesopotamia: “La matriz de las relaciones patriarcales entre los sexos ya estaba firmemente asentada antes de que los avances económicos y políticos institucionalizasen de pleno el estado y mucho antes de que se desarrollara la ideología del patriarcado”. Pero vayamos por el último tema de este pantallazo de concepciones, que pasaron de generación en generación y alimentaron el tronco, el que a su vez nos alimenta a nosotros, las personas pos-modernas. Para el caso la nave ya está bien: dejó de titilar, los pasajeros han recobrado su sobriedad, el oxígeno va OK y la nave se está desprendiendo del fango que pareció
aprisionarnos por mucho más rato. Todavía hay tiempo para una mirada más y nos ocuparemos en observar aquél banco de neblina, sí, aquél, donde parece transitar el racialismo (a su paso se va mezclando con los otros vapores que corresponden a los conceptos que ya hemos visto marchando hacia el tronco). RACIALISMO: si tomamos una región de Europa, como la típica monarquía francesa, veremos que su sociedad estaba dividida en tres clases o estamentos prácticamente impermeables: primer estado (la monarquía), segundo estado (la Iglesia y sus representantes) y tercer estado (el pueblo “raso”: el campesinado y la burguesía, aún en esa época socialmente indiferenciados). La cosa cambia cuando un europeo va a tierras extranjeras (a colonizar o comerciar): entonces toma importancia la raza como valor de jerarquía (aunque sería de esperar también, que en la misma Europa haya existido una jerarquía “racial” entre regiones más ricas y más pobres). Las clases ricas extranjeras, a su turno, imitarán el modelo europeo, pues de algún modo fueron creadas a imagen y semejanza del mismo y se desarrollaron copiando su modelo. Basta agregar, en el comienzo de este relato, que la población del primer y segundo estado de Francia apenas llegaba al 3% de su población total (quien está leyendo o lo está viendo en vivo a través de la ventanilla de la nave, ¿pudo haber pensado otra cosa?). Algo habrá pasado, en el transcurso del tiempo y de los “desvaríos humanos”, desde las míticas tribus de Israel que se dispersaron por el mundo hasta las rígidas clasificaciones de los seres humanos que, siguiendo las clasificaciones de Buffon, fueron reconocidos como una única especie pero divididos en razas: el “hombre”, creación fundamental de la naturaleza, podía dividirse desde ahora en compartimentos que determinaban la superioridad o inferioridad de cada uno, en cuanto a su degeneración o perfeccionamiento, dados por el clima y a través del tiempo, desde el origen de la especie . Recién a principios del siglo XX pudo refutarse esta creencia, de tal modo que un importante antropólogo británico, Raymond Firth afirmó, taxativamente: …La pureza racial es hoy un argumento de proselitismo político y no una descripción científica de grupos humanos… (14), pero para entonces la opinión de Buffon ya era parte
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de “los dueños de la historia” y se había generalizado como opinión popular gracias al currículum escolar y a los medios de opinión general. En nuestro caso, el “espíritu francés” fue el punto de corte entre las pretendidas razas que e l muy francés y aristocrático Georges Louis Leclerc, conde de Buffon, dejó ideado para la posteridad. Según él, el clima era el regulador determinante en el desarrollo de las razas, y en Europa éste había sido tan benévolo que logró el máximo desarrollo humano frente a la degeneración hallada y variada, en el resto del globo: el perfeccionamiento auto-asumido con el que se juzga a los demás. Perfeccionamiento parece ser una palabra clave que sigue dando sustento a la opinión popular de este concepto: sentirse perfecto, sentirse superior, sentirse otro y relativamente tocado por la buena estrella. Este razonamiento es una esquirla mental infaltable en…nuestro pensar cotidiano está en el interés…lo distinto es ridículo…algo pasa…: ¡SU ATENCION POR FAVOR!: NOS ESTAMOS DESPRENDIENDO DEL SIGLO XVIII… un poco prematuramente tal vez, pero las cosas son así. Nuestra nave es arrastrada por unos vientos sólidos que la empujan irremisiblemente hacia el tronco…algo nos impulsa a seguir por este camino… Y nos sumergimos en él. Su interior (exterior para nosotros) es algo distinto al de las raíces. Nos sentimos comprimidos a un pequeño sendero de ascenso, pues a nuestro lado también asciende la savia que proviene de otras raíces: la española, la continental de los pueblos que estuvieron desde hace milenios, la de otros pueblos. A pesar de todo, es una savia que de a poco se va mezclando entre sí. Vemos una nave a lo lejos; con más precisión se observan en su casco letras en guaraní. Se supone que han iniciado el camino por otra raíz pero en el tronco logramos avistarnos. Quizá más adelante hagamos contacto pero por ahora nos interesa saber qué pasó en el siglo XIX, para saber qué nutre las acciones y pensamientos que hoy realizamos. V. El camino al positivismo Razonar a lo europeo, un camino seguro al positivismo. 1. Las regiones americanas tenían, como hoy, diferentes costumbres, idiomas y tradiciones; diferentes producciones, diferentes saberes, diferentes futuros. Sin
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embargo, la necesidad de centralizar el poder, para viabilizar una política, fue el germen que, a la postre de descabezado el rey, incitaría a la desconfianza, la inflexibilidad en el trato y, en fin, a las soluciones violentas desde los focos de poder. Las ideas que iban a prevalecer entrarían principalmente por el puerto de Buenos Aires como ideas modernas; también por otras regiones jerarquizadas durante la colonia; se suprimirían a los demás oponentes y la “derecha” y la “izquierda” nacida en la Asamblea Nacional de París (Revolución Francesa mediante), con sus futuros devenires, sería el árbitro entre los contrincantes en la resurrección americana. Las carabelas fueron reemplazadas con el tiempo por modernas fragatas que recalando en el promisorio Puerto de Buenos Aires trajeron, antes que invasiones, admiración por la organización y el adelanto tecnológico, expectativas de lograr tal progreso, y fundamentalmente y como consecuencia inevitable, nuevas ideas, formas de ver la realidad, de desentrañarla y actuar sobre ella repitiendo el Modelo: quien ha visto semejantes grandezas, se siente tentado a acortar a toda costa la Historia porque no sólo está viendo el Presente sino también el promisorio Futuro. Otras regiones del antiguo virreinato tuvieron acceso, también, por otras vías, a las magnificencias importadas. Sin duda que en la vieja y conquistadora Europa (y por cualquier medio) debió evitarse el aforismo que mágicamente encierra, en pocas palabras, toda una ciencia que nos capacita a observar: si uno no se conoce a sí mismo, jamás podrá conocer a los demás; conocer al otro y conocerse son uno y la misma cosa… (9) (No pretendamos demasiado: bastaría con que conocernos a nosotros mismos signifique capacidad de respuesta propia y no inculcada en nuestros aprendizajes). Junto al lenguaje, a las costumbres cotidianas del vestido y la construcción, junto a los entretenimientos como el teatro, la música y los Café, habrán venido, para ciertas personas más interesadas en un futuro americano, la idea de Educación, pues me imagino a los más modernos libros, escritos en francés o inglés, difundiendo la idea de un nuevo Estado que diera más posibilidades a la Igualdad y la Fraternidad del Hombre y más Libertad a las capacidades individuales de cada uno. La imprenta, como revolucionaria, pasó a ser un
arma intelectual a favor de los nuevos ideales iluministas locales (¿pero en qué camino quedó el intercambio de ideas, que luego hubo que recurrir, igual que en aquellas tierras lejanas, a una solución más sencilla: la pistola, el cuchillo, los envenenamientos y los cañones?: que una solución vaya con la otra es tema de debate –o “diván”-). Pero volvamos a la “Hermana Mayor” en el tema que estamos tratando: Francia y todo lo que le ocurría. Este país inicia el siglo, por un lado, tratando de desprenderse de las viejas ideas, modos y poderes de los estamentos sociales monárquicos; por otro lado, defendiéndose con uñas y dientes del resto de las Monarquías absolutistas retrógradas; para ello contraatacando y disparando con balas e ideas al resto del continente europeo, trocando posiciones absolutistas por derechos civiles; y finalmente queriendo emular a su vieja competidora británica en los adelantos de la Revolución Industrial, elevando entonces en el poder a la burguesía que parecía representar al pueblo. Nada desmoralizada, fue reclamando derechos, que para entonces estaban bien escritos. La consecuente batalla por la escolarización fue un modo de difundirlos fronteras adentro del país, buscando sostener con ideas a tan enorme “mercadeo” de luchas internas y externas. Y a la vez, continuaron las luchas intestinas para alcanzar el poder y el control sobre ellos (suena muy actual eso de querer controlar los derechos) Voy a hacer una digresión, disculpen:.. hace un tiempo Rodolfo Kush, filósofo argentino, escribió un libro al que llamó América Profunda (quiero seguir en este libro que estoy escribiendo la lógica de nuestro pensamiento, más allá de los hechos históricos con que se manifestaron), donde plasmó las frases que ahora voy a transcribir. Porque me parece que sin la gente (ninguneadamente “la masa”) Napoleón no hubiese podido invadir Europa ni difundir las ideas iluministas; la Revolución Francesa no habría ocurrido; Rousseau no hubiese necesitado escribir un Contrato Social; ni la Revolución Industrial hubiese tenido sentido; junto a los hechos, empujándolos a que ocurran, hay una oleada de miradas y de pensares, de apretujamientos y andares, y finalmente de pensamientos y relaciones, que deberíamos reconocer tanto antes como hoy, fundamento y dirección de la Historia. Ahí va una frase suya:…El mundo de la técnica, la cultura, la economía, así tomados, como especialidades, son sucedáneos que reemplazan hechos profundos e inconfesables de la simple vida… y otro:…La pequeña historia es la de la
elite, que supone estar moviendo la masa de la gran historia… (15) De este modo tan bravío ingresamos al siglo XIX. El pase de mano, para lo que no pudo solucionar o vislumbrar el siglo anterior, pasó a éste. Eso sí, para seguir construyendo lo propio, el XVIII le pasó al XIX unas cuantas ideas o reglamentos, en los que tendría que basarse para continuar este, quizá interminable, juego de ingenio: Nacionalismo, Ciencia, Evolución, Progreso, Capitalismo, Antropocentrismo, Patriarcado y Racismo. En este cúmulo de preceptos se basaría lo que se pueda construir y hacer (“vos arreglate con esto”, le dijo un siglo al otro). Aunque yo mismo pueda considerar, a estas premisas, seleccionadas un tanto aleatoriamente, en el sentido de que puedan imbricarse o superponerse entre ellas, eso no quita una direccionalidad en la forma de pensar y de construir nuevas relaciones, tanto individuales (“bien humanas”, nuestro microcosmos), como sociales ( “el contrato”, nuestro macrocosmos) Aún hoy, mágicamente, cuando queremos superar conflictos sociales, comunitarios, familiares y personales, solemos toparnos con el impedimento de que estas premisas se convierten en obstáculos para lograr soluciones satisfactorias; es que están naturalizadas como modos de pensar. Veamos si no cuánto de cada una de estas premisas del pensamiento están en el pensamiento de cada uno y se imponen como soluciones únicas o se alzan como árbitros en nuestras relaciones diarias, nuestros comportamientos que creemos espontáneos, nuestras costumbres y opiniones más arraigadas y que sentimos como propias. Fue Condorcet (1.743-1.794), promotor y víctima de la Revolución Francesa, dominado por la filosofía, la ciencia y el entusiasmo, quien concluyó lo siguiente: la naturaleza humana es la misma en todas partes y nuestra capacidad de razonamiento es universal. Con él, la Ilustración o Iluminismo se hace, entonces, universal: una posibilidad de que la Razón gobierne el mundo; por fin la posibilidad para el Hombre de Libertad individual donde reine la Justicia para todos. En consecuencia, no debería haber una forma propia de gobernar pues entonces no sería conforme a esta premisa (¿un poco contradictorio, no?, esto de opinar por todos).
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Como veremos, la jerarquía de Europa frente a las demás naciones, y su auto-titulada misión civilizadora, dio lugar a una regulación económica internacional, de los que pocos gobiernos rehusaron participar. En particular, las ideas de Francia llegaron a ésta y otras regiones de América muchas veces contradiciéndose en sus propios principios (véase lucha por la independencia de Haití y la reacción de Napoleón, e invasión francesa a México, ésta por orden borbónica, pero con una monarquía teóricamente atemperada). Estas fueron bandera de muchos de nuestros próceres en América: aunque esos pensamientos hoy sean históricos, y pretendidamente superados, desembarcó con ellos una manera de actuar que se creyó superior al régimen español y ninguneó miradas diferentes; trascendiendo esa aparición histórica, ocupan hoy un lugar en lo cotidiano y se interponen en las muchas veces deseadas necesidades de cambio; podemos decir: Nacionalismo, Ciencia, Evolución, Progreso, Capitalismo, Antropocentrismo, Patriarcado y Racismo (releer si se desea). (No sé si opinar a estos pensares como parásitos, o por lo contrario, como ideas legalizadas y que aceptamos apriorísticamente sin cuestionar). Ideas preformadas, antiguas, pero que determinan lo nuevo :…A causa de lo cual sucede que a aquello que está fuera de los goznes de la costumbre, se lo cree fuera de la razón; y Dios sabe cuán irrazonablemente se hace esto, la mayoría de las veces… (Montaigne, citado por Todorov); o, más tajantemente:…las leyes de la conciencia que según decimos, nacen de la naturaleza, nacen en realidad de la costumbre…(ídem: lo cito aunque Todorov le pone reparos pues, creo entender, la costumbre no es un verdadero justificativo). O sea que: mirar ya sabiendo lo que se quiere ver no permite ver. 2. Si el inicio del siglo XIX comenzara con una fotografía imaginaria, donde todos posaran hacia nuestra cámara, tan repentina como indiscreta, esta vería los ojos de los franceses con mirada revolucionaria y al resto de Europa, aún monárquica, entre aspecto de perplejidad o de indiferencia, en muchos, y de revancha en reyes y aristócratas listos para guerrear, en otros. Todos nos están mirando para la foto. Pero la guerra es a muerte y los dos bandos los
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siguientes: por un lado la rebelde Francia, por el otro, los reinos de Austria, Rusia, Nápoles, Portugal y Gran Bretaña. Gran ordenador de una Francia destruida y de una Europa enemiga, Napoleón tuvo tiempo entre refriegas de promover un orden liberal y burgués en medio de sociedades monárquicas y medievales. Pero hasta aquí llegan sus virtudes: ser la garantía del cambio social. Luego estarían sus coronaciones de Rey y Emperador, los saqueos a las riquezas culturales de los países invadidos y la muerte por y a consecuencia de la guerra emprendida, lo cual si, como costumbre podría justificarse, como injusticia nunca. Vemos pues, que los regímenes, tanto monárquicos como liberales estaban más interesados por el macrocosmos que por el microcosmos: por la suerte de los Estados y las alianzas, que por la suerte de los súbditos o ciudadanos. Ha todo esto, Napoleón cae derrotado definitivamente en 1.815. ROMANTICISMO: la experiencia revolucionaria y la capacidad de cambio de amo en el país (de las ideas monárquicas se pasó a las ideas burguesas) y la sensación de que el cambio total ha sido incompleto (la Restauración, los imperios europeos) pudieron provocar, en esa sensación de incompletud, una reacción contra lo estrictamente racional y planificado como insuficiente. La mirada hacia un ideal, confundida con romanticismo, la seguridad de un progreso que llevaba en él un determinismo (la sensación de que era inevitable), una mirada hacia el nacionalismo que unificaba al pueblo, la pasión por ese ideal llevado al extremo de ser irremisiblemente contestatarios, crearon la chispa de ese romanticismo que habría de encender nuevas teas, hacer nuevas revoluciones, y proseguir, en fin, con la Gran Revolución no concluida, donde cada individuo habría de brillar sin ser opacado por ningún Rey Sol. Con nuevos bríos, la población parisina salió a protestar en 1.830 por el poco poder que tenía la ciudadanía en las decisiones de los reyes borbónicos, repuestos en el gobierno. Las barricadas de 1.830 volvieron a poner los sueños de la República en el corazón de la gente, e hicieron que la marcha hacia ella fuera inevitable. En resumen, las ideas románticas de aquella época, correspondía a: la idea de la liberación de los pueblos del oprobio monárquico; la libertad de los pueblos como una premisa fundamental; el apoyo al liberalismo profundizando esa
libertad; a la empresa individual, con poca o ninguna participación del estado considerado, si este es el caso, como un enemigo; el impulso al progreso constante; un ferviente nacionalismo; donde también está presente la exaltación por los ideales; y aunque no se abandonen los principios de la ilustración, se le da más prioridad a regirse por el sentimiento. No obstante, el maleficio del siglo XVIII bien podría continuar: con la oculta y bien presente sensación de que todo ello era imposible sin la bendición del capitalismo como forma de organización; la capacidad de la ciencia para “someter a la naturaleza”, guiados por un antropocentrismo donde el ser humano era la forma más perfecta, lo cual enaltecía su poder sobre la existencia de las demás criaturas; la idea del patriarcado dando al sexo masculino la capacidad de dirección a donde se dirige el ser humano ; destinados a un progreso tanto deseado como inevitable, donde la Europa Occidental está llamada, a consecuencia de su evolución, a dominar e imponer su cultura al resto de las razas del Globo, inferiores a causa de unas no bien determinadas influencias del clima, la cultura o la contextura física . No es necesario ponernos en el centro de todo porque luego es difícil cumplir tanto objetivo. Digresión: ¡tantos cambios de filosofía para seguir pensando siempre lo mismo!… ¿no estaría estancada esa misma evolución? Evidentemente hay logros que en la cultura que nos enseñaron siguen presentes, y aunque hoy hayan cambiado de nombre y se muevan por distintas ideologías, no dejan de modelar nuestras conciencias. No faltan ejemplos; Víctor Hugo escribe:… - Amigos, seamos justos. ¡Qué resplandeciente porvenir de un pueblo ser el imperio de semejante emperador, cuando es Francia el pueblo y vincula su genio con el genio del gran hombre! Llegar y reinar, marchar y triunfar, tener todas las capitales por etapas, de los granaderos hacer reyes, decretar la destrucción de dinastías, transformar a Europa; dominar, vencer, fulminar, ser en mitad de Europa un pueblo dorado gracias a la gloria; tocar, a través de la historia, una marcha de titanes; en dos ocasiones conquistar el mundo, por deslumbramiento y por conquista, esto es sublime, excelso. ¿Hay algo más grande? / —Ser libre —exclamó Combeferre. /…Si César me hubiera dado la
guerra y la gloria pero tuviera yo que dejar el amor de mi madre, le diría yo al gran César —toma tu carro y tu cetro, quiero más a mi mamá, amo más a mí mamá… / —Señor, la República es mi madre… (16) Es así como en este continente, desde Esteban Echeverría, que expresa:… Hacer obrar a un pueblo en contra de las condiciones particulares de su ser como pueblo libre, es malgastar su actividad, es desviarlo del progreso y es encaminarlo al retroceso…”(Fuente: https://citas.in/autores/estebanecheverria/), hasta Álvaro Yunque , de ideas de izquierda, mucho tiempo después, se plantea, oponiéndose a la conquista consumada de las pampas argentinas: …¿Era posible la redención del indio, era posible su asimilación a una vida superior a la nómade, y exclusivamente guerrera que llevaba?...(17)…:me animo a encontrar en estas frases, creencias ocultas que parecen pervivir, cuando se creen superadas por ideologías más avanzadas (estoy compartiendo ideas, espero que esta facultad humana me sea respetada para poder creer que hemos superado algo de nuestro modo de vida de solución única). 3. Si en el desarrollo histórico posterior se vio que las diferencias sociales aumentaban, que no se correspondían los cambios sociales a los beneficios esperados, es que era tiempo de profundizar el proceso y que ese ideal se transformase en hechos concretos (me imagino a un torbellino naciendo de cada hogar y ascendiendo al cielo francés, estallando en griterías y en consignas, empujes y en barricadas; cielo convulso y accidentado; un pueblo que se desespera). ¿Y qué pasó entonces? Pues que el pueblo de París, salió a la calle nuevamente en 1.848. Eran momentos de crisis alimentaria general, de recesión de las nuevas industrias, de dificultades para el pequeño comercio. Quedan claro, no ya las antiguas diferencias estamentales sino, producto de estos cambios, la diferencia de clases sociales… Pero detengámonos un momento. Mejor busquemos un corresponsal en la Historia, alguien que haya vivido la época y que nos pueda transmitir las vivencias de entonces. Puede haber muchos, pero elijo al ya recordado Víctor Hugo, por ser escritor, haber vivido esa época, tener un ideal romántico (que era lo “progre”
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entonces), y por tenerlo a mano en casa como un gran amigo, en el libro Los Miserables. Como abriendo la discusión, este corresponsal comenta:…El destino de Europa hubiera sido distinto si no hubiese llovido esa noche del 17 al 18 de junio de 1.815. Unas gotas de agua, una nube que cruzó el cielo fuera de temporada, doblegaron a Napoleón Bonaparte…con la tierra seca la artillería podía avanzar con rapidez y se habría obtenido la victoria en dos o tres horas. Pero toda la noche llovió; la tierra estaba echa un pantano. El ataque comenzó muy tarde, a las once, cinco horas después de lo planificado. Eso dio tiempo para que todas las tropas enemigas llegaran… ¿Era posible que Napoleón triunfara en esta batalla? No. ¿A causa de Welligton? No, a causa de Dios. Un Napoleón vencedor de Welligton no entraba en la ley del siglo XXI. ¿Habría nuevos intereses creados en ese período que va del inicio de la Revolución Francesa hasta el final del período napoleónico? Y esta imagen de su libro, ¿será una representación simbólica de lo que fueron estos alzamientos?:…Cuando estalló la sublevación, un niño harapiento, con una vara florida en la mano, bajaba por la calle Menilmoltant. De repente vio en el suelo una vieja pistola inservible; lanzó lejos su vara, cogió la pistola y, a viva voz y blandiendo su nueva arma, se fue cantando…, (¡tan parecida la imagen al histórico cuadro de Delacroix!) pues esas diferencias sociales, en la nueva Francia, donde las ciudades recientemente industrializadas recibían las pauperizadas masas campesinas, que debían abandonar su terruño, no cejaban de exigir su lugar en la ciudad y el fruto de su trabajo proletario. De este modo, someramente, vivía un rey o un cortesano:… Conviene precisar que sólo el apartamento de un príncipe estaba compuesto por aquel entonces de no menos de once estancias, desde la sala de recepción hasta el oratorio, sin contar, claro, las galerías, los baños, los baños de vapor y otros «lugares superfluos» que componían cada apartamento; sin contar, claro está, los jardines privados de cada huésped real; sin mencionar las cocinas, las bodegas, los refectorios generales de la casa, los corrales en donde podían contarse veintidós dependencias propias del palacio, desde el horno hasta las cavas, pasando por toda clase de juegos como el mallo, el frontón, las anillas, y luego las pajarerías, los acuarios, las casas de fieras, las cuadras, los establos, las bibliotecas, los arsenales y las herrerías…(18). Mientras que en el sector social opuesto, podrían verse imágenes como ésta, de la que podría emerger el muchachito que se describió
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anteriormente:….Quien vagabundee por las soledades que están a los lados de nuestros arrabales, las que podrían llamarse los limbos de París, descubre allá y aquí, en el rincón más solitario y abandonado, en el instante más imprevisto, detrás de un sesto tupido o en el ángulo de una fúnebre pared, grupos e infantes malolientes, cubiertos de fango y polvo,, con harapos, despeinados, que disfrutan de jugar coronados de florecillas; son los pequeños de familias pobres que han huido de sus casas…El encuentro con estos pequeños extraños es una de las experiencias más maravillosas pero, a la vez, de las más tristes y dolorosas que los alrededores de París pueden ofrecer… 4. Que fue primero, ¿la existencia de una necesidad que todos conocían, o la persona que puso en evidencia tal necesidad a la vista de todos? Todo cambio conduce a la aparición de alguien que lo interprete para la comunidad. La primicia le correspondió, en esta época de turbulencias, a Carlos Marx y a Federico Engels. Hay realidades que están a la espera de que se las interprete. Siguiendo el desarrollo histórico y filosófico de su continente explicaban lo siguiente: - la existencia de la Propiedad Privada implicaba el acaparamiento y disfrute de los logros culturales de cada época y región; el trabajador quedaba “enajenado” (excluido) de tales logros por estar en relación de dependencia con el dueño de la propiedad; el trabajador es el verdadero productor de la riqueza (mediante la transformación de la naturaleza en bienes);el trabajador sólo podrá acceder a esos bienes transformando la sociedad, es decir, transformando las relaciones humanas; para eso es necesario entender al “hombre”, no como un ente individual (que sólo se relaciona consigo mismo), en un ente que se relaciona con los demás a través de esa trama social; la naturaleza pasa así a ser propiedad del ser humano como un todo y todos pueden sacar provecho del trabajo: la potencialidad del trabajo y el goce de sus beneficios para todos nos conduce a lo que se denomina socialismo. Estamos, ante todo, ante una filosofía práctica, una filosofía que, al no ser individual y contemplativa, acentúa y exterioriza la acción. La sociedad tal como se presentaba a los ojos de Marx, dividida entre burgueses y proletarios, entre una clase alta y poseedora del capital y de los medios de producción; y la clase baja, pauperizada, enajenada de sus potencialidades reales, cuya única riqueza era su capacidad de trabajo no era, en sí, mala, pues lo importante era la capacidad de superar esa instancia, tal
como se habían superado otras en el pasado (esclavismo); a la tapa superadora en este juego dialéctico se le llama comunismo…Lo observable es una condición negativa, en el sentido que es sólo una manifestación temporaria y parcial, una etapa, en el proceso de desarrollo de sus posibilidades objetivas, reales…(10). Lo negativo no es aquí un juicio de valor sino manifestación necesaria para ser superada (adjunto biografía para profundizar este tema; sólo pretendo que se pueda seguir aquí la idea que estoy desarrollando). Es decir, no es abandonando sino superando al capitalismo, en una sociedad “sin dueños”, donde se alcanzará el ideal de justicia y libertad humana para todos.
Mariátegui, pensador latinoamericano escribió:…Fuertes y homogéneos aluviones occidentales aceleraron en estos países la transformación de la economía y la cultura que adquirieron gradualmente la función y la estructura de la economía y la cultura europeas…y dice luego:…Durante el período Republicano, los escritores y legisladores nacionales han mostrado una tendencia más o menos uniforme a condenar la “comunidad” como un rezago de una sociedad primitiva o como una supervivencia de la organización colonial…(19), y termina proponiendo un socialismo indoamericano.
Si tomamos en cuenta el daño histórico que la Humanidad ha logrado para sí misma: esclavitud, mala alimentación, dominación, amputaciones, enfermedades crónicas y mortales, y tantas violaciones a los hoy reconocidos (y desarrollados) Derechos Humanos, este pensamiento es revolucionario en el sentido en que gesta una nueva forma de convivencia y desenmascara la Libertad concebida en épocas anteriores definiéndola (y lo más importante: practicándola) con más precisión. En cuanto a la línea de pensamiento lo veo como un progreso y una continuidad de las viejas estructuras, que se heredan y reciclan continuamente en el Viejo Continente (Antropocentrismo, Ciencia, Capitalismo y otras: nada se escapa a estas variables invariables).
Como a la Reforma protestante siguió la Contrareforma católica, el capitalismo floreciente, con sus diferencias de clase, su monetarización de la vida cotidiana, su incentivos de privilegios y consumo, impulsó, con grandes inventos tecnológicos la mirada futurista de que iba a llegar, hasta el último ser social, la anhelada felicidad y el bienestar para todos. Hizo creer que si había conflictos, estos no eran tales, y de última, si existían era ser necesarias al progreso final. Se apuró, pues, por clausurar la Historia. A todas las playas de todos los continentes llevó este mensaje. Un siglo después podría denominarse a esto: Estado de Bienestar; pero esa loca carrera hacia el éxito (que ha hecho un ovillo de los conceptos que ya hemos hablado: evolución, etc., y lo envía hacia adelante), recibe el seductor nombre de positivismo y tiene, “una cabeza”, un individuo, que es el que dio el puntapié inicial. Se llamó Augusto Comte.
Por algún mecanismo eurocéntrico, cada vez que aparece una solución nueva, se expande por el mundo; primero como un problema nuevo, luego como esa solución al problema (traigo el problema y la solución). Y se trata de imponer sin variantes y sin atenuantes. ¿Será que esa única manera de encontrar soluciones ha venido transitando desde un remoto punto de la historia, se ha ensañado con la población europea y ha llegado a estas costas, sin plantear ningún respiro a sus protagonistas? ¿Me incluiré en esa lista?, ¿nos incluiremos en esa lista? ¿A qué se habrán enfrentado esas antiguas poblaciones que desestiman los problemas locales y las soluciones locales para cercar su ánimo de otras salidas?( o sea empobrecer y luego ofrecer ayuda). Por eso opino que, al llamar socialistas a culturas originadas en este continente, sólo se están trasladando las problemáticas y las soluciones que resultan parciales y de mirada acotada, pues el crecimiento cultural ha sido diferente. Aunque hoy no podamos aislar los nuevos problemas instalados. Por ello, José Carlos
5. El Positivismo. Debo volver a la imagen de la savia que recorre el árbol de la vida. Lo que hoy es fruto probablemente ayer fue su savia, y toda la que recorre este árbol ideal va creando remolinos en el interior, que son las personas que participamos de él. La corriente que va ascendiendo, de alguna manera produce los remolinos y luego sigue su camino, transformada por ellos, pero sin ya preocuparle por haberlos dejado y sigue su camino; luego dará los frutos y las flores y así sucesivamente, cada vez más lejana de las raíces de las que se formó. Esta imagen puede servir para Augusto Comte. La savia entró y salió de él, contemporáneo de Marx, “le pegó de otra manera”: era la misma pero al atravesarlos cambió el camino.
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¿Cuál podría ser la similitud entre ellos? Yo entiendo que es considerar a los hechos como los rectores de la única verdad, son los hechos llamados positivos, los que cuentan; y en el determinismo hacia un desarrollo material indefinido, único capaz de potenciar al “hombre”. ¿Cuál la diferencia?: creo que para Comte ese determinismo está regido por un pensamiento científico, del cual la política sólo es una consecuencia natural; en cambio para Marx, la ciencia no sirve de nada si no redime al “hombre”, que a través de la política gobernará la dirección. Para Comte es el individuo el promotor del cambio; para Marx la colectividad. Marx aún cree en la Filosofía como cabeza de la acción; para Comte la Filosofía ha sido superada por los logros técnicos y científicos; por las cosas concretas. Para que los logros de la Humanidad puedan ser universalizados y disfrutados por todos, Comte planteaba la cesación de los conflictos sociales y el esperar que los hechos positivos nos lleven al desarrollo. Para ello se requerían dos condiciones: Orden y Progreso. Y que los logros para ser positivos debían ser producto de la observación y el razonamiento, para lo cual la experimentación era un factor necesario e imprescindible (el llamado método científico). Así, pues, él captó que hay que creer en el progreso. ORDEN Y PROGRESO fueron, pues, las banderas que se desplegaron por el mundo; banderas que, aún llevadas por distintos vientos y desplegando distintos colores, no dejaron de flamear en los corazones nacionales. El positivismo pues, estimuló una “marca registrada”: la enseña cultural que provino de la Europa occidental (mostrando que la historia no la escribe el sólo individuo). El espíritu positivo es, pues, un desarrollo propio de la cultura europea. Como frutilla del postre, y justificando la injerencia de este Orden y Progreso alrededor del mundo, podría agregar algo más. Comte es considerado el creador de la sociología, que a través de leyes universales (similar al caer de la manzana por la gravedad), pudo comparar sociedades y, como es habitual, realizar una escala jerárquica. ¿Y de dónde se extrajeron esas “leyes universales” válidas para todos los pueblos? Pues queda claro que del presente europeo (ya que no quedó a salvo de comparaciones y escalas de valor ni el propio pasado, superado por la gran civilización emergida con tanto esfuerzo a pesar de las revoluciones vividas –Revolución Francesa incluida-).
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6. El desarrollo histórico de nuestro continente resultó eco obligado de todo lo que ocurrió en Europa. Cuando este continente necesitó de materias primas para sus industrias, de localizar sus productos industriales, de mejorar sus finanzas con emprendimientos en esta región, ya el modelo imperaba en aquellos lugares. Todas las ventajas y desventajas técnicas y culturales recalaron fácilmente en los países americanos en formación; en Argentina, puntualmente, se tuvo que construir un Estado Nación, que la integrara al concierto de las naciones con rasgos productivos primarios para favorecer el intercambio económico mundial. No faltan nombres propios que facilitaron esta apertura: Alberdi, Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca. Hoy día, diferentes pensadores políticos, de una u otra orientación los alaban por su actitud positivista. Quizá más adelante pueda escribir sobre como ocurrió esa revolución (lenta y silenciosa). Lo cierto es que al penetrar en las mentes por generaciones nos indujo conceptos que, más allá de los logros, hoy creo convendría cuestionarse. Para finalizar, hago un listado de las concepciones mentales enumeradas en tan largo viaje. ¿Lo aportará la vertiente europea occidental? ¿Estarán influenciando nuestras vivencias cotidianas? Estas concepciones, ¿nos dejarán emocionar como quisiéramos? Por ahí veamos si algo nos reflejamos en él, hoy día, para pensar y vivir lo diario: Jerarquías-lo definitivo-lo perfecto-organizaciónorden-seguridad-felicidad-clasificar-control-poderautoridad-nacionalismo-ciencia-evolución-progresocapitalismo-antropocentrismo-patriarcado-racialismosocialismo. VI. Conclusiones del autor Si hemos aprendido a vivir de una manera es muy difícil que queramos salir de ella. En nuestro modo de vida no es indispensable ser un gran filósofo, ni desarrollar tareas altruistas y solidarias, ni desarrollar actividades sociales. Todos sabemos que con estar bien ubicado es suficiente; heredar una buena situación social, conseguir un buen puesto de trabajo o encontrar “una veta” o “un buen curro”. Logrado algo de esto no hay que rendir cuentas a nadie. También podemos comprar cosas en cuotas, ahorrar en dólares, y acostarnos a cualquier hora tras una buena película en la TV. Estas y otras ventajas hacen que el capitalismo en que nos criamos sea difícil de dejar y hasta sinceramente defendido. Incluso podemos realizar
tareas artísticas por las que nos podamos sentir plenos. Sólo que me he dado cuenta, escribiendo esto, que hay otras posibilidades. Hace mucho tiempo, en las poblaciones que tuvieron que saber cómo enfrentar los climas extremos, las fieras o el hambre, la subsistencia, un chip, del que nunca nos desprenderemos, penetró en sus individuos para contener las dificultades del vivir. Ante el miedo intenso tuvo que contraponer el control sobre las cosas. Y como todo control tuvo que construir jerarquías para justificarlo; y como un alud de nieve, viajar en su interior por más cota de civilización que se alcance. Y para que la jerarquía se respete, debe haber un orden imperante, ¿no? ¿Qué quiero decir con esto? Que hoy día, intensificado a través de estos pases de mano generacionales, nuestra cultura requiere controlar a sus integrantes para persistir. Llámese documentación, dinero, vacunaciones, horarios, hábitos, etc. Siento que esta intención de deshilvanar me resulta personalmente productiva Por eso, pienso, han surgido diferencias jerárquicas en el género, luego entre clases sociales, luego entre razas. Lo que creo que es propio del desarrollo del capitalismo, que encauza hacia sí pensares antiguos, es eso: poner en evidencia las diferencias. Que estas sean determinantes de la conducta de sus integrantes (lindo-feo, culto-inculto, sanoenfermo, sobrio-beodo, rico-pobre, loco-cuerdo, mayoría-minoría, civilización o barbarie). Y que en el fondo esta forma de pensar es la que ha conducido muchas veces a la sensación de fracaso (por lo menos con sus consecuentes depresiones, suicidios y accidentes) pues, o no estamos hechos para ese sistema, o lo hemos asumido obligadamente. Es un poco una manera de “pactar con el demonio”. Obtener libertades si sabemos y podemos hacer las cosas bien, a cambio de aceptar las nociones de límites y tiempos. Aceptar el orden para obtener el progreso (que se nos ofrece). Creo en este caso que seamos útiles o inútiles da lo mismo. El asunto es que comulguemos con esto. Por eso, si uno quisiera evadirse del Capitalismo, no es tanto lo importante aislarse y no requerir de sus “servicios” sino romper con el esquema mental heredado. Sería interesante NADA de ideas como las nombradas en el capítulo anterior: Nacionalismo, Ciencia, Evolución, Progreso, Capitalismo, Antropocentrismo, Patriarcado y Racismo.
Pero considero lo más importante aquello que está en el fondo de todas las ideas y actos de nuestro cotidiano vivir y de nuestra relación con regiones y países ajenos: la necesidad de controlar. La necesidad de controlar a través de inculcarnos orden y progreso. Foucault ha descrito un invento que hoy resulta simbólico de lo que dije. Obviando la mirada optimista de lo dicho, pone sin embargo bien el punto en la esfera de los límites. Primero escribe:…La división constante de lo normal y de lo anormal, a que todo individuo está sometido, prolonga hasta nosotros y aplicándolos a otros sujetos distintos, la marcación binaria y el exilio del leproso; la existencia de todo un conjunto de técnicas y de instituciones que se atribuyen como tarea medir, controlar y corregir a los anormales, hace funcionar los dispositivos disciplinarios a que apelaba el miedo de la peste….Y al describir el Panóptico, ese edificio circular donde en el centro, oculto, queda el vigía, y en la periferia, todo alrededor, están los vigilados, los imaginarios detenidos, escribe:…De ahí el efecto mayor del Panóptico: inducir en el detenido un estado consciente y permanente de visibilidad que garantiza el funcionamiento automático del poder. Hacer que la vigilancia sea permanente en sus efectos, incluso si es discontinua en su acción… y como la figura de un Gran Hermano, lo hace extensible a toda la población institucionalizada (escuelas, hospitales, ejército, etc.); para todos ellos hay un Panóptico…y cerrando el ciclo en que el sistema Panóptico se reproduce a sí mismo, termina por concluir:…El que está sometido a un campo de invisibilidad, y que lo sabe, reproduce por su cuenta las coacciones del poder…se convierte en el principio de su propio sometimiento… (20) Y en esto me enfrento al concepto de Libertad. Si para ser libre y progresar tengo que ser disciplinado y aceptar un orden, en ese sentido me alejo de mí mismo y no soy libre. Puedo incorporarme al sistema (no hay problema y no tengo otra), pero en la medida en que intente controlar, lo que estaré haciendo es repetirlo dentro mío.
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Don Quijote de la Mancha- Miguel de cervantes Saavedra. Tratados filosóficos- Séneca. El Paraíso perdido- Juan Milton. Giordano Bruno. Galileo Galilei. Discurso del método –René Descartes. El viaje de BougainVille y los comentarios de Diderot--Carmen Roíg. El Contrato Social – J.J. Rousseau Nosotros y los otros – T. Todorov Antropología – Mirta Lischetti (compiladora) Vidas desperdiciadas - Zygmunt Bauman De la flor de loto al reloj de arena – Ana María Llamazares La creación del patriarcado-Gerda Lerner (Int.) Tipos humanos – Raymond Firth América Profunda – Rodolfo Kush Los miserables – Víctor Hugo Calfucurá, La conquista de las pampas – Alvaro Yunque Nuestra Señora de París, Víctor Hugo 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, José Carlos Mariátegui Vigilar y castigar, Michel Foucault
Contra-pedagogía de la crueldad- Rita Segato (youtube). El patriarcado es un tema central-Rita Segato (youtube). Preceptos de la ideología patriarcal- Carballo y Cordero, Costa Rica (Internet) Las últimas palabras de los cabecitas negras – Carlos Cristián Italiano Estado y educación de las sociedades europeas – Manuel de Puelles Benítez – digitalLos miserables – Víctor Hugo Filosofía aquí y ahora: El iluminismo y la Revolución de Mayo - Canal Encuentro Historia de la Revolución Francesa – Piotr Kropotkin Historia Mundial Contemporánea – Ministerio de Educación año 2007 Liberalismo y nacionalismo en Europa – youtube El capital, Karl Marx Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo, David Harvey (está en internet) Marx, Darío Sztajnszrajber Mentira la verdad IV: Karl Marx, Manifiesto comunista - Canal Encuentro HD La vida según Galeano, canal Encuentro Nietzche, Freud, Marx, Michel Foucault (trad. Carlos Rincón) El marxismo y la formación del hombre nuevo, monografías.com Del Estado de Bienestar al Estado Neoliberal, educatina.com el neoliberalismo y estado de bienestar, Roberto Lazo, youtube Comte y el positivismo – Filosofía, Educatina Discurso Espiritu Positivo Comte Rosa Rao, youtube Introducción a la Sociología Auguste Comte, y. Comte, La Sociología Positivista, y. La gran aldea, Lucio Vicente López. 1.984, George Orwell Eduardo Galeano en Los siete locos, youtube Ética de la ambigüedad, Arnoldo Kraus. Nexos, int. Película: Tiempos modernos, Charles Chaplin. Canción: Se puede, Teresa Parodi.
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Negar el patriarcado Soledad era una invitada más a esa pequeña sala estilo modernista construida de tres pailas; con acolchonados cojines, a los lados las rústicas mesitas pintadas color caoba y sobre ellas un par de libros; el techado con aislante en color reflejante estilo americano para no perder el estilo estadounidense al cuál Ramón estaba ya acostumbrado al tener que partir de la ciudad que lo había visto hacerse un hombre de familia. Durante su estancia en los Estados Unidos, solía extrañar aquellos paseos en compañía de sus hijos y la esposa que, tras años de matrimonio fallido, un día salió y realizó el sueño de toda princesa: mirarse en los ojos de un intento de cuento. Esa absurda guerra del matriarcado vs patriarcado había triunfado en ellos. Al principio todo era un caos, las constantes peleas y el desdén de él fue lo que acabó con la relación; eso contaba ella, la realidad era otra, con el tiempo Ramón le dio por su lado y se concretaba a trabajar arduamente. Poco a poco y sin darse cuenta perdió la batalla. Y así fue como un día por fin se encontró con su realidad. Los alteros de libros que tuvo que sacar tras un divorcio y la crisis recesiva en Laredo, Texas. Y además había perdido la oportunidad de ser feliz de nuevo. Aún recordada a Rebeca y la vez que ella, sentada en la salita, lo veía a los ojos y sus palabras tan tiernas. —Enséñame a escribir como tú. —Tendrías que leer muchos libros, sobre todo a Cortázar y a Benedetti —le dijo en tono de burla, pues temía enamorarse de ella—, te falta leerlos para poder escribir como yo lo hago. Rebeca no quería iniciar una guerra y sin pensarlo lo había hecho al mencionar que Benedetti era una porquería, el álter ego de Ramón estaba herido. Tomaron café, conversaron, y fue todo; el amor de ella se había ido por el caño, y todo por culpa de dos hombres. Quizás le era necesario encontrarse consigo mismo. Y no le quedó más que pasar los días entre el televisor, la pequeña cocineta con muebles empotrados y las tazas de café que rara
Rocío Prieto Valdivia vez lavaba, la azúcar desparramada, el refrigerador lleno con latas de cerveza y restos de pizza eran la clara señal de que la soledad lo tenía apresado. Rara vez salía, y ni hablar que alguna mujer entrara por la puerta, no quería pasar por otra situación bochornosa como con Rebeca, y se concretaba a cerrar los ojos para recordar aquellos ojos color ámbar, los labios rojo borgoña aprisionando los suyos. Y mientras la vida seguía, a su vez ella les decía a sus amigas que Ramón quiso cerrar su corazón y se armó con una coraza como si fuera a la guerra, pero sin haber alguna esperanza en regresar. Y aunque sabía que era mejor escritora que él, intentó ser su Penélope. Los meses pasaron y cuando terminó de acomodar todos los libros, se sentó a contemplar el cadáver de la tristeza, no supo cómo fue que he inició una conversación con una desconocida que no era otra que la perpicaz chica de labios color borgoña y ojos ambarados. Ambos empezaron un viaje, ella empecinada en no dejarse vencer por el patriarcado y él en busca de su Penélope. Por la tarde él era Otelo y su acompañante Isolda, más su Isolda tiene que bajar en la próxima parada. Y otra vez se interna en los recovecos del enjambre de palabras. Se pregunta si acaso ha de encontrar a su Penélope, y si volverá a navegar por cada historia. Ella lo recibe cada tarde hasta llegar a Ítaca, pero se da cuenta de que no es Penélope, se niega a seguirlo, salta de historia hasta llegar a la primera mujer, Eva, mas él no es un Adán, guarda su manzana. Y hace que abrace su soledad. Mientras él, negándose a sí mismo que es un patriarca en toda la extensión de la palabra. Y ella detrás del computador es toda una matriarca, que por hoy ella ha triunfado. Mientras en la pequeña sala una gata gorda salta hacia la barra y en la cocina el azúcar se desparrama de nuevo.
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Minificciones
Javier Paredes Chí
Correspondencia biunívoca En el cuento la memoria de Shakespeare, Jorge Luis Borges le otorga el máximo poder expresivo al idioma inglés; es decir, que no sólo genere representaciones, sino que el universo y el lenguaje se correspondan simétrica, biunívocamente; de esa forma precisa como alguna vez pensó Ludwig Wittgenstein. Para Borges, los recuerdos del dramaturgo son el universo, y quien los posea no podrá olvidarlos. Los intentos se trocarían en reforzar las conexiones semánticas, en multiplicar ad infinitum las galerías del laberinto conciencia.
Búsqueda geométrica Imaginemos una noche muy luminosa: son visibles más de seis mil estrellas. Nuestra mirada inquisitiva, curiosa, ávida de reconocer el orden preciso de la distribución estelar, se detiene en una región donde hay al menos 4 luminarias. Considerando a cada astro como un punto, nos preguntamos si en muestras aleatorias es posible encontrar patrones geométricos. En el caso más simple, líneas paralelas o perpendiculares. Alguien podría decir que, bajo cualquier forma de elección, es imposible construir con estos puntos pares de líneas rectas, cuyas pendientes sean iguales o su producto sea -1. Pero nuestra búsqueda va más allá de la simple opinión y conjetura; queremos que nuestra respuesta sea el resultado de un análisis algebraico y cuantitativo. Buscamos entender el Universo, ese libro escrito en el lenguaje de las matemáticas
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Algún día esta pierna Cuando aguzo mi lápiz, me dan ganas de meter mi pierna derecha en el sacapuntas eléctrico. Me encanta escuchar los crujidos de la madera, imagino que es la música de mis huesos triturados. Todos coinciden en que debo comprometerme con este sueño. Me aconsejan ser más proactiva. Que sin importar cuánto tiempo me lleve, si me esfuerzo y soy disciplinada, voy a conseguirlo. Nunca faltan videos ni lecturas para motivarme. Son el testimonio de hombres y mujeres que lograron sus metas. Por mencionar alguno, está el caso de una señora. Ella quería freír la lengua de su marido, luego de marinarla con jugo de naranja agria, ajo, pimienta, sal y orégano. Seis matrimonios tuvieron que transcurrir para que en el séptimo su pareja aceptara que le desprendieran la lengua con una tijera. Me dan mucha envidia esas personas, porque hay días en que no estoy segura de tener el talento suficiente para lograr mi propósito, como aquella vez en que mi meta era engordar 400 kilos, igual que esos personajes de Botero. Desafortunadamente, mis malditos trastornos glandulares sólo me permitieron incrementar mi peso en 21 gramos... ¡la grasita me duró una semana! Hoy es un día de esos. Estoy aguzando mi lápiz, justo para presentar el examen ordinario de orientación educativa. Si en la prueba me preguntan sobre mis proyectos de vida, en varios párrafos voy a expresar otra vez mi deseo de meter mi pierna derecha en el sacapuntas eléctrico.
Ingeniería del texto Para mí, escribir es análogo a diseñar un circuito eléctrico, por ejemplo, un filtro o un amplificador de voltaje. Elegir las palabras se asemeja a escoger resistencias, capacitores, inductores y transistores. La estructura sintáctica y la intencionalidad semántica equivalen a la ganancia de amplificación y las frecuencias de corte que se consiguen al disponer las piezas en el orden funcional requerido. En un circuito, el desempeño experimental no se ajusta completamente al resultado de las simulaciones y los cálculos hechos a mano. En un poema, el resultado no siempre es el esperado. Pero uno aspira a que su texto sea perfecto, aunque en la práctica el error esté presente. De modo que, pensando en términos de ingeniería, uno consigue minimizarlo a través del dominio técnico. Durante todas las etapas del proceso creativo, hay un compromiso entre el ritmo, el sentido y las imágenes. Modificar uno de ellos afecta a los demás: su relación es intrincada como ocurre con muchos sistemas físicos.
Unidad de los sentidos El conocimiento está en nuestra lengua, es un conocer absoluto, pero en potencia; como suele decirse: tenemos las ideas en la punta de la lengua. El universo está contenido en las células de este maravilloso órgano. Por tanto, basta un número pequeño de ingredientes para manifestar en nuestros sentidos qualias sublimes: opíparos desayunos, almuerzos y cenas. Los pitagóricos descubrieron que esta cifra es el siete. El reto de quien cocina es tenerlos a la mano, a fin de que al mezclarse sean el hilo rojo que unifique al alma racional con el alma irascible y el alma concupiscente. Así, siendo la misma, experimenten el máximo placer.
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Mi noche triste Con sobresalto, nuestras miradas: Francisco (un poco mayor que yo), Ma. De la Luz, mis primos, y yo, de pie, en el marco de la puerta, de la sala comedor a la recamara; sintiendo el temblor del 57, - departamento doce, en segundo piso - de la calle Nezahualpilli, en Santa Julia, en México D.F. Los Billos (mis tíos Francisco y Margarita), dándonos tranquilidad, nos abrazan. Me llevaron a vivir con ellos, para que estudiara, a iniciativa de mi abuela paterna, Doña Margarita (esto lo supe muchos años después). A mis siete años, no entendía por qué, si ya en el pueblo, en la escuela, la maestra Meche me había enseñado a leer. Y aquí, no me admitieron en primero, disque me faltaba el kínder; tuve que hacer un año de jardín de niños. Ingrese a la primaria –Luis H. Monroy- de la escuela Nacional de Maestros. Extrañaba a mi mamá. Por las noches, mi almohada se bañaba de lágrimas. Travesuras guardadas en esa vecindad. La primera “novia”, si se le puede llamar así, a esa edad, la vecinita, también una niña: Rosa María. La besaba en la escalera, rumbo a la azotea. Aceptaba de buena manera. ¿Qué será de ella? Las idas al bosque de Chapultepec, al zoológico, al lago, al castillo. A las matinés del cine Cosmos los domingos (veíamos tres películas y hasta comíamos ahí dentro –tortas de jamón, de queso- pollo rostizado). Acompañar a tío Francisco –esposo de tía Margarita, hermana de mi papá- algunas noches a comprar las “Ultimas Noticias”, caminar para bajar la merienda, decía él. La marquesina del Cosmos iluminada y con letras azules anunciaba la película del momento. “La extra, la extra, las ultimas”, voceaba el periodiquero. Ir al pozole (estilo Michoacán; deben saber, mi tío era de Pastor Ortiz) a una cenaduría, sobre la avenida México-Tacuba. Recorrer las librerías de viejo, cerca del templo de San Hipólito, frente a la Alameda Central. Jugar en los amplios patios de la Normal. El Billo daba clases ahí. En unas vacaciones, fuimos a Irapuato, Guanajuato, de ahí en un camión “el Moreliano”,
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Jesús Fuentes con sus asientos de madera, que crujían al avanzar (como desbaratándose de dolor), donde viajaban gallinas, marra nitos, costales de hortalizas y manojos de alfalfa, junto con nosotros y mucha gente más; llegamos a la tierra de tío Francisco, pasando el río Lerma Santiago, ya era Michoacán. El despertar a la sexualidad, creo comenzó al ver las piernas, a las vecinas del once, las hijas de la señora Ritita. Tendrían entre dieciocho y veintitantos años. Se me hacían bonitas. Los sábados, le ayudaban a su mamá, a barrer, limpiar y trapear su departamento, vestidas con shorts cortísimos. Eran bastante alegres. Me gustaba la música que escuchaban. Mi primo Paco y yo, estábamos al tanto. Allí, en embrujo con esas piernas desnudas y los pies descalzos de ellas, se dieron mis primeras erecciones. Mis tíos, Juan René, o Felipe, los hermanos de mi madre, en ocasiones pasaban por mí, para llevarme al pueblo (a “visitar” a mis papas). Antes de llegar a la terminal de Alarcón (la calle, cerca de Anillo de Circunvalación), donde salían los camiones para Teotihuacán, en ocasiones, me invitaban al “Sidrali” a comer unos deliciosos perros calientes. El tío René, estudiaba en el Colegio Militar, cuando llegaba por mí, vestido de Cadete, en su traje de gala, era algo impresionante. Con tío Felipe, unos años mayor que yo, jugábamos futbol, en la casa de los abuelos maternos –Juan y mamá Niní-, en Pirámides, con Gustavo, mi primo y “Mundo”, un amigo. Como disfrutaba esos días. Los esperaba con ansía. ¡Gol! ¡Gol!, grito eufórico mí tío Felipe, tras despojar de la pelota al primo Gustavo, dando un golpe certero con su pie derecho al balón, anoto ese preciado gol. Gustavo y yo, nos miramos con cara interrogante. Mundo y mi tío, festejaban. Terminado el juego, sudorosos, felices, tomábamos una Pepsi cola o Sidral Mundet, refrescos que siempre tenían los abuelos. El solo recordar los dulces cristalizados (higos, calabazate, biznaga y otros) que los abuelos compraban (algunos domingos por la tarde) a una señora, que a decir de ella, venia de Xochimilco,
me hace agua la boca. Una delicia, para mí, los higos. La nostalgia me aprisiona. Algunas veces, tío Rubén, también hermano de mi mamá, por las mañanas, me lleva a la estación de…, ubicada casi frente a la escuela Carrillo Puerto. Ahí, checa unos aparatos y hace unas anotaciones en una libreta pequeña. Años más tarde, supe era una estación meteorológica, donde había: termómetro, pluviómetro, barómetro, veleta, anemómetro, entre otros. Las anotaciones, eran para medir y registrar con regularidad diversas variables meteorológicas, para estudios climáticos. En otras ocasiones, en que visitaba a mis padres y hermanas, íbamos a la zona arqueológica, subir la Pirámide del Sol, todo un reto. Corríamos la Calzada de los Muertos. Me gustaba ver la serpiente emplumada: Quetzalcóatl, en su templo. Luego visitar el viejo y hermoso Museo, jugar un rato en sus jardines y comprar fruta a Don Temo. Los domingos por la tarde, al regresar, devuelta con mis parientes, era la tristeza. No quería irme. En ocasiones, llorando, (quien dice que los hombres no lloran, comete un error) me metía debajo del auto guinda de otro hermano de mi madre, mi tío Manuel. En 1962, como premio por haber terminado la primaria, mi padre me llevo a Guadalajara, al estadio Jalisco. Vi con tristeza ganar el campeonato al Oro, al ganarle uno cero a las Chivas. Yo quería ver ganar al Guadalajara. Mi papá también. Fue nuestra noche triste.
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El Marcapasos 24 de diciembre. Sepultar, tres sílabas que anidaban siempre el pensamiento de Roberto, el camello, como le decían en el barrio, haciendo una sola palabra asociada siempre en su vida, muerte. Le recordaba a su abuela que falleció intempestivamente en casa, esperando una cita en el seguro social, a la cual no pudo asistir. La madrugada del 25 de diciembre nunca había sido tan fría, como la de ese miércoles. El frío, como un ungüento anidado en la piel, por momentos parecía lamer cada hueso de la existencia de Don Agapito, no se disipaba y menos con ese dolor de pecho que parecía ya un huésped insatisfecho queriendo que lo arrojaran a la calle desde hace días. Le impedía respirar en momentos y jadeante, siempre se atrincheraba en el viejo sofá bajo el tejaban del patio de máquinas. Un buldócer amarillo de llantas roídas y pintura descarapelada, la mano de chango que fue siempre su predilecta desde temprana edad, la veía elevarse y bajar para incrustar las uñas de metal en las entrañas de la tierra y hacer esos enormes socavones en la calle. Y que decir del camión de volteo, enorme desde sus llantas hasta el volante, recordaba siempre con cierto respeto a los choferes de tremendo armatoste, nada fácil de maniobrar, era como arrear un toro, bravo y arrogante, pero siempre con aquella naturalidad que tienen los que nacieron para ser conducidos por cualquier terreno. La colonia Vencimos al desierto se encontraba con una muchedumbre de niños que corrían de un lado hacia otro, muchos presumiendo sus juguetes nuevos, triciclos, carros de control remoto, muñecas de las caricaturas de moda en la televisión, las señoras, arremolinándose para contar qué les había traído la navidad. Solamente en una casa se preocupaban por Don Agapito, hacía días que se quejaba de un dolor intermitente en el pecho, el cual lo hacía jadear, sudar frío y estremecerse, decía que. Siento como si se me fuera a salir el corazón por la garganta, pero me lo impiden las anginas. No has ido a consulta con el doctor, verdad padrino. Le increpaba su ahijada María y lo secundaba Luis, su hijo. No, no he podido ir a consulta pues no me alcanza el dinero para el doctor, mucho menos para comprar las medicinas que me pueda recetar y el patrón no me ha dado de alta en el seguro, que disque va mal el negocio y no ha tenido lo suficiente para 80
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José Cháirez afiliarnos a todos los trabajadores. No tenían noticias de don Agapito desde el día anterior a la nochebuena y decidieron ir a buscarlo a su trabajo. Toc, toc, toc, golpeaban insistentemente la puerta de entrada a la pensión, sin obtener resultado alguno, solamente un silente aullido se percibía desde el corralón hasta la entrada. Insistieron nuevamente, toc, toc, toc, seguido de un grito. Don Agapito, me escucha, le traje algo de comer y café caliente. Después de unos minutos se escuchó el pasador de la puerta al dar vueltas la llave dentro de la chapa. Pase por favor, Nena. Pero, Don Agapito, se ve usted mal, tiene que visitar a un doctor inmediatamente. No Nena, no tengo tiempo de ir ahorita, no ve que estoy en horas de trabajo, si me salgo y se entera el patrón, me corre y sin derecho a nada, ya nos lo ha dicho muchas veces, que si nos salimos en horarios de trabajo aunque sea para ir a comprar un papel higiénico, nos corre. Pues que lo corran en vez de enterrarlo Don Agapito, ahorita mismo llamo para que venga una ambulancia por usted. En cuestión de minutos arribó una ambulancia al lugar de trabajo a donde había indicado la señora Nena que se encontraba el paciente. Cuando don Agapito llegó al hospital de beneficencia a donde lo habían trasladado, ya iba muy grave, diaforético, que parecía le habían vertido una cubeta de agua en el cuerpo, con dolor en el tórax, el cual era insoportable y además le recordaba que ese dolor era intermitente hace unos días y hoy, era la muerte, estrujando cada fibra del miocardio, quemando cada gramo del peso del órgano que le habitaba el pecho. El Dr. Fabricio, médico urgenciólogo de turno, fue el que lo recibió y le solicito una serie de exámenes de laboratorio y estudios de electrocardiografía y ecocardiografía, para llegar al diagnóstico fatal de que Don Agapito necesitaba urgentemente un marcapasos y que del mismo dependía su vida o el fatal desenlace de la muerte. Nena, por su parte había ido a la colonia Vencimos al desierto a informar a los familiares, encontró a Luis y a María, hijo de don Agapito y a su ahijada, respectivamente. Muchachos, su papá y padrino está internado en el Hospital de “beneficiencia” de impulso comunal y artículo 23, necesitan a sus familiares cerca para poder autorizar
quesque que una cirugía. Pero doña nena, que tiene mi padrino, que le ha sucedido. Mira niña solo sé que está mal del corazón y necesita un trasplante de una cosa que marca los pasos. Seguramente será un marcapasos Nena, contesto Luis, pero vamos corriendo, los increpo a salir de la tienda, dejando a la tendera asombrada y pensando que eso, seguramente sería muy caro, mientras que el camello, que se encontraba comprando unos cigarros faros y una Pepsi, escuchaba con atención, pero sin dejarse notar, pues era bien sabido que pretendía a María, ahijada de don Agapito y siempre, al cual, siempre lo corría, pues decía que era un muchacho sin oficio ni beneficio, que nunca sabían porque traía dinero en las bolsas siempre, aunque sabían que se dedicaba a robar en los camiones y asaltaba a los propios vecinos cuando regresaban de su trabajo por las noches. Eso era de dominio comunitario. Cuando llegaron al hospital Luis, María y Nena, a don Agapito le estaban colocando una venoclisis con solución salina, para mantener una vía de acceso permeable y poder administrarle analgésicos, anticoagulantes y algún diurético, pues tenía la necesidad de que le extrajeran líquidos y ayudar un poco con eso a disminuir su presión arterial. Se dirigió Luis con el Dr. Fabricio y en resumidas palabras le explico que su papá necesitaba un marcapasos, que esa era la única posibilidad de que viviera, ya que de lo contrario podría morir en horas. Como de cuánto dinero estamos hablando, le pregunto al doctor. Y él respondió cerca de 50 mil pesos. Es una cantidad infinita. N i en toda mi vida he visto tal cantidad doctor. Mire en lo que iba su familiar a buscarlos, comentamos con el cardiólogo que atiende los pacientes aquí, ya don Agapito nos había dicho que no contaba con servicio médico y mucho menos con la cantidad suficiente de dinero como para que lo operaran, y don Agapito resignado nos comentó que lo dejáramos morir, él, muy dignamente piensa morir así. Doctor cúrelo yo sabré como consigo ese dinero a como dé lugar. Hablaré con el Dr. Rubín para ver qué podemos hacer, pero va a ser necesario también un anestesiólogo y el quirófano para operar. Volvieron con cinco mil pesos, pensando que fuera lo suficiente para resolver por lo pronto el internamiento de Don Agapito y poder pasarlo a la salsa de operaciones. En lo que ustedes llegaban hablamos con el cardiólogo, Dr. Rubín y nos comentó que tiene un marcapasos en su consultorio,
que se lo puede donar y sin cobrarle ni un peso. En serio doctor, así sin cobrarnos ni un centavo por el marcapasos ni sus honorarios. Así de esas dimensiones o más grande es la bondad de este doctor, siempre que puede nos ayuda gratuitamente con los pacientes y ya conseguimos al anestesiólogo y solicitamos permiso al administrador del hospital para que nos autoricen sin costo alguno el procedimiento con su papá y nos respondió que contáramos con los quirófanos gratis. Mire doctor, contesto María, conseguimos este dinero, espero que sirva para algo y ya se anda moviendo la gente de la colonia para ver cuánto más dinero pueden conseguir. Guarden ese dinero por lo pronto, contesto el doctor. para algo más puede servirle a don Agapito o a ustedes, ya después de la cirugía, así que solamente nos queda que ustedes firmen la hoja de autorización para poder intervenirlo en el quirófano. Era 25 de diciembre, día de felicidad para todos, pero más para los habitantes de una casa de la colonia Vencimos al desierto, le regalaron todo a don Agapito, el quirófano, la atención médica, los medicamentos, el marcapasos y lo mejor, una nueva vida, pues con el marcapasos había aumentado su tiempo y expectativa de vida. 31 de diciembre, Don Agapito estrenando vida nueva, salió a la tienda a comprarse un antojo, de esos que siempre se cumplía en su juventud como albañil, un pan francés con dos salchichas redondas rojas, un chile encurtido y una Pepsi, regresaba ya oscurecida la tarde y al dar vuelta en la esquina, lo sorprendió el brillo de un cuchillo blandido por “el camello”, el cual penetró en sus blandas carnes, entre la cuarte y quinta costilla del hemitorax derecho, dejándolo tirado en la tierra y recargado en la maceta de una casa. Camello huyó por las sombras pardas de la tarde-noche, perdiéndose entre las casas y las tapias mal construidas, mascullaba para sus adentros. Méndigo viejo, suertudo, mi abuela estuvo esperando un marcapasos por más de dos años y nunca se lo pudieron poner en el seguro y al viejo Agapo hasta se lo regalaron. En urgencias del hospital de beneficencia, ingresaba Don Agapito, luchando contra su pulmón perforado, la constante falta de dinero y oportunidades para salir adelante.
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Sobre Manuel Calero Un retrato jocoso y despiadado de nuestra sociedad hace el narrador en este libro; el lector percibe las preocupaciones, las burlas, el tono a ratos fársico de la narración. Hay un sentido picaresco en el ambiente y el carácter de los personajes de la primera y la segunda partes, en ellas acompañamos a Rosendo Mata a través de las diferentes etapas de su vida. La moral católica y el impulso sexual entran en conflicto y van marcando la conducta y la vida de Rosendo Mata Caballero, cuyas acciones responden a sus deseos, pero que vive luego la cruda moral, el arrepentimiento y el temor del castigo, que vemos ya desde el segundo relato: El recuerdo de los dos amigos –uno bajándose apuradamente el hipil para cubrirse el trasero y el otro cerrándose la bragueta– con Lobi olisqueando entre los cuerpos bañados en sudor, iba a ser perdurable para el Rosendo adolescente que creía haber burlado la memoria de su difunto abuelo al servirse de las cosas que a su muerte les legó y sobre todo cometiendo con ellas acciones pecaminosas que no eran dignas de él… (Calero Rosado, 2010: 20). La tan traída y llevada doble moral que se nos achaca a los yucatecos es recreada convincentemente en este libro; experimentamos la evolución de este conflicto psicológico junto con el crecimiento de nuestro protagonista, lo vemos de chamaco, insomne por la muerte de su abuelo, que le recuerda la muerte del niño que crecería con él; en el terror nocturno mira “el rostro adusto del padre Erasmo en la penumbra enrejada del confesionario que le recuerda, diciéndole con voz agria que sus pecados jamás tendrían perdón” y este pensamiento le llevaba a recordar sus pecados, a reflexionar respecto a ellos y a preguntarse “Y si no más se lo chupan a uno, ¿se condenaba por una eternidad?” (Calero Rosado, 2010: 25). El deseo de dominio por parte del sacerdote resultaba contraproducente, bueno, si sus propósitos eran conducir a su gremio por la ruta del
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Cristina Leirana “bien”, pues sus amenazas exacerbaban la imaginación de los muchachos que trataban de adecuar su conducta a lo que socialmente era aceptable. Al descubrir que los encargados de la educación moral no tenían autoridad, se descarriaban, dentro de cierto límite, para no hacer sufrir a la madre. Es así que el retrato del sacerdote “fajando” con las hermanas Arandela, que provocaba que el tío Abelardo obligara a Mercedes a cumplir con sus obligaciones maritales aunque le siguiera “esa tosecita que acabará por matarla” (Calero Rosado, 2010: 29), marca otra vez la tensión entre el deseo y la conducta adecuada, porque Rosendo en este caso sólo escucha, el tío Abelardo le explica detalladamente lo que ha visto y lo que opina al respecto, y podemos imaginar a Rosendo reflexionando acerca de estos hechos para luego decidir qué rumbo dar a su conducta. Las experiencias homosexuales son otro motivo que aparece en los relatos, la misma gente que la ha practicado alguna vez, la crítica cuando alguien manifiesta abiertamente que ésta es su orientación sexual. Por ello, sólo Anselma lamenta la muerte de Eugenio, para los demás es un borracho travestido, ni los músicos interrumpen la pieza que tocaban. Notamos en el volumen El licenciado Mata. Su liviandad y otros relatos que Manuel Calero explora temas que ya ha abordado antes, pero cambiando el tono y el lenguaje: la preocupación por la vejez, la nostalgia por la juventud que se aleja, el impacto de presenciar una muerte y saber que también la vio la madre del difunto, son temas que ahora recrea con una mirada irónica, un lenguaje que retoma muchos giros del habla popular y una visión entre amarga y festiva. En eso se distancia de libros anteriores: Memoria del viento es nostálgico, con un lenguaje poético, en cambio, El licenciado Mata. Su liviandad y otros relatos es directo, más irónico, más humorístico. Como “el hombre que veía en la oscuridad” de Ramón Gómez de la Serna, el narrador de este
volumen puede ver todos los vicios que tratamos de ocultar, incluso retrata el arrepentimiento que el protagonista siente al cabo de los años, como cuando el recuerdo de Florinda le “provocaba sólo vergüenza” (Calero Rosado, 2010: 90) y comprendía que “los remordimientos duelen, son tremendos” y que “la condena era eterna” (Calero Rosado, 2010: 94). Pero Rosendo Mata tiene también su lado sensible, que palpamos en el cariño a su perro Lobi, en el amor a la nana Anselma y el desconcierto ante las acciones del abogado mercantil Sóstenes Preciado. El amor lo lleva a ser crítico: Rosendo se decía para sus adentros que al cura no le importaba el sufrimiento de los animales, pues él cazaba iguanos y pajaritos con el tirahule y veía que el fraile no le prestaba atención a esas confesiones. Excepto, claro está, cuando se refería al pecado de la carne…… (Calero Rosado, 2010: 34).
El narrador, en cambio, va a destacar las incongruencias en el actuar del protagonista, como cuando empezó a provocar a Albino a “decirle puto, maricón, cobarde y huiro, olvidando que la nana Anselma era india y la quiso mucho”… (Calero Rosado, 2010: 68). El desarrollo del personaje es congruente, en “La mayor edad” vemos que la necesidad de satisfacer el impulso sexual y los temores, ahora al contagio de enfermedades, siguen articulando la vida del personaje. Consecuencia de esta tensión la encontramos en “El apagón” cuando Rosendo reflexiona acerca de su vida, en la incomodidad resultante de la separación de su esposa (ahora tenía que vivir en la oficina), piensa en otras mujeres, sus medio queridas y termina definiendo al sexo como “pecado que no se perdonaba” (Calero Rosado, 2010: 128). La serie de relatos referentes al licenciado Mata, termina cuando él se está haciendo escritor, los referidos a este proceso se sienten más íntimos, desde que decide que en sus obras hablará solamente de “que en la calle existe la podredumbre de algún perro que mataron en la esquina desde tiempo atrás y nadie recoge por no estar obligado” y otros temas similares (Calero Rosado, 2010: 132); cuando empieza a gustar de su propia compañía
(“En solitario”), y “En la cantina” se siente fuera de lugar pues dejaron de hacerle gracia los chistes vulgares y se retira pues no se puede extrañar “a nadie que se quiera mucho en lugares como éste, donde hay puros mentamadres” (Calero Rosado, 2010: 137). Su sonrisa frente a la máquina de escribir a punto de oxidarse es una imagen muy poética de esta parte del libro. En los otros relatos encontramos más visible la preocupación social. En “'Mosca', ¿un alias más?” encontramos un juego con la voz narrativa, que corresponde a su estado de ánimo y le reclama al causante de sus preocupaciones; el final es contundente, sentimos la rabia y el dolor del padre de Ángel. “Bendita verticalidad” recrea los prejuicios sociales causantes del asesinato de Efraín Calderón. En la sociedad yucateca “el hecho de ser mujer, esposa y madre” la disculpa a una de cualquier torpeza, aunque por gente como doña Ana se organicen represiones masivas y asesinatos. La indignación del personaje llega hasta nosotros; también su temor, que le hizo cambiar el rumbo de su práctica como profesionista; la nostalgia y la duda lo asaltan, junto con el deseo de transformar un poco las cosas en esta sociedad tan injusta. En cada texto de El licenciado Mata. Su liviandad y otros relatos viví, la narración arrastra al lector, logrando experimentar ese mundo: los olores, agradables y no, son muy bien recreados, sentí el asco que padecieron los siesteros a causa de los ataques del Gato Zorrillo, la nostalgia de quien recuerda a sus amigos muertos, el miedo a padecer alguna enfermedad de transmisión sexual. Recomiendo ampliamente este libro, pues retrata muchos de nuestros vicios, pero también nos saca carcajadas y nos pone a pensar en lo que somos.
Calero, Manuel. 2010. El Licenciado Mata. Su liviandad y otros relatos. Mérida: H. Ayuntamiento de Mérida, 184 páginas, ISBN 978-607-7870-03-6
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Derechos del lector
Adán Echeverría.
1. El lector puede leer lo que le dé la gana. 2. El lector puede abandonar un libro si lo desea. 3. El lector puede decir lo que piense o sienta del libro que ha leído. 4. El lector puede comprar o adquirir todos los libros que desea leer, aunque no tenga tiempo de leerlos todos. 5. El lector puede no leer los prólogos ni las introducciones, ni siquiera las notas al pie. 6. El lector leerá libros, discos, audios, cine, cómics, folletos y hasta cajas de cereal. 7. El lector puede decidir no opinar sobre un libro que haya leído. 8. El lector puede decidir no leer los libros que están de moda y menos los libros que los grandes críticos recomienden. 9. El lector es el único que le puede quitar las ínfulas de dios a un escritor. 10. El lector no tiene que sentirse escritor, ni tiene que ser académico. El lector es lector y punto. Una vez que hemos enumerado cuáles son los derechos como lector, hay que dejar muy claro que: el acto lector es un acto egoísta, es algo que compartimos para nosotros mismos. Tenemos un gran poder, que es la capacidad de poder decodificar los signos escritos que contiene nuestro lenguaje. Hemos aprendido a leer y a escribir; alguien nos ayudó en ese aprendizaje, y deberíamos estar por siempre agradecidos. Leer es un acto de rebeldía. Leer es un acto de amor. Leer es un acto de libertad total. Nadie debe querer quitarte el derecho de decir lo que piensas acerca de una lectura que has realizado. Vendrán los falsos escritores, los malos escritores, a decirte que No le entendiste, que No tienes las herramientas suficientes para entender sus maravillosas obras. ¡No te arredres! ¡No permitas que nadie quiera limitarte o empequeñecerte con sus inseguridades! Leer, y hablar de lo leído es lo que hace a la humanidad avanzar. Si todos tuviéramos esa oportunidad de educarnos, de decir lo que pensamos de una lectura, de un libro, de una historia, de un poema, de una antología, seríamos un mejor país. Podríamos encarar incluso a los tiranos.
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Queremos volvernos un país de lectores, pero enseguida limitamos le lectura del otro: No entendiste. Me tienes ojeriza. Sólo buscas dañarme. “No eres gay no puedes hablar de literatura escrita por gays”. “No vives en Ciudad de México, no puedes entender una obra escrita por un autor de Ciudad de México”. “No eres mujer, no puedes hablar sobre una obra escrita por mujeres”. El solo hecho de elaborar las anteriores sentencias es ya un equívoco. No podemos ser nosotros, los escritores, los promotores de lectura, los antologadores, quienes decidamos cómo puede hablar el otro, el que nos lee. Pero continuamente lo hacemos. Le exigimos callar. Si tenemos una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, entonces creemos que ya todo lo hemos logrado, y estamos cubiertos de un material en el que todo aquel que no le guste mi trabajo es porque es un envidioso o peor aún, un mal lector. Así con los ganadores de premios literarios. No, queridos escritores. El gusto de tres jurados no hace poeta a nadie. El gusto de un Comité que otorga una beca de literatura no hace escritor a nadie. Para ser escritor hay que escribir, y escribir bien. Para hacer antologías hay que documentarse y hacerlo bien. Dejar de poner pretextos. Dejar de acusar las lecturas del otro, y mirar con ojo crítico tu propio trabajo. Y, sobre todo, mejorar cada día. Abandonemos el papel de víctima en el ropero de la antigüedad. Respetemos los derechos de los lectores. Aceptemos o No Aceptemos su crítica, pero no queramos callarlos. Ni busquemos fantasmas donde no los hay. Escribir lleva tiempo y es un Oficio loable por el que los escritores merecerían ganar dinero. Leer también implica tiempo de lectura, tiempo del lector dedicado a una obra. Un lector que trabaja todos los días y devenga un sueldo. Utiliza su dinero para hacerse de una obra, e invierte tiempo en leer dicha obra. No vas a venir tú, escritor, a burlarte de su tiempo y a no respetar las horas que ha invertido. Si la obra (producto mercantil, al fin) no fue de su agrado, el lector tiene derecho a destrozarla. Es muy simple de entender. Pero en la escritura como en la lectura hace falta algo que se ha perdido: Humilde honestidad.
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Ni yo ni mamá
Juan Rogelio
—Bueno. Hazme algo de cenar, ¿no? La forma de pedírmelo, tan insolente, y su cinismo, hizo que dejara de escribir mi tesis, casi de inmediato, y que lo volteara a ver, incrédula. —¿Qué cosa? —pregunté, aparentando que no había escuchado lo que acababa de decir. —Que me hagas algo de cenar —dijo Leo, que no parecía haberse dado cuenta que me había ofendido —. Tengo mucha hambre. —¿No ves que estoy ocupada? —le pregunté, usando su mismo tono insolente —. Hazlo tú. —Yo no sé ni freír un huevo —me dijo él, como compadeciéndose por su falta de habilidades culinarias. —No, pero sí has de saberte hacer, aunque sea, una taza de café, ¿no? Pues ve y háztelo, aunque sea. —¿Nada más café? —me preguntó—. ¿Qué crees que eso me va a saciar mi hambre, o qué? —¡Leo, ya te dije que estoy ocupada! —le grité —. ¡Y fíjate cómo me hablas, que no soy tu criada! ¡Soy tu hermana mayor! —Pues ni lo pareces, porque… —¿Por qué? —le interrumpí —. ¿Por qué no te quiero hacer de cenar? ¡No soy tu criada, niño, ya te dije! Me levanté, con las manos puestas sobre la mesa, y mirando a mi hermano, verdaderamente enfadada. —Ni yo ni mi mamá, para que te lo sepas bien —seguí —. Ni ella ni yo tenemos la obligación de hacerte de comer como si tuvieras cuatro años. A tu edad, ya deberías de saber hacerlo. Ah, pero mejor ocupas tu tiempo en andar aprendiendo cómo hacer unos trucos de magia estúpidos que en hacer algo para dejar de ser un pinche inútil, ¿verdad? Hasta yo me sentí un poco mal por esas palabras tan duras. Pero es que eran necesarias. Si no se las decía así, Leo iba a navegar por la vida con la bandera del clásico hombre, que piensa que ya por ser uno, puede darse el lujo de sólo ser una máquina de hacer dinero, y no hacerse cargo, absolutamente, de ninguna labor doméstica. ¡Benditos hombres! Ya creen que, por traer el dinero a la casa, pueden no aprender cómo hacerse, aunque sea sencillamente, de comer, ¿no? ¡Pinches comodinos! Le lancé una mirada venenosa, antes de sentarme para reanudar mi trabajo…
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Introspecciones del Erizo
Sirena de Roger von Gunten
El discurso plástico de Roger von Gunten, al igual que otras propuestas estéticas de la Generación de la Ruptura, no tiene carácter anecdotario; su búsqueda es el equilibrio de formas y colores. Por ejemplo, esta pintura, a pesar de ser figurativa, no sugiere estructura narratológica; sin embargo, al leer la ficha donde dice que el título es Sirena del desierto, surgen interrogaciones y conjeturas que podrían dar origen a una historia. Te preguntas por qué Roger pintó este óleo expresionista. Piensas que lo inspiraron las sirenas de Franz Kafka. Luego, supones que esta criatura mitológica es anacoreta y su tebaida es laberinto sin límites. La nombras Águeda porque te gusta el sonido de esta palabra esdrújula y no porque desees construir una ruta que conduzca en el menor número de pasos al poema de Ramón López Velarde. Le otorgas espíritu ambivalente: en su lado izquierdo, contiene la furia de Caribdis y la furia del Maelström; en el lado derecho, la quietud de las rocas desérticas. Redactar un cuento a partir de esta pintura sería buen ejercicio, pero la sirena no necesita expresar un mundo a través de palabras. Ninguna écfrasis, ninguna historia inspirada por este personaje aportará nuevos significados bajo el sol. Bastan los trazos de Roger von Gunten para que la imagen, como bien ha dicho Juan García Ponce, sea presencia viva y vida de la presencia.
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Un modo para todo Mujeres en la representación agraria El 19 de diciembre de 2016 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto donde se adiciona un segundo párrafo al Artículo 37 de la Ley Agraria, que a la letra dice:
“Las candidaturas a puestos de elección que integran el comisariado ejidal y el consejo de vigilancia, deberán integrarse por no más del sesenta por ciento de candidatos de un mismo género, pudiendo aspirar a cualquiera de los puestos indistintamente. Para las comisiones y secretarios auxiliares con que cuenta el comisariado ejidal, se procurará la integración de las mujeres”.
Para que esta adición fuese posible, la legislación (principalmente la agraria) ha tenido múltiples modificaciones como (retomado de los antecedentes de la iniciativa de dicho decreto): La reforma agraria fue resultado del movimiento revolucionario de 1910 que dotó de tierras a la población rural del país. El artículo 12 de la Ley Agraria dice “Son ejidatarios los hombre y mujeres titulares de los derechos ejidales”. A partir del artículo 27 constitucional, en 1929 en el decreto que reforma la Ley de Dotaciones y Restituciones de Tierras y Aguas en su artículo 15 establecía: tienen derecho a recibir parcela individual en un ejido, los varones solteros mayores de 16 años, los casados aun cuando sean menores de edad y las mujeres solteras o viudas que tengan familia a la cual sostengan. En el Código Agrario de 1934, el artículo 44 establecía que tenían derecho a recibir 88
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parcela individual en un ejido, quienes reunieran los siguientes requisitos: a) Ser mexicano, varón mayor de 16 años si es soltero o de cualquier edad siendo casado, o mujer soltera o viuda si tiene familia a su cargo. El Código de 1940 exceptuaba trabajar personalmente la tierra a las mujeres con familia a su cargo, incapacitadas por sus labores domésticas y la atención de los hijos menores que de ella dependieran. Aunque mantenía su titularidad y tenía la oportunidad de explotar la tierra a través de una tercera persona. Posteriormente, el Código de 1942 reitera como capacidad agraria, el ser mexicano por nacimiento, varón mayor de 16 años si es soltero o a cualquier edad si es casado o mujeres, soltera o viuda, si tiene familia a su cargo. También a la mujer campesina se le adjudicaba la parcela por sanción y en algunos casos el producto de la parcela se dedicaba al sostenimiento del grupo familiar que económicamente dependía del adjudicatario. Las limitantes, para la mujer, eran que si se casaba, perdía el derecho a adquirir y conservar la parcela, es decir, el cambio de estado civil la perjudicaba. Sin embargo, a pesar de la publicación de dicho decreto y de que desde 1940 la ley
considera la elección de mujeres para cargos de representación en el ámbito agrario; actualmente en el México, la ocupación de mujeres en cargos en los núcleos agrarios no supera el 7 %. En mi experiencia, he conocido a cientos de representantes agrarios de los cuales solo 2 eran presididos por una mujer y quizá una docena más de mujeres ocupando algún cargo. El hecho de que a las mujeres no se les considere en la representación agraria, está directamente relacionado con los roles de género asignados a las mujeres, con normas internas en las comunidades y prácticas culturales, estructura patriarcal y machista, falta de reconocimiento y valoración del trabajo de las mujeres; ya que en algunas comunidades con altos índices de migración son las mujeres quienes se hacen cargo de las parcelas, cumplen con las obligaciones comunitarias, y sin embargo no le son reconocidos derechos agrarios, los cuales son el primer paso para poder ser parte de los órganos de representación agraria y en algunos casos no están ligados los usos y costumbres al nivel educativo ya que conozco a comuneros profesionistas que están convencidos de que las mujeres no pueden desempeñar los cargos de representación agraria por el solo hecho de no tener la misma fuerza, lo cual es innegable, y por lo cual se vislumbra lejano el momento en el que se dé cumplimiento al segundo parrado adicionado al artículo 37 de la Ley Agraria.
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Demersales en A mayor Feminismo y matriarcado
Apretó el gatillo a quemarropa a la altura de mi hígado. Más que dolor sentí una tibieza que brotaba de mi estómago. Luego, desde mi pecho comenzó a desprenderse, lentamente, una suerte de energía. Me estaba apagando. Cuando perdí la consciencia completamente, desperté y al despertar de aquel sueño, supe que además de haber violentado yo también había sido violentada sistemáticamente. “Lo privado es lo político.” Mientras vivía con mi expareja, intenté manifestar un posicionamiento en toda interacción y más que una mediación o un consenso aquello parecía una guerra descarnada. Al tratar de equilibrar la balanza de las labores domésticas, de la reciprocidad emocional, de la contención y del soltar al otro o a uno mismo de forma intuitiva, cometí muchos errores. Entre ellos, optar por un matriarcado fundado en la idea del poder posmoderno. Un poder fundado por hombres y para hombres, un poder autoritario, impositivo y represor. Lo vemos a diario, las mujeres en posiciones de autoridad moral, liderazgo sociopolítico o tocadas por el privilegio capitalista realmente son lo que conocemos como la imagen del hombre. Su forma de manejarse, de relacionarse, de moverse en el medio y por los fines que se proponen las delata. Me disculpo, nos delata. Así, me convertí en UNO y mi feminismo fallido se había transformado en un matriarcado mutilante. Ya fuera por ignorancia, por juventud o por muchas causas fuera de mi 90
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alcance aunque habitaran dentro mío, ejercía el poder equivocadamente, de manera atropellada y atropellando al ser más próximo a mí durante los tres años que vivimos juntos. A la dialéctica Hegeliana, yo era ama y esclava. Mi vida se volvió una paradoja: mi poder dependía de su permanencia. Yo era la verdadera esclava en la historia. Vivía aterrada y el control que ejercía no venía más que de ese profundo miedo. ¿De qué otro lugar puede venir la violencia más que del horror mismo? No hablaré en esta ocasión del cruce de fusiles pero si del hecho de que aquella historia no podría haber tenido otro final. Las personas que éramos murieron en la batalla y ahora somos dos extraños que no pueden verse y a los que les causa malestar la existencia del otro, al menos, en la misma ciudad. Kundera bien lo ha dicho, esta vida es un ensayo y aquel fue mi primer ensayo de manifestar un yo feminista no muy atinado y torpe. Después del abismo que es la culpa, comienza el camino del aprendizaje. Ahora, intento otras cosas pero aún no sé de qué manera manifestar mi posicionamiento para que mi discurso sea lógico y catalice un cambio en las actitudes, comportamientos y creencias
de quienes me rodean sin que lo sientan como embestida directa y para no desatar una guerra sin sentido contra el sexo opuesto. (Me agradan muchos hombres y mujeres a mi alrededor, me agradan las personas, amo a los seres humanos y su identidad u orientación sexual han pasado a segundo plano para mí. Sin embargo, la gran simulación aún es heterobinaria y habremos de seguir jugando el juego. Muchos, a decir verdad, demasiados seguiremos en desventaja.) Incluso, mi discurso en el contexto feminista actual no muy bien encaja con el feminismo de tendencia por lo que podrían lincharme de traidora o hipócrita. No me malentiendan pero si hay algo que agradecerle a mis progenitores es que me hicieran ejercitar el propio criterio. E intento hacer el mejor uso posible de ese criterio para sacar mis propias conclusiones. Aquí una recomendación: piensen por sí mismas, no dejen que otros lo hagan por ustedes. Pienso en el matriarcado y recuerdo que allá por el 2017, mientras juntaba firmas para registrar a Marichuy en el INE como candidata independiente a la presidencia de México, un chico no muy bien encarado y más bien grosero me preguntó que por qué una mujer; a lo que le respondí sin pensarlo mucho que ya habíamos sido gobernados por hombres durante demasiados años y que hasta aquí nos habían traído y que tal vez era momento de darle la oportunidad a una mujer de gobernar. El chico dizque hippie-love me respondió muy mal, se lx
menté, me di media vuelta y me fui. En aquel entonces no entendía muy bien lo que yo misma quería decir pero ahora puedo verlo más claramente. Cuando pienso en una mujer indígena como gobernante, imagino que su idea del poder es muy distinta a la nuestra. Su cosmovisión va más allá de la simulación de la urbe, del capitalismo y de la pobreza económica y de pensamiento como base del control social y político sobre las masas. Me gusta imaginar que una mujer (indígena o no) podría reinventar el concepto de lo que es el poder, un poder que se fundara en la crianza y el cuidado, en la ternura y el amor hacia lo natural y la humanidad como motores primigenios para luchar por la vida. Me duele decirlo: el poder masculino, invento del hombre occidental, blanco, etéreo y perfecto, ha sido la gran enfermedad del humano a lo largo de toda la historia (creo que lo hemos comprobado una y otra vez) y lo peor de todo es que es un arquetipo imaginario y al mismo tiempo existe; es omnipresente, omnisciente y omnipotente. Disculpa señor, que te señale; dejemos de hacernos los tontos. Nos toca reinventar el poder o incluso reinventarte a ti.
Nota: Por favor no respondas violentamente, suelta el poder un momento y descansa. No le temas al cambio. Toma un poco de distancia para ver mejor y recuerda que, como dijo el buen Beto, si haces exactamente lo mismo una y otra vez obtendrás los mismos resultados (It is not rocket science). marzo 2021
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Interés superior El tiempo sin tiempo Durante la pandemia la vida de las madres ha sido de las más afectadas y de muchas maneras. En redes sociales, revistas, blogs y de todas las formas que tenemos para expresarnos, podemos notar este sentir, algo ignorado, dejado a un lado y siempre relegado a esta esfera privada, íntima. Las madres vieron como las redes en las que se apoyaban para los cuidados, educación y crianza, se cerraron todas de golpe. Sin escuelas, guarderías, ludotecas, bibliotecas, albercas, sin futbol o ballet, sin las clases de idiomas o gimnasia, sin parques, ya ni con la pequeña área de juegos de los restaurantes pudimos contar. Muchas se encontraron solas cara a cara 24 horas con los cuidados, la educación académica de sus hijos, las labores del hogar, sus propias actividades remuneradas y relaciones de pareja o sexo afectivas. Una agenda bastante cargada. Encontré un común denominador preocupante, madres sobrepasadas por la situación. La violencia doméstica elevándose durante los meses de encierro y no solo hacia la mujer, sino a las y los menores; el Sistema Nacional de Protección Integral a Niñas Niños y Adolescentes (SIPINNA) registró un incremento del 96% en la violencia dentro de los hogares, es decir, 3 de cada 4 NNA fueron violentados en el hogar durante la pandemia. Siendo, un hecho comprobable que son las madres las que pasaron más tiempo con sus hijos e hijas en este periodo ¿Quién creen que hayan sido las personas que más violentaron a niños y niñas? 92
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El impacto del Covid 19 en el grupo los más jóvenes aún está invisible para los gobiernos, la sociedad, e incluso, para los padres y madres. Por eso quiero compartir algo que aprendí en esta crisis, lo aprendí de otras madres que cuestionan su función, se preocupan por darles lo mejor a sus bebés, siendo mejores ellas mismas. En julio del 2020 en la revista Este País, leí un texto de María Antonieta Mendívil llamado “Maternar en Confinamiento”, tan solo el título me llevó a una nueva forma de ver la maternidad, al volverla verbo la dotó de dinamismo, ya no es ese concepto duro e inamovible, es una actividad. Me puse a buscar otros textos que hablen de este nuevo verbo, al menos para mí, entre las definiciones de Maternar encontré que es la capacidad desde el amor, de dar cuidados y establecer lazos afectivos profundos. Paradójicamente también decía “Maternar es un asunto solitario”, pero creo que al menos se necesitan dos y darle al hijo o hija un papel más activo y no solo el de objeto que recibe los cuidados. Entre las páginas que me dió google, encontré el mismo tipo de descripción, bastante cursilón y en el sentido de la madre toda amor,
toda cuidados, toda dulzura, que nutre y tiene todo bajo control. Sin darse cuenta del poder que tiene el verbo. Para mí la palabra es una serie de posibilidades que tienen que ver con la función que ejerce una persona y que va a influir no solo en la que recibe la acción sino en el entorno. El habernos quedado en casa con los y las pequeñas no debió ser una carga llena de desesperanza y frustraciones, sino el comienzo de replantearnos la decisión que tomamos al ser madres y padres. Porque al decir maternar conlleva una inversión considerable, es entregarse a las necesidades del otro; estar con un bebé es como estar en un tiempo sin tiempo, como muchas notaron mientras más estamos ahí, más van a demandar. Y alguien tiene que pagar por ese tiempo empleado, ese trabajo que llamamos no remunerado, los padres, el estado, una misma. Debía plantearse el maternar en el esquema económico, al final solo es una etapa, y da como resultado una persona productiva para la sociedad. Por eso es importante que las mujeres más jóvenes estén conscientes que ser madres es indispensable en su vida, pueden decidir no serlo o retrasar la maternidad hasta que las condiciones sean óptimas para ejercerla y sobre todo seguir insistiendo al gobierno con campañas de planificación familiar, anticoncepción gratuita y accesible así como aborto legal, seguro y gratuito. Igualmente hacer entender a todas esas y esos que nos critican, a las que sin pandemia decidimos dejar el trabajo remunerado y quedarnos a Maternar, decirles que es una decisión propia, sin presiones y que sí tuvimos otra opción, sin embargo, pensamos que es lo mejor para nuestros hijos e hijas y para nosotras. Ya no tengo que decir simplemente soy mamá, sino yo materno.
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El mono-grafo Lo trágico en la Orestiada, de Esquilo La Orestiada, es la última obra representada del poeta Esquilo y fue escrita en su vejez cuando tenía sesenta y siete años de edad. En ella, se continúa y resuelve “la maldición familiar que pesa sobre la casa de las atridas”. Está compuesta por tres cantos o partes, difíciles de leer por separado o en el orden que fueron escritos, pues, contiene una linealidad argumentativa. En la primera parte, la de “Agamenón”, Esquilo narra el asesinato del rey Agamenón por su esposa Clitemnestra tras enterarse que sacrificó a su hija Ifigenia para poder regresar a salvo a casa. En la segunda parte, “las coéforas”, el poeta describe la venganza de Orestes, hijo de Agamenón, impulsado por el dios Apolo y su hermana Electra y su probable persecución por las Erinias después de haber matado a su madre y a su amante Egisto. En la tercera, “Las Euménides”, Esquilo muestra “el conflicto entre las fuerzas divinas que tratan de mantener la justicia” y la absolución de Orestes, por mediación de Atena y Apolo, estableciendo así un nuevo “orden jurídico del estado.” En cuanto a lo trágico en La Orestiada, a pesar de que Werner Jaeger explica en su Paideia que una tragedia se diferencia de un poeta a otro, de que en su libro “queda fuera de su propósito ofrecer una historia completa del nacimiento de la tragedia” y de 94
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que sólo considera su contenido ideológico, sí ofrece elementos que pueden clarificar en la visión de la tragedia griega como lo son: el éxtasis de los actores, el alejamiento del lenguaje cotidiano, su función rectora del espíritu, la magnificiencia del espectáculo, la intervención del estado en su libertad creadora y la concentración de todo un destino humano en la breve representación. Por mi parte, agregaría otras características de la tragedia como el hecho de que la mayoría de los personajes son de la realeza, en algún momento de la obra tienen un fallo intelectual (soberbia, ambición, cólera, ofensa a los dioses) que provoca su caída y, después, la aceptación de su destino trágico. Destino que en Esquilo se resuelve en favor de la ley que triunfa sobre el hombre; en Sofócles, el destino y los dioses contra el hombre; y en Eurípedes, el triunfo de la pasión desmesurada. No deja de parecerme interesante, dada la proclividad y la fascinación de los griegos por el pensamiento lógico, que en toda la
Orestiada, pero en particular en Las Coéforas y Las Euménides, Electra y Orestes no hayan considerado el motivo por el que Clitemnestra mató su esposo Agamenón. Quizás sea un error valorar esta obra a la luz de esta época, pero creo que no deja de resultar conscientemente olvidado, censurado y manejado con habilidad por Esquilo para que la intención de la obra recaiga en el establecimiento de un nuevo orden social regido por la ley, argumento de Las Coéforas, y contiene características de la tragedia ya descritas.
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F es de Fantástico De fan a creadora: La hazaña de Shiori Teshirogi Viví la época dorada de Fanfiction.net. Muchas de las historias hechas por fans tenían una calidad paupérrima. Aunque de vez en cuando te topabas con alguna que era mejor, incluso que el original. Recuerdo una en particular, sobre Neville Longbottom y Luna Lovegood, personajes de Harry Potter. Tomar algo que ya existe y mejorarlo, cambiarlo o trastocarlo, puede parecer falta de imaginación para quien nunca ha escrito. Sin embargo, el escritor sabe que nada comienza de cero. Estamos hechos de historias, las repetimos; son recontadas y deconstruidas una y otra vez. La diferencia entre un Fanfic y un Spin Off es sólo el permiso. Un Fanfic no tiene el permiso del autor para existir. El Spin Off en cambio, se define como una obra derivada de otra ya existente. Tiene la autorización del creador original, quien muchas veces se encarga también de ésta, pero en otros casos designa a otro creador para escribirla. Estas obras derivadas casi nunca son tan buenas como el original. Pondré el ejemplo de El regreso del joven príncipe de A. G. Roemmers quien se puso con Sansón a las patadas, puesto que no le llega ni a los talones a El Principito de Antoine de SaintExupéry Así como ese, hay muchos ejemplos en la literatura, el cine, los cómics y la televisión. Una de las excepciones, y en lo particular mi favorita, sería The Lost Canvas. Un Spin Off 96
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de Saint Seiya (Los Caballeros del Zodíaco) encargado a Shiori Teshirogi. Shiori comenzó su carrera como mangaka en 1997, anteriormente había publicado algunos trabajos sueltos bajo el seudónimo Marin Gold (haciendo referencia a Marin de Grulla, maestra del protagonista en Saint Seiya y la palabra Gold, que alude al rango más alto de los caballeros de Atena). Después de trabajar unos años con Square Enix Manga, se topa con Masami Kurumada (creador de Saint Seiya) y le regala su primer trabajo. A Kurumada le gusta su narrativa y le contrata para crear un Spin Off que tendría lugar 200 años antes que la obra original. Shiori había sido fan durante años de la obra de Kurumada. Y logra crear el Spin Off publicándose el primer número en 2006. A diferencia de la obra original, el manga de Shiori tiene un antagonista sólido, que construye haciéndolo amigo de la infancia del protagonista. Su relación de hermanos les impide odiar al otro pese a estar en bandos contrarios. También mejora la narrativa, reduciendo los personajes principales, pasando de seis (en el original) a cuatro. Le da mayor importancia a los caballeros dorados, quiénes tienen una participación activa en la historia. Agrega a un personaje inspirado en el
Mefistófeles de Fausto, que enriquece la trama. Y le da un final digno que conecta con el original. El manga tuvo tanto éxito que fue llevado a la animación, pero tras dos temporadas lo cancelaron por un problema con las ventas (causado por la piratería). A diez años de su cancelación, continúan en redes los grupos que piden la tercera temporada de The Lost Canvas. Shiori Teshirogi logró lo que muchos fanáticos sólo soñamos. Tomar una obra que amas y elevarla hasta las estrellas.
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Bajo el barandal. Durante la cuarentena “Tendidos bajo la tierra una muchacha y un muchacho no dicen nada no se besan cambian silencio por silencio” Octavio Paz
En el 2020 a finales de marzo, en el puerto de Ensenada empezó el toque de queda, y mi familia en ese tiempo estaba conformada por una matriarca y seis hijos; cinco de los cuales pertenecen al género femenino, cinco de ellos; el matriarcado siempre ha predominado en mi familia. Ha sido buena enseñanza. Al inicio mi abuela lo supo llevar con dignidad y decoro, porque mi abuelo, como buen ejemplar del género masculino, llevó acabo el sueño de todo caballero: tener a sus dos viejas a la orilla, como Pancho Villa. Mi abuela con su don de gente hizo lo que el personaje de Dolly, la cuñada en la novela Ana Karenina. Sólo que ella sí tomó a sus muchachos y emprendió el viaje hacia estas tierras baja californianas. Yo admiro a mi abuela por esa fortaleza de iniciar una nueva vida; entre mis vagos recuerdos están aquellos donde mamá Lucía estaba trepada en una escalera gigante y del cielo ella juntaba uvas, en realidad eran aceitunas moradas. El abuelo vino a seguirla después de vivir su romance. Creo que le hizo lo que Esteban, el hermano de Ana Karenina. 98
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Ser matriarca en estas fechas es difícil; sin lugar a duda muchas mujeres, al igual que mi madre y mis tías, lo maman del seno materno. Y si bien, el patriarcado está dibujado de manera magistral y con la definición precisa, perder a una matriarca es un dolor muy grande, así lo muestra la muerte de Ana Karenina, porque ambos hombres quedan deshechos en la novela de León Tolstoi. Y es una relación con la vida misma, lo he experimentado dos veces: la primera cuando mi abuela, víctima de la enfermedad del siglo XX, abandonó esta vida; la segunda vez, durante esta cuarentena, llamada guerra bacteriológica o Covid-19. Perder a mi madre es una cuarentena de mil siglos y una guerra de matriarcado vs patriarcado, donde ambos bandos salen con hondas heridas, porque hay patriarcas que dañan con sus actuaciones. Ya lo vemos en la misma novela de Ana Karenina, cuando Alejo Karenin decide ocultar su matrimonio deshecho y castiga a
la protagonista con el ocultamiento de su hijo Sergio, y él decide autoflagelarse en esa absurda guerra de poderes. Así mismo, el patriarca que mi madre eligió, sin más, un buen día decide que por causa de las normas sanitarias no me reconoce. Y me hace sentir como Anie, la pequeña hijita de Ana Karenina y Vronsky. Me veo reflejada en la página donde se cita a la pequeña de mejillas rosadas y sonrisa graciosa; en el lugar de Alejo Karenin está mi querido abuelo, reivindicándose de “su mal de amores”; mi abuela es la cuñada de Ana Karenina, la que sonríe y admira Ana por su elegancia. Dicho personaje lo relaciono con mi bisabuela Jesús, mujer de belleza inigualable, quien al igual que Ana Karenina dejó a sus hijos e hizo una nueva vida desafiando a la sociedad y llevando su matriarcado a otro nivel. ¿Será que mi ancestra tuvo la virtud de vivir en carne propia los estragos de la Primera Guerra Mundial y, con los hombres al frente de batalla, la mujer asumió el papel del hombre?, o, ¿se cumplió la cita bíblica donde Adán le dice a Dios: “la mujer que me pusiste en el huerto me dio del fruto prohibido”? Es por eso, querido lector, que esta cuarentena es similar a la guerra del patriarcado vs el matriarcado, porque muchos hombres han tenido que hacer el home office; yo me pregunto ¿cuántos matrimonios han salido heridos? Todo lo vislumbró como la trama de la bellísima novela Ana Karenina de Tolstoi Y si bien, en Baja California predomina el matriarcado, debido a las altas cifras de madres solteras a las cuales el gobierno de
López Obrador suele llamar jefas de familia o siervas de la nación. Algunas de ellas hablan del patriarcado de manera descomunal y quieren su derrocamiento. Un claro triunfo en esa materia lo tiene Gran Bretaña, esto sucedió cuando la reina Isabel contrajo matrimonio y asumió la corona que por naturaleza le correspondía (Fuente:https://www.elespanol.com/corazon/casasreales/20171115/262224828_0.html). Pero no todas podemos ser ella; sin embargo, podemos llevar el matriarcado con decoro y mucha dignidad, sin tantos rebuscamientos, aprendiendo de nuestras ancestras. Y sabiendo que esta cuarentena, si bien a muchos nos ha quitado a nuestras matriarcas nos dejó la virtud de acercarnos a las que aún quedan con vida. Aprender que no estamos en guerra contra el patriarcado, pero deseamos que se rompa su pacto para poder vivir libres de violencia. Y desde este barandal imaginario les mando un sinfín de parabienes y mucha fuerza, mujeres empoderadas. Recuerden que hemos aprendido durante la cuarentena a ser nenis. A llevar en alto el matriarcado, y ser un punto en la estela de saberes habidos y por haber.
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Mi punto de risa Memorias de la cocina Cuando cocino, que durante esta pandemia se ha vuelto una acción cotidiana, suelo recordar las manos de Mamá Luchita, como todos conocían a mi abuela Eumelia en el pueblo. Sobre todo cuando cocino el tradicional frijol con puerco, aunque no sea lunes, porque nunca he sido un yucateco ejemplar; suelo imaginar sus manos espulgando los frijoles sobre la mesa, con la olla sobre sus piernas esperando la ofrenda orgánica de aquellos frijoles que pasaron la parsimonia implacable del filtro de esas manos curtidas por el tiempo. Revivo esos dedos aplanando y enfilando los granos, también ese dedo acusador que separaba, sobre todo, las piedras que suelen venir escondidas en espera de que algún incauto rompa sus dientes en las comilonas. También me asalta ese recuerdo de Mamá Luchita amarrando la tapa de la vaporera cuando preparaba el dulce de nance, amenazando a todos, sobre todo a los nietos, de que por ningún motivo se debía destapar la olla hasta que ella lo indicara. Esto, recuerdo, era porque los nances se “chupaban” si se abría la olla mientras el dulce seguía caliente, así que era un paso muy importante. Claro, la mayor motivación para seguir las instruccionesamenazas era pensar en el dulce sabor que nos esperaba más tarde, quizá al día siguiente. Parte de lo que nos ata al mundo se basa en los recuerdos, y gran parte de los recuerdos están escondidos en las cocinas de las abuelas, esos lugares tan llenos de aromas y colores.
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Mismos que durante esta pandemia hemos tenido la oportunidad de rescatar y revalorar mientras vamos dejando nuestra propia historia en las generaciones que vienen detrás, haciendo que la memoria colectiva perdure hasta el último día de la humanidad. Las memorias son energía, son esa vida que vamos, en ocasiones, olvidando y que necesitamos recuperar de cuando en cuando. Son también, el ancla que nos evita a volar tan alto que nos perdamos en el infinito celestial de la mente y sus trampas insalvables. Regresar a la cocina de Mamá Luchita me posiciona, me vuelve a mi identidad, me indica cuál es el camino a seguir; aunque este regreso sea cerrando los ojos y volviendo pasos internos, porque el lugar físico no se fue con ella, porque la cocina era ella y porque se quedó en esos aromas desde el fogón en el suelo, con una olla sobre tres piedras, como solía cocinar.
Solteros en pareja He notado cómo muchas relaciones de pareja suelen fracasar bajo argumentos varios, pero casi siempre en la misma tónica, un miembro de la pareja resulta ser dependiente del otro y llegan a situaciones extremas que resultan en el rompimiento. Esto es resultado de que nunca aprendemos a ser solteros antes de iniciar una relación, por lo que, en lo general, solemos buscar una extensión de la familia en la propia relación. En pocas palabras, queremos seguir siendo hijos e hijas de familia cuando debemos ser los responsables de nuestra relación y potencial nueva familia. Hace un par de días asistimos a una reflexión sobre las relaciones de pareja y aprendimos cómo se van formando a partir de dos personas que no siempre están en la misma búsqueda, por lo que terminan siendo relaciones fracasadas. Por otro lado, todos pensamos que no tener pareja es sinónimo de soltería, cuando ser soltero, o soltera, significa hacerse cargo de uno mismo y responsable de los propios actos. Algo que difícilmente se logra viviendo en la casa paterna y sin tener ningún tipo de responsabilidad. En este sentido, ahora puedo entender cómo funcionan las relaciones exitosas: dos solteros que comparten una vida. Lograr ser soltero es un acto total de emancipación ante la vida, es soltar todo apego a la zona de confort en la que solemos crecer. Cuando uno se hace responsable de sí mismo, entiende las necesidades propias que solemos tener como personas independientes y se va preparando para tener una relación a conciencia, estable y responsable. Nunca antes me sentí tan soltero y libre como ahora, responsable de mí y de mi parte en una relación. Todo inicia con sentirse pleno y compartirse con alguien más, con respetar y entender los espacios comunes y los individuales, con seguir siendo uno mismo y a la vez, uno con el otro. Y no es cuestión de suerte, ni mandato divino o intercesión de algún personaje al que se le prendieron algunas veladoras; es cuestión de llegar a la plenitud y empezar a disfrutar la vida tal como es, algo irrepetible y elegible. Es saber que uno sigue creciendo día con día y partir del entendimiento propio como una manera de interactuar con el mundo, para que se construya una relación con otra persona que también comparte e interactúa de la misma manera con el mismo mundo. Cuando ésto sucede, tenemos a dos personas que se saben libres, independientes y capaces de respetar la libertad de la pareja, tomando en consideración que la felicidad de uno se comparte con el otro, para celebrar la conjunción en el tiempo y espacio, manteniendo el propio. Los solteros en pareja son personas que han aprendido que la vida mantiene un curso inexorable y que ser compartidos no implica renunciar a la identidad personal. El amor no es como nos enseñan, un acto egoísta que pretende acaparar las atenciones, el amor es una forma de manifestar la libertad.
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La Niña TodoMePasa dice: Feminismo mercantilista Como que las mujeres del siglo XXI confunden "feminismo" con "hacer dinero presumiendo mis cirugías". Cardy B se dice feminista; pero hizo un video donde no permite que su hija vea el video de su canción WAP (Wet-Ass Pussy). Ya sabemos que los pussies son húmedos, gracias. Imagino a Rosa Parks moviendo el culín de un lado a otro mientras se niega a ceder su asiento a una persona blanca... ¿Verdad que NO? O María Curie bailando en bikini en su laboratorio. No tengo nada en contra de las mujeres que bailan en bikini para ganar dinero. Seguro que así se pagan la universidad, como las teiboleras gringas. Aunque ahora lo hacen por un like barato en redes sociales. En Tik Tok me salen a cada rato chicas que quién sabe si son mayores de edad. O si tienen idea del impacto que esto puede provocar en su vida futura. La mayoría de mujeres comenta de forma negativa esas publicaciones. Y los hombres... bueno, los hombres seguramente tienen las manos demasiado ocupadas para escribir algo. Hace poco salió la noticia de un padre de familia que hizo un video para que su hija se disculpara por bailar "twerking", algo así como el perreo del reggaetón. Lo criticaron por exhibir a la menor... No sé por qué, si ella se exhibió sola. ¿Qué no había alguien que la supervisara? ¡Que alguien piense en los niños! Por esto y muchas cosas más, agradezco el haber crecido sin teléfonos celulares con cámaras integradas. Veamos cómo nos va en unos años que nuestros bodoques crezcan. No veo el sentido en decir que una mujer se encuera porque es 102
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"feminista". Nadie quiere ver tus chichis en una marcha, gracias. A fin de cuentas, si recibes dinero a cambio es por el deleite que produces en los varones (y en algún porcentaje de chicas de gustos "alternativos"). Ya no hablemos de las feminazis, esas que te insultan en tu propio muro por tus publicaciones. Tu cuerpo, tu decisión. Mi muro, mi opinión... Si abortas o no, me tiene sin el menor cuidado. ¿Así que tú fuiste un cigoto que mágica y misteriosamente se convirtió en un ser humano? ¡Va! ¡Vientos por ti! ¿Estás diciendo que un cigoto no tiene cuerpo? Será un holograma en tu útero, caray. Uno de tantos argumentos hilarantes. ¿Tu futuro hijo es equiparable a una enfermedad mortal que hay que extirpar? Explícaselo a sus hermanitos, los que sí tuvieron tu permiso de nacer. Aunque me den risa, estas falacias no me afectan. No soy policía del karma. Ni provida, no al grado de los asesinos del Dr. Gunn, de cuya historia me enteré gracias a una canción de Marilyn Manson. Y aunque el esoterismo habla del karma del aborto, y de pedirle perdón a tus nonatos, Allan Kardec dice que el alma se une al cuerpo hasta el momento del alumbramiento. Ahora que fue Día Internacional de la Mujer, la cantante Jessy Bulbo tuiteó que tuvo la mala suerte de embarazarse a pesar de estar usando pastillas.
Lo comprendo: por ahí tengo sobrinos que son "hijos del dispositivo". Que tú quieras abortar una o diez veces no me obliga a estar de acuerdo contigo si yo nunca me vi en la necesidad de tomar esa decisión. ¿Por qué alabas el aborto como si fuera un tratamiento estético, pero no mencionas las bondades de los preservativos ni siquiera por error? Quieres coger a pelo, adelante: ya acompañarás a mi tío abuelo Chucho, que falleció siendo VIH positivo. No sé cuántas víctimas de feminicidio reviven gracias al grafiti de las enmascaradas de siempre. O cuántas mujeres pueden ser esculpidas con el escombro de monumentos caídos en protesta. Exiges respeto con una pistola en la mano. En serio crees que un país sin atractivos turísticos, como el Ángel de la Independencia, saldrá del tercermundismo. Vientos. Y encima te atreves a obligarme a estar de acuerdo contigo a huevo, cuando lo primero que exiges es que no haya represión de ideas. Sé congruente. Si no estoy de acuerdo contigo, no me lo vas a imponer a la fuerza. Que compartamos género sexual no nos obliga a ser “hermanas”. Me chocan las palabras sororidad y empoderamiento... Tú no quieres que "la sociedad" te juzgue por tus ideas. Y yo no tengo por qué seguirte en tu posesión de la única y verdadera verdad absoluta. Jamás me verás en una marcha. La pluma es más fuerte que la espada. Que yo sea mujer no me obliga a ser “feminista”, como lo entienden hoy día. Y que yo sea feliz en mi matrimonio tradicional no me hace menos persona que tú, oh, diosa revolucionaria contestataria y bla bla. Si me gusta cocinar y quiero que mi casa esté limpia, ¿a ti qué? Me quedo con auténticas feministas: Hedy Lamarr, Valentina Tereshkova, Mary Read, Griselda Álvarez Ponce de León, etcétera. De esas ya no hay. Nicki Minaj, Kylie Jenner y los clones de Kim Kardashian pueden seguir bailando en pelotas, si gustan.
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Incipit. El escándalo del Feminismo Lo más escandaloso que tiene el escándalo es que uno se acostumbra Simone de Beauvoir
¿Qué les dice la palabra Feminismo? En qué momento se han asomado a ella y han escarbado para conocer y saber de qué va; les ha pasado que cuando alguien menciona que es feminista o bien, que habrá alguna conferencia o lectura de algo, pero lleva esta palabra se polarizan las opiniones y se genera un caos que sólo nos deja en una enorme laguna semántica y de comunicación. Yo soy feminista, no crean que decidí asumirme así sólo por moda, presión o porque no tengo nada qué hacer; no. En algún momento de mi formación empecé a leer sobre cómo se ha gestado a través del tiempo, y créanme, no es un movimiento nuevo, no es un pasatiempo para mujeres que no tienen en qué ocuparse; yo lo veo como una filosofía de vida, porque en cada momento que sigo aquí me doy cuenta de varias taras que he arrastrado, resultado de la cultura patriarcal que existe. ¡Se me olvidaba! La palabra patriarcal1 también es incómoda, ni modo. El feminismo es perturbador porque cuestiona el orden establecido, el cual resulta muy ad hoc para aquellos que lo establecieron porque se benefician de él y que son los
hombres. He visto cantidad de veces en las redes que dicen que las mujeres tenemos múltiples privilegios: el día de las madres, días de la mujer, que nos dan días de descanso por maternidad, que nos dan becas a madres solteras y otras cosas, y siempre pienso – Ojalá pudieran entender la Brecha de Género2 y dejar de considerar el día de la madre un privilegio y menos pensar que el día de la mujer son días de festejos. El feminismo es un discurso político que se basa en la justicia. El feminismo es una teoría y práctica política articulada por mujeres que tras analizar la realidad en la que viven toman conciencia de las discriminaciones que sufren por la única razón de ser mujeres y deciden organizarse para acabar con ellas, para cambiar la sociedad. Partiendo de esa realidad, el feminismo se articula como filosofía política y, al mismo tiempo, como movimiento social. Con tres siglos de historia a sus espaldas, ha habido épocas en las
1. Nos referimos a sistema o cultura patriarcal a toda aquella organización jerárquica masculina que las sociedades han tenido a través del tiempo, éste se mantiene, a través del matrimonio y la familia, mediante la división sexual del trabajo y de la sociedad. El patriarcado tiene sus raíces en la biología más que en la economía o la historia. Las raíces del patriarcado se encuentran ya manifiestas a través de la fuerza y el control masculino en los propios yoes reproductivos de las mujeres. (Eisenstein. 1977, p. 88-89). 2. Ésta refleja la brecha existente entre los sexos respecto a las oportunidades de acceso y control de recursos económicos, sociales, culturales y políticos, entre otros. https://crpd.cepal.org/3/sites/crpd3/files/presentations/panel2_marcelaeternod.pdf
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que ha sido más teoría política y otras, como el sufragismo, donde el énfasis estuvo puesto en el movimiento social. 3 Fragmento: Feminismo para principiantes.
Itasavi1@hotmail.com Facebook: Blanca Vázquez Twitter: @Blancartume Instagram: itasavi68
En las calles han visto a mujeres de todas las edades manifestándose, muchas de ellas llevando una prenda de color morado o verde, mujeres que representan un feminismo actual que protestan y alzan la voz por la violencia por razones de género, hay en esas demostraciones de organización ciudadana un lenguaje que se ha extendido por el mundo, y no es sólo el lenguaje oral, sino corporal e icónico. ¿Qué si es confrontativo? Sí, lo es. Pero tiene razón de fondo, la mayoría de la gente las ha tildado o nos ha señalado como agitadoras, revoltosas, delincuentes y más… ¿Qué harían ustedes ante una violación u otro delito y que aquellos que dicen nos proporcionan justicia se la pasen por los …? Claro que hay que denunciar, reclamar, exigir cambios en las leyes y créanme que ningún cambio social se ha logrado con hablar quedo y cruzándose de manos. Quienes leen ahora Incipit deben saber que por años las mujeres no votamos, no podíamos ser elegidas en algún puesto de elección popular, o más simple, no podían decidir con quién casarse, menos pensar si se quiere o no ejercer la maternidad, mucho menos pensar en tomar decisiones sobre su cuerpo, bueno, ni imaginar ir a la escuela, la educación fue por tanto tiempo sólo para los hombres porque se nos consideró tontitas y sin reflexión; así que han sido muchísimos los logros del movimiento feminista, desde el siglo XVIII. Hoy hay un feminismo activista que se ha valido muy bien de las redes sociodigitales las cuales se han conformado como plataformas comunitarias, mujeres que ahora son protagonistas visibles y que han arriesgado su integridad por demandar las injusticias de este país y más en el mundo entero. El feminismo es un escándalo, así que espero siga sonando y pisando fuerte.
3. Nuria Varela. Feminismo para principiantes. B de Bolsillo. 2019.
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Desvaríos de la freaky neurosis Soy nutriólogo, ¿Y? El pasado 27 de enero se conmemoró el día del nutriólogo. En México, los profesionistas dedicados a esta área somos poco valorados; a pesar de los altos índices de morbilidad y mortalidad por enfermedades crónico degenerativas. En tiempos de pandemia, donde se recrudece el riesgo de padecer complicaciones a causa del virus y otras enfermedades asociadas, resulta de gran importancia redoblar esfuerzos en materia de prevención y orientación alimentaria enfocada a modificar hábitos alimenticios de los mexicanos. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en México hay un déficit de especialistas en nutrición pues existen un promedio de 2.4 nutriólogos por cada mil habitantes. Sin embargo, desde el año 2000 se ha observado un número creciente de escuelas y facultades en nutrición. Para 2017 se estimaban dieciocho mil egresados de la licenciatura a nivel nacional, y el número se ha incrementado. A pesar de todo, no se han creado suficientes espacios laborales para nosotros; por lo que muchas veces debemos subemplearnos en otras áreas o bien, convertirnos en una especie de mercaderes de la salud; ofreciendo tratamientos alternativos para bajar de peso como la acupuntura, auriculoterapia o mesoterapia; que a fin de cuentas, es lo que más vende. A los mexicanos realmente no les importa su salud, sino alcanzar un ideal que les han vendido como el correcto. 106
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Regresando al tema de los espacios laborales; en las instituciones de carácter público, llámese IMSS, ISSSTE o INSABI, no importa tu experiencia, sino tener un buen contacto para ingresar como trabajador. En la mayoría de las dependencias gubernamentales donde se emplean licenciados en nutrición, es igual; si no tienes familiares o contactos, no tienes la menor oportunidad. A esto le sumamos que somos de los profesionistas de la salud menor pagados en comparación a un médico o enfermero especialista; y que un nutriólogo no tiene permitido recomendar fármacos para la pérdida de peso, sino que esto debe siempre estar avalado por un médico; lo cual demerita nuestra labor. Creo es verdaderamente lamentable. Por mi parte, este 2021, no hubo nada por lo cual celebrar. Para esa fecha me encontraba desempleada y buscando opciones. El emprendimiento aún no deja para pagar las cuentas y lo mío jamás ha sido dar consulta, es algo que aborrezco y hago por mera necesidad. Más ahora donde hay un boom con esa llamada
“Nutrición incluyente” que nos deja a todos los profesionistas de nuestra área como si fuéramos unos payasos. Mucho se habla de la dichosa “gordofobia” y que no se le debe decir a la gente cómo debe comer, pues se le está discriminando. Y dejan a un lado, el conocimiento científico que demuestra las complicaciones que puede ocasionar el aumento de peso o los malos hábitos alimenticios. Falta mucho camino por recorrer en México, sobre todo por el gran desconocimiento en materia de alimentación y nutrición. Siempre será mejor invertir en prevención y no en subsanar enfermedades. Pero hasta que el gobierno no entienda esa parte y legisle para darnos la importancia que tenemos, no se logrará nada provechoso. Mientras tanto, me han contratado como cajera en un comedor de empleados. El trabajo es bastante agotador, pero es el único donde me aceptaron, a pesar de toda mi experiencia y conocimientos previos. Una verdadera tristeza este país, pero al menos me alegra no trabajar vendiendo ollas Royal Prestige. Eso es parte de otra historia que tal vez me anime a contarles alguna vez... o mejor no.
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Nos vemos en el slam Monumento a los Montejo, un error edificado La marcha feminista en Mérida por el Día Internacional de la Mujer demostró una vez más para que sirve el Monumento a los Montejo, ese par de estatuas de los fundadores de la capital yucateca únicamente están edificadas para recibir repudio, rechazo, pintas y cuanto insulto sea posible. Fue sumamente perfecto que el movimiento feminista de la capital yucateca haya descargado su furia contra esos monigotes que representan lo mismo que el machismo: intolerancia, discriminación, imposición y violencia. Por lo menos, es la segunda vez que ese monumento no recibe una protección policial durante una manifestación y se permite al pueblo interactuar violentamente contra ellos como si estuviera amarrados en una hoguera. La primera vez ocurrió para el aniversario de los 100 años de Independencia cuando estaba fresco un movimiento local que exigía el retiro de las estatuas por ser una apología a la discriminación y al racismo. La intervención feminista ha despertado de nueva la idea del retiro, en redes sociales leí a aventureros que “en breve” presentarían propuestas al ayuntamiento para la expulsión de las estatuas colocadas al inicio de la principal avenida de la ciudad que lleva por nombre el apellido de dichos conquistadores. Francisco de Montejo “El Adelantado” y su hijo del mismo nombre apodado “El Mozo” están parados viendo hacia norte, la parte más prospera de la ciudad y dando la espalda al sur, la zona con un mayor índice de pobreza, gracias a personas que tienen sus mentes estancadas en siglos anteriores al XX y XXI. No están ahí por un patriotismo meridano, los meridanos cuando hablamos de Mérida no mencionamos primero a los Montejo, hablamos de tranquilidad, de comida, de calor, hasta
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presumimos la Catedral y alguna cantina; a esos dos españoles ni los tenemos en cuenta porque nadie se identifica con ellos. Además de carecer del heroísmo que representa a Nachi Cocom y a Felipe Carrillo Puerto, ni siquiera reciben un homenaje en la celebración anual por la fundación de la ciudad. No podemos negar su lugar en la historia, fundaron una ciudad que aún existe, pero sí podemos rechazarlos y exigir a la autoridad su retiro. Es una contradicción que los discursos gubernamentales y campañas turísticas hablen de una “tierra maya” y los turistas se encuentran un monumento de dos personajes que ordenaron el asesinato de cientos de mayas. Su retiro no representa un peligro electoral, ¿algún políticos los defenderán y luego pedirá el voto a una ciudadanía que no siente empatía por los fundadores de su ciudad?
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