Mayo 2021
Revista
No. 51
Mayo 2021
Es un proyecto de la Catarsis Literaria
Editada en Matamoros, Tamaulipas. Revista de Circulación Mensual. Dirigida por: Adán Echeverría. Edición: Larissa Calderón. Colaboraciones a romeodianaluz@gmail.com Consejo Editorial: Javier Paredes Chí, Cristina Leirana, Blanca Vázquez, Roberto Cardozo, Rocío Prieto Valdivia, Mario Pineda Quintal y J.R. Spinoza.
Contenido ¡Ah, Bárbara! Alfa Tao 4 Las agrupaciones literarias en la construcción de México Adán Echeverría Bla Bla Bla Paty Rubio 19 Una pila de huesos Susana M. Perezsalvatierra y Rodríguez ¿Qué es y que no es ser madre? Irina Garcés 22 Mientras me baño Norma Leticia Vázquez González Anatomía del amor Santiago Garcés Moncada Música y números Martha Carrillo 25 El nuevo Alberto Quero 26 Maternal Alicia Mejía Alba 29 Víctima, no criminal Astrid G. Reséndiz 30 La peq ueña oruga Rocío Prieto Valdivia 32 Historia de Laura Ausra Cesaityte 33 Sábado con la camarilla Daniel Barrera Blake 34 Y la muerte... Wendy de la Torre 37 Pavarotti Beatriz Pérez Fierro 45 Su voz, tu voz Eduardo Omar Honey Escandón Princesas y cuentos José Chairez 50 Literatura yucateca entre dos siglos Silvia Cristina Leirana Alcocer La religión maya J. Ramón Robles 69 Plegaria Mary Trini Garza 72
Para destruir el final J.R. Spinoza 73 Mi carta para ustedes Jimm León O. 74 Una última conversación Antonio Garza Mejía 76 Textos breves Javier Paredes Chí 77 Sobre Tutlefem/Lerotic Norma Leticia Vázquez González Bocetos de una sociedad moderna: la construcción simulada Diana Laura Velasco Vázquez
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Matriarcadia: Separatismo
Norma Leticia Vázquez González
Introspecciones del Erizo Javier Paredes Chí
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Un modo para todo
Nancy Yáñez Corrales Demersales en A Mayor Sofía Garduño Buentello
Interés superior Larissa Calderón
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El mono-grafo
Jorge Daniel Ferrera Montalvo
F es de Fantástico. J.R. Spinoza.
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Bajo el barandal.
Rocío Prieto Valdivia.
Mi punto de risa. Roberto Cardozo
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La Niña TodoMePasa dice: Jéssica de la Portilla Montaño
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Incipit.
Blanca Vázquez
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Desvaríos de la freaky neurosis. Gema E. Cerón Bracamonte
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Nos vemos en el slam. Mario E. Pineda Quintal
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Editorial
Maternar o abortar Si no fuera porque algunas mujeres y hombres todavía consideran la maternidad como una etapa más y natural de la vida, o su deseo es tan fuerte como inconsciente, que toman costosos tratamientos u otros medios para tener hijos, o porque algunas mujeres no tuvieron otra opción, la humanidad estaría destinada a la extinción. En las páginas de esta revista, la número 51 dedicada a esta disyuntiva entre el ser y no serlo, encontrarán varias posturas que se complementan, desde la postura separatista de ni materno, ni aborto y para eso me mantengo alejada de los hombres, la resignación de las madres que renunciaron a su independencia y se quedaron a maternar, las que incluso educan en casa con y sin confinamiento; la no madre, pero que cumple esas funciones y vive las mismas frustraciones. La hija que se vuelve la peor pesadilla de la madre o el hijo que se fue lejos completamente desarraigado. Porque aunque por estas páginas se plantea que uno de los objetivos de algunas mujeres, sobre todo de tiempos atrás, era criar hombres y mujeres exitosos, pareciera que hoy en día, solo estemos logrando hombres y mujeres que van de la neurosis que todo se reprime y prohíbe al perverso narcisista que pasa directo al acto de agresión. El pediatra inglés Donald Winnicott explica que al principio el bebé no tiene sentimiento de existencia en él mismo. Dirige su mirada hacia la de su madre para intentar ver algo de sí mismo. Si su madre lo ve como una persona, podrá ponerse en contacto con su propia existencia. Esto será posible si la madre lo ve como a un individuo, y no como parte de ella misma. Es a través del yomaterno que la persona se construye, su identidad, su propia existencia. Si estuviéramos realmente conscientes que no sólo son los cuidados, la protección y la educación son suficientes, sino la construcción de la psique de un ser humano, de su lugar y pertenencia en el mundo a lo que nos enfrentamos; y que a su vez tenemos que ser personas sanas para ello; no sé si estaríamos tan dispuestos a ser madres o padres, o quizá lo dejaríamos para más
adelante, cuando nos sintamos más preparados o hayamos superado nuestra propia infancia y primera juventud. Del otro lado de la moneda está la interrupción voluntaria del embarazo, la cual podemos abordar desde los lugares más comunes, la vida, la moral, lo legal, la embriología. Todos tendrán una opinión, quizá simplistas como: no es una persona, es un grupo de células, cómo una semilla que se pierde en el asfalto, que no siente nada debe importarnos. Pero la realidad es personal, porque mientras para algunas ese pequeño cigoto se vuelve lo más importante desde el primer momento, para otras no es así; si no lo quieren, si fue a la fuerza o bajo coacción, si no está en su plan de vida o las condiciones no son favorables, lo mejor es tomar una decisión y asumir la responsabilidad y las consecuencias. Gracias a Iván Baltazar por ilustrar este número con esa visión cósmica, esperanzadora y reconfortante de la maternidad. Porque desde cualquier postura, hay que seguir reconociendo la belleza del binomio perfecto madre-bebé.
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¡Ah, Bárbara! En esa familia, te topabas con cada personaje que parecía sacado de las historietas mexicanas de mediados del siglo XX. El padre tenía la frente amplia y cuando hablaba, movía las manos como si estuviera en un concurso de declamación y siempre tenía la última palabra. La madre con la sonrisa por delante; limpiaba y ordenaba todo antes de salir de casa y siempre llegaba tarde a todos lados. Bárbara, la hija, permeada hasta la médula con ésos y otros dogmas, supuraba contradicción hasta por los poros y siempre se metía en aprietos. A Bárbara le había pasado de todo, menos que la orinara un perro, eso sí que no. No es que fuera el caso. Pero los perros siempre estaban en su vocabulario y en sus historias. Incluso tenía un verbo para describir la acción de ir a orinar. Ella creía que sería histórico el día que lo sometiera para su validación ante la RAE. Ese verbo, resultó de la síntesis de varias expresiones que escuchó a lo largo de su vida, y que un día logró sintetizar en nueve letras. Su padre, un erudito en jerga mexicana, usaba la expresión “voy a mear” cuando necesitaba orinar. También era común escuchar a su tío Abel decir “voy a mi árbol” (frase mexicana muy chilanga) que hace referencia a la acción que realizan los perros machos adultos, cuando orinan los troncos de los árboles (o cualquier otro sitio) levantando la pata para marcar su territorio. Voy a “miarbolito” decía Bárbara en su adultez, y de todo ese coctel de experiencias nació el verbo barbaresco “miarbolar”. Según ella, este vocablo engloba no solo la acción de orinar, sino la de desplazarse al lugar donde se vaciará la vejiga, al mismo tiempo que se marca el territorio con eficiencia y gracia, como lo hacen los perros; incluyendo la imagen poética del árbol o superficie donde se estampa la orina. En una de esas profundas reflexiones estaba Bárbara intentando iniciar un texto que mostrara la 4
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diferencia entre dos tipos de narrador. Habían pasado tres días y nada. Abrió un primer archivo de Word y tecleó: “Mallones de licra a tres cuartos de largo”. Media hora después abrió un segundo archivo y escribió: “Elisa recibió una llamada de atención por dejar la puerta abierta”. Al día siguiente abrió un tercer archivo, pero surgió una emergencia familiar y volvió a dejar el programa de texto abierto con los documentos 1, 2 y 3 en espera. Los días subsecuentes paseó los dedos por el teclado, pero en su cabeza revoloteaban otras cosas y no logró escribir ni un monosílabo. Para el quinto día, expirada la fecha de entrega de su tarea y faltando hora y media para la clase de escritura, le vino una imagen de la adolescencia. Comenzó a escribir sobre el documento 3: “Mariposas en el estómago”; muy original, por cierto. Diez minutos antes de la hora concluyó la revisión de sus textos: media cuartilla con un narrador omnisciente y la otra mitad con uno semiomisciente. Finalmente concretaba una idea. Satisfecha con su proeza y para no dejar pendientes, antes de su clase revisó el correo y envió la información que le solicitaba alguna institución. Acto seguido, abrió la plataforma donde se cuelgan los textos del taller de escritura para su revisión. Cerró el texto de Word recién escrito, porque algunas veces la computadora se congelaba. Lo buscó en la carpeta de documentos guardados para subirlo y no lo encontró. Lo volvió a buscar y no lo encontró. Una mezcla de asombro, incredulidad, angustia, desasosiego y rabia, se conjugaron a la altura de su pecho. Como esos carros que aceleran de 0 a 100 kilómetros en 10 segundos, Bárbara pasó repentinamente de un estado de flujo y satisfacción al de furia descomunal. Se paró de pestañas, invocó las memorias de sus ancestros, pronunció frases altisonantes a la usanza de la madre patria y de la mestiza también, y asestó un
par de puñetazos contra la mesa con la misma intensidad que su frustración se inflamaba. Producto de una potente exhalación quejosa, se escuchó un ¡mierda!, que pareció durar un lustro y sonorizó toda la casa. Aún con su estridente performance, el maldito archivo no apareció. En medio de la tribulación, logró hacer el ejercicio mental de volver sobre sus pasos y repasar cada acto desde que comenzó a escribir. Eso era, eso fue. No salvó el archivo. Nunca le puso un nombre. Permaneció abierto como archivo 3 durante varios días, pero no lo bautizó y no se quedó en el limbo ni en ningún otro lado. Solo lo cerró y extrañamente el Word no le preguntó si lo quería salvar, o por lo menos no lo recordaba. De golpe, la memoria la transportó al entrenamiento que una década atrás les daba a los recién llegados cuando trabajaba como consultora ambiental. —Es importante e imprescindible que salven sus archivos y que cada día generen uno nuevo con los avances que tengan. Póngale versión 01, 02 y así hasta que hayan escrito la versión final. De esta manera si se daña o pierden el último archivo, tendrán una serie de respaldos con versiones previas y no perderán tiempo empezando de cero. Recuerden que el tiempo es dinero. Y en esta ocasión, ella, la experta, había cometido el error imperdonable de no salvar el archivo. Inmóvil frente al monitor, se quedó con la mirada clavada en el teclado y el aliento corto, apenas para mantener las funciones vitales a flote; intentado aceptar el hecho que esta vez, dicho al modo de su padre: “llegaría a la guerra sin fusil”. Iniciada la clase, avergonzada de sí misma, contó su anécdota. Las compañeras del taller vertieron algunas opiniones. Lirio le preguntó si lo había escrito en papel. Ella tenía la costumbre de escribir sus textos en un cuaderno y después pasarlos a la computadora. Hasta alzó su cuaderno y se lo mostró a través de la pantalla de Zoom. La señal de internet comenzó a fallar. Entrecortadamente, Bárbara respondió que solía hacerlo, pero en las últimas semanas disfrutaba
teclear sus textos y la costumbre de escribir de puño y letra era cosa del pasado. Felicia, otra de las compañeras, recordó que el esposo de Bárbara era habilidoso para arreglar computadoras y rescatar información de discos duros dañados y cosas por el estilo. Pero esa alternativa ya estaba agotada y tampoco ofreció un resultado satisfactorio. Lizet, una de las más jóvenes, les comentó sobre la lectura de Brian Weiss que terminó el fin de semana anterior: “Muchas vidas, muchos maestros”. En el libro se narra la historia de Catherine, quien a través de la hipnosis guiada por Brian Weiss (su psiquiatra); recuerda sus vidas pasadas y encuentra el origen de algunos traumas que sufría en la vida actual. Las chicas mostraron mucho interés en el tema. Lizet les dijo que estaba tomando un diplomado en hipnosis, y si Bárbara estaba dispuesta podían intentar hacer una mini regresión, para ayudarla a recordar el texto que perdió, mientras otra de ellas lo tecleaba en tiempo real. La cosa se estaba saliendo de control y el maestro que hasta entonces había permanecido atento y callado dijo: —Bueno, bueno, chicas, aquí nadie se ha muerto. Estoy convencido que su compañera es perfectamente capaz de escribir un texto igual o mejor al que perdió; sin necesidad de regresiones, hipnosis, ni ayuda extra. Vamos a continuar con la clase y las lecturas de sus textos. En la siguiente sesión revisamos los que falten. Bárbara agradeció las opiniones de las compañeras, pero la que le asestó el tiro de gracia; fue la del maestro cuando le dijo que para la próxima tuviera más cuidado porque era una lástima que el perro se hubiera comido su tarea.
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Las agrupaciones literarias en la construcción de México Para hablar de la literatura creada en México, no solamente importan los autores y sus obras, sino también será necesario situarlos en las relaciones existentes con otros personajes de la época que les tocó vivir. En un México cuya lucha por la Independencia de la corona española duró un período de 11 años (16 de septiembre de 1810 a 27 de septiembre de 1821), el ser y sentirnos mexicanos sigue siendo un tema de discusión derivado de la amplia diversidad de los pueblos originarios, sus civilizaciones, su cultura, y el mestizaje imperante que se produjo de la mezcla con la sangre europea, africana, y asiática de multiplicidad de sincretismos que derivaron de ella, sin dejar de reconocer la influencia neocristiana mayormente de índole católico. Para este 2021 apenas vamos a cumplir los primeros 200 años de fundación como país. Somos un país joven con respecto a Europa, India, Asia. En estos 200 años de vida independiente nuestro país estuvo sitiado por varios conflictos bélicos en los que luchaba por ser reconocido como un país libre e independiente, y por entender el significado de ser mexicano que le brindara cohesión cultural al país. No fue sino hasta el final del Segundo Imperio Mexicano que el presidente Juárez recapacitó en la necesidad de que fuera la lengua española (el castellano) la que debiera servir para brindarnos parte de nuestra unión como pueblo. Nuestros escritores nacidos o radicados en México han surgido de ese encuentro de culturas, han copiado las formas europeas, han intentado en sus letras reconocer los mexicanismos imperantes producto del apropio de algunas lenguas mexicanas distintas al español, así como narrar muchas de las costumbres en sus regiones, ciudades, pueblos y villas, representando la urbanidad tanto como la vida del campo. En ese tratar de reconocernos como mexicanos debemos enmarcar algunos de los conflictos bélicos más importantes que se fueron sucediendo a lo largo de nuestra historia como país: recordar que de 1821 a 1829 se dieron
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intentos españoles de reconquista en México. También se dieron tremendos conflictos con los pueblos originarios del norte del país: contra el pueblo Comanche y el pueblo Navajo (18211848), contra los apaches (1821-1915), contra el pueblo Yaqui (1821-1929). Entre 1822 y 1823 ocurre la Revolución del Plan de Casa Mata para terminar con el primer imperio de Agustín de Iturbide. En 1823 Guadalajara, Oaxaca y Puebla declaran su independencia y son combatidos por las fuerzas mexicanas. De 1835-1836 ocurre la Guerra de Independencia de Texas, separándose de México. De 1838 a 1839 se da la Guerra de los Pasteles con Francia. Entre 1842 y 1843 fue la invasión a Yucatán, que también había declarado su independencia de México. Existió un Conflicto México-Guatemala (1842-1882) sobre la posición de la frontera entre ambos países. De 1846 a 1848 ocurre la Intervención estadounidense en México con el fin de anexarse la República independiente de Texas, lo que consigue. En el sureste de México de 1847 a 1901 se da la terrible Guerra de Castas entre el pueblo maya y los blancos yucatecos que los mantenían como esclavos en sus “encomiendas”. De 1857 a 1861 nos afectó la Guerra de Reforma que inicia con la proclamación del Plan de Tacubaya, desconociendo a la Constitución de 1857, y concluye con el derrocamiento del gobierno conservador, y la continuidad del liberal. De 1862 a 1867 ocurre la Segunda Intervención Francesa con la intención de grupos conservadores mexicanos de instaurar una monarquía en el país. Concluye con el fusilamiento en Querétaro de Maximiliano de Habsburgo (segundo emperador de México) y de Miguel Miramón. Luego vivimos una relativa calma conocida como Porfiriato (entre 1876 y 1911), que concluye con la Revolución Mexicana (1910-1920). Inicia con el Plan de San Luis y concluye con la creación de la Constitución de 1917. En 1911 anarquistas mexicanos, bajo la influencia de Ricardo Flores Magón, intentan independizar Baja California. De mayo 2021
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1926 a 1929 ocurre la sangrienta Guerra Cristera. En 1974 se da el ataque de la guerrilla del maestro rural Lucio Cabañas. También vimos persecuciones y matanzas por conflictos electorales: Después de las elecciones presidenciales de 1929 contra los seguidores de José Vasconcelos que acusaron fraude electoral. En 1940 contra los seguidores de Juan Andreu Almazán. Y la matanza en León, Guanajuato, el 2 de enero de 1945, ante una protesta de fraude electoral (30 muertos y 300 heridos). La Guerra contra las Guerrillas ocurrió entre 1950 y 1985, empezó contra el gobierno de Miguel Alemán y fue cambiando de forma para concluir en el gobierno de Miguel de la Madrid, cuando dio inicio el Salinato (1982) que continúa como parte del gobierno de Andrés López (período que igual se conoce en México como Partidocracia, el gobierno repartido y heredado entre Partidos Políticos, sus líderes y familiares que lo conforman). En este período se pueden reconocer varios puntos de importancia de orden armamentista y de conflicto: 1. El levantamiento armado el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (enero de 1994). 2. La primera aparición pública del Ejército Popular Revolucionario (EPR) en el estado de Guerrero el 28 de junio de 1996, aniversario de la matanza de campesinos en el vado de Aguas Blancas, ordenada por el gobernador Rubén Figueroa Alcocer. Las autoridades mexicanas han relacionado a estos guerrilleros con los remanentes del Partido de los Pobres fundado por Lucio Cabañas, y la lucha contra el avance del comunismo en Latinoamérica. 3. La Guerra contra los Carteles del Narcotráfico (2006-actualidad) decretada por Felipe Calderón Hinojosa y que continúa vigente hasta nuestros días, en este mismo sexenio presidencial que comenzara en diciembre de 2018, en la que los ataques se han recrudecido: Desde la masacre ocurrida en Minatitlán la noche del 19 de abril de 2019 donde 14 personas fueron asesinadas mientras celebraban una fiesta de cumpleaños, pasando por la masacre de la familia LeBarón el 4 de noviembre de 2019; hasta el asesinato en Sonora del candidato Abel Murrieta mientras hacía proselitismo la tarde del 13 de mayo de 2021 para 8
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las elecciones, llamadas las más grandes de la historia moderna de México, a llevarse a cabo el 6 de junio de 2021. Así, entre sangre, venganzas, golpes bajos, asesinatos, se ha ido construido nuestro país. Durante esos dos siglos de existencia nuestra sociedad y sus conflictos ha permeado en los mexicanos, y por ende en nuestros artistas, intelectuales, escritores y poetas. Por ello tenemos que preguntarnos: ¿Cuál ha sido la influencia de escritores y escritoras en el pensamiento de la sociedad mexicana desde 1821? Pensemos en Miguel Hidalgo y sus lecturas, en Morelos y su formación cultural. En Josefa Ortiz de Domínguez, tanto como en Leona Vicario y Andrés Quintana Roo. En Francisco Zarco emparentado con Adolfo López Mateos, Ignacio M Altamirano, Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez también ascendiente de López Mateos, Alfonso Reyes hijo Bernardo Reyes general de Porfirio Díaz, Martín Luis Guzmán, Mariano Azuela, Daniel Cosío Villegas, Octavio Paz y su abuelo Ireneo Paz que en un duelo diera muerte a Santiago Sierra, hermano menor de Justo Sierra Méndez; así como Carlos Fuentes, Héctor Aguilar Camín, Gabriel Zaid y Enrique Krauze, por lanzar algunos nombres ¿Su trabajo intelectual y creativo, sus ficciones y su lírica han formado parte del constructo social o del pensamiento político de los mexicanos? ¿Y en la actualidad? ¿En este 2021? El trabajo literario, la ficción literaria, la construcción de historias, el lirismo, la poesía, ¿reflejan la sociedad y sus necesidades?, ¿acaso son un espejo de la vida cotidiana de su época, de sus estructuras sociales? ¿el trabajo de los escritores considera la lucha por la libertad, por la equidad de género, consideran el tema pro aborto, las libertades sexuales, el machismo exacerbado, el feminismo, la diversidad sexual, el matrimonio entre personas del mismo género, la contra cultura sexual, el ecofeminismo, el desarrollo sustentable, la corrupción imperante, la falta de tolerancia al otro, los avances científicos? Nuestros narradores, dramaturgos, poetas, ensayistas, promotores de lectura, libreros, editores, ¿influyen con su trabajo en el pensamiento político y cultural de los mexicanos y mexicanas, en la construcción o deconstrucción del tejido de nuestras sociedades?
Para poder responder a estos cuestionamientos siempre será bueno revisar nuestra historia, la historia de nuestros escritores y sus relaciones con los otros, con la sociedad en la que les tocó vivir. La sociedad mexicana en el siglo XIX, durante el Segundo Imperio (1864-867), definitivamente no es la misma sociedad del Porfiriato, ni la que vivió durante el Maximato (1928-1934). Tampoco es el mismo México desde el 17 de octubre de 1953 en que la mujer mexicana ganó el derecho a votar en las elecciones de México, o de los mexicanos nacidos en el año 2000 (que hoy son mayores de edad), cuando la “incipiente democracia mexicana” lograra alternar la presidencia de la república luego de 70 años de gobiernos emanados del PRI. Revisaremos, de manera muy breve y concisa, cómo los escritores mexicanos, fueron construyendo asociaciones, filiaciones, grupos culturales, medios impresos para comunicar sus pensamientos, apoyados por los avances científicos que tenían a su alcance: desde la aparición de la imprenta en la Nueva España en el año 1535-37 (durante el México colonial), y recordando lo que el crítico José Luis Martínez escribiera: “Desprovisto en los primeros años de nuestra prensa de órganos propios, el periodismo literario nació como un parásito dentro de las publicaciones de otra índole, noticiosas o políticas”, que en la época porfirista las revistas alcanzarían su edad dorada y el escritor, por fin, podría ser escritor, es decir, podría dedicarse primordialmente a escribir”. Desde ese siglo XIX y hasta el 20 de julio de 1989, cuando la Universidad Autónoma de México (UNAM) efectuó su primera conexión a Internet, las cosas han ido cambiando para los escritores nacidos o radicados en México, hasta nuestras épocas en que la aparición del programa para documentos denominado PDF (Portable Document Format por sus siglas en inglés), creado por John Warnock el 15 de junio de 1993, que vino a revolucionar la forma de intercambiar libros y lecturas entre los mexicanos y gran parte de los habitantes del planeta. Y ha sido la aparición del internet, de los procesadores de textos semiautomatizados, lo que
ha permitido la edición de libros, revistas virtuales, revistas en PDF, eso tiene que sumarse a las redes sociales (Facebook, Twitter, entre otras) los que han multiplicado de manera exponencial la aparición de nuevos escritores, nuevos proyectos culturales y nuevos grupos literarios a lo largo de México y del mundo. Pero vamos por partes, revisemos los cimientos de las agrupaciones literarias en México: Siglo XIX. Academia de Letrán (1836-1856). Se definen como deliberadamente mexicanos. José María Lacunza – Guillermo Prieto (fundadores) Participaron. Andrés Quintana Roo – Fernando Calderón y Beltrán – José María Roa Bárcena – Manuel Carpio – Manuel Eduardo de Gorostiza – José María LaFragua – José Joaquín Pesado – Ignacio Ramírez “El Nigromante” – Ignacio Rodríguez Galván. Ignacio Ramírez fue maestro de Ignacio M. Altamarino, y éste le pasó la tarea y responsabilidad sobre la educación, cultura y letras al maestro Justo Sierra Méndez. Liceo Hidalgo (1849 – 1893) Representativos del segundo romanticismo mexicano. Literatura nacional. Francisco Zarco (fundador y principal animador). Ignacio Manuel Altamirano (se convirtió en el mentor y guía de casi todos los jóvenes de finales del siglo XIX). Manuel María Flores – José Tomás de Cuéllar – Luis G. Ortiz – Justo Sierra – Vicente Riva Palacio (el 24 de septiembre de 1885, Riva Palacio fue nombrado su presidente) – Francisco González Bocanegra – José María Tornel – Laureana Wright de Kleinhas – Marcos Arróniz – Emilio Rey – Francisco Pimentel – Alfredo Chavero - Isabel Prieto de Landázuri. Revista “La Ilustración Mexicana” (18511855). Semanario “El Renacimiento” (enerodiciembre de 1869, primera época y enero-junio de 1894 segunda época). “Para el arte no debe haber fronteras. Todo el que tenga algo que decir podrá hacerlo desde las columnas de este semanario de nombre simbólico”.
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Sociedad Netzahualcóyotl (1868-1874) Cuando comenzó las edades de sus integrantes iban de los 15 a los 20 años. Manuel Acuña (líder del grupo) - Agustín F. Cuenca – Francisco G. Cosmes – Alfredo Higareda – Francisco Ortiz – Miguel Portillo – Rafael Rebollar – Javier Santa María – Pablo Sandoval – Gerardo M. Silva – Juan de Dios Peza – Ricardo Ramírez (hijo de El Nigromante). Laura Méndez, de manera extra oficial. Apadrinados por Ignacio M. Altamirano. Otros mentores: Ignacio Ramírez y Guillermo Prieto. Por lo que los integrantes de esta Sociedad suscribieron el programa literario nacionalista y laico de sus mentores. Fue una generación posreformista, posromántica, intelectual, urbana, clasemediera con tufos aristocráticos, mestiza, cientifizante, modernizadora, universitaria, oradora, política. Revista: “El Anáhuac” (editor Manuel Payno) Liceo Mexicano (1885-1893) Luis González Obregón (fundador) – Ángel del Campo (Micrós) – Ezequiel A Chávez – Manuel Mangino – Alberto Michel – Adolfo Verduzco y Rocha – Genaro García Revista: El Liceo Mexicano. Ensayaron el romanticismo patriótico y dulzón heredado por la generación precedente. La retórica no se modificó gran cosa; subordina la ficción a lo moral con pretendida sutileza y la historia es análisis de costumbres y reflexión sobre lo nacional. Paso al Modernismo. (1890-1925) Modernismo Mexicano. Surgió a finales del s. XIX. Buscó la renovación de los valores estéticos occidentales. Queriendo asimilar a: Baudelaire, Verlaine y Mallarmé (decadentistas). Se levanta contra: Ignacio M Altamirano, Ignacio Ramírez, Guillermo Prieto y Vicente Riva Palacio, y su proyecto cultural nacionalista, igual contra la literatura al servicio del pueblo y contra la cultura nacionalista. Quiere LIBERAR AL ARTE de compromisos sociales y políticos. Aspira a ser cosmopolita / universalista. Identidad Cultural con el Mundo Hispánico. Ese decadentismo se aprecia en: incertidumbre religiosa, el erotismo y las 10
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representaciones de la nueva mujer y del hombre decadente, mediante el sentimiento de implícito en la etimología del término. De esta forma podemos considerar al modernismo mexicano como un movimiento que aporta importantes luces a la historia de la estética mexicana y a los modos de construcción de la imagen de “lo mexicano”, como una corriente original y peculiar puesto que su relación a la imagen es menos sacralizada y más libre que en los periodos anteriores y posteriores. Con este movimiento los artistas y los intelectuales del cambio de siglo muestran un sincero interés en entender y posicionarse ante tres fenómenos mayores a los que se ven confrontados: la realidad de su época, por lo demás problemática y sujeta a fuertes cambios (urbanos, demográficos, científicos y tecnológicos); el enigma social, cultural e histórico que les produce la joven nación “mexicana” (y su contraste con el temible avance de la vecina “civilización técnica y comercial” estadounidense. El artista ya no debe buscar agradar al público o hacer una obra “bella”, sino buscar la fusión de la persona con la obra. Revista Azul (1894-1896) La primera etapa de la revista duró casi dos años y medio: del 6 de mayo de 1894 al 11 de octubre de 1896; en este periodo se alcanzaron a producir 128 números, en los que se incluían no sólo literatura mexicana, sino también literaturas hispanoamericanas, modernas y contemporáneas. El color azul estaba relacionado con la libertad y la belleza, las cuales eran necesarias para llegar a la felicidad. Propone una búsqueda de la belleza guiada por los valores estéticos, normas de vida y convivencia social. La Revista Azul fue considerada el modelo de revista que los decadentistas anhelaban tener. El final de la primera etapa de la revista ocurre debido, primeramente, a la muerte de Nájera el 3 de febrero de 1895, y posteriormente al retiro del apoyo económico del Partido Liberal. Dirigida por Manuel Gutiérrez Nájera y Carlos Díaz Dufoo. Contó: Luis G. Urbina – Lázaro Pavía – Ángel del Campo Lograron meter a la revista colaboraciones de Rubén Darío, Juliá del Casal, José Martí, José
Asunción Silva, y poetas mayores de México: Justo Sierra, Salvador Díaz Mirón y Manuel José Othón. Hubo una segunda época de la revista: de marzo a mayo de 1907, dirigida ahora por Manuel Caballero. Revista Moderna (1898-1903) Juan José Tablada, quien estuviera casado con Evangelina, hija de Santiago Sierra Méndez, el hermano de Justo Sierra. Amado Nervo, Jesús E. Valenzuela, Jesús Urueta, Alberto Leduc, Rafael Delgado, Ciro B. Ceballos, Bernardo Couto Castillo, Francisco M de Olaguibel, Balbino Dávalos, Julio Ruelas (pintor). El Modernismo estableció la primera influencia literaria del siglo XX, con La Revista Moderna de México (1898-1903 y 1903-1911); (y de 1890 a 1925 en el arte). La poesía modernista se renovó con la obra de José Juan Tablada (1871-1945) y Ramón López Velarde (1888-1921); este último descubriría la provincia con sus poemas y, para algunos, marcaría la transición entre el modernismo y las nuevas vanguardias Siglo XX Ateneo de la Juventud (1909-1912) Tuvo su continuidad con los planteamientos literarios y filosóficos del Ateneo de la Juventud (1909-1923); cuyos representantes buscaban romper el cerco intelectual que el Positivismo había impuesto en los estudios superiores de México y la imitación servil de Francia. Sus integrantes volcaron su interés por la cultura humanística, mostraron un profundo americanismo con conocimiento y estudio de la cultura mexicana, además de una pasión por la cultura clásica y el pensamiento universal. Una de las figuras relevantes fue Alfonso Reyes (1889-1959). Justo Sierra - Alfonso Reyes - Pedro Henríquez Ureña - Jesús T Acevedo - Isidro Fabela - Antonio Caso - Alfonso Cravioto - Julio Torri - José Vasconcelos - Efrén Rebolledo - Diego Rivera.
Ateneo de México (1912-1923) El 25 de septiembre de 1912, se nombra presidente del Ateneo a Enrique González Martínez y se transforma en El Ateneo de México, una de cuyas iniciativas fue la fundación, el 3 de diciembre de 1912, de la Universidad Popular Mexicana cuyo primer rector fue Alberto J. Pani y sus colaboradores cercanos Alfonso Pruneda y Martín Luis Guzmán. Esta organización dura hasta 1922. El Ateneo se desintegra en 1923. Recordemos que en 1921 se funda la Secretaría de Educación Pública (SEP). Sociedad de Conferencias y Conciertos (1916-1925) Para impulsar la vida cultural de esos tiempos; creada en 1916 por la llamada generación de los Siete Sabios: Antonio Caso (1896-1970), Antonio Castro Leal (1896-1981), Vicente Lombardo Toledano (1894-1968), Manuel Gómez Morín (1897-1972), Alberto Vázquez del Mercado (1893-1980), Teófilo Olea y Leyva (1895-1956) y Jesús Moreno Baca, quienes intervinieron posteriormente sobre la nueva realidad que impuso la Revolución y actuaron como dirigentes académicos, funcionarios públicos, jueces, ministros o líderes políticos. Estridentismo (1922-1927) La renovación del modernismo fue obra de un grupo vanguardista; que integraron, de 1922 a 1927, lo que se ha llamado la corriente estridentista, a través de sus obras publicadas en las revistas Actual, Irradiador y Horizonte. El estridentismo rescató matices del futurismo italiano que buscaba romper con la tradición, el pasado y los signos convencionales; consideraba como elementos principales a la poesía, el valor, la audacia y la revolución, exaltaba lo sensual, nacional y guerrero, la adoración de la máquina y el retrato de la realidad en movimiento, promovió una devoción a la tecnología y a la vitalidad existente en las urbes; que hizo su aparición en la posrevolución mexicana, durante los gobiernos de los sonorenses Álvaro Obregón y Plutarco E. Calles. Germán List Arzubide – Manuel Maples Arce – Salvador Gallardo – Luis Quintanilla – Arqueles Vela mayo 2021
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Revista Ulises (1927-1928) Salvador Novo la promovería, tomando el título de la novela de James Joyce, publicada en 1922; y con ella afianzaría el conocimiento de la vanguardia europea. Divulgando a escritores franceses y de habla inglesa. Antonieta Rivas Mercado (1900-1931), hija de don Antonio Rivas Mercado, el arquitecto que erigió la columna del Ángel de la Independencia en la Ciudad de México, sería la figura femenina del proyecto, y posteriormente mecenas del grupo Los contemporáneos. Revista Contemporáneos (1928-1931) Surgen en el contexto de un México devastado por la Revolución, que les ha quebrantado y sumergido en el escepticismo, ante el fortalecimiento del militarismo y la demagogia nacionalista en el país. Se dispersaría a los autores de generaciones anteriores a diversos exilios, lo que provocó una grave fractura en el proceso generacional, con un estancamiento cultural resultado de los conflictos bélicos. Procurarían, como discípulos de Reyes y López Velarde, recuperar la tradición poética hispánica, opacada por la irrupción galicista, con curiosidad por lo que sucedía en el mundo literario europeo y latinoamericano, que se vertió en los materiales de la revista. Hacen a un lado la obra y fama de Manuel Gutiérrez Nájera. Con este grupo cobra fuerza la tendencia cultural que aportó una visión plural y cosmopolita a la cultura mexicana, contraria al populismo y vinculada al socialismo, que predominaría en el país al amparo de los gobiernos revolucionarios, en especial por el de Lázaro Cárdenas. En su época su trabajo fue opacado por injustas acusaciones de extranjerismo, falta de compromiso con la realidad nacional y ausencia de virilidad en su propuesta estética. Al avanzar la década de 1930 se radicalizará la poesía y la crítica literaria, que conducirá a la desbandada del grupo. Salvador Novo - Xavier Villaurrutia - Jaime Torres Bodet - Gilberto Owen - José Gorostiza Carlos Pellicer - Bernardo Ortiz de Montellano y Jorge Cuesta quien se suicidara en el año de 1942, minutos después de completar “Canto a un dios 12
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mineral”, un extenso poema metafísico heredero de la tradición del “Primero sueño” de Sor Juana Inés de la Cruz. Los refugiados españoles que huyen de la Guerra Civil fundan la Casa de España en México (20 de agosto de 1938), que se convertiría luego en el Colegio de México. En 1934 se crea el Fondo de Cultura Económica. Casa de España en México (1938-1940) En estos años la producción literaria en México se vio incrementada con la obra de intelectuales españoles, desterrados en México al finalizar la Guerra Civil Española, quienes fundarían la Casa de España en México el 20 de agosto de 1938 a iniciativa de Daniel Cosío Villegas, el actual Colegio de México (COLMEX) vigente hasta nuestros días. Mientras que en 1936 se funda el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y en 1946 el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), ambas instituciones descentralizados de la SEP fueron los primeros intentos para crear un organismo estatal dedicado a atender las cuestiones culturales. Taller Poético dio lugar a Taller (1938-1941) Continúa con los esfuerzos modernistas de divulgación literaria. Fundada por Octavio Paz (1914-1998) y Rafael Solana (1915-1992). En una época en que sobresalía el nacionalismo y realismo socialista, proclamaron la libertad del arte, no hicieron poesía política y se opusieron al arte de propaganda para afirmar la libertad de la literatura. Efraín Huerta - José Revueltas - Carmen Toscano. Las contribuciones a la poética de Octavio Paz y Efraín Huerta mostraban espontaneidad, calor humano y ofrecían una experiencia total del mundo acorde con las ideas sociales en boga, al mismo tiempo que confrontaban sus experiencias personales contra la ciega fatalidad, en un reconocimiento del desamparo humano.
Revista Tierra Nueva (1940-1942) Dirigida por Jorge González Durán, José Luis Martínez, Alí Chumacero y Leopoldo Zea. Revista Cuadernos Americanos (1942-1986) Coordinada por los intelectuales nacionales Alfonso Caso, Daniel Cosío Villegas, Mario de la Cueva, Manuel Martínez Báez, Alfonso Reyes y Jesús Silva Herzog; además de los españoles Pedro Bosch Gimpera, Eugenio Imaz abuelo de Carlos Imaz Gispert, quien hasta 2016 estuviera casado con Claudia Sheinbaum. Otros que participaron en la revista son Juan Larrea y Agustín Millares. En ella divulgarían una multitud de ensayos en varios campos de especialización, como la literatura y antropología, incluyendo temas de economía, medicina, historia y sociología. Grupo Hiperión (1948-1952) Tomó su nombre del mito griego sobre el hijo de la tierra y del cielo, encargado de unir lo concreto y lo universal. La preocupación del grupo eran los temas de la filosofía contemporánea y su divulgación, cuyas inquietudes giraron sobre el ser del mexicano, su relación con la cultura y sus posibilidades. Leopoldo Zea - Emilio Uranga - Jorge Portilla - Luis Villoro -, Ricardo Guerra - Joaquín Sánchez McGregor - Salvador Reyes Nevares Generación de Medio Siglo (1950-1960) Término utilizado por Enrique Krauze para para abarcar a las personas nacidas entre 1921 y 1935. Tomás Segovia - Huberto Batis - Juan García Ponce - Juan Vicente Melo - Salvador Elizondo José de la Colina, entre otros, que participaron en la Revista Mexicana de Literatura; quienes no sólo desarrollarían una obra propia, sino también una labor crítica. Centro Mexicano de Escritores (1951-2005) Creado por Margaret Shedd, otorgó becas a través de la Fundación Rockefeller. Sirvió como promotor de grandes figuras de la literatura
mexicana como Juan Rulfo, Juan José Arreola, Emilio Carballido, Sergio Magaña, y potenció la novela mexicana dándole un sello de autenticidad frente a la escritura internacional. El experimento fue prolífico y longevo, y aunque no estuvo exento de desequilibrios, perduró hasta 2005. Estuvo expuesto a la polémica por la financiación de la Fundación Rockefeller conseguida gracias a las relaciones diplomáticas del esposo de Sheed (quien fue funcionario del gobierno estadounidense) con esta trasnacional, que a su vez vio con buenos ojos financiar estos proyectos culturales, como una forma de ganar terreno y simpatías en América Latina. No podemos evitar recordar que en 1965 Robert Kennedy propuso como primer “contraveneno” a la revolución que veía estallar en América Latina, que era necesario por parte de los Estados Unidos de América: “El intercambio de intelectuales y estudiantes entre los Estados Unidos y América Latina”, con la apertura de recursos económicos, inscripción a escuelas y universidades, que consoliden el pensamiento norteamericano en los “intelectuales mexicanos”. Uno de los grandes objetivos del CME consistió en rescatar la mexicanidad de la novelística mediante una renovación del aspecto estético y estilístico, es decir, los lenguajes y los temas de las letras de la época. Revista Mexicana de Literatura (primera época 1955-1957) Carlos Fuentes y Emmanuel Carballo dirigieron la primera época de la Revista Mexicana de Literatura, que comenzó a circular en la Ciudad de México en el bimestre correspondiente a septiembre-octubre de 1955 y terminaría de hacerlo dos años después, con el número 12, correspondiente a septiembre-octubre de 1957. La Espiga Amotinada (1960-1970) En 1960 el Fondo de Cultura Económica publicó La espiga amotinada, que reunía cinco poemarios de escritores jóvenes: Puertas del mundo, de Juan Bañuelos, La voz desbocada, de Oscar Oliva, La rueda y el eco, de Jaime Augusto Shelley, Los soles de la noche de Eraclio Zepeda y El descenso de Jaime Labastida. Cinco años más mayo 2021
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tarde, el mismo grupo publicó un segundo libro, Ocupación de la palabra. En esta segunda muestra Bañuelos presenta Escribo en las paredes; Oliva, Áspera cicatriz; Shelley, Hierro nocturno; Zepeda, Relación de travesía y Labastida, La feroz alegría. Generación del Crack (1966) Las siguientes son sus características principales: una literatura compleja y de mayor exigencia formal, estructural y cultural. Una narrativa dislocada o desubicada del espacio y tiempo mexicanos. Experimentos lingüísticos bastante aventurados, algunos más que otros, y novelas polifónicas, es decir, no lineales, con muchas voces narrativas. Esta generación de narradores tenía entre sus características el no imponer propuestas ni admirar a nadie; el aceptar la heterogeneidad de sus miembros como un aglutinante; el no ser un grupo de escritores sino el estar agrupados en bloques que comenzaban a definirse; el haberse formado todos en el sistema de taller. Está integrado por Ignacio Padilla, Jorge Volpi, Eloy Urroz, Pedro Ángel Palou, Ricardo Chávez Castañeda y Vicente Herrasti. Revista Plural (1971-1976) En la aparición de Plural condensa Octavio Paz, como en ningún otro momento, lo que había iniciado, como editor, en sus años juveniles en Barandal, después en Taller Poético, Taller, El Hijo Pródigo y en la Revista Mexicana de Literatura. Paz la concibe bajo el auspicio del periódico Excélsior. Esta polémica revista constó de cincuenta y ocho números. Fue concebida desde su inicio para llegar al gran público que luego de 1968 había venido creciendo y desarrollándose como un público inteligente y exigente, responsable y alerta Infrarrealismo (1975-1983) Es un movimiento fundado en el México, Distrito Federal, en 1975 por un grupo de veinte poetas jóvenes, entre los que se encontraban Roberto Bolaño, Mario Santiago Papasquiaro, José Vicente Anaya, Rubén Medina, Ramón Méndez Estrada, José Rosas Ribeyro y Darío Galicia. Los infrarrealistas, también conocidos simplemente 14
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como "infras”, tomaron como consigna la frase de Roberto Matta “habremos de volarle la tapa de los sesos a la cultura oficial”. Más que por un estilo definido, el movimiento se caracterizó por la búsqueda de una poesía libre y personal, que representara la postura de sus miembros ante la vida, al margen de las convenciones sociales, de manera parecida a lo que hicieron los poetas de la Generación beat de los años 1950. Revista Vuelta (1976-1998) Fundada y dirigida por Octavio Paz: continuadora de su revista Plural y progenitora de Letras Libres. Fue editada con el apoyo económico del periódico Excélsior. Fundación de CONACULTA El 7 de diciembre de 1988, el gobierno de la República Mexicana, cuyo presidente era Carlos Salinas de Gortari, publicó un decreto en el Diario Oficial de la Federación en donde declaró la creación del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), en un intento de darle mayor independencia al sector cultural. En 1989 se crea el Fondo para la Cultura y las Artes (FONCA) que serviría para fomentar y apoyar la creación artística dentro de un proceso de “liberalización”, concepto que Tomás Ejea Mendoza define como: un proceso de modernización de la política cultural en México que, si no es meramente autoritaria, aún está lejos de poder considerarse democrática, pues ante el presidencialismo imperante era necesario que se abrieran espacios para la participación de actores no gubernamentales siempre y cuando estuvieran acotados a determinados límites y no rebasaran las prebendas ni las capacidades de decisión del Ejecutivo Federal. Conclusión La historia de México es también la historia de sus luchas políticas, sus guerras, y sus escritores (poetas, novelistas, cuentistas, dramaturgos, guionistas, ensayistas, filósofos) así como de editores, promotores culturales, maestros y la sociedad en general. Luego de esa pequeña reflexión, deberemos concluir con Octavio Paz en que: el tejido de la literatura se debe a la acción de “pequeños grupos que se manifiesta por medio de
sus intervenciones directas en casas editoriales, la gestión de antologías y la presencia constante en revistas literarias; de pequeños grupos cuya cohesión depende de la amistad, de una orientación doctrinal común, tanto más visible cuanto dicha orientación pueda exponerse como lineamiento de una polémica en contra de otros grupos cuya autoridad se pretende desafiar, y cuya viabilidad se sostenga en los instrumentos de un mercado literario sano”. Somos autores de nuestra propia época, y la época que nos toca vivir es una lucha constante por expandir nuestra forma de pensar. En vez de anquilosarnos, como algunas facciones políticas pretenden, dividiendo al país apenas en dos bandos (como en el Siglo XIX) los escritores mexicanos sabemos, y tenemos claridad en que eso es verdaderamente imposible en México dada la enorme diversidad y pluralidad de lecturas y opiniones que podemos formarnos gracias al acceso que tenemos a un sinfín de libros, ideas, formas de pensar; lo que ha hecho que los escritores mexicanos tengamos mucha más tela de donde cortar, muchos más espacios para la reflexión, razón por lo cual seguiremos desarrollando una existencia caótica que seguirá cayendo dentro de las publicaciones a las que tenemos acceso. Sin embargo, los escritores, tanto como los demás artistas y los científicos nacidos o radicados en México no somos la mayoría de los mexicanos, y no podemos cerrar los ojos ante esa realidad. Sabido es que el promedio de educación en México es de apenas 10.1 años, lo que significa que la gran mayoría de los mexicanos apenas tiene la educación secundaria concluida. ¿Qué significan los libros, las lecturas, las revistas, el teatro, el cine, la edición de revistas para los mexicanos y mexicanas con ese nivel de educación? Y esta es la pregunta que debe interesarnos. Referencias
Adame, Ángel Gilberto. El duelo: Ireneo Paz contra Santiago Sierra. https://zonaoctaviopaz.com/detalle_conversacion/326/ el-duelo-ireneo-paz-contra-santiago-sierra/ Carballo, Emmanuel. 2001. Diccionario crítico de las letras mexicanas en el siglo XIX. Editorial Océano. CONACULTA. 291 pp.
Carrillo, Carmen Virginia. 2006. Grupos poéticos innovadores de la década de los sesenta en Latinoamérica. Contribuciones desde Coatepec, núm. 10, enero-junio, 2006, pp. 63-87 Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca, México. Carta abierta a Pablo Neruda. https://www.neruda.uchile.cl/critica/cartaabierta.html Castro, M.A. 1992. El Liceo Mexicano. Revista de la Universidad de México. pp. 37-40. Aquiles Celis. 2020. El nuevo intelectual y la nueva izquierda. CEMEES. Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales. 10 pp. Domínguez Chávez, Humberto. 2011. La producción literaria de 1940 a 1970. 13 pp. Ejea Mendoza, Tomás. 2009. La liberalización de la política cultural en México: el caso del fomento a la creación artística. Sociológica, año 24, número 71, septiembre- diciembre de 2009, pp. 17-46 López Pedraza, Martha Elisa; Cruz Revueltas, Juan Cristóbal. 2015. Modernismo, pasado-presente. El México de Saturnino Herrán. Tzintzun. Revista de Estudios Históricos, núm. 61, enero-junio, 2015, pp. 163-178 Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Morelia, México. Martínez Carrizales, Leonardo. 2016. Revista Mexicana de Literatura. Autonomía literaria y crítica de la sociedad. Tempo Social, revista de sociologia da USP, v. 28, n. 3. Perea, H. 2001. El crack: narrativa a cinco voces. Artículo. Revista de Libros, segunda época. https://www.revistadelibros.com/articulos/lageneracion-del-crack-movimiento-literario-mexicano Pineda Franco, A.E. Positivismo y decadentismo. El doble discurso en Manuel Gutiérrez Nájera y su Revista Azul, 1894-1896. 25 pp. Regalado López, T. 2015. De Contemporáneos al Crack. Jorge Cuesta y Xavier Villaurrutia en la novela mexicana de fin de siglo. Lectura y signo, 10 (2015), pp. 45-67. Romero Chumacero, L. La Sociedad Nezahualcóyotl: evidencias. de una generación literaria decimonónica. 22 pp. Sheridan, Guillermo. 2013. Vuelta a Vuelta. Revisado en Letras Libres el 20 de mayo de 2021: https://www.letraslibres.com/mexico-espana/vueltavuelta Secretaría de Cultura. Fundación de CONACULTA. https://www.cultura.gob.mx/fundacion/
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Bla bla bla En mi casa no se para de hablar, para donde voltee, por donde pase, siempre escucho que se parlotea sin parar de infinidad de temas. Si es el sillón, ese siempre está quejándose con que si… -Soy el respaldo y nadie me reconoce, siempre aguardando a la fiaca o esperando el descanso. Y la cama, huy ella, cuando no suspira por los amores acumulados, llora por tanta melancolía gravada, o por los insomnios que le han hecho mella. De las sábanas, mejor me callo por su tanta indiscreción. La escalera con su crujido y lamento me tiene loca. De cuando en cuando se deja escuchar una risa infantil entre algunos juguetes que pertenecieron a mi nieta. Lo sé, porque los de mis hijos hace harto tiempo que desaparecieron, su infancia se fue de casa con el tiempo, cuando en un tris… se ha convertido en muchos años. Los tantos libros, diseminados por la casa, cuentan y cuentan historias sin parar, a mi paso. Todo con el propósito de hacer que me detenga para llevarme en vuelos galácticos entre sus hojas, y los muy taimados con la misma intención prosaica de ser tomados entre manos y manoseados con concupiscencia. Aquellos que fueron escritos por mí, hablan de la tanta historia en mi vida, y como no, si ya lleva la cuenta de sesenta y seis años. Ella habla a mi paso de instantes llenos de esperanza, de sueños truncados y por qué no, algunos que se realizaron y muy bien recreados. También me recuerdan en su parloteo… huy, de los amores vividos desde el fondo del corazón y los cosquilleantes aleteos mariposados. Algunos aún se encuentran presentes, pero otros ya casi están olvidados. Por la casa se hallan diseminadas muchas libretas, garrapateadas con la premura de ideas que no quieren fenecer en el olvido, o por nacer abruptamente con la pasión encendida.
Paty Rubio
Al paso se pueden ver montañas de hojas sueltas, encimadas al garete, unas sobre otras, en tantos años ¡Imaginen cuántas se han acumulado! Y tantas que dan la apariencia de ser un pastel que se está derrumbando de lado y que permanece de pie, haciendo malabares tan solo por puro orgullo. En algunas de esas hojas rebeldes al paso del tiempo y el abandono, hablan o cuchichean de intentos de relato, ya sea inconcluso por el abandono en que se quedaron, de lo que se quejan claramente pidiendo ser terminados. Otros más de historias cachondas, de miedos y terrores nocturnos, de historias de infancia o de cuentos fantásticos que han servido de jarabe para dormir a los niños o levantar el ánimo en días de tormenta, y algunas otras tan cachondas que chamuscan las manos de quien las sostiene. Las más, al igual que muchos de los libros impresos… (suspiro) cantan poesía en volutas de versos cojos, el canto de mis huesos, los caminos hacia las utopías que, dicho sea de paso, han sido inútilmente recorridas en un espejo sin fin. No se diga más. Mi casa me enloquece con tanto parloteo. Oigo las voces de esquina a esquina, de rincón en rincón, desde los cimientos de su planta hasta el cielorraso y más. ¡Silencio! Que alguien calle tanta palabrería que en realidad no me lleva a ningún lado y sin embargo me hacer llegar a todo y todos… los confines del universo con su bla bla bla.
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Una pila de huesos La mañana era húmeda. Una niebla espesa no dejaba adivinar el paisaje, que aunque conocido, se hacía nuevo entre las arrugas del bosque. Al alba, Eusebio descubría el día con sus ruidos y ecos. El siniestro despertar de una lúgubre mañana de invierno. En la cabaña prepara sus gachas. Lo caliente lo reanima. Tiene que subir a la montaña. Su rebaño espera ansioso las flores que tapizan la ladera de la montaña. Se acerca al pozo para llenar su cantimplora con agua. Siente algo que le sorprende. Es un ruido distinto al habitual en el bosque y quiere adivinar qué es. Baja la redecilla con las tenazas del pozo y busca en lo profundo. Atrapa algo. Sube la red y en ella observa un hueso. Pero ya es tarde, su rebaño espera. Cuando regrese seguirá en ese menester. Tras él, algo se escucha otra vez, no sabe exactamente qué. Un tenue destello disfraza al pozo con una luz verdosa. Él ya está con su rebaño camino al cerro de las flores. Eusebio llega cansado, pero curioso como es, va de nuevo al pozo. Ese murmullo lo atrapa. Tantos años en la soledad del bosque hacen que su alma lo roce suavemente, como humo tocando un respiro en lo alto del follaje. El bosque está vivo, se anuncia. Vuelve a meter su red y sus tenazas. La curiosidad lo mata. Otro hueso. Durante dos horas esta Eusebio tan embelesado en su ejercicio que no se percata de la pila de huesos que ha ido acumulando en su carretilla junto al pozo. Cansado, decide llevar su trofeo al cobertizo. ¿Qué hacían todos aquellos huesos dentro del pozo? En el poblado se contaban “cosas”. Eusebio nunca les había prestado atención. Pensaba eran habladurías y nada más que hacer para encontrar un rato de diversión en aquel escondido lugar. En el cobertizo comenzó a ordenar los huesos disponiéndolos sobre una gran mesa de madera que usaba para secar sus leguminosas. Poco a poco aquel rompecabezas de huesos comienza a tomar forma. Cinco días después, aparece tumbado sobre su mesa un enorme esqueleto sin cabeza. De nuevo escapa del bosque ese murmullo que va haciendo 20
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Susana M. Perezsalvatierra y Rodríguez
presencia. ¿A quién pertenece aquel despojo de huesos que yace ahora en su cobertizo…? Debe encontrar la cabeza. Vuelve al pozo y comienza de nuevo su búsqueda. Al fin, obtiene lo deseado y termina entonces el rompecabezas. Pensativo y algo asustado escucha tras de sí una tenue voz que le murmura: —¡Espera, Eusebio! Y deja que te explique. —¡Por Dios Santo! —exclama Eusebio al borde del infarto— ¿He oído bien? ¿Es el esqueleto quien susurra? Eusebio perplejo, miraba al esqueleto que se había sentado en la mesa y tiritaba de frío, aunque con un sonido sordo de ritmos pausados, como el arranque de un coche que no quiere. Eusebio observa la ausencia de dientes en el cráneo que le habla. —Sí, Eusebio, oyes bien, pero debes escuchar mejor. —¿Quién eres, un espejismo debido a mi cansancio? —No, no. Pero deja que me seque un poco más y te explique. ¡Brurr, que frio! —¡No me tengas en ascuas y dime pronto quién eres, no vaya a desmayarme y no me entere de nada! —No puedo explicarte el porqué, pero todos los espíritus nos turbamos cuando nos envuelve la niebla. Y no me negarás, que en éste bosque tuyo hay para dar y desear. — ¿Pero eres entonces un espíritu de verdad? Eusebio no sabía si estaba soñando o era el cansancio que tenía el que le estaba haciendo desvariar, y mucho. ¿Estaba hablando con un puñado de huesos? —Si, bueno. Un alma al fin y al cabo. Pero con una “gran peculiaridad” que en absoluto te va a gustar. —¡Habla ya, alma, que me tienes aterrorizado! —Espera hombre, no tengas tanta prisa. Estoy entrando en calor, gracias a tu insistencia por saber que había en el pozo.
Poco a poco Eusebio observaba como aquella pila de huesos iba tomando forma humana en posturas y ademanes. Esbozaba una sonrisa desdentada y sus brazos y piernas se estiraban con alivio dejando escapar una especie de gemido que parecía relajarle. ¿Un bostezo, quizás? —¿Te parece entonces que avive el fuego para que te expliques mejor? —Aviva pues, aviva Eusebio, que ya llevo cinco años de “mojado” en este pozo. Comprenderás como de reumáticos mis huesos están. —Pero, ¿quién eres y qué deseas?, ¡dime ya! —Soy “La muerte”, Eusebio; y hace ya cinco años que vine a por ti. Pero con la maldita suerte que una de las ramas de tu bosque me dio un santo golpetazo en los dientes y haciéndome tropezar, caí en tu pozo. —¡Gracias a Dios que caíste! Tu mala suerte por la buena mía. ¡Pues se me pasó “el raite”, supongo! —No ha de ser así, pues ya llevo cinco años bien remojado en tu pozo. Y mírame aquí, me quedé sin trabajo y ahora en el paro, sin cotizar todo este tiempo. —¡Recuerda que nada tuve yo que ver! —Así lo hago, Eusebio, pues agradezco mi liberación y tu secado. Pero para serte sincero, aún no lo he meditado. Mancillado mi cuerpo de tanto manoseo. —¡Pues que hay que meditar, si al fin y al cabo yo te he salvado! Y mi mano sólo la usé para sacar tus huesos del pozo ¡nada de manoseo! —Hombre Eusebio, mírame a la cara, que hago yo ahora desdentado. No tendré autoridad para convencer a quien vengo a recoger. —Cierto es. ¿No has pensado en cambiar de ocupación? Hace cinco años que te olvidaron. —¡Vaya, no lo había pensado! No hay diferencia entre la vida y la muerte, ¿sabes? Y quedó la Muerte pensativa, práctica como era siempre, y consciente de la pregunta que Eusebio había formulado. —Pues que calladito te lo tenías. ¡Podías haberme avisado, sin tanto murmullito! —¡Pero hombre, Eusebio, sin dientes como quieres que vocalice! Cinco años intentando decirte, y tú…de contemplativo con tu rebaño.
—Entonces, ¿por qué mejor no te mueres? —¡Pues por eso, Eusebio, porque no habría diferencia! —¡Vaya por Dios, pues sí que es complicado! Se lamentaba la Muerte de todo lo perdido, pero ya sobre la mesa de Eusebio sus pobres huesos malheridos recobraban firmeza y elasticidad. Tantas veces testigo de diferentes desahuciados con formas tan variadas de morir, y míralo a él allí con el mismo devenir. —“El peor de los males, la muerte, no significa nada, porque mientras vivimos, la muerte no existe; y si la muerte está presente, nosotros no existimos” —¡Anda, eso sonó muy filosófico! —No es mía la frase, he de reconocer. Fue Epicuro quien me lo explicó cuando lo fui a buscar. Hace ya mucho tiempo de eso. —Bueno, pues al grano, que soy pastor y de filosofías no entiendo. Resolvamos esto de una vez por todas. —Me parece bien. Hagamos pues un pacto entre caballeros. Que nos convenga a los dos. Si la Muerte fue buena para mí (menos estos últimos cinco mojados años) ¿porque no la vida lo ha de ser? —Entonces, Muerte, si te parece, te puedo hospedar en el bosque. Eso sí, tendré que ponerte otro nombre, no debemos asustar a nadie. Y no quiero que le murmures a mi rebaño. —Acepto el reto, pero dame, por Dios, un sitio seco donde apoyar mis viejos huesos. —Conozco el lugar apropiado. Y Ahora firmemos lo que aquí hemos hablado. Así fue como Eusebio y Tobías Delgado, como lo había ahora nombrado, hicieron válido el pacto en aquel bosque animado.
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¿Qué es y que no es ser madre? Hace un tiempo recuerdo haber escuchado la frase: “El amor que se experimenta cuando se es madre es sin igual, jamás podrás sentir ese sentimiento en alguien más”. Sin duda alguna una de las cosas más bellas que tenemos como seres humanos es la capacidad de amar, de sentir y de dar amor, pero entonces si el amar y el amor es uno de los sentimientos más puros y reales a los cuales tenemos acceso de forma tan libre e ilimitada, ¿estamos dándole la grandeza que se debe a ser mamá? ¿Con qué grandeza miras el ser MADRE? Comencemos con lo primero, ¿qué es ser mamá? MADRE es aquella mujer que enseña, que educa, que deja de comer para darte de comer a ti, aquella que deja de comprarse cosas para dártelas a ti, que no importa que tan cansada esté, siempre tendrá una linda sonrisa para darte, aquella que siempre está para escucharte, aconsejarte y darte uno de esos grandes y cálidos abrazos, la que te enseña a maquillarte, la que te presta su maquillaje y zapatillas sin importarle que las pierdas o rompas, la que te cobija por las noches, te da tu beso y te hace sentir que no hay nada que no puedas hacer, la que aplaude tus logros pero también te reprende cuando haces algo que puede ponerte en peligro, la que te guía, la que siempre tiene razón y rara vez se equivoca al decir: “Te lo dije”, “te dije que te llevarás ese suéter porque llovería”. Siempre he pensado que mi mamá tiene un sexto sentido o que es una súper heroína porque siempre sabe todo y siempre tiene la razón, ¿pero qué, acaso no son así todas las mamás? ¿O qué acaso no pensamos eso de la nuestra? Pero entonces, ¿qué es ser MADRE? ¿Acaso podremos llamarle que el ser mamá es una especie de trabajo, sin causar revuelo ante la sociedad por ponerle esa etiqueta? Ante un mundo tan etiquetado y tan dirigido con distintas banderas, con distintos ojos que lo miran desde la perspectiva de la razón o desde el sentimiento más profundo, cualquiera que lea esto tendrá una descripción, un significado y una opinión sobre lo 22
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Irina Garcés
que es ser MADRE. Tomemos, por ejemplo, una obra de teatro para describir la importancia del rol de la mamá, donde ella es la protagonista principal, pero hay un sinfín de cosas, de acciones, de roles tras bambalinas que muchas veces siendo espectadores desde la etiqueta o trinchera que te pongas no vemos, donde el papel o rol de madre se hace desde el más profundo sentimiento de amor, donde se hace para dar amor y ver realizado a esa pequeña persona que depende de ti desde el día uno, esa pequeña persona que está lista y emocionada para que le muestres el camino, esa persona que espera que tú lo guíes, esa persona que espera aprender, soñar, crear, crecer, compartir, amar y ser amado. Madre es esa persona que te vio todos los días desde que llegaste a este mundo, es esa persona en la cual puedes confiar, con la que quizás puedas pelear todos los días pero que sabes que al final del día cada decisión que tengas que tomar, cada logro u obstáculo que tengas siempre querrás recurrir a ella para que te aconseje y para que este contigo en cada momento de tu vida. ¿Entonces, cualquiera puede ser MAMÁ? Depende de ti y de nadie más tomar esa decisión. Ser mamá no es para todos, independientemente de si quieres hacerlo o no; no permitas que nadie te condicione para tomar tan grande decisión, no lo hagas por la sociedad, por el qué dirán, por tu pareja, hazlo porque realmente te sientes con la madurez y la estabilidad emocional, mental y financiera para hacerlo. Ser madre no es fácil, pero sin duda y si así lo deseas se convierte en una felicidad como ninguna. Un brindis por todas aquellas mujeres maravillosas a las que llamamos mamá, mami, madre, mi súper heroína… Y por todas aquellas mujeres que amamos también como mamás: Abuelas, tías, etc… Desde la mirada de la crianza del amor maternal de mi madre, abuela y hermana.
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Mientras me baño
Norma Leticia Vázquez González
Mientras me baño, él cuida a mi niña, a mi tesoro, lo único bueno que me dejó aquel hombre hijo de la chingada que sólo me humillaba y me golpeaba. Aunque tengo sólo seis meses de conocerlo y una semana de vivir con él en mi casa, confío en él. Nunca me ha gritado y me trata bien. Mientra me baño, pienso en el futuro de mi hija. Me siento feliz. La niña yacía en la cama, con su traje de verano. La niña de un año, sudorosa, qué calor sentían los capitalinos. De pronto, unas manos ajenas tocan, frotan, la niña sonríe. Después, un llorido; la mano en la boca enmudece la garganta del pequeño tesoro. Todo hacerlo rápido, antes de que la madre salga del baño. —Es una vieja mensa, mi cuate. Ve y tírate a la hija, al cabo pa' qué son las viejas, al rato cuentas. Ya ves, éste se echó al bastardito de su exnovia. La sangre, el llanto, el dolor, sin compasión. Al final, los golpes en el piso hasta que cesaron los gemidos reprimidos, hasta que el halo no humedecía la mano. La huida. Entro al cuarto. ¿Nadie? ¿Se llevó a pasear a mi hija a esta hora de la noche? Camino más, camino sin querer avanzar, mentalmente retrocedo. Mi mirada contempla todo sin querer fijar su atención en algo, no volteo al piso pero sé que mi hija está ahí. Ella estaba en el piso, violada, muerta, con su cabeza ensangrentada. Mientras me bañaba, él la violaba y la mataba. —Así que tu novio violó y mató a tu hija, ¿eh?, preguntaron en la Fiscalía. —Sí, dije casi en estado zombie. —¿Ah sí? ¿Y cuántas veces? No te creemos, tú la mataste, ¿verdad? —No…no…yo no…Y no pude más, mis fuerzas y mi voz se apagaron. Mi vista se nubló. No pude defenderme. Me esperaban como hienas. —Miren, ya llegó la que violó y mató a su hija. Entre todas me golpearon, me fracturaron el cráneo con una cazuela, así como él se lo fracturó a mi niña. Sólo que yo no me morí. Desde entonces, mientras me baño, pienso que él mata y viola a mi hija mientras me baño.
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Música y números
Martha Carrillo
En la plaza de Coyoacán, frente a Sanborns, se escucha un sonsonete interminable. Podemos oír la Bikina o Las golondrinas. Inician, y después de unos diez compases, se repiten y se repiten, como un círculo que remarcamos una y otra vez con una pluma hasta rasgar el papel. Un hombre con un traje color caqui y una gorra de plato, gira una manivela sin descanso. Despierta, en quienes pasan por ahí, curiosidad, nostalgia, fastidio, lástima... ¿Qué mueve a un hombre a dedicarse a ésto? De seguro no tiene habilidad alguna. Tal vez tiene una discapacidad, o es un viejo a quien ya nadie contrata. Don Antonio no es nada de eso, es un matemático egresado de la UNAM, con maestrías y doctorados en universidades de prestigio, que sueña con algo que parece imposible, descifrar la fórmula para predecir los números primos. Cada giro que da a su manivela lo sumerge en un trance. Cada nota metálica del cilindro genera en su mente números interminables, fórmulas. Se va a un lugar donde no hay alumnos, interrupciones, preguntas necias con respuestas obvias. La plaza está llena, pero él está solo en ese universo paralelo donde sólo ve números. Le duele el brazo, pero cada vez se acerca más… más.
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El nuevo Desde el día en que llegó, el nuevo nos pareció un poco raro. Se llamaba Patricio y apareció un día cualquiera en el vetusto edificio que era nuestra escuela. Era rubio, de ojos claros y acaso demasiado alto para los doce años que debería tener. Vestía impecablemente, y acaso así lo veríamos siempre: elegante y con un aire de sobria circunspección. Se sentaba en el último pupitre, el del rincón. Era extremadamente fácil sorprenderlo mirando hacia la calle a través de las enormes ventanas que estaban a su lado; gracias a ellas seguramente se distraería con el rumor de los automóviles que pasaban, con los transeúntes o con los mensajeros motorizados que constantemente entraban y salían de las oficinas cercanas. Patricio nunca habló mucho, por lo que nunca supimos mayores detalles sobre su vida . apenas notamos dos cosas: era zurdo y no compartía nuestras aficiones. Era extraño, pero Patricio jamás correteó con nosotros por el patio de la escuela, ni nos acompañó una sola vez cuando jugamos fútbol o béisbol. De hecho, durante los recreos, permanecía recostado a una pared, con los brazos cruzados. Nos miraba indiferente mientras nosotros disfrutábamos una enormidad al ponernos pringosos y mugrientos. Tampoco estuvo cuando hicimos aquella enorme mancha de pintura, que casi nos vale la expulsión, en la puerta de nuestra aula, justo debajo del letrero que decía “Sexto Grado A”. Si bien era cierto que llevaba útiles escolares, se diría que lo hacía por compromiso, porque jamás escribió nada. Sin embargo, cada palabra que decía nuestra maestra, la señorita Mariela, quedaba grabada en su memoria como por arte de magia. Sería por eso, por su incansable atención, que siempre tenía las respuestas correctas en la punta de la lengua. –Bastante singular el niño –recuerdo haber oído decir alguna vez a la maestra, mientras revisaba uno de sus exámenes perfectos. Fue entonces cuando comenzó a parecer algo extraño. Muchas ideas, relampagueantes, nos 26
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Alberto Quero surcaban la mente y, de pronto, todos sus condiscípulos comenzamos a pensar del mismo modo, al tiempo que dejábamos que nos poseyera el más extraño algo; un algo que no hubiéramos podido definir con palabras. Pero que allí estaba. –Es un pretencioso –decía uno. –Sí, es un pretencioso y un echón –respondíamos a coro, todos reunidos en círculo. –Si lo tuviera cerca, –proseguía otro con los dientes apretados y tocándose la punta de los dedos– si lo tuviera cerca... lo mato. Lo ahorco, así, y crispaba las manos, formando con ellas un cilindro, así, así... y ya van a ver cómo va a quedar. Reíamos entonces, celebrando los ojos bizcos y la exposición lingual con la que finalizaba la amenaza. Cierto era que nunca le preguntamos a Patricio si también él gustaba de jugar al escondite, o si tenía un aparato de video juegos, como la mayoría de nosotros. La evidencia de la incertidumbre pesaba insistentemente: nunca conocimos a Patricio. Pero nos lo imaginábamos. Nos lo figurábamos como un niño mimado, hijo de algún extranjero altísimo, barbudo y pelirrojo y de una hermosa joven de ojos azules y larguísima cabellera dorada, de quienes seguramente había heredado la crueldad nazi. Probablemente viviría en una mansión lujosísima, enorme, blanca y neoclásica, parecida a los templos griegos que veíamos en los libros y a veces en las comiquitas. Tendría un mayordomo, casi un esclavo, para él solo y le diría: –Fritz, límpiame las botas de montar. Y si el sirviente se atrevía a replicar algo como “Mi amo, yo no me llamo Fritz. Usted sabe cuál es mi nombre”, él le latiguearía la cara, y al verle con las manos sobre el rostro ensangrentado, le gritaría: –¡Tú te llamas como a mí me dé la gana! Tú eres un negro, y los negros no hablan ¡sólo obedecen! Y un nuevo chasquido sonaría.
Quizá también tendría una nana, e intencionalmente mojaría la cama, sólo para hacerla trabajar innecesariamente. Lo veíamos tomando lecciones de esgrima , de pintura o de polo; o tal vez de latín, de filosofía o de historia antigua. Sería por eso que siempre sabía un poco más que nosotros y obtenía las mejores calificaciones. Así nos lo imaginábamos. Así debía ser. Con cada día que pasaba las ideas que se acumulaban en nuestros cerebros se agrupaban formando un rencor cada vez más definible, más reconocible. Y aumentaba a una velocidad sorprendente pero, al mismo tiempo, imperceptible. Más de una vez interrumpimos nuestros juegos gracias a su sola presencia. A la voz de “¡Cuidado, que ahí viene el nuevo!”, nos apartábamos como si hubiéramos visto un enfermo cuyo mal no queríamos contraer o un fantasma de esos que aparecían en las películas que pasaban los domingos por la noche y que muchas veces nuestros padres no nos dejaban ver. Lo más sorprendente era que Patricio ni se inmutaba; no le importaba lo que dijéramos o hiciéramos: él sólo quería pasar, continuar con su camino; por el centro del patio, sin sentir cómo nuestras miradas caían sobre él como cuchillos envenenados. Alguna vez, mientras la señorita Mariela escribía en la pizarra, alguien le lanzó una pelotita de papel que le golpeó en una mejilla. El murmullo de risas que provocó el acierto rápidamente se convirtió en rabiosa decepción al comprobar que Patricio sólo se movió para seguir respirando. Día a día, semana a semana, se hacía más insoportable el ambiente en torno a él. Siempre tratamos de encontrar una forma suficientemente humillante de herirlo, de herirlo con algo que le hiciera abandonar ese silencio. Y que fuera uno de los nuestros. Pero a cada nuevo intento recibíamos una respuesta más fría que la anterior. Un día nuestra cólera llegó a su límite. Una especie de trance nos envolvió y decidimos acabar con su jactanciosa seriedad. Habíamos trazado un plan infalible, que entraba en vigor en aquel momento, pues empezaba entonces el recreo. Ya estábamos en el patio; nos reunimos todos los alumnos, sin excepción. Íbamos a buscarlo.
Debía estar en el mismo sitio: recostado a la pared más lejana de toda la escuela. Lo vimos; caminábamos a pasos cada vez más acelerados; nos empujábamos unos a otros, sonriendo. Alguna voz susurraba al que tenía al lado: –Ya sabes, no vayas a decir nada. –Sí, –contestaba el otro- yo sé, yo sé. Las niñas se habían quedado atrás. Se reían, se miraban y se comían las uñas, mientras los varones avanzábamos decididos. Allí estaba Patricio, cada vez más cerca. Efectivamente, estaba recostado a su muro, en su lugar habitual. Nos acercamos, callados todos, con la actitud de quien se sabe seguro de lo que va a hacer. Lo rodeamos; ni aún así abandonó su silencio. Un osezno mocoso se plantó frente a él. –Así que tú te la quieres dar de vivo con nosotros, ¿no? Patricio no contestaba. El otro miró a su alrededor; viendo a su enemigo rodeado y sintiéndose las espaldas cubiertas, le dijo con voz altanera: –Bueno, o te unes a nosotros... o ya vas a ver Y ante el frío silencio del chico: –Parece que hay que hacerlo entrar en razón. Muchachos... No ha terminado de hablar cuando el grupo se abalanza sobre Patricio, le desgarran la camisa y le quitan los zapatos relucientes; los arrojan lejos. Patricio grita desde el suelo con desesperada energía –¡Suéltenme, suéltenme! Un puñetazo le pinta de rojo la boca y siente varios pares de manos en el cuello. Un minuto después, Patricio no habla. Ni se mueve. Ha quedado frío, duro, inmóvil. Con los ojos fijos en el gordo Julio, el jefe del grupo. –Esto no lo podemos dejar aquí, –dice uno¿dónde lo ponemos? Nadie sabe. Silencio. Hasta que, al fin, alguien dice: –Allá, en el terreno. –Sí, sí. Todos saltan el pequeño muro que, por la parte trasera sirve de lindero entre la escuela y un terreno baldío. Abren una fosa y allí lo dejan. Cuando vuelven, suena el timbre. El recreo termina y vuelven al salón. mayo 2021
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Maternal Una mujer tuvo un hijo. Le hizo un estanque precioso en su jardín. Oculto, fuera de las miradas chismosas de la gente. Le habló todos los días, lo alimentó con granos y plantas, con lo mejor que encontró. Estaba feliz, encantada, su querido hijo pez, su hermoso tesoro siempre junto a ella. Y siempre sería suyo, no soñaría con volar porque no tenía alas, nunca correría para huir porque no tenía piernas, su querido hijo pez. Pero el pez creció y su adoración se volvió aberración. Su pequeña boca vuelta pozo gigante le pedía más y más, siempre insatisfecho. Sus aletas doradas se volvieron velas arrugadas y opacas. Su cola, una vez brillante se marchitó, apenas si podía moverla y desplazarse en el agua enturbiada. La mujer no quiso aceptarlo al principio, pero su hijo ya no lo era, había cambiado tanto que parecía otro. Las tardes y los días en que lo miraba con asombro y con delicado amor se drenaron de su mente. Ese hijo no era su hijo, era un monstruo, lo dejó en el estanque sin comida con la aliviada esperanza de que muriera sin quejas, sin ruido. Luego la mujer tuvo un hijo caracol, su hermoso hijo caracol. No podía huir de ella porque iba muy lento y era tan pequeño. Lo sabía hermoso, le cantaba todos los días y lo colocaba entre sus manos para darle calor y vida. Se congratulaba de su hazaña, tener un hijo tan majestuoso, tan impávido ante cualquier situación, incluso sus gritos iracundos de fuerza ansiosa. Cuánto amaba a su hijo, tan lindo su querido caracol. Un día decidió escapar, fue apenas un momento de descuido y cayó por la ventana, la altura hizo pedazos su caparazón. La mujer lloró todas las noches frente al cuerpo de su hijo destrozado. Y en busca de consuelo pensó un momento en su otro hijo, el hijo pez y se asomó por el estanque. Sólo pudo ver su reflejo de mujer, de madre partida, criatura necesitada. En piezas, medio amor, rogando compañía, una lumbre cálida que no la dejara morir, la mujer planeó tener otro hijo, éste sería fuerte, hermoso y nunca la dejaría.
Alicia Mejía Alba
Tuvo un hijo roca y estaba segura que él no moriría, que no cambiaría. Sería suyo, inmutable y precioso, su encantador hijo roca. Le encantaba ver el reflejo de la luz en su cuerpo. Cuánto admiraba a su hijo roca, pero cada vez que le hablaba sentía que no la escuchaba y eso la molestaba, su siempre estático y perene ser era a veces insoportable, omniscientemente perturbador. Ya vieja y cansada no podía limpiar su faz; ya vieja y rota no podía cargarlo a todos lados ni tenerlo mucho tiempo en el regazo, se sintió muy desdichada. ¿Cómo ser libre de su hijo? Antes de poder encontrar la respuesta se descubrió suplicándole que la dejara, que se fuera, que no la mirara, que le enfermaba su insistente presencia. Hijo filial, no se movió de su lugar, estaría con ella, como había deseado. Estaría ahí, a unos cuantos pasos de su cuarto y cuando llegara de las compras, estaría allí en su muerte sin llorar su partida, impávido, sereno. La mujer sintió su mirada cínica y perpetua, como un hielo afilado que le atravesaba el corazón.
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Víctima, no criminal Apenas y podía abrir los ojos, un dolor punzante y cortante se localizaba en mi vientre. Mi cuerpo parecía pesar más de lo habitual, así que me solté a merced de quien me llevaba; mi madre, desesperada, recargaba su cuerpo sobre la silla y me movilizaba con dificultad, avanzando rumbo al servicio de urgencias, derivada de consulta general. Cuando llegamos al lugar, mi madre se acercó a la ventanilla donde estaba una mujer de aspecto maduro, quien enseguida preguntó la razón o motivo de nuestra presencia en el lugar. — Mi hija está embarazada y desde hace un par de horas no deja de sangrar… La mujer tomó los documentos entre sus manos y la expresión en su rostro era de evidente fastidio. — Dígame, ¿su hija es menor de edad? — Preguntó, mientras observaba el monitor de la computadora Mi madre desconcertada por la pregunta, demoró en responder. — Se ve demasiado joven para ser madre… La señora me miró con enojo; como si hubiera cometido un delito. — Su hija no tiene seguro, en el sistema me aparece como “vencido”. Tendrá que esperar a que alguien de trabajo social venga; la atención no será gratuita, peto tampoco se le negara, usted decide si quedarse o no. El dolor era cada vez más insoportable. Se sentía como si tuviera una cortada en el interior, como sí me hubieran arrancado un pedazo de carne. Mojé la silla en la que iba sentada, la sangre escurría por mis piernas formando charcos en el suelo. No podía dejar de llorar. Mi madre se acercó a mí, tocó mi cabeza y se inclinó para besar mi frente. — Todo estará bien mi amor, ya estamos en el hospital. Una señora llegó y tocó el hombro de mi madre, pidiéndole hablar con ella. Las personas a mi alrededor me miraban con repudio y no dejaban de murmurar. “Eso le pasa 30
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Astrid G. Reséndiz por embarazarse tan joven” “Seguramente ella lo provocó” “Que ridícula, llorando como si fuera la víctima”. En medio de los murmullos que me enjuiciaban, escuché como la trabajadora social le preguntaba a mi madre si el aborto había sido inducido, si yo había tomado algún medicamento; ante lo que mi madre negaba entre lágrimas. Poco a poco empecé a escuchar sus voces cada vez más lejos. La pesadez de mi cuerpo se mezcló con la sensación de caer en un pozo oscuro y profundo. De pronto, me vi a mi misma en mi habitación a oscuras. La puerta de mi cuarto rechinó y sentí como alguien se subía a mi cama. — Hoy es tu día, mi niña… Comenzó a tocarme, mientras me tapaba la boca. Deslizó sus manos desde mis rodillas hasta los muslos de mi entrepierna. Me aprisionaba con su obeso cuerpo sobre mí. Intenté quitarlo de encima, pero pesaba demasiado. — Estamos de suerte mi amor, nadie podrá interrumpirnos esta noche. Intenté gritar con todas mis fuerzas, pero introdujo un calcetín en la boca. Con su mano derecha sujetó mis manos, inmovilizándome. Tenía razón, nadie podría escucharme. Mis padres habían hecho tiempo extra en la fábrica y le pidieron de favor al hermano de mi madre que se quedara conmigo. Deslizó su lengua llena de saliva sobre mi cuello y metió sus asquerosas manos debajo de mi ropa, tocando mis pechos. De pronto fui víctima de quien se suponía debía cuidarme. Revivir esa imagen en medio de mi desesperación me hacía desear la muerte. «Hecho del pasado, encadenado a mi presente; dejando su semilla, floreciendo en mi vientre, ardor y dolor; mi cuerpo le ha despreciado y lo arrancó de mí, borrando con sangre la abominación que se formaba dentro de mí…» — ¿En verdad lo deseas? Todo a mi alrededor se oscureció.
— Es lo único que deseo —respondí. Un destello de luz apareció a lo lejos. Caminé hacia él y me vi en la camilla del hospital; estaba empapada de sangre. Un monitor mostraba líneas y números de colores. Había un número de color verde que mostraba un ciento cuarenta, un cuarenta en azul y en blanco un 90/50 mmHg en descenso. Había muchas personas alrededor, un doctor gritaba en medio del bullicio para hacerse escuchar, indicando, como si un director de orquesta se tratase, todo lo que habían de hacer. Un enfermero preparaba medicamentos, cargando las jeringas que iba a utilizar, otro introduciendo medicamentos en una bolsita de suero intravenoso que me acababa de colocar. Tenían una unidad de color rojo, semejante a una cajonera. En la que había equipo, material y medicinas para maniobras de reanimación. De ella sacaban frascos de cristal que rompían para llenar más jeringas que el doctor les indicaba utilizar. Un doctor de aspecto joven, con temor en los ojos e inexperiencia en su forma de caminar; llegó corriendo al lugar diciendo que no había sangre para mí. — ¡Hablé con Banco de sangre!, y solicitaron paquetes globulares a otras unidades, pero no cuentan con reservas de su tipo. Me observé con detenimiento, mi rostro lucía pálido y mis ojos hundidos. Mi boca tenía un tono azul. El dolor estaba desapareciendo. El aparato que tenían conectado a mi cuerpo con líneas y números de colores cambiaron entre parpadeos llegando a cero, a una línea recta… Usaron paletas de metal, gritando las palabras características de la situación. El aparato emitió un sonido agudo y prolongado. Todo se oscureció nuevamente y a lo lejos escuché los sollozos de mi madre.
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La pequeña oruga
Rocío Prieto Valdivia
Un medio día mientras trataba de encender el televisor y me recostaba un momento, para esperar la llegada de la nieta del colegio: no sé qué me dio por atisbar mis piernas, de no haber sido por ese ligero devaneo me convierto en asesina. Ahí, en la rasgadura de mis jeans a la ultima moda, se aferraba aquel bichito verde. Se movía tan rápido. Vi como sus diminutas patitas lo trasladaban de un hilo a otro. La pude oír gritar, mientras mi dedo se aproximaba hacia ella. —¡Noooo!, soy muy joven para morir así. ¡Mírame aquí abajo! Sólo quería recorrer el mundo colgada en una liana. La tomé entre mis dedos. Era tan pequeña, tan indefensa, apenas si tenia el tamaño de un alfiler, unas patitas que movía rápidamente, parecía una cuerda de saltar. La observé por unos minutos mientras huía, lejos de mi supongo. Yo, un ser racional, un ser imperfecto, tenía su vida entre mis manos, con sólo mover un dedo podía acabar con su travesía. Y me imaginé por un momento el día que había iniciado mi concepción; ahí entre los millones de espermatozoides corriendo para llegar al óvulo, y más tarde al útero de mi madre y empezar la división celular, pensé que tal vez en algún momento quisieron acabar con mi diminuta existencia. Y sentí pena por ser una hija no deseada. Con lágrimas en los ojos salí al jardín y pude respirar el viento fresco del verano; tomé una hoja del árbol de granadas y me dirigí a la recámara. Ella seguía ahí, la trapé a la hoja con mucho cuidado, la resguardé para que el trayecto al jardín no cayera al vacío; después de unos minutos la trepé al árbol que estaba a punto de dar sus frutos. Ahí todo era bonito, las flores rojas, las hojas verdes. Los frutitos debieron ser su alimento, porque hoy que es otoño he visto mordisqueados algunos de ellos, pero se ven felices sonriendo chimuelos, mientras que la pequeña oruga se ha convertido en una linda mariposa.
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Historia de Laura
Ausra Cesaityte
Una mañana lluviosa Laura se levantó temprano para preparar el desayuno para su hermano pequeño y también para su padre “bestia”(la llamaba así porque la maltrataba). Su madre murió el año pasado por un golpe en la cabeza cuando cayó por tener una discusión fuerte con su marido. Como todos los días, Laura, con mucho miedo pero sin hacer ruido para no despertar a la “bestia”, daba vueltas en la cocina. De repente sintió un golpe y cayó al suelo. Se despertó entre los llantos de su hermano y un charco de sangre. Allí mismo quedaba tirado el cuerpo de su padre también. De un momento al otro, llegó la policía y unas personas desconocidas para ellos y sin poder entender, tuvo que obedecer y marcharse con ellos. No pudo despedirse de su padre, lo único que hizo, es llorar, llorar mucho. Las primeras noches no pudo dormir en aquella habitación extraña para ella, pero con cada llanto que salía de su alma, la sensación del mal y de algo terrible; no poder vivir tranquila. Después de dos meses de ida y vuelta al médico, Laura con doce años de edad experimentó su primera operación; un aborto necesario. La tormenta tropical llegó hasta los Estados Unidos. Una mujer rubia miraba por la ventana pero su mirada se perdía entre los recuerdos. Después de veinte años viviendo en un país que no era suyo, Laura aún lloraba por su pasado.
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Sábado con la camarilla Durante la primera parte de la cena, nadie tocó el asunto. Fue hasta que salieron al patio a fumar, que alguien le hizo la pregunta a Julio Ramón, ¿Y qué onda Julio, que estas escribiendo ahora? Pregunta que le venían haciendo sin falta en cada reunión y que a Julio Ramón le molestaba. Hizo una mueca de desagrado, acompañada de unos ojos en blanco. —No seas pesado, cuéntanos —le insistió Gabriel —Ándale Julito, ya sabes que somos tus fans, —decía Amparo mientras se rellenaba el vaso de vino— nos encanta como escribes, y nos divierte un montón opinar Rosario caminó hacia Amparo para que le sirviera de su vino y se arrellanaron juntas en el único sillón que había en el patio. Elena pudo haberse acomodado con ellas, pero como no fumaba, utilizó una cubeta volteada como silla. Por último, Augusto se recargó en la pared junto a Gabriel, ambos con una pierna doblada sobre ésta. Julio Ramón fue el último en encender su cigarrillo y sentarse directo sobre el piso para recargarse en la otra pared, y terminar de hacer un “círculo”. En el fondo, a Julio Ramón le gustaba que sus amigos de tantos años le cuestionaran sobre sus textos en proceso, y en el ínter terminaran por hacerle elogios, disfrazados de burlas amistosas. Por eso alargó el momento unos minutos más, hasta que por fin comenzó a contarles. —Tragedia mundial, —dijo, y realizó una pausa para disfrutar la atención recibida— una terrible crisis sanitaria que pone de cabeza a toda la humanidad. Un desastre que comenzará como un problema de salud pública, pero pronto desencadenará un cataclismo social completo. Como el efecto dominó, caerán de una a una, todas las piezas que sostienen nuestra sociedad. La economía, la educación, la seguridad… la misma gobernabilidad de los estados se verá afectada y su credibilidad hecha mierda… —¿Con crisis sanitaria te refieres a una enfermedad?, o… —interrumpió Rosario 34
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Daniel Barrera Blake
—Sí, una enfermedad por infección… —¡Ah!, una pandemia —dijo Gabriel, con su tono siempre jocoso —Correcto, una pandemia por un virus… —¿Un virus? —preguntaron todos al unísono Julio Ramón disimuló un gesto de molestia, recordó por que odiaba que en las reuniones le preguntaran por sus textos. Los amigos negaron con la cabeza e iniciaron los comentarios críticos; que si era muy Hollywood, que si estaba muy “choteado”, que si solo quería escribir una historia banal para vender mucho… —¿Por qué un virus y no una bacteria? —preguntó Rosario —¡Cólera! —exclamó Gabriel —O mejor aún, una infección mundial por hongos… “No, eso no se puede”, “solo a ti se te ocurre algo así Augusto, que risa”, “güey, una infección de pies de atleta en todo el mundo, eso sí que lo paralizaría por completo”, “que asco”, “que peste”… Julio Ramón sonreía con falsedad mientras sus amigos se desviaban del tema y se divertían con sus chistes malos a costa de su idea. —Tiene que ser un virus, por la rapidez de contagios que se necesitan para que la historia avance y sea verosímil —dijo Julio Ramón —¿Qué tan rápido será la transmisión en todo el mundo?, —Amparo intervino— porque aunque sea un virus se llevaría tiempo… digo, es todo el mundo a final de cuentas —Entre tres y seis meses, tengo que definirlo… “No puede ser”, “imposible”, “alucinas con los tiempos”, “el mundo entero en seis meses, nunca en la vida güey, nunca”. Julio Ramón se dio cuenta de que esta vez, la conversación iba para largo. Dejó al quinteto de sabiondos debatir sobre los tiempos, mientras se dirigía a la cocina por otra ronda de tragos y unas botanas. Servía unos cacahuates enchilados en un tazón cuando comenzó a dudar, quizá tenían razón. “No, el escritor soy yo", pensó. Defendería su texto. —El virus se queda —sentenció al volver al patio
Todos guardaron silencio en señal de respeto hacia el escritor. No estaban convencidos, pero querían que la trama avanzara. Julio Ramón continuó con su exposición. Contó sobre la pareja de jóvenes con un hijo pequeño, que salvaban el cuerpo de ser infectados con un cautiverio auto impuesto, al igual que el resto de la humanidad. Aislamiento que se rompía solo por una imperiosa necesidad y solo el hombre de la casa era quién salía, siempre con su equipo de protección compuesto por guantes de látex, una mascarilla de medio rostro y una careta de vinil u otro material transparente y flexible, que le abarcaba toda la cara. Y ese aislamiento portátil era, a grandes rasgos, el mismo que llevaban los aventurados de todo el mundo al romper la comodidad de la cuarentena y exponerse a la calle contaminada… —Es una historia apocalíptica, que chido —lo interrumpió Augusto —No… —¿Cómo que no, entonces por que llevan mascaras para gas? —quiso saber Amparo. Julio Ramón ya no pudo contestar, una nueva lluvia de negativas y burlas por parte de los presentes, lo mantuvieron de nuevo al margen de la discusión. La plática se concentraba ahora en los distintos tipos de máscaras protectoras de gases u otros residuos, que se han utilizado a lo largo de la historia. —No es apocalíptica ni post apocalíptica —dijo Julio Ramón muy tranquilo —¡Claro que lo es!, una historia donde toda la humanidad, o la mayoría, se va a cuarentena y usan máscaras anti gas para salir a la calle es un historia apocalíptica —retobó Rosario —No son máscaras anti gases, solo son cubre bocas. Y en todo caso, las personas en mi historia no sienten que sea apocalíptico. Ellos simplemente siguen con sus vidas o lo intentan, sin ponerse a pensar que estén pasando por un momento tal o cual —se defendió Julio Ramón —¿Tú qué opinas, Elena? —preguntó Rosario Todos voltearon a ver a Elena. Dueña de una seriedad legendaria, aderezada siempre por una sonrisa tierna. Su opinión tenía mucho peso entre sus amigos en cualquier tema.
—Quisiera saber un poco más, por ejemplo, ¿Cuántos muertos hay por los contagios? —Alrededor de dos millones de personas… —¿En todo el mundo? —preguntaron en coro Y se dejó sentir una nueva oleada de burlas y descalificativos; que si no era nada para los siete mil millones de personas que habitan el planeta, que si los huracanes matan más gente, que si la desigualdad es más mortal, que si el neoliberalismo ataca más fuerte… y el comentario más hiriente: que la historia no tenía ni razón de ser con esas cifras. Julio Ramón, con ojos rojos, comenzó a balbucear una defensa cada vez más difícil de sostener, optó por introducirse hasta la cocina para tomar aire y levantar una nueva ronda de tragos y cacahuates. —Tienen razón —dijo, al regresar al patio con las fuerzas renovadas— la historia se cae a pedazos con esas cifras… a menos que me permitan explicarles la razón Todos estuvieron de acuerdo guardando silencio al unísono, para permitirle explayarse. Les explicó que el virus era muy contagioso, pero no muy mortal, sobre todo si se le comparaba con otras grandes pestes de la historia, pero este virus tenía algo diferente, y es que había muchos infectados asintomáticos, personas que ni idea tenían de llevar el virus en ellas, porque no se les reflejaba en la enfermedad. Eso los volvía portadores invisibles, y podría ser cualquiera, por esa razón, la cuarentena comunitaria era necesaria. —Ah… —dijo alguno de ellos, y fue la única reacción. Julio Ramón apenas pudo disimular un gesto de frustración, solo había algo peor que sus críticas y burlas humillantes, y eso era el aburrimiento. Un lector puede soportar todos los errores técnicos que un escritor pueda cometer, pero no soportará nunca el sopor de una historia aburrida. Volteó a ver a Elena, ésta había arrancado un par de tiernas hierbas que nacían de la orilla entre piso y pared, y las acariciaba ensimismada. “Desastre”, pensó Julio Ramón, los gestos de Elena eran tan importantes como sus opiniones. Se apresuró a relatar sobre los despidos masivos y la recesión económica, todo explicado en la historia, desde el punto de vista de los jóvenes con un hijo y… mayo 2021
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—¿Supieron lo del Octavio? —preguntó Gabriel, cambiando de tema Julio Ramón no permitió que le robaran la atención y levantó un poco más la voz, a esas alturas un tanto quebradiza, para continuar su relato sobre la pareja de jóvenes con un hijo pequeño, que luchaban por subsistir como náufragos en su isla de infonavit y como los maestros se reducían a simples marionetas en la pantalla del televisor y… quedó exhausto. Los amigos guardaron silencio de manera incomoda, la frase “pena ajena”, se antojaba perfecta para el momento. —No siempre se gana… —le dijo Elena, sobándole el brazo En su camino hacia la cocina, por una nueva ronda de tragos, Julio Ramón solo alcanzó a escuchar que le preguntaban a Gabriel en coro —Y bueno, ¿Qué le pasó a Octavio?
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Y la muerte… Vagabundos sin sentido y con esperanzas, ridículamente la metáfora de una vida. Entre señales absurdas y distantes, perdían el tiempo aquellas almas marchitas. Salir corriendo porque el tiempo se terminaba, era la farsa que ellos mismos daban por inventada. Al sonar las campanas hacía su gran entrada, todos lloraban pero ella reía. No era lo justo y muy claro estaba, era su trabajo nadie podía hacer nada. La sombra altanera arrastraba una capa, las manos delgadas tocaban la caja. Lamentos de adentro y afuera sonaban, a veces eran gritos y otras veces patadas. Con suerte en ocasiones, se topaba con lágrimas fingidas y tristezas actuadas. Su trabajo era más fácil cuando la cosa era así. La entrada y la salida no se parecían en nada, entraba muy ligera y salía muy pesada. Pecados cargaba sobre su espalda, y peleaba por no dejarlos por el suelo. Su visita a nadie le gustaba, en realidad por mucho tiempo fue la más despreciada. No existía bondad en sus ojos, nunca lloraba pero no era por no querer, sino más bien porque no podía. Su naturaleza había sido creada de manera muy especial, dura y distante con cualquiera. Lo que nadie sabía, era que en realidad pagaba la condena más grande de cualquier mortal. Su creación se debió al dolor, a la maldad humana y a la tristeza de la soledad. Nunca tuvo un nombre exacto, nadie nunca le conoció la cara. No se sabe tampoco si fue la única que existió; ahora en cambio, todos sabemos que existe y hasta le otorgamos un nombre. Lo único que no cambia es el no conocer su cara, al menos no, ningún vivo. Muchos dicen que mancha, otros dicen que limpia, y otros pocos opinan, que da lo mismo. Su vida poco le importa, si es que todavía la mantiene. No se sabe si duerme, unos dicen que no. Realmente nadie la conoce, porque nadie sabe lo que piensa, si es que en realidad lo hace. Actúa sola y decidida, no titubea cuando ejerce, no se lamenta cuando lastima, se lleva a su paso cualquier súplica, no conoce de lealtad solo de tiempo.
Wendy de la Torre
Dudo mucho que tenga amigos, dudo también que ella los quiera. No es que no los necesite, pero los muertos ya no piensan, ya no razonan y quien diga lo contrario no podrá demostrarlo pues no existe, prueba alguna. Quienes del otro mundo han regresado, jamás mencionan el infierno, ningún vivo entonces le conoce, ningún mortal ha bajado al averno. Mucho me desvió de lo importante, pero es que si no lo explico, seguirán sin entender. Todo lo malo que ocurre, se le atribuye a ella. Que egoístas somos los humanos, que traidores y mentirosos. Cual víctima se disfrazan, y de toda culpa se limpian. ¿Acaso el suicida no pecó primero? Su petición fue concedida. ¿Creen que el asesino no pensó al hacerlo? Ella cumplió con recogerlo del suelo. ¿Podría acaso manipular los frenos de un auto y hacerlo caer por un barranco? Conoce de tiempo, pero no lo maneja. No es su culpa estar ahí, simplemente es su trabajo. Lo odia sin duda alguna, está cansada de que la culpen. Mejor sería, dejar de visitar a los enfermos, de salvar a los depresivos, de recoger a los desahuciados. Quiere dejar de hacer el trabajo del dios de los humanos, quiere hacer sus maletas y marcharse, ya no quiere ser inmortal a costillas de lo malo, quiere que reconozcan quien de verdad es culpable, quiere vivir y no puede.
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Pavarotti Octubre, 2003. La Laguna Salada luce como siempre en su inmensidad arenosa. Sembrado está su centro con el enorme escenario y miles de asientos. Millares de oídos atenderán a un talentosísimo tenor. El esfuerzo por fertilizar el antiguo océano convertido en desierto al pie de las doradas montañas. Un sábado único de octubre en el silencio estruendoso del singular escenario. Sara abre los ojos, se encuentra boca arriba en la cama, muy quieta. Ha esperado a que amanezca para levantarse al baño, que está muy cerca de su lecho. Tiene casi cuatro meses de embarazo y tres semanas en reposo prescrito desde el pequeño sangrado. Quiere pedir ayuda para incorporarse, no hacer ningún esfuerzo. La espada de Damocles sobre su útero. Aparecieron los mismos piquetes, el mismo temor, el mismo sentimiento de impotencia ante el propio cuerpo por segunda vez, consciente de lo inasible de la voluntad interna. Hoy, canta Pavarotti en La Salada. Sara se ha quedado sola en la casa de su madre, donde la han cuidado estas semanas. Los boletos para el concierto quedaron pegados con un imán en el refrigerador de su cocina, junto a la cita única con la leyenda viviente. Ella quería ir, a Marco no le importa mucho la verdad, sus gustos sencillos se acercan más al disfrute cotidiano, al no tener que esforzarse por algo más que el placer de escuchar, sin el aura del glamour operístico. Escucha que se abre la puerta de la recámara despacito y Marco asoma la cabeza. “¿Estás despierta?” pregunta bajito. La relaja su voz, siempre lo ha hecho, no es un hombre de exabruptos. Ama sus maneras articuladas, funcionales, deja sus intensidades para otros ámbitos. Como Pavarotti en el escenario. Sara se imagina al divo dormido todo el tiempo, guardando la energía para sus arias. Marco la ayuda a incorporarse, le coloca las pantuflas para que no se agache y la acompaña al baño. De inmediato vuelta a la cama. El escenario ha quedado listo, como una pieza de orfebrería preparada para incrustar una
Beatriz Pérez Fierro joya invaluable, para lucirla en un evento de realeza. Un pequeño avión cruza el cielo de la planicie llevando a la joya de la corona a bordo. Aterriza lejos del entramado, de las bocinas, de las luces, de los cables y del ejército de voluntarios aparentemente preparados, para recibir a la inundación de peregrinos. Pavarotti en la Salada, casi un milagro. La mañana ha transcurrido tranquila para ella con Marco en el trabajo. El resto de los habitantes de la casa se han ido al concierto desde temprano, con la emoción enredada en el estómago por escuchar al italiano. Felicia prometió venir el sábado para ayudar, que Sara no necesitara levantarse a nada, pues es crítico el tiempo de reposo. Marco le dejó agua en la mesita de noche después de llevarse los platos del desayuno, un último beso y se fue, con la confianza de saber que Felicia tiene la llave. Pero Felicia no llega. Así que, a medio día, Sara se para con cuidado sumo, y va al baño. Camina despacio, sus movimientos lentos, con la aprehensión del tesoro sujeto con un hilo precioso y muy fino dentro de ella. Regresa a la cama y lee un poco, dormita. El tenor ha llegado al escenario. Todavía hay buena luz en el desierto cuando del pequeño avión han descendido los artistas. Hace un poco de calor, a pesar de que ya es octubre al pie de la sierra. La Orquesta de Baja California ha ensayado horas extras durante meses, el grupo coral, igual. Llega como oleada el gentío, como enjambres hasta el escenario en medio de la nada arenosa. La ordenada disposición de sillas es desbordada por la muchedumbre con boletaje falsificado. El sol, desciende tras la cadena montañosa, y el espectacular dorado hace su tarea sobre la primitiva arena, baña con su luz la pantalla inmensa del prehistórico valle. Sara ha dormido toda la tarde y tiene hambre, siente un pequeño aguijón en su interior. Necesita ir de nuevo al baño. Ya es media tarde cuando Sara escucha regresar a Marco. Hizo horario corrido para regresar temprano. El abre la
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puerta y todo es silencio, el sonido de las llaves sobre la mesa en la entrada. Lo escucha venir directo a la recámara. Pavarotti canta. Ha desafinado en su primera pieza. El público lo escucha atónito. “Da capo”. La orquesta acata la instrucción y la voz maravillosa del cantante, empuja las notas a través del aire nítido del desierto. El repertorio va costando, la voz de la soprano abraza con tremenda dimensión el escenario compartido, resolviendo con generosidad el tamaño faltante. Casi finalizando el concierto, el tenor hace un esfuerzo por terminar el programa. “Merecen más” se disculpa, tiene gripa. Con todo, la experiencia única ha valido la pena. Ríos de gente tardan horas en desalojar La Salada. Marco se asoma y no la ve. Se apresura al baño. Sara se encuentra en el piso, drenada de sangre y de llanto. Siente como se acerca, su abrazo tibio, su voz calmada, su presencia que resuelve. Tardan meses en desalojar los ríos de tristeza. Un evento único. Da capo.
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Su voz, tu voz Dile a la niña que no puede salir mientras eso espera allá afuera. Tómala de la mano, mírale a los ojos y trata de sonreír. Aún es temprano, así que la luz del sol que se cuela entre las nubes tormentosas disipará cualquier espectro. Trata que deje el refugio debajo de la cama, no es conveniente que esté allí. Aún si la luz entrara con todo su esplendor hay rincones en penumbra donde las sombras se arrastran. Bien sabes que cualquier claroscuro puede incubar legiones difíciles de eliminar por más que pretendas. ¡Ya la tienes! Abrázala, ella teme que su mamá no vuelva. Tuvo que salir temprano a buscar alimento. Tú casi no lo lograste ayer. La herida en la pierna aún supura esa sangre negra como ya te ha pasado. Es hedionda, difícil de limpiar y la inflamación apenas empieza a bajar, Si, no hay más medicamentos para el dolor. Muérdete la lengua, roe tus labios pero no demuestres que te quema hasta la médula. Concéntrate mejor en la niña, coméntale al oído que te sientes mejor, que no estás molesto porque no para de llorar, que su madre regresará antes del ocaso. Deja de temblar mientras la sostienes en tus brazos, finge mucha más fuerza y dignidad que en la última semana. Ayer no te quedó más opción que salir, no querías, no era conveniente como antes tampoco lo fue. Los que sobreviven en este edificio están heridos, limitados físicamente o locos. La mayoría de los ancianos del asilo fueron abandonados desde antes de la caída. Siguen vivos tras todo este tiempo sin la mínima esperanza de ver de nuevo a quienes los abandonaron, menos a que sean rescatados. ¿Te acuerdas? La madre te platicó que era una de las cuidadoras, que a veces traía a la nena al trabajo como sucedió cuando la sombra cayó en el mundo. Desde entonces se quedaron, la mamá laborando para justificar el que tuvieran refugio. Su hija intentando ser una esperanza ante tantos ocasos en ciernes. El tiempo decapitó esperanzas, así que la chiquilla visitó cada vez menos a los ancianos. No se sentía cómoda entre tanto lloro y angustia además de atestiguar alguna muerte ocasional.
Eduardo Omar Honey Escandón Tú viste cómo los de menor edad o los más fuertes se fueron turnando las salidas cuando la comida o el agua hacían falta. Muchos nunca volvieron. Algunos regresaron heridos, arrastrándose con vituallas y oscuras noticias de lo que se mueve allá afuera. Uno que otro se devolvió por azar, perdido en mudas locuras. Con cada retorno, tu aversión a salir y arriesgarte se reforzaba así que cualquier excusa fue válida. La de mayor peso, sin que dudaras, era hacerte la víctima que no superaba su pasado. Tú propiciaste lo que finalmente sucedió. Ayer sólo quedaban dos personas capaces de ir y retornar: la madre o tú. Ya no había más espacio para la cobardía así que te ofreciste de voluntario. Si no lo hacías, los pocos que estaban en sus cabales harían lo posible para expulsarte o, quizás, volverte comida. Sabías cómo te señalaban porque habías esquivado una y otra vez el salir. Eso si, la maledicencia creció cuando ese anciano de 70 años regresó con bolsas de pan enmohecido y una herida mortal en su costado. Era el único que quedaba y cumplió la promesa no escrita de cuidar entre todos a la madre y a su hija. Inmerso en terror, te calzaste las botas que llegaron contigo tiempo atrás. Aún están marcadas con las manchas marrones que no has querido limpiar. Tomaste una mochila desgastada y algunas bolsas raídas. Antes de abrir la puerta que da al sendero de la calle de atrás, te atreviste a mirar a los que te veían partir. Una buena excusa se te estaba ocurriendo. Sin embargo, un escalofrío te recorrió cuando te diste cuenta de que todos los que habían regresado maltrechos te miraban con un odio silente. Así que no tuviste de otra más que abrir la puerta, suspirar y salir. Avanzaste rápido por el sendero y doblaste a la izquierda. Llevabas en la mano el borroneado diagrama que había hecho el anciano con la marca del lugar donde encontró el pan verde. No era lejos, unas ocho cuadras, así que aceleraste el paso. Algo más adelante te lo topaste de nuevo. Miéntele a la niña, afírmale que no lo has visto. No, mejor dile que no existe, que lo que mayo 2021
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dicen los demás no es cierto. Sólo ella no te ha perdido la fe. Así es como debe verte y apreciarte, como alguien seguro. Sabes que le puedes dar lo que ha sido y le será arrebatado. Ni se te ocurra comentar que tras tu regreso sabías que hoy saldrías por segunda ocasión. El peso de arriesgarte una vez más se volvió intolerable, por eso fingiste que la herida no te dejaba caminar. No le digas que ayer no habías avanzado más de dos cuadras cuando escuchaste el gorgoteo tan peculiar que eso hace. Como una boca que se abre enorme, escurriendo ignotas mucosidades que traga a la par que busca un bocado y maldice su falta. Nunca has olvidado ese sonido desde que la crisis te pescó en el otro lugar, la oficina de donde huiste. Estaba una zona mucho más concurrida, llenas de paredes que hacían reverberar el ruido de los que se arrastraban por calles, escaleras y pasillos. Te has repetido que los valientes mueren primero así que estuviste oculto, encerrado y quieto aunque se deslizaban fuera de tu escondiste. Según tú, no los has visto. Con el temor de regresar con las manos vacías, te aproximaste lentamente a la esquina, querías verlo. Decían en el otro lugar que quien lo mirara de frente sería capaz de liberarse del yugo de las cosas que germinan en la sombra, que perdería el miedo y andaría por el mundo como si fuera el ayer. Con eso en mente, aún con el corazón desbocado, asumiste que si lograbas ojearlo no sólo serías libre, sino sería tu redención ante los que se alojan en el asilo. Quizás pudiera dejar de despreciarte la madre de la niña que sostienes en tus temblorosos brazos. Incluso pudiera llegar a amarte como has sido y eres. Sólo que no ocurrió lo que esperabas. Claro que nunca le contarás eso a la pequeña como tampoco le narraste cómo fue tu escape del otro lugar. Ni a ella ni a nadie más. Muy por dentro quieres que retorne con bien la madre. Es la única persona de tu edad con la que puedes pretender una vida, un atisbo de normalidad en un mundo muerto. Cuantimás en un albergue con gente mayor destrozada. Sólo tienes que demostrarle que te preocupa su hija, que sabes cuidarla y que esta ya te aceptó. Si, un recuerdo suspira sobre alguien más en el antes, pero se esfuma rápido dejando un tufo sobre el proteger y cuidar hasta el final. 48
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Es mejor dejar de lado esas memorias. Trata de no retornar a ese momento donde volvió a morir tu redención ante el hecho de que siempre serás el mismo. Te topaste con eso pero la aprehensión ganó al final, el clamor interno que ha sido tu carga en el infierno del antes y del ahora. Te repites que las piernas decidieron, que tú no lo hiciste. Ellas se echaron a correr sin fijarse en la mata de ortigas que se cruzó en la huida. Tropezaste y caíste sobre los restos de metal de algo que quizás fue una moto tiempo atrás. Un pedazo rasgó tu pantalón y te hirió. El dolor te hizo parir gritos que sólo silenciaste cuando, al darte cuenta que callaba el que gorgotea, que estaba al pendiente de ti. Volteaste para ver la esquina. Tu pelo se erizó cuando una sombra, trémula y silenciosa, se alargaba y se doblaba para buscarte. Era una oscuridad sobre el suelo y nada más. Lograste ponerte de pie y lanzarte en una desaforada carrera a trompicones. La pierna te falló cerca del asilo. Fue un disfrute el ver cómo no te quedó más que arrastrarte al refugio donde sólo abrieron la puerta sin ayudarte a entrar. Mientras la madre te curaba contaste a todos que habías enfrentado a eso, que lo heriste y, mientras yacía moribundo, retornaste herido. Afirmaste que eso estaba débil allá afuera, quizás muerto y que es seguro salir. Igual como en el otro lugar, callaste la verdad ante todos. No había opción o podría terminar como la última vez y estarías sin alimento, techo y compañía. Perderías a la mujer. Intentas excusarte de nuevo que tampoco fue tu culpa esa otra ocasión, sino del destino. Mejor levántate de donde estás sentado y carga a la niña, avanza por la habitación rumbo a la ventana, asómate y menciona que por allí, por la calle al sur, su mamá vendrá. Abrázala, reconfórtala, bebe de sus lágrimas, sórbelas de su rostro. ¡Detente! ¿Notas eso? ¿Alcanzas a verlo donde se cruzan las calles a la izquierda? Si, fíjate bien pero no dejes lo note quien acunas, no quieres sembrarle esperanzas infundadas. Abrázala contra tu pecho con fuerza mientras controlas tu respiración. No intentes huir como acostumbras mientras no estés seguro de que la sombra que se acerca y camina a contraluz, sea eso que has visto y que ha platicado contigo en más de una ocasión.
Pero actúa con lentitud, no pierdas tiempo intentando recordar lo que dijo en ese primer encuentro allá en tu escondite tiempos atrás. Menos lo que repitió ayer cuando dobló la esquina. Ahora no es el momento, antes tienes cosas que hacer. Aprieta con más fuerza a la niña contra ti, no dejes que gire su cabecita y aprecie lo que se acerca al edificio. Contén tu grito que ya está aquí, que se salve quien pueda porque bien sabes que siempre es inútil. No dejes de presionar el rostro de ella contra tu pecho, no importa que se agite mucho, espera a que se duerma, a que se aquiete. Cálmala y aprende eso de ella. En cuanto esté lánguida, entonces sí, con tranquilidad deposítala en su cama. Podrás entonces ir de cuarto en cuarto avisando en silencio que ya llegó, que está aquí y ayudar a que cada uno acalle sus angustias y se olviden de todo. Igual lo hiciste en el otro lugar, ¿o no? Empieza con los que están más fuertes, ya atenderás a los demás cuando soluciones a esos. En cuanto puedas, baja y recibe a la madre que se acerca desde el cruce de las calles del sur. Invítala ahora que recuerdas lo que gorgoteamos hambrientos mientras te acunaba en tu escondite, soy su voz como tu voz.
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Princesas y cuentos
José Cháirez Tiene mi corazón un llanto de princesa olvidada en el fondo de un palacio desierto. Pablo Neruda.
Brincas de un lado a otro de la sala e invitas a tu hermana a continuar con los brincos, de cama en cama, de la cama al sillón y luego a correr por entre la tarde recién parida, de la sala hasta al patio. Cabalgas sobre tu mascota, conquistas castillos y vences dragones diminutos, inmensos y molestos que van y viene sobre tu pelo al sol de la tarde calurosa, de un lado del patio a otro de la casa. Buscas cuentos de princesas que contar o que leer, fastidias a tus hermanas, brincas sobre ellas. Detente, grito ahogado que nunca tiene la fuerza suficiente para interrumpir el sueño eterno de tu niñez y de reojo haces un ademan, incitando a tu ejército a conquistar la tarde de princesas, sin hacer caso a generales y coroneles que te invitan a marcar el paso durante el día. El toque de queda en tu recámara se instaura después y recuerdan que es por lanzar zapatos y no hacer las tareas del comedor, pero todo termina con un brinco, una sonrisa, un ándale, vamos a jugar, al unísono de las tres y así se levanta la corte marcial impuesta por la casa. Almudena, Mayte, Palola, princesas quiquirisquiahaga, viene un rempálago, cúbranse los oídos para no asustarse con el estruendo que remueve sus camas y los marichis callejeros, contienen el rugir de cielo que se desmorona entre sus miedos.
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Literatura yucateca entre dos siglos En Yucatán conviven varias tradiciones, lenguas y por ende literaturas. Las más numerosas son la maya y la mestiza letrada. De estos discursos literarios conversaremos esta mañana. De la primera autora que hablaremos es Elvia Rodríguez Cirerol. En 1969 aparece su libro El niño y el viejo. Se trata de prosa poética, que a través del diálogo expresa parábolas y reflexiones; ha sido traducido al francés, al inglés y al braille (Lara Rivera, 1990:19). A principios de los ochenta Elvia Rodríguez publica los libros Te traigo un regalo y Aquel globo azul, para colorear (Lara Rivera, 1990: 19; De Azaka, 2004: 329). Esta autora dedicó buena parte de su trabajo a la promoción cultural a través de guías turísticas para niños, periodismo cultural y guionismo; recordemos que en 1977 su trabajo en El mundo sagrado de los mayas obtuvo el Oso de Plata en el Festival de Cine Turístico de Madrid (Peniche Barrera y Gómez Chacón, 2003:120). En 1978 aparece Alumbramiento, de Lupita Bello. Desde 1978 hay en Maní un grupo de teatro maya que ha representado, por lo menos, 20 obras, el autor de ellas es Armando Dzul. Gran cantidad de escritores se agrupó en torno a las actividades de la Unidad Regional Yucatán de Culturas Populares en Yucatán (URY), la cual inició sus labores en 1982. A través de su Programa de Lengua y literatura maya la URY ha formado escritores mayas; auspició talleres en algunas comunidades, e impulsó la capacitación de los niños a través de talleres en los albergues del INI. Además, realizó publicaciones periódicas como Xunán Cab, que circuló a mediados de la década de los ochenta, U yajal maya wíiniko'ob (El despertar de los mayas, 1987-1988), periódico mensual casi en su totalidad en maya, que coeditaba en coordinación con el Instituto de Cultura de Yucatán (ICY); más tarde se hizo bilingüe y cambió su nombre por el de U K'aayil maaya t'aan (El Canto de la Lengua Maya, que tuvo dos épocas, la primera en 1988 y la segunda en 1990). En 1982 apareció el poemario En tonos diferentes de Beatriz Rodriguez Guillermo. De octubre de 1982 a junio de 1983 funcionó por primera vez el Taller Literario de la Universidad coordinado por el narrador y cuentista Joaquín Bestard Vázquez (Sin autor, 1985:2).
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Silvia Cristina Leirana Alcocer
Este taller tenía el objetivo de “orientar actualizar, estimular y mejorar a los futuros escritores” la convocatoria, pues, no era exclusiva para universitarios. Los mejores trabajos, producto del primer año del taller, fueron publicados en el primer número de los Cuadernos del Taller Literario; en esa ocasión los trabajos seleccionados fueron de la autoría de Juan Trejo, Javier España, Alejandrina Viera y Jorge Lara (íbidem: 5). Al ciclo siguiente (1983-1984) “se vio aumentado el grupo con los trabajos de Lía Josefina Pomar C., Jorge Gabriel Pech Casanova, Luis F. Rodríguez Reyes y Jesús Víctor Garduño Centeno” (íbidem: 5). Esta generación de escritores, a la cual se fueron agregando otros nombres, siguió participando en el Taller Literario de la Universidad con la coordinación de Joaquín Bestard Vázquez hasta 1991. Los Cuadernos del Taller Literario llegaron al número 15, en los siguientes publicaron Carolina Luna, Jorge Lara, Jorge Pech Casanova, Jesús Víctor Garduño Centeno, Claudia Sosa, Arnaldo Avila y Manuel Calero (Bestard, 1987: 2-3; Pech Casanova y Lara Rivera, 1989; Garduño Centeno y Lara Rivera, 1989; Lara Rivera, 1990a; Avila y Calero, 1991; Luna y Sosa, 1991; Calero, 1992). El número doble 6-7 se presenta como portada en ambas caras, en la carátula correspondiente al 6 lleva el título Bajo un velo de llama, de Jorge Pech Casanova y en la portadilla, además del título contiene el subtítulo Relatos y versiones (1986-1988).En la portada correspondiente al Cuaderno del Taller Literario 7 encontramos el título Defensa del adiós de Jorge Lara Rivera; el Cuaderno 8 lleva el título Vivirás como si fuera cierto, de J. Víctor Garduño Centeno; en ese mismo ejemplar, siguiendo la técnica ya comentada de presentar un número doble con dos portadas, encontramos el Cuaderno 9 que corresponde al poemario La fundación del alba de Jorge Lara Rivera (Garduño Centeno y Lara Rivera, 1989); el Cuaderno 10 corresponde al volumen El sueño, poemario de Jorge Lara Rivera (Lara Rivera, 1990a). El volumen 13 de los Cuadernos del Taller Literario incluye el cuentario Límites de sangre de Carolina Luna y el poemario Agua nocturna de Claudia Sosa. Mayáon es un grupo cultural conformado por escritores y docentes mayas. De 1985 a 1990 los interesados en constituirse como grupo de acción, circularon entre ellos un boletín, que contenía
reflexiones acerca de la identidad propia de los mayas, y de las acciones a asumir respecto a ella. El día 5 de noviembre de 1990 se estableció Mayáon como Asociación Civil. Durante el ciclo escolar 1986-1987, el Instituto de Cultura de Yucatán ofrecía un taller literario y uno de periodismo. El taller literario dedicaba un día a la semana a la poesía y otro a la prosa; el taller era coordinado por Raúl Cáceres Carenzo y Roldán Peniche Barrera, poeta y cuentista, respectivamente. El taller de periodismo era impartido por Gerardo Landa, quien trabajaba como corrector de textos en el Diario de Yucatán. Producto del taller fue la revista Arcana, en la que publicaron Raúl Cáceres Carenzo, Manuel Cabal Naranjo, Víctor Garduño, Gerardo Rafael Rodríguez, Jorge Pech, Brenda Alcocer, Cristina Leirana, Arturo Bravo, Virginia Pimentel, Jorge Mijangos, Gerardo Pérez, Rodolfo Fonseca y Carolina Luna. El diseño estuvo a cargo de Manuel Cabal Naranjo (Arcana, S/F). En abril de 1987 el libro de cuentos La banda de los enanos calvos de Agustín Monsreal fue publicado en la serie Lecturas Mexicanas, colección que “divulga en ediciones de grandes tirajes y precio reducido, obras relevantes de las letras, la historia, la ciencia, las ideas y el arte en nuestro país” (Sin autor, en La banda de los enanos calvos, 1987: 4) Un evento importante ocurrido en 1989 fue el Diplomado de Creación Literaria, que en el marco del Programa Cultural de las Fronteras impartieron el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA o Conaculta), el Instituto de Cultura de Yucatán (ICY) y la Sociedad General de Escritores Mexicanos (Sogem). Fue inaugurado el 18 de septiembre de 1989, por el escritor y psiquiatra José María Fernández Unsaín, quien como presidente de la Sogem tuvo a su cargo la conferencia magistral de apertura. Comunicadores de radio, prensa, televisión, poetas, críticos y narradores confluyeron en este curso. A lo largo de tres meses (12 semanas) vinieron reconocidos escritores en su género, 12 de prestigio nacional y 12 del medio local. De 18 a 20 horas impartía curso el escritor local y de 20 a 22 horas el que venía de fuera. Emmanuel Carballo (crítico literario, hizo una revisión por el panorama de la narrativa mexicana), Nikito Nipongo (narrador, dibujante, ensayista, impartió el curso “Arte de escribir”), Carlos Illescas (poeta, presentó un análisis de la literatura local de Yucatán), Eugenio Aguirre (novelista), Teodoro Villegas (Medios audiovisuales y de comunicación masiva: prensa, cine, teatro, televisión, fotografía ), Jesús Gardea (cuentista),
Gerardo Cornejo (narrador y ensayista, cuyo curso versó sobre el cuento), Carlos Olmos (dramaturgo y guionista para televisión), Tomás Mojarro (periodista radiofónico), Eraclio Zepeda (narrador oral, cuentista y novelista, se avocó a analizar la narración tanto oral como escrita), Héctor Anaya (periodista de prensa y de televisión, explicó los fundamentos del periodismo en general y las especificidades de cada medio de comunicación) y Federico Campbel (periodista de prensa, abordó la historia del periodismo en México y las características del periodismo impreso), fueron quienes con sus exposiciones infundieron nuevos bríos en los creadores literarios de Yucatán. Algunos de los asistentes a este curso fueron: Jorge Pech Casanova, Gerardo Rodríguez, Silvia Canto, Martha Capetillo, Mauricio Quijano, Carolina Luna, Brenda Alcocer, Jorge Lara Rivera, Melba Alfaro, Elvia Rodríguez Cirerol, Cristina Leirana, Wilberth Smith Centurión, Francisco Lope Ávila, Beatriz Rodríguez Guillermo, Javier Otero Rejón, Carlos Arcila, Víctor Garduño, Arnaldo Avila, Oscar Sauri Bazán, Jorge Cortés Ancona, Rubén Reyes Ramírez y Joaquín Tamayo, entre otros. Hubo dos productos importantes de este curso, el ciclo de lecturas “Signos y Trayectorias” y la creación del Centro Yucateco de Escritores. El ciclo “Signos y trayectorias” tuvo lugar entre octubre y diciembre de 1989, en la Casa de la Cultura de Yucatán. Se trataba de una lectura pública semanal (se realizaba los sábados) en la cual un narrador y un poeta leían una muestra de sus trabajos, después, el público tenía la oportunidad de cuestionarlos o dialogar con ellos. Entre otros poetas participaron en este ciclo Beatriz Rodríguez, Brenda Alcocer, Elina Romero y Oscar Sauri. La creación del Centro Yucateco de Escritores AC (CYEAC) fue un intento por agrupar a la mayoría de los escritores del estado. La convocatoria de esta asociación fue incluyente, y si bien hasta ahora aglutina a una cantidad importante de escritores nacidos o que trabajan en Yucatán. La asociación inicia sus trabajos a finales de 1989, aunque queda constituida como asociación civil al año siguiente (1990). Beatriz Rodríguez Guillermo fue la primera presidenta de esta asociación, siendo secretario Francisco Lope Ávila y tesorero Jorge Lara Rivera. A fines del siglo XX el costumbrismo seguía teniendo adeptos, como lo vemos con Suyunché, novela de Nidia Esther Rosado publicada en 1989 por el Instituto de Cultura de Yucatán (Rosado Bacelis, 1989).
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Actualmente hay jóvenes novelistas que buscan recrear las costumbres de su generación al retomar situaciones de su cotidianidad para elaborar sus obras; la vigencia contemporánea de esta corriente literaria en nuestro medio tiene relación con la característica cultural que tenemos los yucatecos de pensar en nosotros mismos y de reflexionar acerca de nuestra manera de vivir y de identificarnos como distintos a las otras sociedades con las que coexistimos. Desde principios de los noventa, el grupo de teatro Jots'uk (establecido en Tihosuco) dirigido por José María Uc Cahún, promotor cultural de la Unidad Regional de Culturas Populares de Quintana Roo, presenta obras en maya en las comunidades. En todas las obras se retoma la tradición oral y la cultura propia, y se da crédito a todos los que colaboraron en su realización, desde quienes contaron la historia, hasta quienes la actúan. Entre 1990 y 1992 fue editada la primera serie de la colección Letras Mayas Contemporáneas que constó de ocho libros, cuatro en maya, y sus cuatro traducciones al castellano (Leirana 1996: 64). Entre 1990 y 1991 la colección Ediciones de la Gorgona publicó cinco volúmenes: Noción de infierno (Cuentario, de Víctor Garduño, 1990); Nocturno (Cuentario de Carolina Luna, 1990); Sostener la luz (poemario de Jorge Lara Rivera, 1990b); Hacia el fin de la noche (cuentario de Manuel Calero Rosado) y Roja edad (poemario de Jorge Pech Casanova, 1991). El Diario del Sureste, específicamente El Juglar (suplemento semanal) aglutinó a una importante cantidad de escritores y artistas plásticos entre 1990 y 2002 (año en que fue retirado de la circulación el Diario del Sureste). La coordinación editorial de dicho suplemento recayó todos estos años en el poeta y periodista cultural Jorge Lara Rivera. En junio de 1991 la revista mensual El Cocoyol. Vocero de la Contra Cultura llevaba ya siete números; en él publicaban Eduardo Ortegón, Conrado Roche, Jorge Cortés, Manuel Calero, Renán Novelo, Jacobo Niebla, Jorge Díaz, José de Jesús San Pedro, Many, Cuco, Jorge Cervera Ramírez, A Chú!, Luis Acevedo, entre otros. Los ángeles rotos de nuestro señor, libro de cuentos de Arnaldo Avila, fue el ganador del Premio Estatal de Literatura “Ermilo Abreu Gómez” en 1991. En 1992, a iniciativa de Waldemar Noh Tzec, y coordinado por él, inició un taller literario bilingüe maya-español en la Casa de la Cultura de Calkiní (Campeche). El objetivo era producir literatura maya libre de los cánones aplicables al español. El grupo ha publicado en revistas de los estados vecinos y
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gestionado la aparición de revistas en su municipio (A Duras páginas, Cal-K'in, K'in Lakam, Sonarte, Uaualal/Páginas Sueltas, entre otras). Han sido coordinadores visitantes de este taller reconocidos poetas, como Carlos Illescas y Juan Bañuelos. Los escritores Mayas de esta agrupación hacen llegar su obra a la gente a través de recitales con lecturas poéticas, en los que se reparten las revistas con los textos en maya. “Génali” fue el nombre que en 1995 dieron a este taller (Leirana, 2006: 43). La antología Entre el silencio y la ira, compilada por Jorge Lara Rivera y publicada en 1992 por Talleres Gráficos del Sudeste para conmemorar el aniversario del Diario del Sureste, reúne “a los mejores exponentes de la literatura yucateca actual en una publicación abierta a todas las tendencias y manifestaciones artísticas” (Lara Rivera, 1992: 9). En ella hay trabajos de: Carolina Luna, Sergio Salazar, Celia Pedrero, Cristina Leirana, Víctor Garduño, Adolfo Fernández, Jorge Pech Casanova, Wilberth Manzanilla, Pablo Tec Ruiz, Manuel Calero, Brenda Alcocer, Arnaldo Avila y Melba Alfaro. Se trata de una antología que reunió una selección de lo que los escritores mencionados habían publicado en El Juglar, ya se ha dicho, era el suplemento literario del Diario del Sureste. Baúl de sueños de Fernando Muñoz Castillo, obtuvo el Premio Estatal de Teatro Infantil en 1992 y fue publicado en 1993 por el ICY; lo mismo ocurre con la obra El último Chilam Balam de Santos Gabriel Pisté Canché: en 1992 obtuvo el Premio Estatal de Teatro “Wilberto Cantón” y fue editada al año siguiente. En 1992 aparecieron las plaquettes de poesía Es verdad vivimos, de Luis Alcocer Martínez, y Poéticas, de Oscar Sauri Bazán, ambas en la colección La Hoja Murmurante, de editorial La Tinta del Alcatraz. En Valladolid (Yucatán), en casa de los profesores Gertrudis Puch Yah y Santiago Arellano Tuz, inició sus labores a finales de 1993 un taller literario. En el segundo semestre de ese año, Santiago Arellano coordinó la publicación Túumben Lool, que circuló entre los maestros bilingües, de la cual fueron editados tres números. En octubre de 1995 apareció un tríptico con poemas de los talleristas. En sus textos, los autores buscan incorporar palabras que han caído en desuso, y emplear estructuras gramaticales propias de su idioma, evitando las construcciones castellanas en textos mayas. En 1997 se inaugura el taller adquiriendo su nombre “Yaajal k'in” (que puede traducirse más o menos como herida de sol, amanecer). La labor de este
taller se difunde a través de las Ak'abil Maya K'aytuukulo'ob (noches de poesía maya). El 2 de octubre de 1993 salió a la luz la revista Navegaciones Zur, que publicada hasta 2009, tuvo un tiempo de vida solo comparable al de Yikal Maya Than, que circuló de 1939 a 1955. Hablando ya de autores U k'aayilo'ob in puksi'ik'al/Cantos del corazón poemario de Gerardo Can Pat (1993; 1993a) es el primer volumen de poemas en maya que son traducidos al español en nuestra época contemporánea. Estos poemas expresan sentimientos de soledad, de amor, desamor, de arrepentimiento, así como de nostalgia y preocupación por las metas no alcanzadas en la vida. Gerardo Can Pat, además de ser el primer poeta que publica un libro en lengua maya, fue un estudioso de su tradición literaria (recopila canciones y cuentos tradicionales), así como de la literatura maya popular, como lo denotan los tomos que compiló de canciones de autores contemporáneos a él. Los rituales y fiestas sagradas eran también objeto de su interés; cuando falleció trabajaba en un documental acerca de, y para su pueblo: filmaba fiestas tradicionales, para luego en talleres sobre expresión e identidad religiosa proyectarlos ante sus coterráneos y debatir acerca de la importancia de su realización.1 Me morderé la lengua, de Melba Alfaro, publicada en 1993, fue Ganadora del Premio Estatal de Novela “Justo Sierra O´Reilly” 1992. Nostalgia del Sol, poemario de Roger Metri, apareció en Talleres Gráficos del Sudeste en 1993. Bukin-te nok'a/Ponte esta ropa, de Jorge Echeverría Lope (1993) es la primera novela en maya que se publica en el siglo XX; curiosamente, en la portada solo trae el título en castellano, aunque la obra está exclusivamente en maya. Bukin-te nok'a fue la novela ganadora del premio "Itzamná" de literatura en lengua maya, emisión de 1992. En 1998 Jorge Echeverría Lope publica su segundo libro X-la-boomsuumi/Vieja huella de soga, en la colección Letras Mayas Contemporáneas, Segunda Serie. Como todos los libros de esta colección, presenta la versión en maya, tras la cual viene la traducción al castellano. El relato que da título al volumen "X-la boomsuumi/Vieja huella de soga" es una ingeniosa manera de dar a conocer los nombres y atributos de los seres sagrados y algunos toponímicos mayas, a través del viaje de Suulub Chan Ek', que busca el camino para llegar a donde beberá el agua de Suju'uy Ch'e'en que le dará sabiduría para hacer el bien.
En octubre de 1994 se presentó el libro Horas a salvo, una antología que contiene textos de nueve autores: Luis Alcocer, Reyna Echeverría, Jorge Lara, Roger Metri, Luis Ortega, Jorge Pech, Lourdes Rangel, Beatriz Rodríguez y Sergio Salazar. En 1995 es publicado el libro La patita y otras historias de Sergio Salazar, que obtuvo el primer lugar en el Premio Estatal de Literatura Yucatán 1988. En abril, también de 1995, el Centro Yucateco de Escritores A.C. y el Instituto de Cultura de Yucatán convocaron al Ciclo de Conferencias “Sor Juana, 300 años en la inmortalidad”. De estos trabajos resultó el volumen homónimo al evento (Lara y Pech, 1995). El color del cristal plaquette de Cristina Leirana salió también ese año. Naufragio de la luz plaquette con poemas de Roger Metri fue editada por la colección La Hoja Murmurante en 1995 (Toluca: La Tinta del Alcatraz). En 1996, como parte de la colección Seis de Poesía, el ISSSTE, el ICY y la Escuela Normal Superior de Yucatán, publicaron Mariposa la vida un libro con poemas de tres autoras: Brenda Alcocer, Guadalupe López y Hortensia Sánchez. Con Cartas para una sombra azul obtuvo Lourdes Rangel, en 1996 el Premio Nacional de Poesía Novísima convocado por la revista Etcétera. El amor y el viaje se entrelazan, haciendo del encuentro el eje temático de los tres poemarios que integran el volumen. Ese mismo año (1996) Oscar Sauri Bazán obtuvo el Premio Estatal de Poesía “Clemente López Trujillo” por su libro Otras lluvias (Sauri Bazán, 2000). En 1997, en el número doble, 136-137 correspondiente al período julio- diciembre de la revista El Cuento apareció “Tal vez pronto” de Brenda Alcocer. También en 1997 aparecen las plaquettes de poemas Sílaba nocturna del alma para no olvidar el instante, de Saulo de Rode Garma Pool y Claustro obligatorio de Víctor Alcocer Vidal (Mérida, Ediciones Presagios), y Cartas prohibidas para Miguel, de Reyna Echeverría. María Luisa Góngora Pacheco, es otra autora de la formación maya letrada, que se inició escribiendo monografías y recopilaciones de la oralidad, pero que en 1998 ya tenía obra de creación propia suficiente para publicar un libro de su completa autoría: Chan moson/Pequeño remolino que vio la luz en la segunda serie de la Colección Letras Maya Contemporáneas.
1. Gerardo Can Pat, comunicación personal, julio de 1994.
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El primer cuento de este libro es mitológico, explica el origen del algodón y de X-Cheel la diosa del tejido y el hilado entre los mayas, quien transmitió su conocimiento a las humanas, enseñándolas a elaborar los hermosos hipiles que las distinguen como mayas. El segundo recrea la leyenda de la piedra del venado, siendo aleccionador: quien no respeta un pacto recibe su castigo. "Chan Moson"/ “Pequeño remolino” es una creación de la autora, cuento fantasioso en el que sin embargo está presente la realidad de la destrucción causada por los huracanes. Felipe Koh Canul en 1995 publicó La milpa/Col, plaquette de 18 páginas que contiene cuatro poemas referidos a cuatro fases de la agricultura tradicional. Recrea la devoción a Yum K'aak' Señor del Fuego, a Yum Lik'e'ex, Señores de los Vientos, deidades poco mencionadas en la literatura contemporánea, a quienes junto con Yum K'áax y Yum Cháak se les rinde culto a lo largo del desarrollo de las tareas agrarias. En español el autor emplea el verso libre; en maya son más frecuentes la rima y la asonancia, quizá porque muchos períodos terminan en plural, lo que da a los textos la rítmica propia del rezo. Llama la atención que en la portada escriban Col cuando al interior del texto usan el alfabeto de 1984, en el cual no se emplea la C y la palabra “milpa” se escribe “kool”. Oficio de gaviota (Luis Alcocer, 1998) es el libro de poemas que obtuvo el primer lugar en el Certamen Estatal de Literatura, categoría de poesía, en 1997. En 1999 La promesa infinita, poemario de Roger Metri, obtiene el Premio Nacional de Poesía “Luis G. Ledesma”, convocado por el Municipio de Fresnillo, Zacatecas, México; al año siguiente es publicado por el Consejo Municipal para la Cultura y las Artes de Fresnillo y la Editorial Mantis. En noviembre de 2000 fue presentada la colección de cuentos para niños La Rana Feroz. Se trata de siete títulos de cuentos para niños: Brenda Alcocer, Luis Alcocer Guerrero, Jorge Lara, Reyna Echeverría, Roger Metri, Patricia Garma y Cristina Leirana, son los autores incluidos en esta colección. Otros libros del 2000 son el poemario de Luis Alcocer Martínez, Remembranzas del fuego (Toluca: UAEM/La Tinta del Alcatraz) Tiempo azul, de Ena Evia (ICY/UADY), y dos de Oscar Sauri Bazán: Otras lluvias (ICY) y Erótica (Toluca: UAEM/La Tinta del Alcatraz). En 2001 la Universidad Autónoma del Estado de México publica Vocación de la flama de Reyna Echeverría. Para el año 2003 fue publicado El Sol alrededor del parque de Beatriz Rodríguez Guillermo, libro
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premiado en el Certamen Estatal de Cuento para Niños 1993, con ilustraciones de Iván Ramírez Castillo, Gabriela Díaz Isaac y Diana Valle Graniel. Ese mismo año fue publicado Eso de andar en la mar (y otras aventuras con los cabellos revueltos) de Melba Alfaro Gómez. En 2004 ve la luz el libro Los hermanos menores de los pigmeos de Agustín Monsreal, que reúne microficciones que condensan el saber y el asombro de momentos trascendentes en la vida del ser humano Patricia Martínez Huchim es una autora que también se ha dedicado a estudiar la tradición oral y la literatura popular, y que en 2005 recibió dos premios nacionales por obras de su autoría: “Chen konel/Es por demás”, serie de cuentos con la que obtuvo el primer lugar en el concurso de Narrativa en Lengua Maya “Alfredo Barrera Vásquez” en los Cuartos Juegos Literarios Universitarios convocados por la Universidad Autónoma de Yucatán, editados en 2006, y U k'a'ajsajil u ts'u' noj k'áax/Recuerdos del corazón de la montaña, novela en prosa poética que recibiera el Premio de Literatura Indígena “Enedino Jiménez” 2005 y que se editó en 2007 en Oaxaca, y en 2013 en Yucatán, por la Sedeculta. Los personajes están bien logrados, se recrea el ambiente de tensión y se atrapa a los lectores de ambos idiomas. La propia autora realiza la traducción al español, logrando que en ambas versiones la narración sea efectiva. Otros textos de Patricia Martínez han sido antologados, como es el caso de “X waay/La espanto” (2006a) que aparece en La otredad, compilación realizada por Melba Alfaro Gómez (2006). Miguel Angel May May, promotor cultural y escritor, que inició su trabajo con monografías, recopilaciones, que ha dedicado muchos de sus esfuerzos al desarrollo de la lectoescritura en niños y jóvenes, es otro autor que ha desarrollado con éxito la creación propia. En 1998 publicó Lajump'éel maaya tzikbalo'ob. El cuento mejor logrado es "Moson iik'/El remolino", que encaja en lo que Alejo Carpentier denominó lo real maravilloso. "U t'aan k'aak'/La voz de la llama", "Éek'che', u kúuchil ja'asaj óol/ Éek'che', lugar de espantos" y "Juan yéetel juntúul Xtáabay/Juan y la X-tabay" son memorables, pues en ellos también fluye la cosmovisión maya de manera personal, íntima, sin rebuscamientos acartonados; estos relatos oscilan entre el realismo maravilloso y el fantástico, dando su lugar a la lengua maya en el concierto de la literatura universal. Eleuterio Po'ot Yah realizó una importante labor como docente de la lengua maya y promotor de la
cultura en Yucatán y Estados Unidos. Su libro K'axt'aanoo'ob/Palabras enlazadas apareció en el 2000, como parte de los festejos por el nombramiento que recibió nuestra ciudad como “Capital Americana de la Cultura”, siendo la primera en el continente americano en recibir este título. Proverbios y sentencias llenan las páginas de este libro, algunos propios y otros adoptados, pero que forman parte de la cotidianeidad oral contemporánea que Po'ot Yah nos presenta: “Quien habla dos idiomas vale por dos” (Po'ot Yah, 2000: 49), es una de las enseñanzas. K'aaylay/El Canto de la Memoria. Revista de cultura maya (2007), volumen impreso correspondiente al primer año de aparición de la publicación virtual (números 1-18) muestra la continuidad del trabajo realizado por la Asociación Popolnaj “Máximo Huchin” A.C que pone en circulación en la red mundial textos en maya acompañados de su versión al castellano, así como lecciones para aprender maya. Esto expresa la voluntad de crear vasos comunicantes, que empapen de cultura maya tanto a los mayas como a los no maya hablantes. Las fotografías y los artículos también recrean parte de nuestra historia, sobre todo de aquellos ángulos menos explorados, lo que pone de manifiesto nuestra especificidad cultural. Este trabajo permite dar a conocer a un público más amplio la existencia de estos documentos, que estoy segura pueden ser de utilidad para todos aquellos que se han propuesto la misión de promover la cultura, especialmente a los que trabajan con niños. Es un espacio al que todos los cultivadores de la palabra están invitados: la creación literaria en maya se esparce para todo el mundo. También promotor de la lectoescritura en maya y de la cultura maya, el poeta Feliciano Sánchez Chan publicó en 1999 Ukp'el wayak/Siete sueños, en la serie Escritores en Lenguas Indígenas. En este libro, Feliciano Sánchez Chan reúne tres poemarios: “Ukp'éel wayak'”(“Siete sueños”), “In kaajal”(“mi pueblo”), “Ka'a tun binech” (“Y te fuiste”). El primero, en un ambiente onírico va recreando, con una visión muy personal, las explicaciones que en la cosmovisión maya se dan del origen del hombre, de las invocaciones sagradas. El poema que mejor refleja la contraposición entre el pensamiento maya y el que surge con la imposición de otras ideologías es “Yaanal kíimilo'ob” (“Las otras muertes”). A mediados de la primera década del siglo XXI, Xenankó (Echeverría García, 2005), nos invita a reflexionar, a imaginar cómo será nuestro futuro, como
depredadores estamos acabando con nuestro propio habitad, lo que antes parecía lejano se hace común cada vez más. Saulo de Rode Garma Pool publica el poemario Círculos de sangre, en 2005 por el Instituto de Yucatán. La oralidad se hace presente en las letras en el trabajo Cuando las nubes bajan los pájaros se van de José Eladio Poot Novelo (Foecay, 2005), quien tras una minuciosa recuperación de la memoria de los campesinos convertidos en pescadores en las costas de Yucatán, nos presenta una narrativa cercana a la de Juan Rulfo. El año 2006 aparece Los mártires del Freeway y otras historias de Carlos Martín Briceño, en la prestigiada editorial Ficticia. Ese mismo año (2006) en poesía fue publicado Itinerario del agonizante de Ileana de Jesús Garma Estrella, que su autora había elaborado con una beca del Fondo Estatal Para la Cultura y las Artes, obtenida en el 2005. Fuga de memorias de Adán Echeverría García es también de 2005, y El éter de las esferas que reúne trabajos de Manuel Tejada, Karla Marrufo, Tomás Ramos, Agustín Abreu y Aracelly Guerrero. En 2007 nos encontramos otra vez con Melba Alfaro, cuyo libro Aventura en Kichigar. Chansamito contra el brujo Lupérvolo, fue coeditado por el DIF (Dirección para la Atención a la Infancia y la Familia) y el Centro Yucateco de Escritores, AC. La narrativa intensa y poética de Melba Alfaro y el diseño de Carlos Tamayo hace que el libro en su conjunto resulte atractivo para sus lectores. Este mismo año José Armando Pacheco Barrera ganó una beca del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes con el proyecto Diálogos mortuorios, y José Juan Cervera Fernández publicó el libro La gloria de la raza. Los chinos en Yucatán. Avanzando en el tiempo nos encontramos con el libro Vestido rojo y sin tacones (García Rodríguez, 2008). En 2008, el Ayuntamiento de Mérida Publica La cuerda que nos mueve y otras obras de teatro de Ivi May Dzib. Del mismo año y la misma casa editorial tenemos La continuación. Esbozo novelesco de la ruptura, de Juan Esteban Chávez Trava. El Cuartel de Dragones de Brenda Alcocer, con ilustraciones de Lucina Castillo fue publicado en 2009 por el Instituto de Cultura de Yucatán, y reeditado en el 2015 por la Sedeculta. También en 2009 José Armando Pacheco Barrera funda y dirige la revista digital Letras en Rebeldía y aparece Cuaderno de los sueños de Manuel Iris.
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A principios de 2010 se presenta Disparados a la Luna (2009) de Roberto Azcorra Cámara, publicado por Editorial Ficticia. De 2010 y de la misma editorial es Caída libre de Carlos Martín Briceño. Una corriente que no habíamos abordado, pero que está también presente en las literaturas de todo el mundo es la novela negra; un ejemplo de ella lo tenemos en el texto “Sadoth en la guerra” de Roberto Carlos Azcorra Cámara, que fue publicado en el volumen número cinco de la colección La Casa Ciega, en Madrid, por la editorial EDAF (2005). Es relevante mencionar La otredad editada por Melba Alfaro Gómez (2006), antología que ofrece la semblanza de 56 autores yucatecos o avecindados en el estado de Yucatán, y una muestra de su obra. En 2006 se edita por segunda vez Los otros misterios (Garduño Centeno, 2006), al revisar este libro confirmo la idea de que Víctor Garduño tiene el doble compromiso ético y estético de recrear el lenguaje propio de Yucatán; al usar la variante conocida como español yucateco. También en poesía se ha expresado de manera artística la formación discursiva mestiza letrada, lo cual ejemplificaremos con dos libros de Jorge Lara Rivera, Los encendidos flancos del éter (2007) y Lebreles y Albas (o el Horizonte de espejos) (2009). Los encendidos flancos del éter inicia acertadamente plasmando la ansiedad, el desamor, la urgencia, sensaciones a las que remiten las contundentes imágenes del primer poema, que atrapa con su ambiente nocturno. En una parte dice: fosforece te pido velocidad turquí de picaflor (Lara Rivera, 2007:9). y un poco más adelante: […] da tu licor más puro desciñe la escafandra beso veneno a beso comparte oxigénate en ansias (Lara Rivera, 2007: 10). En este poema encontramos las características que dan unidad al libro: la expansión del idioma y la correspondencia entre las figuras del lenguaje y las de pensamiento. Hay un regodeo, innegablemente, pero nunca ajeno a imágenes mentales. Esto no excluye la recreación de los modismos o frases hechas que aluden a lo que está viviendo el hablante lírico, y que lo lleva a cuestionarlos:
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[…] Cuándo saldré de esta […] Alguien diga cuánto dura el “tiempo necesario” Qué plazo es ese que se cumple “de un momento a otro” Apurar que desisto (íbidem, 2007: 25). El contexto de los versos da un nuevo giro al uso coloquial; este poema recuerda a Cesar Vallejo, su tono es parecido a los “Poemas humanos”. Sumidos en una monotonía gris, repetitiva, que en algún momento nos ha llevado a pensar en terminarla, encontramos aquí la voz que ilumina esos acontecimientos cotidianos desde el encuadre estético y entonces recrea el momento en que el hecho habitual cobra su carácter específico, como ocurre en “Igniciones o remos”, reproduzco el poema entero: “Igniciones o remos” Ante el agua inmóvil del espejeo cómplice el lavabo Sol de desdichas gozo en lucha reclamante señales quirománticas rojo veloz veneno vítreo silencio pedrería en fuga chasquidos de mil potros por el túnel violento erizado de trinos que fascina al despeñadero del agua doméstica desde la llave
(íbidem, 2007: 65).
Para acceder a la totalidad de Los encendidos flancos del éter es necesario el compromiso de parte del lector; las tareas son pensar en el lenguaje, captar los matices tanto a nivel sonoro como conceptual, pero también recordar las tradiciones literarias e históricas que nos nutren: europeas, asiáticas, así como las propias de este continente. Cierra el libro una serie de 11 poemas cuyo nombre “Ceyba nocturna” nos remite a la tradición maya confrontada al dominio colonial. El paisaje de estos lugares recrea el choque entre la milenaria, presente en su idioma y en los vestigios arqueológicos, y una modernización de capitalismo periférico, donde los descendientes de los mayas trabajan por temporadas y mayoritariamente ocupan los puestos menos remunerados como se expresa en los siguientes fragmentos:
[…] Una lluvia de rencor comba los meses y los rompe en días de sol mercurial eco de una inundación antediluviana hoy revolcadero de criaturas sumergidas en la refoliada infestando un pueblo de frontera en la edad de las fornicaciones como un augurio pestífero acercándose a esta orilla del mundo (íbidem, 2007: 112). […] canto en una ciudad crispada en la neblina mareas observa a solo unos minutos de sus bordes: Se brinda: Por el que vela en esta noche a salvo no la caravana de fecha sigilosa ese marfil de astillas distante el árbol que no será vencido fuego bajo asedio de rayos por la gloriosa flor de cristal veteando su rosetón en piedra
(íbidem, 2007: 113). El glorioso árbol no será vencido mientras haya poetas que como Jorge Lara, conozcan la tradición universal sin renegar nunca de la propia. En Lebreles y Albas (o el Horizonte de espejos), el otro libro de este autor que se comentará (Lara Rivera, 2009), encontramos la vida con sus frutos acotados por la tradición y el miedo, que nos sorprende en la hora que desconocemos el reflejo, cuando el olfato revisa y amenaza con su rechazo despiadado, reservado para los ajenos. Cuando vociferamos para ahuyentar el presentido acecho del “Ua Ua Pach”, trazamos camaraderías y juegos para no afrontar solos el silencio. Este libro nos muestra los fragmentos, matices y astillas que deja la vida a su paso por nuestra memoria. Soledad/Compañía son dos polos de nuestra presencia que se manifiestan con mayor intensidad. “Semillas reveladas” somos los solitarios insomnes, venidos de ambientes rurales a conquistar por derecho la vida de la urbe o nacidos en ella desde siempre; los preocupados por nuestra localidad, que ahora es todo el mundo; los otrora esperanzados que vamos quedándonos sin fe. Madura es la voz del poeta Jorge Lara Rivera que desde el conocimiento de su particular circunstancia se eleva, nombra e ilumina, produciendo una atmósfera cosmopolita, global, descolonizadora, porque toda autoridad ajena está en duda: la propia tradición, se entrevera con las otras y recrea el instante en que cada ser no sospecha o sí teme a “la Oscura”, o
duerme o finge “…con otras tenues sombras”. Preocupaciones diversas avizora el hablante lírico: “miles somos y miles desencuentro”, “miente cada sonrisa cada abrazo cada lágrima”, “Descansa el poeta tras los aplausos del chacal”, la muerte vivida tal como ocurre aquí, con lo que daña y cambia a su paso; con su ambigüedad de tránsito, su misterio de irreversible eternidad; el amor que protege; lo efímero del encuentro entre los seres humanos; los sonidos y olores que nos remiten al paraíso del ayer mirado desde un presente insatisfactorio: esa agria emoción que es la nostalgia, en la que nos dolemos y gozamos sin saber bien a bien de qué. En el 2009 el Instituto de Cultura de Yucatán publica el poemario A piel desnuda, de Alegría Agosto; la Editorial Atemporia en coedición con ese mismo instituto edita Arena, novela de Adán Echeverría García, prolífico escritor que en 2009 dio también a la luz los poemarios Tremévolo y Detrás de la sombra; en 2011 el poemario La confusión creciente de la alcantarilla (Madrid, Efori Atocha Ediciones) y en 2012 la novela Seremos tumba (Ayuntamiento de Mérida). De Fernando de la Cruz Herrera tenemos el libro Redentora la voz publicado en 2010 por el Ayuntamiento de Mérida. En 2012 el cuento Montezuma's Revenge de Carlos Martín Briceño ganó el XXVI Premio Internacional de Cuentos “Max Aub”. El 11 de agosto de ese año, en el marco de la Feria Municipal del Libro, fue homenajeado el poeta Luis Alcocer Martínez. Junto con Ileana Garma, Adán Echeverría fundó, a finales de 2012, la revista electrónica para niños Manilka, de la cual aparecieron dos números. A principios de 2013 Adán Echeverría fundó la revista electrónica delatripa, narrativa y algo más, especializada en narrativa y crítica literaria, que tiene 50 números en circulación. A fines de 2012, en la serie de plaquttes de Catarsis Literaria El Drenaje, editada por Adán, aparece Escudriño el azul, de Brenda Alcocer, que reúne textos aparecidos en El Juglar, Navegaciones Zur, así como algunos inéditos. El 19 de agosto de 2013 el poeta, ensayista y actor Oscar Sauri Bazán, en el marco de la Edición de la Feria Municipal del Libro 2013, fue homenajeado. Figura importante en las letras nacionales es la del novelista y poeta Raúl Renán González (19282017), más conocido como Raúl Renán. Algunos de sus libros son Los niños de San Sebastián (1986); El río de los años. Los pateadores de San Sebastián (2004). En 1998 se estableció el Premio Nacional de
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Poesía Experimental “Raúl Renán”. Mencionaremos que realizó estudios de teatro, narrativa y letras españolas en la UNAM, colaboró en suplementos como México en el Arte, Sábado de Unomásuno, México en la Cultura, El Camaleón, entre otros (Peniche Barrera y Gómez Chacón, 2003: 65). En 1998 le fue publicado El libro de las queridas cosas (Conaculta) que es una antología de Catulinarias y Sáficas (1981), De las queridas cosas (1982), Gramática fantástica (1983), Comparsa (1990) y Henos aquí (1993). En 2008, con motivo de cumplir 80 años de vida el escritor Raúl Renán, la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM en el Salón de Actos le realizó un homenaje a este escritor, en él, participaron Israel Ramírez, Evodio Escalante, Marcela Palma, Benjamín Barajas y el propio Raúl Renán2. A inicios de 2013 se preparaba otro, pues estaba por cumplir los 85 años y se considera que es uno de los escritores mexicanos con mayor riqueza imaginativa. En la Feria Internacional de la Lectura Yucatán 2013 fue uno de los homenajeados. Otro autor nacido en Yucatán que tiene un reconocido lugar en las letras nacionales es Juan García Ponce. Nació en Mérida, el 22 de septiembre de 1932 y falleció en la Ciudad de México el 27 de diciembre de 2003. Vivió sus primeros años en Mérida y Campeche. Posteriormente se trasladó con su familia a la capital del país, donde cursó la licenciatura en Arte Dramático en la Universidad Nacional Autónoma de México. Entre 1957 y 1958, fue becario del Centro Mexicano de Escritores, beneficio que también le concedió la prestigiosa Fundación Rockefeller a 3 comienzos de los años sesenta (1960-1961) . Pertenece a la llamada Generación de la Casa del Lago, como él dice “se puede hablar de un grupo o generación, con actitudes semejantes y con las mismas aspiraciones. [...] No es la fecha, no es un momento determinado, sino es la comunidad de intereses”. Algunos de los cargos que desempeñó Juan García Ponce: Secretario de Redacción de la Revista de la Universidad, UNAM, de 1958 a 1968; Director de la Revista Mexicana de Literatura, de 1959 a 1965; Director artístico de la Revista S. Nob, 1962; Consejero y colaborador activo de la Casa del Lago de 1961 a 1968 (cuando sus directores eran Juan Vicente Melo y
Tomás Segovia); Miembro de la Redacción de la Revista Plural, de 1973 a 1976; Miembro de la Redacción de la Revista Vuelta, de 1976 a 1999; Director de la colección Poesía y Ensayo de la Imprenta Universitaria de la UNAM; Fundador y Director de la Revista Diagonales, 1985; Director de la Colección de las Ursulinas de la Editorial Premià; Miembro del Consejo Consultivo de la revista Paréntesis,1999; Profesor de Letras Alemanas por méritos en la Universidad Nacional Autónoma de México; Creador Emérito por el Sistema Nacional de Creadores desde 1993.4 De su dramaturgia destaca El canto de los grillos (1958), obra que presenta el contraste entre la vida rural en provincia y la vida en Ciudad de México, y la pugna generacional entre los partidarios de la primera (los viejos) y los que se han habituado a la segunda (la juventud). La puesta en escena de El canto de los grillos, realizada por el poeta y dramaturgo Salvador Novo, fue elogiada unánimemente por la crítica y el público, y constituyó uno de los mayores éxitos teatrales de su tiempo. En su faceta de narrador, se inició con relatos breves: Imagen primera (1963) y La noche (1963). En su primera novela, Figura de paja (1964), combinó elementos realistas e ingredientes fantásticos al reproducir la atmósfera en la que se desenvuelven sus protagonistas, mientras que La casa en la playa (1966) enfrentó las formas de vida de dos parejas en sus respectivos ambientes de Mérida y Progreso. Dedicó numerosos ensayos a la pintura (Paul Klee, de 1965; Nueve pintores mexicanos, de 1968) y a temas diversos.5 La crítica considera Crónica de la intervención (Bruguera, 1982; Fondo para la Cultura Económica, 2001), como su obra maestra. Agustín Monsreal es también un autor de la formación mestiza letrada que tiene proyección nacional, ya se ha mencionado que fue publicado en la serie Lecturas Mexicanas. Inició su carrera literaria publicando en el volumen colectivo 22 Cuentos 4 Autores (Punto de Partida, UNAM, 1970) y obteniendo el Premio Nacional de Cuento patrocinado por el INJM. Años más tarde, en 1978, fue finalista en el Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes con el libro Canción de amor al revés y se le otorgó el Premio Nacional de
2 http://www.jornada.unam.mx/2008/02/04/index.php?section=cultura&article=a13n1cul 3 http://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/garcia_ponce.htm 4 http://www.garciaponce.com/autor/actedit.html 5 http://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/garcia_ponce.htm
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Cuento de San Luis Potosí con el volumen Los ángeles enfermos. En 1982 fue galardonado en el XIV Certamen Nacional de Periodismo por su columna “Tachas” del periódico Excélsior. En 1987 obtuvo el Premio Antonio Mediz Bolio con el libro La banda de los enanos calvos. Fue becario del Centro Mexicano de Escritores en el periodo 1991-92. Por su trayectoria literaria se le otorgó el Premio Antonio Mediz Bolio en 1996. En 1999 fue galardonado con La Medalla Yucatán, máxima distinción que otorga el gobierno de este Estado. Agustín Monsreal ha editado los libros de poesía Punto de fuga (Cuadernos de Estraza, 1979), Canción de amor al revés (Editorial La Bolsa y la Vida, 1980), Cantar sin designio (Colección Molinos de Viento, Serie Mayor, Poesía, uam 1995), y los libros de cuento Los ángeles enfermos (Editorial Joaquín Mortiz, 1979a), Cazadores de fantasmas (Editorial Práctica de Vuelo, 1982), Sueños de segunda mano (Editorial Folios, 1983), Pájaros de la misma sombra (Editorial Océano, 1987), La banda de los enanos calvos (Colección Lecturas Mexicanas, número 83, Segunda Serie, 1987), Lugares en el abismo (Editorial García y Valadés, 1993), Infierno para dos (Textos de Difusión Cultural, Serie Rayuela, UNAM, 1995), Diccionario de juguetería (Aldus, Colección La Torre Inclinada, 1996), Las terrazas del purgatorio (Plaza y Janés, Colección Ave Fénix, 1998), Tercia de ases (Fondo de Cultura Económica, Colección Letras Mexicanas, 1998), Cuentos para no dormir esta noche (Secretaría. de Cultura del Gobierno de Jalisco, Colección Hojas Literarias, Serie Cuento, número. 27, 1998, y también Editorial Cabalito de Batala, 1998), A la salud del cuento (Universidad de Colima, 2003), Cuentos de fugitivas y solitarios (Universidad Veracruzana, Colección Ficción, 2004), Los hermanos menores de los pigmeos (Ficticia, Biblioteca de Cuento “Anís del Mono”, número 19, 2004a). En el diario Excélsior ha escrito cuatro columnas de cuento semanal: “Tachas”, “Gato encerrado”, “Barril sin fondo” y “Purgatorio”; en Revista de Revistas “Metamorfosis (de cuento)” y de “Varia Invención” en La cultura en México. Ha publicado en las revistas y los suplementos literarios más importantes del país, ha sido incluido en más de 35 antologías tanto de poesía como de cuento y ha sido traducido a varios idiomas. Ha formado parte del Consejo de Redacción de las revistas El Cuento, Tierra Adentro, Fronteras y Camino Blanco.
De 1994 a 2000 fue miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. De 1996 a 2000 fue tutor de becarios del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, Fonca. En la ciudad de Mérida se instituyó, desde 1995, el Premio Nacional de Cuento Corto “Agustín Monsreal”.6 Una destacada narradora, de la que ya se ha hablado, es Carolina Luna. Su calidad le valió varias becas, que se consignarán con detalle en otras entregas, al hablar de sus datos biográficos. Su obra incluye los títulos Nocturno (1990); Límites de sangre (1991); Cuentos de sangre para antes de dormir (1992); El caracol (1993); Prefiero los funerales (1996 y 2001); El matagatos y otros cuentos (2002) y Los espacios que nos ocupan (2004). Will Rodríguez es otro autor yucateco que ha destacado en las letras de nuestro país. Nació en Mérida, Yucatán, en 1970. Es narrador y poeta. Estudió ciencias de la comunicación. Es miembro del Centro Yucateco de Escritores, ac y del Colectivo de Artistas Independientes de Yucatán. Ha sido jefe del departamento de información y documentación del Conaculta; editor y promotor cultural. Ha colaborado en revistas y suplementos culturales como Albatros, Viajero, Asimov, El Juglar, Fronteras, La Voz de la Esfinge, Mala Vida, Molino de Letras, Navegaciones Zur, Opción, Última, Yuku Jeeka. Fue becario del Foecay (1997-98) y Premio Estatal de Literatura Volvamos los Ojos al Mar (1999). Obtuvo mención en el Certamen Literario Internacional Xicóatl (Austria, 1996) y en el Concurso Nacional de Cuento de Diversidad Sexual (Jalisco, 2003). Parte de su obra se encuentra en las antologías Litoral del relámpago: imágenes y ficciones (Ediciones Zur, 2003); Acequias de cuentos (UIA/Laguna, 2003); Nuevas voces de la narrativa mexicana (Joaquín Mortiz/Planeta, 2003a); Novísimos cuentos de la República Mexicana (Conaculta-Tierra Adentro, 2004) y La otredad, ICY/ CYE/ CAIYAC (2006)7. Su obra narrativa incluye los títulos Catarsis de mar (1997). Sueños de agua (1998) La línea perfecta del horizonte (2000) Pulpo en su tinta y otras formas de morir (2007). Como poeta ha publicado Supervivencia del insecto (2000a). De 1998 a 2011 residió en la Ciudad de México, regresó a Mérida a mediados de 2011. Su volumen Felis Bernandesii, Panthera Onca (2005) reúne 11 textos: 7 cuentos y 4 microficciones. Diestro
6 http://www.agustinmonsreal.com/semblanza.htm Consultado el 3 de mayo de 2010. 7 Coordinación Nacional de Literatura, Casa Leona Vicario en http://www.literatura.inba.gob.mx/literaturainba/diccionarios/diccionario_more.php?id=843_0_2_0_M9 Consultado el 3 de mayo de 2010.
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en el arte de tejer la trama, engancha al lector con sus historias, algunas tomadas de la realidad, en un lenguaje tan bien cuidado, que nos resulta natural, lo que las hermana con nuestra tradición oral. Como este libro circuló en España, fue un acierto que varios de los cuentos fueran reeditados en México en el volumen Pulpo en su tinta (Ficticia, 2007). Cerraremos mencionando a Luis Alcocer Guerrero, dramaturgo y cineasta que desde 1994 vive en la Ciudad de México, donde estudió Arte Dramático en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. En 2008 recibió una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), de Conaculta, en la categoría Jóvenes Creadores, para el género de teatro8. Es investigador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral “Rodolfo Usigli”, del Centro Nacional de las Artes. En la siguiente entrega conoceremos con más detalle su biografía. En 2013 publicó Florilegio de teatro psicotrónico en la colección Teatro Emergente de Ediciones el Milagro. Es así como concluimos este panorama que expresa el vigor de la tradición literaria del estado de Yucatán, dado que muchos son los autores que pueden impactar al público más allá de nuestras localidades. Cada vez más se reduce la necesidad de salir del estado para lograr ser publicado por las grandes empresas editoriales, gubernamentales o privadas; el uso de las redes sociales para difundir la literatura facilita el contacto entre los críticos de las obras literarias y los autores de todas las localidades. Esta es una muestra de la amplia producción de los escritores de la formación mestiza letrada, que como se ha visto, ha ganado espacios a costa de esfuerzo. Sembrar el interés en conocer sus obras es otra de las intenciones de este trabajo. Los escritores mestizos han seguido produciendo, se ha multiplicado el número de talleres, de revistas y editoriales independientes, cada vez hay más grupos literarios que promueven la creación entre escritores cada vez más jóvenes. El propósito de este artículo ha sido mostrar la producción literaria de Yucatán y su carácter intercultural.
8 http://www.arts-history.mx/noticiario/index.php?id_nota=2005200994813 Consultado el 3 de mayo de 2010.
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La religión maya La Cosmogonía es uno de los elementos más importantes de toda civilización, se refiere a las ideas del origen del mundo. El Popul Vuh de los quichés de Guatemala, nos dice que los dioses decidieron crear el Mundo para que viviera en él, un ser que los venerara y los alimentara, por lo tanto empezaron a hacer intentos de crear hombres que tuvieran la capacidad de reconocer e implorar a los dioses; y así crearon hombres de lodo, pero los hombres de lodo o de barro no sirvieron, dice el Popol Vuh que se deshicieron inmediatamente, nunca entendieron nada, no sirvieron para nada, entonces los dioses decidieron hacer otros hombres de madera, una materia más fuerte y más resistente, pero esos muñecos de madera dice el texto, aunque se reproducían, hablaban y tenían muchas cualidades, no tenían sangre y no tenían humedad, por lo tanto fueron destruidos por un diluvio, y después de eso, en la destrucción fueron atacados por los instrumentos que ellos usaban y por sus animales. De esos hombres de madera quedaron algunos, que subieron a los árboles y se convirtieron en monos. Y entonces lograron con la ayuda del cuervo, cotorra, al gato montés y el coyote, obtener de la naturaleza el maíz, los dioses tomaron el maíz ayudados por una diosa y fabricaron una masa a la que mezclaron sangre de planta y de serpiente para que fuera más flexible y con eso construyeron unos nuevos hombres, los hombres del maíz. Esos hombres, por ser de sustancias sagradas respondieron a los dioses muy contentos diciéndoles: Gracias les damos oh, dioses por habernos creado, por habernos construido. Y entonces los dioses dijeron: ¡Ah! Otra vez nos volvimos a equivocar porque este hombre resulto perfecto, y si un hombre es perfecto pues no va a venerar a los dioses y a necesitar de ellos, vamos a quitarles un poco la perfección; y entonces les nublaron los ojos, les pusieron una niebla sobre los ojos para que no vieran más que lo inmediato, o sea que en la vista está puesto el conocimiento, y entonces ya que estuvieron
J. Ramón Robles
minimizados los hombres de maíz y reducidos a poca experiencia crearon a las mujeres para que los apoyaran, para que les dieran hijos, para que les dieran de comer y los acompañaran, desde entonces el perro fue íntimo amigo de los hombres. La Cosmología se refiere a cómo es la estructura del Universo, está relatada en otro libro conocido como el Chilam Balam, escrito en maya yucateco y donde nos dice que el Universo está formado de tres niveles, un nivel terrestre donde se ubica el tronco de una ceiba, las raíces de la gran selva penetran hasta el Inframundo y sus ramas llegan hasta el cielo, la ceiba es el eje del Mundo que une los tres niveles cósmicos. En la época Prehispánica, las mujeres participaban en las actividades tan importantes de los hombres que eran escribir los códices y los libros. En todas las obras del periodo Clásico en el área maya encontramos una fecha que funge como Fecha Era, es decir como el origen del mundo actual. El mito Cosmogónico en Palenque, del periodo Clásico de Palenque se llamó Lakamha' y de las inscripciones se han descifrado la mayoría gracias a los epigrafistas. En una zona de Palenque llamada Matwiil, que significa la región sagrada, ahí hay tres templos muy importantes dedicados a los tres dioses principales; dice el mito que un personaje llamado Ixim Muwaan Mat nació en 3120 a.C. y presentó una ofrenda de sangre, y bajó el dios celeste G1 a recogerla. Luego subió de nuevo al cielo, y regresó el 10 de noviembre de 2360 a ocupar su casa. El dios GII, Unen-K'awiil (tierra-maíz) llega a su templo el 28 de noviembre de 2360 y llegó a su templo GIII, dios solar del inframundo convertido en jaguar el 14 de noviembre de 2360. Los dioses en el pensamiento maya eran seres etéreos, invisibles e impalpables, habitaban en el otro lado del mundo, en un lado en donde todo era invisible. Los dioses para presentarse ante los hombres, primero encarnaban en astros, como mayo 2021
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en el sol y en la luna, eran encarnaciones o manifestaciones de los dioses. El dios supremo Itzamnaaj era el dios celeste, era representado con una serpiente bicéfala, con plumas en la parte de arriba, el dios supremo es una serpiente emplumada o un dragón emplumado. Cuando llegaron los toltecas al área maya trajeron como su dios a Quetzalcóatl, que era la serpiente emplumada, descubierta primero por los olmecas, después por los mayas y luego llegó al Altiplano Central, entonces vienen de regreso los del Altiplano Central, trayendo el símbolo serpiente emplumada que es el más importante de los símbolos religiosos en Mesoamérica. En los códices aparecen representados los dioses Itzamnaaj, y Chaahk, que es el dios de la lluvia y del agua en general, la garza estuvo muy ligada a los dioses acuáticos y también fue símbolo de poder de los gobernantes. El cocodrilo simbolizaba la tierra para los mayas, la tierra era una pancha con forma de cocodrilo, sobre cuyo lodo crecía la vegetación y flotaba sobre el agua, sin embargo hay varios mitos que hablan de un cocodrilo celeste. El venado es un símbolo del dios solar diurno, y el jaguar del dios solar nocturno. En el atardecer el jaguar empieza a perseguir al dios solar diurno hasta que lo obliga meterse al inframundo, estos son símbolos del sol y del cielo, de lo que ocurre en la tierra todos los días. La guacamaya es un ave muy importante en la religión maya, también simboliza al sol, pero el dios solar cuando baja convertido en guacamaya a recoger las ofrendas que le ponen los hombres. La diosa de la luna es representada abrazando a su conejo, es representada como una mujer joven y bella, el conejo es que el trae el collar más grande y más lujoso de jade, hay un mito que dice que se casó con el dios del sol, en las representaciones el dios solar aparece como un anciano que está en actitudes muy eróticas, en una de las figurillas le levanta la falda a la diosa de la luna, en otra de la figurillas está sentado sobre sus piernas. También en el Inframundo hay una deidad, Ah Puch, el descarnado o el hediondo dios del inframundo, en una extraordinaria figurilla de
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concha se puede apreciar la cara de calavera de Ah Puch, se representa el cuerpo con los huesos, y su gran tocado de conchas. El juego de pelota entre los mayos era un símbolo de los astros en el cielo, el juego representaba un rito de propiciar el movimiento de los astros en el cielo, eso estaba en manos de los gobernantes, tocar la guacamaya con la pelota significaba hacer un tanto, pero era un rito, no era un juego de pelota como ocurrió más tarde en el Altiplano Central que había apuestas y que era muy humanizado, aquí era un rito de los gobernantes para los dioses. Los ritos tenían música, como representaciones de la música hay figuras de un hombre con unas maracas, y un tambor, en todos los ritos tenía que haber música, porque la música propicia los estados apropiados junto con las bebidas alcohólicas y las bebidas psicoactivas para vincularse con los dioses. Uno de los ritos más importantes de los gobernantes, el primer rito que tenían que hacer los gobernantes mayas siempre a sus dioses, era el rito de ofrenda de sangre de su pene. Los grandes gobernantes tenían un rito inicial para convertirse en chamanes, ellos eran los principales chamanes, el rito para convertirse en chaman consistía en ser tragado por una gran serpiente y después ser vomitado o excretado, aquí el gobernante acompañado de la esposa que lleva las espinas de autosacrificio en las manos, igual que la serpiente que está en una vasija con las espinas de autosacrificio está recibiendo al señor que regresa ya convertido en chaman. Los chamanes mayas usaban cuerdas para la adivinación, usaban conchas colgadas del cuello y una banda sobre la cabeza llamada itz, que significa brujo o chaman. Los hongos psicoactivos se usaron entre los mayas desde tiempos muy remotos, se han encontrado más de 200 esculturas de hongos con figuras abajo como jaguares en Guatemala. Se podían los sacerdotes y chamanes convertir en animales. Los mayas le llamaban a morir “entrar en el camino”, también entrar en el agua. Todos los seres humanos, para los mayas, tenían un otro yo animal.
En Calakmul se han encontrado muchos entierros y todos ellos llevan máscaras de jade. Otras formas de enterramiento son urnas funerarias, en las cuales se ponían las cenizas del muerto. El entierro más importante de Mesoamérica, el templo de las inscripciones de Palenque, es un templo muy grande que tiene 9 niveles, simbolizando los 9 estratos del inframundo, adentro tiene una escalinata a la que se accede desde la parte alta del templo que baja y hace un giro, luego hacia la izquierda y llega a una cámara que está casi al nivel del suelo, que es la cámara funeraria de Pakal, el gobernante más importante de Palenque, el gobernante más importante del periodo Clásico maya.
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Plegaria
Mary Trini Garza
Entre calles del lugar más sagrado del judaísmo, camino vigorosamente a tu lado, y a pesar del tumulto de gente, mi mano es apretada por la tuya que no me suelta; cómo me maravilla la calidez que transmite tu piel, es suave, es etérea. Su matiz seduce. Aún me atrapa. De soslayo veo en tu rostro arrojo, más no hay otra forma de cruzar la explanada de las mezquitas entre cientos de peregrinos en la vieja Jerusalén. Con el sol en el Cenit se ilumina tu tez blanca, y palidece más con el intenso fulgor de tus verdes ojos, es tan brillante que puedo leer tu mirada, tu alma. A pocos metros se vislumbra el muro de las lamentaciones, y tus labios generosos se curvan. Sonríes. Amo cuando lo haces con el corazón. En silencio y sosegadamente, porque tu felicidad viene desde adentro. Es poderosa. En reflejo, haz alargado el paso. Llegamos, estamos frente al muro que es vínculo entre la gente y dios, alzas tus manos para tocarlo, y en el apoyas tu frente. Prorrumpes en llanto, rompiendo un sufrimiento mudo. No te cohíbes, sé que deseabas este momento, ya es tuyo. Fluyes. Tu caudal arrasa para remansar en conciencia, y verdad revelada. Tras el alivio, nos arrodillamos. Somos muchos en adoración, y cubierto por interminables murmullos de salmos, alabanzas y ruegos, lo aseveras sacando de entre tus bolsillos una carta que colocas entre las grietas del muro. Es tu plegaria, ya es sagrada, y sabes que algún día reposará en el Monte de los Olivos, vínculo entre tierra y espiritualidad. Me miras, y veo en tus ojos atemporal quietud. Me acerco, y te musito al oído: —Lo lograste amor. Ahora descansa. Desapareces. Eres ausencia, silencio, calma.
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Para destruir el final
J.R. Spinoza «¿Es brillante dónde estás? ¿Han cambiado las personas? ¿Te hace feliz? Eres tan extraño. Y en tu hora más oscura. Guardo llamas de secretos. Puedes ver el mundo devorado en su dolor » The Beginning is the End is the Beginning, Smashing Pumpinks
La torre donde mora el rey arconte esta custodiada por decenas de hecatónquiros. Seres gigantescos de cien brazos y cincuenta cabezas. Capaces de estirar sus extremidades y con la fuerza de veinte elefantes. Aun así me acerco. A lomos de Dranzer el valor crece. Si hay una criatura que es dueña de los aires esa es el grifo. Mitad águila, mitad león. Bestia sabia y poderosa. Me sujeto con fuerza de su grueso cuello lleno de plumas color bronce. Nos abrimos camino entre el mar de brazos que se alargan para intentar derribarnos. Con la espada rebano miembros con frenesí. Recuerdo las enseñanzas de mi maestro: “La no mente es poderosa, deja de ser para que sea en ti”. Respiro y al exhalar mi arma se hace tan veloz que parece líquida y corta, cercena sin piedad. Entonces se abre un hueco. —¡A la carga Dranzer! —gritó antes de emprender la acometida. Mi compañero es el último de su especie. Extintos están los unicornios, los centauros, los elfos, y nadie ha visto un fénix en doscientos años. Los humanos son ganado. El arconte se alimenta de sus emociones negativas. No pueden ayudarme. Duermen eternamente en la granja-prisión. Sólo si tengo éxito podrá cambiar el futuro. Entramos. La sala del trono está llena de estatuas con figuras reptilescas. Seres humanoides con ojos viperinos, colas largas y escamas talladas en piedra. El monarca yace en un sitial de oro y diamantes. Me observa con sus ojos redondos, cocodrilescos, amarillos. —Me has ahorrado la molestia de ir por ti –su voz resuena por todo el salón. —He venido a ponerle fin a esto. —Pronto terminará —replica y transmuta en Kur. Un dragón con cuerpo de serpiente, melena de león y cola de alacrán. Yergue su cola y de ella lanza un rayo que impacta en mi fiel amigo. Un aullido de dolor corrompe el silencio. Me arrodillo para abrazarlo. Él deja escapar una lágrima antes de cerrar los ojos. El suelo se tiñe de carmín. Ha muerto el último grifo. Mi corazón se llena de odio lo que hace que mi enemigo se haga más grande. De su hocico arroja una llamarada. Ruedo hacia mi derecha buscando evitarla. No me ha dado. Me lanzo hacia mi adversario con la espada erguida, a toda velocidad y después de un salto en el aire, la dejo caer sobre su cabeza, que se desprende de su cuerpo. La sangre que brota de su cadáver es brea, más oscura que la peor de mis pesadillas. Le miro a los ojos. Me muestra a mis hermanos. Disparándose unos a otros, protegidos en trincheras, llenos de mugre, sudor y sangre. Veo también una ciudad explotando y todo a su alrededor haciéndose cenizas. Una farola humeante y dos torres que caen. Una mujer desnuda y sin vida en una carretera. Un hombre sin brazos ni piernas colgado de un puente. Después veo a un individuo. Sentado, escribiendo en un papiro. Se da la vuelta. Soy yo. —Ahora también me alimentaré de ti.
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Mi carta para ustedes Al principio creí que había sido la mejor decisión para ambos, pues los dos estábamos cursando los últimos meses del antepenúltimo semestre de la carrera, había mucho futuro por perder de parte de los dos. Ella siempre muy lista y yo, pues lo intentaba. Ambos pusimos todo sobre la mesa, y todas las cartas nos hacían ver que era lo mejor. Sin embargo hoy, solo, lejos de casa, de mi familia, lejos de ella y lejos de mí. A dos años de aquella decisión, más que nunca me da vueltas la cabeza pensando en qué pudo ser de nosotros, de una familia, de no haberlo hecho. Sé perfectamente que las cosas se salieron de nuestras manos, pues sus padres se enteraron de nuestra relación y de que varias noches ella dormía conmigo en el departamento. La mayoría de veces por quedarnos hasta tarde haciendo las arduas tareas que los docentes nos dejaban, muchas otras veces, por gusto y placer. Es totalmente normal encontrarnos en la etapa de ser responsables y “semi independientes” y errar un poco, somos humanos y está en nuestra naturaleza. Debo admitir que al principio comenzó como un juego con ella, siempre se dejó claro. Pero ningún juego se juega bien sin ni una sola emoción, y del placer de las noches de fiestas y alcohol, llegaron las noches de cariño con películas y cenas en casa. De esas mismas llegaron las tardes de preparar comida, las salidas de la mano, los inviernos arropados dormidos sin sexo, y el sexo dejó de serlo y pasamos a devorarnos el alma en cada beso una y otra vez más fuerte… Pensándolo un poco más a fondo, era inevitable no hacer enojar a sus padres, debo admitir que cualquiera en su sano juicio se molestaría con nosotros. Pues ella terca como mula luchó por mí contra ellos, y yo hambriento como león, no podía dejar de devorar su carne y su alma. Pese a las adversidades, creo que ambos éramos felices, o por lo menos yo, si lo era… Cuando comenzaron los retrasos en la regla de ella, no le tomamos la importancia que 74
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Jimm León O. debimos, pues muy, muy de vez en cuando le pasaba. Al iniciar la tercera semana de retraso, no pudimos más con la incertidumbre de lo que estaba pasando. Fuimos en cuanto tuvimos tiempo a realizarle una prueba de sangre, la cual dio positivo como temíamos. Las reacciones de ambos fueron contraproducentes para la situación. Pues como lo mencioné, la escuela, nuestros padres, la libertad que perderíamos, la enorme responsabilidad que vendría. Todo, absolutamente todo apuntaba a ser un mal cálculo. La decisión no se podía tomar a la ligera, y esa misma noche, con la cabeza caliente, otra vez se quedó en casa, de mi parte coloque todo sobre la mesa: —Tenerlo, yo haría el esfuerzo por que ella, que si tenía talento para la escuela, tratara de terminar la carrera. Yo iniciaría a trabajar y trataría de darles lo posible, en cuanto ella pudiera trabajar lo haría, pues de nada sirve que termines una carrera para ser ama de casa. —Abortar, pausar este gran paso para mejorar, para ambos terminar la carrera y tener una mejor vida, para ella, para mí, para los futuros tres hijos que mencionó en algún momento que quería tener, pero juntos, siempre juntos… Sin embargo ella, también colocó cartas, la cuales no eran muy diferentes, a acepción de una: —Puedo tenerlo o abortarlo, y partir por mi propio pie. Esta situación jamás tuvo que pasar. Sus palabras, pese a dolorosas, eran ciertas. Era una situación que no nos debería moler la cabeza, por lo menos no ahora, no en este año. Pese a lo que dijo, ambos tomamos la decisión de abortar. Fuimos al médico que me habían recomendado que se prestaba a estas situaciones y se pagó lo que había que pagar. El médico nos recomendó qué pastillas debía tomar e introducir estando en casa, los dolores podrían ser muy fuertes y tendría que permanecer acostada, sin mencionar el sangrado; no pude estar con ella, su hermana estaría en el departamento y sería sospechoso vernos con pastillas y preocupados por lo que saldría de ella.
Días después, volvimos a salir como antes, con amigos, aunque sin beber, por su estado. Ambos nos encontrábamos con la necesidad de apoyarnos, de saber que nos teníamos el uno al otro incondicionalmente. No queríamos aceptarlo pero la realidad era que nos había afectado muchísimo; en la calle cada que alguna mujer embarazada pasaba, nuestras manos se sujetaban fuerte, yo solo pensaba si había sido la mejor decisión y suponía que ella igual. Un día, muchos meses después de eso, de camino a la escuela. Nos volvimos a topar en aquel mismo escenario, otra mujer embarazada frente a nosotros. De nuevo apreté con fuerza y ella solo se soltó, me dijo que no podía continuar conmigo, que se cambiaría, terminando el semestre, para graduarse en otra escuela de mayor prestigio. “No me busques, por favor” me dijo después de despedirse con un beso en la mejilla. Las dos semas antes de que terminara el curso, insistí una y otra vez en que no lo hiciera, ella sólo me ignoro todas y cada una de las veces que lo intente… así que sucedió, ella tomó camino tal como dijo, solo los fines de semana la encontraba de vez en cuando visitando a su familia en la ciudad natal de donde éramos. Jamás dejó de evitarme y me destrozaba cada día más. La mejor opción que tomé fue largarme de allí, me mudé a una ciudad a más de diez horas para asegurarme nunca más volver a verla. Un año después, mis amigos me cuentan que ella estuvo muy enferma, que tuvo muchas complicaciones en la matriz, los rumores decían que ya no podría tener hijos, supongo que fueron estragos del aborto, la intenté contactar, pero como era de esperar, no hubo respuesta. También me contaron que tenía un par de meses saliendo con alguien más. Medio año después, me dijeron que estaba embarazada del mismo tipo con el que salía, que apenas iban dos meses y ya lo habían anunciado a todo aquel que conocían.
Afortunadamente se cumplió una de las metas que nos propusimos estando juntos. El saber que ella se recibió y que, pese a todo, aún podía tener hijos, eso me hizo muy feliz. Pues la finalidad de aquel sacrificio era eso, que ella fuera feliz y lo tuviera todo, aunque no fuera conmigo... Lo único que me duele más que el hecho de no pensarlo dos veces y querer abortar estando conmigo, es que al parecer lo que pudo ser nuestra hija, ya que siempre he querido una niña, o por lo menos nuestra posible familia, no le importó nunca más, pues jamás me volvió a hablar; incluso después de que fui de vacaciones y la miré embarazada, cuando lloré sin pensar viéndola a los ojos, cuando intenté hablar y sólo se dio la vuelta sin más, eso es lo que más me destroza… No le echo la culpa a ella de la decisiones de ambos, pues se cumplieron las metas, tampoco busco hacerme el mártir, pues yo lo propuse y ambos aceptamos. Solo busco que ustedes mis amigos mas cercanos y mi familia más amada que tanto me apoyó, puedan entender que el sólo hecho de pensar en volver de vacaciones de nuevo, el ver a otra mujer embarazada por la calle, y sobre todo, verla a ella con una criatura en brazos y saber que no es nuestra, me ganó… me derrotó de una manera tan inimaginable que años atrás me habría reído a carcajadas del saber que alguien pueda hacer tal cosa, por un amor mal correspondido. Al final del día, sé que siempre he sido amado por todos ustedes, pero no me es suficiente, pues estoy más vacío que nunca. Aquí no tengo nada que valga la pena y allá está mi hija, que me espera. Siempre los amaré… No todos somos iguales, la moneda del aborto no solo tiene una cara…
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Una última conversación
Antonio Garza Mejía
Esa noche no paraba de llover, las calles se inundaban, los truenos se hacían presentes de una forma majestuosa entre la gran bruma que cubría el inmenso cielo, dejando una luz azul que palidecía en los oscuros rincones tras entrar por las ventanas de la casa de José. Parecía la ambientación perfecta para la situación por la que atravesaba. —¡Mi jefe es un idiota!, cada día detesto más ese maldito trabajo —gritó José, llevó sus manos a la cabeza, metiendo los dedos entre su cabello. —Estás estresado, querido. ¿Por qué no sólo lo dejas pasar? —dijo Luisa mientras pasaba el labial por sus gruesos labios. —No, creo que ya ha sido mucho aguantarle a ese bastardo. ¡Voy a darle una golpiza! —apretó los dientes. —Vives quejándote de tu trabajo. Dices que ya no lo soportas, te quejas de los temas de tus compañeros y aun así no haces nada… —Me conoces mejor que nadie, Luisa —carraspeó —¿Tienes algo más qué decir?, anda, puedes desahogarte. Los relámpagos iluminaban la mitad del demacrado rostro de ambos, evocaban a velas derretidas por el fuego de la rutina y la depresión. Pasaron de hablar del trabajo a asuntos familiares. Luisa comenzó a recordarle algunos detalles de la manera más infame. —¡Ay, querido! ¿sabes?, odio saber que hayas dejado a tu esposa y a tus hijos. Y a pesar de que lo hiciste, ni siquiera eres capaz de aceptarme. Jamás me has dado mi lugar ¿de verdad lo hiciste por mí? ... ¿por nosotros? José dio un golpe en la pared con una mano y con la otra le hizo una seña a Luisa para que se detuviera. Comenzó a respirar de una forma agresiva, casi parecía salirle vapor por la nariz, sus mejillas estaban rojas como si se estuviese quemando frente a las brasas. Se contuvo, estaba a punto de convertirse en un animal y romper el cristal que tenía frente a él. Deseaba que la voz de Luisa cesara y no tocara ese tema. Sujetó con fuerza una botella de vino que había estado guardando por años. Desde hace algunos minutos había comenzado a beberla hasta llegar a la mitad. — ¡Claro que fue por ti! Pero ya no sé cómo lidiar con esto. Todo lo que me pasa es irritante —comenzó a sollozar mientras daba un trago. —¿Y por eso te has bebido media botella de casi un trago? No es lo único que te has consumido hoy, querido. Volviste a ingerir esa porquería. Detesto que sea tu única salida. —Sí, pero sabes muy bien que de lo contrario no estaría discutiendo todo esto contigo. Luisa fue traicionada por sus emociones, le propuso una solución a José. Le entregó en sus manos un objeto envuelto en una vieja camisa. Se miraron con detenimiento por mucho tiempo. A la mañana siguiente una noticia circulaba en los diarios: ˋSe disparó: encuentran cuerpo de un hombre de cuarenta y cinco años en hotel. El suicida fue identificado como José Luis “M”, vestía prendas femeninas ˊ. 76
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Textos breves
Javier Paredes Chí
Lejana Pensé que, escribiendo para diversas revistas o con apoyos gubernamentales, podríamos sobrevivir hasta encontrar un empleo estable. Antes de ingresar a este sitio, obtuve una grandiosa beca. El proyecto que financió el Fondo Nacional de Creación Literaria tenía como propósito el desarrollo de un libro. A través de doce historias, abordaría el impacto de las neurociencias y la inteligencia artificial en ámbitos aparentemente disconexos. Con las primeras narraciones no tuve ningún problema, pero sí con la última. Durante muchos días me dediqué a escribir sobre un sistema para manipular materia por medio de ondas cerebrales. Primero, investigué sobre electrónica biomédica, a fin de que las descripciones fueran creíbles. Luego, teorías del electromagnetismo y fluidos magnetoreológicos. Encerrada en mi pequeño estudio, lo único que me interesaba era terminar el libro. Me obsesioné tanto, que le hice daño a mi hija. Me dominó el enojo, la frustración y el cansancio de varias noches sin dormir. Bastó un llanto suyo, un querer abrazarme, para que la golpeara. Lili ya no vive conmigo. Se fue muy lejos, muy lejos de mi maldita celda.
Ragnard Sorengen Ragnard Sorengen: pintor expresionista. Su obra puede dividirse en dos etapas. La primera es sombría, conformada por paisajes nocturnos, crepusculares y montañosos: fiordos, bosques, zonas costeras inmersas en niebla. La segunda etapa es solar y vibrante; en apariencia, lo vincula con los impresionistas. Digo en apariencia, porque su obsesión por el deterioro humano nunca desapareció. La mayoría de sus biógrafos asegura que abandonó las tonalidades oscuras, porque se enamoró durante su estancia en Hungría. Pero lo cierto es que en esa época padeció intensos dolores de cabeza que amplificaron su sensibilidad a la luz. A pesar de que llegó a vivir agradables experiencias con su pareja, la violinista Sofía Kertesz, ella también era un alma frágil, atormentada por crisis existenciales. El 21 de marzo de 1923 decidieron suicidarse. Sus cadáveres fueron encontrados desnudos, embarrados de pintura, sobre el piso de la pequeña y desordenada habitación que débilmente les servía de refugio.
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Sobre Tutlefem / Lerotic de Adán Echeverría Norma Leticia Vázquez González Libro ganador del Programa Editorial Tamaulipas 2020, cuento. Edición del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes. Después de leer Tutlefem/Lerotic, llegué a la conclusión de que en buena parte de ellos no leí cuentos, leí poesía. Esto no significa que será engañado el lector, desde luego reúne los requisitos del género, sin embargo, el estilo poético es muy cargado, más que otros, que eso termino juzgando, hasta el título parece ideal para poemario. Cuando tengas ganas de leer su poesía, le pediré cuentos al autor. Ahora, entrando en materia, debo decir que para expresar emociones y situaciones en la literatura, en este caso, no hay límites. Y es lo que sucede con Adán Echeverría en este trabajo, que por cierto, espero los franceses no se incomoden por el uso de su idioma, con eso de que no permitieron lenguaje inclusivo, menos que metan mano a distorsionar palabras. Yo, como soy muy experimental, acepto cuestiones y mezclas en los títulos de libros, canales de noticias y mercadotecnia. La edición es atractiva con esas llamas en las medias de red, y el uso de los colores también. Acerca de ser íncubo o súcubo, si el autor, teniendo súcubos, anda valiendo, no me imagino cómo terminará con íncubos. El ejemplar incluye 12 cuentos. A continuación, pasaré a comentar brevemente, desde mi impresión, cada uno de estos. Morirse de a poquito. Buen título, y tiene buen inicio, intercala los diálogos sin guiones, nos crea un ambiente asfixiante, aunque me recuerda las noches calurosas en horarios nocturnos de empresas de medios. Temor a la soledad, como en casi todos los cuentos, y mezcla de humor cotidiano. Y repetir el título en un diálogo o narración, es una herramienta que me encanta, eso hace Adán en un par de textos. Aun así, Adán Echeverría abrió su cuenpoemario con uno de los cuentos menos interesantes, desde mi perspectiva. 80
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La conversación. Me encantan los inicios en casi todos los cuentos, pero este tiene la habilidad que se exige a los escritores avezados: nos presenta el panorama del cuento hábilmente. Aquí empiezo a notar erratas y cuestiones con la puntuación, algo que veré en otros de los cuentos. Pudiera pasar como estilo, pero en mi opinión, le falló al corrector. Sin embargo, tiene una narración ágil, después empiezas a divagar sobre si la esposa es Francia, algunas veces es bueno quedarte con la duda o creer lo que mejor nos convenga. La hija de mi jefa. Excelente inicio, y remata con “desempleadamente interesado en proteger el medio ambiente”. Buen final también, aunque al tener narrador protagonista le quita el estigma de moralizar, a veces no se puede evitar. Moraliza tanto como el Marqués de Sade, en este y otros cuentos. Abandonar la prepa. Genial este cuento. Excelente narración. Fue de mis cuentos favoritos. Y un clímax y un final fabuloso. Como la neblina. Debo decir que me gustó; un cuento triste, cuando el protagonista recuerda, siempre será un momento triste, y el plus lo da el nombre, que hace honor a la mujer del cuento. Perderse en Acapulco. Este cuento me hizo pensar que es más fácil dedicarse a la biología que enseñar talleres literarios. En un momento te sientes agobiado por Marv, y el texto se torna pesadito, pero después ni recuerdas esa sensación de llamadas pérdidas y la parejita haciendo mensa. Al final, todo tiene su sentido. Baja 1000 Baja 500. Recrea muy bien el ambiente, y la cuestión machista en el norte del país, así me la imagino. También recordé el corrido de La Martina, y la figura del alcalde, fue genial. También me dio gusto ver palabras como yonque, lo hace sentir más de la región que habla. Y el uso del narrador testigo, me encanta. El final, los disfruté: escupía risas negras, así quisieran morir todos. Tríptico de ojos. Este cuento y otros más, nos hacen ver que el precio que pagamos por la
libertad es la soledad, y muchas veces ni libres somos, porque terminamos como los que fueron comida de cocodrilos. Los senderos de Ensenada. Este cuento significa mucho para mí. Sin comentarios. Inundándose en la madrugada. Adán se reprime en la mención de nombres cuando pudo usar nombre parecidos u otros nombres para proteger la privacidad de los personajes. Un escritor no se reprime ni para escribir experiencias sexuales ni para ventilar lo que pasa en los talleres o en los escenarios donde se mueve; si no se reprimió con el alcalde de cierto municipio del norte, menos con los borrachos y drogadictas de talleres e institutos de cultura. El final no me pareció bien pensado. Las posibilidades de Alicia. Cuento disfrutable. Y sigue la misma premisa, cuidado con lo que deseas, cuidado con las libertades porque terminamos esclavizados. Siguen las erratas y un par de errores de puntuación que no perjudican la comprensión ni la narración. Las mujeres no tienen mucha diferencia, las descripciones nos hacen pensar en cierto origen genético y eso es interesante; además los protagonistas, que bien son todos los adanes que existen en Adán, tienen fijación en ciertas características, razón por la que les va como en feria, a excepción de los cuentos donde el hombre deja a sus mujeres, retomamos de nueva cuenta la libertad-soledad. Todo de blanco. Otro cuento de mis favoritos, Adán inició el cuenpoemario con uno de los cuentos que no fue de mis favoritos, pero cerró con un texto excelente, de nuevo esos personajes inseguros, el tema del conflicto es muy recurrente en varios escritores: el hombre joven que embaraza a su novia. Iniciamos odiando al protagonista, después nos sentimos mal por lo que le pasa, es más, estamos casi, casi, sintiendo que somos él. Y al final, lo odiamos más que al inicio. La narración de las más destacables.
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Bocetos de una sociedad moderna: la construcción simulada Al recorrer una ciudad pocas veces nos detenemos a mirar lo que hay alrededor, conocemos lo que nos rodea y lo identificamos de acuerdo a ciertas características que se quedan en nuestra memoria como referencias. Admirar una obra arquitectónica, para algunos curiosos, no va más allá de pensar en la época o en la corriente a la que perteneció y acaso algunas características de su estilo. ¿Cuántas veces nos detenemos a reflexionar o pensar en todo lo que implica alguna construcción? Georgina Cebey, en Arquitectura del fracaso, se enfoca en una perspectiva de la arquitectura que no queda en lo material, para ella “la arquitectura es espacio, pero también es tiempo, y sobre todo, experiencia humana”. La relevancia de sus ensayos no se debe solo al resultado de un trabajo de investigación histórica-arquitectónica, sino a las tesis que presenta a partir de los espacios que describe: cada objeto es un motivo de crítica social y política. El fracaso del que habla no se refiere a las obras arquitectónicas como objetos materiales, sino a lo que éstos representan. Nos invita a entender la arquitectura como un arte que opera a la par de una sociedad en un lugar y una situación determinada. En este libro, la arquitectura es abarcada como arte, como ciencia al servicio del hombre, como instrumento formador de una identidad nacional o artefacto para la manipulación de un pueblo y su conciencia colectiva. Presenta ocho lugares emblemáticos de la ciudad de México y describe su proceso de construcción, mencionando el momento histórico, la situación política, social y económica en que surgió y los métodos arquitectónicos empleados; menciona cuál es su origen, objetivo y el impacto en la sociedad. El factor común en cada ensayo es el fracaso de la modernidad pretendida: el rascacielos que daría paso al comercio internacional y termina como centro turístico o 82
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Diana Laura Velasco Vázquez
souvenir, el metro que alude a un pasado prehispánico y que desde su apertura se encuentra en pésimas condiciones, un memorial que no recuerda a nadie y que pretende cerrar una etapa que no ha terminado, o un Museo de Arte Moderno, que pese a su fachada moderna y bien lograda arquitectura no logra cumplir con su función. Lo que podría verse como un cambio en el estilo discursivo de la autora o una mera recopilación de datos, es en realidad la clave para comprender lo que subyace tras sus letras. Atribuye vicios y virtudes a las construcciones, tales como la esperanza o la culpa; también pone en un campo semántico los materiales de éstas, explicando las relaciones entre el vidrio, el cristal, la piedra o la cantera con sus significados. El libro, al igual que un plano arquitectónico, está escrito a escala: cada ensayo mide tan solo unos centímetros de lo que en realidad representa. Cada dato que presenta tiene un valor fundamental para comprender condiciones de vida específicas. En el caso del Monumento a la Revolución no es gratuito que mencione quiénes intentaron construirlo, bajo qué contexto histórico y cómo finalmente se logró levantar con apoyo del PNR. Obra que en su momento pasó desapercibida y no tuvo ningún reconocimiento ni ceremonia de apertura. ¿Qué cambiaría después? Con anécdotas y datos puntuales expone una crítica hacia el gobierno, las instituciones y los mismos artistas que trabajan de acuerdo a intereses particulares, lejanos al propósito de la función pública. Evidencia la búsqueda de reconocimiento o de un derrame económico personal. Los motivos de los fracasos son, además de los intereses políticos y económicos ya mencionados, el interés de quien está al mando de dejar una herencia de su gobierno o crear discursos ideológicos por medio de los objetos; la tendencia a pensar en grandes proyectos como cosas sencillas, no evaluar las
situaciones en su totalidad, el egoísmo de no reconocerse incapaces para realizar proyectos de gran magnitud sin ser especialistas en el tema, el desinterés por hacer las cosas bien, el tener como principal motivación tan solo las apariencias. Sin embargo, no se limita en señalar lo que ocurre con las personas al mando, también hace alusión a ciertas características propias del pueblo mexicano contemporáneo: la impresión de los ciudadanos ante lo novedoso por más absurdo que sea, la imprudencia de arriesgar incluso la vida con tal de ser parte de acontecimientos “especiales”, el hacer de una construcción hecha para recordar un suceso histórico un centro de esparcimiento, o el arraigo del patriotismo, el catolicismo y la figura de la madre en la sociedad mexicana. Finalmente, estos ensayos son una oportunidad para entrelazar ambos aspectos, la sociedad es el resultado de la manipulación que ha sufrido por medio de discursos ideológicos implementados a forma de cultura, de identidad. Si bien la afirmación del filósofo J. Conill de que las sociedades en pro del progreso deben eliminar sus tradiciones y órdenes ya establecidos para avanzar parecería precipitada, habría que cuestionarse cómo las tradiciones han afectado o beneficiado a México. Georgina no se equivoca al decir que la arquitectura es experiencia humana, experiencia que no se encuentra solo en los procesos de construcción sino en el día a día de cada persona. No se trata pues, tan solo de observar lo que se reconoce como grandes obras arquitectónicas, es ser conscientes de todo espacio que se habita, ya sea dentro, fuera, alrededor, en seguida, en frente, debajo o encima. Se trata de cuestionar cómo se han creado esos espacios pero también cómo son percibidos y cómo se habitan cotidianamente. ¿Qué sucede después de su nacimiento? Arquitectura del fracaso es una invitación a echar una mirada multifacética a la sociedad mexicana: reconocer qué es la materia prima, los pilares, los planos, las órdenes: el papel que tiene cada cosa, de dónde viene y el por qué. Al irrumpir en cada ensayo podemos ver las posibles causas del fracaso de la modernidad, y puede que no nos gusten. Cebey, al poner su escuadra en temas delicados del país, traza los bocetos para la construcción de una sociedad crítica, capaz de discernir entre un montaje y una realidad.
Cebey, Georgina, Arquitectura del fracaso. Sobre rocas, escombros y otras derrotas espaciales, Fondo Editorial Tierra Adentro, Ciudad de México, 2017. mayo 2021
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Matriarcadia: Separatismo Ni maternar ni abortar: una postura separatista El separatismo es una ideología, una postura política que surge de una corriente radical del feminismo de la diferencia y del materialismo francés. El feminismo separatista o separatismo feminista sostiene que se debe dar la separación de los varones en ciertos ámbitos, para que las mujeres puedan tener espacios seguros. En un tratado sobre feminismo socialista publicado en 1972, se diferenciaba entre el separatismo como una posición ideológica y como una posición táctica. Distingue además entre el separatismo como práctica personal y como posición política. En el libro Las políticas de la realidad: ensayos de la teoría feminista,1978, en su capítulo “Algunas reflexiones sobre separatismo y poder”, la feminista Marilyn Frye postula el separatismo femenino como una estrategia practicada por todas las mujeres en algún momento, y presente en muchos proyectos feministas. Y reitera que solo cuando las mujeres lo practican de manera consciente, la separación de los hombres se trata con controversia. En cambio, el separatismo masculino se considera un fenómeno bastante normal. Después de esta breve explicación e introducción del separatismo, paso a materia. El título de esta columna es “Ni maternar ni abortar: una postura separatista”. ¿A qué me refiero? Como la mujer decide no ser madre, al no haber embarazo, no puede abortar, y eso nos habla de lo que promueve el separatismo, porque va más allá de la decisión personal de querer engendrar retoños. La maternidad, el matrimonio y la heterosexualidad forman la triada de instituciones que más obvia e individualmente mantienen la accesibilidad de las mujeres por los hombres. Maternidad, matrimonio y heterosexualidad son la triada antifeminista. Para fines de este
escrito, haré a un lado la heterosexualidad, porque aunque el separatismo promueve las relaciones lésbicas, no es un requisito obligatorio, todavía nuestra sociedad patriarcal y conservadora no acepta que la heterosexualidad ha sido un producto forzado. ¿Se puede ser separatista sin ser lesbiana? Por supuesto. ¿Se puede ser separatista casándose? No. ¿Teniendo hijos? Si son fuera de matrimonio y no vuelves a ver al hombre, sí. Si vives en unión libre, sosteniendo una relación heterosexual, cumpliendo con roles, no, no eres separatista. No eres separatista si solo te usan de incubadora y te botan por otra. Es importante destacar que el separatismo debe ser consciente, no arrepentirnos por no habernos casado o tenido hijos, porque eso se llama resignación, arrepentimiento de no haber conseguido macho ni tenido hijos, como tu tía abuela solterona. El separatismo es consciente porque sabemos lo que implica vivir en instituciones patriarcales donde siempre, salvo poquísimas excepciones, las mujeres llevamos las de perder. Cuando las mujeres nos separamos estamos controlando el acceso de los hombres hacia nosotras y definiendo alquimia y poder. Por eso el tema del separatismo es un tema tan caliente. El miedo no es irracional en los hombres, miedo a no ser aceptados, a que nadie quiera copular con ellos, a que ninguna mujer quiera tener hijos de ellos. Sobre ese tema, Marilyn Frye habla del parasitismo de los hombres, porque son ellos los verdaderos parásitos: es la energía, el apoyo psíquico y la inspiración de las mujeres, las cualidades femeninas que mantienen a los hombres mayo 2021
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en actividad, y no la fuerza bruta, la agresión y la caza de los hombres que mantiene a las mujeres en actividad. El hombre es igual a un parásito, el feto es también igual a un parásito, ambos viven del cuerpo y energía de la mujer; el hombre necesita verse reflejado en la mujer para incrementar su ego, el feto necesita alimentarse de la mujer para nacer. Lo que me lleva a otro tema: “Aborto e histeria masculina”. La histeria, una situación o padecimiento achacado a las mujeres por muchos años, antes de adjudicarlo a las masas, se revierte cuando de aborto se trata. ¿Quieres ver a un hombre histérico? Menciona el separatismo y el aborto. El aborto es el campo más emocional y físicamente dramático, es donde se tira el tema del separatismo. El parasitismo de los hombres es demostrado por el pánico, histeria y rabia generados en muchos de ellos solamente de pensar que van a ser abandonados por las mujeres. Tantos abortos de nuestras abuelas y bisabuelas del siglo pasado, y ahora azorándose por la despenalización del aborto. Que los machos y los conservadores se dediquen a sus asuntos y no anden de metiches en casos que ni les importan realmente; pero como quieren que un hombre ejerza poder con arcaísmos porque se ve reflejado en eso, andan protegiéndose entre ellos. Las mujeres vamos a arriesgarlo todo, no será fácil al inicio pero es responsabilidad nuestra cultivar el separatismo en las nuevas generaciones. El separatismo teórico inicia oficialmente en Estados Unidos durante la década de 1970, pero no es nuevo el separatismo en la práctica: Sor Juana Inés de la Cruz, Louisa May Alcott, Charlotte Perkins, Mavis Gallant, escritoras que le apostaron a quedarse solas o no compartir espacios con hombres, rechazar a la maternidad, el matrimonio. Separatismo en distintos niveles, el nivel lo decidiremos nosotras. Lesbianismo o celibato, ambas prácticas son permitidas. La maternidad en frases de las feministas radicales: “Una de los mitos favoritos de la mentalidad conservadora consiste precisamente en que toda mujer es una madre en potencia”. Kate Millet 86
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“El patriarcado gravita sobre la institución de la familia. Ésta es, a la vez un espejo de la sociedad y un lazo de unión con ella; en otras palabras, constituye una unidad patriarcal dentro del conjunto del patriarcado”, de nuevo Kate Millet “La familia nuclear debe ser destruida. Sin importar si significado final. La destrucción de la familia es ahora una meta revolucionaria”. Linda Gordon La sociedad se escama más cuando una mujer decide ser separatista y lo da a conocer, y promueve el separatismo. Ni el hombre complementa a la mujer ni la mujer al hombre, es una ficción que nos han vendido y las mujeres hemos pagado el precio más alto: perder libertad. La libertad tan cacaraqueada en este jueguito de la igualdad. Los hombres criticaban a las putas, después a las mal llamadas “madres solteras”, después a las feministas, y ahora a las separatistas, incluso las critican más que a otras porque si eres madre, cumples con el objetivo que la sociedad espera de una mujer. El tema del separatismo es negado y resulta embarazoso incluso para muchas feministas. El tema está ausente en la mayoría de las cosas que se entienden como las soluciones personales y proyectos. Nos van a criticar, a juzgar, a ridiculizar, pero yo les digo que si vamos a hacer algo tan rigurosamente prohibido por los patriarcas, debemos hacer algo correcto. Recuerden, no nos asusta la soledad, no caigamos en los chantajes paternalistas y maternalistas sobre matrimonio y embarazo. Y no dejemos que sea el hombre quien decida o el tiempo. Debemos ser nosotras.
Introspecciones del Erizo Incólume La Poesía es revelación de espejos, correspondencias inéditas entre los seres humanos y el Universo. Para ejemplificar esta afirmación, consideremos el poema “Montaña”, de la escritora Gema Cerón Bracamonte. En cuanto a interconexiones con otras propuestas literarias, podemos decir que su texto dialoga con expresiones metafísicas del Trascendentalismo whitmaniano. La prosopopeya, la metáfora, la metonimia, la hipérbole, permiten al hablante lírico transubstanciarse en una montaña altísima que existe ab aeterno; arquetipo que podemos encontrar en tratados sobre símbolos como los de Mircea Eliade y Carl Gustav Jung. La voz poética se yergue más alto que toda tristeza y angustia. No titubea cuando dice no temo el fin de los tiempos ni de la humanidad. Es testigo de todos los cambios en las distintas modalidades animadas e inanimadas de la materia. Este poema representa a una madre incólume, una mujer que no se derrumba cuando llegan los temblores y las tempestades. Afirma como un salmo de esperanza para sus hijos: Contemplo la vida surgir /, la muerte caminar a mi lado, / pero continúo de pie…/Yo soy la misma, / inmutable, /valiente.
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Un modo para todo ¿Hago mal? El éxito, la realización y la satisfacción con una misma son relativos, porque como mujeres sabemos que son diferentes nuestras aspiraciones y lo que algunas consideramos un logro para otras sería un suplicio ya que para algunas la maternidad no figura en sus planes. Con base a mi experiencia, lo que he escuchado y visto, podría enlistar las situaciones ante las cuales una mujer se siente realizada: Al poner un huerto. Poner un criadero de algún animal de granja. Tener un oficio. Independizarse Tener un Auto Tener una Casa Tener un negocio Estudiar una Profesión, Maestría y/o Doctorado, diplomado, especialidad Aprender otro idioma Ejercer su profesión Viajar Casarse. Tener hijos Formar hijos exitosos Tener muchas amistades Ser popular Ser famosa Tener un cuerpo escultural Tener un surtido guarda ropa Hacer ejercicio Ser una atleta destacada Tener perros. Tener gatos Ocupar un espacio político Ser presidenta de algo Ser autosuficientes económicamente Tener equilibrio entre aspiraciones profesionales y familiares 88
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Ser la mejor hija, hermana, esposa, mamá Etc. Si hacemos una consulta (que no dudo ya exista) seguramente la lista será más amplia. Aunado al listado, actualmente se identifican grupos de mujeres profesionistas: A) Las que intentan combinar el mundo laboral/profesional con la crianza de sus hijos (“negociadoras”) B) Las que renunciaron al mundo laboral para dedicarse plenamente al cuidado de sus pequeños (“de resignación”). C) Las que renunciaron al mundo laboral para dedicarse plenamente al cuidado de sus pequeños (“de resignación”) y se encuentran activas a través de un emprendimiento. En muchas de ellas y pareciera una regla de género el decidir entre ser madres o no y es una enorme disyuntiva el decidir cuándo serlo y si se embarazan sin planearlo, es decidir tenerlo o no tenerlo. Recientemente alguien me preguntó ¿hago mal al no querer tener hijos? Años atrás me hizo la misma pregunta después de haber decidido interrumpir su embarazo y mi respuesta fue la misma “tú decides qué es lo mejor para ti”. Pero que, después de algunos años, pareciera que la decisión fue guiada por un presentimiento de que de tenerlo, después, no podría hacerse cargo de él por una enfermedad crónico degenerativa.
Es muy complejo el tema de la maternidad cuando en la actualidad existe la que está convencida de no querer serlo y todo el mundo es lo primero que le pregunta al verla, pero ella duda en responder con honestidad porque sabe que recibirá una crítica. A otra no le importará porque como dije “está convencida de no querer ser madre”. Por otro lado, está la mujer que dice no querer tener hijos, disfrazando la frustración de no poder tenerlos, porque a veces pareciera que es culpable de no poder, porque así las han hecho sentir la familia, las amistades, sus “seres queridos”, porque así las han señalado cruelmente hasta las mismas mujeres. Está la mujer que se negaba a ser madre y cuando se dio cuenta que llegaba al final de su edad reproductiva quiso serlo pero ya no le fue posible. Alguna mujer tuvo un embarazo no planeado y decidió interrumpirlo porque no era el momento, porque no podía hacerse responsable o porque no quería defraudar a su familia, pero cuando se casó y quiso formar una familia ya no pudo tener hijos, o tuvo solo uno que al momento del parto, por problemas de salud también le retiraron la matriz y vive con la espinita de que tal vez la interrupción de su primer embarazo ocasionó un daño en su cuerpo que está frustrando sus deseos de ser madre. El caso más admirable es el de la mujer que quiere ser madre y que después de un par de carísimos tratamientos de fertilidad sigue intentando y no pierde la esperanza de lograrlo a pesar de estar llegando al final de su vida fértil. Muchas mujeres que se embarazan sin planearlo terminan siendo madres porque no se atreven a interrumpir el embarazo y tampoco a darlo en adopción o peor aún a abandonarlo. Sin saber que existen docenas de parejas en espera de poder adoptar un bebé por las vías legales.
Hace algunos días me encontré una publicación titulada “Detesto ser madre”; la historia de la mujer que ama a su hija, pero se arrepiente de la maternidad. Trata del punto de vista de una actriz y escritora brasileña que tiene una niña de 10 años, y se declara arrepentida de la maternidad a la cual tuvo por ceder ante la voluntad de su pareja, y a que proviene de una familia religiosa y por lo tanto no se atrevió a abortar. Curiosamente, durante 2 años planeó su embarazo y posterior a ello sufrió un cuadro de psicosis posparto. Dice amar a su hija, pero critica la idea clásica y romántica de la maternidad, basada en la concepción religiosa de que la madre tiene un amor incondicional hacia sus hijos y de que la maternidad implica cuidados de higiene, formación de un ciudadano, investigación para entender cada fase del desarrollo del hijo y dinero para solventar todos sus gastos. Escondía sus reales pensamientos sobre ser una madre arrepentida, porque sentía que era la única que estaba pasando por ese proceso, pero después de conversar con otras mujeres descubrió que no era así. Es la creadora del perfil de Instagram llamado “Madre Arrepentida” con el que pretende liberar la voz de las madres que no son felices como tales, que sufren y sienten culpa por la maternidad, además de concientizar a aquellas mujeres que no tienen hijos sobre lo que en verdad es la maternidad dando una visión más apegada a la realidad y menos romántica, la cual puede ser perjudicial para las mujeres, que provoca tristeza, dolor, depresión y hasta la muerte.
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Demersales en A mayor ¿Maternar o abortar? Hay días como hoy en los que decido ser madre de mis hermanas adolescentes. Les hago el desayuno: huevito con espinacas y queso, les pongo manzanas cortadas a su lado para que se alimenten porque su hipnosis celular no les permite ni ir al baño y su predilección por el azúcar y los alimentos hiperprocesados las hace optar por el cereal en lugar de escoger algo que las nutra. Arreglo la casa: barro, trapeo, limpio la cocina, lavo la ropa, tiendo las camas, saco la ropa al sol, ordeno el reciclado, saco la basura, llevo la basura orgánica a la composta, limpio los baños, deshierbo el jardín, barro el porche, podo la lavanda y otras plantas del jardín, alimento a los gatos, meto la ropa seca, la doblo, la guardo, lavo trastes (son interminables), limpio el refrigerador, limpio la estufa, hago la comida, arreglo la bodega. Todo esto porque quiero que mamá llegue a descansar del trabajo y no a pelear con sus hijas. Pero tengo muchos pendientes: trabajo de la maestría, tengo que cumplir con mi horario laboral, tengo que entregar una columna, pagar las cuentas, resolver mi propia existencia y no me alcanza la vida. Llega la noche, se rompe una tubería en el baño. La casa se inunda. Mi tiempo y mi esfuerzo se han ido literalmente a la mierda. Le pido ayuda a mis hermanas: “ahorita no, al rato”, responden. Yo estallo y maldigo todo. El egoísmo del adolescente me encoleriza. El adolescente nos enfrenta con lo peor en nosotros. Ni hablar de mi hermano. Se levantó tarde, me vio trabajando. Acto seguido: se encerró en su cuarto. Salió más tarde para 90
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comer e irse de la casa. No lavó su plato sucio. Decido irme a mi cuarto a llorar de frustración hasta quedarme dormida. Declaro: Si la maternidad mexicana es esto, ser esclava de tus “seres queridos” no la quiero. Me rehúso a la explotación que supone ser madre. Me rehúso a vivir el rencor que se siente respecto a quienes no son recíprocos con mi amor y la subsecuente culpa que deviene por sentir rencor hacia tu propia familia. Me niego a estar al servicio de la casa que todos habitan, de ser el “hada de la casa” de la que me advirtió Virginia. Me rehusó a vivir la injusticia de cuidar sin ser cuidada. El amor incondicional de la madre mexicana nos ha dañado a todos inconmensurablemente. Es hora de parar esta locura. Aclaro, no estoy en contra del amor y la ternura. Creo, incluso, que ambos son revolucionarios. No obstante, el término que acuño y repito: “amor de madre mexicana”, esta esclavitud de la que somos víctimas y perpetuadores, es un cáncer. No señalo, no me malentiendan. No es su culpa, lo hemos mamado por generaciones y todos replicamos el mismo esquema familiar una y otra vez por fuerza inercial. Queda en todos demoler lo que se nos ha heredado y reinventar la complejidad social desde nuestras casas. Basta de panfletos y manifiestos. Tenía que sacarlo de lo hondo de mi pecho. Ahora, para ilustrar mi punto, hablaré de la prima de
una amiga por cuestiones de seguridad y legalidad. Abortó en marzo del año pasado, tres días después de que comenzara el encierro. Solo necesitó una pastilla de mifepristona y cuatro de misoprostol. Quizás lo que más le preocupó fue no sentir culpa alguna. No sentir nada, absolutamente nada. Lo único que hizo fue disculparse: perdona bebé, aún no te toca nacer y lo dejó irse en paz y también se consoló: no hay ninguna injusticia en no existir. Muchos nunca existen. Y así también se dejó ir en paz a sí misma. ¿Maternar o abortar? ¿De verdad se lo preguntan? en México supone enfrentarse a una (infinita) serie de eventos (y circunstancias) desafortunadas, ¿hacemos una lista de pros y contras? Ahí les va. Contras: paternidades irresponsables, brecha salarial, inseguridad, violencia, rentas altísimas, educación pública de baja calidad, sueldos míseros, infraestructura pobre, cambio climático, pobreza, pandemias, hambre, acceso casi imposible a una vivienda propia, ínfima calidad de servicios públicos, de aire, de vida, de existencia. Pros: maternar y si todo está a tu favor, si los planetas se alinean y corres con mucha pero mucha suerte o naciste en un momento y lugar privilegiado y arreglas todos tus problemas psicológicos, tal vez y solo tal vez, críes a un ser humano que sea bueno contigo,
primero, y con este mundo y los seres que lo habitan. Aunque debo decirlo: es muy poco probable que tu bebé o el mío sea el próximo Nobel de la paz y muy probable que sea egoísta y termines siendo su esclava y su propiedad. Quisiera traerles un mensaje de amor y esperanza al estilo de los “pro vida” compañeritos míos. Hoy no lo escucharán de mí. Quisiera decirles que existir vale la pena pero nadie me pregunto si quería existir y a decir verdad no sé si lo recomiendo. Esta vida cuesta: sudor y sangre y lágrimas y dolor en grandes dosis; en dosis a veces abrumadoras e insoportables. Quisiera decirles que ser madre es lo mejor que les sucederá en la vida pero observo a todas las que me rodean y tampoco sé si lo recomiendo. Últimamente, me han dicho con culpa y con pena, en voz muy queda: no tengas hijos y se aseguran de que su niña o su niño que está a pocos metros de nosotras jugando no nos haya escuchado. Al final del día, la casa se volverá a llenar de mierda y tú seguirás sin bañarte, sin vestirte, sin atenderte, sin resolver tu vida, sin ser cuidada por nadie, abandonada por ti misma y probablemente encerrada en tu cuarto echa bolita y llorando de frustración. ¿Maternar o abortar? No tengo respuestas. Esto es todo lo que puedo decir.
Nota para la lectora: Yo no me voy a meter con tu libertad, tus decisiones, tus opiniones o tus creencias. Solo paso información de quien puede informarte y resolver tus dudas en caso de que si o en caso de que no. Sin embargo, decidas lo que decidas hazlo acompañada de quien apoya tus decisiones y hazlo por ti, no por los demás. Tu futuro y tu vida están en juego no la de ellos. Siemprevivas: Red de acompañamiento autónomo Tu cuerpo, tu decisión: información para el aborto seguro. (646) 292-85-86 siemprevivas.mx@gmail.com
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Interés superior ¿Ella decide? Imagina que acabas de salir de la universidad, mejor promedio de tu facultad y tienes el trabajo de tus sueños en un país extranjero. Es tu primer día de trabajo en una linda oficina de piso de parquet. Tu jefa es una admirable y empoderada mujer que hizo todo para que tuvieras el puesto, te da tu primera tarea, su agenda y un cronograma con todos sus asuntos que tienes que atender; pero tú tienes nauseas, te urge que ella se encierre en su oficina para correr al baño. Imagina que tienes 14 años, tu mamá y papá se han gastado hasta lo que no tienen para tu fiesta de 15 años, el vestido es una belleza palo de rosa, las cajas de ron y cerveza se acumulan en la cochera, la mesa del comedor está repleta de flores y listones y tu abuela trabaja incansable en los arreglos, los vecinos han accedido a cerrar la calle para esa noche, los chicos que eligió tu mamá están esperando para ensayar tu vals; pero tú sientes nauseas, te encierras en el baño, tendrán que esperar un poco más. Imagina que eres madre de tres hijos, tu primer hija la tuviste muy joven y ya es una adolescente quien te está mirando recriminadora, los otros dos de 4 y 5 años están llorando desconsolados preguntando por su papá, él acaba de irse, te pidió el divorcio y la casa porque es suya. Tú habías dejado tu trabajo para cuidar de los pequeños. Sabes que tienes que pensar en algo rápido, regresar a vivir con tus padres a la mitad de tus 30 y ahora con dos hijos más y uno en camino te causa nauseas, te encierras en el baño a vomitar dejando a tus hijos en el corredor. Las tres mujeres están viviendo un embarazo no deseado. 92
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Hay miles de cosas que pudieron haber hecho diferente, pero no lo hicieron, ninguna quiere tener al bebé. ¿Cuál de ellas creen que tiene más posibilidades de criarlo? ¿Cuál de ellas creen que tenga más posibilidades de practicarse un aborto? La presión que sufren las mujeres para ser madres es, aunque suene paradójico, es muy similar a la que sufren para no serlo y por serlo. La obligación de la contracepción es práctica y completamente de la mujer y cuando esta falla, la carga y la estigmatización la lleva ella. Casi cualquier persona que ve a una mujer con un menor se siente libre de juzgarla, porque si el bebé tiene mocos, si no está lo suficientemente abrigado, arreglado o si ella no le está prestando la atención debida o lo está sobreprotegiendo; si tiene muchos hijos, si no le va dar un hermanito a su primogénito, no va a tener con quien jugar, si trabaja o si no lo hace. La mujer no tiene escapatoria de las miradas que la señalan y la tensión aumenta porque donde más se da es en la familia y el círculo social. Aunque esa imposición es continua, esas miradas y reproches no se
comparan a lo que en realidad es el día a día de una madre, en pareja o sola, es un continuo discernir entre lo mejor, lo más adecuado y lo que haga más felices a tus hijos. Es el aprendizaje y mucha tolerancia a la frustración, pero siempre acompañado con ternura, risas y te amos por parte de esas criaturitas tan necesitadas de ti. Cuando las mujeres se sienten hostigadas por no querer ser mamás, pues no es menor a lo que sienten las que ya lo son. Pero cuando una mujer tiene un embarazo no deseado ¿Es ella quién decide? ¿Qué factores la persuaden para tomar la solución final? ¿Económicos, culturales, familiares, la pareja, o la falta de una pareja? ¿O la prohibición del estado para realizarse un aborto en las mejores condiciones? En Francia, el aborto legal, seguro y gratuito tiene más de 40 años en su legislación y en sus centros de salud públicos; si bien ha tenido sus etapas, pasando del carácter de excepción que planteó Simone Viel, Ministra de Salud en 1974, a una forma más banalizada de contracepción. Los resultados en general han sido favorables y se ha incluido programas de planificación familiar, educación sexual y prevención. Pero en México no hemos dado ese paso y la opción, en casi todo el país, es la clandestinidad a altos costos, de salud, legales y económicos. Si volvemos a los casos del principio y a nuestra realidad. Puedo plantear una posibilidad esperanzadora para las que no quieran ser madres, para las que quieran serlo sin ayuda o en pareja, para las que quieran serlo sólo uno, o de dos, o de cinco. La grandeza de la responsabilidad está en el poder elegir tu propio plan de vida y eso es lo que significa decidir sobre tu cuerpo, ser responsables, tomar la decisión y asumir las consecuencias. Los demás factores siempre estarán ahí y terminarán por adaptarse.
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El mono-grafo Sobre el ensayo literario La primera vez que pensé en el ensayo de una manera distinta, a como lo conocía, fue cuando me lo pidieron en la facultad. Hasta ese momento yo asociaba al género con el baile, con practicar algo, pero en la escuela me pedían un trabajo específico. Yo venía de una preparatoria técnica en la que las ciencias sociales no ocupaban un lugar en mi eduación por lo que desconocía cómo era un ensayo. Recuerdo que la maestra nos mostró cómo se escribía un ensayo académico: su estructura, el lenguaje que debía de utilizar y, aunque al inicio fue difícil ponerlo en práctica tiempo después se me hizo fácil, escribir bajo ese formato; emplear los conectores de ideas, de párrafos, las frases explicativas o introductorias. Pero la academia también influiría a que, hasta ahora, me cueste trabajo desprenderme de su forma rígida, su manera de presentar enunciados, recursos y, sobre todo, de encontrar mi voz. Al mismo tiempo que nos marcaban ensayos académicos en la escuela, también nos empezaron a dejar lecturas acerca del género. Fue ahí cuando empecé a leer sobre el origen del ensayo —con Michel de Montaigne que lo nombra, le da cuerpo y lo introduce a una tradición literaria— y a saber sobre sus propiedades específicas, a considerarlo como espacio de rodeo, del libre pensamiento, donde cobra una enorme importancia la subjetividad; que no busca respuestas, sino aproximaciones; híbrido, imposible de clasificar, de encuadrar dentro de parámetros estables, fijos. Conocí, de igual modo, la gran y clásica definición de Alfonso Reyes del ensayo como “el centauro 94
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de los géneros”; me enteré un poco acerca de sus continuadores —Diderot y Rousseau en el siglo XVIII, por nombrar algunos— hasta dar un gran salto a la literatura latinoamericana del siglo XIX, particularmente al Ariel, de José Enrique Rodó y a Nuestra América, de José Martí. De golpe, comencé a tomar el ensayo como un vehículo capaz de transmitir ideas políticas, filosóficas, nacionales, como un conducto de transformación, portavoz de ideología. Así mismo, comprendí que el ensayo era el género ideal, a priori, para ejercer la crítica de obras literarias. Pero pasaron los años y por numerosos motivos no pude terminar mi carrera, mas la semilla del gusto por la lectura, la escritura y la crítica ya estaba sembrada y me di cuenta, conforme transcurrió el tiempo, que en México no sólo no había suficiente crítica literaria, sino que además tampoco había muchos escritores que practicaran el género del ensayo. Entonces empecé a leer e investigar sobre los grandes críticos y ensayistas como Octavio Paz, Samuel Ramos, Pedro Henríquez Ureña, Antonio Caso, Adolfo Castañón, Jorge Cuesta, Juan García Ponce, Carlos Monsiváis, Julio Torri, Alejandro Rossi, Gabriel Zaid y Guillermo Fadanelli; a tener como manual La antología del ensayo mexicano moderno, de
José Luis Martínez; como biblia El canon del ensayo, de Harold Bloom; como gurús de consulta los libros de Eliot, Stevenson, George Steiner y Liliana Weimberg; y sólo en estas últimas fechas, debido desafortunadamente a mi formación académica y patriarcal, a leer a ensayistas mujeres como Brenda Ríos, Malva Flores, Olivia Teroba, Guadalupe Nettel, Jazmina Barrera y Laura Sofía Rivero. Sin embargo, no estaba (y todavía no lo estoy) conforme. Veía con angustia y desilusión, a través de las redes sociales, cómo en México no se le daba importancia al ensayo como género literario y cómo hay tantos cursos, premios, becas, talleres y convocatorias para el cuento, la novela y la poesía; mientras que para el ensayo los premios importantes, a nivel nacional e internacional, son escasos. A saber: El Malcom Lowry, el José Revueltas, José Luis Martínez, Jovellanos, Anagrama y Casa de las Américas. El nulo interés en difundir y fomentar el ensayo de parte de los editores y escritores está más que claro. Hace unos meses, a propósito de la Feria del libro de Chihuahua que se realizó de manera virtual por la pandemia, el escritor Rogelio Guedea impartió una clase magistral de ensayo para jóvenes escritores en la que tuve la oportunidad de preguntarle a qué cree que se debía que en México se leyera, escribiera y promocionara tan poco el ensayo literario, a pesar de tener una larga y brillante tradición de ensayistas; a lo cual me respondió que se debía a un problema de educación, básicamente a que desde niños no se nos forma ni inculca en las escuelas las herramientas críticas y teóricas para producir grandes ensayistas y pensadores como en Europa.
Seguí escribiendo y leyendo muchos ensayos, pero no comprendía más allá de la sencillez, la claridad, erudición (en algunos casos) y economía de lenguaje, cuál era el paso del ensayo académico al ensayo literario. Yo pensaba que el ensayo literario se diferenciaba unicamente por su lenguaje y por hablar de literatura, pero no fue hasta que me topé con dos obras de Vivian Abensushan que serían determinantes en mi vida: el primero es su antología de contraensayos, titulada de la misma manera y el segundo, su texto Contra el ensayista sin estilo. Es aquí, con su libro de contraensayos que vi las posibilidades creativas y expresivas de escribir en este género, pero fue con su texto Contra el ensayista sin estilo que aprendí, entre otros aspectos, qué hace que trascienda un ensayo, qué distingue a un ensayista de un aficionado: es el tono, la visión, la manera particular que tiene de hablar de las cosas. Parafraseando a Vivian Abenshushan, un ensayista puede o no convencer con la fuerza y veracidad de sus argumentos, pero lo que no se le permite es que deje indiferente al lector. Ahora tengo más claro qué es lo que quiero hacer y escribir, vislumbro nuevos caminos y confío en que podré lograrlo.
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F es de Fantástico El inmortal de Borges La única certeza que tenemos es la muerte. Claro, está el relato de Jesús el Cristo, de Siddharta Gautama Buda y otros iluminados que si bien son la excepción a la regla: “Todo lo que nace debe morir”, también son historias más cercanas al mito que aun hecho comprobable. Morir es tan cotidiano como nacer. ¿Cuántas personas fallecen al día?, ¿Alguien lleva la cuenta? (Encontré una página llamada Worldometer que lo intenta). La idea que nos plantea Borges en su cuento, el primero que viene en su libro más leído, es la de un hombre que busca el río de la inmortalidad. Debo confesar que me gustaría volver a hablar de este cuento, que considero mi favorito de todos los que he leído (hasta el 3 de abril de 2021 la cuenta iba en 504), cuando haya leído por lo menos el doble. Ver si mi perspectiva ha cambiado. Por lo pronto y con mis poquísimas lecturas y solo 30 años de vida, me gustaría compartirles el por qué me gusta tanto. El cuento es una historia dentro de otra historia. Nos narra como la princesa de Lucigne adquiere unos volúmenes de la Ilíada de Pope, de manos de un anticuario al que se le da cierto misterio (después se revelaría el porqué). Se menciona que el anticuario muere en un viaje y es enterrado en la isla de Ios. Dentro de uno de ellos, la princesa encuentra un manuscrito. Y leemos, al mismo tiempo que la princesa y todo aquel a quien ella decidió mostrarle, la historia de Marco Flamino Rufo, tribuno de legiones romanas quién escucha de boca de un jinete moribundo acerca de un río que concede la inmortalidad. 96
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“Otro es el río que persigo, replicó tristemente, el río secreto que purifica de la muerte a los hombres”. Flamino Rufo decide poner todo su esfuerzo y recursos en hallar el afluente. Es la madre de todas las búsquedas. Atravesando grandes dificultades y perdiendo hombres ya sea por cobardes, desertores o porque les alcanzó la muerte. “Fatigamos otros desiertos, donde es negra la arena; donde el viajero debe usurpar horas de la noche, pues el fervor del día es intolerable… Algunos temerarios durmieron con la cara expuesta a la luna; la fiebre los ardió; en el agua depravada de las cisternas otros bebieron la locura y la muerte. Entonces comenzaron las deserciones; muy poco después, los motines”. Después de mucho esfuerzo y sufrimiento, Flamino Rufo logra dar con el río. Aunque no se da cuente inmediatamente. También se encuentra con Homero, que es uno de los inmortales. Descubre que el don que perseguía es también una gran maldición, pues la belleza de la vida radica en su finitud. El inmortal está condenado a repetir sus actos hasta la náusea. El encuentro con Homero es mi parte favorita del cuento, pero temo echar a
perder la experiencia si cuento demasiado. Me gustaría que quien no ha tenido la oportunidad de leerlo, lo hiciera. En internet se puede leer gratis en la página de: https://ciudadseva.com/texto/el-inmortal-borges/ Me encanta cuando se despiden. Dice: Homero y yo nos separamos en las puertas de Tánger; creo que no nos dijimos adiós. ¡Claro! Los inmortales no acostumbrarían decirse adiós, porque de cualquier forma en algún punto tendrían que reencontrarse. Sobre el final de la historia, con los datos que he dado podrían imaginárselo. No lo contaré. Dejemos de ver a la muerte con miedo, es quizá un premio tanto como lo es la vida. Somos nosotros los que interpretamos la realidad y le damos sentido. Vivamos mucho para morir a gusto. Estaré escribiendo sobre todos los cuentos que me gustan de Borges, que prácticamente son todos. Sobre su poesía, ya habrá columna acerca de “El golem” y “Límites”. Por ahora es todo. Muchas gracias por leerme.
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Bajo el barandal Maternar ¿pasaporte a la felicidad? “La maternidad es la más importante de todas las profesiones. Exige más conocimientos que cualquier otro asunto relacionado con el hombre" Elizabeth Cady Stanton
Para muchas mujeres la llegada de un hijo es una noticia que hace estallar las estrellas. La maternidad en épocas pasadas era un logró o la culminación de un deseo adquirido en sus contratos matrimoniales, o para otras era la atadura perfecta para no perder al hombre amado según sus creencias. Hoy en día las feministas luchan por el derecho al aborto seguro. Sería interesante remontarse a las historias de antaño, a los embarazos no deseados, a los remedios milenarios para evitarse el maternar he incumplir con los deseos de sus parejas. La misma Biblia habla sobre una mujer a la cuál se le murió el esposo sin dejarle descendencia, y como la madre del fallecido le iba dando sus hijos para que ella tuviera la oportunidad de maternar por así decirlo, y cómo los hijos vertian su simiente en el piso para no embarazar a la mujer. Quizás para aquella mujer ser madre era un pasaporte a la felicidad sobre todo si el fruto era varón ya lo tiene estipulado la Biblia “bendito el vientre que pare un varón “ pero para otras ser madre es una pena que llevan por toda su vida, así como lo es el fruto de la violación que sufrió Paulina la niña mexicalense a la cuál no la dejaron abortar. 98
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Y años más tarde demando al estado de Baja California por manutención para el niño no abortado. Aunque Paulina logró casarse y tener una familia, tal vez hubiera o más bien prefería abortar a un hijo que ella no quiso concebir pese a su corta edad. Pero que hay de todas aquellas mujeres que no desean tener a sus hijos y recurren a métodos para abortar al fruto de sus relaciones sexuales, y por no lograr con su objetivo traen al mundo niños con problemas físicos o mentales se han preguntado ¿cuantos bebés nacen en el mundo sin ser hijos deseados? En hogares disfuncionales. O cuántos de ellos se convierten en delincuentes o asesinos en potencia. Por eso la importancia de una decisión que de debería ser en conjunto, una decisión de dos. ¿ Maternar o abortar? La pregunta del millón o la decisión más importante para las mujeres hoy en día y sobre todo para las feministas que luchan por un aborto seguro y gratuito. O por sexo libre de responsabilidades, sexo libre de métodos anticonceptivos. Así deberían decir sus absurdas pancartas. No es mi cuerpo, mi decisión. Y si una cosa nos queda claro es que maternar no es un pasaporte a la felicidad
para muchas mujeres. Quizás para para algunas si lo sea eso es indudable. Todo esto aunado a los embarazos adolescentes es un cuento de hadas que con el crecimiento del bebé, las responsabilidades que se adquieren al nacer la criatura hace que maternar sea un sueño malévolo como lo es para Alejandra Guzmán la famosa cantante mexicana autora de la canción “Yo te esperaba” quién su única hija se ha convertido en su peor pesadilla. Maternar debería ser exactamente un pasaporte a la felicidad y la auto felicidad de criar a otro ser humano. Pero nos es difícil cuidar de nosotros mismos, sobre todo en estos tiempos que muchas de nosotras hemos tenido que asumir el papel de maestros, o el papel de padres de los nuestros propios. Maternar es crear vínculos, dar a otros lo que necesitan, cuidar y buscar el bienestar, enseñar y sobre todo amar en complicidad. Un claro ejemplo de maternar lo vemos en la novela de mujercitas de Louisa May donde el amor filial y la enseñanza de la madre juega un papel importante en la felicidad de las cuatro hermanas y aunque es una novela feminista el papel de la madre es clave para la felicidad de cada una de ellas. En resumen parir un hijo no te hace madre, ser madre es un título te tendrías que ganarte al maternar con dignidad, y no ver la maternidad como un absurdo pasaporte a la felicidad.
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Mi punto de risa Las sombras de la ciudad Ha pasado más de un año desde que se inició el aislamiento social en nuestro país y los primeros días fueron una especie de vacaciones con cierta angustia porque la mayoría aún no concebíamos lo grave de la pandemia que ya teníamos encima. Con todos en casa, parecía que la ciudad de Mérida se había detenido, pero si por algún motivo tenías que salir de casa al centro, se notaban personas que por lo regular son sombras entre los transeúntes. En ese tiempo, aprovechando la pausa en el mundo, aprovechaba para acompañar a mi novia a su trabajo por las tardes, ya que tenía que seguir asistiendo por asuntos de conservación y mantenimiento de la casa y los jardines que son sede de su oficina. Regresábamos a casa cuando había anochecido y las calles se veían aún más solitarias. Excepto por esas formas que entre las tinieblas iban tomando personalidad y se apoderaban de las calles, porque decían en todos lados “quédate en casa” y la calle era su casa. Con casi el total de gente en sus casas, estas personas, que por lo regular viven de pepenar basura en el centro y de los alimentos que los transeúntes suelen compartirles, se quedaban también en un mayor desamparo. La policía tenía la consigna de llevarlos a los albergues temporales, pero muchos se negaban porque contravenía sus convicciones y espíritu libre, además de que los hacían bañarse. Los que no se subían a las camionetas para ser trasladados a los albergues, tenían que resguardarse para no ser vistos y obligados a alejarse de las calles más céntricas. Sabíamos que no teníamos otra opción. Sabíamos que, si bien no era el mejor momento económico para todos, aún 100
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podríamos tener un tiempo para ayudar tanto a los vecinos, como a estas personas que veíamos deambular solitarias, dueñas del centro por las noches. Empezamos a llevarles alimentos en las noches e invitando a quienes quisieran sumarse a esta iniciativa. Nos enteramos que otras personas iban al medio día, pero que era más difícil porque son horas terribles en la capital yucateca y todos solemos huir hacia lugares protegidos del sol; los invitamos a participar con nosotros y sumar esfuerzos. La iniciativa fue creciendo, se sumaron empresas yucatecas con donativos (una de galletas cuyo nombre está en inglés, fue la que nos apoyó mucho con los postres), personas conocidas y desconocidas quienes preparaban los paquetes en sus casas y nosotros pasábamos para llevar a repartir. Tuve la oportunidad de conocer mejor a todos los que ahí deambulan, tuvimos muchas conversaciones en los bajos del palacio de gobierno, en el quicio del Teatro Armando Manzanero, en los arcos del mercado de granos, en la catedral; sin gente, sin autos, sin prisas, como suelen vivir. La iniciativa y las personas fueron tomando otros rumbos, la reactivación económica ha ido regresando todo a la normalidad, por lo que las sombras vuelven a ser sombras, pero ahí siguen y aún cuando hay oportunidad, le sonrío a esas sombras que, por lo que noto, el regreso a la realidad les hace olvidarnos.
La Niña TodoMePasa dice: Yo sije: sí Toda la vida estuve en escuelas de monjas. Mi primaria fue de Carmelitas, bastante carcelarias, y secundaria y preparatoria con Franciscanas un poco más rélax. Desde pequeñas nos explicaron todo sobre las aves y las abejas. No eran religiosas provida puesto que nos hablaron a fondo de los métodos de anticoncepción. Pero también nos traumatizaron con imágenes y videos de fetos quemados, descuartizados y demás. Horrible, pero real. Gracias a toda esa información disponible, y al hecho de provenir de una familia de madres jóvenes en su mayoría solteras, decidí jamás verme en la disyuntiva de decidir si interrumpir un embarazo no deseado. Desde niña tuve en claro que yo no iba a repetir el patrón. En la escuela había un debate constante sobre si uno estaba a favor o en contra. Yo estuve a favor del aborto. Ahora que soy madre, ni tanto. He cambiado mi opinión en distintas ocasiones, por ejemplo ante la irresponsabilidad de mujeres que abortaron varias veces como quien va al dentista, nada más por la hueva de ir a la farmacia por un condón. ¿En serio comparan a un futuro ser humano con un cáncer? O cada que alguna loca del grafiti se regodea en el tema con argumentos falaces ("no es un bebé: es un cigoto") en vez de promover métodos de prevención. Lo primero que digo es que si no naciste con matriz, ni opines. Yo no me meto las
narices en asuntos masculinos como la visita al proctólogo. ¿Habría abortado en caso de que fallaran mis T de cobre? Lo dudo. Puede que lo hubiera considerado seriamente durante mi relación anterior. Pero corrí con suerte. ¿Abortaría en caso de malformación? Sí. Prefiero "el infierno" para mí, que condenar a mi propio hijo a depender de caridad ajena. ¿Aborto por violación? Por supuesto. Me parece más polémico el dilema de aborto u adopción. En Estados Unidos hay buzones donde puedes dejar a un bebé para que sea encontrado de forma segura. Es menos inhumano que dejarlo en un basurero o asesinarlo. Hace poco una colombiana tuvo permiso legal para abortar por cesárea un producto de siete meses. Lloré de indignación. La sujeta en comento "no se sentía lista para ser madre", y solo por eso no pudo aguantar dos meses más. Espero que se haya llenado de estrías. Tampoco es que las personas adoptadas sean muy felices, al menos hasta donde uno se entera. Pero al menos tienen la oportunidad de vivir. Y ya no hablemos de la oportunidad de cambiar el mundo, como hizo Steve Jobs. Si te gustó este artículo, no olvides compartirlo en tus redes sociales. Síguenos en la página de Facebook de TodoMePasa Ediciones. Twitter @todomepasa
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Incipit Entre madres Siempre se ha creído que existe algo que se llama destino, pero siempre se ha creído también que hay otra cosa que se llama albedrío. Lo que califica al ser humano es el equilibrio de esa contradicción. Gilbert Keith Chesterton
Por mucho tiempo las mujeres hemos cargado el mandato del ser madre, desde que se sabe nuestro sexo se nos va educando para cuidar, proteger y hacer un todo de quehaceres del hogar. Hoy en el siglo XXI las cosas no cambian del todo, a pesar de que se habla de nuevas maternidades, de maternar, del derecho a decidir, créanme que es y seguirá siendo complicado comprender que el haber nacido mujeres no nos determina para ser madres. Si se nos establece como objetivo único ser mamá por nuestra condición femenina, y se nos adhiere una capacidad innata de amar y socorrer, también se nulifican otros deseos y otras aspiraciones. Esos establecimientos culturales han creado una burbuja de desazón en muchas mujeres que no aspiran a la maternidad, pero también en aquellas que por cuestiones biológicas no pueden procrear, haciendo que acudan a clínicas (que además lucran de manera estratosférica) y se sometan a tratamientos invasivos y que no siempre llegan a buen fin; provocando desilusión y frustración, y en muchos casos, discrepancia en las parejas. Ser madre no es para todas las mujeres un estado homogéneo, todas somos diferentes, y la circunstancia, tiempo y decisión discrepa…cuánto nos dirían las mujeres que han se han enterado que están embarazadas, cuántas habrán pasado odiseas al no poder decir que no estaba en sus planes, o que el
hombre con quien lo engendró no lo desea, qué decir de mujeres que viven en una situación carente de recursos o bien. Entiendo, porque lo he escuchado muchísimas veces, que la gente, quienes les rodean y a veces ni les conocen les cuestionan cada vez que les encuentran ¿Para cuándo te animas? ¿Cómo no vas a tener hijos? ¿Estas enferma? y otras cosas más; pero si por el contrario, algunas mujeres tienen tres, cuatro, cinco, seis o más hijos, la gente también les señala e increpa su irresponsabilidad de traer tantos a este mundo. Yo quedé embarazada a los diecinueve años, no sabía qué hacer, me corrieron de la casa si no me casaba y tuve que hacerlo en otra ciudad donde no era mi casa porque le causaba pena a mi familia, ya que la única hija no saldría de blanco, ya no era virgen y había arruinado los planes que tenían para ella. Llegué a una familia donde no me conocían y de primera instancia le sugirieron a él que se fuera a Estados Unidos, no sé por qué razón no lo hizo, se quedó y nos casamos. Ser madre a esa edad rompió mis planes, pero me abrió otra senda, buscar ser una buena madre, pero no lo logré, mi frustración lastimó muchas veces la infancia de ese ser que vino al mundo sin haberlo pedido, así que me equivoque bastante y hoy entiendo el por qué no está conmigo. Se preguntarán si hice lo que hace una madre promedio, sí, lave, planché, mayo 2021
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cociné, me desvelé haciendo trajes escolares, imaginaba cuál sería el mejor proyecto, lo alimenté con lo mejor que tenía y cuando culminé mi carrera trabajé todo el día para que nada le faltara, entiendo que su papá también aportó y estuvo ahí, pero a las madres se nos examina y recrudece la sanción de la falla. ¿Cuánto no hubiese deseado saber lo que ahora? Me habría gustado educarlo sin regaños y golpes, pero así había visto que era el ser madre, restringir y proteger hasta donde más se pudiera. Afortunadamente voló a estudiar en otros cielos y durante mucho tiempo estuvo cercano y amoroso, hoy es un hombre que vive su vida y del cual me siento orgullosa, ya habría querido yo – y aun ahora lo pienso- irme, escaparme y realizar los otros planes de aquella mujer joven. Una persona me dijo que no entendía porque muchas veces se daba vida a seres para joderles la existencia, no pude
responder nada, pero créanme que no es así, uno no desea eso, o bien, yo no lo pensé así. Ser madre implica poner reglas, sancionar y acompañar en desvelos y enfermedades, no puede ser un territorio donde todo es un happyland, no existe, lo sé porque también fui niña y también vi a mi madre con tres hijos cometer sus errores, los cuales no me corresponde a mi juzgarlos. He conversado con otras mujeres que les cuesta trabajo decir que están cansadas de ser mamás, de sentir culpa por comerse solas un chocolate, por no poder enfermarse y menos pedir ver la televisión en el canal que quieren, que se sientan a la mesa solas porque los otros ya comieron, las que piensan durante todo el día qué se hará de comer y cómo haces que alcance el dinero; no, no todas somos iguales, así que la contradicción al decir la palabra madre se eleva más allá de nuestra mirada.
La Malinche / Rosario Castellanos Arrojada, expulsada del reino, del palacio y de la entraña tibia de la que me dio a luz en tálamo legítimo y que me aborreció porque yo era su igual en figura y rango y se contempló en mí y odió su imagen y destrozó el espejo contra el suelo. Yo avanzo hacia el destino entre cadenas y dejo atrás lo que todavía escucho: los fúnebres rumores con los que se me entierra. Y la voz de mi madre con lágrimas ¡con lágrimas! que decreta mi muerte. Itasavi1@hotmail.com Facebook: Blanca Vázquez Twitter: @Blancartume Instagram: itasavi68
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Desvaríos de la freaky neurosis Reflexiones maternas Decir que amé a mis hijos desde el primer momento, es una imprecisión. Mis embarazos fueron épocas difíciles de mi vida. Sufrí de una extraña condición médica conocida como hiperémesis gravídica, es decir, vómitos durante todo el embarazo. Supongo era algo relacionado con la hormona gonadotropina coriónica, pues esto se iniciaba desde el primer mes de gestación hasta el momento previo al alumbramiento. La náusea era un síntoma permanente, no dejé de sentirlas hasta el nacimiento de mis hijos. Todavía me pregunto cómo pude soportar tanto; supongo será porque siempre deseé tener tres hijos, parecía el número perfecto. Siempre tendrías dos hermanos con quien jugar o pelear (crecí en una familia de tres hermanos), y si se moría un hijo, quedaban dos de repuesto, nunca estarían solos. Por supuesto, antes no entendía eso de que cada hijo era único e irreemplazable. Sufrir hiperémesis gravídica no fue fácil. La falta de información entre el personal de salud en ese tiempo, me enfrentó a comentarios tales como que yo rechazaba el embarazo inconscientemente y no deseaba a mi bebé. Suposición bastante errada, pues durante mi primer embarazo, alguien de la familia me sugirió abortar y me negué; considerando esa petición como una afrenta personal. Aunque mi embarazo no era planeado, siempre fue algo deseado. A pesar de que siempre tuve el anhelo de ser madre, el instinto materno no era una cualidad natural en mí. Nunca me gustaron los bebés. Era la típica joven amargada que al escuchar el llanto de un infante, volteaba con desagrado el rostro. Sólo me simpatizaban los
niños a partir de los tres años, cuando ya podías entablar una pequeña conversación con ellos. A esa edad parecían tiernos y graciosos. No me imaginaba cambiando pañales, enseñando los primeros pasos o mirando embobada los rostros contrahechos de los recién nacidos. Sí, siempre pensé que los recién nacidos parecían monstruos malencarados y berrinchudos. El amor de madre nació, desde el momento en que miré cada uno de los rostros de mis hijos. Al escuchar su llanto en la sala de expulsión o tenerlos entre mis brazos para amamantarlos por primera vez. Eso fue mágico. Nunca olvidaré cuando me entregaron a Miguelito, el primogénito. Le dije algo así como: “Así que fuiste tú quien me causó tantos problemas”, a lo cual él respondió con una pequeña sonrisa, la primera y maravillosa, de un recién nacido hacia su madre, como si comprendiera y se disculpara al mismo tiempo, con esa inocencia, con ese candor. Me enterneció tanto, que sólo pude decir: “te perdono”. Besé su frente y lo acuné entre mis brazos. No importaba verlo tan pequeño, flaco, desgarbado, lleno de esa fina pelusa por todo el cuerpo, con la cara roja y el cabello parado, casi sin cejas ni pestañas. No importaba lo feo mayo 2021
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que pareciera, era mi hijo y lo amaba. Sabía que algún día su rostro se transformaría, como la oruga en mariposa, y vendría algo hermoso. Sólo debía esperar a que el tiempo pusiera cada cosa en su lugar. Así sucedió con cada uno. Miguel me sonrió, con Jade me regresaron dos veces del hospital porque no había dilatado lo suficiente (mi segunda hija nació en tiempos de Influenza H1N1), y con Pedro, el menor de mis hijos, me desgarré. Además, en el tercer embarazo, sufrí amenaza de parto prematuro, lo cual me condenó a estar el último mes bajo reposo absoluto y a perder mi empleo con ello. En los tres partos, tuvieron que romperme la fuente, mis membranas eran muy resistentes. Sólo en el primero pedí anestesia. Pero soportar el dolor postparto, los entuertos y demás reminiscencias fue terrible. Definitivamente, el embarazo fue una de las peores épocas. A pesar de todo eso, mis hijos se convirtieron en las personas más importantes de mi vida. Son a quienes más amo y mi razón para seguir viva y luchando, a pesar de mis limitaciones. No es fácil ser madre, no lo recomiendo. Aun con todo el amor que profeso a mis hijos, lo desaconsejo totalmente. No sé si deseo tener nietos, prefiero que mis hijos jamás aspiren a casarse o tener descendencia. Primero espero verlos felices, realizados como personas o profesionistas y después, si lo piensan bien y lo desean, que los tengan. Si no están seguros, mejor que ni lo intenten. De casarse, ni hablamos. El matrimonio no es perfecto, se necesita mucho compromiso y comunicación para crear uniones fuertes y duraderas. El amor de pareja se transforma con el tiempo y a veces, la llegada de los hijos, cambia la perspectiva. En mi caso, tuve que sacrificar mucho. Lo más difícil, fue dejar a un lado mi profesión. De ser una persona independiente y económicamente activa, me convertí en un ama de casa sujeta al salario de mi esposo, que 106
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al no ser profesionista, no era mucho. Se requiere trabajar demasiado para mantener una familia como la mía. A final de cuentas, mi relación con mi esposo se terminó, y nuestros hijos debieron lidiar con todo lo concerniente a la separación de sus padres. Volver al mundo laboral, se convirtió en la opción más viable, debido a las necesidades económicas que como familia tuvimos qué enfrentar. Ser madre y además trabajadora es complicado; al final del día, debes poner en una balanza si realmente es necesario dejarlos para salir a buscar el sustento. Pero debes encontrar la manera. Siempre pensé que no deseaba dejar el cuidado de mis hijos a manos de otras personas; no confío en nadie para labor tan importante. La única mujer a quien le confiaría algo así, es a mi madre. Pero ella es un adulto mayor y está cansada; no merece una carga adicional sobre sus hombros. Considerando, sobre todo, que ella fue la primera en oponerse a mi matrimonio y yo la desobedecí. Así que mis hijos son mi responsabilidad. Nadie me obligó a tenerlos, yo lo decidí; y debo asumir las consecuencias de cada uno de mis actos. Si al final, mi matrimonio no funcionó, también ha sido en parte mi culpa, y debo asumirlo. Por otro lado, lo más difícil de tener hijos es verlos enfermar, sobre todo, cuando el asunto es de gravedad hospitalaria. He pasado algunas veces por ahí y ha sido de las experiencias más desgarradoras. Imaginas que tu hijo no vivirá lo suficiente, y luego descubres casos peores al de tu pequeño. Si tu hijo enferma de manera regular, es un infierno; sobre todo cuando las temperaturas se elevan a casi cuarenta grados y no existe jarabe, pastilla, supositorio o inyección que surta efectos inmediatos. Da miedo ver convulsionar a tu bebé, o que no respire más, o que no despierte, es algo que no le deseo a nadie. No existe dolor más profundo que ver sufrir a un hijo enfermo. Los primeros tres años son los más difíciles, los niños pequeños son muy
demandantes. Por fortuna, crecen; con el tiempo se independizan y una madre puede concederse momentos de relajación. Sin embargo, comienzas a extrañar la ternura de los primeros años, las sonrisas cándidas, los pasos tambaleantes, las palabras que solamente tú comprendías; la cercanía que la lactancia ofreció; los rostros regordetes, las manos de muñeco, las carcajadas del bebé a mitad de la noche, mientras dormía. Su necesidad tan grande de abrazarte, la cual cambió para jugar con sus peluches y de mayores, a los videojuegos. Y ahora debes perseguirlos para besarles o abrazarles. De pronto un día los miras y notas el paso del tiempo; tan rápido y a la vez, tan lento. Quisieras que no siguieran creciendo, pero te enorgulleces de verlos así, contando sus logros, viviendo sus alegrías. Sabiendo que su mundo ya no eres solamente tú, sino también sus amigos. Y los ves sonreír en la calle, defendiendo lo que creen, incluso defendiendo a otros seres vivos, y eso te llena de orgullo. Entonces piensas que renunciar a todo por ellos, no fue tan malo. Ellos crecerán y ya tendrás tiempo gradualmente. Cada etapa tiene alegrías y sinsabores, como madre te adaptas a ello, creces con tus hijos, aprendes con ellos. Incluso llegas a creer que toda tu vida fue así, porque ya no entiendes la existencia separada de tus hijos. A veces pienso que mis hijos me cuidan más a mí que yo a ellos; pues jamás antes había sentido tanto amor y tantas ganas de vivir como ahora que soy madre. Ha sido sumamente difícil y no sé cómo lo he logrado. Hay días en que preferiría salir corriendo, días en que la paciencia mengua, días donde el dinero no alcanza y termino la semana sin un peso y con más cuentas por pagar. Días de angustia y desesperación; pero soy una mejor persona gracias a ello. Ser madre pone a prueba tus capacidades, límites y cordura. Nunca se está preparado y se cometen sinfín de errores al respecto. No, no lo recomiendo, a menos que deseen experimentar el sacrificio de amor más puro y verdadero.
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Nos vemos en el slam Un encuentro intergaláctico para siempre en la normalidad En esta primera semana de mayo, Facebook me recordó la vez que fui a participar en el Encuentro Intergaláctico de Escritores con Arena en la Laringe en el puerto de Coatzacoalcos, Veracruz. Un nombre raro para un encuentro que así lo fue, por lo menos para mí, un poeta acostumbrado a las mesas largas con manteles y sillas al frente para leer textos publicados, rechazados y uno que otro nuevo. Esa ocasión fue la segunda edición del encuentro organizado por el poeta Jesús Gallegos, quien me invitó a través de la red social garantizándome techo por un par de días, lo demás corría por mi cuenta. Al llegar al puerto veracruzano en ADO e ir a la primera sede del encuentro empecé a descubrir lo genial que es volver la literatura una fiesta, un desmadre sabroso, una invasión y sin miedo a las palabras. Gallegos reunió escritores de diferentes estados de la república que agarraban el micrófono o alzaban la voz soltando una intensa creatividad. Estuvimos en un café y luego nos reunimos en círculo en el malecón de la ciudad a leer nuestros poemas sin importar quién nos escuchará. El evento continuó en una reserva natural y cerramos en la casa de un vecino de Gallegos donde se armó una fiesta grandiosamente etílica. Me enamoré tanto de este formato que lo repliqué en Mérida tras negociar con Gallegos el cambio de sede. En la capital yucateca sí hubo un evento tradicional de mesas y sillas, pero luego se leyó en un café y en el puerto Progreso. Me atrevo a decir y defender que después de mucho tiempo en Mérida se realizó un encuentro en el que llegaron poetas de todas las regiones del país. Les comparto esto en un momento en el que no estamos en
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pospandemia, pero pronto entraremos a esta etapa y regresarán muchas cosas de la normalidad pausada, entre ellas los encuentros de escritores. No es obligatorio tener las lecturas encerradas en una biblioteca o un teatro, llevémosla a los lugares menos pensados y sin permiso ¿por qué no leer en una cantina o en un paradero de autobús? ¿Poemas en las puertas de un palacio de gobierno rodeados de policías?, ¿una lectura en la casa del vecino fiestero? Quizás haya otros encuentros con el mismo formato, no lo sé, pero sí es así, no dejemos que muera cuando la pandemia del Covid-19 sea un recuerdo. La literatura es creatividad, pero también debe ser motivo de fiesta al compartirla y más en un país como México donde hay desinterés en los libros, que los versos sean parte de la normalidad de todos los lugares.
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