NĂşmero 14. Abril 2014.
delatripa: narrativa y algo mĂĄs
Revista
Narrativa y algo más Número 14. Abril 2014. Es un proyecto de la Catarsis Literaria El Drenaje, editada en Mérida, Yucatán. Revista de circulación mensual. Dirigida por Adán Echeverría (romeolobos@yahoo.com.mx). Consejo Editorial: Angélica Santa Olaya, Alejandra Aké Sustersick, Joelia Dávila, Cristina Leirana, Roberto Cardozo, Mario Pineda Quintal, Daniel Ferrera y Édgar Damián.
Contenido El otro, el mismo, de Pasado en claro Andrés Galindo ................................................... 3 Siento no agradarte Adán Echeverría ................................................. 7 La botella en el río Daniel Poot Fuentes ........................................... 9 Tuchtlán. El Barrio de Guadalupe Susana Mota López .......................................... 11 Un poeta en su siglo Víctor Manuel Pazarín ..................................... 14 La poesía para la poesía Blanca Vázquez Hidalgo .................................. 23 Arte y confusión: La vida Pos…moderna. Raúl Reyes Ramos ........................................... 26 La novia perfecta Juan Machín ..................................................... 28 Las pulsaciones de los cuerpos Nadia Contreras ............................................... 29 Tarde de monotonía Sergio Alejandro Argáez ................................... 40 Cuando un teléfono suena Eduardo Oyervides ........................................... 49 La fiesta de los grumetes César Rito Salinas ............................................ 50 DLa experiencia de lo divino en
Will Rodríguez .................................................. 76
Algo terrible está a punto de suceder Arlette Luévano ................................................ 78 Libro fuera de clósets y libreros: Diagnóstico: po(e)sitivo. Poemas desde del VIH/SIDA Fernando de la Cruz ........................................ 81 El flechado Raquel Martínez Arana .................................... 83 Dos narraciones Natalya Evelyn Santos ...................................... 84
Columnas El cálamo de los cronopios natos Susana Mota López .......................................... 85 Sin papeles Daniel Ferrera .................................................. 87 Nos vemos en el slam Mario Pineda Quintal....................................... 89
Las moradas de Santa Teresa de Jesús Susana Mota López .......................................... 52 Celebraciones Víctor Manuel Pazarín ..................................... 58 Confesión Peregrina Varela Rodríguez ............................. 66 Tres narraciones L. Santiago Méndez Alpízar .............................. 72 Tres mundos, un poemario: El evangelio turbio de Virgo, de Álvaro Chanona
Imágenes portada e interiores de la Artista
Pilar Hinojosa delatripa: narrativa y algo más
El otro, el mismo, de Pasado en claro Andrés Galindo
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reo que uno de los puntos más importantes anotados por Juan Liscano, en su lectura de Pasado en claro, es el diálogo interno: "Paz encuentra […] el modo de hablar a solas consigo mismo, su doble" (690). Desde luego, nadie que haya leído el extenso poema podría dejar de estar de acuerdo. El poema abre y cierra de la misma manera, con un estar frente a un camino de recuerdos. Pero ¿a quién va dirigido este largo discurso lírico de memorias? "dentro de mí los pasos pasan", reza el verso diez. Esos pasos internos, sin lugar a dudas, presentan, desde ya, a otro que, sin embargo, es el mismo. El poema todo, atrevo, es un discurso que el Ser manifiesta y dirige a sí mismo, como en un espejo, como de frente a un charco, gracias al poder del desdoblamiento que es producto de esta larga reflexión. Mi intención, en estas líneas, es dar cuanta de algunos pasajes de Pasado en claro que constaten esta idea de un diálogo interno; diálogo -importa decirlo- en el que se anulan tiempo y espacio, puesto que las cosas y los eventos -porque los hay, pero son implícitos- transcurren única y exclusivamente en la memoria del Ser enunciativo. Se trata pues, de un diálogo extenso y, sin embargo, silencioso; cuyo tiempo y espacio se crean y anulan, al mismo tiempo, en la memoria. "El desdoblamiento de la voz [dice mejor Margarita Nieto] en su otredad-negación del serafirmación de la palabra en el silencio" (697). Antes de dar inicio propiamente, quisiera aclarar un punto importante. En la cita de Juan
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Liscano, que he referido líneas arriba, me preocupa que el autor piense y diga que "Paz encuentra…". Ya desde el primer párrafo de su trabajo, Liscano se pregunta "¿Quiso Octavio Paz ventilar su pasado, dejarlo en blanco escribiéndolo, matándolo (porque la letra mata, según el dicho popular) o, por el contrario, iluminarlo, en una ceremonia de creación artística?" (681). No es mi intención responder a la pregunta, ya el mismo autor ha respondido: El equivoco, en realidad no es tal porque cabe admitir ambas intenciones y cabe admitir también que al matar, nombrando, se da vida en otra dimensión. Nombrar, escribir, es matar y es recrear porque, como una vez dijo el propio Paz, la escritura puede ser concebida como el doble del cosmos (Ídem)
Cosa con la que estoy enteramente de acuerdo. Ahora bien, lo que no termina de parecerme es que se hable, con insistencia, de Octavio Paz1 y en esto recuerdo el título del ensayo de Roland Barthes de 1968, "La muerte del autor", el cual es ya significativo-. Estoy de acuerdo, con todo, que seguramente en este extenso poema hay marcadas notas biográficas; pero eso, de momento, no nos ayudará a seguir el camino planteado en la primera página: el diálogo interno. Sin duda, el artículo de Valentín Voloshinov, "La palabra en la vida y la palabra en la poesía", es interesante por la serie de distinciones, todas pertinentes, que va marcando página a página. El título es ya significativo. Uno es el viejo y caduco
Seguramente los lectores de Paz se sentirán con la deuda de recordar el nombre del más insigne poeta mexicano; por ello Liscano -y no sé cuántos másno tiene reparos en asesinar al yo lírico, o voz del discurso lírico, creado por el mismo Paz. Voloshinov piensa que es un error la fetichización de la obra de arte. "El campo de visión del investigador está limitado por la propia obra de arte, que se analiza como si ésta fuese lo exhaustivo en todo el arte. Tanto el creador como los contempladores permanecen fuera del campo de visión" (110). Pero también se puede decir que la excesiva fetichización del autor puede ser igualmente nociva para un estudio serio del discurso literario. delatripa: narrativa y algo más
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estudio de la literatura a partir del discurso histórico o, incluso, psicológico, y otro muy distinto es el estudio propuesto por una visión de la literatura como una ciencia. Uno es el discurso emitido en la vida cotidiana y otro es el discurso netamente poético, el que tiene la intención de lograr un efecto estético. Claro que tampoco podemos irnos a los extremos y formular como irreconciliables ambos polos del problema. De hecho, el mismo Voloshinov reconoce que las palabras del discurso poético son tomadas de la vida cotidiana; no tanto así, considero, la disposición de aquellas palabras en la obra de arte2. Pero lo que nos importa -no nos demoremoses, justamente, el punto en que confluyen lenguaje cotidiano y lenguaje poético -y ya con esto podemos regresar a Pasado en claro-. En la comunicación, hay siempre un emisor y un receptor. La literatura también es comunicación, es la búsqueda constante, infinita, del otro. Pero además, dice Voloshinov, hay un tercero en el diálogo. De este modo (actualmente ya tenemos el derecho de decirlo), toda palabra realmente pronunciada (o escrita con sentido), que está dormida en un diccionario, es expresión y producto de la interacción social de tres: del hablante (autor), del oyente (lector), y de aquel de quien o de que se habla (protagonista) (122).
Lo anterior, además de lo evidente, podemos leerlo, para nuestro discurso literario, como una necesidad de distinguir entre autor y voz lírica. Voloshinov no habla del concepto del "yo lírico" o "voz lírica"; sin embargo, me parece, que es cosa que ya se intuye en su trabajo. Al autor, al héroe y al escucha nos referimos no como entes situados fuera del acontecimiento artístico, sino siempre en la medida en que representan sus componentes necesarios. Se trata de aquellas fuerzas vivas que determinan la forma y el estilo, las que un receptor competente es capaz de percibir con claridad (128). 2
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El teórico fija la mirada, en esta mismo sentido, sobre el receptor. Asimismo sólo tomamos en cuenta a aquel receptor que es también considerado por el autor [implícito], aquel hacia el cual está orientada la obra; en fin, el receptor que en virtud de lo dicho determina internamente la forma. En cambio, excluimos al público real que de hecho resulta ser la masa lectora de un escritor determinado (128-129).
Dicho lo anterior, ya podemos regresar a nuestra pregunta original: ¿a quién va dirigido este largo discurso lírico de memorias? Más aún, la pregunta que debe preceder es ¿a quién pertenece esa voz que emite el discurso? Y dadas estas dos preguntas, ya no está de sobra la tercera: ¿de quién se habla en el discurso lírico de Pasado en claro?. Creo que, de alguna manera, las respuestas ya han sido formuladas desde el comienzo. Pero, para poder caminar en terreno firme me permitiré, un poco de manera gratuita, recordar algunas palabras de Borges, pronunciadas en el transcurso de una de aquellas memorables seis conferencias en Harvard, en el año de 1967: "[…] no creo que se pueda mantener una discusión sin ejemplos" ("La música de las palabras…" 75). Tanto para Juan Liscano como para Margarita Nieto el inicio y el final (si es que tales denominaciones son correctas, dada la esfericidad) del poema han sido trascendentales; para mi no lo es menos. Un esquema provisional y sobradamente escueto podría ser el siguiente: los primeros veinte versos son la presentación del discurso; son importantes ya que determinan la forma, el espacio y tiempo total del poema; no es raro, entonces, que al final, en los últimos siete versos, se regrese al mismo punto; ese regreso ya se espera, incluso, desde aquellos veinte primeros versos. El resto del poema va introduciendo, lentamente, de manera sutil, sin marcar abruptamente fronteras, una serie de recuerdos
La discusión puede ser larga, pero interesante; más no es el asunto del presente. delatripa: narrativa y algo más
que serán importantes para dar la sensación (sólo la sensación) de movimiento material. Ese movimiento aparente se presume a través de una serie de pasos que al final se apagarán, también, lentamente. Hay recuerdos de espacios (el patio), de lecturas, de familiares (la madre, la tía, el abuelo), presagios, obvios, de muerte. En fin, toda una recreación-destrucción constante del universo en el que se ha desenvuelto, se desenvuelve -aquí es baladí intentar marcas temporales- el yo lírico. He usado el verbo "regresar" desde la perspectiva del lector final, el que somos nosotros, no el lector implícito. Nosotros, en una inevitable lectura lineal, verso a verso, notamos un paso del tiempo, también inevitable para nosotros. Pero la realidad del mundo lírico de Pasado en claro no comparte nuestra opinión sobre la percepción del tiempo y el espacio. Sucede que, en realidad, no existe ningún regreso. A pesar de los pasos, a pesar del camino, no hay movimiento material alguno por parte del yo lírico; todo es mente. No creo que esté de sobra leer los veinte versos con que abre el poema: Oídos con el alma, pasos mentales más que sombras, sombras del pensamiento más que pasos, por el camino de ecos que la memoria inventa y borra: sin caminar caminan sobre este ahora, puente tendido entre una línea y otra. Como llovizna sobre brasas dentro de mi los paso pasan hacia lugares que se vuelven aire. Nombres: en una pausa desaparecen, entre dos palabras. El sol camina sobre los escombros de lo que digo, el sol arrasa los parajes confusamente apenas amaneciendo en esta página, el sol abre mi frente, balcón al voladero dentro de mí. 3
Vemos que desde el primer verso los sentidos se vuelcan hacia el interior del Ser. Y los pasos son inmediatamente adjetivados, en el segundo verso, de tal suerte que seamos concientes del cariz de los mismos, y hacia dónde se dirigen. A través de estos pasos, el Ser se interna en el terreno de la mente; más aún, de la memoria. El Ser anda por un "camino de ecos / que la memoria inventa y borra"; recordemos lo que ya se ha mencionado más de una vez: en estos versos hay una constante construcción-destrucción no sólo del Ser, sino de todas aquellas cosas que son nombradas. Al inicio hablaba de un desdoblamiento; este es obligado en la reflexión que es el poema. Creo que el proceso de desdoblamiento ya se intuye desde los primeros veinte versos, pero se hace de manera explicita en el veintiuno: "Me alejo de mí mismo". Y luego, el proceso de construccióndestrucción no se detiene; este lleva implícito un encuentro del Ser con su otredad: "voy al encuentro de mí mismo" (v.40). Los versos 49 y 50 fusionan dos ideas antes presentadas; la construcción de la memoria a partir del sentido de la vista y una nueva reiteración del estado de desdoblamiento: "Ando entre las imágenes de un ojo / desmemoriado. Soy una de sus imágenes". Aquí la imagen del ojo desmemoriado corre paralela a la de los pasos que van por un camino de ecos; parece haber una negación intencional de lo material: los ecos se pierden, se apagan poco a poco, como la memoria; y es que, recordemos, nos movemos en el terreno de la mente, no de lo material. El verso 61 presenta nuevamente la imagen de la introversión: "Estoy dentro del ojo3". Antes dijimos que no sólo el Ser se inventa y se destruye, también las cosas que por él son nombradas: "El patio, el muro, el fresno, el pozo / en una claridad en forma de laguna / se desvanecen" (vv. 68-70). Y es que, de manera paradójica, el Ser se crea y se descrea a partir de
Un trabajo futuro precisaría un detallado seguimiento de la función que cumple el sentido de la vista a lo largo del poema. delatripa: narrativa y algo más
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esas mismas cosas que fueron, que son parte de su existencia; y que tiene que nombrar, en la memoria, para poderlas deconstruir; "Ver el mundo es deletrearlo", dice el verso 111.
en ninguna" (v. 432). En Pasado en claro estamos siempre, no lo olvidemos, en el terreno de la memoria: "Entre muros -de piedra no: / por la memoria levantados-" (vv. 518-519).
Hemos hablado de los objetos en que se refleja el Ser; mas la idea que se tiene del tiempo en este poema es imprescindible para su propia comprensión. Lo que sucede es que, en el terreno de la evocación mental, la percepción lógica del tiempo se destruye automáticamente. Creo que el verso 127 es contundente: "Yo estoy en donde estuve". Es decir, en este punto la memoria del Ser se sitúa en un pasado para nosotros indefinido, no podríamos dar cuenta de fechas precisas para este verso, ni para el poema todo. Puesto que todo el discurso lírico se presume silencioso, intimo, el tiempo del mismo se diluye en una marejada de imágenes. Luego, no tenemos reparos en aceptar completamente que "las cosas son las mismas y son otras" (v. 167). Y tampoco debemos tener reparos en aceptar que, en ese desdoblamiento también hay encuentros que rompen los límites del tiempo: "… Fui (soy) yerba, maleza / entre escombros anónimos" (vv. 366367). El paréntesis es importante, pero hablábamos de encuentros; son importantes, entonces, la maleza, los escombros y el anonimato; dan la sensación de límites poco y mal definidos en ese encuentro de alteridades. En esta misma línea, creo que resumen perfectamente nuestra lectura los versos 386 al 393:
¿De quién se habla? ¿A quién se habla? Las respuestas, después de este recorrido, o bien pueden salir sobrando o bien pueden parecer excesivamente triviales. Es el Ser convulsionándose en sí mismo. No tengo mejores palabras para dar respuestas. Acaso la mejor respuesta es la inefabilidad.
-como si al fin el tiempo coincidiese consigo mismo y yo con él, como si el tiempo y sus dos tiempos fuesen un solo tiempo que ya no fuese tiempo, un tiempo donde siempre es ahora y a todas horas siempre, como si yo y mi doble fuesen uno y yo no fuese ya.
Y no esta demás reiterar que el espacio de en que camina ese tiempo difuso, extraño de los versos anteriores está "en todas partes siempre y 6
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¿Quién o qué es el dueño de aquella voz reflexiva, intimista, creadora y destructora a un tiempo, todos los tiempos? El lector seguramente se ha percatado, por la insistencia, del uso indistinto del "yo lírico", "voz lírica" y -el más importante- "Ser". No es gratuito, me parece. En algún momento atreví una diatriba en contra del nombre del autor material del poema, Octavio Paz. Quizá fue excesivo, pero quería llegar aquí. A lo largo de todo el poema no hay un dato preciso que nos diga que el dueño de aquella voz es Octavio Paz. El poema, en su totalidad, creo que ya ha quedado demostrado, es una larga charla intima, una reflexión, un diálogo interno. La ruptura de una línea horizontal del tiempo y la indefinición del espacio han dotado al poema todo, a la voz que lo enuncia, de severos matices metafísicos. Desde esas alturas, la voz no del poeta sino de El Poeta tiene la suficiente capacidad de nombrar las cosas de su mundo, construirlas en ese nombrar, y destruirlas también. Es por eso, y no otro es el motivo, por el que he insistido en usar la palabra Ser; un sema que puede significar todo y nada. Estoy en donde estuve: Voy detrás del murmullo, Pasos dentro de mí, oídos con los ojos, El murmullo es mental, yo soy mis pasos, Oigo las voces que yo pienso, Las voces que me piensan al pensarlas. Soy la sombra que arrojan mis pasos (vv. 598-604).
Bibliografía Liscano, Juan. "Lectura libre de un libro de poesía de Octavio Paz". Cuadernos hispanoamericanos enero mayo (1979): 681-691. Nieto, Eva Margarita. "Sacando en claro Pasado en claro". Cuadernos hispanoamericanos enero - mayo (1979): 692-697.
Paz, Octavio. Obra poética (1935-1988). 4ª reimpresión exclusiva para México. México: Seix Barral, 1990. Voloshinov, Valentín. "La palabra en la vida y la palabra en la poesía". Hacia una filosofía del acto ético. Mijail M. Bajtin. Barcelona: Anthropos, 1997. 106-137.
Siento no agradarte. Adán Echeverría La tía Magda siempre creyó ser una mujer libre, locuaz y divertida, capaz de alegrar la fiesta, y de tener la última palabra en toda discusión de la familia. Tomaba sus decisiones con firmeza, y uno tiene que reconocerle la confianza en sí misma, aunque la realidad sea que todos, yo incluida, la detestamos. Recuerdo que desde niños, cuando nos quedábamos a su cuidado, tía Magda nos gritaba para beneficiar a sus hijos; y eso que sus hijos nunca fueron un problema para mi; mis primos y yo nos queríamos lo suficiente para saber que todo pleito de niños se olvida minutos después de iniciar el siguiente juego. Era ella la que lo hacía todo insoportable, a mí, a sus hijos, a todos. Nos reíamos de sus ocurrencias, pero no bastaba; continuaba chingando y chingando hasta que algún familiar se sentía humillado, y la fiesta terminaba siempre en llanto. Cuando hizo abortar a su hija su mundo se cerró más. Se fue quedando sola. Se jactaba de que su hija era un ejemplo de alumna, jovencita pura, de buenas maneras, y me restregaba lo mucho mejor chica que era respecto de nosotras, las tontas mujeres de la familia. Mi prima sufrió la decisión que su madre había tomado, pero sus 16 años no le dieron el valor para enfrentarla. Sin dignidad, sobajada como una rapazuela inocua, terminó haciendo lo que su madre quiso. Aún hoy noto la tristeza en sus ojos ante la pérdida.
Era sobre todo en cuestiones de fe y amor que la tía Magda manipulaba a sus hermanas, sobrinos y sobrinas. Presumía su sagrado matrimonio, su perfectísima familia. Pero ese castillo de ideales terminó por caer. Su esposo la dejó por una mujer veinte años más joven. Días después mi prima se largó de casa con el señor que le arreglaba el jardín, y su hermanito confesó ser homosexual, abandonándola. Desesperada busco refugio en sus hermanas, pero éstas, liberado el yugo, le cerraron la puerta en las narices. Uno tiene que ser firme en sus convicciones, sin embargo, la vida nos permite ir para atrás y para adelante las veces necesarias, con el fin de entendernos a nosotros mismos y recomponer la ruta si lo deseamos. Odio a la tía Magda, la odio hasta el cinismo, y me causa alegría llevarle de comer a su casa, donde vive recluida en el abandono. Lo disfruto. Su semblante desorbitado es una delicia para mi pequeña venganza. Al verme llegar sonríe tierna. Carcajea y carraspeando grita: Pasa hija, pasa, la tarde es espantosa para que te quedes en la calle con este sol. Bebamos refresco de jamaica para que te refresques… y bien… cuéntame como va todo. Yo le platico, con prestancia, hasta los detalles más insignificantes de sus hijos y de la familia. Ella es un cuervo detenido en el tiempo, al que es fácil arrancarle las plumas. delatripa: narrativa y algo más
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Botella al río Daniel Poot Fuentes
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sa tarde, papá me llevó al río. Dijo que limpiara una botella de cristal, trajera un papelito y algún lápiz. Es el mes de abril porque se acerca mi cumpleaños, siempre me fijo más de los días y los voy contando cuando estoy cerca de cumplir. Este mes me gusta mucho porque en las noches hace más viento. Las tardes son de mucho calor, y cuando anochece me siento como si me acabara de bañar, aunque oscurece muy rápido, y papá dice que hay que tener más cuidado. Al río llegamos a las cinco. Se escuchaba un ruido muy fuerte; papá dijo que era por la corriente del agua, yo me asusté, imaginaba cómo el río se acercaba a nosotros y nos arrastraba. No sabía qué ocurría, tampoco pude entender de dónde salía tanta agua, y eso me mantuvo preocupado; esperaba el momento en que toda esa agua, se gastara. Me pregunto si el agua es infinita. Hay mucho calor. Juego con mis dedos a atrapar el sol, abro y cierro mis dedos, intento tapar todos los orificios, los cierro fuertemente, la luz sigue entrando, los acomodo para que mis dedos encajen, sólo veo la luz roja como si fuera fuego. Papá me habla. "Toma un papelito y desdóblalo, luego, escribes lo que quieras, enrollas el papelito, así…" y él toma su papelito, coge la botella algo sucia, no se preocupó por limpiarla, enrolla el papelito dejándolo como un tubo y lo mete, luego saca una cosa de color café que parece una esponja "Papá, ¿qué es eso?" "Es una corcho que tienen ciertas botellas". Parece una tapa hecha de árbol viejo. Papá lo inserta bien, presiona con algo de fuerza: ya estuvo
que yo no podría abrirlo jamás. Pone la botella en el río, ésta comienza a tambalearse dentro del agua y se empieza a alejar… choca contra algunas rocas, y hecha pedazos se hunde. No puedo imaginar a dónde podrá llegar; dijo papá que era para que alguien la encuentre en otro sitio, que les dejemos un mensaje, que así hacían los piratas hace mucho tiempo. No sé si le llagará a un pirata, ¿qué podría decir el pirata? "… ¿ya ves, hijo? Así lo tienes que hacer, haz el tuyo, escribe lo que quieras decir, lo que quisieras que te contestaran." Papá entonces se alejó un poco de mí, creo que sabía que no le iba a mostrar lo que escribiría porque era un secreto; pienso que los secretos cuando pasan a la cabeza de alguien, como de mis amigos, se quedan flotando en una especie de río, como éste; se van arrastrando a algún lugar desconocido y ahí se quedan atrapados, esperando que alguien los rescate, que alguien los recuerde, pero ahí se quedan en el centro, quizá ahogados como aquella botella que chocó contra las rocas. Tomo el papel, busco una piedra lisa para apoyar, no sé qué me podrían contestar, imagino a todos esos piratas con sus espadas contestando éste mensaje. Escribo entonces "Hola, por favor, guarden el secreto, y seamos como una botella en el río". Hago como papá dijo, doblo el papel, pero a mí no me sale tan bien; lo inserto en la botella y la cierro, le digo que me ayude a cerrarlo para que quede bien y no le entre agua. Sería una lástima que se mojara y nadie podría leer mi mensaje. Espero que me contesten, que un día, cuando papá me vuelva a traer, haya una botellita con un delatripa: narrativa y algo más
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mensaje dentro, que sea para mí. ¡Qué emoción! Pongo la botella en el río, veo cómo se la va llevando la corriente, la botella entonces se va muy brusca sobre el agua, le llegará a los piratas, a cualquier parte, donde yo no podré verla, dejaré que se la lleve el río a donde quiera. ¿Llegará a China? ¿O será que se lo coma algún animal del fondo del océano? Un monstruo de dos cabezas. Quiero hacer un dibujo de un monstruo de dos cabezas comiéndose la botella, tiene que ser muy grande. Ya no veo la botella, espero siga avanzando hasta que golpee el barco de uno de esos piratas o llegue a un submarino para ser leído por esa gente extraña que se encuentra dentro, que algún pez lo lleve a su escondite y ahí, el rey de la profundidad lea mi secreto, mi mensaje. Puede ser que muchos me contesten esta pequeña carta. Anochece, veo el sol ocultarse como si estuviera amarrado a un hilo y alguien lo fuera jalando hasta que lo ocultase, quizá Dios, como una vez dijo la abuela: él se encarga de todo. La abuela era una persona extraña, siempre hablando de Dios en la casa, decía tantas cosas de él y decía también que recibe a los niños, principalmente, ¿por qué no se ha acercado a mi Dios? Papá saca las llaves; a veces, ese sonido me alegra cuando estoy en un lugar aburrido. Si papá mueve las llaves significa que ya nos iremos. Me quedo fijamente viendo el sol encima del río, buscando para intentar ver mi botella a lo lejos. Pero no lo logro. Solo el agua, sintiendo el silencio.
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Papá me mira. Se acerca a mí, lento, toca mi hombro, sonríe; me carga, me toma entre sus brazos hasta alzarme, como cuando tenía 6 años y me daba mucho miedo caer. Papá me gira desde lo alto hacia su espalda; con delicadeza comienza a bajarme, me deposita en una botella transparente y blanca, donde puedo verlo todo. Él sigue sonriendo, yo lo miro, se ve feliz, yo me siento feliz. Veo el cristal. Siempre me han gustado los lugares nuevos. Papá me pone en el fondo, me quedo parado mirando el río, veo a papá y enseguida, sella la tapa dejando un anillo de sombra en donde va el árbol viejo. Papá dice "¿Estás listo, hijo?" Y dejándome en la orilla del río, empuja la botella con suavidad porque sabe que estoy adentro. La botella comienza a moverse con la corriente del río. Veo todo de colores aunque casi no hay luz; veo las grandes rocas, las ramas, los papeles tirados, hojas y ranas, peces pequeños, todos juntos; quiero atrapar alguno, atrapar todo lo que está yéndose con el río como yo. Me pregunto a dónde me dirigiré, a quién llegaré. Me despido de papá a lo lejos y él se despide de mí. Ambos llegaremos a algún sitio, algún lugar desconocido y no sabremos cómo reaccionar, nos escondernos como una de esas botellas hasta que alguien nos encuentre.
Tuchtlán Susana Mota López
El Barrio de Guadalupe Mi tío principió a conocer la fiesta dedicada a la Virgen de Guadalupe en la década de los años veinte del siglo pasado. Se realizaba en el atrio de la ermita del barrio que lleva el nombre de la virgen. Iniciaba en la madrugada del 8 de diciembre, con repiques y cohetes, acto denominado "rompimiento", y terminaba con una tamaleada. Todo organizado por la comisión respectiva. Dicha festividad empezó a celebrarse desde la fundación de la ermita o antes, ya que la fiesta aparece asentada en un plano que se levantó en 1892. La ermita, con vista al sur, tenía un amplio atrio de 30 x 30 metros, y en el que se instalaban los juegos populares como "la trampa del diablo" y "el palo ensebado", pero el espectáculo de mayor atracción era "la trenzada de listones" al compás de la música de marimba. Se trara de un poste de cinco metros de longitud o más, sembrado verticalmente en el centro del patio y del que pendían del extremo descubierto tantos listones de diferentes colores de unos veinte centímetros de largo como número de danzantes, ataviados con un penacho de plumas y un taparrabo; cada danzante tomaba un listón alejándose del poste e iniciaba la danza. La mitad de ellos se desplazaba en zigzag en el sentido de las manecillas del reloj y la otra mitad iba en sentido contrario, de tal manera que el poste iba cubriéndose con los listones al ir éstos acortándose. El espectáculo terminaba entre aplausos, vítores, repiques y cohetes. Mi tío se enteró que los danzantes ensayaban en el patio de la casa de algún vecino del barrio y fue a presenciar algunos ensayos en la casa de don
Quenchi Mancilla, ubicada en la avenida central entre la cuarta y quinta calle poniente. Respecto a las viandas que se disfrutaban en la fiesta, sin obstruir el tránsito de la avenida central, algunas personas colocaban sus puestos de venta de frutas curtidas en aguardiente: jocotes, nances (nanches o nanchis), mangos, peras, y más y en otras canastas: dulces típicos de la región. Por las noches, se hacía la venta de empanadas, garnachas y pollo "juchi" (de Juchitán, Oaxaca). Y no vendían licores porque con las frutas curtidas en aguardiente era más que suficiente. Del ocho al doce de diciembre llegaban a la ermita las felicitaciones de los otros barrios de la ciudad con sus estandartes, iban quemando cohetes, y las pequeñas campanas de la ermita repicaban a todo vuelo. La comitiva del barrio visitante era recibida por la del Barrio de Guadalupe con abrazos efusivos y vivas a la Virgen y a los barrios. La quema de cohetes continuaba mientras entraba el contingente a la ermita. Después de los rezos, los visitantes eran conducidos a una enramada para ofrecerles una copa de "comiteco" o cervezas. Bajo la misma enramada, noche a noche, se bailaba de las ocho a las diez. La ermita era de unos veinte metros de frente viendo hacia el sur y de unos treinta de fondo, con techo de tejas y dos torres; la de la derecha con dos o tres pequeñas campanas, y en el interior, al fondo, el altar con la imagen de la Virgen y en las paredes unos cuadritos de la pasión de Cristo.
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El atrio estaba cubierto de zacatito, por lo que no había polvo, y cuando llovía, no se formaban ni charcas ni lodo. Por el norte, la ermita colindaba con las propiedades de don Ramón Solís y de una señora de nombre Mauricia; por el oriente, la propiedad de la familia de Carlota Hernández; por el poniente, entre otros vecinos, la casa de don Lencho Sarmiento y su esposa Laura; por el sur la avenida central y entrando por la derecha del atrio unos cuatro o cinco árboles de nambimbo; por el lado izquierdo y poniente unas bancas de ladrillo y cemento que ostentaban bien grabados en la parte superior; el nombre del donador o de la junta de festejos. En la actualidad, el carácter sencillo de aquella fiesta ha cambiado con las peregrinaciones que principian desde el día primero de diciembre hasta el doce, tanto locales como foráneas de diferentes instituciones, algunas precedidas de antorchas y en estas manifestaciones religiosas se estima que pasan más de mil personas. En esos días festivos, el tránsito vehicular se cierra en la avenida central, de la calle cuarta poniente a la octava. Los comerciantes establecen infinidad de puestos de juguetes, ropa, zapatos, dulces, tacos, palomitas de maíz, churros y demás. Asimismo, se cierra una cuadra de la séptima calle poniente, a partir de la avenida central, tanto al norte como al sur con el mismo objetivo; proveer de alimento y enseres varios. Con esta venta y con la del lado norte se beneficiaba a los vecinos de la propia parroquia. Otra feria se realizaba antiguamente en el mimo mes de diciembre, en el centro de Tuxtla Gutiérrez, donde se construían galeras de bajareque y tejas para instalar cantinas, comercio de ropa y loterías a media calle a lo largo de la avenida central en su primera cuadra al oriente. Por las tardes y noches, se escuchaban los pregones chuscos de los que anunciaban las cartas o barajas de la lotería por uno y otro lado: "El arpa de mi suegra… el arpa", "El que le cantó a 12
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San Pedro… el gallo", "La escalera de Romero… la escalera", y algún afortunado gritaba. "¡Lotería!" "¡Lotería!", a lo que contestaba el pregonero: "¡Es buena y se la ha llevado! ¡Hay lugar y cartillas!" También se instalaban ruletas, y como si mi tío lo estuviese viendo en esos momentos: la ruleta giraba, el tapete con sus números y uno de los jugadores, el Mayor Gregorio Campa, con un montoncito de centenarios -monedas de oro con un valor de cincuenta pesos cada una-, y en esa cantidad eran cambiados. Hasta 2004 tenían un valor de más de $5,600.00, ahora será mucho más. En el costado norte de la iglesia de San Marcos se instalaban nuestras paisanas "coletas" con su variada mercancía que traían de su pueblo natal de San Cristóbal de Las Casas como: dulces típicos de la región, juguetes de madera, muñecas de trapo con gran colorido, niños Dios de barro, hierbas medicinales y tejidos de la región, y nuestros paisanos "chamulas" traían sus frutas de la temporada. En el resto del atrio se instalaban los comerciantes del mercado público -tanto en abril como en diciembre desratizaban este mercado que tenía su ubicación en la manzana donde ahora está la iglesia del Calvario que en aquellos años tenía menos extensión. Igualmente, era afincado un carrusel de caballitos que funcionaba a pura fuerza muscular, por el lado norte de la iglesia. Ahora se encuentra la plaza cívica y una que otra calle aledaña que se cierra al tránsito vehicular para la instalación de puestos comerciales y juegos mecánicos movidos eléctricamente. Doña Juana Narváez, habitaba una amplia casa ubicada en la avenida Progreso -hoy primera avenida norte, entre las calles quinta y sexta poniente, acera norte-, y celebraba anualmente el veinte de febrero -el día dedicado a San Caralampio-, una gran fiesta, muy concurrida y bulliciosa. En la amplia sala, por el lado poniente, ella ponía el altar con la imagen del santo
festejado, rodeado de infinidad de velas sembradas en candeleros -pues no había en ese tiempo veladoras-, y hartos ramos de flores. La sala lucía así impregnada del perfume de éstas, el calor de las velas y el humo oloroso de las ramas del estoraque quemado en los sahumerios, todo junto daba al recinto un aroma de bálsamo y santuario. Y en el extenso patio, a la sombra de un gigantesco árbol de tamarindo se instalaban las mujeres, ya bien organizadas, para hacer la comida; un grupo hacía la sopa de arroz, otro la sopa de pan, uno más el mole y otro por allá tasajeaba los guajolotes o pollos, y más allá un grupo alegre palmeaba las tortillas, junto al grupo que batían el refrescante pozol que repartían, y ya al medio día, uno que otro "trago de comiteco".
avenida sur, frente al sanatorio Ana Isabel, y poseía un Cristo negro: era el Señor de Esquipulas. Esta familia celebraba una gran fiesta cada quince de enero en su casa y adornaban su altar con muchas coloridas flores y blancas velas que algunas traían y la familia recibía con gusto los presentes al son del tambor y pito, a la vez que del estallido de cohetes. El ambiente de la gran sala era impregnado de aroma de iglesia con la fragancia sutil de las flores y el penetrante humo del estoraque.
A la sombra del mismo tamarindo se acomodaban los músicos de "tambor y pito", con su sonido monótono pero conmovedor y se oía rasgar una guitarra llevando el compás triste, también. En cada ocasión que llegaba una visita se ponía más velas, flores y el tronar de cohetes retumbaba por todo el espacio de la fiesta patronal. A ratos, como un intermedio de las labores de las mujeres, se congregaban cada grupo en la sala para los rezos y alabanzas al compás de los cohetes.
Yotan Tzaja Balam, Sock pisil kip Telumal! Pisil hora telumal!
Estas fueron las remembranzas de mi tío acerca de mi natal Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Inserto una estrofa de un poema suyo de la lengua tzeltal al español:
¡Corazón del León Rojo, Con el mismo vigor, Con la misma alegría! ¡Salud! ¡Muchas veces salud!
La fiesta dejó de celebrarse allá por los años cuarenta del siglo pasado al fallecer doña Juana, de la que mi tío nunca supo de dónde era originaria. Aquella celebración era de un solo día y en algunas ocasiones llegaba un joven militar, pariente de la señora, tan bien uniformado que causaba admiración. Además, allí vivía un niño de larga melena que de tiempo en tiempo le recortaban el cabello para que algunos santeros lo utilizaran para hacer el pelo de sus santos, según decía la gente. Una familia de apellido Gallardo se dedicaba a la fabricación de dulces, vivía en una casa ubicada en la avenida México, actual primera delatripa: narrativa y algo más
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Un poeta en su siglo Víctor Manuel Pazarín Diaria y admirable lección de la naturaleza: sus cambios son repeticiones y sus repeticiones cambios. El secreto de la inagotable creatividad de la naturaleza es muy simple y nosotros no deberíamos olvidarlo nunca: la invención no es la enemiga sino el complemento de la tradición. Octavio Paz
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e abuelos tapatíos, sus primeras enseñanzas en la escritura provienen del narrador e historiador Ireneo Paz, quien tuvo -como la mayoría de los personajes de su época- que vivir bajo la dictadura social y cultural del régimen de Porfirio Díaz. En contrapeso, su padre -Octavio Paz Lozano-, mantuvo una cercanía muy estrecha con los protagonistas de la Revolución mexicana.
Ambos -su abuelo y su padre- fueron declarados seguidores y admiradores de las ideas de Zapata. En un poema Paz lanza su voz en una "Canción mexicana" y define, de algún modo, lo que en definitiva es -y será- la eterna búsqueda en la mayoría de sus temas, tanto en su poesía como en sus ensayos, pero sobre todo nos habla de su voluntad por ser mexicano y universal: "Mi abuelo, al tomar el café, /Me hablaba de Juárez y de Porfirio /Los suavos y los plateados. /Y el mantel olía a pólvora. //Mi padre, al tomar la copa, /Me hablaba de Zapata y de Villa, /Soto y Gama y los Flores Magón. /Y el mantel olía a pólvora. // Yo me quedo callado: /¿de quién podré hablar?" La última frase del poema es fundamental desde mi punto de vista- para comprender la visión de nuestro más alto rapsoda y Premio Nobel, "¿De quién podré hablar?" Esa pregunta nos lleva, de manera directa, a toda la obra de Octavio Paz, quien nació en el pueblo Mixcoac -en ese tiempo alejado de la Ciudad de México, a donde se tenía que viajar en tranvía- el 31 de marzo de 1914.
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Los orígenes y su circunstancia Octavio Paz fue un hombre de su siglo y supo aprovechar, de manera efectiva, las circunstancias históricas que le rodearon. Su abuelo había luchado en las filas mexicanas contra la intervención francesa y, luego, fue partidario de Porfirio Díaz; después se opuso a su dictadura. Fue un novelista, pero sobre todo un periodista, hoy casi olvidado, excepto porque alguna calle lleva su nombre. Su padre, en todo caso, fue secretario de Emiliano Zapata y de alguna manera está inmerso en la lucha de la Revolución mexicana, sin figurar claramente en la historia oficial. Paz logró -al igual que Alfonso Reyesaprovechar su circunstancia y su oportunidad histórica; y al paso del tiempo se hizo de un nombre propio y logró una obra, ahora sabemos, perdurable. Bajo la consigna dispuesta en El laberinto de la soledad (1950), que a la vez fue una enseñanza y un acicate que le duró toda su vida, Paz declaró y se dijo a sí mismo: "No escribo para saber lo que soy, sino lo que quiero ser". Nacido en los violentos años de una lucha armada -la primera revolución del siglo veinte-, fue testigo de los grandes acontecimientos de su época, que lo conformaron como un escritor beligerante. Testigo y luego protagonista, participó en la jornada cultural posrevolucionaria de José Vasconcelos, cuando era estudiante en San Ildefonso.
Se acercó al grupo de la generación de los Contemporáneos y fue, de alguna manera, el niño consentido de algunos de ellos, pero sobre todo de Jorge Cuesta y Xavier Villaurrutia. De algún modo toda la obra poética y ensayística de Paz está circunscrita y referenciada por la obra de estos escritores. Algunas veces por cercanía y aceptación y, las más, por rechazo a sus ideas y posturas. Pese a todo, al leer los trabajos de Paz se pueden encontrar vestigios de las fórmulas de pensamiento de Cuesta y, sobre todo, de las formas literarias de Villaurrutia. Si se realiza una lectura comparada de algunos ensayos de Cuesta y Octavio Paz, es posible encontrar fórmulas lingüísticas que los aproximan y, además, temas que los hacen cercanos en definitiva. En el caso de la poesía es muy palpable observar en el último poemario de Paz -publicado en vida-, Árbol adentro (1987), la presencia de Villaurrutia. Cercano y a la vez lejano de los integrantes de la revista de Contemporáneos, el joven Octavio Paz muy pronto logró convertirse -a fuerza de tesón- en una voz lírica y, también, en un autor de ensayos todavía vigentes y espléndidos. Poeta tardío, fue un ensayista precoz que a los diecisiete años ya había mostrado sus capacidades reflexivas en un ensayo todavía disfrutable "Distancia y cercanía de Marcel Proust" (1933), reunido, junto a los primeros trabajos del Paz joven en Primeras letras (1931-1943), que Enrico Mario Santí publicó en 1988. Su poesía, aparecida por primera vez en 1933, no alcanzó su madurez sino hasta entrado en años, y quizás su primer libro importante sea Libertad bajo palabra (1960), donde dispuso una especie de antología de sus poemas publicados en los años anteriores. El joven que fue Octavio Paz, muy pronto abandonaría la adolescencia para ir hacia el encuentro -siempre paulatino- de la madurez personal y literaria. Inquieto como fue, el año de 1937 fue nodal para su existencia. Abandona sus
estudios de Derecho en la Universidad Nacional y viaja a Yucatán para encontrarse con la mítica cultura maya; y con un mundo hostil y actual en su momento: los plantíos de henequén habían traído riqueza y pobreza a la vez en ese espacio geográfico de México, y fue a intentar aportar algo a los indígenas explotados y redimidos. Lo hizo. Trabajó. Y encontró algo más: se encontró a sí mismo. Su voz poética, narrativa y ensayística tuvo, entonces, una nueva visión… Allí mismo una noticia llegó que le cambiaría -en definitivasu existencia. Fue invitado a viajar a España al Congreso Antifascista, en plena Guerra Civil. En España se encontraría de nuevo consigo mismo, y con los artistas, poetas y escritores que le impulsarían a convertirse en ese Octavio Paz que ya no tendría vuelta atrás: ese viaje hizo dar al joven un salto increíble, uno de esos donde se pierde la vida o se comienza a volar hacia los cielos más altos y más vivificantes. Un salto de los que hay solamente uno en la existencia de cada ser de este mundo: un salto como el de los pájaros, en el que está la vida o la muerte, la salvación de la especie y -es claro- del yo y del nosotros. Un salto obligado donde no se admiten las reservas, porque quien volteé hacia atrás -como en la Bibliapuede convertirse en sal. Y ser Nada-Nadie…
El mundo se abre o se cierra La visión del poeta y ensayista Octavio Paz es una muy singular. Como todos los enfoques que son verdaderos, mantiene un diálogo. Por tanto, admite el desacuerdo y la posible discusión. Como obra viva -y vibrante-, se mueve y otorga la posibilidad de observar un mundo y el mundo. Nos da la oportunidad de convivir con y en ella y, a su vez, da vida. Paz fue un discutidor, y sus puntos de vista son lecturas del mundo. Esa mirada es -al menos para mí- fascinante. Hechiza y es referencia inusual. Es decir, hay un ser que se convirtió en pensamiento, en poesía… delatripa: narrativa y algo más
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En toda su obra poética y ensayística, escrita a lo largo de su vida, Octavio Paz se asumió como una persona hechizada por las ideas y la vida. Fue un poeta, sí, pero también un filósofo. Un sabio y -otra vez- una persona a la que todo le conmovía y le interesaba. Nada -o casi nada- escapó a su mirada, a sus sentidos. A lo largo del tiempo se convirtió en una voz, y esa voz se abrió al mundo, sin olvidar nunca sus raíces: Paz fue un escritor mexicano y universal. En su obra está México. En sus trabajos está el mundo, el universo. Es un ser y un escritor -de algún modo- romántico y clásico: partía siempre de la naturaleza y se involucraba en los movimientos sociales y políticos que incumbían a la sociedad a la que perteneció. Esto es: fue un escritor de su siglo.
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Uno convulso y acaloradamente lleno de acontecimientos. El siglo veinte fue -podríamos decirun inédito Renacimiento. Pero a Paz el mundo maya, el universo azteca, lo llevaron a Oriente; y le abrió su visión hacia las culturas antiguas de esos extremos del mundo. No obstante -El Laberinto de la soledad, Las trampas de la fe, Libertad bajo palabra, Pasado en claro o Corriente alterna para verificarlo-, siempre tuvieron un pie en sus orígenes y otro en todas partes… Octavio Paz fue un hombre de su siglo. El ejemplo de su vida y su obra -para muchos- es una (e)lección.
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La poesía para la poesía Blanca Vázquez Hidalgo "La poesía no es para los ojos del intelectual que cobra sangre en las universidades y vende sin vergüenza su lengua y sus corruptos labios. Afortunadamente la Poesía no es para el lirón, ni para el más listo, ni para la virgen del cerebro, ni para la sonrisa, ni para el libro, ni el librero. Maravillosamente la Poesía es para la Poesía." Marco Fonz
L
os pasos apresurados de aquellos que habitamos metrópolis, urbes, ciudades asfixiantes que individualizan y lastiman, son los mismos pasos de aquellos que hemos sido testigos visuales y de querencia del paso del tiempo, del agotamiento, de la vida y la sin vida. Es ahí donde se han acogido las desdichas pero también se ha creado la palabra que redime y lucha para encontrar un espacio libre de cobardía y el escarnio. Nuestra tierra ha surgido del hambre, de las idolatrías y de los símbolos: Mujeres y hombres que se desconocen pero que tienen hermanada su sangre; mujeres y hombres que al paso del tiempo les han querido desfigurar ese ombligo de la luna y que nadie, nadie puede arrebatarles. Porque es ahí donde la sangre mexicana ha tapiado los sueños y donde cientos de máscaras humanas recorren el tiempo para encontrarse y reencontrarse. Gran monstruo urbano, huella de la cotidianidad del pasado y el presente. Cuando se habla de espacio casi siempre nos imaginamos un lugar (comúnmente vacío); José Luís Coraggio nos dice que es una dimensión de la realidad; que está inminentemente unido a las cosas y sus procesos físicos (nosotros/as somos materia y nos desarrollamos en un espacio). Y ese espacio "no existe por sí mismo" es dimensional. "Los espacios vacíos la luna/ descarnada sonriente los llena/ con fantasmas con miedos con locos/"
(p.27). El espacio se produce a través de los elementos materiales y sus transformaciones. Con sus exorbitantes brazos la poesía inunda la ciudad, le sabe y la sustrae; ella resurge en cada voz escondida tras una tapia, una esquina o edificio desvencijado por el tiempo, la poesía penetra en la urbanidad, transforma ese lenguaje sistemático que las aulas han querido introducirnos a quemarropa y que en algunos tiempos fue a golpe y sangre. La poesía lo salva, lo construye y lo rehace, para tener palabras y sentidos que identifiquen a la voz poética con aquel atrevido o atrevida que le lee. Nada somos fuera del sentimiento libertario, libertad en la pluma manejada por el pensamiento crítico y cuestionador, de la voz acallada por parapetos convencionales y aleccionadores. La poesía nos salva. Marco Fonz nos otorga en OZYKO un espacio que remite a la gran ciudad, al espacio avasallador de las calles habitadas por vocablos y donde las mujeres y los hombres tropiezan con la semántica y la sensibilidad. El texto tiene un formato 18 por 14 cm, su cuerpo se compone de 64 páginas, Forma parte de la Colección DESTOS DEME DOS Poesía De La Era del Vacío Vol. 8. La cubierta es de color caqui y con una imagen de un ser animalesco, producto del trabajo de Israel Miranda. delatripa: narrativa y algo más
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En este libro el Fonz reúne 40 poemas divididos en Los Martirios, La Danza de los Idiotas y Ozyko. Un corpus poético que brinda al lector la oportunidad de recorrer el espacio citadino, la dolencia, la palabra, el enajenamiento intelectual. Es ahí donde la poesía recoge el sentir cotidiano del ultraje mundano de la estandarización social: "…un país en donde la estética/ se dedica a cortar cabellos de hombres y mujer/ las universidades se hacen pasarelas de moda/ los artistas son decoradores de interiores/ los genios cargan computadoras y los demás no existen/…" p. 51. Su poesía puede ser entendida como una lucha contra la entropía a la que todo parece dirigirse "Merecemos las calles y las avenidas/ son nuestras Silencia con todas sus cruces y crucificados, / los hombres de fuego, los niños de tierra,/ las bellas Marías de leche, los perros y su mierda/…" p. 13 En Fonz hay un tránsito extenuado aunque persistente de la soledad para acoger el arrebato de la conciencia: "…nadie entonces en los autobuses/ Noto tu ausencia/ los hombres vienen las nubes van/ y nos soy hijo de ninguno/" p. 47 y muchas veces triste o despiadado va al desplante inteligente del escarnio y la crítica de esta cultura de masas "El hombre y su escritorio son uno mismo/ muerte vida y sueños sexuales/ en un monstruo creado por la cosmogonía moderna./ Moderno funcionamiento de este ser/ creado para detener todo lo que avanza./ … Monstruo inservible de la época pensada/ tan libres eran los dos/ cuando uno era árbol/ y el otro bajaba de él" p. 29 El hombre cotidiano, el que deambula por las calles, el que tropieza con otros y otras, el que embebe la vida, la destruye, la sostiene; ese hombre que observa que se detiene en el resquicio de la inmundicia, en el resplandor de la luz y crea con grafías significados coléricos y desesperados líneas versales, jugando con imágenes y símbolos 24
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para dar su voz, una voz poética que llaga a algunos y ofende a otros, pero que también redime y alegra. Ese ser es el poeta, y aunque su trabajo dicen algunos es estéril y no sirve para nada en este panorama amorfo y globalizante, continúa en su espacio lírico para asustar la realidad. Esa que ha envuelto a la poesía en un constante juego de egos y retribuciones institucionales "La poesía esa gran perra no tuvo la culpa/ de que inventaran los premios y las becas/" p.35 ¿Qué tan ecuánime puede ser un poeta cuando se cree de los elogios de las masas apabullantes? ¿Cuánta necesidad existe para aquel que sostiene la palabra en una página en blanco para decir verdades, sus verdades y no venderse en la moda y la ostentación? ¿Cómo lograr el equilibrio entre el espacio creativo y el reconocimiento y no caer? "Caíste/ qué le vamos a hacer ahora/ que tu rodilla guarda cicatriz tan grande como tu apuro/ de mirar a dónde vienes/ sin saber a dónde caes/…qué le vamos a hacer si vives engañado a esa altura/ engañado de importancia/ y para terminar engañado de caídas" p. 30 "La poesía ha dicho Rimbaud, quiere cambiar la vida. No piensa embellecerla como piensan los estetas y los literatos, ni hacerla más justa o buena, como sueñan los moralistas. Mediante la palabra, mediante la expresión de su experiencia, procura hacer sagrado al mundo; con la palabra consagra la experiencia de los hombres y las mujeres, entre ellos y su conciencia. No pretende hermosear, santificar o idealizar lo que se escribe. Por eso no es moral o inmoral. En Ozyko se afinan y perfeccionan el tema de quehacer del poeta, con afección y sorna reclama el espacio de donde se vive, y revive las corporalidades olvidadas de cuerpos infinitos. Marco Fonz nos permite entrar en su perturbadora y totalizadora irrupción de las miradas cotidianas, este poeta deja su voz y la convierte en un instrumento de afirmación y protesta.
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Arte y confusión: La vida Pos…moderna. Raúl Reyes Ramos
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as cien mayores multinacionales dominan ahora casi 20% de las propiedades extranjeras en el mundo; de las cien mayores economías mundiales, 51 son empresas, y 49, Estados nacionales. La cifra de ventas de Ford y General Motors supera el PIB de toda el África subsahariana; el patrimonio de IBM, BP y General Electric aventaja la potencia económica de muchas naciones pequeñas, y los ingresos del supermercado estadounidense Walmart sobrepasan los de la mayor parte de los Estados del este y el centro de Europa,"…1
El control económico abarca todos los ámbitos, abruma, trabaja -ya no tan en las sombraspara continuar su paulatina, pero firme, toma de control del mundo. Un mundo a sus pies, rendido ante el brillo del dinero, del éxito convertido en monedas, de esa necia carrera para morir, con una cuenta repleta de ceros. Bajo estas condiciones, el arte, como actividad humana primordial, recorre un camino minado. Con las discusiones -divergencias en torno al actual estado de cosas- al menos estancadas, quizá agotadas, todo opera en beneficio directo del sistema. Así, cualquier camino alterno será pendiente arriba, sin aparentes soluciones a la vista. Aquí y ahora, reina lo económico, el triunfo se mide en dólares, ganar es sumar "cueste lo que cueste", perder es ser pobre, perder es tener escasas pertenencias:
La Posmodernidad reina y gobierna, ante el silencio de los culpables… Al enfrentarse a una situación tan marcada por el poder económico, gran parte del arte, pierde su sentido. Ya no será el guía hacia la búsqueda del espíritu humano, hacia la búsqueda de lo nunca antes visto, de lo nuevo, de lo más personal. Después del impacto de las vanguardias, percibimos un vacío que es colmado de ocurrencias, puntadas, lances, e incluso, algunos buenos detalles. En demasiados casos, ya no se trata de crear, de innovar, de buscar la vanguardia -una nueva vanguardia-, de elaborar, paso a paso, un conjunto de obra propia y original. Las más de las veces -por mera conveniencia- se trabaja a favor de un sistema de poder que no solo permite lances, ocurrencias, sino que los impulsa, los beca, los publica y los estandariza, limitando así, la expresión individual. Resultado: Una sobreproducción de proyectos artísticos oficiales-alienantes-vacíos, muy similares entre ellos y muy convenientes para mantener todo como está. Señala Lipovetsky, respecto al arte en la posmodernidad: "El arte moderno era una formación de compromiso, un ser <contradictorio> hecho de <terrorismo> futurista y de personalización flexible. El posmodernismo tiene por ambición resolver ese antagonismo liberando el arte de su marco disciplinario-vanguardista, instituyendo obras regidas únicamente por el proceso de personalización"2.
1
Noreena Hertz, El poder de la sombra, trad. Pepa Linares, Barcelona, Planeta, 2002. Pág. 19.
2
Gilles Lipovetsky, La era del vacío, trad. Joan Vinyoli y Michéle Pendanx, Barcelona, Anagrama, 2006. Pág. 122.
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Personalización, por cierto, no muy individual. Personalización, en todo caso, igualadora y análoga, para poder pertenecer a este nuevo mundo. Personalización impersonal y cómplice. En este proceso, la labor de control que ejerce el poder, se facilita. Si todo acto artístico puede basarme únicamente en el lance personal, en la sorpresa, en el supuesto hallazgo, en la voluntad creativa, en la invención sin fundamento, en el pasatiempo venido a segundo oficio, entonces, el universo del arte se convierte - por primera vez en nuestra historia- en algo infinito. Sin límites, las posibilidades crecen de manera exponencial. Todo puede hacerse y todos pueden crear. La distinción entre un artista y su posible público, se desvanece. Los roles, antes claros, ahora pueden, incluso, intercambiarse. Las creaciones de casa, pueden llegar a alguna galería, la música amateur, también tiene su espacio. En el reino de todo se vale, el tuerto si es rey… La creación sin límites aparentes, a la luz de una infinita ingenuidad. Comenzamos ahora, a pagar el precio por tomarnos en serio lo que el buen Duchamp, estableció mediante sus ahora célebres, readymade -quizá solamente para observar reacciones, quizá para jugar, quizá para cuestionar el estatuto del arte de sus días, quizá para jugarnos una mala pasada-. Un acto vanguardista, controvertido, explosivo. Una propuesta célebre…luego, en este ahora, mediante el atribulado despiste de quienes prefieren no saber, no leer, no enterarse, observamos las absurdas consecuencias de la imitación, del ocio convertido en supuesto arte, y de las ganas de figurar, mal imitando -las más de
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las veces sin saberlo- alguna propuesta del pasado, algún lance vanguardista, de principios del siglo XX. Observemos, a punto de concluir, las palabras de Octavio Paz: "El contexto de los ready-made de Duchamp no es la naturaleza creadora, sino la técnica industrial. Su gesto no es una elección ni un reconocimiento, sino una negación; en un clima de no elección y de indiferencia, Duchamp encuentra el ready-made y su gesto es la disolución del reconocimiento en la anonimidad del objeto industrial. Su gesto es una crítica, no del arte, sino del arte como objeto".3 Lo que Duchamp no llegó a saber, fue que después de él, habría toda una religión en torno al ready-made, dispuesta a canonizar las virtudes de la era industrial -sobre todo en lo que respecta a los desechos de la misma-. Una religión (¿Escuela?) que no se conforma con experimentar, sino que necesita llevar sus experimentos a la vitrina, para intentar cobrar por ellos. Una doctrina que no critica, ni niega, ni afirma. Una religiónescuela-doctrina, sumisa, obediente y convenenciera, atada a la ignorancia, a los dictados del burócrata cultural en turno, a las posibles becas, a sus propios miedos de estudiar y conocer y crecer… …Un mundo paralelo donde las sombras pretenden brillar, para disimular su existencia de mero reflejo, para intentar dejar de ser sombras, para lograr una vida -¿artística?- propia, en este reino donde todo se vale.
Octavio Paz, Obras Completas, tomo I, La casa de la presencia (en Los hijos del limo), México, Fondo de Cultura Económica, 1994. Pág. 470. delatripa: narrativa y algo más
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La novia perfecta Juan Machín
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a tengo la novia perfecta, tan perfecta como la exquisita identidad de Euler: hermosa como Pili a los 22 años, es decir, de simétricas, suaves, firmes y exactas curvas. Poseedora de ojos cósmicos, como relámpagos de la Geometría; cuando alza la ceja izquierda es un arco del triunfo o un puente en el cielo. Siempre ilumina su rostro una traviesa sonrisa infinita. Culta e inteligente como Sor Juana, sensible como Alfonsina, ardiente y apasionada como Anaïs o Nahui Ollin. Artista comprometida, inclinada al taoísmo y la naturaleza. Le encantan el café de Coatepec, Bach y Beethoven, los amaneceres bajo los volcanes, París, Lisboa y la ciudad
1
de México, un frío y gris jueves de lluvia, el mar color turquesa, pero, sobre todo, mis cuentos, poemas y pinturas. Obviamente, está perdidamente enamorada de mí, me ama como loca y, por lo tanto, me es absolutamente fiel. Es la novia perfecta, sin duda. Ahora, invocando a San Anselmo, sólo me falta encontrarla…1
PS A pesar de mi irónico agnosticismo, resulta que el argumento ontológico de San Anselmo fue irrebatible: la he encontrado en verdad.
Debo confesar que se me ocurrieron diversos finales alternativos que no me acabaron de convencer, pero que tal vez a alguien le gusten más. Así que para complacer a más de una (espero) les mando algunos posibles finales para que escojan el que más les parezca. Si, ya de plano, no les gusta ninguno, pues inventen el suyo y me lo mandan, daré los créditos respectivos y el porcentaje proporcional de los ingresos por derechos de autor que se consigan.
À la Monterroso Cuando despertó, ella no seguía ahí… À la Casablanca Siempre nos quedará Paris, le dijo ella cuando se despidieron en el aeropuerto… À la Hollywood Y vivieron felices para siempre… Otra à la Machinollywood Y vivieron felices para siempre… porque nunca se encontraron… À la Eloy ¡Oye, güey, preeeeeeeeexta para estar iguaaaaaaaaaaal! À la Peimbert Mmm... La tengo!!! la tengo!!! Lotería! Se llama: "mi mano derecha" À la Gödel
∴ ∃ n ∈ N(x,y) ⊂ X⊗Y ⇒ {(x| x es “Juan”) ∧ (y| y es “Pilar” ∨ “novia perfecta de Juan”)} ⊄ ∅ ∀(x,y)
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Las pulsaciones de los cuerpos Nadia Contreras
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l encuentro -lo avivan en conversaciones telefónicas, mensajes, correos electrónicos-, sucedió en la atmósfera de una tarde ausente. El silencio se hizo alta temperatura y entonces, arrebatadamente, compartieron bajo las sábanas el apetito de los cuerpos. Laura piensa en las cosas que se liberan: oleadas de besos, aromas, sonidos, la humedad, su movimiento. Y Guillermo vuelve a ella, la contempla y se deleita como quien mira el fuego. Dicen, que antes de levantar la bocina del teléfono, se imagina a la persona que está del otro lado. Laura trae la imagen: Guillermo de pie o sentado, el teléfono puesto en la oreja, el timbre monótono. Me dan ganas de abrazarte, apretarte, dice Guillermo, como si la vida fuera una angustia pero exagerada. Meter mi lengua en tu boca, agitar las coincidencias. En la mesa -era el mes de junio-, Guillermo habla de una escritura que lo levanta violentamente y Laura insiste en historias de mujeres ávidas. Luego, el apretón de manos, el diálogo, el encuentro que desarreglará la vida cansada. Los días, frente a los espejos, adquieren otro significado, otro peso. Es el cuerpo, su poder sexual. Laura recuerda aquellas tardes en que la palabra comenzó a escribirse, primero en los espejos de la habitación, después, en las paredes de la ciudad como si se tratara de
dibujos antiguos. Con la palabra sexo comenzó a flotar. Conoció como nunca el trayecto de la piel, la sombra de sus pliegues. Recuerda por ejemplo a Juan Carlos, con quien se contradijo y se complementó frente a un mar indiscutible. O Rogelio, eyaculaba siempre afuera, le gustaba mirar el manchón blanquecino sobre las sábanas. Basta un pequeñísimo rayo de sol entre las cortinas para que Laura abra los ojos en la confusión y el ahogo. Despierta como de otro mundo. En ese otro mundo la apretaron fuertemente; en el ritual abrió las piernas como ventanas. Intenta darle sentido al sol ardiente pero la espiral que comienza desde dentro, la hunde. Tiene el sabor de Guillermo en la boca, hilos de saliva y semen. El olor de él se aferra a sus senos, su vientre, sus axilas. El orgasmo, recuerda, se repitió tantas veces como cuando los enamorados están a punto de alejarse. Ella sabe que los sueños sólo compensan la asimetría de las circunstancias y la inseguridad. Observa el techo de la habitación. Un techo casi blanco, liso, perfecto, la lámpara en el centro y otras pequeñas en los burós, el tocador. Enciende el aire, sobre la ciudad monstruosa el calor y la piel dilatada. Prefiere arreglarse un poco. Se levanta. Le tiemblan delatripa: narrativa y algo más
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las manos, las piernas, sus ojos tienen el brillo de un equilibrio llevado a menos. En el espejo la otra no reconoce a la primera ni al hombre que le levanta las piernas, la arrastra hacia su cuerpo y se hunde muy dentro. Casi pierde la respiración. Pierde, también, la espalda de Leonardo y los cuerpos limpios de sus hijos. Vuelve a la cama, cierra los ojos. Dentro de ese espacio blancuzco piensa en la
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edad y cómo esta ha hecho en su cuerpo creativas incisiones. No importa, quiere correr el riesgo. Y ¿qué es la escritura si no esa amenaza que arregla y desarregla los destinos? Finalmente la hora acordada, el cuerpo de Guillermo que verá metamorfoseado en el dolor retenido. Se siente eufórica, estimulada. Allá afuera el cielo y su magnífica existencia.
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Tarde de monotonía Sergio Alejandro Argáez
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ierro la puerta principal de la casa. Siempre me ayudo con la llave para poner el seguro pero esta vez me decido a solo jalar la puerta, total, no hay nada de gran valor que se puedan robar. Al llegar hasta la banqueta y encaminarme hacia el poniente, el sol pega directo a mi rostro pero no hago nada para evitar la molestia. Miro el reloj, son las cinco de la tarde con trece minutos. Podría abordar un autobús pero tardaría mucho en llegar, es mejor irme en taxi. Doy media vuelta hacia la calle oriente, a dos cuadras de ahí queda una avenida y el paso de los taxis es más frecuente. Mientras camino analizo el día, no fue el mejor, el trabajo fue de lo más rutinario, mi jefe, un auténtico desgraciado, se desbordó en su locura y exigió más de lo que usualmente exige y, como si todo estuviera planeado, tres clientes se portaron igual de cretinos que aquel. Ni siquiera pude disfrutar mis treinta minutos de comida. Todo pareció mejorar cuando mi supervisor me dejó salir una hora antes del trabajo, sin embargo, al día siguiente entraría más temprano para realizar la auditoría. El día pintaba para que se sintiera como una piedra en el zapato, un excesivo calor y un tráfico de la fregada perturban a cualquiera, lo peor de todo fue cuando al pasar por el puesto de revistas y preguntar por mi diario el voceador me dijo que no pudo apartarlo. Disculpa, compadre, pero como mi primo fue a buscarlos hoy se equivocó y trajo pocos ejemplares. Me ofreció otro periódico pero no acepté, solo pedí que no se le olvidara el de
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mañana. Con una sonrisa en la cara que quise desdibujar con un puñetazo, el voceador me aseguró que no volvería a pasar. Sin el diario en la mano no tuve más remedio que aceptar el pésimo día que estaba teniendo. Y tal vez era lo mejor, las últimas dos semanas las noticias no eran agradables, los diputados seguían inventando IVA sobre IVA, la selección de futbol no sabía dónde se encontraba el balón en la cancha, los maestros invadían el país con sus plantones, en un accidente de tránsito se reportaban solo daños materiales, en otro, ahí por el periférico, el saldo fue de tres muertos, todo por ir a más de ciento treinta. Mientras camino hacia la avenida me hago a la idea de que no soy el único que tuvo un mal día, es más, es probable que mañana en el diario encuentre un encabezado anunciando una mala noticia, Esposo furioso balea y descuartiza a su esposa y al amante. No creo que estuviera en primera plana pero al menos el título sería el más llamativo en la sección de nota roja. El diario que siempre leo es el más formal y menos amarillista de todos los que se venden en la ciudad, así que la nota periodística sería lo menos descriptiva posible, La tarde de ayer se llevó a cabo un cruel homicidio, el señor Fulano de Tal asesinó a su esposa y al amante de ésta luego de descubrirlos plácidamente en su propia cama, sin embargo, dos simples balazos no fueron suficientes para acabar con los adúlteros sino que los descuartizó, hecho que llamó la atención de los peritos en cuestión, por la manera
en que fueron encontrados los cuerpos. Los vecinos se mostraron consternados por el crimen. Llego a la avenida sin darme cuenta. La nota periodística ha hecho que camine sin prestar demasiada atención a mi entorno. Sí, estoy seguro que eso diría mi diario, nada más. Me detengo en la esquina, a lo lejos veo venir un taxi pero al hacerle la mano para que se detenga soy ignorado, lleva un pasajero. Continúo pensando, mi curiosidad daría para más y no solo me conformaría con esa nota, sin dudar le pediría al voceador que me vendiera el diario de la competencia, aquel que compro de vez en cuando. Al observar la portada descubriría una pequeña nota al pie de página, Doble homicidio pasional, más información en la página uno de los Sucesos de policía. Rápidamente ubicaría la información. Como bien pensé dicha nota es más extensa y descriptiva, Vecinos de la colonia Primero de Mayo fueron testigos de uno de los homicidios más impactantes de los últimos años. El señor Fulano de Tal asesinó a sangre fría a su mujer y su amante luego de descubrirlos juntos en la cama. El hecho llamó la atención de propios y extraños por la manera en que fue realizado el asesinato, además de baleadas, las víctimas fueron descuartizadas. A pesar de que el móvil se llevó a cabo en una casa pequeña, vecinos manifestaron no escuchar detonación alguna o gritos. El asesino ya se encuentra preso. Dejo de divagar. Miro hacia ambos lados de la avenida para fijarme si viene algún otro taxi. Nada. Saco el celular de la bolsa derecha del pantalón y leo el último mensaje que me envió mi esposa, La próxima semana viene mi mamá a visitarnos, te quiero. Hago una señal, el taxi se detiene y el conductor pregunta hacia dónde me dirijo, porque está yendo por un cliente pero si mi destino está de paso me
podría llevar. Le explico mi destino. Se disculpa, va para otra parte de la ciudad. No hay problema. Un par de minutos después se detiene otro taxi, Hacia dónde, jefe. Doy la indicación y abordo. El taxista trata de hacerme plática pero como sólo utilizo monosílabos, desiste de su idea. Me sumo en mi pensamiento. No soy un hombre que disfrute de la desgracia ajena pero si me topase con una nota como la del esposo engañado le seguiría la pista hasta el final. Véndeme ese diario amarillista, pediría, y ante el asombro del voceador, me iría leyendo aquel diario que nunca compro y mucho menos hojeo cuando lo tengo enfrente, pero esta vez la ocasión lo amerita. Quiero conocer la historia a fondo y dicho diario cumple su cometido desde la portada, Marido cornudo mata insensiblemente a su esposa y al amante, reza el título acompañado de una foto de la casa donde se llevó a cabo el homicidio. La nota no se queda atrás, Ayer por la tarde se registró un doble homicidio perpetrado por un pobre cornudo. Gran sorpresa se llevó el señor Fulano de Tal al llegar a su casa y cachar a su mujer en pleno acto sexual con su amante. Lleno de ira, el ahora asesino fue hacia el ropero, sacó una pistola y descargó todo el contenido de ésta sin el menor remordimiento. No contento con lo que había hecho, se dirigió hacia otro cuarto de donde tomó un machete que guardaba entre sus herramientas, para con él descuartizar los cuerpos inertes de los amantes. Los vecinos no se enteraron del asunto hasta que llegaron a la casa tres patrullas y un vehículo del servicio médico forense. En cuestión de minutos una ola de curiosos se arremolinó a las afueras de la casa para no perder detalle alguno del macabro suceso. Al momento de reconocer los cuerpos se supo que el amante en cuestión era el carnicero de la colonia. Al entrevistar a varias personas, todas manifestaron que no delatripa: narrativa y algo más
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creían que Fulano de Tal cometiera tal salvajismo pues lo consideraban ‘un buen vecino’, no tomaba, ni fumaba, y nunca se vio envuelto en alguna riña y siempre saludaba cordialmente. De igual manera se refirieron a la hoy difunta esposa. Una señora añadió: Caras vemos, grado de locura no sabemos. Subo el cristal de la ventanilla, el fresco de la tarde empieza a ser molesto. Me compadezco de Fulano de Tal, señalado en todos los diarios de la ciudad como psicópata. Cada diario da su versión de los hechos, uno quita, el otro pone, el de más allá inventa y el más insignificante escribe a medias. No, las cosas no son así. Vuelvo a mirar el reloj, faltan trece minutos para las seis de la tarde, mi destino está cerca. Observo de reojo al taxista, tendrá unos veintiocho años, máximo treinta, vivirá con su esposa y dos hijos, buscará una manera para que su trabajo no sea rutinario, hacer conversación con sus pasajeros es buena táctica, solo que conmigo no funcionó, qué se puede hacer. Cada quien trata de vivir su vida como puede, más que como quiere. Pienso otra vez en Fulano de Tal y en su mal día, lo único que desea es llegar a casa a bañarse, comer algo y disfrutar de una buena película. Quizá tenga ganas de llevar al cine a su esposa pero ella por su mal humor no querrá ir, un pequeño detalle para calmarla no estaría mal, así que el hombre decide comprar chocolates con tequila, nunca está de más sentirse optimista y pensar que las cosas en el hogar pueden estar mejor. Abre la puerta de su casa. En la mesita central de la sala observa el bolso de su esposa. Se dirige hacia la recamara matrimonial y al abrir la puerta lo que ve le provoca escalofrío, su mujer se encuentra haciendo el amor con otro. La esposa se pone de pie sorprendida, había pensado estar alerta por si su marido volvía pero con la lujuria del momento se 42
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olvidó de todo. Fulano de Tal empieza a insultarlos, se acerca a su mujer y la golpea para luego agarrarse a golpes con el amante. Todo pasa rápido, entre gritos y golpes, pronto la recámara se convierte en un desastre, y justo cuando Fulano de Tal está a punto de someter a su rival éste lo empuja con fuerza haciendo que se golpee la cabeza con el ropero. El marido trata de reponerse para continuar peleando pero es pateado por su rival. La esposa le pide al amante que se detenga, ahora son ellos los que se ponen a discutir. Fulano de Tal se incorpora con dificultad, abre el ropero, saca la pistola con la cual se va de cacería y grita ¡hijos de puta! Los amantes quedan paralizados. La mujer trata de convencer al marido de no cometer ninguna estupidez. Sin pensarlo, Fulano de Tal empuña la pistola en dirección del tipejo y dice, Púdrete pendejo, para luego jalar del gatillo, sin embargo, la mujer se pone frente al amante y es ella quien recibe el balazo en el pecho. El marido no da crédito, ve desplomarse el cuerpo de su mujer a los pies del cerdo infiel. Lleno de ira apunta al amante y descarga en él todo el contenido del arma. Todo hubiera terminado aquí sin más escándalo que el típico caso donde el marido mata a su infiel esposa y al amante. La noticia no tendría mayor impacto y terminaría por formar parte de las estadísticas, pero después de soltar el arma y acercarse a los cuerpos, Fulano de Tal reconoce al hombre, es Pancho el carnicero. Todo fue tan rápido que hasta ahora se fija que su mujer le era infiel con un tipo de poca monta. Eran tal para cual, se consuela. Se sienta a un costado de la cama y desde ahí observa el cuerpo de su esposa, ella era todo para él. Se arrodilla para tomar la delgada mano de su mujer y mirar la fina alianza de oro que él le entregó el día de su
boda diez años atrás. Observa el rostro del desgraciado carnicero, lo mira como el tigre mira a su presa. De pronto una idea llega a su mente. Va en busca de un machete, pasa por la cocina y saca de la alacena las bolsas más grandes para la basura. Vuelve al cuarto, primero decide encargarse del cuerpo del carnicero. Fulano de Tal no puede evitar una sonrisa sarcástica, después de tantos años de rebanar y descuartizar animales, ahora le toca a Pancho. Con gran saña desprendió la cabeza, luego cortó los brazos a la altura de los hombros, en los codos y después las manos, por último cortó las piernas, primero las desprendió del tronco, hizo un corte a la altura de las rodillas y para terminar cortó los pies. Al final el cuerpo quedó dividido en catorce partes. Continuó con su mujer pero antes de descuartizarla le ofreció un beso en los labios, en verdad la amaba. Fue más cuidadoso al momento de cortar a su esposa, y al final también quedaron catorce partes. Terminado el trabajo pensó en lo que debería seguir, quizá guardar los cuerpos en las bolsas y tirarlos como si fueran basura, lo podría hacer con el idiota carnicero, pero no con su mujer. De cualquier manera tiene que deshacerse de los cuerpos pero luego qué haría, escapar, esconderse, matarse. Se acostó en la cama y se quedó mirando el techo por un largo rato. Pasaron
por su mente los diez años de matrimonio como si fueran un relámpago, quería llorar pero se contuvo. Se levanta y se dirige al baño, llena una cubeta con agua y luego la lleva al cuarto junto con toallas pequeñas. Decide limpiar las partes de los cuerpos, primero ella, con ese cariño que siempre le tuvo, después él, sin sentir nada más que compasión. Al terminar, como si fueran dos rompecabezas, Fulano de Tal acomoda los cuerpos sobre la cama, como un par de esposos descansando juntos. Su trabajo ha terminado. No queda más que esperar las consecuencias. Decidió ducharse, cambiarse de ropa y salir. Todo esto lo hace en quince minutos. Me desconcentra el sonido del celular. Leo un mensaje de mi supervisor, Mañana preséntate a las cinco de la madrugada. Vuelvo a leer el mensaje que me envió mi mujer en la mañana, La próxima semana viene mi mamá a visitarnos, te quiero. La frase Te quiero hace eco en mi cabeza. Guardo el celular, he llegado a mi destino, pago al taxista la cuenta y entro a un edificio grande. Llego a una ventanilla y el funcionario gordo del ministerio público, con una torta en la mano, me pregunta con voz rasposa, Qué se le ofrece. Y sin que me tiemble la voz: Acabo de matar a mi esposa y su amante.
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Cuando un teléfono suena Eduardo Oyervides
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uando un teléfono suena muchas cosas pueden pasar. Comenzando por una desconcentración del hábito más insignificante o escuchando ese altanero llamado nos podemos irritar a sobremanera y podríamos lanzar todo al demonio; así que, por seguridad, usted corra lo más rápido que pueda para levantar el auricular y decir bueno, o hola, o buenos días, y escucha del otro lado lo que puede ser el cielo, quiero decir, una voz tierna, linda, de mujer que no le exige un pago o no le recuerda sobre la cita a la que faltó porque no quiso ir; o quizá sea la voz del señor que ha llamado solamente para extorsionarlo y uno tiene que ser amable todo el tiempo: claro, bueno, si usted me permite no voy a dejar que me engañe, le pido respeto en nombre de mi familia tal por cual, y entonces del otro lado quizá griten, cosa horrorosa que usted no tolerará y colgará de inmediato; pero también puede ser que llaman para preguntar por una tal Margarita Ortiz que usted no conoce y es incómodo el momento en que la otra persona está muy segura de que ese es el número correcto y te dice que sí, que incluso lo rectificaron más de mil veces para no equivocarse y tú piensas "¿quién verifica un número más de mil veces seguidas?", pero te es lindo y sonríes naturalmente escuchando la respiración que espera, entonces mal entonas la voz y temblorosamente dices que ahí no vive, que se equivocó, entonces hay una exhalación de alivio o en otras ocasiones de preocupación, las de alivio son largas y los dos quedan tranquilos, pero cuando son de preocupación es normal que uno le ofrezca ayuda y la otra persona diga
que no, que está bien, muchas gracias y cuelgue, o quizá no, y cuando usted le ofrezca su ayuda la otra persona se eche a llorar, le diga que mató a alguien mientras llora arrepentida, usted le ofrecerá llamar a la policía y la otra persona dirá que ¡no!, que sólo tenía que llamarlo a usted, le preguntará que quién llama y con una voz más tranquila le dirá que es su madre, "¿mi madre?" pensará usted y un súbito escalofrío le subirá en todo el cuerpo al mirar el número que llama, verá que es de su propia casa, no busque la fuente, por favor, huya, lárguese, no cuelgue si quiere pero lárguese y no vuelva nunca; pero si llaman buscando a una tal -------, tranquilícese y sin exaltarse usted dirá que no la conoce tajantemente y colgará, no se quede pensando en quién llama ni a quién busca, cuelgue, cuelgue rápido y sepa que hizo lo correcto, ella jamás llamaría para buscarse a sí misma, cuelgue, dígale que no mil veces, llore con el teléfono en la mano y niegue todo, usted no la conoce aunque la ame tanto, cuelgue: ella no llamaría para buscarse a sí misma.
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La fiesta de los grumetes César Rito Salinas
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a voz corrió por la cubierta del barco, por el cuarto de máquinas y en la bodega misma, "a media noche en el pañol de proa". Cada cierto tiempo los hombres que ocupan la más baja graduación en el nivel de importancia de la tripulación, los grumetes, se juntan para contarse sus pesares. Hablan sin parar, fuman y beben alcohol barato y perfumado. Maldicen al capitán y al primer oficial, al contramaestre. Arrepentidos de cargar con una suerte de perro lloran entre ellos. Los grumetes sueñan con revelarse a la autoridad de abordo. Un día, a media travesía, uno de ellos saca una nota del bolsillo. "Esta noche en el pañol de proa", lee con atención las veinticuatro letras. Guarda el papel arrugado en su camisola de trabajo y arremete con mayor fuerza con su rasqueta la cubierta del navío. Antes de los minutos para el café, bajo un sol agobiante, el grumete se imagina en una fiesta rodeado por hermanos, unidos por su inferioridad. Alguien traerá cigarrillos, alguno bajará alcohol; uno más llevará la hierba. Sueña el grumete con su fiesta en medio de un sol que incendia su espalda. En el tiempo del café entregará la nota a otro grumete, sin hacer señales de entendimiento, sin dar a notar que se comunican entre ellos, los miserables del barco se entienden. Nadie leerá el papel delante de los oficiales, nadie dará a entender a un superior que los inferiores se comunican. El pedazo de papel habrá llegado al cuarto de máquinas, en medio del ruido sin descanso del motor donde el pistón golpea sin parar; 50
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un hombre ennegrecido de grasa y aceites sacará el papel de entre sus ropas, "esta noche en el pañol de proa". Para la hora del almuerzo, cuando más se siente la diferencia de los niveles de importancia entre los marinos, cuando los oficiales comen en la sala de arriba, cuando los grumetes comen las sobras de los oficiales, la comida rancia del lunes, alguien ocupará las letrinas de popa, con demasiado cuidado desenrollará el papel y leerá, "esta noche en el pañol de proa". En la bodega el grumete que cuida que la marejada no mueva la carga, en la oscuridad y el frío de ese lugar apartado del barco, leerá las veinticuatro letras. A las cuatro de la tarde será el primer cambio de turno del día y el papel arrugado y casi ilegible ya llegará a las manos de esos hombres diminutos en la escala de jerarquía de abordo. Cuando llegue el relevo del tercer turno, a las cero horas en navegación, todos los grumetes estarán enterados del encuentro. Llegan a su fiesta los grumetes como si fueran a cometer el más grande de sus pecados imaginables. Unos cubren sus rostros con la boina de lana que les entrega la compañía para resistir los embates de los mares fríos. Otros llegan con gabán, así atraviesen en ese momento por uno de los puertos del ecuador. Otros acuden al llamado con el torso desnudo, ésa es una práctica habitual entre la marinería, así se imaginan que pasan desapercibidos a los ojos de los oficiales del barco.
Abre una mano anónima el pañol de proa y el olor a pintura y aceite, a mugre de cubierta, a metal corroído por el salitre entra a las narices de los grumetes. Entre los rollos de cabos de tres, seis pulgadas de grosor, toman su asiento. Alguien destapará la botella del trago, otro encenderá el primer cigarrillo de la fiesta. La puerta está sellada por dentro, todos los grumetes del navío están dentro del pañol de proa. El olor a aceite y a resina impera, pero en el estrecho cuarto campea ya el olor de la mariguana. Fuman y ríen los hombres que ocupan la más baja denominación en el mar. Con el alcohol y la hierba una voz ronca, algún grumete con muchas horas de travesía sobre su espalda, dirá la primera mentada de madre al oficial de cubierta. Todos reirán, celebrando el primer insulto. En la fiesta de los grumetes nunca falta el joven que por primera ocasión surca los
mares, este pequeño hombre llora por la lejanía de su tierra. Gime entre sorbos de alcohol pendenciero por la ausencia de su amada, por la mala vida que el muy hijo de perra del encargado de la bodega le hace llevar. Jura y perjura que es la última ocasión que navega. Llora y jura, el joven y diminuto hombre ebrio que extraña la cercanía de sus seres más queridos, su madre, su amada. Pasadas algunas horas, los grumetes regresan a sus literas, marinos ebrios, navegantes embrutecidos por la droga. Caminan sobre cubierta como ángeles que regresan dispuestos a cumplir con la diminuta y miserable tarea que le encargan sus superiores en el día. Regresan felices de haber participado en la fiesta de los grumetes, en el pañol de proa, donde el más miserable de los marineros puede insultar y maldecir a sus anchas, a sus largas, sin que ninguna relumbrante insignia le tape la boca.
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La experiencia de lo divino en Las moradas de Santa Teresa de Jesús Susana Mota López
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l propósito inicial es analizar y reflexionar sobre la experiencia de la mística española en Teresa Ahumada de Cepeda sobre la base de su obra Las moradas. Se trata de definir la mística, describir la experiencia de la Santa, y explicar la naturaleza de la experiencia de lo que se ha convertido en un clásico de la mística católica en la literatura y mediante este trabajo se hicieron las investigaciones filosóficas y psicológicas, la semiótica, más algunos recursos literarios. Sin ascetismo no se puede estudiar la experiencia mística, ya que para comprenderla hay que tornar a la historia del término ascético hasta los tiempos de Tucídides, que lo expresaba como ejercicio atlético; Aristóteles, lo definía como moral, y religioso; los Pitagóricos relacionaban al ascetismo con los misterios griegos y egipcios; y Platón estudió el concepto de la contemplación filosófica-mística. En realidad, el vocablo ascesis, proveniente del griego áskesis denota "ejercicio", como los ejercicios espirituales que hacían los cristianos primitivos bajo la tutela de San Pablo para esforzarse a tomar el camino de perfección, con la contemplación, por lo que, la voluntad férrea de lograr una vida perfecta es la base de la espiritualidad cristina posterior a estos siglos cuyo concepto prosperó hasta el misticismo religioso. En el siglo III, los cristianos cuando usaban este término se referían "al culto (sentido litúrgico), a la interpretación alegórica de la Escritura (sentido simbólico) y a un conocimiento
de las verdades de fe más perfecto que el común de los fieles (sentido teológico)"1. En el siglo IV y el V, ya usaban el término Teología mística para denotar un conocimiento experimental, intuitivo, e inefable de Dios, que nace de la unión.
La experiencia mística. Las obras de los místicos, en especial Santa Teresa de Jesús, son las que describen mejor este tipo de experiencias. La autora de Las moradas, narra acerca de la unión con Dios, creador y salvador de la revelación cristiana. Hay cinco características para describir la actitud del místico con respecto a la Trinidad: 1) sentimiento de objetividad (realidad) de lo divino: Dios; 2) pasividad; 3) inefabilidad de la experiencia de conocimiento y amor; 4) terminología paradójica para expresar lo inefable; y 5) preparación ascética. Generalmente, lo escrito por los místicos rebosa en expresiones de tono "filosófico (las cosas son nada, el tiempo es ilusión), psicológico (sentido, alma, espíritu), teológico (gracia, virtudes) y poético (fondo del alma, esponsales)"2.
Las tres vías místicas. Para alcanzar el núcleo del Castillo Interior, de acuerdo a la obra de Santa Teresa de Jesús, dónde habita la esencia de Dios en el alma, su intrínseca perfección, dónde comulga con el matrimonio espiritual, esta alma devota debe recorrer tres caminos místicos de ejercicio espiritual, a saber: la purgativa, la iluminativa y la unitiva.
1
Ángel L. Cilvetti, Introducción a la mística española. Madrid, Cátedra, 1974, p. 14.
2
A. L. Cilvetti, op. cit., p. 36.
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La primera se logra con la ferviente oración y contemplación, al hacer penitencia para purgar las tentaciones que de ordinario habitan en el cuerpo, con simpleza de corazón y humildad, con la certidumbre de que Dios se siente en todo espacio y tiempo por su presencia, potencia y esencia. La segunda es el amor estoico hacia Dios, amor tan iluminado que se siente como fuego dulce y "sabroso", como dice Santa Teresa, es renunciar al ser mismo como tal y empezar a ser fiel a Dios e integrarse a Él. La tercera es cuando el alma se da totalmente con fidelidad absoluta, con amor sublime para unirse completamente con Dios, actualmente es el máximo acto de fe antes de la comunión en la Eucaristía, es alcanzar el matrimonio espiritual por medio de experiencias místicas.
El enfoque filosófico. Se trata de analizar la característica de la objetividad de la experiencia mística. Se juzga a la experiencia prácticamente mística, ergo, la unión, y se confirma que el criterio de objetividad es "la certidumbre", ya que el sentimiento de la realidad de Dios es parte de la experiencia de unión. Y Santa Teresa de Jesús nos lo explica en la Quinta Morada, capítulo primero: Pues me diréis, ¿cómo lo vio o cómo lo entendió, si no ve ni entiende? No digo que lo vio entonces, sino que lo ve después claro, y no porque es visión, sino una certidumbre que queda en el alma, que sólo Dios la puede poner […] y quien no quedare con esta certidumbre, no diría yo que es unión de toda el alma con Dios"3
En filosofía la seguridad de la verdad de un conocimiento es precisamente "certidumbre", lo que afirma Santa Teresa a sus hermanas, porque
sabe que dice la verdad, tiene la certeza de percibir que todos estos raptos místicos son obra de Dios. La experiencia mística consiste, para los místicos cristianos, en la unión o se ordena a la unión del alma con Dios por semejanza, de tal manera que Dios y el alma conservan su individualidad y el Dios con quien se une el alma es la Trinidad cristiana.
El enfoque psicológico. En cuanto a este tipo de enfoque de la mística se basa en el equivalente que los fenómenos psicológicos no místicos se observan con los descritos por el místico mismo, por ejemplo, ciertas alucinaciones con las visiones místicas. La psicología naturalista de la mística aboga por la manifestación puramente natural y la psicología de orientación religiosa es la que considera que los fenómenos propiamente místicos van más allá del poder de la naturaleza humana. El misticismo en psicología es una doctrina religiosa que busca la unión con la divinidad, la realidad última es revelada por medio de un conocimiento especial, distinto del perceptivo e ideacional, y superior a éstos.
Sentido simbólico en Las moradas. Santa Teresa de Jesús, en las Primeras Moradas, capítulo primero, además de considerar al alma como un castillo de cristal, con muchos estancias, parecido al cielo, también nos dice que: "…no es otra cosa el alma del justo, sino un paraíso, donde dice Él tiene sus deleites […]… que será el aposento a donde un Rey tan poderoso, tan sabio, tan limpio, tan lleno de todos los bienes se deleita"4 Al describir al castillo así: "…nuestra alma como un castillo todo de diamante o muy claro cristal"5 connota que el alma debe ser pura,
3
Santa Teresa de Jesús, Las moradas. Libro de su vida. 1966, México, Porrúa, 2005, p. 54.
4
Ibid. 7. delatripa: narrativa y algo más
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diáfana y cristalina como el carbono puro cristalizado más brillante y valioso de este planeta, y "Ya habréis oído en algunos libros de oración aconsejar al alma que entre dentro de sí, pues esto mismo es".6 Por lo que, este "entre dentro de sí" se interpreta en el símbolo del umbral como el paso del espacio profano exterior al espacio sagrado interior mediante la oración ferviente en un acto de contrición. Las cámaras del Castillo Interior sugiere que el alma se concentra en un lugar especialmente guardado como un tesoro que guarda las pruebas espirituales, el logro espiritual de conocer íntimamente a su yo interno (su alma) y al Hijo de Dios como único objetivo a complacer, que el mismo Castillo también quiere representarlo en una divinidad que se place en recibir un alma pura, justa e incorruptible. El símbolo del castillo es una fortaleza donde se tiene la clara intuición de que en él reside un tesoro, el del logro espiritual, asimismo, es el símbolo del alma en su trascendencia. Un alma sin oración, corre el riesgo de encontrarse desvalida a merced de las pasiones, tentaciones y vicios que hay en el mundo que lo aleje más de Dios y del tesoro de conquista espiritual que está guardado en Él. Este elemento simbólico "castillo" connota a un recinto amurallado y defendido, el cual representa la dificultad, la prueba espiritual, el esfuerzo por obtener ese tesoro místico que alberga. En el capítulo segundo, la Santa describe más vivamente el símil del Castillo como Dios, como "las mismas aguas de la vida"7, frase que en religiones escindidas del cristianismo se usa comúnmente para designarlo. Ella habla de la consideración de ver ese Castillo tan maravilloso cuando el alma "cae en un pecado mortal; no hay 6
Idem.
7
Ibid. 9.
8
Ibid. p.11.
9
Idem.
tinieblas más tenebrosas ni cosa tan oscura y negra, que no esté mucho más".8 Dios, además de ser el Castillo Interior, es la fuente de luz y vida que se ofrece en un alma pura y humilde, por eso, cuando ésta cae en las tentaciones del mundo absorbe las fuerzas de la oscuridad y pierde el amor de Dios, que es el agua de vida mística y la luz que es la "manifestación de la divinidad."9 El elemento agua representa en el simbolismo a la fuente de todas las potencialidades de la existencia; el origen y el final de todas las cosas del universo: la forma primera de la materia, el líquido de la verificación entera, decía Platón. Las aguas del manantial o Fuente de la Vida manan de la raíz del Árbol de la Vida, que se encuentra en el centro del Paraíso. El agua es el equivalente líquido de la luz. En el cristianismo las aguas simbolizan la regeneración, la renovación, la limpieza, la santificación; el bautismo. Un manantial representa a Cristo como la fuente de la vida. Así entonces el vocablo luz simboliza la manifestación de la divinidad, creación cósmica, el logos, el principio universal manifiesto, intelecto primordial, la vida, la verdad, la iluminación, la fuente del bien. Y para los cristianos, Cristo es la luz del mundo, el padre de las luces, el que es invariable, el que no tiene ni sombra de cambio. En las Moradas Terceras, capítulo primero, Santa Teresa de Jesús menciona a los bienaventurados que en gracia de Dios han llegado hasta aquí a base de sacrificios y renuncias como ejemplo para sus hermanas, y las exhorta a vencer esas tentaciones con entereza, sólo al pensar que pudieran perder la gracia y misericordia de Dios, entonces valdría la pena que: "muramos con Vos, como dijo Santo Tomás, que no es otra cosa, sino morir muchas veces, vivir sin Vos, y con estos temores de que puede ser posible perderos para siempre. […] que la bienaventuranza que hemos de pedir es estar ya en seguridad con los
J. C. Cooper, Diccionario de símbolos. Barcelona, Gustavo Gili, 2004, p. 111.
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bienaventurados;"10 por la purificación de los pecados para alcanzar la benevolencia de Dios, y así las acepte a unirse con Él, o sea, a la pasión agnóstica por Dios. Dentro del simbolismo, la muerte, el arcano -los arcanos del alma humana-, son conceptos ambivalentes que Cirlot define de esta manera: "…para remarcar que si la vida, en sí, como supieron Heráclito, los medievales, y confirma la ciencia moderna, está íntimamente ligada a la muerte, también la muerte es el manantial de la vida, no sólo de la espiritual, sino de la resurrección de la materia. […] la muerte es, de otro lado, la suprema liberación".11 En el caso de la exhortación a sus hermanas Carmelitas Descalzas se puede comprender el porqué la autora habla de morir para vivir en complacencia con Dios, que es privilegio de los que disfrutan de la gloria de Él. En términos semióticos "bienaventurado" connota Resurrección, por lo que, el alma se libera de las imperfecciones habituales para resurgir en adoración complaciente a Dios. En las Séptimas Moradas, capítulo segundo, Santa Teresa de Jesús quiere que se comprenda muy bien la gran importancia del matrimonio espiritual con la divinidad por lo que hace una comparación entre "muerte" y "mariposa": Quizá es esto lo que dice San Pablo: -El que se arrima y allega a Dios, hácese espíritu con Él-, tocando este soberano matrimonio, que presupone haberse llegado su Majestad al alma por unión. Y también dice: Miqui libere Cristus est, mori lucrum; así me parece puede decir aquí el alma, porque es adonde la mariposilla que hemos dicho, muere, y con grandísimo gozo; porque su vida es ya Cristo.12
La autora, en su frase en latín, expresa: "Morir es beber a Cristo, muere el lucro" y motiva
a recordar la ceremonia de la comunión en la misa cuando el sacerdote bebe el vino de consagrar que simboliza la sangre de Cristo, y ella relaciona la muerte o renuncia de los pecados con la comunión con Cristo, para recibir el renacimiento espiritual que es una de las representaciones de la muerte. En cuanto a la mariposilla, la mariposa simboliza el alma y para la religión cristiana significa resurrección, y además "sus fases de desarrollo representan la vida, la muerte y la resurrección".13 Por consiguiente, esa alma muere con sus pecados y resurge a la vida en Cristo por su gracia. En las Moradas Quintas, capítulo segundo, a la manera de Jesucristo, en parábolas, la Santa hace una analogía del capullo de seda, que en la morera el gusano pacientemente elabora, una de las tantas maravillas creadas por Dios: Ya habréis oído sus maravillas en cómo se cría la seda, que sólo Él pudo hacer semejante invención, y cómo de una simiente, que es a manera de granos de pimienta pequeños (que yo nunca le he visto, sino oído, y así si algo fuere torcido, no es mía la culpa), con el calor, en comenzando a haber hoja en los morares, comienza esta simiente a vivir, que hasta que haya este mantenimiento de que se sustenta, está muerta, y con hojas de morar se crían, hasta que, después de grandes, les ponen unas ramillas, y ahí con las boquillas van en sí mismos hilando la seda, y hacen unos capuchillos muy apretados, adonde se encierran; y acaba este gusano, que es grande y feo, y sale del mismo capucho una mariposica blanca muy graciosa.14
Santa Teresa de Jesús enseña a sus hermanas Carmelitas Descalzas que así como el gusano labra su casa para morir como oruga y resurgir a la vida como mariposa blanca, así ellas, con la oración de unión con Dios, con obras de
10
S. Teresa de Jesús, op. cit., p. 25.
11
Juan Eduardo Cirlot, Diccionario de símbolos. 1997, Madrid, Siruela, 2007, p. 319.
12
S. Teresa de Jesús, op. cit., p. 130.
13
J. C. Cooper, op. cit., p. 116.
14
S. Teresa de Jesús, op. cit., p. 56. delatripa: narrativa y algo más
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penitencia, mortificación y obediencia, con humildad en servicio comunitario, siempre en comunión con la divinidad, deben ellas labrar su morada, su alma, para vivir en gracia de Dios. El sentido simbólico es connotado en diferentes elementos como el gusano, la mariposa blanca y el capullo: el gusano representa a la muerte, la mariposa al alma y el capullo al lugar del nacimiento del alma como mariposa, ergo, las moradas en el Castillo Interior. La metamorfosis que transforma la oruga mundana en mariposa; una criatura alada celestial, que pasa del estado de dilución significa renacimiento o resurrección. Éstas son las fases de desarrollo de la mariposa: vida, muerte y resurrección que la religión cristiana tiene muy presente; sin embargo en la cultura griega simbolizaba el alma, la inmortalidad y la psique. El símbolo de la blancura del adjetivo "blanca" connota la perfección trascendente, la iluminación, la pureza, la inocencia, la castidad y la santidad, lo sagrado, la redención, y la autoridad espiritual, que determina al sustantivo "mariposa" el carácter de alma redimida, pura y en completa comunión con Dios, preparada para llegar a la séptima morada. En cuanto al mensaje estético-semiótico que la Santa quiso expresar en este fragmento, se observa varios recursos literarios como la aliteración en el fonema /m/ con la isotopía en los vocablos maravillas, simiente, pimienta, morares, morar, ramillas, y mariposica. Se percibe un tono maternal en los términos: ramillas, boquillas, capuchillos, mariposica y la frase "muy graciosa".
Las siete moradas. La máxima expresión de la vida mística es enseñado por la santa por medio de la descripción de los grados de oración hacia la perfección beatífica, ergo, el "cómo" escalar la cumbre más 15
Ibid. pp. 126-127.
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alta de las habitaciones celestiales con la Santísima Trinidad. En Las moradas, ella va describiendo esos grados o escalones convertidos en moradas para vincularlas con la unión transformante final del símbolo acaparador del castillo. Inclusive ese carácter que abarca el proceso místico absoluto: el castillo, propone pensar en una visión de conjunto de la filosofía teresiana en su mística. La siete moradas del castillo son el medio para que los siete grados de oración se concentren en un todo para el ser mismo. De esta forma, el objetivo final del "conócete a ti mismo" socrático en la profundidad del alma, es el momento preciso de alcanzar el corazón del castillo y por ende, la séptima morada en donde mora la divinidad tripartita, y allí se produce el perfecto matrimonio espiritual.
La experiencia de lo divino. En esta última morada que es la séptima, capítulo primero, la autora describe varios raptos místicos que gozó, por la gracia que Dios le concedió en este "divino matrimonio", dice ella, el matrimonio espiritual que llega a su alma en éxtasis -en sus propias palabras: "arrobamiento", mediante la oración íntima, la prolongada contemplación profunda y unitiva en completo silencio, sin visiones imaginarias sino con visión intelectual, sentir sin ver, al grado de percibir la presencia de la Santísima Trinidad, y extrae de su memoria las palabras de las Sagradas Escrituras: "…venía Él y el Padre y el Espíritu Santo a morar con el alma, que la ama y guarda sus mandamientos".15 En psicología el éxtasis es un estado de suspensión de la actividad voluntaria y limitación parcial de las funciones sensoriales y de otras realizaciones psíquicas a causa de ese tipo de meditación de un grupo limitado de ideas y que ha sido observado a menudo en los místicos religiosos como Santa Teresa de Jesús. En
filosofía el éxtasis es un estado en el cual el místico se halla como transportado fuera de sí mismo y fuera del mundo sensible e inclusive, muy importante, el privilegio de estar unido a Dios. En el capítulo segundo, es tanta la emoción indescriptible en Santa Teresa de Jesús, al entrar en éxtasis al corazón de la séptima morada, al núcleo de la propia alma henchida de paz, luz, y amor; que ella misma no puede explicar lo que sucedió, sino que comenta el suceso por medio de una parábola como hacía Jesucristo en su misión pastoral hacia los gentiles de aquella época en Medio Oriente. Ésta se refiere a un Rey sabio y poderoso, que vive en paz en su Castillo, aunque las pasiones y tentaciones le rodeen como en un combate, y este rey, impávido, hace caso omiso a éstas porque sabe que ya las tiene dominadas y no las deja entrar a su "castillo": al alma arrobada y plena de Dios. De igual modo, la santa manifiesta que a pesar de sentir agonía corporal, su mente se conserva lúcida y diáfana. En efecto, no quiere que la vean como una perturbada mental, sino que crean en sus argumentos por sólo un acto de fe, ya que dice la verdad. Así como observó fielmente las reglas monacales con el ejercicio de la oración, la contemplación, la meditación, la práctica de la caridad y la virtud especial de amar a Dios plenamente, así pueden ellas, sus hermanas, lograr ese estado de "arrobamiento" que le causan a ella tanto deleite en las visitas que pudiera hacerles Dios. En suma, deduzco que Santa Teresa de Jesús, antes llamada Teresa de Cepeda y Ahumada, fundadora del convento de las Carmelitas Descalzas de San José de Ávila, creadora de la reforma teresiana, perseguida por sus adversarios, escribió maravillosamente una obra que llegó a constituir un tratado ascéticomístico para glorificar a Dios. La impresión de belleza inocente y sencilla en su estilo, la hacen merecedora del privilegio eclesiástico de ser santa. Las analogías, las
comparaciones, las metáforas, son de una calidez hiperbólica para un libro doctrinal, y éste, motivo para realizar los ejercicios espirituales en toda actividad mística. San Ignacio de Loyola escribió su Libro de Ejercicios Espirituales que sirvió de base a la espiritualidad de la Compañía de Jesús, y que actualmente la religión católica ejercita en forma de retiros espirituales, aprobados por Pablo III en forma grupal, cuando menos una vez en la vida, de más de una semana, e inclusive en tiempos de San Ignacio, hasta un mes de duración, para reflexionar sobre sí mismos, en completo silencio, participar en prácticas piadosas, meditar acerca de los pecados y el infierno, concentrarse en la meditación de la vida, muerte y resurrección de Cristo; y al terminar el período se medita globalmente con referencia al amor de obra, no de palabras, y se enlazan con el amor a Dios y al prójimo. Considero que el mensaje de amor contemplativo que Santa Teresa de Jesús expresa a través de su experiencia mística llega tan profundamente hacia el conocimiento de que sólo un ser divino de tal naturaleza pueda concebir tanta belleza junta y tan completa, como ejemplo, la creación del universo y la creación de la naturaleza, fuera de todo razonamiento científico, a pesar de que aún no se pueda convencer lo contrario con teorías convencionales, por el hambre de amor espiritual que todo humano desea para liberarse de tanto odio.
Bibliografía CILVETI, Ángel L., Introducción a la mística española. Madrid, Cátedra, 1974. CIRLOT, Juan Eduardo, Diccionario de símbolos. 1997, Barcelona, Siruela, 2007. COOPER, J.C., Diccionario de símbolos. Barcelona, Gustavo Gili, 2004. SANTA TERESA DE JESÚS, Las moradas. Libro de su vida. 1966, México, Porrúa, 2005 delatripa: narrativa y algo más
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Celebraciones Víctor Manuel Pazarín
E
scuché el débil, pero sentido oleaje de las aguas del lago; había viajado para tener un encuentro de fin de semana con Liz, a quien había conocido hacía apenas tres días; era de noche cuando llegué y la noche se sentía a plenitud a la hora en que me regalé un momento de tranquilidad a solas y con una copa en la mano. Daba una honda fumada a mi cigarrillo cuando sentí el suave viento sobre mi rostro; me ofreció la noche, en ese instante, una amplia estela de luces: brillaban en lo alto las constelaciones y recordé una breve y torpe conversación con Liz, celebrada al centro de un bar gay muy concurrido. Me explicó Liz la fórmula para realizar una carta astral que no entendí, mas todo le toleré porque me había invitado a su mesa; y como creyó que me interesaban los astros y sus implicaciones en el destino de las personas, la charla de esa noche giró en torno de los signos zodiacales y sobre el destino. -Cuando quieras te hago tu carta -me dijo; yo me apresuré a pedirle que fuera esa misma noche; ella entusiasmada aceptó, pero me reveló puntual "asuntos fundamentales" sobre su vida y sus costumbres. -...si no te molestan mis condiciones, en unas horas leeremos los designios que tienen para ti los astros -expresó al final de su disertación. Yo acepté porque nada tenía que perder, por el contrario salía de gane y me resultaba excitante su proposición.
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En alguno de sus silencios yo incluí mis reglas en el trato y convenimos. Para no crear sospechas entre los vecinos me pidió Liz abandonar mi auto en el estacionamiento, con la promesa de traerme al día siguiente. Esa madrugada visité la casa de Liz.
II Casa circular y sellada al viento, en el interior se respiraba un aire denso y agrio; existía una sola recámara, en donde habitaba la madre de Liz; todo confluía en la sala comedor, en donde se vivía un ambiente "místico", el oficio de la mujer lo exigía: leía el tarot y daba consultas sobre el destino de sus clientes; eso le proporcionaba cierta solvencia económica, según me dijo, "que me permite mantener a mi madre y darme algunos lujos"; una de las últimas suntuosidades de Liz fui yo. Esa tarde en la casa del lago Liz había preparado una cena exquisita, me compartió, además, parte de su historia personal, y en su oportunidad me explicó "algunas necesidades y rigores" del ritual dispuesto para la ocasión; como parte de las celebraciones que realizaba "en ciertos momentos de mi vida". Me pidió, después, que saliera a tomar un poco de aire fresco, antes de comenzar; salí entonces a regalarme el sonido de las olas del lago y un momento de calma; llevé conmigo una copa y un cigarrillo para disfrutar mejor, nunca imaginé lo que sucedería después, hoy lo recuerdo con horror, al tiempo que arden las páginas del Diario.
III Al poco tiempo Liz me invitó a entrar; antes de hacerlo, y como parte del rito, convenimos en que me cubriría los ojos con una mascada, y entonces entré: sentí un ardiente calor y recibí el aroma de las velas que, supuse en ese instante, la mujer había encendido para la celebración. Me desnudó primero el torso y, en seguida y conforme sucedía la ceremonia, fui desnudado completamente por las delgadas y suaves manos de Liz. Sentí sus dedos recorrerme y dispensar las caricias necesarias para yo entrar en la forma correcta "al acto celebratorio"; después me llevó de la mano y realizamos un amplio viaje de reconocimiento por la casa para saber en dónde estaba cada objeto y cada espacio. Me recostó en una alfombra y ungió en mi cuerpo aceites; durante el intervalo Liz pronunció -en una lengua que desconocí-, algunas rogativas, o lo que creí que eran. Cumplí -en aquel tiempo ahora lejano-, todas las peticiones exigidas para el caso, hasta que ya no soporté y desvelé la mirada, sólo para encontrarme con el espanto. Hubieron de transcurrir por lo menos dos horas para entrar en la desesperación, pero lo consentí todo porque era el trato. Me llevó, al poco tiempo, hacia la recámara de su madre; allí Liz hizo un largo, muy largo silencio, que interrumpió la voz de la anciana. -¿Eres tú, Liz?; hija, otra vez no, por favor, ya déjame en paz; preferiría morirme... escuché. Y volvió el silencio, que se prolongó demasiado. Luego vino el lamento de la madre de Liz; llegó a mis oídos el grito; entró a mí el sentido
del dolor; percibí un gran movimiento en la cama; después de nuevo la quietud, el movimiento y los gritos de la madre; un golpe seco y otra vez el silencio; un golpe fuerte, y el ay de dolor; la frase: "Aléjate de mí, eres una bruja"; la serenidad; la agitación como un forcejeo; los lamentos y el grito; los ruegos no atendidos; y de nuevo el movimiento que hizo temblar la cama, hasta prolongar los sollozos de la madre. Llegaron fuertes, pero no descubrí mis ojos, y me quedé quieto por mucho tiempo, esperando las órdenes de Liz; no llegaron, no escuché su voz, sino los gritos de la madre que pedía la dejara en paz; y por fin la voz de Liz, indicando a la madre que no se moviera "porque te voy a lastimar demás"; y otra vez el silencio derramado en la estancia. -Ya está -dijo de pronto Liz. Sentí sus manos en mis manos; me llevó hacia ella; sentí su cuerpo desnudo y, acto seguido, me trasladó a la cama. Yo obedecí porque era el trato. Liz entonces me exigió caricias, la intimidad sexual; me acarició y sentí sus manos húmedas; sus amplias caderas porque allí me llevó; su espalda porque me pidió estar sobre ella; de espaldas a mí, me acarició y volví a sentir la humedad; escuché de nuevo un ay de la madre; y no sentí deseos; y como no estaba en sintonía Liz me masajeó el miembro con sus húmedas manos; colocó su boca en mi verga y me dejé llevar por el gozo hasta tener una gran erección; me dijo: "Ven, ya estamos listas; siente mi cuerpo; ábreme, mátame, dame placer"; y yo obedecí: la penetré hasta lo más profundo; sus palabras me excitaron y me dejé llevar por sus peticiones, que eran para mí un juego: "Ábreme, rómpeme, sángrame, mátame", y sentí placer; empujé con fuerza hasta hundirme en sus carnes; luego demandó: "Golpéame, dame con fuerza en la cara; que delatripa: narrativa y algo más
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se derrame mi sangre", y yo obedecí porque era el trato: la golpee con fuerza en el rostro; le partí los labios; le abrí la piel y ella gritaba de gozo y su placer encendió mi lujuria; "Estoy lista, detente", dijo y se volteó; me ofreció su trasero; colocó el miembro en su trasero y yo la penetré con el ímpetu que reclamaba; escuché de pronto un chasquido de labios y su placer; sentí su mano húmeda en la mía y la guió hasta encontrar la carne abierta de su madre: sentí la viscosidad de la sangre y detuve el movimiento, salí de ella; Liz se sorprendió y me pidió que volviera a entrar: "Sigue, no te detengas, viene lo demás..." expresó, pero ya no hice caso; me descubrí los ojos y al mirar encontré el horror. Vi el cuerpo de la madre cortado y sangrante; Liz bebía la sangre; las heridas profundas y los cuchillos en la cama; el rostro de la madre deforme por las cicatrices; sus
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piernas entre los aparatos ortopédicos; su inmovilidad: atada: la sangre se derramaba, lenta, sobre las blancas sábanas: resplandeció con la luz de las velas; vi el cuerpo abierto de la madre de Liz y su mano en lo más profundo de la rajadura de la anciana; vi el cuerpo desmayado de la madre y me detuve en la totalidad: miré el recinto y mi reflejo en los multiplicados espejos. Me incorporé y supe de la ira de Liz; su rostro sangrante, sus labios rotos. Demandó terminar la celebración; lo que yo hice fue tomar mi ropa y salir a toda prisa de la casa; me vestí en el camino y llamé a la policía; después me enteré por el diario El Clarín que la madre de Liz había muerto, desangrada. Liz aún purga condena.
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Confesión Peregrina Varela Rodríguez
L
uz lunar, estación, luz veraniega, sombras cantadas más no, luz corazón, mirada candente que mira y no se detiene. Candela pura, fortuna universal que se quemó, restarán sus huesos, su lamento, no verán la luz del sol, pero la lunar... Yo no lo sé, deseo verla, pero ya no sé. Luz lunar, sol y estrella y tu nombre hasta la tumba. Espectáculo sin luz, acabándose mis ganas y me acojo a tus labios de cristal, como a un premio del verdadero estrellato me alimento, como la sombra de un río, como mar, como la luz en la penumbra tu mirar, observar y destacar que Dios nos quiere unidos y yo, también. Algo perderé, lo sé, Dios me sorprenderá gracias a Dios. En mi cuerpo tus manos, estoy deseándolo, ya no puedo más, deseo tus manos sobre mí, reconstituyéndome de principio a fin, tuya y de nadie más, tal será mi entrega, porque además me gustas mucho. Tus manos probándome, y yo sintiendo todo eso, deseando que sea eterno, que dure una inmensidad, quiero ser probada toda, sólo por tus manos. Se llamaba Jefecillo, Tomás el valiente, elefante sin mucha suerte, trotador, gato grande, pecado... Incomprendido también. Así era "gato", el gato de dos piernas y dos brazos y una boca que besaba duro, buenos labios tenía ese ser, trotador de mundos, Gigantón, se fijó en mí, se fijaba en todas...
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Yo iba con un vestido de flores blancas, azules y rosadas ceñido al cuerpo, caminaba como una paloma que salió de su palomar, entonces "gato" me deseó. "Gato" de mis amores, grande, deja a esta blanca paloma, permíteme seguir volando, no cortes mis alas, voy así de señorita, de constante y con mis carnes meneándome calle abajo para pasear y comprar, tú también lo haces, no me toques "gato", déjame vivir, relajarme, tranquilizarme, quiero seguir siendo paloma por ahora. Hay que dar sabor a la vida, sobretodo cuando no lo tiene, no quiero apresurarme en mi lamento, aún no me has tocado, déjame en libertad, de la mía. La noche pasada estuviste con otra gata, aún llora en su casa, ¿a dónde quieres llegar?... Sal de mi paso. Ya me has visto y quiero seguir mi rumbo, acertado o no. "Gato" respondió: -Gatita no soy el de de ayer, hoy es hoy, bonita, elegante la noche nos une, ya podías salir con pantalón. -Me gusta el vestido, le dije al "gatito". Saca tus ojos de mi figura, busca otra pareja. -Gata, yo no busco, encuentro. Dios me las pone delante, es él el que manda. -Si me tocas gritaré... -Sí sólo tus ojos miré, no, yo no quiero tocarte, sólo quiero conquistarte, ¿podemos vernos otra vez?..
-Difícil es. -¿Por qué? -Porque mi amor he jurado a un joven que dice amarme con la fuerza de un volcán. -Eso se arregla, amor mírame, ¿sientes algo por mí?... -De entrada, ¿cómo?... si por momentos mis dudas tengo de si me abordarás de mala manera llevándome a un portal cualquiera para robarme un beso. -Soy gato bueno, soy como el "Zorro", un justiciero. Bríndame tu amor. -No mi Tomás, no puedo creerte. -Quiero un besito. - No. -Una cita... -Mañana en mi balcón hablamos, en la calle 345 donde están las rosas rojas, al amanecer, llámame por mi nombre, Amapola, y yo saldré. Se dijeron adiós, pero él le tocó la mejilla y le dijo: -Serás para mí, Amapola, encantadora Amapola, no dejaré que jamás te encuentres… sola. Camino de casa la gata cortó dos rosas, una para el pelo y la otra para el pecho... Una amapola tan guapa sería una mujer de ensueño, nadie podría resistirse a sus encantos, pero sus rosas tenían espinas para defenderse de delincuentes y hombres malos.
escaparía muy lejos si se le acercaba, pero "gato" subió y la besó y el mundo entero se estremeció a sus pies. Aún algo más raro pasó después, no volvió a verle, se fue y no se vieron más. Se fue con lo más sagrado que guardaba esa chica. La "gata" conoció sin desearlo el amor y tuvo "una pequeña amapola", pasaron seis años y seguía con su niña y una nueva compañía, un hombre que también quería casarse con ella. "Gato" se fue de contrabando, pistola en mano, rifle, cañón, se lo llevaron... Al fin desiste y casa con Pablo y tiene otro hijo... ella ya no quiere más. Vida monótona, se acercaba al balcón pero no veía trepar a su "gato", sino unos gatitos pequeños que nacieran entre los matorrales, lindos que eran, les alimentaba en la mañana y en la noche, también les daba las medicinas necesarias, les recordaban a su "gato". Ahora pensaba en que estaba casada y no… con Tomás... Milagros, la pequeña amapola, era una chica hermosa, elegante, bien formada, ambiciosa, sabía hablar, pensaba acertadamente, quería conocer a su padre "gato" y no quería a Pablo.
Renació tímido, el amanecer, todo prometía y "gato" llegó y la vio, en camisón, con su bata y sus dos rosas...
Pasados 15 años "gato" volvió en su caballo blanco, estaba más guapo aún, había estado muy lejos, su vida fue el contrabando lo golpearon y secuestraron para la misión, era una vida que no deseaba. Se vieron y se besaron… se explicaron todo lo que les pasara en sus años separados, tenía que volver a marchar, le perseguían.
Tenía un ramo de margaritas en su mano, era sincero, generoso, estaba cumpliendo y pidió su mano, quería un abrazo antes de la boda, pero ella no quiso, daría un brinco y se
-Misericordia para pedirle a Dios, que me saque pronto de aquí, que me libere de estas cadenas, que se apiade de mi corazón. Pedirle paz y amor. Libertad también, salir de esta delatripa: narrativa y algo más
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cueva ya, me persiguen, me atacan, me quieren dar fin, pero Dios, que no sea. Brindo por la "libertad", "la paz" y "el amor". Le dijo "gato"
Amapola y el "gato" Tomás, y como no hay dos sin tres hubo otro retoño al que llamaron "Libertad".
Amapola y Tomás, valiente caballero que quería ser señor, no le han dejado, robo por medio y vagabundeando fue haciéndose el malo... ¿qué pasará ahora?... ¿Vivirían en pecado?, pensó en matar a Pablo, pistola en mano, pero no pudo, el divorcio estaba mal visto, ella ya se casara siendo madre, Pablo quiso a una mujer manchada y ella le estaba agradecida, pero no estaba enamorada, ¿quién iba a pensar que "gato" volvería?..
Amapola y Milagros, madre e hija, madre soltera Amapola, Milagros, huérfana de padre, porque él se fue un día… Suerte necesitan, y modernismo para luchar y para que no las destruyan.
"Gato" conoció a Pablito, tenía los ojos de Pablo grande, que pena que hubiese nacido, un día "gato" dijo a su "gata": mejor dejarlo para siempre... no hay futuro y la besó. Quiero formar un hogar, Milagros se olvidará de "gato". ¿Qué final espera a esta historia que ahora hace su más triste confesión?, abierto, pues no, tiene un final bien definido. Pablo encontró la muerte al caer de su burra Petra, todos le lloraron pues era un santo caballero, amable, buen padre, encantador. Amapola y Tomás el "gato" se miraron a los ojos diez días después del entierro, ella amorosa, él ¿quién sabe como estaba él?, después de todo tenía su corazoncito, el muerto aún estaba fresco en la tumba… pero pasados seis meses tenían pensado juntarse y casarse. Pablo en el cielo lo comprendería, ni se enterará. Él partió, pero los que quedan vivos deben mirar por ellos, por su felicidad. Se separaron por causas ajenas, graves, no a voluntad, tenían una hija en común y pasión, mucha pasión. ¡Al diablo con Pablo que igual está en el infierno!, exclamaron. La boda fue íntima, congeniaban bien y eran una familia feliz, esta es la historia de 68
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Gato Tomás, personaje de cuento, salvaje cual bestia de la selva, Pedro Chamiekú su tío y amigo. Gato Tomás quiso a Amapola que no quiso quedarse sola cuando él marchó. Tuvo un milagro llamada Milagros, que les unió una vez más, una segunda oportunidad para ese valiente y medio sabio gato Tomás. Gato y gata, sin riñas, se tratan bien, es amor de verdad, gato y gata, amor por todas partes, pero hubo separación, un tiempo largo ajeno a su voluntad humana, la de ellos. Venganza, no pueden. A él le secuestran y Amapola se casa... Pobre "gato" al que ha olvidado su "gata" por creerle muerto. -Menuda "gata". Puede que fuera así por su pasado, que en estos párrafos dejo reflejado: …¿Qué habremos hecho los humanos para desear seguir siendo vírgenes en esta sombra?, ¿qué habremos hecho los pobres humanos para odiar tanto?, ¿qué pasa aquí?, ¿qué será de esta pobre pecadora que ni siquiera es señora y que tan mal lo pasó?... ¿Te apiadarás de mí... eternamente?... 12 de febrero de 2007, hoy cumplía años papá, con casi 80 años si no hubiera encontrado el final de sus días en aquella avenida. Sus cenizas perdidas en un campo de La Kruntuyiá, con vistas al mar. Ya no habrá risa, esa ciudad es un cementerio de un muerto al que le gusta contemplar hermosos paisajes de día y de noche.
Hueso de santo, rico riquito y calorífico. Hueso de santito rico, riquito, hueso santificado de iglesia sagrada, de Catedral de Santiago, de santo total, me lo comí pero no soy buena, no pura del todo. Ya lo conté. Un día más aquí, no siendo feliz, tener todo lo bueno por delante y sabiendo contra lo que lucho, no puedo disimular la gloria que se asoma, tengo todo en contra, pero dispongo de la voluntad. No puedo brindar flores al mar porque me matarían sus olas, no puedo llenarme de petunias ni de aves del paraíso, pues no he muerto. No lograré nunca la meta si no llego a "ser feliz" algún día. Pasa que Dios no quiere acabar con mi vida, pasa que Dios me quiere proteger, pero pasa también que no creo lo suficiente en su protección con la cual me siento vendida. Pasa que no tengo fe, que veo la muerte en todos los rostros que me rodean, pasa que el Creador, no sé si se apiadará de mí. ¿Sabes?, quiero irme lejos donde nadie pueda verme ni encontrarme, donde me sienta bien, campo adentro, donde una sonrisa sea un sueño y tú y yo estemos unidos para siempre. Dormiré tranquila cuando venza, cuando ponga mi pierna sobre los escombros, dormiré tranquila cuando me cobije el amor, cuando ya no sea y siga sin embargo siendo, porque mi parte está con ellos, descansaré cuando alcance la luz del sol y el sol provoque mi sombra en un cristal, entonces dormiré en silencio. Más claro el agua h2O, poco a poco convaleciéndose, tómate un respiro, un descanso, más claro el h2O, baile sin censura, lavar cabezas, hacer las cajas... para eso si que no tengo a nadie. Baila danzón la preocupada salsa, allí donde haya vida y donde la dicha se levanta, peluqueros a sueldo, dueños de sus
negocios, ¿contentos?... bueno, creo que sí. Si no fuese por la crisis. No confiar en ellos, no desear verlos ni amarlos, no acercarse, no dar pasos... ¿de qué valen?, vamos allá, repitamos: volar, desaparecer, engancharse a la vida, dar el paso, no estremecerse, no temblar, no sacarse los pantalones ante la vida que va en tu contra, sino levantar cabeza. Hay semanas que no estoy muy bien, toso, cae el enemigo a mi lado engañándome para golpearme desde el suelo más no porque le haya vencido, semana don nadie donde soy doña Nadie, semanas vacías hasta el espíritu de la lucha diaria, de querer tener paz del alma y cuerpo hasta... ¿Pero de qué vale?, ¿de qué se va?. Harta a fondo ya no puedo más. No quiero la debilidad del cuerpo ni el miedo. Poesías hacia atrás, cuesta ajax, abajo van, cuenta atrás, poesías para atrás, sin baile, sin caída, sin "gato" en la terraza, lejos... ya se sabe. Sin pedir perdón, poesías hacia atrás 1,2,3 no. 3,2,1 sí. Poesías, alma triste y vamos llegando a la meta, se cierra el agua del grifo, pero seguimos caminando. Examen de sangre, gota a gota sacan, roja es y debe ser pura, no azul, eso es broma, examen de sangre, orina, oído, vista... y el resultado dirá si estamos bien o mal, ¿de qué vamos?, ¿a dónde?, ¿si moriré pronto?, si busco amor y si se encontrará. Los del corazón alegre, que vinieron sonriendo a la vida, del amor disfrutaron en su día, melodías en sus almas escuché, se deshicieron las cosas malas del mundo y se mantiene a Dios, Creador. Son los de la vida alegre, los que disfrutan y a los que nunca nada ha faltado y así, fueron progresando, vida dichosa, mucha vida feliz, pero poca vida interior... ¿qué puede pasar entonces con ellos?. delatripa: narrativa y algo más
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Quiero el corazón alegre y dar brincos de mujer contenta y mantener mi talento en el corazón de huevo frito, inquieto, brincador, con lazos eternos y bulliciosamente. Quiero un latir duradero, bate que bate, tac tac tic tuc, que mi vida se acaba sin tu mirar. ¿Saber?... conocer que es, ¿cómo se hace?, ¿qué dirá Dios?, probar a fumar y beber... ¿será pecado?, mejor no hacerlo ni conocerlo, no probar más el anís el mono, está rico... No perder el alma que se tambalea ante todo lo nuevo, lo que puede ser arma de destrucción masiva. Ice, precursor de efectos trágicos que envejece, prueba, Ice, ayayayyyyyy, bueno, Ice y a mí que me dejen seguir en paz, con la armonía y lo bello, sin el Crepúsculo o con el, pero lejos de Ice y cambiando el corazón de huevo por uno de manzana. 11:35 am de un nueve de febrero, un nuevo día en que me sacaron sangre, que comí huesitos de mazapán, tomé jugo de melocotón y café sin azúcar. Victoriosa llegada que espero sea también mi salida y la de todos mis días. 11:37 ya, dos minutos escribiendo tristes letras que no será históricas. Ser pura, ser noblemente pura y abierta a la sociedad, amar, proteger, venerar, desear la pureza, no perder el honor o perderlo por mantenerlo. Nobles gatos hay y alguno encontraré, nobles amores que se deshacen y rehacen... gatos que dejaron de ser puros... y son felices ahora que todo lo probaron. Pero... ¿dónde estará la felicidad de otros?... Producto de mi imaginación, Margarita Lukhia de Thiena di Francisco, de pocas virtudes pero con mucho nombre, señora de ojos tristes que van haciendo la ola, mirada apagada, labios que no besan, delgadez extrema, joyas, diamantes siempre constantes, 70
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esperanzas de sobrevivir, Señorita Luca de Tena de Francisco, Margarita, que no te dibujen los insensatos. La radio escuché, no encontré el silencio, la radio escuché, su sonido me enamoró, soy yo, soy yo, yoyo, el sonido gusta, y yo, sigo escribiendo tonterías de las que me arrepentiré, música memorizando y deseando acabar ya con esta melancolía, otros la olvidarán y para ellos serán palabras pasajeras, verbo a verbo, angustia milagrosa y querer sobrevivir. ¿Cómo sería él?, ¿qué vicios tendría?, ¿qué drogas tomaría?... ¿Cuál el color de su pelo?, ¿qué ropa usaría?, ¿qué virtudes tendría y qué platos comería?, ¿con qué novias andaría?, ¿cuánto tabaco, cuánta droga?... Irse del mundo, ¿a dónde?, donde no haya sombras ni lamentos, donde no locuras ni digan que soy culpable, vivir en paz donde nadie me vea, descansar y dormir por las noches, recuperar el bienestar. Irse de Europa, volar, desaparecer, avión de papel, crucero de melancolía, en avioneta, globo, bicicleta, en todo y en la imaginación… también. Emprender un largo recorrido al paraíso, que no es donde estoy ahora. Lo han hecho todo de pena, mortal, guerra horrible, nefasto, de vergüenza pura, fatal, gravemente y sin piedad, desastroso. Dios, ayúdame a salir, a dar el paso y perderme en la luz, tu luz, tu amor, tu protección que no me falte nunca. Gato verde y color mostaza, perico amarillo, bueno ya, gato de color verde en un rincón del mundo, que luce y aleja a los demonios. Gato maravillosamente del color del campo y de las verduras de la huerta… gato humano, con alma de santo y gran amigo. También hay gatos así en nuestro planeta Tierra.
Salí mal en el examen, creo que suspendí, pero por lo menos fui a clase y me esmeré bastante, acto de presencia en que estaba yo sola o con mi bicicleta, acto de presencia para concentrarme y aprender, pero he suspendido, el aprobado no ha sido y ahora tomaré champagne para celebrarlo, no todo puede acabar mal. Lléname eternamente del azul de tu amor y la blanca esperanza. Tu cuerpo como la seda me baña, lléname de calor y de luces del alba que me asombrarán, sólo con eso, lléname sin más, ellos se fueron lejos, donde no puedo verlos, allá, uyuyuuuuy, alá lá, bueno, sígueme llenando, que me gustas y lo paso bien. Deseando reír, peinando cabellos y viendo como otros se los tiñen de negro, oliendo la lágrima por la vejez y la cana, deseando sonreír como nadie lo hace, como una paloma cuando se levanta de su nido y va a desayunar, los días pasan y la risa tarda, maravillosa terapia que no me llegará. Ojos negros, morenita de Maracaibo, manos negras, pelo negro como el de aquella mulata que vive muriendo de pena, de amor que acaba y no hay, todo muy oscuro, irse a negro, pero con el alma blanca, como paloma santa mensajera de paz en la sombría noche de la primavera azul. Estar en la entrada, esperar y saber que Lucy es la asesina número uno, la mayor, Betty la dos, pero tienen menos energía cuando pueden y quieren herirme pues soy inocente, 1, 2, 3, si todos lo son y lo practican, si que no hay remedio para mi vida, no progresaré jamás. Todos, toditos, todos. Canto a mamá, que me ayudó a vivir en este mundo, sin ella no podría estar aquí, canto a mamá, que me hizo cumplir con el cometido, que me cobijó y me abrazó con dulces
palabras, me dio de comer, vestir y me curaba las heridas como bien sabía, canto y canto y no me cansaré de cantar y no de espanto, vivan las madres buenas una eternidad, para los hijos que las quieren y agradecen su incondicional ayuda. En otra vida anduve con velo sobre mi cara morena, cerca de las arenas de las dunas en el desierto. En otra vida cubrí mi rostro con seda, vestí de negro estando casada, me eligieron por esposa y tuve que silenciar mi rabia, tuve larga descendencia, vestía de largo e iba al campo, el aire me daba en la cara, el viento movía mi velo y todo iba al viento y en todo estaba Dios, único ser que me calmaba y que me hacía no sentir los vacíos de ese velo, de un blanco trozo de tela llevado por una dulce señorita, pobre, entregada, sola y sin poder de decisión. Mis piernas sobre la mesa de descanso, señorial, parroquial. Calma y luz, clama el cristal no serlo para no romperse, la luz del día le ayudará, habrá descanso subiendo mis piernas, los días no dejarán de ser duros y las noches frías, no habrá dinero ni lotería que pueda ser ganada, pobre seré de corazón y dinero... no sé donde pararán mis huesos de papel que se empeñan que hacerme caer día tras día. Yo soy la mujer amada, la que vive en sombras de la calle amarga, la que busca venganza si la engañan, la de andar firme que nadie comprende porque escribe ni como lo hace... de esa forma tan extraña. Ando con el calor del amor y de las amapolas, crecí predicando la armonía y la vida para mi es un dulce mal fabricado, nací en un mundo extraño donde hay muchas peleas, clases sociales, fracasos y éxitos, leed, leed y reíd, leed mucho. Hojas de colores, variopintos sabores, delatripa: narrativa y algo más
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bolsos sin dinero, discos de vinilo, casetes en el coche, el Renault Dacia Logan que pude comprarme... Oyen que a velocidad se acerca otro coche por la carretera, entre luces y sombras y no es un coche barato, viene lleno de trazos, lleno y vacío y trae la paz, la calma perpetua, debe ser bueno encontrárselo, no sentiré vergüenza de mis hierros con ruedas, es lo que tengo... Leeré aquella revista al amanecer mientras las luces se apagarán al
anochecer y pediré a la vida tranquilidad cual la mejor virtud y el mejor resultado de un largo aprendizaje. Pasaporte para viajar, irse al Sur, ¿o no?, no sé, pasaporte para nada, irse al Sur… me gusta el Sur, pasaporte, 31 de octubre de 2006, creo que algún día lejano viajaré, sí que sí, me trasladaré, si es que no muero antes o no me secuestran como si fuese un "gato malo".
Tres narraciones L. Santiago Méndez Alpízar
Hombre-hamburguesa Saco la cabeza y respiro fuertemente. No sé cuánto llevo en esto. Tengo la nariz babosa y el mentón ardiente. Tiene las manos amarradas. Eso le da un carácter pervertido. Me falta el aire. Tiembla. Retembla como una hoja de caña santa.
II La casa es un hueco caliente. Son las cuatro de la tarde y todos los camioneros salen del Pilón. - Me ha encantado. - Y a mí…mañana no puedo. - El lunes paso…Cuídate. Muá… El claxon de uno de los camiones se cuela al abrir y me tiro de un viaje en el suelo casi frío.
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III Enciendo un bate de yerba con cierto aire interesante. Mando pá la pinga al viejo hijoputa del vecino. Subo la música. No acabo de entender cómo no le ha brotado un cáncer en las pupilas y otro en el centro del ano. ¡Por lo menos que cagara por la boca!…se quejaría menos.
IV No estoy sólo pero tengo una soledad desmedida. Una soledad de tres pares de cojones.
V "night of the living dead" leo en un cartel de esos oscuros que le gusta al Terence. No tengo ni zorra idea de lo que anuncia. Me da igual.
Esto me está superando. Tengo que encontrar el modo de salir… Cuando llegue la voy a castigar bien. Después se lo contaré todo. Al final es cierto…
VI Ya se fue. No le he dicho ni pío. Tengo una soledad / o dos o tres / y estoy tirado en el piso como una hamburguesa… Soy una hamburguesa y me parece bien.
Viñeta de la favela Feo de cojones. Muy feo. Tanto que le fue dado sobrenombre de aparición. Nadie le llamaba por su verdadero nombre, Ricardo Muelas Quietas, ni su madre. Desde que sacó la cabeza a este mundo fue Visión. ¡Visión trae esto! ¡Visión trae lo otro! Visión para arriba y para abajo.
Aquella tarde el sol se iba por detrás de las chabolas, y los muchachos, que ya estaban de vuelta de que les lavaran el cerebrito, corrían unos delante, otros detrás de Sopita, un señor enfermo de la cabeza, que una vez escuchaba como le gritaban el nombrete, lanzaba unos seborucos que mejor era estar al loro, si no querías llegar con 10 ó 15 puntos en la cabeza… En la parte de atrás del patio ya estaban con las cartas. No se apostaban mucha plata, pero había días que sí. Algunos días sí que terminaban con sangre. Por lo menos con algún pescozón a Pichilingo. Patri ya había concluido y se untaba el mismo desodorante. Visión también. Aunque tardaba en bajarle el aparato. No estaba del todo satisfecho. Otras veces Patri le daba más filos, más morbo. Se ponía a morderse las tetas, abría las piernas de frente a él, con los ojos cerrados y totalmente poseída por golpes lascivos, lujuria. Visión se puso un poco nervioso. Pensó que lo mismo ya a Patri no le gustaba mucho la idea de que él siguiera mirándola.
Los ojos de lechuza y la gran boca, aquellas bembas que rebozaban de color mamey, era lo más humano que podía ser un güije. Pues en realidad Visión era más un güije que otra cosa.
Salió que jode y casi le da un trastazo un Chevrolet del 53 con motor de Hino. De esos exclusivos injertos que hay que agradecer a la Revolución. A la carencia, que lo abunda todo desde que tengo uso de razón.
Patri se estaba bañando y cantaba esa canción que gusta tanto. Esa que habla de un amor perdido. Patri se enjabonaba las tetas y terminaba metiéndose el tarro de desodorante roll'on, botándose una paja de cine. Con espectador, que lo sabía, pues por las hendijas laterales, Visión se la comía. Visión, que otra no, pero un rabo enorme, proporcional a su fealdad, sí que tenía.
Esa noche Visión apenas durmió. La posibilidad de que fuera cierto el desinterés de Patri percutía, le estaba haciendo un hueco en el cerebro. Se bañó en el destartalado baño exterior que compartían con el resto de vecinos de la favela. Unos 12 para el supuesto baño lleno de hendijas, bichos varios. delatripa: narrativa y algo más
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Visión entendió que tenía que refrescarse. Que estaba un poco osorbo. Dejó caer un chorrito de Colonia Jaque, la tenía clavada para momentos especiales, fuera del alcance de Cherendé, que se la bebía. Cubrió de flores blancas el cubo con agua y de un reciclado frasquito de benadrilina vertió un poco de miel de abejas, de los panales de Caballo Loco, con quien era mejor siempre estar atento, no te viera mangándole, y arrancara con el caballo a toda hostia y el lazo dispuesto, que cuando te lo lanzaba, si te salvabas, por lo menos el zumbido de la soga no lo olvidas, contando con que Caballo Loco no tenía ningún problema en arrastrarte un par de 20 metros sobre las dormideras y las mierdas de las bestias. Luego llamaba y venían los del 2 a por ti. Si eras menor, a tus padres y la faena era doble, pues antes siempre te magullaban un rato, te ponían los muslos cuarteados de vacunas, que son de los golpes más dolorosos que existen. Rezó algo y agitó el agua. Metió la mano hasta donde la miel y la fundió con el agua y las flores blancas, que se quedaban en el cuerpo prieto de Visión, dejando una imagen digna de un detalle de Velázquez: "Visión salpicado de Flores", podría ser el título de la obra. Pero Visión no estaba para pensar tonterías. Patri ni siquiera se había lavado el tiempo de siempre. El olor a guiso tapiñao se fundía con la desesperación y las ganas de encontrase con Patri. Visión sabía la hora que regresaba y por nada del mundo ella se perdía la radionovela de las 3 y media. Siempre llegaba antes. Cargada. Patri sabía buscarse la vida y encontraba en ella todo lo que se necesita. Bueno, quiero decir, todo lo que hay, había por esta parte de la vida. 74
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Recortes de mortadella ahumada y ya Visión la había olido, con un nerviosismo de tres pares, trepado en la parte de atrás de la choza, justo donde queda la habitación de Patri, que abre la puerta y se choca con un inmenso ramo de azucenas y margaritas, de rosas rojas silvestres y claveles y un mamey colorao, que eso ya es otra cosa. Patri sonreía y casi al mismo momento se escuchaban tres toques en la puerta de entrada. Patri, sus pies sobre el piso de tierra y ceniza pulida, avisaba de que: "ya voy" se cambiaba la blusa empercudía de trabajar, por una bata de casa, la más transparente. Desde esa parte del mundo uno se pregunta siempre lo mismo, siempre con incertidumbre, y eso hace que cuando el sol se pone, las puertas del pueblo comienzan a cerrarse. Se escuchan el chinchinear de cubiertos, muy discretamente. Comienza el plan para la próxima comida. El sol se pone y las puertas se cierran. Las gentes comiéndose lo resuelto, lo inventao. Se cierran a comer, y Visión está donde la mortadella de Patri, que hoy, va a retozar con su juguetico.
Mierda de suerte La calle ardía a unos 40 grados y el aire frío que se escapaba de los establecimientos comerciales era motivo para pequeñas concentraciones de mujeres y guiris llenos de bolsas. El, tenía ya un entrenamiento y sabía que lo inevitable es cuando menos: inevitable. Subió por la calle Carretas y pensó en el pobre tipo de la escultura de la plaza de Jacinto
Benavente. Un barredor fundido en bronce. A su lado una yonki le hacía compañía y trataba de aligerarse el sofoco con un cartón de vino barato. "De bronce y con éste sol"…pensó mientras dejaba atrás los cines Ideal y cruzaba el puerto, que así llamaba por su iluminación a la siguiente plaza, Tirso de Molina, aquél fraile dramaturgo que su verdadero nombre era otro, más de bolerista centro caribeño. Se adentraba en Lavapiés.
II
metros en menos de 9 segundos al poli más veloz. Eran expertos en sobrevivir. Un pájaro le dejó caer una cagada en el hombro y pensó en lo de la mierda y la suerte. Hay cosas que van unidas de por vida. Sólo si se cree en ellas, maquinó. Pensó entonces en la mierda y en Fidel Castro. Prefirió dejar de pensar en eso y se quedó con su mierda de ave. Calurosamente cagado y emporrado bebió sus cervezas.
V
Los altos edificios dejaban una sombra amplia y el trajín con las furgonetas cargadas de ropas y de chinos atascaban la calle Mesón de Paredes.
Casi a las 8 de la tarde sonó el celular. Habló algo de arreglar papeles y de un trabajo por la izquierda.
Un taxista novato se quejaba tocando el claxon como un desaforado.
Recogió las latas de cervezas vacías y las echó en el cesto de basura.
-Si le vuelves a dar lo arranco y lo vendo el domingo en el Rastro- ¿A que sí?
-Soy un tío cojonudo- Se dijo y atravesó Cabestreros hasta Amparo.
El taxista novato miró a los ojos del gitano que le interpelaba y le bastó.
Se hundió en el Metro de la Plaza Lavapiés.
No se escuchó más el singao pito.
III Para cuando llegó a la plaza Cabestrero tenía una sed despiadada. Pilló dos latas de cerveza en el locutorio de Msamba, cogió un pescao (10 euros de costo) al tipo de siempre, y se sentó a la gracia de un árbol a jorobarse un cigarro.
IV
VI Al día siguiente vi su foto en la prensa. Me causó un susto del carajo. Decía que unos tipos se habían enredado a golpes en el andén por no sé bien qué coño y, que lo empujaron justo cuando entraba el tren. La suerte lo había cagado de verdad. Era mierda de suerte lo que el puto pájaro le había dejado caer en el hombro. Miré al cielo por la ventana de la cocina y pensé que era mejor no salir de casa.
El calor con un buen porro se pasa mejor. Enfrente, unos chicos jugaban al fútbol. En realidad se entrenaban. Eran unos expertos en agarrar el bolso y sacarle 100 delatripa: narrativa y algo más
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Tres mundos, un poemario: El evangelio turbio de Virgo, de Álvaro Chanona Will Rodríguez
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engo el privilegio de presentar la más reciente publicación de un poeta hecho y derecho que por años ha luchado por su producción literaria más allá de la milicia, la familia y la medicina, actividades que ¿sabemos? arrebatan el tiempo libre a cualquier oficiante o suspirante del arte. Hallar el momento propicio y cotidiano para crear una obra de calidad es digno de la más sincera admiración. El evangelio turbio de Virgo (2013) es el cuarto poemario del poeta Álvaro Baltazar Chanona Yza, publicado en la Colección Ariadne de Ediciones Eternos Malabares, Ediciones Papalotzi y la Cátedra Miguel Escobar del Instituto Nacional Descentralizado de Traducción e Investigación Literarias. Consta de tres capítulos en los que el autor ofrece un viaje por tres mundos en los que coinciden el ayer, al ahora y el mañana. El capítulo inaugural es el que da nombre al libro. En El evangelio turbio de Virgo el poeta parte en busca de la perfección espiritual, aquella que recomiendan los ascetas, aun en el entendido de la incertidumbre. En el camino construido con las piedras que sepultan a los héroes bíblicos conocerá dioses falsos, chacales y hienas de Gomorra que devoren sus ilusiones. Pero él, intérprete de la belleza y la maldad, cruzará la ruta de la noche más allá de los consejos de los cuatro evangelistas. No hallará dicha perfección espiritual; solamente el deseo de paz para con él y su Dios verdadero. No obstante los buenos deseos, también alcanza un nivel coherente para cuestionar su entorno:
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Esa sabiduría que sólo tienen los unicornios y los profetas de la Tierra Santa en que no pudo morir crucificado el corazón sin odio.
El dolor es acompañante eterno del protagonista de este evangelio (no digamos del poeta para no confundir a la audiencia): dolor físico, dolor del alma, dolor que de tanto doler ya no duele… El viaje por el inframundo de la interioridad humana, latente en cada verso de este primer capítulo del poemario, es injusto y cruel tanto por la irregularidad del camino como por la indiferencia del prójimo y la saña del tirano, sea éste Herodes, Hitler o Bashar Al-Asad. Aquí no hay esposa ni familia que ayuden a cargar con los tormentos de la guerra, el hambre y la enfermedad. Ante tales circunstancias el poeta, ahora sí el poeta, hallará resignación en solitario. En Los sortilegios maritales del fauno, Álvaro nos conduce a un destino astral donde contemplamos las constelaciones que dan significado a las culturas del pasado y del presente. Desde ahí somos testigos de la miseria interior de uno mismo y de los otros, de la injusticia cotidiana que nos hará cómplices eternos de la historia. Aquel jardín donde el rey de los judíos oró la noche antes de ser crucificado surge como referencia para encontrar motivos de vida. Cuando muerdo la noche espesa de tu lengua envenenada y me acomodo como un niño de Armenia sobre la cruz evanescente, callada de tus muslos los pájaros dormidos de mis dolores biliares huyen de Getsemaní tiemblan los silencios artríticos de mis nudillos y mi garganta
como los muros antiguos de Roma bajo los cascos estridentes de los bárbaros.
Es en este segundo viaje donde el autor se desprende de sí mismo para dirigirse al ausente motivo del amor. Los recuerdos de la infancia en un barrio de Mérida se transforman en ejemplo de que dos personas, aun amándose, describen una sola cosa de manera muy distinta: lo que para uno es motivo de celebración o agradecimiento, para otro es origen de temores y lamentos. Es como construir una torre de Babel entre dos personas que luchan por el mismo objetivo pero que difieren en la manera de lograrlo. Sin embargo, lo que en realidad importa es el sueño compartido.
En este último capítulo Álvaro Chanona traslada el misticismo de las culturas antiguas a la realidad futura, donde la naturaleza nunca dejará de ser vital. Acaso la profecía en la que el sacerdote Ah Kuil Chel advirtió a los Itzaes su desgracia deba reinterpretarse como augurio del fin del universo. Mientras tanto la poesía seguirá siendo vínculo y lenguaje de la historia del pensamiento. Muchas felicidades al autor por este gran logro en su carrera.
El tercer y último capítulo es nombrado Desde los cárcamos inexpugnables de Uxmal. Como es de suponerse, el poeta nos traslada al Mayab legendario, aquel donde las ciudades eran construidas tres veces y los más imponentes edificios aparecían de la noche a la mañana. Cuando todo pareciera haberse dicho y escrito respecto a esta civilización milenaria, Álvaro se aventura a proponer alegorías relacionadas con emblemáticos personajes como el rey enano y los dioses gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, héroes del libro del Consejo de los mayas. Con el poético lenguaje de leyenda y profecía, nos adentramos a un mundo saturado de misterio y de belleza en el que nombrar al chinchimbacal y las casas pintadas de cal no implica un tratamiento regionalista; por el contrario, nos encontramos ante una nueva perspectiva literaria del mundo maya universal, necesaria de ser valorada por las nuevas generaciones. Son los fieros colmillos de la serpiente emplumada los que se escuchan romperse estrepitosamente bajo los cascos áureos y helados de los equinos árabes traídos por ese Cristo muerto barbado y judío desde el otro lado del mar…
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Algo terrible está a punto de suceder Arlette Luévano
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ra julio cuando Tomaso se fue de la casa. Era el tercer día de lluvia y había canales a los lados de las banquetas. Todo se había humedecido, los manteles puestos, el respaldo de los sillones, los calcetines. Tomaso salió cuando me despedía de una amiga que había ido a visitarme para platicar de buenas nuevas. Sin importarle la lluvia, Tomaso se metió debajo de los coches y se alejó para siempre. La lluvia cesó cuando entré a casa, empapada y con manchas de aceite en las mangas y las rodillas del pantalón. Esa noche, antes de que llegara Juan, ya estaba yo en la cama tratando de calentarme los pies. Cerré los ojos cuando él entró en la habitación, bajé el ritmo de la respiración y traté realmente de dormirme. Iba a soñar con una niña pelirroja que me sonreía desde el columpio cuando me despertó un maullido. Abrí los ojos. Mis pies seguían fríos. A mi lado, Juan roncaba. Me quedé sentada en la cama esperando oír de nuevo el maullido. Mis orejas se tensaron, mi mandíbula, el hielo en mis dedos. Lo escuché de nuevo, demasiado breve para saber de dónde provenía, pero lo suficientemente fuerte para saber que no lo había soñado. Me llamó por tercera vez y supe que estaba afuera de mi ventana. Me levanté y me calcé las sandalias. Moví despacio las cortinas, para 78
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no espantarlo, pero ya no estaba ahí. Salí a la calle en mi camisón azul. La oscuridad era la misma de cuando te sueñas desnudo y nadie parece notarlo salvo tus huesos que se aprietan como si quisieran esconderse. Caminé tres veces la misma cuadra. Supe que así sería cuando ella naciera, una mujer sola en la calle que no encontrará lo que busca. Supe que Tomaso no volvería porque algo terrible estaba por suceder. Miré hacia la puerta de la casa y vi a Juan de pie frente a la puerta. No sé cuánto tiempo aguardó antes de decidirse a ir tras de mí. --¿Lo escuchaste? --¿A quién? --A Tomaso --¿No está en la casa? --Se escapó en la tarde --Ya regresará --Es que lo escuché maullar en la ventana --Entra, yo lo busco No quise entrar, tampoco podía quedarme buscándolo toda la noche. Aunque sabía que no lo encontraría, quería escucharlo de nuevo.
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Libro fuera de clósets y libreros: Diagnóstico: po(e)sitivo. Poemas desde del VIH/SIDA Fernando de la Cruz
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engo a hablarles de un poemario escrito con un gran sentido humano y sensibilidad
poética. El padre Raúl Lugo tiene algo que decir y el poeta Raúl Lugo lo dice en los cuarenta poemas de Diagnóstico: po(e)sitivo. Poemas desde del VIH/SIDA. No son poemas huecos ni ejercicios retóricos: Raúl Lugo no es un cultivador del arte por el arte. Se trata de poemas escritos a partir del dolor, del dolor profundo que el VIH/ SIDA causa en los pacientes y en los seres amados de estos, como parte del abanico de sentimientos en el proceso de aceptación de las circunstancias surgidas por el virus.
Aquí hay poemas líricos de fina factura, emotividad desbordada y cadencia sostenida, como Tranquilo (p. 8) y Todos los sufrimientos (p. 12). También hay poemas en monólogo interior, en las voces de diferentes personajes que nos hacen sentir a los lectores, como si fuera en carne propia, realidades de enorme carga emotiva que el autor ha atestiguado en años de ministerio, a la par de su labor como defensor de los derechos humanos. Como ejemplos, el desgarrador poema Urgente compraventa (p. 9) y el emotivo Con M de Mercedes y de muerte (p. 28), en la voz de un agonizante que escucha a Mercedes Sosa. El discurso poético de Raúl Lugo tiende a un versolibrismo de ocasionales libertades rítmicas, con una marcada preferencia en los versos heptasílabo y endecasílabo melódico. Prevalece el tono conversacional que raya en antipoesía, por lo mismo alejado de toda afectación, incluso en el par de sonetos que encontramos (p. 34 y 60). A menudo este tono conversacional adquiere matices de rezo, tal vez
por las acertadas anáforas y letanías, aunque de hecho hay poemas que son rezos, como A la madre de los que VIHven (p. 27) y Oración por los pobres (p. 49), en tanto que otros poemas, como Todos los sufrimientos (p. 12), conllevan un bien logrado tono bíblico, como de salmos, o como de sermón de la montaña, escritos en verso libre con elementos retóricos de la versificación paralelística propia de la literatura hebrea clásica. Los temas recurrentes son la tristeza, la nostalgia por el ser fallecido, la identidad queer, el deseo homoerótico y el amor en los tiempos del VIH/ SIDA, así como la pobreza, la metapoesía y la protesta contra la represión del gobierno como la del clero fariseo cuyos dogmas reposan "en la pizarra de unas teologías / ancianas… moribundas" (p. 45). Se perciben también acertados juegos verbales, como los títulos Amor VIHtal (p. 6), SobreVIHviente (p. 18) y A la madre de los que VIHven (p. 27), y hay cabida incluso para un fino sentido del humor, en el Lúdico soneto, como en los Epitafios ficticios (p. 26). Los hermosos metapoemas Jueves Santo 2000 (p. 21) y Antes de escribir (p. 23) son, el primero, una reflexión sobre si la tristeza es en sí generadora de poesía, y el segundo, la expresión desesperada por el bloqueo ante la página en blanco y por el hecho de estar muriendo; pero el sentido de la metapoesía se mantiene en poemas como Yag (p. 41) y Hay noches (p. 43) Tu ausencia (p. 49) y otros más, como una de las constantes temáticas en ambas partes del libro. En efecto este libro contiene otro poemario; una segunda parte, titulada El oculto rostro de la alcoba. delatripa: narrativa y algo más
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Si alguien le preguntara a Raúl cómo es posible que, siendo sacerdote católico, defienda la dignidad de los enfermos de VIH/SIDA, como si hubiera en ello contradicción, seguramente él respondería: "Es que hago uso de mi licencia poética", como se dice que Ernesto Cardenal le respondió a quien le preguntó cómo podía ser al mismo tiempo sacerdote y marxista.
Este hermoso poemario contiene al mismo tiempo poesía y conciencia del dolor. Su precio es democrático, su distribución, estupenda, en todas las librerías Dante, como a través de su portal web, editorialdante.com, de manera que llegue a todos los lectores motivados por el placer egoísta de una buena lectura, o bien, el mandato divino del amor por el prójimo.
Texto leído por su autor, el 21 de marzo de 2012, durante la presentación del libro Diagnóstico: po(e)sitivo. Poemas desde del VIH/SIDA (Dante, 2012), de Raúl Lugo Rodríguez, en el foro del Restaurante Amaro, en Mérida, Yucatán.
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El flechado Raquel Martínez Arana Hace un largo tiempo, tan largo como los números infinitos de los matemáticos, en un cenote que alumbraba el lugar, nos topamos con el buen Caravaggio tomando su ajenjo diario. Lo encontramos con un gesto deprimente y molesto -típico de él-, le preguntamos: -Caravaggio, ¿qué te pasa? Él nos responde: -Nada, no pasa nada (toma un sorbo de su ajenjo). Bueno… una mujer es por la que me encuentro así. Sorprendidos, le volvemos a preguntar: -¿Qué, otra vez te han engañado? Ligeramente irritado, replica: -No, pero esta mujer no puede abrazarme. No siento su cariño, es inexpresiva, es como si mi amada resultara ser una Venus de Willendorf; mi Venus no me muestra signos de amor. Pobre Caravaggio, para él esta situación es como si tratara de leer jeroglíficos, no puede entender. Sólo sabe que su sonrisa que ilumina es lo que lo hace feliz; sabe que disfrutar del manso silencio de la lluvia acompañado de su Venus es como vivir para siempre, sin ningún fin. Pero sólo no se explica cómo ni cuándo su Venus pasó de ser un amarillo brillante a un rojo lúgubre; ni tampoco se explica la razón por la que ahora encontrar su cariño es tan complicado como buscar a un Dodo a través de un telescopio.Su afecto se vuelve tan opaco de ver, como el plástico pesado y sucio. Se ha vuelto tan sarcástica y mordaz como el Guasón, y su voz sigue al flechado como las bocinas inalámbricas que se usan ahora: sin estar conectados, no se separan. No todavía. -¿Por qué seguimos juntos, si ya no me ama?- se pregunta Caravaggio -no puedo dejarla… en cualquier caso, que ella me deje pero… no lo hace. Existe un falso realismo en su ser, en su alma inasible. A veces me preguntó si busca algo más de mi y por eso no me deja. (suspira) No lo sé. Por ahora, seguiré con ella porque sin ella un pedazo de mi corazón se marchitará, se calentara como las tierras de Zimbabwe. Esperaré, seguiré tomando de mi ajenjo, en este cenote, esperando por algo, un milagro tal vez. Esperaré infinitamente, hasta que mi mente me lo permita. Conmovidos, nos quedamos con él. Como dicen: "Si compartes la tristeza -para eso están los amigosella no queda contigo y se hace más llevadera." delatripa: narrativa y algo más
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Dos narraciones Natalya Evelyn Santos
Nunca olvides quien eres ¿Quién? Una imberbe jugando a madura, una niña asustada que se muestra valiente de la puerta hacia afuera. Jamás desconozcas que eres una pequeña que cree saberlo todo, una ingenua que juzga tener toda la experiencia. Nunca olvides que eres una chiquilla que sufrió y toma venganza contra el mundo entero. Nunca olvides que eres una malvada disfrazada de víctima. Nunca olvides que eres una adolescente.
Lloraba de terror Lloraba de terror. Era un día feriado perfecto. Afuera había sol y 18° centígrados ideales para dar un paseo. Sin embargo, ella lloraba, pues apenas dadas las siete de la mañana ya había tenido su primera disputa familiar. Ella lloraba, pues las tiendas estaban aún cerradas. No podía correr a la calle y refugiarse en grandes almacenes o comercios recién estrenados que desaparecerían al mes. Ella lloraba. ¿Qué sería de su persona cuando llegara la noche? ¿Qué iba a inventar para perderse del domicilio familiar por siempre? ¿Cuándo reuniría el valor -y el dinero- para marcharse al fin de casa?
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El cálamo de los cronopios natos por Susana Mota López
Las aventuras del bachiller Periquillo Sarniento, de José Joaquín Fernández de Lizardi.
Fernández de Lizardi es la primera pluma novelística en América, escritor mexicano, el más importante durante el primer tercio del siglo XIX que al narrar su obra nos impresiona con el sabor de la picaresca española. Nos dice Rea Spell, en el prólogo de El periquillo sarniento, en forma autobiográfica, que el autor dedica este libro a sus hijos para "que os sepáis guardar y precaver"1 de tantas amenazas que pudieran encontrarse en el camino de sus vidas. Por lo que, el escritor empieza en su primer capítulo a recrear el personaje principal con pinceladas satíricas y matizadas de las postrimerías del virreinato y con elementos costumbristas hasta el final del volumen dividido en tres partes: en la primera describe las aventuras del personaje Pedro (Perico) Sarmiento en veintiún capítulos, la segunda en quince y en la tercera, en dieciséis, todas amenas, ágiles, humorísticas, edificantes, vívidas narraciones. El principal motivo del autor es atacar los vicios, criticar la hipocresía de la sociedad y ridiculizar los malos hábitos. En el texto se identifica cada elemento narrativo en cuanto al narrador, la trama, los personajes, el espacio, el tiempo y la descripción. El narrador homodiegético es Pedro Sarmiento el que cuenta su peculiar historia a sus hijos como protagonista principal de su propia diégesis y dentro de este tipo de relatador como es el autobiográfico, es autodiegético. Se localiza desde el primer
enunciado del capítulo: "Acabé mi gramática, como os dije, y entré al máximo y más antiguo colegio de San Ildefonso a estudiar filosofía…",2 con el uso de la primera persona del singular en pretérito: acabé, dije, entré y el adjetivo posesivo en primera persona en forma apocopada: mi gramática. Relativo a la trama, el cuentista critica el criterio académico que tenía la universidad de aquel entonces, por su escasa funcionalidad en la enseñanza de las artes y por adoptar ideas tradicionalistas del pasado, además ataca la hipocresía de la sociedad del último virreinato. Se percibe en "…aún no se acostumbraba, digo, enseñar la filosofía moderna en todas sus partes;…"3 y en otra frase: "Aún la física experimental no se mentaba en aquellos recintos…"4. Referente a la hipocresía, se advierte cuando critica a los parásitos fiesteros de cuanto evento social se les atraviese para hartarse de la comilona. Añade que no sólo en México es esta singular y pesada costumbre sino que también en España se usa. Asimismo, censura la actitud de los invitados que apenas acabado el jolgorio y la tragazón desaparecen inmediatamente sin importar cuánto haya disminuido la economía del anfitrión, y reprueba el talante de él al presumir su título, sentir que con los melosos halagos aumentaba su vanidad y comprobar que a fin de cuentas su voluntad caprichosa era lo menos importante.
1
José Joaquín Fernández de Lizardi, El Periquillo Sarniento. Pról.. de Jefferson Rea Spell, México, Porrúa, 2007, p. 11.
2
Ibid., p. 51.
3
Idem.
4
Idem. delatripa: narrativa y algo más
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Pedro Sarmiento es el personaje principal; los otros personajes sólo son conocidos por la narración del Periquillo Sarniento, como los maestros de filosofía, de física y de lógica, su padre, su madre, parientes, convidados y gorrones, y sus hijos que sólo son mencionados en la narración como receptores del discurso, sin ninguna acción. El protagonista narra en el capítulo dos el origen de su seudónimo: de Pedro, se le cambió a Pedrillo por cariño del maestro, y Periquillo por el de sus amigos escolares; luego contrajo la enfermedad de la sarna y por la similitud con su apellido Sarmiento, sus amigos de decían Sarniento y así le quedó para toda su vida. Si luego se recurre a los orígenes etimológicos de ambas acepciones de "sarna" y "sarmiento" tenemos que la primera, en 1251 era una palabra distintiva a las lenguas románicas de Iberia y procedía del latín tardío sarna desde el siglo VII. La segunda, en los años de 1220 al 50 se usaba en latín el término sarmentum y era derivado del verbo sarpere que significa "podar" y en lenguaje del arte de la vitivinicultura. "podar la vid". Respecto al espacio narrativo se advierte que es interior y real: se sitúa en la recámara del personaje principal, pero el peso del espacio de la historia recae en la diégesis, en el quinto capítulo, en interiores y reales también como los salones de la universidad y su casa. En referencia al tiempo de la narración sucede cuando el personaje principal ya está viejo y postrado en su cama. Es lineal inverso porque empieza cuando el personaje está en la senectud y la narración ya es en tiempo retrospectivo desde cuando éste estaba en la etapa de la niñez, por lo que es largo. El tiempo en la historia de la diégesis en el quinto capítulo es cuando se recibe de bachiller, es decir, el bachillerato o la preparatoria, y por lo tanto, es joven. Este tipo de tiempo es largo, es el que dura ser bachiller en una universidad del siglo XIX.
5
Ibid., p. 52.
6
Idem.
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Concerniente a la descripción, el autor de la obra describe los vocablos especializados que se utilizan en cada una de las disciplinas de enseñanza de la universidad. Hay un detalle que encuentro curioso para discutir; en un enunciado donde narra acerca del estudio del compendio que contiene los principios fundamentales de la lógica y aparece el término "sofismos" con el adjetivo "ridículos", al principio creí que se refería a sofismas y, sin embargo, después escribe unos ejemplos que nada tienen que ver con los "sofismos" porque según la RAE, el vocablo "sofismo" es una doctrina mística de los mahometanos, principalmente los situados en Persia y "sofisma", del latín sophisma que quiere decir "razón o argumento aparente con que se quiere defender o persuadir lo que es falso". Me inclino a creer que fue error del editor de Porrúa, ya que, los ejemplos que da Fernández de Lizardi si son compatibles con la grafía "sofisma" como se observa: "…aprendí luego luego mil sofismos ridículos, de los que hacía mucho alarde con los condiscípulos más cándidos, como por ejemplo: besar la tierra es acto de humildad; la mujer es tierra, luego, etc. [sic] Los apóstoles son doce, San Pedro es apóstol, ergo, etc.; [sic]".5 Claro que los silogismos son sarcásticos. Más adelante, hay otra frase en que se emplea bien el vocablo "sofismas": "Primero aprendí a hacer sofismas que a conocerlos y desvanecerlos; antes supe oscurecer la verdad que indagarla; efecto natural de las preocupaciones de las escuelas y de la pedantería de los muchachos".6 Tocante a la forma de la descripción, ésta es detallada, humorística, didáctica y muy ágil, como que el autor era muy versado en cultura universal, y se constata por los datos biográficos explicados en el libro de Porrúa que dice no se graduó, no obstante, se empapó de casi toda la librería de su abuelo materno.
Bibliografía FERNÁNDEZ DE LIZARDI, Jose Joaquín, El periquillo sarniento. Pról. de Jefferson Rea Spell, México, Porrúa, 2007.
Sin papeles
por Daniel Ferrera
Octavio Paz: la construcción del mito
"Quizá, por eso, la medida de la lectura no debe ser el número de libros leídos, sino el estado en que nos dejan." Gabriel Zaid: Los demasiados libros
La cuestión aparentemente es básica, incluso de tipo histórica: confundir la voz lírica, narrativa, con la mentalidad del autor; creer que lo que se escribe o está escrito es inseparable de su vida privada o pública, pero ¿Acaso no existe una larga tradición de crítica y teoría literaria que abunda en análisis de estilo histórico y biográfico? ¿Acaso no contribuyen esta clase de enfoques a la configuración del mito del autor? Pienso, por ejemplo, en las numerosas monografías sobre los poetas simbolistas o en las semblanzas acerca de los escritores malditos norteamericanos; teniendo como antecedentes más remotos la Poética y Retórica de Aristóteles, estas perspectivas son hoy el fruto del romanticismo del siglo XIX y del historicismo alemán. Sin embargo, en estos recientes días que se celebran los 100 años del natalicio de Octavio Paz y que reviso nuevamente su obra, no puedo evitar incurrir en esta dirección: profesando una especie de hartazgo y notable cercanía hacia lo que representa su figura. La primera vez que obtuve noticias de Octavio Paz fue durante la transmisión de una serie de documentales dirigido por su colega y amigo el historiador Enrique Krauze. Me había llamado la atención su intensa labor poética, política, ensayística e intelectual, pero sobre todo-y lo que más recuerdo- un disparo de imágenes de miles de mexicanos leyendo continuamente un fragmento de Piedra de Sol. El poema me parecía asombroso, dotado de metáforas hermosas, escuchando y
recogiendo el espíritu de una generación, las voces de una ciudad desencantada. Tal vez, por misterios del destino o trivialidades de la casualidad, la vida quiso que me equivocara y que en vez de leer el aclamado poema, tomara El laberinto de la soledad. Si pudiera definir a Octavio Paz en una sola palabra, probablemente elegiría Paralelismo. Tal vez, el nobel de literatura, sea el mayor prosista hispanoamericano que utilizó con maestría esta figura de pensamiento. Perteneciente a una prolífica tradición de críticos y ensayistas-Alfonso Reyes, Julio Torri, Justo Sierra, Antonio Caso, José Vasconcelos, Pedro Henríquez Ureña, José Enrique RodóOctavio Paz siempre tuvo presente en sus textos, poemas, incluso discursos políticos, el otro lado de la moneda, los contrastes de la vida. Cómo no acordarse, por ejemplo, de su magistral ensayo Máscaras mexicanas en donde-entre otras cosasponía como imagen la celebración del año nuevo; año nuevo que empezaba, pero que también era fin y paso natural al rito de la cosecha, de la abundancia. Ésta, para mí, era una de las formas en que Octavio Paz argumentaba, nos iba conduciendo a través del ritmo vertiginoso de sus ideas. La presencia del Paralelismo no sólo fue recurrente en sus ensayos, sino también en sus poemas. La poesía de Octavio Paz puede verse como una obra que se construye con metáforas, analogías sin aparente relación, pero sobre todo como una poesía que nombra, que vuelve a describir el ser de los objetos. En este sentido, considero que sus delatripa: narrativa y algo más
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poemas pierden fuerza. Enamorado de la precisión intelectual y consciente de su erudición histórica, la poesía de Octavio se apoya en el adjetivo, en la utilización encadenante del verbo, supeditando en ocasiones la imagen al sentimiento. Octavio Paz no sólo fue un gran hombre de letras, sino también un lector de su tiempo. Conocedor de la obra de Whitman y Esthefan Mallarmé, supo incorporar a su poesía, sus ensayos, la preocupación por el canto al poeta, la oda a sí mismo. De tal manera, motivos como la ciudad, la nieve, el viento, la memoria; fueron retomados en Vuelta, en Árbol adentro, para construir o desdibujar su imagen en el siglo. Para Octavio Paz la ciudad fue esa masa deforme, ruidosa, que se elevaba invisible, siempre asociada a la naturaleza; y el tiempo, era ese instante liviano que se perdía como inminencia de precipicio. Tal vez de ahí que Octavio
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Paz-como bien apuntó, en Letras Libres, José Emilio Pacheco- revisara y corrigiera ampliamente las ediciones críticas de su obra. Para mí esta actitud no sólo revela su simpatía por las contribuciones de la poesía simbolista, sino también su enaltecida intención por desvanecer su imagen, por edificar su figura inasible. De Octavio Paz preferiré acordarme del joven poeta que asistió a congresos antifascistas; del editor incansable que impulsó a colegas y amigos; del ensayista disciplinado que abordó, en Corriente alterna y El ogro filantrópico, la democracia y el totalitarismo; pero sobre todo, ahora que lo contemplo a distancia, del inmenso legado que nos brindó su obra y no del hombre, el pensador, que escribió para elites intelectuales y volcó su mirada por la construcción de un mito, de una realidad fugaz.
Nos vemos en el slam por Mario Pineda Quintal
¿Adiós Maldita?
Después de 30 años de encabezar el ska mexicano, el grupo "La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio" se despidió de los escenarios. Fue un adiós al que le faltaron rolas, un adiós en la sede equivocada, un adiós sin pata de perro… En la noche del tercer día del "Vive Latino 2014", después del Gran Silencio y antes de Calle 13, la Maldita subió al escenario más grande de este concierto multicultural (ya casi fenómeno de circo) y ante miles de seguidores, que cubrirán por completo las bases y los jardines del Foro Sol, Roco expresó su último mensaje de bienvenida como vocalista de esta agrupación: "Esto es nuestro homenaje a nuestros ancestros que alababan la vida con el canto y la flor, la alababan con la palabra, la música, con la danza, con la gráfica, bienvenidos todos a esta gran celebración ¡de paz y de baile raza!" Tras este discurso, comenzó la celebración. Pato, Aldo, Sax y los músicos invitados en las percusiones comenzaron el leve ritmo que conducía a una fiesta de fusiones de ruidos armonizados en ska, rock, punk, reggae, danzón y bolero que desde cualquier escenario invadían los brazos y piernas del público par entremezclar a pachucos, rudeboy, rudegirls y algunos seres sin tribu urbana en un emotivo slam. "Treinta años diciendo que un mundo donde quepan muchos mundos es lo que queremos, que no pensamos que nadie ni un ser humano es ilegal,
que queremos un mundo donde las fronteras para dividirnos sino puentes para cruzarlos de ida y vuelta, en pocas palabras, queremos un mundo donde todos los pata de perro podamos dar el rol sin ningún problema raza" Nos dejaron con las ganas que el final sea una "pata de perro". Dos años antes de este Vive Latino por las redes sociales y algunas notas periodísticas se anunciaba la separación del grupo, noticia que causo tristeza y también las preguntas ¿Va haber gira de despedida?, ¿y la tradicional gira del adiós? Pero la respuesta fue la aparición de dos agrupaciones, por un lado "Los Malditos Cocodrilos" probando suerte con varios vocalistas y en otro escenario Roco con un proyecto de rap conocido como Cyber Pachukote Sound System. Los días pasaron con peticiones de regreso en los perfiles de Facebook de los integrantes y de la misma Maldita, hasta que de la nada, se presentó el cartel del Vive Latino 2014, y ahí, como si fuera algo normal, como si no fuera gran noticia, la banda mexicana ocupaba un decente lugar en los horarios del sábado y atrás de esto una serie de notas informativas relevando que era la última, el concierto de despedida. No sé cómo llegaron al acuerdo de regresar, no sé qué ofrecieron los organizadores del Vive. Quizás las diferencias que obligaron la separación accedieron a esta presentación para darle un final a la historia, abandonar el quinto patio y cerrar las puertas de la maldita vecindad. Pero desde mi delatripa: narrativa y algo más
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perspectiva (que acepta cualquier pedrada), movieron la manos de izquierda a derecha y viceversa en el lugar equivocado. Ahora son parte de los fenómenos musicales del Vive Latino y de los elementos mediáticos para promocionar en grande la historia de este festival: "venga, venga, señoras y señores, aquí ya cantaron los ángeles azules con rockeros, ya estuvo la "Tesorito", los Tigres del Norte, René de Calle 13 golpeando a un fan, Fermín IV con su rap cristiano y el último concierto de la Maldita Vecindad y los Hijos de Quinto Patio". Un concierto con las legendarias canciones de Solín, Un gran circo, Pata de perro, Morenaza, Lo pasado pasado, Fut callejero, Mujer, Mojado, Quinto Patio Ska, Don palabras, Un poco de sangre, Pachuco y Kumbala. El set que de
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costumbre tocaban en los conciertos de sus giras. Por eso, más que despedida, pareció un concierto normal, que despertada la duda de "de seguro no hay adiós", pero la actitud de todos los integrantes en el escenario no parecía la misma de años atrás, parecía más una actuación, una obligación de estar ahí, hacer lo que siempre hacemos y vámonos. Hasta el momento ya no hay Maldita en el movimiento ska de México. Hecho que se demostró en la presentación de los Tigres del Norte. Tres malditos estuvieron en la interpretación de la rola "América", faltó Roco. No pierdo la esperanza de poder decir "nos vemos en el slam… de la Maldita Vecindad, ya empezaron su último rol de pata de perro".