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Un acercamiento a las nuevas tendencias del mundo del vino

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Agua de la vida

Agua de la vida

Cuando uno intenta develar tendencias, pronósticos, inclinaciones, etc., más que nada se refiere a conceptos que están un poco más cerca de la bola de cristal o de la consulta de cualquier pitonisa que de una ciencia cierta. Sin embargo, al día de hoy y dada la importancia que está cobrando últimamente el mundo del vino acá en Paraguay, intentaremos orientarnos en esta cosmogonía vitivinícola que para algunos, y me incluyo, todavía es una gran desconocida.

Además de ir definiendo conceptos que nos permitirán guiarnos en este entorno, intentaremos identificar las tendencias mundiales relacionadas con vinos blancos, rosados, tintos y espumantes. El fenómeno de buscar e identificar tendencias se ha cultivado mucho en el mundo de la viticultura. Una prueba de ello es la influencia que a mediados de los años 80 hasta hoy han registrado los grandes gurús del vino que cada día escriben sobre las bodegas y sus productos más preciados: sus vinos.

Robert Parker, Jancis Robinson, Patricio Tapia, son nombres que siempre salen en tertulias alrededor del vino. Tanto es la importancia de estos personajes del mundo vinícola que al día de hoy el argumento definitivo que orienta al consumidor final es la mismísima puntuación sobre 100 puntos ideada por Robert Parker. ¿Qué pasa entonces con nuestro juicio personal? ¿Nuestro paladar debe aceptar el veredicto de estas puntuaciones? ¿Nos debemos fiar de nuestras percepciones y olvidar por completo lo que nos imponen estas opiniones autorizadas? Ni una cosa ni la otra según mi humilde opinión. Estos grandes conocedores de vinos de todas las latitudes, conocen los viñedos del Nuevo Mundo y de los países europeos como la palma de su mano y no podemos obviar sus opiniones. Ahora bien, al opinar, serán nuestro paladar y nuestras sensaciones los que nos permitan hacer una valoración propia. Nadie más.

Así que, amigos del vino, a catar y degustar sin moderación vinos monovarietales y de corte de las más de 9.000 cepas registradas en el mundo en multitudes de terroirs, climas y regiones diferentes. Este es un campo sin límites y es por esto que es un mundo apasionante, porque esencialmente todo el mundo es ignorante y el cursus universitario se puede hacer de manera hedonista.

En primer lugar será necesario conocer lo más cercano que tenemos, casi sin extender la mano: los vinos de Chile, Argentina y la naciente Uruguay sin olvidarnos de los vinos brasileños. En estas regiones de clima tan privilegiado y suelos tan idóneos uno tendrá que buscar sus primeras experiencias vinícolas con cepas tan privilegiadas como la Malbec, la Carménère y la Tannat. Algunos me dirán... ¿y la Cabernet Sauvignon, la Merlot y la Syrah?

Por supuesto, también amigo mío. Sin embargo, cuanto más uno investiga, mas se da cuenta de la importancia de un concepto primordial: las variedades autóctonas. ¿Y esto qué es? En primer lugar, cuando se habla de variedades, cepas, uvas, estamos hablando del mismo concepto: de la fruta de la vid. De las más de 9.000 cepas que encontramos en el mundo, todas provienen de una zona específica donde durante años se han adaptado al suelo y al clima específico de la zona para dar vinos de una complejidad difícil de alcanzar en otras latitudes. No significa que el vino sea de menor calidad en otras latitudes, solamente que nos encontramos con un vino con aromas y toques menos variados que en la zona de origen. Por estas razones es que se nombra a la Cabernet Sauvignon como variedad autóctona de Burdeos, a la Chardonnay como variedad autóctona de Borgoña. Es esta gran sinergia entre suelo, clima y cepa la que nos permite tener grandes vinos con un nivel alto de mineralidad y complejidad.

Espero que este primer viaje les haya gustado. Seguiremos más adelante descubriendo más tendencias del mundo apasionante del vino.

Robert Parker

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