6 minute read
Argentina ante una oportunidad única para subir al tren de la Transición Energética Global
Lic. Martín DAPELO Consultor en Eficiencia Energética y Energías info@on-networking.com
Renovables, socio fundador de ON-Networking.
A pocos días de comenzar la Cumbre Climática de Dubai (COP28), la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA) ha publicado un informe en el que señala que la necesidad de triplicar las energías renovables y duplicar la eficiencia energética para 2030 es crucial para alcanzar el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 ℃
Nos encontramos ante un cambio de paradigma en materia energética, los niveles de demanda de electricidad han alcanzado los máximos jamás vistos y en consecuencia se baten récords de emisiones de Gases de Efecto Invernadero, que de acuerdo con decenas de informes científicos son los responsables de acelerar el aumento de temperatura promedio del planeta. Con una población mundial que ya superó los 8 mil millones de personas, la demanda energética sigue creciendo y ante ese escenario la Eficiencia Energética y las Energías Renovables deberán tomar un protagonismo determinante para reducir las emisiones globales.
los niveles de demanda de electricidad han alcanzado los máximos jamás vistos y en consecuencia se baten récords de emisiones de Gases de Efecto Invernadero
El informe, titulado “Triplicar la energía renovable y duplicar la eficiencia energética para 2030: pasos cruciales hacia 1,5 ℃”, analiza las políticas necesarias para alcanzar este objetivo. Según el informe, las energías renovables deben representar el 77% de la generación eléctrica para 2030, lo que supone triplicar la capacidad instalada actual, superando los 11 mil GW. La eficiencia energética, por su parte, debe aumentar un 40%, lo que supone duplicar el nivel actual. Para ello será necesario establecer una serie de políticas que nos permitan realizar cambios transversales en todas las actividades, industrial, comercial y residencial. Esto incluye abordar urgentemente barreras sistémicas profundamente arraigadas en infraestructura, políticas y capacidades insti- tucionales derivadas de la era de los combustibles fósiles
En nuestro país, ante el escenario de cambio de gobierno, nos encontramos a la expectativa de cuáles serán las medidas adoptadas por el presidente electo Javier Milei y su equipo en materia energética. Las políticas que se adopten serán cruciales para el desarrollo de las energías renovables para los próximos 10 años, ya que en su mayoría son proyectos de inversión intensiva.
De acuerdo a las declaraciones previas a las elecciones, las medidas estarían en línea con el concepto de dejar libre al mercado, eliminando subsidios (tanto a la generación, como a la demanda), regresando a Cammesa a su función original y de esa forma creando un libre mercado de comercialización de energía estimulando la inversión privada.
Estos cambios regulatorios, sumado a una renovación de la confianza de los inversores privados podría generar una nueva primavera para las energías renovables, si bien también se manifestó en que no existirán nuevas licitaciones del estilo RenovAr, el mercado del MATER podría crecer fuertemente de la mano del sector privado.
Será muy importante también saber cuál será el tratamiento que tendrá Vaca Muerta, de la mano de una posible privatización de YPF y qué otras inversiones llegarían para acelerar su explotación y cómo conjugar finalmente una matriz energética argentina baja en emisiones, eficiente, asequible, que genere excedentes para exportación y que genere nuevos puestos de trabajo. Y no debemos olvidarnos de mencionar al desarrollo del Hidrógeno y el Litio que, si bien son incipientes, representan grandes oportunidades.
Si bien es cierto que los países desarrollados pretenden establecer mecanismos para que la Transición Energética se realice al ritmo de sus necesidades, nuestro país, a su ritmo y posibilidades, no debería perder el tren, ya que en materia de desarrollo de nuevas capacidades técnicas, desarrollo de una cadena de valor de industria nacional y generación de empleos de calidad, las energías renovables son una excelente oportunidad ya que contamos con recursos de niveles de irradiación y vientos que brindan una performance muy superior a la de dichos países.
Pero si nos comparamos con países de la región, para no hablar solo de ejemplos americanos o europeos, encontramos que Uruguay ha transformado su matriz energética basado en el desarrollo de las renovables, al igual que Chile y el caso de Brasil que en Generación Distribuida Solar Fotovoltaica ya superó más de 2,4 millones de usuarios, alcanzando los 24 GW de potencia instalada.
Ahora, ¿qué sucede en Argentina con la generación distribuida? Según el último reporte de avances de la Secretaria de Energía de octubre 2023, tenemos unos 1.500 usuarios y unos 28 MW, o sea una mil veces menos que nuestro país hermano brasilero. Siendo el tamaño de la economía de Brasil unas 4 o 5 veces el de nuestro país, no hay explicación lógica para que en materia de renovables tengamos tanta diferencia. Aquí también tendremos otro desafío para intentar poder seguir la tendencia mundial, ni tampoco quedar tan alejados de los números que tiene nuestra región, recordemos que Argentina es el 3er mercado eléctrico de Latinoamérica detrás de Brasil y México
La generación distribuida de energía solar fotovoltaica (GDPV) está experimentando un crecimiento exponencial a nivel mundial.
En 2022, la capacidad instalada de GD-PV alcanzó los 1.200 GW, un aumento del 20 % respecto al año anterior. Este crecimiento se debe a una serie de factores, entre los que destacan la disminución de los costes de la tecnología solar, la creciente preocupación por el cambio climático y la necesidad de diversificar las fuentes de energía.
La GD-PV representa un cambio de paradigma en el sector energético. Tradicionalmente, la generación de electricidad se ha basado en grandes centrales generadoras, que están ubicadas alejadas de los centros de consumo. Este modelo presenta una serie de inconvenientes, como las pérdidas de energía en el transporte, la dependencia de combustibles fósiles y la concentración del poder en unas pocas empresas.
La GD-PV, por el contrario, permite generar electricidad en el lugar de consumo, lo que reduce las pérdidas de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, la GD-PV puede contribuir a la descentralización del sistema eléctrico y al empoderamiento de los consumidores. La GD-PV es la máxima expresión de independencia energética. Como conclusión, podemos decir que nuevamente nos encontramos con la oportunidad de rediseñar una matriz energética que se adecue a esta era, pensando en una Argentina para los próximos 50 años, aplicando las 5 D de la transición: Descentralización, Diversificación, Digitalización, Democratización y Descarbonización y dejar atrás los modelos de generación fósil y concentrada, que habían sido diseñados para una Argentina de hace 100 años.