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1. Respuesta inmune y defensas

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Bibliografía

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Todos los organismos en su medio natural se hallan en contacto con diversos microorganismos, muchos de éstos patógenos; es decir, producen enfermedades. Sin embargo, los animales, en especial los vertebrados, han desarrollado diversos y complejos mecanismos de protección e inmunidad que representan aspectos importantes de su sistema homeostático. A través de éstos se impide que los virus o los microorganismos como bacterias, hongos y protozoarios se dispersen e invadan las células, las destruyan o las envenenen con sus toxinas.

Barreras primarias Con fines didácticos se ha clasificado o mejor dicho, subdividido el sistema inmune en mecanismos de defensa inespecíficos, también llamados barreras innatas o respuesta inmune innata y, por otro lado, los mecanismos específicos denominados también respuesta adquirida o no nata. En la vida real, esta división no se aprecia, ya que muchos de los procesos se sobreponen y se complementan. Por otra parte, el estudio de las barreras primarias o mecanismos inespecíficos de defensa requieren para su mayor comprensión de otra subdivisión, pero de igual forma, en el organismo ésta no se da, es sólo con fines de comprensión. Los mecanismos inespecíficos de defensa poseen las siguientes características: • No son específicos • No son inducidos • No tienen memoria Decir que no son específicos se refiere, por ejemplo, a que una barrera como lo pudiera ser el moco nasofaríngeo, no es fabricada especialmente para un organismo en particular; es decir, su producción y su efecto no está dirigido a un organismo en particular. Para producir dicho moco no se requiere la intervención de células inmunes activadas molecular y específicamente para un microorganismo, como ocurre en el caso de la producción de anticuerpos (mecanismos específicos de defensa); por tanto, se dice que los mecanismos inespecíficos no son inducidos.

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Ahora bien, en los mecanismos específicos de defensa existen células que poseen una “memoria” molecular o un registro de moléculas componentes de los microorganismos con los que se ha tenido contacto. Esto le ayudará al cuerpo para futuras exposiciones con el mismo microorganismo, como en el caso de las vacunas. Por otra parte, en los mecanismos inespecíficos de defensa no existen tales células de memoria, y las barreras están presentes independientemente del microorganismo que se trate.

Como ya se mencionó, para entender más a estas barreras primarias, podemos subdividirlas en los siguientes niveles: 1. Mecanismos inespecíficos a nivel tisular (o de tejido) 2. Mecanismos inespecíficos a nivel celular 3. Mecanismos inespecíficos a nivel molecular Los microorganismos para producir la infección tendrán que pasar, de alguna forma, por los tres niveles de los mecanismos inespecíficos de defensa.

Mecanismos inespecíficos de defensa a nivel tisular Los mecanismos inespecíficos a nivel tisular incluyen la piel, las mucosas y algunos reflejos.

Epidermis

Dermis

Figura 2.1 Fig igura 2 1 Dermis y epidermis. La piel.

Figura 2.2 Fig igura 2 2 Tapete mucociliar.

PIEL Glándula sebácea La piel es el órgano más grande del cuerpo, que forma una cubierta protectora y flexible sobre el exterior del mismo manteniendo la integridad Folículo estructural contra laceraciones (cortadas) propiloso ducidas por el uso cotidiano. Es impermeable y sufre un proceso de descamación continua, lo cual previene el asentamiento de microorganismos (fig. 2.1). En la piel hay glándulas que previenen las infecGlándula ciones. Las glándulas sebáceas producen ácidos sudorípara grasos insaturados, los cuales funcionan como factores inhibidores de crecimiento de microorganismos. Las glándulas sudoríparas producen sudor, el cual ejercerá un efecto mecánico de “barrido” para remover las partículas y microorganismos y dificultar su colonización. El sudor también posee un alto contenido ácido láctico, que funciona como factor inhibidor del crecimiento de bacterias. La piel cuenta con flora normal, un grupo de bacterias que cohabitan en ella, en una relación simbiótica; es decir, no nos producen daño y se alimentan de las secreciones de la piel e inhiben el crecimiento de otros microorganismos por competencia alimentaria.

TAPETE MUCOCILIAR La mucosa del tracto respiratorio superior y parte del inferior, es decir, desde las fosas nasales has- ta la tráquea (excluyendo bronquios, bronquiolos y pulmones) poseen un epitelio con pequeños cilios que se mueven en dirección contraria a la entrada del aire, este epitelio está bañado por el moco y a todo en conjunto se le ha denominado tapete mucociliar. Éste atrapa y remueve partículas extrañas (como las bacterias y el polvo) que pudieran llegar al tracto respiratorio inferior y producir enfermedades como neumonía (fig. 2.2).

Figura 2.3 Figura 2 3 Estornudo, tos y vómito, reflejos que permiten eliminar ciertos microorganismos patógenos.

REFLEJOS Existen reflejos que pueden ayudar a retirar partículas extrañas como bacterias, polvo, virus e incluso toxinas. El estornudo, por ejemplo, puede ayudar a remover partículas que irritan la mucosa nasal, la tos por su parte, es sensible al estímulo de la mucosa faríngea, y el vómito es una respuesta que se puede deber a múltiples factores, entre ellos la presencia de bacterias y sus toxinas en el tracto gastrointestinal (fig. 2.3). De igual forma, la diarrea pudiera considerarse como un mecanismo de defensa aunque no es del todo producida por el propio individuo. En casi todos los casos es producida por el efecto de las propias toxinas bacterianas y que en ocasiones pudiera representar un evento desfavorable para el paciente, a tal grado que estuviera comprometida la vida del mismo, como ocurre en los pacientes infectados con cólera (Vibrio cholerae) y que no son tratados.

Mecanismos inespecíficos de defensa a nivel celular La flora microbiana, integrada por microorganismos que viven normalmente en los intestinos, en la piel y en la vagina, evita el desarrollo de microorganismos patógenos por medio de la competencia alimentaria, también los elimina a través de las sustancias que secreta. Sin embargo, la principal serie de eventos que ejemplifican los mecanismos de defensa inespecíficos a nivel celular, son los ocurridos en la inflamación, durante la cual participan los macrófagos (un tipo de glóbulos blancos), que tienen la capacidad de fagocitar bacterias. La inflamación transcurre conectando todos los niveles de la respuesta inespecífica y, por si fuera poco, es considerada un puente entre la respuesta inespecífica y la específica. Es tan amplia e interesante que se le ha dedicado un apartado de este bloque, que veremos más adelante.

Mecanismos inespecíficos de defensa a nivel molecular Existen diversas moléculas que funcionan como mecanismos de defensa; como ya hemos visto, dichas moléculas interactúan a nivel tisular, por ejemplo el tapete mucociliar o el ácido láctico del sudor o los ácidos grasos insaturados de las glándulas sebáceas.

LISOZIMA En las secreciones de diversas mucosas, como las conjuntivales (lágrimas), la mucosa nasal, intestinal y saliva, existe una enzima, lisozima, también se encuentra en los lisosomas de los macrófagos, como se verá más adelante. La actividad de la lisozima es romper un enlace glucosídico (carbohidratos) denominado β1-4. Tal enlace se encuentra en la pared celular de las bacterias. Existen dos tipos de pared celular bacteriana, las Gram positivas y las Gram negativas, su diferencia estriba en los componentes moleculares que las conforman; y aunque ambas pudieran ser sensibles al efecto de la lisozima, las Gram negativas poseen cierta resistencia, ya que en su pared existe además una membrana externa que la cubre (a diferencia de las Gram positivas que carecen de ésta); por tanto, las Gram positivas suelen ser más sensibles a la lisozima (fig. 2.4).

Ácido teicoico Ácido teicurónico

N - Acetil glucosamina y N - Acetil murámico β 1- 4

LPS Membrana externa

Gram positiva Gram negativa

Figura 2.4 Composición molecular de la pared celular bacteriana, de Gram positivas y Gram negativas.

Evaluación formativa

Después de haber analizado algunas de las aplicaciones de la biología, relaciona los siguientes enunciados con un caso de la vida real (puede ser de algún familiar o conocido) en el que identifiques cómo o en qué momento se manifiesta cada uno. Elabora un reporte y compártelo con tus compañeros de clase, explicando tus conclusiones del trabajo. 1. Barreras primarias de defensa no específicas. 2. Acción protectora de la piel como barrera primaria. 3. Los reflejos ayudan a expulsar cuerpos extraños del organismo. 4. Importancia que tiene la fagocitosis que realizan los macrófagos tisulares como mecanismo de defensa de nivel celular. 5. Acción de la enzima lisozima como defensa del nivel molecular.

Figura 2.5 Bacterias llegando a tejido sano posterior a una laceración (cortada) contaminada. Respuesta inflamatoria Supongamos que un niño explora un jardín y al bajar la mano para tratar de arrancar una flor se le entierra una espina que estaba en el lodo. El niño llora, pero por miedo a que su mamá se entere de que estaba cortando las flores del jardín no le comenta nada. El escenario anterior es idóneo para ejemplificar la serie de eventos que ocurren durante la inflamación en ausencia de tratamiento.

Inflamación aguda Cuando un microorganismo encuentra la puerta de entrada a nuestro cuerpo, inmediatamente se despertarán señales de alerta que conducirán a una serie de eventos como mecanismos de defensa, entre éstos uno de los más importantes, que en muchos de los casos se manifiesta, es la inflamación. Cuando un objeto contaminado atraviesa la piel facilita la penetración de diferentes microorganismos. Supongamos que en este caso penetran sólo bacterias; éstas primero se adaptarán a su nuevo hogar. Recordemos que antes se encontraban en el lodo frío y en condiciones alimenticias y climáticas variables. Ahora han llegado a un nuevo medio de temperatura constante y con abundancia nutricional (fig. 2.5). Las bacterias entonces se alimentarán de tejido vivo y producirán la lisis, o destrucción, de éste. Después, las bacterias generarán metabolitos de desechos, los cuales junto con moléculas provenientes del tejido dañado darán la señal a nivel molecular de que el tejido ha sido infectado. A este estímulo químico se le denomina quimiotaxis (fig. 2.6). En el proceso de quimiotaxis las señales químicas atraerán al sitio de infección a células de defensa provenientes de los vasos sanguíneos. Aunque además de las células de defensa sanguínea existen células de defensa en los tejidos.

Figura 2.6 Sustancias quimiotácticas bacterianas, derivadas del complemento y por lesión tisular.

Figura 2.7 Llegan macrófagos tisulares.

Figura 2.8 Neutrófilo

Figura 2.9 Fenómeno de diapédesis.

Figura 2.10 Fagocitosis.

Las células de defensa tisular (de tejido) se denominan macrófagos tisulares (fig. 2.7) y son la primera línea de defensa a nivel local. Por Bacteria otra parte, las principales células de defensa que llegan provenientes de los vasos sanguíneos, en caso de infección bacteriana, será un tipo de glóbulo blanco (leucocito) denominado neutrófilo (fig. 2.8). Pseudópodo Los neutrófilos poseen un núcleo con varios lóbulos que da la apariencia de estar segmentado o como si fueran varios núcleos, por lo que se le ha denominado también polimorfonuclear, y como posee en su citoplasma gránulos que al teñirlos muestran afinidad ácida Unión del (acidófilos) y otros con afinidad alcalina (basófilos) también se les ha llamado granulocito neutrófilo (ácido y alcalino). lisosoma al fagosoma Existen tres tipos de granulocitos polimorfonucleares. Los neutrófilos que ya se mencionaron; los que solamente poseen gránulos con afinidad ácida se les llama eosinófilos, y los que se conocen como basófilos tienen gránulos con afinidad alcalina. De todos éstos, los primeros (neutrófilos) desarrollarán un papel importante en esta parte de la inflamación. Para que los neutrófilos puedan abandonar el vaso sanguíneo tendrán que desplazarse entre los espacios que dejan las células que conforman el endotelio o pared de dicho vaso. A este proceso de salida de células a través de los vasos sanguíneos se le denomina diapédesis (fig. 2.9). Una vez que los neutrófilos llegan a tejidos provenientes de la sangre empiezan a verter el contenido de sus gránulos para destruir las bacterias; sin embargo, este mecanismo resulta poco eficiente, ya que a veces se logra destruir además al tejido sano e incluso a los propios neutrófilos. En conjunto con los neutrófilos actúan los macrófagos tisulares, que son más especializados en el proceso de la fagocitosis, que consiste en atrapar a la bacteria, meterla al interior del macrófago y posteriormente destruirla (fig. 2.10). Para entender mejor la fagocitosis se enlistan los pasos que ocurren durante este proceso (fig. 2.11): 1. Opsonización. A la bacteria se le pegan moléculas que facilitan la unión de ésta con la membrana del macrófago. Por ejemplo, y como ya se vio anteriormente, la fracción C3b de complemento funciona como opsonina. 2. Unión con la membrana del macrófago. Este evento puede ocurrir por medio de receptores específicos en la membrana citoplasmática del macrófago. 3. Engolfamiento. La membrana citoplasmática emite proyecciones denominadas pseudópodos, las cuales engolfan o envuelven la bacteria pegada a la membrana del macrófago.

Fagosoma Fagolisosoma

lisis bacteriana Figura 2.11 Mecanismos dependientes e independientes de oxígeno para la destrucción de la bacteria fagocitada.

Figura 2.12 Figura 2 12 La infección persiste y es rodeada por células inflamatorias, macrófagos y neutrófilos principalmente.

Figura 2.13 Células gigantes multinucleadas. 4. Formación del fagosoma. Los pseudópodos de la membrana se fusionan formando una vesícula en el interior del citoplasma del macrófago, que contiene en su interior a la bacteria. 5. Formación del fagolisosoma. Al fagosoma se acercan unas estructuras celulares llamadas lisosomas, las cuales contienen enzimas y productos derivados del oxígeno. A la unión del fagosoma con el lisosoma se le denomina fagolisosoma. 6. Destrucción de la bacteria. Los lisosomas vierten su contenido al interior del fagosoma, produciendo así la destrucción de la bacteria. Existen dos mecanismos de destrucción bacteriana:  Mecanismos dependientes de oxígeno o estallido respiratorio. Consiste en la formación de iones y compuestos derivados de la oxidación de la glucosa. Por ejemplo, el ion superóxido (O2-), iones hidroxilo (OH-) y peróxido de hidrógeno (H2O2). Éstos tienen una alta actividad lítica sobre los diversos componentes de la célula bacteriana.  Mecanismos independientes de oxígeno. Ocurren posterior a la acumulación de ácido láctico en el fagolisosoma y por tanto con la disminución del pH, lo cual permitirá la acción de enzimas como la lisozima y otras enzimas hidrolíticas como las proteasas (destruyen proteínas), lipasas (su sitio de acción son los lípidos), etcétera. La inflamación aguda es aquella que ocurre durante las primeras horas después de que se dio la lesión, e incluye los procesos de adaptación bacteriana, quimiotaxis, la diapedesis, la migración de neutrófilos desde vasos sanguíneos hacia el tejido infectado, la acción lítica (destructiva) de los neutrófilos y la acción fagocítica de los macrófagos (fig. 2.12). Todos estos eventos producirán en el tejido los llamados signos cardinales de la inflamación: dolor, calor, rubor y tumor. Esto significa que una zona inflamada estará adolorida, caliente, enrojecida (rubor) y aumentada de tamaño (tumor, no confundir con la tumoración maligna también conocida como cáncer o neoplasia).

Inflamación crónica Pese a todo lo ocurrido en la inflamación aguda, algunas bacterias poseen mecanismos para sobrevivir y permanecer infectando al organismo. Por ejemplo, algunas bacterias pueden bloquear la fagocitosis evitando su unión con el macrófago o evitando que se forme el fagolisosoma o escape del fagosoma antes de que se forme el fagolisosoma e, incluso, parasitando al propio macrófago. Si la infección persiste, la inflamación se continúa hacia una fase crónica (por más tiempo) y posteriormente participarán de forma más evidente los mecanismos específicos de defensa. En la inflamación crónica se observa mayor llegada de macrófagos al sitio de infección, los cuales rodearán al proceso, algunos macrófagos se fusionarán para formar una célula multinucleada gigante con mayor capacidad fagocítica (fig. 2.13). Luego aparecerán células llamadas epitelioides (fig. 2.14), que formarán una especie de tejido alrededor del proceso inflamatorio, para ello colaborarán otro tipo de células denominadas fibroblastos, los cuales producen una proteína llamada colágena, que servirá como una red o tejido que rodeará todo el proceso (fig. 2.15).

Fibras de colágena

Exudado o pus

Figura 2.14 Células epitelioides.

Fibroblastos

Figura 2.15 Granuloma o absceso.

Absceso o granuloma

De esta forma, el foco infeccioso queda encerrado y se evita su propagación; a todo este proceso se le denomina absceso o granuloma (fig. 2.16). Dentro, en el centro del absceso, el aporte de oxígeno y nutrientes es nulo y, por tanto, hay muerte bacteriana y de células del propio organismo, formando entonces una sustancia denominada exudado o pus. Los granulomas se clasifican según el tipo de exudado en: • Granulomas de exudado licuefacto o licuado. • Granulomas con exudado caseificado o en forma de queso cotagge. • Granulomas con exudado calcificado o en forma de yeso. El tipo de exudado y, por tanto, de granuloma, dependerá de diversos factores, por ejemplo, el tipo de bacteria o el tipo de tejido afectado.

Figura 2.16 Fig i ura 2 16 Granuloma.

LA BIOLOGÍA Y TU COMUNIDAD

Integren equipos de cuatro personas y realicen esta actividad: 1. Investiguen en un Centro de Salud (el más cercano a su municipio, localidad, comunidad o colonia) estas preguntas: • ¿Qué tipo de infecciones contraen con frecuencia las personas? • ¿Qué signos o síntomas presentan? • ¿Qué tratamiento deben seguir para curarse? • ¿Cómo pueden evitar contraer nuevamente la infección? • ¿Qué pasa si no cumplen con el tratamiento completo? 2. Analicen las respuestas obtenidas y relaciónenlas con algún tipo de proceso biológico. 3. Elaboren sus conclusiones y expónganlas en el salón de clases.

Evaluación formativa

Analiza estas preguntas y responde cada una con ejemplos o situaciones que se presenten en la vida cotidiana. 1. ¿Qué relación hay entre los pseudópodos del macrófago y la formación del fagosoma? 2. ¿Qué le sucede a la bacteria en el interior del fagolisosoma que resulta de la fusión del fagosoma con el lisosoma? 3. ¿Cuáles son los cuatro signos cardinales de la inflamación? 4. ¿Cuáles son algunos de los mecanismos de las bacterias para producir una inflamación crónica?

Figura 2.17 Las APC presentan el antígeno bacteriano empleando su MHC-II.

Evaluación formativa

Parte I. Elabora un análisis comparativo sobre las diferencias que hay entre la respuesta inmune celular TH1 y la respuesta inmune humoral TH2, para cada caso menciona un ejemplo relacionado con tu análisis. Coméntalo con tus compañeros de clase. Parte II. Contesta las siguientes preguntas: 1. ¿Qué diferencias hay en la respuesta inmune entre la activación de los linfocitos

TH1 y la de TH2? 2. ¿Qué diferencias hay entre la respuesta inmune celular y la respuesta inmune humoral?

Actividad con TIC

Elabora un cuadro comparativo sobre la respuesta humoral y celular del organismo ante un agente patógeno. Cita ejemplos con su experiencia personal. Respuesta inmune humoral y celular El sistema inmune está constituido por una serie de órganos y células que intervienen en la respuesta inmune. A dichos órganos se les ha denominado linfoides. Los órganos linfoides poseen una población celular principalmente constituida por un tipo de leucocitos llamados linfocitos. Los órganos linfoides primarios son aquellos en donde se lleva a cabo la linfopoyesis, o sea la producción, diferenciación y maduración de linfocitos. Estos órganos son el timo (en mamíferos), la bolsa de Fabricio (en aves), la médula ósea (dentro de los huesos) y las placas de Peyer (intestino). Los órganos linfoides secundarios son aquellos donde se realiza la respuesta inmune en sí; es decir, ahí va a ocurrir la presentación de antígenos y se va a dar la “dirección o señal” para algún tipo de respuesta en especial, ya sea celular o humoral, como veremos a continuación.

Recordemos que desde el inicio de la inflamación se dio el proceso de la fagocitosis. Como ya se mencionó, el microorganismo, en este caso la bacteria, era tomada por el macrófago y envuelta en el fagosoma para después formar el fagolisosoma y finalmente la bacteria era destruida por mecanismos dependientes e independientes de oxígeno. Ahora analizaremos los eventos que sucederán después y a los que se les ha denominado presentación de antígeno. La presentación de antígeno se lleva a cabo en el ganglio linfático, por lo que los macrófagos tienen que viajar desde el sitio de infección, siendo su función principal ahora no la fagocitosis sino la de una célula presentadora de antígeno (APC, por sus siglas en inglés). Existen varios tipos de APC, pero mencionaremos solamente el macrófago. En el interior del macrófago, pequeños fragmentos de proteínas (péptidos o antígenos) de origen bacteriano (de la bacteria destruida) se unirán con un tipo de molécula especial que posee el macrófago denominada Complejo Principal de Histocompatibilidad clase II (MCH-II, por sus siglas en inglés). El MHC-II con el péptido bacteriano unido migrará desde el interior de la célula hacia el exterior, quedando anclado en la membrana citoplasmática del macrófago (fig. 2.17). Ya en el ganglio linfático, las APC (macrófagos) contactan con un tipo de leucocito llamado linfocito TCD4, conocido también como TCD4 o célula T cooperadora (TH). Este linfocito tiene en su superficie una molécula receptora denominada receptor de Célula T (TCR, por sus siglas en inglés). Es el TCR que a manera de mano recibe al MCH-II (de la APC) que también de la misma forma presenta el antígeno bacteriano. Posteriormente, otra molécula del linfocito T llamada CD4 (de ahí recibe su nombre la célula) se pega por uno de los lados al MHC-II de la APC a manera de candado (fig. 2.18). A continuación, la célula CD4 estimulará a cualquiera de dos subpoblaciones de linfocitos TH, conocidos como TH1 y TH2. Por tanto, existen en teoría dos posibilidades: que se active TH1 o que se active TH2. La activación de TH1 se da por las citocinas llamadas IL-12 (interluecina 12), IFNγ (interferón gama) e IL-18 (interleucina 18). La activación de TH2 se da por la interleucina 4 (IL-4). Ahora, lo interesante es que sólo se activará una de las dos y que al hacerlo inhibirá a la otra para asegurar que no se exprese. Esto significa que la TH1 en caso de activarse inhibi-

Célula presentadora de antígeno (APC)

Antígeno Linfocito THCD4

APC MHC-II TCR TH

CD4 Receptor de célula T o (TCR)

Figura 2.18 Presentación de antígenos.

Figura 2.19 La activación de TH1 inhibe a TH2 y viceversa.

rá a la TH2 y viceversa. La TH1 lo logra por medio de la producción de IFNγ (interferón gamma) y la TH2 lo logra con la IL-4 e IL-10 (fig. 2.19). Si se activa TH1, producirá una respuesta inmune de tipo celular. Por el contrario, si se activa TH2, producirá citocinas que promuevan una respuesta inmune de tipo humoral (fig. 2.20).

Respuesta inmune celular La respuesta inmune celular es activada por citocinas producidas por TH1: IL-2, IFNγ, TGF-β (factor de crecimiento tumoral tipo beta). El efecto final, en el caso de la infección bacteriana, será la proliferación (aumento en número de células) de macrófagos y, por otra parte, el incremento de su actividad fagocítica. Por otro lado, para la infección viral, la respuesta celular posee características especiales. La activación TH1 conducirá a la estimulación de un tipo de linfocitos T denominado linfocitos T CD8 o T citotóxicos (TC). Este tipo de célula de forma ordinaria y sin intervención de TH1 puede realizar su papel; sin embargo, al parecer la estimulación de TH1 aumenta dicha actividad.

Para entender cómo funcionan la células CD8, hay que recordar que todas nuestras células producirán antígenos o moléculas propias (antígenos propios) que nos hacen diferentes a cada individuo, de ahí que a veces una persona no pueda recibir tan fácilmente la donación de un órgano de otra persona que no esté estrechamente emparentada. Estos antígenos propios serán presentados por las células de diferentes órganos (hígado, riñón, piel, bazo, etc.), por medio de una molécula denominada MCH-I similar a la MHC-II de las APC (macrófagos). La célula CD8 la recibirá por su TCR y su molécula CD8. Si el linfocito citotóxico (CD8 es lo mismo) detecta que el antígeno presentado corresponde (molecularmente) el organismo al que pertenece entonces se sigue de largo y no daña a la célula (fig. 2.21).

Figura 2.20 La activación de TH1 está asociada a la respuesta inmune celular y la activación de TH2 con la respuesta inmune humoral.

Figura 2.21 Los antígenos propios son presentados a la célula CD8 también llamado linfocito citotóxico.

Figura 2.22 Célula que expresa antígenos a una célula TCD8 (citotóxica) y célula enferma destruida por la acción de las perforinas.

TCR TC

CD8

En caso contrario, si detecta que es un antígeno extraño (como ocurre en las infecciones virales o en casos de cáncer), entonces esta célula será destruida. Para ello el linfocito citotóxico verterá sobre la célula infectada unas proteínas llamadas perforinas, las cuales producirán perforaciones sobre la membrana citoplasmática de la célula y la destruirán (fig. 2.22). Otro tipo de célula citotóxica son las células NK (por sus siglas en inglés) o asesinas naturales que les podemos denominar células citotóxicas naturales. Estas células carecen de TCR y al parecer reconocen o detectan la presencia o ausencia de MCH-I por parte de la célula que se encuentran examinando (célula blanco). Es decir, si la célula del organismo por alguna causa hubiera perdido el MCH-I, la NK la destruirá de forma muy similar a lo que ocurre con la CD8.

Respuesta inmune humoral Por su parte, la respuesta inmune humoral es activada por la TH2 por medio de IL-4, IL-5, IL-10, IL-13. El resultado final será la activación de linfocitos tipo B para que maduren hacia células llamadas plasmáticas, que son las encargadas de la producción de anticuerpos. Los factores que propicien una respuesta celular o humoral no han sido del todo aclarados por la inmunología, hasta donde sabemos pudiera depender de muchos factores, dentro de los cuales estarían el tipo de antígeno, sus características moleculares, la cantidad de éste, las características genéticas del individuo, su edad, su grupo racial, etcétera. Como se puede ver, contamos con todo un arsenal para la destrucción de microorganismos; sin embargo, como ya se ha mencionado, en ocasiones resulta insuficiente, sobre todo en casos de microorganismos que poseen estrategias moleculares (logradas por adaptación evolutiva) para escapar a la respuesta inmune. Es más, se han reportado casos de virus, bacterias y parásitos que logran engañar al sistema inmune y producen moléculas que pueden desviar la respuesta inmune hacia celular o humoral, de tal suerte que le resulte favorable.

Antígenos y anticuerpos

Antígenos Hace tiempo se le llamaba antígeno a toda molécula capaz de despertar una respuesta inmune; sin embargo, se ha observado que existen antígenos propios de cada organismo que no se consideran extraños y que, por tanto, no despertarán una respuesta inmune sino más bien inducirán a la tolerancia. Un ejemplo de lo anterior ya lo vimos en el caso de células que presentan antígenos propios con ayuda de su MCH-I y la célula T citotóxica CD8 las revisa, y si no se considera extraño se sigue de largo. De lo contrario serán destruidas por medio de las perforinas.

Dicho proceso de tolerancia se debe dar en forma normal a tejidos propios, pero para complicar un poco más esto existen casos en los que de alguna manera el sistema inmune se “confunde” y ataca los tejidos sanos al no reconocerlos como propios, esto ocurre en las enfermedades denominadas autoinmunes.

Además, la tolerancia se debe aplicar a otros antígenos que aun sin ser propios deberán ser aceptados como parte de nuestros componentes,

por ejemplo, los antígenos de los alimentos, que pasan por parte de {nuestro cuerpo antes de ser degradados, las bacterias que cohabitan en nuestros intestinos y los nuevos productos en las madres embarazadas. En algunos casos, antígenos simples como el polvo de la casa, el polen de las flores y algunos alimentos pueden, en algunos individuos, despertar una respuesta inmune exacerbada tal que comprometa la vida, a tales antígenos se les llama alergenos y a la respuesta exagerada se le llama alergia, anafilaxia o hipersensibilidad. Con todo lo anterior, la definición se complica demasiado, por lo que pudiéramos ser un poco más explícitos en especificar lo que deseamos Epitopo que se nos defina. Por ejemplo, pudiéramos definir antígeno propio, antígeno extraño, antígeno bacteriano, alergeno, etcétera. Un microorganismo, las bacterias por ejemplo, poseerá diversos componentes, entre los que encontramos la pared, la membrana o los flagelos; Epitopo y cada uno de éstos estará compuesto por diferentes tipos de moléculas, proteínas, carbohidratos y lípidos, entre otros. La complejidad aumenta con moléculas mixtas como las lipoproteínas y las glucoproteínas. Cuando aplicamos extractos de bacterias, bacterias vivas o virus atenuados o inactivados, para inducir una respuesta inmune como en el caso de las vacunas, estamos aplicando diferentes tipos de moléculas o antígenos. A todo esto en su conjunto se le conoce como inmunógeno. Los inmunógenos están compuestos de diversos antígenos y son colocados artificialmente para inducir una respuesta inmune. Cuando logramos separar un antígeno bacteriano o cualquier otro, del total del microorganismo, lo conocemos como antígeno purificado. Ahora bien, no toda la molécula antígeno será reconocida por el sistema inmune. De alguna forma, este sistema sólo reacciona con ciertas regiones, las cuales son conocidas como determinantes antigénicos o epitopos. Por tanto, si una molécula cambiara su estructura tridimensional, por ejemplo, una proteína al desnaturalizarse por acción química o térmica, los epitopos pudieran ser alterados y la respuesta inmune no darse. Lo anterior es observable con las vacunas que no han sido conservadas en frío y no sirven como inmunógenos (fig. 2.23). La capacidad de un antígeno para inducir una buena respuesta inmune (antigenicidad) depende de las características propias del individuo donde se aplica (raza, edad, etc.), el tipo de antígeno, la dosis y vía de administración. Los antígenos deben cumplir con ciertas características para ser candidatos a funcionar, como un antígeno idóneo o altamente inmunogénico. Éstas son: • Complejidad estructural. Cuanto más compleja sea la molécula mejor será la respuesta inmune. Las proteínas, al presentar una estructura primaria, secundaria, terciaria y cuaternaria son mejores antígenos que los carbohidratos, y éstos a su vez son mejores que los lípidos, quedando

a)

Antígeno Epitopo{ Epitopo

Epitopo{ b) Antígeno desnaturalizado { { Epitopo{ Figura 2.23 Epitopos de un antígeno (a) y antígeno desnaturalizado (b), los epitopos ya no son accesibles al sistema inmune.

en último lugar los ácidos nucleicos. Las moléculas mixtas, como las lipoproteínas y las glicoproteínas, son mejores que las proteínas simples. • Tamaño molecular. Una molécula con peso molecular alto (arriba de 100 000 D) es más antigénica que las de menor peso. • Heterogenicidad estructural. Moléculas heterogénicas dan mejor respuesta que los homopolímeros.

• Conformación estérica. Se ha observado que el arreglo espacial de la molécula puede interferir con el grado de antigenicidad de otra, como ya se mencionó anteriormente en el caso de los epitopos. • Forma física. Las formas solubles son pobres antígenos, mientras que las formas agregadas, como partículas o microagregados, son más antigénicos. Por otra parte, cuando se necesita emplear una molécula de bajo peso molecular se sabe que ésta no dará una buena respuesta inmune (a este tipo de molécula se le llama hapteno). Por tanto, se le adiciona un acarreador de mayor peso llamado adyuvante. De esta forma se logra dar una respuesta inmune correcta.

Anticuerpos Como ya se ha visto, después de la presentación de antígenos, la respuesta inmune se puede disparar hacia una respuesta celular o una humoral. La respuesta humoral se caracteriza por la producción de anticuerpos. Los linfocitos tipo B cuando son activados y maduran se transforman en células plasmáticas, éstas producen un tipo de proteínas llamadas anticuerpos. Cuando se empezaron a estudiar los componentes de la sangre y el suero sanguíneo, se demostró por medio de una técnica llamada electroforesis, que el suero poseía diversas fracciones proteicas: la albúmina y unas proteínas en forma globular a las que se les dio el nombre de globulinas. En dicha electroforesis se observó que estas globulinas eran de tres tipos a los cuales se les asignó el nombre de alfa, beta y gamma. Posteriormente se descubrió que la actividad de inmunidad humoral se encontraba en la fracción de las globulinas gamma o gammaglobulinas, es decir, que los anticuerpos eran las gammaglobulinas, por tanto se les llamó inmunoglobulinas o Ig. Existen cinco clases de Ig: IgG, IgM, IgA, IgE e IgD; cada una con funciones diferentes, como se verá más adelante. Las Ig molecularmente poseen dos cadenas pesadas (50 000 D) y dos cadenas ligeras (25 000 D). Además, hay regiones denominadas Fc por fracción cristalizable, debido a que cuando se empezó a estudiar la composición de los anticuerpos se notó esta característica en esta región de la molécula; sin embargo, por coincidencia, en esta región se fija el complemento (que empieza con C), por eso también se le llama región fijadora de complemento. Además, por coincidencia es la región más constante (que también empieza con C) y por cuya razón también se le llama fracción constante. La otra región del anticuerpo que se unirá al antígeno es la región Fab por sus siglas en inglés (fig. 2.24).

Figura 2.24 Composición de una inmunoglobulina.

Los anticuerpos tienen diversas funciones, entre las que se encuentran:

1. Fijación de complemento. Como ya vimos, las regiones Fab de dos IgG se unirán a la membrana citoplasmática de la bacteria, y en el espacio entre las dos Ig se fijará la fracción C1qrs del complemento (vía clásica) para después desencadenar en el complejo de ataque a membrana o MAC. 2. Otra función es la neutralización. Los anticuerpos pueden adherirse (por su región Fab) a proteínas virales que de otra forma se pegarían a receptores celulares específicos e invadirían a las células; así se previene la infección viral.

Otra forma de neutralizar es pegarse a toxinas e inhibir su efecto. 3. Los macrófagos poseen en su membrana receptores para la región Fc (llamados RFc). De esta manera, los anticuerpos que se fijaron a las bacterias además de fijar el complemento, también pueden funcionar como opsoninas, y el macrófago fagocitará estas bacterias, ya que con su RFc tomará a la Ig y a la bacteria juntas. Algo similar a cuando uno toma una salchicha cóctel (como si fuera la bacteria) con el tenedor (la inmunoglobulina) y se la come (la fagocita), nada más que en este ejemplo no nos comemos el tenedor y el macrófago sí introduce a la bacteria y a la Ig. A todo este proceso se le denomina citotoxicidad mediada por anticuerpos. 4. Las inmunoglobulinas de la clase E (IgE) se fijan por su región Fc a receptores (RFc) que se encuentran en la membrana de células cebadas y basófilos. En casos de alergia, cuando llega el alergeno (antígeno) se fija en la región Fab y se produce la salida del contenido de los gránulos de dichas células, a este proceso se le conoce como degranulación. La liberación de dichos compuestos generará una respuesta que puede ir desde una simple alergia hasta estados en los que se vea comprometida la vida. Cuando un paciente sufre un ataque severo de este tipo se cierran los bronquios y hay falla respiratoria, la muerte producida se le denomina muerte por choque anafiláctico. Los diferentes tipos de Ig poseen características moleculares particulares relacionadas con diferentes funciones:

IgM. Cuando un paciente establece contacto por primera vez con un antígeno monta una respuesta inmune, la cual se dividirá en dos etapas. La respuesta inmune primaria y la secundaria. La primaria se caracteriza por la presencia de IgM y nos indica que la infección está ocurriendo en ese momento (infección aguda). La IgM es una molécula pentamérica; es decir, son cinco moléculas unidas en una, o sea son cinco anticuerpos. Esta característica y su baja especificidad a antígeno (se pega a muchos antígenos) le confiere características especiales, sobre todo que puede detener a más antígenos de diversos tipos.

Evaluación formativa

Parte I. Elabora un cuadro comparativo sobre las funciones que tienen los antígenos y los anticuerpos. Asimismo, menciona al menos tres ejemplos relacionados con cada uno.

Parte II. Responde estas preguntas. 1. ¿Cúales son las regiones de la molécula antígena reconocidas por el sistema inmune? 2. ¿Por qué las proteínas, especialmente las lipoproteínas y glicoproteínas, son los mejores antígenos? 3. ¿Cómo describirías la función de fijación de complemento de los anticuerpos?

Parte III. Escoge la opción correcta y escríbela en el paréntesis. 1. Son proteínas producidas por linfocitos B transformadas en células plasmáticas. ( )

a) Antígenos b) Anticuerpos c) Alergenos d) Anafiláxicos 1. Son los primeros anticuerpos en ser secretados en la respuesta inmune primaria, son pentaméricos, no atraviesan la placenta. ( )

a) IgG b) IgA c) IgD d) IgM 2. Aparecen en la respuesta inmune secundaria, son monoméricas y más específicas, atraviesan la placenta. ( )

a) IgM b) IgG c) IgA d) IgD 3. Se encuentran en secreciones como saliva, lágrimas y moco. ( )

a) IgM b) IgG c) IgA d) IgD 4. Son las inmunoglobulinas que participan en las reacciones alérgicas. ( )

a) IgM b) IgG c) IgA d) IgE

La IgM no traspasa la placenta, así que si se llegara a detectar en el recién nacido no fue porque su mamá se los haya transmitido, sino porque él mismo los generó. Ésta es una buena forma para descartar infección en el recién nacido.

IgG. En la respuesta inmune secundaria disminuye la presencia de IgM y aparecen las IgG, éstas son más específicas y monoméricas. Es decir, van directo contra el antígeno para el que fue diseñada. Al ser monomérica, esta molécula puede pasar por placenta hacia el producto, de tal forma que si se llega a detectar no sabríamos si son anticuerpos de la mamá o del bebé. IgA. Existen dos tipos de IgA. La IgA sérica, que es monomérica y se encuentra en suero sanguíneo. Y la IgA secretoria, que es dimérica y se encuentra en secreciones de tracto respiratorio, digestivo, genitourinario, leche, lágrimas y saliva. Posterior a una exposición en mucosas con el antígeno, se induce a que el tejido linfoide local produzca IgA monomérica, que llegará a las células epiteliales vecinas y entonces se adicionarán a dos moléculas IgA una molécula llamada pieza secretoria, producida por las células epiteliales. Lo fantástico de este tipo de inmunidad (inmunidad mucosal) es que si una mamá ha padecido una enfermedad gastrointestinal o urinaria, podrá proteger a su bebé contra estos padecimientos por medio de la leche materna. Esto lo logra gracias a que las IgAS producidas en intestino o tracto urinario son reabsorbidas por las células epiteliales locales y pasan al torrente sanguíneo, no sin antes quitarles la pieza secretoria para viajar por el suero y ponérsela de nuevo a través de las células epiteliales de la glándula mamaria para favorecer su salida con la leche. IgE. Esta inmunoglobulina está relacionada con la degranulación de células cebadas y basófilos, y con el choque anafiláctico, como lo vimos anteriormente. IgD. Esta molécula está fija a la membrana de los linfocitos B inmaduros y es el receptor de antígeno que poseen estas células. Cuando el antígeno embona con una de muchas IgD (un tipo por cada linfocito B) entonces se da lo que se conoce como propagación clonal, los linfocitos B activados se multiplican para después convertirse en células plasmáticas unas y otras en células de memoria. Estas últimas quedan de reserva con memoria para próximas exposiciones.

Vacunas

Algunas bacterias que causan enfermedad no lo hacen tanto por la propia infección, sino más bien por las toxinas que producen. Para prevenir estos padecimientos se ha aislado a la toxina y se le ha dado un tratamiento químico con el fin de disminuir al máximo su actividad toxigénica (efecto de la toxina), pero que permanezca inalterada su capacidad inmunogénica (de inducir una respuesta inmune). Al producto resultante se le llama toxoide. Se llama virus muerto o inactivado al que ha perdido la capacidad de infectar a las células y no puede replicarse. Por el contrario, un virus vivo o atenuado es el que ha sido “acostumbrado” a crecer en condiciones y células diferentes a las que normalmente crecía y producía enfermedad. Los virus atenuados conservan la capacidad de infectar otra vez a las células de origen y de replicarse, aunque ahora lo harán de forma más lenta. Las vacunas recombinantes utilizan virus o bacterias como vectores para inocular los genes de otro microorganismo contra el que se quiera inmunizar. BCG. La vacuna de BCG debe su nombre al Bacilo de Calmette Guérin; aislado de la bacteria Mycrobacterium bovis por el microbiólogo Albert Calmette y el veterinario Jean-Marie C. Guérin y que produce la tuberculosis bovina. Esta bacteria tratada adecuadamente para su uso como vacuna puede preve- nir la tuberculosis humana.

Sabin. Para prevenir la poliomielitis se emplean en el mundo dos vacunas. La vacuna tipo Sabin (nombre en honor a su desarrollador, Albert Bruce Sabin) y la vacuna tipo Salk (que recibe su nombre en honor a Jonas E. Salk, investigador que la diseñó). La vacuna Sabin, la cual se aplica en México, está elaborada con virus vivo (atenuado) y se aplica por vía oral, confiriendo al paciente una inmunidad de tipo mucosal. La vacuna Salk está elaborada con virus muerto (inactivado) y se aplica de forma parenteral, es decir, inyectada. DPT. Las siglas de la vacuna DPT corresponden a las enfermedades contra las que protege. D de difteria producida por una bacteria llamada Corynebacterium diphtheriae; P de Pertusis, otro nombre con el que se le conoce a la tos ferina producida por la bacteria Bordetella pertussis y, por último, T de tétanos producida por la bacteria Clostridium tetani. La difteria y la tos ferina son enfermedades respiratorias graves que causan alto grado de mortalidad en la población no inmunizada. El tétanos es una enfermedad que produce contracción muscular sostenida que ocasiona la muerte. Estas tres enfermedades producen toxinas; por tanto, la inmunización se lleva a cabo aplicando el toxoide para que el paciente genere anticuerpos contra la toxina y así quede protegido en caso de exposición a ésta. HiB. Las siglas significan Haemophilus influenzae tipo B. El Haemophilus influenzae es una bacteria que puede o no presentar cápsula. Las cepas sin cápsula son poco patógenas; en cambio; las que la presentan son más resistentes a la fagocitosis y evaden al sistema inmune produciendo entre otros padecimientos meningitis fulminante. El Haemophilus influenzae tipo B posee una cápsula de carbohidratos. De esta bacteria se ha extraído el polisacárido polirribosil ribitol fosfato (PRP, por sus siglas en inglés), el cual es empleado para hacer la vacuna en ausencia de la bacteria, lo que reduce los riesgos. HBV. El virus de la hepatitis B (HBV) puede ser adquirido de diversas maneras, entre las que se encuentran transfusiones, contacto sexual, perforaciones por anillos (piercing) o tatuajes. La hepatitis que se genera puede conducir a estados crónicos e incluso carcinoma hepático (cáncer del hígado) y la muerte. Este virus posee un antígeno de superficie llamado HBsAg, que es el primero que contacta con la célula a la que se va a infectar. Actualmente se ha aislado el gen que codifica para dicho antígeno, y se le ha recombinado con el material genético de una levadura inofensiva llamada Saccharomyces cerevisiae reduciendo así el riesgo de infección para emplearlo como vacuna. Es la primera vacuna obtenida por la tecnología de ADN recombinante. SRP. Es una vacuna conocida como triple viral, ya que contiene los virus atenuados (vivos) de sarampión, rubéola y parotiditis (paperas). Estas tres enfermedades comparten su vía de entrada: la respiratoria. El sarampión y la rubéola son enfermedades conocidas como enfermedades virales exantémicas; es decir, producen lesión en piel; sin embargo, lo más alarmante pudieran ser las secuelas que dejan. El sarampión, al igual que la parotiditis, puede producir encefalitis y sordera. Por su parte, la rubéola, aunque produce una enfermedad exantémica leve en niños, en pacientes embarazadas que no han tenido contacto con la enfermedad ni con la vacuna y adquieren la infección, ponen en riesgo la vida del bebé y puede producir desde malformaciones y retraso cerebral, hasta aborto. Existen otras enfermedades que se deben tener en cuenta aunque no aparezcan en la cartilla, como la varicela.

Evaluación formativa

Escoge la opción correcta y escríbela en el paréntesis. 1. Personas cuyos eritrocitos carecen de los antígenos

A y B. ( ) a) A b) B c) AB d) O 2. Es el tipo sanguíneo más frecuente. ( ) a) ORh+ b) ORh– c) ARh+ d) BRh+ 3. Nombre del rechazo inmunológico que se presenta en un segundo embarazo por incompatibilidad de Rh entre la madre y el hijo. ( ) a) Infección aguda b) Anafilaxia c) Eritroblastosis fetal d) Neutralización

Aprende a ser

con la biología

Investiga en tu familia qué tipo de sangre predomina; asimismo, pregunta si alguno de ellos ha sido donador y qué requisitos hay que seguir para ser un buen candidato a donar sangre. Finalmente, explícales las diferencias que existen entre su tipo de sangre y los otros tres. Grupos sanguíneos Se ha descubierto la presencia de diversos antígenos en las membranas de eritrocitos. Algunos han sido utilizados como sistema de diferenciación de grupos sanguíneos. Los más usados son el sistema ABO y el Rh. También hay otros que rara vez son empleados en estudios de laboratorio y más bien aparecen en trabajos de investigación, como los sistemas Lewis y Lutheran. El científico Kart Landsteiner en 1910 descubrió el sistema ABO, y en 1940 el Rh. El sistema ABO se basa en dos antígenos: A y B, de tal suerte que, bajo este esquema, existen cuatro tipos sanguíneos: • Individuos tipo A. Estas personas poseen el antígeno tipo A en la membrana de sus eritrocitos, pero carecen del tipo B; sin embargo, pueden montar una respuesta de rechazo (anticuerpos) contra éste. • Individuos tipo B. Estas personas poseen el antígeno tipo B en la membrana de sus eritrocitos, pero carecen del tipo A, y de igual forma pueden rechazar la transfusión con sangre tipo A. • Individuos tipos AB. Las personas AB poseen ambos antígenos en la superficie de sus glóbulos rojos (eritrocitos) y no fabrican ninguno de los anticuerpos (A o

B). Pueden recibir cualquiera de los dos tipos de sangre anterior y del tipo O que veremos adelante, por lo que se consideran aceptores universales, sobre todo el

ABRh+.

• Individuos tipo O. A este tipo de grupo sanguíneo se le ha denominado O aunque realmente es 0 (cero) ya que carece de cualquiera de los dos tipos de antígenos, pero puede fabricar anticuerpos contra ambos. Por tanto, podrá ser un donador universal ya que carece de cualquier antígeno, sobre todo el tipo ORh-. El factor Rh fue descubierto por primera vez en el mono Macaccus rhesus y de las dos primeras letras de la especie recibe su nombre. Existen dos tipos sanguíneos de Rh, positivo si está presente y negativo cuando está ausente.

El sistema ABO se complementa con el sistema Rh, de esta forma podemos tener ORh+ (el más fecuente), ORh-, ARh+, ARh-, BRh+, BRh-, ABRh+ y ABRh- (el menos frecuente). Cuando un paciente es Rh- y recibe una transfusión de sangre Rh+, monta una respuesta inmune de rechazo y podría morir. Cuando la mujer es Rh- y se embaraza de un individuo Rh+ no ocurre el rechazo, ya que la sangre de la madre no contacta con la del producto, gracias a la presencia de la placenta que separa las dos sangres y sólo permite el paso de nutrientes y ciertas mo- léculas; sin embargo, al momento del parto pudiera haber contacto de la sangre del bebé con la de la madre. Ella podría quedar sensibilizada, de tal modo que de presentarse otro embarazo, pudiera producir una enfermedad conocida como eritroblastosis fetal. La eritroblastosis fetal es una condición de rechazo inmunológico al producto del segundo embarazo, en donde las IgG maternas, que sí atraviesan la placenta, destruyen los eritrocitos del producto por activación del complemento, produciendo esplenomegalia (aumento de tamaño del bazo), ictericia (coloración amarilla de la piel y mucosas por destrucción masiva de eritrocitos) y muerte.

Trasplantes Evaluación formativa A lo largo de la historia de la humanidad, el intento de Parte I. Menciona las características, funciones y ejemplos de la las ciencias médicas por trasplantar órganos y tejidos inmunidad natural pasiva y natural activa. ha sido un camino lleno de fracasos y, en algunos casos, éxitos limitados. Sin embargo, también han existido Escoge la opción correcta y escríbela en el paréntesis. grandes logros que han traído claridad al entendimien- Se llamó la segunda respuesta en el trasplante. ( ) to del rechazo a injertos. a) Los injertos los aceptaba el organismo en la segunda ocasión Durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania bom- b) El segundo injerto era rechazado en menos tiempo bardeó entre otros países a Inglaterra. Durante esa época c) Los injertos sólo duraban siete días el inmunólogo inglés, Peter Medawar, trabajó con los d) El trasplante se lograba sólo entre hermanos gemelospacientes quemados (entre soldados y civiles). Una de las limitaciones que observó fue el hecho de que los injertos Parte II. Relaciona las columnas. Escribe dentro del paréntesis de la de piel duraban aproximadamente siete días antes de ser rechazados, y algo que llamaba la atención era que izquierda el número de la columna de la derecha que corresponde a la respuesta correcta. el segundo injerto duraba menos días. A este fenómeno ( ) Vacuna para prevenir la poliomielitis que se le denominó la segunda respuesta en el trasplante. se aplica en México, se elabora con virus En 1954, Joseph Murray logró el primer trasplante de atenuados y se aplica vía oral. riñón. El donador era hermano gemelo del receptor. A ( ) Protege contra la difteria, tos ferina y tétanos. mediados de los cincuenta, Rupert Billingham, Leslie ( ) Vacuna que previene la hepatitis B. Brent y Peter Medawar descubrieron que el efecto in- ( ) Es conocida como la triple viral contra el munológico de rechazo radicaba en los linfocitos. sarampión, la rubéola y la parotiditis. Por primera vez, Jean Dausset y Felix Rapaport descubrieron en 1952 la existencia de la molécula encargada de la histocompatibilidad (compatibilidad de tejidos) y a la vez del rechazo. Le denominaron HLA, por sus siglas en inglés, o antígeno leucocitario humano, posteriormente con estudios acerca de las estructuras de la superficie celular que regulan las reacciones inmunológicas (desarrollado por Dausset, Benacerraf y Snell) se le llamó complejo principal de histocompatibilidad (MHC, por sus siglas en inglés) y aunque son lo mismo, el MHC aplica para todas las especies animales que lo poseen (incluyendo al humano). Por sus trabajos Jean Dausset, Baruj Benacerraf y George D. Snell ganaron el premio Nobel de Medicina en 1980. Posteriormente se comprendió más acerca del proceso de rechazo de injertos, como ya se vio, es un proble- ma de citotoxicidad mediada por células, es decir, que de forma natural casi todas las células de un organismo presentan antígenos propios unidos a moléculas de MHC-I también propias del individuo en cuestión. Dichos antígenos son presentados a las células T citotóxicas y éstas los reciben con su TCR y su CD8 (fig. 2.25). De reconocerse como propio el antígeno (y por ende a la célula), el linfocito T citotóxico se sigue de largo. De lo contrario, como ocurre en los trasplantes, las células injertadas son destruidas. Lo anterior ocurre porque las células injertadas expresan con su propio MHC-I (diferente al de la célula aceptora) antígenos propios del injerto (diferentes a los del receptor). Por tanto, los linfocitos CD8 (o

1. SRP 2. Sabin 3. Salk 4. BCG 5. DPT 6. HiB 7. HvB LA BIOLOGÍA Y TU COMUNIDAD

Asiste a un Centro de Salud de tu localidad, comunidad, colonia o municipio y solicita que te indiquen cuántos tipos de Cartilla Nacional de Salud hay y a quién van dirigidos (niños, mujeres, adolescentes, adultos, etc.).

Menciona que estás haciendo un trabajo de campo y solicita que te proporcionen una copia fotostática de cada cartilla.

Una vez que tengas todas, analiza cada una e identifica las diferencias y semejanzas que hay entre ellas.

Finalmente, identifica qué vacunas debes tener de acuerdo con tu edad y sexo. No lo dudes y vacúnate, ya que sabes los beneficios que tienes al realizarlo.

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