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Inés Sheero Elegancia disruptiva
Dotada con un sentido tan innato como particular para la moda, es una de las mentes creativas detrás de UneditedXYZ, novel marca que desde la ciudad de Miami renueva las pasarelas con una propuesta novedosa impregnada por su autenticidad e irreverencia
En un sector como la moda, en el que pareciera que todo está inventado, mucho se agradece la aparición de propuestas, hasta disruptivas si se quiere, afanadas por ofrecer algo distinto. Tal es el caso de Unedited XYZ, firma que vio luz en Miami producto del esfuerzo de los venezolanos Elio Rojas e Inés Sheero, la emprendedora incansable que sacudió silueta y melena en las pasarelas del Miss Venezuela y frente a las cámaras como modelo; la que sorprende en Instagram con sus inesperadas, pero siempre acertadas combinaciones a la hora de vestirse; la mujer que encontró la paz en una nueva fe, que cree en las energías; la esposa feliz en un matrimonio idílico con el empresario joyero Sami Sheero, y la madre afortunada de una hija que esperó por mucho tiempo, a la que llamó Adel.
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INÉS EN MEDIDA

¿Qué es la moda para ti?
—Una forma de expresión.
¿Y el estilo?
—La esencia.
¿Un diseñador?
—Alexander McQueen.
¿Un perfume?
—Chanel número 5.
La esencia de la marca se condensa en la frase “Do not edit yourself. Be un-edited”, no te auto edites. Sé no editable, de ahí el nombre, y se manifiesta en una línea de ropa desenfadada. Es posible toparse con un bolsillo cortado, un hilo suelto o una cinta que cae o que nunca se termina de pegar, pero esto es adrede; cómoda sin renunciar a la elegancia; con piezas sin género sumamente versátiles, funcionan tanto de día como de noche según cómo se combinen; y en ocasiones exclusivas, con cantidades limitadas y diseños únicos.
La tres últimas letras del alfabeto que completan el nombre se refieren al uso frecuente de los retazos de telas, que los hace en parte sustentables. Esta virtud ha sido ampliamente aprovechada en R-edit, colección ready to wear creada en alianza con el reconocido diseñador Ángel Sánchez. Unedited XYZ es también una marca con consciencia. Producida 100% en Miami, aprovecha sus piezas, empaques y presencia digital para divulgar mensajes vinculados con el amor propio y el crecimiento personal.
¿Cómo nace UneditedXYZ?
—Recuerdo que me invitaron a una boda súper importante, como de mil personas. Tenía una falda gigante de tafetán de Carolina Herrera en azul cielo que decidí usar con un collar de brillantes, pero me hacía falta una pieza que le hiciera contraste. Llamé a Elio, mi amigo de años, y le pedí que me hiciera una franela a la que le pusimos la frase “ropa de boda” en la parte de atrás. Eso fue la sensación de la noche. Supe entonces que debíamos crear algo diferente. Aprovechamos la pandemia, que la gente no podía salir a comprar, y empezamos a hacer franelas con mensajes que tal vez resultaban chocantes, pero eran la realidad. Vendimos no sé, unas 200 mensuales, una locura. Cuando terminó la pandemia empezamos con la ropa.
Y ese interés por la moda, ¿desde cuándo?
—Justo ahora empiezo a recordar cómo la moda me trajo hasta este momento tan importante en mi vida, a mis casi 45 años. Mi abuela era modista, la más famosa de Calabozo, en el estado Guárico. Crecí entre telas, maniquís, el sonido de la máquina de coser. A partir de los 15, cuando empiezo a ir a fiestas, me doy cuenta de que pensaba mis looks con mucha anticipación, desde el peinado hasta los zapatos. Luego muere una tía lejana de mi papá, que también era costurera, y me dejó todo su material; no entendía por qué. Eran unas sedas italianas preciosas. Se me ocurrió crear mi propia marca de ropa, abrí una tienda en Valencia, Ahavá se llamó, que es amor en hebreo, donde vendía vestidos confeccionados con esas telas, combinados con los accesorios que traía de mis viajes. Ahí me di cuenta de que me gustaba la moda, y además, ser diferente.
Marcar la diferencia.
—Sí, hay gente a la que les gusta la moda y la sigue; si yo veo algo que está muy en tendencia, me voy por el lado contrario. No se trata de ir a un el centro comercial y salir con el look completo, sino de mezclar, de repente algo que te costó $5 con unos zapatos de marca y una cartera de un diseñador emergente. Eso es lo que te hace única. Siempre le digo a quienes están creando un producto o quieren emprender, que la diferencia está en el sello personal, en lo que nos diferencia a unos de otros, en nuestra alma, que nos conecta con Dios, el creador de todo.
¿Qué le aporta Elio, tu socio, a la marca y qué le aportas tú?
—Él es la fuerza y yo soy lo etéreo. Cuando nos reunimos, sabíamos cuál era la esencia del otro. Es un hombre sumamente trabajador, empieza a las 8 de la mañana y a las 2 de la madrugada sigue ahí, y es muy creativo, eso es lo que nos une, la creatividad. Yo soy esa energía femenina que facilita también la creación de las piezas. A él le encanta vender y yo soy más espiritual, de ponerle una intención a lo que hacemos.
¿Y cómo ha sido la respuesta de los compradores?
—¡Espectacular! Empezamos haciendo colecciones atemporales a las que le vamos agregando algunas piezas, otros colores y telas. Aquí en Miami hay muchas bodas y fiestas y atendemos a esas mujeres de 20 a 30 años que quieren lucir diferentes, a ellas les hacemos algo personalizado.
Me llaman la atención los materiales, las telas.
—Usamos vinilos, neopreno, seda, organza. Nos encanta combinar la organza con los vinilos, lo elegante y sutil con algo rústico. Antes nadie usaba para una boda un vestido de lentejuelas con una capa de organza y un mensaje en neo, nosotros lo hicimos.
Cuando las ganas se juntan
En cuanto a la colaboración con el afamado diseñador venezolano Ángel Sánchez, Inés cuenta que se dio sin buscarla. Amigos de años, ella evitó siempre comentarle que había incursionado nuevamente en la moda hasta que él se enteró. Para el Miami Fashion Week del año pasado les pidió la creación de una pieza tomando como punto de partida el patrón de una de sus blusas. El resultado fue un éxito: una blusa elaborada en tul con aplicaciones en vinil cortado con láser. Lo siguiente fue la colección juntos en la que aprovecharon retazos del atelier de Ángel.
“Recuerdo la primera reunión”, relata Inés: “¿Cómo te puedes sentir tú, que no has estudiado diseño, y que de repente te llama un gran diseñador como Ángel Sánchez y te dice, ven a mi atelier, vamos a empezar a crear?
Eso fue ¡wao!”. El resultado son piezas que reinventan la femineidad con las siluetas estilizadas de Sánchez y el toque desenfadado de UneditedXYZ.
El estilo
de Inés
Con un closet privilegiado en el que abundan piezas de Valentino, Gucci, Delpozo, Fendi, Bottega Veneta, Isabel Sanchis, y claro está, muchas joyas de Daoro, pero también de marcas más accesibles, resulta imposible no celebrar su buen ojo a la hora de combinarlas y lucir siempre radiante. “Creo que no tengo un estilo marcado. Todos los días no nos levantamos igual, entonces

¿por qué nos tenemos que vestir igual?”, explica. Deja claro eso sí, que se viste para sí misma y no para los demás: “Lo primero que debes preguntarte es cómo te quieres sentir, y en función de eso escoger la ropa”.
¿Tienes piezas favoritas?
Sí, son piezas de mi afecto, de esas que perduran en el tiempo. He tenido la suerte de reunir piezas valiosas, y no tiene nada que ver con el precio. De repente, ese cinturón neón que compré en un mercado libre en Barcelona, la cartera que tengo desde hace 20 años o unos stilettos color nude. Eso es lo que hace especial a mi closet, la mezcla.
¿Y las joyas?
—No soy de esas mujeres ansiosas por las joyas, supongo que es porque están ahí, disponibles. Prefiero piezas especiales, grandes, un solo anillo, un collar, un reloj con una buena pulsera. Me gustan también las de diseñadores como Nayibe Warchausky.

¿Tienes alguna joya con un significado especial?
—Un collar de brillantes que me hizo Sami de un anillo que heredé de mi abuela y el anillo de compromiso que él me dio en el Muro de los Lamentos en Israel.
Ya llevan 10 años de casados.
¿Cómo nació esa historia de amor?
—Tenía tiempo sin verlo, a mi regreso de un viaje a Israel nos reencontramos y empezó a acompañarme a mis estudios de la cábala. Yo tenía años en eso, la cábala me ayudó a sobrellevar las muchas pérdidas que tuve en mi primer matrimonio, al punto que llegué a pensar que nunca sería mamá.
Me compenetré tanto que hasta abrí un centro de estudio en Valencia. Me sabía de memoria los rezos, los cantos… era como si la vida me estuviera preparando.
Con Sami no solo llegó un nuevo amor sino también una nueva manera de acercarse a Dios, el judaísmo. Guiada por él, profundizó sus estudios hasta aprobar un examen de siete horas frente al máximo rabinato en Israel, a quien llena de gozo le escuchó decir: “Hay una nueva judía en la tierra”.

Hay una diferencia de edad entre ustedes, ¿Cómo lo llevan?
—Sami es como un niño de siete años, jovial, siempre dice que sí a todo, quiere disfrutar, viajar. Por otro lado, me gusta su madurez, que sea un hombre grande, con experiencia, ya más reposado.
Junto a él pudiste ser madre.

—Cuando empezamos, él me insistía para tener un hijo, más por mí que por él que ya tenía cinco y varios nietos. Habíamos planeado una fecundación in vitro, pero al regresar de Israel quedé embarazada.
¿Qué significa para ti ser mamá?
—Es mirar todo lo que eres, lo bueno y lo malo, a través de los ojos de una persona que te ama incondicionalmente.
¿De qué te sientes más orgullosa?
—De convertirme al judaísmo, de adaptar esas leyes a mi esencia y sentirme en paz.
