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HISTÓRICO POP nacional
A 40 años del surgimiento del vigoroso movimiento que bajo su iniciativa descubrió y lanzó a la popularidad a luminarias como Yordano, Ilan Chester, Franco De Vita y Colina, entre otros, el músico Alejandro Blanco-Uribe cuenta la historia de cómo lo creó vía RCTV y Sonográfica
Se están cumpliendo cuarenta años de la irrupción del movimiento de música popular más importante, de mayor proyección y largo alcance surgido en Venezuela. Su promotor y creador tiene nombre y apellido: Alejandro Blanco-Uribe. Este músico caraqueño, de larga y consistente formación, es el responsable del éxito de luminarias de la música de la estatura de Yordano, Ilan Chester, Franco De Vita, Colina, Evio Di Marzo, Elisa Rego, Sergio Pérez, Fernando y Juan Carlos y muchos otros. Pudo llevar a cabo esta valiosa iniciativa, gracias a la confianza y el entusiasta apoyo que le brindó Peter Bottome, máximo ejecutivo de Radio Caracas Televisión, a través de Sonográfica, su sello discográfico, y de la empresa Fonotalento, que presidió Alejandro desde su creación en 1983.
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Compositor, productor musical y de espectáculos, así como de empresas culturales, Blanco-Uribe es un profundo conocedor de la industria de la música en el país. En 1975 entra al Sistema de Orquestas Juveniles de Venezuela como percusionista, para luego desempeñarse como asistente de José Antonio Abreu. Allí participó en la coordinación de producción de eventos y conciertos, donde aprendió música, gerencia, logística y organización.
Historia de lo inesperado
En 1978, obtiene una maestría en el Royal College of Music de Londres, en composición de música electroacústica y tecnología del sonido. La década de los 80 le resultó especialmente fructífera, gracias a su sobresaliente desempeño en la conducción gerencial que lo llevó a generar el movimiento musical sobre el cual lo entrevistamos, cuya historia en cuatro décadas tiene episodios tan variados como interesantes.
“La historia es simpatiquísima. Y muy loca”, cuenta con su habitual elocuencia. “Yo había estado en El Sistema cuando me fui a Londres, becado por Fundarte. Cuando terminé y me regreso, mi papá me ayuda y monto un estudio, donde grababa maquetas, música para teatro y para cine, toda la música que le hice a Diego Rísquez, a Mauricio Walerstein y a Carlos Oteiza. Yo hacía la música de las películas de ellos y de otros cineastas en mi estudio. Además, allí ensayaban Ilan y Yordano, pero todavía no eran conocidos”.
“Con motivo de la celebración de los 100 años del Teatro Municipal hice un espec- táculo gigante con Danzahoy, un musical que quedó increíble, pero no le hice la promoción debida y no le fue bien, por lo que tuve que vender el estudio y me quedé en la calle. Yo estaba recién casado y con mi esposa en estado. En mi afán de buscar trabajo leo un periódico y veo un aviso gigante que decía: ‘Se solicita director ejecutivo para una empresa discográfica en formación”.
“El aviso estaba muy bien redactado y quien solicitaba era Ofelia de Berconsky, para la época la reclutadora de empleo de todas las grandes empresas del país. Yo no tenía el currículo requerido para el cargo y lo que hice fue escribirle una carta felicitándola por la redacción del aviso, que consideraba impecable. Allí le decía que había estudiado en Londres y que antes trabajé con José Antonio Abreu, que esa era mi experiencia musical”.
Un cambio está por llegar
Lo que no esperaba es que al mes de haber mandado esta misiva, recibió una llamada telefónica solicitándolo para ir a una entrevista con Ofelia de Berconsky. “Al entrar a su oficina, me impresionó aquella mujer espectacularmente elegante, vestida de Chanel. Conversamos y tuvimos un diálogo muy bueno. Me comenta que hay 72 candidatos para el cargo, con abultados currículos, que venían de varias grandes empresas. Yo era un desconocido y lo que le había enviado era una sencilla carta. Sin embargo, quedé feliz con la conversación y no aspiraba a más, hasta que un mes después recibo una llamada de la oficina de Peter Bottome, de Radio Caracas Televisión, para citarme a una reunión con él, pues era el que solicitaba el cargo”.
Alejandro Blanco-Uribe, de formación musical académica y pionero del Sistema de Orquestas, fue el cerebro de este movimiento de vanguardia que llevó a la fama a las leyendas de nuestro país
“Al entrar a su oficina, sorpresivamente me tira tremenda descarga porque de los 72 candidatos al cargo hicieron una preselección de 14 y me metieron a mí en esa lista, sin tener los créditos necesarios. Y de repente me hace una pregunta: ‘¿Qué harías tú por la industria del disco?”.
Ante la inesperada interrogante que el CEO de la empresa de comunicaciones más grande del país le hizo, le respondió sin vacilaciones ni titubeos: “Le dije que había un teatro abandonado, el Santa Sofía, donde se podría hacer un castings con lo nuevo que estaba sucediendo en música, que yo sabía de jóvenes músicos con mucha preparación, que encarnaban un nuevo sonido venezolano, una fusión de pop con rock y música nuestra. Le manifesté que ese casting había que hacerlo con cámara, para ver si los aspirantes comunicaban eficazmente y pudieran vender bien sus productos a través de la televisión. Peter Bottome me dijo que le gustaba la idea y que tenía un teatro, La Campiña, donde podríamos llevarlo a cabo. Y quedó en llamarme. Se entusiasmó”.
En busca de un sonido emergente
“A partir de allí empezamos a conversar, hasta que me contrató y pasé a dirigir esta empresa descubridora de nuevos valores, llamada Fonotalento. Cuando la gente se enteró que Alejandro Blanco-Uribe iba a dirigir una disquera, no lo podía creer, porque yo hacía música de vanguardia, electrónica, académica, jazz, música para cine, no tenía nada que ver con la música comercial, no era mi mundo. Fue una experiencia maravillosa. Con la creación de Telearte, el estudio de grabación, así como la fábrica de discos, surgió el boom. Nunca hicimos nada por un sentido estrictamente comercial. Siempre hicimos lo que realmente deseábamos hacer. Para entonces Sonográfica no era disquera todavía. Era distribuidora, pero no producía nada creativo. Yo les entregaba el videoclip, la grabación hecha y la campaña promocional. Hicimos una fusión perfecta”. ¿Cómo comienza todo operativamente?
—Con Ilan Chester. Hicimos la primera prueba de talento con tres canciones suyas. Con esa prueba, se convocó a la junta directiva de RCTV. No resultó del todo positiva, y en plena reunión Peter Bottome exclamó: “A mí me parece que él es como un Elton John venezolano”. Ese encuentro dio como resultado que Peter asumiera sus propias decisiones: “Vamos a hacerlo tú y yo. Los dos le echamos pichón”. Todo el mundo me endosa el éxito de esta iniciativa, pero yo lo comparto con Peter Bottome. Si no hubiera sido por él y por el apoyo que me dio, no hubiese podido hacerlo. Me dio carta blanca.
Éxitos indetenibles
¿Quién fue el primero en grabar?
—Ilan fue lo primero que hicimos. El primer tema promocional, Soledad, lo incluimos en una telenovela mexicana del mediodía que tenía el mismo título, cuya protagonista era Libertad Lamarque. Y paralelamente hizo un especial musical en el Teatro La Campiña, donde metimos Cerro Ávila, que estaba en ese primer disco. Resultó todo un suceso. ¿Y los más vendedores?
—En cuanto a ventas, los batacazos fueron Daiquirí y Franco de Vita. Lo de Daiquirí era impresionante, vendimos casi 400 mil copias de Puros deseos de amar. Alberto Slezynger, director del grupo, inicialmente quería que el intérprete fuera Yordano, pero como a este ya lo estábamos grabando como solista, tuvo que cantarlas él.
¿Y Franco de Vita?
—Me llega por recomendación del músico Joseíto Romero. Mi oficina era de puras mujeres, pues considero que tienen mayor sensibilidad que los hombres para detectar el talento. Y así fue con Franco. Cuando terminó su prueba me dijeron: “Señor Blanco-Uribe, fírmelo, es muy bueno”. Todas maravilladas con el tipo.
¿Qué dices del primer disco de Yordano, considerado hoy un clásico?
—Sus mejores discos son los dos primeros. El primero lo produjo Ezequiel Serrano, es el gran cerebro de ese disco. Luchó por hacerlo con mucha determinación y los resultados fueron realmente históricos.
¿Cuál fue el primer éxito internacional apabullante que tuvieron?
—El tema de Franco de Vita Un buen perdedor, por la telenovela. Y como artista Carlos Mata, en sus facetas de cantante y actor, también por las telenovelas.
¿Por qué no volvió a generarse en Venezuela un movimiento musical de la envergadura del que motorizaste en 1983?
—Porque los países tienen sus épocas. Así como Cuba la tuvo en los 50 con su música, la ranchera en los años 40 con el cine mexicano, los argentinos en los años 30 con el tango y España en los 70 con el destape, a Venezuela le tocó en los 80.