José M. FERRER SALILLAS
VELILLAS EN EL SOMONTANO OSCENSE
José M. FERRER SALILLAS
VELILLAS EN EL SOMONTANO OSCENSE
AYUNTAMIENTO DE ANGÜÉS (PEDANÍA DE VELILLAS)
INSTITUTO DE ESTUDIOS ALTOARAGONESES (DIPUTACIÓN DE HUESCA)
Editan: Ayuntamiento de Angüés (pedanía de Velillas). Instituto de Estudios Altoaragoneses (Diputación de Huesca). Cubierta: Velillas con el cerro de Santa Bárbara al fondo. (Dibujo de J. E. Ortega Cebollero). Ilustraciones: J. E. Ortega y J. M. Ferrer. Imprime: Gráficas Alós, S. A. — Huesca. I. S. B. N.: 84-86856-92-2. D. L.: HU-211/92
ÍNDICE PRÓLOGO a cargo de D. Manuel García Guatas INTRODUCCIÓN HISTORIA GEOGRAFÍA Situación Red viaria Economía a) Agricultura b) Ganadería c) Otros recursos económicos EVOLUCIÓN URBANA Arquitectura doméstica Arquitectura eclesiástica a) Parroquia de San Bartolomé b) Ermita de San Ponz c) Ermita de Santa Bárbara d) Ermita de San Bartolomé Materiales de construcción a) El sillar b) El tapial c) El adobe d) El mampuesto e) El ladrillo
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1) Otros materiales Armas de los Luesia FIESTAS TOPONIMIA BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES CONSULTADAS .
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PRÓLOGO
Todos los pueblos, grandes y pequeños, tienen su historia; pero muchos no han llegado a ponerla por escrito de un modo sistemático. Velillas a partir de ahora la tiene escrita y publicada merced al esfuerzo y entusiasmo investigador de un hijo del pueblo, JOSÉ MARÍA FERRER SALILLAS. El mismo autor cuenta en las primeras páginas cómo empezó este trabajo, que en un principio cumplió como práctica de investigación en el curso de «Historia del Arte de los siglos xIx y xx». El acierto con que lo desarrolló y las posibilidades de seguir investigando en los archivos del Ayuntamiento y de la Diputación Provincial de Huesca y en la tradición oral del pueblo, me hicieron aconsejarle que lo continuara y ampliara después de haber terminado sus estudios universitarios en la Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza. A la vista está que lo ha hecho muy bien, con método riguroso y a conciencia, ocupándose de todos los períodos históricos y aspectos del pueblo, desde sus orígenes en ese poblamiento ibérico romanizado del cerro de San Bartolomé, hasta los actuales recursos económicos, agrícolas-ganaderos y de segunda residencia vacacional. Velillas ha desempeñado, a través de sus más de dos mil años 7 Índice
de historia, una función modesta pero ventajosa como lugar de paso en ese importante eje de comunicaciones, de Este a Oeste, del Somontano oscense, tan cómodo y pintoresco por sus vistas gratificantes, recorriéndolo con vehículo o a pie. Parte atractiva y señalada de este paisaje y trayecto sigue siendo Velillas, que creció y se extendió a lo largo del primitivo camino, luego convertido en carretera, pegado a las faldas del cerro de Santa Bárbara, alcor en permanente vigilancia desde época medieval hasta los sucesos más recientes de nuestra Historia. Los ejemplos de su arquitectura doméstica y religiosa y de sus curiosos alrededores, modificados por el trabajo de generaciones de sus habitantes, son también parte importante de la historia y del arte de este Somontano oscense, rehecha ahora y conservada para futuras generaciones con esta publicación.
Manuel García Guatas
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INTRODUCCIÓN
La circunstancia de haber nacido y vivir una etapa de mi vida en Velillas me ha motivado a realizar el presente trabajo de investigación histórica de este pueblo del Somontano oscense y a centrarme con más interés en el análisis de su urbanismo. Interesado en efectuar una recopilación histórica y un estudio de todo aquello que referido a Velillas pudiera recoger, inicié el difícil camino de la tarea del historiador, contando para ello con la orientación y el apoyo del profesor D. Manuel García Guatas, de cuyas clases de Arte en quinto curso surgió este trabajo. Titular del Departamento de Arte de la Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza, es un gran estudioso del Altoaragón, que desempeñó el cargo de Director General de Patrimonio Cultural de la Diputación General de Aragón entre 1985 y 1987. La historia local son los hombres y mujeres que en el pueblo han vivido, razón esta por la que, como investigador histórico, orienté mis primeros pasos hacia ellas, con el ánimo de recoger sus testimonios, su tenacidad para poder vivir en el entorno y en su época, sus hábitos, las obras que hicieron posibles sus casas, etc. Junto a estas valiosas aportaciones, he obtenido otros datos gracias a la documentación existente en los diversos archivos a los que he tenido acceso (Archivo Histórico Provincial, Archivo Municipal y Archivo Diocesano de Huesca; Hemeroteca del Ayuntamiento de Zaragoza); además de la bibliografía consultada y de la cual doy una detallada relación en las últimas páginas.
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He intentado recoger todos estos datos en una visión de síntesis que pueda satisfacer a todo aquel que sienta curiosidad por conocer el pasado del pueblo de Velillas, y por extensión metodológica el de cualquier pueblo del Somontano oscense en el que vivieron sus antecesores, quienes, a lo largo de su vida, fueron forjando su identidad histórica como núcleo de población. Después de una introducción histórica, en la que se describe el devenir del pueblo desde sus orígenes en la Alta Edad Media hasta nuestro actual siglo xx, relato aquellos hechos más significativos siguiendo la evolución cronológica de las diversas etapas históricas. He recopilado también algunos breves apuntes relacionados con la geografía física y económica propia de esta localidad, para, finalmente, comentar la evolución urbana de Velillas analizando aspectos tales como: arquitectura doméstica, arquitectura eclesiástica y los materiales con que fueron construidas. Elaborado este trabajo monográfico que el lector tiene en sus manos y que, a pesar de su simplicidad, pretende enriquecer la historiografía de Aragón, quiero expresar mi agradecimiento a aquellas personas que por el hecho de haber pasado su vida en el pueblo me han aportado valiosos testimonios. Asimismo agradezco la buena disposición de todos aquellos profesionales que me han permitido consultar la documentación existente en los archivos y bibliotecas donde he pasado parte de mis horas de ocio. Finalmente quiero resaltar la importante ayuda que he recibido por parte de Dña. Almudena Domínguez Arranz, titular del Departamento de Ciencias de la Antigüedad del Colegio Universitario de Huesca, que compagina su tarea docente con la investigación; y también deseo agradecer la colaboración de D. Antonio García Omedes y D. José Enrique Ortega.Cebollero. Respecto a la financiación necesaria para hacer posible la publicación del presente trabajo, merecen especial mención las importantes aportaciones económicas proporcionadas por el Instituto de Estudios Altoaragoneses y el Ayuntamiento de Velillas, incorporado al de Angüés. 10 Índice
HISTORIA
Teniendo en cuenta las fuentes documentales escritas y con los pocos restos arqueológicos que se han descubierto hasta la fecha, se puede afirmar como hipótesis que el actual núcleo urbano de Velillas pudo tener su origen en la Alta Edad Media (siglos x al XII), siendo sin duda, por aquel entonces, un'reducido núcleo de población donde habitaban algunas familias. No obstante, en el denominado cerro de San Bartolomé, que se yergue hacia el Este del pueblo, son visibles los restos inéditos de uno de los yacimientos —recientemente localizado— más importantes de nuestra provincia, que ha suministrado monetario ibérico, romano y medieval(1). Como hipótesis se puede adelantar que este yacimiento corresponde a un primitivo poblado indígena que posteriormente se iberizó y más tarde, como todos los de esta zona, recibió la influencia romana. Justifico esta afirmación por las monedas encontradas en sus inmediaciones y por los restos de cerámica que afloran en la capa superficial del suelo (fragmentos de cerámica de
(1) CASTÁN, A.; CALVERA, E.; IGLESIAS, M.: "Huesca de la A a la Z", en "Cuadernos Altoaragoneses" (Diario del Altoaragón), 16 de junio 1991.
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Monetario ibérico.
Monetario ibérico.
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Fíbula y moneda romanas.
Proyectiles de honda.
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pasta reductora a mano y a torno, cerámica ibérica pintada, restos de ánfora romana, un fragmento de boca de dolium, etc.). Cronológicamente se podría datar en los siglos II-1 antes de Cristo. Topográficamente este cerro de San Bartolomé reúne las características propias de un emplazamiento ibérico. El hecho de que en sus alrededores también se hayan encontrado proyectiles de honda, nos puede hacer pensar en que debió ser escenario de enfrentamientos entre ocupantes e invasores. En fecha incierta este poblado de San Bartolomé quedó abandonado. De momento, y a la espera de lo que la investigación arqueológica pueda aportarnos, se puede afirmar que los habitantes de este primitivo poblado no tuvieron relación alguna con aquellas personas que en la Alta Edad Media vivieron en el pueblo de Velillas. Como vestigio medieval bien visible se conservan los restos de una torre de vigilancia, cuadrada, que mide aproximadamente 4 m. por cada lado y que
Restos de la torre de vigilancia medieval, junto a la derruida ermita de Santa Bárbara.
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conecta visualmente el Pueyo de Barbastro con Santa Eulalia la Mayor(2). Se encuentra en la colina junto a la derruida ermita de Santa Bárbara, a pocos metros de la cual hay dos cavidades (depósitos o cías) excavadas en la roca, cuya distancia entre ambas es de 5 m., y que muy bien pudieron servir en su momento para almacén de alimentos o agua. Pascual Madoz en el Diccionario Geográfico, Estadístico e Histórico, al referirse a Velillas, dice escuetamente: «en el monte en que está situado el lugar se ven ruinas de una muralla que indica haber existido un fuerte en aquel sitio». Cuando Velillas fue conquistado por los aragoneses, el rey Sancho Ramírez lo donó el 3 de mayo de 1093 al abad del monasterio de San Ponce de Tomeras(3). Este rey, en su estrategia de ocupar la tierra llana, debía dominar el Somontano para ocupar la ciudad de Huesca. Con tal finalidad, entre los años 1062 y 1094 fue estableciendo un cerco escalonado en torno a la citada ciudad, conquistando entre otras fortificaciones: Alquézar, Labata y Santa Eulalia. Posteriormente, en el año 1280 el pueblo perteneció a San Pedro el Viejo de Huesca. En el siglo xv Velillás ostentaba el rango eclesiástico de Vicaría. Llegados al siglo XVII, los documentos nos dicen que en el año 1609 pasó a depender del Colegio Imperial de Santiago de la ciudad de Huesca, que había sido fundado en 1534 por D. Berenguer de San Vicente y el emperador Carlos V. Al depender del mencionado Colegio, Velillas debía pagarle los censales(4), cuyas cantidades aparecen recogidas en la documentación consultada en dos enunciados diferentes: a) Por entero, al Colegio de Santiago. (2) Santa Eulalia la Mayor también posee en lo alto de una colina un torreón óptico del siglo xi que vigilaba la ruta entre la Val de Nocito y la Hoya de Huesca. ESTEBAN LORENTE, J. F.; GALTIER MARTÍ, F. y GARCÍA GUATAS, M.: El nacimiento del arte románico en Aragón. Arquitectura, Caja de Ahorros de la Inmaculada, Zaragoza, 1982. (3) UBIETO ARTETA, A., Historia de Aragón, los pueblos y los despoblados, tomo III, Ediciones Anúbar, Zaragoza, 1984. (4) El censal era un documento que consignaba un contrato de censo, por el que se sujeta un inmueble al pago de una pensión anual como interés de un capital recibido.
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b) Por concordia, a favor de algunos particulares y entre los cuales se citan: vicario y jurados de Liesa; el rector de Ibieca; Gaspar Navarro, canónigo de Montearagón; vicario de Velillas, etc. Normalmente por cada 1.000 sueldos de propiedad se establecía un censal de 50 sueldos de pensión; así, por ejemplo, el 5 de noviembre de 1609 el lugar de Velillas debía pagar al Colegio de Santiago un censal de 105 sueldos sobre un total de 2.100 sueldos de propiedad. Además de los censales, el pueblo entregaba al citado Colegio diezmos y primicias, cuya cantidad en el año 1799 suponía 1/5 de lo que se producía. Por otra parte, los documentos nos informan de que el Colegio de Santiago prestó durante algunos años diversas cantidades de cereales para la siembra (trigo, avena, mestura y trigo de Nocito); entre los vecinos necesitados de tal préstamo se cita a los siguientes: Garcés, Viñau, Juan de Ortigas, Allué, Betrán, Satué, etc. En la relación de dependencia del pueblo con respecto al Colegio de Santiago se sucedieron algunos pleitos, uno de los cuales fue el presentado el 24 de julio de 1758 ante Martín Aguarta, alcalde y juez ordinario de Velillas; tal situación se produjo porque ciertos vecinos del pueblo no pagaron el censo al que se habían comprometido (100 sueldos j aqueses de pensión anual) en favor de los herederos de Miguel Arnáldez, que era vicario de Blecua, destinando dicho dinero en beneficio y utilidad del común de Velillas para atender las urgencias que tenía el lugar. Aproximándonos a épocas más recientes, se observa que durante el gobierno de los Borbones (1711-1833) este pueblo perteneció al Corregimiento de Huesca. La época contemporánea se desarrolla bajo el régimen municipal implantado en nuestro país durante el reinado de Isabel II y concretado en Velillas con la constitución de un Ayuntamiento propio en el año 1834. Desde el año 1969 está incorporado al de Angüés a los efectos administrativos y estadísticos municipales. 16 Índice
Ya en el siglo XX, un destacado acontecimiento histórico es el relacionado con la contienda civil española. La vida cotidiana de la población se vio profundamente alterada durante todo el período de tiempo en el que el pueblo estuvo ocupado por el ejército republicano (desde el inicio de la guerra hasta poco después de quedar levantado el asedio de Huesca el 25 de marzo de 1938). Dada su situación estratégica, Velillas se encontraba en la avanzadilla de la columna republicana del coronel Villalba Rubio, quien había establecido su cuartel general, a retaguardia, en el vecino pueblo de Angüés. Esta columna, formada por un total de 1.500 hombres, había salido de Barbastro el 27 de julio de 1936 con el propósito de atacar la ciudad de Huesca. Las tropas defensoras de la República, que dominaban más de las dos terceras partes de la provincia de Huesca, establecieron un parque móvil aproximadamente a 200 m. de la carretera nacional 240 Tarragona-San Sebastián, en la demba de Antonio Salillas, quien además tuvo que compartir su vivienda familiar con las tropas de ocupación, que habilitaron algunas,habitaciones como oficinas militares y en las que diariamente se preparaban las hojas de ruta. En el parque móvil se procedía a la reparación de vehículos (en su mayoría camiones y carros de combate) dispuestos para el transporte de las tropas que, tras repetidos asaltos, ocuparon el pueblo de Siétamo. Velillas, al ser uno más de los enclaves existentes en las comunicaciones por carretera entre Huesca y Lérida, fue también testigo del paso de los soldados pertenecientes a la columna republicana Ascaso (Lérida-Barbastro-Huesca) y a la columna Durruti, además de las tropas que componían el contingente formado por varias centurias pertenecientes al P. O. U. M. (muchos de cuyos efectivos procedían de Cataluña) y de las Milicias de Barbastro(5). (5) En su mayor parte eran cenetistas, pues la C. N. T. estaba fuertemente implantada en la provincia de Huesca.
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En los días que siguieron al 18 de julio de 1936 los vecinos del pueblo vivieron situaciones críticas que dejaron huella en sus vidas. Quedaron consternados cuando el 16 de agosto de 1936, y en el camino que conduce a la ermita de San Bartolomé, moría abatido a tiros el párroco del pueblo, D. Bartolomé Ascaso Goya, natural de Lupiñén. Asimismo tuvieron que soportar dos bombardeos que, afortunadamente, no llegaron a destruir las casas del pueblo, cayendo las bombas en las dembas próximas al parque móvil yen las proximidades del mesón. En otra ocasión los vecinos se vieron obligados a evacuar el lugar ante la amenaza de un duro ataque proveniente de las fuerzas defensoras de Siétamo. Para protegerse de los posibles ataques aéreos, la población civil disponía de un refugio excavado en la roca y ubicado bajo el frontón de la plaza mayor. A su vez, las tropas destinadas en el ya mencionado parque móvil contaban con un pequeño refugio construido para tal efecto bajo la era de Antonio Salinas. Además de estos refugios, en las proximidades del mesón se conserva un polvorín subterráneo que se construyó para almacenar munición de fusilería y bombas para las piezas de artillería. El cerro de Santa Bárbara fue un importante punto estratégico; desde él se avisaba a los vecinos y a las tropas mediante el repique de una pequeña campana de los ataques de la aviación. Además, en este mismo cerro se había colocado una pieza de artillería. En la década de los años 60 el pueblo perdió parte de su población debido a la emigración de algunos de sus habitantes hacia las ciudades de Huesca, Zaragoza y Barcelona, a donde acudieron en busca de un trabajo que les permitiera vivir con las comodidades que la ciudad ofrecía por aquel entonces. A pesar de la paulatina disminución demográfica que todavía persiste, los habitantes del pueblo, que según el padrón municipal del año 1991 sumaban un total de 71 personas, se han preocupado de llevar a efecto ciertas mejoras sociales que les aportaran un más elevado bienestar social. Entre estas mejoras podemos subrayar: el 18
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agua potable por todas las casas y su correspondiente infraestructura de desagües en el año 1975, la pavimentación en el año 1981 de todas sus calles, que antaño eran polvorientas y embarradas; el nuevo sistema de alumbrado, la creación de un Centro Cultural Recreativo, la instalación de un equipo de megafonía, etc. Con fines de carácter social, medioambiental y cultural se constituyó, el 20 de septiembre de 1989, la Asociación de Vecinos de Velillas. Este pueblo del Somontano oscense es, sobre todo, cuna del ilustre don Victorián Aragón y Lasierra, publicista y orador sacro, que nació el 6 de abril de 1869. Profesor de Teología del Seminario Oscense, fue nombrado director de la Revista Eclesiástica en 1897, en la que publicó artículos sobre cuestiones morales, jurídicas y canónicas. Mantuvo correspondencia y amistad con Marcelino
Don Victorián Aragón y Lasierra (1869-1900).
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Menéndez Pelayo, y fue autor de diversas obras como: Colección de Sermones, 2 volúmenes (Huesca, 1897 y 1898) y una famosa Colección de Legislación Civil y Penal de España y Ultramar. Falleció prematuramente el 28 de marzo de 1900 a los 30 años, siendo canónigo de la catedral de Valladolid. Sus restos reposan en el camposanto de su pueblo natal. De Velillas salieron también personas que en su mayoría siguieron la vocación religiosa y cuyos nombres citamos a continuación: Petra Ballarín Otal (profesó su vocación en los colegios de las dominicas de Santa Rosa en Huesca y Pamplona), Trinidad Cabrero Seral, Presentación Cabrero Alastrué, Carmen Salillas Betrán y Adelaida Salillas Betrán (monjas todas ellas que estuvieron en el monasterio cisterciense de Casbas); Benito Salillas Bara, Teodoro Salillas Cortés, Francisco Bibián Callizo, Antonio Vicén Calvo y Manolo Nasarre Ferrando (curas que ejercieron su sacerdocio destinados en diversas parroquias). De todas estas personas, la única que queda con vida es Manolo Nasarre Ferrando, quien desarrolla su labor pastoral en la parroquia de Colungo.
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GEOGRAFÍA
SITUACIÓN Si nos desplazamos por la carretera nacional 240 TarragonaSan Sebastián, partiendo de Huesca yen dirección a Barbastro, una vez pasado el pueblo de Siétamo llegaremos a Velillas. Núcleo de población situado a unos 200 m. de la carretera y que ofrece al viajero un escaso contraste cromático con el entorno; dista de la capital oscense 19 km. El pueblo, a 519 m. de altitud, se extiende en terreno ondulado por la falda meridional de un pequeño, pero escarpado, cerro de forma cónica, donde se hallan los restos de la fortificación medieval y la ermita de Santa Bárbara. Goza de un clima templado en invierno al estar resguardado por los vientos, y en verano es sumamente caluroso, por estar orientado además a pleno mediodía. El término municipal de Velillas se incluye, pues, plenamente en el Somontano oscense(6), que está modelado sobre materiales del Mioceno lacustre con predominio de areniscas, arcillas y mar-
(6) El Somontano oscense comienza sobre las márgenes del Flumen y, continuando en sentido longitudinal de Oeste a Este, se extiende hasta el río Alcanadre.
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VELILLAS
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TERMINO MUNICIPAL
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VELILLAS
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gas, dando ello lugar a que se formen relieves tabulares y depresiones erosivas en terrazas que reciben el nombre de «sasos». Este término municipal linda con el de Liesa al Norte, Torres de Montes al Sur, Angüés al Este y Siétamo al Oeste. En él se encuentran dos riachuelos: el Chunces y el Rija, cuyo caudal, que está alimentado por el agua de lluvia, queda considerablemente disminuido durante el verano. Ambos cursos hidrográficos discurren muy próximos uno de otro y en sus orillas se encuentran pequeñas franjas de terreno que, en su conjunto, se denominan «cañamares» (hoy día dedicados al cultivo de productos hortícolas, pero en otros tiempos al cultivo del cáñamo). Además de estos dos cauces permanentes de agua, hay dos barrancos: el de la Fuente Umper y el de Plano Trasmón, que sólo llevan caudal cuando llueve. En tiempos pasados los vecinos del pueblo se abastecían de agua de varios manantiales: —El Pozo, situado en la valle que lleva su propio nombre y muy próximo al mesón. Ha sido el manantial que desde un principio suministraba el agua potable, que e'ra transportada mediante cántaros. —La Fontaneta, localizada en la denominada «balsa de los camineros», también cerca del mesón. Disponía de una pequeña pila para abrevar las caballerías. —La Fuente Umper, manantial más alejado del mesón que los dos anteriores y próximo al barranco que lleva su nombre. Era utilizada para lavar la ropa, ya que en invierno el agua salía caliente y en verano fresca. —La Fuente de Coronas, que toma el nombre en la colina de «La Corona» junto a la sarda de Marroquiella. A este manantial también acudían las mujeres para lavar la ropa, ya que tenía las mismas características que la Fuente Umper. Dada su situación geográfica se pensó en llevar el agua hasta el mismo pueblo para una mayor comodidad de sus vecinos. Con tal fin se hizo un gran depósito en la falda norte del cerro de Santa Bárbara, y así poder
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Manantial de El Pozo, situado en la valle que lleva su nombre y muy próximo al mesón.
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almacenar el agua procedente de dicho manantial por conducción subterránea. Pero toda la infraestructura de conducción de agua quedó inservible a causa de unas lluvias torrenciales, teniendo que volver a utilizar por un tiempo los tradicionales lugares de abastecimiento. En la actualidad el suministro de agua a domicilio está garantizado desde el embalse de Vadiello, almacenándose en el antiguo pero remozado depósito.
RED VIARIA La ubicación y el desarrollo del pueblo de Velillas se explican y entienden en función de las comunicaciones antiguas y modernas. En la actualidad, la principal red viaria es la carretera de Huesca a Barbastro o Nacional 240. En otros tiempos esta vía de comunicación era un camino carretero que disCurría por dentro del núcleo urbano (antigua calle San Poncio). En razón de las distancias, y al ser Velillas lugar de paso para el viajero que transitaba por dicha ruta, se convirtió en el sitio adecuado para sustituir los caballos de tiro por otros de refresco. Todavía se conserva transitable en algunos tramos este primitivo camino a Huesca, que atraviesa los riachuelos Chunces y Rija. Caminos tradicionales, utilizados toda la vida por las gentes de esta localidad para comunicarse con el resto de los pueblos circunvecinos, eran los siguientes: Hacia el Norte partían dos: un camino carretero que conducía a Liesa, y otro de herradura que, atravesando la sarda de Marroquiella, llevaba al incansable viajero hasta Ibieca. El camino de Liesa fue transitado durante mucho tiempo por el cartero que desde Ibieca se desplazaba con su bicicleta hasta Liesa, para desde ahí proseguir su viaje hasta Velillas, EIBUZL",7° Índice
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donde recogía la correspondencia procedente de Huesca con destino a estas tres localidades. Otro camino salía hacia el Sur y comunicaba Velillas con Torres de Montes. Tiene como principal referencia orográfica un gran peñasco de unos diez o doce m. de altura y que dibuja una silueta femenina en avanzado estado de preñez; se conoce con el nombre de «La Peña Mujer». Según Rafael Andolz(7), este peñasco nos sugiere la idea de fecundidad, que hizo de ella en tiempos remotos una especie de tótem para las mujeres que deseaban la maternidad cuando la naturaleza les negaba la fecundidad. En la cima hay un pequeño hoyo.
"La Peña Mujer", principal referencia orográfica en el camino que comunicaba Velillas con Torres de Montes.
(7) Artículo publicado en el Diario del Altoaragón, el 17 de abril de 1988.
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Saliendo del pueblo en dirección Este, y en el punto denominado «la Cruceta», se encuentra el inicio de cuatro caminos diferentes: el primero de ellos llegaba hasta la ermita de San Miguel de Foces en Ibieca; el segundo permitía llegar a Casbas; el tercero llevaba hasta Angüés; y el cuarto camino, que pasa por detrás del cerro de San Bartolomé, comunicaba Velillas con Torres de Montes. La mayoría de estos caminos se siguen utilizando para acceder a los campos con la maquinaría agrícola, pero la comunicación con estos pueblos circundantes se efectúa por medio de carreteras con piso asfáltico.
ECONOMÍA Hablar de la economía de Velillas es hablar exclusivamente del sector primario, en el que la agricultura y la ganadería se han convertido en los pilares básicos de la economía familiar y cuyas características vamos a analizar en los tres apartados siguientes: a) Agricultura El terreno arenoso y gredoso de Velillas es casi todo llano, encontrándose en él vallones que forman algunas colinas. En otros tiempos estuvo poblado de olivos y viñedo, pues es un terreno apto para estos cultivos. En el año 1792, según don Pedro Blecua y Paúl en su Descripción Topográfica de la ciudad de Huesca y todo su partido en el Reino de Aragón, se reseñaba lo siguiente: «los frutos más connaturales de Velillas eran granos y vino; ordinariamente sus cosechas eran las siguientes: trigo, 400 cahíces; mixtura, 200 cahíces; avena, 50 cahíces; cebada, 60 cahíces; vino, 600 nietros; aceite, 200 arrobas, todo ello de buena calidad. La producción sobrante de grano era llevada a Barbastro y Huesca; la de vino a las
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montañas y Monegros; y la de aceite a Navarra»(8). Con estos datos se puede observar que en Velillas se daba la típica trilogía del Somontano en el cultivo (cereales, vid y olivo), siendo muy numerosas las plantaciones de olivos y de cepas, encajando así en la tónica general del Somontano, que se ha caracterizado por ser tierra de secano donde estos cultivos dieron buenos resultados. La vid fue el cultivo que mejor se adaptó a las tierras de este Somontano oscense, calculándose que a él se dedicaba un 40 % del terreno cultivado. Ignacio J. de Asso, en su Historia de la Economía Política de Aragón, nos dice que sus vinos llevaban ventaja a todos los de Aragón por su agradable gusto, hermoso color de rubí y aptitud para conservarse. Dentro de la reducida variedad de cultivos podemos decir que, además de los ya mencionados, también se cultivaba en pequeñas cantidades el cáñamo en los denominados cañamares, los cuales se podían regar gracias a la existencia de acequias por las que discurría el agua procedente de un azud. Iniciado el siglo xx y con el fin de defender mejor los intereses agrícolas, Velillas pasó a formar parte muy pronto del Sindicato Agrícola de Casbas, que había sido fundado el 20 de mayo de 1906. Dicho Sindicato contaba con varias Juntas Locales. La de Velillas estaba compuesta en el año 1915 por los siguientes vecinos: Presidente, D. Ángel Paúl; Vocales primeros, D. Manuel Abadías y D. Tomás Betrán Calvo; Consejero, D. Mariano Mairal; Tesorero, D. Ramón Bailarín, y Secretario, D. Ramón Mairal Escudero. La explotación agrícola era lógicamente familiar, y sólo los más pudientes contrataban mozos sirvientes para sacar adelante sus patrimonios agrícolas, en los que eran fundamentales los cultivos de cereales, vid y olivo.
(8) El cahíz era la medida usada por los aragoneses del siglo XVIII para valorar los áridos (1 cahíz = 8 fanegas = 23 cuartales = 92 almudes = 17876 litros); para los líquidos se usaba el nietro (1 nietro = 16 cántaros = 158'56 litros) y la arroba (1 arroba equivalía en peso a 11'502 kg).
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Cultivos
Cereales Viñas Olivos Almendros
Año 1945
Año 1964
Año 1983
Hectáreas
Hectáreas
Hectáreas
381 69 38 25
226 96 62 42
443 70 35 27
Observando estos datos de estadística agrícola correspondientes a los tres años arriba indicados(9), podemos apreciar cómo en el año 1964 las hectáreas dedicadas a cultivos de vid, olivo y almendro habían experimentado un aumento con relación al año 1945, ganando terreno a costa de las hectáreas dedicadas a cereales. A ello había contribuido el hecho de que, en esta tierra de secano, los mencionados cultivos daban buenos resultados y además se contaba con la suficiente mano de obra agrícola. En el año 1983 vuelve a incrementarse el número de hectáreas dedicadas al cereal gracias a la roturación de nuevas tierras (eriales transformados en campos de labor) y a la mecanización. Por otra parte, se puede observar que en el plantío existente en este año se pierden algunas hectáreas dedicadas a la vid, olivo y almendro con respecto a los datos de 1964. Hoy día, en la última década del siglo xx, la agricultura de Velillas es muy distinta a la de antaño. Los cultivos de vid, olivo y almendro han disminuido considerablemente, siendo cada vez más reducida la superficie cultivable que ocupan. En contrapartida, el cereal de secano (sobre todo la cebada) ha ido ganando terreno en una agricultura que cuenta con la moderna maquinaria agrícola de nuestros tiempos. El coste de la mano de obra agrícola ha obligado a reducirla (9) No se han podido ofrecer datos referidos a otros años por no poder disponer de los mismos.
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a lo imprescindible. A ello contribuyen dos factores ya conocidos: la tasa de envejecimiento de la población y la ocupación de los más jóvenes en trabajos mejor remunerados que, en su mayoría, se desempeñan en Huesca. Estas circunstancias hacen que un pequeño porcentaje de las tierras sean explotadas directamente por el propietario y el resto en arriendo. A esto hay que añadir que algunos propietarios, de acuerdo con las disposiciones legales, se han acogido a las subvenciones económicas del Ministerio de Agricultura por dejar sin cultivar cierta cantidad de tierra. b) Ganadería Pascual Madoz en su Diccionario, al hacer la relación de Velillas, nos dice que además de la producción de cereales, vid y olivo, también existía la cría de ganado lanar y cabrío. En torno al año 1792 las hierbas del monte mantenían 700 cabezas, dando abundante lana que pasaba a engrosar las cantidades que se producían en el siglo XVIII en las tierras del Somontano. Todas las familias tenían ganadería lanar. El número de cabezas de este tipo de ganadería fue disminuyendo con el paso del tiempo; así tenemos que en el año 1863 se contaba con 513 cabezas y en el año 1945 su número sólo llegaba a 261 cabezas. Este ganado lanar podía alimentarse sin dificultades, puesto que el término municipal de Velillas disponía de bastantes tierras dedicadas a pastos. Sirvan como ejemplo los siguientes datos: en el año 1955, de las 1.190 hectáreas de superficie total, 650 eran terrenos de pastos. Además del ganado lanar había ganado de labor para cultivar las tierras. Según datos referidos al año 1863(10), en esa fecha se contaba con 62 cabezas de ganado mular, 13 de ganado vacuno, 47
(10) Archivo Histórico Provincial de Huesca, Libros de Amillaramiento de Rústica y Urbana.
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Esquiladores de Velillas (1940). De derecha a izquierda: Rafael Aragón Lasierra (padre), Feliciano, Mariano, Ramón y Félix Aragón Pérez (hijos).
de ganado asnal y 3 de ganado caballar. Este tipo de ganadería también ha ido disminuyendo con el paso del tiempo, hasta ser totalmente reemplazado por la maquinaria agrícola. Las doctrinas cooperativistas también influyeron en la ganadería. Desde el año 1908 se producen reuniones de ganaderos de diversos pueblos próximos entre sí y que hicieron posible la constitución de la Sociedad Mutua de Seguros, sobre la vida de las caballerías del partido veterinario de Casbas y en el que estaba incluido nuestro pueblo. En el año 1911 esta Mutua Ganadera contaba con 16 socios de Velillas, que tenían aseguradas 24 cabezas de ganado mular y 9 de ganado asnal por un capital total de 16.560 pts. A cada socio se le tasaban los animales asegurados; dichas tasaciones se realizaban por otras juntas locales para lograr una mayor justeza en las mismas(11). Así, por ejemplo, sabemos que en
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el año 1918 la Comisión de Velillas lo hace en Siétamo y la de Torres de Montes lo hace en Velillas. Los siniestros eran calificados como indemnizables (recibiendo los socios el 75% de la última tasación efectuada) y no indemnizables. En la actualidad ya no cuenta el pueblo con la ganadería existente en otras épocas, pues aquella ha sido sustituida por una ganadería de tipo industrial, como es la cría de ganado porcino, pero a niveles reducidos a la explotación familiar. c) Otros recursos económicos La caza. Don Pedro Blecua y Paúl(12) nos dice que en el año 1792 había pocas áreas boscosas, con algunos coscojos, boj, aliaga y otros arbustos; y entre ellos se criaban perdices y conejos junto a otros animales silvestres, como lobos y raposas. La caza de estos animales aportaba beneficios económicos. La recolección de la miel en los diversos colmenares dispersos por el monte, muy abundantes por la zona de los riales. Esta actividad era una ocupación más de los miembros de algunas familias, que obtenían beneficios de la venta de tan preciado producto. La industria gremial y artesanal de Velillas la componían: esquiladores, albañiles, canteros, carreteros, herreros, etc. Esta industria artesanal ha desaparecido, siendo sustituida por la instalación en el pueblo de un taller de reparación de automóviles y tractores acorde con las necesidades actuales. El comercio ha estado reducido a tiendas de comestibles y de
(11) ASÍS GABRIEL PONCE, Francisco de: Un Cooperativista: El Padre Avellanas, Caja Rural Provincial de Huesca, 1981. (12) BLECUA Y PAÚL, P.: Descripción topográfica de la ciudad de Huesca y todo su partido en el Reino de Aragón, Guara Editorial, Zaragoza, 1987.
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El mesón de Velillas (1896).
objetos de uso doméstico. En los años previos a la guerra civil en el pueblo había una tienda de comestibles, un estanco y una carnicería. Actualmente este comercio ha desaparecido, teniendo que acudir los vecinos a Huesca o a Angüés para poder efectuar sus compras. La economía de Velillas se completaba con la existencia de un mesón o posada en el que vivía una familia, la cual, además de atender a los viajeros, se dedicaba también al «carramateo» (según los propios del lugar) o transporte del vino hacia las zonas de montaña, hasta el otro lado de los Pirineos. En la fotografía que arriba se presenta, realizada a finales del siglo XIX, aparecen los miembros de la familia que por aquel entonces vivía en el mesón: Apolonia Borau (en el balcón), Ramón Ballarín (detrás del carro); ambos eran los padres de Ramón y Julián Ballarín Borau (los que aparecen sujetando a las caballerías). El viejo mesón fue derribado en el año 1980 y en su lugar se ha construido una nave destinada a la ganadería industrial (ganado porcino). 33
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EVOLUCIÓN URBANA
El casco urbano de Velillas se levanta en las laderas del cerro de Santa Bárbara, en torno al cual se desarrollan las calles, algunas de ellas en cuestas que cortan oblicuamente las curvas de nivel. Estas calles son irregulares en trazado y alineación, y se ensanchan en plazuelas donde se ubican las principales casas(13). Han sido calles de tierra y gravas que se deterioraban bastante cuando llovía torrencialmente, ya que por ellas discurría el agua que procedía de las laderas de los cerros próximos al pueblo y que por medio de pequeñas zanjas o «agüeras», se encauzaba hacia las balsas existentes dentro del casco urbano. Hoy día, y gracias a su pavimentación, el firme de las calles está en muy buen estado.
ARQUITECTURA DOMÉSTICA Las casas más antiguas que se construyeron en la localidad estuvieron pegadas a la ladera sureste del cerro de Santa Bárbara, que paisajísticamente caracteriza y define el pueblo. Se aprovechó
(13) NAVAL MAS, A. y J.: Velillas en el Inventario Artístico de Huesca y su provincia, Madrid, 1980.
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N 240 Tarragona — San Sebastian
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PLANO URBANO
VELILLAS
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Algunos vestigios de la primitiva arquitectura doméstica.
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el abrigo proporcionado por este cerro y otro que hay situado más hacia el Este, al que se accedía por el denominado camino del Calvario. En el terreno comprendido entre ambos cerros se agruparon las casas en torno a las calles del Trabajo (antigua calle Alta) y de San Bartolomé. En las mencionadas calles se conservan vestigios del aprovechamiento de la roca existente en la parte baja de los dos cerros para la construcción de algunas dependencias domésticas como: dormitorios, bodega, cuadra, etc., todas ellas horadadas en la roca. Estas antiguas casas carecían por completo del sistema de evacuación, siendo los corrales y huertos próximos a las mismas los que servirían para tal menester. Este primitivo núcleo urbano se fue extendiendo con el paso de los años, aumentándose la extensión de terreno edificado. Así, en el siglo XVIII se construyeron nuevas casas, fruto del incremento de la demografía y de la elevación del nivel de vida de sus vecinos, que se apoyaba en la mejora de la economía. Al contemplar estas casas vemos cómo la fachada es lo que primeramente nos define el edificio, reflejándose las características propias de la arquitectura popular de esta zona del Somontano. Dentro del casco urbano llaman la atención dos casas solariegas datadas en el siglo XVIII y que nos merecen una detallada referencia: — Casa Luesia, de planta irregular y con tres alturas (planta baja, planta primera y planta segunda dedicada a falsa o granero); sus muros son de tapial acompañado de algún ladrillo en la fachada principal y con pilares de sillería. Situada en la actual plaza del Sol, en ella, y sobre un arco de perfectas dovelas cajeadas, se conserva un escudo de armas correspondiente a la familia que comento más adelante. En uno de los pilares de sillería que sostiene la casa se puede leer la inscripción «CASTET ME FECIT 1748». En una de sus paredes laterales se aprecia el vano correspondiente a un cubo (cavidad cilíndrica de dimensiones que pueden oscilar alrededor 38
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Portada e inscripción de casa Luesia, en la plaza del Sol (s. xidn).
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Portada e inscripción de casa Villacampa, en la plaza de Goya.
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de los dos m. de diámetro y tres de profundidad, ubicada en la bodega de la casa, que servía para guardar durante un período de tiempo la uva ya pisada. Estos cubos son frecuentes en otras casas del pueblo). El hecho de que aparezcan vanos similares en los bajos de alguna de las paredes laterales, en varias casas, nos denota que la arquitectura doméstica estaba vinculada al cultivo de la vid, bastante extendido por aquel entonces. Muy próximo a esta casa hay otro cubo sobre cuyo vano se puede contemplar la piedra en la que, bajo una pequeña cruz, se lee la fecha correspondiente al año 1728. — Casa Villacampa. En esta casa edificada en la plaza de Goya la fachada es rectangular y está hecha a base de tapial que se levanta sobre un zócalo de sillares. Tiene una gran portada de arco de dovelas que se utilizó para hacer dos entradas. Tanto el tipo de fachada como la portada de dovelas son el ejemplo de la nueva etapa en arquitectura doméstica solariega del siglo )(VIII. En su fachada hay un original balcón de hierro forjado que es obra de artesanía; en él se puede apreciar una serie de figurillas, probablemente danzantes, por parejas de hombres y mujeres con los brazos extendidos. En la parte superior del balcón hay una decoración de ladrillo típica del siglo XVIII. Igual que en la casa anteriormente citada, existe en uno de sus pilares la inscripción «CASTET ME FECIT», que aparece datada en el año 1753. Intentando hacer un análisis de esta inscripción, no está claro que se refiera al cantero que trabajó en la casa, pues hay algún ejemplo por el que se puede deducir que también aparece con esta expresión el nombre del promotor de la obra o dueño de la casa(14). Además de estas dos casas también hay otras muchas que tienen sus puertas en arcos de dovelas, aspecto constructivo este (14) NAVAL MAS, A.: Arquitectura doméstica del Somontano en el Alto Aragón. Caja Rural Provincial de Huesca, 1988.
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que era el rasgo más distintivo del labrador rico que podía llevar una vida holgada. Velillas tuvo varias casas infanzonas cuyas piedras armeras se han perdido; pero en casa Fierro se conserva, sobre su puerta, una piedra cuyo motivo central es una esvástica solar. De finales del siglo XVIII es casa Ortigas, situada frente a la plaza Mayor y que en el siglo xix sufrió algunas reformas propias de la construcción de la época. Así pues, podemos decir que esta casa reúne características constructivas de ambos siglos y que se pueden concretar en las siguientes: volumen más alargado; fachada rectangular en la que aparecen varios vanos o ventanas distribuidas de forma regular y que dan más luz al interior de la casa; la portada es característica de la segunda mitad del siglo XVIII y en algunos sillares de la misma se aprecian muescas de apuntalamiento (al ser montado el arco de la portada antes de que el tapial lo envolviera, los constructores tenían que apuntalarlo para asegurar
Emblema en casa Molinera.
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Emblema en casa Ignacio.
Emblema con esvástica solar en casa Fierro.
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su estabilidad mientras duraba el trabajo de los tapiadores); sobre su cubierta de cuatro aguas tiene un mirador (característica propia del siglo x(x) que, además de su función práctica, añade un toque de distinción a la ya destacada volumetría de la casa. Del siglo xix tenemos varias casas, en cuyas fachadas, y a veces sobre la puerta, conservan sencillos emblemas en los que aparecen los años: 1803, 1813, 1861, etc. Curiosamente estos edificios se localizan a ambos lados de la calle principal por la que pasaba el primitivo camino que unía Huesca y Barbastro (antigua travesía y calle de San Poncio). Estas fechas nos demuestran que el pueblo se fue ampliando desde las proximidades del cerro de Santa Bárbara hacia las zonas más llanas. En una de estas casas, habitada precisamente en un lugar de paso como éste por el herrero, podemos apreciar una curiosa portada en arco de dovelas y en las cuales aparecen diversos motivos decorativos que representan a pájaros y flores en relieve.
Curiosa portada en casa El Herrero.
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Entre las diversas casas construidas a finales del siglo xtx y comienzos del siglo xx, hay dos que llaman la atención porque sus fachadas son muy estrechas y elevadas; en ambas se pueden observar decoraciones a base de composiciones en ajedrezado efectuadas con ladrillos. Una de ellas es casa Aúlla, que se encuentra en la plaza del Sol; la otra es casa Ramona, edificada en la calle de San Cosme y San Damián (antigua calle Baja). De la arquitectura de uso público de que dispuso o dispone aún el pueblo, hay que señalar los siguientes edificios: —Horno para cocer el pan, que en la actualidad está abandonado. Se encuentra en la calle que lleva su propio nombre, muy próximo a la iglesia parroquial. Era de uso común para todos los vecinos. [Además, en la calle Juan de Lanuza hubo dos hornos de uso particular, uno en casa Montori y otro en casa Salillas (el horner)]. —La herrería, que en tiempos pasados estaba junto al horno. Tras el abandono de la antigua herrería la nueva se ubicó en la entrada del pueblo y todavía se mantiene intacto el edificio. —Un molino de aceite a las afueras del pueblo, en las proximidades de la balsa y del que sólo quedan algunos indicios de su existencia. — La casa abadía o parroquial, próxima a la ermita de San Ponz; fue derruida en su día y sobre el solar que ocupaba se levantó un edificio de una sola planta. La casa consistorial, que a su vez servía de escuela pública y que en el año 1802 era atendida por el párroco del pueblo, don León Sanz, el cual se ocupaba de enseñar a los niños a leer y escribir, recibiendo a cambio seis cahíces de trigo, un cántaro de vino y una carga de leña por cada uno de los chicos cuya edad estuviera comprendida entre los 4 y los 12 años. La casa consistorial de hoy día es un edificio totalmente nuevo levantado sobre el solar del antiguo edificio.
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—La nueva escuela pública, construida en la primera mitad del siglo xx. Tras su cierre en el año 1978 por falta de alumnos, el edificio sufrió una serie de reformas que lo convirtieron a partir del año 1979 en el actual club recreativo «La Vela». —El mesón o posada situado en las afueras de Velillas, dirección Angüés. Hoy día ha desaparecido y en su lugar se ha levantado una nave para la cría de ganado porcino. —El «mesoné», denominado así por ser una casa de las mismas características arquitectónicas que el mesón, pero de reducidas dimensiones; edificio próximo a la actual entrada de Velillas. De lo que fue en sus tiempos, hoy sólo nos queda una era y un pajar. Todas las casas del casco urbano, que según datos del año 1862 sumaban un total de 88, se ubican en torno a las principales calles: San Bartolomé, del Trabajo (antigua calle Alta), San Cosme y San Damián (antigua calle Baja), Joaquín Costa, Mayor, Juan de Lanuza (antigua calle San Poncio), Pascual Montori, calle del Horno y calle de la Iglesia. En la calle Juan de Lanuza se encuentra la plaza Mayor, lugar de reunión del vecindario, de ubicación de los vendedores ambulantes y de juegos de frontón.
ARQUITECTURA ECLESIÁSTICA a) Parroquia de San Bartolomé Según referencias históricas, es a partir de mediados del siglo XVI cuando se empiezan a edificar algunas iglesias. Se tienen
noticias de que don Pedro Vitales (designado abad de Montearagón el 8 de mayo de 1573) había visitado el 4 de septiembre de 1560 la iglesia parroquial de Velillas; por aquel entonces, había en el campanario dos campanas grandes y tres pequeñas. Este señor 46
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Provisor ordenó que en el plazo de un año estuviera pintada y retejada dicha iglesia, y que además se diera entrada al campanario por el coro(15). El 17 de diciembre de 1589 se produce la Institución del Beneficio en la Parroquia de Velillas reunidos en concejo: Lorenzo Calvo y Antón Cosculluela (jurados), Francisco Salillas, Domingo Allué y otros vecinos más. En el año 1792 esta iglesia parroquial, que estaba en aquellas fechas bajo la advocación de Santiago, amenazaba ruinas, por lo que los vecinos del pueblo se tenían que servir de la ermita de San Ponz(16). Don Joaquín Sánchez Cutanda y Miralles, obispo de Huesca (de 1796 a 1809), visita el pueblo el 16 de octubre del año 1799, pudiendo contemplar in situ las obras de la nueva iglesia. Habiendo observado que éstas iban despacio, exige acabarlas cuanto antes, puesto que el retraso de las mismas suponía la incomodidad de los vecinos en la ermita de San Ponz(17). Con la realización de las obras, la primitiva iglesia debió de sufrir remodelaciones en su construcción, de modo tal que la iglesia que podemos contemplar hoy día fue reconstruida en la segunda mitad del siglo XVII, reflejándonos las características arquitectónicas de dicha época por lo que respecta a las iglesias (la capilla mayor no se diferencia en planta; la estructura envolvente del edificio se concibe como algo de igual valor, teniendo un regular espesor sus muros). El edificio es de una sola nave grande con capillas de muy poco fondo a los lados; sus cuatro tramos están cubiertos con
(15) CONTE OLIVEROS, J.: Viaje por pueblos oscenses. S. xvi, Colección Aragón, Librería General de Zaragoza, 1980. (16) BLECUA Y PAÚL, P.: Descripción topográfica de la ciudad de Huesca y su partido en el reino de Aragón, Guara Editorial, Zaragoza, 1987. (17) Datos procedentes del Archivo Diocesano de Huesca.
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Fachada principal y torre de la iglesia parroquial, hoy bajo la advocación de San Martín.
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Iglesia de San Bartolomé
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lunetos entre los que hay grandes cartelas como adorno. La bóveda es del siglo xviii(18). Según informe de don Jorge Jiménez, cura párroco en el año 1792, esta iglesia parroquial contaba con cinco altares que no se usaban debido a su estado de ruina: el altar mayor dedicado a San Martín obispo; el segundo, dedicado a Nuestra Señora del Rosario; el tercero a las santas Lucía y Águeda; el cuarto a Cristo Crucificado, y del quinto no pudo informar de su dedicación, por no encontrar en él vestigio alguno. La torre de la iglesia está a los pies, en el lado de la epístola. Su primer cuerpo es el mismo muro de la fachada que se prolongó para que le sirviera de soporte. Sobre él se levantó el actual campanario, cuya construcción podemos datar a finales del siglo xIx y comienzos del xx. Está achaflanado en sus cuatro esquinas, con arcos apuntados en sus frentes y que son de ladrillo; tiene un tejado a ocho aguas. Ya en el año 1801, siendo párroco del pueblo Benito Salillas, dentro de las reparaciones que necesitaba la iglesia se veía la necesidad de levantar la torre, para que los 290 feligreses con que contaba la parroquia pudieran oír las campanas: se daba la circunstancia de que los vecinos de la calle Alta no acudían puntualmente a misa, debido a que no oían las campanas. En el año 1933 el actual campanario contaba con tres campanas que fueron derribadas a consecuencia de la guerra civil; en el año 1941 todavía no se habían repuesto. La fachada no tiene otra ornamentación que la puerta de arco rebajado sobre el que vuela una cornisa que sirve de soporte a una hornacina entre pilastras y convertida en ventana. Más arriba hay otra que en la actualidad está cegada. Este templo parroquial, que está dedicado a San Martín, tuvo en el altar mayor un retablo de estilo barroco. Perteneció a los carmelitas descalzos de Huesca, para cuyo convento se hizo en el
(18) NAVAL MAS, A. y J.: Velillas en el Inventario Artístico de Huesca y su provincia, Madrid, 1980.
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año 1700 a expensas de doña Dionisia Gadino, esposa de don Alberto Gómez Mendoza. Fue llevado a la iglesia de Velillas junto con otros retablos del mismo convento, a raíz de la exclaustración. A consecuencia de la guerra civil y con la llegada de las tropas defensoras de la República, este retablo fue destruido. b) Ermita de San Ponz Situada en la antigua calle de San Poncio, no disponemos de la fecha de su edificación. Como una hipótesis, se puede decir que estaría construida en el siglo xvI, siendo un edificio de reducidas dimensiones. A la hora de datarla hipotéticamente en ese siglo, me baso en el hecho de que el remate de su fachada se efectúa por medio de una cornisa formada por una hilada de ladrillo. Esta solución arquitectónica fue de mucho arraigo en el siglo XVI. Con respecto a la portada de entrada a la ermita, todavía se conserva un pequeño indicio que nos hace suponer que ésta era de reducidas dimensiones y de arco de dovelas. En el año 1799, al estar la iglesia parroquial muy deteriorada, esta ermita hacía de parroquia y en ella había dos altares: uno del mártir San Ponz y otro de Nuestra Señora del Rosario; ambos altares tenían un ara en perfectas condiciones. Actualmente la antigua ermita está convertida en un edificio que hace las funciones de almacén, habiendo sido sustituida su primitiva portada de arco de dovelas por una de mayores dimensiones que ocupa casi toda la fachada central. c) Ermita de Santa Bárbara Está situada sobre el pueblo, en lo alto del cerro que lleva su propio nombre. Este cerro ha sido un importante punto estratégico a lo largo de la historia de Velillas, tanto en la Edad Media como durante la guerra civil.
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Ermita de San Bartolomé
Ermita de Santa Bárbara
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La ermita es un pequeño edificio de sillarejo de una sola nave de tramo único(19). Actualmente está abandonada y con la cubierta hundida. En la puerta, y sobre uno de sus sillares, se pueden leer las inscripciones: «P.C.T. y W LA FAIT», de la guerra civil. A pocos metros de ella están las dos cavidades excavadas en la roca. d) Ermita de San Bartolomé Dedicada a San Bartolomé Apóstol, se halla en lo alto de otro de los cerros que están en las proximidades del pueblo, en dirección a Angüés. Está construida en sillarejo y es de una sola nave de cuatro tramos separados por arcos de diafragma apuntados y que son de distinta curvatura debido a su tosco diseño. La entrada es una sencilla puerta adintelada. En el interior un banco de piedra rodea el recinto, y de él arrancan los arcos. La mesa-altar es de sillares, sobre los que se apoya un ara de una sola pieza. En el muro del evangelio se encuentra otra mesa altar. Hay cuatro capillas: la de San Bartolomé, la de Beata Virgen María, la de San Juan Evangelista y la de San Benito. Según los autores Naval Mas, el edificio debe ser del siglo xvii. En la actualidad está abandonado y parte de la techumbre hundida. El día 15 de mayo se iba en procesión a esta ermita; después de la función religiosa se trasladaba la imagen del santo al templo parroquial y allí recibía la veneración del pueblo hasta terminar la recolección de los frutos. Nos informa Gregorio García Ciprés en su Anuario de la Diócesis Oscense de que si se cernía alguna tormenta y era necesario el esconjuro, se sacaba la imagen de San Bartolomé al dintel del templo. Ese día de mayo era el clásico de comer la caracolada en el cerro de la ermita.
(19) NAVAL MAS, A. y J.: Velillas en el Inventario Artístico de Huesca y su provincia, Madrid, 1980.
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MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN Para la construcción de las casas se utilizaban materiales tomados de los alrededores del pueblo: a) El sillar Se utilizaba para construir la estructura de la casa y se obtenía con relativa facilidad debido a la existencia de bancos de piedra localizados en la «petrera» (nombre que dan los vecinos del lugar al sitio donde se extraía la piedra y que está próximo al pueblo, en el camino de Liesa). Este bancal cercano a la localidad hacía menos costoso el transporte de la piedra. El trabajo de corte y escuadramiento de la piedra era labor de canteros. En Velillas este oficio fue desempeñado por la familia Geijo, cuyos antepasados procedían de León. Otro cantero conocido en el pueblo, y cuya casa se conserva en la calle de San Cosme y San Damián, era Tiburcio Beitia, cuyo apellido es de inequívoca ascendencia vasco-navarra. Este cantero trabajó en la construcción del puente sobre el río Chunces. El sillar lo encontramos en muchas fachadas para la construcción de los esquinales y zócalos de las mismas. También aparece en muchas portadas que nos ofrecen un perfecto montaje sobre dovelas, portadas estas que las encontramos en forma de arco, como por ejemplo la de casa Luesia, o también adinteladas, como por ejemplo la portada de casa Salillas. Pero no sólo se empleaba el sillar en la pared exterior, sino que también se usaba en el interior de las casas cuando, dadas las dimensiones de las mismas, el forjado de maderos necesitaba puntos de apoyo intermedios, al no poder cubrir la distancia de los muros frontal y trasero. Casa Lobera nos ofrece en su patio un arco que abre la pared maestra que dividía la planta baja de la casa. El arco venía a sustituir a la jácena, que por su función y longitud tenía que ser larga y resistente. Además de este arco frontal, que junto 54
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a su función estructural favorece un mayor aprovechamiento del patio, se aprecian restos de la primitiva escalera de acceso al primer piso con peldaños volados lateralmente y cortados a bisel. También hay un cantaral con arco de medio punto. • Otro ejemplo de construcción cuyas paredes interiores están hechas de perfectos sillares es la denominada «bodega del Colegio». Se le llama así porque en ella se cobraban los diezmos y primicias que los vecinos del pueblo se veían obligados a pagar a la iglesia, cuando Velillas perteneció al señorío eclesiástico del Colegio de Santiago de Huesca. La habilidad y especialización que implicaba el corte de la piedra y su adecuado montaje hizo que algunas de las casas
Patio de casa Lobera.
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aparezcan firmadas en lugar destacado con la fórmula tradicional «ME FECIT»(20). Otras veces, encontramos signos lapidarios que son auténticas marcas de cantero; este tipo de marcas las podemos contemplar en dos piedras situadas en sitio visible, justo encima del arco rebajado que configura el portal de acceso al cementerio. Son signos de trazos muy sencillos formados por segmentos predominantemente rectos, hechos con incisiones poco profundas y que se asemejan a letras. El actual cementerio se instauró en el paraje denominado «El Fosal» en el año 1882 (fecha que aparece en la clave del arco de la puerta), de acuerdo con las órdenes sanitarias de la época. Hasta el siglo XIX no se instauraron los primeros cementerios «higiénicos», trasladados a parajes alejados y bien ventilados. El primitivo cementerio de Velillas estaba situado en la parte oriental del cerro de Santa Bárbara y muy próximo a la iglesia. b) El tapial Usado en muchas fachadas, era el modo de construir mediante barro mezclado con paja o cascotes y cuya coherencia se conseguía compactándola a golpes de mazo dentro de un encofrado. Este modo de construir los muros ofrecía las ventajas de coste y comodidad. La tierra no había que ir a buscarla lejos; y la cal que se pudiera utilizar en la construcción del mismo, se obtendría en un horno usado para tal fin, cuyos restos se conservan en la denominada «valle del Pozo». Las materias primas necesarias en este horno de cal se encontrarían en el denominado «Saso». Un ejemplo típico de fachada con tapial nos lo ofrece casa Villacampa.
(20) NAVAL MAS, A.: Arquitectura doméstica del Somontano en el Alto Aragón, Caja Rural Provincial, Huesca, 1988.
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c) El adobe Cuando el uso del tapial decayó a lo largo del siglo XIX, éste fue sustituido por el adobe, que no requería personal especializado. Este bloque de barro compactado con paja y secado al sol lo podemos contemplar en las paredes de corrales, pajares y en la ampliación en altura de algunas casas. El adobe se preparaba en una tejería que había en el camino del Plano, la cual estaba muy bien ubicada, puesto que las materias primas necesarias las tenía bastante cerca: el agua se recogía del río que discurría por sus proximidades, la leña se traía de la Sarda y el buro se recogía en el camino del Plano. d) El mampuesto Se trataba de construir por medio de fragmentos de piedra tal y como se recogían de la tierra, o simplemente desgajados mediante golpes de aquellos bloques que proporciohaban las canteras. Muy usado en la construcción de los pajares dada su consistencia y su reducido coste. Podemos encontrarlo asentado en seco, pero es más corriente encontrarlo con barro. e) El ladrillo Su uso se generalizó en el siglo XVIII, y a partir de mediados de este siglo se empleó con función estructural en los vanos de la fachada. El balcón de casa Villacampa nos ofrece este material que sirve como elemento decorativo. El ladrillo se usaba también como cornisa de aleros y en las portadas, en las cuales el arco de ladrillo sustituía al de dovelas de piedra. Un arco de ladrillo, que hoy día ha desaparecido, se pudo contemplar durante muchos años en la puerta de la bodega del Colegio. 57
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1) Otros materiales El hierro, que trabajado artesanalmente por las manos del herrero se convierte en un importante elemento decorativo de los balcones de algunas casas, por ejemplo casa Beitia, casa Victorián, casa Salillas, casa Villacampa, etc. La madera es un material imprescindible en la construcción, usado tanto en el interior de las casas (puertas de las habitaciones, maderaje de los pisos, etc.) como en el exterior (aleros que rematan la fachada de la casa, ventanas, antepechos de balconcillo, etc.). Da un toque de distinción y elegancia en los portones de acceso al patio de la casa. En Velillas todavía podemos contemplar algunos portones de madera, desde los más sencillos hasta los más decorativos. Entre estos últimos hay dos que merece la pena contemplarlos detenidamente, son el de casa Ortigas y el de casa Salillas. Ambos incluyen una puerta de tamaño más reducido y cuya inserción en el portón se hace de tal manera que los ángulos de conjunción con el montante superior quedan suavizados por dos pequeños arcos (casa Ortigas) o son simplemente ángulos rectos (casa Salillas). Además llevan sobreañadidos unos listones de protección y adorno a la ranura de conjunción. En ambos hay unos curiosos llamadores de hierro y unos grandes clavos cuya cabeza tiene una ornamentación incisa o mediante muescas, y complementada por una especie de arandela repujada.
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Balcón de casa Salinas.
iflit)jr14):(1"14N7fht Balcón de casa Villacampa.
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Portón de madera en casa Ortigas.
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ARMAS DE LOS LUESIA En la ya mencionada casa Luesia, y sobre un arco de perfectas dovelas cajeadas en cuya clave se lee «1748 JOSEPH LUESIA», se encuentra el espectador con una vieja piedra armera perteneciente a las armas de los Luesia. Corresponde a un linaje de infanzones aragoneses y, según los datos que he podido recopilar en las diversas fuentes escritas consultadas, se supone que este apellido es originario de la villa de su nombre, en el actual partido judicial de Sos del Rey Católico. A pesar de que la localidad de Luesia queda lejos de Velillas, el linaje de los Luesia no es infrecuente en las tierras de Huesca. En Aragón se censaron los hidalgos, pueblo tras pueblo, a mediados del siglo )(VIII; los correspondientes al «Partido de Huesca» se realizaron en padrones que desgraciadamente no se han conservado en la Sección de «Hidalguías» del Archivo de la Audiencia Territorial de Aragón. Por tal motivo, no sabemos qué hidalgos había empadronados en el lugar de Velillas; pero de lo que no se puede dudar es que la piedra armera objeto de nuestro estudio es de los Luesia(21). Podemos corroborar esta afirmación por el hecho de que los Luesia, durante su estancia por las tierras de la provincia de Huesca, trajeron por escudo «un árbol cimado de cruz sencilla y terrazado, asido su tronco por dos leones levantados y afrontados». En la parte central del escudo de casa Luesia de Velillas, destaca una encina cimada por una cruz (árbol del Sobrarbe), símbolo este que en el siglo xvI cobró auge en los escudos, llegando a imponerse por el ambiente foralista que se respiraba en Aragón durante el citado siglo y hasta la muerte del Justicia (20 de diciembre de 1591). El politizado clima aragonesista de la época
(21) LASALA, A. de: "Hidalgos altoaragoneses. LUESIA", El Cruzado Aragonés, Barbastro, 1958.
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Piedra arenera de los Luesia.
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acogió con entusiasmo el símbolo del árbol del Sobrarbe para subrayar el deseo de conservar viejos fueros y leyes. En el pueblo de Ola, que está aproximadamente a 9 km. de Velillas, todavía se conserva en la fachada de una de sus casas un escudo, cuyo principal y único motivo decorativo en su parte central es el ya mencionado árbol del Sobrarbe. Junto a este vestigio histórico, que nos pone de manifiesto la estancia de los Luesia por nuestras tierras, tenemos además documentado que el 3 de enero del año 1235, D. Lope Gimeno de Luesia y su esposa Juana intercambiaron una heredad que poseían en Ola por otra heredad que poseía en Angüés Juan de Bentué (hermano del monasterio de Montearagón). Tal permuta de heredades pudo obedecer a la intencionalidad de concentrar o extender su patrimonio territorial en una zona más próxima a sus dominios. El apellido de los Luesia de Velillas no se limita solamente a la Edad Media, pues, según los documentos históricos, en el año 1702 se celebraron las últimas Cortes aragonesas. Para asistir a las mismas, por el Estamento y Brazo de Infanzon'es e Hijosdalgo, fue habilitado el infanzón don Pascual de Luesia, de Velillas, en virtud de su firma titular, lo que demuestra que en sus días los Luesia de Velillas ganaron Real Executoria de Hidalguía.
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FIESTAS La fiesta mayor es el 24 de agosto en honor a San Bartolomé. Hace muchos años la fiesta mayor se celebraba el 11 de noviembre en honor a San Martín, pero por acuerdo del pueblo se trasladó al 24 de agosto. El segundo día de la fiesta la casa de Ignacio venía costeando el sermón en honor de San Antonio de Padua, desde el año 1852 en que tenía una magnífica mula en eminente peligro de muerte e hicieron voto al santo de que si se curaba dicha mula, le costearían todos los años este sermón en el segundo día de la fiesta. La fiesta pequeña era el 16 de julio, en honor a la Virgen del Carmen, cuya imagen ocupó el centro del altar mayor de la iglesia hasta la contienda civil. Esta fiesta se fundó en el año 1869 y entre varios vecinos venían costeando el sermón hasta que en el año 1879 se comprometió a hacerlo D. Narciso Salillas y cuyos herederos todavía continúan con esta tradición. Desde finales del siglo XIX, el pueblo ha celebrado siempre su fiesta pequeña el 15 de mayo, festividad de San Isidro. Además de estas dos fiestas existían las denominadas fiestas particulares. El 17 de enero la casa de Ponz costea una función religiosa a San Antonio Abad, a quien tienen por tutelar de la casa. El 10 de agosto la casa de Ortigas costeaba otra fiesta a San Lorenzo con sermón, desde el año 1869 en que se incendió la casa en dicho día y su dueño, aclamándose al santo, vio cómo se extinguió el incendio sin lamentar desgracia personal alguna. Índice
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El pueblo también hacía dos romerías: el 15 de mayo se iba en procesión a la ermita de San Bartolomé y el día 27 de septiembre se subía en romería al santuario de San Cosme.
Llevando la peana de San Bartolomé (25 de agosto de 1954).
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TOPONIMIA
Como topónimos propios de Velillas tenemos la siguiente relación: Allatrás. Término que alude a los campos que se sitúan más allá de la Cruceta, quedando a la derecha de la actual carretera N-240 en dirección a Angüés. Arcos, Los. Del latín arcus, 'objeto curvado en forma de arco'. Son los arcos que unen las duelas de las pipas y toneles. Arenal. Terreno arenoso donde se solía recoger la arena para las construcciones. Ascorz. Campo cultivable situado lejos del pueblo, próximo al término municipal de Torres de Montes. Bachel. Del latín Bacchus, 'Baco, dios del vino y de la embriaguez' . Campo dedicado al cultivo de la vid. Los propios del lugar conocen este topónimo como «bachiella» (conjunto de campos situados en el camino de Liesa). Cabaleros. Campo muy próximo al pueblo. Tierras que correspondían a los «cabaleros» o personas que por sus condiciones eran aceptadas en una familia. En Velillas solían prestar dinero, y en el supuesto de que no les fuera devuelto, se apropiaban de cierta cantidad de tierra. 67 Índice
Cabañera. Vía de comunicación por donde pasaba el ganado en la trashumancia. Permitía el paso de las tierras altas de pastos de estío a las tierras bajas utilizadas en el invierno. Calvario, El. Del latín calvarium, `calvario'. Espacio situado en los alrededores del pueblo y que se marcaba con cruces para recorrer las estaciones en memoria de la Pasión del Redentor. Campana, La. Del latín campana. Especie de romana o instrumento para pesar, compuesto de una palanca de primer género de brazos muy desiguales, con el fiel sobre el punto de apoyo. Campaña. Campo llano sin montes ni aspereza, situado en las proximidades del río Chunces. Cañamares. El término hace referencia a los huertos situados a las orillas del río Rija. En ellos se cultivaba el cáñamo. Cañares. Del latín canna, `caña'. Lugar poblado de cañas. Los propios del pueblo usaban a veces el término «cañares» por el de «cañamares». Carbonera, La. Del latín carbonarius . Compartimento que había en las cocinas destinado para guardar el carbón. Carboneras, Las. El término alude a la zona de monte donde había pilas de leña cubiertas de arcilla para el carboneo. A tal actividad se dedicaba un señor (el carbonero) que no era natural del pueblo. Carrascos. Masculino plural de carrasca, árbol semejante a la encina y abundante en el término municipal. Cluncer, río. Riachuelo que atraviesa el término municipal de Velillas por su parte más occidental. Los propios del lugar lo conocen como Chuncer. Corona, La. Del latín corona. Planicie alta a manera de meseta pequeña situada junto a la Sarda de Marroquiella. 68 Índice
Cruceta. Lugar donde se cruzan varios caminos que conducen a diversos lugares: Angüés, Torres de Montes, Casbas e Ibieca. Dembas. Campos llanos de buena tierra, propios para el trigo y situados en las proximidades del pueblo. Era, campo de La. El término alude al campo que lindaba con la era (porción de terreno de perfil alomado en donde se efectuaba la trilla de los cereales). Están. Masa de agua que llena una concavidad del terreno durante los meses de primavera. Huega, La. Piedra que señala el límite, usada para la separación de un campo con otro. Huerta, La. Del latín hortus. Terreno destinado al cultivo de hortalizas, legumbres y árboles frutales; se distingue del huerto en ser de mayor extensión yen que suele haber menos arbolado y más verduras. Los vecinos de Velillas se refieren a la Huerta de Sanz en el barranco de la•Fuente Umper. Marrotiella, cerro. Planicie alta a manera de meseta pequeña. Se encuentra en el antiguo camino de herradura que conduce a Ibieca. Medias, monte a. Del latín mons. El término «monte» en Aragón se emplea para designar todo terreno que no sea de regadío, tanto si se cultiva como sino. Monte a Medias es la parte del monte que por su situación se trabajaba a medias entre los pueblos de Liesa y Velillas; está próximo a la cabañera. Monde, El. Conjunto de parcelas de terreno situadas al pie de la Sarda y dedicadas a los cultivos propios de la trilogía del Somontano; en ellas es abundante el cultivo del almendro. Mondelopa. Terrenos de cultivo situados en el camino de Ibieca, que, partiendo de la Cruceta, llega hasta la ermita de San Miguel de Foces. Los propios del lugar lo conocen como «Mondelopor».
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Mondelpoll, camino de. Camino vecinal que conduce a los campos de cultivo de Mondelopa. Morales. Plural del moral o árbol de la familia de las moráceas, con tronco grueso y derecho. Este árbol crecía en la zona próxima a los Riales. Mumper. Terrenos de cultivos situados en las proximidades del barranco denominado de la Fuente Umper. Panales, Los. Celdillas que las abejas forman dentro de las colmenas para depositar la miel. Se encontraban en abundancia por la zona de los Riales, pero había por todo el monte. Paso, El. Lugar o sitio por donde se pasa de una parte a otra. Plana, La. Parcela dedicada a cereales de secano. Plano, camino del. Camino vecinal hacia Pueyo de Fañanás que conduce hasta el Plano o terreno de cultivo dividido en parcelas. Pozo, valle. El término hace referencia al espacio de tierra entre montes y en el que se encuentra el pozo del pueblo. Raso, El. Del latín rasus. Campo libre de montes y barrancos; es un terreno desarbolado y sin cultivar, dada la pobreza de su suelo. En él había abundante manzanilla. San Bartolomé, ermita de. Ermita dedicada a este santo y que se encuentra en el cerro que lleva su propio nombre. San Bartolomé, partida de. El término hace referencia a una de las partes en que se divide el término municipal de Velillas. Comprende aquella parte de monte del cerro de San Bartolomé. San Martín, iglesia parroquial. Templo dedicado a San Martín Obispo, en el que se celebran actualmente los actos religiosos. San Ponz, ermita de. Ermita de reducidas dimensiones dedicada al mártir San Ponz y situada en una de las principales calles del pueblo. 70 Índice
Santa Bárbara. Cerro en el que se encuentra la ermita dedicada a esta santa. Por la falda meridional del mismo se ha ido extendiendo el pueblo. Sarda, La. Es una colina yerma rodeada de campos labrados tales como El Monde, El Plano, etc. Saso, El. El término hace referencia a un terreno en planicie alta, de tierra suelta y pedregosa. Suertes, Las. Del latín sors. Son trozos de terreno demarcados, sean de labor o no, localizados en los sasos y que en su día se repartieron entre los vecinos. Torres, Las. Son las casas de recreo en el campo. Tramasaguas. Palabra compuesta de los términos latinos trans `por encima de' y agua 'agua' . Campos de cultivo que están a un nivel superior al del agua que discurre por el río Chunces. Trasmones. Terrenos de cultivo situados detrás de la Sarda, lindan con la carretera que conduce a Torres de Montes. Tresplanos. Grupo de tres campos planos próximos entre sí y dedicados a cereales de secano. Trillares. Campos de cultivo muy próximos a las eras de: Antón, Fierro, Mesoné, etc., en las que se efectuaba la trilla. Valle, La. Del latín vallem, 'espacio de tierra entre montes o alturas'. En él hay varios campos de cultivo propiedad de algunos vecinos del pueblo. Valleta, La. Diminutivo del término valle. Hace referencia a un pequeño valle u hondonada dedicado al cultivo de la vid. Velillas. Topónimo que hace referencia al nombre de este pueblo y que se ha escrito de varias maneras a lo largo de su historia: Vilella, Viliella, Villellas, Villellis, Uilellis, Billialas, Bilillas; Belillas entre 1495 y 1609; Vilillas en 1641; Velillas en 1646; Belillas desde 1713 hasta 1797, y Velillas a partir del año 1857.
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AYUNTAMIENTO DE ANGÜÉS (PEDANÍA DE VELILLAS)'
INSTITUTO DE ESTUDIOS ALTOARAGONESES (DIPUTACIÓN DE HUESCA)