Se define como prueba diagnóstica cualquier procedimiento llevado a cabo para
la obtención de información clínica en un paciente cuyo objetivo final es aportar
información que permita distinguir pacientes con distintas probabilidades de enfermar.
Los médicos dedican gran parte de su tiempo a diagnosticar de forma correcta a
partir de los signos y síntomas de los pacientes gracias a la información que las
pruebas diagnósticas les proporcionan, teniendo para ello que resolver determinados
dilemas que se les plantean cuando interpretan los resultados de dichas pruebas.
Es importante que el clínico maneje los conceptos básicos en que se fundamenta
la interpretación de una prueba diagnóstica, puesto que la investigación clínica
implica muchas veces la evaluación de estas pruebas (ejemplo: determinar si la
concentración sérica de PSA es útil para diagnosticar precozmente el cáncer de
próstata). El diagnóstico es un proceso, caracterizado por la incertidumbre, al
que el investigador puede